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Pensamiento mágico

PENSAMIENTO MÁGICO: NEUROTEOLOGÍA. La neuroteología, también conocida como bioteología o neurociencia espiritual (en inglés, spiritual neuroscience[1] ), es el estudio de las actividades neuronales relacionadas con experiencias subjetivas de espiritualidad, ofreciendo un conjunto de hipótesis que explican este fenómeno. Quienes sostienen estas ideas afirman la correspondencia de bases neurológicas y evolutivas con una amplia gama de experiencias subjetivas, tradicionalmente categorizadas como experiencias religiosas.

Neuroteología

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La neuroteología, también conocida como bioteología o neurociencia espiritual (en inglés, spiritual neuroscience[1] ), es el estudio de las actividades neuronales relacionadas con experiencias subjetivas de espiritualidad, ofreciendo un conjunto de hipótesis que explican este fenómeno. Quienes sostienen estas ideas afirman la correspondencia de bases neurológicas y evolutivas con una amplia gama de experiencias subjetivas, tradicionalmente categorizadas como experiencias religiosas.[2]

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Terminología [editar]

Aldous Huxley utilizó el término por primera vez en su novela utópica La isla. Ésta disciplina estudia la base neurocognitiva de la experiencia religiosa y la espiritualidad. En ocasiones, el término es utilizado en un contexto filosófico y, de acuerdo a los principios de la comunidad científica, califica como pseudociencia. Huxley lo utiliza principalmente bajo un contexto filosófico.

En un intento para enfocar el creciente interés en este campo de estudio, en 1994 el educador Laurence O. McKinney publicó el primer libro sobre el tema, titulado Neurotheology: Virtual Religion in the 21st Century, destinado al público en general. De acuerdo a McKinney, la neuroteología sienta las bases para investigar el surgimiento de las religiones desde el reciente desarrollo neurofisiológico del ser humano.

Véase también [editar]

Referencias [editar]

  1. Biello, David (2007-10-03). «Searching for God in the Brain». Scientific American. Consultado el 2007-10-07.
  2. Gajilan, A. Chris (2007-04-05). «Are humans hard-wired for faith?». Cable News Network. Consultado el 2007-04-09.

Enlaces externos [editar]

PENSAMIENO MÁGICO: DOGMATISMO (FILOSOFÍA). El dogmatismo es aquella corriente filosófica contrapuesta al escepticismo y al idealismo, que haciendo derivar el pensamiento del ser, presupone la supremacía del objeto respecto al sujeto, de la realidad de las ideas, de la naturaleza del espíritu. Dios mismo es concebido eminentemente en la naturaleza, e identificado por tanto como un todo que contiene hasta lo último (panteísmo).

Dogmatismo (filosofía)

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El dogmatismo es aquella corriente filosófica contrapuesta al escepticismo y al idealismo, que haciendo derivar el pensamiento del ser, presupone la supremacía del objeto respecto al sujeto, de la realidad de las ideas, de la naturaleza del espíritu. Dios mismo es concebido eminentemente en la naturaleza, e identificado por tanto como un todo que contiene hasta lo último (panteísmo). No se trata de un simple materialismo, puesto que Dios es naturaleza, por tanto unidad indisoluble, también visto como una unidad complementaria: la naturaleza soltando manifestación concreta y tangible del Dios, que sin embargo vive exclusivamente en ella, siendo esencial para conforme a objeto convertido de si igual, que está al objeto. El tema en hecho se forma solamente como tales la conexión con un objeto. Y el objeto en su vuelta es siempre solo objeto de un tema. De él alcanza la correspondencia entre las estructuras íntimas de la verdad, y eso del intelecto. El mayor exponente del dogmatismo se considera Spinoza. Se encuentra otra vez también en el estoicismo.

De modo general, el dogmatismo es una especie de fundamentalismo intelectual. Los dogmas expresan verdades ciertas, indudables que no son sujetas a cualquier tipo de revisión o crítica. Así lo expresa el filósofo alemán Immanuel Kant (1724 - 1804) en su obra Crítica a la Razón Pura, el significado filosóficamente peyorativo de tiempo. Dogmatismo es una actitud natural y espontánea que tenemos desde que somos niños. Y nuestra creencia de que el mundo que existe es exactamente de la forma que lo percibimos.

PENSAMIENTO MÁGICO: DOGMA. Un dogma es una doctrina sostenida por una religión u otra organización de autoridad y que no admite réplica, es decir, es una creencia individual o colectiva no sujeta a prueba de veracidad, cuyo contenido puede ser religioso, filosófico, social, sexual, etc., impulsado por una utilidad práctica. La enseñanza de un dogma o de doctrinas, principios o creencias de carácter dogmático se conoce como adoctrinamiento.

Dogma

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Para otros usos de este término, véase Dogma (desambiguación).

Un dogma es una doctrina sostenida por una religión u otra organización de autoridad y que no admite réplica, es decir, es una creencia individual o colectiva no sujeta a prueba de veracidad, cuyo contenido puede ser religioso, filosófico, social, sexual, etc., impulsado por una utilidad práctica. La enseñanza de un dogma o de doctrinas, principios o creencias de carácter dogmático se conoce como adoctrinamiento.

En su origen el término podía significar también una norma o decreto emitido por una autoridad, o una opinión característica de una escuela filosófica. Con el crecimiento de la autoridad de la Iglesia, la palabra adquirió el que ahora es su significado principal, dogma teológico, del que derivan, por analogía, el resto de los usos habituales. Serían así dogmas no sólo las llamadas verdades de la religión católica, sino las de cualquier otra religión, o cualquier otra creencia que es proclamada verdad indiscutible.

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Dogmas en la religion [editar]

Judaísmo [editar]

En el judaísmo, fue Saadia Gaon quien por primera vez sistematizó la fundamentación de las verdades, o dogmas, de la tradición, estableciendo a la vez la racionalidad del judaísmo y la prioridad de la tradición sobre la razón filosófica y la investigación. Su obra Emunot ve deot (‘Creencias y doctrinas’) fue titulada originalmente Libro de los artículos de fe y las doctrinas dogmáticas.

Los elementos fundamentales del judaísmo son la creencia en un solo Dios y en la elección de Israel para guiar al mundo.

El Estado de consagración a Dios se manifiesta por los objetos que se utilizan en la plegaria: el taled, que es un manto con flecos, que señala que el fiel está revestido de dicha consagración. Los tefillin, pequeñas cajas de cuero que se atan en la frente. Además, estas cajas, contienen unos manuscritos de pergamino de determinados pasajes de la escritura.

Las mujeres no son apartadas del culto, pero están dispensadas a causa de sus deberes especiales de amas de casa.

Cristianismo [editar]

Cristianismo ortodoxo [editar]

Para la mayoría del cristianismo oriental los dogmas están contenidos en el Símbolo Niceno y los cánones de los Concilios Ecuménicos primero, tercero o séptimo según la iglesia. La Iglesia Católica mantiene como dogmas además los cánones de otros catorce concilios ecuménicos y los pronunciamientos del Papa. Los pronunciamientos papales son considerados "dogmáticos" cuando son expresados "ex cátedra", es decir, desde su función de Papa, y por tanto en concordancia con la Iglesia, que delega su voz y voto, en los obispos (episcopos, vale decir los que están en lugar de...) y cardenales. De otro modo, un pronunciamiento papal no es dogma, en la medida que no se cumplan esas condiciones. La última vez que un Papa habló en forma dogmática, fue cuando se pronunció sobre la ascensión de María.

