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Historia18

HISTORIA18: EL CONCILIO DE TRENTO. EL DECRETO SOBRE LAS IMÁGENES. En la sesión número veinticinco del Concilio de Trento, celebrado en el siglo XVI, se estructuró un Decreto sobre las imágenes, en el que se señalaban las características que debían seguir éstas y las funciones a cumplir.

El Concilio de Trento

En la sesión número veinticinco del Concilio de Trento, celebrado en el siglo XVI, se estructuró un Decreto sobre las imágenes, en el que se señalaban las características que debían seguir éstas y las funciones a cumplir. Distinguía dos tipos de imágenes:

  1. Dogmáticas, que defendían los dogmas de la Iglesia Católica frente a los protestantes, como Cristo, la Virgen, algunos santos (Pedro y Pablo), Apóstoles y Evangelistas, Padres de la Iglesia y Virtudes teologales y cardinales.
  2. Devocionales, aquellas que aludían al resto de los santos, los que eran más venerados por tradición o los extraidos del santoral hispano-visigodo o mozárabe. También dentro de este grupo se encontraban los llamados santos de las necesidades o taumaturgos que combatían las pestes y las catástrofes, como san Roque, san Sebastián, san Antón y san Miguel Arcángel.

Además de estas imágenes tradicionales, se añadieron las introducidas por las órdenes religiosas, sus santos propios y nuevas advocaciones de la Virgen. Los dominicos aportaron la Virgen del Rosario, los franciscanos, las ánimas y la de Dolores, y los carmelitas la Virgen del Carmen.

Después del Concilio de Trento la devoción mariana invade la iconografía con nombres-topónimo que surgen del lugar de las apariciones en toda la geografía del catolicismo. Existe también una gran difusión del culto del personaje bíblico de María Magdalena que se hace en el norte de España, patrona de los peregrinos (y de los apestados) junto con Santiago el Mayor. Sin embargo, la imagen de la Virgen de la Leche o Galactotrofusa o de Belén está totalmente prohibida durante esta época y las ya existentes tienen que retirarlas del culto.

Concilio de Trento

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Concilio de Trento
XIX Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica
Fecha15451563
Reconocido porCatolicismo
Concilio anteriorLetrán V
Concilio posteriorConcilio Vaticano I
Convocado porPapa Paulo III
Presidido porPaulo III Julio III Pío IV
Participación255 en la última sesión
Tema principalLa escisión de la Iglesia por la reforma protestante. Se decretó sobre la Justificación, los Sacramentos, la Eucaristía, el Canon de la Sagradas Escrituras y otros temas, con variadas disposiciones disciplinares.

El Concilio de Trento fue un concilio ecuménico de la Iglesia Católica Romana desarrollado en periodos discontinuos durante 25 sesiones, entre el año 1545 y el 1563. Tuvo lugar en Trento, una ciudad del norte de la Italia actual, que entonces era una ciudad libre regida por un príncipe-obispo.

Contenido

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[editar] Contexto histórico

Desde 1518, los protestantes alemanes venían reclamando la convocatoria de un concilio alemán, y el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico intentaba cerrar las diferencias entre católicos y reformistas para poder hacer frente a la amenaza turca. En la Dieta de Worms (1521) se intentó zanjar las disputas, pero sin éxito: Martín Lutero (a quien Carlos V permitió que fuera convocado a dicha Dieta) acusó a Roma de ejercer la tiranía, y el Emperador se comprometió por escrito a defender la fe católica incluso con las armas. En las Dietas posteriores, los príncipes alemanes, tanto protestantes como católicos, continuaron insistiendo en un concilio.

En vista de la situación hubo grandes presiones del emperador sobre el Papa Clemente VII para que lo convocara, a lo que éste se resistía. Al cabo de un tiempo, en 1529, Clemente VII se comprometió a ello, pero la oposición del legado papal en la Dieta de Augsburgo de 1530 retrasó de nuevo el proyecto. Sin embargo, el principal responsable de que no se llegara a convocar fue la férrea oposición del rey Francisco I de Francia, ya que para que el concilio tuviese éxito era necesaria la aprobación de la mayoría de los monarcas.

Desde antes de esta crisis extrema, la iglesia había intentado mejorar. Podemos mencionar a los cardenales Francisco Jiménez de Cisneros, Hernando de Talavera y Pedro González de Mejía, que en el siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, en España, se dedicaron a mejorar la moral de la institución, nombrando obispos de grandes cualidades y fundando establecimientos educativos. En Italia, se había creado una asociación de seglares piadosos y clérigos, llamada el Oratorio del Amor Divino, que inició sus actividades secretas en 1517, sobre la base del amor al prójimo. Estos intentos, sin embargo no bastaban. En Alemania se destacó la labor del obispo Nicolás de Cusa.

Fue Paulo III, que había vivido las luchas en Italia, quien asumió el compromiso de unificar a los católicos, logrando la reunión de un Concilio, después de que varios Papas lo hubieran intentado sin éxito. Al principio fue admirador del humanista cristiano Erasmo de Rotterdam, y vio factible una posible reconciliación con los protestantes, pero luego acabó desechando esa posibilidad.

[editar] Convocatoria

Sesión del Concilio de Trento, cuadro de Tiziano.

Paulo III intentó reunir el concilio primero en Mantua, en 1537, y luego en Vicenza, en 1538, al mismo tiempo que negoció en Niza una paz entre Carlos V y Francisco I. Tras diversos retrasos, convocó en Trento (Italia) un Concilio General de la Iglesia, el 13 de noviembre de 1545, que trazó los lineamentos de las reformas católicas (luego conocidas como Contrarreforma). Se contó con la presencia de veinticinco obispos y cinco superiores generales de Órdenes Religiosas. Las reuniones, que sumaron en total 25, con suspensiones esporádicas, se prolongaron hasta el 4 de diciembre de 1563.

El espíritu e idea del concilio, fue plasmada por la gestión de los jesuitas, Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Francisco Torres. La filosofía le fue inspirada por Cardillo de Villalpando y las normas prácticas, sobre sanciones de conductas, tuvieron como exponente principal al obispo de Granada, Pedro Guerrero.

En este concilio, que culminó bajo el mandato del Papa Pío IV, se decidió que los obispos debían presentar capacidad y condiciones éticas intachables, se ordenaban crear seminarios especializados para la formación de los sacerdotes y se confirmaba la exigencia del celibato clerical. Los obispos no podrían acumular beneficios y debían residir en su diócesis.

Se impuso, en contra de la opinión protestante, la necesidad de la existencia mediadora de la iglesia, como Cuerpo de Cristo, para lograr la salvación del hombre, reafirmando la jerarquía eclesiástica, siendo el Papa la máxima autoridad de la iglesia. Se ordenó, como obligación de los párrocos, predicar los domingos y días de fiestas religiosas, e impartir catequesis a los niños. Además debían registrar los nacimientos, matrimonios y fallecimientos.

Reafirmaron la validez de los siete sacramentos, y la necesidad de la conjunción de la fe y las obras, sumadas a la influencia de la gracia divina, para lograr la salvación, restando crédito a Lutero que sostenía que el hombre se salva por la fe y no por las obras que realizase. También se opuso a la tesis de la predestinación de Calvino, quien aseguró que el hombre está predestinado a su salvación o condena. En refutación a esa idea, la iglesia sostuvo que el hombre puede realizar obras buenas ya que el pecado original no destruye la naturaleza humana, sino que solamente la daña.

Los santos fueron reivindicados al igual que la misa, y se afirmó la existencia del purgatorio. Para cumplir sus mandatos, se creó la Congregación del Concilio, dándose a conocer sus disposiciones a través del “Catecismo del Concilio de Trento”.

Se reinstauró la práctica de la Inquisición que había surgido en el siglo XIII, para depurar a Francia de los herejes albigenses. Ya restablecida en España desde el año 1478, se propagó por varios países europeos bajo la denominación de Santo Oficio, que usó la tortura para obtener confesiones. Si ese método no daba los resultados esperados, de arrepentimiento del hereje, éste quedaba en manos del poder civil, que lo condenaba generalmente a la muerte en la hoguera. El protestantismo debió soportar la Inquisición en varios estados, pero fue principalmente efectivo en España, Italia y Portugal.

También creó el Índice, en 1557, por el cual se estableció una censura contra la publicación de pensamientos que pudieran ser contrarios a la fe católica, y se quemaron muchos libros considerados heréticos.

Posterior al Concilio, en 1592, se publicó una edición definitiva de la Biblia, sosteniéndola como fuente de la revelación de la verdad divina, pero otorgando también dicho carácter a la Tradición, negándose su libre interpretación, considerando ésta, una tarea del Papa y los obispos, herederos de San Pedro y los apóstoles, a quienes Cristo les asignó esa misión.

[editar] Desarrollo

Cuando finalmente se convocó fue un concilio difícil y con continuas interrupciones, en el que pueden distinguirse hasta tres periodos con tres Papas diferentes: Pablo III, Julio III y Pío IV.

Pablo III siempre había sido muy favorable, como cardenal, a la celebración de un concilio general, que finalmente convocó para mayo de 1537 en la ciudad de Mantua. Pero sufrió sucesivos aplazamientos y cambios de lugar por variados motivos:

  • La mayoría de los prelados se mostraban reacios a celebrar un concilio en aquel momento.
  • Los príncipes alemanes protestantes reunidos en la ciudad de Esmalcalda en 1535 (la Liga de Esmalcalda) cambiaron de estrategia y también se opusieron.
  • Los impedimentos puestos por Enrique VIII de Inglaterra y, sobre todo, por Francisco I de Francia.
  • El progresivo distanciamiento de Carlos I y el papa Pablo III. Los dos monarcas cristianos más importantes de aquel momento, Carlos I y Francisco I, estaban continuamente enzarzados entre ellos en disputas y conflictos militares. El monarca francés presentaba una actitud cambiante y ambigua frente al Papa, la amenaza turca y los protestantes, mientras que Carlos I se mostró claro y decidido en estos temas. A pesar de ello, el Papa siempre aparecía neutral en sus disputas, lo que irritaba profundamente al emperador.

Finalmente, el 13 de diciembre de 1545 se pudo declarar abierto el concilio en la ciudad de Trento. En marzo de 1547 se trasladó a Bolonia debido a una plaga, aunque parte de los obispos se negaron a desplazarse. Tras varias disputas se acabó prorrogando de manera indefinida en septiembre de 1549. Pablo III murió en noviembre de 1549.

Julio III, nombrado Papa en 1550, entabló inmediatamente negociaciones con Carlos I para reabrir el concilio, lo que tuvo lugar en Trento el 1 de mayo de 1551. Pero apenas se celebraron unas pocas sesiones. El elector Mauricio de Sajonia, aliado de Carlos I, lanzó un ataque furtivo sobre éste. Tras derrotar a las tropas imperiales, avanzó sobre el Tirol, con lo que puso en peligro a la propia ciudad de Trento. Esta amenaza provocó una nueva interrupción en abril de 1552. Julio III murió en 1555.

Tras el corto papado de Marcelo II (23 días) fue elegido Pablo IV en 1555. Llevó a cabo reformas en la Iglesia, pero no convocó la continuación del concilio. Carlos I de España abdicó en 1556 y dividió sus estados entre su hijo Felipe (Felipe II de España) y su hermano Fernando (Fernando I de Alemania).

Pío IV fue elegido Papa en 1559 y se mostró en seguida dispuesto a la continuación del concilio. Sin embargo, Fernando I y Francisco I preferían un concilio nuevo en una ciudad diferente a Trento y, además, los protestantes se oponían frontalmente a un concilio. Tras nuevos retrasos se reabrió el 18 de enero de 1562 y ya continuó hasta su clausura el 4 de diciembre de 1563. Constituye el periodo conciliar más importante de los tres.

