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RELIGIÓN Y RELIGIONES. SERES ANTROPOMÓRFICOS. MITOLOGÍA GRIEGA: LAS SIRENAS

Sirena

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Para otros usos de este término, véase Sirena (desambiguación).
Estatua funeraria de sirena, c. 370 a. C., Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

Las sirenas (en griego antiguo Σειρήν Seirến, ‘encadenado’, seguramente inspirado en el sánscrito Kimera, ‘quimera’) son seres fabulosos, originarios de la mitología griega y ampliamente extendidos en las narraciones fantásticas de la literatura occidental, cuya función y representación han variado con el tiempo.

Aunque en su forma original eran seres híbridos de mujer y ave, posteriormente la representación más común las describe como mujeres jóvenes con cola de pez. Es por ello que en muchas lenguas no latinas distinguen la sirena original clásica (inglés siren, alemán Sirene) de la sirena con cola de pez (inglés mermaid, alemán Meerjungfrau).

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Mitología griega [editar]

Miniatura rusa del siglo X en la que aparece una sirena.

En la mitología griega, las sirenas son una clase difusa que comprende varios seres que se distinguen por una voz musical y prodigiosamente atractiva; las representaciones artísticas más antiguas, que las muestran como aves con rostro o torso femenino, se deben probablemente a la asociación de las aves con el canto, así como al frecuente uso iconográfico de los seres alados para representar a los espíritus de los muertos. Muchas de las huellas gráficas más tempranas de las sirenas están en monumentos y ofrendas funerarias.

En época preclásica comenzaron ya a identificarse con náyades, y su canción a describirse como un atractivo irresistible que llevaba a la perdición a los marinos. Distintos relatos las hacen descender de los dioses fluviales Aqueloo o Forcis, sea sin intervención femenina o de las musas Estérope, Melpómene o Terpsícore, relacionadas con el canto y con el baile. Su número es también impreciso, contándose entre dos y cinco; los nombres registrados incluyen Agláope, Telxiepia o Telxínoe, Pisínoe, Parténope, Ligeia (empleado luego por Edgar Allan Poe para el célebre cuento homónimo sobre una mujer de mortal belleza), Leucosia, Molpe, Radne y Teles.

Los antropólogos debaten sobre si esas figuras no son genios de los pasos que guardan (o, en este caso, invitan) las Puertas de la Muerte, emparentadas con Escila y Caribdis, a las que están próximas en los mitos homéricos. Eurípides, en una estrofa del coro de Helena (verso 168) las llama παρθηνικοι κοραι parthenikoi korai, ‘jóvenes doncellas’; en este fragmento se apoyan Laurence Kahn-Lyotard y Nicole Loraux para incluirla dentro de las figuras del más allá, identificándolas con las cantoras de la Islas de los Bienaventurados descritas por Platón.

Figuran con frecuencia en episodios míticos, muchas veces reminiscentes de su antiguo papel como deidades ctónicas. Algunas versiones narran que acompañaban a Perséfone cuando fue raptada por Hades, y que su apariencia bestial fue el castigo impuesto por Deméter por no proteger a su hija del dios del inframundo. En otras, el cuerpo alado es un don de Zeus para permitirles perseguir al raptor, y en aún otras es una pena impuesta por Afrodita por resistirse a la voluptuosidad.

Episodios literarios [editar]

Ulises y las sirenas (cerámica ática, 480–470 a. C., Museo Británico).

En la leyenda de Jasón y los Argonautas, los marineros encantados por la voz de las sirenas se salvaron del desastre gracias a la habilidad de Orfeo, que logró con su canto tapar la música de aquellas y distraer a los Argonautas que se hubieran encallado de otro modo en los sirenum scopuli donde estas habitaban. Derrotadas por la superior habilidad de Orfeo, las sirenas se transformaron en piedra, o en otras versiones se arrojaron al mar para morir.

En la Odisea (XII, 39), Ulises preparó a su tripulación para evitar la música de las sirenas tapándoles los oídos con cera; deseoso de escucharlas él mismo, se hizo atar a un mástil para no poder arrojarse a las aguas al oír su música.

