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Filosofía6

FILOSOFÍA6: FRASES CÉLEBRES. RENÉ DESCARTES. René Descartes [pronunciado /ʁəne de'kaʁt/ en francés] (La Haye en Touraine, actual Descartes, 31 de marzo de 1596 – Estocolmo, 11 de febrero de 1650) fue un filósofo, matemático y científico francés, considerado como el padre de la filosofía moderna.

 Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros.

 

 

 

 

René Descartes

 

René Descartes [pronunciado /ʁəne de'kaʁt/ en francés] (La Haye en Touraine, actual Descartes, 31 de marzo de 1596Estocolmo, 11 de febrero de 1650) fue un filósofo, matemático y científico francés, considerado como el padre de la filosofía moderna.

 

Obtenido de http://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Descartes

 

 

FILOSOFÍA6: FRASES CÉLEBRES SOBRE LIBROS Y BIBLIOTECAS. ¿CUÁL FUE EL MEJOR LIBRO QUE LEYÓ, ESE QUE LE DEJÓ UN GRATO RECUERDO? La biblioteca (del griego βιβλιοθήκη biblion = libro y thekes = caja), puede traducirse desde un punto de vista estrictamente etimológico como el lugar donde se guardan los libros.

 
Los mejores libros son aquellos que quienes los leen creen que también ellos pudieron haberlos escrito.
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Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.
El mundo podría existir muy bien sin la literatura, e incluso mejor sin el hombre.
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Jean Paul Sartre (1905-1980) Filósofo y escritor francés.
Escribo: eso es todo. Escribo conforme voy viviendo. Escribo como parte de mi economía natural. Después, las cuartillas se clasifican en libros, imponiéndoles un orden objetivo, impersonal, artístico, o sea artificial. Pero el trabajo mana de mí en un flujo no diferenciado y continuo.
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Alfonso Reyes (1889-1959) Escritor y poeta méxicano.
Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza.
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Jean Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo francés.
La mayor parte de la escritura se hace lejos de la máquina de escribir.
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Henry Miller (1891-1980) Escritor estadounidense.
La poesía no tiene tiempo, el que la lee la rescata, la hace presente y luego la regresa a su eternidad.
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Doménico Cieri Estrada (1954-?) Escritor mexicano.
Escribo novelas para recrear la vida a mi manera.
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Arturo Pérez Reverte (1951-?) Periodista y escritor español.
No hay dos personas que lean el mismo libro.
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Edmund Wilson (1895-1972) Escritor norteamericano.
En verdad, no hay tiempo más perdido que el que se gasta leyendo compendios.
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William Godwin (1756-1836) Político y escritor británico.
Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad.
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Paul Auster (1947-?) Novelista y poeta estadounidense.
 
Estar a solas con un buen libro es ser capaz de comprenderte más a ti mismo.
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Harold Bloom (1930-?) Crítico literario estadounidense.
La lectura es como el alimento; el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de los que se digiere.
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Jaime Luciano Balmes (1810-1848) Filósofo y sacerdote español.
Se ha de leer mucho, pero no muchos libros; ésta es una regla excelente.
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Jaime Luciano Balmes (1810-1848) Filósofo y sacerdote español.
Un buen libro es patrimonio de todo el mundo.
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La mejor receta para la novela policiaca: el detective no debe saber nunca más que el lector.
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Agatha Christie (1891-1976) Novelista inglesa.
Las citas, cuando quedan esculpidas en nuestra memoria, nos sugieren pensamientos originales; además, despiertan en nosotros el deseo de leer a los autores de los cuales han sido tomadas.
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Winston Churchill (1874-1965) Político británico.
Mis libros siempre están a mi disposición, nunca están ocupados.
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Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
El escritor es un hombre sorprendido. El amor es motivo de sorpresa y el humor, un pararrayos vital.
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Alfredo Bryce Echenique (1939-?) Escritor peruano.
Leed mucho, pero no muchas cosas.
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Plinio el Joven (62-113) Escritor romano.
Para escribir sólo hay que tener algo que decir.
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Camilo José Cela (1916-2002) Escritor español.
 
En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano.
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Camilo José Cela (1916-2002) Escritor español.
La poesía no quiere adeptos, quiere amantes.
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Federico García Lorca (1898-1936) Poeta y dramaturgo español.
Carecer de libros propios es el colmo de la miseria.
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Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.
Odio las citas, dime lo que sabes.
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Ralph Waldo Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense.
La lectura nos regala mucha compañía, libertad para ser de otra manera y ser más.
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Pedro Laín Entralgo (1908-?) Escritor español.
Los que saben ocuparse en cualquiera lectura útil y agradable, jamás sienten el tedio que devora a los demás hombres en medio de las delicias.
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Fénelon (1651-1715) Escritor y teólogo francés.
Si a cambio de mi amor a la lectura viera a mis pies los tronos del mundo, rehusaría el cambio.
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Fénelon (1651-1715) Escritor y teólogo francés.
Ante la poesía, tanto da temblar como comprender.
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Baldomero Fernández Moreno (1886-1950) Médico, poeta y escritor argentino.
Guárdate del hombre de un solo libro.
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Benjamin Disraeli (1766-1848) Estadista ingles.
La sabiduría de los sabios y la experiencia de los siglos pueden conservarse en las citas.
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Benjamin Disraeli (1766-1848) Estadista ingles.
 
Cuando se lee un libro según qué estado de ánimo, sólo se encuentran en él interpretaciones de ese estado.
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Georges Duhamel (1884-1966) Escritor francés.
Aquellos impecables autores son los que nunca escribieron.
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William Hazlitt (1778-1830) Literato ingles.
En mi propia casa como en la ajena, he creído sentir que la poesía, al penetrar en la palabra, la descompone, la abre como un capullo a todos los matices de significación.
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José Gorostiza (1901-1973) Poeta mexicano.
La lectura es a veces una estratagema para eludir pensar.
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Arthur Helps (1813-1875) Escritor y periodista inglés.
Nunca leo novelas ni ensayos, sino biografías. Para mí, es más importante la vida de un hombre que sus sueños de papel.
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Lindsay Kemp (1939-?) Escenógrafo y actor británico.
La poesía se escribe cuando ella quiere.
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José Hierro (1922-2002) Poeta español.
La lectura es de gran utilidad cuando se medita lo que se lee.
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Nicolas Malebranche (1638-1715) Filósofo y teólogo francés.
Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.
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Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense.
Citadme diciendo que me han citado mal.
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Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense.
La literatura es una extraña máquina que traga, que absorbe todos los placeres, todos los acontecimientos de la vida. Los escritores son vampiros.
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Bernard Henry Levy Filósofo y novelista francés.
 
Y de veras que nunca sabes lo pomposo que va a resultar algo hasta que lo ves impreso.
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Las obras completas aplastan al lector; matan a los autores y arruinan a los editores.
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Paul Morand (1888-1976) Diplomático y escritor francés.
Me dicen que no soy una mujer de este siglo, al gustarme la lectura pausada, y yo insisto que los pesados son los libros frívolos.
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Laura Morante (1959-?) Actriz italiana.
Leer es el único acto soberano que nos queda.
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Antonio Muñoz Molina (1956-?) Escritor español.
Hay que escribir libros como quien compone música.
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Novalis (1772-1801) Friedrich von Hardenberg. Poeta y filósofo alemán.
El poeta llena el santuario interior de nuestro espíritu con pensamientos nuevos, maravillosos y placenteros.
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Novalis (1772-1801) Friedrich von Hardenberg. Poeta y filósofo alemán.
El ritmo es lo que hace a la poesía persuasiva y no informativa.
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José Hierro (1922-2002) Poeta español.
Grande o pequeño, todo hombre es poeta si sabe ver el ideal, más allá de sus actos.
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Henrik Johan Ibsen (1828-1906) Dramaturgo noruego.
Una colección de bellas máximas es un tesoro más apreciable que las riquezas.
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Isócrates (436 AC-338 AC) Orador ateniense.
No es posible vivir sin libros.
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Thomas Jefferson (1743-1826) Político Estadounidense.
 
El autor que ha alcanzado fama, corre el riesgo de verla disminuir, tanto si sigue escribiendo como si deja de hacerlo.
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Samuel Johnson (1709-1784) Escritor inglés.
Muchos van hacia la verdad por los caminos de la poesía. Yo llego a la poesía, por los caminos de la verdad.
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Joseph Joubert (1754-1824) Ensayista y moralista francés.
Donde se quiere a los libros también se quiere a los hombres.
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Heinrich Heine (1797-1856) Poeta alemán.
Cuando un pueblo ya no lee a sus escritores, los festeja.
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Alec Guinnes (1914-1989) Actor inglés
El buen lector hace el buen libro.
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Ralph Waldo Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense.
El autor que habla de sus propios libros es peor que la madre que sólo habla de sus hijos.
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Benjamin Disraeli (1766-1848) Estadista ingles.
Cuando necesito leer un libro, lo escribo.
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Benjamin Disraeli (1766-1848) Estadista ingles.
¡Hay tantas maneras de leer, y hace falta tanto talento para leer bien!.
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Gustave Flaubert (1821-1880) Escritor francés.
La lectura es para mí algo así como la barandilla en los balcones.
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Nuria Espert (1926-?) Escenógrafa y actriz española.
La literatura puede ser una buena terapia personal, una especie de psicoanálisis por el que no se paga al psicoanalista.
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Un poema comienza en deleite y termina en sabiduría.
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Robert Lee Frost (1874-1963) Poeta estadounidense.
Escribir en verso libre es como jugar al tenis con la red abajo.
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Robert Lee Frost (1874-1963) Poeta estadounidense.
El escritor, muchas veces, es como un caballo de carreras que ha perdido su jinete y ya no sabe porque está corriendo ni dónde está la meta y, sin embargo, se le exige seguir corriendo aunque no sepa ni hacia dónde ni por qué razón.
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Antonio Gala (1930-?) Dramaturgo, poeta y novelista español.
Dejaría en este libro toda mi alma.
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Federico García Lorca (1898-1936) Poeta y dramaturgo español.
Un libro puede ser agradable con muchas imperfecciones y enojosísimos sin un defecto.
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Oliver Goldsmith (1728-1774) Escritor británico.
Un libro debe construirse como un reloj y venderse como un salchichón.
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Oliverio Girondo (1891-1967) Poeta argentino.
El hombre sordo a la voz de la poesía es un bárbaro.
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Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.
En el proceso de la escritura la imaginación y la memoria se confunden.
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Adelaida García Morales (1937-?) Escritora española.
Quien escribe gusta del halago, pero el 'escritor' en cambio, ha de aprender a gozar con el arrecio, con el golpe de martillo sobre el yunque de su obra. Sólo así podrá forjar aiestos.
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Rafael Gibelli (1964-?) Escritor. Abogado y antropólogo uruguayo.
No se hace buena literatura con buenas intenciones ni con buenos sentimientos.
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André Gide (1859-1951) Escritor francés
 
Si el escritor no se siente capaz de dejarse morir de hambre, debe cambiar de oficio. La verdad del escritor no coincide con la verdad de quienes reparten el oro.
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Camilo José Cela (1916-2002) Escritor español.
Las novelas nunca las han escrito más que los que son incapaces de vivirlas.
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Alejandro Casona (1903-1965) Dramaturgo español.
No hay libro tan malo del que no se pueda aprender algo bueno.
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Plinio el Joven (62-113) Escritor romano.
Ciertamente, es agradable ver estampado el propio nombre; un libro es siempre un libro, aunque no contenga nada.
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Lord Byron (1788-1824) Poeta británico.
Era un escritor con una gran imaginación: Imaginaba que todos sus libros se venderían.
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El instante en que ya no sea más que un escritor habré dejado de ser un escritor.
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Albert Camus (1913-1960) Escritor francés.
La gloria o el mérito de algunos hombres es escribir bien; la de otros no escribir nada.
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Jean de la Bruyere (1645-1696) Escritor francés.
La poesía tal vez se realza cantando cosas humildes.
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Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
Las sentencias cortas se derivan de una gran experiencia.
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Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
No creo que el arte de citar esté al alcance de todos esos espíritus pequeños que, no encontrando nada en sí mismos, todo lo tiene que tomar de otros.
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René de Chateaubriand (1768-1848) Diplomático y escritor francés.
 
El escritor original no es aquel que no imita a nadie, sino aquel a quien nadie puede imitar.
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René de Chateaubriand (1768-1848) Diplomático y escritor francés.
Una buena novela nos dice la verdad sobre su protagonista; pero una mala nos dice la verdad sobre su autor.
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Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.
Ningún hombre debería escribir a no ser que estuviese convencido de que él está en posesión de la verdad y otro hombre está en el error.
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Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.
El gran clásico es un hombre del que se puede hacer el elogio sin haberlo leído.
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Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.
Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué.
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Jean Cocteau (1889-1963) Escritor, pintor, coreógrafo.
Una casa sin libros es una casa sin dignidad.
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Edmundo de Amicis (1846-1908) Escritor italiano.
La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren.
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Francis de Croisset (1877-1937) Comediógrafo francés.
La patria del escritor es su lengua.
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Francisco Ayala (1906-?) Escritor español.
He preferido estudiar los libros que a los hombres.
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Sir Francis Bacon (1561-1626) Filósofo y estadista británico.
Deseara yo que los libros se hiciesen para enseñar en vez de eso se escriben para hacer alarde de saber.
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Si deseas ser un escritor, ¡escribe!
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La poesía es más profunda y filosófica que la historia.
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Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
El lector que no admira un libro bueno es que lo ha leído mal, y se le pueden citar pasajes admirables que, indudablemente, desconoce.
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Alain (1868-1951) Filósofo y ensayista francés.
El vino siembra poesía en los corazones.
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Dante Alighieri (1265-1321) Escritor y filósofo italiano.
Nunca he podido entender porque una persona se pasa dos años escribiendo una novela, cuando puede comprar una por $10.
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Fred Allen (1894-1956) Humorista estadounidense.
Yo en todos los libros acostumbro a leer el prefacio, porque a veces suele ser lo mejor de la obra.
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Cecilia Bohl de Faber (1796-1879) Escritora española.
No hay ninguna lectura peligrosa. El mal no entra nunca por la inteligencia cuando el corazón está sano.
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Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.
Algunos escritores aumentan el número de lectores; otros sólo aumentan el número de libros.
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Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.
No sé hasta qué punto un escritor puede ser revolucionario. Por lo pronto, está trabajando con el idioma, que es una tradición.
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Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
La literatura no puede reflejar todo lo negro de la vida. La razón principal es que la literatura escoge y la vida no.
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Pío Baroja (1872-1956) Escritor español.
 