El Emperador intentó, al igual que hizo en su momento con la Dieta de Worms, que estuvieran representadas todas las partes, incluyendo a los protestantes, para que el concilio fuese verdaderamente ecuménico. Reiteró las invitaciones a los protestantes en los tres periodos y les ofreció salvoconductos. Sin embargo, sólo tenían derecho de palabra; al haber sido excomulgados no tenían derecho a voto. Esto, unido a las frecuentes escaramuzas militares y al complicado mapa político alemán, hizo que finalmente no acudiesen delegados protestantes.

El número de asistentes varió considerablemente entre los tres periodos. Los nombres que merecen destacarse por sus contribuciones son Domingo de Soto, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Reginald Pole, Girolamo Seripando, Melchor Cano y Johannes Azra. Los teólogos y prelados españoles e italianos fueron los más importantes, tanto por su número como por la influencia que ejercieron.

[editar] Metodología del Concilio

Trento tuvo una actitud de apertura a escuchar las distintas escuelas teológicas; es decir, no es cierto que el concilio se cerrase al pluralismo teológico. El concilio de Trento abordará dos temas fundamentales:

Una sesión del Concilio de Trento en Santa María Maggiore.

1. Los fundamentos de la fe donde se contiene la revelación. Los protestantes dirán que el único principio de la fe es la Sola Scriptura, pero esto no puede ser admitido por los católicos por ir contra el Magisterio de la Iglesia. Por tanto Trento promulga un Decreto sobre los libros sagrados y las Tradiciones ¿Dónde se contiene la revelación? El concilio afirma que la revelación se contiene in libris scriptis et sine scripto traditionibus. ¿Cuál es la relación entre Escritura y Tradición?, es decir, ¿la revelación se contiene parte en la Sagrada Escritura y parte en la Tradición? El concilio no se pronuncia. La primera redacción del decreto decía partim... partim, pero esto se sustituyó por un et en la redacción definitiva.

2. Estas tradiciones ¿qué tradiciones son? Para los protestantes son creaciones humanas/costumbres eclesiásticas. El concilio dice que se trata de las Traditiones tum ad fidem tum ad mores pertinentes (tradiciones relativas a la fe o las costumbres). El problema son las tradiciones pertenecientes ad mores /costumbres o a los fundamentos del actuar cristiano. ¿Las costumbres eclesiásticas contienen la Revelación, pertenecen a la Tradición constitutiva de la Revelación? El concilio no detalla más.

El problema está en distinguir qué elementos pertenecen a las tradiciones eclesiásticas y qué elementos a la Tradición constitutiva. Hay, pues, que interpretar.

[editar] Acuerdos adoptados en las sesiones

Sesiones I y II: Celebradas el 13 de diciembre de 1545 y el 7 de enero de 1546 respectivamente. Cuestiones preliminares y orden del concilio.

III: Celebrada el 4 de febrero de 1546. Se reafirmó el Credo Niceno-constantinopolitano.

IV: Celebrada el 8 de abril de 1546. Aceptación de los Libros Sagrados y las tradiciones de los Apóstoles. Se declararon la Tradición y las Sagradas Escrituras como las dos fuentes de la revelación. La Vulgata se consideró la traducción aceptada de la Biblia.

V: Celebrada el 17 de junio de 1546. Decreto sobre el Pecado original.

VI: Celebrada el 13 de enero de 1547. Decreto de la Justificación en 16 capítulos (se reafirmó el valor de la fe junto al de las buenas obras). Cánones sobre la justificación. Ésta fue la sesión más importante del primer período.

VII: Celebrada el 3 de marzo de 1547. Cánones sobre los sacramentos en general. Cánones sobre el sacramento del bautismo. Cánones sobre el sacramento de la confirmación. Reforma de pluralidades, exenciones y asuntos legales del clero.

VIII: Celebrada el 11 de marzo de 1547. Se acepta el traslado a Bolonia para huir de la peste.

IX: Celebrada el 21 de abril de 1547 en Bolonia. Prórroga de la sesión.

X: Celebrada el 2 de junio de 1547 en Bolonia. Prórroga de la sesión.

Suspensión del concilio por el papa.

XI: Celebrada el 1 de mayo de 1551. Continuación del concilio.

XII: Celebrada el 1 de septiembre de 1551. Prórroga.

XIII: Celebrada el 11 de octubre de 1551. Decreto y cánones sobre el sacramento de la Eucaristía. Reforma de la jurisdicción episcopal y de la supervisión de los obispos.

XIV: Celebrada el 25 de noviembre de 1551. Doctrina y cánones sobre el sacramento de la penitencia y la extremaunción.

XV: Celebrada el 25 de enero de 1552. No se toman decisiones.

XVI: Celebrada el 28 de abril de 1552.

Acuerdo de suspensión del concilio.

XVII: Celebrada el 18 de enero de 1562. Reapertura del concilio.

XVIII: Celebrada el 26 de febrero de 1562. Necesidad de una lista de libros prohibidos.

XIX: Celebrada el 14 de mayo de 1562. Prórroga.

XX: Celebrada el 4 de junio de 1562. Prórroga.

XXI: Celebrada el 16 de julio de 1562. Doctrina y cánones sobre la comunión bajo las dos especies y la comunión de los párvulos. Reforma de la ordenación, el sacerdocio y la fundación de nuevas parroquias.

XXII: Celebrada el 17 de septiembre de 1562. Doctrina acerca del santísimo sacrificio de la Misa. La Eucaristía se definió dogmáticamente como un auténtico sacrificio expiatorio en el que el pan y el vino se transformaban en la carne y sangre auténticas de Cristo. Reforma de la moral del clero, la administración de fundaciones religiosas y los requisitos para asumir cargos eclesiásticos.

XXIII: Celebrada el 15 de julio de 1563. Doctrina y cánones sobre el sacramento del orden (la ordenación). Jerarquía eclesiástica. Obligación de residencia. Regulación de los Seminarios.

XXIV: Celebrada el 11 de noviembre de 1563. Doctrina sobre el sacramento del matrimonio. Se reafirmó la excelencia del celibato. Reforma de obispos y cardenales.

XXV: Celebrada los días 3 y 4 de diciembre de 1563. Decreto sobre el purgatorio. Se reafirman la existencia del purgatorio y la veneración de los santos y reliquias. Reforma de las órdenes monásticas. Supresión del concubinato en eclesiásticos. Se dejó al Papa la tarea de elaborar una lista de libros prohibidos, la elaboración de un catecismo y la revisión del Breviario y del Misal. De la Trinidad y Encarnación (contra los unitarios). Profesión tridentina de fe. Clausura del concilio.

[editar] Comentarios finales

Aunque no consiguió reunificar la cristiandad, el Concilio de Trento supuso para la Iglesia Católica una profunda catarsis.

Se convocó como respuesta a la Reforma Protestante para aclarar diversos puntos doctrinales. También abolió los ritos eucarísticos locales, respetando solo aquellos que atestaban de más de dos siglos de antigüedad (Rito mozárabe, rito lionés, rito ambrosiano) y estableció el rito de la ciudad de Roma conocido como Misa Tridentina, como rito de toda la iglesia latina. Desde un punto de vista doctrinal, es uno de los concilios más importantes e influyentes de la historia de la Iglesia Católica.

Por otro lado se abordó la reforma de la administración y disciplina eclesiásticas. El concilio eliminó muchos abusos flagrantes, como la venta de indulgencias o la educación de los clérigos, y obligó a los obispos a residir en sus obispados, con lo que se evitó la acumulación de cargos.

Sus decisiones giraron sobre cuatro puntos principales:

1) Contra los protestantes, que admitían como única autoridad la de las Escrituras, afirmando que la tradición (las interpretaciones de los Padres de la Iglesia, los papas y los concilios) constituyen, con las Escrituras, uno de los fundamentos de la fe, y que el único texto auténtico de la Biblia es la Vulgata, traducción latina hecha por San Jerónimo, sobre un texto griego del siglo IV.

2) Confirmó y definió los dogmas y prácticas rechazadas por los protestantes (presencia real de Cristo en la Eucaristía, justificación por la fe y por las obras, conservación de los siete sacramentos, las indulgencias, la veneración de la Virgen María y los santos, etc.), fijando con rigor la frontera entre la ortodoxia y lo que los jerarcas católicos consideraron como herejía, consumando la ruptura entre la Iglesia Católica y los protestantes.

3) Adoptó medidas para asegurar a la Iglesia un clero más moral y más instruido (prohibición del casamiento de los sacerdotes, prohibición de acumular beneficios, obligación de residencia para obispos y curas, creación de seminarios para la formación de sacerdotes, etc.)

4) Fortificó la jerarquía y, con ello la unidad católica, al afirmar enérgicamente la supremacía del papa, «Pastor Universal de toda la Iglesia» e, implícitamente, su superioridad sobre los concilios.

[editar] Bibliografía

  • RODRÍGUEZ, PEDRO / LANZETTI, RAÚL: El Catecismo Romano. Fuentes e historia del texto y de la redacción. Bases críticas para el estudio teológico del Catecismo del Concilio de Trento (1566), Pamplona 1982
  • JEDIN, Hubert. Historia del Concilio de Trento. 5 vol. Pamplona: Universidad de Navarra 1981. ISBN 84-313-0723-4

[editar] Enlaces externos

 

HISTORIA18: HARMONÍA (MITOLOGÍA). En la mitología griega, Harmonía (en griego antiguo Άρμονία Harmonía) es la diosa de la armonía y la concordia. Su equivalente en la mitología romana es Concordia, y su opuesta griega en Eris (equivalente a la Discordia romana).

Harmonía

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YO VOY A ESCOGER A DISCORDIA. QUIERO TENER EL "CONTROL" ¿QUÉ LE PARECE?
Estatua de Harmonía en los jardines de la Harmony Society en Old Economy Village (Pensilvania).

En la mitología griega, Harmonía (en griego antiguo Άρμονία Harmonía) es la diosa de la armonía y la concordia. Su equivalente en la mitología romana es Concordia, y su opuesta griega en Eris (equivalente a la Discordia romana).

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[editar] Orígenes

Según una versión, era hija de Ares y Afrodita, según otra, de Afrodita y Hefesto y según otra de Hermes y Afrodita. Incluso según otra, Harmonía era de Samotracia, siendo hija de Zeus y Electra, y su hermano Iasión fue el fundador de los ritos mistéricos celebrados en la isla. Por último, Harmonía era racionalizada como estrecha aliada de Afrodita Pandemos, el amor que une al pueblo, la personificación del orden y la unidad cívica.

Sin embargo, casi siempre Harmonía es esposa de Cadmo, con quien fue madre de Ino, Autónoe, Ágave y Sémele. Según en las antiguas escrituras, Harmonía figuraba como la abuela del dios Dioniso.

Quienes describen a Harmonía como una samotracia contaban que Cadmo, en su viaje a ese país, vio a Harmonía tras ser iniciado en los misterios, y se la llevó con la ayuda de Atenea. Cuando Cadmo fue obligado a abandonar Tebas, Harmonía le acompañó. Cuando llegaron al país de los enqueleos, estos le ayudaron en su guerra contra los ilirios, pero después él y Harmonía fueron transformados en dragones y enviados al Elíseo, o según otras fuentes fueron llevados allí en un carro tirado por dragones.[1]

[editar] Collar

Polinices dando a Erífile el collar de Harmonía. Enócoe ático de figuras rojas, c. 450–440 a. C. hallado en Italia.

