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HISTORIA4: GRANDES DESASTRES. Desastre (del griego δυσἀστήρ (dusaster), 'mala estrella') es un hecho natural o provocado por el hombre que afecta negativamente a la vida, al sustento o a la industria, desembocando con frecuencia en cambios permanentes en las sociedades humanas, ecosistemas y medio ambiente. Los desastres ponen de manifiesto la vulnerabilidad del equilibrio necesario para sobrevivir y prosperar.

Desastre

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Ejemplo de un desastre natural producido por el terremoto del año 1960 en Valdivia, Chile, el seísmo más fuerte registrado en la historia de la humanidad, con 9,6 grados en la escala de Richter.

Desastre (del griego δυσἀστήρ (dusaster), 'mala estrella') es un hecho natural o provocado por el hombre que afecta negativamente a la vida, al sustento o a la industria, desembocando con frecuencia en cambios permanentes en las sociedades humanas, ecosistemas y medio ambiente. Los desastres ponen de manifiesto la vulnerabilidad del equilibrio necesario para sobrevivir y prosperar.

  1. Implica la pérdida de la capacidad operativa de una organización, una localidad, región o país. Necesita para su resolución la participación cooperativa de varios grupos que normalmente no necesitan trabajar codo con codo para controlar emergencias.
  2. Requiere que las partes implicadas renuncien a la autonomía y libertad tradicional para producir respuestas en conjunto y organizadas. Siguiendo un comando o estructura predefinida.
  3. Cambia el desarrollo habitual de las medidas, y
  4. Es necesario un acercamiento entre organizaciones públicas y privadas en las operaciones.

Según la magnitud del desastre, puede ocurrir:

  1. Destruye a la mayor parte de una comunidad.
  2. Impide a los servicios locales hacer sus deberes.
  3. Provoca un cese en la mayoría de las funciones de la comunidad, e
  4. Impide a las comunidades adyacentes el envío de ayuda.

Conceptos asociados:

  • Emergencia ordinaria: Un acontecimiento que puede ser controlado localmente sin necesidad de añadir medidas o cambios en el procedimiento de atención es un concepto amplio que se refiere generalmente a un suceso que provoca un daño o una perturbacion.
  • Catástrofe: Algunos conceptuan erroneamente que implica un mayor grado destructivo que un desastre. La acepción verdadera se entiende mejor si se considera la catástrofe como el "hecho" y el desastre como la consecuencia.

Véase también [editar]

HISTORIA4: LO PROHIBIDO. LA CIUDAD PROHIBIDA. La Ciudad Prohibida (en chino, 紫禁城; en pinyin, Zǐjìn Chéng, literalmente "Ciudad Púrpura Prohibida"), localizada en el centro exacto de la antigua Pekín, fue el palacio imperial durante las dinastías Ming y Qing, así como sede del gobierno chino hasta 1911. Su nombre original, «Ciudad Púrpura Prohibida», procede de su paralelismo con la «Constelación Luminosa Púrpura» en la que la Estrella Polar, al igual que el emperador en la tierra, se encuentra en el centro. Su construcción se debe al traslado de capitalidad de Nankín a Pekín que decidió el emperador Yongle cuando obtuvo el trono imperial en 1404. No existía una residencia fija para el emperador, cada uno de ellos elegía su lugar de residencia en el palacio que les gustara. Su nombre, Zijin Cheng, se compone de tres partículas independientes. Zi, en castellano 'Púrpura', hace referencia a la Estrella Polar antes mencionada. Jin, en castellano 'Prohibido', significaba que nadie podía entrar ni salir del palacio sin consentimiento directo del emperador. Cheng define lo que es, pues se traduce al castellano como 'Ciudad amurallada'.

