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ARQUEOLOGÍA: ASIA IV. PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA.

1. Introducción. Pese a lo poco conocido que se halla el continente asiático respecto a su prehistoria, sabemos, sin embargo, que sufrió durante el Cuaternario los mismos cambios climáticos que su apéndice europeo, cambios que mediatizaron la ecología de sus primeros habitantes. Por lo que a las culturas paleolíticas se refiere, empezamos a conocer bastante bien el Paleolítico inferior de casi todo el continente, especialmente el chino. Las estaciones de ChouKouTien, de ChengChiaChuang y de Tin Tsun han proporcionado elementos de juicio muy trascendentales para el conocimiento de los orígenes de la Humanidad; recordemos tan sólo el descubrimiento del Sinanthropus Pekinensis, y de las industrias líticas que al parecer le acompañaban, emparentadas con la Pebble Culture. Sabemos que este homínido ya conocía el fuego y que era un gran cazador, como lo demuestran las grandes cantidades de restos óseos de animales que se hallaron junto a él. En el archipiélago nipón hallamos una industria comparable al achelense de Francia en las estaciones de Iwakupe y Gogenyama. En Malasia existe el campaniense, localizado a orillas de Perak. El cabalwaniense es propio de las Filipinas, y lo caracteriza una industria de choppers evolucionados. En cuanto a lava tenemos el hallazgo del Pithecanthropus erectus, que no se pudo asociar a ninguna industria, tendiéndose hoy a creer que los bifaciales que se recolectan a orillas del Baksoka le pertenecieron. El Paleolítico inferior indio nos es conocido por el yacimiento de Soan (Cachemira), en el que aparecen tres grupos de técnica de talla que evolucionan paralelamente: por un lado los grupos de choppers y de choppingtools y las piezas de técnica Levallois por el otro. El Paleolítico medio asiático es poco conocido y siempre sujeto a revisiones. En la India presenta tres etapas: una primera con hachas bifaciales y azuelas. La segunda posee lascas y la tercera industrias sobre hoja. En Borneo, el yacimiento de Niah (3700017000) ofrece una industria sobre lasca asimilable al soaniense reciente indio. Por lo que a China se refiere, no conocemos ninguna secuencia estratigráfica bien definida para el Paleolítico medio. Ya dentro del Paleolítico superior, el norte de China ha proporcionado el yacimiento de Fen, con una industria de azuelas y puntas triangulares. El sur de Siberia es rico en una serie de campamentos de cazadores paleolíticos, como p. ej. el de Malta, que ha proporcionado una rica industria de hueso, asociada a una industria de piedra magdaleniense. Asimismo ha proporcionado figuras femeninas estilizadas.
      Con el periodo posglaciar pasan a ser habitables regiones cubiertas antes por los hielos y con ello debuta el Mesolítico. Al norte del Himalaya, en Mongolia, Manchuria y China septentrional se han hallado vestigios de culturas que se fechan hacia el V milenio, caracterizadas por la presencia de útiles de piedra de pequeñas dimensiones. Siberia, en cambio, posee culturas forestales que utilizan grandes instrumentos. Al sur del Himalaya se definen mejor las culturas mesolíticas; así, en la India se conocen yacimientos, como el de Khandivli (Bombay), en el que aparecen industrias microlíticas características de este periodo. En Niah (Borneo) han aparecido útiles pulimentados que hay que datar ca. el 7000 a. C. Por otro lado, el bacsoniense y el hoabinhiense de Indochina (Tonkín) ofrecen culturas precerámicas y preagrícolas asociadas a restos de moluscos, hecho que indica una economía recolectora.