Las sirenas aparecen también en algunos de los cuentos de Las mil y una noches. Así, en el titulado La ciudad de bronce[1] leemos la siguiente descripción:

las dos hijas del mar [...] eran dos maravillosas criaturas de largos cabellos ondulados como las olas, de cara de luna y de senos admirables y redondos y duros cual guijarros marinos; pero desde el ombligo carecían de las suntuosidades carnales que generalmente son patrimonio de las hijas de los hombres, y las sustituían con un cuerpo de pez que se movía a derecha y a izquierda, de la propia manera que las mujeres cuando advierten que a su paso llaman la atención. Tenían la voz muy dulce, y su sonrisa resultaba encantadora; pero no comprendían ni hablaban ninguno de los idiomas conocidos, y contentábanse con responder únicamente con la sonrisa de sus ojos a todas las preguntas que se les dirigían.

Muy distinta es la sirena del relato de Hans Christian Andersen La Sirenita, capaz de entender y hablar la lengua de los hombres, pero condenada al silencio por su pacto con la bruja del mar.

Atractivo de las sirenas [editar]

Sirena de bronce de Antoni Alsina, en Madrid, España (1922).

Aunque en la iconografía moderna las sirenas se representan por lo general como de abrumadora belleza, es probable que en la tradición clásica su único atractivo radicase en su voz, y que su apariencia fuese poco menos que monstruosa. Horacio, en la Epistola ad Pisones, hace mención a un híbrido de mujer y pez como un sujeto hilarante:

desinat in piscem mulier formosa superne;
spectatum admissi, risum teneatis, amici

si en pez acabase lo que es una hermosa mujer por encima,
¿aguantaríais la risa al verlo, camaradas?

Se ha comentado que posiblemente las sirenas que tanto intrigaron a Sigmund Freud son la intelectualización tardía de un hecho narrativo que aúna peligro y belleza. En todo caso, ése sería un añadido elaborado a lo largo de los siglos a su origen como horrendas y extraordinarias cantantes que ocultaban el asesinato y la antropofagia.

Referencias [editar]

  1. Las mil y una noches, versión castellana de Blasco Ibáñez.

Bibliografía [editar]

  • L. Kahn-Lyotard; N. Loraux (1981). Dictionnaire des mythologies. París: Flammarion.

Véase también [editar]

RELIGIÓN Y RELIGIONES: SERES ANTROPOMÓRFICOS. MITOLOGÍA GRIEGA. EL MINOTAURO

Minotauro

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Para otros usos de este término, véase Minotauro (desambiguación).
El Minotauro, según George F. Watts.

En la mitología griega, Asterión el Minotauro (del griego Μινόταυρος, Minótauros), era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. El mito tiene su versión más completa en la biblioteca mitológica de Apolodoro.[1] Su nombre significa "Toro de Minos", y fue concebido de la unión entre Pasífae y un magnífico toro con motivo de una afrenta divina. Fue encerrado en un laberinto diseñado por el artífice Dédalo, hecho expresamente para retenerlo,[2] ubicado probablemente en la ciudad de Cnosos en la isla de Creta. Por muchos años, hombres y mujeres eran llevados al laberinto como sacrificio para ser el alimento de la bestia hasta que la vida de ésta terminó en manos del héroe Teseo.

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Nacimiento del Minotauro [editar]

Existen varias versiones acerca de la afrenta que ocasionó que la esposa de Minos, Pasífae, tuviera la necesidad de unirse al toro de Creta. La versión más extendida dice que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió a Poseidón apoyo para suceder al rey Asterión de Creta frente a sus hermanos Radamantis y Sarpedón y ser reconocido como tal por los cretenses. Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre.Sin embargo, al quedar Minos maravillado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio. Al saber esto Poseidón, se llenó de ira, y para vengarse, inspiró en Pasífae un deseo tan insólito como incontenible por el hermoso toro que Minos guardó para sí. Otras historias cuentan que, o cada año Minos daba el mejor de sus toros en sacrifico a Poseidón, y que en cierto año hizo una excepción al impresionarse de las cualidades de su toro por lo que Poseidón igual se enfadó, o bien se narra que el toro blanco fue enviado por Afrodita para vengarse de Helios, padre de Pasífae, por descubrirla amante de Ares. Otra fuente afirma que fue Zeus quien regaló a su hijo Minos un bellísimo toro blanco para ser sacrificado en honor a Poseidón.[cita requerida]