Ciudad Prohibida

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Pix.gifPalacios Imperiales de las dinastías Ming y Qing en Pekín (Ciudad Prohibida) y en Shenyang (Palacio Mukden)1Flag of UNESCO.svg
Patrimonio de la HumanidadUnesco
Forbidden City1.JPG
El Palacio de la Suprema Armonía (太和殿) en el centro de la Ciudad Prohibida.
Coordenadas39°54′58.8″N 116°23′27.2″E / 39.916333, 116.390889
PaísBandera de la República Popular China China
TipoCultural
Criteriosi, ii, iii, iv
N.° identificación439bis
Región2Asia y Oceanía
Año de inscripción1987 (XI sesión)
Año de extensión2004
1Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad.
2Clasificación según Unesco

La Ciudad Prohibida (en chino, 紫禁城; en pinyin, Zǐjìn Chéng, literalmente "Ciudad Púrpura Prohibida"), localizada en el centro exacto de la antigua Pekín, fue el palacio imperial durante las dinastías Ming y Qing, así como sede del gobierno chino hasta 1911.

Su nombre original, «Ciudad Púrpura Prohibida», procede de su paralelismo con la «Constelación Luminosa Púrpura» en la que la Estrella Polar, al igual que el emperador en la tierra, se encuentra en el centro. Su construcción se debe al traslado de capitalidad de Nankín a Pekín que decidió el emperador Yongle cuando obtuvo el trono imperial en 1404. No existía una residencia fija para el emperador, cada uno de ellos elegía su lugar de residencia en el palacio que les gustara.

Su nombre, Zijin Cheng, se compone de tres partículas independientes. Zi, en castellano 'Púrpura', hace referencia a la Estrella Polar antes mencionada. Jin, en castellano 'Prohibido', significaba que nadie podía entrar ni salir del palacio sin consentimiento directo del emperador. Cheng define lo que es, pues se traduce al castellano como 'Ciudad amurallada'.

Pintura de Mao Zedong en la puerta de la ciudad
Panorámica de la Ciudad Prohibida.

Actualmente se la conoce como el Museo Palacio (故宫博物院, pinyin: Gùgōng Bówùyùan), ocupa 0,72 km², 800 edificios y más de 9.000 habitaciones. Es la mayor colección de estructuras de madera antiguas que se conservan en el mundo. Fue declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en el año 1987, abarcando una superficie de protección de 12'96 ha y la zona de respeto 153'10 ha. El Palacio Imperial está situado al norte de la Plaza de Tiananmen y se puede acceder a él a través de la Puerta de Tiananmen. Está rodeado de un barrio denominado Ciudad Imperial.

A pesar de que ya no está ocupada por la realeza, es un símbolo de la soberanía china y de Pekín, y aparece en los sellos de la República Popular China. El Palacio es una de las mayores atracciones turísticas del mundo.

Enlaces externos [editar]

HISTORIA4: INSURRECCIONES CON CANCIÓN DE MANOLO GARCÍA Y MIGUEL RÍOS. La insurrección de los comuneros o revolución de los comuneros fue un levantamiento armado gestado en el Virreinato de la Nueva Granada en los años 1780.

Insurrección de los comuneros

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Para el levantamiento de 1520 en la Corona de Castilla, véase Guerra de las Comunidades de Castilla.
Para el levantamiento en el actual Paraguay, véase Revolución Comunera.

La insurrección de los comuneros o revolución de los comuneros fue un levantamiento armado gestado en el Virreinato de la Nueva Granada en los años 1780.

Contenido

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Antecedentes [editar]

Dentro del programa de reformas borbónicas llevadas a cabo en América, el gobierno español había procurado mejorar el sistema de recolección de impuestos. Desde 1736 se había implantado en el virreinato de la Nueva Granada el monopolio del aguardiente de caña; luego a mediados del siglo XVIII, se estableció el monopolio de la venta del tabaco. Dichos monopolios fueron reforzados entre 1776 y 1780, para atender las necesidades de la guerra con Inglaterra. La consecuencia fue el aumento del precio del tabaco y del aguardiente para el consumidor. La alcabala también se duplicó. Estas medidas contribuyeron al aumento de rentas y el Virreinato se volvió un poco menos dependiente en materia militar de sus pares más ricos de Perú y México.

