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Psicopatología o enfermedades mentales

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: TRANSTORNOS DEL PENSAMIENTO Y DEL LENGUAJE. EL MUTISMO. Mutismo selectivo es una condición de ansiedad social, en donde una persona que es capaz de hablar es incapaz de expresarse verbalmente dadas ciertas situaciones.

Mutismo selectivo

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Mutismo selectivo es una condición de ansiedad social, en donde una persona que es capaz de hablar es incapaz de expresarse verbalmente dadas ciertas situaciones.

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Descripción [editar]

En el Diagnóstico y Manual Estadístico de Desórdenes Mentales, el mutismo selectivo es descrito como un infrecuente desorden psicológico en los niños (y adultos) con el desorden son completamente capaces de hablar y comprender el lenguaje, pero no lo hacen en ciertas situaciones sociales cuando es lo que se espera de ellos. Funcionan normalmente en otras áreas de comportamiento y aprendizaje, aunque se privan severamente de participar en actividades de grupo. Es como una forma extrema de timidez, pero la intensidad y duración la distingue. Como ejemplo, un niño puede pasar completamente callado en la escuela, por años, pero habla libremente o excesivamente en casa.

Este desorden no se considera como un desorden de comunicación, en que la mayoría de los niños se comunica a través de expresiones faciales, gestos, etc. En algunos casos, el mutismo selectivo es un síntoma de un desorden de desarrollo o un desorden psicótico.

Al realizar el diagnóstico puede ser confundido fácilmente como un tipo selectivo de Autismo o síndrome de Asperger, especialmente si el niño actúa de modo retraído con su psicólogo. Esto puede llevar a un tratamiento incorrecto.

El mutismo selectivo es caracterizado por:

  • Fracaso consistente para hablar en situaciones sociales específicas (por ejemplo, en la escuela, donde existe expectación al hablar) a pesar de expresarse verbalmente en otras situaciones.
  • Interfiere con los logros educacionales o laborales, o con la comunicación social.
  • El fracaso para hablar no se debe a la falta de conocimiento del idioma hablado requerido en la situación social.
  • No se considera como un desorden de comunicación (por ejemplo, tartamudeo), y no ocurre exclusivamente durante una esquizofrenia u otro desorden psicótico.

Causa [editar]

No se han establecido las causas, pero hay evidencia que existe un componente hereditario y que también es más común en niñas que en niños.

Aspectos positivos y negativos [editar]

Negativos [editar]

  • Encuentran difícil tener contacto visual.
  • Con frecuencia no sonríen y tienen expresiones vacías.
  • Se mueven de forma rígida y torpe.
  • No pueden manejar situaciones donde se espera que hablen normalmente, como saludar, despedirse o agradecer.
  • Tienden a preocuparse más de las cosas que el resto de las personas.
  • Pueden ser muy sensibles al ruido y al gentío.
  • Encuentran difícil hablar sobre sí mismos o expresar sus sentimientos.

Positivos [editar]

  • Tienen inteligencia y percepción sobre el promedio, son curiosos.
  • Son sensibles a los pensamientos y emociones de los demás (empatía).
  • Tienen gran poder de concentración.
  • Con frecuencia tienen un buen sentido de lo que es correcto, incorrecto y justo.

Sugerencias para su atención

  • No lo obligue a hablar.
  • Utilice comunicacion alternativa (Escritura o Dibujos).
  • Observe y tenga presente sus intereses.

Bibliografía en español [editar]

  • Olivares, J. (1994). El niño con miedo a hablar. Madrid: Pirámide
  • Olivares, J., Rosa, A. I. y Olivares, P. J. (2006). Tratamiento psicológico del mutismo selectivo. Madrid: Pirámide

Véase también [editar]

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: TRANSTORNOS DEL PENSAMIENTO Y DEL LENGUAJE. LA DISARTRIA. La disartria es un trastorno del habla cuya etiología se atribuye a una lesión del sistema nervioso central y periférico. Se distingue de una afasia motora en que no es un trastorno del lenguaje, sino del habla; es decir, el paciente manifiesta dificultades asociadas con la articulación de fonemas.

Disartria

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La disartria es un trastorno del habla cuya etiología se atribuye a una lesión del sistema nervioso central y periférico. Se distingue de una afasia motora en que no es un trastorno del lenguaje, sino del habla; es decir, el paciente manifiesta dificultades asociadas con la articulación de fonemas. Entre los síntomas destaca: - Emisiones más automáticas. - Contexto conversacional. - voz forzada, disfónica. - Respiración irregular y poco coordinada. - Articulación defectuosa. - Ritmo lento. - Tono y volumen del habla. El afectado por disartria puede producir sonidos inexistentes en su lengua habitual puesto que no articula correctamente. En el diagnóstico y rehabilitación debe participar un equipo multidisciplinario compuesto, al menos, por: neuropsicólogo, logopeda, fisioterapeuta, fonoaudiólogo, kinesiólogo.

El diagnóstico diferencial debe implicar, entre otras, las siguientes distinciones: Disartria vs. Apraxia verbal; Disartria vs. Afasia motriz; Disartria vs. Dislalia.

Tipos de disartria [editar]

Disartria bulbar: Causada por una lesión en el bulbo raquídeo (base del troncoencefalo), afecta a los núcleos del aparato oro-linguo-palato-faríngeo.

Disartria pseudobulbar: La lesión se localiza en las vías corticobulbares, que unen la corteza cerebral, que envía los estímulos voluntarios, con los centros del bulbo raquídeo. Se puede deber a infartos lacunares o a enfermedades como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

Disartria cerebelosa: Se debe a afectación del cerebelo, órgano importante en la coordinación del movimiento. En este caso se da un habla cándida, silabeante, con cierto temblor y gangosa.

Disartria parkinsoniana: La que se da en el contexto de una Enfermedad de Parkinson o en otros síndromes parkinsonianos

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: TRASTORNOS DEL PENSAMIENTO Y DEL LENGUAJE. EL DELIRIO. Delirio en psiquiatría o psicología, un síntoma propio de las psicosis.

Delirio

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Delirio
Clasificación y recursos externos

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CIE-10F22
CIE-9297

Sinónimos 

Delirio en psiquiatría o psicología, un síntoma propio de las psicosis.

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Definición [editar]

Etimológicamente viene del término latino "de-lirare" que significa salir del surco al labrar la tierra. La palabra ha evolucionado para significar la creencia que "se sale" de la norma establecida por el grupo de pertenencia social. En el lenguaje diario, describe una creencia que es falsa, extravagante o derivada de un engaño. En psiquiatría, la definición es necesariamente más precisa e implica que la creencia es patológica (el resultado de una enfermedad o proceso de una enfermedad). Como patología, es distinta de una creencia basada en información falsa o incompleta o de ciertos efectos de la percepción que son llamados, más precisamente, apercepción o ilusión.

Los delirios suceden normalmente en un contexto neurológico, aunque no están vinculados a ninguna enfermedad en particular y se ha encontrado que ocurren en el contexto de muchos estados patológicos (físicos y mentales). Sin embargo, tienen importancia particular en el diagnóstico de las psicosis y, particularmente, en la esquizofrenia, la manía y los episodios del trastorno bipolar. También pertenece a la nosología psiquiátrica en forma de un síndrome delirante, definitorio junto a los síndromes alucinatorios y disociativo-autistas de todas las psicosis.

El delirio, o idea delirante, debe cumplir varios requisitos:

  • ser una idea firmemente sostenida pero con fundamentos lógicos inadecuados.
  • ser incorregible con la experiencia o con la demostración de su imposibilidad.
  • ser inadecuada para el contexto cultural del sujeto que la sostiene.

Estos requisitos son necesarios porque hay muchas ideas que pueden ser sostenidas con firmeza y convicción más o menos incorregibles por diversas personas (por ejemplo, ideas religiosas o políticas), y sin embargo no constituir delirios: se requiere que el proceso por el que se llega a la convicción sea inadecuado.
Por ejemplo, un sujeto puede afirmar que es portador de una verdad que debe propagar por el mundo, dado que escuchó su nombre en la televisión. El delirio no se diagnostica por la convicción de "ser portador de una verdad que revelar" (muchas personas podrían decir algo parecido), sino por la forma extravagante por la que llega a esa convicción (haber escuchado su nombre por la televisión).

Típicamente, ante la argumentación de que eso no tiene lógica, el sujeto persiste en su convicción. Dado que no es una convicción habitual, habría que verificar si acaso pertenece a algún grupo religioso que sostenga convicciones similares, pero, aún en este caso, los propios miembros de su grupo podrían haber detectado una alteración de la lógica del pensamiento que considerarían anormal. En ese caso, la idea se considera delirante.