Necesitamos desesperadamente que nos cuenten historias. Tanto como el comer, porque nos ayudan a organizar la realidad e iluminan el caos de nuestras vidas.
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Paul Auster (1947-?) Novelista y poeta estadounidense.
Las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río. Si están allí es para que podamos llegar al otro margen, el otro margen es lo que importa.
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José Saramago (1922-2010) Escritor portugués.
Los escritores viven de la infelicidad del mundo. En un mundo feliz, no sería escritor.
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José Saramago (1922-2010) Escritor portugués.
Escribir es la manera más profunda de leer la vida.
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Francisco Umbral (1935-2007) Escritor español.
El dinero es una clase de poesía.
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Wallace Stevens (1879-1955) Poeta estadounidense.
La poesía es un intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos.
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Juan Ramón Jiménez (1881-1958) Escritor español.
El libro gobierna a los hombres y es el maestro del porvenir.
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Raymond Poincaré (1860-1934) Estadísta francés.
Detesto más las malas máximas que las malas acciones.
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Jean Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo francés.
Un buen libro no sólo se escribe para multiplicar y transmitir la voz, sino también para perpetuarla.
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John Ruskin (1819-1900) Crítico y escritor británico.
Uno escribe a base de ser un minero de sí mismo.
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José Luis Sampedro (1917-?) Escritor y economista español.
 
El gran teatro clásico ya no existe.
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Arthur Miller (1915-2005) Dramaturgo estadounidense.
Si te sientes realmente feliz, deberías escribir una tragedia; si te sientes verdaderamente desgraciado, deberías escribir una comedia.
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Billy Wilder (1906-2002) Director, guionista y productor de cine de origen
La tarea del escritor consiste en mostrar como el contexto social influye en la psicología personal.
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Thomas C. Wolfe (1900-1938) Novelista estadounidense.
La lectura es placer, conocimiento, emoción, enajenación.
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Fernando Trueba (1955-?) Director de cine español.
La literatura es una extraña máquina que traga, que absorbe todos los placeres, todos los acontecimientos de la vida. Los escritores son vampiros.
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George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés.
La poesía es un recuerdo de los mejores y más felices momentos de los mejores y más felices ingenios.
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Percy Bysshe Shelley (1792-1822) Poeta británico.
La mejor defensa contra la mala literatura es una experiencia plena de la buena; así como para protegerse de los bribones es mucho más eficaz intimar realmente con personas honestas que desconfiar por principio de todo el mundo.
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Clive Staples Lewis (1898-1963) Escritor británico.
El escritor sólo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad.
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Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.
Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee.
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Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.
La poesía es la ambición de discurrir, que aspira a verse cargada de más sentidos y ungida de más música, que el lenguaje ordinario.
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Paul Ambroise Valéry (1871-1945) Escritor francés.
 
Los dioses facilitan el primer verso; los demás, los hace el poeta.
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Paul Ambroise Valéry (1871-1945) Escritor francés.
 

FILOSOFÍA6: FRASES CÉLEBRES SOBRE LIBROS Y BIBLIOTECAS. La biblioteca (del griego βιβλιοθήκη biblion = libro y thekes = caja), puede traducirse desde un punto de vista estrictamente etimológico como el lugar donde se guardan los libros.

 
Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
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Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer.
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Alfonso V el Magnánimo (1394-1458) Rey de Aragón.
Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.
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Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio.
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Federico García Lorca (1898-1936) Poeta y dramaturgo español.
El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
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Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
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Sir Francis Bacon (1561-1626) Filósofo y estadista británico.
Cuando oigo que un hombre tiene el hábito de la lectura, estoy predispuesto a pensar bien de él.
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Nicolás de Avellaneda (1837-1885) Político y periodista argentino.
En muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida.
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Ralph Waldo Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense.
No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.
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Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres.
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Heinrich Heine (1797-1856) Poeta alemán.
 
Ningún escritor joven desea tanto la crítica constructiva como la alabanza.
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William Hill (1838-1914) Astrónomo estadounidense.
Los libros no se han hecho para servir de adorno: sin embargo, nada hay que embellezca tanto como ellos en el interior del hogar.
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Harriet Beecher Stowe (1811-1896) Filántropa y Escritora estadounidense.
Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se haya escrito.
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Giovanni Papini (1881-1956) Escritor italiano.
Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.
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Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros.
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San Agustín (354-439) Obispo y filósofo.
El regalo de un libro, además de obsequio, es un delicado elogio.
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En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás.
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Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) Clérigo católico francés y escritor.
Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada.
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Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.
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Emily Dickinson (1830-1886) Poetisa estadounidense.
Erotismo y poesía: el primero es una metáfora de la sexualidad, la segunda una erotización del lenguaje.
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Octavio Paz (1914-1998) Poeta y ensayista mexicano.
 
Lee y conducirás, no leas y serás conducido.
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Santa Teresa de Jesús (1515-1582) Escritora mística española.
La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.
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André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.
Los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles.
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Hermann Hesse (1877-1962) Escritor suizo, de origen alemán.
La más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir.
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Camilo José Cela (1916-2002) Escritor español.
Los buenos escritores son aquellos que conservan la eficiencia del lenguaje. Es decir, lo mantienen preciso, lo mantienen claro.
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Ezra Loomis Pound (1885-1972) Crítico y poeta estadounidense.
La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los lechuginos de televisión.
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Joaquín Sabina (1949-?) Cantautor y poeta español.
Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros.
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René Descartes (1596-1650) Filósofo y matemático francés.
Nunca releo mis libros, porque me da miedo.
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Gabriel García Márquez (1927-?) Escritor colombiano.
La poesía es el sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano.
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Carmen Conde (1907-1996) Escritora española.
Los libros que el mundo llama inmorales son los que muestran su propia vergüenza.
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Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
 
Nunca escribo mi nombre en los libros que compro hasta después de haberlos leído, porque sólo entonces puedo llamarlos míos.
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Carlo Dossi (1849-1910) Escritor italiano.
El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma.
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Arthur Miller (1915-2005) Dramaturgo estadounidense.
Un libro es un regalo estupendo, porque muchas personas sólo leen para no tener que pensar.
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André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.
No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía.
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Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) Poeta español.
Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.
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Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas.
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Galileo Galilei (1564-1642) Físico y astrónomo italiano.
Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía.
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John Fitzgerald Kennedy (1917-1963) Político estadounidense.
El escritor escribe su libro para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar.
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Gabriel García Márquez (1927-?) Escritor colombiano.
Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mi me enorgullecen las que he leído.
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Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
Las citas son una manera de repetir erróneamente las palabras de otro.
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Ambrose Bierce (1842-1914) Escritor estadounidense.
 
La lectura hace al hombre completo; la conversación, ágil, y el escribir, preciso.
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Sir Francis Bacon (1561-1626) Filósofo y estadista británico.
Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro.
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Octavio Paz (1914-1998) Poeta y ensayista mexicano.
Cuando era joven leía casi siempre para aprender; hoy, a veces, leo para olvidar.
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Giovanni Papini (1881-1956) Escritor italiano.
Por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo.
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John Ernst Steinbeck (1902-1968) Escritor estadounidense. Galardonado con el Premio
Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué.
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Eduardo Galeano (1940-?) Escritor y periodista uruguayo.
La verdadera universidad de hoy en día es una colección de libros.
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Thomas Carlyle (1795-1881) Historiador, pensador y ensayista inglés.
He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos.
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Thomas De Kempis (1380-1471) Teólogo alemán.
Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.
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Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino.
Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma.
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Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos de batalla del pensamiento humano.
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Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.
 
Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas.
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Ernesto Sábato (1911-?) Escritor argentino.
Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo.
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La lectura no da al hombre sabiduría; le da conocimientos.
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William Somerset Maugham (1874-1965) Escritor británico.
La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo.
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Richard Steele (1672-1729) Escritor irlandés.
Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve.
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Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía.
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José Vasconcelos (1882-1959) Filósofo, educador y político mexicano.
El libro es fuerza, es valor, es fuerza, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor.
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Rubén Darío (1867-1916) Poeta y periodista nicaragüense.
Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos.
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Hermann Hesse (1877-1962) Escritor suizo, de origen alemán.
Cuanto más crece nuestro conocimiento de los buenos libros, tanto más disminuye el círculo de los hombres cuya compañía nos resulta ingrata.
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Ludwig Feuerbach (1804-1872) Teólogo y politico aleman.
Leer un libro enseña más que hablar con su autor, porque el autor, en el libro, sólo ha puesto sus mejores pensamientos.
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René Descartes (1596-1650) Filósofo y matemático francés.
 
Me gusta extraviarme a mí mismo a través de otras mentes. Cuando no estoy pensando, estoy leyendo. Soy incapaz de sentarme y ponerme a pensar. Los libros piensan por mí.
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Charles Lamb Escritor inglés.
El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.
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Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
Los libros son amigos que nunca decepcionan.
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Thomas Carlyle (1795-1881) Historiador, pensador y ensayista inglés.
La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya circunferencia es inaccesible.
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Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
Tomé un curso de lectura rápida y fui capaz de leerme 'La guerra y la paz' en veinte minutos. Creo que decía algo de Rusia
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Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.
Leer demasiados libros es peligroso.
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Mao Tse-Tung (1893-1976) Estadista chino.
Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre: el fuego, la humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido.
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Paul Ambroise Valéry (1871-1945) Escritor francés.
La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.
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Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.
No se es escritor por haber elegido decir ciertas cosas, sino por la forma en que se digan.
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Jean Paul Sartre (1905-1980) Filósofo y escritor francés.
La escritura es la pintura de la voz.
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Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés.
 
El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma.
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Marcel Prévost (1862-1941) Escritor francés.
La enorme multiplicación de libros, de todas las ramas del conocimiento, es uno de los mayores males de nuestra época.
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Edgar Allan Poe (1809-1849) Escritor estadounidense.
El placer de leer es doble cuando se vive con otra persona con la que compartir los libros.
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Katherine Mansfield (1888-1923) Escritora neozelandesa.
La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo.
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Joseph Addison (1672-1719) Ensayista, poeta y dramaturgo inglés.
Dicen que soy un gran escritor. Agradezco esa curiosa opinión, pero no la comparto. El día de mañana, algunos lúcidos la refutarán fácilmente y me tildarán de impostor o chapucero o de ambas cosas a la vez.
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Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
La pluma es la lengua del alma.
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Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra.
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James Russell Lowell (1819-1891) Poeta y escritor estadounidense.
Los libros son el mejor viático que he encontrado para este humano viaje.
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Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592) Escritor y filósofo francés.
El estudio ha sido para mí el principal remedio contra las preocupaciones de la vida; no habiendo tenido nunca un disgusto que no me haya pasado después de una hora de lectura.
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Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés.
La lectura es la gran proveedora de argumentos, la clave para que los demás te escuchen.
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José Miguel Monzón (1956-?) Humorista español.
 
Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos, alguna frase que le enseña algo que ignora.
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Mariano José de Larra (1809-1837) Escritor español.
La literatura es el arte de la palabra.
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Manuel Gayol Fernández Publicista, poeta y ensayista cubano.
Cuando lo hayas encontrado, anótalo.
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Charles Dickens (1812-1870) Escritor británico.
Ser escritor es robarle vida a la muerte.
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Alfredo Conde (1945-?) Escritor español.
Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran.
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André Gide (1859-1951) Escritor francés
Los libros son compañeros dulces para el que sufre, y si no pueden llevarnos a gozar de la vida, al menos nos enseñan a soportarla.
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Oliver Goldsmith (1728-1774) Escritor británico.
Los poetas son hombres que han conservado sus ojos de niño.
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León Daudet (1867-1942) Periodista y novelista francés.
La gente goza de tan poca fantasía que tiene que recoger con ansia unos de otros esos pequeños adornos de la conversación. Son como traperos o colilleros de frases hechas.
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Pío Baroja (1872-1956) Escritor español.
La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido.
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Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
El recuerdo que deja un libro a veces es más importante que el libro en sí.
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Adolfo Bioy Casares (1914-1999) Escritor argentino.
 
