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Historia11

HISTORIA11: ABDUL KALAM. Avul Pakir Jainulabdeen Abdul Kalam (Tamil: அவுல் பகிர் ஜைனுலாப்தீன் அப்துல் கலாம் (avul pakir jaiṉulāpkīṉ aptul kalam), Hindi: अवुल पकिर जैनुलअाबदीन अब्दुल कलाम), nació el 15 de octubre, de 1931, en Tamil Nadu, India, usualmente llamado Dr. A.P.J. Abdul Kalam ^) es un ex-Presidente de la India. Un científico e ingeniero destacado, es llamado el Hombre misil de la India por su trabajo y es considerado un líder progresista, mentor, innovador y visionario.

Abdul Kalam

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Abdul Kalam
Abdul Kalam

25 de julio de 2002 – 25 de julio de 2007
Vicepresidente  Bhairon Singh Shekhawat
PredecesorK. R. Narayanan
SucesorPratibha Patil

Datos personales
Nacimiento15 de octubre de 1931
Dhanushkodi, en Rameswaram, Tamil Nadu, India
PartidoNo está afiliado a ningún partido político
CónyugeSoltero
ReligiónIslam

Avul Pakir Jainulabdeen Abdul Kalam (Tamil: அவுல் பகிர் ஜைனுலாப்தீன் அப்துல் கலாம் (avul pakir jaiṉulāpkīṉ aptul kalam), Hindi: अवुल पकिर जैनुलअाबदीन अब्दुल कलाम), nació el 15 de octubre, de 1931, en Tamil Nadu, India, usualmente llamado Dr. A.P.J. Abdul Kalam ^) es un ex-Presidente de la India. Un científico e ingeniero destacado, es llamado el Hombre misil de la India por su trabajo y es considerado un líder progresista, mentor, innovador y visionario.

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[editar] Carrera

Estudió ingeniería aeronáutica en el Instituto de Tecnología de Madrás graduándose en 1958. Luego de su graduación se incorpora a la Organización India de Investigación y Desarrollo para la Defensa (Defence Research and Development Organisation- DRDO) para trabajar en un proyecto de hovercraft. En 1962, Kalam se desplaza a la Agencia India para la Investigación del Espacio (Indian Space Research Organisation - ISRO), donde su equipo lleva a cabo en forma exitosa el lanzamiento de varios satélites. Tuvo un rol destacado como Director de Proyecto en el desarrollo del primer vehículo indio de lanzamiento de satélites (SLV-III) el cual puso con éxito el satélite Rohini en una órbita cercana en julio de 1980.

En 1982, Kalam regresa al DRDO como Director, y se concentra en el desarrollo de misiles guiados. Fue responsable por el dearrollo y puesta en operaciones de los misiles AGNI y PRITHVI. Esto le valió el mote de "El hombre de los misiles de la India". También colaboró en el desarrollo de productos del área de salud utilizando la tecnología desarrollada para los misiles.

En julio de 1992, Kalam se convierte en asesor científico del Ministro de Defensa de India. Como el principal asesor científico al gobierno indio, tiene rango de Ministro de Gabinete. Su trabajo condujo al ensayo nuclear exitoso llamado Pokhran-II en 1998, que confirmó nuevamente la posición de India dentro de la lista de países con armamento nuclear. Kalam fue también el jefe del comite asesor científico al Gabiente (SAC-C) y llevó adelante la iniciativa India Millennium Mission 2020.

Kalam luego se volcó al ámbito académico, ejerciendo como profesor de la cátedra de Tecnología y Transformación de la Sociedad en la Universidad Anna, Chennai desde noviembre de 2001 participando en actividades de docencia e investigación. Pero por sobre todo, comenzó una cruzada para encender las mentes de los jóvenes con el ideal del desarrollo nacional, para ello realizó múltiples encuentros con jóvenes escolares en diversas partes de la India.

Kalam fue electo como Presidente número 11 de la India y tomo posesión del cargo el 25 de julio de 2002.

[editar] Distinciones

Kalam tiene la particular distinción de haber recibido doctorados honoríficos de por lo menos treinta universidades, como también las tres condecoraciones de mayor prestigio de la India para civiles: la Padma Bhushan en 1981; la Padma Vibhushan en 1990; y la Bharat Ratna en 1997. Recientemente rechazó un doctorado honorario de una universidad, alegando que ya se siente satisfecho con los que ya ha recibido con su trabajo arduo y determinación. Además es reconocido por haber recibido la medalla del rey Carlos II de la Royal Society, por su permanente colaboración a la difusión de la ciencia en la población India.[1]

 

[editar] Lineamientos políticos

Es posible asomarse a las visiones y propuestas de Kalam sobre ciertos temas a través de posiciones que ha expuesto en el pasado. El libro de su autoría "India 2020" promueve con fuerza un plan de acción para convertir a India en una superpotencia del conocimiento y alcanzar el nivel de una nación desarrollada para el año 2020. Kalam impulsa la idea que India debe tomar un rol más destacado en las relaciones internacionales; el considera que su trabajo en el progama indio de armas nucleares es una forma de afirmar el rol de India como una futura superpotencia.

Kalam sigue teniendo un interés activo en desarrollos en los campos de las ciencias y las tecnologías. Ha propuesto un programa de investigación para desarrollar implantes biológicos. El apoya el software de código libre por sobre soluciones propietarias y cree que el uso de software abierto o libre en gran escala hará que más gente pueda gozar de los beneficios de la tecnología de la información.

[editar] Identidad

Kalam proviene de la comunidad Marakkar en el sur de la India, esta comunidad habla el idioma tamil.

Kalam posee una visión modernista, cree en el poder de la tecnología para resolver los problemas de la sociedad y su visión es que estos problemas son la consecuencia de una distribución ineficiente de la riqueza. Ve a la ciencia y a la tecnología como áreas libres de ideologías y enfatiza el desarrollo de carácter o temperamento científico y el espíritu emprendedor. En este sentido, encuentra mucho apoyo entre los nuevos líderes de negocios de la India como los fundadores de Infosys y Wipro quienes comenzaron sus carreras como profesionales de la tecnología en forma similar a Kalam.

[editar] Vida personal

Kalam sigue una estricta disciplina personal, es vegetariano, abstemio y célibe. Kalam es un estudioso del Tirukkural; y en casi todos sus discursos, menciona una cita kural. Kalam ha escrito varios libros con la finalidad de motivar e inspirar a las nuevas generaciones indias, particularmente en su autobiografía Alas de fuego. Otro de sus libros, Guía de almas: Diálogos sobre el propósito de la vida muestra su faceta espiritual. Existe una gran demanda en Corea del Sur de los libros escritos por Kalam.[2]

[editar] Trivia

  • Es público su amor por los niños, y promueve audiencias con ellos.[3]
  • El 19 de febrero, del 2006, se convierte en el primer presidente de la India que realiza un viaje submarino. Abdul Kalam sube a bordo del INS Sindhurakshak, un submarino de origen ruso clase kilo, del astillero naval de Visakhapatnam. El viaje se extendió por 3 horas y media durante las cuales Kalam almorzó con la tripulación.[4]
  • Mientras estudiaba en el Instituto de Tecnología de Madrás, solía presidir el comedor vegetariano a pesar de ser él un musulmán.
  • Inicialmente tenía aspiraciones de convertirse en un piloto de aviones, pero fue rechazado y por lo tanto optó por estudiar para convertirse en ingeniero aeronautico.
  • El 8 de junio, del 2006, se convierte en el primer presidente indú en volar en un avión de combate (Sukhoi-30 MKI), desde la base aérea de Lohegaon (Pune).
  • Es sumamente popular entre la juventud indú lo cual se manifiesta por ejemplo en que la petición para su reelección como presidente en el sitio interactivo de peticiones, se encuentra entre las 10 peticiones con más apoyo.
  • Ha donado los primeros 10 meses de salario como presidente a la ONG creada y administrada por Mata Amritanandamayi.
  • Como muestra de su popularidad entre la juventud india, MTV-India lo nominó recientemente como uno de los candidatos para ser el el referente para la juventud Indu MTV del año 2006 Award[5]

[editar] Publicaciones

[editar] Referencias

[editar] Enlaces externos

 

Predecesor:
K R Narayanan
Presidente de la India
25 de julio de 2002 - 25 de julio de 2007
Sucesor:
Pratibha Patil

HISTORIA11: LOS REGENTES DEL UNIVERSO. La regencia es un período transitorio durante el cual una personalidad (generalmente de la familia real) ejerce el poder en nombre del monarca titular ya sea porque éste es demasiado joven o viejo, por ausencia del mismo, o por su incapacidad para gobernar por sí mismo.

Época de la Creación

La aparición del Creador, la creación del Universo, el equilibrio

Él apareció de ninguna parte. Surgió de la nada. Era el espíritu de toda la energía material e inmaterial, concentración de la naturaleza, creador e inspiración del Universo. El Creador.

Al principio soplaba el viento en el espacio vacío sin conocer camino alguno, sin dirección, pero aun así ya había surgido el viento. Luego sonó música. Era una canción sin nota, sin palabras y sin nombre. Era una canción de la vida, de la vida que nació en el vacío. Corría, percibía y se entrelazaba con el viento, no disolviéndose y dejando su huella en el espacio que todavía no era mortal. De repente, estalló una chispa. Y luego otra, y otra y otra... Los pequeños puntos centelleantes se volvían cada vez más grandes, convirtiéndose en un círculo. Y entonces apareció una enorme bola de fuego que respiraba y palpitaba, preparada para estallar en cualquier momento en millones de partículas ardientes. Un instante... y un terrible remolino de viento, música y fuego empezó a dar vueltas en un baile rabioso, en una danza ritual, creando al mismo tiempo un TODO orgánico y diferentes PRINCIPIOS separados. La bola de fuego no estalló, sino que se deshizo en miles de estrellas deslumbrantes, cada una de las cuales arrastraba tras de sí una partícula de aire y de música. Alrededor de cada estrella, como si las hubiera plantado el Creador en el campo del Universo, surgieron las semillas del mundo. Arraigando en el campo, se cargaron de energía, se llenaron de alma y se saciaron del alimento del Creador. Las cosas se crearon a partir de una materia, pero cada uno de los mundos era diferente a su manera. Eran vidas independientes, nacidas a partir de la Unidad.