Clasificación [editar]

Psicopatología Clásica [editar]

Entendido como mecanismo de defensa frente al derrumbe de la estructura del Yo, los delirios son el último recurso para mantener la identidad. La Psicopatología Clásica los clasifica como:

  • Delirios Impositivos. El mecanismo de defensa que se activa lo hace por exaltación, manifestando la persona con su conducta la necesidad de comunicar, compartir y buscar adeptos a su sistema de creencias.
  • Delirios Defensivos. El mecanismo de defensa que se activa lo hace por depreciación, manifestando la persona con su conducta la necesidad de alejarse de los otros, buscando protección y ocultarse.

Clasificación moderna [editar]

  • Sistematizados. Cuando las creencias están organizadas en torno a un núcleo teórico, con coherencia y estructura interna, de forma que todas las preguntas que se le hagan pueden ser respondidas adecuadamente, con lógica y orientación finalista. Es típico de las psicosis paranoides, agudas o crónicas.
  • No Sistematizados. Son cuadros pobremente sostenidos, sin coherencia interna, con pocos recursos, donde no hay un núcleo, ni razones que organicen las creencias, de forma que las preguntas no obtienen respuestas adecuadas. Es típico de la Esquizofrenia.

Otra forma de conceptualizarlos [editar]

Delirios Normales [editar]

Todas aquellas creencias dentro de la realidad (ser rico, ser famoso, haber descubierto la vacuna contra el SIDA, etc)

Delirios Extraños [editar]

Todas aquellas creencias que están fuera de la realidad física que nos reporta la ciencia (creer que a uno le roban el pensamiento, creer que puede resucitar a personas fallecidas, etc).

Se define el Delirio Encapsulado como la locura razonante, porque, salvo por una idea delirante muy específica, el paciente funciona con normalidad en la mayoría de aspectos de su vida, pudiendo pasar totalmente desapercibido; hasta que alguien le habla de ese tema, y entonces el paciente empieza a delirar y comportarse de forma enajenada.

En el DSM-IV (A.P.A.) y la CIE-10 (O.M.S.)aparecen 6 y una categoría residual: Delirio Erotomaníaco, Persecutorio, de Grandiosidad, Somático, Celotípico, Mixto y No Especificado.

El delirio de grandeza es una enfermedad psicológica, de la rama de la paranoia, que consiste en creerse falsamente un personaje poderoso o importante y comportarse como tal (Elvis, Napoleón, etc.).

Clasificación de la Escuela Francesa [editar]

La Escuela Francesa los clasifica en función del Polo del Self que está afectado y la relación entre el Yo y los Otros (si son por exaltación o impositivos, o si son por depreciación o defensivos):

Polo Actitudinal [editar]

  • Por Exaltación: Delirios Mesiánicos, religiosos y místicos
  • Por Depreciación: Delirios Persecutorios, de condenación y de autoinculpación (S. Windigo, S. Capgras, S. Frégoli, Folie à deux, licantropía, heutoscopia, S. Inmigración, S. de las Prisiones, etc)

Polo Intelectual [editar]

  • Por Exaltación: Delirios de grandeza, Inventores e Idealistas (Parafrenia)
  • Por Depreciación: Delirios reivindicativos y querulantes (juicios)

Polo Corporal [editar]

  • Por Exaltación: Delirios negadores de enfermedad
  • Por Depreciación: Delirios Hipocondríacos y de invasión corporal (S. Cotard, Koro, dismorfofobia)

Polo Erótico [editar]

  • Por Exaltación: Delirios erotomaníacos. (S. Clérambault)
  • Por Depreciación: Delirios celotípicos. (S. Otelo) y homosexuales

Es importante reseñar que existe un grupo de Psicosis caracterizadas por delirios confusionales, entre los que cabe destacar la psicosis postparto, las bouffée delirantes, y las pseudopsicosis.

Enlace externo [editar]

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: PSICOPATOLOGÍA DE LA PERCEPCIÓN. PSICOSIS. La psicosis (locura) es un término genérico utilizado en la psicología para referirse a un estado mental descrito como una pérdida de contacto con la realidad. A las personas que lo padecen se les llama psicóticas. En la actualidad, el término «psicótico» es a menudo usado incorrectamente como sinónimo de psicopático.

Psicosis

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Para otros usos de este término, véase Psicosis (desambiguación).

La psicosis (locura) es un término genérico utilizado en la psicología para referirse a un estado mental descrito como una pérdida de contacto con la realidad. A las personas que lo padecen se les llama psicóticas. En la actualidad, el término «psicótico» es a menudo usado incorrectamente como sinónimo de psicopático.

Las personas que experimentan psicosis pueden presentar alucinaciones o delirios y pueden exhibir cambios en su personalidad y pensamiento desorganizado. Estos síntomas pueden ser acompañados por un comportamiento inusual o extraño, así como por dificultad para interactuar socialmente e incapacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria.

Una amplia variedad de elementos del sistema nervioso, tanto orgánicos como funcionales, pueden causar una reacción psicótica. Esto ha llevado a la creencia que la psicosis es como la «fiebre» de las enfermedades mentales, un indicador serio pero no específico.[1] [2] Sin embargo, muchas personas tienen experiencias inusuales y de distorsión de la realidad en algún momento de sus vidas, sin volverse discapacitadas o ni siquiera angustiadas por estas experiencias.


Como resultado, se argumenta que la psicosis no está fundamentalmente separada de una consciencia normal, sino más bien es un continuum con consciencia normal.[3] Desde esta perspectiva, las personas que son diagnosticadas clínicamente como psicóticas pueden estar teniendo simplemente experiencias particularmente intensas o angustiantes (véase esquizotipia).

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Definición [editar]

El Diccionario médico de Stedman define la psicosis como «un desorden mental severo, con o sin un daño orgánico, caracterizado por un trastorno de la personalidad, la pérdida del contacto con la realidad y causando el empeoramiento del funcionamiento social normal».[4]

Una correcta apreciación del término implica circunscribir la psicosis como una situación de enfermedad mental que presenta un desvío en el juicio de realidad. Este desvío es propio de la psicosis, a diferencia de la insuficiencia de juicio propia de la oligofrenia, del debilitamiento propio de las demencias, y de la suspensión del juicio propio de los estados confusionales (o delírium).

Los sujetos psicóticos suelen experimentar (o no) alucinaciones, pensamientos delirantes (siempre si están en período de estado), y trastornos formales del pensamiento (cambios de las relaciones semánticas y sintácticas).

Clasificación [editar]

Existen históricamente muchas clasificaciones, algunas de las cuales se establecían en función de ser cuadros delirante-alucinatorios (por ejemplo, las esquizofrenias) o no alucinatorios (por ejemplo la paranoia), en psicosis delirantes verosímiles o inverosímiles, bien o mal sistematizadas, en relación a su irrupción como proceso o desarrollo, etc.

En la actualidad, mundialmente se acepta como sistema de clasificación nosológica al DSM-IV, y como descripción clínico-psiquiátrica sigue teniendo peso la escuela alemana de Bleuler, Kraepelin y Kleist, y en cuanto a la descripción de delirios, la reseñada por la escuela francesa (con Gaetán de Clerembault como mayor exponente).

Por lo general el sujeto carece de introspección acerca de la naturaleza extraña o extravagante que puede adoptar su conducta o sus pensamientos, los que terminan por provocar una grave disfunción social.

El DSM (Manual estadístico y diagnóstico de los trastornos mentales, de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense) reconoce varios tipos de psicosis:

Síntomas [editar]

Los siguientes son síntomas que sugieren la presencia de un trastorno de tipo psicótico:

  • Cambios bruscos y profundos de la conducta.
  • Replegarse sobre sí mismo, sin hablar con nadie.
  • Creer sin motivos que la gente le observa, habla de él o trama algo contra él.
  • Hablar a solas (soliloquio) creyendo tener un interlocutor, oír voces, tener visiones (alucinaciones visuales, auditivas) sin que existan estímulos.
  • Tener períodos de confusión mental o pérdida de la memoria.
  • Experimentar sentimientos de culpabilidad, fracaso, depresión.

Advertencia: Algunos de estos síntomas también pueden experimentarse en condiciones no psicóticas: abuso de sustancias, trastornos de personalidad, eventos estresantes (distresantes), lo que Jaspers ha denominado «situaciones límite», momentos graves de neurosis (por ejemplo ciertas neurosis del tipo histeria), momentos de conversión. De modo que los síntomas mencionados no constituyen ninguna evidencia concluyente.

Etiología [editar]

Las psicosis tienen diferentes orígenes, y suelen considerarse un síndrome mas que una entidad nosológica diferenciada. Se ha planteado que los fenómenos psicóticos más característicos, como las alucinaciones y los delirios, sean más frecuentes en la población general que lo que se pensaba, y que en realidad podrían ser parte de un continuo sintomático (este último concepto no es aceptado mayoritariamente).

Hacia fines de siglo XX, con el auge del avance en genética se ha pretendido encontrar siempre una etiología de dicha índole en las psicosis. Los psicoanalistas consideran que esto parecería reintroducir criterios semejantes a los que Lombroso utilizaba a fines de siglo XIX e inicios del XX. Por el contrario, el psicoanálisis considera que las psicosis se deben a factores exógenos al afectado, factores ambientales. Lacan explica la génesis de la psicosis (tras estudiar muchos casos) en un proceso llamado forclusión.

