La sensación es la respuesta inmediata de los órganos sensoriales ante un estimulo. Un estimulo es cualquier unidad de insumo para cualquiera de los sentidos. Algunos por ejemplo de estímulos (es decir, insumos sensoriales) son los productos, envases, nombres de marca, anuncios y comerciales.
Los receptores sensoriales son los órganos humanos (ojos, oídos, nariz, boca y piel) que reciben insumos sensoriales. Todas esas funciones se activan, ya sea en forma individual o combinada, para la evaluación y el uso de la mayoría de los productos de consumo. La sensibilidad humana se refiere a la experiencia de la sensación. La sensibilidad a un estimulo varia de acuerdo con la calidad (o intensidad) del estimuló al que se exponga.
La sensación en si misma depende del cambio de energía, es decir, de la diferenciación del insumo, en el torno donde se percibe. En situaciones donde hay demasiados insumos sensoriales, los sentidos no detectan cambios o diferencias insignificativas en ellos. Sin embargo, conforme disminuye el insumo sensorial, se incrementa nuestra capacidad para detectar cambios en el insumo o en su densidad, hasta llegar al punto donde alcanzamos la máxima sensibilidad en condiciones mínimas de estimulación.
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