Catolicismo [editar]

En la doctrina católica, un dogma es la adhesión irrevocable a verdades contenidas en la Revelación divina o verdades que tienen con ellas un vínculo necesario. Sin embargo la Iglesia tiene una posición muy clara con respecto al dogma, y es que las verdades divinas siempre han existido, solo que cuando se tiene un escollo, por ejemplo una duda, o una desviación doctrinal, es necesario reafirmarla por medio de un dogma. Por ejemplo: todo cristiano ha reconocido a Jesucristo como hijo de Dios, ahora bien, cuando se dio una desviación doctrinal sobre la naturaleza divina de Jesucristo, fue necesario hacer un artículo de fe, que determinara y zanjara una situación, de manera que ya no habrá dudas, sino que se determinará como una verdad. Es importante señalar que un católico puede disentir de un dogma y seguir siendo católico, en la medida que lo haga en plena conciencia y sin influir en otros para que sigan su interpretación, del mismo modo las reglas u orientaciones que la Iglesia dicta, o el propio Papa en forma de encíclica (Carta Universal que no es dogma) o los obispos locales, son "orientaciones", pero no devienen en obligatoriedad como señalan facciones como el "Opus Dei", un precepto aceptado y considerado fundamental en la vivencia del catolicismo está en la libertad de conciencia del sujeto que actúa, por ello, medidas como la prohibición de la hostia para separados, la ex-comunión de facto proclamada por prelados de una determinada localidad no tienen real efecto. Es el caso de la excomunión de las mujeres que usaban bikini en los años 60 en la localidad de Viña del Mar en Chile. La misión de la Iglesia es la de anunciar e instaurar entre todos los pueblos el Reino de Dios inaugurado por Jesucristo, por tal motivo es quien interpreta la revelación de Dios. Véanse los Dogmas de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Corrijo lo anterior sin eliminarlo: la misión de la Iglesia es profética y sacerdotal, lo que se explicita (o debería hacerse)en el bautizo por el ministro. La misión profética es doble, en primer lugar anunciar la venida del Reino de Dios, del cual somos instrumentos aunque no lo sepamos y en segundo lugar, denunciar todo aquello que contradiga el espíritu de la fe, como la violencia, la tortura o la pobreza. Dado eso es claro que clérigos no siempre cumplen su labor, por tanto es propio y obligación de un católico practicante actuar en el contexto privado o público en que no se respete lo esencial de la doctrina que ha quedado establecida definitivamente por Jesucristo mismo, por tanto, no hay lugar a interpretaciones posteriores como lo pretenden algunas agrupaciones.

La misión sacerdotal tiene que ver con la capacidad del bautizado de ejercer su soberanía de bendecir (jamas de maldecir) a los cercanos y lejanos en su cotidianeidad, misión que antiguamente realizaba el padre respecto de los hijos, ese es parte del valor del beso de despedida cuando un hijo sale de la casa.

Los laicos hemos aceptado u obviado nuestra responsabilidad profética y sacerdotal dejándola en manos de los clérigos, pero es un hecho que la Iglesia ha precisado de la presencia del Espíritu de Dios en el actuar de los laicos, cada vez que los clérigos se desvían del "querer" de Dios.

Protestantismo [editar]

En la teología protestante se distinguen frecuentemente verdades fundamentales, sin aceptar las cuales, no sería posible confesarse cristiano, esencialmente las declaradas en el Credo de los Apóstoles, y otras doctrinas, cuya aceptación sería optativa.

Islam [editar]

En el islam, los dogmas están contenidos en el Aqidah, término equivalente a credo. Consiste en una serie de artículos de fe que aparecen claramente definidos en el Corán, y sobre la verdad de los cuales las distintas tendencias doctrinales se muestran de acuerdo, aunque con diferencias en cuanto a su desarrollo e implicaciones.

La religión musulmana se apoya en cinco pilares fundamentales:

  • La profesión de fe: No hay más dios que Alá y Mohammad (p.y b.) es su profeta.
  • La oración: celebrada en comunidad o individualmente, cinco veces al día en dirección a La Meca con previa purificación (wudu).
  • La limosna: Recaudada como un impuesto calculado estrictamente en función de los beneficios anuales de cada persona y de los que de él dependen. Se destina al beneficio de los musulmanes menos favorecidos.
  • El ayuno: Durante el mes de Ramadán, no se debe ingerir alimento ni bebida y abstenerse de toda prácitca sexual durante las horas de sol.
  • La peregrinación a La Meca: Al menos una vez en la vida si se tienen medios que lo permitan.

Aparte de estos pilares del islam, existen una serie de normas que regulan la vida de los musulmanes.

  1. El gobierno es teocrático, todas las leyes están supeditadas al Corán, que hace las veces de constitución.
  2. Están prohibidos el alcohol y la carne de cerdo por considerarse impuros y perjudiciales.
  3. Hombres y mujeres son iguales, pero al tener los hombres más responsabilidades, ya que tienen que mantener económicamente a la familia, también tienen más derechos; un hijo, por ejemplo, hereda el doble que una hija.
  4. Un hombre tiene derecho a tener hasta cuatro esposas, pero siempre con consentimiento de las anteriores.
  5. Hombres y mujeres deben vestir y comportarse de forma decente y sencilla evitando atuendos que puedan incitar a pensamientos pecaminosos.

Hinduismo [editar]

El sistema de castas y el culto son dos aspectos muy importantes del hinduismo.

Los hindúes creen en la reencarnación (samsara), es decir, que ellos regresan a la vida otra vez como animales o como personas. También creen en el karma. Karma significa que el comportamiento en la vida anterior afecta el lugar de las personas en esta vida, y lo que hacen en esta vida determinará su lugar en la venidera. Si guardan las leyes de su casta, creen que nacerán de nuevo en una casta más alta. Creen que finalmente cesarán de vivir como personas para alcanzar el nirvana (convertirse en parte del dios Brahman, que no debe ser confundido con el dios Brahmá, de cuatro cabezas). Los renacimientos pueden continuar de manera interminable, ya que los hindúes nunca pueden estar seguros de haber hecho todo correctamente.

La mayoría de los hindúes son vegetarianos. Creen que los animales y los insectos tienen almas, y por lo tanto no comen carne ni quitan la vida si lo pueden evitar. Piensan que la vaca es especialmente sagrada, y por ello se les permite vagar libremente por las calles.

Budismo [editar]

Aunque el budismo no tiene dogmas que trate de imponer, tres conceptos importantes para entender el budismo son samsara, karma y nirvana.

Los budistas no buscan «evangelizar» a otras personas para que adopten su religión, pero sí ponen sus enseñanzas a la disposición de quien esté interesado. La gente tiene la libertad de tomar lo poco o mucho para lo que se sientan listos. Muchas personas toman las practicas de la meditación o la filosofía de vida del Budismo para mejorar sus vidas sin ser estrictamente budistas.

Dogmatismo fuera de la religión [editar]

Por extensión, el término dogmatismo designa la tendencia a erigir fórmulas que expresan conocimientos en verdades indiscutibles, al margen del estudio, de la crítica y del debate.

En algunas oportunidades, muchas creencias no religiosas son descritas como dogmas en campos como la política, la filosofía y los temas sociales. El término dogmático conlleva en su significado que dicha creencia es llevada de forma acrítica y conformista, y tiene connotaciones negativas. Los dogmas, por otra parte, son vistos como la antítesis del pensamiento analítico científico debido a que la mayoría de los dogmas religiosos pueden ser rehusados si son analizados a fondo.

También puede verse el uso peyorativo del concepto cuando se quiere hacer ver que una tesis no tiene fundamento real, y se la califica de dogmática.