Entonces apareció una gota: humedad vivificada que alimentaba y saciaba al Universo, eran las lágrimas de los mundos y el origen de la fuente. La gota atrajo a otras, constituyendo un remolino de agua que empezó a dar vueltas en las palmas del Creador, cascadas abruptas de agua caían como un abrazo sobre el Universo. Las cascadas se convirtieron en océanos, mares, ríos y lagos. El agua cubrió los mundos como una red azul en la que surgió la naturaleza.

Creando todo lo material, el Creador insufló al Universo su alma, dotándolo de fuerzas naturales y mágicas. Apareció entonces una magia que no se puede describir o explicar y que se colocó en las profundidades del Universo y se escondió, esperando ser extraída en algún momento. Se infiltró en los árboles y en las piedras, cayendo al fondo del pozo y brotando con las flores. Pero era como si durmiese. De momento... Hasta que ocurriera algo.

Cuando el Creador miró todo lo que había creado, estuvo contento de su trabajo y de sus obras. Y dijo, dirigiéndose al Universo y a todos sus seres vivientes: “Respiraré y vosotros repetiréis mi respiración, cantaré y vosotros repetiréis mis canciones... He creado dos ayudantes, dos Guardianes que mantendrán el equilibrio y vosotros los ayudaréis. Desde hoy, ellos serán mis fieles servidores y se convertirán en los verdaderos regentes del Universo. Yo me retiro a la contemplación...”.

  

  

Guardianes del Universo. Los Dioses

 

El Universo -y cada uno de los mundos- está sometido a las leyes del equilibrio, donde la creación no puede existir sin destrucción, las fuerzas oscuras luchan contra las de la luz, el día se convierte en noche y la magia blanca combate contra la negra.

El Creador creó dos Dioses Supremos del Universo: el Guardián de la Creación Or´Verron y el Guardián de la Destrucción Tallaar. Los Guardianes dotados de la misma fuerza no luchaban, pero sí mantenían en el universo un equilibrio que garantizaba la existencia de todo lo que había sido creado. Ponían en movimiento el mecanismo del Universo y ampliaban sus límites. El Guardián de la Creación dio la luz a las estrellas que alumbran los mundos, obligó al viento a que aventara la naturaleza como un abanico. En cambio, el Guardián de la Destrucción echaba truenos y relámpagos para que las lluvias saciaran de humedad todo lo que tuviera vida, producía terremotos que formaron las montañas y las mesetas en la superficie de los mundos... Los fieles ayudantes trabajaron largo tiempo perfeccionando el Universo. Para tener una ayuda en el desarrollo de los mundos, crearon a los dioses. Cada uno de ellos recibió su propio poder junto con el dominio de su elemento y se convirtió en señor de la vida y de la muerte.

Laitir, el dios del fuego, tenía un carácter desobediente y severo. El indomable Laitir podía destruir todo el mundo en apenas unos segundos. Las voraces llamas, sumisas a la voluntad de su amo, devoraban cualquier forma de vida que se encontrara en su camino. El señor de las profundidades y dios de la tierra Gradon era un admirador de la belleza y del misterio. Escondía tesoros en las entrañas de la tierra, creaba inusuales piedras y minerales. Las profundidades marítimas, los ríos calmados, los lagos y los rápidos arroyos, todos estaban bajo el dominio del dios del agua Aqualon. Era él quien decidía si saciar la tierra de humedad, crear ingeniosas cascadas, o bien enviar olas gigantescas que llevasen muerte y destrucción al caer sobre la tierra. Las extensiones de aire eran el dominio del dios Earit. Los pequeños, inofensivos y tranquilos vientos se convertían en huracanes y tifones, mientras que las hermosas nubes se tornaban negras nubes tormentosas. Earit era el señor de los arroyos aéreos y contaba con la ayuda de los elementales del aire. Cada uno de los dioses de los elementos creaba para sí mismo unos seres similares que eran sus fieles siervos y cumplían todas sus órdenes sin protestar.

Los dioses participaban en la formación de los mundos, habitaban en ellos todo tipo de seres. En el universo aparecían grandes monstruos, como los alados dragones que echaban fuego, demonios malvados, minotauros (mitad toros, mitad humanos), las ardientes aves fénix y los gólems, centauros y unicornios, gárgolas y basiliscos, grifos y pegasos…

El Universo estaba vivo, respiraba, se desarrollaba…

  

 

Gran Guerra de los Dioses

 El tiempo transcurría… Ni rápido, ni lento, simplemente pasaba cambiando las imágenes de los seres y disfrutando de su poder sobre todos los mortales. Dos mentes superiores, dos fuerzas iguales, dos Dioses Supremos decidían sobre el destino del Universo. Y parecía que seria así para siempre… Pero el gusano de la envidia y la codicia de poder afecta no sólo a las mentes y almas de los seres comunes. Incluso los Seres Superiores pueden sucumbir a sus ideas enfermizas. Y un día, la convicción de superioridad y la codicia de poder intoxicaron el interior de Tallaar, y el mal quedó libre…

El Creador creó a los guardianes con el objetivo de mantener el equilibrio en el Universo. Les dio plenos poderes, mientras que él mismo se entregó a la contemplación. Esperaba que sus fieles siervos trabajasen entregándose a él y a su obra. Y fue así durante largo tiempo, pero llegó el momento en el que uno de los brazos de la balanza se inclinó para un lado y el equilibrio se vio perturbado…

Las dotes destructivas de Tallaar nublaban más y más su razón, trayendo más daños que beneficios. Creía que él era el supremo, más fuerte y más dotado que su compañero, se sentía lo suficientemente fuerte como para dominar él solo el Universo: quería establecer su orden, sus leyes, su moral, ¡someter a su voluntad todos los mundos! No deseando compartir más el poder con el Guardián de la Creación, decidió ocupar el lugar del Creador – del único Señor del Universo. El mal salió de su cascarón y extendió sus detestables tentáculos sobre las vísceras del organismo universal, abatiendo todo lo vivo que veía en su camino.
El poder de Tallaar se incrementaba días tras día. El día del apogeo fue cuando creó nueve Titanes – ¡criaturas gigantes a las cuales se les asignó tal poder que podían destruir hasta a los Dioses! Tallaar puso en manos de los titanes un arma terrorífica de destrucción: nueve espadas del Caos. Llevados por el odio, barrieron todo lo que había en su camino, destruyendo el orden impuesto por el Creador, llevando a continuación a los mundos a un estado de caos. La lucha silenciosa de los Guardianes se convirtió en una guerra abierta. En una guerra cuya salida no se podía predecir. En una guerra del bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas. Tallaar incorporó a su bando todavía más poder, convirtiendo a los Dioses a su fe, haciéndoles cómplices del Caos. ¡Él mismo se convirtió en Caos!


Aquí y allá en el universo resplandecían las sangrientas luchas entre los adversarios, que resultaron en la pérdida de mundos completos. La lucha de los Titanes contra los Dioses –los partidarios de Or´Verron–, convirtió el mundo Gluammei en un desierto lleno de cenizas, no dejando ni siquiera la esperanza de que resurgiera  nueva vida en este lugar bañado de sangre.

Las terroríficas espadas de los Titanes destrozaron todo lo que se ponía en su camino. Volaban cabezas, el acero chocaba contra el acero, las almas imperecederas de los Dioses abandonaron el Universo, emitiendo un último grito – un desesperado grito de dolor.

En el mundo Zelir lucharon despiadadamente los servidores del caos contra el dios de los mares Sean y el dios del hielo eterno Aistrin. Parecía que este encuentro no iba a finalizar nunca. La superioridad estaba en un lado, luego en otro... Cuando los infames chacales –ayudantes de Tallaar–sitiaron a los dioses, Sean cogió sus últimas fuerzas y llamó a los espíritus del mar y Aistrin a los espíritus del hielo. Una gran ola espumosa renegrida se desplomó sobre el mundo e instantáneamente se transformó en hielo, enterrando debajo de él a los servidores del Caos y transformando el verde y fértil mundo de Zelir en un infierno de hielo.

Los mundos se destruían uno tras otro, las estrellas del Universo palidecían, los Dioses luchaban en guerras interminables, las criaturas estaban condenadas...

El Guardián de la Creación Or´Verron lanzó una sombría mirada al Universo y sólo vio zonas ardiendo, desiertos, frío y oscuridad. Entendió que faltaba poco para que el Caos dominara el Universo y se convirtiera en el único señor todopoderoso. Y entonces Or´Verron convocó a Tallaar a una batalla en la cual se tendría que decidir el destino de todos los mundos.

Dos Guardias, dos Dioses Superiores se enfrentaron, uno a uno, cara a cara. Los enemigos se lanzaron el uno contra el otro con una mirada llena de odio y desprecio. Como dos toros con los ojos inyectados en sangre que se preparan para el ataque golpeando el suelo con sus pezuñas, los Guardias permanecían el uno frente al otro y esperaban. Esperaban a ver quién sería el primero en dar el golpe. “Pierde toda esperanza...” – dijo con voz ronca Tallaar y arrojó al Guardián de la Creación un nudo de fuego que constaba de cien rayos de fuego. Entonces Or´Verron llamó a los espíritus de los árboles, que durante unos instantes consiguieron envolver a Tallaar en una espesa red de ramas mientras hundían sus fuertes raíces en la tierra. Pero el Guardián de la Destrucción se escapó de las cadenas de los árboles e hizo caer sobre el enemigo una granizada de piedra con una fuerza tan terrible fuerza que exterminó toda la vida en varios kilómetros alrededor del “campo de batalla”.