La eternidad es una de las raras virtudes de la literatura.
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Adolfo Bioy Casares (1914-1999) Escritor argentino.
El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo.
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Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) Poeta español.
Al escribir proyectas un mundo a tu medida.
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Jesús Fernández Santos (1926-1988) Escritor y novelista español.
Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga.
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Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
Todos los libros pueden dividirse en dos clases: libros del momento y libros de todo momento.
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John Ruskin (1819-1900) Crítico y escritor británico.
La literatura es siempre una expedición a la verdad.
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Franz Kafka (1883-1924) Escritor checoslovaco.
¡Cuánta confianza nos inspira un libro viejo del cual el tiempo nos ha hecho ya la crítica!
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James Russell Lowell (1819-1891) Poeta y escritor estadounidense.
Lo peor es cuando has terminado un capítulo y la máquina de escribir no aplaude.
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Orson Welles (1915-1985) Director de cine estadounidense
El mundo llama inmorales a los libros que le explican su propia vergüenza.
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Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
En el fondo, un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver. Y lo que vemos es la vida.
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Robert Penn Warren (1905-1989) Novelista, poeta y crítico literario estadounidens
 
No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos buenos.
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Lucio Anneo Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
Lee los buenos libros primero; lo más seguro es que no alcances a leerlos todos.
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Henry David Thoreau (1817-1862) Escritor, poeta y pensador.
Cuán vano es sentarse a escribir cuando aún no te has levantado para vivir.
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Henry David Thoreau (1817-1862) Escritor, poeta y pensador.
El lector puede ser considerado el personaje principal de la novela, en igualdad con el autor; sin él, no se hace nada.
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Elsa Triolet (1896-1970) Novelista francesa.
La frase es el alma del pensamiento; con una frase se hiere y hasta se mata. Durante largo tiempo se recuerda y se repite.
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Álvaro de Figueroa y Torres (1863-1950) Político español.
Mediante la lectura nos hacemos contemporáneos de todos los hombres y ciudadanos de todos los países.
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Antoine Houdar de la Motte (1672-1731) Escritor francés
Es cualquier libro discreto (que si cansa, de hablar deja) un amigo que aconseja y que reprende en secreto.
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Lope de Vega (1562-1635) Poeta, novelista y dramaturgo español.
Un libro de cabecera no se escoge, se enamora uno de él.
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Jose Luis de Villalonga (1920-?) Actor y escritor español.
Cuando un poeta canta estamos en sus manos: él es el que sabe despertar en nosotros aquellas fuerzas secretas; sus palabras nos descubren un mundo maravilloso que antes no conocíamos.
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Novalis (1772-1801) Friedrich von Hardenberg. Poeta y filósofo alemán.
Los libros nos dan consejos que no se atreverían a darnos nuestros amigos.
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FILOSOFÍA6: FRASES CÉLEBRES SOBRE EL PENSAMIENTO. El pensamiento es la actividad y creación de la mente; dícese de todo aquello que es traído a existencia mediante la actividad del intelecto. El término es comúnmente utilizado como forma genérica que define todos los productos que la mente puede generar incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento, bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc.

Pensamientos


El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.
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Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
Si no actúas como piensas, vas a terminar pensando como actúas.
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Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.
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Buda (563 AC-486 AC) Fundador del budismo.
Una colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra remedio a todos los males.
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Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés.
Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
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Sir Francis Bacon (1561-1626) Filósofo y estadista británico.
El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, mas luego se clarifica.
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Piensa como piensan los sabios, mas habla como habla la gente sencilla.
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Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
Cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa.
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Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.
Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá esa sea la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen.
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Henry Ford (1863-1947) Industrial estadounidense.
Lo peor que puede pasarle aun hombre es llegar a pensar mal de sí mismo.
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Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.
 
No existe nada bueno ni malo; es el pensamiento humano el que lo hace aparecer así.
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William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico.
Alimentad el espíritu con grandes pensamientos. La fe en el heroísmo hace los héroes.
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Benjamin Disraeli (1766-1848) Estadista ingles.
Lo que un hombre piensa de sí mismo, esto es lo que determina, o más bien indica, su destino.
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Henry David Thoreau (1817-1862) Escritor, poeta y pensador.
Un sutil pensamiento erróneo puede dar lugar a una indagación fructífera que revela verdades de gran valor.
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Isaac Asimov (1920-1992) Escritor y bioquímico estadounidense.
Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto.
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Henry Ford (1863-1947) Industrial estadounidense.
Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección.
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Francis Picabia (1879-1953) Pintor francés.
Seguir estúpidos precedentes y parpadear con los dos ojos es más fácil que pensar.
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William Cowper (1731-1800) Poeta británico.
En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa.
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Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.
Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.
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Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.
Aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender, peligroso.
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Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino.
 
El no y el sí son breves de decir pero piden pensar mucho.
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Baltasar Gracián (1601-1658) Escritor español.
Conocimientos puede tenerlos cualquiera, pero el arte de pensar es el regalo más escaso de la naturaleza.
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Federico II (1712-1786) Emperador de Prusia.
Ciertos pensamientos son plegarias. Hay momentos en que, sea cual fuere la actividad del cuerpo, el alma está de rodillas.
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Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.
Pienso, luego existo.
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René Descartes (1596-1650) Filósofo y matemático francés.
Quien no se resuelve a cultivar el hábito de pensar, se pierde el mayor placer de la vida.
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Thomas Alva Edison (1847-1931) Físico e inventor estadounidense.
El pensamiento es la semilla de la acción.
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Ralph Waldo Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense.
Pensar es como vivir dos veces.
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Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
Los grandes pensamientos nacen con el corazón.
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Marqués de Vauvenargues (1715-1747) Moralista francés.
Si la gente nos oyera los pensamientos, pocos escaparíamos de estar encerrados por locos.
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Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.
Donde todos piensan igual nadie piensa mucho.
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Walter Lippmann (1889-1974) Comentarista de prensa y autor estadounidense.
 
No hay ninguna razón por la que no se pueda enseñar a un hombre a pensar.
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Frederic Burrhus Skinner (1904-1990) Psicólogo estadounidense.
El medio de no cambiar es no pensar.
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Joseph Ernest Renan (1823-1892) Escritor francés.
Quien poco piensa, mucho yerra.
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Leonardo Da Vinci (1452-1519) Pintor, escultor e inventor italiano.
Buscad leyendo y hallaréis meditando.
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Pensamientos sin contenidos son vacíos; intuiciones sin conceptos son ciegas.
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Immanuel Kant (1724-1804) Filosofo alemán.
Pensar es moverse en el infinito.
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Herni Dominique Lacordaire (1802-1861) Sacerdote y predicador francés.
Pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura.
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Eugene Ionesco (1912-1994) Dramaturgo francés de origen rumano.
Colectividad que no sabe pensar, no puede vivir.
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Concepción Arenal (1820-1893) Escritora y socióloga española.
El pensamiento no es más que un relámpago en medio de una larga noche. Pero ese relámpago lo es todo.
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Henri Poincaré (1854-1912) Matemático francés.
El pensamiento está libre de impuestos.
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Martin Lutero (1483-1546) Reformador alemán.
 
Hay que hacer algo, pero no pensar en hacer algo.
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Francis Picabia (1879-1953) Pintor francés.
Más interesante que lo que la gente dice es su pensamiento secreto, y esto es lo que importa conocer.
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Maurice Maeterlinck (1862-1949) Escritor belga.
Yo no cito a otros más que para expresar mejor mi pensamiento.
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Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592) Escritor y filósofo francés.
El pensador sabe considerar las cosas más sencillas de lo que son.
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Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.
El pensamiento es la única cosa del Universo de la que no se puede negar su existencia: negar es pensar.
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José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español.
Ten en cuenta lo que vayas a decir,
no lo que pienses.
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Publio Siro (Siglo I AC-?) Poeta dramático romano.
Aquel que dice cuanto piensa, piensa muy poco lo que dice.
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Mariano Aguiló (1825-1897) Poeta español.
Una vez despertado el pensamiento no vuelve a dormitar.
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Thomas Carlyle (1795-1881) Historiador, pensador y ensayista inglés.
El que no pueda guardar sus pensamientos, jamás sabrá analizar grandes cosas.
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Thomas Carlyle (1795-1881) Historiador, pensador y ensayista inglés.
Pensar en viejo me abruma y, sin embargo, pensar en joven, en sano y arrogante joven, me parece tan insípido...
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Camilo José Cela (1916-2002) Escritor español.
 
Quien vive sin pensar, no puede decir que vive.
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Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) Dramaturgo y poeta español.
Hay personas que empiezan a hablar un momento antes de haber pensado.
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Jean de la Bruyere (1645-1696) Escritor francés.
A veces los pensamientos nos consuelan de las cosas, y los libros de las personas.
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Joseph Joubert (1754-1824) Ensayista y moralista francés.
Siempre me he inclinado a pensar bien de todo el mundo; evita muchos problemas.
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Rudyard Kipling (1865-1936) Novelista británico.
¿Cuál es la tarea más difícil del mundo? Pensar.
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Ralph Waldo Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense.
Pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar.
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Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.
No hay que cargar nuestros pensamientos con el peso de nuestros zapatos.
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André Breton (1896-1966) Poeta y crítico francés.
Al principio vienen necesariamente a la mente la fantasía y la fábula. Desfilan después lo cálculos matemáticos, y sólo al final la realización corona el pensamiento.
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Konstantín Eduardovich Tsiolkovski (1857-1935) Científico e inventor ruso.
El pensamiento y la palabra son sinónimos.
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André Breton (1896-1966) Poeta y crítico francés.
A menos pensamiento, pensamiento más tiránico y absorbente.
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Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.
 
Es muy difícil pensar noblemente cuando no se piensa más que para vivir.
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Jean Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo francés.
Dos cuerpos pueden juntarse para producir otro, pero el pensamiento sólo puede dar vida al pensamiento.
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George Sand (1804-1876) Escritora francesa.
Pensar colectivamente es la regla general. Pensar individualmente es la excepción.
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Gustavo Le Bon (1841-1931) Psicólogo francés.
El pensar bien no le interesa solamente a los filósofos, sino a las personas más sencillas.
Enviar frase
Jaime Luciano Balmes (1810-1848) Filósofo y sacerdote español.
 
 
 

Pensamiento

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Para otros usos de este término, véase Pensamiento (desambiguación).
Biblioteca de Celso.
El pensamiento es un fenómeno psicológico racional, objetivo y externo derivado del pensar para la solución de problemas.

El pensamiento es la actividad y creación de la mente; dícese de todo aquello que es traído a existencia mediante la actividad del intelecto. El término es comúnmente utilizado como forma genérica que define todos los productos que la mente puede generar incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento, bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc.

Contenido

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[editar] Definiciones

  • Imagen: son las representaciones virtuales que tienen todos los seres humanos desde su concepción acerca del proceso psicológico racional, subjetivo e interno de conocer, comprender, juzgar y razonar los procesos, objetivos y hechos.

 

  • Lenguaje: es la función de expresión del pensamiento en forma escrita para la comunicación y el entendimiento de los seres humanos. Nos plantea dos definiciones de pensamiento, una de las cuales se relaciona directamente con la resolución de problemas.

 

  • Pensamiento: fenómeno psicológico racional, objetivo y externo derivado del pensar para la solución de problemas que nos aquejan día tras día.

"El proceso de pensamiento es un medio de planificar la acción y de superar los obstáculos entre lo que hay y lo que se proyecta". "El pensamiento se podría definir como imágenes, ensoñaciones o esa voz interior que nos acompaña durante el día y en la noche en forma de sueños". La estructura del pensamiento o los patrones cognitivos son el andamiaje mental sobre el que conceptualizamos nuestra experiencia o nuestra realidad.

[editar] Características

  • EL pensar lógico se caracteriza porque opera mediante conceptos y razonamientos.
  • Existen patrones que tienen un comienzo en el pensamiento y hace que el pensamiento tenga un final, esto sucede en milésimas de segundos, a su vez miles de comienzos y finales hacen de esto un pensamiento lógico; esto depende del medio de afuera y para estar en contacto con ello dependemos de los cinco sentidos.
  • El pensar siempre responde a una motivación, que puede estar originada en el ambiente natural, social o cultural, o en el sujeto pensante.
  • El pensar es una resolución de problemas. La necesidad exige satisfacción.
  • El proceso del pensar lógico siempre sigue una determinada dirección. Esta dirección va en busca de una conclusión o de la solución de un problema, no sigue propiamente una línea recta sino más bien zigzagueante con avances, paradas, rodeos y hasta retrocesos.
  • El proceso de pensar se presenta como una totalidad coherente y organizada, en lo que respecta a sus diversos aspectos, modalidades, elementos y etapas.
  • El pensamiento es simplemente el arte de ordenar las matemáticas, y expresarlas a través del sistema lingüístico.
  • Las personas poseen una tendencia al equilibrio, una especie de impulso hacia el crecimiento, la salud y el ajuste. Existen una serie de condiciones que impiden y bloquean esta tendencia, el aprendizaje de un concepto negativo de sí mismo, es quizás una de las condiciones bloqueadoras más importantes. Un concepto equivocado o negativo de sí mismo deriva de experiencias de desaprobación o ambivalencia hacia el sujeto en las etapas tempranas de su vida.

[editar] Clasificación

  • Pensamiento deductivo: va de lo general a lo particular. Es una forma de razonamiento de la que se desprende una conclusión a partir de una o varias premisas.
  • Pensamiento inductivo: es el proceso inverso del pensamiento deductivo, es el que va de lo particular a lo general. La base es, la figuración de que si algo es cierto en algunas ocasiones, lo será en otras similares aunque no se puedan observar.
  • Pensamiento analítico: realiza la separación del todo en partes que son identificadas o categorizadas.
  • Pensamiento creativo: aquel que se utiliza en la creación o modificación de algo, introduciendo novedades, es decir, la producción de nuevas ideas para desarrollar o modificar algo existente.
  • Pensamiento sistémico: es una visión compleja de múltiples elementos con sus diversas interrelaciones. Sistémico deriva de la palabra sistema, lo que nos indica que debemos ver las cosas de forma interrelacionada.
  • Pensamiento crítico: examina la estructura de los razonamientos sobre cuestiones de la vida diaria, y tiene una doble vertiente analítica y evaluativa. Intenta superar el aspecto mecánico del estudio de la lógica. Es evaluar el conocimiento, decidiendo lo que uno realmente cree y por qué. Se esfuerza por tener consistencia en los conocimientos que acepta y entre el conocimiento y la acción.
  • Pensamiento interrogativo: es el pensamiento con el que se hacen preguntas, identificando lo que a uno le interesa saber sobre un tema determinado.