¿Cuál de las dos teorías sería la correcta? Estadísticamente parecen existir psicosis "congénitas", pero a día de hoy dista de estar verificado; en cambio es evidente que situaciones de distrés (estrés negativo), irritación y mortificación, decepciones sentimentales, pueden ocasionar psicosis.[cita requerida]

La persona psicótica ha sufrido muchísimo dolor en su vida y actúa con objetivos inconscientes de hacerse daño a sí mismo y a los que lo rodean, quedandose al fin solo y atormentado. El origen es el dolor sufrido en la infancia y vida en general.

Psicosis y locura [editar]

En castellano, a la psicosis se le llama peyorativamente «locura». Pero se debe tener en cuenta que «locura» es toda actitud anormal, sin que por ello se trate realmente de una psicosis (los «rituales» de un neurótico obsesivo compulsivo pueden parecer ejemplos típicos de locura, si bien no tienen nada que ver con una psicosis). Ciertas fobias pueden hacer creer al inexperto que se trata de locuras; más aún, el ataque de pánico le provoca muchas veces a la misma persona afectada la sensación de que se está volviendo loca.

Por otra parte muchas veces también se confunden las demencias, de etiología orgánica, con las psicosis. De modo que se debe tener especial cuidado al hablar de estas enfermedades ya que son entidades muy diferentes y su evolución es, también, muy diferente.[cita requerida]

Tratamiento [editar]

El tratamiento de una psicosis depende del origen que tenga, pero en general en la mayoría de los casos se utilizan medicamentos antipsicóticos, además de diversos apoyos psicosociales y el tratamiento de la enfermedad de base.

Existen terapias psicocorporales profundas y muy potentes que pueden mantener a la persona psicótica realizando una vida normal sin tomar medicación y mejorar sus adaptaciones sociales.[cita requerida]

Véase también [editar]

Notas [editar]

  1. Tsuang, Ming T.; William S. Stone, Stephen V. Faraone (July de 2000). «Toward Reformulating the Diagnosis of Schizophrenia» American Journal of Psychiatry. Vol. 157. n.º 7. pp. 1041–1050. DOI 10.1176/appi.ajp.157.7.1041PMID 10873908.
  2. DeLage, J. (February de 1955). «[Moderate psychosis caused by mumps in a child of nine years.]» Laval Médical. Vol. 20. n.º 2. pp. 175–183. PMID 14382616.
  3. Johns, Louise C.; Jim van Os (2001). «The continuity of psychotic experiences in the general population.» Clinical Psychology Review. Vol. 21. n.º 8. pp. 1125–41. PubMed. DOI 10.1016/S0272-7358(01)00103-9PMID 11702510.
  4. The American Heritage Stedman's Medical Dictionary. «Diccionario Medico KMLE - Definición de psicosis».

Véase también [editar]

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: PSICOPATOLOGÍA DE LA PERCEPCIÓN. LA ALUCINACIÓN. Una alucinación es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo. Sin embargo, la persona siente esa percepción como real.

Alucinación

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Una alucinación es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo. Sin embargo, la persona siente esa percepción como real.

Por ello la alucinación es considerada una pseudo-percepción dada la ausencia de un estímulo externo. En ese sentido es distinta de la ilusión, que es una percepción distorsionada de un estímulo externo efectivamente existente. Las alucinaciones pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial - visual, auditiva, olfativa, gustativa, táctil, proprioceptiva, equilibrioceptiva, nociceptiva, termoceptiva o varias mezcladas.

La alucinación como experiencia es de interés para varias ciencias tales como la psiquiatría, la neurología y la psicología. Como tal la alucinación es una palabra recurrentemente mencionada en trastornos tales como algunas variantes de esquizofrenia y la epilepsia, aunque técnicamente aparece también mencionada en experiencias místico-religiosas, y así también como parte del consumo de drogas y estupefacientes al igual que la presencia de cáncer y también en los trastornos del sueño.

Por ejemplo existen las alucinaciones floridas que se asocian usualmente con el uso de drogas, privación del sueño, psicosis o trastornos neurológicos.

Sin embargo, hay estudios que muestran que las experiencias alucinatorias son comunes en la población general (en EE.UU.). Se ha informado[1] que cerca del 10% de la población experimenta alucinaciones leves o sutiles. Una encuesta más reciente y mucho más completa y amplia[2] con un número de personas cercano a 13.000 reveló que 39% de las personas reportan experimentar experiencias alucinatorias vívidas y severas, no necesariamente vinculadas con el uso de drogas.

Las alucinaciones acústicas o auditivas (en particular las que incorporan una o más voces que se refieren al sujeto que las experimenta) están muy asociadas con la esquizofrenia, y tienen un importante peso a la hora de hacer los diagnósticos.

Existen diferentes aproximaciones teóricas a la causa de las alucinaciones. El mayor peso lo tienen teorías de orden biológico que postulan deficiencias en el funcionamiento normal del cerebro y de las conexiones sinápticas entre células ciliadas y las presentes en el tallo encefálico y en los lóbulos occipital-temporal. Se piensa que es de particular importancia el neurotransmisor dopamina en estas disfunciones.[3]

Una explicación más sencilla se refiere a alucinaciones originadas por el propio funcionamiento de nuestro sistema perceptivo. Así hay que comprender que la sensación percibida es una construcción del cerebro a partir del estímulo físico de entrada. Por ello, a veces el cerebro construye sensaciones erróneas cuando no debería hacer nada. Por ejemplo, algunas personas que tienen un defecto en la retina, por enfermedad o accidente, empiezan a ver objetos dentro de esa zona físicamente ciega llamada escotoma. Esto es así porque al no haber señal desde la retina, el cerebro se halla ante el dilema de borrar la zona visual dañada o empezar a rellenarla de forma impredecible. Otro ejemplo de alucinación se da en el caso de miembros amputados en los que el paciente empieza a experimentar miembros fantasmas: los sigue sintiendo a pesar de que ya no los tiene. Esto es así por la misma razón que el escotoma: el cerebro se halla ante el dilema de "amputar" funcionalmente el área del cerebro encargada del miembro amputado o rellenarlo de forma imprevisible.

Por lo general las alucinaciones no se analizan como un aspecto separado sino dentro de un cuadro más general de trastornos relacionados a estos episodios alucinatorios.

Véase también [editar]

Referencias [editar]

  1. Sidgewick, H., Johnson, A, Myers, FWH et al (1894) Report on the census of hallucinations. Proceedings of the Society for Psychical Research, 34, 25-394.
  2. Ohayon MM. (2000) Prevalence of hallucinations and their pathological associations in the general population. Psychiatry Research, 97(2-3), 153-64.
  3. Kapur S. (2003) Psychosis as a state of aberrant salience: a framework linking biology, phenomenology, and pharmacology in schizophrenia. American Journal of Psychiatry, 160(1), 13-23.

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA. LA AMNESIA. La amnesia es una condición en la cual la memoria es alterada, durante este trastorno el individuo es incapaz de conservar o recuperar información almacenada con anterioridad. Las causas de la amnesia son orgánicas o funcionales.

Amnesia

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Este artículo trata sobre es una condición de la memoria. Para otros usos de este término, véase Amnesia (desambiguación).

La amnesia es una condición en la cual la memoria es alterada, durante este trastorno el individuo es incapaz de conservar o recuperar información almacenada con anterioridad. Las causas de la amnesia son orgánicas o funcionales. Las orgánicas incluyen daño al cerebro, causado por enfermedades o traumas, o por uso de ciertas drogas (generalmente sedantes). Las funcionales son factores psicológicos, como mecanismos de defensa. La amnesia histérica post-traumática es un ejemplo de este factor. La amnesia puede ser también espontánea, en el caso de la amnesia transitoria global (TGA por sus siglas en inglés) se tiene mayor índice de casos en personas entre la edad media y de avanzada edad, particularmente varones, y usualmente dura menos de 20 horas.

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Tipos de amnesia [editar]

Según su clasificación Cronológica puede ser [editar]

  • Amnesia anterógrada. Los nuevos eventos no son transferidos a la memoria a largo plazo, así que el que la sufre no será capaz de recordar nada que haya ocurrido después del inicio de este tipo de amnesia por más que un pequeño momento. El complemento de ésta es la amnesia retrógrada
  • Amnesia retrógrada. No se recordarán eventos que hayan ocurrido antes del comienzo

Estos términos son usados para categorizar síntomas, no para indicar una particular causa de etiología. Ambas categorías de amnesia pueden ocurrir al mismo tiempo en el paciente, y son un resultado del daño a regiones del cerebro asociadas cercanamente con la memoria episódica/declarativa: los lóbulos temporales medios y especialmente el hipocampo.