Harmonía es renombrada en la historia antigua principalmente por la historia del collar mortal que recibió el día de su boda. Cuando el gobierno de Tebas fue otorgado a Cadmo por Atenea, Zeus le dio a Harmonía como esposa. Todos los dioses honraron la boda con su presencia. Cadmo regaló a la novia una toga y un collar, que había recibido de Hefesto o de Europa.[2] Este collar, llamado habitualmente Collar de Harmonía, traía la desgracia a todo aquél que lo poseía. Otras tradiciones afirmaba que Harmonía recibió este collar de alguna otra deidad, como Afrodita o Atenea.[3]

Polinices, que heredó el collar, lo dio a Erífile para que persuadiera a su marido Anfiarao a emprender campaña contra Tebas.[4] A través de Alcmeón, el hijo de Erífile, el collar llegó a manos de Arsínoe, luego a las de los hijos de Fegeo, Pronoo y Agenor, y finalmente a las de los hijo de Alcmeón, Anfótero y Acarnán, quienes lo dedicaron en el templo de Atenea Pronea en Delfos.[5] El collar había traído la desgracia a todos los que lo habían poseído, y continuó haciéndolo incluso después de ser depositado en Delfos. Failo, el tirano, lo robó del templo para agasajar a su amante, la esposa de Ariston. Esta lo llevó durante un tiempo, pero al final su hijo enloqueció y prendió fuego a la casa, donde pereció con todos sus tesoros.[6]

[editar] Otros personajes del mismo nombre

  1. Una ninfa que fue amada por Ares en las cañadas del bosque Acmonio. Las amazonas eran descendientes suyas.[7]

[editar] Véase también

[editar] Notas

  1. Apolodoro iii.5.4; Eurípides, Las bacantes 1233; Ovidio, Las metamorfosis iv.562 y sig.
  2. Apolodoro iii.4.2.
  3. Diodoro Sículo iv.48, v.49; Píndaro, Píticas iii.167; Estacio, Tebaida ii.266; comp. Hesíodo, Teogonía 934; Himno homérico a Apolo 195.
  4. Apolodoro iii.6.2; Escolio sobre las Píticas de Píndaro iii.167.
  5. Apolodoro iii.7.5-7.
  6. Ateneo vi.232; Partenio, Erotica Pathemata 25.
  7. Apolonio de Rodas, Argonáuticas ii.986.

[editar] Bibliografía

[editar] Enlaces externos

HISTORIA18: CONCORDIA (MITOLOGÍA). En la religión romana, Concordia era la diosa del acuerdo, el entendimiento y la armonía matrimonial. Su versión griega es Harmonía, y los harmonianos y algunos discordianos la igualan con Aneris.[1] Su opuesta es Discordia (o la griega Eris). Concordia es un pacto para conseguir armonía, entre partes que mantienen un litigio o un estado de conformidad o unión.

Concordia (mitología)

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Concordia, de pie con una patera y dos cornucopias, en el reverso de esta moneda de Aquilia Severa.
ÚNICA REPRESENTACIÓN QUE HA APARECIDO DE LA DIOSA DEL ACUERDO, EL ENTENDIMIENTO Y LA HARMONÍA, CONCORDIA. AQUÍ DESDE SIEMPRE INSISTIMOS EN LA HARMONÍA.

En la religión romana, Concordia era la diosa del acuerdo, el entendimiento y la armonía matrimonial. Su versión griega es Harmonía, y los harmonianos y algunos discordianos la igualan con Aneris.[1] Su opuesta es Discordia (o la griega Eris).

El culto de Concordia Augusta fue de especial importancia en la Familia real. Las inscripciones dedicadas a ella, en nombre de emperadores y miembros de la familia imperial, fueron habituales.[2]

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[editar] En el arte

En el arte, Concordia ha sido representada sentada, vistiendo un largo manto, y sosteniendo una patera (un cuenco para uso sacrificial), una cornucopia (símbolo de prosperidad) o un caduceus (símbolo de paz). Puede aparecer también a veces entre otras dos figuras, por ejemplo dos miembros de la Casa Real sacudiendo las manos.

Era asociada con un par de deidades femeninas, Pax y Salus--o Securitas y Fortuna. Este último par de conceptos (seguridad y fortuna) podía ser representando también por Hércules y Mercurio.[3]

[editar] Templos

El más antiguo Templo de la Concordia, construido en 367 a. C. por Marcus Furius Camillus, se levantó en el Foro Romano. Otros templos y lugares sagrados en Roma dedicados a Concordia estuvieron en gran medida relacionados geográficamente con el templo principal; entre ellos, estaban (en orden cronológico):

  • un lugar sagrado de bronce (aedicula) de Concordia erigido por el aedile Gnaeus Flavius en 304 a. C. "in Graecostasis" y "in area Volcani" (situado en Graecostasis, cerca del templo principal de Concordia). Lo había levantado con la esperanza de reconciliarse con la nobleza que había sido ultrajada por su publicación del calendario, pero el senado rechazaría la donación de dinero para su construcción y esta hubo entonces de financiarse con las multas a usureros condenados.[4] Debió de ser destruido cuando el templo principal fue ampliado por Opimius en 121 a. C.
  • otro construido en el arx (probablemente en el lado oriental, teniendo vistas al templo principal hacia abajo). Fue probablemente dedicado por el pretor Lucius Manlius en 218 a. C. tras sofocar un mutín entre sus tropas en la Galia Cisalpina,[5] comenzando la construcción el 217 y realizando la dedicación el 5 de febrero de 216.[6]
  • un templo a Concordia Nova, marcando el final de la guerra civil traído por Julio César. Fue votado por el senado en el 44 a. C.[7] aunque probablemente nunca fue construido.
  • un templo construido por Livia de acuerdo con el ’’Fasti’’ de Ovidio, VI.637‑638 ("te quoque magnifica, Concordia, dedicat aede Livia quam caro praestitit ipsa viro" - la única referencia literaria a este templo). La descripción del Porticus Liviae sigue inmediatamente, y es probable entonces que el templo estuviese muy cerca de este o dentro de él, aunque la pequeña estructura rectangular marcada en el Plano de mármol (frg. 10) difícilmente puede haber sido un templo al que le correspondiese el epíteto de "magnifica" (HJ 316).

En Pompeya, la gran sacerdotisa Eumachia dedicó una construcción a Concordia Augusta.[8]

[editar] Notas

  1. «"Mythics of Harmonia"». Consultado el 20-12-2007.
  2. H.L. Wilson (1912). «A New Collegium at Rome». American Journal of Archaeology 16(1):  pp. 94–96. doi:10.2307/497104. 
  3. Claridge, Amanda. Rome: An Oxford Archaeological Guide. New York: Oxford University Press, 1998 (la sección sobre el Templo de Concordia Augusta).
  4. Liv. IX.46; Plin. NH XXXIII.19; Jord. I.2.339.
  5. Liv. XXII.33.7; cf. XXVI.23.4.
  6. Liv. XXIII.21.7; Hemerol. Praen. ad Non. Feb., Concordiae in Arce;1 CIL I2 p233, 309; p138Fast. Ant. ap. NS 1921, 86, Concordiae in Capitolio; Hermes 1875, 288; Jord. I.2.112.
  7. Cass. Dio XLIV.4.
  8. Pompeii Forum Project (1997), Inscripción de la construcción de Eumachia & su análisi (en inglés).

[editar] Fuente

HISTORIA18: ERIS. En la mitología griega Eris (en griego antiguo Ἒρις) es la diosa de la discordia. En la mitología romana se le llama Discordia. Su opuesta en la mitología griega era Harmonía, y en la romana, Concordia.

Eris

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Para otros usos de este término, véase Eris (desambiguación).
Eris (pintura ateniense, c. 575-525 a. C.).

En la mitología griega Eris (en griego antiguo Ἒρις) es la diosa de la discordia. En la mitología romana se le llama Discordia. Su opuesta en la mitología griega era Harmonía, y en la romana, Concordia.

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[editar] Mitología griega

En los Trabajos y días, Hesíodo distingue dos diosas diferentes llamadas Eris:

Así que, después de todo, no había un único tipo de Discordia, sino que en toda la tierra había dos. Respecto a una, el hombre podría elogiarla cuando llegase a conocerla, pero la otra es censurable, y son de naturaleza completamente diferente
Pues una fomenta la guerra y batalla malvadas, siendo cruel: ningún hombre la ama; pero por fuerza, debido a la voluntad de los inmortales dioses, los hombres pagan a la severa Discordia su deuda de honor.
Pero la otra es la hermana mayor de la oscura Noche (Nix), y el hijo de Crono que se sienta en alto y mora en el éter, extendidas sus raíces en la tierra: y es mucho más amable con los hombres. Incluso logra que los perezosos trabajen duro; pues un hombre se vuelve ansioso por trabajar cuando tiene en cuenta a su vecino, un rico que se apresura por arar y plantar y poner su casa en orden, y el vecino compite con su vecino en apresurarse tras la riqueza. Esta Discordia es sana para los hombres. Y el alfarero se enfada con el alfarero, y el artesano con el artesano, y el mendigo envidia al mendigo, y trovador al trovador.[1]

En la Teogonía Hesíodo habla menos amablemente de Discordia, hija de la Noche, al engendrar otras personificaciones:

Por su parte Eris (Discordia) parió al doloroso Ponos (Pena), a Lete (Olvido) y a Limos (Hambre) y al lloroso Algos (Dolor), también a las Hisminas (Disputas), las Macas (Batallas), las Fonos (Matanzas), las Androctasias (Masacres), los Odios (Neikea), las Mentiras (Pseudologos), las Anfilogías (Ambigüedades), a Disnomia (el Desorden) y a Ate (la Ruina y la Insensatez), todos ellos compañeros inseparables, y a Horcos (Juramento), el que más problemas causa a los hombres de la tierra cada vez que alguno perjura voluntariamente.[2]

La otra Discordia es presumiblemente la que aparece en la Ilíada de Homero como hermana de Ares y por tanto probable hija de Zeus y Hera:

Discordia, insaciable en sus furores, hermana y compañera del homicida Ares, la cual al principio aparece pequeña y luego crece hasta tocar con la cabeza el cielo mientras anda sobre la tierra. Entonces la Discordia, penetrando por la muchedumbre, arrojó en medio de ella el combate funesto para todos y acreció el afán de los guerreros.[3]

Al principio del Libro XI, Zeus la envía para provocar a los aqueos.[4]

La leyenda más famosa protagonizada por Eris cuenta cómo inició la Guerra de Troya. Tanto los dioses y diosas como diversos mortales fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis (que luego serían padres de Aquiles). Sólo la diosa Eris no fue invitada debido a su naturaleza problemática. Así que Eris (en un fragmento de la Cipria, como parte de un plan urdido por Zeus y Temis) apareció en la fiesta con la Manzana de la Discordia, una manzana dorada con la palabra kallisti (‘para la más hermosa’ o ‘para la más bella’) inscrita, que arrojó entre las diosas provocando que Afrodita, Hera y Atenea la reclamasen para sí, iniciándose una riña. Zeus, para no tener que elegir entre las diosas, puesto que una era su esposa y las otras dos eran sus hijas, encargó ser juez a Paris. Entonces Hermes le transmitió al desventurado Paris, príncipe de Troya, que tendría que elegir a la más hermosa. Siendo como era la moralidad mitológica griega, cada una de las tres diosas intentó sobornarle para que la eligiera: Hera le ofreció poder político, Atenea le prometió destreza militar y Afrodita le tentó con la mujer más hermosa de la tierra, Helena, esposa de Menelao de Esparta. Siendo Paris un joven apasionado, y aunque no se sabe cuánto tiempo meditó sobre la cuestión, terminó por conceder la manzana a Afrodita, raptando luego a Helena y provocando así la Guerra de Troya.

En Las dionisíacas, Nono de Panópolis cuenta que cuando Tifón se prepara para luchar con Zeus:

Eris era la escolta de Tifón en el enfrentamiento, Niké llevó a Zeus a la batalla.[5]

[editar] Mitología discordiana

Eris ha sido la diosa mayor de la religión discordiana. En el proceso, ha sido despojada de su «personalidad» especial.

