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Psicopatología o enfermedades mentales

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: LA ATENCIÓN EN DIVERSOS SÍNTOMAS PSIQUIATRICOS. LA ESQUIZOFRENIA. La esquizofrenia (del griego, schizo (σχίζειν): "división" o "escisión" y phrenos (φρήν, φρεν-): "mente") es un diagnóstico psiquiátrico que se refiere a un grupo de trastornos mentales crónicos y graves, en personas con alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad.

Esquizofrenia

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Esquizofrenia
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10.1371 journal.pmed.0020146.g001-L.jpg
Autorretrato de un paciente con esquizofrenia, en el acto de su tratamiento.
CIE-10F20
CIE-9295
OMIM181500
MedlinePlus000928

Sinónimoslocura

La esquizofrenia (del griego, schizo (σχίζειν): "división" o "escisión" y phrenos (φρήν, φρεν-): "mente") es un diagnóstico psiquiátrico que se refiere a un grupo de trastornos mentales crónicos y graves, en personas con alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad.[1] Se caracteriza por una mutación sostenida de varios aspectos del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente de la conciencia de realidad, y una desorganización neuropsicológica más o menos compleja, en especial de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas, y una significativa disfunción social.

Una persona con este diagnóstico, por lo general, muestra un pensamiento desorganizado (laxitud asociativa), delirios, alteraciones perceptuales (alucinaciones), alteraciones afectivas (en el ánimo y emociones), del lenguaje y conductuales. Los síntomas suelen comenzar en adultos jóvenes[2] y aproximadamente 0,4-0,6% de la población se ve afectada de esquizofrenia.[3] [4] El diagnóstico se basa en las experiencias reportadas por el mismo paciente y en el comportamiento observado por el examinador. No existen actualmente pruebas de laboratorio para el diagnóstico de la esquizofrenia.

Algunos estudios sugieren que la genética, el entorno durante la infancia, la neurobiología, y procesos psicológicos y sociales son factores importantes que contribuyen a la esquizofrenia. Ciertos medicamentos y el uso de drogas recreativas parecen causar o empeorar los síntomas. La investigación psiquiátrica actual se centra en el papel de la neurobiología, pero no se ha encontrado ninguna causa orgánica. Debido a las múltiples combinaciones sintomáticas posibles, se ha sugerido que la esquizofrenia se trataría de varios trastornos, y no de uno solo. Ninguno de los síntomas es patognomónico de esta condición, lo que dificulta el diagnóstico. Por esta razón, Eugen Bleuler, cuando acuñó el nombre, prefirió utilizar el plural schizophrenias para referirse a esta patología. A pesar de su etimología, la esquizofrenia no es lo mismo que el trastorno de identidad disociativo (o "trastorno de personalidad múltiple", o de "doble personalidad"), con el que ha sido frecuentemente confundida.[5]

Se ha notado un consistente aumento en la actividad de la dopamina en la vía mesolímbica del cerebro en las personas esquizofrénicas. El fundamento del tratamiento es la medicación antipsicótica, un tipo de droga que fundamentalmente actúa suprimiendo la actividad de la dopamina. Las dosis de los antipsicóticos empleados son generalmente más bajas que en las primeras décadas de su uso. La psicoterapia, y la rehabilitación profesional y social también son importantes. En casos más graves, donde hay riesgo para el mismo paciente y para otros a su alrededor, puede ser indicada la hospitalización involuntaria, aunque la estadía hospitalaria es menos frecuente y por períodos más cortos que en tiempos pasados.[6]

Contenido

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Historia [editar]

Véase también: Historia de la depresión

La idea de locura ha existido desde muy antiguo. Los primeros datos que pueden estar relacionados con síntomas psicóticos datan del 2000 a. C. en el Libro de los corazones, parte del antiguo Papiro de Ebers. Sin embargo, un estudio reciente de la literatura antigua de Grecia y Roma mostró que, mientras la población general probablemente tenía conocimiento de los trastornos psicóticos, no había ninguna condición equivalente al moderno criterio de diagnóstico de esquizofrenia en aquellas sociedades.[7]

Pre-1800 [editar]

Philippe Pinel (1755-1826), a quien se debe esta precisa descripción de los pacientes: " ... nada más inexplicable y sin embargo nada más comprobado que las dos formas opuestas que pueden tomar las melancolías. Es a veces un orgullo excesivo y la idea de poseer riquezas immensas o un poder sin límites, en otras el abatimiento más pusilánime, una consternación profunda hasta la desesperación".[8]

Son muy raros los testimonios de síndromes similares a la esquizofrenia en la historia anterior a 1800, aunque los relatos de comportamientos irracionales, ininteligibles, o descontrolados sí eran frecuentes.[9] Se ha producido una breve interpretación citando que las notas en el Papiro Ebers del antiguo Egipto pueden implicar esquizofrenia,[10] pero otros estudios no han podido certificar dicha conexión.[11] Una revisión de la antigua literatura griega y romana, indican que si bien se ha descrito la psicosis, no son relatos que reúnan los criterios para la esquizofrenia.[12] En la literatura médica árabe y psicológica de la Edad Media se observaron creencias y comportamientos psicóticos raros, similares a algunos de los síntomas de la esquizofrenia. En el Canon de la Medicina, por ejemplo, Avicena describe una condición algo parecida a los síntomas de la esquizofrenia que llamó Junun Mufrit (locura grave), la cual diferenció de otras formas de locura (Junun), como la manía, la rabia y la psicosis maníaco-depresiva.[13] Sin embargo, nunca se llegó a reportar algo que se le asemeje a la esquizofrenia en la Cirugía Imperial por Şerafeddin Sabuncuoglu, un importante libro de texto médico Islámico del siglo XV.[14] Dadas las escasas evidencias históricas, la esquizofrenia, al menos con la frecuencia con que se encuentra hoy, puede que sea un fenómeno moderno, o, alternativamente, puede haber permanecido oscurecida en los textos históricos dentro de conceptos relacionados, como la melancolía o la manía.

Un detallado reporte de caso en 1797 en relación con James Tilly Matthews, así como las descripciones publicadas por el francés Philippe Pinel (1755-1826) en 1809, son a menudo considerados los primeros casos de esquizofrenia en la literatura médica y psiquiátrica del pasado.[9]

Kraepelin [editar]

La esquizofrenia como entidad nosológica tiene una historia en realidad muy reciente. Fue descrita por primera vez como síndrome afectando a adolescentes y adultos jóvenes por Bénédict Morel en 1853, denominado Demence précoce, literalmente «demencia precoz». Luego, el término dementia praecox se utilizó en 1891 en un reporte por Arnold Pick sobre un caso de trastorno psicótico.

La aproximación contemporánea al concepto de esquizofrenia se inició con Emil Kraepelin, quien en 1887, luego de largas observaciones entre sus pacientes, logró sistematizar una buena cantidad de entidades psicopatológicas que estaban confusas hasta entonces y distinguió una forma de “demencia” que aparecía en los jóvenes (a diferencia de la demencia senil), separándola de otras formas de insanidad mental, como la locura maníaco depresiva, incluyendo tanto la depresión unipolar como la bipolar. A esta forma de dementia praecox le describió su curso deteriorante y su precocidad. Le dio mayor importancia a los síntomas “negativos” como “debilitamiento de la voluntad” y la falta de un “desarrollo personal”.

Kraepelin creía que la dementia praecox era fundamentalmente una enfermedad del cerebro,[15] una forma particular de demencia, distinguiéndose de otras formas de demencia, tales como la enfermedad de Alzheimer, que suelen ocurrir más tarde en la vida.[16] La clasificación de Kraepelin fue poco a poco ganando aceptación. Hubo objeciones a la utilización del término "demencia", pese a los casos de recuperación, y apologética a favor de algunos de los diagnósticos que sustituyó, tales como la locura del adolescente.[17]

Bleuler [editar]

Eugen Bleuler (18571939) acuñó el término "Esquizofrenia" en 1908.
Dementia Praecox, de Bleuler.

En 1908 sugirió que el nombre era inadecuado, porque el trastorno no era una “demencia”, es decir, no llevaba necesariamente a un deterioro de funciones mentales como en la demencia senil (que hoy llamamos de tipo Alzheimer, aunque existan otras entidades); muchos pacientes sí mejoraban y además, ocasionalmente se presentaba por primera vez en personas maduras.[18] Propuso entonces el nombre con el que se conoce el trastorno hasta hoy. Bleuler sugirió la palabra “esquizofrenia” para referirse a una falta de integración de diversos procesos psíquicos, como percepción, memoria, personalidad y pensamiento lógico. Sugirió también que los síntomas podían dividirse en fundamentales (si estaban presentes en todos los pacientes y durante toda la evolución del trastorno) y accesorios. Los síntomas fundamentales de Bleuler constituyen “las cuatro A”:[19]

  • Asociaciones laxas del pensamiento
  • Afectividad aplanada
  • Ambivalencia y
  • Autismo.

Los síntomas accesorios son las ideas delirantes o delirios, alucinaciones, alteraciones del lenguaje y la escritura y los síntomas catatónicos. Hay que notar que aquellos síntomas que llaman más la atención (como los delirios y las alucinaciones) Bleuler los considera “accesorios”. Esa diferencia es adecuada, porque la gravedad del trastorno está vinculada justamente a las características de laxitud asociativa y aplanamiento afectivo y autismo, los síntomas fundamentales de Bleuler.

De modo anecdótico hay que hacer notar que se ha popularizado el término “esquizofrenia” para indicar una disociación de ideas y conductas, como una suerte de “hipocresía” vital, (pensar en hacer algo pero hacer otra cosa diferente de un modo más o menos premeditado).

Presente [editar]

El término «esquizofrenia» es comúnmente mal interpretado, dándole el sentido de que las personas afectadas tienen una «doble personalidad». Aunque algunas personas con diagnóstico de esquizofrenia pueden escuchar voces y pueden vivir las voces como personalidades distintas, la esquizofrenia no se trata de una persona que va cambiando entre distintas personalidades múltiples. La confusión surge en parte debido a los efectos del significado que le dio Bleuler a la esquizofrenia, literalmente «escisión» o «ruptura de la mente». El primer uso indebido del término dándole la interpretación de «doble personalidad» fue en un artículo del poeta T. S. Eliot en 1933.[20]

En la primera mitad del siglo XX, la esquizofrenia se considera un defecto hereditario, y en muchos países los pacientes fueron sometidos a eugenesia. Cientos de miles fueron esterilizados, con o sin consentimiento —la mayoría en la Alemania nazi, los Estados Unidos y los países escandinavos.[21] [22] muchos con diagnóstico de esquizofrenia fueron asesinados en el régimen nazi, junto a otras personas etiquetados "mentalmente ineptos", como parte del programa Aktion T4.[23]

Un gran aporte desde la semiología fue contribuido por Klaus Conrad, quien publicara en 1954 La esquizofrenia incipiente, donde distingue y aún hoy mantiene en vigencia ciertas fases del curso de la patología bajo el concepto de esquizofrenia incipiente.

A principios de los años 1970, los criterios diagnósticos para la esquizofrenia fueron objeto de una serie de controversias que eventualmente llevó a los criterios operativos utilizados hoy en día. Se hizo evidente después del estudio diagnóstico UK-USA en 1971 que la esquizofrenia se diagnosticaba en mucha mayor medida en los Estados Unidos que en Europa.[24] Esto se debió en parte a los criterios de diagnóstico más flexibles en los EE.UU., donde se utilizó el manual DSM-II, en contraste con Europa y sus CIE-9. El estudio realizado por David Rosenhan en 1972, publicado en la revista Science con el título Sobre estar cuerdo en centros para locos, llegó a la conclusión de que el diagnóstico de esquizofrenia en los EE.UU. es a menudo subjetivo y poco fiable.[25] Estos son algunos de los factores conducentes a la revisión no sólo del diagnóstico de esquizofrenia, sino de todo el manual de DSM, lo que conllevó a la publicación del DSM-III en 1980.[26] Desde la década de 1970 se han propuesto y evaluado más de 40 criterios de diagnóstico para la esquizofrenia.[27]

En la Unión Soviética, el diagnóstico de esquizofrenia también fue utilizado con fines políticos. El prominente psiquiatra soviético Andrei Snezhnevsky creó y promovió una nueva sub-clasificación de la esquizofrenia de progresión lenta. Este diagnóstico se utilizó para desacreditar y rápidamente encarcelar a los disidentes políticos, con el fin de prescindir de un juicio potencialmente embarazoso.[28] La práctica fue expuesta a los occidentales por una serie de disidentes soviéticos y, en 1977, la Asociación Mundial de Psiquiatría condenó la práctica Soviética en el Sexto Congreso Mundial de Psiquiatría.[29] En lugar de defender su teoría de que una probable forma latente de la esquizofrenia causaba que los disidentes se opusieran al régimen, Snezhnevsky rompió todo contacto con el Occidente en 1980, renunciando a su cargos honoríficos en el extranjero.[30]

Epidemiología [editar]

Se cree que la esquizofrenia afecta principalmente a la cognición, pero también suele contribuir a la aparición de problemas crónicos de comportamiento y emoción. Las personas con esquizofrenia pueden tener trastornos adicionales, incluyendo depresión y trastornos de ansiedad.[31] Aproximadamente el 40% de los pacientes esquizofrénicos han consumido drogas al menos en una ocasión durante sus vidas. Ciertos problemas sociales, tales como el desempleo de larga duración, la pobreza y la falta de vivienda, son frecuentes en estos pacientes. Además, la esperanza media de vida de las personas con el trastorno es de 10 a 12 años menos que la de quienes no lo tienen, probablemente debido al aumento de problemas de salud física y una mayor tasa de suicidios.[32]

La prevalencia de la esquizofrenia —la proporción de personas que espera la experiencia de la enfermedad en cualquier momento en sus vidas— se ha establecido alrededor del 1% de la población,[33] con escasas variaciones entre países,[34] aunque se ha demostrado que su prevalencia varía dentro de los países[35] y a nivel local y de barrios.[36] Sin embargo, una revisión sistemática de 2002 numerosos estudios encontró una prevalencia de vida de 0,55%.[4]

El análisis de un total de 1.721 estimaciones de 188 estudios, que abarcan 46 países, calculó la mediana de las estimaciones de prevalencia en 4,6 por 1.000 para la prevalencia puntual, definida como la prevalencia durante cualquier intervalo de menos de un mes; 3,3 para la prevalencia de período, definida como la prevalencia durante un periodo de 1 a 12 meses; 4,0 para la prevalencia de vida o la proporción de individuos en la población que alguna vez manifiestará la enfermedad y que están vivos en un día determinado; y el 7,2 de cada 1.000 individuos para el riesgo mórbido de por vida, el cual intenta incluir toda la vida de una cohorte de nacimientos, tanto del pasado como del futuro, e incluye a los fallecidos en el momento de la encuesta. Estas cifras sugieren que el estimado de 0,5% -1% para la prevalencia publicada en muchos libros de texto es una sobreestimación. El análisis sistemático de la realidad sugiere que es algo inferior, y los autores sugieren que es más preciso decir que alrededor de siete a ocho por cada 1.000 personas se verán afectadas.[37]

Un hallazgo estable y reproducible ha sido capaz de encontrar la asociación entre vivir en un medio ambiente urbano y el diagnóstico de esquizofrenia, incluso después de controlar factores tales como el uso de drogas, el grupo étnico y el tamaño del grupo social.[38] Se sabe que la esquizofrenia es una de las principales causas de discapacidad. En un estudio de 1999 de 14 países, la psicosis activa ocupa el tercer lugar después de cuadriplejia y la demencia y por delante de la paraplejía y la ceguera.[39]

No hay clara demostración de la influencia del sexo, la raza, el clima, la cultura o la clase social en la incidencia de la enfermedad. La esquizofrenia se produce por igual en hombres y mujeres. Sí hay evidencias de que el pronóstico es mejor en mujeres, relacionándose este dato con una tendencia a un inicio más tardío en ese sexo, probablemente por el efecto antidopaminérgico del estrógeno.[33] Generalmente aparece antes en los hombres: el pico de aparición son las edades 20-28 años para los hombres y 26-32 años para las mujeres.[2] Igualmente se comprueba cómo la adaptación social es mejor en las sociedades menos desarrolladas (con menor nivel de exigencia por tanto). En los países desarrollados los pacientes suelen tener niveles socioeconómicos bajos como consecuencia de las dificultades sociolaborales derivadas de su enfermedad.

Los niños mayores de cinco años pueden desarrollar esquizofrenia, pero es muy raro que esta enfermedad se presente antes de la adolescencia,[40] como lo es también su inicio en la tercera edad.[41] Algunos niños que desarrollan esquizofrenia tienen peculiaridades de personalidad o comportamiento que preceden a la enfermedad. Los síntomas comunes en los adultos, las alucinaciones y los delirios, son extremamente raros antes de la adolescencia.

Clasificación [editar]

Históricamente, la esquizofrenia en Occidente ha sido clasificada en simple, catatónica, hebefrénica o paranoide. El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales contiene en la actualidad cinco tipos de esquizofrenia y la CIE describe siete. Éstas son:

  1. (F20.0/295.3) Tipo paranoide: predominan los sentimientos de persecución, delirio de grandeza y alucinaciones auditivas delirios—el DSM exige que no haya desorganización en el lenguaje ni afectividad inapropiada o plana—.[42]
  2. (F20.1/295.1) Tipo desorganizado o hebefrénica: predomina el discurso y comportamiento desorganizado sin ningún propósito, así como una afectividad inapropiada o plana.[43]
  3. (F20.2/295.2) Tipo catatónico: con importantes alteraciones psicomotoras tales como la flexibilidad cérea (como muñeco de cera); puede llegar hasta el estupor catatónico, conllevando a una incapacidad para cuidar de sus necesidades personales.[44]
  4. (F20.3/295.9) Tipo indiferenciado: hay síntomas psicóticos, pero no cumplen criterios para los tipos paranoide, desorganizado ó catatónico.
  5. (F20.5/295.6) Tipo residual: donde los síntomas positivos están presentes tan sólo a baja intensidad.

Los cifras entre paréntesis indican los códigos CIE/DSM respectivamente. El tipo desorganizado se conoce aún ampliamente como esquizofrenia hebefrénica.

La OMS reconoce además los tipos:

  • (F20.4) Depresión post esquizofrénica: trastorno de tipo depresivo, a veces prolongado, que surge después de un trastorno esquizofrénico. Durante él pueden persistir algunos síntomas esquizofrénicos, pero no predominan en el cuadro clínico. Raramente son tan importantes como para realizar un diagnóstico de depresión grave.
  • (F20.6) Esquizofrenia simple: su desarrollo es insidioso. No manifiesta alucinaciones ni delirios. Es menos propiamente psicótica y muestra fundamentalmente síntomas negativos.

Es necesario subrayar que muchos de los síntomas positivos o psicóticos, pueden aparecer en gran variedad de trastornos y no sólo en la esquizofrenia (por ejemplo en la depresión, manía, psicosis reactivas y otros). Schneider (1975) estableció una lista de síntomas particulares de psicosis que él creía especialmente útiles para distinguir entre la esquizofrenia y otros trastornos que pueden producir psicosis. Éstos se llaman síntomas de primer orden o síntomas Schneiderianos de primer orden e incluyen el pensamiento sonoro, oír voces que dialogan entre sí, oír voces que comentan los propios actos, robo e influencia sobre el pensamiento, divulgación del pensamiento, percepciones delirantes, delirio de influencia (todo lo experimentado es influido por otros).[45] Se ha discutido la confiabilidad de los 'síntomas de primer grado' para diagnosticar la esquizofrenia. No obstante, y de hecho, tienen todavía gran aplicación práctica en muchos lugares.[46]

Etiología [editar]

Existe un debate inacabado acerca de lo normal y lo anormal de esta enfermedad. Si a la alteración de las endorfinas y la dopamina en el cerebro le llamamos así como tal, tendríamos que llamar a esa enfermedad "insuficiencia dopaminérgica" o "insuficiencia endorfínica" crónica o aguda, según sea la duración y desarrollo de esa alteración. Como lo hace la medicina en general con la mayoría de los síntomas.

Su causa permanece desconocida, y posiblemente no sea única. Lo más probable es que varios factores intervengan en su aparición, el estrés ambiental, y ciertas condiciones psicosociales. Las causas son también contradictorias y subjetivas si consideramos que la evaluación del nivel de estrés ambiental y las condiciones psicosociales dependen del criterio de quien examina. Aunque múltiples investigaciones apuntan a un origen orgánico del trastorno, todavía se carece de un modelo consensual que explique su variada clínica, por lo cual se clasifica dentro de los "trastornos funcionales" (y no "orgánicos", como el Alzheimer). Si consideramos que los síntomas positivos de la esquizofrenia son atenuados por los medicamentos, reconocemos implícitamente una base no sólo funcional, sino también neurológica del trastorno.

Si bien la fiabilidad del diagnóstico presenta dificultades al medir el efecto relativo de los genes y el medio ambiente—por ejemplo, los estudios sobre las causas de la esquizofrenia se topan en primer lugar con la dificultad de delimitar bien el trastorno, dado que muchos otras patologías pueden presentar síntomas similares a la esquizofrenia, entre ellos el trastorno bipolar, la depresión, y otros síndromes delirantes—. Aún con estas consideraciones, hay evidencia suficiente que sugiere que en la esquizofrenia existe una vulnerabilidad genética sobre la que actúan estresores ambientales para, finalmente, desencadenar la condición.[47] La evidencia sugiere que el diagnóstico de la esquizofrenia tiene un importante componente hereditario, pero que el inicio del cuadro es significativamente influenciado por factores ambientales o de estrés. La idea de una vulnerabilidad intrínseca (o diátesis) presente en algunas personas, que pueden ser desenmascarados por estresores biológicos, psicológicos o medio-ambientales y se conoce como el «modelo de diátesis-estrés». La idea de que los factores biológicos, psicológicos y sociales son todos importantes, se conoce como el «modelo biopsicosocial».