Según su clasificación Etiológica puede ser [editar]

  • Amnesia traumática. Generalmente causada por una lesión en la cabeza (caída, golpe en la cabeza). Es frecuentemente transitoria; la duración de la amnesia está relacionada con el grado de daño causado y puede dar una indicación de prognosis para la recuperación de otras funciones. Un trauma ligero, como un accidente automovilístico que resulte en no más que un ligero latigazo, puede causar al ocupante no recordar los eventos ocurridos justo antes del accidente debido a una breve interrupción en el mecanismo de transferencia de la memoria de corto a largo plazo.
  • Amnesia disociativa. se refiere usualmente a un recuerdo reprimido a largo plazo como resultado de un trauma ya sea psicológico o emocional.
  • El alcoholismo puede causar un tipo de pérdida de memoria conocido como el Síndrome de Korsakoff. Éste es causado por una lesión cerebral debida a una deficiencia de la vitamina B1 y su aumento será progresivo si el consumo de alcohol y el patrón nutritivo del paciente no se modifica. Otros problemas neurológicos pueden llegar a presentarse en combinación con este tipo de amnesia.
  • Estado de fuga también es conocido como fuga disociativa. Es causado por un trauma psicológico y usualmente es temporal. El Manual Merck lo define como: "uno o más episodios de amnesia en el cual la inhabilidad de recordar algunos o todos los eventos pasados y también la pérdida de identidad o la formación de una nueva identidad ocurren cuando de repente, e inesperadamente, se viaja con un propósito fuera de casa".
  • Amnesia de la niñez (o amnesia infantil). Es la incapacidad común de recordar eventos de nuestra niñez. Mientras que Sigmund Freud se la atribuía a una represión sexual, otros han teorizado que es debido al desarrollo del lenguaje o a partes inmaduras del cerebro.
  • Amnesia global es la pérdida total de la memoria. Puede deberse por un mecanismo de defensa el cual ocurre después de un evento traumático. El desorden de estrés post-traumático puede acarrear el regreso de recuerdos traumáticos no deseados espontáneamente.
  • Amnesia post-hipnótica acontece cuando eventos durante la hipnosis son olvidados, o donde eventos anteriores no pueden ser recordados.
  • Amnesia psicogénica. Es el resultado de una causa psicológica en oposición al daño directo al cerebro generado por una lesión en la cabeza, trauma físico o alguna enfermedad que se conoce como amnesia orgánica.
  • Amnesia de fuente. Es un desorden de la memoria en el cual alguien puede recordar cierta información pero no sabe donde o como la obtuvieron.
  • Síndrome de desconfianza en la memoria. Es un término inventado por el psicólogo Gisli Gudjonsson para describir una situación donde la persona es incapaz de confiar en su propia memoria.

La ingesta excesiva de alcohol en un plazo muy corto puede causar un fenómeno de bloqueo de la memoria similar a los síntomas de la amnesia.

La amnesia en la ficción [editar]

La amnesia es un tema muy usado en la ficción. La amnesia anterógrada se muestra en la película Memento, la amnesia disociativa se muestra en la serie de anime Elfen Lied y la amnesia lacunar es representada en un episodio de los simpson Eternal Moonshine of the Simpson Mind. En la serie de televisión House M.D., aparece un caso de amnesia retrógrada en el capítulo 15 de la cuarta temporada, en el cual Gregory House tras sufrir una contusión en un accidente de autobús pierde cuatro horas de memoria. En la tercera temporada de la serie Smallville, Lex Luthor acusa a su padre de haber saboteado el avión en el que viajaba por su luna miel, el cual se estrelló en una isla y que a consecuencia de ello, Lex perdió todo el recuerdo de una semana de su vida (el tiempo que naufragó en esa isla). Según Lex al ser "rescatado" por su padre, éste lo llevó a un centro de rehabilitación mental en donde le hicieron perder totalmente el recuerdo de lo que pasó la isla, le hacen creer que tuvo una amnesia psicogénica o, más bien, disociativa. El cineasta David Lynch también hace una magnífica representación en Mulholland Drive, donde una mujer sufre de amnesia traumática después de un accidente automovilístico.

En resumen, podemos definir la amnesia como una enfermedad cerebral que hace que las personas olviden datos previamente almacenados por el cerebro. Los tipos de amnesia pueden ser clasificados en función del rigor o los patrones de dicha pérdida de memoria, según sean de carácter anterógrado, retrógrado o disociativo.

En películas es usualmente representado que un segundo golpe en la cabeza (similar al primero) cura la amnesia. Realmente una segunda contusión puede acarrear catastróficas consecuencias: síndrome conocido como de doble impacto.

También existen distintas amnesias

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: LA ATENCIÓN EN DIFERENTES SÍNDROMES PSIQUIATRICOS. LA DEPRESIÓN. La depresión (del latín depressus, que significa 'abatido', 'derribado') es un trastorno del estado de ánimo que en términos coloquiales se presenta como un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente.

Depresión

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Para otros usos de este término, véase Depresión (desambiguación).
Depresión
Clasificación y recursos externos

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Melencolia I (Durero).jpg
Melancolía I, Alberto Durero (1514).
CIE-10F.32
CIE-9296
OMIM608516
DiseasesDB31259
MedlinePlus003213
eMedicinemed/532 

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La depresión (del latín depressus, que significa 'abatido', 'derribado') es un trastorno del estado de ánimo que en términos coloquiales se presenta como un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente.

El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la depresión también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o incluso somático. En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del tiempo. Su origen es multifactorial, aunque hay que destacar factores desencadenantes tales como el estrés y sentimientos (derivados de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte). También hay otros orígenes, como una elaboración inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores de predisposición como la genética o un condicionamiento educativo. La depresión puede tener importantes consecuencias sociales y personales, desde la incapacidad laboral hasta el suicidio. Las diferentes escuelas psiquiátricas han propuesto varios tratamientos para la depresión: la biopsiquiatría, a través de un enfoque farmacológico, avalado por los éxitos de las últimas generaciones de antidepresivos (abanderados por la fluoxetina, la "píldora de la felicidad" del siglo XX), la escuela psicoanalítica a través de procedimientos psicodinámicos, o la terapia cognitivo-conductual, a través de propuestas conductuales y cognitivas.

El término en psicología de conducta (ver terapia de conducta o modificación de conducta) hace referencia a la descripción de una situación individual mediante síntomas. La diferencia radica en que la suma de estos síntomas no implica en este caso un síndrome, sino conductas aisladas que pudieras si acaso establecer relaciones entre sí (pero no cualidades emergentes e independientes a estas respuestas). Así, la depresión no sería causa de la tristeza ni riesgo de suicidio, sino una mera descripción de la situación del sujeto.

Contenido

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Historia [editar]

Artículo principal: Historia de la depresión

Conocida en sus inicios con el nombre de melancolía (del griego clásico μέλας, "negro" y χολή, "bilis"), la depresión aparece descrita o referenciada en numerosos escritos y tratados médicos de la Antigüedad. El origen del término se encuentra, de hecho, en Hipócrates, aunque hay que esperar hasta el año 1725, cuando el británico Sir Richard Blackmore rebautiza el cuadro con el término actual de depresión.[1] Hasta el nacimiento de la psiquiatría moderna, su origen y sus tratamientos alternan entre la magia y una terapia ambientalista de carácter empírico (dietas, paseos, música, etc.) pero, con el advenimiento de la Controversia de la biosiquiatría/biosiquiatría y el despegue de la farmacología, pasa a convertirse en una enfermedad más, susceptible de tratamiento y de explicación bioquímica. Su alta prevalencia y su relación con la esfera emocional la han convertido, a lo largo de la historia, en frecuente recurso artístico e incluso en bandera de movimientos culturales como el romanticismo.

Etiología [editar]

Molécula de Serotonina. El eje serotonina-dopamina parece cumplir un papel fundamental en el desarrollo de los trastornos depresivos. En este descubrimiento se funda el efecto de los modernos antidepresivos, inhibidores de la recaptación de serotonina.

El origen de la depresión es complejo, ya que en su aparición influyen factores genéticos, biológicos y psicosociales.

Hay evidencias de alteraciones de los neurotransmisores, citoquinas y hormonas que parecen modular o influir de forma importante sobre la aparición y el curso de la enfermedad.[2] [3] La psiconeuroinmunología ha evidenciado trastornos en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal relacionados con los neurotransmisores, así como alteraciones inmunológicas asociadas a citoquinas en el trastorno depresivo mayor (por ejemplo, se reducen el número de transportadores de serotonina en linfocitos de sangre periférica de pacientes deprimidos).[4] Esto parece apuntar a una fuerte relación entre la serotonina y el sistema inmune en esta patología.

Sin embargo, aún no se ha descubierto ninguna alteración biológica estable y común a todas las personas con depresión, es decir, ningún marcador biológico. Por esta razón, estas alteraciones también pueden ser interpretadas como correlatos biológicos (correlación), pero no implica necesariamente una explicación del hipotético síndrome.