La palabra «dogma», de origen griego, significa ‘doctrina fijada’. Para los primeros filósofos significó ‘opinión’. El dogmatismo, opuesto al escepticismo, es una escuela filosófica que «considera a la razón humana capaz de conocer la verdad, siempre que se sujete a métodos y orden en la investigación,dando por supuestas la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto el objeto».

Véase también [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO: CREENCIA. Una creencia es una idea que alguien considera verdadera.

Creencia

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Una creencia es una idea que alguien considera verdadera.

Modelo habitualmente basado en la fe creado por la mente idealizándose generalmente en la interpretación de un contenido cognoscitivo o de un hecho (abstracto o concreto) de los cuales se desconoce demostración absoluta o no se exige una justificación o fundamento racional (apoyada ordinariamente en el Principio de la Incertidumbre Científica), relacionándose las creencias a una propuesta teórica que carece de suficiente comprobación, pero aun así puede ser verdad (basándose en principios probabilístico o paradojales, como por ejemplo el Gato de Schrödinger).

Una creencia, o conjunto de creencias, agrupa de alguna manera a un conjunto de individuos los cuales idealizan una proposición que plantea la propia creencia y surge como potencial verdad (ya que solo es una creencia) y acumulando en su saber lo que se ajusta a la misma, constituyendo un entramado cultural y social que forma una potencial identidad de agrupación de individuos que compartan creencias similares; dichas creencias generalizadas establecen lo que se denomina un dogma, definiendo una moral necesaria para poder formar parte del grupo. Tal ocurre con algunos tipos de sectas de cualquier índole.

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Descripción [editar]

En las creencias, las fuentes de las que provienen son variadas:

  • externas, cuando se originan en explicaciones dadas por la gente para la comprensión de ciertos fenómenos.
  • internas, cuando surgen del propio pensamiento y convicciones.

Una creencia puede tener o no base empírica. Por ejemplo, las creencias religiosas, al ser basadas en dogmas, no suelen tener base empírica; lo que las hace opuestas a la ciencia, que se construye a partir de datos obtenidos mediante el método experimental o a través de cálculos precisos.

Tipos de creencias [editar]

Aunque en el lenguaje común no suele tenerse en cuenta la siguiente distinción, sin embargo conceptualmente conviene diferenciar:

  • Las opiniones, que están sometidas a ciertos criterios racionales que justifican la verdad de su contenido: la ciencia y todos los discursos sometidos a la crítica racional cuyo fundamento último es una creencia objetivamente fundada en criterios establecidos.
  • Las ideologías cuyo fundamento es la propia constitución de la identidad del grupo social y la defensa de sus intereses, aunque se presenten como verdades y fundamento de opiniones (prejuicios).
  • La religión, cuyo contenido, fundamento de verdad y moral, al estar situado fuera del contexto cognositivo del mundo y de la experiencia, por revelación divina o autoridad sagrada, suele tomarse como modelo de creencia que no depende de la razón humana, y ejerce una función de sentido de la vida, que a veces se confunde con la ideología.

Las creencias son una de las bases de la tradición. Una creencia es una valoración subjetiva que uno hace de sí mismo, de los otros y del mundo que le envuelve. Las creencias más importantes son las convicciones y los prejuicios, cuando no están contrastados con los principios y métodos de la ciencia.

Cuando las creencias admiten discusión y contraste, se dan distintos tipos de marcos de desarrollo, principalmente parcelado en dos:

  • Creencias cerradas: Sólo admiten discusión y contraste por cierta clase de personas, escogidas por su autoridad y afinidad a lo ideal.
  • Creencias abiertas: Admiten discusión y contraste por cualquiera que se adhiera a un modelo de análisis lógico, y razones en base a él.

Bibliografía [editar]

Véase también [editar]

Referencias [editar]

Enlaces externos [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO: COSMOVISIÓN. Las cosmovisiones son el conjunto de opiniones y creencias que conforman la imagen o concepto general del mundo que tiene una persona, época o cultura, a partir del cual interpreta su propia naturaleza y la de todo lo existente. Una cosmovisión define nociones comunes que se aplican a todos los campos de la vida, desde la política, la economía o la ciencia hasta la religión, la moral o la filosofía.

Cosmovisión

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Las cosmovisiones son el conjunto de opiniones y creencias que conforman la imagen o concepto general del mundo que tiene una persona, época o cultura, a partir del cual interpreta su propia naturaleza y la de todo lo existente. Una cosmovisión define nociones comunes que se aplican a todos los campos de la vida, desde la política, la economía o la ciencia hasta la religión, la moral o la filosofía.

El término "cosmovisión" es una adaptación del alemán Weltanschauung (Welt, "mundo", y anschauen, "observar"), una expresión introducida por el filósofo Wilhelm Dilthey en su obra Einleitung in die Geisteswissenschaften ("Introducción a las Ciencias Humanas (véase Humanidades)", 1914). Dilthey, un miembro de la escuela hermenéutica, sostenía que la experiencia vital estaba fundada —no sólo intelectual, sino también emocional y moralmente— en el conjunto de principios de la sociedad y de la cultura en la que se había formado. Las relaciones, sensaciones y emociones producidas por la experiencia peculiar del mundo en el seno de un ambiente determinado contribuirían a conformar una cosmovisión individual. Todos los productos culturales o artísticos serían a su vez expresiones de la cosmovisión que los crease; la tarea hermenéutica consistiría en recrear el mundo del autor en la mente del lector. El término fue rápidamente adoptado en las ciencias sociales y en la filosofía, donde se emplea tanto traducido como en la forma alemana original.

Una cosmovisión no sería una teoría particular acerca del funcionamiento de alguna entidad particular, sino una serie de principios comunes que inspirarían teorías o modelos en todos los niveles: una idea de la estructura del mundo, que crea el marco o paradigma para las restantes ideas. De este modo, pertenece al ámbito de la filosofía tradicionalmente llamado metafísica (aunque doctrinas tradicionalmente antimetafísicas, como el positivismo o el marxismo puedan constituir una cosmovisión para sus adherentes). Sin embargo, una cosmovisión no es una elaboración filosófica explícita ni depende de una; puede ser más o menos rigurosa, acabada e intelectualmente coherente.

Los sistemas filosóficos, religiones o sistemas políticos pueden constituir cosmovisiones, puesto que proveen un marco interpretativo a partir del cual sus adherentes y seguidores elaboran doctrinas intelectuales y éticas. Ejemplos son el judaísmo, el cristianismo, el islam, el socialismo, el marxismo, el cientificismo, el humanismo, el nacionalsocialismo, el nacionalismo o el capitalismo. Las cosmovisiones son complejas y resistentes al cambio; pueden, por lo tanto, integrar elementos divergentes y aún contradictorios. La afirmación intransigente y autoritaria de la propia cosmovisión es el fundamentalismo.

Véase también [editar]

Referencias [editar]

Dilthey, W. (1914). Einleitung in die Geisteswissenschaften. Versuch einer Grundlegung für das Studium der Gesellschaft und der Geschichte. Leinen: Vandenhoeck & Ruprecht. ISBN 3-525-30301-7.

PENSAMIENTO MÁGICO: EL CONDICIONAMIENTO CLÁSICO. El condicionamiento clásico, también llamado condicionamiento pavloviano y condicionamiento respondiente, o modelo Estimulo-Estimulo (E-E), es un tipo de aprendizaje asociativo que fue demostrado por primera vez por Iván Pávlov. La forma más simple de condicionamiento clásico recuerda lo que Aristóteles llamaría la ley de contigüidad.