Minos, que no prestaba atención a su esposa, dejó que hiciera cuanto quisiese, y así, ella intentó seducir al toro de diversas formas, pero ninguna dio resultado. Finalmente pidió ayuda a Dédalo, el artífice refugiado más hábil de Creta -y de toda la mitología griega. Dédalo construyó entonces una vaca o ternera de madera, hueca, de forma que Pasífae pudiera esconderse en su interior.La reina regresó dentro del simulacro a donde el toro, y éste, convencido por la perfección del disfraz, correspondió su amor y Pasífae pudo consumar su poderosa y ciega pasión inspirada por el dios. El resultado de esta unión contra natura es Asterión, el Minotauro.

El laberinto de Creta y el tributo de Atenas [editar]

El castigo de Poseidón continuaba. El Minotauro sólo comía carne humana, y conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Minos ordenó a Dédalo construir una jaula gigantesca de la cual el Minotauro no pudiera escapar. Dédalo entonces construyó el laberinto, una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado.[cita requerida]

A la par que el laberinto encerraba al Minotauro, uno de los hijos de Minos, Androgeo, fue asesinado en Atenas después de una competición olímpica donde quedó campeón[cita requerida]. El rey de Creta declaró la guerra a los atenienses y a su rey, Egeo. Minos atacó el territorio ateniense y, ayudado por la peste que azotó a los asediados, conquistó Megara e hizo rendir a Atenas.[3] La victoria de Minos imponía varias condiciones por la rendición, y se dice que el oráculo de Delfos fue quien aconsejó a los atenienses a ofrecer un tributo a Creta.[4] Así, una de las condiciones emergentes era entregar a siete jóvenes y siete doncellas como sacrificio para el Minotauro. Existen dos versiones conocidas acerca de la frecuencia de este tributo. Según una historia, las catorce vírgenes eran enviadas anualmente; en cambio, otra versión dice que los siete muchachos y siete doncellas eran llevados cada nueve años. Los catorce jóvenes eran internados en el laberinto, donde vagaban perdidos durante días hasta encontrarse con la bestia, sirviéndole de alimento.

La llegada de Teseo a Creta [editar]

Teseo luchando con el Minotauro.
Escultura contemporánea que representa a un irreconocible Minotauro vencido tras su lucha contra Teseo situada en Jerez.

Años después de impuesto el castigo a los atenienses, Teseo, hijo de Poseidón, se dispuso a matar al Minotauro y así liberar a su patria de Minos y su condena. Se cuentan dos cosas acerca de cómo llegó Teseo a introducirse en el laberinto de Creta. Unos dicen que después de ayudar a Egeo contra los Palántidas,[4] Teseo se enteró del sacrificio de los jóvenes y decidió él mismo ser parte de la ofrenda para enfrentarse a la bestia. Otra narración dice que era el propio Minos quien elegía a los jóvenes que servirían de alimento al Minotauro,[5] y, enterado del aprecio que sentía Egeo por Teseo, quiso que él fuera comido en el laberinto. Era la tercera vez que catorce jóvenes atenienses iban a ser sacrificados en favor de la bestia antropófaga[5] cuando Teseo llegó a Creta, 27 años después de iniciado el terror del Minotauro.

Al llegar a Creta, los jóvenes fueron presentados a Minos. Teseo conoció entonces a Ariadna, hija del rey, quien se enamoró de él. La princesa rogó a Teseo que se abstuviera de luchar con el Minotauro, pues eso le llevaría a una muerte segura, pero Teseo la convenció de que él podía vencerlo. Ariadna, viendo la valentía del joven, se dispuso a ayudarlo, e ideó un plan que ayudara a Teseo a encontrar la salida del laberinto en caso de que derrotara a la bestia.[cita requerida]

Ariadna y el fin del Minotauro [editar]