La esquizofrenia es considerada por algunos autores como "psicosis endógena", y a veces se la agrupa junto a la “psicosis maníaco depresiva”, también considerada “endógena”. El término “endógeno” fue originado como polaridad de lo “exógeno”, denominando esto último aquellas manifestaciones psíquicas originadas en trastornos corporales, como enfermedades cerebrales o sistémicas o producto de intoxicaciones con diversas sustancias (lo que hoy se conoce como delírium (se mantiene este término en latín para evitar la confusión con el delirio). El término "endógeno"[48] derivó de la idea de “degeneración” como “desviación malsana de un individuo”, surgida en el siglo XIX, asociándola fuertemente a la idea de predisposición hereditaria degenerada. Posteriormente lo “endógeno” fue modificándose hacia la idea de “disposición” (más que “degeneración”), y luego designó simplemente un origen desconocido,[49] [50] una psicosis sin base somática conocida, aunque se deja entrever que probablemente la tenga.

Sin embargo, el peso relativo de cada uno de estos factores está lejos de ser precisado, y es objeto de acalorados debates. La esquizofrenia probablemente derive de un tipo de herencia bastante complejo. Varios genes que se han propuesto como candidatos probablemente interactúen entre sí, originando la vulnerabilidad para el trastorno, o posiblemente estén en la base de algunos de sus elementos que en conjunto permiten el diagnóstico.[51] El debate se extiende hacia los métodos de investigación y hacia la mejor manera de interpretar sus resultados, lo que provoca estimaciones diferentes acerca de cuál es la contribución específica de los factores genéticos.

Aspectos genéticos [editar]

Hay evidencia sobre la heredabilidad del diagnóstico de esquizofrenia,[52] que ha llegado a estimarse por sobre un 80% y hasta un 87%[53] —la heredabilidad es la proporción de la varianza fenotípica que es atribuible a la varianza genética—. Aun así, la investigación actual estima que el ambiente juega un considerable rol en la expresión de los genes involucrados en el trastorno. Esto es, poseer una carga genética importante no significa que la condición vaya a desarrollarse necesariamente. La mejor prueba de ello son las tasas de concordancia que se han estimado en alrededor de un 48% para gemelos monocigotos y un 4% para gemelos dicigotos[54] (la tasa de concordancia es la proporción de parejas de gemelos en que ambos tienen la condición). Esto es, en el 48% de las parejas de gemelos monocigotos ambos tienen el diagnóstico. Esto indica la alta heredabilidad de la esquizofrenia, pero también muestra la enorme influencia del ambiente, ya que el resto de las parejas sólo tienen un miembro con la condición, a pesar de que los gemelos monocigotos comparten la casi totalidad de sus genes. A esto hay que agregar que la mayoría de los estudios no han considerado los factores psicosociales involucrados. Los estudios aún están sujetos a interpretación.[55]

Un campo abierto a la investigación actual y de rápido y continuo desarrollo es la genética molecular, que ha tratado de identificar los genes que pueden elevar el riesgo de desarrollar una esquizofrenia. Sus resultados aún son frágiles, y es claro que pueden variar en los próximos años. La búsqueda de genes y loci cromosómicos ha sido lenta y frustrante, probablemente porque existen múltiples genes de susceptibilidad,[56] cada uno con un efecto apenas discreto, que actúa ligado a procesos epigenéticos y factores ambientales. La investigación también ha sido dificultosa por problemas prácticos, como la ausencia de formas monogénicas (Mendelianas) de herencia,[57] y la ausencia de un diagnóstico neuropatológico u otros marcadores biológicos del o los síndromes.

Un hecho destacable es la sobreposición de genes entre la esquizofrenia y los trastornos bipolares.[58] [59] [60] [61] La clásica división entre esquizofrenia y bipolaridad, planteada originalmente por Kraepelin y que ha resultado de enorme utilidad clínica, podría ser así revisada. Esto indicaría que los trastornos esquizoafectivos, que poseen una sintomatología tanto esquizofrénica como afectiva en distintas proporciones, podrían ser algo más que confusión diagnóstica y en realidad tener una base genética. Las bases sobre las que se han construido las categorías diagnósticas en psiquiatría, que son sintomáticas, podrían ser también revisadas. La genética está colaborando a cambiar las alambradas en torno a las categorías aceptadas.

El Psicoanálisis de Jacques Lacan sostiene que se trata de una falla en la instauración de la Ley Principal y que produce un punto que en la evolución donde no se distinguirá aspectos de la realidad. Muchos Post-Freudianos consideran que se trata de una falla en el maternizaje temprano, entre ellos, Viktor Tausk,[62] Melanie Klein Paul C. Racamier, José Bleger, Harold Searles, Helene Deutsch[63] y otros.

Factores prenatales [editar]

Nieve en Milán: Las personas esquizofrénicas que nacieron en la ciudad tienen una probabilidad más alta de haber nacido durante el invierno.[64]

Algunos estudios han obtenido evidencia de que en ocasiones la esquizofrenia puede ser ocasionada por factores no genéticos. En los casos que no exista un desorden esquizofrénico en la historia familiar de una persona esquizofrénica, es muy probable encontrar una historia de complicaciones en o alrededor del momento del nacimiento, teniendo como resultado mayor probabilidad de presentar los síntomas de esa enfermedad.

Se cree que algunos factores causales se reúnen a principios del desarrollo neurológico del individuo aumentando su riesgo de desarrollar esquizofrenia después del nacimiento. Un hallazgo curioso es que las personas diagnosticadas con esquizofrenia tienen más probabilidades de haber nacido en primavera o invierno, al menos en el hemisferio norte.[65] Existen ahora pruebas de que la exposición prenatal a ciertas infecciones aumenta el riesgo de desarrollar esquizofrenia más tarde en la vida, proporcionando más evidencia de un vínculo entre ciertas patologías del desarrollo intrauterino y el riesgo de desarrollar la enfermedad.[66]

Factores sociales [editar]

Se ha encontrado que el vivir en un medio urbano para ser un factor de riesgo para la esquizofrenia.[67] [38] Otro factor de riesgo es la desventaja social, tal como la pobreza[68] y la migración relacionada con la adversidad social, la discriminación racial, la disfunción familiar, el desempleo o las deficientes condiciones de vivienda.[69] Ciertas experiencias vividas durante la infancia, incluyendo el abuso o traumatismos, también han sido implicadas como factores de riesgo de un diagnóstico de esquizofrenia más tarde en la vida.[70] [71] La paternidad o maternidad no puede considerarse responsable de la esquizofrenia de un hijo, pero las relaciones disfuncionales pueden contribuir a incrementar el riesgo de padecer esta enfermedad.[72] [73]

Drogas ilícitas [editar]

Las correlaciones biológicas entre toxicomanía y esquizofrenia tienen una base más clara en el caso de las drogas alucinógenas y anfetamínicas que en las opiáceas—como la heroína en el caso de la imagen—.[74]

Aunque alrededor de la mitad de todos los pacientes con esquizofrenia abusan de drogas, como el licor, ha sido difícil de demostrar una clara relación de causalidad entre el consumo de drogas y la esquizofrenia. Las dos explicaciones más apeladas para esta causalidad son "el uso de sustancias provoca esquizofrenia" y "el uso de sustancias es una consecuencia de la esquizofrenia", y es posible que ambas sean correctas.[75] Un meta-análisis del 2007 calcula que el consumo de cannabis está estadísticamente asociado con un aumento dosis-dependiente del riesgo de desarrollo de trastornos psicóticos, incluyendo la esquizofrenia.[76] Hay poca evidencia para sugerir que otras drogas como el alcohol causen la psicosis, o que los individuos psicóticos eligen fármacos específicos para su automedicación; existe cierto apoyo a la teoría de que se usan las drogas para hacer frente a los estados desagradables como la depresión, la ansiedad, el aburrimiento y la soledad.[77]

Patogenia [editar]

Se ha visto que una serie de mecanismos psicológicos están implicados en el desarrollo y el mantenimiento de la esquizofrenia. Sesgos cognitivos identificados en personas esquizofrénicas, o con riesgo de esquizofrenia, especialmente cuando están bajo estrés o en situaciones confusas, incluyen: demasiada atención a posibles amenazas, el saltar a conclusiones, hacer atribuciones externas, problemas de razonamiento acerca de situaciones sociales y estados mentales, la dificultad para distinguir el discurso interior del de una fuente externa, y dificultades con los principios de procesamiento visual y de mantener la concentración.[78] [79] [80] [81] Algunas características cognitivas reflejan un déficit neurocognitivo global en la memoria, la atención, la capacidad para resolver problemas o la cognición social, mientras que otros pueden estar relacionados con situaciones y experiencias particulares.[82] [72] Los últimos hallazgos indican que muchas personas diagnosticadas con esquizofrenia son emocionalmente muy sensibles, especialmente frente a estímulos negativos o estresantes, y que esa vulnerabilidad puede causar sensibilidad a los síntomas o al trastorno.[83] [84] [85] Algunos datos indican que el contenido de las creencias delirantes y experiencias psicóticas pueden reflejar causas emocionales de la enfermedad, y que la forma en que un persona interpreta esas experiencias puede influir en la sintomatología.[86] [87] [88] [89] El uso de "conductas de seguridad" para evitar las amenazas imaginadas puede contribuir a la cronicidad de los delirios.[90] Otra prueba del papel que juegan los mecanismos psicológicos proviene de los efectos de las terapias sobre los síntomas de la esquizofrenia.[91]

Imagen por resonancia magnética funcional de un cerebro, una de las técnicas usadas para el estudio de la patogenia de la esquizofrenia.

Ciertos estudios que utilizaron pruebas neuropsicológicas y de neuroimagen, tales como las tecnologías de imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) y la tomografía por emisión de positrones (TEP) para examinar las diferencias funcionales en la actividad cerebral, demostraron que las diferencias parecen ocurrir más comúnmente en los lóbulos frontales, hipocampo y lóbulos temporales,[92] vinculados al déficit neurocognitivo que a menudo se asocia con la esquizofrenia.[93]

Se ha prestado atención especial al papel de la dopamina en la vía mesolímbica del cerebro. Este enfoque es el resultado en gran medida del hallazgo accidental de que un medicamento que bloquea el grupo funcional de la dopamina, conocido como las fenotiazinas, era capaz de reducir los síntomas psicóticos del esquizofrénico. También se apoya con el hecho de que las anfetaminas, que provocan la liberación de la dopamina, pueden exacerbar los síntomas psicóticos en la esquizofrenia.[94] Una teoría influyente, conocida como la hipótesis dopamina de la esquizofrenia, propuso que el exceso de activación de los receptores D2 es la causa de los síntomas positivos de la esquizofrenia. Aunque se postuló la teoría durante unos 20 años, basada en el bloqueo D2 que es el efecto común de todos los antipsicóticos, no fue sino hasta mediados de los años 1990 que estudios de imágenes provenientes del TEP y TEPS proporcionaron pruebas en su favor. Se piensa ahora que esta teoría es excesivamente simplista como explicación completa del síndrome, en parte debido a que los fármacos antipsicóticos más nuevos (llamados antipsicóticos atípicos) puede ser igualmente eficaces como los medicamentos más antiguos (llamados fármacos antipsicóticos típicos), los cuales además afectan la función de la serotonina y puede que tengan un efecto menor en el bloqueo de la dopamina.[95]

También se ha notado gran interés en el neurotransmisor glutamato y la reducción de la función de los receptores de glutamato NMDA en la esquizofrenia. Esto ha sido sugerido por los niveles anormalmente bajos de receptores de glutamato en cerebros postmortem de personas previamente diagnosticados con esquizofrenia[96] y el descubrimiento de que las drogas bloqueadoras eel glutamato, como la fenciclidina y ketamina pueden simular los síntomas y los problemas cognitivos asociados con la enfermedad.[97] El hecho de que la reducción en la actividad del glutamato está vinculada con los malos resultados en pruebas que requieren la función del lóbulo frontal y el hipocampo, y que la acción del glutamato puede afectar la función de la dopamina, todos los cuales han estado implicados en la esquizofrenia, ha sugerido una mediación importante, y posiblemente causal, del papel del glutamato en la patogenia de la esquizofrenia.[98] Sin embargo, los síntomas positivos no ceden con medicamentos glutamatérgicos.[99]

También ha habido hallazgos relacionados con diferencias en el tamaño y la estructura de determinadas áreas cerebrales en la esquizofrenia. Un metaanálsis en 2006 de resonancia magnética de todo el cerebro descubrió que el volumen del hipocampo y la amígdala se ven reducidos y que el volumen ventricular se incrementa en pacientes con un primer episodio psicótico en comparación con controles sanos.[33] El promedio de los cambios volumétricos en estos estudios son, sin embargo, cercanos al límite de detección de la metodología de la resonancia magnética, por lo que queda por determinar si la esquizofrenia es un proceso neurodegenerativo que comienza aproximadamente en el momento de la aparición de los síntomas, o si se caracteriza mejor como un proceso de neuro-desarrollo anormal del cerebro que produce como resultado un volumen anormal a una edad temprana.[100] En el primer episodio de psicosis, los antipsicóticos típicos como el haloperidol se asoció con reducciones significativas en el volumen de materia gris, mientras que los antipsicóticos atípicos como la olanzapina no mostraban tal asociación.[101] Los estudios en primates no humanos demostraron reducciones tanto en la materia gris como blanca para los antipsicóticos típicos y los atípicos.[102]

Un metaanálisis del 2009 de estudios de imágenes de resonancia por difusión, identificó dos lugares coherentes de reducción de la anisotropía fraccional en la esquizofrenia. Una región, en el lóbulo frontal izquierdo, es atravesada por vías provenientes de la materia blanca con interconexión hacia el lóbulo frontal, tálamo y giro cingulado; la segunda región en el lóbulo temporal, es atravesada por vías de interconexión de la materia blanca hacia el lóbulo frontal, insula, hipocampo, amígdala, lóbulo temporal y occipital. Los autores sugieren que dos redes de interconecciones por parte de la materia blanca pueden verse afectadas en la esquizofrenia, con una probable «desconexión» de las regiones de materia gris que enlazan.[103] Durante los estudios IRMf, se ha demostrado que hay una mayor conectividad en el cerebro de pacientes esquizofrénicos en la red de neuronas encargadas de la actividad cerebral cuando el sujeto no esta enfocado en el mundo exterior, así como de la red de atención dorsal encargada de los sistemas de orientación sensorial, y puede reflejar la excesiva orientación hacia la atención introspectiva y extrospectiva, respectivamente. La lucha contra la mayor correlación entre las dos redes sugiere excesiva rivalidad entre dichas interconecciones.[104]

Cuadro clínico [editar]

La clasificación actual de las psicosis obliga a que los síntomas de la esquizofrenia estén presentes durante al menos un mes de un período de al menos seis meses. Una psicosis de tipo esquizofrenia de menor duración se suele denominar trastorno esquizofreniforme.[105] La esquizofrenia suele presentarse por primera vez en la adolescencia o juventud temprana; es más precoz en los hombres que en las mujeres, y tiene en ellos un curso más deteriorante. Muchas veces es una condición que persiste toda la vida de una persona, pero también hay quienes se recuperan de ella.

Síntomas positivos y negativos [editar]

Los síntomas de la esquizofrenia pueden desarrollarse a lo largo de semanas o meses donde se compromete progresivamente la funcionalidad social, según sea la intensidad, la premura y persistencia de las experiencias psicóticas.

En la actualidad los síntomas se agrupan en cinco dimensiones: síntomas positivos, negativos,[106] cognitivos, afectivos y sociales/ocupacionales. Los síntomas positivos son exacerbaciones de fenómenos normales, o son fenómenos novedosos que no suelen ocurrir en otras personas, e incluyen el delirio, alucinaciones auditivas, cambios de conducta, síntomas catatónicos y agitación. Son los síntomas que en general reciben el nombre de “psicosis”. Los síntomas negativos se consideran una pérdida o disminución de funciones psíquicas, presentes corrientemente en las personas; estos síntomas incluyen un afecto embotado o plano, retraimiento emocional, apatía, pensamiento desorganizado, alogia o limitación en la fluidez y productividad del habla y el pensamiento y restricción en la iniciación de la conducta.

Los síntomas cognitivos son el deterioro de la atención, del procesamiento de la información, de la asociación lógica, pobreza ideativa (dificultad de elaborar nuevas ideas), dificultad para el aprendizaje en serie, y trastorno de las funciones ejecutivas (planificar, secuenciar, priorizar, mantener la atención en la tarea, adaptarse a los cambios). Los síntomas cognitivos son los que provocan mayor discapacidad social. Entre los síntomas afectivos están el aplanamiento afectivo (también considerado un “síntoma negativo”), la disforia (irritabilidad, preocupación, tensión, etc.), el humor depresivo, apatía o falta de motivación, desesperanza, paranoia e ideas e intentos suicidas. Por último están los síntomas sociales/ocupacionales, como hostilidad, impulsividad, aislamiento y conducta antisocial. Naturalmente, no se requiere que estén todos estos síntomas en una sola persona, y para eso diversos autores han propuesto una serie de conjuntos sintomáticos como criterios para realizar el diagnóstico.

En un subtipo infrecuente, el sujeto puede ser llegar a estar temporalmente mudo, permanecer inmóviles en extrañas posturas, o mostrar agitación sin propósito, los cuales son signos de catatonia. No es un signo diagnóstico de la esquizofrenia, y puede ocurrir en todas las otras condiciones médicas y psiquiátricas.[105]

Evolución natural [editar]

La esquizofrenia se presenta como episodios críticos agudos con tiempos de evolución variables—desde algunas semanas hasta varios meses, dependiendo del tratamiento—y diferentes modos de resolución y síntomas residuales que constituyen la esquizofrenia crónica.

Liebermann[107] considera una evolución más o menos típica, que se inicia con una fase premórbida entre el nacimiento y los 10 años. Luego existe un período prodrómico, entre los 10 y los 20 años que puede durar unos 30 meses.[108] En este período suele aparecer alguna sintomatología negativa y se interrumpe el funcionamiento normal del individuo, por ejemplo, abandona la escuela, o no logra iniciar un noviazgo,[109] antes de la aparición de la psicosis propiamente dicha.[110]

Casa decorada con escritos extraños. Se presume que su habitante padece de esquizofrenia.

Luego comienza el período de progresión del trastorno, donde aparecen los primeros episodios agudos con lo síntomas más llamativos (como delirios y alucinaciones), aunque no son éstos los más importantes para realizar el diagnóstico. Ramón Sarró Burbano-"Análisis mitologemático de los delirios esquizofrénicos"- sugirió que los delirios y alucinaciones de los psicóticos tendrían el valor de "ensoñaciones en vigilia", respondiendo a los mecanismos que Sigmund Freud propuso para los sueños, de realización de deseos. Los síntomas aparecen en brotes con exacerbaciones y remisiones parciales, y frecuentemente acompañados de un deterioro progresivo. Por último viene el período de estabilización y/o agotamiento, sobre los 40 años, en el que predomina la sintomatología negativa y los déficits cognitivos (aunque estos ya están presentes desde el inicio del trastorno).

Un episodio que se inicia con gran intensidad sintomática, por ejemplo, intenso delirio, alucinaciones, agitación psicomotora, lo que se conoce como un “episodio florido” y en forma más o menos brusca, tiene mucho mejor pronóstico que una presentación insidiosa y con síntomas de desorganización más que delirio.[83]

Sea que se presente de manera florida o insidiosa, los pacientes muy raramente van a solicitar ayuda. Siempre serán las personas con las que viven o trabajan las que van a solicitarla, motivados por la observación de una serie de conductas extrañas o que perciben como amenazadoras. Sin embargo, es frecuente que las familias de los esquizofrénicos convivan durante largos períodos con el paciente que presenta síntomas, pero parecen no perturbarse por éstos, hasta que ocurre algún cambio dramático de la conducta de la persona (por ejemplo, una agitación psicomotora).

Las conductas del paciente que parecen más extrañas (como hablar solo, por ejemplo) en realidad responden a vivencias psicóticas actuales, como contestarle a voces que está escuchando. Puede gritarle a las personas de manera incomprensible, pero podría estar en realidad respondiendo a un delirio de persecución o daño, o a alucinaciones. Sin embargo, a la larga, la disfuncionalidad social parece estar más relacionada con el compromiso de funciones cognitivas, tales como atención, volición y funciones ejecutivas, y no tanto con los síntomas propiamente psicóticos positivos (alucinaciones y delirios). De hecho, el tratamiento medicamentoso es capaz de controlar bastante bien los síntomas positivos, pero mucho menos los síntomas negativos y cognitivos.

Con el paso del tiempo la esquizofrenia puede comprometer más o menos profundamente a la persona, lo que se conoce como esquizofrenia crónica. Sobre esta pueden aparecer nuevos episodios de reagudización, con síntomas característicos de los episodios agudos. Por lo general, en los episodios agudos se encuentran síntomas positivos, en tanto en la esquizofrenia crónica son más frecuentes los síntomas negativos.

Diagnóstico [editar]

El diagnóstico de la esquizofrenia se basa en la cuidadosa observación de signos y síntomas, en la exploración metódica de las vivencias de una persona, y en la acumulación de antecedentes desde todas las fuentes posibles (familia, amigos, vecinos, trabajo). No existen pruebas de laboratorio ni exámenes de imágenes que ayuden a establecer el diagnóstico, como no sea para descartar otras patologías.