Condicionamiento clásico

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Perro pavloviano

El condicionamiento clásico, también llamado condicionamiento pavloviano y condicionamiento respondiente, o modelo Estimulo-Estimulo (E-E), es un tipo de aprendizaje asociativo que fue demostrado por primera vez por Iván Pávlov. La forma más simple de condicionamiento clásico recuerda lo que Aristóteles llamaría la ley de contigüidad. En esencia, el filósofo dijo "Cuando dos cosas suelen ocurrir juntas, la aparición de una traerá la otra a la mente". A pesar de que la ley de la contigüidad es uno de los axiomas primordiales de la teoría del condicionamiento clásico, la explicación al fenómeno dada por estos teóricos difiere radicalmente de la expuesta por Aristóteles, ya que ponen especial énfasis en no hacer alusión alguna a conceptos como "mente". Esto es, todos aquellos conceptos no medibles, cuantificables y directamente observables. El interés inicial de Pavlov era estudiar la fisiología digestiva, lo cual hizo en perros y le valió un premio Nobel en 1904. En el proceso, diseñó el esquema del condicionamiento clásico a partir de sus observaciones:

EI -------> RIEC -------> RC

La primera línea del esquema muestra una relación natural, no condicionada o incondicionada entre un estímulo (EI = Estímulo incondicionado o natural) y una respuesta (RI = Respuesta incondicionada). Los perros salivan (RI) naturalmente ante la presencia de comida (EI).

Sin embargo, en virtud de la contigüidad temporal, es posible que otro estímulo pase a evocar también la RI, aunque antes no lo hiciera. Por ejemplo, la presencia del sonido de un diapasón unos segundos antes de la presentación de la comida: después de algunos pocos ensayos, el ruido del diapasón evocaría confiablemente y por sí solo la respuesta de salivación. Se completa así la segunda línea, y la campana se convierte en un estímulo condicionado que produce una respuesta condicionada.

Fenómenos asociados [editar]

La persistencia del reflejo condicionado depende de la presentación concurrente de sus elementos. Si se deja de presentar el EI después del EC, eventualmente la RC desaparece, fenómeno que se conoce como extinción. Después de que se ha completado este proceso, la respuesta condicionada podría reaparecer sin que se vuelvan a presentar los elementos conjuntamente, lo que se conoce como recuperación espontánea.

Las propiedades formales de los estímulos pueden desempeñar un papel importante en el proceso de condicionamiento clásico. La RC puede aparecer en presencia de estímulos que no fueron originalmente EC, pero que comparten algunas características con ellos. Por ejemplo, si el EC es un sonido de campana, la RC podría aparecer también ante un timbre, el tic-tac de un reloj u otros ruidos, lo cual se conoce como generalización estimular. Al fenómeno opuesto, por el cual la respuesta condicionada se va produciendo ante estímulos de características cada vez más específicas se le conoce como discriminación estimular. Un experimento clásico de este fenómeno describe cómo unas palomas eran entrenadas para responder ante la exposición a una frecuencia determinada de sonido, siendo capaces de omitir la respuesta ante variaciones mínimas en esta frecuencia.

Un EC puede tomar el papel de un EI en un proceso de condicionamiento, de modo que un nuevo estímulo neutro puede convertirse en EC (EC2) asociándose con un primer EC (EC1):

EI ----------> RI | EC1 ---------> RC | EC2 ---------> RC

Este fenómeno se conoce como condicionamiento de segundo orden. Aparentemente se han documentado casos de condicionamientos hasta de tercer orden, pero son muy difíciles de lograr y mantener.

Evidencia empírica en humanos [editar]

Los estudios de condicionamiento clásico en seres humanos han desatado una gran controversia en lo relativo a hasta qué punto son generalizables a los seres humanos las conclusiones obtenidas en los experimentos realizados con otros animales. John B. Watson y Rosalie Rayner demostraron que el proceso de condicionamiento pavloviano podía usarse en humanos y que probablemente constituía una fuente importante de nuestra experiencia, en lo que ha sido llamado el experimento del pequeño Albert. En tiempos más recientes se han identificado procesos de condicionamiento clásico en humanos como:

  • Condicionamiento aversivo al sabor.
  • Náusea condicionada (en quimioterapia, por ejemplo).
  • Condicionamiento de parpadeo o palpebral.
  • Condicionamiento de reflejo rotuliano.
  • Fobias (como en el caso del pequeño Albert).

En conclusión el desarrollo en el ser humano es el resultado de un proceso que se inicia cuando se pasa de tener unas reacciones incondicionadas a dar unas respuestas condicionadas, inicialmente muy simples, para convertirse en respuestas o aprendizajes cada vez mas complejos.

PENSAMIENTO MÁGICO: BRUJERÍA. Brujería es el conjunto de creencias, conocimientos prácticos y actividades atribuidos a ciertas personas llamadas brujas (existe también la forma masculina, brujos, aunque es menos frecuente) que están supuestamente dotadas de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de causar daño.

Brujería

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Para otros usos de este término, véase Brujería (desambiguación).

Brujería es el conjunto de creencias, conocimientos prácticos y actividades atribuidos a ciertas personas llamadas brujas (existe también la forma masculina, brujos, aunque es menos frecuente) que están supuestamente dotadas de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de causar daño.[1]

La creencia en la brujería es común en numerosas culturas desde la más remota antigüedad, y las interpretaciones del fenómeno varían significativamente de una cultura a otra. En el occidente cristiano, la brujería se ha relacionado frecuentemente con la creencia en el Diablo, especialmente durante la Edad Moderna, en que se desató en Europa una obsesión por la brujería que desembocó en numerosos procesos y ejecuciones de brujas (lo que se denomina "caza de brujas"). Algunas teorías[2] relacionan la brujería europea con antiguas religiones paganas de la fertilidad, aunque ninguna de ellas ha podido ser demostrada. Las brujas tienen una gran importancia en el folclore de muchas culturas, y forman parte de la cultura popular.

Si bien éste es el concepto más frecuente del término "bruja", desde el siglo XX el término ha sido reivindicado por sectas ocultistas y religiones neopaganas, como la Wicca, para designar a todas aquellas personas que practican cierto tipo de magia, sea esta maléfica (magia negra) o benéfica (magia blanca), o bien a los adeptos de una determinada religión.

Un uso más extenso del término se emplea para designar, en determinadas sociedades, a los magos o chamanes.

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[editar] Terminología: brujería, hechicería, magia

Aunque en español se utiliza en ocasiones la palabra brujo, en masculino, como sinónimo de mago, con independencia del tipo de magia que practique, el uso más frecuente del término (casi siempre en femenino) hace referencia a las personas que practican la magia negra. Incluso dentro de éstas, Julio Caro Baroja[3] propone diferenciar entre brujas y hechiceras. Las primeras habrían desarrollado su actividad en un ámbito predominantemente rural y habrían sido las principales víctimas de las cazas de brujas en los años 1450-1750. En cambio, las hechiceras, conocidas desde la antigüedad clásica, son personajes fundamentalmente urbanos: un ejemplo característico en la literatura española es la protagonista de La Celestina de Fernando de Rojas.[4] A diferencia de los practicantes de la magia culta, que alcanzó gran desarrollo en el Renacimiento, tanto la bruja rural como la hechicera urbana pertenecían en general a clases sociales marginadas, lo que las hacía más vulnerables a las persecuciones. Se cree que las artes de brujas y hechiceras eran transmitidas oralmente de generación en generación, por lo que todos los testimonios acerca de sus prácticas proceden de autores ajenos y muy a menudo hostiles a ellas.