[editar] Relación entre el pensamiento y el lenguaje

  • El pensamiento no sólo se refleja en el lenguaje, sino que lo determina.
  • El lenguaje precisa de el pensamiento.
  • El lenguaje transmite los conceptos, juicios y raciocinios del pensamiento.
  • El pensamiento se conserva y se fija a través del lenguaje.
  • El lenguaje ayuda al pensamiento a hacerse cada vez más concreto.
  • El pensamiento es la pasión del ser racional, del que procura descubrir hasta lo más mínimo y lo convierte en un conocimiento.
  • El pensamiento involucra una estructura conocida como "la estructura del pensamiento".
  • El lenguaje es simplemente un manejo de símbolos (dígase codificación), el pensamiento es un acondicionador del lenguaje.
  • El pensamiento es el límite a la acción inconsciente, generada en la mayoría de los casos por mensajes errados o mal interpretados.
  • Las formas del lenguaje se basan en el pensamiento, sin embargo estas no tienen una relacion de paralelismo, sino que son mutuamente dependientes.

[editar] Operaciones racionales

  • Análisis- División mental es decir el pensamiento se divide en dos formas izquierda y derecha. El lado derecho puede pensar todo lo negativo y el izquierdo todo lo positivo.
  • Síntesis-Se reúne todo lo mental para luego ser analizado o recordado.
  • Comparación- Establece semejanzas y diferencias entre los distintos objetos y fenómenos de la realidad.
  • Generalización- Proceso en el que se establece lo común de un conjunto de objetos, fenómenos y relaciones.
  • Abstracción- Operación que consiste en mostrar mentalmente ciertos rasgos, generalmente ocultados por la persona, distinguiéndose de rasgos y anexos accidentales, primarios y prescindiendo de aquellos pensamientos.

[editar] Patologías

Los trastornos del pensamiento suelen ser divididos en trastornos del curso, del contenido del pensamiento y, en ciertos casos se añade un tercer grupo, los trastornos de la vivencia del pensamiento.

[editar] Trastornos del curso del pensamiento

Los trastornos del curso del pensamiento incluyen patologías de la fluidez del pensamiento, es decir, como se formulan, organizan y presentan los pensamientos de un individuo.

[editar] Trastornos de la velocidad

Los trastornos de la velocidad incluyen patologías que afectan la cantidad y la velocidad de los pensamientos. Sus principales trastornos son los siguientes:[1]

  • Taquipsiquia o pensamiento acelerado
  • Fuga de ideas en la que el pensamiento parece saltar súbitamente de un tema a otro
  • Bradipsiquia o pensamiento inhibido
  • Bloqueo o interrupción brusca del pensamiento antes de completar la idea

[editar] Trastornos de la forma

Los trastornos de la forma propiamente dicha incluyen patologías de la direccionalidad y la continuidad del pensamiento. Los más significativos incluyen:[1]

[editar] Trastornos del contenido del pensamiento

Las principales incluyen:[1]

[editar] Véase también

[editar] Bibliografía

  1. a b c Julio Vallejo Ruiloba Introducción a la psicopatología y la Psiquiatría (en español). Publicado por Elsevier España, 2006; pág 187-190. ISBN 84-458-1659-4
  • Luís María Gonzalo Sanz. Entre libertad y determinismo. Genes, cerebro y ambiente en la conducta humana. Cristiandad: Madrid (2007). ISBN 978-84-7057-519-8

[editar] Enlaces externos

FILOSOFÍA6: FRASES CÉLEBRES SOBRE LA VERDAD. El significado de la palabra verdad abarca desde la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general, hasta el acuerdo de los conceptos con las cosas, los hechos o la realidad en particular.[1] Para el hebreo clásico el término `emunah significa primariamente «confianza», «fidelidad». Las cosas son verdaderas cuando son «fiables», fieles porque cumplen lo que ofrecen.[2] El término no tiene una única definición en la que estén de acuerdo la mayoría de estudiosos y filósofos profesionales y las teorías sobre la verdad continúan siendo ampliamente debatidas. Hay posiciones diferentes acerca de cuestiones como qué es lo que constituye la verdad; cómo definirla e identificarla; si el ser humano posee conocimientos innatos o sólo puede adquirirlos; si existen las revelaciones o la verdad puede alcanzarse tan sólo mediante la razón; y si la verdad es subjetiva u objetiva, relativa o absoluta, o aún hasta qué grado pueden afirmarse cada una de dichas observaciones. Este artículo procura introducir las principales interpretaciones y perspectivas, tanto históricas como actuales, acerca de este concepto.

Verdad

La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.
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Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.
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Manuel Vicent (1936-?) Escritor español.
Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad.
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Jean Paul Sartre (1905-1980) Filósofo y escritor francés.
No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad.
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Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande.
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Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
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Epicteto de Frigia (50-135) Filósofo grecolatino.
La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
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Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda.
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Thomas Fuller (1610-1661) Clérigo y escritor británico.
La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés.
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Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.
El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios.
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Lucio Anneo Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
  
 
 

Verdad

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El significado de la palabra verdad abarca desde la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general, hasta el acuerdo de los conceptos con las cosas, los hechos o la realidad en particular.[1] Para el hebreo clásico el término `emunah significa primariamente «confianza», «fidelidad». Las cosas son verdaderas cuando son «fiables», fieles porque cumplen lo que ofrecen.[2] El término no tiene una única definición en la que estén de acuerdo la mayoría de estudiosos y filósofos profesionales y las teorías sobre la verdad continúan siendo ampliamente debatidas. Hay posiciones diferentes acerca de cuestiones como qué es lo que constituye la verdad; cómo definirla e identificarla; si el ser humano posee conocimientos innatos o sólo puede adquirirlos; si existen las revelaciones o la verdad puede alcanzarse tan sólo mediante la razón; y si la verdad es subjetiva u objetiva, relativa o absoluta, o aún hasta qué grado pueden afirmarse cada una de dichas observaciones. Este artículo procura introducir las principales interpretaciones y perspectivas, tanto históricas como actuales, acerca de este concepto.

Contenido

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[editar] ¿Qué es la verdad?

Esta pregunta es objeto de debate entre teólogos, filósofos y lógicos.

[editar] Los portadores de verdad

Los filósofos (predominantemente los de la escuela analítica) suelen aceptar que la verdad (o la falsedad) es una propiedad que sólo tienen los portadores de verdad. Por definición, los portadores de verdad son aquéllos objetos que pueden adquirir un valor de verdad (ya sea Verdadero, Falso u otro, si es que existen más). Algunas propuestas identifican a los portadores de verdad con las proposiciones. Pero, dado que las proposiciones son objetos abstractos (ver abajo), los filósofos que rechazan la existencia de este tipo de objetos no aceptan que las proposiciones sean los portadores de verdad. Algunas propuestas (generalmente de corte psicologista) identifican a los portadores de verdad con los juicios,[3] mientras que otras (generalmente de tendencia nominalista) los identifican con oraciones-ejemplo del lenguaje natural o actos de habla.[4]

Algunos de estos filósofos excluyen una o más de estas categorías, o argumentan que algunas de ellas son verdad sólo en un sentido derivado. Estas reivindicaciones están hechas sobre la base de teorías sobre la verdad como las tratadas más abajo.

Una proposición es aquéllo que:[5]

  • Puede tomar un valor de verdad: verdadero, falso o (si existen más valores de verdad), algún otro.
  • Puede ser el sujeto de una actitud proposicional: podemos pensar en ellas, creer en ellas, desearlas, etcétera. (Por ejemplo, podemos desear que llueva hoy, creer que lloverá hoy, pensar que lloverá hoy, etcétera. En estos casos, la proposición involucrada es Hoy llueve). Sin embargo, su existencia es independiente de cualquier mente. (Algunas posturas teístas dicen que su existencia sólo depende de la mente de Dios[6] )
  • Puede ser enunciada mediante los lenguajes, pero su existencia es independiente de la existencia de los lenguajes. Es decir: aún si no existieran seres con lenguajes en el universo, existiría la proposición Cicerón denunció a Catilina. Además, ésta misma proposición puede ser enunciada por lenguajes diferentes: "Cicero denounced Catilina" y "Cicerón denunció a Catilina" son oraciones de dos lenguajes (inglés y español) que enuncian la misma proposición.
  • Son objetos abstractos. Es decir, aunque existen, no tienen localización temporal ni espacial.

Un ejemplo de un filósofo que rechaza que la verdad sea una propiedad exclusiva de las proposiciones es Martin Heidegger. Según argumenta Heidegger, verdad (Alétheia), ser (Sein) y Dasein son inseparables. No es posible, en rigor, abordar un ingrediente de esta tríada sin abordar necesariamente los otros dos. Habitualmente, se conoce su interpretación de la verdad como la teoría de la verdad en tanto alétheia: des-encubrimiento.[7] También la postura de José Ortega y Gasset podría ponerse bajo ese rótulo.[cita requerida]

[editar] Teorías filosóficas de la verdad

Muchos filósofos y lógicos han propuesto un gran número de extensas teorías sobre la verdad, que ahora son frecuentemente clasificadas en dos campos:

[editar] Teorías robustas

Algunas teorías sostienen en común que la verdad es un concepto robusto (a veces inflacionario). Todas esas teorías sostienen que la gramática superficial que parece predicar verdad o falsedad, como "que la nieve es blanca es verdad" pueden ser tomadas en serio. La verdad es una propiedad, tal como el rojo es una propiedad de un granero en la oración "el granero es rojo". La tarea, para tales teorías, es explicar la naturaleza de esa propiedad. Los criterios de verdad definen qué se entiende por "verdad" y nos ayudan a decidir si una proposición es verdadera o falsa. Hay diferentes criterios de verdad, aplicables a distintos tipos de proposiciones:

  • La teoría de la correspondencia de la verdad o adecuación, también conocida por la teoría de la adaequatio y la noción más extendida de verdad (debida probablemente a la influencia de Tomás de Aquino en el pensamiento occidental): adaequatio rei et intellectus.[8] La verdad se entiende como una relación de concordancia entre el lenguaje y su referente extralingüístico.

Ludwig Wittgenstein sostiene en su Tractatus logico-philosophicus que el lenguaje -como serie de proposiciones lógicas- es una figura de la realidad.[9] Esa postura fue rechazada por el mismo Wittgenstein en su obra posterior: el lenguaje puede obtener diferentes significados y usos en un mismo hecho, porque no existe una conexión lógica (no tiene por qué haberla, al menos) entre lo que se propone y lo que es en realidad. El lenguaje puede intentar representar la realidad, pero tal intento, por muy bien construido que esté, es posible que no figure al mundo.[10] Según la versión tomista de la adecuación, es el intelecto el que debe adecuarse a la realidad (asimetría adecuacionista): debemos pensar las cosas conforme a lo que son. Así, la proposición "llueve" será verdadera si, efectivamente, llueve en el momento en que se profiere;[11] la proposición "Dios existe" será verdadera si Dios existe, etc.[12]

  • El criterio de coherencia afirma que una proposición es verdadera si es coherente con el resto de las proposiciones del sistema del que forma parte. Así, la proposición " 3 + 5 = 8 " es verdadera en la medida que es coherente con las reglas de la matemática elemental. Sin embargo, este criterio no permite establecer la verdad de las reglas del sistema y, por tanto, sólo puede aplicarse a los elementos de un sistema de reglas previamente establecido.[13]
  • La teoría del consenso sostiene que la verdad es cualquier cosas que es acordada, o en algunas versiones, que podría llegar a ser acordada, por algún grupo específico.[14]
  • El Pragmatismo o criterio de utilidad establece que una proposición es verdadera si resulta útil o funciona en la práctica. Así, la proposición "En verano hace calor" es verdadera si constituye una buena guía para la acción, esto es, si resulta útil para cualquier persona que la considere verdadera. Hay que entender el criterio de utilidad como una apelación a comprobar en la práctica la verdad de las proposiciones. Si sucede tal y como la proposición indica, entonces es verdadera. Así pues, según la teoría de la utilidad, sólo podremos establecer la verdad de una proposición cuando la comprobamos en la práctica. Esta exigencia no se produce en la teoría de la correspondencia, en la que una proposición es verdadera si se corresponde con los hechos, aunque éstos no puedan comprobarse. Como es obvio, la comprobación de una proposición está sujeta a ciertas limitaciones: primero ha de ser verificable; además, la verificación no es infalible.,[15] [16] [17]
  • El constructivismo social sostiene que la verdad es construida por procesos sociales, y que representa los esfuerzos de poder dentro de una sociedad.[cita requerida]
  • El criterio de evidencia afirma que una proposición es verdadera si es evidente, es decir, si se presenta con tanta claridad y distinción a nuestras mentes que éstas no pueden por menos que aceptarla. Por ejemplo, la proposición "Ahora estoy leyendo" es verdadera ya que, para cualquier lector de la frase, la proposición es evidente.[18]

[editar] Teorías deflacionistas

Otros filósofos rechazan la idea de que la verdad es un concepto robusto en este sentido. Desde este punto de vista, decir "2 + 2 = 4" es verdad es no decir más que 2 + 2 = 4, y no hay más que decir sobre la verdad que eso. Estas posiciones son llamadas teorías deflacionistas de la verdad (porque el concepto ha perdido valor) o teorías "desentrecomilladoras" (para llamar la atención a la mera "desaparición" de las comillas de citación en casos como el del ejemplo de arriba). La preocupación más importante de estas visiones es aclarar esos casos especiales donde parece que el concepto de la verdad tiene propiedades peculiares e interesantes. (véase Paradoja semántica, y abajo).