Se han propuesto varios criterios a lo largo del siglo XX, dependiendo del variable concepto que se tenga de la esquizofrenia. Actualmente existen dos manuales de criterios diagnóstico que, en lo esencial, son muy similares, y tienen por objeto tanto permitir un registro estadístico más o menos confiable como mejorar la comunicación entre profesionales. Sin embargo en la práctica clínica las personas esquizofrénicas tienen una riqueza sintomática que excede largamente el contenido de los manuales, y hay una gran variedad de cuadros que pueden estar a medio camino de las categorías nosológicas contenidas en ellos. Estos manuales son el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) de la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association), y la Clasificación internacional de las enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las versiones más recientes son CIE-10 y DSM-IV-TR.

Manifestaciones [editar]

Para diagnosticar una esquizofrenia, según el DSM-IV-TR (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), el cuadro de la persona debe cumplir ciertos criterios:[111]

A. Síntomas característicos [editar]

Dos (o más) de los siguientes, cada uno presente durante una parte significativa de un período de un mes (o menos, si ha sido tratado con éxito).

  • Delirios.
  • Alucinaciones.
  • Discurso desorganizado (ej. frecuentes descarrilamientos o incoherencia). Véase Desorden del pensamiento.
  • Comportamiento catatónico o gravemente desorganizado.
  • Síntomas negativos, p.ej. aplanamiento afectivo (falta o disminución de respuesta emocional), alogia (falta o disminución del habla), o avolición (falta o disminución de la motivación).

Sólo se requiere un síntoma del Criterio A si los delirios son extraños, o si los delirios consisten en una voz que comenta continuamente los pensamientos o el comportamiento del sujeto, o si dos o más voces conversan entre ellas.

B. Disfunción social/ocupacional [editar]

Durante una parte significativa del tiempo desde el inicio de la alteración, una o varias áreas importantes de actividad, como son el trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado de uno mismo, están claramente por debajo del nivel previo al inicio del trastorno (o, cuando el inicio es en la infancia o adolescencia, fracaso en cuanto a alcanzar el nivel esperable de rendimiento interpersonal, académico o laboral).

C. Duración [editar]

Persisten signos continuos de la alteración durante al menos seis meses. Este período de seis meses debe incluir al menos un mes de síntomas (o menos, si se ha tratado con éxito) que cumplan con el criterio A, y puede incluir los períodos prodrómicos o residuales. Durante estos períodos prodrómicos o residuales, los signos de la alteración pueden manifestarse sólo por síntomas negativos o por dos o más síntomas de la lista del Criterio A, presentes de forma atenuada (p.ej., creencias raras, experiencias perceptivas no habituales).

Otros criterios [editar]

Los demás criterios (D, E y F) permiten excluir que el trastorno derive de trastornos afectivos o del estado de ánimo, de trastornos por uso de sustancias psicoactivas o condiciones médicas y de trastornos generalizados del desarrollo.

Controversias [editar]

Diversos autores han sostenido que el diagnóstico de esquizofrenia es inadecuado porque se basa en categorías dicotómicas, que involucran la discriminación precisa entre enfermedad mental (aquello que satisface los criterios diagnósticos) y sanidad mental (que no los satisface). Van Os y otros autores[112] [113] por ejemplo, han argumentado que esta división precisa tiene poco sentido, en la medida que existen muchas personas normales que tienen experiencias psicóticas o ideas cuasi delirantes[114] sin que esto les signifique algún tipo de problema, alguna incapacidad, o que puedan ser diagnosticados por el sistema categorial (tal vez porque interpretan sus experiencias de un modo positivo, o tienen creencias más pragmáticas y comunes). Debe destacarse que la diferenciación de un síntoma la realiza un observador de un modo bastante subjetivo, y suele basarse en definiciones relativamente inconsistentes o al menos imprecisas (por ejemplo, véase la controversia sobre lo que constituye delirio o trastorno del pensar). También se ha discutido que los síntomas psicóticos no constituyen una buena base para realizar un diagnóstico de esquizofrenia, dado que “la psicosis es la ‘fiebre’ de la enfermedad mental—un indicador grave pero impreciso”.[115] Algunos estudios han demostrado que la tasa de consistencia entre dos psiquiatras enfrentados al diagnóstico de esquizofrenia llega al 65% en el mejor de los casos.[116] Estos elementos han llevado a algunos críticos a sugerir que el diagnóstico de esquizofrenia debería abandonarse.[117] [118] En 2004 Japón abolió el diagnóstico de esquizofrenia y lo reemplazó por “trastorno de la integración”.[119] Otros autores han propuesto un modo de aproximación diagnóstica basado en las deficiencias neurocognitivas específicas (y no en los síntomas psicóticos), como son la atención, funciones ejecutivas y resolución de problemas. Estas deficiencias causan la mayor parte de la discapacidad de la esquizofrenia y no tanto los síntomas psicóticos (que se pueden controlar de modo más o menos efectivo con la medicación). Sin embargo, este argumento todavía es novedoso y es difícil que el método de diagnóstico varíe en el corto plazo.

El enfoque del diagnóstico de la esquizofrenia ha tenido oposición también por parte de movimientos de antipsiquiatría, que argumentan que clasificar determinados pensamientos y comportamientos como enfermedad, según el modelo médico, permite el control social de individuos que la sociedad encuentra indeseables pero que no han cometido ningún crimen. Este argumento, dicen, es un modo injusto de clasificar un problema social como un problema médico para permitir la retención forzosa y el tratamiento de gente que muestra dicho comportamiento, que es algo que se puede realizar bajo el amparo de la legislación para la salud mental en la mayoría de los países occidentales. Aunque la antipsiquiatría ha sido a su vez cuestionada por presentar poca argumentación científica, ha colaborado, sin embargo, en el desarrollo de formas no asilares de tratamiento con participación de la comunidad y la reintegración de esquizofrénicos a la vida comunitaria.

Tratamiento [editar]

La esquizofrenia es un proceso crónico, pero con buena respuesta al tratamiento. Dado que es un trastorno complejo, el tratamiento debiera ser multifacético. Existe un cierto consenso en el uso simultáneo de fármacos antipsicóticos, y de terapias psicológicas como el modelo cognitivo-conductual y psicoanalitica,[120] [121] y otros, y un enfoque psicosocial de redes asistenciales, hogares y talleres protegidos, que evitan las hospitalizaciones prolongadas. En estas condiciones, la esquizofrenia ha mejorado considerablemente de pronóstico en los últimos 20 años.

Farmacología [editar]

Los antipsicóticos son los fármacos más utilizados en el tratamiento de la esquizofrenia y de las enfermedades relacionadas con ella; inicialmente se llamaron tranquilizantes mayores (en oposición a los "tranquilizantes menores" que ahora conocemos como ansiolíticos) o neurolépticos (por su capacidad para producir determinados efectos secundarios neurológicos), pero en los últimos años el término antipsicótico, que hace referencia a su acción terapéutica, se utiliza de forma casi general.

Se suele decir que su descubrimiento fue accidental. Sin embargo, esta afirmación ignora el estado de la ciencia en los años 40 y 50 del siglo XX y la forma de investigar los efectos de los medicamentos que se estaban sintetizando en aquellas fechas. En realidad deberíamos decir que el descubrimiento de su acción antipsicótica fue resultado de la observación detallada de sus efectos en pacientes no psiquiátricos (Henri Laborit) y de su ensayo posterior en pacientes psicóticos (los psiquiatras franceses Jean Delay y Pierre Deniker).[122] Los resultados fueron calificados de extraordinarios, y su expansión se realizó en apenas meses en todos los países desarrollados.

En las décadas posteriores se sintetizaron numerosos compuestos antipsicóticos con eficacia equivalente y con pocas diferencias en su toxicidad. No fue sino hasta los años 90 del siglo XX cuando se consigue reunir un grupo de fármacos llamados antipsicóticos "atípicos" con ciertas ventajas sobre los anteriores (por ejemplo, el control de síntomas reducía los riesgos de efectos adversos), fármacos que se han convertido en los predominantes en los países desarrollados.

Algunos antipsicóticos clásicos o típicos son el haloperidol, la clorpromazina y la flufenacina. Los principales antipsicóticos atípicos modernos son la clozapina, la olanzapina y la risperidona.

Mecanismo de acción y formas de empleo [editar]

Los antipsicóticos pueden administrarse por vía oral, sublingual, intramuscular (IM) o intravenosa. Existen antipsicóticos intramusculares de acción prolongada, cuyos efectos varían. Los antipsicóticos típicos IM tienen una acción inicial más intensa que al final del período, donde su efecto es menor. Los antipsicóticos atípicos IM, como la risperidona, tienen un efecto sostenido, con menos oscilaciones en su efecto.

Al llegar al cerebro bloquean diversos receptores para neurotransmisores, y destaca la acción sobre receptores para dopamina y para serotonina, entre otros. Su mecanismo de acción no está por completo aclarado; el bloqueo dopaminérgico parece importante para el control de los síntomas psicóticos (alucinaciones y delirios), pero no todos los pacientes responden igual ni todos los síntomas mejoran de la misma forma. Existen infinidad de estudios realizados en animales de experimentación que explican sus acciones farmacológicas, pero los estudios en humanos son todavía contradictorios (lo que no es óbice para su evidente eficacia clínica).

Usos terapéuticos [editar]

Se prescriben sobre todo en casos de esquizofrenia, pero también en otras enfermedades en donde se producen síntomas psicóticos (paranoia, psicosis inducidas por enfermedades médicas o por drogas, trastornos afectivos con síntomas psicóticos, etc.). Son especialmente eficaces para reducir la intensidad de los síntomas "positivos", sobre todo de los síntomas psicóticos (alucinaciones y delirios).

Dosificación [editar]

El tratamiento inicialmente precisa de dosis elevadas para controlar el episodio agudo de enfermedad (brote psicótico); estas dosis se asocian con excesivos efectos adversos, por lo que poco a poco se van reduciendo, siempre y cuando la situación clínica lo permita.

Una vez alcanzada la remisión sintomática, se recomienda la continuación del tratamiento durante un mínimo de 2 años, en el caso de un primer episodio, y de hasta 5 años, en el caso de recaídas.

En los otros diagnósticos no hay pautas claras de tratamiento que deberá ajustarse a la evolución del paciente. En cualquier caso, algunos ensayos clínicos han demostrado que una mayor adherencia al tratamiento terapeútico, es decir, la toma real de las dosis indicadas reduce significativamente la incidencia de recaídas. La dificultad de la adherencia al tratamiento radica en la falta de conciencia de enfermedad en muchos de los pacientes, lo que conduce a un abandono temprano o a un cumplimiento parcial de los tratamientos.

Potencial de dependencia [editar]

No existe dependencia de los antipsicóticos, ni se desarrolla tolerancia a sus efectos terapéuticos generalmente; sí se puede desarrollar cierta tolerancia a algunos efectos adversos, lo que mejora la adherencia al tratamiento.

No se recomienda su suspensión brusca más que en casos de riesgo vital; la retirada de los antipsicóticos puede provocar algunos efectos secundarios leves y transitorios, pero en ningún caso existe un síndrome de abstinencia como tal.

Rehabilitación [editar]

La rehabilitación psicosocial, ampliamente definida, incluye varias intervenciones no médicas para las personas con esquizofrenia. Los programas de rehabilitación enfatizan la capacitación social y vocacional para ayudar a los pacientes recién diagnosticados o que han estado enfermos por un tiempo a superar dificultades en las áreas cognitivas o de habilidades sociales afectadas. Los programas pueden incluir asesoramiento vocacional, capacitación para el trabajo, técnicas para solucionar problemas de la vida diaria, administración del dinero, uso del transporte público y aprendizaje de destrezas sociales para interactuar mejor con otras personas. Estos métodos son muy útiles para los pacientes tratados en la comunidad, porque proporcionan las técnicas necesarias para poder llevar mejor la vida en comunidad a los pacientes que han sido dados de alta del hospital.

Con los nuevos medicamentos antipsicóticos que ayudan a controlar los síntomas del trastorno, al tiempo que causan menos efectos secundarios estigmatizantes, las perspectivas de las personas con esquizofrenia han mejorado notablemente. El tratamiento mejora el pronóstico a largo plazo, asimismo, la psicoeducación y otras intervenciones psicosociales ayudan al paciente y a sus familiares a manejar el trastorno de manera más efectiva, a reducir la disfunción social y laboral y a conseguir la reintegración social.

Los médicos deben animar a los pacientes y sus familias a que se integren en terapias de rehabilitación, que pueden ser de gran ayuda y servirles de orientación para enfrentarse a la enfermedad con más eficacia.

Psicoterapia individual [editar]

La psicoterapia individual incluye sesiones programadas con regularidad en las que el paciente conversa con su psicólogo o psiquiatra. Las sesiones pueden centrarse en problemas actuales o pasados, experiencias, pensamientos, sentimientos o reacciones personales. El paciente puede llegar a entender gradualmente más acerca de sí mismo y de sus problemas al compartir experiencias con una persona capacitada para entenderlo y que tiene una visión objetiva. También puede aprender a distinguir entre lo real y lo distorsionado. Estudios recientes indican que tanto la psicoterapia individual de apoyo orientada a la realidad, como los métodos cognoscitivos y de comportamiento, pueden ser beneficiosos para los pacientes externos. Los métodos cognoscitivos y de comportamiento enseñan técnicas de adaptación y solución de problemas. A pesar de sus beneficios, la psicoterapia no es un sustituto de los medicamentos antisicóticos, y resulta más útil una vez que el tratamiento con medicamentos ha aliviado los síntomas psicóticos.

Educación familiar [editar]

Con frecuencia los pacientes son dados de alta del hospital y quedan a cuidado de sus familias, por esta razón es importante que los familiares aprendan todo lo que puedan acerca de los desafíos y problemas asociados con la enfermedad. También es útil que los familiares aprendan maneras de minimizar las recaídas, como son las estrategias para asegurar el cumplimiento del tratamiento. Es necesario que los familiares conozcan los servicios disponibles para asistirles durante el período posterior a la hospitalización. El educar a la familia en todos los aspectos de la enfermedad y su tratamiento se llama "psico-educación familiar". La psico-educación familiar incluye aprender estrategias para manejar la enfermedad y técnicas de solución de problemas. Estos conocimientos son útiles para poder relacionarse mejor con el enfermo y así lograr que el paciente se mantenga en el mejor estado posible..

Grupos de autoayuda [editar]

Los grupos de autoayuda para los familiares que tienen que lidiar con la esquizofrenia son cada vez más comunes. Aunque no son liderados por un terapeuta profesional, estos grupos son terapéuticos a través del mutuo apoyo que se brindan los miembros. El compartir experiencias con personas que están en una situación parecida proporciona consuelo y fortaleza. Los grupos de autoayuda también pueden desempeñar otras funciones importantes, tales como solicitar que se hagan estudios de investigación y exigir que existan tratamientos adecuados en los hospitales y clínicas de su comunidad. Si en vez de actuar individualmente los pacientes se unen para actuar como grupo, ellos hacen presión para que la sociedad elimine el estigma en contra de los enfermos mentales. Los grupos también tienen un papel importante para hacer que el público tome conciencia de los casos de abuso y discriminación.

Los grupos de apoyo y defensoría formados por familiares y personas con circunstancias similares proporcionan información útil para los pacientes y las familias de los pacientes con esquizofrenia y otros trastornos mentales. Al final de este documento se incluye una lista de organizaciones.

Otros [editar]

El paciente necesita apoyo de un gran número de personas en diferentes roles. Entre ellas están los familiares, los profesionales de los programas terapéuticos residenciales y los programas por el día, los administradores de programas de acogida temporal para las personas que se encuentran sin vivienda, los amigos o compañeros de vivienda, los profesionales que manejan el caso clínico, las autoridades religiosas de iglesias y sinagogas, etc. A continuación usaremos el término "familia" cuando hablemos del sistema de apoyo. Sin embargo, esto no significa que solo las familias constituyen el sistema de apoyo.

El paciente puede necesitar ayuda de su familia o comunidad en muchas situaciones. A menudo el paciente se resiste a recibir tratamiento, cree que no necesita tratamiento psiquiátrico y que los delirios o alucinaciones son reales. A veces es la familia o son los amigos los que deben tomar decisiones para que el enfermo sea evaluado por un profesional. Cuando otras personas tomen decisiones de tratamiento, los derechos civiles del enfermo deben ser tomados en consideración. Hay leyes que protegen a los pacientes contra el internamiento involuntario en hospitales. Estas leyes varían de estado a estado. Debido a las restricciones impuestas por la ley, la familia puede sentirse frustrada en sus esfuerzos de ayudar al enfermo mental grave. Generalmente la policía solo puede intervenir para que se realice una evaluación psiquiátrica de emergencia cuando el estado del enfermo representa un peligro para sí mismo o para otros. En algunos casos, la policía puede ayudar a que el enfermo sea hospitalizado. Si el enfermo no va por su voluntad a recibir tratamiento, en algunas jurisdicciones, el personal de un centro de salud mental de la comunidad puede ir a su casa para evaluarlo.

A veces sólo la familia y personas cercanas al enfermo tienen conocimiento del comportamiento y de sus ideas extrañas. Los familiares y amigos deben hablar con el profesional que lo evalúa a fin de que se tenga en consideración toda la información relevante, dado que el enfermo puede no ofrecer voluntariamente dicha información.

Es muy importante asegurar que el enfermo continúe con su tratamiento después de la hospitalización. El paciente puede dejar de tomar sus medicamentos o dejar de ir a las visitas con el médico, lo que generalmente lleva a un empeoramiento de los síntomas psicóticos. La recuperación del enfermo puede ser ayudada dándole ánimo al paciente para que continúe con el tratamiento y asistiéndole con este. Algunos enfermos se vuelven tan psicóticos y desorganizados que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, tales como proveer su propia vivienda, comida y vestido. A menudo, aunque en una proporción menor, las personas con enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia, se encuentran en precariedad, y no reciben el tratamiento que necesitan. No obstante otros terminan curándose como es el caso de John Forbes Nash o bien recibiendo tratamiento médico alternativo a los fármacos con lo que consiguen alcanzar calidad de vida y superar obstáculos y limitaciones.

No es raro que las personas que rodean al paciente se sientan inseguras de cómo responder cuando éste hace declaraciones que parecen extrañas o son decididamente falsas. Para el enfermo, sus creencias o alucinaciones son completamente reales y no son productos de su imaginación. En lugar de simular estar de acuerdo con lo que dice el paciente, los miembros de la familia y amigos deben indicar que no ven las cosas de la misma manera o que no están de acuerdo con sus conclusiones. Al mismo tiempo pueden reconocer que las cosas pueden parecer diferentes para el paciente.

De igual forma, es útil llevar un registro de los síntomas que van apareciendo, los medicamentos (incluyendo las dosis) que toma y los efectos que han tenido los diversos tratamientos. Al saber qué síntomas estuvieron presentes anteriormente, los familiares pueden tener una idea más clara de lo que puede suceder en el futuro. Así se pueden identificar síntomas que sirvan de advertencia temprana para las recaídas. Por ejemplo un mayor aislamiento o un cambio en el patrón de sueño pueden indicar que el paciente está empeorando. De esta forma, el retorno de la psicosis puede detectarse temprano y el tratamiento se puede iniciar antes de que se produzca una recaída total. Además, el saber qué medicamentos han sido efectivos y cuáles han causado efectos secundarios problemáticos en el pasado es muy útil para el médico que trata al paciente. Esta información le permite seleccionar el mejor tratamiento lo más rápidamente posible.

Además de colaborar a obtener ayuda, la familia, los amigos, y los grupos de personas con condiciones similares, pueden proporcionar apoyo y fomentar que el paciente esquizofrénico recupere sus capacidades. Es importante plantearse metas alcanzables ya que un paciente que se siente presionado o criticado probablemente tendrá estrés, lo que puede causar un empeoramiento. Al igual que otros, las personas con esquizofrenia necesitan saber cuando están haciendo bien las cosas. A largo plazo, un enfoque positivo puede ser útil y quizás más eficaz que la crítica. Este consejo es aplicable a todas las personas que se relacionan con el paciente.

Notas [editar]

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  2. a b Castle D, Wesseley S, Der G, Murray RM (1991). «The incidence of operationally defined schizophrenia in Camberwell 1965–84» British Journal of Psychiatry. Vol. 159. pp. 790–794. DOI 10.1192/bjp.159.6.790PMID 1790446.
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Enlaces externos [editar]

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: LA ATENCIÓN EN DIFERENTES SÍNTOMAS PSIQUIATRICOS. LA NEUROSIS. El término neurosis fue propuesto por el médico escocés William Cullen en 1769 en referencia a los trastornos sensoriales y motores causados por enfermedades del sistema nervioso. En psicología clínica, el término se usa para referirse a trastornos mentales que distorsionan el pensamiento racional y el funcionamiento a nivel social, familiar y laboral adecuado de las personas.

Neurosis

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Para otros usos de este término, véase Neurosis (desambiguación).
"El bebedor de Absenta" de Viktor Oliva. El arte está plagado de referencias a la neurosis. El máximo exponente moderno tal vez sea Edvard Munch, aunque desde Carl Jung se viene estableciendo una intensa relación entre el genio creativo y el simbolismo que acecha tras el desequilibrio neurótico.

El término neurosis fue propuesto por el médico escocés William Cullen en 1769 en referencia a los trastornos sensoriales y motores causados por enfermedades del sistema nervioso. En psicología clínica, el término se usa para referirse a trastornos mentales que distorsionan el pensamiento racional y el funcionamiento a nivel social, familiar y laboral adecuado de las personas.