Eris ha sido adoptada como la diosa madre de la moderna religión discordiana. En el proceso, sin embargo, ha sido aligerada considerablemente en comparación con el bastante malévolo original grecorromano. Una cita del Principia Discordia, el libro sagrado del Discordianismo, intenta aclarar esto:

Un día Mal-2 consultó su glándula pineal y preguntó a Eris si realmente Ella creó todas aquellas cosas terribles. Ella le dijo que siempre Le habían gustado los Antiguos Griegos, que no podía confiarse en ellos para asuntos históricos. «Eran», añadió, «víctimas de una indigestión, ya sabes».

[cita requerida]

[editar] Notas

  1. Hesíodo, Trabajos y días 11–24.
  2. Hesíodo, Teogonía 226–232.
  3. Homero, Ilíada iv.440.
  4. Homero, Ilíada xi.1.
  5. Nono de Panópolis, Las dionisíacas ii.356.

[editar] Enlaces externos

HISTORIA18: NINFAS. En la mitología griega, una ninfa (en griego antiguo νύμφα) es una deidad femenina menor de la naturaleza, típicamente asociada a un accidente geográfico o lugar concreto, a pesar de lo cual eran designadas por el título de olímpicas, convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y descritas como hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, y ser representadas en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o semidesnudas, que aman cantar y bailar; poetas posteriores las describen a veces con cabellos del color del mar.[1] Se creía que moraban en la tierra: en arboledas, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas.[2] Según el lugar que habiten, se les llama Agrónomos (ἀγρονόμοι),[3] Orestíades (ὀρεστιάδες)[4] y Náyades (νηϊάδες).[5] Aunque nunca mueren de viejas o por enfermedad, y pueden engendrar de los dioses hijos completamente inmortales, ellas mismas no son necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas formas.

En la mitología griega, una ninfa (en griego antiguo νύμφα) es una deidad femenina menor de la naturaleza, típicamente asociada a un accidente geográfico o lugar concreto, a pesar de lo cual eran designadas por el título de olímpicas, convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y descritas como hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, y ser representadas en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o semidesnudas, que aman cantar y bailar; poetas posteriores las describen a veces con cabellos del color del mar.[1] Se creía que moraban en la tierra: en arboledas, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas.[2] Según el lugar que habiten, se les llama Agrónomos (ἀγρονόμοι),[3] Orestíades (ὀρεστιάδες)[4] y Náyades (νηϊάδες).[5] Aunque nunca mueren de viejas o por enfermedad, y pueden engendrar de los dioses hijos completamente inmortales, ellas mismas no son necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas formas.

Homero las describe con más detalle presidiendo sobre los juegos, acompañando a Artemisa,[6] bailando con ella, tejiendo en sus cuevas prendas púrpuras y vigilando amablemente el destino de los mortales.[7] A lo largo de los mitos griegos actúan a menudo como ayudantes de otras deidades principales, como el profético Apolo, el juerguista dios del vino Dioniso y dioses rústicos como Pan y Hermes. Los hombres les ofrecían sacrificios en solitario o junto con otros dioses, como por ejemplo Hermes.[8] Con frecuencia eran el objetivo de los sátiros.

El matrimonio simbólico de una ninfa y un patriarca, a menudo el epónimo de un pueblo, se repite sin fin en los mitos fundacionales griegos; su unión otorgaba autoridad al rey arcaico y su linaje.

 

Obtenido de http://es.wikipedia.org/wiki/Ninfa

HISTORIA18: NINFAS. En la mitología griega, una ninfa (en griego antiguo νύμφα) es una deidad femenina menor de la naturaleza, típicamente asociada a un accidente geográfico o lugar concreto, a pesar de lo cual eran designadas por el título de olímpicas, convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y descritas como hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, y ser representadas en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o semidesnudas, que aman cantar y bailar; poetas posteriores las describen a veces con cabellos del color del mar.[1] Se creía que moraban en la tierra: en arboledas, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas.

Ninfa

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Para otros usos de este término, véase Ninfa (desambiguación).

En la mitología griega, una ninfa (en griego antiguo νύμφα) es una deidad femenina menor de la naturaleza, típicamente asociada a un accidente geográfico o lugar concreto, a pesar de lo cual eran designadas por el título de olímpicas, convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y descritas como hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, y ser representadas en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o semidesnudas, que aman cantar y bailar; poetas posteriores las describen a veces con cabellos del color del mar.[1] Se creía que moraban en la tierra: en arboledas, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas.[2] Según el lugar que habiten, se les llama Agrónomos (ἀγρονόμοι),[3] Orestíades (ὀρεστιάδες)[4] y Náyades (νηϊάδες).[5] Aunque nunca mueren de viejas o por enfermedad, y pueden engendrar de los dioses hijos completamente inmortales, ellas mismas no son necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas formas.

Homero las describe con más detalle presidiendo sobre los juegos, acompañando a Artemisa,[6] bailando con ella, tejiendo en sus cuevas prendas púrpuras y vigilando amablemente el destino de los mortales.[7] A lo largo de los mitos griegos actúan a menudo como ayudantes de otras deidades principales, como el profético Apolo, el juerguista dios del vino Dioniso y dioses rústicos como Pan y Hermes. Los hombres les ofrecían sacrificios en solitario o junto con otros dioses, como por ejemplo Hermes.[8] Con frecuencia eran el objetivo de los sátiros.

El matrimonio simbólico de una ninfa y un patriarca, a menudo el epónimo de un pueblo, se repite sin fin en los mitos fundacionales griegos; su unión otorgaba autoridad al rey arcaico y su linaje.

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[editar] Etimología

Las ninfas son personificaciones de las actividades creativas y alentadoras de la naturaleza, la mayoría de las veces identificadas con el flujo dador de vida de los manantiales: como señala Walter Burkert, «la idea de que los ríos son dioses y las fuentes ninfas divinas está profundamente arraigada no solo en la poesía sino en las creencias y rituales; la adoración de estas deidades está limitada solo por el hecho de que se identifican inseparablemente con una localidad concreta.»[9]

La palabra griega νύμφη significa ‘novia’ y ‘velado’ entre otras cosas; es decir, una joven en edad casadera. Otros hacen referencia a esta palabra (y también a la latina nubere y a la alemana Knospe) como una raíz que expresa la idea de ‘crecer’ (según Hesiquio de Alejandría, uno de los significados de νύμφη es ‘capullo de rosa’).

[editar] Adaptaciones

Las ninfas griegas eran espíritus invariablemente vinculadas a lugares, no muy diferentes de los genii loci latinos, y la dificultad de transferir su culto puede verse en el complicado mito que llevó Aretusa a Sicilia. En las obras de los poetas latinos educados en griego, las ninfas absorbieron gradualmente en sus categorías a las divinidades indígenas italianas de los manantiales y los cursos de agua (Juturna, Egeria, Carmenta, Fonto), mientras que las Linfas (originalmente Lumpae) o diosas del agua italianas, debido a la similitud fortuita de sus nombres, pudieron ser identificadas con las ninfas griegas. Es improbable que las mitologías de los poetas romanos clasicistas influyeran en los ritos y cultos de las ninfas individuales veneradas por los campesinos en las fuentes y cañadas del Lacio. Entre los romanos cultos su esfera de influencia fue reducida, y aparecen casi exclusivamente como divinidades del medio acuático.

[editar] Clasificación y adoración

Ninfa Fluvial, por Mathurin Moreau.

Todas las ninfas, cuyo número es casi infinito, pueden ser divididas en dos grandes clases. La primera abarca todas aquellas que pueden ser consideradas como un tipo de divinidad inferior, reconocida en el culto de la naturaleza. Los griegos antiguos veían en todos los fenómenos ordinarios de la naturaleza alguna manifestación de la divinidad. Fuentes, ríos, grutas, árboles y montañas: todos les parecían cargados de vida, y no eran más que las encarnaciones visibles de otros tantos agentes divinos. Los saludables y beneficiosos poderes de la naturaleza eran pues personificaciones y considerados otras tantas divinidades, y las sensaciones producidas en el hombre por la contemplación de la naturaleza (sobrecogimiento, terror, alegría, placer) se atribuían a la acción de diversas deidades de la naturaleza. La segunda clase de ninfas son personificaciones de tribus, razas y estados, tales como Cirene y otras.

Las ninfas de la primera clase deben ser de nuevo divididas en varias especies, según las diferentes partes de la naturaleza de las que sean representativas:

  • Ninfas del elemento acuático: Deben mencionarse primero a las ninfas del océano, las Oceánides (Ὠκεανίδες u Ὠκεανῖναι; o ninfas marinas, νύμφαι ἅλιαι), que son consideradas hijas de Océano,[10] y a continuación a las ninfas del Mediterráneo o del mar interior, que son consideradas hijas de Nereo, por lo que son llamadas Nereidas (Νηρεΐδες).[11] Los ríos eran representados por las Potámides (Ποταμηΐδες), quienes, como divinidades locales, eran bautizadas según sus ríos como Aqueloides, Anígrides, Amnisíades o Pactólides.[12] Pero las ninfas del agua dulce, ya sea de ríos, lagos, arroyos o pozos, son también designadas por el nombre general de Náyades (Νηΐδες), aunque tengan además sus nombres específicos, como Creneas (Κρηναῖαι), Pegeas (Πηγαῖαι), Ἑλειονόμοι, Limnátides (Λιμνατίδες) o Limnades (Λιμνάδες).[13] Incluso los ríos de las regiones inferiores (el Inframundo) se describen con sus ninfas, de ahí las Nymphae infernae paludis (‘ninfas del pantano infernal’) y las Avernales.[14] Muchas de estas ninfas presidían sobre las aguas o las fuentes, creyéndose que inspiraban a quienes bebían de ellas, por lo que se pensaba que las propias ninfas estaban dotadas de poderes proféticos u oraculares y los inspiraban a los hombres, otorgándoles así el don de la poesía.[15] Los adivinos o sacerdotes inspirados eran por esto llamados a veces ninfileptos (νυμφύληπτοι).[16] Sus poderes, sin embargo, varían con los de la fuente sobre la que presiden, considerándose así que algunas tenían el poder de devolver la salud a las personas enfermas,[17] y como el agua es necesaria para alimentar a la vegetación así como a todos los seres vivos, las ninfas acuáticas (Hidríades, ἱδριάδες) eran también adoradas junto con Dioniso y Deméter como dadoras de vida y bendición a todas las criaturas, y este atributo es expresado por una variedad de epítetos, tales como καρποτρόφοι, αἰπολικαί, νόμιαι (‘nomias’), κουροτρόφοι (‘curótrofas’) y otros. Como su influencia era de esta forma ejercida sobre todas las secciones de la naturaleza, aparecen con frecuencia relacionadas con divinidades superiores, como por ejemplo con Apolo, el dios profético y protector de las manadas y rebaños;[18] con Artemisa, la cazadora y protectora del juego, pues ella misma fue originalmente una ninfa arcadia;[19] con Hermes, el fructífero dios de los rebaños;[20] con Dioniso[21] y con Pan, los Silenos y los Sátiros, a quienes se unían en deleites y bailes báquicos.
  • Ninfas de las montañas y grutas, llamadas Oréades (Ὀρειάδες) y Orodemníades (Ὀροδεμνιάδες), pero a veces también por nombres derivados de las montañas concretas que habitaban, como Citerónides (Κιθαιρωνίδες), Pelíades (Πηλιάδες), Coricias (Κορύκιαι), etcétera.[22]
  • Ninfas de los bosques, arboledas y praderas, donde se creía que a veces se aparecían y asustaban a los viajeros solitarios. Eran designadas por los nombres Alseides (Ἀλσηΐδες), Ὑληωροί, Auloníades (Αὐλωνιάδες) y Napeas (Ναπαῖαι).[23]
  • Ninfas de los árboles, de las que se creía que morían junto con los árboles en los que vivían y con los que habían llegado a existir. Eran llamadas Dríades (Δρυάδες), Hamadríades (Ἁμαδρυάδες) o Adríades (Ἀδρυάδες), de δρῦς, que significa no sólo ‘roble’ sino también cualquier árbol silvestre que crece majestuoso. Las ninfas de los árboles frutales eran llamadas Mélides (Μηλίδες), Melíades (Μηλιάδες), Epimélides (Ἐπιμηλίδες) o Hamamélides (Ἁμαμηλίδες). Parecen ser de origen arcadio y nunca aparecen junto con los grandes dioses.[24]

La segunda clase de ninfas, que estaban relacionadas con ciertas razas o localidades (Νύμφαι χθόνιαι),[25] tienen normalmente un nombre derivado de los lugares con los que estaban asociadas, como Nisíadas, Dodónidas o Lemnias.[26]

Los sacrificios ofrecidos a las ninfas solían consistir en cabras, corderos, leche y aceites, pero nunca vino.[27] Eran adoradas y honradas con santuarios en muchas partes de Grecia, especialmente cerca de las fuentes, arboledas y grutas, como por ejemplo cerca de una fuente en Cirtones,[28] en Ática,[29] en Olimpia,[30] en Mégara,[31] entre Sición y Fliunte[32] y en otros lugares.