      2. China. Desde el Neolítico al s. IV a. C. Tras las etapas mesolíticas, debuta en el norte de China el Neolítico, periodo en el que el hombre descubre una serie de técnicas que le hacen pasar de ser un depredador a ser un productor de riqueza. En efecto, gracias al descubrimiento de la agricultura y de la ganadería, la caza deja de ser la ocupación primaria del hombre, ya que gracias a las reservas de alimentos puede dedicarse a otros menesteres: división del trabajo, formación de unos rudimentarios núcleos políticos fuertes y a la urbanización. La primera cultura neolítica china es la de YangShao y es propia de las cuencas de los grandes ríos del norte: HuangHo, Amarillo, Honán y ChanSi. Su economía se basaba en el cultivo del mijo, y más tarde, en el del arroz. Domesticaron animales. La cerámica comprende vasijas rojas y grises decoradas con figuras geométricas.
      Estos agricultores vivían en pequeñas aldeas fortificadas formadas por chozas de una sola habitación, anejas a las cuales se han hallado restos de silos donde debían almacenar el grano. Tras esta primera fase neolítica norteña, en China aparece hacia principios del II milenio un neolítico en la zona oriental del país llamado cultura de Lung Shan, en la que desaparece la cerámica pintada para dar paso a la lustrada de negro de perfiles angulosos. La economía no difiere de la de la cultura YangShao, las diferencias son tan sólo de orden tecnológico, la cerámica como hemos indicado es diferente, y aparece mayor número de hachas pulimentadas.
      Hacia mediados del II milenio comienza la Edad del Bronce en China, conocida con el nombre de cultura de la dinastía Chang (v.). Parece ser que en China la técnica de la fundición del bronce nace ya «adulta», es decir, no precedida de los tanteos que marcaron el paso de las primeras culturas del Bronce europeo, caracterizados por la ejecución de útiles sencillos y poco evolucionados. Otra característica propia del Bronce chino es la de aparecer en un medio humano directamente derivado de los grupos neolíticos anteriores YangShao y LungShan, no influenciados por aportaciones raciales exteriores. El dominio de la cultura Chang se extendía por el centro de China hacia el este, hasta la región de Shantung, y hacia el oeste, hasta el extremo oriental de la de Honán. Por el sur no alcanzó más allá del YangTse. Los testimonios más antiguos de la escritura china son unas inscripciones sobre huesos de animal, relacionados con prácticas mágicas. Las tumbas pertenecientes a este periodo han librado un escaso repertorio de armas de bronce. Sobresale entre éstas el arco compuesto, arma principal de los guerreros Chang. Otro elemento atestiguado son los famosos carros de bronce que servían para el transporte de tropas, sobre todo en los tiempos finales de la dinastía y primera parte de la siguiente (Chou). Son también de época Chang los vasos broncíneos llamados Chuek, Kuang y Chia, de trabajo muy refinado. La ornamentación se basa en diversas formas de dragón, pájaros, gusanos de seda y figuras geométricas. Otro ornamento muy importante es el t'ao t'ieh, máscara de monstruo de ojos saltones y grandes hocicos.
      Hacia finales del II milenio (1027) cae la dinastía Chang por obra de los Chou, venidos de las zonas de mesetas de Shansi y Shensi, instaurando una dinastía del mismo nombre que duró hasta fines del s. III a. C. Los Chou (v.) crearon un Estado fraccionado en múltiples ciudades gobernadas por funcionarios afectos a los monarcas Chou, cuya capital radicaba en Tsung Chou, en ShenSi, y duró hasta el 911, época en la que fue trasladada a una ciudad cercana, a la actual Loyang. La dinastía Chou perpetuó las formas artísticas de su predecesora, si bien las adaptó y evolucionó al compás de los tiempos. Así, p. ej., continuó el uso del carro de guerra, si bien fue desplazado más tarde por la caballería. De hacia el s. vi son las espadas cortas de bronce con mango de espiga, aunque pronto poseen empuñadura fundida con el resto de la espada. Los primeros útiles de hierro se fechan dentro del s. V, si bien su uso ya se conocía dos siglos antes. A fines del s. III aparece la espada de hierro de un solo filo con mango en forma de anilla. La época Chou continúa la tradición de las vasijas de bronce elaborándose principalmente los vasos yu y hu y los trípodes llamados ting. Durante este periodo se complican los temas decorativos llegando a un grado de abstracción tal, que es difícil reconocer el origen de los temas utilizados. Hacia el s. vii aparecen los vasos de Li Yu y de Hsin Cheng, en los que aparecen novedades decorativas tales como el entrelazo. A partir del s. V se produce el sincretismo de los diferentes estilos artísticos, sobre todo en el valle del Huai, donde han aparecido unos vasos de bronce con incrustaciones de metales preciosos, que ilustran el arte de este periodo. En el s. IV a. C. se produce la eclosión del arte sobre jade, que alcanza un nivel de calidad incomparable. Contemporáneamente se documenta el uso de la laca que se utiliza para la fabricación de vasos y copas decorados con figuras pintadas de rojo, amarillo y negro (v. CHINA III).