Existe una confusión generalizada sobre el término “neurosis”. Por un lado se aplica, como síntoma, a un conjunto heterogéneo de trastornos mentales que participan de mecanismos inadaptativos ligados a la ansiedad. Por otra parte su uso popular (como sinónimo de “obsesión”, “excentricidad” o “nerviosismo”) ha provocado su extensión a terrenos no estrictamente ligados a la enfermedad mental.

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[editar] Generalidades

El término clásico hace referencia a un trastorno mental sin evidencia de lesión orgánica que se caracteriza por la presencia de un nivel elevado de angustia y una hipertrofia disruptiva de los mecanismos compensadores de la misma. El sujeto mantiene un adecuado nivel de introspección y conexión con la realidad, pero presenta la necesidad de desarrollar conductas repetitivas y en muchos casos inadaptativas con objeto de disminuir el nivel de estrés. Se trata, en realidad, de un rasgo caracterial que acompaña al sujeto durante toda su vida, de gravedad muy variable, desde grados leves y controlables hasta situaciones gravemente incapacitantes que pueden llegar a precisar hospitalización.

Los especialistas afirman que, para protegerse de la angustia, las personas recurren a mecanismos de defensa como la represión, la proyección, la negación, la intelectualización y el desplazamiento, entre otros. Cuando se observan patrones crónicos de mala adaptación que simulen una neurosis, es posible que se trate de un trastorno de personalidad. Para identificar la neurosis, existen distintas pruebas psicológicas.

[editar] Historia de la neurosis

Fuga. Vasili Kandinski. El arte procede de una necesidad interna del alma. Kandinsky opinaba que el desequilibrio conducía a la creación.

El origen del término “neurosis” se encuentra a finales del siglo XVIII aunque su máximo uso se circunscribe al XIX, en plena eclosión de la especialidad psiquiátrica, siendo empleado originalmente para describir cualquier trastorno del sistema nervioso. El médico escocés William Cullen publica en 1769 su obra Synopsis nosologiae methodicae, refiriéndose con el término “neurosis” a un trastorno general del sistema nervioso, sin fiebre ni otras lesiones orgánicas demostrables, y capaz de alterar las capacidades sensitivas y motoras del individuo, mezclándose en este concepto patologías tan dispares como mareos y desmayos, el tétanos, la rabia, las crisis histéricas, la “melancolía” (posteriormente denominada depresión) o la manía. Sigmund Freud desarrolló diversos trabajos en relación con la histeria y los trastornos obsesivos, publicados entre 1892 y 1899, sentando las bases psicogénicas de lo que él denominó psiconeurosis. A partir de sus trabajos se elaboró una clasificación, ya en desuso, que distinguía varios tipos de neurosis (en función de la expresión final de los síntomas provocados por el síntoma nuclear de la angustia): Neurosis de angustia, neurosis fóbicas, neurosis obsesivo-compulsivas, neurosis depresivas, neurosis neurasténicas, neurosis de despersonalización, neurosis hipocondríacas y neurosis histéricas. El principal interés de Freud se centró en lo que denominó “neurosis de angustia”, descrita en torno a un estado de elevada excitabilidad del paciente expresada como “espera angustiosa” sobre la que el sujeto elabora expectativas funestas de futuro basadas en simbolismos (determinado sonido significa que un familiar acaba de morir, un gesto inapropiado acarreará mala suerte, etc.). Para Freud el paciente posee un caudal de angustia que permanentemente se va depositando en forma de miedos, fobias, ataques de angustia (taquicardia, taquipnea, sudoración), etc. En 1909 Pierre Janet publica “Las neurosis”, obra en la que establece el concepto de “enfermedad funcional” frente al modelo anatómico-fisiológico. Desarrolla así el paradigma médico que basa el daño no en la alteración física del órgano, sino en su función. Las funciones superiores, adaptativas, provocan cuando se ven alteradas o disminuidas, un estado “neurasténico” (o de “nerviosismo”) en el que se sobreexpresan otros estados inferiores como la agitación o la histeria.

[editar] Aspectos clínicos

El término neurosis fue abandonado por la psicología científica y la psiquiatría. Concretamente, la O.M.S. (CIE-10) y la A.P.A. (DSM-IV-TR) han cambiado la nomenclatura internacional para referirse a estos cuadros clínicos como trastornos, entre los que se incluyen:

  1. Trastornos depresivos (distimia, ciclotimia, episodios depresivos leves, moderados o graves (con o sin síntomas somáticos))
  2. Trastornos de ansiedad (fobias, trastorno obsesivo-compulsivo, agorafobia, crisis de angustia, trastorno por estrés postraumático, trastorno de ansiedad generalizada)
  3. Trastornos somatoformes (dismorfofobia, trastorno de conversión, hipocondría, dolor somatoforme, trastorno de somatización)
  4. Trastornos disociativos (trastorno de personalidad múltiple, fuga y amnesia psicógenas, trastorno de despersonalización, trance y posesión)
  5. Trastornos sexuales:
    1. Parafilias (exhibicionismo, fetichismo, froteurismo, pederastia, masoquismo, sadismo, travestismo, voyeurismo)
    2. Disfunciones sexuales (deseo inhibido, aversión al sexo, anorgasmia, impotencia, eyaculación precoz, dispareunia, vaginismo)
  6. Trastornos del sueño (insomnio, hipersomnia, parasomnias, terrores nocturnos, sonambulismo, disomnia)
  7. Trastornos facticios
  8. Trastornos del control de impulsos (cleptomanía, trastorno explosivo intermitente, ludopatía, piromanía, tricotilomanía)
  9. Trastornos adaptativos
  10. Factores psicológicos que afectan al estado físico
  11. Trastornos de la personalidad
  12. Códigos V (simulación, problemas interpersonales, duelo patológico, problemas funcionales, rol de enfermo, etc.)

[editar] La neurosis y el arte

A partir de los trabajos de Freud y Jung sobre la utilidad del simbolismo en la revelación del inconsciente se han desarrollado múltiples tesis sobre la influencia de la psicopatología (y especialmente las neurosis) en la actividad creativa o artística. Para Jung el artista "desvelaba" arquetipos ayudando al observador del fenómeno artístico a comprender el universo.[1] Y a través de esa propiedad elaboró toda una estrategia terapéutica basada en el valor simbólico del proceso artístico (capaz de revelar los procesos psíquicos del paciente y de ayudar al terapeuta). La escuela psicoanalítica posterior ha seguido ahondando en esta línea terapéutica.

[editar] Bibliografía

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  • Freud S. Obras Completas. Madrid: Biblioteca Nueva, 1967
  • Janet P. Les Nevroses. Paris: Flammarion, 1909
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[editar] Referencias

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[editar] Véase también

[editar] Enlaces externos

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: TRASTORNOS DE LA ATENCIÓN. HIPOPROSEXIA. La hiperprosexia es un término médico que se refiere a un trastorno de la atención en la que el sujeto se concentra excesivamente en un evento,[1] a tal punto que se ve incapacitado o excluye todo otro estímulo.

Hipoprosexia

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La hiperprosexia es un término médico que se refiere a un trastorno de la atención en la que el sujeto se concentra excesivamente en un evento,[1] a tal punto que se ve incapacitado o excluye todo otro estímulo. Suele ser característica en los delirios, en los estados ansiosos, maníacos y depresivos y en la hipocondria. A veces se logra por adiestramiento.[2]

Referencias [editar]

  1. Instituto Químico Biológico. Diccionario ilustrado de términos médicos (en español). Último acceso 14 de febrero, 2008
  2. Luisa María Serrano González y col. EFICACIA DE LA TERAPIA FLORAL EN EL TRATAMIENTO DE LA DIVERSIDAD (artículo completo disponible en español). Archivo Médico de Camagüey 2005;9(5) ISSN 1025-0255. Último acceso 14 de febrero, 2008

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA. La psiquiatría (griego, psyche: alma, iatréia: curación) es la especialidad médica dedicada al estudio, prevención y tratamiento de las enfermedades mentales y los trastornos del comportamiento.

Historia de la psiquiatría

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La loca Meg (Dulle Griet) de Pieter Brueghel el Viejo. 1562, Museo Mayer van den Bergh, Amberes

La psiquiatría (griego, psyche: alma, iatréia: curación) es la especialidad médica dedicada al estudio, prevención y tratamiento de las enfermedades mentales y los trastornos del comportamiento. Surge como rama científica del cuerpo médico en el siglo XIX, en una época tardía con respecto a otras especialidades, aunque existen referencias a patologías mentales y su tratamiento en manuales médicos de gran antigüedad, como el Bhutavidya (uno de los libros del Āyur Veda, texto sagrado de sabiduría hindú), o en algunos textos médicos del renacimiento. La primera referencia con este nombre es de Johann Cristian Reil en 1803.[1] El modelo cultural de salud-enfermedad propio de cada época ha sido determinante para la comprensión de las enfermedades mentales: desde una concepción primitiva de la enfermedad como castigo divino, en la que la enfermedad mental se considera el paradigma del castigo por la ruptura de algún tabú (el loco está poseído por algún demonio, o es directamente castigado por Dios), pasando por un modelo social y psicoanalítico, hasta la más moderna perspectiva bioquímica y genética de la enfermedad mental, como una expresión más de la alteración del órgano o de su función fisiológica.

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La psiquiatría en la antigüedad [editar]

Tlazolteotl, diosa azteca de la locura, la ferlitilad y la lujuria.

En Mesopotamia, unos cuatro mil años antes de Cristo, se establece la civilización sumeria, de la que se conservan documentos médicos en tablillas grabadas mediante escritura cuneiforme. Se trata de una cultura mágico-animista que posee una concepción sobrenatural de la enfermedad: esta es un castigo divino impuesto por diferentes demonios tras la ruptura de algún tabú. De este modo lo primero que debe hacer el médico es identificar cuál de los aproximadamente 6000 posibles demonios es el causante del problema. A la enfermedad se la denomina shêrtu,pero esta palabra asiria significa, también, pecado, impureza moral, ira divina y castigo. los sacerdotes de Assipu se ocupan de las enfermedades internas, especialmente de las enfermedades mentales, anticipando la especialidad psiquiátrica, aunque bajo una óptica más religiosa que científica.

En el Antiguo Egipto se desarrolla un sistema médico público notable, que ya establece la importancia de ambientes estimulantes o de actividades recreativas como la pintura o el baile para el tratamiento de determinados trastornos del comportamiento. En el papiro Edwin Smith se afirma que el cerebro es el asiento de la mente (contrariamente a la creencia griega que la sitúa en el corazón). En el papiro Ebers se mencionan algunas enfermedades mentales, entre las que se incluye la epilepsia, que será considerada durante muchos siglos una forma de locura.

Han llegado hasta nuestros días evidencias de que entre los Aztecas existía un modelo médico de la locura: Tlazoltéotl es la madre tierra, diosa de la fecundidad, pero también la diosa de la enfermedad y de los trastornos mentales. Según algún grabado la diosa se adueña del alma del hombre, provocándole convulsiones o la locura.

La gran revolución médica desarrollada por la civilización griega a través de varias figuras de gran importancia como Hipócrates alcanzará también a las enfermedades mentales. Platón ya había subrayado la importancia de la entrevista clínica como herramienta diagnóstica y, en muchos casos, terapéutica, pero será la teoría de los cuatro humores del inmortal médico de Cos la que apuntale la evidencia del complejo sistema de relaciones entre el comportamiento de una persona y su situación orgánica. En sus obras pueden encontrarse descripciones de cuadros como la epilepsia, la manía, la paranoia, el delirio tóxico, las fobias o la histeria.

La tragedia griega explora los mecanismos del psicodrama, la sugestión y el simbolismo para conseguir una experiencia de "catarsis" liberadora, que alivia culpas y limpia impurezas. A través de la representación se subliman las bajas pasiones del público y se consigue un estado de comunidad solidaria colectiva con el héroe.

Por otra parte el desarrollo del teatro (la tragedia griega) y su función de catarsis ponen el primer jalón de un método de tratamiento psicológico fundado en el simbolismo. La escuela sofista llegó a diseñar un método de tratamiento de la melancolía basado en el relato de las vivencias del paciente a un terapeuta.[2] [3] La nomenclatura psicopatológica moderna ha acuñado muchos términos cuyos orígenes se remontan a las obras dramáticas griegas: el complejo de Edipo o Electra, el síndrome de Ulises y muchos otros han sido bautizados así en honor a la reflexión que los dramaturgos griegos hicieron sobre determinados conflictos psicológicos arquetípicos.

Los médicos romanos son los herederos de esta nueva cosmovisión de la enfermedad como proceso natural, alejado del paradigma mágico o teológico. Celso propone, al modo de los egipcios, actividades lúdicas (música, pintura) para el tratamiento de determinados desórdenes mentales ("insania") y desarrolla una clasificación de las enfermedades en tópicas o locales y sistémicas o generales. Dentro de las generales distingue un subgrupo de enfermedades mentales, pudiendo estas ser febriles (delirios) y no febriles (locura). Galeno, por su parte, localizó la razón en el cerebro y sus estudios de las lesiones cerebrales le llevaron a postular que el daño provocado en un lado del encéfalo se correspondía con alteraciones en las extremidades del lado opuesto. Según Galeno, las causas de la locura podían estar en el organismo (daño cerebral, alcoholismo,...) o en la mente (fobia, desengaño, melancolía...).[4]

La Edad Media [editar]

Juana la loca, ilustrada, amante de la música, y enajenada por su amor al heredero del imperio alemán. Se pasó cuarenta años encerrada en Tordesillas.

Algunos autores afirman que, en esta época, la enfermedad mental retornó a la categoría de posesión diabólica.[5] [6] [7] La epilepsia, por ejemplo, ha sido confundida con frecuencia con la posesión, desde la cultura faraónica egipcia, pasando por la Edad Media y hasta nuestros días.[8] Una notable aportación, contraria a esta visión del enfermo mental, se encuentra en Tomás de Aquino, quien sostiene que el alma, de origen no terreno, no puede por tanto enfermar, y achaca la enfermedad mental (aegritudo animalis) a algún trastorno del cuerpo susceptible de ser tratado.[9] Ya en siglo IV, Aurelius Agustinus (Agustín de Hipona) había subrayado la importancia de la introspección como fuente de autoconocimiento, siendo por ello considerado por algunos autores como el precursor del psicoanálisis.[10]

Fuera de ese contexto, como sucedió en otras ramas del saber, hay que destacar el papel de la cultura árabe, de la que hay que reseñar la creación de la primera institución de acogida para locos conocido en Bagdad, en el año 792 (Dayr Hizquil, "casa para locos"), durante la dinastía Omeya. Se encuentran otros asilos para locos en El Cairo (873), Damasco (800), Alepo (1270) o Granada (1365)[cita requerida]. La acogida de personas caracterizadas como locas en Europa, sobre la base de su necesidad de tutela jurídica y personal dio lugar al desarrollo de espacios especializados en hospitales y hospicios desde el siglo XIII- por ejemplo en Bedlam, probablemente a partir d ela influencia de la relectura del Derecho Romano y del problema que planteaba la tutela jurídica de los dementes.

Entre los médicos del islam medieval, Avicena menciona en su Canon de medicina algunas enfermedades mentales y desarrolla un intento de correlación de las mismas con algunas alteraciones orgánicas. Rhazes se atreve con una clasificación de las enfermedades mentales (y con alguna propuesta de psicoterapia) y Maimónides, judío hispano en un entorno cultural islámico, menciona en su obra algunos aspectos de higiene mental. En los siglos XII y XIII, los traductores de Toledo, al traducir estas versiones de los autores clásicos, sus comentadores y las obras científicas árabes, las hicieron accesibles a la Europa cristiana y facilitaron el desarrollo de la Escolástica y la ciencia medievales.[11]

El Renacimiento [editar]

"Los muchos libros a unos hicieron sabios y a otros locos". Petrarca.
El renacimiento es una época ambigua, cuando no contradictoria en materia de psiquiatría. Hereda y ahonda en la visión demoníaca del loco, identificado en muchos casos con la brujería; pero el espíritu humanista que le es propio da lugar a la proliferación de manicomios y de los primeros estudios científicos sobre la enfermedad mental. El Malleus maleficarum (Martillo de brujas) escrito en 1486 por los teólogos Heinrich Kramer y Johann Sprenger atribuye al demonio la causa de todas las enfermedades mentales.

Esta época de despegue de las ciencias físicas y de la medicina no aportará, sin embargo, grandes novedades al campo de la protopsiquiatría. Hay que destacar, sin embargo, algunas figuras individuales, como la de Paracelso (1493-1541), autor del tratado "Sobre las enfermedades que privan de la razón". En esta obra propone que las enfermedades mentales no tienen su causa en Dios, sino en procesos naturales, y adelanta una clasificación en cinco grupos: epilepsia, manía, locura verdadera, baile de San Vito y "suffocatio intellectus". Los locos verdaderos se dividen también en cinco tipos: lunáticos, insanos, vesánicos, melancólicos y obsesos.

Pero la influencia de la religión, que empieza a verse parcialmente resquebrajada en otros ámbitos del conocimiento, apuntala su poder sobre el campo de la locura. En el Malleus maleficarum, (obra heterodoxa incluida en el Índice de Libros Prohibidos varios siglos después), se define a la enfermedad mental como una forma de brujería o posesión demoníaca cuyo tratamiento pasaba por la tortura o la hoguera para "liberar" el alma del enfermo.[12] Hay que destacar también dentro del cristianismo el papel de San Juan de Dios (1495-1550) puesto que vivió en sus propias carnes la violencia de la contención de los locos en el Hospital Real de Granada, y eso tuvo algo que ver con la fundación de la Orden Hospitalaria, la cual se planteaba formas de atención humanitaria en las instituciones asistenciales (y cuyo modelo inspiró en el XVII la fundación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul).

Mucho antes, desde el siglo XIII, en Inglaterra, en Bedlam se acogían locos, y posteriormente en algunas ciudades europeas bajomedievales, hubo fundaciones civiles y religiosas para la tutela de dementes. En la Corona de Aragón, tanto el Hospital General de la Sancta Creu de Barcelona, fundado en 1401, como el Hospital des Innocents de València fundado por Juan Gilaberto Jofré‎ el 1409, acogía a locos, unas veces pobres, otras veces a cargo de rentas vitalicias creadas por filántropos o parientes. La acogida de locos no tenía ninguna implicación terapéutica, solamente se desplazaba la responsabilidad de la tutela legal del loco de una persona física —habitualmente un pariente—, a una persona jurídica —la fundación hospitalaria. Ya en 1385 el franciscano Francesc Eiximenis, escribió un Regiment de la cosa pública destinado a los Jurats de la Ciudad de Valencia en el que establecía las responsabilidades de los gobernantes de la ciudad en proveer los medios para gestionar a pobres, dementes y enfermos, y que inspiró indudablemente la obra del valenciano Luis Vives siglo y medio más tarde. Por eso, en la Corona de Aragón, como en el Norte de Italia y en la Europa Católica, muchas de estas instituciones eran ya en el XV civiles y controladas por los municipios y así siguieron hasta las leyes de reforma de la beneficencia promulgadas por el constitucionalismo moderno en el s. XIX.

En 1567 Bernardino Álvarez, soldado retirado, inaugura el primer centro de estas características de América, en México. También por Europa se extiende esta política de confinamiento: en Inglaterra Enrique VIII inaugura el primer hospital para locos, el Bethlem Royal Hospital o asilo de Bedlam.

Extracción de la piedra de la locura, de Hieronymus Bosch. Este cuadro satírico representa a un cirujano (con embudo en la cabeza) pretendiendo operar a un loco, mediante la extracción de una piedra del cerebro, supuestamente causante de la enfermedad mental.

Esta revolución se acompaña de la obra y el pensamiento del que es considerado el padre de la psicología: Juan Luis Vives, humanista, filósofo y pedagogo español de origen judío, autor del tratado De anima et vita (Basileae, 1538) en el que apunta varios aspectos de psicología y psicopatología y niega categóricamente el origen sobrenatural de la locura.

A los de Vives hay que añadir los estudios de Jean François Fernel (1485-1558), quien describe varias capacidades de la mente como la memoria, la inteligencia, o el sentido común, y que se reafirma en el origen natural de la enfermedad mental. Johann Weyer (1515- 1588), médico y humanista, y algunos otros médicos como Cornelio Agripa, Girolamo Cardano, Arnau de Vilanova (1238 - 1311), Andrés Laguna, Amato Lusitano o Lavinio Lemnio también se oponen a que los locos sean quemados en la hoguera y reivindican el origen médico de la locura. Weyer desarrolla un tratado teórico sobre el tema del demonio y la locura titulado De Praestigiis Daemonum. De todas formas se mezclan con frecuencia en algunos de estos autores brujería, locura, licantropía, alquimia y estados delirantes o epilépticos, en muchos casos con algunas trazas de la misma misoginia que impregna las tesis oficiales.

En 1511 se publica el Elogio de la locura, un ensayo de Erasmo de Róterdam escrito en forma de sátira en el que critica las supersticiones y las prácticas piadosas de la Iglesia Católica, así como de la locura de los pedantes (entre los que se incluye el propio autor). Se trata más de una crítica a la doctrina religiosa imperante que un tratado sobre psiquiatría pero ejerció una gran influencia en la visión de la enfermedad mental durante buena parte del renacimiento.

Es imposible hablar de psiquiatría en el Renacimiento y no hacer mención al universal bardo de Avon. William Shakespeare condensó en su obra literaria muchos de los arquetipos psicológicos desarrollados siglos después por la psiquiatría moderna, del mismo modo que antes hiciera la tragedia griega. Otelo y sus celos patológicos, Hamlet y su complejo de Edipo o los conflictos psicológicos planteados en Macbeth o en el Rey Lear han sido analizados minuciosamente desde una perspectiva psicopatológica por numerosos psiquiatras a lo largo de la historia. De igual modo El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, ha sido analizado desde esa perspectiva ofreciendo a su vez unos patrones de personalidad reflejados en la figura de Don Quijote (el loco idealista) y Sancho Panza (que representa una forma de locura más próxima a la necedad).[13]

El Siglo XVII y La Ilustración [editar]

Philippe Pinel, en La Salpêtrière (Asilo de París para mujeres locas), liberando de sus cadenas a una paciente. Cuadro de Robert Fleury (1795).