El Visitador Regente [editar]

Para garantizar los cobros se creó la figura del Visitador Regente, que en principio debía ser un jefe administrativo del virrey, pero que en la práctica iba más allá. Los primeros nominados eran funcionarios muy de la confianza de la Corona (especialmente de sus ministros) pero a la vez inexpertos y muy arrogantes. La regencia de la Nueva Granada se entregó a Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres. La actitud en búsqueda de ingresos fiscales emprendida por este regente provocó en 1781 la rebelión de los Comuneros. Gutiérrez resucitó el antiguo impuesto de la Armada de Barlovento o impuesto a las ventas que afectaba severamente a las gentes de la región de Guanentá en el actual departamento de Santander, porque el algodón crudo y los hilados de algodón figuraban entre los productos afectados y la región fabricaba textiles con este material.

La insurrección de 1781 [editar]

Aunque ya en 1752 y 1764-67 habían estallado motines contra el monopolio del aguardiente, fueron las medidas tomadas a fines de la década de 1770, que provocaron que el nuevo levantamiento tomara una magnitud sin precedentes.

En los últimos meses de 1780 hubo motines contra los guardas de la renta del tabaco en Simacota, Mogotes y Charalá, pero la cabeza del movimiento fue la ciudad de Socorro, en donde el 16 de marzo de 1781, Manuela Beltrán rompió el edicto referente a las nuevas contribuciones, a los gritos de “viva el Rey y muera el mal gobierno. No queremos pagar la armada de Barlovento”.

En sus comienzos los protagonistas visibles eran los pobres, tanto mujeres como hombres. Las revueltas comenzaron luego a ser dirigidas por personas un poco mejor ubicadas (comerciantes, carniceros, pequeños agricultores) y la rebelión tomó forma. La presión logró que algunos hombres de prestigio se comprometieran en ella. También se incorporaron indígenas, liderados por Ambrosio Pisco, un cacique rico. Ellos agregaron al pliego de demandas la devolución de tierras tomadas a las comunidades amerindias.

Como general de los insurrectos fue elegido Juan Francisco de Berbeo, en asocio de Salvador Plata, Antonio Monsalve, y Francisco Rosillo, quienes constituyeron la junta llamada “El Común” de les vino el nombre de “Comuneros”. Se reunieron el Socorro cerca de 6.000 hombres que marcharon en dirección a Santafé (hoy Bogotá).

En el camino se agregaron voluntarios de otras poblaciones hasta completar un cuerpo de 20.000 hombres y, en el Puente Real (hoy Puente Nacional), cerca a Vélez se encontraron con la pequeña tropa enviada desde Santafé a órdenes de José Osorio y del capitán Joaquín de la Barrera, quienes no pudieron interrumpir el avance de los comuneros y, mientras el regente Gutiérrez de Piñeres salía en precipitada marcha hacia Cartagena de Indias, el gobierno acordó impedir la llegada y designó al oidor Vasco y Vargas y al alcalde don Eustaquio Galavís. El arzobispo (y después virrey) Antonio Caballero y Góngora ayudó con su presencia a las negociaciones.

Las capitulaciones y su análisis [editar]

La comisión de negociadores parlamentó con los jefes de los sublevados en El Mortiño (cerca a Zipaquirá, Cundinamarca), quienes presentaron un pliego de 35 demandas. La comisión decidió acceder a todas las demandas y se firmaron unas capitulaciones que fue aprobada por la Audiencia. En ella se rebajaban unos impuestos, se suprimían otros, se atenuaba su recaudo y se convenía en dar preferencia a los americanos sobre los españoles para algunos cargos en que éstos eran mal vistos. También se acordó perdonar toda falta a los comuneros.

La negociación finalizó con un juramento ante los Evangelios y una misa solemne presidida por el Arzobispo, quien procedió a convencer a los insurrectos de marchar a sus hogares.