      3. India. Si de la China pasamos a la India hallamos una región de grandes contrastes geográficos y climáticos, que condicionaron el desarrollo de las culturas neolíticas. En el noroeste del subcontinente se desarrolló, hacia la segunda mitad del IV milenio, un protoneolítico desprovisto de agricultura y cerámica en Kile Gul Muhammad. Este protoneolítico enlaza con un eneolítico poco evolucionado, desarrollado por pequeños núcleos, con una cerámica de origen iranio (yacimientos de Zhob y AmriNal). Estas culturas forman la base étnica de la cultura del Indo (25001500), que floreció principalmente en dos grandes ciudades: Mohenjo Daro (v.) y Harappa. La primera se halla a orillas del Indo, en Sind, y la segunda junto al Ravi en el Punjab. Ambas ciudades están edificadas según un plan urbanístico planeado con anterioridad y en ellas se han hallado suficientes elementos de juicio para tener una idea muy aproximada de cómo era una ciudad hace unos 4.000 años. Estas ciudades estaban amuralladas, con paredes hechas de ladrillo. Poseían grandes graneros de madera, aireados por conducciones realizadas en la base de ladrillo. También se han hallado construcciones que generalmente se interpretan como baños públicos. Por lo que a Mohenjo Daro se refiere el trazado de las calles es perfectamente ortogonal, de ahí que se haya pensado en un plan urbanístico preconcebido. La cultura del Indo produjo una cerámica torneada de color rojizo con una ancha faja roja. La decoración se realizaba en negro y consiste en una serie de motivos como son los entrelazos, los dameros, los círculos con punto central, y estilizaciones de pájaros y peces. La figura humana casi nunca aparece y si lo hace es de aspecto sumamente tosco. Junto a la cerámica hallamos un instrumental formado por cuchillos de piedra de bordes paralelos y cuchillos, hachas, espadas, anzuelos y puntas de flecha fabricados con cobre o bronce. La cultura del Indo hasta ahora ha facilitado pocos restos escultóricos, tan sólo poseemos algunas cabezas de piedras procedentes de 'Mohenjo Daro, de tamaño reducido. Son de forma ovalada, de ojos estrechos y labios gruesos; los pómulos son bastante salientes y todas ellas llevan barba. Es famosa también la figurilla de bronce procedente de Mohenjo Daro que representa a una bailarina desnuda con la mano colocada en la cintura. Abundan las terracotas que representan muy a menudo figuras de animales, búfalos y bueyes en especial.
      Capítulo aparte merecen los famosos sellos de esteatita de forma rectangular, grabados al cincel y al taladro, que representan gran variedad de animales, como son los elefantes, los tigres, los cocodrilos, etc. Bajo estas representaciones animalísticas poseen, muchas veces, cortas inscripciones en caracteres pictogramáticos, que aún no han po, dido ser descifrados. La finalidad de estos sellos no podrá ser del todo conocida hasta el desciframiento de la escritura, pero el hecho de que la mayoría estén perforados hace suponer que debían de ser personales y que se llevaban colgando. La economía de esta civilización se basaba en la agricultura, cultivándose el trigo, la cebada, el guisante y los dátiles, así como el algodón. Domesticaron el perro, el gato, el cebú, el cerdo y el caballo. Igualmente desarrollaron el comercio, ya que se han hallado sus productos en toda Mesopotamia.