[editar] En la cultura contemporánea

Ninfas danzando, de Adriaen y Pieter van der Werff (1718).

[editar] Folclore griego moderno

La antigua creencia griega en las ninfas sobrevivió en muchas partes del país hasta principios del siglo XX, cuando solían ser conocidas como «nereidas». En esa época, John Cuthbert Lawson escribió:

...no hay probablemente ningún rincón o aldea en toda Grecia donde las mujeres no tomen como mínimo precauciones contra los robos y las maldades de las nereidas, mientras siguen encontrándose muchos hombres que relatan de completa buena fe historias sobre su belleza, pasión y capricho. No es solo una cuestión de fe: más de una vez he estado en pueblos donde ciertas nereidas habían sido vistas por varias personas (al menos así lo aseguraban), y había una maravillosa coincidencia entre los testigos al describir su apariencia y atuendo.[33]

Las ninfas tendía a frecuentar zonas alejadas de los humanos pero podían ser halladas por viajeros solitarios fuera de los pueblos, donde podía oírse su música y estos podían espiar sus bailes o baños en un arroyo o charca, ya fuera en el calor del mediodía o a medianoche. Podían aparecer en un torbellino. Estos encuentros podían ser peligrosos, provocando enmudecimiento, enamoramiento, locura o apoplejía al desafortunado humano. Cuando los padres creían que su hijo había sido embrujado por una nereida, rezaban a San Artemidos.[34] [35]

[editar] Connotaciones sexuales

Debido a la representación de las ninfas mitológicas como seres femeninos que mantienen relaciones con hombres y mujeres a voluntad, y completamente fuera del dominio masculino, el término se aplica a menudo a quienes presentan una conducta parecida.

El término «ninfomanía» fue creado por la psicología moderna para aludir al «deseo de mantener relaciones sexuales a un nivel lo suficientemente alto como para considerarse clínicamente relevante». Debido al uso generalizado del término por parte de profanos y a los estereotipos asociados a él, los profesionales prefieren actualmente el término «hipersexualidad», que además puede aplicarse tanto a hombres como a mujeres.

La palabra «nínfula» se usa para aludir a una muchacha sexualmente precoz. Este término fue popularizado por la novela Lolita de Vladimir Nabokov. El protagonista, Humbert Humbert, usa la palabra incontables veces, normalmente en alusión a Lolita.

[editar] Véase también

[editar] Notas y referencias

  1. Ovidio, Las metamorfosis v.432.
  2. Homero, Odisea vi.123 y sig., xii.318; Ilíada xx.8, xxiv. 615.
  3. Homero, Odisea vi.105.
  4. Homero, Ilíada vi.420.
  5. Homero, Odisea xiii.104.
  6. Sin embargo véase Jennifer Larson (febrero de 1997). «Handmaidens of Artemis?». The Classical Journal 92 (3): pp. 249–257. http://www.jstor.org/stable/3298110.
  7. Homero, Odisea vi.105, ix.154, xiii.107, 356, xvii.243; Ilíada vi.420, xxiv.616.
  8. Homero, Odisea xiii.350, xvii.211, 240, xiv.435.
  9. Burkert (1985): III.3.3.
  10. Hesíodo, Teogonía 346 y sig.; Esquilo, Prometeo encadenado; Calímaco, Himno a Diana 13; Apolonio de Rodas iv.141; Sófocles, Filoctetes 1470.
  11. Hesíodo, Teogonía 240 y sig.
  12. Apolonio de Rodas iii.1219; Virgilio, Eneida viii. 70; Pausanias v.5 §6, i.31 § 2; Calímaco, Himno a Diana 15; Ovidio, Las metamorfosis vi. 16; Esteban de Bizancio s. v. Ἀμνισός.
  13. Homero, Odisea xvii.240; Apolonio de Rodas iii.1219; Teócrito v.17; Orfeo, Himnos 50.6; Argonáuticas 644.
  14. Ovidio, Las metamorfosis v.540; Fastos ii.610.
  15. Pausanias iv.27§2, ix.3§5, 34§3; Plutarco, Arístides 11; Teócrito vii. 92; véase también el artículo «Musas».
  16. Platón, Fedro 421e.
  17. Píndaro, Olímpicas xii.26; Pausanias v.5§6, vi.22§4.
  18. Apolonio de Rodas iv.1218.
  19. Apolonio de Rodas i.1225, iii.881; Pausanias iii.10§8.
  20. Homero, Himno a Afrodita 262.
  21. Orfeo, Himnos 52; Horacio, Carmen Saeculare i.1.31, ii.19.3.
  22. Teócrito vii.137; Virgilio, Eneida i.168, 500; Pausanias v.5§6, ix.3§5, x.32§5; Apolonio de Rodas i.550, ii.711; Ovidio, Heroidas xx.221; Virgilio, Églogas vi. 56.
  23. Apolonio de Rodas i.1066, 1227; Orfeo, Himnos 50.7; Teócrito xiii.44; Ovidio, Las metamorfosis xv.490; Virgilio, Geórgicas iv. 535.
  24. Pausanias viii.4§2; Apolonio de Rodas ii.477 y sig.; Antonino Liberal 31, 32; Homero, Himno a Venus 259 y sig.
  25. Apolonio de Rodas ii.504.
  26. Ovidio, Fastos iii.769; Las metamorfosis v.412, ix.651; Apolodoro de Atenas Apolodoro iii.4§3; Escolio sobre las Olímpicas de Píndaro xiii.74.
  27. Teócrito v.12, 53, 139, 149; Servio, Sobre las Geórgicas de Virgilio iv.380, Églogas v.74.
  28. Pausanias ix.24§4.
  29. Pausanias i.31§2.
  30. Pausanias v.15§4, vi.22§4.
  31. Pausanias i.40§1.
  32. Pausanias ii.11§3.
  33. Lawson, John Cuthbert (1910). Modern Greek Folklore and Ancient Greek Religion (1.ª edición). Cambridge: Cambridge University Press. p. 131.
  34. «la pagana Artemisa cedió sus funciones a su propio caso genitivo transformado en San Artemidos», como Terrot Reaveley Glover dijo al discutir el «politeísmo práctico en la adoración de los santos», en Progress in Religion to the Christian Era (1922) p. 107.
  35. Tomkinson, John L. (2004). Haunted Greece: Nymphs, Vampires and Other Exotika (1.ª edición). Atenas: Anagnosis. cap. 3. ISBN 9608808707.

[editar] Bibliografía

[editar] Enlaces externos

HISTORIA18: LA GUERRA DE TROYA Y LA MANZANA DE LA DISCORDIA ( Con ella la tradición popular ilustra el pasaje bíblico en que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso por probar el fruto del árbol del conocimiento y Dios les expulsó del paraíso. El paraíso simboliza el estado de tranquilidad antes de hacer el mal mientras que la manzana la tentación. Más tarde, en el arte, se utilizó como símbolo de la nueva Eva, es decir la Virgen María que intercedería ante su hijo por la salvación de la Humanidad. En muchas imágenes románicas la Virgen lleva en su mano derecha una manzana.). Eran consideradas por algunas las mismas «manzanas de dicha» que tentaron a Atalanta, frente a la «manzana de la discordia» usada por Eris para provocar un concurso de belleza en el Olimpo (que terminaría dando lugar a la Guerra de Troya).

Guerra de Troya

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La caída de Troya, por Johann Georg Trautmann (1713–1769). De las colecciones de los grandes duques de Baden, Karlsruhe.

La guerra de Troya fue un conflicto bélico en el que se enfrentaron una coalición de ejércitos aqueos contra la ciudad de Troya (también llamada Ilión), ubicada en Asia Menor y sus aliados. Según Homero, se trataría de una expedición de castigo por parte de los aqueos, cuyo casus belli habría sido el rapto (o fuga) de Helena de Esparta por el príncipe Paris de Troya.

Esta guerra es uno de los ejes centrales de la épica grecolatina y fue narrada en un ciclo de poemas épicos de los que sólo dos han llegado intactos a la actualidad, la Ilíada y la Odisea, ambas obras atribuidas a Homero. La Ilíada describe un episodio de esta guerra, y la Odisea narra el viaje de vuelta a casa de uno de los líderes griegos. Otras partes de la historia y versiones diferentes fueron elaboradas por poetas griegos y romanos posteriores.

Los antiguos griegos creían que los hechos que Homero relató eran ciertos. Creían que esta guerra había tenido lugar en los siglos XIII a. C. o XII a. C., y que Troya estaba situada cerca del estrecho de los Dardanelos en el noroeste de la península de Anatolia (actual Turquía). Por ejemplo, el historiador Heródoto no sólo consideraba segura la guerra, sino que además para él fue la causa originaria de las enemistades entre persas y griegos.[1] En tiempos modernos, tanto la guerra como la ciudad eran consideradas mitológicas.

En 1870 el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann excavó la colina de Hisarlik, donde creía que estaba la ciudad de Troya, hallando los restos de la antigua ciudad de Nueva Ilión y bajo la cual halló otras ruinas, y debajo de éstas, otras más. Cada una de estas ruinas daba lugar a los restos de distintas ciudades que parecían haber sido habitadas en épocas distintas. Schliemann pretendía hallar la Troya homérica pero, en el curso de los años, él y sus colaboradores hallaron siete ciudades sepultadas y más tarde otras tres. Sin embargo, quedaba por decidir cuál de estas diez ciudades era la Troya de Homero. Estaba claro que la capa más profunda, Troya I, era la prehistórica, la más antigua, tan antigua que sus habitantes aún no conocían el empleo del metal, y que la capa más a flor de tierra, Troya IX, tenía que ser la más reciente.

Algunos historiadores creen que Troya VI o Troya VII deben identificarse con la ciudad homérica, porque las anteriores son pequeñas y las posteriores son asentamientos griegos y romanos. Otros historiadores opinan que los relatos de Homero son una fusión de historias de asedios y expediciones de los griegos de la Edad del Bronce o del periodo micénico, y no describen hechos reales. Los que piensan que los poemas épicos de la guerra de Troya derivan de algún conflicto real, lo fechan entre 1300 a. C.1100 a. C.