Desde este punto de vista (véase Gottlob Frege y F. P. Ramsey), la verdad no es el nombre de alguna propiedad de las proposiciones — algo sobre lo que uno podría tener una teoría. La creencia de que la verdad es una propiedad es sólo una ilusión causada por el hecho de que tenemos que predicar "es verdad" en nuestro lenguaje. Como la gran parte de los predicados nombran propiedades, nosotros asumimos de forma natural que "es verdad" también lo es. Pero, de acuerdo con los deflacionistas, las declaraciones que parecen decir la verdad realmente no hacen más que indicar estar de acuerdo con la declaración.

Por ejemplo, la teoría redundante de la verdad sostiene que afirmar que una declaración es verdad es sólo afirmar la propia declaración. Así, decir que "La nieve es blanca" es verdad no es sino decir ni más ni menos que la nieve es blanca.[cita requerida]

La idea de que algunas afirmaciones son más acciones que declaraciones comunicativas no es tan extraño como podría parecer. Considerar, por ejemplo, que cuando la novia dice "Sí, quiero" en el momento adecuado en una boda, está realizando el acto de tomar a ese hombre como esposo de por ley. No está describiéndose a sí misma como tomando a ese hombre.[cita requerida]

Un tercer tipo de teoría deflacionista es la teoría de la descontextualicación que usa una variante del esquema de Tarski: Decir que '"P" es verdad' es decir que P. Una de las versiones más minuciosamente resueltas de esta perspectiva es la teoría pro-sentencial de la verdad, desarrollada por primera vez por Dorothy Grover, Joseph Camp, y Nuel Belnap como una elaboración de las afirmaciones de Frank P. Ramsey. Ellos argumentan que afirmaciones como "Eso es verdad" son prosentencias (ver pro-forma), expresiones que sólo repiten el contenido de otras expresiones. De la misma forma que significa lo mismo que "mi perro en la oración Mi perro tenía hambre, así que le di de comer", "Eso es verdad" se supone que significa lo mismo que "Está lloviendo" si dices lo último y yo entonces digo lo primero.[cita requerida]

[editar] Definiciones formales de la verdad

[editar] Teorías semánticas de la verdad

La teoría semántica de la verdad tiene como caso general para un lenguaje dado:

'P' es verdad si y sólo si P

donde 'P' es una referencia a la sentencia (el nombre de la sentencia), y P es sólo la sentencia en sí misma. (Véase: Alfred Tarski, Saul A. Kripke)

[editar] Teoría de la verdad de Kripke

Saul Kripke sostiene que un lenguaje natural puede de hecho contener su propio predicado sin ocasionar contradicción alguna. Él mostró cómo construir una tal y como sigue:

  • para que entonces verdad quede definida para El granero es grande; después para ' El granero es grande es verdad'; y luego para "' El granero es grande es verdad' es verdad", y así sucesivamente. [cita requerida]

Nótese que verdad nunca es definida para oraciones como Esta oración es falsa, dado que no estaba en el subconjunto original y no predica verdad de ninguna oración en el subconjunto original ni en ninguno de los conjuntos subsecuentes. En palabras de Kripke, "no tienen base". Como a estas oraciones nunca se les asigna verdad o falsedad incluso si el proceso se repite infinitamente, la teoría de Kripke implica que algunas oraciones no son ni verdaderas ni falsas. Según algunos autores, esto contradice el Principio de bivalencia: toda oración debe ser verdadera o falsa. [cita requerida] Como este principio es una premisa clave para derivar la Paradoja del mentiroso, la paradoja se disuelve. [cita requerida] (Véase: Saul Kripke)

[editar] Tipos de verdad

[editar] Subjetiva vs. objetiva

Las verdades subjetivas son aquellas con las cuales estamos más íntimamente familiarizados. Que a mi me guste el brócoli o que me duele el pie son ambas subjetivamente ciertas. El Subjetivismo metafísico sostiene que todo lo que tenemos son estas verdades.[cita requerida] Esto es, que todo acerca de lo que podemos saber es, de una forma u otra, nuestras experiencias subjetivas. Esta visión no rechaza necesariamente el realismo.[cita requerida] Pero al menos sostiene que no podemos tener conocimiento directo del mundo real.

En contraste, las verdades objetivas pretenden ser de alguna manera independientes de nuestras creencias subjetivas y gustos. Dichas verdades no subsistirían en la mente pero si en el objeto externo.[cita requerida] Esta verdad es demostrable científicamente ya que es un hecho o fenómeno que ocurre independientemente de la existencia del ser humano. Por ejemplo, la ley de Gravedad existe, independientemente de la presencia o ausencia de seres humanos sobre la Tierra. Podría argumentarse que la ley no existiría si no hubiera humanos en la Tierra puesto que no habría personas que la formulasen, sin embargo, esto no evitaría que los cuerpos sean atraídos hacia la Tierra ya que la fuerza de gravedad existiría de todas maneras.

[editar] Relativa vs. absoluta

Las verdades relativas son aquellas ideas o proposiciones que únicamente son verdad en relación a alguna norma, convención o punto de vista. Usualmente, la norma mencionada son los principios de la propia cultura. Todo el mundo acuerda en que la veracidad o falsedad de algunas ideas es relativa: Si se dice que el tenedor se encuentra a la izquierda de la cuchara, ello depende de desde dónde uno esté viendo. Sin embargo, el Relativismo es la doctrina que señala que todas las verdades de un dominio particular(dígase moral o estética) son de esta forma, y el Relativismo implica que toda verdad sólo es en relación a la propia cultura. Por ejemplo, el Relativismo Moral es la perspectiva que apunta a que todas las verdades son socialmente inspiradas. Algunos problemas lógicos sobre el relativismo se explican en el artículo Falacia Relativista.

Las verdades relativas pueden ser contrastadas con las verdades absolutas u objetivas. Estas últimas son ideas o proposiciones que serían verdaderas para todas las culturas y eras, aún si las personas que viven en ellas no lo supieran. Por ejemplo, si las matemáticas son verdades objetivas, entonces hasta los teoremas más abstractos eran verdaderos para los vikingos o los hititas, incluso aunque ellos no lo supieran. Estas ideas frecuentemente son atribuidas a la misma naturaleza del universo, de Dios, la naturaleza humana o a alguna esencia fundamental o significación trascendental.

Absolutismo en un dominio particular del pensamiento es la visión de que todas las proposiciones en tal dominio son absolutamente ciertas o absolutamente falsas: ninguna es verdadera para una cultura o era mientras es falsa para otras. Por ejemplo, el absolutismo moral es la visión de que todos las afirmaciones en lo moral como "El aborto está mal" o "La caridad es buena" son completamente verdaderas o falsas para todas las culturas en todas las eras.

[editar] Verdad ontológica vs. Lógica

El concepto de verdad se usa en dos sentidos:

  • Para referirse a una realidad: verdad ontológica
  • Para referirse a una proposición: verdad lógica

En el primer caso se usa para distinguir una realidad como realidad verdadera en oposición a una realidad “aparente”, “ilusoria” “irreal” o “inexistente”; lo que ocurre cuando tomamos una realidad por “otra”. En este sentido afirmamos, es “oro falso” o “falso oro”, parece oro, pero no lo es.

Los escolásticos afirmaban que el “ente” poseía la cualidad de su propia verdad. Omne ens est verum,[19] con independencia de su ser o no ser conocido.

En el segundo caso se utiliza con referencia al conocimiento en cuanto contenido de una proposición (lógica) que puede ser “verdadera o falsa” según se corresponda o no con la realidad de los hechos que pretende expresar.

Estas dos formas de consideración de la verdad no siempre aparecen claros en el uso vulgar de la palabra.

El primer sentido constituye el fundamento de cualquier concepto de verdad, si bien en la filosofía actual este sentido de la verdad se valora como un supuesto de condicondiciones estructurales del proceso del conocimiento y no como un contenido concreto de realidad .

Sin embargo la posibilidad del conocimiento de la verdad así entendida es rechazado por los escépticos considerando que no es posible para el conocimiento humano el conocimiento de la realidad.

El máximo exponente de una filosofía basada en este sentido de verdad es Platón. Los cristianos y escolásticos encontraron la solución situando esa verdad en el mismo conocimiento divino, pues el conocimiento de Dios es un acto creador; pues en Dios conocimiento y realidad coinciden.

Tomado en un sentido racionalista e idealista la verdad lógica se ha de corresponder necesariamente con la ontológica. Así pensaron Spinoza, Leibniz, Hegel, y Russell o Wittgenstein en un determinado momento de su pensamiento: todas las verdades han de ser verdades de razón para Dios donde alcanzan su carácter absoluto. Bien se entienda por Dios un Ser Trascendente, bien sea entendido en un sentido panteísta identificado con la Naturaleza o el Espíritu o la Humanidad o la Ciencia.

El empirismo puro, por el contrario, piensa que todo conocimiento es verdad de hecho relativa a la realidad “conocida” por la experiencia, y no es posible el conocimiento metafísico como en los escépticos.

En la actualidad, dada la valoración que se tiene de la posibilidad de un conocimiento metafísico de la “realidad en cuanto tal” este concepto no suele ser tenido mucho en cuenta.

Como sentido lógico de la verdad, como conocimiento de verdad objetiva, su máximo exponente es la verdad científica. No obstante no se identifica con la “verdad ontológica” y absoluta.

La filosofía en la actualidad considera la verdad científica como tendencia que se dirige a un horizonte abierto de experiencia superior a la mera conciencia; en un proceso de acercamiento permanente hacia el conocimiento de la realidad.

Lo que deja abierto el campo de la verdad lógica a otros tipos de conocimientos verdaderos no sometidos estrictamente al ámbito y al método científico.

[editar] Verdad material vs. Verdad formal

Artículo principal: Contenido
Artículo principal: Proposición (lógica)
Artículo principal: Ciencias formales
Artículo principal: Forma (Filosofía)


Es la distinción que se establece entre el contenido significativo de verdad de una expresión lingüística concreta (o de un discurso o de una obra completa) y la estructura de la proposición lógica en que se resuelve dicha expresión lingüística como lenguaje formalizado, considerada entonces como una afirmación analizada según un sistema o cálculo lógico.

Consideremos el contenido de verdad de la frase siguiente:

Si todos los elefantes tienen alas y todos los seres alados vuelan, entonces los elefantes vuelan.

El contenido de la frase como discurso, respecto a la verdad de su contenido significativo en el mundo, es claramente falso. Este discurso en cuanto a su contenido material, es falso. Su verdad material es falsa.

Sin embargo en cuanto a su forma o estructura lógica es una verdad no solo respecto a este discurso concreto sino en cuanto que todo discurso que mantenga la misma forma o estructura lógica será siempre y necesariamente verdadero. Su forma lógica hace verdadero el discurso en este sentido. Su verdad formal es verdad.

[editar] Moral: Verdad vs. mentira

Cuando la relación entre lo "dicho" no se establece con los "hechos" sino con el "juicio como creencia subjetiva del que "enuncia" la verdad se produce un doble polo de significación: verdad-mentira.

Es interesante considerar cómo la Lengua usa el mismo término "verdad" para tantos significados, incluido este, mientras que en el polo contrapuesto en este caso que es la "mentira" no ofrece la más mínima duda de su sentido, aun dentro de sus variedades tipificadas.

La mentira, como propiedad calificadora de una persona constituye un juicio moral.

[editar] Verdades de hecho vs. verdades de razón

Artículo principal: Verdades de razón
Artículo principal: Verdades de hecho

[editar] Véase también

[editar] Notas

  1. Véase la definición de ‘verdad’ en el Diccionario de la Lengua Española online de la R.A.E. (Consultado el 3 de julio de 2008.)
  2. Ferrater Mora. op. cit. p. 3397
  3. Véase proposición (lógica) "Proposición, enunciado, creencia"
  4. Orayen, Raúl. 1989. Lógica, significado y ontología (U.N.A.M., México)
  5. Schiffer, Stephen (en prensa): "Propositions: What are they good for?", Prospects for meaning (editado por R. Schantz). Disponible en su sitio: http://philosophy.fas.nyu.edu/docs/IO/1176/Schantz.doc
  6. Plantinga, Alvin. 1982. "How to be an anti-realist". Proceedings and Addresses of the American Philosophical Association, Vol. 56, No. 1. (Sep., 1982), pp. 47-70.
  7. Martin Heidegger: Lógica. Subtítulo: La pregunta por la verdad, Alianza Editorial, Madrid, 2004. Trad. de Joaquín Alberto Ciria Cosculluela.Título original:Gesamtausgabe: "Logik. Die Frage nach der Wahrheit". Curso de Marburgo, semestre de invierno de 1925-1926. Vittorio Klostermann, Frankfurt a. M. Edición de Walter Biemel (1976)
  8. Suma Teológica, I, 16. 1
  9. Tractatus, 4, 01
  10. Es erróneo decir que en filosofía consideramos un lenguaje ideal como opuesto a nuestro lenguaje ordinario. Pues esto hace que parezca como si pensásemos que podríamos perfeccionar nuestro lenguaje ordinario. Pero el lenguaje ordinario está perfectamente. Cuando elaboramos "lenguajes ideales", no es para que reemplacen a nuestro lenguaje ordinario, sino precisamente para eliminar alguna dificultad causada en la mente de alguien al pensar que ha comprendido el uso exacto de una palabra común. Esta es también la razón por la que nuestro método no consiste simplemente en enumerar los usos actuales de las palabras, sino más bien en inventar otros nuevos de modo deliberado, alguno de ellos a causa de su apariencia absurda.
    Wittgenstein, Cuaderno azul. Traducción de F. Gracia Guillén: Los cuadernos azul y marrón. 1968. Madrid, Tecnos
  11. Suma Teológica I, 84. 7
  12. Teniendo en cuenta que la proposición Dios existe no es equivalente a "llueve", Santo Tomás establece sobre esta afirmación, para evitar el ontologismo de San Anselmo y su argumento ontológico que
    "aunque la existencia de Dios es el contenido de un enunciado per se notum secundum se, evidente por sí en cuanto a sí mismo, no es per se notum quoad nos, evidente con respecto a nosotros. Ferrater Mora, J. op. cit. t. 4 p. 3274
    . Hoy no suele aceptarse el concepto de Dios como "evidente por sí mismo", como verdad de razón, pero sí reconocemos que el concepto de Dios no es unívoco para quien cree en determinado concepto como para el "no creyente", puesto que no es un objeto de experiencia objetiva. No obstante el creyente tendrá "experiencias subjetivas" de Dios que le confirmen en la existencia del mismo
  13. Véase Argumento
  14. Véase Validez lógica. Sentido epistemológico
  15. Peirce, C.S. 1992 and 1999. The Essential Peirce, Volumen 1, Bloomington: Indiana University Press, 1992–1999. Página 138.
  16. James, W. 1907. Pragmatism: A New Name for some Old Ways of Thinking, Cambridge MA: Harvard University Press, 1975.
  17. Rorty, R. 1991a. Objectivity, Relativism and Truth. Cambridge: Cambridge University Press.
  18. Véase Evidencia (filosofía)
  19. ”Unum, verum et bonum” las propiedades trascendentales del [[ente]