La palabra española bruja es de etimología dudosa, posiblemente prerromana, del mismo origen que el portugués y gallego bruxa y el catalán bruixa. La primera aparición documentada de la palabra, en su forma bruxa, data de finales del siglo XIII.[5] En 1396 se encuentra la palabra broxa, en aragonés, en las Ordinaciones y Paramientos de Barbastro.[6]

En el País Vasco y en Navarra se utilizó también el término sorguiña (en euskera sorgin), y en Galicia, la voz meiga.

En latín, las brujas eran denominadas maleficae (singular maléfica), término que se utilizó para designarlas en Europa durante toda la Edad Media y gran parte de la edad moderna. Términos aproximadamente equivalentes en otras lenguas, aunque con diferentes connotaciones, son el inglés witch, el alemán Hexe y el francés sorcière.

[editar] Historia

[editar] La Antigüedad clásica

Circe ofreciendo un brebaje a Ulises, por J. W. Waterhouse.

En las antiguas Grecia y Roma, estaba extendida la creencia en la magia. Existía, sin embargo, una clara distinción entre distintos tipos de magia según su intención. La magia benéfica a menudo se realizaba públicamente, era considerada necesaria e incluso existían funcionarios estatales, como los augures romanos, encargados de esta actividad. En cambio, la magia realizada con fines maléficos era perseguida.[7] Se atribuía generalmente la magia maléfica a hechiceras (en latín maleficae), de las que hay numerosas menciones en numerosos autores clásicos.

Según los textos clásicos, se creía de estas hechiceras que tenían la capacidad de transformarse en animales, que podían volar de noche y que practicaban la magia tanto en provecho propio como por encargo de terceras personas. Se dedicaban preferentemente a la magia erótica, aunque también eran capaces de provocar daños tales como enfermedades o tempestades. Se reunían de noche, y consideraban como sus protectoras e invocaban en sus conjuros a diosas como Hécate, Selene y Diana.[8]

Probablemente las brujas más conocidas de la literatura clásica son dos personajes mitológicos, Circe[9] y Medea. Las habilidades mágicas de ambas residen sobre todo en su dominio de las pócimas o filtros mágicos (phármakon, en griego). Medea, que se presenta a sí misma como adoradora de Hécate,[10] se convirtió en el arquetipo de la hechicería en las literaturas griega y romana. Hay menciones de brujas en las obras de Teócrito, Horacio, Ovidio, Apuleyo, Lucano y Petronio, entre muchos otros. Estos autores hacen especialmente referencia a brujas que realizan magia de tipo erótico.

Relacionada con la creencia grecorromana en las brujas está la figura de la estirge, un animal nocturno que es mitad pájaro mitad ser humano que se alimenta de sangre (y que resulta también un precedente de la moderna figura del vampiro).

Los escritores antiguos fueron a menudo escépticos acerca de las presuntas facultades de las brujas.

[editar] La brujería en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, concretamente en el Éxodo, se prohíbe la brujería, y se establece que debe ser castigada con la pena de muerte: "A la hechicera no la dejarás que viva" (Éxodo 22:18). Es de notar que, al igual que en la Grecia y Roma clásicas, la brujería aparece como una actividad mayoritariamente femenina, lo cual no es de extrañar, ya que la asociación de la mujer con "el Mal" es frecuente en la Biblia.

De otras citas bíblicas (Levítico 20:27, Deuteronomio 18:11-12), se desprende que la principal actividad de estas brujas bíblicas era la necromancia o invocación a los muertos. En el Primer Libro de Samuel (1Samuel 28:1-25 se relata la historia de la bruja de Endor, a la que Saúl, contraviniendo sus propias leyes, recurrió para invocar al espíritu de Samuel antes de una guerra con los filisteos.

[editar] Brujería y cristianismo

Si bien la actitud del cristianismo con respecto de algunas prácticas mágicas, tales como la astrología o la alquimia, fue en ciertos momentos ambigua, la condena de la brujería fue explícita e inequívoca desde los comienzos de la religión cristiana. En la Alta Edad Media varias leyes condenaron la brujería, basadas tanto en el ejemplo del derecho romano como en la voluntad de erradicar todas aquellas prácticas relacionadas con el paganismo. Sin embargo, la actitud eclesiástica no parece haber sido demasiado beligerante durante la primera mitad de la Edad Media, como lo atestiguan documentos como el Canon Episcopi.

La situación cambió cuando la Iglesia comenzó a perseguir las herejías cátara y valdense. Ambas concedían una gran importancia al Demonio. Para combatir estas herejías fue creada la Inquisición pontificia en el siglo XIII. En el siglo siguiente comienzan a aparecer en los procesos por brujería las acusaciones de pacto con el Diablo, el primer elemento determinante en el concepto moderno de brujería.

[editar] La brujería en Europa durante la Edad Moderna

[editar] El concepto de brujería. Orígenes y desarrollo

A finales de la Edad Media empezó a configurarse una nueva imagen de la bruja, que tiene su principal origen en la asociación de la brujería con el culto al Diablo (demoniolatría) y, por lo tanto, con la idolatría (adoración de dioses falsos) y la herejía (desviación de la ortodoxia). Aunque el primer proceso por brujería en que están documentadas acusaciones de asociación con el Diablo tuvo lugar en Kilkenny, Irlanda, en 1324-1325,[11] sólo hacia 1420-1430 puede considerarse consolidado el nuevo concepto de brujería. Existen variantes regionales, pero puede describirse una serie de características básicas, reiteradas tanto en las actas de los juicios como en la abundante literatura culta sobre el tema que se escribió en Europa durante los siglos XV, XVI y XVII.

Las principales características de la bruja, según los teóricos del tema en la época, eran las siguientes:

  1. el vuelo en palos, animales, demonios o con ayuda de ungüentos,
  2. encuentros nocturnos con el Diablo y otras brujas en el sabbat o aquelarre,
  3. pactos con el Diablo,
  4. sexo con demonios (en forma de íncubos y súcubos) y
  5. la magia negra.
Portada del Malleus maleficarum en una edición de 1669

Esta idea de la brujería, predominante en la Edad Moderna y base de las cazas de brujas, era alarmante en la época, ya que se extendió la idea de que las brujas conspiraban para extender el poder del Diablo. La caracterización negativa de las brujas comparte algunas características con el antisemitismo (expresiones como «Synagoga Satanae», Sinagoga de Satanás, o «Shabat», para designar las reuniones nocturnas de las brujas), y tiene un fuerte carácter misógino.[12] Aunque no todos los sospechosos de brujería eran mujeres (hubo un significativo porcentaje de hombres procesados y ejecutados por delitos de brujería), se consideraba a la mujer más inclinada al pecado, más receptiva a la influencia del Demonio, y, por tanto, más proclive a convertirse en bruja.

La definición de la brujería como adoración al Diablo se difundió por toda Europa mediante una serie de tratados de demonología y manuales para inquisidores que se publicaron desde finales del siglo XV hasta avanzado el siglo XVII. El primero en alcanzar gran repercusión, gracias a la reciente invención de la imprenta, fue el Malleus Maleficarum ("Martillo de las brujas", en latín), un tratado filosófico-escolástico desapasionado y racional publicado en 1486 por dos inquisidores dominicos, Heinrich Kramer (Henricus Institoris, en latín) y Jacob Sprenger. El libro no sólo afirmaba la realidad de la existencia de las brujas, conforme a la imagen antes mencionada,[13] sino que afirmaba que no creer en brujas era un delito equivalente a la herejía: «Hairesis maxima est opera maleficarum non credere» (La mayor herejía es no creer en la obra de las brujas).