Incumplimiento de las capitulaciones [editar]

El virrey Manuel Antonio Flórez, quien se encontraba en Cartagena de Indias, desconoció las capitulaciones, bajo el argumento de que habían sido firmadas bajo amenaza y envió el regimiento fijo desde esa ciudad para implantar la autoridad en Santafé. Todo volvió a su antiguo estado. Un grupo de comuneros, al mando de José Antonio Galán decidió levantarse de nuevo. En represalia él y sus compañeros Isidro Molina, Lorenzo Alcantuz, y Manuel Ortiz, recibieron castigos ejemplares.

Galán fue ahorcado en enero de 1782 junto con los otros tres jefes comuneros y sus cabezas, manos y pies fueron expuestas en estacas en las plazas públicas de la capital virreinal y en los pueblos más activos de la rebelión. Sus descendientes fueron declarados infames, todos sus bienes confiscados y sus hogares destruidos y regados con sal. El cacique Ambrosio Pisco fue encarcelado en Cartagena y pese a que luego fue indultado, nunca pudo volver al interior del país. Otros dirigentes fueron sentenciados a sufrir 200 latigazos, vergüenza pública y prisión en África. Muchos campesinos sin tierra fueron enviados a Panamá, donde debieron perecer por cuenta de las inclemencias del malsano clima tropical. Las pocas penas impuestas a los participantes más ricos fueron mucho menos horrendas; algunos simplemente fueron encarcelados en Cartagena y después fueron indultados. Mucha gente se dispersó a las zonas periféricas por temor a las represalias.

Levantamientos en otros lugares [editar]

En junio de 1781 fue muerto por un levantamiento en Pasto motivado por la imposición del "Estanco", don José Ignacio Paredo, teniente gobernador de Popayán. Igualmente se sublevaron Neiva, Guarne, Tumaco, Casanare y Mérida como reflejo del moviento en Socorro.

La revuelta también se extendió a la región de Antioquia con los comuneros de Guarne , con los de Sopetrán y Sacaojal, quienes pedían también el libre cultivo del tabaco. Los de Guarne solicitaban, igualmente, que se reconociera el derecho de mazamorreo (lavar en las arenas de los ríos el oro), como también que en el valle de San Nicolás de Ríonegro no gobernaran los forasteros en el ramo de justicia.

Consecuencias del movimiento [editar]

Fuera del aspecto económico, que tuvo como fin la lucha contra los impuestos, la revuelta (y no revolución ya que no buscaban cambiar a España como su gobernador) comunera abarcó aspectos sociales y políticos, ya que una de las estipulaciones contenidas en la capitulación hecha en Mortiño era la preferencia de los americanos para la provisión de ciertos empleos, lo que implicaba ya una cierta alteración importante en el régimen colonial. Por otra parte, también se aspiró a rehabilitar la raza indígena y Galán proclamó la libertad de los esclavos en las minas de Malpaso, cerca de Mariquita (Tolima). Este fue uno de los cargos por los cuales se condenó a muerte a los sublevados.

Pese a sus reivindicaciones coyunturales y a su declaración en pro de la autoridad real, el movimiento comunero ha sido visto por varios autores como un anticipo de la Independencia, en la medida que fue una expresión de furia popular contra los funcionarios españoles y una aspiración de tener gobiernos con participación criolla. Aunque estas manifestaciones distan aún de lo que será el proceso de Independencia, es visto como un paso dado hacia un sentimiento nacionalista.

Se resalta finalmente, que la insurrección comunera, con sus reivindicaciones de igualdad social, política y económica se da antes que la Revolución francesa. Las proclamas comuneras no estaban lejos de Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que luego fueron emitidas en esta.

Bibliografía [editar]

  • AGUILERA Peña, Mario. "Los comuneros: guerra social y lucha anticolonial". Bogotá, 1985.
  • CARDENAS Acosta, Pablo. "El movimiento comunal de 1781 en el Nuevo Reino de Granada". Bogotá, 1960.
  • PALACIOS, Marco y SAfford, Frank. "Colombia: País fragmentado, sociedad dividida. Su historia". Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2002.
  • PHELAN, John Leddy. "El pueblo y el rey: La revolución comunera en Colombia, 1781". Bogotá, C. Valencia, 1980.

