RELIGIÓN Y RELIGIONES3: CONCIENCIA DIVINA. La conciencia es el destello de vida que conecta a cada uno con la Vida Universal; es el hilo que nos afina con el universo. Si quieres volar hacia lo Trascendental, necesitas el hilo de la conciencia.
Conciencia
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La conciencia es el destello de vida que conecta a cada uno con la Vida Universal; es el hilo que nos afina con el universo. Si quieres volar hacia lo Trascendental, necesitas el hilo de la conciencia.
La conciencia es un destello que nos permite entrar en la Luz; es nuestra conciencia lo que nos conecta con Dios. Es el vínculo entre Dios y el hombre, entre el Cielo y la Tierra.
En el mundo físico, la madre le dice al niño quién es su padre; en el mundo espiritual, nuestra aspiración nos dice quién es Dios. ¿Quién es Dios? Dios es una Conciencia infinita. Él es también la Luz Auto-iluminadora. No existe un ser humano que no posea dentro de sí esta Conciencia infinita y esta Luz Auto-iluminadora.
Nuestra meta está dentro de nosotros; para alcanzar dicha Meta hemos de entrar en la vida espiritual. En la vida espiritual la cosa más necesaria es la conciencia. Sin esta, todo es un desierto estéril. Cuando entramos en un lugar oscuro, tomamos una linterna o alguna otra luz para saber a dónde estamos yendo. Si queremos saber acerca de nuestra vida apagada, hemos tomar la ayuda de la conciencia.
El hombre, en su vida externa o en sus logros externos, es muy limitado. Pero el mismo hombre, cuando entra en las cavidades más profundas de su corazón, siente que hay algo que está constantemente intentando expandirse. Eso es la conciencia. Esta conciencia lo enlaza con lo altísimo Absoluto.
La conciencia es nuestro maestro real, nuestro amigo querido y nuestro esclavo seguro. Como esclavo, la conciencia lleva nuestra fecunda ignorancia hasta Dios. Como amigo, la conciencia nos dice lo que es el Conocimiento supremo. Como maestro, la conciencia nos revela la innegable verdad de que el hombre imperfecto e incompleto de hoy es el Dios perfecto y completo de mañana.
La conciencia canta, canta el canto de Unicidad universal. La conciencia juega, juega el juego de Manifestación cósmica. La conciencia danza, danza con la colmadora Visión de Dios adentro y con la colmada Realidad de Dios afuera. La conciencia actúa, actúa a través de la implorante, ascendente y entregada aspiración del hombre, y a través de la descendente, protectora e iluminadora Compasión de Dios.
Cuando la conciencia es todo actividad, se inclina ante Dios la Madre, su Origen. Cuando la conciencia es todo silencio, se inclina ante Dios el Padre, su Origen. De la Madre obtiene el fortísimo Poder para hacer el sacrificio supremo por la Tierra inconsciente. Del Padre obtiene la altísima Luz para iluminar la Tierra apagada. La conciencia es en sí misma Luz y Poder a la vez. Como Luz, se identifica con la inspiración pura y la aspiración profunda de nuestro mundo interno. Como Poder, ejercita su soberanía divina sobre el oscurísimo cautiverio y la salvajísima ignorancia del mundo externo.
La conciencia que el cuerpo sin aspiración utiliza se llama conciencia esperanzada. La conciencia que el vital implacable utiliza es conocida como conciencia dañina. La conciencia que la mente intransigente utiliza se llama conciencia dudosa. La conciencia que el corazón descubridor utiliza se llama conciencia veraz. La conciencia que el alma ilimitada utiliza se llama conciencia fructífera.
Aum Anandamayee Chaitanyamayee Satyamayee Parame
“¡Oh, Madre Absoluta de la Existencia-Conciencia-Deleite!” Esta triple conciencia es la longitud más extensa, la extensión más amplia y la hondura más profunda. La longitud más extensa es la Infinitud. La extensión más lejana es la Eternidad. La hondura más profunda es la Inmortalidad. Cuando la conciencia vive en la Existencia, la humanidad devotamente recibe lo que la Divinidad le ofrece fervorosamente. Cuando la conciencia vive en su propio dominio, la humanidad y la Divinidad comparten mutuamente su experiencia amorosamente y aun sorprendentemente. Cuando la conciencia vive en el Deleite, la humanidad es realizada y transformada, y la Divinidad es manifestada y colmada.
Ciego es el que no ve la luz-Conciencia. Sordo es el que no obedece al derecho-Conciencia. Pobre es el que no puede comer el fruto-Conciencia. Necio es el que niega la existencia del mar-Conciencia.
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Pregunta: ¿Cómo podemos levantar nuestra conciencia cuando nos sentimos amenazados por fuerzas negativas?
Sri Chinmoy: Cuando somos amenazados por fuerzas negativas, debemos sentir que tenemos al amigo más fuerte de todos en nuestro interior, y ese amigo es el alma. Refugiémonos bajo las alas del alma. Invoquemos al alma y recemos por su guía. Si llamamos a este amigo, naturalmente él luchará contra las fuerzas negativas de parte nuestra; el alma nos salvará, nos protegerá, nos iluminará y nos perfeccionará.
Pregunta: ¿Qué es la inconsciencia?
Sri Chinmoy: La inconsciencia es un estado de conciencia en donde no hay luz alguna, ni siquiera un rayo de luz.
Pregunta: Cuando habla usted de la conciencia mineral, vegetal, humana y divina, ¿qué significan exactamente esos términos?