Tanto el Malleus como otros muchos libros que se publicaron en la época constituyeron el fundamento de la caza de brujas que se dio en toda Europa durante la Edad Moderna, especialmente en los siglos XVI y XVII, y que causó la muerte, según los cálculos más fidedignos, de unas 60.000 personas.

[editar] Pacto con el Diablo

Artículo principal: Pacto con el Diablo

Se atribuía a los acusados de brujería un pacto con el Diablo. Se creía que al concluir el pacto, el Diablo marcaba el cuerpo de la bruja, y que una inspección detenida del mismo podía permitir su identificación como hechicera.[14] Mediante el pacto, la bruja se comprometía a rendir culto al Diablo a cambio de la adquisición de algunos poderes sobrenaturales, entre los que estaba la capacidad de causar maleficios de diferentes tipos, que podían afectar tanto a las personas como a elementos de la naturaleza; en numerosas ocasiones, junto a estos supuestos poderes se consideraba también a las brujas capaces de volar (en palos, animales, demonios o con ayuda de ungüentos), e incluso el de transformarse en animales (preferentemente lobos).

La supuesta capacidad de volar también se asienta sobre algunos informes remitidos por los inquisidores a Felipe II tras su misión en Galicia. Tanto Felipe II como sus antecesores solicitaron a la Santa Inquisición investigaciones sobre la veracidad de las leyendas populares en lo que a la capacidad de volar se refiere. En los primeros informes se afirmaba no haber encontrado nada que pudiera confirmar las historias populares, pero las investigaciones posteriores cambiaron radicalmente y en los siguientes escritos los inquisidores afirmaron haber visto volar a las brujas y salir por las chimeneas con sus escobas.[15]

[editar] El aquelarre

Artículo principal: Aquelarre

Se creía que las brujas celebraban reuniones nocturnas en las que adoraban al Demonio. Estas reuniones reciben diversos nombres en la época, aunque predominan dos: sabbat y aquelarre. La primera de estas denominaciones es casi con seguridad[16] una referencia antisemita, cuya razón de ser es la analogía entre los ritos y crímenes atribuidos a las brujas y los que según la acusación popular cometían los judíos. La palabra aquelarre, en cambio, procede del euskera aker (macho cabrío) y larre (campo), en referencia al lugar en que se practicaban dichas reuniones.

El aquelarre. Ilustración del libro de Anton Praetorius

Según se creía, en los aquelarres se realizaban ritos que suponían una inversión sacrílega de los cristianos. Entre ellos estaban, por ejemplo, la recitación del Credo al revés, la consagración de una hostia negra, que podía estar hecha de diferentes sustancias, o la bendición con hisopo negro.[17] Además, casi todos los documentos de la época hacen referencia a opíparos banquetes (con frecuencia también a la antropofagia) y a una gran promiscuidad sexual. Una acusación muy común era la del infanticidio, o los sacrificios humanos en general.

La principal finalidad de los aquelarres era, sin embargo, siempre según lo considerado cierto en la época, la adoración colectiva del Diablo, quien se personaba en las reuniones en forma humana o animal (macho cabrío, gato negro, etc). El ritual que simbolizaba esta adoración consistía generalmente en besar el ano del Diablo (osculum infame). En estas reuniones, el Diablo imponía también supuestamente su marca a las brujas, y les proporcionaba drogas mágicas para realizar sus hechizos.

Se creía que los aquelarres se celebraban en lugares apartados, generalmente en zonas boscosas. Algunos de los más célebres escenarios de aquelarres fueron las cuevas de Zugarramurdi (Navarra) y Las Güixas (cerca de Villanúa, en la provincia de Huesca) en España, el monte Brocken (mencionado en el Fausto de Goethe), en Alemania, Carnac en Francia; el nogal de Benevento y el paso de Tonale, en Italia. Se creía también que algunos aquelarres se celebraban en lugares muy lejanos de la residencia de las supuestas brujas, que debían por tanto hacer uso de sus poderes sobrenaturales para desplazarse volando: por ejemplo, se acusó a algunas brujas del País Vasco francés de asistir a aquelarres en Terranova.

Algunas fechas se consideraban también especialmente propicias para la celebración de aquelarres, aunque varían según las regiones. Una de ellas era la noche del 30 de abril al 1 de mayo, conocida como la noche de Walpurgis.

[editar] El vuelo

¡Linda maestra! (Goya)

Se atribuía a las brujas la capacidad de desplazarse volando a los aquelarres. Esta creencia se remonta, al menos, a la Antigüedad clásica, aunque a menudo fue vista con escepticismo (por ejemplo, en el Canon episcopi se afirma la absoluta falsedad de esta idea). Los procedimientos empleados para volar varían según los diferentes testimonios: en el Canon episcopi, por ejemplo, se hace referencia a la creencia de que las brujas se desplazaban en animales voladores. Sin embargo, el medio de locomoción más frecuente, y que como tal ha perdurado en la imagen actual de la bruja, es la escoba.

El simbolismo de la escoba se ha interpretado de diversas formas. Para algunos autores se trata de un símbolo fálico[cita requerida], lo que se relacionaría con la supuesta promiscuidad sexual de las brujas. Otras teorías mencionan que la escoba pudo haber sido utilizada para administrarse determinadas drogas. En cualquier caso, llama la atención al tratarse de un objeto relacionado casi exclusivamente con la mujer.

Con respecto a los vuelos de las brujas, las opiniones de los teólogos de la épasca estuvieron muy divididas. Para algunos, tenían lugar físicamente, en tanto que otros consideraban que se trataba de ensueños inducidos por el Diablo. Modernamente se han relacionado con el consumo de ciertas drogas conocidas en la Europa rural, tales como el beleño, la belladona y el estramonio.

[editar] La metamorfosis

  • La cultura popular del norte de Europa atribuye a las brujas la transformación preferente en un gato negro.

[editar] Prácticas mágicas

Se acusaba a las brujas de la realización de hechizos mediante la magia negra, esto es, con fines maléficos. Mediante estos hechizos, lograban supuestamente hacer morir o enfermar a otras personas o al ganado, o desencadenar fenómenos meteorológicos que arruinaban las cosechas.

[editar] Interpretaciones de la brujería

[editar] Teoría del origen pagano

Una de las interpretaciones más interesantes, y que más arraigo han conseguido, es la que hace a las brujas representantes de antiguos cultos paganos, anteriores al Cristianismo, que sus perseguidores habrían identificado, errónea o malintencionadamente, con la adoración al Diablo. La principal defensora de esta teoría fue la inglesa Margaret Murray, que la expuso en tres libros: The Witch-cult in Western Europe (1921), God of the Witches (1933) y The Divine King in England (1954). Según Murray, la brujería deriva de una antigua religión neolítica, en la que se practicaban sacrificios humanos (en gran medida, las teorías de Murray están influenciadas por la obra clásica de James George Frazer, La rama dorada).

Según esta teoría, las "noches de brujas"" o sabbat corresponderían a las épocas del año en que, en el neolítico, se realizaban Ritos de Fertilidad para lograr que la naturaleza no muriera en el invierno y concediera buenas cosechas en el verano, el 31 de julio y el 1 de febrero. De este modo, la brujería permanecía subterráneamente ligada a las "religiones panteístas", concretamente de influencias germánicas y celtas. Estas reuniones serían el residuo de los ritos femeninos griegos y romanos al dios Baco y otros ritos de origen Tracio. Y las denominadas brujas serían las herederas de las sacerdotisas Bacantes tras la entrada del Cristianismo. El Macho cabrío parece corresponder más al "dios de la fertilidad" Pan y los "sátiros".