Or´Verron se quedó ejn pie sin siquiera estremecerse. El infame Tallaar seguía mandándole rugientes torrentes de fuego que transformaban en ceniza todo lo que se encontraba en su camino. Sin dudar, Or´Verron reunió toda la fuerza del agua del Universo y volcó una ola sobre el fuego que se ahogó violentamente bajo el torrente de agua. Largo tiempo combatieron los Guardias esforzándose en demostrarse mutuamente su poder y su superioridad, pero las fuerzas eran iguales. Se debilitaron un poco, pero seguían podiendo tomar decisiones y, en vez de rendirse, aniquilaban prácticamente todo lo que había creado el Creador.Parecía que su lucha iba a prolongarse eternamente...


Y fue así como Or'Verron – Gran Dios y poderoso Guerrero – comprendió que sólo cuando él mismo dejara de existir podría liberar al Universo de Tallaar. Y decidió entregarse en ofrenda para salvar al mundo de la destrucción, irse hacia la Nada, donde no podría aplicar su poder, ni gobernar, ni crear, allí donde junto a él, de acuerdo con la ley de equilibrio, Tallaar también quedaría atrapado.

El Guardián de la Creación tomó la decisión…La única decisión justa en aquel momento. Una decisión gracias a la cual el ganador fue el propio Universo…

Un silencio absoluto envolvió los mundos y todo quedó inmovilizado. No se podía oír ningún ruido, nada turbaba el silencio del Universo. Y de pronto surgió un pequeño viento, como si estuviera tanteando el camino tímidamente… De repente comenzó a hacerse más y más fuerte, hasta convertirse en un peligroso y feroz huracán que cruzaba todo el Universo. El viento soplaba, rugía, gritaba…Y a lo lejos parecían oírse unas palabras pronunciadas en voz baja…

Vive…atormentado…existe…Tú eres, tú serás…Fuerzas celestes – renaced, subordinen la voluntad y el juicio de los seres superiores… Encerradlos con llave y no dejadles ejercer más el poder…Cuando se va uno, también el otro…El equilibrio fue restablecido…


Cuando dejaron de sonar estas palabras, el viento comenzó a circular con una velocidad increíble, creando un gigantesco embudo. Este embudo se abrió como la boca de un monstruo de proporcioneso gigantescas y absorbió a los dos Grandes Dioses. Entonces se produjo un gran silencio y el viento desapareció como si nunca hubiera existido. Todo quedó terminado…

 


Obtenido de http://warofdragons.es/info/library/index.php?obj=cat&id=3

HISTORIA11: RENÉ DESCARTES. René Descartes [pronunciado /ʁəne de'kaʁt/ en francés] (La Haye en Touraine, actual Descartes, 31 de marzo de 1596 – Estocolmo, 11 de febrero de 1650) fue un filósofo, matemático y científico francés, considerado como el padre de la filosofía moderna. La influencia de Descartes en las matemáticas es también evidente; el sistema de coordenadas cartesianas fue nombrado en honor a él. Se le atribuye como el padre de la geometría analítica, permitiendo que formas geométricas se expresaran a través de ecuaciones algebraicas. Descartes fue también una de las figuras clave en la revolución científica.

René Descartes

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Para otros usos de este término, véase Descartes (desambiguación).
René Descartes, óleo sobre lienzo de Frans Hals, 1649, Museo del Louvre.
Firma de René Descartes.

René Descartes [pronunciado /ʁəne de'kaʁt/ en francés] (La Haye en Touraine, actual Descartes, 31 de marzo de 1596Estocolmo, 11 de febrero de 1650) fue un filósofo, matemático y científico francés, considerado como el padre de la filosofía moderna.

La influencia de Descartes en las matemáticas es también evidente; el sistema de coordenadas cartesianas fue nombrado en honor a él. Se le atribuye como el padre de la geometría analítica, permitiendo que formas geométricas se expresaran a través de ecuaciones algebraicas. Descartes fue también una de las figuras clave en la revolución científica.

 

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[editar] Biografía

[editar] Infancia y adolescencia

René Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye en Touraine, cerca de Poitiers. Desde 1967 La Haye se llama Descartes en honor al filósofo, que fue el tercer hijo del jurista Joachim Descartes, noble de toga, y de Jeanne Brochard. Aunque René pensaba que su madre murió al nacer él, lo cierto es que murió un año después, durante el parto de un hermano que tampoco sobrevivió. Tras la muerte de su madre, él y sus 2 hermanos fueron educados por su abuela, pues su padre, consejero del Parlamento de Bretaña, se ausentaba cada 2 años por largas temporadas, y acabó dejando atrás a sus hijos al contraer nuevas nupcias con una doncella inglesa.

[editar] Educación

La educación en la Flèche le proporcionó, durante los cinco primeros años, una sólida introducción a la cultura clásica, habiendo aprendido latín y griego en la lectura de autores como Cicerón, Horacio y Virgilio, por un lado, y Homero, Píndaro y Platón, por el otro. El resto de la enseñanza estaba basada principalmente en textos filosóficos de Aristóteles (Organon, Metafísica, Ética a Nicómaco), acompañados por comentarios de jesuitas (Suárez, Fonseca, Toledo, quizá Vitoria) y otros autores españoles (Cayetano). Conviene destacar que Aristóteles era entonces el autor de referencia para el estudio, tanto de la física, como de la biología. El plan de estudios incluía también una introducción a las matemáticas (Clavius), tanto puras como aplicadas: astronomía, música, arquitectura. Siguiendo una extendida práctica medieval y clásica, en esta escuela los estudiantes se ejercitaban constantemente en la discusión (Cfr. Gaukroger, quien toma en cuenta la Ratio studiorum: el plan de estudios que aplicaban las instituciones jesuíticas).

Registro de graduación de Descartes en el Collège Royal Henry-Le-Grand, La Flèche, 1616.

[editar] La universidad

A los 18 años de edad, René Descartes ingresó a la Universidad de Poitiers para estudiar derecho y medicina. Para 1616 Descartes cuenta con los grados de bachiller y licenciado. Descartes fue siempre un alumno sobresaliente y fue gracias al gran afecto de algunos de sus profesores lo que hizo que René pudiera visitar los laboratorios de la universidad con asiduidad.

[editar] Etapa investigadora

René Descartes en su escritorio.

En 1619, en Breda, conoció a Isaac Beeckman, quien intentaba desarrollar una teoría física corpuscularista, muy basada en conceptos matemáticos. El contacto con Beeckman estimuló en gran medida el interés de Descartes por las matemática y la física. Pese a los constantes viajes que realizó en esta época, Descartes no dejó de formarse y en 1620 conoció en Ulm al entonces famoso maestro calculista alemán Johann Faulhaber. Él mismo refiere que, inspirado por una serie de sueños, en esta época vislumbró la posibilidad de desarrollar una «ciencia maravillosa». El hecho es que, probablemente estimulado por estos contactos, Descartes descubre el teorema denominado de Euler sobre los poliedros.

A pesar de discurrir sobre los temas anteriores, Descartes no publica entonces ninguno de estos resultados. Durante su estancia más larga en París, Descartes reafirma relaciones que había establecido a partir de 1622 con otros intelectuales, como Marin Mersenne y Guez de Balzac, así como con un círculo conocido como «Los libertinos». En esta época sus amigos propagan su reputación, hasta el punto de que su casa se convirtió entonces en un punto de reunión para quienes gustaban intercambiar ideas y discutir. Con todo ello su vida parece haber sido algo agitada, pues en 1628 libra un duelo, tras el cual comentó que «no he hallado una mujer cuya belleza pueda compararse a la de la verdad». El año siguiente, con la intención de dedicarse por completo al estudio, se traslada definitivamente a los Países Bajos, donde llevaría una vida modesta y tranquila, aunque cambiando de residencia constantemente para mantener oculto su paradero. Descartes permanece allí hasta 1649, viajando sin embargo en una ocasión a Dinamarca y en tres a Francia.

La preferencia de Descartes por Holanda parece haber sido bastante acertada, pues mientras en Francia muchas cosas podrían distraerlo y había escasa tolerancia, las ciudades holandesas estaban en paz, florecían gracias al comercio y grupos de burgueses potenciaban las ciencias fundándose la academia de Ámsterdam en 1632. Entre tanto, el centro de Europa se desgarraba en la Guerra de los Treinta Años, que terminaría en 1648.

Enunció en 1638 las leyes de refracción y reflexión de la luz, y desarrolló la geometría analítica (témino que se publica por primera vez como "Geometría analítica" en el apéndice al "Discurso del Método" en 1637).

[editar] Fallecimiento

Descartes en la Corte de la reina Cristina de Suecia (detalle), Pierre Louis Dumesnil. Museo nacional de Versailles.
La tumba de Descartes (en el centro), con vista detallada de la inscripción, en la iglesia de Saint-Germain-des-Prés, París.

En septiembre de 1649 la Reina Cristina de Suecia le llamó a Estocolmo. Allí murió de una neumonía el 11 de febrero de 1650. Falleció a los 53 años de edad.

Actualmente se pone en duda si la causa de su muerte fue la neumonía. En 1980, el historiador y médico alemán Eike Pies halló en la Universidad de Leiden una carta secreta del médico de la corte que atendió a Descartes, el holandés Johan Van Wullen, en la que describía al detalle su agonía. Curiosamente, los síntomas presentados —náuseas, vómitos, escalofríos— no eran propios de una neumonía. Tras consultar a varios patólogos, Pies concluyó en su libro El homicidio de Descartes, documentos, indicios, pruebas, que la muerte se debía a envenenamiento por arsénico. La carta secreta fue enviada a un antepasado del escritor, el holandés Willem Pies.

