HISTORIA23: AYAX, EL GRANDE. Áyax (en griego antiguo Αἴας Aías, de la Tierra) o Ayante, hijo de Telamón (Τελαμώνιος Telamốnios) y Peribea, rey de Salamina, es un legendario héroe de la mitología griega. Para distinguirlo de Áyax, hijo de Oileo se le llamaba Áyax el Grande, Gran Áyax o Áyax Telamonio. Su nombre viene, según la misma mitología, de la nominación de Hércules, amigo de Telamón, quien al ver que el águila (Aías) de Zeus, se posaba es su hombro le anunció: "Nacerá de ti, Telamón, el hijo que deseas y del nombre del ave que acaba de aparecérsenos le llamarán Ayax. Sorprenderá a los pueblos en las luchas de Marte", según anotó el poeta Píndaro en Istmias V.
Áyax el Grande
Áyax (en griego antiguo Αἴας Aías, ‘de la Tierra’) o Ayante, hijo de Telamón (Τελαμώνιος Telamốnios) y Peribea, rey de Salamina, es un legendario héroe de la mitología griega. Para distinguirlo de Áyax, hijo de Oileo se le llamaba Áyax el Grande, Gran Áyax o Áyax Telamonio. Su nombre viene, según la misma mitología, de la nominación de Hércules, amigo de Telamón, quien al ver que el águila (Aías) de Zeus, se posaba es su hombro le anunció: "Nacerá de ti, Telamón, el hijo que deseas y del nombre del ave que acaba de aparecérsenos le llamarán Ayax. Sorprenderá a los pueblos en las luchas de Marte", según anotó el poeta Píndaro en Istmias V.
Fue un valeroso guerrero, el más fuerte después de su primo Aquiles que se embarcó a la mítica Guerra de Troya al mando de doce navíos de Salamina acompañado de su hermano Teucro.[1] Tuvo como hijos suyos a Eantides son su esposa Glauca, y Eurísaces y Fileo, con su sierva Tecmesa. Tradicionalmente se consideraba que Fileo era el primer ancestro de la familia ateniense de los Filaidas.
Peleó en la guerra con coraje y destreza. En la Ilíada de Homero se le describe como un guerrero de gran estatura y fuerza colosal, testarudo y de inmenso escudo que por sí mismo es un antemural de las falanges, segundo en destreza y valentía en la batalla únicamente por detrás de Aquiles. No fue herido en ninguna de las batallas relatadas en la Ilíada y es el único personaje de importancia en la obra que no recibió ayuda por parte de ninguno de los dioses griegos. Era por decirlo, el único héroe homérico, que debía todos su triunfos a su ser humano. Al igual que Aquiles, fue entrenado por el centauro Quirón. Áyax, era sin duda, uno de los reyes más importantes en el campo de batalla, aunque no tan sabio como Néstor, Idomeneo o Menesteo, ni tan hábil como Diomedes, Odiseo o Palamedes. Mandaba su ejército llevando una gran hacha de guerra y un enorme escudo, acompañado siempre por su hermano Teucro.
Durante la guerra de Troya Áyax luchó con Héctor en dos ocasiones. La primera fue en un duelo que duró todo un día sin que hubiera un vencedor.[2] La segunda fue durante una incursión de los troyanos en el campamento de los aqueos cuando ambos pelearon en los barcos griegos. Áyax dejó casi muerto a Héctor arrojándole una piedra mayor que el propio príncipe troyano.[3] Ambos encuentros tuvieron lugar cuando Aquiles había abandonado el campo de batalla debido a su enfado con Agamenón y los griegos estaban desolados.
Cuando Patroclo murió a manos de Héctor, los troyanos intentaron hacerse con su cuerpo y alimentar con él a los perros, pero Áyax luchó y logró proteger el cadáver, devolviéndolo al campamento griego y a su amigo Aquiles.
Posteriormente, cuando Aquiles muere tras ser alcanzado por una flecha de Paris, Áyax y Odiseo pelean por recuperar el cuerpo del héroe griego y enterrarlo junto al de su amigo Patroclo. Tras el funeral ambos héroes griegos reclaman la armadura de Aquiles como recompensa por sus esfuerzos. Tras una disputa de ingenio o tal vez porque Agamenón aborrecía el linaje de Éaco, Odiseo recibe la armadura y Áyax furioso cae al suelo. Cuando se levanta, estaba enloquecido de furia y en su delirio confunde un rebaño de ovejas con los líderes aqueos, Odiseo y Agamenón, matando a todos los animales. Atenea misma había intervenido creando la confusión y delirio del héroe, pues es de los pocos que no va al combate implorando alguna protección divina. Cuando Áyax despierta de su locura, ve que ha deshonrado su espada de guerrero con sangre de animales domésticos y decide quitarse la vida antes que vivir en la vergüenza y el oprobio. Para ello utiliza la espada de Héctor, que éste le había entregado como un ofrenda de honor tras su primer duelo.[4] Tras su muerte brotó una flor de jacinto en el punto donde cayó su sangre cuyos pétalos llevaban marcadas las dos primeras letras del nombre de Áyax (AY) como si fueran un lamento.[5]
En su nombre se celebraban en Salamina las fiestas Aiantes.
[editar] Referencias
[editar] Enlaces externos
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- Este artículo incorpora texto de la Encyclopædia Britannica de 1911 (dominio público).
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