De acuerdo con la leyenda, el día del sacrifico, Minos ordenó a los 14 jóvenes que entraran en el laberinto. Ariadna entonces le entregó a Teseo una punta de un hilo muy largo, y le dijo que por ningún motivo lo soltara mientras estuviera dentro del laberinto. Ella sostenía la otra punta del hilo, y gracias a eso, Teseo podía seguir el hilo de vuelta a la entrada del laberinto. El héroe y los demás jóvenes entraron al laberinto, y después de varias horas de caminar por éste se encontraron con el Minotauro. Teseo luchó contra él desarmado, pues el rey no le permitió llevar consigo sus armas, y lo derrotó. Para salir del laberinto, Teseo siguió de vuelta el hilo que Ariadna le había dado, y así guió hasta la salida a los demás jóvenes.[cita requerida]

Las historias no concuerdan siempre entre sí en cómo pasó lo anterior. No es claro, por ejemplo, qué relación había entre Teseo y Ariadna, lo cierto es que ambos confabularon contra Minos para terminar con la vida del monstruo que tenía encerrado en el laberinto y escapar de Creta. Pudo haber sido sólo el amor que se tenían, o el que ella sentía por Teseo, o simplemente que el héroe le había prometido a Ariadna sacarla de Creta y llevarla consigo.[5] Del mismo modo hay versiones y múltiples representaciones que explican que Teseo dio muerte al Minotauro no usando sus manos desnudas, sino con ayuda de una espada que le proporcionaría secretamente Ariadna junto con el ovillo antes de entrar al laberinto; según esto, Ariadna había sido aconsejada por Dédalo, el mismísimo constructor del laberinto.[6] Sin embargo, otras fuentes indican que Teseo mató al monstruo a puñetazos.[5] No hay unanimidad ni siquiera en cómo fue que Teseo logró salir del laberinto, la forma más generalizada es por medio del hilo de Ariadna -que ha inspirado la figura retórica del mismo nombre-, pero otras historias dicen que Teseo logró escapar gracias a la luz de la corona de oro que obtuvo de Anfitrite en una aventura en el mar, la cual lo guió en el laberinto.[5]

Interpretaciones del mito [editar]

Se cree generalmente que existe alguna base histórica para la leyenda del Minotauro. Así, el Laberinto sería el palacio de Cnosos, de tamaño tan grande y con tantas habitaciones que a los rudos antepasados de los griegos debió parecerles precisamente un laberinto. El viaje de los muchachos atenienses a Creta puede significar una reminiscencia del clásico deporte cretense de saltar al toro. Y el sometimiento y posterior rebelión de Atenas puede significar el predominio cultural o militar de Cnosos sobre las ciudades costeras del Mar Egeo, y el sacudimiento de dicho yugo.[cita requerida]

De acuerdo con Massimo Izzi, el mito del Minotauro se remonta a un período anterior al de los dioses olímpicos, y afirma que es arcaico en Creta.[7] Observa esto de la subsistencia de una divinidad taurina en los mitos cretenses, como en el mito de Europa, así como de cultos celestes, perceptibles en el origen de Pasífae (hija del sol) o en el nombre de Asterión, que significa "el estrellado".[6]

El Minotauro, como medio hombre y medio toro, tiene una relación muy semejante con el cuento La bella y la bestia, apunta Carlo Lapucci en sus obras.[8]

Como una de las figuras más conocidas, el Minotauro forma parte de una gran cantidad de universos de ficción en la literatura, los juegos y el entretenimiento contemporáneo en general. Aparece sobre todo en los distintos juegos de rol y mundos del género épico

RELIGIÓN Y RELIGIONES: SERES ANTROPOMÓRFICOS. MITOLOGÍA GRIEGA

Centauro

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Para otros usos de este término, véase Centauro (desambiguación).
Centauro luchando contra un lápita (detalle del Partenón.)

En la mitología griega, los centauros (en griego Κένταυρος Kentauros, ‘matador de toros’, ‘cien fuertes’, plural Κένταυρι Kentauri; en latín Centaurus/Centauri) son una raza de seres con el torso y la cabeza de humano y el cuerpo de caballo. Las versiones femeninas reciben el nombre de centáurides.