Algunos tipos de depresión tienden a afectar a miembros de la misma familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición biológica.[5] [6] En algunas familias la depresión severa se presenta generación tras generación. Sin embargo, la depresión severa también puede afectar a personas que no tienen una historia familiar de depresión. Sea hereditario o no, el trastorno depresivo severo se asocia a menudo con cambios en las estructuras o funciones cerebrales.

Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y perciben al mundo en forma pesimista. Las personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés están predispuestas a la depresión. No se sabe con certeza si esto representa una predisposición psicológica o una etapa temprana de la enfermedad.

Desde la psicología de conducta, se entendería que la autoestima y la depresión suponen ambas descripciones de aprendizajes adquiridos, siendo la causa de la depresión principalmente social, es decir, aprendida. Por ejemplo, la evitación y el condicionamiento han demostrado tener un papel fundamental en la adquisición y mantenimiento de este problema.

En los últimos años, la investigación científica ha demostrado que algunas enfermedades físicas pueden acarrear problemas mentales. Enfermedades tales como los accidentes cerebro-vasculares, los ataques del corazón, el cáncer, la enfermedad de Parkinson y los trastornos hormonales pueden llevar a una enfermedad depresiva. La persona enferma y deprimida se siente apática y sin deseos de atender sus propias necesidades físicas, lo cual prolonga el periodo de recuperación. La pérdida de un ser querido, los problemas en una o en muchas de sus relaciones interpersonales, los problemas económicos o cualquier situación estresante en la vida (situaciones deseadas o no deseadas) también pueden precipitar un episodio depresivo. Las causas de los trastornos depresivos generalmente incluyen una combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales. Después del episodio inicial, otros episodios depresivos casi siempre son desencadenados por un estrés leve, e incluso pueden ocurrir sin que haya una situación de estrés.

En todo caso, la depresión es descrita desde la medicina con una serie de síntomas. Así, cualquier problema psicológico que cumpla esos criterios pudiera ser diagnosticable como depresión. Ya sea un problema de neurodegeneración, ya sea aprendida, en todos los casos hablaríamos del síndrome. Si bien, el diagnóstico médico debe indicar si es de origen neroanatómico, hormonal... o psicológico. Debe aclararse a este aspecto que las hipótesis biológicas anteriormente mencionadas se referían al psicológico; muy al contrario las neuroanatómicas o endocrinas son mucho mejor conocidas y no se deben al aprendizaje.

Es decir, aún no se ha encontrado ningún marcador biológico de la depresión, de modo que ninguna de las alteraciones biológicas atribuidas a la depresión puede ser usada para el diagnóstico.

Epidemiología [editar]

Las cifras de prevalencia de la depresión varían dependiendo de los estudios, en función de la inclusión tan sólo de trastornos depresivos mayores o de otros tipos de trastornos depresivos. En general, se suelen recoger cifras de prevalencia en países occidentales de aproximadamente 3 por ciento en la población general, para trastorno depresivo mayor, y una incidencia anual del 1 al 2 por mil.[7]

Todos los estudios coinciden en que la prevalencia es casi el doble en la mujer que en el hombre, y que algunos factores estresantes vitales, como el nacimiento de un hijo, las crisis de pareja, el abuso de sustancias tóxicas (principalmente alcohol) o la presencia de una enfermedad orgánica crónica se asocian con un riesgo incrementado de desarrollar un trastorno depresivo mayor. En cuanto a la asociación familiar debida a factores genéticos, la existencia de un pariente de primer grado con antecedentes de trastorno depresivo mayor aumenta el riesgo entre 1,5 y 3 veces frente a la población general.[8]

Clasificación [editar]

Trastorno depresivo mayor, episodio único o recidivante [editar]

Código CIE-10: F32, F33

Los criterios que establecen tanto el DSM-IV como el CIE-10 para el trastorno depresivo mayor son:[9]

  • Criterio A: La presencia de por lo menos cinco de los síntomas siguientes, durante al menos dos semanas:
    • Estado de ánimo triste, disfórico o irritable durante la mayor parte del día y durante la mayor parte de los días
    • Anhedonia o disminución de la capacidad para disfrutar o mostrar interés y/o placer en las actividades habituales
    • Disminución o aumento del peso o del apetito
    • Insomnio o hipersomnio (es decir, dificultades para descansar, ya sea porque se duerme menos de lo que se acostumbraba o porque se duerme más; véanse los trastornos en el sueño)
    • Enlentecimiento o agitación psicomotriz
    • Astenia (sensación de debilidad física)
    • Sentimientos recurrentes de inutilidad o culpa
    • Disminución de la capacidad intelectual
    • Pensamientos recurrentes de muerte o ideas suicidas
  • Criterio C: El cuadro repercute negativamente en la esfera social, laboral o en otras áreas vitales del paciente.
  • Criterio D: Los síntomas no se explican por el consumo de sustancias tóxicas o medicamentos, ni tampoco por una patología orgánica.
  • Criterio E: No se explica por una reacción de duelo ante la pérdida de una persona importante para el paciente.

Trastorno distímico [editar]

Artículo principal: Distimia

Código CIE-10: F34.1 Los criterios para este tipo de trastorno depresivo son:

  • Criterio A: Situación anímica crónicamente depresiva o triste durante la mayor parte del día y durante la mayor parte de los días, durante un mínimo de dos años.
  • Criterio B: Deben aparecer dos o más de estos síntomas:
  • Criterio C: Si hay periodos libres de los síntomas señalados en A y B durante los dos años requeridos, no constituyen más de dos meses seguidos.
  • Criterio D: No existen antecedentes de episodios depresivos mayores durante los dos primeros años de la enfermedad. Si antes de la aparición de la distimia se dio un episodio depresivo mayor, éste tendría que haber remitido por completo, con un periodo posterior al mismo, mayor de dos meses, libre de síntomas, antes del inicio de la distimia propiamente dicha.
  • Criterio E: No existen antecedentes de episodios maníacos, hipomaniacos o mixtos, ni se presentan tampoco los criterios para un trastorno bipolar.
  • Criterio G: No hay criterios de enfermedades orgánicas.
  • Criterio H: Los síntomas originan malestar y deterioro de las capacidades sociales, laborales o en otras áreas del funcionamiento del paciente.

Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo o mixto (ansiedad y ánimo depresivo) [editar]

Código CIE-10: F43.20, F43.22

Por trastorno adaptativo o depresión reactiva, se acepta la aparición de síntomas cuando ésta ocurre en respuesta a un acontecimiento vital estresante, y no más allá de los tres meses siguientes a su aparición. Se habla de depresión reactiva cuando el cuadro es más grave de lo esperable o tiene mayor repercusión funcional de la que cabría esperar para ese factor estresante. Debe existir, entonces, un criterio de "desproporción" para su diagnóstico.

Trastorno depresivo no especificado [editar]

F32.9

Se denomina trastorno depresivo no especificado a aquella situación en la que aparecen algunos síntomas depresivos, pero no son suficientes para el diagnóstico de alguno de los trastornos previos. Esta situación puede darse cuando existe un solapamiento de síntomas depresivos con un trastorno por ansiedad (síndrome ansioso-depresivo), en el contexto de un trastorno disfórico premenstrual o en cuadros de trastorno depresivo post-psicótico (residual) en la esquizofrenia.

Otros tipos [editar]

Duelo patológico: En el DSM-IV se contempla una situación de duelo que puede precisar tratamiento, aunque sin cumplir los criterios de ninguno de los trastornos previos.

Situaciones particulares [editar]

La depresión en las mujeres [editar]

Las hormonas sexuales femeninas parecen modular de alguna manera el desarrollo y la gravedad de los cuadros depresivos.

La depresión se da en la mujer con una frecuencia que es casi el doble de la del varón.[10] [11]

Quizás factores hormonales podrían contribuir a la tasa más alta de depresión en la mujer. Otra explicación posible se basa en el contexto social que viven las mujeres, relativas al sexismo (género).

En particular, en relación con los cambios del ciclo menstrual, el embarazo, el aborto, el periodo de posparto, la premenopausia y la menopausia. Las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y progesterona), debido a una existencia de menores niveles de estrógenos, parecen desempeñar por tanto un cierto papel en la etiopatogenia de la depresión.[12]

Por otro lado, el sexismo con su consecuente estrés, falta de recursos económicos y determinados valores socio-culturales se relacionan con menos autoestima en las mujeres, así como más problemas psicológicos.