Sri Chinmoy: En la conciencia mineral no existe prácticamente la luz y en la conciencia de una planta, sólo hay un rayo de luz. En la conciencia humana puede haber o hay una luz limitada. Pero la conciencia humana es capaz de albergar luz ilimitada, como en el caso de buscadores muy avanzados. Por último, la Conciencia divina encarna la Luz ilimitada, infinita.
Pregunta: ¿Existe una conciencia última o puede la conciencia ser siempre trascendida?
Sri Chinmoy: Desde el punto de vista estrictamente espiritual, nada es último. Todo está trascendiéndose. El Supremo Mismo está constantemente trascendiendo Su Más Elevada Altura. El Supremo es Aquel que está todo el tiempo cantando el Canto de la Auto-trascendencia.
Conforme a nuestra presente realización decimos que algo es último. Lo que hoy es último no necesita ser ni puede ser último mañana. La meta de hoy es el punto de partida de mañana. No existe una realidad última. La realidad última es para hoy, para el logro presente de hoy. Pero mañana podemos subir y superar la realidad que ayer considerábamos última. La conciencia última de hoy ha de ser trascendida por la aspiración más intensa de mañana.
Pregunta: ¿Es posible que el alma esté conectada de algún modo con lo que llamamos conciencia?
Sri Chinmoy: La conciencia está siempre conectada con el alma; pero lo que llamamos conciencia en la vida humana no es de ningún modo la conciencia real, es un mero sentimiento. Cuando percibimos algo sutil que no podemos definir, a ese conocimiento nuestro lo llamamos conciencia; en verdad, eso no es la conciencia real en absoluto. Es, más bien, deseo sutil. Entramos en él e inmediatamente sentimos que es nuestra conciencia. Pero la conciencia real es la Luz que conecta el Cielo y la Tierra. El Cielo mismo está en nuestra conciencia.
La conciencia y el alma nunca pueden estar separadas, en tanto que el cuerpo puede fácilmente estar separado del alma y también de la conciencia. Cuando utilizamos el término “conciencia física”, nos referimos a la conciencia finita. Es una porción de la Conciencia infinita que ha entrado en el plano físico denso y que ahora es poseída y utilizada por el físico mismo. Lo mismo puede ocurrir con la conciencia vital y con la conciencia mental. Pero la conciencia divina es una vasta unidad que alberga silencio y poder. Cuando alberga el silencio, alberga su propia forma verdadera. Cuando alberga el poder, manifiesta su realidad interna.
El alma, que es eterna, y la conciencia, que es infinita, van juntas. Ambas tienen un origen común que es la vida, la vida eterna. El alma tiene vida eterna y la conciencia también tiene vida eterna. Ambas se complementan mutuamente. El alma expresa su divinidad a través de la conciencia, y la conciencia expresa su silencio todo abarcador a través del alma.
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre la conciencia humana y la conciencia divina?
Sri Chinmoy: La conciencia humana está compuesta fundamentalmente de limitación, imperfección, ataduras e ignorancia. Esta conciencia quiere permanecer aquí en la Tierra. Obtiene la alegría en lo finito: en la familia, en la sociedad y en los asuntos humanos. La Conciencia Divina se compone de Paz, Dicha, Poder divino, etcétera. Su naturaleza es expandirse constantemente. La conciencia humana siente que no existe nada más importante que el placer terrenal. La Conciencia Divina siente que no existe nada más importante y significativo que la Alegría y la Dicha celestiales sobre la Tierra. La conciencia humana intenta convencernos de que no estamos para nada cerca de la Verdad o la plenitud; intenta hacernos sentir que Dios está en otro lugar, a millones de kilómetros de distancia. Mas la Conciencia Divina nos hace sentir que Dios está justo aquí, dentro de cada aliento de vida, dentro de cada latido del corazón, dentro de cada persona y cada cosa que nos rodea.
La conciencia humana nos hace sentir que podemos existir sin Dios. Cuando se halla en la ignorancia profunda, la conciencia humana siente que no hay necesidad de Dios. Vemos a millones y billones de personas que no rezan ni meditan. Ellas sienten: “Si Dios existe, está bien; si no existe, no perdemos nada.” Aunque puedan utilizar el término “Dios” a tiempo y a destiempo, no se interesan por la realidad, por la existencia de Dios, ya sea en el Cielo o ya sea en sus vidas terrenales cotidianas.
Pero la Conciencia Divina no es así en absoluto. Incluso la limitada conciencia divina que poseemos nos hace sentir que en todo momento hay una suprema necesidad de Dios. Nos hace sentir que estamos en la Tierra precisamente porque Él existe. Y cuando alimentamos pensamientos divinos, la Conciencia Divina nos hace sentir que es Él quien nos está inspirando a abrigar estas divinas ideas. En todo la conciencia divina nos hace sentir que hay un propósito divino, un objetivo divino, un ideal divino, una meta divina. En la conciencia humana ordinaria no hay ningún propósito, ninguna meta positiva; es sólo un elefante enloquecido corriendo a ciegas.
En la conciencia divina siempre hay una meta, y esa meta está siempre trascendiéndose a sí misma. Hoy consideramos una cosa como meta, pero cuando alcanzamos el umbral de nuestra meta, inmediatamente nos sentimos inspirados a ir más allá de dicha meta. Esa meta se convierte en un hito hacia una meta más elevada. Esto sucede porque Dios está constantemente trascendiéndose. Dios es ilimitado e infinito, pero Él está trascendiendo incluso Su propia Infinitud. Puesto que Dios está siempre progresando, nosotros también estamos progresando cuando estamos en la Conciencia Divina. En la Conciencia Divina todo está constantemente expandiéndose y haciéndose una Luz más elevada y más colmadora.
Obtenido de http://es.srichinmoycentre.org/centro/filosofia/realidad_divina/conciencia
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