En el año de 1676 se exhumaron los restos de Descartes; colocados en un ataúd de cobre se trasladaron a París para sepultarlos en la iglesia de Sainte-Geneviève-du-Mont; movidos nuevamente durante el transcurso de la Revolución francesa, los restos fueron colocados en el Panthéon, la basílica dedicada a los grandes hombres de la nación francesa; nuevamente, en 1819, los restos de René Descartes cambiaron de sitio de reposo siendo llevados esta vez a la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés donde actualmente se encuentran.

En 1935 se decidió en su honor llamar «Descartes» a un cráter lunar.[1]

[editar] Obras

[editar] Las primeras obras

Aunque se conservan algunos apuntes de su juventud, su primera obra fue Reglas para la dirección del espíritu creada en 1628 y publicada en 1701.(póstuma). Luego escribió La luz o Tratado del mundo y El hombre, que retiró de la imprenta al enterarse de la condena de la Inquisición a Galileo en 1633, y que más tarde se publicaron a instancias de Gottfried Leibniz. En 1637 publicó el Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias, seguido de tres ensayos científicos: Dióptrica, La Geometría y Los meteoros. Con estas obras, escritas en francés, Descartes acaba por presentarse ante el mundo erudito, aunque inicialmente intentó conservar el anonimato.

En 1641 publicó las Meditaciones metafísicas, acompañadas de un conjunto de Objeciones y respuestas que amplió y volvió a publicar en 1642. Hacia 1642 puede fecharse también un diálogo, La búsqueda de la verdad mediante la razón natural (póstumo).

En 1647 aparecen los Principios de filosofía, que Descartes idealmente habría destinado a la enseñanza. En 1648 Descartes le concede una entrevista a Frans Burman, un joven estudiante de teología, quien le hace interesantes preguntas sobre sus textos filosóficos. Burman registra detalladamente las respuestas de Descartes, y éstas usualmente se consideran genuinas. En 1649 publica un último tratado, Las pasiones del alma, sin embargo aún pudo diseñar para Cristina de Suecia el reglamento de una sociedad científica, cuyo único artículo es que el turno de la palabra corresponda rotativamente a cada uno de los miembros, en un orden arbitrario y fijo.

De Descartes también se conserva una copiosa correspondencia, que en gran parte canalizaba a través de su amigo Mersenne, así como algunos esbozos y opúsculos que dejó inéditos. La edición de referencia de sus obras es la que prepararon Charles Adam y Paul Tannery a fines del siglo XIX e inicios del XX, y a la que los comentaristas usualmente se refieren como AT, por las iniciales de los apellidos de estos investigadores.

[editar] Filosofía

Los principiantes deberían abordar la filosofía cartesiana a través de las antes referidas Meditaciones metafísicas o bien a través de su obra derivada, que es el famoso Discurso del método, que en sus primeras partes es ejemplarmente ameno y fluido, además de tratar temas fundamentales y darnos una buena idea del proyecto filosófico general del autor.[2] Descartes explica ante todo, qué lo ha llevado a desarrollar una investigación independiente. Es que aunque él atribuye al conocimiento un enorme valor práctico (lo cree indispensable para conducirse en la vida, pues «basta pensar bien para actuar bien»), su paso por la escuela lo ha dejado frustrado.

Por ejemplo, comenta que la lectura de los buenos textos antiguos ayuda a formar el espíritu, aunque sólo a condición de leerse con prudencia (característica de un espíritu ya bien formado); reconoce el papel de las matemáticas, a través de sus aplicaciones mecánicas, para disminuir el trabajo de los hombres, y declara su admiración por su exactitud, aunque le parece que sobre ellas no se ha montado un saber lo suficientemente elevado; dice que los libros de los moralistas paganos «contienen muchas enseñanzas y exhortaciones a la virtud que son muy útiles», aunque en realidad no nos ayudan mucho a identificar cuál es la verdadera virtud, pues los casos concretos que citan parecen ejemplos de "parricidio y orgullo"; añade «que la filosofía da medios para hablar con verosimilitud de todas las cosas y hacerse admirar de los menos sabios; que la jurisprudencia y la medicina dan honores y riquezas a los que las cultivan» aunque claro, aquí se echa de menos toda mención de algún interés por la verdad, la salud o la justicia. Pero el colmo es que la filosofía, de donde las demás ciencias habrían de tomar sus fundamentos, es un desastre: no parece haber aquí «cosa alguna en la que estén de acuerdo los sabios». Su paso por la escuela, pues, ha servido para descubrirle su profunda ignorancia, y de ahí que sea indispensable la investigación.

[editar] El padre de la filosofía moderna

Al menos desde que Hegel escribió sus Lecciones de historia de la filosofía, en general se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna (independientemente de sus aportes a las matemáticas y la física). Este juicio se justifica, principalmente, por su decisión de rechazar las verdades recibidas, p. ej., de la escolástica, combatiendo activamente los prejuicios. Y también, por haber centrado su estudio en el propio problema del conocimiento, como un rodeo necesario para llegar a ver claro en otros temas de mayor importancia intrínseca (la moral, la medicina y la mecánica). En esta prioridad que concede a los problemas epistemológicos, lo seguirán todos sus principales sucesores. Por otro lado, los principales filósofos que lo sucedieron estudiaron con profundo interés sus teorías, sea para desarrollar sus resultados o para objetarlo. Este es el caso de Pascal, Spinoza, Leibniz, Malebranche, Locke, Hume y Kant, cuando menos. Sin embargo, esta manera de juzgarlo no debe impedirnos valorar el conocimiento y los estrechos vínculos que este autor mantiene con los filósofos clásicos, principalmente con Platón y Aristóteles, pero también Sexto Empírico y Cicerón.[3] Descartes aspira a «establecer algo firme y durable en las ciencias». Con ese objeto, según la parte tercera del Discurso, por un lado él cree que en general conviene proponerse metas realistas y actuar resueltamente, pero prevé que en lo cotidiano, así sea provisionalmente, tendrá que adaptarse a su entorno, sin lo cual su vida se llenará de conflictos que lo privarán de las condiciones mínimas para investigar. Por otra parte, compara su situación a la de un caminante extraviado, y así concluye que en la investigación, libremente elegida, le conviene seguir un rumbo determinado. Esto implica atenerse a una regla relativamente fija (un método), sin abandonarla «por razones débiles»...

[editar] Las reglas del método

Ya la parte segunda del Discurso había presentado el método. Descartes considera que aunque la lógica tenía muchas reglas válidas, en general éstas son inútiles, puesto que, como afirma en las Reglas para la dirección del espíritu, la capacidad de razonar es básica y primitiva, y nadie puede enseñárnosla. Son las reglas del método:

  1. El llamado precepto de la evidencia (también llamado de la duda metódica): No admitir nunca algo como verdadero, si no consta con evidencia que lo es, es decir, no asentir más que a aquello que no haya ocasión de dudar, evitando la precipitación y la prevención.
  2. El precepto del análisis: Dividir las dificultades que tengamos en tantas partes como sea preciso, para solucionarlas mejor.
  3. El precepto de la síntesis: Establecer un orden de nuestros pensamientos, incluso entre aquellas partes que no estén ligadas por un orden natural, apoyándonos en la solución de las cuestiones más simples (que Descartes llama "naturalezas simples") hasta resolver los problemas más complejos a nuestro alcance.
  4. El precepto de control: Hacer siempre revisiones amplias para estar seguros de no haber omitido nada.

Descartes anuncia que empleará su método para probar la existencia de Dios y del alma, aunque es preciso preguntar cómo podrían él, o sus lectores, cerciorarse de que los razonamientos que ofrece para ello tienen genuino valor probatorio. Desarrollar una prueba genuina es algo muy problemático, especialmente en lo tocante a cuestiones fundamentales, según habían señalado ya autores como Aristóteles y Sexto Empírico. Veremos que en este punto, las teorías cartesianas pueden considerarse como un desarrollo de la filosofía griega.

[editar] Propósito literario

No obstante su fluidez ejemplar, la escritura cartesiana puede considerarse como intencionalmente críptica. El resultado es algo semejante a un acertijo, para el que sólo se nos entregan numerosas claves, de modo que la comprensión de sus obras exige la participación activa del lector. Por ejemplo, algunas cosas no aparecen en los textos en el orden más natural, como cuando el método se presenta antes de que Descartes explique por qué cree conveniente adoptar una regla (sea ésta la que fuere). Mejor aún, un par de enigmas, que abajo intentamos resolver y para los que no hay otra solución conocida, muestran el carácter críptico de su escritura: el filósofo nunca explica por qué razón eligió originalmente su método (aunque sí dice que más valdría tomar uno al azar que no seguir ninguno). Y tampoco dice por qué, tanto en las Meditaciones metafísicas como en los Principios..., desarrolla lo que visiblemente son tres pruebas distintas de la existencia de Dios (al contrario, en la «Carta a los Decanos y Doctores...» que precede a las Meditaciones, da a entender que la multiplicidad de pruebas es innecesaria, e incluso dificulta su apreciación). Siendo éstas dos de las principales cuestiones que Descartes deja sin aclarar en sus textos, hay muchas más. Por ello es muy posible que el autor (que en la Flèche había estudiado la emblemática y otras formas de comunicación indirecta, según Gaukroger), haya querido dejarle una tarea al "lector atento" para el que escribe. Si esto es cierto, habría que ver sus textos, en parte, como criptogramas que a sus lectores les corresponde descifrar, aunque para ello, obviamente, pueden apoyarse en las claves que el mismo filósofo proporciona.

[editar] La duda metódica

Descartes fue considerado el filósofo de la duda porque pensaba que, en el contexto de la investigación, había que rehusarse a asentir a todo aquello de lo que pudiera dudarse racionalmente. Él estableció tres niveles principales de duda:

En el primero, citando errores típicos de percepción de los que cualquiera ha sido víctima, Descartes cuestiona cierta clase de percepciones sensoriales, especialmente las que se refieren a objetos lejanos o las que se producen en condiciones desfavorables.