Vivían en las montañas de Tesalia y eran hijos de Ixión y Néfele, la nube de lluvia. Alternativamente, se les consideraba hijos de Kentauros (el hijo de Ixión y Néfele) y algunas yeguas magnesias, o de Apolo y Hebe. A veces se cuenta que Ixión planeaba mantener relaciones sexuales con Hera pero Zeus, su esposo, lo evitó moldeando una nube con la forma de Hera. Puesto que Ixión es normalmente considerado el ancestro de los centauros, puede hacerse referencia a ellos poéticamente como Ixiónidas.

Los centauros son muy conocidos por la lucha que mantuvieron con los lápitas, provocada por su intento de raptar a Hipodamía el día de su boda con Pirítoo, rey de los lapitas y también hijo de Ixión. La riña entre estos primos es una metáfora del conflicto entre los bajos instintos y el comportamiento civilizado en la humanidad. Teseo, un héroe y fundador de ciudades que estaba presente, inclinó la balanza del lado del orden correcto de las cosas, y ayudó a Pirítoo. Los centauros huyeron. (Plutarco, Teseo, 30; Ovidio, Las metamorfosis xii. 210; Diodoro Sículo iv. 69, 70.) Escenas de la batalla entre los lápitas y los centauros fueron esculpidas en bajorrelieves en el friso del Partenón, que estaba dedicado a la sabia Atenea.

Como la Titanomaquia, la derrota de los Titanes por los dioses olímpicos, las contiendas con los centauros representan la lucha entre la civilización y el barbarismo y es conocida como Centauromaquia.

El personaje general de los centauros es el de seres salvajes, sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales. Dos excepciones a esta reglas son Folo y Quirón, que expresaban su «buena» naturaleza, siendo centauros sabios y amables.

Entre los centauros, el tercero con una identidad individual es Neso. El episodio mitológico del centauro Neso raptando a Deyanira, la prometida de Heracles, también proporcionó a Giambologna (1529-1608), un escultor flamenco que trabajó en Italia, espléndidas oportunidades de concebir composiciones con dos formas en violenta interacción. Giambologna realizó varias versiones de Neso raptando a Deyanira, representados por los ejemplos conservados en diversos museos. Sus seguidores, como Adriaen de Vries y Pietro Tacca, continuaron esculpiendo incontables repeticiones del tema. Cuando Albert-Ernest Carrier-Belleuse abordó la misma composición de formas en el siglo XIX, la tituló Rapto de Hipodamía.

En antiguas vasijas pintadas áticas los centauros eran representados como seres humanos de frente, con el cuerpo y las patas traseras de un caballo sujetos a la espalda. Posteriormente, fueron hombres sólo hasta la cintura. La batalla con los lápitas y la aventura de Heracles con Folo (Apolodoro, ii. 5; Diodoro Sículo, iv. li) son temas favoritos del arte griego.

Muchas leyendas sobre los centauros sostienen que son criaturas muy inconstantes, que miran con frecuencia al cielo para determinar sus destinos. Son grandes astrólogos y muy aficionados a la adivinación.

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Teorías sobre su origen [editar]

Heracles matando al Centauro, por Giambologna. Florencia

El antropólogo de salón y escritor Robert Graves especuló con que los centauros de la mitología griega fueran una reminiscencia de una secta prehelénica que considerase al caballo un tótem. Una teoría parecida aparece en El toro del mar de Mary Renault.

Otras fuentes especulan con la idea de que los centauros provengan de la primera reacción de una cultura que no conociese la equitación, como el mundo egeo minoico, hacia los nómadas que sí montaban a caballo. La teoría señala que tales jinetes parecerían mitad hombres mitad caballos. La cultura de doma y monta de caballos surgió primero en las estepas del sur de Asia Central, quizá aproximadamente en la actual Kazajistán.

Los centauros en la ficción contemporánea [editar]

Los centauros han aparecido muchas veces y en muchos lugares en obras de ficción modernas.

Aunque se dice que la palabra griega kentauros está compuesta por un único morfema —quizá no griego en su origen—, el sufijo -tauro ha sido inventado por escritores y diseñadores de juegos a finales del siglo XX para otros híbridos animal-humanos fantásticos. Para más información, vea el artículo Centauroide.