[editar] Referencias

  • Blackburn, S and Simmons K. 1999. Truth. Oxford University Press. Una buena antología de artículos clásicos, incluyendo obras de James, Russell, Ramsey, Tarski y más recientes.
  • René Descartes: Discurso del método (Discours de la méthode pour bien conduire sa Raison et chercher la Vérité dans les Sciences), Editorial Aguilar, Buenos Aires, 1968. Trad. y Prólogo de Antonio Rodríguez Huéscar.
  • Field, H. 2001. Truth and the Absence of Fact, Oxford.
  • Hans-Georg Gadamer: Verdad y Método , Ediciones Sígueme, Salamanca, 1977.
  • Hans-Georg Gadamer: Verdad y Método, II , Ediciones Sígueme, Salamanca, Quinta edición, 2002.
  • Diego Gracia Guillén: Voluntad de verdad, Ed. Labor, Madrid, 1986.
  • Grover, Dorothy. 1992. The Prosentential Theory of Truth, Princeton University Press.
  • Habermas, Jürgen. 2003. Truth and Justification. MIT Press.
  • Martin Heidegger: Lógica. La pregunta por la verdad, Alianza Editorial, Madrid, 2004. Trad. de Joaquín Alberto Ciria Cosculluela.Título original:Gesamtausgabe: "Logik. Die Frage nach der Wahrheit". Curso de Marburgo, semestre de invierno de 1925-1926. Vittorio Klostermann, Frankfurt a. M. Edición de Walter Biemel (1976).
  • Martin Heidegger: De la esencia de la verdad. Sobre la parábola de la caverna y el Teeteto de Platón, Lecciones del semestre de invierno de 1931/32 en la Universidad de Friburgo. Editorial Herder, Barcelona, 2007. Trad. de Alberto Ciria. Páginas: 317. ISBN 84-254-2489-5.Título original: GA, 34: Vom Wesen der Wahrheit. Zu Platons Höhlengleisnis und Theätet, Vittorio Klostermann, Frankfurt am Main, 1988; 2º ed., 1997. Edición de Herrmann Mörchen.
  • Martin Heidegger: Hitos, Alianza Editorial, Madrid, 2000. Traducción de Helena Cortés y Arturo Leyte. Título original: Gesamtausgabe (Edición integral), Volumen 9: "Wegmarken",1976. Edición de Friedrich-Wilhelm von Herrmann. Esta edición corrige y amplía con sus dos primeros ensayos y las anotaciones marginales del autor una edición anterior, del año 1967, también titulada "Wegmarken".
  • Martin Heidegger: Introducción a la filosofía, Editorial Cátedra / Ediciones de la Universidad de Valencia, Madrid, segunda edición, 2001. Trad. de Manuel Jiménez Redondo. Título original: Einleitung in die Philosophie. Curso de Friburgo; primer semestre del curso 1928-1929. Edición de Ina Saame-Speidel (1996).
  • Martin Heidegger:Ser y Tiempo (Sein und Zeit); ha sido traducido al castellano por el filósofo español —discípulo de José Ortega y Gasset—, José Gaos (Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1951), y por el filósofo chileno —discípulo de Xavier Zubiri y de Hans-Georg Gadamer—, Jorge Eduardo Rivera Cruchaga (Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 1997. Esta versión fue reeditada por la Ed. Trotta de Madrid en 2003).
  • Martin Heidegger: "Doctrina de la verdad según Platón". En "Doctrina de la verdad según Platón" y "Carta sobre el "humanismo" ", Ediciones de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, Colección Tradición y Tarea, dirigida por Ernesto Grassi. Santiago de Chile, 1956.Traducción de Juan David García Bacca. Ahora, también en Hitos, 2000. Traducción de Helena Cortés y Arturo Leyte.
  • Sendas perdidas o Caminos de bosque (1950), Editorial Losada, Buenos Aires, 1960. Traducción de José Rovira Armengol / Editorial Alianza, Madrid, 1995. Traducción de Helena Cortés y Arturo Leyte. Título original: Holzwege, V. Klostermann, Frankfurt a. M., 1950.
  • Martin Heidegger: Parménides, Ediciones Akal, Madrid, 2005.Traducción de Carlos Másmela. Gesamtausgabe, Bd 54: Parmenides, 1982.
  • Horwich, P. Truth. Oxford.
  • Karl Jaspers:Von der Wahrheit, Piper & Co. Verlag, München, 1947
  • Kirkham, Richard 1992: Theories of Truth. Bradford Books. Un muy buen libro de referencia.
  • Kripke, Saul 1975: "An Outline of a Theory of Truth" Journal of Philosophy 72:690-716.
  • Nietzsche, Friedrich: Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Editorial Tecnos, Madrid.
  • José Ortega y Gasset: Verdad y perspectiva (1916); en El Espectador - I. Obras Completas, Vol. II, Ed. Taurus, Madrid, 2004; pp. 159-164.
  • José Ortega y Gasset: El tema de nuestro tiempo (1923). Obras Completas, Vol. III, Ed. Taurus, Madrid, 2004.
  • Jesús Padilla Gálvez: Verdad y demostración (2007). Plaza y Valdés, Madrid, 2007. ISBN: 978-84-96780-19-4.
  • Rescher, Nicholas, The Coherence Theory of Truth (Oxford: Clarendon Press, 1973). ISBN 0-19-824401-0.
  • Antonio Rodríguez Huéscar: Perspectiva y Verdad , Ediciones de la Revista de Occidente, Madrid, 1966.
  • Jean-Paul Sartre: Verdad y existencia, Paidós I.C.E. / U.A.B., Barcelona, 1996. Trad. de Alicia Puleo. Revisión de la traducción, notas y títulos en los márgenes de Celia Amorós.
  • Williams, Bernard, Truth and Truthfulness (Princeton: Princeton University Press, 2004) ISBN 0-691-11791-8.
  • Xavier Zubiri: El hombre y la verdad (1966), Alianza Ed. / Fundación Xavier Zubiri, Madrid, 1999. Edición de Juan A. Nicolás.

[editar] Enlaces externos

FILOSOFÍA6: FRASES CÉLEBRES. LUCIO ANNEO SÉNECA (Córdoba, 4 a. de C.- Roma, 65). Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca), llamado Séneca el Joven (Córdoba, 4 a. C.- Roma, 65) fue un filósofo romano conocido por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue tutor y consejero del emperador Nerón.

  
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Lucio Anneo Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
 
 
 
 
  

Séneca

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Para otros usos de este término, véase Seneca (desambiguación).
Busto de Séneca, parte de una doble herma (Antikensammlung Berlin).

Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca), llamado Séneca el Joven (Córdoba, 4 a. C.- Roma, 65) fue un filósofo romano conocido por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue tutor y consejero del emperador Nerón.

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[editar] Orígenes y juventud

Grabado de Séneca según Rubens.tutor de Gema González(santander) Rubens disponía de una copia de un busto en bronce descubierto en Roma en el Renacimiento, que la tradición asoció con Séneca. Dicha copia aún hoy es visible en la fachada de la casa del artista, en Amberes. Muchos de los cuadros que muestran al filósofo, algunos de Rubens, lo hacen siguiendo sus rasgos. Sin embargo, en la actualidad se sabe que el rostro que aparece en dicho busto es en realidad una representación ficticia del poeta Hesíodo.

Aunque su familia era oriunda de Corduba, en la Bética, no existe ningún documento que permita afirmar con seguridad que nació en dicha ciudad. Sin embargo, la tradición ha situado su nacimiento en Corduba en torno al año 1 (se barajan tres posibles fechas para su nacimiento, los años, 1, 4 y 5 e.v.), y es así que, sobre todo en el mundo hispanoparlante, Séneca ha sido considerado como nacido en la moderna Córdoba. El padre de Séneca, Marco Anneo Séneca, era un procurador imperial que se convirtió en una auténtica eminencia de la retórica, el arte de la oratoria y del debate. Además de Lucio, Marco tuvo otros dos hijos que a su manera también alcanzaron cierta relevancia: el primero, Novato, más conocido como Galión, fue el gobernador de Acaya que declinó ejercer su jurisdicción sobre San Pablo, y lo envió a Roma; el segundo, Mela, aunque menos ambicioso, fue un hábil financiero famoso por ser el padre del poeta Lucano, que, por tanto, era sobrino de Lucio Séneca. De toda la vida de Lucio Séneca previa al año 41 d. C. no se sabe gran cosa, y lo que en general se sabe es gracias a lo que el propio Séneca dejó por escrito en sus obras. Sea como fuere, es claro que provenía de una familia distinguida, perteneciente a la más alta sociedad hispana en una época en que la provincia de Hispania estaba en pleno auge dentro del Imperio romano.

Parece ser que pasó los primeros años de su vida en Roma bajo la protección de la hermanastra de su madre, su tía Marcia. Se dice que en ese tiempo vivió con humildad en una habitación en el piso de arriba de un baño público, algo probablemente falso ya que Marcia era una persona acaudalada. Durante este tiempo, parece que fue entrenado en retórica e introducido en el estoicismo por el filósofo Átalo. Marcia estaba casada con un équite romano que en el año 16 fue nombrado gobernador de Egipto por el emperador Tiberio. Séneca acompañó al matrimonio a Alejandría, en Egipto, donde adquirió nociones de administración y finanzas, al tiempo que estudiaba geografía y etnografía de Egipto y de la India, y desarrollaba su interés por las Ciencias Naturales, en las que, a decir de Plinio el Viejo, destacaría por sus conocimientos de geología, oceanografía y meteorología. Por influjo de los cultos místicos orientales que existían en Egipto, al principio demostró una cierta inclinación hacia el misticismo pitagórico enseñado por Sotión, y los cultos de Isis y Serapis, que por aquel entonces ganaban gran número de adeptos entre los romanos. No obstante, posteriormente se inclinó hacia el estoicismo, filosofía que adoptaría hasta el fin de sus días. Su formación, pues, fue muy variada, rica y abierta: además de formarse en Egipto, parece ser que ya en Roma había estudiado gramática, retórica y filosofía; es posible, además, que viajara en algún momento a Grecia para continuar formándose en Atenas, algo muy común entre los patricios de su tiempo. Sea como fuere, dejó escrito haber estudiado con Sotión, un filósofo ecléctico-pitagórico, con el estoico Átalo y con Papirio Fabiano. Más adelante, fue amigo íntimo del cínico Demetro, prueba del carácter abierto y tolerante que siempre lo caracterizaría.

[editar] Primera carrera política

Séneca siempre tuvo una salud enfermiza, especialmente debido al asma que padecía desde su infancia. Tanto es así que llegó a escribir que lo único que le impedía suicidarse era la incapacidad de su padre de soportar su pérdida. En el año 31, Séneca volvió a Roma donde, a pesar de su mala salud, su origen provinciano y provenir de una familia comparativamente escasa en influencias, fue nombrado Cuestor, iniciando así su cursus honorum, en el que pronto destacó por su estilo brillante de orador y escritor. Para cuando, en el año 37, el emperador Calígula sucedió a Tiberio, Séneca se había convertido en el principal orador del Senado, levantando la envidia y los celos del nuevo y megalómano César, el cual, de acuerdo con el historiador Dión Casio, ordenó su ejecución. Según el mismo historiador, fue una mujer próxima al círculo más íntimo de Calígula la que consiguió que éste revocara las sentencia al afirmar que Séneca padecía de tuberculosis y pronto moriría por sí mismo. A consecuencia de este incidente, empero, Séneca se retiró de la vida pública.

En el año 41, a la muerte de Calígula y la entronización de Claudio, Séneca, que continuaba siendo una persona relevante dentro del estamento político romano, fue de nuevo condenado a muerte, si bien la pena se le conmutó por el destierro a Córcega. Las causas de esta condena aún hoy se ignoran: la sentencia oficial lo acusaba de haber cometido adulterio con Julia Livilla, hermana de Calígula, hecho bastante improbable; más probablemente, se ha apuntado que la esposa de Claudio, la célebre Valeria Mesalina, lo consideraba peligroso ahora que Calígula había muerto; no en vano Séneca debía de ocupar un gran prestigio como orador y probablemente ser uno de los líderes del Senado ahora que Calígula había desaparecido, de manera que el riesgo de que promoviera la reinstauración de la República podría parecerle excesivo.