Durante el siglo XVII la ciencia comienza a profundizar en la psique humana desde una nueva perspectiva. Los primeros "exploradores del cerebro", precursores de la moderna neurología, comienzan a describir las principales estructuras anatómicas de las estructuras intracraneales y algunas de sus funciones, imprimiendo un nuevo concepto de los orígenes del comportamiento humano y, por lo tanto, de sus trastornos. Thomas Willis publica Cerebri anatome, y describe varias estructuras como el polígono vascular que lleva su nombre, Thomas Sydenham realiza los primeros estudios histológicos cerebrales y se atreve con una explicación de la histeria (reconociendo además su existencia en ambos sexos, ya que hasta ese momento solo se creía posible en la mujer),[14] René Descartes publica en 1649 su "Traité des passions de l'âme" (Tratado de las pasiones del alma) en el que describe la glándula pineal como el órgano de asiento del alma. En esta glándula "la sangre se convierte en espíritus animales que se extienden después por todo el sistema nervioso".

En este contexto surgen las primeras propuestas terapéuticas. La locura en cualquiera de sus variantes (manía, melancolía, histeria, hipocondría...) son la expresión de un conjunto de debilidades corporales que se corrigen con métodos de supuesto fortalecimiento del sistema nervioso (los aceites de ámbar, la ingesta de limaduras de hierro...), aunque todavía persiste un complejo entramado entre lo moral y lo insano que deriva en tratamientos todavía más peregrinos, como la ingesta de jabón o vinagre (para "purificar").

Philippe Pinel

Poco a poco se va abriendo paso un concepto más médico (en cuanto orgánico) de la locura y a partir del siglo XVIII, en plena Ilustración europea, comienzan a afianzarse y acrecentarse estos pequeños pasos dados hasta el momento: George Ernst Stahl (1659 - 1734) divide a las enfermedades psiquiátricas en dos grandes grupos: simpáticas (en las que existía daño en algún órgano) y patéticas (en las que no se encontraba una lesión orgánica subyacente). William Cullen (1710 - 1790) elabora otra clasificación de las enfermedades mentales y es el primero en utilizar el término "neurosis".

Pero la figura más importante de la psiquiatría (considerado por algunos como el verdadero primer gran psiquiatra) es Philippe Pinel (1745-1826). Este médico francés cambió la actitud de la sociedad hacia los enfermos mentales. Pinel fue nombrado por la Comuna, en plena Revolución francesa, director médico del Asilo de La Bicètre y, posteriormente (en 1795) director de La Salpêtrière, en París. Durante su cargo liberó a los enfermos mentales de las cadenas con las que eran reducidos y confinados. En su "Tratado de la locura" clasificó las enfermedades mentales en cuatro tipos: manía, melancolía, idiocia y demencia, y explicó su origen por la herencia y las influencias ambientales.[15] Propuso la creación de un cuerpo especializado de médicos dedicados a la atención de los "alienados", y su importancia es de tal envergadura que al movimiento iniciado por él se le ha conocido como "Segunda Revolución Psiquiátrica". Uno de sus más notables discípulos fue Etienne Esquirol (1782-1840), quien hizo de la "terapia moral" de Pinel su bandera y consiguió promulgar una ley en 1838 que obligaba a la administración francesa a disponer de un asilo para dementes en cada departamento del país. Este autor es el primero en emplear el término "alucinación". Otros seguidores de este movimiento fueron Jean Pierre Falret, Jules Baillarger, o Jacques Joseph Moreau de Tours, este último autor de la primera descripción de una psicosis aguda inducida por una droga (Hachís).[16]

En este período hay que destacar a Johann Cristian Reil (1759-1813), creador de la psicoterapia racional y fundador de la primera revista de psiquiatría (y del mismo término).

El siglo XIX [editar]

Une leçon clinique à la Salpêtrière. Jean Martin Charcot, en el Asilo de La Salpêtrière, en París, asistido por su alumno Joseph Babiński, durante un "rapto histérico" de la paciente "Blanche" (Marie) Wittman. Cuadro de André Brouillet (1887), conservado en la Universidad de París.

A partir de las propuestas de Pinel comienzan los avances en el conocimiento de la enfermedad mental. Durante el siglo XIX, y a falta de las herramientas necesarias para la demostración de la etiología de la mayor parte de los trastornos psiquiátricos surgen varias escuelas de pensamiento, fundadas en hipótesis o supuestos más teóricos que empíricos: Franz Anton Mesmer (1734 - 1815) elabora la doctrina del magnetismo animal, según la cual existiría un fluido universal que facilitaría las relaciones e influencias entre los seres vivos y los cuerpos inanimados y celestes. Este fluido sería transmisible mediante determinados pases magnéticos. Las sesiones de Mesmer adquirieron cierta fama entre la clase alta europea, y constituyen un ejemplo del uso de la sugestión. Johann Caspar Lavater (1714 - 1801), gran amigo de Goethe, publica en 1772 su obra "El arte de conocer a los hombres por la fisionomía" (Essai sur la physiognomonie destiné à faire connoître l'homme et à le faire aimer), y en 1774 "Fragmentos fisionómicos", dos clásicos que durante los últimos años del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX determinarán la creencia generalizada de la relación entre el comportamiento y la fisiognomía (forma del rostro) de los individuos.[17] Franz Joseph Gall (1758 - 1828) desarrolló la teoría de la frenología. Según este autor se podía conocer el estado de ciertas funciones cerebrales a través de la palpación del cráneo. Creó una escuela importante cuyo principal discípulo en España fue Mariano Cubí, quien introdujo este modelo psiquiátrico en Barcelona en 1842.

Pero este siglo va desvelando algunos secretos del sistema nervioso central, lo que permite algunas conclusiones más rigurosas y de mayor crédito. François Magendie describe en 1822 la diferencia entre las fibras nerviosas sensitivas y las motoras, Claude Bernard (padre de la fisiología moderna) publica en 1858 el primer tratado científico de fisiología nerviosa ("Leçons sur la physiologie et la pathologie du système nerveux"), Camillo Golgi desarrolla las técnicas de tinción que permitirán el estudio histológico del cerebro, y Santiago Ramón y Cajal describe la unidad funcional básica del cerebro: la neurona, por lo que recibirá el premio Nobel de Medicina en 1906.

Dentro de los clínicos hay que destacar a figuras como Jean Martin Charcot (1825 - 1893), quién elaboró varios estudios sobre los fenómenos de la hipnosis y la histeria, o de Wilhelm Wundt (1832 - 1920) fisiólogo y filósofo, y creador en 1879 en Leipzig del primer laboratorio de psicología experimental. Otro personaje menos conocido pero que aportó datos de interés a la psiquiatría de este siglo fue Pierre Janet, autor de Contribution a l'étude des accidenta mentaux des hystériques (tesis doctoral dirigda por el propio Charcot) y de varios trabajos sobre automatismos, sonambulismo, recopilados y publicados a principios del siglo XX en su obra más trascendente Les médications psychologiques. Al final de su carrera como psiquiatra protagonizará un enfrentamiento con Sigmund Freud sobre sus teorías psicoanalíticas y simbólicas.[18]

Más psiquiatras a destacar en este siglo son Benjamin Rush (1745-1813), padre de la psiquiatría en los Estados Unidos; Joseph Adams (1756-1818), pionero en los estudios sobre susceptibilidad genética a las enfermedades mentales; Johann Christian Heinroth (1773-1843), psiquiatra alemán que definió el concepto de psicosomático; James Cowles Pritchard (1786-1848), impulsor del concepto de la psicopatía; Karl Wernicke (1848-1905), primer fisiólogo en intentar relacionar el daño estructural en determinadas zonas del cerebro con algunas patologías mentales; o Daniel Hack Tuke (1827-1895) autor, junto con John Charles Bucknill (1817-1895), del primer tratado médico de psiquiatría.

Pero será a finales de este siglo y en los albores del siglo XX cuando comiencen a surgir los primeros psiquiatras de influencia crucial en la historia de esta especialidad. Al igual que en otras ramas de la medicina el nivel de conocimientos (elevado exponencialmente durante el siglo XVIII y XIX) alcanzará el nivel crítico necesario para generar alternativas de tratamiento razonablemente eficaces para muchas de las enfermedades mentales conocidas.

La psiquiatría en el siglo XIX
Franz Anton Mesmer.jpgJohann Casper Lavater.jpgFranz Joseph Gall.jpgJean Martin Charcot 01.jpg
MesmerLavaterGallCharcot

El siglo XX [editar]

El nacimiento de la psiquiatría organicista [editar]

Emile Kraepelin

Con el siglo XX va forjándose un nuevo concepto de enfermedad mental, más ligado a una concepción orgánica y biologicista, heredera de las doctrinas degeneracionistas y del positivismo radical, que basaba sus observaciones no ya en los locos situados en el medio social, sino en las colecciones de especímenes humanos clasificados en los manicomios morales. El representante más genuino de esta orientación por la influencia posterior que ha tenido fue Emil Kraepelin (1856-1926) que propone un acercamiento, observación estrictamente clínico en el que la narrativa del enfermo és reducida de síntoma a signo. Kraepelin se centró en la clínica, como herramienta diagnóstica y terapéutica superior a la formulación de hipótesis e incluso a la anatomía patológica. Describió por primera vez la dementia praecox (más tarde conocida como esquizofrenia) y la psicosis maníaco-depresiva. En 1883 publicó la primera edición de su obra más importante: Lehrbuch der Psychiatrie, que tendría enorme difusión, alcanzando la novena edición en 1927. Sin embargo la influencia de Kraepelin fue limitada fuera de Alemania hasta el primer tercio del s.XX, puesto que sólo en este periodo la psiquiatría se incardinó como especialidad médica y abandonó la condición de "ciencia especial" o de "alienismo" que había mantenido durante el s.XIX.

También en los comienzos de esta centuria despunta Eugen Bleuler, defensor de que las enfermedades psiquiátricas son causadas principalmente por trastornos biológicos o genéticos y autor de algunos aportes fundamentales en psiquiatría clínica (a él se deben los términos de esquizofrenia (sustituyendo al término propuesto por Kraepelin) y autismo), recogidos en su obra "Demencia precoz o grupo de las esquizofrenias".

Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX tiene lugar la Tercera Revolución Psiquiátrica, merced a los trabajos de y escucha atenta de lo que el paciente psiquiátrico tiene que contar, y de Sigmund Freud (1856-1939) que no sólo escucha sino que intenta comprender al enfermo mental.

El diván es la herramienta diagnóstica por excelencia asociada al psicoanálisis. La escuela psicoanalítica, renovada por los discípulos de Freud, ha seguido en mayor o menor grado vigente tras la muerte de su fundador y las ideas centrales han trascendido a la psiquiatría alcanzando disciplinas tan dispares como el arte, la religión, o la antropología pasando a formar parte en cierta medida de la cultura popular.

Freud, neurólogo de formación aporta, por su parte, la noción del subconsciente, descubriendo que detrás de la mente humana existen mecanismos no evidentes, o conscientes capaces de generar alteraciones psiquiátricas. En 1896 desarrolla el psicoanálisis: una técnica de asociaciones libres e interpretación de sueños cuyo objeto es ahondar en la mente del sujeto para conocer su subconsciente y ayudarle a comprender las causas de su comportamiento (fundamentalmente recuerdos traumáticos del pasado almacenados en el inconsciente). Elaboró una teoría de la personalidad y describió los mecanismos mentales inconscientes de defensa del yo. Empleó la hipnosis para el tratamiento de la histeria, trastorno que relacionó con represiones subconscientes de naturaleza sexual. Hay que añadir que revolucionó la sociedad de su época con las teorías sobre sexualidad infantil (que había sido ignorada hasta ese momento).

Otras figuras relevantes de la psiquiatría del siglo XX fueron Karl Jaspers, autor de una metodología sistemática y padre de la psicopatología moderna. Su libro Psicopatología General, de 1912, tuvo una gran influencia en el pensamiento psiquiátrico posterior. Jaspers pasó de la psiquiatría a la filosofía, convirtiéndose en un exponente del existencialismo alemán; Ernst Kretschmer, uno de los pioneros en señalar científicamente la relación entre el tipo corporal, el temperamento de las personas y algunas características de sus enfermedades psíquicas. Realizó una conocida clasificación biotipológica en leptosomáticos, pícnicos y atléticos, asociando el primero a la predisposición a padecer esquizofrenia, y el segundo (pícnico), a padecer psicosis maniaco-depresiva; Adolf Meyer, desarrollador de una perspectiva psicobiológica de la psiquiatría, que integraba aspectos biológicos y psicológicos en el origen y tratamiento de las enfermedades mentales. Su principal obra (de 1957) se titula Psicobiología: una ciencia del hombre; Henri Ey, autor de una vasta obra docente y asistencial, sobre todo de un tratado sobre las alucinaciones. Su obra ha constituido el texto básico de toda una generación de psiquiatras. Fundó en 1950 los congresos mundiales de psiquiatría; Sergei Korsakov, quien estudió el deterioro mental de los alcohólicos, describiendo el síndrome que lleva su nombre; Alois Alzheimer, que describió la demencia presenil epónima; o Egas Moniz, introductor de la lobotomía, técnica que consiste en seccionar el lóbulo frontal del cerebro para conseguir calmar la excitación de los enfermos psicóticos de larga evolución. Obtuvo por ello el premio Nobel de Medicina en 1949. Viktor Frankl, fundador de la logoterapia, considerada como la "tercera escuela vienesa de psicología".

Antipsiquiatría y desinstitucionalización [editar]

Artículo principal: Antipsiquiatría

La reclusión de los enfermos mentales en asilos y el inicio de algunos tratamientos empíricos determinaron una brecha importante en la comunicación entre el médico y el paciente mental que confluyó en un movimiento heterodoxo dentro de las diferentes corrientes médicas denominado Antipsiquiatría. Esta corriente, opuesta al modelo impositivo, surge a mediados del siglo XX como respuesta al proceso de exclusión social sufrido por los enfermos mentales y al uso controvertido (aunque en ocasiones eficaz) de nuevos métodos terapéuticos como la Terapia electroconvulsiva (electroshock), los comas insulínicos, las termoterapias de choque, la implementación de la técnica quirúrgica de la lobotomía, etc.

Fluoxetina, más conocida por uno de sus nombres comerciales (Prozac), o la "píldora de la felicidad", es un antidepresivo cuyo mecanismo de acción consiste en inhibir de manera selectiva la recaptación del neurotransmisor serotonina, alterando el eje dopamina-serotonina y mejorando así algunos cuadros depresivos. La eficacia de los nuevos fármacos psiquiátricos ha servido para apuntalar el "mito del fármaco" como icono cultural de la sociedad occidental del siglo XX.

David Cooper en 1967 propone el término de antipsiquiatría para referirse a un movimiento o corriente de pensamiento psiquiátrica opuesta a estos métodos cuya base se sustentaba en la abolición del "yo" del paciente, y a una concepción a su juicio excesivamente biologicista de la enfermedad mental. Ronald Laing, el gran abanderado de la antipsiquiatría, llega a firmar que el origen de la esquizofrenia estaba en una infancia determinada por unos padres excesivamente intrusivos o disrruptores en la formación de la personalidad, atribuyendo a esta enfermedad, por tanto, la posibilidad de tratamiento mediante psicoterapia. Otras figuras de esta corriente como el psiquiatra Thomas Szasz llevaron al extremo sus postulados, afirmando que en muchos casos la locura o la enfermedad mental son etiquetas impuestas por convenio para controlar toda desviación de la convención social.[19] Tras un largo período de desencuentro la psiquiatría oficial y la antipsiquiatría confluyeron en una corriente psiquiátrica que finalmente se desentendió de la mayor parte de los tratamientos criticados por esta última (actualmente sólo persisten unas indicaciones muy limitadas y restrictivas para el empleo del electroshock, habiendo desaparecido en psiquiatría el resto de terapias antes mencionadas), y que admitió la pertinencia de incorporar a los enfermos mentales en ambientes sociales más integradores y menos aislantes como un camino hacia su "normalización". Este fenómeno, conocido como "desinstitucionalización" ha llevado al cierre masivo de los antiguos manicomios en muchos países occidentales desde la década de los setenta hasta la actualidad, abogándose actualmente por Unidades Hospitalarias de Procesos Agudos y reservando las estancias en Unidades de Crónicos (o larga estancia) sólo aquellos casos de muy difícil integración o sin un soporte social adecuado para la misma.[20]

La psiquiatría farmacológica [editar]

A partir de la segunda mitad del siglo (especialmente a partir de los sesenta) el gran despegue de la industria farmacéutica y los sucesivos hallazgos de nuevas moléculas con actividad en la esfera del comportamiento humano comienzan a ensamblar un concepto farmacológico de la psiquiatría: las moléculas actúan a nivel de determinados neurotransmisores, dando pistas del origen fisiopatológico del trastorno mental. El haloperidol (la primera "camisa de fuerza química"), las benzodiazepinas, o los más modernos antidepresivos (como la fluoxetina, principio activo del Prozac, otro icono farmacológico del siglo XX junto con la Aspirina o la Viagra) son tan eficaces que generan un fuerte movimiento psicofarmacológico junto al que aún conviven otras terapias más clásicas como la psicoanalítica.

Referencias [editar]

  1. Archiv für die Physiologie, Johann Cristian Reil
  2. Filóstrato: Vidas de los Sofistas. Intr. trad. y notas de Mª. C. Giner. Rev.: A. Pérez Jiménez. Ed. Gredos, Madrid. Col. Biblioteca Clásica.ISBN 84-249-0854-6
  3. Filón de Alejandría. Los terapeutas: de vita contemplativa. Salamanca: Sígueme; 2005.
  4. Galeno, Sobre las facultades naturales: las facultades del alma siguen los temperamentos del cuerpo, Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2395-2.
  5. "La teología cristiana trataba la locura como señal de la guerra que Dios y Satanás libran por la posesión del alma (la psicomaquia)". Porter, Roy. Historia social de la locura; Editorial Crítica, Barcelona, 1989; pp 27-28; ISBN 84-7423-423-9.
  6. "La teoría supersticiosa de la edad del oscurantismo había presupuesto maleficio, fuerzas que poseían desde fuera, desde arriba" Porter, Roy. Historia social de la locura; Editorial Crítica, Barcelona, 1989; pp 123; ISBN 84-7423-423-9.
  7. Hector M. León Castro, Estigma y enfermedad mental. Un punto de vista histórico-social Revista de Psiquiatría y salud mental Herminio Valdizán; Vol 6, nº1; Junio 2005; pp33-42.
  8. Otto J. Hernández-Fustes, Otto Hernández-Cossio, Laércio F. da Silva, Mabel S. Kawasaki, Carlos A. Rodríguez, Renato Puppi Munhoz, Arla C. B. Stokes, Judith H. Fustes. Epilepsia y trabajo. I Congreso Virtual de Psiquiatría 1 de Febrero - 15 de Marzo 2000
  9. M. Echavarría, “La enfermedad psíquica según santo Tomás”, en Proceedings of the International Congress on Christian Humanism in the Third Millennium: The Perspective of Thomas Aquinas, Pontificia Academia Sancti Thomae Aquinatis, Vatican City 2006, 441- 53;
  10. Neus Carbonell. Comentarios al texto de San Agustín Confesiones, libro VII, cap.XI
  11. H. Schipperger, Las escuelas de Toledo y su significación para la ciencia occidental, «Archivo iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropología» XIII (1961) 41-64
  12. ..."Ahora bien, hay dos maneras en que, como se dijo, los demonios pueden provocar este tipo de imágenes. A veces actúan sin encadenar la razón humana, como se dijo en lo referente a la tentación y en el ejemplo de la imaginación voluntaria. Pero en ocasiones el uso de la razón está encadenado por entero; y esto puede ejemplificarse con ciertas personas defectuosas por naturaleza, y con los locos y los borrachos. Por consiguiente, no es extraño que, con el permiso de Dios, los demonios puedan encadenar la razón; y a esos hombres se los llama delirantes, porque sus sentidos han sido arrebatados por el demonio. Y lo hacen de dos maneras, con o sin la ayuda de las brujas." ..."Y las palabras de San Agustín en su libro La ciudad de Dios vienen muy al caso, pues nos dicen quiénes son en verdad los magos y las brujas. Los magos, a quienes por lo general se llama brujos, son denominados así debido a la magnitud de sus actos malignos. Son quienes con permiso de Dios perturban los elementos, que llevan a la locura la mente de los hombres que perdieron su confianza en Dios, y que con el terrible poder de sus malos encantamientos, sin pócimas ni venenos, matan a los seres humanos. Como dice Lucano: "Una mente que no ha sido corrompida por ningún brebaje nocivo perece a consecuencia de un encantamiento maléfico". Mm, Parte I
  13. Antonio Vilanova, Erasmo y Cervantes (Barcelona: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1949), cap. 2, 22-23.
  14. K. Dewhurst, Dr. Thomas Sydenham (1624-1689). His Live and Original Writings, London : Wellcome Historical Medical Library, 1966.También publicado por Berkeley : Univ. of California, 1966
  15. Pinel, Philippe. Traité mèdico-philosophique sur l'aliénation mentale
  16. Jacques Joseph Moreau de Tours. Du Haschich et de l'Aliénation Mentale (1845)
  17. Extractos del tratado de fisiognomía de Lavater (inglés)
  18. En el Congreso internacional de Medicina, Londres, 1913 y en Obras de Pierre Janet.
  19. Barnes, M.; Berke, J; Schatzman, M; Sedgwick, P; Laing y la Antipsiquiatría. Alianza Editorial, 1978.
  20. Shorter, E. (1997). A History of Psychiatry: From the Era of the Asylum to the Age of Prozac. Nueva York: John Wiley. pag. 280. ISBN 978-0-471-24531-5

Bibliografía [editar]

  • Alexander F, Selesnick S. (1966). Historia de la psiquiatría.. Espaxs, Barcelona.
  • Laín Entralgo, Pedro (1978, reimpresión 2006). Historia de la Medicina.. Elsevier, MASSON, Barcelona. ISBN 978-84-458-0242-7.
  • Foucault, Michel (1967). Historia de la locura en la época clásica. Tomos I y II. Fondo de Cultura Económica, México.