En el segundo se señala la similitud entre la vigilia y el sueño, y la falta de criterios claros para discernir entre ellos; de este modo se plantea una duda general sobre las percepciones (aparentemente) empíricas, que acaso con igual derecho podrían imputarse al sueño.

Por último, al final de la Meditación I Descartes concibe que podría haber un ser superior, específicamente un genio maligno extremadamente poderoso y capaz de manipular nuestras creencias.Dicho "genio maligno" no es más que una metáfora que significa: ¿y si nuestra naturaleza es intelectualmente defectuosa?, de manera que incluso creyendo que estamos en la verdad podríamos equivocarnos, pues seríamos defectuosos intelectualmente. Siendo éste el más célebre de sus argumentos escépticos, no hay que olvidar cómo Descartes considera también allí mismo la hipótesis de un azar desfavorable o la de un orden causal adverso (el orden de las cosas), capaz de inducirnos a un error masivo que afectara también a ideas no tomadas de los sentidos o la imaginación (vg., las ideas racionales).[4]

El propósito de estos argumentos escépticos, y en particular los más extremos (los dos últimos niveles), no es provocar la sensación de que hay un peligro inminente para las personas en su vida cotidiana; es por ello que Descartes separa las reglas del método de la moral provisional. Antes bien, sólo al servicio del método hay que admitir estas posibilidades abstractas, cuya finalidad es exclusivamente servir a la investigación, en forma semejante a como lo hace un microscopio en el laboratorio. En realidad los argumentos escépticos radicales deben considerarse como vehículos que permiten plantear con claridad y en toda su generalidad el problema filosófico que para Descartes es central (¿hay conocimiento genuino? y ¿cómo reconocerlo?).

[editar] Soluciones propuestas

Ahora bien, por un lado en la «Carta-prefacio a la traducción francesa de los Principios» Descartes se refiere a Platón y Aristóteles como los principales autores que han investigado la existencia de principios o fundamentos (válidos) del conocimiento. Aunque Descartes no lo menciona, ambos filósofos piensan que la dialéctica o controversia, donde cada uno de los participantes procura convencer o refutar a su antagonista, es el único tipo de argumentación capaz de responder esta pregunta; y en especial, es muy digna de atención la explicación que da Aristóteles (Met. Γ, 4) de por qué hay que acudir a este tipo de argumento para alcanzar una prueba de los «principios». Perfectamente pudo Descartes ver aquí una buena razón para elegir la dialéctica como procedimiento para indagar la validez de los fundamentos.

Esto es lo que insinúa la primera regla metódica, si el lector, en lugar de atribuirle en su fórmula el papel principal a la noción general de evidencia, se lo concede a la (más específica) de indubitabilidad racional: las ideas tendrán la clase relevante de evidencia sólo en la medida en que sean apropiadamente indudables, pero es obvio que no serán indudables mientras haya «ocasión» de ponerlas en duda, y habrá ocasión de dudar siempre que haya argumentos escépticos vigentes. Ahora bien, bajo un argumento como el del genio maligno, p. ej., siempre puede plantearse una duda que afecte, en términos generales, incluso a las ideas más evidentes: perfectamente puede pensarse que acaso las ideas evidentes son falsas. De este modo, si se concede prioridad a la noción de indubitabilidad, advertimos que la primera regla del método sugiere un camino para superar la duda: refutar el argumento escéptico como primera tarea, lo que una vez conseguido, permitiría dejar a salvo de la duda (y por ende, admitir como verdaderas, de acuerdo con el método) las ideas que sólo ese mismo argumento permitía cuestionar.

Por otro lado, vimos que Descartes acepta tres razones para plantear la duda más extrema: esencialmente son las hipótesis del genio maligno, la de un azar desafortunado y la de una causalidad natural adversa. Así, si suponemos que Descartes argumenta para enfrentar al crítico radical (el escéptico), se entiende fácilmente el desarrollo de tres pruebas (a lo largo de las Meditaciones III y V) que sólo aparentemente se encaminan a establecer la existencia divina; pues en realidad, a cada una de estas pruebas puede asignársele el propósito de refutar una de las hipótesis escépticas. De este modo, Descartes no habría buscado «demostrar», en primer término, la existencia de Dios: en cambio habría intentado vencer dialécticamente a su antagonista en la controversia, rechazando una razón específica entre las admitidas para plantear la duda más extrema. Para lograrlo, le habría bastado mostrar que las razones para aceptar la existencia divina son, en todo caso, más sólidas que las que pueden darse para implantar las dudas radicales. Si Descartes alcanza este objetivo, las dudas más extremas quedarían sin fundamento. Esto, a su vez, autorizaría al investigador a aceptar ciertas proposiciones como válidas, por ser racionalmente indudables (al menos, a la luz de los argumentos escépticos conocidos). Pero Descartes habría dejado en la sombra sin declarar francamente este aspecto negativo de su procedimiento.

[editar] La metafísica

Otra postura que Descartes sostiene es la evidencia de la libertad. Pero más que discutir la realidad o no del libre albedrío, Descartes parece partir de la hipótesis de que él mismo es libre, para poner esta libertad en práctica: ya la investigación, en su caso, resulta de una determinación voluntaria y libre. Además, la epistemología cartesiana (vg., su investigación sobre las condiciones de validez del conocimiento) hace un aporte tácito, pero fundamental, al campo de la filosofía práctica: la responsabilidad no es ilusoria, pues si hay conocimiento legítimo, y éste versa en parte sobre algunas relaciones causales, hemos de tomar nuestras decisiones sin dar oídos sordos a las consecuencias previsibles de nuestros actos.

Sin embargo, parece que Descartes nunca intentó demostrar la corrección de la citada hipótesis sobre el libre albedrío, como no fuera poniéndola a prueba indirectamente, acaso examinando su capacidad de producir resultados favorables. Descartes compara el cuerpo de los conocimientos a un árbol cuyas raíces son de tipo metafísico, el tronco equivale a la física, y las ramas principales son las artes mecánicas (cuya importancia está en que permiten disminuir el trabajo de los hombres), la medicina y la moral. La metafísica es fundamental, pero añade que los frutos de un árbol no se cogen de las raíces, sino de las ramas.

[editar] Teoría de las dos sustancias

La sustancia es aquello que existe por sí mismo sin necesidad de otra cosa, es decir, es aquello autosubsistente. Partiendo del cogito (pensamiento) Descartes sostiene que él mismo es sólo una sustancia pensante, dado que ni siquiera el escéptico radical puede negar la existencia del pensamiento (su negación sería un pensamiento más), mientras sí puede mantenerse una duda sobre el cuerpo. Este razonamiento es sospechoso, dado que una idea tan evidente como el propio cogito puede ponerse en duda en términos generales (es inteligible la frase: «las ideas más evidentes son dudosas, acaso están equivocadas»), y esta clase de duda sólo queda claramente superada cuando se refutan las razones más radicales para dudar que ha admitido la investigación. Además, sólo estas mismas razones habían permitido poner en duda las más elementales de las ideas sensibles (Cfr. el argumento escéptico del sueño y sus secuelas inmediatas, tanto en el Discurso IV, como en la Meditación I). Ahora bien, entre estas ideas simples se encuentran la extensión, la figura, etc.

En cualquier caso, la teoría de las dos sustancias nos invita a un mundo dualista. Para llegar de una realidad a otra, del cuerpo al alma (en la percepción sensorial), o viceversa (como en el movimiento voluntario) Descartes menciona que hay una glándula en el cerebro humano (la pineal), donde se encuentra el punto de contacto entre ambas sustancias. Por supuesto, Descartes nunca pudo verificar esta afirmación.

Por otro lado Descartes afirma que hay dos tipos de sustancia, la infinita y la finita. La sustancia infinita es Dios, que es un ser perfecto o infinito (estas dos nociones parecen equivalentes, tal como Descartes las empleó). Tradicionalmente, se considera que Descartes introduce a Dios en su metafísica como garantía de la verdad, pero esto da lugar al profundo problema de la circularidad, que Descartes mismo señala en la «Carta a los Decanos y Doctores...» que antecede a las Meditaciones.

[editar] El problema del círculo

Este problema consiste en cómo saber que existe Dios, dado que frente a un escéptico que está dispuesto a poner en duda la evidencia, no bastaría siquiera dar un alegato completamente evidente. Recuérdese cómo Descartes mismo advierte que para refutar a los ateos no basta invocar un texto sagrado ("Carta a los Decanos y Doctores..." que precede a las Meditaciones), dado que este procedimiento es viciosamente circular. Este es un tema que ha sido incansablemente discutido por los comentaristas, pero dos respuestas básicas pueden darse al problema: o no lo sabemos en absoluto, pues el círculo es real y Descartes es un ingenuo que comete faltas indignas de un principiante (o bien se evita el círculo, pero a costa de atribuirle a Descartes posiciones extremadamente dogmáticas). O alternativamente, Descartes escapa al círculo al desarrollar una [prueba dialéctica].

Según la última línea interpretativa, Descartes no habría intentado demostrar la existencia de Dios, sino ante todo, refutar la hipótesis en la que se funda la duda. Esto se conseguiría mostrando: 1) que un argumento incompatible con la hipótesis del genio (o del azar adverso, etc.) es comparativamente 'más sólido que' la respectiva hipótesis escéptica; y 2), que ni ese argumento, ni el juicio que lo considera superior al alegato opuesto, merecen ser juzgados circulares.

Atendiendo al último punto: la refutación de la hipótesis del genio sería circular si enfrentado al argumento refutatorio, el escéptico aún pudiera sugerir que «acaso el propio genio le haya sugerido a Descartes este alegato». Así, la «prueba» de que no hay genio sucumbiría a la misma duda que aspira a superar (círculo). Pero esta réplica es ilegítima bajo el método cartesiano, puesto que para ofrecerla, el escéptico necesita apoyarse en una idea —la del genio maligno— que, una vez expuesta la refutación, tendríamos razones para poner en duda (V. gr., las razones en que estriba la misma refutación); ahora bien, el método pide no considerar verdadera (ni momemntáneamente) una idea de la que tenemos razones para dudar. Por otro lado, la refutación sólo habrá podido prosperar si parte de premisas que el propio escéptico ha introducido, al ofrecer las razones para dudar.