Un estudio reciente del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos (NIMH) demostró que las mujeres que presentaban predisposición a padecer el síndrome premenstrual (SPM) grave se alivian de sus síntomas físicos y anímicos (por ejemplo, de la depresión) cuando se les suprimen sus hormonas sexuales a través de un tratamiento farmacológico. Si ese tratamiento se interrumpe, las hormonas se reactivan y, al poco tiempo, los síntomas vuelven. Por otro lado, a las mujeres sin SPM, la supresión temporal de las hormonas no les produce ningún efecto.[13] [14]

La depresión posparto es un trastorno depresivo que puede afectar a las mujeres después del nacimiento de un hijo. Está ampliamente considerada como tratable. Los estudios muestran entre un 5 y un 25 por ciento de prevalencia, pero las diferencias metodológicas de esos estudios hacen que la verdadera tasa de prevalencia no esté clara.[15]

En recientes estudios se ha demostrado una asociación entre la aparición de depresión en mujeres de edad avanzada y un aumento de la mortalidad (por diferentes causas, principalmente por accidentes vasculares cerebrales).[16]

La depresión en los varones [editar]

Aunque la prevalencia global es inferior entre los varones, la tasa de suicidio consumado en ellos es cuatro veces más alta que en las mujeres. Sin embargo, los intentos de suicidio son más comunes en la mujer que en el hombre. A partir de los 70 años de edad, la tasa de suicidio en el hombre aumenta, alcanzando el nivel máximo después de los 85 años.[17] [18] [19]

La depresión también puede afectar la salud física del hombre, aunque en una forma diferente a la de la mujer. Algunos estudios indican que la depresión se asocia con un riesgo elevado de enfermedad coronaria en ambos sexos. Sin embargo, sólo en el varón se eleva la tasa de mortalidad debida a una enfermedad coronaria que se da junto con un trastorno depresivo.[20]

La depresión en la vejez [editar]

On the Threshold of Eternity. El pintor holandés Vincent van Gogh, aquejado de un grave trastorno mental (quizá un tipo de psicosis que incluía estados de fuerte depresión), pintó este cuadro en 1890, en el que presenta a un anciano en un estado de desesperación.

El inicio clínico de la depresión en el anciano puede cursar con una pobre alteración del estado de ánimo. Incluso puede aparecer enmascarada con otros síntomas principales, tales como la pérdida de apetito, alteraciones de la memoria, insomnio, síntomas somáticos, ansiedad o irascibilidad. Puede simular un cuadro de demencia senil, hablándose entonces de pseudodemencia depresiva.

Cuando un anciano se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente un aspecto natural de esa etapa de la vida. La depresión en los ancianos, si no se diagnostica ni se trata, provoca un sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia. Cuando la persona de edad avanzada acude con el médico, puede describir únicamente síntomas físicos. Esto ocurre porque el anciano puede mostrarse reacio a hablar de su desesperanza y tristeza. La persona anciana puede no querer hablar de su falta de interés en las actividades normalmente placenteras, o de su pena después de la muerte de un ser querido, incluso cuando el duelo se prolonga por mucho tiempo.

Las depresiones subyacentes en los ancianos son cada vez más identificadas y tratadas por los profesionales de la salud. Los profesionales van reconociendo que los síntomas depresivos en los ancianos se pueden pasar por alto fácilmente. También los profesionales detectan mejor los síntomas depresivos que se deben a efectos secundarios de medicamentos que el anciano está tomando, o debido a una enfermedad física concomitante. Si se elabora el diagnóstico de depresión, el tratamiento con medicamentos o psicoterapia ayuda a que la persona deprimida recupere su capacidad para tener una vida feliz y satisfactoria. La investigación científica reciente indica que la psicoterapia breve (terapia a través de charlas que ayudan a la persona en sus relaciones cotidianas, y ayudan a aprender a combatir los pensamientos distorsionados negativamente que generalmente acompañan a la depresión) es efectiva para reducir a corto plazo los síntomas de la depresión en personas mayores. La psicoterapia también es útil cuando los pacientes ancianos no pueden o no quieren tomar medicamentos. Estudios realizados acerca de la eficacia de la psicoterapia demuestran que la depresión en la vejez puede tratarse eficazmente con psicoterapia.[21]

La depresión en la infancia [editar]

La existencia de trastornos depresivos en la infancia comenzó a abordarse en la literatura médica a partir de la década de los años setenta.

La depresión en la niñez se empezó a reconocer sólo en los años 70. El diagnóstico se acoge a los mismos criterios que en el caso de los adultos, aunque la sintomatología puede ser algo más confusa. Su prevalencia en la infancia es del 1-2 por ciento y, en la adolescencia, del 4-5 por ciento.[22] El niño deprimido puede simular estar enfermo, rehusar a ir a la escuela, juega menos o deja de hacerlo, expresa el deseo de no querer separarse de los padres o tiene miedo de que uno de los padres se muera. En la primera infancia pueden desarrollar síntomas atípicos como somatizaciones difusas, trastornos alimenticios, enuresis, etc. El adolescente puede expresar mal humor, disminuir el rendimiento escolar, presentar conductas desafiantes o presentar brotes de irritabilidad. En ocasiones expresa el trastorno anímico con el desarrollo de conductas de riesgo (consumo de sustancias psicotrópicas, comportamientos parasuicidas, etc.). Dado que los comportamientos normales varían de una etapa de la niñez a la otra, es a veces difícil establecer si un niño está simplemente pasando por una fase de su desarrollo o si está verdaderamente padeciendo de depresión. A veces, el niño tiene un cambio de comportamiento notorio que preocupa a los padres, o el maestro menciona que el "niño no parece ser el mismo". En esos casos puede sospecharse un trastorno depresivo.

El Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos (NIMH) ha identificado el uso de medicamentos para la depresión en niños como un área importante de investigación. Las Unidades de Investigación en Psicofarmacología Pediátrica (Research Units on Pediatric Psychopharmacology, RUPP), respaldadas y financiadas por el NIMH, conforman una red de siete centros de investigación donde se llevan a cabo estudios clínicos. Estos investigan la eficacia de medicamentos usados para tratar varios trastornos mentales en niños y adolescentes. Entre los medicamentos en estudio, se cuentan algunos antidepresivos que han demostrado ser efectivos en el tratamiento de niños con depresión.[23] No obstante, los estudios controlados referidos al tratamiento farmacológico de la depresión infantil son escasos y sus resultados, en general, ambiguos y, en muchos casos, polémicos.[24]

Evaluación diagnóstica [editar]

El diagnóstico de la depresión es clínico. Deben descartarse, en primer lugar, causas orgánicas, farmacológicas o tóxicas compatibles con un cuadro similar al de un trastorno depresivo, pero es en último término la entrevista clínica la que ofrece los datos necesarios para el diagnóstico, cuando se cumplen los criterios establecidos más arriba.

Una buena evaluación diagnóstica debe incluir una historia médica completa. ¿Cuándo comenzaron los síntomas, cuánto han durado, qué tan serios son? Si el paciente los ha tenido antes, el médico debe averiguar si los síntomas fueron tratados y qué tratamiento se dio. El médico también debe preguntar acerca del uso de alcohol y drogas, y si el paciente tiene pensamientos de muerte o suicidio. Además, la entrevista debe incluir preguntas sobre otros miembros de la familia. ¿Algún pariente ha tenido depresión y, si fue tratado, qué tratamientos recibió y qué tratamientos fueron efectivos?

Existen también varios cuestionarios estandarizados que pueden ayudar a discriminar si existe o no un trastorno depresivo: como la Escala de Depresión de Yesavage,[25] la Escala de Depresión de Zung,[26] el Inventario de Depresión de Beck,[27] el Test de Depresión de Goldberg[28] o el Test de Depresión de Hamilton.[29] Algún estudio ha evaluado incluso la eficacia de dos simples preguntas para un diagnóstico rápido de elevada fiabilidad.[30]

Tratamiento [editar]

Independientemente de que se llegue a un diagnóstico fino del tipo de trastorno depresivo, si la situación anímica supone una limitación en las actividades habituales del paciente, o una disminución de su capacidad funcional en cualquiera de sus esferas (social, laboral, etc.) se considera adecuada la instauración de un tratamiento. El fin del tratamiento es el de mejorar la situación anímica, así como reinstaurar un adecuado funcionamiento de las capacidades socio-laborales y mejorar, en general, la calidad de vida del paciente, disminuiyendo la morbilidad y mortalidad, y evitando en lo posible las recaídas.

La selección del tratamiento dependerá del resultado de la evaluación. Existe una gran variedad de medicamentos antidepresivos y psicoterapias que se pueden utilizar para tratar los trastornos depresivos. La psicoterapia sola es efectiva en algunas personas con formas más leves de depresión. Las personas con depresión moderada o severa más a menudo mejoran con antidepresivos. La mayoría obtienen un resultado óptimo con un tratamiento combinado de medicamentos para obtener un alivio relativamente rápido de los síntomas y psicoterapia para aprender a enfrentar mejor los problemas de la vida, incluyendo la depresión. El psiquiatra puede recetar medicamentos y una de las diversas formas de psicoterapia que han mostrado ser efectivas para la depresión, o ambos, dependiendo del diagnóstico del paciente y de la gravedad de los síntomas.