Vanesse A. Lokerita C. Nubely ""Por Que Soy Loca"1871 Comuneros.Histotry

Véase también [editar]

HISTORIA4: LOS ALFAQUIES. Un alfaquí (del árabe فقيه faqīh, con adición del artículo determinado al-) es un experto en el fiqh, o jurisprudencia islámica. Fiqh significa literalmente "entendimiento" y en su sentido islámico jurisprudencia, ya que la comprensión del Corán y la Sunna servía para determinar las decisiones legales.

Alfaquí

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Alá (Dios) en árabe.

Un alfaquí (del árabe فقيه faqīh, con adición del artículo determinado al-) es un experto en el fiqh, o jurisprudencia islámica.

Según la Real Academia Española, alfaquí significa entre los musulmanes, doctor o sabio de la ley, aunque ley no tiene un significado tan preciso como jurisprudencia para traducir la voz árabe fiqh.

Fiqh significa literalmente "entendimiento" y en su sentido islámico jurisprudencia, ya que la comprensión del Corán y la Sunna servía para determinar las decisiones legales.

Un alfaquí es un experto en una de las escuelas tradicionales del fiqh, (llamadas madhabs). En el Islam sunní, existen las escuelas Hanafí, Hanbalí, Malikí y Shafi'í. El alfaquí es un maestro en la metodología (usul) utilizada por una o más de estas escuelas, y es capaz de aplicarla para llegar a las decisiones tradicionales de su respectiva escuela.

Referencias [editar]

  • AL-JUSHANI, Muhammad b. Harit, Historia de los alfaquíes y tradicionistas de Al-Andalus, CSIC, Madrid 1992, ISBN 84-00-07239-1

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

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HISTORIA4: HELENA DE TROYA. ¿QUÉ LE PASÓ A HELENA DE TROYA PARA QUE SUCEDIESE TREMENDA BARBARIDAD? Helena ( Ἑλένη en griego antiguo), a veces conocida como Helena de Troya o Helena de Esparta, es un personaje de la mitología griega; su leyenda es aludida por casi todos los mitógrafos clásicos. Era considerada hija de Zeus y, pretendida por muchos héroes debido a su gran belleza, fue seducida o raptada por Paris, príncipe de Troya, lo que originó una guerra.

Helena (mitología)

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Artículo bueno Wikipedia:Artículos buenos
Para otros usos de este término, véase Helena.
Crátera ática de figuras rojas (detalle de la cabeza de Helena). 450-440 a. C. Museo del Louvre, París.

Helena ( Ἑλένη en griego antiguo), a veces conocida como Helena de Troya o Helena de Esparta, es un personaje de la mitología griega; su leyenda es aludida por casi todos los mitógrafos clásicos. Era considerada hija de Zeus y, pretendida por muchos héroes debido a su gran belleza, fue seducida o raptada por Paris, príncipe de Troya, lo que originó una guerra.

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Nacimiento [editar]

Zeus, metamorfoseado en un cisne, sedujo a Leda y yació con ella la misma noche que Tindáreo, esposo de Leda y rey de Esparta. Como consecuencia de ello, Leda puso dos huevos; de uno nacieron Helena y Pólux, ambos inmortales (considerados hijos de Zeus), y del otro Clitemnestra y Cástor, mortales (considerados hijos de Tindáreo). De todas maneras, se consideraba a Cástor y Pólux como gemelos y se los conocía como Dioscuros. Otras hermanas de Helena fueron Timandra y Filónoe.

Otra tradición decía que Helena había nacido de la unión de Némesis y Zeus, transformados respectivamente en oca y cisne. El huevo que puso Némesis fue encontrado por un pastor que lo entregó a Leda. Del huevo nació Helena y Leda la cuidó como si fuera su auténtica madre.[1]

Rapto de Helena por Teseo y Pirítoo [editar]

Teseo llevándose a Helena. Ánfora ática de figuras rojas. Siglo VI a. C. Staatliche Antikensammlungen, Múnich.