Por otro lado, por supuesto, el camino mencionado sólo sería promisorio, si no suponemos de entrada que la duda radical planteada por el escéptico y admitida en la investigación, es universal (pues siendo universal, a priori toda respuesta a esa duda sería ella misma dudosa de antemano y por ende, estaría condenada a la circularidad). Entonces, habrá que preguntarse dos cosas: 1) ¿Es posible plantear una duda sistemática y amplisima, que afecte incluso a las ideas evidentes, pero que no sea universal? Una posibilidad, desde luego, es imaginar que la duda no se formula con ayuda del cuantificador «todo...» (V. gr., todo pensamiento es falso), sino del cuantificador plurativo: «la mayoría de...» Y 2), ¿hay razones que legítimamente permitan desechar la duda universal, pero que no se reduzcan a señalar el fracaso al que estaríamos condenados, si hubiésemos de enfrentar esta clase de escepticismo? Esta última es, digamos, una pregunta abierta.

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. Ficha del cráter lunar «Descartes», Gazeteer of Planetary Nomenclature Enlace consultado el 4 de julio de 2009.
  2. Suele considerarse ésta como la primera obra erudita escrita en una lengua moderna (distinta del latín), aunque en realidad ya Nicolás Oresme había escrito en francés un comentario crítico a la Física de Aristóteles.
  3. Fine, G. "Descartes and Ancient Skepticism: Reheated Cabbage?" -- Phil. Review, 109 N°2, 2000; Marion, J-L. L'ontologie grise de Descartes, 1981.
  4. En realidad Descartes cita lo que parecen otras dos posibilidades, el "destino o la fatalidad"; pero estos dos conceptos (respectivamente de origen griego y latino -Cfr, el De fato de Cicerón) nos remiten a las deidades no-omnipotentes (como las Plantilla:Moiras o el propio {{Zeus]]) que podrían forzarnos a errar, y por ende hay que considerarlas como equivalentes a la hipótesis del genio maligno.

[editar] Bibliografía

  • Beyssade, J-M. Descartes au fil de l'ordre. Vrin.
  • Beyssade, J-M. Études sur Descartes. Seuil, 2001.
  • Clarke, Desmond. La filosofía de la ciencia de René Descartes Alianza Universidad.
  • Curley, E. Descartes Against the Skeptics.
  • Denis Kambouchner, Descartes et la philosophie morale, Hermann Éditeurs, Paris, 2008.
  • De Teresa, J. Breve introducción al pensamiento de Descartes. Univ. Aut. Metropolitana, México 2007.
  • Doney, W. (Comp.) Descartes. A Collection of Critical Essays.
  • Gaukroger, S. Descartes. An Intellectual Biography.
  • José Ortega y Gasset: ¿Qué es filosofía?; O.C., Vol. VII, Ed. Alianza, Madrid.
  • José Ortega y Gasset: La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva; O.C., Vol. VIII, Ed. Alianza, Madrid.
  • José Ortega y Gasset: Sobre la razón histórica; O.C., Vol. XII, Ed. Alianza, Madrid.
  • Edmund Husserl: Ideas relativas a una fenomenología pura y a una filosofía fenomenológica; §§32 y siguientes.
  • Edmund Husserl: La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental; §§17 y siguientes.
  • Martin Heidegger: Ser y Tiempo, §§ 19, 20 y 21, Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 1997. Trad. de Jorge Eduardo Rivera Cruchaga.
  • Martin Heidegger: «La época de la imagen del mundo»; en Caminos de bosque, Ed. Alianza, Madrid, 1995 y 1998. Trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte.
  • Martin Heidegger: Prolegómenos para una historia del concepto de tiempo, § 22, Ed. Alianza, Madrid, 2006. Trad. de Jaime Aspiunza.
  • Leonardo Polo: Evidencia y realidad en Descartes, 1996.
  • Jacques Maritain: Tres reformadores.
  • Jean-Luc Nancy, Egu sum, Anthropos, Barcelona, 2007, traducción y prólogo de Juan Carlos Moreno Romo.
  • Juan Carlos Moreno Romo (Coord.), Descartes vivo. Ejercicios de hermenéutica cartesiana, Anthropos, Barcelona, 2007.
  • Juan Carlos Moreno Romo, Vindicación del cartesianismo radical, Anthropos, Barcelona, 2010.

[editar] Enlaces externos

HISTORIA11: HORUS. Horus "el elevado", dios celeste en la mitología egipcia. Se le consideró iniciador de la civilización egipcia. Horus fue representado como un halcón, o un hombre con cabeza de halcón, con la corona Doble. También, como un disco solar con alas de halcón desplegadas, sobre las puertas y en las salas de los templos; y con forma leonina como Harmajis. El símbolo jeroglífico del halcón posado sobre una percha se empleó, desde la época predinástica, para representar la idea de dios.

Horus

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Horus "el elevado", dios celeste en la mitología egipcia. Se le consideró iniciador de la civilización egipcia.

Horus.

Nombre egipcio: Hor. Nombre griego: Horus. Deidad griega: Apolo Febo.

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[editar] Iconografía

Horus fue representado como un halcón, o un hombre con cabeza de halcón, con la corona Doble. También, como un disco solar con alas de halcón desplegadas, sobre las puertas y en las salas de los templos; y con forma leonina como Harmajis. El símbolo jeroglífico del halcón posado sobre una percha se empleó, desde la época predinástica, para representar la idea de dios.

[editar] Historia

Horus es un dios muy antiguo, ya conocido en la época predinástica. Era un dios vinculado a la realeza que tutelaba a los monarcas tinitas, cuyo centro de culto era Hieracómpolis. Desde el Imperio Antiguo, el faraón es la manifestación de Horus en la tierra, aunque al morir se convertirá en un Osiris, y formará parte del dios creador Ra. Durante el Imperio Nuevo se le asoció al dios Ra, como Ra-Horajty. Forma parte troncal de la Gran Enéada. Forma parte de la tríada Osiriaca: Osiris, Isis,Horus.

[editar] Mitología

Horus, en su templo de Edfu, con forma de halcón.

Según la mitología heliopolitana (Heliópolis), Geb (la tierra de Egipto) y su esposa y hermana Nut (el cielo), dan vida a dos varones, Osiris y Seth, y dos mujeres: Isis y Neftis. Osiris se casa con Isis, y Seth con Neftis. La leyenda da cuenta de los innumerables enfrentamientos entre Osiris y su hermano Seth. Gracias a un engaño, Seth logra asesinar a Osiris, lo descuartiza y oculta sus restos para evitar que encuentren su cuerpo, desperdigándolos por todo Egipto. Su mujer, Isis, enterada de lo sucedido, busca cada pedazo, día y noche, por todos los rincones de Egipto. Finalmente, Isis logra recuperar todos los restos de su difunto marido Osiris, pero hubo una parte que jamás pudo encontrar: el pene. Isis utilizó sus poderes mágicos para resucitar a su marido Osiris, que a partir de entonces se encargaría de gobernar en el país de los muertos, la Duat.

También, utilizando su magia, Isis pudo concebir un hijo del resucitado Osiris: a Horus. Al poco tiempo de nacer, Horus, hijo de Osiris, fue escondido por su madre Isis y lo dejó al cuidado de Thot, dios de la sabiduría, que lo instruyó y crió hasta convertirse en un excepcional guerrero. Al llegar a la mayoría de edad, ayudado por los Shemsu Hor luchó contra Seth para recuperar el trono de su padre, asesinado por aquél. Seth quedó como el dios del Alto Egipto y Horus del Bajo Egipto. Posteriormente Horus fue dios de todo Egipto, mientras que Seth era dios del desierto y de los pueblos extranjeros. Este mito representa la lucha entre la fertilidad del valle del Nilo (Osiris) y la aridez del desierto (Seth).

Más adelante dejó el gobierno a los reyes míticos, denominados Shemsu Hor, según la tradición.

Como dios solar, Horus defiende la barca de Ra, con la ayuda de Seth, contra la gran serpiente Apep. Además es el protector de Osiris en el inframundo egipcio, o Duat. Durante el juicio de Osiris, según el Libro de los Muertos, es el mediador entre el finado y Osiris.

Horus y Tutmosis III, como oferente. Templo de Hatshepsut. Deir el-Bahari.
Horus y Thot bendiciendo al faraón ptolemaico. Templo de Kom Ombo.

[editar] Sincretismo

Su culto se adaptó al mito de Osiris en un intento de sincretismo religioso, siendo muchos los dioses que se encarnaron y fusionaron con Horus en diversas localidades egipcias.

Horus aparecía en muchas formas, siendo representado como:

Símbolo solar:

  • Harmajis, Hor em ajet, "Horus en el horizonte", sol naciente asociado con Jepri.
  • Horjentijet, Hor jenti jet, "Sol de la mañana".
  • Haractes, Hor ajti, "Horus en el horizonte", fusionado con Ra como Ra-Haractes, sol del mediodía.
    • Hor Iabti, "Horus de oriente", semejante a Haractes.

En Heliópolis, Jepri, Ra-Haractes y Atum son tres formas de la misma divinidad que simbolizan el sol naciente, el del mediodía y el sol poniente (Daumas 1982:97-99).

Horus niño:

  • Harsiase, Har sa Aset, "Horus, hijo de Isis" (y Osiris).
  • Harsomtus, Hor sema tauy, "Horus, unificador de las Dos Tierras", renacido de Hathor como hijo de Hathor y Horus en Edfú.
  • Harpra, Har pa Ra, "Horus, el Sol" en Coptos.
  • Panebtauy, Pa neb tauy, como hijo de Haroeris.
  • Harpócrates, Hor pa Jard, "Horus el niño", que asimiló a Harsiase y Harsomtus.
    • Ihy, asimilado a Harsomtus y Harpócrates.