Farmacológico [editar]

Artículo principal: Antidepresivos
La fluoxetina se ha popularizado con su nombre comercial más extendido: Prozac. Su eficacia y un viento favorable a corriente de una sociedad medicalizada lo han situado más allá del ámbito farmacológico, muy cerca de la cultura popular. Puede rastrearse la presencia de la "píldora de la felicidad" en la literatura, la música, el cine o la televisión.

En el caso de depresiones leves o moderadas, los antidepresivos parecen ser eficaces, así como numerosas psicoterapias(solo o con antidepresivos). El tratamiento con antidepresivos es el único que ha demostrado una evidencia significativa de efectividad en depresiones mayores (graves) y en depresiones psicóticas (solos o en combinación con psicoterapia). .[31]

Si bien, cuando determinados problemas personales como aislamiento, falta de apoyo, déficits en habilidades sociales, determinadas creencias... están relaccionadas con la depresión, su tratamiento con antidepresivos tiene una alta tasa de recaída a los pocos años.

No se han evidenciado diferencias entre la eficacia de los diferentes tipos de antidepresivos, cuyas principales diferencias estriban más en el tipo de efectos secundarios que pueden provocar. En general, los pacientes presentan mejor tolerancia a los modernos inhibidores selectivos de recaptación de serotonina que los clásicos antidepresivos tricíclicos y heterocíclicos.[32]

La decisión de emplear uno u otro se basa en criterios como la buena respuesta a un fármaco determinado en episodios previos o en familiares de primer grado, la tolerancia a los posibles efectos secundarios, las interacciones posibles con el tratamiento habitual del paciente, el precio o la existencia de alguna contraindicación relativa, por la presencia de otra enfermedad.

Hay que tener en cuenta que el efecto antidepresivo tarda unas dos semanas en aparecer, aumentando progresivamente hasta su pico de máxima eficacia en torno a los dos meses. Aún no es conocido del todo porqué tarda este periodo.

Los principales grupos de fármacos antidepresivos son los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la enzima monoamino-oxidasa (IMAO), aunque se están incorporando nuevos grupos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (como la venlafaxina) o los inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina (reboxetina). En mayor o menor grado, todos ellos pueden presentar algunos efectos secundarios, principalmente sequedad de boca, estreñimiento, mareos, náuseas, insomnio o cefalea, siendo los de las últimas generaciones los mejor tolerados.

El tratamiento con antidepresivos debe mantenerse durante seis a doce meses, para evitar el riesgo de recaídas, aunque el efecto completo puede conseguirse al mes del inicio del tratamiento. Hay que tener en cuenta que la causa más frecuente de respuesta terapéutica débil es una mala cumplimentación del tratamiento indicado (abandonos, olvidos, etc.). En torno al 25 por ciento de los pacientes abandonan el tratamiento en el primer mes, un 44 por ciento en el primer trimestre, y un 60 por ciento de los pacientes dentro de los seis meses iniciales.,[33] [34]

Recientemente se han publicado resultados que hacen pensar que la fluoxetina (Prozac) no es en realidad un medicamento tan efectivo contra la depresión como se había anunciado y creído (debido a lo que parece haber sido una manipulación comercial de los datos científicos presentados inicialmente).[35] [36]

Psicoterapia [editar]

Muchas formas de psicoterapia, incluso algunas terapias a corto plazo (10-20 semanas), pueden ser útiles para los pacientes deprimidos. Las terapias "de conversación" ayudan a los pacientes a analizar sus problemas y a resolverlos, a través de un intercambio verbal con el terapeuta. Algunas veces estas pláticas se combinan con "tareas para hacer en casa" entre una sesión y otra. Los profesionales de la psicoterapia que utilizan una terapia "de comportamiento" procuran ayudar a que el paciente encuentre la forma de obtener más satisfacción a través de sus propias acciones. También guían al paciente para que abandone patrones de conducta que contribuyen a su depresión o que son consecuencia de su depresión.[37]

Estudios de investigación han comprobado que dos tipos de psicoterapia a corto plazo son muy útiles para algunas formas de depresión. Se trata de la terapia interpersonal y de la terapia cognitivo-conductual. Los terapeutas interpersonales se concentran en los problemas en las relaciones con los otros que causan y agravan la depresión. Los terapeutas cognitivo-conductuales ayudan a los pacientes a cambiar los estilos negativos de pensamiento y comportamiento que se asocian con la depresión.

En realidad, debe diferenciarse la terapia cognitiva de la terapia conductual: ambos se han mostrado eficazes. Así como modernas variantes de "psicoterapia dinámica corta".

Las terapias dinámicas o "de insight", que se usan en ocasiones para tratar personas deprimidas, apuntan a ayudar al paciente a resolver sus conflictos. Estas terapias a menudo se reservan para casos en que los síntomas depresivos han mejorado bastante. Para obtener mejores resultados, los cuadros depresivos severos (en especial los que son recurrentes) por lo general requieren medicamentos o terapia electroconvulsiva (TEC), esta última en condiciones especiales, al lado de una psicoterapia, o antes de ella.

Psicoterapias psicodinámicas breves [editar]

La psicoterapia psicoanalítica elabora estrategias de afloramiento del yo intrapsíquico, oculto en el inconsciente del paciente, y origen de la sintomatología. El trastorno depresivo se expresaría como resultado de la pugna entre los mecanismos de defensa del paciente y sus impulsos. Las técnicas de psicoterapia psicodinámica breve pretenden investigar y alumbrar esos conflictos para su resolución en la esfera consciente, a través de un número limitado de sesiones.

Psicoterapia interpersonal [editar]

En este caso, el psicoterapeuta analiza los síntomas en cuanto surgen desde una perspectiva de comportamientos elaborados por el paciente a través de sus relaciones interpersonales.

Terapia cognitiva y terapia cognitivo-conductual [editar]

Esta modalidad intenta modificar pautas de conducta, a partir del análisis funcional del comportamiento, sin profundizar en el análisis de la intrapsique. Entre otros recursos, se apoya sobre todo en técnicas de relajación, de adquisición de habilidades sociales y de afirmación de la asertividad.

Otros tratamientos: TEC, luminoterapia, herbolaria [editar]

Hypericum perforatum o hierba de San Juan

La terapia electroconvulsiva (TEC o "electroshock") se ha empleado en ocasiones en pacientes con depresión grave y en situaciones en las que los pacientes que no podían tomar antidepresivos.[38] La TEC puede ser efectiva en casos en que los medicamentos antidepresivos no proporcionan un alivio suficiente. En los últimos años la TEC se ha perfeccionado mucho. Antes de administrar el tratamiento, que se hace bajo anestesia de duración breve, se administra un relajante muscular. Se colocan electrodos en sitios precisos de la cabeza, para enviar los impulsos eléctricos. La estimulación ocasiona una convulsión breve (aproximadamente 30 segundos) dentro del cerebro. La persona que recibe TEC no percibe conscientemente el estímulo eléctrico. Para obtener el máximo beneficio terapéutico, se requieren varias sesiones de TEC, usualmente programadas con un promedio de tres por semana.

La luminoterapia o fototerapia presenta una eficacia científica probada en todo tipo de depresiones, muy especialmente en las depresiones ligadas a los cambios estacionales.

Fatiga, somnolencia excesiva, desánimo e irritabilidad pueden sorprender a una persona que durante la mayor parte del año lleva una vida normal y, cuando llegan los meses de frío, aprecia un cambio considerable en su carácter, independientemente de que exista o no una depresión leve o manifiesta el resto del año. Si la tendencia persiste y aumenta el desánimo a medida que los días se acortan, entonces es muy probable que esté padeciendo algún tipo de trastorno afectivo estacional (SAD, por las siglas, en inglés, de seasonal affective disorder). Las personas que padecen este tipo específico de depresión experimentan un estado de ánimo melancólico únicamente durante los meses de otoño e invierno, y su tristeza se abate sólo hasta que regresan la primavera y el verano.[39]

En los últimos años, el uso de hierbas para el tratamiento tanto de la depresión como de la ansiedad ha generado un gran interés. La planta conocida popularmente como hierba de San Juan o corazoncillo o incluso hipérico (el nombre científico es Hypericum perforatum) es una hierba muy utilizada en Europa para el tratamiento de la depresión moderada, y ha captado recientemente la atención de los investigadores de todo el mundo. Ha sido usada durante siglos como parte de muchos remedios naturales y populares. En Alemania, el Hypericum se utiliza hoy día para el tratamiento de la depresión más que cualquier otro antidepresivo. Sin embargo, la eficacia de esta hierba no se ha aclarado porque los estudios científicos que se han llevado a cabo se realizaron únicamente a corto plazo y utilizaron dosis diferentes.

La FDA de los Estados Unidos hizo un anuncio oficial para la salud pública el 10 de febrero de 2000. En él se afirma que la hierba de San Juan parece actuar a través de una de las vías metabólicas usadas por otros medicamentos (algunos agentes anticonvulsivos).