Centáurides [editar]

Aunque las mujeres centauros, llamadas centáurides no son mencionadas en la antigua literatura y arte griego, aparecen ocasionalmente en la antigüedad tardía. Un mosaico macedonio del siglo IV a. C. actualmente en el Museo Arqueológico de la ciudad de Pella es uno de los primeros ejemplos de la presencia de centáurides en el arte. El autor romano Ovidio en sus Metamorfosis menciona a una centáuride llamada Hilonoma, que se suicidó cuando su amante Cílaro murió durante la guerra contra los lapitas.

En una descripción de una pintura en Neápolis, el retórico griego Filóstrato el Viejo describe a las centáurides como hermanas y esposas de los centauros masculinos que vivían en el monte Pelion con sus hijos.

Qué hermosas son las centáurides, aunque tengan cuerpo de yeguas; porque algunas crecen de yeguas blancas, otras de yeguas castañas, y el pelaje de otras es manchado, pero todas brillan como las yeguas bien cuidadas. También hay centáurides blancas que crecen de yeguas negras y la oposición de colores produce una criatura unida de gran belleza.

Véase también [editar]

Otras criaturas híbridas aparecen también en la mitología griega, siempre con alguna conexión liminal que enlaza la cultura helénicas con otras arcaicas o extranjeras:

RELIGIÓN Y RELIGIONES. MITOLOGÍA CELTA: MORGANA, DIOSA SUPREMA DE LA GUERRA

La Morrigu, Morrigan, Morigan, Morrighan, Morgana. Esta diosa celta es conocida por cada uno de estos nombres, desde Irlanda hasta Gales e Inglaterra, pero a parte de ellos tiene otros apelativos que hacen referencia a su condición. Tales como la "Gran Reina", que quizás sea el más popular y conocido, pero hay otros como "Diosa Suprema de la Guerra", "Reina de los Fantasmas" "Reina de los Espectros", "Lavador en el Vado".

Realmente es una diosa compleja, al estar compuesta por una Tríada como sucede con otros dioses o diosas celtas. El 3, no olvidemos es un símbolo de la Totalidad y la eternidad, entre otras simbologías. Morrigan forma parte de una tríada con dos nombres más: Badbh y Macha. Es la misma diosa con diferentes aspectos y facetas. Incluso se la relaciona con la "Gran Diosa Blanca" "La Gran Madre", "La Diosa Luna" "La Reina de las Hadas", que era Dana ( Dé Ana) (Diosa Ana, o Anu), en su aspecto mas sombrío, en este caso formarían la Trinidad del Destino con Dana, Badh y Macha y en conjunto son llamadas "La Morrigan", tres aspectos diferentes de la misma Diosa. Dado que hablar de cada uno de sus aspectos (Badh, Macha, O Dana, incluso Nemain) nos llevaría a otro apartado y artículo. Nos centraremos en los aspectos de la Morrigan, más difundidos.

La Morrigan es la diosa de la muerte que asume la forma de un cuervo. En las leyendas irlandesas Morgan, es La Morrigan a la cual se invocaba a la batalla por medio de una incitación de los cuernos de guerra o de los graznidos de los cuervos. Los cráneos de los caídos en batalla eran llamados "las bellotas de La Morrigan", es decir de la Diosa del Destino humano.

Fue amante de reyes, ayudó a los Tuatha dé Danann en sus batallas. Intentó seducir a Cuchulainn, presentándose como una atractiva joven, dado que era el mejor guerrero y quien repartía más muerte siendo rechazada por éste, desdeñándola por el fragor de la batalla. La Morrigan consternada le ataca cambiándo de forma, anguila, lobo, vaca, pero Cuchulainn siempre la vence, al final lo lleva hacia su destino, la muerte, descendiendo sobre él, en forma de cuervo, cuando está herido de muerte, atado a un árbol.

Cuando los soldados celtas estaban en el campo de batalla y veían o escuchaban a La Morrigan sobrevolando, sabían que había llegado el momento de trascender; entonces daban lo mejor de sí realizando todo tipo de actos heroicos, enardeciéndose en la batalla y despreciando la propia muerte. Digo trascender, puesto que la muerte no significaba para los aguerridos celtas un final sino un comienzo en el Otro Mundo, Lo peor en la batalla, no era morir, sino, ser hecho prisionero o quedar tullido. En la cultura Celta la muerte representa la trascendencia de la vida y el inicio de un nuevo ciclo. Pero aún en este aspecto sombrío, otorgaba una gran seguridad a los guerreros.