Horus adulto:

  • Haroeris, Her Ur, "Horus el viejo", "Horus el Grande", hermano de Osiris y Seth. Supremo dios del Alto Egipto. Sus diversos aspectos eran:
    • Horus Behedety, Hor Behutet, "El que es Originario de Behedet", venerado en Edfu.
    • Horjenti-Irti, Hor ur jent ar ti, el "Señor de sus ojos".
    • Horsemsu, Hor Semsu, hijo de Nut; o de Isis y Osiris dentro del seno materno de Nut.
    • Hormerty Hor Merty, "Horus el de los Dos Ojos".
  • Harendotes, Hor nedy her atef, "Horus, el vengador de su padre".
    • Hartomes, Hor tema a, otra forma de Harendotes.
  • Hornejeny Hor Nejeny, "Horus, el que es Originario de Nejen".
  • Horpanebtauy, Hor pa neb tau, "Horus, Señor de las dos Tierras".

También como:

  • Hor duat, "Horus de la Duat", "Señor de las estrellas circumpolares".
  • Hor imy shenut, "El que está en Shenuet".
  • Hor hery uadyef, "Señor de los espíritus de Pe" (Buto).
  • Horus Iunmutef, sacerdote en los ritos funerarios.

Además fue asociado a dos planetas, como:

Templo de Horus en Edfu. Pilonos.
Templo de Horus en Edfu. Patio.

[editar] Culto

Conocido desde la época predinástica, es probable que su culto tuviese origen en el delta del Nilo aunque fue venerado en todo Egipto con importantes templos en Hieracómpolis, Edfu y Letópolis.

Fue venerado como:

  • Harendotes Hor nedy her atef, en Hieracómpolis, Abidos, Letópolis, Buto y Panópolis.
  • Harpócrates Har pa Jard, en Heliópolis, Edfu, Tebas, Coptos, Mendes, Hermontis y Atribis.
  • Harpara Har pa Ra en Hermontis, Medamud y Coptos.
  • Haroeris Her Ur, en Letópolis, Abidos, Panópolis, Kom Ombo y Kush.
  • Harsiase Har sa aset, en Buto.
  • Harsomtus Hor sematauy, en Dendera, Edfu y Heracleópolis.
  • Horajty Hor ajty, en Heliópolis, Letópolis, Abu Simbel, El Derr, y Amada.
  • Horbehedeti Hor Behedeti, en Edfu, Damanhur, Tell-Balamun, File, Mesen y Tanis.
  • Horhekenu Hor Hekenu, identificado con Nefertum, en Menfis y Bubastis.
  • Horimyshenut Hor imy shenut, en Soagh, Dajla, Jarga, File, Qustul y Meroe.
  • Hormenu Hor menu, en Letópolis.
  • Hornebmesen Hor neb mesen, similar a Hor Behedety, en Buto y Mesen.
  • Hornejeny Hor Nejeny, en Hieracómpolis.
  • Horpanebtauy Hor Pa neb tauy, en Edfu.
  • Hortehenu Hor Tehenu, en las zonas limítrofes con Libia.
  • Jonsu Hor, en Tebas.

Su culto se extendió por el Mediterráneo, como Harpócrates, vinculado a su madre la diosa Isis. Destaca la veneración alcanzada en la Antigua Grecia, tanto en la forma de halcón, como de niño acompañado de Isis, o como amuleto protector relacionado con la divinidad, el llamado "Ojo de Horus".

[editar] Epítetos

Tuvo los epítetos de:

  • "El Único en las alturas"
  • "El elevado"
  • "El distante"
  • "Señor del Cielo"
  • "Señor de las estrellas circumpolares"

En los tronos de El Lisht aparece como «Horus, señor de Mesen» y «Horus de Behdet», o «el behdetita», en referencia a dos localidades del Bajo Egipto.

[editar] Nombres teóforos

Desde la época predinástica incluyeron su nombre la mayoría de los faraones, formando parte de su titulatura como nombre de Horus y nombre de Hor-Nub.

Hor (Horus)
en jeroglífico
 
G5A40
 
HHr
r
G5

[editar] Véase también

[editar] Referencias y notas

Referencias digitales

[editar] Enlaces externos

HISTORIA11: OJO DE HORUS. El Ojo de Horus, o Udyat "el que está completo", fue un símbolo de características mágicas, protectoras, purificadoras, sanadoras, símbolo solar que encarnaba el orden, lo imperturbado, el estado perfecto. El Udyat es un símbolo de estabilidad cósmico-estatal.[1]

Ojo de Horus

De Wikipedia, la enciclopedia libre
El ojo de Horus Udyat de fayenza.

El Ojo de Horus, o Udyat "el que está completo", fue un símbolo de características mágicas, protectoras, purificadoras, sanadoras, símbolo solar que encarnaba el orden, lo imperturbado, el estado perfecto. El Udyat es un símbolo de estabilidad cósmico-estatal.[1]

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[editar] Mitología

Horus era hijo de Osiris, el dios que fue asesinado por su propio hermano Seth. Horus mantuvo una serie de encarnizados combates contra Seth, para vengar a su padre. En el transcurso de estas luchas los contendientes sufrieron múltiples heridas y algunas pérdidas vitales, como la mutilación del ojo izquierdo de Horus. Pero, gracias a la intervención de Thot, el ojo de Horus fue sustituido por el Udyat, para que el dios pudiera recuperar la vista. Este ojo era especial y estaba dotado de cualidades mágicas.

[editar] Amuleto mágico

El Ojo de Horus, o Udyat, se utilizó por primera vez como amuleto mágico cuando Horus lo empleó para devolver la vida a Osiris.

Gozó de gran popularidad en el Antiguo Egipto, siendo considerado un amuleto de los más poderosos: potenciaba la vista, protegía y remediaba las enfermedades oculares, contrarrestaba los efectos del "mal de ojo" y, además, protegía a los difuntos. Como talismán simboliza la salud, la prosperidad, la indestructibilidad del cuerpo y la capacidad de renacer.

[editar] Características purificadoras

Textos de las Pirámides: declaración 258, en la pirámide de Unis.

El ojo de Horus Udyat: pectoral.
¡Su mal es expulsado! Se ha purificado con el Ojo de Horus.[2]

[editar] Características protectoras

Libro de los Muertos: capítulo 112

El Ojo de Horus es tu protección, Osiris, Señor de los Occidentales,
constituye una salvaguarda para ti: rechaza a todos tus enemigos,
todos tus enemigos son apartados de ti.

Textos de los Sarcófagos: Encantamiento 64

Te traigo el Ojo de Horus, para que tu corazón pueda alegrarse ...
Encantamiento 316
Yo soy el fiero Ojo de Horus, quien marchó terrible ...

[editar] Las fracciones egipcias

El ojo de Horus Udyat: los primeros números racionales.

Los egipcios utilizaron un sistema muy antiguo para representar fracciones en medidas agrarias de superficie y volumen, basado en las divisiones entre dos de 1/2. Los signos de las fracciones mayores fueron tomados de las partes que componían el jeroglífico del Ojo de Horus.

Cada fracción se representaba mediante una grafía del jeroglífico del ojo:

D11
= frac{1}{2} 
D12
= frac{1}{4} 
D13
= frac{1}{8} 
D14
= frac{1}{16} 
D15
= frac{1}{32} 
D16
= frac{1}{64}

 

[editar] Notas

  1. Gardiner 1931:934
  2. Traducción: Federico Lara Peinado

[editar] Véase también

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HISTORIA11: PROFESIONES QUE HAY EN SU PAÍS, INCLUSO PROFESIONES QUE HUBO, ANTIGUAS, ¿PODRÍA ESCRIBIR LAS PROFESIONES QUE HA TENIDO O UNA RESEÑA?. El uso común del concepto tiene diferentes acepciones, entre ellas: empleo, facultad u oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente. Las profesiones son ocupaciones que requieren de un conocimiento especializado, una capacitación educativa de alto nivel, control sobre el contenido del trabajo, organización propia, autorregulación, altruismo, espíritu de servicio a la comunidad y elevadas normas éticas.

Profesión

De Wikipedia, la enciclopedia libre

El uso común del concepto tiene diferentes acepciones, entre ellas: empleo, facultad u oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente. Las profesiones son ocupaciones que requieren de un conocimiento especializado, una capacitación educativa de alto nivel, control sobre el contenido del trabajo, organización propia, autorregulación, altruismo, espíritu de servicio a la comunidad y elevadas normas éticas.

Generalmente se acepta que una profesión es una actividad especializada del trabajo dentro de la sociedad, y a la persona que la realiza se le denomina: profesional. Se refiere a menudo específicamente a una facultad, o capacidad adquirida tras un aprendizaje que puede estar relacionado a los campos que requieren estudios de:

  1. Formación Profesional donde se adquieren los conocimientos especializados respectivos para ejercer una ocupación u oficio; o a
  2. Estudios universitarios, posgrado o licenciatura, tales como la psicología, derecho, medicina, instrumentación quirúrgica, enfermería, arquitectura, contabilidad o la ingeniería.

Se refiere, generalmente, a la naturaleza de la ocupación, del empleo y a la forma de ejercerlo que tiene esa persona. La profesión aborda el desempeño de la práctica y la disciplina se preocupa del desarrollo del conocimiento enriqueciendo la profesión desde su esencia, y profundizando el sustento teórico de la práctica.

Contenido

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[editar] Concepto de profesional

Un profesional es toda aquella persona que puede brindar un servicio o elaborar un bien, garantizando el resultado con calidad de excelencia. Puede ser una persona con un reconocimiento de grado universitario, técnico o experto en cierto tema, disciplina o arte. Sin embargo, una persona también puede ser considerada profesional por el hecho de proveer un servicio o producto y exhibir un comportamiento honesto, calificado, responsable y capaz; características que se obtienen con constancia y talento en la disciplina desempeñada.