Notas [editar]

  1. Jackson, Stanley W., Historia de la melancolía y la depresión.
  2. Hernández, E., Lastra, S., Urbina, M., Carreira, I. y Lima, L. (2002). Serotonin, 5-hidroxiindoleacetic acid and serotonin transporter in blood peripheral lymphocytes of patients with generalized anxiety disorder. J. Int.. Immunopharmacol, 2(7), 893-900.
  3. Lima, L. (1992). Bases biológicas de los trastornos afectivos. Interciencia, 17(2), 86-91.
  4. Faraj, B. A., Olkowski, L. y Jackson, R. T. (1994), Expression of high-affinity serotonin transporter in human lymphocytes. Int. J. Immunopharmac., 16:561-567.
  5. Karkowski, L. M. y Kendler, K. S. (1997). An examination of the genetic relationship between bipolar and unipolar illness in an epidemiological sample. Psychiatr Genet., 7(4):159-163.
  6. Barondes, S. H. (1998). Mood Genes: Hunting for the Origins of Mania and Depression. New York: W. H. Freedman & Co.
  7. Weissman, M. M., Myers, J. K. (1978). Affective disorders in an US urban community. Arch. Gen. Psychiat., 35:1304-1311.
  8. Blazer, D. G., Kessler, R. C., McGonagle, K. A. y Swartz, M. S. (1994). The prevalence and distribution of major depression in a national community sample: The National Comorbidity Survey. Am. J. Psychiat., 151:979-986.
  9. American Psychiatry Association (1994). DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. 3a. ed. Washington: APA.
  10. Blehar, M. D. y Oren, D. A. (1997). Gender differences in depression. Medscape Women's Health, 2:3. Revisado de: Women's increased vulnerability to mood disorders: Integrating psychobiology and epidemiology. Depression, 1995; 3:3-12.
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Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: LA ATENCIÓN EN DIFERENTES SINDROMES PSIQUIATRICOS. TRASTORNOS DE LA CONCIENCIA. El estado de conciencia es aquel en que se encuentran activas las funciones neurocognitivas superiores. El estado de conciencia determina la percepción y el conocimiento del mundo psíquico individual y del mundo que nos rodea.

Estado de conciencia

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El estado de conciencia es aquel en que se encuentran activas las funciones neurocognitivas superiores. El estado de conciencia determina la percepción y el conocimiento del mundo psíquico individual y del mundo que nos rodea.

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Generalidades [editar]

Un niño durmiendo

Existen muchos fenotipos en el estado de conciencia. Ejemplos claros son el estado de sueño y el estado de vigilia.

Los estados de conciencia alterados (o modificados) muestran la existencia de niveles o fases de vigilia distintas. Estos niveles pueden ser inducidos y alterados de forma artificial o patológica.

Los estados ordinarios de la conciencia [editar]

Los fisiólogos distinguen al menos tres estados normales de consciencia:

  • La vigilia, activo.
  • El sueño, lento.
  • El sueño REM, con movimientos oculares rápidos y excitación de los órganos sexuales.

Algo importante para recordar es que no debemos confundir estados mentales con estados de conciencia. Los estados mentales son subjetivos, mientras que los diversos estados de conciencia son objetivos.

Las alteraciones de la conciencia [editar]

Artículo principal: Estados alterados de conciencia

La alteración de la consciencia es una constante que aparece en la mayoría de los problemas psiquiátricos y en gran cantidad de problemas médicos. En su estado normal, la consciencia permite al sujeto dar una respuesta apropiada a los estímulos sensitivas y sensoriales. Notablemente a las más complejas: los estímulos verbales, como escuchar y las espaciales, como conducir. Difiere de la vigilia, en que la vigilia depende tan solo del sistema reticulado y que la vigilia, es la capacidad del sistema nervioso de adaptarse a una situación nueva. Los factores causales más comunes incluyen: trauma, accidentes cardiovasculares, drogas y otros envenenamientos, fiebre, desórdenes metabólicos, meningitis, infecciones, tumores cerebrales, desórdenes convulsivos, descompensación cardiaca.

  • Alteraciones normales: El sueño. Es un comportamiento y una fase normal y necesaria. Tiene dos estados o fases distintas, que son: sueño REM y soñar, se trata de vivencias predominantemente visuales clasificadas como un fenómeno psicológico "rico y revelador de deseos y temores".
  • Alteraciones patológicas: cualitativas y cuantitativas.

Cualitativas [editar]

Por actividad motora disminuida o disminución del nivel de consciencia [editar]

Comprendido por grados, está dividido en 3 grupos principales:

  • Coma. Es el más grave de los problemas de la consciencia y de la vigilia. Altera de forma más o menos total las funciones de relación. Un enfermo en coma puede no reaccionar ni a estímulos nociceptivos (que provocan una agresión dolorosa de los tejidos, por ejemplo pincharlos o perforarlos).
  • Estupor. Abarca desde un estado en el cual la persona no reacciona sino a los estímulos simples: su nombre, ruido, luz fuerte, sacudir al sujeto... hasta un enfermo que no reacciona frecuentemente más que a estímulos nociceptivos (que provocan una agresión dolorosa de los tejidos, por ejemplo pincharlos o perforarlos).
  • Obnubilación. Es un estado menos severo, la persona responde correctamente a las órdenes complejas (ejecuta órdenes escritas, realiza calculo mental...), pero con lentitud, fatiga o bastante dificultad de concentración. Obnubilación de consciencia:
    • Grado leve a moderado - comprensión dificultada. Sopor, confusión, estupor, incapacidad de acción espontánea y coma.
    • Grado profundo - imposible cualquier actividad voluntaria consciente y ausencia de cualquier indicio de consciencia.
  • Confusión mental. Es una alteración global y aguda de las funciones psíquicas, cuyas causas orgánicas o psíquicas son múltiples.

- Síndromes psicopatológicos asociados a la disminución del nivel de consciencia:

1. Delírium: diferente de "delirio", es una desorientación temporoespacial con trazas de ansiedad, de ilusiones alienantes y/o alucinaciones visuales.

2. Estado onírico: el individuo entra en un estado semejante a un sueño muy vívido; estado recurrente de psicosis tóxicas, síndromes de abstinencia a drogas y cuadros febriles tóxico-infecciosos.

3. Alienación: excitación psicomotora, incoherencia del pensamiento, perplejidad y síntomas alucinatorios oniroides.

4. Síndrome del cautiverio: la destrucción de la base del puente, promueve una parálisis total de los nervios cranianos bajos y de los miembros.

Por actividad motora incrementada [editar]

Cuantitativas [editar]

1. Estados crepusculares, surgen y desaparecen de forma abrupta y tienen duración variable - de pocas horas a algunas semanas. Ejemplos serían: alucinación, sonambulismo, terror nocturno.

2. Disociación de consciencia. Pérdida de la unidad psíquica común del ser humano, en la cual el individuo se "desliga" de la realidad para dejar de sufrir.

3. Trance, especie de sueño acordado, con la presencia de actividad motora automática y estereotipada acompañada de suspensión parcial de los movimientos voluntarios.

4. Estado hipnótico, técnica refinada de concentración de la atención y alteración inducida del estado de consciencia. Véase el artículo Hipnosis.

Conducta a seguir frente a una alteración de la conciencia [editar]

La alteración de la conciencia es un síntoma. El caso más grave es el de la parada cardiorrespiratoria, que requiere avisar rápidamente a los servicios de socorro y emprender una reanimación cardiopulmonar.

Si la persona no reacciona pero respira, se tienen que proteger sus vías aéreas, poniéndola en posición lateral de seguridad, esperando poder determinar la causa de este estado.

Si la persona está consciente pero presenta trastornos de la conciencia: somnolencia fuera del ritmo natural del sueño, palabras incoherentes o incomprensibles, cambios de humor rápidos e incomprensibles, actitud agresiva... es necesario llamar a los equipos de emergencia y describirles el estado de la persona, y después seguir sus consejos.

Perspectivas [editar]

Los estados de conciencia son estudiados por la medicina, la psiquiatría, la psicología, la fisiología y las neurociencias, en estrecha colaboración con la física para crear modelos explicativos del funcionamiento de la conexión sináptica en el cerebro.

El método científico ha considerado los estados de conciencia alterados desde una perspectiva fisiológica. En este sentido se han configurado modelos explicativos de la alteración de conciencia, basados todos ellos en la dinámica de los neurotransmisores y de las áreas cerebrales que serían sobreestimuladas o infraestimuladas. Desde esta perspectiva, cuando la ciencia ha estudiado las mentes de santos o místicos, ha considerado sus estados de conciencia alterados: éxtasis, visiones... etc., como productos de alteraciones neuroquímicas cerebrales y por tanto patológicas. Un ejemplo, para citar un caso, serían los estudios acerca de las visiones y éxtasis de la santa alemana del siglo XII, Santa Hildegarda de Bingen; ciertos estudios hablarían de la hipótesis, entre otras, de un origen migrañoso de sus visiones.

Véase también [editar]