Contenido

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[editar] El mito

[editar] Antecedentes. El juicio de Paris

Artículo principal: Juicio de Paris

Zeus se convierte en rey de los dioses tras destronar a su padre Crono; Crono a su vez había destronado a su padre Urano. Zeus escucha una profecía en que él a su vez será destronado por uno de sus hijos. Otra profecía dice que un hijo de la ninfa Tetis sería más grande que su padre. Posiblemente por alguna de estas razones, Tetis se casó por orden de Zeus con un mortal, el rey Peleo. Peleo y Tetis tuvieron un hijo llamado Aquiles quien, según otra profecía, moriría joven en Troya. Con la esperanza de protegerle, cuando era un niño su madre lo bañó en el río Estigia, haciéndolo invulnerable excepto en el talón, por donde lo sujetó.


Todos los dioses fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis, excepto Eris. Ésta se presentó de improviso en la boda y dejó sobre la mesa una manzana de oro en la que estaba inscrita la palabra kallisti (‘para la más hermosa’). La manzana fue reclamada por Hera, Atenea y Afrodita. Zeus resolvió el asunto nombrando árbitro a Paris, un príncipe de Troya, que había sido criado como pastor a raíz de una profecía, según la cual sería el causante de la caída de Troya.

Las diosas quisieron sobornar a Paris: Atenea le ofreció sabiduría, destreza en la batalla y las habilidades de los grandes guerreros; Hera le ofreció poder político y el control de toda Asia, y Afrodita le ofreció el amor de la mujer más bella del mundo. Paris concedió la manzana a Afrodita, y regresó a Troya.

[editar] El rapto de Helena

Helena y Paris.

La mujer más bella del mundo era Helena. Era hija de Leda, la cual estaba casada con Tíndaro, rey de Esparta, y fue seducida por Zeus en forma de cisne; los informes difieren sobre cuáles de los cuatro hijos de Leda lo eran de Zeus y cuáles de Tíndaro, pero Homero presenta a Helena como hija de Zeus.

Helena tenía muchos pretendientes, y Tíndaro estaba poco dispuesto a elegir uno por miedo a que los otros tomasen represalias. Finalmente, uno de los pretendientes, Odiseo de Ítaca (Ulises en la mitología romana) propuso un plan. Hizo prometer a todos defender el matrimonio de Helena con quien ella eligiese. Ella eligió a Menelao, quien humildemente no hizo la petición por sí mismo, sino enviando a su hermano Agamenón en su lugar. Los dos hermanos vivían en la corte de Tíndaro desde que fueron desterrados de Micenas, después de que su padre, Atreo, fuese asesinado y su trono usurpado por su hermano Tiestes y su hijo Egisto. Menelao heredó el trono de Esparta de Tíndaro, con Helena como su reina, y Agamenón, casado con la hermana de Helena, Clitemnestra, recuperó el trono de Micenas.

Enviado a hacer tratos diplomáticos a Esparta, Paris se enamoró de Helena y, con la ayuda de Afrodita, la raptó o la sedujo, y la llevó de regreso a Troya como esposa. Todos los reyes y príncipes de Grecia fueron llamados a cumplir su juramento y recuperarla.

[editar] La jefatura de las tropas

Odiseo estaba casado con Penélope y tenía un hijo, Telémaco. Odiseo para evitar ir a la guerra, se fingió loco y sembró sus campos con sal. Palamedes fue más listo que él y puso a su hijo Telémaco delante del arado. Odiseo se incorporó al no estar dispuesto a matar a su hijo, revelando su cordura y viéndose obligado a ir a la guerra.

El adivino Calcas auguró que nunca podría ser conquistada la ciudad de Troya sin que Aquiles participara en la batalla. Su madre Tetis, sabiendo que Aquiles moriría si iba a Troya, lo disfrazó de mujer en la corte del rey Licomedes en Esciro. Allí tuvo una relación amorosa con la hija del rey, Deidamía, de la que tuvieron un hijo, Neoptólemo. Odiseo descubrió a Aquiles entre las mujeres y consiguió así que participara en la expedición.

Finalmente, se reunió una flota de más de mil barcos al mando de Agamenón.

Los griegos también llevaron los huesos de Pélope, padre de Atreo y abuelo de Agamenón y Menelao, para ayudarles a ganar la guerra. Otro oráculo auguró que serían necesarios para conseguir la victoria.

[editar] El viaje a Troya

Mapa de la Grecia homérica y origen de sus héroes.

Cuando los griegos partieron a la guerra de Troya, se equivocaron de rumbo y fueron a parar a Misia, regida por Télefo. En la batalla, Aquiles hirió a Télefo. Puesto que su herida no cicatrizaba, Télefo preguntó al oráculo y éste vaticinó: «el mismo deberá curarte». Télefo fingió ser un mendigo y pidió a Aquiles que le ayudase a cicatrizar su herida. Aquiles rehusó alegando no tener conocimientos médicos. Odiseo dijo que la lanza había causado la herida y la lanza podría cicatrizarla. Se pusieron pedacitos de la lanza sobre la herida y ésta cicatrizó. Télefo les indicó el camino a Troya agradecido por su curación.

Cuando la expedición se dispuso de nuevo a zarpar desde Áulide, los vientos cesaron. Calcas auguró que la diosa Artemisa estaba castigando a Agamenón por matar un ciervo sagrado (o matar un ciervo en un bosque sagrado) y alardear que era mejor cazador que ella. La única forma de apaciguar a Artemisa era sacrificar a la hija de Agamenón, Ifigenia. Ifigenia fue trasladada desde Micenas hasta Áulide con el falso pretexto de que iba a convertirse en esposa de Aquiles. Cuando llegó, Agamenón se dispuso a sacrificarla pero en el último momento Artemisa sustituyó a la joven por un ciervo y la llevó a Táurica (o Táurida), donde fue sacerdotisa de su culto. Allí era la encargada de sacrificar a todo extranjero que allí llegaba, en honor a Artemisa. Hesíodo dice que se convirtió en la diosa Hécate. En las tragedias de Eurípides y Sófocles, el sacrificio de Ifigenia es la principal razón de Clitemnestra para asesinar a su marido al regreso de la hueste de Troya. El asesinato de Agamenón sería, a su vez, vengado por su hija, Electra.

Filoctetes era un amigo de Heracles (Hércules en la mitología romana) y, ya que encendió la pira funeraria de Heracles cuando nadie más quiso hacerlo, recibió su arco y sus flechas. Navegó con siete barcos repletos de hombres a la guerra de Troya, donde planeaba luchar en el bando de los griegos. Se detuvieron en una isla para conseguir suministros y allí Filoctetes fue mordido por una serpiente. La herida se infectó y desprendía un gran hedor; y los Atridas, por consejo de Odiseo, ordenaron a Filoctetes permanecer en Lemnos. Medonte tomó el mando de los hombres de Filoctetes, quien permaneció solo en Lemnos durante diez años.

[editar] Inicio de la guerra

La armada aquea arribó a las playas de Troya, donde se encontró con gran parte del ejército troyano esperándola.

Mapa de la Tróade.

El oráculo profetizó que el primer griego que pisara tierra sería el primero en morir en la guerra de Troya. Protesilao, líder de los filaceos, satisfizo esta profecía. Héctor mató a Protesilao, y Laodamía, esposa de éste, se suicidó a causa del dolor. Tras la muerte de Protesilao, su hermano Podarces fue a la guerra en su lugar.

Tras una batalla en la playa, los aqueos lograron imponerse. Entre otros, Aquiles mató a un hijo de Poseidón, Cicno, que luchaba en las fuerzas de Ilión. Cicno era invulnerable a las armas y Aquiles lo estranguló.

Los griegos sitiaron Troya durante nueve años. Las tropas griegas saquearon varias ciudades cercanas y, en el reparto del botín, Agamenón tomó como esclava a Criseida, hija de Crises, sacerdote de Apolo. Cuando Crises intentó pagar su rescate, fue maltratado, así que pidió a Apolo que castigase a los griegos, y la armada fue azotada por una plaga.

[editar] Hechos de la Ilíada

Menelao sostiene el cuerpo sin vida de Patroclo. Copia del original griego, Piazza Della Signoria, Florencia, Italia.
Artículo principal: Ilíada

El oráculo emitido por Calcas dijo que la plaga solo cesaría si Agamenón devolvía a Criseida a su padre. Enojado por esto, y con Aquiles (que garantizó el cumplimiento del oráculo), Agamenón aceptó devolver a Criseida pero a cambio tomó a la concubina de Aquiles, Briseida. Aquiles y Agamenon discutieron y Aquiles se negó a luchar. Aunque los griegos estaban destinados a ganar la guerra, Aquiles pidió a su madre Tetis que intercediera ante Zeus para asegurarse de que a los griegos les fuese mal hasta que Agamenón se disculpase ante él. Los siguientes días los griegos fueron duramente castigados en la batalla y los principales guerreros, salvo Áyax, fueron heridos gravemente. Los troyanos, liderados por Héctor, avanzaban sin parar sobre las posiciones griegas.

En vista del peligro, Aquiles dejó que su compañero Patroclo llevase su armadura y liderase las tropas en la batalla. Héctor dio muerte a Patroclo y se quedó con la armadura de Aquiles. Loco de dolor, Aquiles juró venganza, mató a Héctor y arrastró su cuerpo atado a su carro rodeando Troya por tres veces. Se negó a devolverlo a los troyanos para los ritos funerarios hasta que Príamo en persona fue a suplicarle que lo devolviese, con lo que se ablandó y declaró una tregua de doce días mientras durasen los funerales de Héctor.

[editar] Muerte de Aquiles

Poco después de la muerte de Héctor, Aquiles venció a Memnón de Etiopía y a la amazona Pentesilea (con quien Aquiles tuvo una aventura según algunas versiones). Fue muerto por Paris; bien de una flecha en su talón dirigida por Apolo durante una tregua; o en otra versión, directamente por el dios Apolo. Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo, y hubo juegos funerarios. Como Áyax, se representa viviendo tras su muerte en la isla de Leuce en la desembocadura del Danubio. En Las troyanas y Hécuba, obras de Eurípides, Políxena, hija de Príamo, es sacrificada en la pira fúnebre de Aquiles.

En otra versión bastante diferente de las anteriores,Aquiles había prometido a Príamo que, si consentía el casamiento con su hija Políxena, pasaría a abandonar a los suyos y defender Troya, pero tras concertar una cita en el templo de Apolo Timbreo, fue asesinado por Paris con una daga en la espalda (o una flecha en el talón).

[editar] La armadura de Aquiles. La muerte de Áyax

La armadura de Aquiles era motivo de disputa entre Odiseo y Áyax. Compitieron por ella, resultando vencedor Odiseo. Áyax, encolerizado, juró matar a sus compañeros; comenzó a matar ganado (pensando que eran soldados griegos) y posteriormente se suicidó.

Los griegos capturaron a Héleno, hijo adivino del rey Príamo, y lo torturaron hasta que dijo bajo qué circunstancias podrían tomar Troya. Héleno dijo que ganarían si recuperaban las flechas de Heracles (que estaban en poder de Filoctetes); robaron la estatua troyana de Palas Atenea (llamada Paladio) y convencieron al hijo de Aquiles (Neoptólemo) de que fuese a la guerra. Neoptólemo estaba oculto de la guerra en Esciro, pero los griegos le localizaron.

Odiseo y Neoptólemo trajeron a Filoctetes de Lemnos. Su herida fue curada por Macaón o Asclepio. Filoctetes mató a Paris con sus flechas.

[editar] El caballo de Troya

Artículo principal: Caballo de Troya

El cerco de Troya duró diez años. Los griegos idearon una nueva treta - un gran caballo de madera hueco. Fue construido por Epeo y lo ocuparon soldados griegos liderados por Odiseo. El resto de la armada griega fingió partir y un espía griego, Sinón, convenció a los troyanos de que el caballo era una ofrenda a Atenea a pesar de las advertencias de Laocoonte y Casandra. Los troyanos introdujeron el caballo en la ciudad e hicieron una gran celebración y, cuando los griegos salieron del caballo, la ciudad entera estaba bajo el sueño de la bebida. Los guerreros griegos abrieron las puertas de la ciudad para permitir la entrada al resto de las tropas y fue saqueada sin piedad alguna.