El punto de vista de Murray sobre la brujería resultó muy atractivo por el destacado papel que concedía a la mujer y a su sexualidad, y por lo que implicaba de resistencia contra la opresión de la Iglesia. Durante los años 30, surgió en el Reino Unido un movimiento de recuperación de la brujería, en gran medida basado en las teorías de Murray. Tuvo también una gran influencia en Gerald Gardner, autor del que puede considerarse el texto fundacional de la Wicca, Witchcraft Today (1954), cuyo prólogo fue escrito por Murray.

Las tesis de Murray, que gozaron de amplio crédito hasta la década de 1960, son hoy muy cuestionadas,[18] ya que se basan en fuentes poco dignas de crédito (las confesiones de las propias brujas, a menudo realizadas bajo tortura).

[editar] La caza de brujas

Artículo principal: Caza de brujas

Entre los siglos XV y XVIII se dio una persecución particularmente intensa de la brujería, conocida como caza de brujas. Esta persecución afectó a la práctica totalidad del territorio europeo, si bien fue particularmente intensa en Centroeuropa, en los estados semiindependientes bajo la autoridad nominal del Sacro Imperio Romano Germánico, y en la Confederación Helvética. Los estudiosos actuales del tema dan una cifra aproximada de 110.000 procesos y 60.000 ejecuciones, a pesar de que cálculos anteriores arojaban cifras mucho más elevadas.

La caza de brujas tiene su origen en la Inquisición, tribunal creado por el Papado para perseguir la herejía, pero que a partir del siglo XIV comenzó a prestar atención al fenómeno de la brujería. La principal acusación contra las brujas era la de demonolatría, o adoración del Diablo, concretada ya en una obra clásica sobre el tema, el Malleus maleficarum ("Martillo de brujas"). Entre los siglos XVI y XVIII aparecieron numerosas obras de eclesiásticos y juristas acerca de este tema.

Contra lo que suele creerse, la mayor parte de los procesos por brujería los llevaron a cabo tribunales civiles, y la Inquisición solo tuvo un papel preponderante en los primeros años de la caza de brujas. Los procesos tuvieron lugar por igual en países católicos y protestantes. En los territorios de religión ortodoxa, en cambio, las cazas fueron de intensidad mucho menor.

Durante estos procesos, se aplicó con frecuencia la tortura para obtener confesiones, por lo cual los investigadores actuales suelen manifestar cierto escepticismo acerca de lo manifestado en los juicios por brujería.

Algunos procesos se han hecho especialmente célebres, como el de las brujas de Salem, en los Estados Unidos, tema de una célebre obra del dramaturgo Arthur Miller publicada en 1953, que popularizó la expresión "caza de brujas" en relación con la Comisión de Actividades Antiamericanas del senador Joseph McCarthy (la época conocida como "macartismo"). Desde entonces, la expresión "caza de brujas" se aplica metafóricamente a cualquier persecución de tipo ideológico.

En España, la Inquisición dejó de perseguirlas a raíz del proceso contra las brujas de Zugarramurdi (segunda mitad del siglo XVII), en el que los inquisidores se encontraron ante la posibilidad de tener que quemar a varios miles de mujeres si resultaban condenadas. Resolvieron la cuestión declarando que no tenían pacto con el diablo y desde entonces no se quemó a ninguna otra.

En el siglo XVI Anton Praetorius (1560-1613), un pastor y teólogo calvinista alemán, luchó contra la persecución de brujas y la tortura en su obra Gründlicher Bericht, un informe completo acerca de la brujería y las brujas.

[editar] La brujería en otras culturas

Entre las diversas manifestaciones del chamanismo en el norte del continente americano, está el nagualismo (o nahualismo) mexicano, según el cual el brujo o bruja puede transformarse en su animal protector, que puede ser tanto volador como terrestre, doméstico como salvaje. En América del Sur, según la tradición de Chile y algunas zonas de Argentina, la transformación de las brujas era principalmente en aves, aunque también se mencionan otros animales; destaca un tipo de bruja o brujo al que, al igual que los Calcu en la tradición Mapuche, se suponía la capacidad de convertirse en un mítico pájaro conocido como Chonchón. En Perú los chamanes suelen convertirse en animales de granja, como por ejemplo transformarse en cerdo o cabra.

Referente a la forma de vuelo que se les atribuía en el resto del mundo, en México creían en el nahualismo, acto por medio del cual las brujas practicantes de antiguos ritos prehispánicos podían convertirse o metamorfosearse en aves nocturnas como lechuzas o búhos; en el caso de Chile destacaba la creencia de que el brujo chilote contaba con un "macuñ" (del mapudungun makuñ: "manto"o "chaleco") hecho con la piel del pecho de un cadáver humano. Igualmente en este país y en Argentina se les atribuía la capacidad del vuelo transformados en aves de "mal agüero" (mala suerte), ejemplo de ello es la leyenda de la Voladora.

[editar] Las brujas en el folclore europeo

[editar] Su reflejo en la literatura infantil

Ilustración de «The Lancashire witches» de William Harrison Ainsworth.

La bruja tiene un papel esencial en los cuentos infantiles, como los recopilados por los Hermanos Grimm, en donde es el personaje malvado arquetípico. Las brujas de cuento más famosas son:

  • la madrastra de Blancanieves, que intenta asesinar a ésta con una manzana envenenada;
  • La Baba Yaga del folclore ruso, reflejada en el relato homónimo de Aleksandr Nikolaievich Afanasiev, una vieja bruja que habita en una casa mágica que es capaz de caminar sobre patas de ave;

En la reciente literatura norteamericana también se recoge el mito de la bruja, pero ya no tienen por qué ser malvadas. Así, en El Mago de Oz aparecen dos brujas malvadas y dos bondadosas.

[editar] La belleza y la fealdad

Tradicionalmente se asocia la imagen de la bruja a una mujer anciana, fea y especialmente desagradable. Sin embargo, se creía que entre sus poderes estaba el de poder modificar su aspecto a voluntad, mostrándose como una joven hermosa y deseable. La bruja utilizaría esta apariencia para seducir a los hombres y llevarlos a la perdición.[19]

[editar] Brujería en la cultura popular

En la mayoría de las series de televisión que tratan el tema de la Brujeria, las brujas son presentadas como hermosas, buenas y heroínas. Una de las primeras series televisivas en tocar el tema fue Hechizada, con Elizabeth Montgomery, seguida de series como La peor bruja, Sabrina, la bruja adolescente, Buffy la cazavampiros, Charmed y la británica Hex.

La buena imagen de las brujas también apareció en los comics, una de las más conocidas es Wendy, la brujita buena, quién apareció en los comics de Gasparín. Las brujas buenas también aparecieron en muchos trabajos literarios, siendo particularmente determinante Harry Potter y toda su serie, si bien no es ni la primera ni la última obra literaria que toca el tema de la brujería. H.P. Lovecraft escribió muchos cuentos sobre brujería, generalmente en el estilo clásico grotesco de bruja malvada y fea. También es malvada la Bruja Blanca en la serie literaria cristiana Las crónicas de Narnia, no obstante las brujas son buenas y heroínas valientes que luchan contra un gobierno opresor en la serie de libros La materia oscura que comienza con La brújula dorada. Tanto la serie de Harry Potter, como La brújula dorada y Las crónicas de Narnia han sido llevadas al cine.