      Hacia el 1500 a. C. se extingue la civilización del Indo, que ya desde siglos antes daba muestras de signos inequívocos de decrepitud. Al parecer, ésta fue lenta y los arqueólogos la achacan a la intensa deforestación que sufrió la zona a causa de la tala continua de bosque con el fin de obtener madera para cocer ladrillos, hecho que produjo un gradual descenso de la humedad y una consecutiva aridez que hizo imposible la agricultura. Pero el golpe de gracia parece ser que lo asestaron los invasores arios, que hacia mediados del II milenio penetraron en la India, invasión de la que tenemos los ecos más remotos en el Rigveda.
      Más allá del Indo, hacia el Ganges, existía una población mesolítica importante viviendo en zona de bosques, algo marginada, donde la agricultura no apareció hasta la segunda mitad del s. II. A fines de este milenio y sobre esta base étnica mesolítica, apareció en el Ganges una civilización, conocida con el nombre de este río, que hasta el momento ha sido poco estudiada. La vida urbana comienza ya entrado el primer milenio antes de nuestra Era. Las casas son de adobe y en ellas aparece una cerámica pintada de gris que presenta dibujos realizados en negro. Esta población utilizaba el cobre para fabricar cuchillos y puntas de flecha. Domesticó el cerdo, la oveja, el búfalo y el cebú y desarrolló una importante agricultura. Pero no es hasta el s. v cuando esta civilización, con la introducción del hiérro, alcanza todo su esplendor. Aparece ahora una cerámica llamada «pulimentada septentrional», que sustituye. a la pintada de gris. Se utiliza ahora el ladrillo en lugar del adobe. Es en este momento cuando se levantan las grandes ciudades de Ahichhatra y de Hastinapura, con murallas de un perímetro de 5 Km. Otras localidades importantes de esta época son Kanshambi, y Vaisali, ciudad natal de Buda. También Varanasi parece haber sido levantada en el s. v. Todas estas ciudades a partir del s. ii a. C., conocieron la moneda, acuñada según el modelo persa. Hacia la tercera centuria antes de Cristo la civilización del Ganges evoluciona hacia formas políticas más evolucionadas bajo la poderosa dinastía de los Maurya (v.), cuya expansión alcanzó zonas con culturas calcolíticas atrasadas, imponiendo la cultura gangética del Hierro ya plenamente evolucionada. Más tarde, hacia el s. I a. C., la expansión se, dejó sentir hacia el sur, en la India central y en el Decán, en tiempos de Bindusara, padre de Asoka. Con este último, el Hierro alcanzó toda la península indostánica.
      La historia del sudeste asiático comienza en los inicios de la Era cristiana, momento en que poblaciones procedentes de la India comenzaron a mezclarse con las gentes del grupo MonKhmer. A partir de ese momento comenzaron a desarrollarse culturas hinduizadas en Thailandia, Birmania, Malaca, Sumatra y Célebes. El primer reino de Camboya, denominado FuNan por los chinos, se desarrolló en las bocas del Mekong, floreciendo entre los s. i y vi de nuestra Era. Al decaer esta cultura, de la que OcEo sería uno de los centros principales, se desarrollaron en el interior los llamados reinos preangkorianos que duraron desde el s. vi al ix, caracterizados por poser una escultura y una arquitectura grandemente influenciadas por la India. A principios del s. Ix (802) un rey de uno de estos reinos, el de Angkor, puso fin a su dependencia del reino de Java, dando así comienzo la historia de Angkor, que duró hasta el s. xv. A principios del s. x se llevó la capital a Koh Ker, para ser reinstalada polo después en Angkor. Luego la ciudad fue saqueada en 1177 por la flota cham. La religión Khmer era el hinduismo, siendo tolerado a su lado el budismo, que adquirió gran importancia en el s. XIII,