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

PSICOPATOLOGÍA Y ENFERMEDADES MENTALES: HISTORIA. HIPOCRÁTES DE COS. Hipócrates de Cos (en griego: Ἱπποκράτης, Cos, c. 460 a. C. - Tesalia c. 370 a. C.) fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Es considerado una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y muchos autores se refieren a él como el «padre de la medicina»[1] [2] [3] en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia como fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual revolucionó la medicina de la Antigua Grecia, estableciéndola como una disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado tradicionalmente (notablemente la teurgia y la filosofía), convirtiendo el ejercicio de la medicina en una auténtica profesión.

Hipócrates

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Para otros usos de este término, véase Hipócrates (desambiguación).
Hipócrates de Cos
Ἱπποκράτης ὁ Κῷος
Hippocrates pushkin02.jpg
Busto de Hipócrates en el Museo Pushkin.
NacimientoSiglo V a. C., 460 a. C.
CampoMedicina
InstitucionesAsclepeion de Cos
Conocido porTratados hipocráticos

Hipócrates de Cos (en griego: Ἱπποκράτης, Cos, c. 460 a. C. - Tesalia c. 370 a. C.) fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Es considerado una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y muchos autores se refieren a él como el «padre de la medicina»[1] [2] [3] en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia como fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual revolucionó la medicina de la Antigua Grecia, estableciéndola como una disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado tradicionalmente (notablemente la teurgia y la filosofía), convirtiendo el ejercicio de la medicina en una auténtica profesión.[4] [5]

Sin embargo, suelen entremezclarse los descubrimientos médicos de los escritores del Corpus hippocraticum, los practicantes de la medicina hipocrática y las acciones del mismo Hipócrates, por lo que se sabe muy poco sobre lo que el propio Hipócrates pensó, escribió e hizo realmente. A pesar de esta indefinición, Hipócrates es representado a menudo como paradigma del médico antiguo. En concreto, se le atribuye un gran progreso en el estudio sistemático de la medicina clínica, reuniendo el conocimiento médico de escuelas anteriores y prescribiendo prácticas médicas de gran importancia histórica, como el juramento hipocrático y otras obras.[4] [6]

No hay que confundirlo con Hipócrates de Quíos, matemático griego del siglo V a. C.,[7] que nació en la isla de Quíos, no muy lejos de la de Cos, cuyo hito más importante fue la cuadratura de la lúnula.[8]

Contenido

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[editar] Biografía

La mayor parte de los historiadores acepta que Hipócrates nació alrededor del año 460 a. C. en la isla griega de Cos y que a lo largo de su vida se convirtió en un célebre médico y profesor de medicina.[9] Sin embargo, otros datos biográficos existentes sobre él probablemente sean incorrectos o legendarios.[10] Sorano de Éfeso, un ginecólogo griego del siglo II,[11] fue el primer biógrafo de Hipócrates y es la fuente de gran parte de los datos sobre su persona. También se puede encontrar información sobre él en los escritos de Aristóteles, (siglo IV a. C.), en la Suda (siglo X) y en las obras de Juan Tzetzes (siglo XII).[4] [12]

Sorano afirma que el padre de Hipócrates se llamaba Heráclides y era médico. Su madre, por su parte, se llamaba Praxítela, hija de Tizane. Hipócrates tuvo dos hijos, Tésalo y Draco, y al menos una hija, puesto que tanto sus hijos varones como su yerno, Polibo, fueron alumnos suyos. Según Galeno, un médico romano, Polibo fue el auténtico sucesor de Hipócrates, mientras que Tésalo y Draco tuvieron cada uno un hijo a los que llamaron Hipócrates.[13] [14]

El mismo biógrafo relata que Hipócrates aprendió medicina de su padre y su abuelo, además de estudiar filosofía y otras materias con Demócrito y Gorgias.[15] Probablemente continuara su formación en el Asclepeion de Cos y fuera discípulo del médico tracio Heródico de Selimbria.[9]

La única mención contemporánea que se conserva de Hipócrates proviene del diálogo de Platón Protágoras, en el que el filósofo lo describe como «Hipócrates de Cos, el de los Asclepíadas».[16] [17]

Hipócrates enseñó y practicó la medicina durante toda su vida, viajando al menos a Tesalia, Tracia y el mar de Mármara.[14] Probablemente muriera en Lárisa a la edad de 83 o 90 años, aunque según algunas fuentes superó largamente los 100 años. Se conservan diferentes relatos sobre su muerte.[14]

[editar] Teoría hipocrática

«Acerca de la enfermedad que llaman sagrada sucede lo siguiente. En nada me parece que sea algo más divino ni más sagrado que las otras, sino que tiene su naturaleza propia, como las demás enfermedades, y de ahí se origina. Pero su fundamento y causa natural lo consideraron los hombres como una cosa divina por su ignorancia y su asombro, ya que en nada se asemeja a las demás. Pero si por su incapacidad de comprenderla le conservan ese carácter divino, por la banalidad del método de curación con el que la tratan vienen a negarlo. Porque la tratan por medio de purificaciones y conjuros.»
Hipócrates, Tratados Médicos: Sobre la Enfermedad Sagrada.[18]

Hipócrates es considerado el primer médico que rechazó las supersticiones, leyendas y creencias populares que señalaban como causantes de las enfermedades a las fuerzas sobrenaturales o divinas.[19] Los discípulos de Pitágoras lo consideraban el hombre que unió la filosofía y la medicina.[20] Separó la disciplina de la medicina de la religión, creyendo y argumentando que la enfermedad no era un castigo infligido por los dioses, sino la consecuencia de factores ambientales, la dieta y los hábitos de vida. De hecho, no hay ni una sola mención a una presunta enfermedad mística en todo el Corpus hipocrático.[21] [22] Pese a estos avances, Hipócrates trabajó con muchas convicciones basadas en lo que hoy en día se sabe que era una anatomía y una fisiología incorrectas, como por ejemplo la creencia en los cuatro humores.[23] [24] [25]

Las escuelas de medicina de la Grecia Clásica estaban divididas en dos tendencias fundamentales respecto a cómo se tenían que tratar las enfermedades. Por una parte, la escuela de Cnido se concentraba en el diagnóstico, mientras que la de Cos se centraba en el cuidado del paciente y el pronóstico. En general, la medicina de la época de Hipócrates desconocía muchos aspectos de la anatomía y la fisiología humanas, a causa del tabú griego que prohibía la disección de cadáveres.[19] Por lo tanto, las enseñanzas de la escuela cnidia, que tenían una gran valía en el tratamiento de enfermedades comunes, no eran capaces de determinar qué provocaba enfermedades con síntomas poco conocidos.[26] Por su parte, la escuela hipocrática o de Cos tuvo más éxito aplicando diagnósticos generales y tratamientos pasivos y fue capaz de tratar enfermedades de manera eficaz, lo que permitió un gran desarrollo en la práctica clínica.[27] [28]

La medicina hipocrática y su filosofía se alejan bastante de la medicina actual, en la que el médico busca un diagnóstico específico y un tratamiento especializado, tal como lo promovía la escuela de Cnido. Este cambio en el pensamiento médico desde el tiempo de Hipócrates ha provocado que el médico de Cos recibiera duras críticas a lo largo de los últimos siglos, siendo la pasividad del tratamiento hipocrático el objeto de algunas denuncias especialmente críticas; por ejemplo, el médico francés M. S. Houdart se refirió al tratamiento hipocrático como «una meditación sobre la muerte».[29]

[editar] Conceptos generales

Dibujo de un «banco hipocrático» en un grabado del período Bizantino.

La medicina hipocrática es ahora considerada pasiva. El enfoque terapéutico se basaba en el poder curativo de la naturaleza (vis medicatrix naturae en latín). Según esta doctrina, el cuerpo contiene de forma natural el poder intrínseco de sanarse («physis») y cuidarse.[30] La terapia hipocrática se concentraba simplemente en facilitar este proceso natural. Para hacerlo, Hipócrates creía que «el reposo y la inmovilidad [eran] de gran importancia».[31] En general, la medicina hipocrática era muy cuidadosa con el paciente: el tratamiento era suave y destacaba la importancia de mantener al cliente limpio y estéril. Por ejemplo, sólo se utilizaba agua limpia o vino para las heridas, aunque los tratamientos «secos» eran preferibles. A veces se utilizaban linimentos balsámicos.[32]

Hipócrates era reacio a administrar drogas o emprender tratamientos especializados, por lo que, tras el diagnóstico general, seguía una terapia generalizada.[32] [33] Sin embargo, en determinadas ocasiones utilizaba drogas potentes.[34] Este enfoque pasivo tuvo mucho éxito a la hora de tratar trastornos relativamente simples, como los huesos rotos, que requerían tracción para estirar el sistema esquelético y aliviar la presión en la zona lesionada. Se utilizaban el «banco hipocrático» y otros ingenios similares con estos fines.

Uno de los puntos fuertes de la medicina hipocrática es la importancia que daba al pronóstico. En tiempo de Hipócrates, la terapia medicinal estaba poco desarrollada y a menudo lo mejor que podía hacer el médico era evaluar una enfermedad y deducir el curso más probable, basándose en las informaciones recogidas en historiales de casos similares.[25] [35]

Cinco cabezas grotescas, ilustración de los cuatro humores y temperamentos (colérico, melancólico, sanguíneo y flemático), en torno a un perfil clásico (dibujo de Leonardo da Vinci, hacia 1490).[36]

[editar] Los cuatro humores

Artículo principal: Teoría de los cuatro humores

La escuela hipocrática sostenía que la enfermedad era el resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los cuatro humores, unos fluidos que en las personas sanas se encontraban naturalmente en una proporción semejante («pepsos»).[30] Cuando los cuatro humores (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema) se desequilibraban («dyscrasia», mala mezcla), el individuo enfermaba y permanecía enfermo hasta que se recuperaba el equilibrio. La terapia hipocrática se concentraba al restaurar este equilibrio. Por ejemplo, se creía que tomar cítricos era beneficioso cuando había un exceso de flema.[37]

[editar] Crisis

Otro concepto importante en la medicina hipocrática es el de «crisis», un momento en el curso de la enfermedad en que o bien la enfermedad se hacía paulatinamente más grave y el paciente sucumbía y moría, o bien pasaba todo lo contrario y los procesos naturales permitían la recuperación del paciente. Después de una crisis se podía producir una recaída y después una nueva crisis decisiva. Según esta doctrina, las crisis tienden a producirse en días críticos, que se suponía que eran un tiempo fijo después de contraer la enfermedad. Si la crisis se producía lejos de un día crítico, se podía esperar una recaída. Galeno creía que esta idea empezó con Hipócrates, aunque es posible que fuera anterior.[38]

[editar] Profesionalismo

Una serie de útiles quirúrgicos de la antigua Grecia. A la izquierda hay un trépano y a la derecha un conjunto de escalpelos. La medicina hipocrática hacía un buen uso de estas herramientas.[39]

La medicina hipocrática destacaba por su estricto profesionalismo, caracterizado por una disciplina y práctica rigurosas.[40] La obra hipocrática Sobre el médico recomienda que los médicos siempre fueran bien aseados, honestos, tranquilos, comprensivos y serios. El médico hipocrático daba especial atención a todos los aspectos de su práctica: debía seguir especificaciones detalladas para «la iluminación, el personal, los instrumentos, el posicionamiento del paciente y las técnicas de vendaje y entablillado» en el antiguo quirófano.[41] Debía, incluso, mantener sus uñas con una longitud precisa.[42]

También se daba mucha importancia a las doctrinas clínicas de observación y documentación. Estas doctrinas dictan que los médicos tienen que registrar sus descubrimientos y métodos medicinales de manera muy clara y objetiva, a fin de que estos registros se puedan transmitir y utilizarse por otros facultativos.[14] Hipócrates anotaba regularmente y de manera precisa muchos síntomas, incluyendo la complexión, el pulso, la fiebre, el dolor, los movimientos y la excreción.[35] Se afirma que medía el pulso de los pacientes cuando examinaba por primera vez al enfermo para saber si mentía.[43] Hipócrates extendió las observaciones clínicas a la historia familiar y el ambiente.[44] Garrison apunta que «la medicina debe a Hipócrates el arte de la inspección y la observación clínicas».[25] Por este motivo, quizás resulta más correcto llamarlo el «Padre de la medicina clínica».[45]

[editar] Dietética

Cualidades de los cuatro elementos de la antigüedad griega.

Hipócrates es considerado un precursor de la dietética, promoviendo el consumo de legumbres y frutas, aunque sus enseñanzas al respecto se consideran obsoletas. Los alimentos se clasificaban en función de su correspondencia con uno u otro de los cuatro elementos: el agua, la tierra, el aire y el fuego, que corresponden a cuatro temperamentos definidos por la teoría de los cuatro humores: flemático, melancólico, sanguíneo y colérico, respectivamente.[46]

Cada alimento era clasificado según sus cualidades, que se escalonan en cuatro grados sobre dos ejes principales: caliente-frío y seco-húmedo (o, secundariamente, en ejes dulce-amargo y crudo-cocido). Estas cualidades influyen en la manera en la que el alimento se transforma dentro del cuerpo y en la calidad y consistencia de los humores producidos por el organismo. Según la escuela hipocrática, el calor de la digestión transforma los alimentos en linfa que, a su vez, se transforma en humores o actúa sobre la calidad y el equilibrio de los humores presentes. Para conservar la buena salud a lo largo del tiempo, hay que tener una dieta equilibrada. Por eso, los médicos que se basaban en la tradición hipocrática recomendaban a sus pacientes consumir alimentos que se correspondieran con el inverso de su temperamento, para corregir el desequilibrio de los humores.[47] Así pues, el vino tinto (caliente y seco) y la carne (caliente y seca) eran recomendados para los ancianos, los flemáticos y los melancólicos, de naturaleza fría. En cambio, el pescado fresco (frío y húmedo) y las frutas o legumbres (frías y húmedas) creían que convenían más bien a los coléricos y optimistas, así como a los jóvenes, de temperamento caliente.[47]

Según Hipócrates, la alimentación también tenía que variar según el clima y las estaciones, que creía que influían en los humores. En invierno, un periodo en que domina el frío y la humedad, sería preferible consumir carnes con salsa, cocinadas con especias calientes; en primavera, cuando domina el calor y la humedad, se aconsejaba pasar poco a poco de los pucheros a los asados y empezar a comer más legumbres verdes; en verano, cuando domina el calor, sería el momento de consumir carnes y pescados a la plancha, más ligeros, y preferir alimentos fríos y húmedos como el melón, la ciruela o la cereza; en otoño, un periodo en que empieza el frío, haría falta comer alimentos apetitosos y ligeramente ácidos para expulsar la melancolía, así como reducir el consumo de vino y frutas.[47]

[editar] Contribuciones directas a la medicina

Dedos con acropaquia en un paciente con síndrome de Eisenmenger. Descrita por primera vez por Hipócrates, la acropaquia también es conocida con el nombre de «dedos hipocráticos».[48]

Hipócrates y sus seguidores fueron los primeros en describir muchas enfermedades y trastornos médicos. Se le atribuye la primera descripción de la acropaquia, un signo clínico importante en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica,[49] el cáncer de pulmón y la cardiopatía cianótica.[50] También fue el primer médico que describió la «cara hipocrática»[51] en su obra Prognosis (El libro de los pronósticos).[52] Es célebre la alusión de Shakespeare a esta descripción cuando escribe sobre la muerte de Falstaff en el Acto II, Escena III de la obra Enrique V.[nota 1] [53]

Hipócrates empezó a clasificar las enfermedades en agudas, crónicas, endémicas y epidémicas, y a utilizar términos como «exacerbación», «recaída», «resolución», «crisis», «paroxismo», «pico» y «convalecencia», términos que todavía tienen un uso destacado en la práctica médica.[35] [54] Otras de las grandes contribuciones de Hipócrates son sus descripciones acerca de la sintomatología, el tratamiento quirúrgico y el pronóstico del empiema torácico, una supuración del revestimiento de la cavidad torácica. Sus enseñanzas todavía son relevantes para los estudiantes de neumología y cirugía de hoy en día.[55] Hipócrates fue el primer cirujano torácico de quien se tiene constancia y sus descubrimientos todavía son válidos en su mayoría.[55]

La escuela hipocrática de medicina describió correctamente las enfermedades del recto y su tratamiento, a pesar de la pobre teoría médica desarrollada hasta entonces.[56] Por ejemplo, las hemorroides, que aunque se creía que eran provocadas por un exceso de bilis y flema, eran tratadas por los médicos hipocráticos con técnicas relativamente avanzadas.[57] La cauterización y la escisión son descritas en el Corpus hipocrático, junto con los otros métodos más recomendados en la actualidad:[58] ligar las hemorroides con una pequeña tira de caucho impidiendo la llegada del flujo de sangre y secarlas con una plancha caliente. También se sugieren otros tratamientos, como la aplicación de diversos ungüentos.[59] [60] Hoy en día, el tratamiento de las hemorroides «todavía incluye la quemadura, el estrangulamiento y la escisión».[56] Además, algunos de los conceptos fundamentales de la proctoscopia descritos en el corpus todavía son útiles,[56] [57] como, por ejemplo, el uso del espéculo rectal,[57] considerada la referencia más antigua conocida a la endoscopia.[61] [62]

[editar] Corpus hipocrático

Juramento hipocrático en forma de cruz en un manuscrito bizantino del siglo XII.
Artículo principal: Tratados hipocráticos

El corpus hipocrático (en latín, Corpus Hippocraticum) es una colección de unas setenta obras médicas de la antigua Grecia escritas en griego jónico.[63] No se ha aclarado definitivamente si el autor del corpus fue el mismo Hipócrates,[64] pues es probable que los volúmenes fueran creados por sus estudiantes y discípulos.[65] A causa de la variedad de temas, estilos de escritura y fecha aparente de creación, los estudiosos creen que el corpus hipocrático no podría haber sido escrito por una sola persona, sino por hasta diecinueve autores diferentes.[66] En la antigüedad, el Corpus era atribuido a Hipócrates y sus enseñanzas seguían generalmente los principios del médico griego, de manera que el Corpus acabó recibiendo su nombre. En realidad, podrían ser los restos de una biblioteca de Cos o una colección compilada en el siglo III a. C. en Alejandría.[16] [41]

El Corpus hipocrático contiene libros de texto, lecciones, investigaciones, notas y ensayos filosóficos sobre diversos temas médicos, que no siguen ningún orden concreto.[64] [67] Estas obras fueron escritas para públicos diferentes, tanto especialistas como legos y a veces estaban redactadas desde puntos de vista opuestos, por lo que se pueden observar contradicciones importantes entre diferentes obras del corpus.[68] Entre estos tratados destacan El juramento hipocrático, El libro de los pronósticos, Sobre el régimen en las enfermedades agudas, Aforismos, Sobre los aires, las aguas y los lugares, Instrumentos de reducción, Sobre la enfermedad sagrada, etcétera.[34]

Sus obras fueron traducidas al inglés, por primera vez de forma completa, por el médico escocés Francis Adams como The Genuine Works of Hippocrates (Las obras genuinas de Hipócrates) en 1849,[69] revitalizando el interés médico e histórico en las obras de Hipócrates.[70] En español está traducido todo el corpus en varios volúmenes:

  1. Volumen I: Juramento; Ley; Sobre la ciencia médica; Sobre la medicina antigua; Sobre el médico; Sobre la decencia; Aforismos; Preceptos; El pronóstico; Sobre la dieta en las enfermedades agudas; Sobre la enfermedad sagrada. 1990. ISBN 978-84-249-0893-5.
  2. Volumen II: Sobre los aires, aguas y lugares; Sobre los humores; Sobre los flatos; Predicciones I; Predicciones II; Prenociones de Cos. 1997. ISBN 978-84-249-1018-1.
  3. Volumen III: Sobre la dieta; Sobre las afecciones; Apéndice a "Sobre la dieta en las enfermedades agudas"; Sobre el uso de los líquidos; Sobre el alimento. 1997. ISBN 978-84-249-1019-8.
  4. Volumen IV: Tratados ginecológicos: Sobre las enfermedades de las mujeres; Sobre las mujeres estériles; Sobre las enfermedades de las vírgenes; Sobre la superfetación; Sobre la escisión del feto; Sobre la naturaleza de la mujer. 1988. ISBN 978-84-249-1282-6.
  5. Volumen V: Epidemias. 1989. ISBN 978-84-249-1384-7.
  6. Volumen VI: Enfermedades. 1990. ISBN 978-84-249-1426-4.
  7. Volumen VII: Tratados quirúrgicos. 1993. ISBN 978-84-249-1610-7.
  8. Volumen VIII: Naturaleza del hombre; Lugares en el hombre; Carnes; Corazón; Naturaleza de los huesos; Generación; Naturaleza del niño; Enfermedades IV; Parto de ocho meses; Parto de siete meses; Dentición; Visión; Glándulas; Anatomía; Semanas; Crisis; Días críticos; Remedios; Juramento II. 2003. ISBN 978-84-249-2376-1.