La Morrigan, tiene la facultad de transformarse o mejor dicho metamorfosearse, siendo su animal preferido el cuervo o corneja. Bajo este aspecto se presenta ante el Donn de Cuailnge, avisándole que va a morir. Pero sus profecías no siempre son de este tipo de augurios, sino que en ocasiones sus sabios consejos son tenidos en cuenta, como ocurrió cuando aconsejó al Daghda, de cómo tratar a los fomorianos, enemigos como ya sabemos de los "Tuatha dé Danann".

También es símbolo del amor carnal y hasta de cierta promiscuidad sexual, pero carente en todo momento de culpa, dado que los antiguos celtas no veían el sexo como algo de lo que sentir vergüenza o ser algo culpógeno. En una ocasión se presentó, por Samhain ante el Daghda, dios de la Tribu y a horcajadas sobre un río tuvieron una relación sexual, por ello es diosa de la fertilidad y del emparejamiento, así como deidad soberana, identificándose y uniéndose a la Tribu, a la Tierra de Irlanda en la simbología del coito con el Daghda, dios de la tribu.

Cuando aparece en los arroyos, lavando los ropajes de aquellos que van a morir, como en el caso de Cuchulainn, es el heraldo de la muerte y es llamada el "lavador del vado".

El nombre de esta Diosa lleva inmediatamente a pensar en el del hada Morgana de las novelas artúricas, a la que se asemeja en numerosos puntos, cuando menos en los aspectos de furor y de sexualidad. Pero la Morgana artúrica proviene de un antiguo epíteto como "morigena", (nacida del mar), cuyo equivalente irlandés sería "Muirgen", y quizás sea otro artículo.

Otros de sus aspectos coinciden en señalarla, además de diosa de la guerra, del destino y de la muerte, como diosa de ríos, lagos y todo tipo de aguas dulces.

RELIGIÓN Y RELIGIONES: DIOSES CELTAS

RELIGIÓN Y RELIGIONES. MITOLOGÍA CELTA: EL SALMÓN DEL CONOCIMIENTO

Salmón de la Sabiduría

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El Salmón de la Sabiduría o Salmón del Conocimiento (bradán feasa en gaélico) es una criatura que encontramos en el Ciclo de Fenian, perteneciente a la mitología irlandesa; aparece en Las Hazañas Infantiles de Fionn, que reúne las primeras aventuras de Fionn Mac Cumhaill.

De acuerdo a la narración, se trataba de un salmón ordinario que comió las nueve avellanas que cayeron en la Fuente de la Sabiduría desde nueve avellanos que la rodeaban. De la Fuente de la Sabiduría manaban aguas que originaban cinco ríos, entre ellos los ríos Boyne y Shannon. Al comer las avellanas, el salmón obtuvo todo el conocimiento del mundo. Además, la primera persona que comiese de su carne ganaría, a su vez, el conocimiento total.

El poeta Finn Eces o Finnegas se pasó siete años intentando pescar el salmón. Cuando finalmente lo capturó ordenó a su aprendiz, Fionn, que se lo preparara. Mientras lo hacía, Fionn se quemó el dedo pulgar con la grasa caliente que saltaba del salmón, y para calmar el dolor se introdujo el dedo en la boca.

Cuando le llevó la comida a Finnegas, esté descubrió en la mirada del chico un brillo que que no había visto antes. Cuando Finegas le pregunta, Fionn niega haber comido del pescado, pero, bajo presión, admite haber probado su grasa por accidente. Fue esta increible sabiduría y conocimiento obtenido del Salmón de la Sabiduría lo que permitió a Fionn convertirse en el jefe de los Fianna, los famosos héroes de la mitología irlandesa

RELIGIÓN Y RELIGIONES´. MITOLOGÍA CELTA: EPONA, LA DIOSA-CABALLO

Epona o Épona es la diosa celta de los caballos, de la fertilidad y de la naturaleza, asociada con el agua, la curación y la muerte indistintamente, comparable a Cibeles.