[editar] Exilio en Córcega y retorno a Roma como tutor de Nerón

Su exilio en Córcega duró 8 años. Durante ese tiempo escribió un ensayo de consolación a su madre Helvia, a raíz de la muerte de su padre Marco, y que destaca por propugnar actitudes estoicas muy diferentes a las que, por ese mismo período, se muestran en la Consolación a Polibio, nombre de uno de los libertos imperiales de Claudio y que ostentaba un gran poder e influencia sobre el emperador. En esta carta, que probablemente nunca estuviera destinada a publicarse, se muestra abyectamente adulador buscando el perdón imperial.

El destierro duró hasta el año 49, cuando, tras la caída de Mesalina, la nueva esposa de Claudio, la también célebre Agripina la Menor, consiguió para él el perdón imperial: se le llamó a Roma y, por indicación de la misma, se le nombró pretor en la ciudad. El favor imperial no acabó ahí, pues en el año 51, a instancias, de nuevo, de Agripina, se le nombró tutor del joven Lucio Domicio Ahenobarbo, futuro Nerón, y que era hijo de un matrimonio anterior de Agripina. Tan drástico cambio en su suerte se debió, según el historiador Tácito, a que Agripina, aparte de buscar un tutor ilustre para su hijo, creía que la fama literaria de Séneca haría que la familia imperial ganara en popularidad, además de considerar que un Séneca agradecido y obligado a ella serviría como un importante aliado y un sabio consejero en los planes de alcanzar el poder que ella albergaba para su hijo Nerón.

En el año 54, el emperador Claudio murió (según la mayoría de las fuentes históricas, envenenado por la propia Agripina), y su hijastro Nerón subió al poder. Aunque no hay evidencia alguna de que Séneca estuviera involucrado en el asesinato de Claudio, sí que se mofó del viejo emperador en su obra satírica la Apocolocyntosis divi Claudii ("Calabazificación del divino Claudio"), en la que éste, al ser deificado, acaba, tras una serie de vicisitudes, como un mero burócrata en el Hades. Con la subida al poder del joven Nerón, que por aquél entonces contaba con 17 años, Séneca fue nombrado consejero político y ministro, junto con un austero oficial militar llamado Sexto Afranio Burro.

[editar] Gobierno del Imperio romano

Durante los ocho años siguientes, Séneca y Burro, que todos los historiadores romanos consideraron como las personas de mayor valía e ilustración del entorno de Nerón, gobernaron de facto el imperio romano. Dicho período destacaría, a decir del propio emperador Trajano, por ser uno de los períodos de mejor y más justo gobierno de toda la época imperial. Su política, basada en compromiso y diplomacia más que en innovaciones e idealismo, fue modesta pero eficiente: se trató en todo momento de refrenar los excesos del joven Nerón, al tiempo que evitaban depositar gran poder real en manos de Agripina. Así, mientras Nerón se dedicaba, siguiendo las instrucciones de Séneca, a un ocio moralmente "aceptable", Séneca y Burro se hicieron con el poder, en el que promovieron una series de reformas legales y financieras, como la reducción de los impuestos indirectos; persiguieron la concusión (la corrupción de los gobernadores provinciales); llevaron a cabo una exitosa guerra en Armenia, que instituyó el protectorado romano en aquel país y se mostró, a la larga, fundamental para la salvaguarda de la frontera oriental del imperio; se enviaron, a instancias de Séneca, expediciones para dar con las fuentes del río Nilo... Vale notar que ni Burro ni Séneca ocuparon, durante este período, cargo constitucional alguno, más allá del de senadores, por lo que ejercieron el poder desde detrás del solio imperial, como meros validos y consejeros del joven césar, que al parecer tenía en alta estima a su tutor.

Sin embargo, conforme Nerón fue creciendo, comenzó a desembarazarse de la "benigna" influencia de Séneca, de tal forma que, al mismo tiempo que el ejercicio del poder iba desgastando al filósofo, comenzaba a perder influencia sobre su pupilo Nerón. Éste, que había demostrado una naturaleza cruel y vitriólica al hacer asesinar a su hermanastro Británico, pronto comenzó a escuchar los consejos de gentes de la peor ralea de la sociedad romana, meros arribistas que, como Publio Sulio Rufo, vieron una oportunidad para desplazar a Séneca del poder. Fue este Rufo el que, en el año 58, acusó a Séneca , absurdamente según Tácito, de acostarse con Agripina, dando origen a una campaña de desprestigio en la que el filósofo fue acusado de crímenes tan peregrinos como el de deplorar el tiránico régimen imperial, extravagancia en sus banquetes, hipocresía y adulación en sus escritos (fue en este momento cuando salió a la luz la carta al liberto Polibio), usura, y, sobre todo, excesiva riqueza. De hecho, la riqueza de Séneca en este período alcanzó la categoría de proverbial, cuando el poeta Juvenal habla de los grandes jardines del inmensamente rico Séneca. Es probable que la inmensa riqueza del filósofo propiciaran su caída frente a Nerón, el cual no toleraría que un particular pudiera hacerle sombra en ese aspecto.

[editar] Caída y muerte

En el año 59, la antiguamente gran valedora de Séneca, Agripina, fue asesinada por Nerón, marcando el inicio del fin de Séneca. Aunque posiblemente no estuvieran involucrados, Séneca y Burro tuvieron que llevar a cabo una campaña de lavado de imagen pública del emperador a fin de minimizar el impacto que pudiera tener el crimen: Séneca escribió la famosa carta al Senado en la que justificaba a Nerón explicando cómo Agripina había conspirado en contra de su hijo. Este hecho ha sido muy criticado con posterioridad, y ha sido germen frecuente de las acusaciones de hipocresía contra Séneca. Cuando, en el año 62, Burro murió (probablemente asesinado según algunos), la situación de Séneca en el poder se volvió insostenible, al haber perdido buena parte de su capital político y de sus apoyos. La campaña de desprestigio, además, le privó de la cercanía del emperador, el cual, rodeado de aduladores y arribistas como Tigelino, Vitelio o Petronio, pronto comenzaría a hablar de desembarazarse de su viejo tutor.

Luca Giordano, La muerte de Séneca (1684).

Así, ese mismo año Séneca pidió a Nerón retirarse de la vida pública, y ofreció toda su fortuna al emperador. El retiro le fue concedido tácitamente, aunque la fortuna no le fue aceptada hasta años después. De esta manera, Séneca consiguió retirarse de la cada vez más peligrosa corte romana, y comenzó a pasar su tiempo viajando con su segunda esposa, Paulina, por el sur de Italia. Al mismo tiempo, comenzó a redactar una de sus obras más famosas, las "Cartas a Lucilio", auténtico ejemplo de ensayo, en las que Séneca ofrece todo tipo de sabios consejos y reflexiones a Lucilio, un amigo íntimo que supuestamente ejercía como procurador romano en Sicilia. Esta obra serviría de ejemplo e inspiración a Michel de Montaigne en la redacción de los Ensayos.

Suicidio de Séneca, en la Crónica de Núremberg publicada en 1493.

Aun así, Séneca no consiguió desembarazarse del todo de la obsesiva perversión de su antiguo pupilo. Según Tácito, parece ser que en sus últimos años Séneca sufrió un intento de envenenamiento, frustrado gracias a la sencilla dieta que el filósofo había adoptado previendo un ataque de este tipo. Sea como fuere, en el año 65 se le acusó de estar implicado en la famosa conjura de Pisón contra Nerón. Aunque no existieran pruebas firmes en su contra, la conjura de Pisón sirvió a Nerón como pretexto para purgar a la sociedad romana de muchos patricios y caballeros que consideraba subersivos o peligrosos, y entre ellos se encontraba el propio Séneca. Así pues, Séneca fue, junto con muchos otros, condenado a muerte víctima de la conjura fracasada.

Sobre la muerte de Séneca, el historiador Tácito cuenta que el tribuno Silvano fue encomendado para darle la noticia al filósofo, pero siendo aquél uno de los conjurados, y sintiendo una gran vergüenza por Séneca, le ordenó a otro tribuno que le llevara la notificación del César: de un patricio como Séneca se esperaba no que decidiera esperar a la ejecución, sino que se suicidara tras recibir la condena a muerte. Cuando Séneca recibió la misiva, ponderó con calma la situación y pidió permiso para redactar su testamento, lo cual le fue denegado, pues la ley romana preveía en esos caso que todos los bienes del conjurado pasaran al patrimonio imperial. Sabiendo que Nerón actuaría con crueldad sobre él, decidió abrirse las venas en el mismo lugar, cortándose los brazos y las piernas. Su esposa Paulina le imitó para evitar ser humillada por el emperador, pero los guardias y los sirvientes se lo impidieron (otras fuentes afirman que realmente se suicidó, aunque Suetonio afirma que vivió hasta el principado de Domiciano). Séneca, viendo que su muerte no llegaba, le pidió a su médico Eustacio Anneo que le suministrase veneno griego (cicuta), el cual bebió pero sin efecto alguno. Pidió finalmente ser llevado a un baño caliente, dónde el vapor terminó asfixiándolo, víctima del asma que padecía. Al suicidio de Séneca lo siguieron, además, el de sus dos hermanos y el de su sobrino Lucano, sabedores de que pronto la crueldad de Nerón recaería también sobre ellos.

El cuerpo de Séneca fue incinerado sin ceremonia alguna. Así lo había prescrito en su testamento cuando, siendo rico y poderoso, pensaba en sus últimos momentos.

[editar] Valoración y reputación

[editar] Reputación posterior

Tertuliano, quien consideró que muchas de las doctrinas morales expuestas por Séneca tenían gran parecido con las expuestas en la Biblia.

Séneca es uno de los pocos filósofos romanos que siempre ha gozado de gran popularidad, (al menos en la Europa continental; en el mundo anglosajón no ha sido hasta el siglo XX cuando la figura de Séneca ha sido rescatada del olvido), como lo demuestra el hecho de que su obra haya sido admirada y celebrada por algunos de los pensadores e intelectuales occidentales más influyentes: Erasmo de Rotterdam, Michel de Montaigne, René Descartes, Denis Diderot, Jean-Jacques Rousseau, Thomas de Quincey, Dante, Petrarca, San Jerónimo, San Agustín, Lactancio, Chaucer, Juan Calvino, Baudelaire, Honoré de Balzac... todos mostraron su admiración por la obra de Séneca; aparte de la de Cicerón, la obra de Séneca era una de las mejor conocidas por los pensadores medievales, y como quiera que muchas de sus doctrinas son compatibles con la idiosincrasia cristiana, los padres de la Iglesia como San Agustín lo citan a menudo, Tertuliano lo consideraba un saepe noster, esto es, a menudo uno de los nuestros, y San Jerónimo incluso lo incluyó en su Catálogo de Santos. Durante la Edad Media, de hecho, surgió la leyenda de que San Pablo había convertido a Séneca al cristianismo, y que su muerte en el baño era una suerte de bautismo encubierto. La supuesta conversión al cristianismo de Séneca fue un tema recurrente durante el Bajo Imperio romano y la Edad Media, formando parte de La leyenda dorada, e incluso aparecieron varias cartas espurias entre Séneca y San Pablo en las que intercambian puntos de vista doctrinales; en una de ellas, fechada en el siglo III ó IV, incluso se relata el Gran incendio de Roma, aunque probablemente Séneca se hallaba fuera de la ciudad en ese tiempo. Por otro lado, su obra Naturales Quaestiones, tratado de Ciencias Naturales alabado ya por Plinio el Viejo, fue durante la Edad Media la obra de referencia inamovible en los asuntos que abordaba; sólo Aristóteles tuvo más prestigio en ese campo.

Michel de Montaigne, por Dumonstier, no dejó nunca de reconocer la influencia de Séneca en su obra magna, los Ensayos.

Además, la influencia de Séneca se deja ver en todo el Humanismo y demás corrientes renacentistas. Su afirmación de la igualdad de todos los hombres, la propugnación de una vida sobria y moderada como forma de hallar la felicidad, su desprecio a la superstición, sus opiniones antropocentristas,... se harían un hueco en el pensamiento renacentista. Erasmo de Rotterdam, por ejemplo, fue el primero en preparar una edición crítica de sus obras (1515), y la primera obra de Calvino fue una edición de De Clementia, en 1532. Robert Burton lo cita en su Anatomía de la Melancolía, y Juan Luis Vives y Tomás Moro lo tenían en alta estima, haciéndose eco de sus ideas éticas. En la obra de Montaigne, los Ensayos, las referencias a la obra de Séneca son constantes, tanto en forma como en opiniones, muchas de las cuales son comunes en ambos pensadores; por ejemplo, la justificación del suicidio como forma de evitar una muerte peor es análoga en los dos. Formalmente, muchos ensayos de Montaigne se asemejan a la estructura desarrollada por Séneca en sus Cartas a Lucilio (planteamiento de un tema, pero no de una tesis al respecto, un desarrollo más o menos lineal añadiendo ejemplos, pero evitando digresiones, y una conclusión final sobre el tema planteado que se deduce de todo lo anterior) que se han visto como un antecedente claro al ensayo moderno. Y aunque las ideas presentadas por Séneca no pueden ser consideradas como originales ni sistemáticas en su exposición, su importancia es capital a la hora de hacer asequibles y populares muchas de las ideas de la filosofía griega.[1]

En la actualidad, su obra ha caído en un cierto olvido propiciado por el moderno abandono del estudio de las lenguas y disciplinas clásicas. Sin embargo, sigue sorprendiendo por la vigencia y asequibilidad de muchas de sus ideas y la facilidad de lectura y claridad con que se muestra en las traducciones vernáculas de su obra: las Cartas a Lucilio han sido comparadas a un libro de autoayuda, y de hecho, a raíz de la película Gladiator, tanto éstas como las Meditaciones de Marco Aurelio fueron reeditadas con gran éxito en el mundo anglosajón.