[editar] Juramento hipocrático

Artículo principal: Juramento hipocrático

El juramento hipocrático, un documento fundamental para la ética y deontología de la práctica médica,[71] fue atribuido a Hipócrates en la antigüedad, aunque investigaciones más modernas indican que podría haber sido escrito después de su muerte.[72] Es probablemente el documento más célebre del Corpus hipocrático. Recientemente se ha puesto en duda la autenticidad del autor del documento, que para algunos investigadores proviene de una presunta escuela pitagórica de medicina, de la que no se tiene más noticias.[73] Aunque hoy en día el juramento sólo se utiliza raramente en su forma original, sirve de base para otros juramentos y leyes similares que definen las buenas prácticas y morales médicas.[74] Los licenciados que están a punto de empezar la práctica médica tradicionalmente pronuncian este juramento.[16] [75]

Pintura mural que representa a Galeno e Hipócrates. Siglo XII, Anagni (Italia).[76]

[editar] Legado

Está muy extendida la consideración de Hipócrates como «Padre de la Medicina».[65] Sus contribuciones ciertamente revolucionaron la práctica médica pero después de su muerte el progreso se estancó.[77] Tan reverenciado era Hipócrates que sus enseñanzas fueron consideradas demasiado grandiosas para ser mejoradas y durante largo tiempo no se produjo ningún avance significativo en sus métodos.[16] [31] Los siglos posteriores a la muerte de Hipócrates estuvieron marcados en la misma medida por progresos y retrocesos. Por ejemplo, después del periodo hipocrático, la práctica de hacer historias clínicas de casos prácticamente desapareció, según Fielding Garrison.[78]

«Ὁ βίος βραχὺς, ἡ δὲ τέχνη μακρὴ, ὁ δὲ καιρὸς ὀξὺς, ἡ δὲ πεῖρα σφαλερὴ, ἡ δὲ κρίσις χαλεπή».
«La vida es breve; el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, engañosa; el juicio, difícil.»
Hipócrates, Aforismos, I, 1

Después de Hipócrates, el siguiente médico de relevancia fue Galeno, un griego romanizado que vivió entre los años 129 y 200 d.C.. Galeno perpetuó la medicina hipocrática, desarrollándola en varias direcciones.[79] En la Edad Media, los árabes adoptaron los métodos de Hipócrates y contribuyeron de manera fundamental a la conservación de sus enseñanzas.[80] Después del Renacimiento, los métodos hipocráticos ganaron fama de nuevo en Europa y fueron profusamente utilizados y ampliados hasta el siglo XIX. Entre los que utilizaron las rigurosas técnicas clínicas de Hipócrates destacan Sydenham, Heberden, Charcot y Osler. Henri Huchard, un médico francés, afirmó que la recuperación de Hipócrates «conforma la historia entera de la medicina interna».[81]

El primero de sus Aforismos, reseñado frecuentemente en latín como Ars longa vita brevis, ha sido profusamente reproducido.[82]

[editar] Imagen

Imagen convencional de Hipócrates en un busto «retrato» romano (grabado del siglo XIX).

Según el testimonio de Aristóteles de Estagira, Hipócrates era conocido como «el gran Hipócrates».[83] En cuanto a su temperamento, Hipócrates fue representado inicialmente como «un médico rural viejo, amable y digno», y más adelante como «un personaje severo y adusto».[16] Siempre se lo considera sabio, dotado de un gran intelecto, y especialmente como una persona muy pragmática. Francis Adams lo describe como «estrictamente, el médico de la experiencia y el sentido común».[26]

Estatua de Hipócrates, Parnassus Avenue, delante del Robert H. Crede Ambulatory Care Center, en San Francisco, California, Estados Unidos.

Su imagen de doctor anciano y sabio se vio reforzada por sus bustos, en los que se le representa con barba espesa y cara arrugada. Según Fielding Garrison,[77] muchos médicos de aquel tiempo llevaban el pelo al estilo de Zeus o Asclepio, por lo que los bustos de Hipócrates que se conocen podrían ser en realidad versiones alteradas de retratos de estas deidades.[77] Hipócrates y las creencias que simbolizaba son considerados los máximos ideales médicos. Garrison, una autoridad de la historia de la medicina, afirmó:

«Es, por encima de todo, el modelo de aquel estado mental flexible, crítico y bien preparado, siempre en busca de fuentes de errores, que es la esencia misma del espíritu científico».[81]
«Su figura... se alza para siempre como la del médico ideal (...), inspirando a la profesión médica desde su muerte».[84]

[editar] Nombres

Algunos síntomas y signos clínicos han sido llamados en honor de Hipócrates, porque se cree que fue la primera persona en describirlos. La «cara hipocrática» es el cambio que se produce en el rostro causado por la muerte, las enfermedades largas, evacuaciones excesivas, hambre excesiva, y situaciones similares.[51] La acropaquia, una deformidad de los dedos y las uñas, también es conocida como «hipocratismo digital».[85] La sucusión hipocrática es el sonido de salpicaduras internas del hidropneumotórax o piopneumotórax.[86] El «banco hipocrático», un aparato que utiliza la tensión para ayudar a corregir la posición de los huesos[87] y el vendaje en forma de capucha hipocrático[88] son dos diseños llamados en honor de Hipócrates.[89] Se cree que Hipócrates también inventó la bebida hipocrás.[90] El risus sardonicus, un espasmo prolongado de los músculos faciales, también recibe el nombre de «sonrisa hipocrática».[91]

En 1970 se decidió llamar en su honor «Hippocrates»[92] a un astroblema ubicado en el lado oscuro de la Luna.[93] En la isla griega de Cos, le está dedicado el Museo Hipocrático,[94] donde se conserva el árbol de Hipócrates, un ejemplar de Platanus bajo el cual se cree que enseñaba Hipócrates a sus alumnos.[95] [96] El Hippocrates Project es un programa del New York University Medical Center para mejorar la educación mediante el uso de la tecnología.[97] Project Hippocrates (acrónimo de "HIgh PerfOrmance Computing for Robot-AssisTEd Surgery")[nota 2] es un intento del Carnegie Mellon School of Computer Science y del Shadyside Medical Center, para desarrollar tecnologías adelantadas de planeamiento, simulación y ejecución para la próxima generación de robots quirúrgicos asistidos por ordenador.[98] Tanto el Canadian Hippocratic Registry[99] como el Hippocratic Registry International son organizaciones de médicos que defienden los principios del Juramento Hipocrático original como inviolables inclusive en la actualidad.[100]

[editar] Leyendas

Imagen de Hipócrates en el suelo del Asclepeion de Cos, con Asclepio en el medio.

La mayoría de relatos conocidos sobre la vida de Hipócrates no se ajustan a los datos históricos, por lo que fueron probablemente inventados, o son muy similares a los que existen sobre Avicena y Sócrates, lo que sugiere un origen legendario.[101] Incluso durante su vida, Hipócrates disfrutó de un gran renombre y surgieron relatos de curaciones milagrosas a su alrededor.[102] Por ejemplo, se dice que Hipócrates ayudó a curar a los atenienses, durante la plaga de Atenas, encendiendo grandes fuegos a modo de «desinfectantes» y aplicando otros tratamientos.[103] Hay una historia que dice que Hipócrates curó al rey Pérdicas II de Macedonia del «mal de amores».[104] Ninguno de estos relatos está corroborado por los historiadores y por lo tanto es inverosímil que hubieran ocurrido.[105] [106] [107]

Otra leyenda explica cómo Hipócrates rehusó una petición formal de visitar la corte de Artajerjes, Rey de Reyes de Persia.[108] La validez de este relato es aceptada por fuentes antiguas pero refutada por algunas modernas, de manera que es objeto de debate.[109] Otra tradición dice que el filósofo Demócrito era considerado un loco porque se reía de todo, así que fue enviado a Hipócrates para que lo curara. Hipócrates diagnosticó que simplemente tenía una personalidad alegre. Desde entonces, Demócrito ha sido conocido como «el filósofo de la risa».[110]

No todas las historias sobre Hipócrates lo presentan de manera positiva. En una leyenda se dice que Hipócrates huyó después de prender fuego a un templo de curación en Grecia.[19] Sorano de Éfeso, la fuente de esta historia, indica que se trataba del templo de Cnido. Sin embargo, siglos más tarde, el gramático griego bizantino Juan Tzetzes escribió que Hipócrates prendió fuego a su propio templo, el Templo de Cos, especulando que lo hizo para mantener el monopolio del conocimiento médico. Este relato no concuerda con las afirmaciones tradicionales acerca de la personalidad de Hipócrates. Otras leyendas relatan la resurrección del sobrino de Augusto, conseguida supuestamente gracias a la erección de una estatua de Hipócrates y la creación de una cátedra en su honor en Roma.[14] [105] [107] [111] Se creía que incluso la miel de una colmena situada en su tumba tenía poderes curativos.[16] [31]

[editar] Genealogía

Las leyendas alrededor de Hipócrates abarcan incluso su genealogía, que le hace descendiente por herencia paterna directamente del dios Asclepio y por vía materna de Heracles.[34] Según las Quilíadas de Juan Tzetzes,[112] el ahnentafel de Hipócrates de Cos, llamado el segundo, es:[113]

Estatua en Cos que representa a Hipócrates enseñando a sus discípulos.

1. Hipócrates II. «El padre de la medicina».
2. Heráclides.
4. Hipócrates I.[114]
8. Gnosídico.
16. Nebre.
32. Techado III.
64. Teodoro II.
128. Techado II.
256. Teodoro.
512. Cleomitades.
1024. Crisamis.
2048. Dárdano.
4096. Sostato.
8192. Hipoloco.
16384. Podalirio.
32768. Asclepio.[115] [116]

[editar] Véase también

[editar] Notas

  1. La cita exacta es (...) «for his nose was as sharp as a pen» (...), «pues su nariz era afilada como una pluma». En la época de Shakespeare, las plumas para escribir debían mantenerse bien afiladas.
  2. En inglés, Informática de Alto Rendimiento para la Cirugía Asistida por Robot.

[editar] Referencias

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[editar] Enlaces externos

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: HISTORIA. GRECIA Y ROMA. HIPÓCRATES. Hipócrates de Cos (en griego: Ἱπποκράτης, Cos, c. 460 a. C. - Tesalia c. 370 a. C.) fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Es considerado una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y muchos autores se refieren a él como el «padre de la medicina»[1] [2] [3] en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia como fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual revolucionó la medicina de la Antigua Grecia, estableciéndola como una disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado tradicionalmente (notablemente la teurgia y la filosofía), convirtiendo el ejercicio de la medicina en una auténtica profesión.[4]

Historia de la Psicopatología

 



 

Es en los mundos griego y romano en los que surge por primera vez el concepto de enfermedad mental. En los primeros tiempos de la cultura griega la explicación demonológica domino el campo de las concepciones sobre la locura (la locura era el resultado de la posesión de espíritus malignos enviados por dioses ene estado de cólera).

Esta visión fue modificada por los pitagóricos y los cos, entre ellos Hipócrates, quien aseguró que los trastornos mentales se debían a causas y procesos naturales al igual que en las enfermedades físicas. Para él los dioses de la enfermedad estaban sujetos a leyes naturales y era misión del médico descubrirlas. La formulación de Hipócrates serviría de base a Galeno para plantear sus concepciones acerca de los temperamentos.

Este modelo hipocrático-galénico dominaría buena parte de las reflexiones sobre la salud y la enfermedad de la Edad Media, época en la cual Alberto el Grande y Tomas de Aquino mantuvieron una posición marcadamente organiscista acerca de los trastornos mentales (ya que el alma no podía estar enferma debido a su origen cuasi divino) Así la locura era una enfermedad somática, atribuida a un uso deficiente de la razón, o bien a pasiones que interferían con la razón o de un peculiar aparato físico en estado de intoxicación o sueño, etc.

La Iglesia tuvo que hacer frente al dilema de determinar si la persona que mostraba una conducta desviada era un santo o un enviado del diablo. Ya a fines del s. VII la locura se clasificaba perversa en tanto era una accion contra Dios provocada por el demonio. La causa no era atribuible al individuo, sino que era causa de una transgresión a la voluntad del individuo por arte de un ser superior. Por lo tanto, éstos individuos debían ser puestos bajo el control de las autoridades religiosas porque sólo ellos estaban legitimados a luchar contra el mal. Estas ideas demonológicas prevalecieron en los albores del Renacimiento salvo notables excepciones como Vives y Weyes.

 

Los siglos XVII y XVIII, Siglo de las Luces y la Edad de la Razón, se caracterizan por la defensa de planteamientos anatomopatológicos y fisiopatológicos. Y la consideración de la locura como un tipo especial de enfermedad será abordada desde ambos.

El planteamiento anatomopatológico de la locura con sus supuestos centrales de localización y reducción de la enfermedad a lo anatómico chocan con las primeras concepciones de la neurosis, y en general de las enfermedades nerviosas..

La caracterización de las enfermedades nerviosas como producidas por algún tipo de lesión anatómica conlleva la idea de que a medida que se iban descubriendo las lesiones específicas que estaban en el origen de las neurosis, estas irían desapareciendo.

La mentalidad anatomopatológica da paso a los planteamientos fisiopatológicos sobre las enfermedades. Whytt y Collen elevarán el S.N. a la primera posición dentro de la fisiopatología, la patología y la neurología.

Whytt afirmaba que puesto que la mayor parte de las enfermedades dependen del S.N. deberían ser llamadas nerviosas.

Collen agranda esta tesis y construye una de las primeras nosologías, en la que aparece por primera vez el término neurosis.

Y a fines del S. XVII se producirá una división entre los médicos especialistas en nervios (neurólogos) y los médicos especialistas en pacientes nerviosos (psiquiatras).

El fracaso de estos dos enfoques, el anatomopatológico y el fisiopatológico, da liugar a una interpretación que enfatizará el papel de la herencia y la degeneración hereditaria en el origen de las neurosis.

Foville y Movel ya en el Siglo XIX, proponen concebir la locura (insania) como una manifestación mórbida de la inteligencia caracterizada por una lesión funcional difusa del S.N. ; el elemento patológico es nada menos que la degeneración con la cual los individuos señalados hereditariamente están heridos invariablemente en el desarrollo normal de su S.N.

Charles Fèrè plantea la teoría de la “familia neuropática” que marca los trastornos psíquicos, sensoriales y motores del S.N. en un solo grupo indisoluble unido por las leyes de la herencia. Esta teoría asumía además, que cada alteración podía manifestarse en un modo diferente en los distintos miembros de una misma progenie o incluso presentar cambios en un mismo individuo a lo largo del tiempo. Sin embargo, este nuevo enfoque también resultó ineficaz.

De la mano de Mesmer primero hace aparición el “magnetismo animal y de Puysègur después que lo rotulará como ”sonambulismo artificial”. El descubrimiento de éste nuevo fenómeno se atribuirá a la acción de fuerzas psicológicas aún desconocidas, que además de introducir una visión particular sobre el funcionamiento de la mente humana y sus capacidades, dará pie al descubrimiento del inconsciente y sus potencialidades para la cura de ciertas formas de locura.

Por otro lado los enfoques organiscistas de la locura conviven con planteamientos moralistas. Así mientras que las causas inmediatas de la locura eran de origen orgánico, las causas lejanas incluían antecedentes biográficos (pasiones del alma), como sociales (vicios, malas compañías miseria) o los ambientales (humedad, frío, calor). Y son precisamente estas “causas morales remotas” las que se encuentran en la base del tratamiento moral y, consecuentemente, e las priemras reformas del tratamiento maniconial, llevadas a cabo por Tuke, Pinel, Rush, Connolly e Hill.

A mediados del S. XIX los contactos que empiezan a producirse entre la medicina, la fisiología, la biología evolucionista y la p`sicología de la asociacion, abonan el terreno para el surgimiento, dentro de las ciencias naturales, de la ciencia psicológica, alejandose ésta de la Filosofía. Wundt es el ppal artífice de éste horizonte.

Wundt sostenñia que la Psicología podía ser considerada como ciencia experimental en tanto que estudiara actividades tales como la sensación o la percepción, pero que en la emdida en que tratase de dar cuenta también de fen´ñomenos mentales superiores com el lenguaje o el pensamiento, debúia ser considerada como una ciencia social.

El funcionalismo americano, la reflexología soviética, el movimiento gestaltico y la escuela de Wüsburgo, marcando sus divergencias con respecto a la propuesta de Wundt, aoprtan su propia interpretación sobre cuáles son los métodos y los datos adecuados para el desarrollo de una psicología verdaderamente científica. Por su parte, la psicoloía dinámica, heredera del sonambulismo artificial y desarrollada sobre todo en el ámbito psiquiátrico, realizará su propia aportación a la nueva ccia.

 

Obtenido de http://sicolog.com/?a=155

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: LA LOCURA. Se designó como locura hasta final del siglo XIX a un determinado comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas. Lo que se interpretó por convenciones sociales como locura fue la desviación de la norma (del latín vulgar delirare, de lira ire, que significaba originalmente en la agricultura "desviado del surco recto"), por culpa de un desequilibrio mental, por el cual un hombre o una mujer padecía de delirios enfermizos, impropios del funcionamiento normal de la razón, que se identificaban por la realización de actos extraños y destructivos. Los síntomas de ciertas enfermedades, como la epilepsia u otras disfunciones mentales, fueron también calificados de locura.

Locura

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Para otros usos de este término, véase loco.

Se designó como locura hasta final del siglo XIX a un determinado comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas. Lo que se interpretó por convenciones sociales como locura fue la desviación de la norma (del latín vulgar delirare, de lira ire, que significaba originalmente en la agricultura "desviado del surco recto"), por culpa de un desequilibrio mental, por el cual un hombre o una mujer padecía de delirios enfermizos, impropios del funcionamiento normal de la razón, que se identificaban por la realización de actos extraños y destructivos. Los síntomas de ciertas enfermedades, como la epilepsia u otras disfunciones mentales, fueron también calificados de locura.

El concepto de "locura" fue empleado en Europa históricamente en diferentes contextos con diferentes significados, que retrospectivamente se sabe que correspondían a fenómenos distintos, que en la historia de la medicina se encuentran pobremente definidos y que en ocasiones eran incluso contradictorios. La cuestión de qué variaciones respecto a la norma eran aceptadas como "extravagancias" y cuáles como locura podía depender de la región, la época o las circunstancias sociales del sujeto. No fue hasta la aplicación de la nosología moderna cuando se delimitaron los diferentes fenómenos denominados hasta entonces como locura. La locura, en términos clínicos puede ser entendida como una forma de esquizofrenia e incluso como un sinónimo.

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[editar] Síntomas de la locura

Como las manifestaciones de la locura son muy variadas, se pueden considerar síntomas de diversos estados. En cada caso, el afectado muestra una conducta que se aparta de la normalidad de una forma determinada. Por eso, los afectados quedan desplazados de su entorno social. Frecuentemente se manifiesta como una pérdida de control, en la que los sentimientos se muestran desinhibidamente. La conducta se desplaza fuera de lo racional y las consecuencias de los propios actos no se tienen en cuenta. Los actos pueden ser objetivamente absurdos e inútiles . La diferencia entre lo real y lo irreal puede desaparecer, viéndose perturbada la percepción de la realidad. Se pueden encontrar en la mitología griega ejemplos de consecuencias catastróficas de la locura: Heracles mata a sus hijos; Áyax el Grande masacró un rebaño de ovejas al confundirlo con los líderes aqueos tras una disputa con Odiseo; el rey Licurgo de Tracia confundió a su hijo con una hiedra, símbolo de Dioniso, cuyo culto había prohibido, matándolo, y Medea mató a sus hijos. Las características perceptibles de la locura abarcan un área amplia entre la actividad frenética y la catatonia. De un lado están los maníacos; en el otro los depresivos y los apáticos. A menudo se dan disfunciones en las capacidades comunicativas, que pueden disminuir la inteligibilidad del discurso y pueden parecerse al habla de un niño pequeño: repetición de porciones de frases, reduplicación, hablar con rimas simples, onomatopeyas o cantar canciones infantiles.

[editar] Representaciones gráficas

J. H. Füssli, "Kate la loca" (1806/07)

Las representaciones de la locura en el arte y la literatura pueden dar información acerca de qué síntomas se conocían en tiempos pasados con el denominador de "locura". Naturalmente estas conclusiones deben de ser extraídas con cuidado, pues pueden ser equívocas. De hecho, una iconografía de la locura sólo puede originarse a partir de las percepciones de su manifestación ya disponibles.

Las interpretaciones concretas artísticas pueden retroalimentar la percepción del público, lo que significa que pueden modelar un determinado estereotipo. Tanto la estética como el diagnóstico médico de la enfermedad son a menudo proyecciones, que pueden expresar la realidad distorsionadamente, o directamente estereotipos.

Las representaciones gráficas de la locura se centran en la expresiones faciales distorsionada, posturas corporales exageradas, gestos sin sentido, actos absurdos y representaciones de alucinaciones o simplemente de fisionomías poco naturales.

[editar] Breve historia

Locura, según el diccionario, significa “privación del juicio o del uso de la razón”. Sin embargo, esta acepción no siempre ha sido tal. Antiguamente, se creía que era consecuencia de maniobras sobrenaturales, o netamente demoníacas. También se pensaba que actuaba en el hombre como castigo divino por la culpa de sus pecados. En la Edad Media los leprosos pasaron a ser una imagen distinta del miedo. Temidos y repudiados por los demás, eran excluidos y encerrados en leprosarios mantenidos por el estado; cuyos bienes, una vez desaparecida la enfermedad, eran convertidos en fondos administrados por las ciudades y destinados a obras de beneficencias y establecimientos hospitalarios.