Es original de la mitología gala, y en irlanda se le conoce como Edain. Su equivalente en la mitología galesa es Rhiannon, esposa de Pwyll, obligada a llevar a las visitas de su marido en forma de yegua hasta el interior del palacio. También es conocida como Rosette. Su asociación con la muerte se debe a la antigua creencia de que los caballos eran guías de almas, de uno a otro mundo. A veces, también por esta asociación se la representa con una llave, un mapa o un plano, para guiar a los muertos hacia el cielo.

Se la representa sentada a lomos de un caballo, de pie en medio de una manada de caballos o alimentando a los potros, y en la Galia como una ninfa acuática u ondina. Su atuendo es de largos ropajes, cubierta con un manto sobre la cabeza y una diadema, aunque a veces puede ir desnuda. El nombre Epona deriva de la palabra céltica caballo, Epos, y fue identificad con la deidad Iccona. Puede tomar aspecto de yegua. Sus atributos principales son una pátera (un cuenco de poco fondo de que se usaba en los sacrificios antiguos), cestas de fruta o cereal y la Cornucopia o cuerno de la abundancia entre las manos, posiblemente un añadido romano a su iconografía.

Su culto se extiende desde Roma hasta el Danubio, particularmente en la Galia, Bulgaria, Renania, Bretaña, Yugoslavia y Roma. También en España era venerada la diosa Epona, como lo atestigua una inscripción existente en la portada de la iglesia de Paramio (Zamora) en la que puede leerse: "... DVERIA EPPONE RITIS", posiblemente del s. II de nuestra era, y que podría hacer referencia a las aportaciones que debían hacer las gentes de las tierras del Duero para sufragar los ritos en honor a la diosa. Esta inscripción tiene la particularidad de que presenta el nombre de la diosa con doble P, lo que no sucede con otras inscripciones en la Península Ibérica.

Se convirtió en la deidad preferida de la caballería romana, y de hecho se conocen monedas en las que se muestra a la diosa con cabeza de caballo e imágenes suyas que adornaban las caballerizas y los establos. Además de ser venerada en el ejérctio también era una divinidad doméstica, como diosa de la abundancia o la prosperidad.

Fue la única diosa gala del panteón romano. Existía un festival en su honor el 18 de diciembre, en la propia Roma.

 

En la cultura popular [editar]

En la saga de videojuego The Legend of Zelda aparece una yegua llamada Epona. Hace su aparición en TLZ: Ocarina of Time, TLZ: Majora's Mask y TLZ: Twilight Princess.

RELIGIÓN Y RELIGIONES: MITOLOGÍA CELTA: CERNUNNOS, EL DIOS CON CUERNOS

En la Mitología celta, Cernunnos es el espíritu deificado del animal macho cornudo. Su rasgo más particular son los cuernos de ciervo. Está relacionado con la fertilidad y la regeneración ctónica y es sin duda la divinidad de la abundancia y amo de los animales salvajes. Su naturaleza es esencialmente terrenal. Se le representa mayor, tiene las orejas y los cuernos de un ciervo y lleva un torque, especie de collar galo, al cuello y en la mano. Está a menudo acompañado por una serpiente con cabeza de carnero o simplemente, con cuernos.

Cernunnos aparece como el amo de los animales salvajes, terrestres y acuáticos. Sin duda manifiesta la fuerza, el poder y la perennidad (simbolizada por el ramaje). Se le representa como el donador de un altar con un cesto de vituallas, pasteles y monedas.

Una de sus representaciones más conocidas es la del caldero de Gundestrup, en el que aparece en posición de meditación, junto a un oso, un lobo, una serpiente, un ciervo, un toro, un león y otros animales.

Hallazgos arqueológicos demuestran que fue venerado en la costas al sur de Bretaña y en las Galias Transaplina y Cisalpina. Es asociado en Irlanda con la deidad Derg Corra. Los romanos lo identificaron como su dios Mercurio.

En España se ha encontrado una estela con la representación de este Dios en el Valle de Alcudia (Ciudad Real) relacionada con la migración celta oretana