[editar] Saqueo de Troya y regreso de los supervivientes

El fantasma de Aquiles se apareció a los supervivientes de la guerra, pidiendo que Políxena, la princesa troyana, fuese sacrificada antes que ninguno pudiese partir. Neoptólemo realizó el sacrificio.

Según la Odisea, la flota de Menelao fue empujada por tormentas hacia Creta y Egipto de donde no pudieron continuar la navegación por la ausencia de vientos. Menelao tuvo que atrapar a Proteo, una deidad marina para averiguar qué sacrificios a los dioses debían hacer para garantizarse una travesía segura. Proteo también dijo a Menelao que estaba destinado al Elíseo tras su muerte. Menelao regresó a Esparta con Helena.

Tras la guerra, el barco de Idomeneo fue alcanzado por una terrible tormenta. Idomeneo prometió a Poseidón que sacrificaría el primer ser viviente que viese cuando volviese a casa si salvaba su barco y su tripulación. El primer ser vivo al que vio fue su hijo, así que lo sacrificó. Los dioses estaban enfadados con el asesinato de su hijo y lo enviaron al exilio a Calabria en Italia.[2] Según otra versión, sus propios súbditos en Creta lo enviaron al exilio porque llevó consigo una plaga desde Troya. Huyó a Calabria, y posteriormente a Colofón, en Asia Menor, donde murió. En otra versión, la plaga azota Creta como castigo por el acto de Idomeneo.

Casandra fue ultrajada por Áyax el Menor y luego fue tomada como concubina por Agamenón. Éste regresó a su hogar en Micenas. Su esposa Clitemnestra tuvo una relación con Egisto, hijo de Tiestes, primo de Agamenón. Posiblemente como venganza por la muerte de Ifigenia, Clitemnestra se conjuró con su amante para matar a Agamenón. Casandra pronosticó este asesinato y avisó a Agamenón, pero él la ignoró. Fue asesinado en un banquete o en su baño, según diferentes versiones. Casandra también fue asesinada. El hijo de Agamenón, Orestes, que había estado lejos, regresó y conspiró con su hermana Electra para vengar a su padre. Mataron a Clitemnestra y a Egisto. Orestes se casó con Hermíone y retomó Micenas, convirtiéndose en rey de todo el Peloponeso.

Neoptólemo tomó a Andrómaca y Héleno como esclavos, casándose con Andrómaca. Se enemistó con Orestes porque Menelao le había prometido a su hija Hermione a él, pero luego quiso que se casase con Neoptólemo. Lucharon, y Neoptólemo murió. Héleno se casó con Andrómaca y reinaron sobre una colonia de troyanos exiliados en lo que una vez había sido el reino de Aquiles. Allí lo encontró Eneas en su viaje a Italia.

La reina Hécuba de Troya fue esclavizada por los aqueos. Fue parte del botín otorgado a Odiseo.

Licaón fue esclavizado por Aquiles y vendido por éste en Lemnos, pero consiguió volver a Troya y murió en el campo de batalla, a manos de Aquiles.

Puesto que Antenor, cuñado de Príamo, había ayudado a devolver a Helena a los griegos, se le perdonó la vida.

Eneas lideró un grupo de supervivientes lejos de la ciudad, incluyendo a su hijo Ascanio, su trompeta Miseno, su padre Anquises y al médico Yápige. Su mujer Creúsa desapareció durante el saqueo de la ciudad. Huyeron de Troya en varios barcos, buscando establecerse en un nuevo hogar. Arribaron a varios países cercanos que no se mostraron hospitalarios, finalmente les fue profetizado que debían volver a la tierra de sus antepasados. Primero lo intentaron en Creta, que Dárdano había colonizado, pero lo encontraron arrasado por la misma plaga que había expulsado a Idomeneo. Encontraron a la colonia dirigida por Heleno y Andrómaca, pero rehusaron permanecer ahí. Tras siete años llegaron a Cartago, donde Eneas tuvo un romance con Dido. Finalmente los dioses les ordenaron continuar (Dido se suicidó), y llegaron a Italia.

Aquí una profetisa le llevó al inframundo y predijo la grandeza de Roma, que sería fundada por su gente. Negoció un asentamiento con el rey local Latino, y se casó con su hija Lavinia. Esto desencadenó una guerra con otras tribus locales, pero finalmente se fundó el asentamiento de Alba Longa, regido por Eneas y el hijo de Lavinia, Silvio. Trescientos años después, según el mito romano, sus descendientes Rómulo y Remo fundaron Roma.

[editar] Participantes

PersonajeVerdugo
AquilesParis
Áyax el GrandeSuicidio
Áyax OileoPoseidón
AntílocoMemnón
ÁntifoAgamenón
AscálafoDeífobo
AstianacteNeoptólemo
CebríonesPatroclo
CicnoAquiles
DeífoboMenelao
DolónUlises y Diomedes
EurípiloNeoptólemo
ForcisÁyax el Grande
HéctorAquiles
MedonteEneas
MemnónAquiles
ParisFiloctetes
PándaroDiomedes
PatrocloHéctor
PentesileaAquiles
PolitesNeoptólemo
PolíxenaNeoptólemo
PríamoNeoptólemo
ProtesilaoHéctor
SarpedónPatroclo
TersandroTélefo
TersitesAquiles
TlepólemoSarpedón
TroiloAquiles
Dos hijos de Merops
(Adrasto y Amfio)
Diomedes
GreciaTroya
Dioses
  1. Atenea
  2. Hera
  3. Poseidón
  4. Hermes
  5. Hefesto
  1. Ares
  2. Artemisa
  3. Apolo
  4. Leto
  5. Escamandro
  6. Afrodita
Humanos
  1. Acamante
  2. Aquiles
  3. Agamenón
  4. Áyax el Grande
  5. Áyax el Menor
  6. Antíloco
  7. Automedonte
  8. Calcas
  9. Demofonte
  10. Diomedes
  11. Epeo
  12. Esténelo
  13. Estentor
  14. Eteoneo
  15. Eumelo
  16. Euríalo
  17. Euríbato
  18. Eurípilo
  19. Filoctetes
  20. Glauco
  21. Haleso
  22. Idomeneo
  23. Macaón
  24. Medón
  25. Menelao
  26. Meríones
  27. Neoptólemo
  28. Nestor
  29. Nireo
  30. Odiseo
  31. Palamedes
  32. Patroclo
  33. Podarces
  34. Podalirio
  35. Polipetes
  36. Protesilao
  37. Sinón
  38. Teucro
  39. Tersandro
  40. Tersites
  41. Tlepólemo
  1. Ainia
  2. Anquises
  3. Andrómaca
  4. Antenor
  5. Antibrote
  6. Ántifo
  7. Ascanio
  8. Astianacte
  9. Casandra
  10. Cebríones
  11. Corebo
  12. Cicno
  13. Deífobo
  14. Dolón
  15. Eneas
  16. Euforbo
  17. Eurípilo
  18. Euritión
  19. Forcis
  20. Héctor
  21. Hécuba
  22. Héleno
  23. Helicaón
  24. Hicetaón
  25. Laocoonte
  26. Licaón
  27. Memnón
  28. Migdón
  29. Pándaro
  30. Paris
  31. Pentesilea
  32. Polites
  33. Polidamante
  34. Políxena
  35. Príamo
  36. Reso
  37. Sarpedón
  38. Tenes
  39. Teucro
  40. Troilo
  41. Yápige
Ejércitos
  1. Arcadia
  2. Argos
  3. Atenas
  4. Beocia
  5. Cifo
  6. Espóradas
  7. Creta
  8. Duliquio
  9. Ecalia
  10. Élide
  11. Etolia
  12. Eubea
  13. Fílace
  14. Fócida
  15. Ítaca
  16. Lacedemonia
  17. Locria
  18. Magnesia
  19. Melibea
  20. Micenas
  21. Mirmidones
  22. Orcómeno
  23. Perraibia
  24. Ptía
  25. Pilos
  26. Rodas
  27. Salamina
  28. Sime
  29. Tesalia
  30. Yolco
  1. Adrastea
  2. Álibe
  3. Amazonas
  4. Caria
  5. Ciconia
  6. Colonas
  7. Caucones
  8. Dardania
  9. Etiopía
  10. Frigia
  11. Larisa
  12. Léleges
  13. Licia
  14. Meonia
  15. Mileto
  16. Misia
  17. Paflagonia
  18. Pelasgos
  19. Peonia
  20. Percote
  21. Tracia
  22. Troya
  23. Zelea

[editar] Véase también

[editar] Referencias

[editar] Notas

  1. «Así como dicen los persas que sucedieron las cosas, y en la toma de Troya encuentran el origen de su vigente enemistad con los griegos.» Heródoto, Historia i.5 (traducción de Carlos Schrader).
  2. Virgilio iii.400.

[editar] Bibliografía

  • Ruiz de Elvira, Antonio (1982). Mitología clásica. Madrid: Gredos. ISBN 84-249-0204-1.
  • Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona: Paidós. ISBN 84-7509-166-0.

[editar] Enlaces externos

HISTORIA18: LOS ÁRBOLES DEL PARAÍSO. Los árboles del Paraíso son árboles simbólicos mencionados por primera vez en la Biblia en el libro del Génesis.

Árboles del Paraíso

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Los árboles del Paraíso son árboles simbólicos mencionados por primera vez en la Biblia en el libro del Génesis.

«Y El Señor Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.» (Génesis 2:9)

Se distinguen tres tipos: los llamados "árboles deliciosos a la vista" (estos darían fruto para comer); "el árbol de la ciencia del bien y el mal" (o del conocimiento del bien y del mal) y el "árbol de la vida". El primero tipifica los árboles frutales [1] , el segundo tipifica el conocimiento, discernimiento (para decidir lo que está bien de lo que está mal); y el tercero tipifica la vida eterna (inmortalidad).

 

Contenido

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[editar] Descripción

[editar] En el Génesis

Según explica el Génesis bíblico, son árboles ubicados en el Jardín de Edén, siendo el árbol del bien y el mal el único árbol de cuyo fruto se prohibió comer a Adán y Eva.

«Y mandó Yahve Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás» (Génesis 2:16,17)

Al imponer esta regla, el Creador habría reconocido al ser humano como un ser responsable de sus actos; pero le recordaba la soberanía de Dios sobre el ser humano y la obligación de estos de guardar sus propios límites. Se estaba dotando a la humanidad con libre albedrío; se les concedía la libertad de elegir.[2]

Fue entonces cuando “La serpiente dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1)

Puede ya notarse la astucia de la serpiente, pues dirige la pregunta a quien no había sido receptor directo de la orden divina (ya que Dios habló con Adan). Y al hacer la pregunta (maliciosamente) forzaba a que la respuesta sea aclaratoria, no bastaba con un simple SI o NO.

Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.” (Génesis 3:2)

Nótese que Dios no dijo que no se comiera del árbol de que está en medio del huerto, sino del Árbol del conocimiento del bien y el mal. (Eva parece estar turbada, ya no ve con los ojos del espíritu) Es que…“la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a la vista, y árbol codiciable” (Génesis 3:6-7)

Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis…

Aquí vuelve a utilizar artimañas. Una "verdad a medias" es una mentira… pues se apunta al hecho de que el humano no moriría físicamente (al menos en lo inmediato). Con esto la serpiente adquirió credibilidad. Por lo tanto avanzó en su cometido:

sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal“ (Génesis 3:4,5)

Dios había creado muchos árboles más con el fin de que el hombre no tuviera necesidad del prohibido (Génesis 2:9). Pero no solo eso, sino que el texto dice: “Todo árbol delicioso a la vista”. No obstante, por influencia de la Serpiente (Satanás)… “la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a la vista, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; tomó de su fruto, y comió…” (Génesis 3:6)

El ser humano es arrastrado por la tentación, al considerar que algo es bueno sólo "si lo gratifica" (si es "agradable a los sentidos")...