Una vez desaparecida la lepra, su lugar es tomado por las enfermedades venéreas que pronto pasan a ser consideradas asuntos médicos.

Hasta la segunda mitad del siglo XV, el tema reinante es la muerte, que aparece bajo el signo de las guerras y pestes que acompañan este período. Pero ya a finales del período, esta inquietud gira sobre sí misma. Los hombres dudan de todo y, al dudar también de la muerte, se abre una nueva perspectiva que permite burlarse de ella, porque sólo da cuenta de que la verdadera existencia está vedada a los ojos humanos mientras la realidad sea sólo un espejo de sí misma.

En el Renacimiento, la locura surge como una nueva encarnación del mal. Es en este momento en que aparece la denominada "stultifera navis" (nave de los locos) que determina la existencia errante de los locos. Dicha nave fue utilizada para eliminar del territorio a estos seres molestos que ponían en riesgo la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, este viaje no sólo hacía las veces de barrendero humano, sino que, otorgaba al loco la posibilidad de purificación, sumado al hecho de que cada uno es entregado a la suerte de su propio destino, pues “cada viaje es, potencialmente, el último” .

A partir de Erasmo de Rotterdam y del Humanismo, la locura pasa a ser parte directa de la razón y una denuncia de la forma general de la crítica. Es la locura la que ahora analiza y juzga a la razón. Los papeles se invierten y dejan ver que una no podría sobrevivir sin la otra, pues ambas son una misma cosa que, en determinados momentos, se desdobla para revalidar su necesaria presencia en el mundo.

Sólo en el siglo XVII se dominará a la locura a través del encierro, con el llamado “Hospital de los locos”, donde la razón triunfará por medio de la violencia.

"La sabiduría inoportuna es una locura, del mismo modo que es imprudente la prudencia mal entendida" Erasmo de Rotterdam

 

[editar] La locura en la literatura

  • Acercamiento al Elogio de la locura

Los escritores del Renacimiento, como una forma de poner en tela de juicio todo aquello que encontraban contradictorio, crearon personajes ficticios, mediante los cuales expresaban lo que pensaban. Al darle voz a la locura, Erasmo de Rotterdam convierte su obra en una especie de sátira moral mediante la cual, se da el gusto de atacar todo lo que considera incorrecto, argumentando que la locura es una suerte de castigo del saber, para quienes creen saber.

Académicamente “es objeto de discursos que ella misma pronuncia” . Lo que provoca un mayor acercamiento a la razón, como una característica propia de todos los hombres y no sólo de los supuestos elegidos (sabios).

Luego de que la locura supliera el tema de la muerte en el siglo XV, pasa a ser la forma en que se da cuenta de que la existencia misma no es nada, en el sentido de que no refleja lo que verdaderamente es. Por este motivo, sus discursos son morales. Crítica al hombre el apego a sí mismo y su incapacidad de ver, en la mentira, la verdad.

Lo que intenta Erasmo de Rotterdam, es indicarnos el camino que nos lleve a recuperar la inocencia y la verdadera apariencia de las cosas. Realidad y verdad que sólo son posibles de ver a través de la mirada humana, pero no de aquella dominada por la soberbia, sino de la del hombre común y corriente que disfruta de las cosas mundanas, y que reacciona casi espontáneamente a los estímulos del medio.

“La razón, para ser razonable, debe verse a sí misma con los ojos de una locura irónica”. Lo que le interesa a Erasmo de Rotterdam es dar a entender que sólo a través de la locura el hombre sabrá razonar correctamente. Es decir, sólo a través de la prueba y del error, es probable que se llegue a una verdad que siempre estará condicionada por otra, ya que el hombre jamás llegará a ser dueño absoluto de la razón.

La literatura de la modernidad ha encontrado en la locura un paradigma creativo respecto al uso poético del lenguaje; a ella se han remitido principalmente los artistas del romanticismo, viendo la locura sin esa perspectiva "crítica" y admitiendo sus mecanismos lingüísticos como juegos de puro lenguaje creativo. Así, Allan Poe, Baudelaire (con toda la corriente de "poetas malditos" de cambios de siglo) y, más recientemente, escritores adscritos a la llamada literatua experimental. Así, Raymond Queneau dedicó un grueso ensayo ("Los locos literarios")al estudio de un catálogo de locos que, sin entrar voluntariamente en el terreno de la literatura, le sirven como referencias "artísticas" para un estudio de los fenómenos del lenguaje en un uso no convencional.

[editar] Razón y locura

"El sueño de la razón produce monstruos", grabado de Goya.

El saber de los locos, desde el punto de vista del "Elogio de la locura" de Erasmo de Rotterdam, anuncia que, adoptar una posición absoluta con respecto a la fe o a la razón, no significa conocer, sino que sólo creer saber.

La locura es el ingrediente ideal que debe hacer que los hombres pongan en duda la “verdad” declarada por algunos, ya que la cualidad de los estultos es el ser francos y veraces. De ahí que la estulticia asegure que los reyes prefieran pasar más tiempo con los bufones que con los sabios, porque estos últimos sólo hablan de temas tristes y se preocupan de hacer notar a los demás su supuesta superioridad.

“Todo cuanto lleva el necio en el pecho, lo traduce a la cara y lo expresa la palabra. En cambio, el sabio tiene dos lenguas, una para decir la verdad y otra para decir cosas que consideran convenientes según el momento” .

La locura, en el ámbito del saber, no sólo es importante debido a que su reconocimiento conduce a la verdadera razón. También lo es por la relación que establece entre el conocimiento y la experiencia. De modo que no se da valor a las conversaciones banales ni a las falsas creencias.

Es por esto que la locura no puede existir sin la razón, ya que sólo si ésta última es capaz de reconocer a la primera, toma conciencia de sí misma y de la verdadera importancia de las cosas.

A través de la locura, el hombre es capaz de reconocer la miseria que le rodea, porque conociéndola identifica sus flaquezas, sus errores y su verdadera incapacidad de razonar correctamente.

Lo que más crítica Erasmo de Rotterdam son las ciencias por su afán de reconocimiento universal de una sola verdad y sus pretensiones de alcanzar la posteridad. Esto, con el fin de demostrar que no es más sabio quien lee y adopta teorías ajenas, sino quien a través de su propia experiencia establece o comprueba una. Por esto, es prudente quien se acomoda a la situación en la que vive y no se avergüenza de cometer errores por temor a un resultado desagradable.

En el siglo XV, el hombre comienza a establecer los hechos del mundo de otra manera. Los temas “supremos” pasan a ser mundanos, y viceversa, por lo que todo se torna más cercano y entendible. El miedo a la muerte, y a todo lo que provenga de la ultratumba, se atenúa debido a que se humaniza. Se hace más terrenal y, por lo tanto, alcanzable y más comprensible. Sin embargo, se comete el error de creer que este acercamiento da pie a que dichos acontecimientos sean dominables o completamente manejables por la mente humana. Deseo que, obviamente, es improbable si sólo algunos creen conocer la verdadera realidad.

El lunatismo es un estado de locura temporal que suele concordar con las fases lunares, principalmente con la luna llena. En la Edad Media (y aún hoy) contribuyó a la creencia de la licantropía (hombre lobo).

[editar] Otros usos del término

Las palabras "Locura" y "Loco" (una persona que sufre locura) se usan en algunos contextos con otros significados sin relación con la enfermedad. Uno de los más frecuentes es el de resaltar la intensidad de una emoción. "Loco de amor", por ejemplo, se utiliza para indicar que alguien experimenta dicha emoción en un grado muy importante.

Se utiliza también, refiriéndose a animales o entes inanimados, para dar a entender que está fuera de control.

En Argentina y en menor medida en Cuba se utiliza también en la jerga popular para indicar a alguien extrovertido, que comete actos temerarios o incluso como forma amistosa de referirse a otra persona sin usar su nombre. También en este país, se utiliza informalmente para referirse a aquel que está bajo el efecto de alguna droga (principalmente, la marihuana).

Por lo general, los usos de la palabra "loco" en la cultura popular no suelen referirse a la locura en sí sino a alguno de estos otros significados

En México también se puede utilizar con alguna connotación de entornos sociales no aptos.

Sinónimos: Daniel Lozano Polo

[editar] Véase también

 

[editar] Enlaces externos

Wikiquote

PSICOPATOLOGÍA O ENFERMEDADES MENTALES: LA TERAPIA COGNITIVA. La terapia cognitiva o terapia cognitiva conductual es una forma de intervención psicoterapéutica en la que destaca de forma prominente la reestructuración cognitiva, la promoción de una alianza terapéutica colaborativa y métodos conductuales y emocionales asociados mediante un encuadre estructurado. Su hipótesis de trabajo es que los patrones de pensamiento, llamados distorsiones cognitivas, tienen efectos adversos sobre las emociones y la conducta y que, por tanto, su reestructuración, por medio de intervenciones psicoeducativas y práctica continua, puede mejorar el estado del consultante. Un modelo generalmente aceptado puede ser el propuesto por David D. Burns.

Terapia cognitiva

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La terapia cognitiva o terapia cognitiva conductual es una forma de intervención psicoterapéutica en la que destaca de forma prominente la reestructuración cognitiva, la promoción de una alianza terapéutica colaborativa y métodos conductuales y emocionales asociados mediante un encuadre estructurado. Su hipótesis de trabajo es que los patrones de pensamiento, llamados distorsiones cognitivas, tienen efectos adversos sobre las emociones y la conducta y que, por tanto, su reestructuración, por medio de intervenciones psicoeducativas y práctica continua, puede mejorar el estado del consultante. Un modelo generalmente aceptado puede ser el propuesto por David D. Burns.

Contenido

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Introducción [editar]

La primera vez que el paciente se reúne con su psicoterapeuta, hablará acerca de cualquier problema que esté teniendo, de cómo se está sintiendo y sobre las metas que tiene para su psicoterapia. Después de unas cuantas visitas se decide con qué frecuencia se realizará la misma, pudiendo el paciente reunirse con su psicoterapeuta cada semana, o solamente una vez al mes. Los objetivos son acordados entre el terapeuta y el paciente y se formula un plan de intervención estructurado a la medida de las necesidades y características particulares evaluadas.

Mientras está recibiendo psicoterapia, aprenderá nuevas formas de pensar acerca de las situaciones que le molestan. Además, aprenderá nuevas maneras de afrontar sus sentimientos. La psicoterapia cognitiva también puede ayudarle con sentimientos de rabia, ansiedad, timidez o pánico.

La terapia cognitiva o terapia cognitiva conductual es un tipo de psicoterapia empleada para tratar la depresión, trastornos de ansiedad, fobias, y otras formas de trastornos psicológicos. Busca reconocer el pensamiento distorsionado que origina los trastornos y aprender a reemplazarlo con ideas sustitutivas más realistas. Sus practicantes sostienen que la causa de muchas de las depresiones (pero no todas) son los pensamientos irracionales.

Resulta pertinente señalar que los creadores de este enfoque psicológico y terapéutico, para fundamentarlo, manifiestan haber apelado a antiguos tópicos de la escuela estoica de la filosofía griega. Especialmente, a aquéllos en los que pensadores como Epicteto manifiestan, de modo terminante, que no son los "hechos" objetivos mismos los que perturban la dinámica del "alma", sino lo que "pensamos" -he aquí el principio cognitivo- en nuestro interior, en nuestra subjetividad, sobre esos hechos. De esta manera, el control de las reacciones de nuestra emotividad y conducta puede permanecer de continuo en nuestras manos. O dicho de otro modo más taxativo: somos -hasta cierto punto- como los creadores de nuestra salud o enfermedad psíquicas, de nuestra dicha o de nuestra desdicha. La llamada Terapia racional emotiva conductual,a su vez, siempre ha operado con parejos principios. Es obvio que todo esto ha de ser especialmente valedero para las perturbaciones psicógenas manifiestas. Las distorsiones del paciente, son denominadas por los fundadores de la doctrina, como tríada cognitiva.

La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos principales que inducen al sujeto a considerarse a sí mismo, su futuro y sus experiencias, de un modo idiosincrásico.

  • El primer componente de la tríada se centra en la visión negativa del paciente acerca de sí mismo. Tiende a atribuir sus experiencias desagradables a un defecto suyo de tipo psíquico, moral o físico. Debido a este modo de ver las cosas, el paciente cree que, a causa de estos defectos es un inútil carente de valor. Por último, piensa que carece de los atributos esenciales para lograr la alegría y la felicidad.
  • El segundo componente de la tríada cognitiva se centra, en el caso del depresivo, a interpretar sus experiencias de una manera negativa. Le parece que el mundo le hace demandas exageradas y/o le presenta obstáculos insuperables para alcanzar sus objetivos. Interpreta sus interacciones con el entorno en términos de relaciones de derrota o frustración. Estas interpretaciones negativas se hacen evidentes cuando se observa cómo construye el paciente las situaciones en una dirección negativa, aun cuando pudieran hacerse interpretaciones alternativas más plausibles.
  • El tercer componente de la tríada cognitiva se centra en la visión negativa acerca del futuro. Espera penas, frustraciones y privaciones interminables. Cuando piensa en hacerse cargo de una determinada tarea en un futuro inmediato, inevitablemente sus expectativas son de fracaso.

El modelo cognitivo considera el resto de los signos y síntomas, por ejemplo de un síndrome depresivo, como consecuencia de los patrones cognitivos negativos. Por ejemplo, si el paciente piensa erróneamente que va a ser rechazado, reaccionará con el mismo efecto negativo (tristeza, enfado) que cuando el rechazo es real. Si piensa erróneamente que vive marginado de la sociedad, se sentirá solo.

Los síntomas motivacionales (por ejemplo poca fuerza de voluntad, deseos de escape o evasión) también pueden explicarse como consecuencias de las cogniciones negativas. La poca fuerza de voluntad viene provocada por el pesimismo y desesperación del paciente. Si esperamos un resultado negativo, no puede comprometerse a realizar una determinada tarea. Los deseos de suicidio pueden entenderse como expresión extrema del deseo de escapar a lo que parecen ser problemas irresolubles o una situación intolerable.

La creciente dependencia también se puede entender en términos cognitivos. Dado que el paciente se ve como inepto y dado que sobreestima la dificultad de las tareas, espera fracasar en todo. Así tiende a buscar la ayuda y seguridad en otros que él considera más competentes y capacitados. Por último, el modelo cognitivo también puede explicar los síntomas físicos de una depresión. La apatía y las pocas energías pueden ser consecuencia de la convicción del paciente de que está predestinado a fracasar en todo cuanto se proponga. La visión negativa del futuro puede producir una inhibición psicomotriz.

La terapia cognitiva es frecuentemente usada junto con medicación estabilizadora de las emociones para tratar el trastorno bipolar.

De acuerdo con la Asociación Nacional de Terapeutas Cognitivo-Conductuales de los Estados Unidos (National Association de Cognitive-Behavioral Therapists):

"There are several approaches to cognitive-behavioral therapy, including Rational Emotive Behavior Therapy, Rational Behavior Therapy, Rational Living Therapy, Cognitive Therapy, and Dialectic Behavior Therapy." [1] "Hay muchos acercamientos a la terapia cognitivo conductual, incluyendo la Terapia Conductual Racional Emotiva, Terapia Conductual Racional, Terapia de Vida Racional, Terapia Cognitiva, y Terapia de Conducta Dialéctica"[2]

Los pensamientos como causa de las emociones [editar]

Los pensamientos se consideran la causa de las emociones, y no a la inversa. Los terapeutas cognitivos invierten el orden causal empleado habitualmente por los psicoterapeutas. La terapia consiste esencialmente en:

  • a) Identificar aquellos pensamientos irracionales que nos hacen sufrir e
  • b) Identificar qué es irracional en ellos; esto se hace mediante un trabajo de autoanálisis por parte del paciente, que el terapeuta debe promover y supervisar.

Cuando los pensamientos irracionales (falsos o incorrectos) son detectados, se pasa a la fase de modificación, que es central en la Terapia cognitiva y consiste en reemplazar los viejos hábitos irracionales por otros más ajustados a la realidad y a la lógica. Esto se hace mediante un esfuerzo para rechazar los pensamientos distorsionados y reemplazarlos por pensamientos más exactos y más alegres. Cabe destacar que este esfuerzo de observación y crítica que el paciente hace de sus propios pensamientos distorsionados no debe confundirse con la tendencia conocida como "Pensamiento positivo", que solo promueve el autoadoctrinamiento por medio de frases positivas u optimistas ("Merezco ser feliz", "soy una persona valiosa", etc), porque la Terapia Cognitiva se vale del pensamiento crítico para conseguir el cambio en sus pacientes y no de una imposición dogmática de pensamientos predeterminados.

La terapia cognitiva no es un proceso "de un día para el otro". Aún cuando un paciente ha aprendido a reconocer cuándo y dónde su proceso de pensamiento se ha torcido, puede llevar meses de concentrado esfuerzo el reemplazar un pensamiento inválido con uno más adecuado. Pero con paciencia y un buen terapeuta, la terapia cognitiva puede ser una herramienta valiosa en la recuperación.

El pensamiento negativo en la depresión puede ser el resultado de fuentes biológicas (i.e., depresión endógena), la influencia educacional de padres, u otras fuentes. La persona deprimida experimenta pensamientos negativos como más allá de su control. El terapeuta conductual ofrece técnicas para dar al paciente un mayor grado de control sobre el pensamiento negativo corrigiendo "distorsiones cognitivas" o pensamientos distorsionados en un proceso llamado reestructuración cognitiva.

Depresión [editar]

Los pensamientos negativos en la depresión son generalmente acerca de una de tres áreas. Sintetizando lo antedicho y ya analíticamente puntualizado en la introducción en minucioso detalle:

  • Visión negativa de uno mismo
  • Visión negativa del mundo
  • Visión negativa del futuro

Éstos conforman la tríada cognitiva.

La técnica de las cuatro columnas [editar]

Una de las técnicas principales de la terapia cognitiva es la de las cuatro columnas, donde las tres primeras permiten analizar el proceso por el cual una persona ha llegado a estar deprimida. La primera columna registra la situación objetiva; en la segunda, el paciente escribe los pensamientos negativos que se le ocurrieron; la tercera columna registra los sentimientos negativos y las conductas disfuncionales que resultaron de ellos. Los pensamientos negativos de la segunda columna se consideran un puente que conecta la situación con los sentimientos angustiantes. Finalmente, la cuarta columna se emplea para desafiar el pensamiento negativo sobre la base de la evidencia de la experiencia del paciente.

Un sub-campo de la terapia cognitiva usado para tratar el trastorno obsesivo compulsivo hace uso del condicionamiento clásico a través de la extinción y habituación. Tal procedimiento ha sido usado exitosamente por el Dr. Steven Phillipson para tratar TOC. CBT también ha sido exitosamente aplicada al tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada y trastorno de pánico.

Mientras visiones similares de la emoción han existido por milenios, la terapia cognitiva fue desarrollada en su forma presente por Albert Ellis y Aaron T. Beck en los 1950s y 1960s. Rápidamente llegó a ser una intervención favorita para estudiar la investigación en Psicoterapia en ambientes académicos. En estudios iniciales fue contrastada con tratamientos conductistas para determinar cuál era el más efectivo. Sin embargo, en años recientes, técnicas cognitivas y conductistas han sido combinadas en tratamientos cognitivo-conductales. Puede declararse que éste es el tipo primario de tratamiento psicológico que se estudia en la investigación hoy día.

Tratando la depresión con CBASP [editar]

La terapia más nueva y efectiva para la depresión es el sistema de análisis cognitivo-conductista de Psicoterapia (CBASP). CBASP es una mezcla de varias de las técnicas más efectivas (exitosas). Cuando se realiza en combinación con tratamiento antidepresivo, puede ser extremadamente efectivo.


Un estudio publicado por el Dr. Martin Keller de Brown University et al el 18 de mayo de 2000 en el New England Journal of Medicine comparó el antidepresivo Serzone con la terapia talking, sistema de Psicoterapia de análisis cognitivo conductal (CBASP). CBASP es ampliamente derivado de otras terapias talking como la cognitiva, conductal, y la terapia interpersonal. [...] De los 519 pacientes que completaron el tratamiento, se verificó una tasa de respuesta de 55% en el grupo tratado únicamente con antidepresivo y una de 52% en el grupo tratado con psicoterapia. Los descubrimientos de Serzone aproximadamente se corresponden con muchos otros resultados experimentales de antidepresivos, y subrayan una mayor debilidad en estas drogas - que mientras son efectivas, el beneficio es marginal y el resultado del tratamiento problemático. Similarmente, los descubrimientos de CBASP validan otros estudios que las terapias talking tienen una eficacia cercana aproximadamente igual a tomar antidepresivos.

Los resultados del grupo de tratamiento combinado droga-terapia, de todos modos, fueron verdaderamente llamativos, con 85 por ciento de los pacientes que completaron alcanzando un 50 por ciento o más de reducción en síntomas. Cuarenta y dos por ciento en el grupo combinado alcanzaron la remisión (una virtual eliminación de todos los síntomas depresivos) comparado con el 22 por ciento en el grupo Serzone y 24 por ciento en el grupo CBASP.

Los autores del estudio confesaron haber sido tomados por sorpresa por los resultados, admitiendo que "las tasas de respuesta y remisión en el grupo de tratamiento combinado eran sustancialmente más altas que aquellas que podrían haberse anticipado."

Bibliografía [editar]

Véase también [editar]

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

En español [editar]

En inglés [editar]