La literatura juvenil actual se suele desmarcar de esta visión, más basada en La Celestina, para recrear otro bruja más agradable a la vista, pero igual de peligrosa. Varios dibujantes han representado a las brujas como mujeres jóvenes y dotadas de un enorme atractivo innato. Buenos ejemplos son las numerosas damas que tratan de hechizar, utilizar o contratar a Conan el Bárbaro o la deslumbrante y turgente Reina Bruja de Anubis, que trató de seducir y hechizar al Capitán Trueno y al final, siguiendo la línea de no mostrar a la bruja como un ser malvado, dio su vida por la de la reina Sigrid, para verlos juntos antes de morir.

Películas sobre brujas hay muchas, tanto como villanas en Brujas y Hocus Pocus, glamorosas como en Las Brujas de Eastwick, ó en calidad de heroinas en las versiones filmicas de Harry Potter y La Brújula Dorada. También se tocó el tema desde el punto de vista del teen-drama en Jóvenes Brujas, aunque la película hace una visión negativa de la Brujería, curiosamente la actriz Fairuza Balk, protagonista de la película se convirtió a la Wicca en la vida real tras filmar Jóvenes Brujas.

También se cita a las brujas en varias series anime (dibujo animado japonés) como héroes o villanos dando como ejemplo la serie de anime Soul Eaterdonde los protagonistas de la serie tienen como tarea la misión de eliminar demonios y brujas, confiscando sus almas para el Dios de la Muerte o Shinigami y así evitar el caos que estas causan al mundo y convertir a sus armas en Death Scythe (Guadaña Mortal)un tipo de arma exclusiva para el Shinigami, pero en el mismo anime Soul Eater muestran a una Bruja conocida como Blair, que después de enfrentarse a los protagonistas Soul Eater Evans y Maka Albarn es derrotada y se vuelve parcialmente buena transformándose en su mascota (Ya que esta se transformaba en Gato).

 

[editar] Referencias

  1. Cfr. Lewis, John: Antropología simplificada, SELECTOR, 1985 ISBN 978-968-403-041-1; p. 81: "Brujería es la asociación de sí mismo con poderes sobrenaturales para fines destructivos y antisociales. También se llama magia negra".. Véase también Delgado Ruiz, Manuel:La magia: La realidad encantada, 1992, p. 67: "la magia negra o maléfica, habitualmente agrupada en sus expresiones bajo el difuso epígrafe de «brujería»".
  2. Han alcanzado gran popularidad las teorías de Margaret Murray, expuestas en tres libros (The Witch Cult in Western Europe, 1921; The God of the Witches, 1933; The Divine King in England, 1954), según las cuales las brujas eran realmente miembros de un culto precristiano, de orígenes prehistóricos. Sin embargo, existen fuertes argumentos contra estas teorías: entre ellos, el hecho de que no hay prueba alguna de que las brujas llegaran realmente a realizar reuniones nocturnas, como se les atribuye generalmente (ref: Levack, La caza de brujas en la Europa moderna, p. 43).
  3. Julio Caro Baroja: Las brujas y su mundo, Madrid: Alianza Editorial, 1968; p. 135.
  4. Esta distinción era además frecuente en la literatura española del Siglo de Oro: en El coloquio de los perros, Cervantes hace decir al perro Berganza (ref:El coloquio de los perros):
    [...] he querido dejar todos los vicios de la hechicería, en que estaba engolfada muchos años había y sólo me he quedado con la curiosidad de ser bruja, que es un vicio dificultosísimo de dejar.
  5. Carmelo Lisón Tolosana, Las brujas en la historia de España, Madrid: Temas de Hoy, 1992, p. 25.
  6. Lisón Tolosana considera que el origen de la palabra puede encontrarse en el área pirenaica. En Gascuña y Béarn era también corriente el uso de una palabra etimológicamente relacionada, brouche. Debe tenerse en cuenta que en esta época el Languedoc y la Corona de Aragón eran áreas culturalmente muy relacionadas (ref: Carmelo Lisón Tolosana, op. cit., pp. 26-28).
  7. La prohibición de la magia antisocial se encuentra ya en la Ley de las XII Tablas (Tabula VIII). En la época de Sila se promulgó la Lex Cornelia de Sicariis et Veneficiis, que insiste en esta prohibición. Es interesante el hecho de que el delito de brujería (maleficium) se relaciona con el de envenenamiento (veneficium), sin duda porque en ambos se manipulaban drogas nocivas.
  8. Julio Caro Baroja, Las brujas y su mundo. Madrid: Alianza Editorial, 1968. Capítulo 2: "La hechicería grecolatina" (pp. 36-63).
  9. En el Canto X de La Odisea, Circe hechiza a los compañeros de Odiseo, transformándolos en cerdos
  10. "No, por la soberana a la que yo venero por encima de todas y a la que he elegido como cómplice, por Hécate, que habita en las profundidades de mi hogar, ninguno de ellos se reirá de causar dolor a mi corazón". (Eurípides, Medea, en Tragedias I. Madrid: Gredos, 2000; p. 87
  11. Levack, p. 70.
  12. Según Norman Cohn, el estereotipo negativo de la bruja tiene estrechos puntos de contacto con las imágenes igualmente negativas adjudicadas históricamente a herejes y a judíos. Para Cohn, el estereotipo puede incluso remontarse a la caracterización negativa que de los cristianos hacían en el siglo II escritores grecolatinos, que también los acusan de antropofagia, infanticidio y promiscuidad sexual (ref: Norman Cohn, Los demonios familiares de Europa).
  13. Al tratarse de un libro relativamente temprano, algunas características propias de la imagen de la bruja no están todavía reflejados en él. No hay referencias, por ejemplo, al osculum infame o a la marca del diablo (ref: Levack, p. 84)
  14. La creencia en la marca de la bruja se desarrolló tardíamente, a partir del siglo XVI, y fundamentalmente en el ámbito protestante (ref: Levack, p. 80)
  15. Como se afirma en el documental La España Herética de TVE.
  16. Aunque se inclina por la citada, Caro Baroja menciona una segunda etimología posible para la palabra: podría derivar de Sabacio, uno de los sobrenombres de Dioniso (ref: Julio Caro Baroja, op. cit., p. 120).
  17. Levack, p. 68.
  18. Margaret Murray: Who Believed Her and Why? (review), por Jenny Gibbons (en inglés)
  19. http://4344.gxp-network.com/members/fantastic-sodomie/10.jpg

[editar] Véase también

[editar] Bibliografía

  • Cardini, Franco: Magia, brujería y superstición en el Occidente medieval. Barcelona: Península, 1982. ISBN 84-297-1803-6.
  • Caro Baroja, Julio: Las brujas y su mundo. Madrid: Alianza Editorial, 1968 (la reedición más reciente de este libro, de 2003, tiene el ISBN 84-206-7777-9).
  • Centini, Massimo: Las brujas en el mundo. Barcelona: De Vecchi, 2002. ISBN 84-315-2911-3
  • Cohn, Norman: Los demonios familiares de Europa. Madrid: Alianza Editorial, 1987. ISBN 84-206-2269-9
  • Levack, Brian P.: La caza de brujas en la Europa moderna. Madrid: Alianza Editorial, 1995. ISBN 84-206-2814-X.
  • Lisón Tolosana, Carmelo: Las brujas en la historia de España. Madrid: Temas de Hoy, 1992. ISBN 84-7880-219-3.
  • Murray, Margaret: El culto de la brujería en Europa occidental. Barcelona: Labor, 1978. ISBN 84-335-2414-3.
  • Tausiet, María: Abracadabra Omnipotens: magia urbana en Zaragoza en la Edad Moderna, Madrid: Siglo XXI, 2007. ISBN 978-84-323-1286-1.

[editar] Enlaces externos

Wikcionario