ARTE: "REPRESENTACIONES DE URANO"
Urano (mitología)
En la mitología clásica, Urano (en griego antiguo Οὐρανός Ouranos, ‘cielo’, ‘firmamento’, latinizado Uranus) es el dios primordial del cielo. En la mitología griega era personificado como hijo y esposo de Gea, la Madre Tierra. Ambos fueron ancestros de la mayoría de los dioses griegos, pero ningún culto dirigido directamente a Urano sobrevivió hasta la época clásica,[1] y el dios no aparece entre los temas comunes de la cerámica griega antigua. Sin embargo, la Tierra, el Cielo y Estigia podían unirse en una solemne invocación en la épica homérica.[2]
La mayoría de los griegos consideraban que Urano era un dios primordial (protogenos), y no le asignaban padres. Bajo la influencia de los filósofos, Cicerón afirma en De natura deorum que era descendiente de los antiguos dioses Éter y Hemera, el Aire y el Día. Según los himnos órficos, Urano era el hijo de la diosa de la noche, Nix. Su equivalente en la mitología romana era Caelus (de caelum, en latín ‘cielo’).
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Mito de creación [editar]
En el mito de la creación olímpico, como cuenta Hesíodo en su Teogonía, Urano acudía cada noche a cubrir la tierra y unirse a Gea, pero odiaba los hijos que engendró. Hesíodo menciona a los seis titanes y las seis titánides, a los Hecatónquiros, gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas, y a los Cíclopes, gigantes de un solo ojo. Urano encerró a los hijos menores de Gea en el Tártaro, el mundo de las profundidades y la oscuridad. Sin embargo Gea los amaba, así que talló una hoz de pedernal y pidió ayuda a sus hijos titanes para vengarse de Urano. Solo Crono, el menor de ellos, estuvo dispuesto a cumplir con su obligación: emboscó a su padre y lo castró con la hoz, arrojando los genitales tras él.
Al salpicar la sangre (o, según la versión, el semen) de éstos en la Tierra, surgieron los Gigantes (más tarde destruidos por los dioses con la ayuda de Heracles), las Erinias (Furias vengadoras), las Melias (ninfas de los fresnos) y, según algunos autores, los Telquines. Crono arrojó al mar la hoz (que dio origen a la isla de Corfú, aunque otras versiones cuentan que la hoz ensangrentada fue enterrada y de ella nació la fabulosa tribu de los feacios, que habitaba esta isla) y los genitales de Urano, que produjeron una espuma de la que nació Afrodita. Tras derrocar a Urano, Crono lo encerró en el Tártaro junto con los Cíclopes y Hecatónquiros, a quienes también temía.
Gea y Urano vaticinaron entonces que Crono sería a su vez derrocado por uno de sus propios hijos, y así el titán intentó evitar su destino devorando a su descendencia. Zeus, gracias a un engaño urdido por su madre, Rea, evitó este destino y terminó derrocando a su padre.
Estos mitos antiguos de orígenes remotos no tenían reflejo en los cultos de los helenos.[3] La función de Urano es la de dios derrotado de una época pasada, antes de que el tiempo real empezase. Tras su castración, el Cielo no volvió a acudir a cubrir la Tierra por la noche, sino que ocupó su lugar, y «los padres originales llegaron a su fin».[4] Urano era considerado apenas antropomorfo, aparte de los genitales en el mito de la castración. Era simplemente el cielo, que los antiguos concebían como una bóveda arqueada o techo de bronce, sujetado fijo (o girado sobre un eje) por el titán Atlas. Es los poemas homéricos, ouranos es a veces una alternativa al Olimpo como hogar colectivo de los dioses; una ocurrencia obvia sería al final del libro I de la Ilíada, cuando Tetis surge del mar para suplicar con Zeus: «saliendo de entre las olas del mar, subió muy de mañana al gran cielo y al Olimpo, y halló al longividente Cronión sentado aparte».[5] «Olympus se usa casi siempre para ese hogar, pero ouranos alude a menudo al cielo natural sobre nosotros sin alusión alguna a que los dioses vivieran allí», señaló William Sale,[6] concluyendo que el primer asentamiento de los dioses fue el auténtico monte Olimpo, desde donde la tradición de la época de Homero los trasladó al cielo, ouranos. Para el siglo VI, cuando una Afrodita Urania (‘celestial’) era distinguida de la Afrodita Pandemos (‘de toda la gente’), ouranos significaba simplemente la propia esfera celeste.
Interpretación [editar]
En astrología Urano representa la capacidad de decisión de un individuo y el espíritu de independencia.
Urano y Váruṇa [editar]
Georges Dumézil hizo una cauta defensa de la identificación de Urano con el Váruṇa védico del nivel culturas indoeuropeo más primitivo.[7] La identificación de Dumézil de elementos míticos compartidos por las dos deidades se basaba en gran medida en interpretaciones lingüísticas, pero no proponía un origen común, como entendieron Robert Graves y otros. La identificación del nombre Ouranos con el hindú Varuna, basada en parte en una raíz protoindoeuropea propuesta *-ŭer con el significado ‘atar’ (Varuna ata a los malvados, Urano ata a los Cíclopes) es ampliamente rechazada por quienes encuentran más probable la etimología del protogriego *worsanos, de la raíz protoindoeuropea *wers, ‘humedecer’, ‘gotear’ (referido a la lluvia).
Contexto cultural del pedernal [editar]
El detalle de que la hoz fuera de pedernal en vez de bronce o incluso hierro fue conservado por los mitógrafos griegos (aunque ignorado por los romanos). Trozos de pedernal se disponían en hoces de madera o hueso como filos cortantes a finales del Neolítico, antes del comienzo de la Edad de Bronce. Tales hoces pudieron haber pervivido hasta más tarde en rituales donde el metal era tabú, pero este detalle sugiere la antigüedad del mitema.
Consortes y descendencia [editar]
Toda la descendencia de Urano fue con Gea, excepto Afrodita, nacida cuando Crono le castró y arrojó los genitales mutilados al mar (Talasa).
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