[editar] Concepto de profesionista

Un profesionista es toda aquella persona que conoce sus limitaciones, pero que es capaz de superarlas buscando incrementar su horizonte de trabajo.

[editar] Diferencia entre profesional y profesionista

La diferencia entre un profesional y un profesionista es que, el primero ejerce con conocimiento alguna actividad, no necesariamente certificada, mientras que el segundo ejerce una actividad certificada y adopta su profesión como forma de vida. Es importante señalar que la palabra "profesionista" es originaria de México[1] y en otros países de habla hispana la palabra "profesional" puede tener ambos sentidos.

[editar] Véase también

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HISTORIA11: COSMOLOGÍA. Cosmología, del griego: κοσμολογία (cosmologia, κόσμος (cosmos) orden + λογια (logia) discurso) es el estudio a gran escala de la estructura y la historia del Universo en su totalidad y, por extensión, del lugar de la humanidad en él.

Cosmología

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Cosmología, del griego: κοσμολογία (cosmologia, κόσμος (cosmos) orden + λογια (logia) discurso) es el estudio a gran escala de la estructura y la historia del Universo en su totalidad y, por extensión, del lugar de la humanidad en él.

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[editar] Contexto

Aunque la palabra «cosmología»(utilizada por primera vez en 1730 en el Cosmologia Generalis de Christian Wolff), el estudio del Universo tiene una larga historia involucrando a la física, la astronomía, la filosofía, el esoterismo y a la religión.

El nacimiento de la cosmología moderna puede situarse en 1700 con la hipótesis de que las estrellas de la Vía Láctea (la franja de luz blanca visible en las noches serenas de un extremo a otro de la bóveda celeste), pertenecen a un sistema estelar de forma discoidal, del cual el propio Sol forma parte; y que otros cuerpos nebulosos visibles con el telescopio son sistemas estelares similares a la Vía Láctea, pero muy lejanos..

[editar] Cosmología física

Artículo principal: Cosmología física

Se entiende por cosmología física el estudio del origen, la evolución y el destino del Universo utilizando los modelos terrenos de la física. La cosmología física se desarrolló como ciencia durante la primera mitad del siglo XX como consecuencia de los acontecimientos detallados a continuación:

En 1965 Arno Penzias y Bob Wilson de los laboratorios Bell Telephone descubren la señal de radio que fue rápidamente interpretada como la radiación de fondo de microondas que supondría una observación crucial que convertiría al modelo del Big Bang o "de la Gran Explosión" en el modelo físico estándar para describir el universo. Durante el resto del siglo XX se produjo la consolidación de este modelo y se reunieron las evidencias observacionales que establecen los siguientes hechos fuera de cualquier duda razonable:

  • El universo está en expansión, en el sentido de que la distancia entre cualquier par de galaxias lejanas se está incrementando con el tiempo.
  • La dinámica de la expansión está con muy buena aproximación descrita por la Teoría General de la Relatividad de Einstein.
  • El universo se expande a partir de un estado inicial de alta densidad y temperatura donde se formaron los elementos químicos ligeros, estado a veces denominado "Big Bang" o "Gran Explosión".

A pesar de que el modelo del Big Bang es un modelo teórica y observacionalmente bastante robusto y ampliamente aceptado entre la comunidad científica, hay algunos aspectos que todavía quedan por resolver:

  • En el momento después del Big Bang las partículas elementales aparecieron, los quarks arriba en los protones y los quarks abajo en los neutrones, por ser de la misma carga eléctrica, no se habrían podido unir gracias a la interacción electromagnética, es inútil recurrir a la interacción nuclear fuerte, pues ésta sólo tiene un alcance del tamaño máximo de un núcleo atómico y además porque la interacción electromagnética tiene un alcance gigantesco y si el universo se agrandó en un sólo segundo cien octillones de veces, en este brevísimo lapso de tiempo la interacción nuclear fuerte no podría unir la casi totalidad (si no es la totalidad) de los quarks.

 

[editar] Cosmología alternativa

Se entiende por cosmología alternativa todas aquellas teorías, modelos o ideas cosmológicas que contradicen el modelo estándar de cosmología. Se puede clasificar en tres grandes grupos:

[editar] Cosmología física alternativa

[editar] Cosmología filosófica

[editar] Cosmología religiosa

Artículo principal: Cosmología religiosa

La cosmología religiosa es un debate abierto, un tema muy delicado. De hecho, la cosmología científica es esencialmente igual a la religiosa, sólo que cada una se desarrolla bajo un patrón de utilidad diferente, bajo unas referencias diferentes.pipi

[editar] Véase también

[editar] Bibliografía

[editar] Enlaces externos

HISTORIA11: PLUTÓN (MITOLOGÍA). En la mitología romana, Plutón (en latín Pluto; en griego antiguo Πλούτων Plouton) era el dios del inframundo. Su equivalente en la mitología griega era Hades, aunque Plutón era más benigno. En cuanto a la etimología del nombre se asemeja a Pluto (en griego antiguo Πλοῦτος Ploutos), el dios griego de las riquezas.

Plutón (mitología)

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Para otros usos de este término, véase Plutón.
Orfeo frente a Plutón y Proserpina. Grabado de Virgil Solis para Las metamorfosis de Ovidio, Libro X, 11-52.

En la mitología romana, Plutón (en latín Pluto; en griego antiguo Πλούτων Plouton) era el dios del inframundo. Su equivalente en la mitología griega era Hades, aunque Plutón era más benigno. En cuanto a la etimología del nombre se asemeja a Pluto (en griego antiguo Πλοῦτος Ploutos), el dios griego de las riquezas.

Contenido

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[editar] Mito

Plutón era hijo de Saturno y Ops, y esposo de Proserpina, a quien raptó para casarse con ella. La madre de Proserpina, Ceres, se afligió tanto que provocó el invierno.

Su palacio se ubica en mitad del Tártaro, donde como soberano vela por la administración de su estado y dicta sus inflexibles leyes. Sus súbditos, sombras ligeras y miserables, son tan numerosos como las olas del mar y las estrellas del firmamento: todo lo que la muerte cosecha sobre la Tierra vuelve a caer bajo el cetro de este dios, aumentando su riqueza o convirtiéndose en su presa. Desde el día en que inauguró su reino, ni uno de sus ministros infringió sus órdenes, ni uno de sus súbditos intentó una rebelión. De los tres dioses soberanos que controlan el mundo, él es el único que nunca ha de temer la insubordinación o la desobediencia y cuya autoridad se reconoce universalmente.

[editar] Culto

[editar] Los ocho elegidos

Los romanos pusieron a Plutón no sólo entre los doce grandes dioses sino también entre los ocho dioses elegidos, que eran los únicos que estaba permitido representar en oro, en plata y en marfil.

En Roma había unos sacerdotes victimarios consagrados únicamente a Plutón. Sólo se le sacrificaban, como al Hades griego, víctimas de color oscuro y siempre en número par, mientras a otros dioses se les sacrificaban en número impar. Los sacrificios se reducían completamente a cenizas y el sacerdote no reservaba nada, ni para el pueblo ni para él. Antes de las inmolaciones, se cavaba un hoyo para recoger la sangre y se vertía el vino de las libaciones. Durante los sacrificios, los sacerdotes mantenían la cabeza descubierta y se recomendaba silencio absoluto a los ayudantes, más por respeto que por temor al dios.

En Sicilia, los siracusanos le sacrificaban cada año dos toros negros cerca de la fuente de Ciane, donde la tradición situaba el rapto de Proserpina. En Roma, el 20 de junio, día de su fiesta, sólo abría el templo de Plutón. Se le sacrificaban animales de pelaje oscuro (ovejas o cerdos) y se dedicaba a su ira inflexible todos los condenados a muerte.

[editar] Templos y religión

Estatua de Plutón raptando a Proserpina. Parque Karlsaue en Kassel (Alemania).

Sobre el monte Soracte, en Italia, Plutón compartía los honores de un templo común con Apolo. Así pues, los faliscos, habitantes del lugar, creían que debían honrar a la vez el calor subterráneo y el del astro del día.

Los habitantes del Lacio y de los alrededores de Crotona habían dedicado al rey de los infiernos el dos como un número infeliz. por la misma razón, los romanos le consagraron el segundo mes del año, y en él se designó el segundo día en concreto para ofrecerle sacrificios.

[editar] Carácter

De todos los dioses, Plutón era el más despiadado y temido por los hombres, quienes lo califican de adamastos (‘inflexible’) o stygeros (‘terrible’). Se le temía por su fealdad y la dureza de sus rasgos.

Se le consideró más tarde como dios benefactor, dispensador de riquezas. Según Pausanias, Epiménides había hecho colocar su estatua en los templos de las Euménides y, contra la costumbre habitual, se le presentaba con una forma y actitud agradables.

[editar] Atributos

A menudo se le representa con un casco de piel de perro regalado por los Cíclopes que le hace invisible y que nunca se quitaba. También se le solía representar con un cetro.

El atributo que suele aparecer ante él es el ciprés, cuyo follaje oscuro expresa melancolía y el dolor. Sus sacerdotes se hacían coronas y sembraban sus ropas en los sacrificios.

[editar] Animales favoritos

El perro (Cerbero) y cuatro caballos negros.

[editar] Representaciones

Se suele representar a Plutón con una espesa barba y un aire severo. A menudo lleva su casco, regalo de los Cíclopes y que tenía el poder de volverlo invisible. A veces, ciñe su frente con una corona de ébano, culantrillo o dnarciso. Cuando se sienta sobre su trono de ébano o azufre lleva en su mano derecha un cetro negro, una horca o una pica. A veces tiene llaves en sus manos, para indicar que las puertas de la vida se cierran para siempre para los que llegan en su reino.

Se le representa también en su carro tirado por cuatro caballos negros.

[editar] Véase también

Hades