      La faceta más importante de la cultura de Angkor (v. CAMBOYA IV) son sus famosos templos levantados a lo largo de la historia del reino. Los más importantes
      son los de Pnom Bajeng, levantado por Yasovarmán I; el de Angkor Vat, construido por Suryavarmán II, el Bayón, obra de Jayavarmán VII; conságrados a la divinidad india llamada Visnú. La decadencia de Angkor vino condicionada por la presión de los pueblos Cham, Tai y Anamita, empujados a su vez por los chinos del norte. Los primeros saquearon Angkor en 1177, pero los Khmer lograron contrarrestar este golpe de audacia conquistando algo más tarde Champa y eliminaron así el peligro cham. Los tai y los anamitas pusieron en peligro varias veces el reino Khmer. Pero la causa real de la ruina de este reino fue la introducción del budismo theravada, que sumió al pueblo Khmer en un abatimiento metafísico que debilitó el sentimiento monárquico del pueblo, minando su combatividad. Las cosechas sufrieron un colapso irreparable al abandonar a su suerte los canales de riego. Los embates de los tai ayudaron a que la decrepitud del reino se acentuara, de tal manera que ca. 1432 Angkor fue abandonada, desapareciendo rápidamente los últimos restos del Imperio Khmer (v. INDIA III).
      4. Japón. El archipiélago nipón, tras las fases paleolíticas antes mencionadas, conoció un neolítico marginal denominado cultura de Jomón, cuya antigüedad se remonta a mediados del II milenio a. C., prolongándose en Kyushu hasta el 300 a. C. y en la región de Kyóto hasta el 200. Después se extendió hacia el norte y oeste de la isla de Yeso. La cultura Jomón es propia de poblaciones, cuya base económica descansaba básicamente en la recolección de vegetales y mariscos, encontrándose los lugares de habitación en zonas próximas al mar. Vivían generalmente en chozas, cuyo piso se hallaba más bajo que el nivel del suelo, llamadas chozas de pozo. Sus plantas eran circulares y rectangulares. Conocemos bien algunos poblados en Ubayama y Toyohira. Si por su economía la cultura Jomón es preneolítica, por su cerámica entra plenamente en el Neolítico. Ésta se caracteriza por su típica decoración de cuerdas, de formas cónicas y estrechas. En cuanto a los utensilios propios de esta cúltura diremos que utilizaban la obsidiana para tallar cuchillos sobre hoja y puntas de flecha. También poseían hachas pulimentadas y arpones y anzuelos fabricados con asta de ciervo.
      Tras las últimas fases de la cultura Jomón se inicia la cultura Yayoi traída desde el continente por poblaciones antecesoras de los japoneses actuales. Esta cultura extinguió a la anterior y se caracterizó por el uso del hierro y del bronce. Duró hasta el año 30 de nuestra Era. Poseía una agricultura y una ganadería plenas y por la tipología de sus armas vemos influencias de la China continental. Tras esta cultura se produjo la afirmación del periodo protodinástico originado en la llanura de Yamato, que según las crónicas japonesas duró hasta principios del periodo Asuka, cuyo inicio se fecha ca. el 530 de nuestra Era y con el que Japón inicia ya su etapa histórica (v. JAPÓN III).
      V. t.: PERSIA III; MESOPOTAMIA IV.
     
E. RIPOLL PERELLÓ , F. MARTÍ JUSMET.
    BIBL.: KwANG CHIH CHANG, The archaeology of ancient China, New Haven 1963; P. TEILHARD DE CHARDIN, Early man in China, Pekín 1941; S. PIGGOT, Arqueología de la India prehistórica, México 1966; A. P. OKLADNIKOF, Ancient population of Siberia and its cultures, Cambridge (Mass.) 1959; G. J. GROOT, The prehistory of Japan, Nueva York 1951; H. R, VAN HEEKEREN. The stone age in Indonesia, La Haya 1957.
     

Obtenido dehttp://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=3504&cat=antropologia

 

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