Primero Eva y posteriormente Adán comieron. No aceptaron la propuesta de Dios y quisieron hacer su propia experiencia, decidir por sí mismos (acerca del bien y del mal). Así serían como dioses; y lo fueron: no siguieron el mandato de Yahvé (sobre lo que se puede hacer y lo que no), sino que priorizaban sus propias normas –o mejor dicho, las normas que la serpiente inducía-.

Y dijo Yahvé Dios: He aquí el hombre es como uno de Nosotros sabiendo el bien y el mal: ahora, pues, porque no extienda su mano y tome también del Árbol de la vida, y coma, y viva para siempre, sacólo Yahvé del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre…” (Génesis 3:22-24)

Dios, entonces, puso querubines al oriente en el huerto del Edén y una espada ardiente que se revolvía para impedir que el hombre accediera y también comiera el fruto del árbol de la Vida, el cual los haría inmortales imperfectos.

Véase también: Jardín de Edén

Adán y Eva ya no tuvieron más acceso al árbol de la vida (ya no podrían vivir para siempre). Murieron eventualmente y su descendencia moriría también. [Esa caída del ser humano representa, en la modernidad, el enfrentamiento entre dos esferas: la esfera del deber y la del “querer”, la de la Ley y la de “la libertad“].

[editar] Priorizar la Ley de Dios

El ser humano tiende a dejar de lado la Ley de Dios para imponer sus propias normas humanas. No quiere someterse a los mandatos divinos, sino escoger el propio camino, erigirse en norma última y exclusiva para saber lo que está bien y está mal, a fin de “vivir mejor”. Esto último en general queda reducido a gratificar los sentidos (“agradable a la vista…”), o sea, disfrutar del “materialismo”…

Porque mi pueblo es necio… son hijos… sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron” (Jeremías 4:22)

“Saber hacer el bien” es lo que solicita también el profeta Isaías:

-"¡Dejen de hacer el mal!, ¡Aprendan a hacer el bien!, ¡Busquen la justicia y reprendan al opresor!, ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!" (Isaías 1:16,17)

Tales frases intentaban hacer cumplier con la Ley de Yahvé, la cual exigía que los hebreos se esforzaran para lograr una comunidad de “hermanos” donde se defienda a los más débiles y prime la justicia. Dice Yahvé:

estoy contra los que oprimen al jornalero, a la viuda y al huérfano… (Malaquías 3:5)

Tened balanza justa, peso justo, medida justa. Yo soy Yahvé (Lev. 19:35)

Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él un usurero; no le exigiréis interés (Éxodo 22:24)

…cometer fraude es abominación (Deuteronomio 25:15-16)

No mentiréis ni os defraudéis unos a otros (Levítico 19:21)

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Yahvé (Lev. 19:18)

Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque te aumentarán días y años de vida y paz… Fíate de Yahvé de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia” (Proverbios 3:1-5)

El tratar de hacer normas propias... leyes humanas... (demostrando una sabiduría propia) tiene su origen en la soberbia. La soberbia (que es predominante en Satanás) es considerada como el más grave pecado.[3] Ejemplo de ello son los caldeos, que al rechazar la Ley de Yahvé y basarse en su propio derecho, pasaron a ser considerados un “pueblo terrible” que (por su soberbia) se imponía a los demás (Isaías 14:4-6):

"Son un pueblo temible y espantoso, que impone su propia justicia y grandeza" (Habacuc 1:7) (Biblia Versión NVI)

nación formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad” (Habacuc 1:7) (Biblia Versión RV 1960)

La verdadera sabiduría es seguir la Ley de Yahvé:

Yahvé Dios se apareció á Salomón… y le díjo: Pide lo que quisieres que yo te dé” “Y Salomón dijo:… Da pues á tu siervo un corazón dócil para juzgar á tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo..." (1 Reyes 3:5,9)

"Y respondió Dios: lo he hecho conforme á tus palabras: he aquí que te he dado corazón sabio y entendido” (1 Reyes 3:11,12)

Vemos que Salomón logró ser “entendido”, “sabio”, tenía “conocimiento”. Podía “discernir entre lo bueno y lo malo”, pero a partir de seguir los mandamientos divinos (1 Reyes 3:3)

Tener verdadero “conocimiento” era sinónimo de llevar una vida en concordancia con la voluntad divina. El profeta Oseas explicaba el significado de "ser sabio" de la siguiente manera: "No demuestran conocimiento… hay perjurio... mentira... engaños...robo... asesinatos" (Oseas 4:1-2). "Cuando haya Justicia, solidaridad y compasión, entonces habrá conocimiento de Dios" (Os 2:19-20)

Por su parte Adán y Eva, al tomar del árbol prohibido (el árbol del conocimiento del bien y del mal), llegaron a una nueva conciencia del ‘bien y del mal’. Dios había prohibido comer el fruto de aquel árbol. Comerlo, fue hacer lo malo. Y aún así, con un poco de engaño por parte de Satanás, Eva llegó a ver este ‘mal’ (de acuerdo a la definición dada por Dios) como algo ‘bueno’ (en la percepción humana, de acuerdo a lo sugerido por Satanás). El mal llegó a ser ‘bueno’ a sus ojos... las etiquetas habían sido cambiadas:

Cuando Dios hizo a Adán -y más tarde a su mujer- eran (como todo el resto de la creación de Dios), "buenos".

Las vestiduras de Adán eran la gloria de Dios (pues fue hecho a imagen y semejanza de Él) y eso era su cobertura, su protección, su escudo. "Te has vestido de gloria y de magnificencia" (Salmos 104:1); "tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí, mi gloria…" (Salmos 3:3)

Adán tuvo conciencia de su desnudez con la desobediencia, pues sus 'vestiduras' (gloria y cobertura) se apartaron de él. En realidad lo que lo abandonó fue la misma presencia que lo rodeaba. Decía Job: "Me ha despojado de mi gloria..."

Inicialmente la compañía que gozaron junto a Dios, era ciertamente muy "buena". Pero una vez que le desobedecieron, ya no era “buena” (trataban de esconderse de Su presencia).

¡Ay de los que a lo malo dicen "bueno", y a lo bueno "malo"; que hacen de la luz "tinieblas", y de las tinieblas "luz", que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).

Lo malo para Eva no fue desear el conocimiento. No puede ser malo desear ser sabios, Dios no desea mantener a Adán y a Eva en la ignorancia. Pero si ellos deseaban ser sabios y entendidos, debieron haber obedecido a Dios: la sabiduría es el resultado de la obediencia (versículos 1-2). [...sólo los que han alcanzado madurez (en la palabra de justicia) tienen los sentidos ejercitados -por el uso- en el discernimiento del bien y del mal. (Hebreos 5:14)]

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos…” (Salmo 111:10).

Guardad los [mandamientos], pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta” (Deuteronomio 4:6)

Satanás convenció a Eva que la sabiduría sería el resultado de su desobediencia. Y al desobedecer, Adán y Eva evidenciaron su desconfianza en Dios y en Su infinita sabiduría.

El que comiera del árbol de la vida tendría vida eterna. Adán y Eva ya no tuvieron más acceso al mismo. Pero hace dos milenios Cristo proveyó una manera para que nosotros pudiéramos tener nuevamente acceso a él:

Jesucristo venció todas las tentaciones que la Serpiente le presentó. Hasta rechazó “ser dueño de todas las riquezas del mundo” (Lc 4:5-8). Luego de lo cual podía exclamar: “Yo he vencido al mundo” (Jn 16:29-33) Si el humano vence las tentaciones materiales mundanas, y prioriza la Ley de Dios, adquiere el derecho a obtener la vida eterna:

El que tiene oído, oiga… Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios " (Ap 2:7)

Así está escrito: Luego de su “Gran día” [4] habrá una ciudad (la Nueva Jerusalén) y sus habitantes comerán del fruto del árbol de la vida. Las hojas del árbol serán medicinales y curarán enfermedades... No habrá más enfermedad ni muerte; (recibirán vida eterna) (Ap 22:2)

Bienaventurados los que ‘lavan sus vestiduras’ para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad” (Ap 22:14)

[editar] En el libro de Enoc

En el libro de Enoc, Enoc hace una descripción del paraíso, con numerosos árboles, entre ellos menciona al "árbol del conocimiento del bien y el mal" con el nombre del "árbol de la sabiduría". El árbol estaba ubicado al lado del Paraíso de Justicia, en un lugar con árboles numerosos en exceso y grandes, diferentes unos de otros, en donde destaca un árbol distinto de todos los demás, muy grande, bello y magnífico, el árbol de la sabiduría. El árbol es descrito tan alto como un abeto, sus hojas se parecen a las del algarrobo y su fruto es como un racimo de uvas, muy bonito; y con una fragancia que penetra hasta muy lejos, Igualmente se menciona que los que comen de su fruto aprenden gran sabiduría. En esta descripción, Remeiel le menciona igualmente a Enoc que:

Es el árbol de la sabiduría, del cual comieron tu primer padre y tu primera madre y aprendieron la sabiduría y sus ojos se abrieron y comprendieron que estaban desnudos y fueron expulsados del jardín del Edén.

Igualmente se menciona detalladamente en el paraíso un árbol que proporciona vida, siendo lo más posible la descripción del "árbol de la Vida". Enoc lo describe como un árbol rodeado por árboles aromáticos, el cual supera a los demás árboles en altura a la manera de un trono. Ese árbol presentaría un perfume que exhala una fragancia superior a cualquiera y sus hojas, flores y madera no se secan nunca, y presenta un fruto hermoso que se parece a los dátiles de las palmas. En esta descripción, Miguel, que estaba encargado de esos árboles, le menciona igualmente a Enoc que:

Esta montaña alta que has visto y cuya cima es como el trono de Dios, es su trono, donde se sentará el Gran Santo, el Señor de Gloria, el Rey Eterno, cuando descienda a visitar la tierra con bondad. No se permite que ningún ser de carne toque este árbol aromático, hasta el gran juicio cuando Él se vengará de todo y llevará todas las cosas a su consumación para siempre, pero entonces será dado a los justos y a los humildes. Su fruto servirá como alimento a los elegidos y será trasplantado al lugar santo, al templo del Señor, el Rey Eterno. Entonces ellos se regocijarán y estarán alegres; entrarán en el lugar santo y la fragancia penetrará sus huesos; y ellos vivirán una larga vida, tal y como la que sus antepasados vivieron. En sus días no los tocará ningún sufrimiento ni plaga ni tormento ni calamidad.
Enoc 25:2-6

[editar] En el Apocalipsis

En el libro del Apocalipsis, se hace una descripción explícita sobre el árbol de la Vida, indicándose que al vencedor se le dará de comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios". (Apocalipsis 2:7) Igualmente se menciona que está ubicado en medio de la calle de la ciudad, en la cual a uno y otro lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. (Apocalipsis 22:2)

[editar] En la tradición popular

Popularmente, en las artes visuales estos árboles son representados como manzanos, pero en realidad en el Génesis no se especifica a qué fruto se refiere.

[editar] Referencias

  1. o también hombres/mujeres que dan fruto Salmos 1:3
  2. Ver Josué 24:15, Isaías 7:15, Juan 5:39-40, 7:17 y Apocalipsis 22:17
  3. "guárdame de la soberbia… entonces seré limpio del mas grave pecado” (Salmos 18:14)
  4. Ver Amós 8:9; Hageo 2:6-7; Isaías 10:1-4; Salmos 50:15; 86:7; 1ª Tesalonicenses 5:2-4

[editar] Véase también