Platón, Séneca, y Aristóteles en una ilustración medieval (c. 1325–35).

[editar] Valoración

Desde sus inicios, Séneca abrazó el estoicismo, sobre todo en su vertiente moral, y toda su obra gira en torno a esta doctrina, de la que llegó a ser, al menos en la teoría, uno de sus máximos exponentes. Sin embargo, aunque en su obra se presenta siempre como un estoico, ya en su propio tiempo fue tachado de hipócrita, al no ser capaz de vivir según los principios que propugnaba en su obra. En efecto, a lo largo de toda su vida fue acusado de haberse acostado con mujeres casadas, y si bien es cierto que muchas veces dichas acusaciones no eran más que meras calumnias, en muchos casos parece ser que estaban bien fundadas. Además, la estrecha relación con los excesos de Nerón demuestran las profundas limitaciones de sus enseñanzas en cuanto a la templanza y la autodisciplina propias de un estoico. Igualmente, no se explicarían que un verdadero estoico escribiera las cartas que desde su destierro en Córcega envió a Roma rogando, de la forma más servil y humillante, por su perdón. En su Calabacificación de Claudio ridiculizó algunos comportamientos y políticas del emperador Claudio que cualquier estoico hubiera aplaudido, demostrando que colocaba sus principios al servicio de Nerón, al denostar a Claudio al tiempo que proclamaba que Nerón sería más sabio y longevo que el legendario Néstor. En esta obra presenta una crítica hacia la deificación de los humanos, poniendo como claro ejemplo el caso de Claudio y aprovechando la ocasión para criticarlo y ridiculizarlo. La carta al Senado justificando el asesinato de Agripina ha sido siempre vista como algo imperdonable, y de gran bajeza moral; ante otros actos de Nerón, como el asesinato de Británico o la repudiación de su primera esposa Octavia, Séneca siempre guardó un silencio que muchos han visto como cobardía e incluso aquiescencia. Las acusaciones de corrupción que acompañaron a su gobierno, que bien pudieran sostenerse si se atiende a la fabulosa fortuna que hizo en ese período, serían una prueba más de la incapacidad de Séneca para llevar a la práctica los principios estoicos que tanto admiraba.

Sin embargo, hay que hacer notar que la inmensa mayoría de las acusaciones que se vertieron contra Séneca fueron hechas bien por opositores políticos en vida del filósofo, por lo que su validez debe tomarse con cautela, o con mucha posterioridad a la muerte del mismo, de manera que muy posiblemente las debilidades de Séneca fueran en realidad mucho menores que las que en apariencia fueron. Sea como sea, Séneca ha pasado a la posteridad como uno de los más tristes ejemplos de un hombre que falló en vivir según sus propios ideales.[2]

[editar] Obras

Estatua de Séneca en Córdoba.

Las obras que nos quedan de Séneca se pueden dividir en cuatro apartados: los diálogos morales, las cartas, las tragedias y los epigramas. La filosofía de Séneca se diluye en estas obras. No escribió una obra sistemática de filosofía; su pensamiento filosófico, sus ideas estoicas, se expresan a lo largo de toda su obra y llenan el comentario de todas las situaciones.

Los diálogos son 11 obras morales conservadas en un manuscrito de la Biblioteca Ambrosiana. Si se exceptúa el conocido con el nombre de Sobre la ira, son relativamente cortos. El largo diálogo Sobre la ira está dedicado a su hermano Novato, que le había pedido que le escribiera sobre el modo de mitigar la ira.

En el exilio escribió el tratado Sobre la providencia, dedicado a Lucilio Hijo. De su exilio es también el diálogo más delicioso y el más lleno de detalles personales, que escribió a su madre: De la consolación a Helvia. Junto al tratado Sobre la providencia hay que colocar el De la constancia del sabio, escrito probablemente después del año 47. Vuelto a las tareas de gobierno redacta el diálogo Sobre la brevedad de la vida, escrito con toda probabilidad en el año 55. A su suegro Paulino le dedicó el diálogo La vida bienaventurada, una curiosa defensa de su forma de vida de filósofo estoico.

Durante el período de retiro de la vida política escribió un libro de Cuestiones naturales, dedicado a Lucilio, que trata de fenómenos naturales, y donde la ética se mezcla con la física.

Escrita en prosa y verso, pero aislada de sus demás obras, como caso único está el Apocolocyntosis, una sátira feroz de la deificación de Claudio, con crítica política y malicia personal.

De toda la obra poética de Séneca sus diez tragedias son el fruto de una actividad creativa, independiente, que ejerció a lo largo de su vida, pero especialmente en el periodo intermedio de la educación de Nerón. Diez tragedias han llegado hasta nosotros; aunque una es dudosa en la atribución, Hércules Oetano, y otra, Octavia, ciertamente es apócrifa.

[editar] Consolaciones

[editar] Diálogos

Artículo principal: Diálogos (Séneca)

[editar] Tragedias

  • Hércules furioso
  • Las troyanas
  • Medea
  • Hipólito
  • Oedipus
  • Agamenón
  • Tiéstes
  • Hércules Oetano
  • Las fenicias
  • Fedra
  • Octavia

[editar] Otras

  • Apocolocyntosis divi Claudii (La Calabacificación del divino Claudio), una obra satírica. {También contiene referencias a Nerón, al que compara al Néstor en sabiduría y longevidad en un ejercicio de inaudita adulación.}
  • De Clementia (Sobre la Clemencia) - escrita a Nerón a fin de enseñarle sobre dicha virtud.
  • De Beneficiis (Sobre los Beneficios), en siete libros.
  • Naturales Quaestiones , en siete libros de poca originalidad, pero aun así tremendamente populares durante la Edad Media en todo lo relacionado con metereología, mineralogía y oceanografía.
  • Epistulae morales ad Lucilium, (Cartas a Lucilio) - conjunto de 124 cartas de temática moral escritas a Lucilio.
  • Cujus etiam ad Paulum apostolum leguntur epistolae, cartas, supuestamente una correspondencia mantenidad entre Séneca y San Pablo. Fueron fechadas entorno al año 370 e.v. por expertos latinistas durante el Renacimiento, y desde entonces se consideran una falsificación.

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. Moses Hadas. The Stoic Philosophy of Seneca, 1958. 1.
  2. Robin Campbell. Introduction to Letters from a Stoic, 1969. 1.

[editar] Bibliografía

  1. Volumen I: Hércules loco. Las troyanas. Las fenicias. Medea, 1997. ISBN 978-84-249-3536-8.
  2. Volumen II: Fedra. Edipo. Agamenón. Tiestes. Hércules en el Eta. Octavia, 1988. ISBN 978-84-249-3541-2.
  1. Volumen I: Libros I-IX, epístolas 1-80, 1994. ISBN 978-84-249-1033-4.
  2. Volumen II: Libros X-XX y XII, epístolas 81-125, 1989. ISBN 978-84-249-1398-4.
  • – (1996). Diálogos. Apocolocintosis; Consolaciones a Marcia, a su madre Helvia y a Polibio, Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1805-7.
  • – (2000). Diálogos; Sobre la Providencia. Sobre la firmeza del sabio. Sobre la ira. Sobre la vida feliz. Sobre el ocio. Sobre la tranquilidad del espíritu. Sobre la brevedad de la vida, Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2261-0.
  • – (2006). Cartas a Lucilio, Traducción literal, no vernácula, del latín. Tercera edición. Barcelona: Editorial Juventud. ISBN 978-84-261-1933-6.
  • –. El libro de oro y el tratado de los beneficios, Traducción, prologo y notas por Juan Bautista Bergua. Clásicos Bergua. Madrid: Ediciones Ibéricas, La Crítica Literaria. ISBN 978-84-7083-004-4.

[editar] Enlaces externos

FILOSOFÍA6: FRASES CÉLEBRES. WILLIAM GEORGE WARD. William George Ward (21 March 1812 - 6 July 1882) was an English Roman Catholic theologian and mathematician whose career illustrates the development of religious opinion at a time of crisis in the history of English religious thought.



El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas.

 

 

 

 

 

Obtenido de http://www.sabidurias.com/cita/es/8968/william-george-ward/el-pesimista-se-queja-del-viento-el-optimista-espera-que-cambie-el-realista-ajusta-las-velas

 

William George Ward

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Engraving of William George Ward (1893)

William George Ward (21 March 1812 - 6 July 1882) was an English Roman Catholic theologian and mathematician whose career illustrates the development of religious opinion at a time of crisis in the history of English religious thought.

He went up to Christ Church, Oxford, in 1830, but his father's financial difficulties forced him in 1833 to try for a scholarship at Lincoln College, which he succeeded in obtaining. Ward had a gift for pure mathematics but for history, applied mathematics or anything outside the exact sciences, he felt contempt. He was endowed with a strong sense of humour and a love of paradox carried to an extreme. His examination for mathematical honours exhibited some of the peculiarities of his character and mental powers. Four out of his five papers on applied mathematics were sent up absolutely blank. Honours, however, were not refused him, and in 1834 he obtained an open fellowship at Balliol.

In the previous year the Tractarian movement had been launched: Ward was attracted to it by his hatred of moderation and what he called "respectability". He was repelled by the conception he had formed of John Henry Newman, whom he regarded as a mere antiquary. When, however, he was at length persuaded by a friend to go and hear Newman preach, he at once became a disciple. But he had, as Newman afterwards said of him, "struck into the movement at an angle." He had no taste for historical investigations. He treated the question at issue as one of pure logic: disliking the Reformers, the right of private judgment which Protestants claimed, and the somewhat prosaic uniformity of the English Church, he flung himself into a general campaign against Protestantism in general and the Anglican form of it in particular. He nevertheless took deacon's orders in 1838 and priest's orders in 1840.

In 1839 Ward became editor of the British Critic, the organ of the Tractarian party, and he excited suspicion among the adherents of the party by his violent denunciations of the Church to which he still belonged. In 1841 he urged the publication of the celebrated Tract 90, and wrote in defence of it. From that period Ward and his associates worked undisguisedly for union with the Church of Rome, and in 1844 he published his Ideal of a Christian Church, in which he openly contended that the only hope for the Church of England lay in submission to the Church of Rome. This publication brought to a height the storm which had long been gathering. The University of Oxford was invited, on 13 February 1845, to condemnTract 90, to censure the Ideal, and to deprive Ward from his degrees. The two latter propositions were carried with Ward being deprived of his tutorship and Tract 90 only escaped censure by the non placet of the proctors, Guillemard and Church.

Ward left the Church of England in September 1845, and was followed by many others, including Newman himself. After his reception into the Church of Rome, Ward devoted himself to ethics, metaphysics and moral philosophy. He wrote articles on free will, the philosophy of theism, on science, prayer and miracles for the Dublin Review. He also dealt with the condemnation of Pope Honorius I, carried on a controversial correspondence with John Stuart Mill, and took a leading part in the discussions of the Metaphysical Society, founded by James Knowles, of which Alfred Lord Tennyson, T H Huxley and James Martineau were also prominent members. He was an opponent of Liberal Catholicism and defender of papal authority.

In 1851 he became professor of moral philosophy at St Edmund's College, Ware, and the following year he was appointed to the chair of dogmatic theology. In 1868 he became editor of the Dublin Review. He supported the promulgation of the dogma of Papal Infallibility in 1870. After his admission into the Roman Catholic Church he had married, and for a time had to struggle with poverty. But his circumstances later improved.

See William George Ward and the Oxford Movement (1889); and William George Ward and the Catholic Revival (1893), by his son, Wilfrid Philip Ward (b. 1856), who has also written the Life and Times of Cardinal Wiseman; and Ten Personal Studies (1908).

[edit] References

FILOSOFÍA6: FRASES FAMOSAS. ARISTÓTELES. Aristóteles, en griego clásico Ἀριστοτέλης Aristotélēs (Estagira, Macedonia, 384 a. C. – Calcis Eubea, Grecia, 322 a. C.), es uno de los más grandes filósofos de la antigüedad, de la historia de la filosofía occidental y el autor enciclopédico más portentoso que haya dado la humanidad.

 

"SABER ES ACORDARSE"

 

ARISTÓTELES.

Aristóteles, en griego clásico Ἀριστοτέλης Aristotélēs (Estagira, Macedonia, 384 a. C.Calcis Eubea, Grecia, 322 a. C.), es uno de los más grandes filósofos de la antigüedad, de la historia de la filosofía occidental y el autor enciclopédico más portentoso que haya dado la humanidad.

Fue el creador de la lógica formal, economía, astronomía, precursor de la anatomía y la biología y un creador de la taxonomía (es considerado el padre de la zoología y la botánica). Está considerado Aristóteles (junto a Platón) como el determinante de gran parte del corpus de creencias del Pensamiento Occidental del hombre corriente (aquello que hoy denominamos "sentido común" del hombre occidental).

Creencias fundadas en conceptos y formulaciones tan importantes como crear la primera formalización lógica; la formulación del principio de no contradicción; el concepto de sustancia, entendido como sujeto, y el predicado, como categoría; y la analogía del ser, pueden ser considerados como la base sobre la que se construyó la filosofía tradicional de occidente.

Aristóteles inauguró toda una nueva visión del mundo. Demostró, o creó y, sobre todo, popularizó (según la perspectiva de donde se le vea) una serie de ideas comunes para muchas personas.

Con ello, junto con el platonismo y el cristianismo, la tradición occidental[1] perdió ciertas formas de pensamiento diferentes, como fue gran parte del pensamiento de los filósofos presocráticos y de los sofistas (muy populares en la antigua Grecia) y, de hecho, en la historia de la Metafisica, estas teorías aristotélicas se han consolidado y, a veces instalado, en forma de prejuicios filosóficos.

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