Helena fue famosa por su belleza desde que era una niña. Un día, mientras realizaba un sacrificio a la diosa Artemisa, fue sorprendida y raptada por el héroe ateniense Teseo en compañía de su amigo Pirítoo. Tras capturarla, echaron a suertes la doncella, correspondiéndole a Teseo. Pero cuando éste volvió a Atenas, el pueblo ateniense no permitió la entrada de la muchacha en la ciudad, motivo por el que Teseo la condujo a Afidna, junto a su madre Etra. A continuación, Teseo y Pirítoo decidieron marchar al Hades para raptar a Perséfone con la intención de convertirla en consorte de Pirítoo. Durante la estancia en el Hades de Teseo y Pirítoo, los Dioscuros rescataron a Helena. A su vez tomaron como prisioneras a la madre de Teseo y a la hermana de Pirítoo, que condujeron hasta Esparta para convertirlas en esclavas de Helena.[2]

Hay una tradición que mencionaba que Helena y Teseo tuvieron como hija a Ifigenia pero que, cuando Helena fue liberada por sus hermanos, ella decidió entregar a su hija a su hermana Clitemnestra, que ya estaba casada con Agamenón.[3] Pero la leyenda más extendida señalaba que Ifigenia era hija biológica de Clitemnestra.

Boda con Menelao [editar]

Helena, pintura de Anthony Frederick Augustus Sandys.
Artículo principal: Juramento de los pretendientes

Cuando Helena llegó a la edad de casarse, tuvo muchos pretendientes que acudieron desde todas las partes de Grecia, animados por la fama de su gran belleza y porque ella y su futuro esposo reinarían en Esparta. Tindáreo, temiendo provocar una guerra entre los pretendientes rechazados, siguió un consejo de Odiseo. A cambio, prometió a éste su ayuda para conseguir a su sobrina Penélope como esposa.

El consejo de Odiseo consistía en arrancar a los pretendientes el juramento de acatar la decisión que se adoptase sobre quién sería el esposo de Helena y la obligación de acudir en auxilio del elegido si en algún momento su esposa le fuese disputada. Una vez realizado el juramento, Helena eligió como marido a Menelao, hermano de Agamenón, rey de Micenas (en otras versiones, de Argos), que, a su vez, se casó con su hermana Clitemnestra.

Menelao y Helena tuvieron una hija, Hermíone.

Rapto o seducción de Paris [editar]

Helena y Paris. Crátera de figuras rojas. 380-370 a. C. Museo del Louvre, París.
Artículo principal: Rapto de Helena
Artículo principal: Juicio de Paris

La diosa Afrodita había prometido al príncipe troyano Paris el amor de Helena como premio por haber decidido a su favor en el concurso de belleza que la había enfrentado a Hera y Atenea.

Paris fue a Esparta, donde fue recibido hospitalariamente por Menelao y Helena. Sin embargo, durante su estancia, Menelao tuvo que viajar a Creta para asistir al funeral por la muerte de su abuelo materno, Catreo.

Afrodita provocó que Helena se enamorase de Paris y huyeron los dos de Esparta junto con el tesoro de Helena, mientras Menelao se encontraba aún en Creta. Se unieron por vez primera en una isla de localización incierta llamada Cránae. Hera les envió una tempestad y, tras pasar por Chipre y Fenicia, llegaron a Troya.[4]

Otra versión señalaba que en realidad Helena no viajó con Paris a Troya sino que Zeus, Hera o Proteo formaron un espectro suyo, que fue lo que acompañó a Paris mientras la auténtica Helena fue trasladada a Egipto por Hermes. Se cree que la primera fuente de esta versión fue la palinodia, compuesta por el poeta lírico Estesícoro, de la que quedan escasos fragmentos. Una leyenda añadía que el poeta había sido cegado por Helena (una vez que ésta había sido divinizada) a causa de que anteriormente había compuesto un primer poema que la trataba muy desfavorablemente. Cuando Estesícoro compuso su palinodia, se le devolvió la vista.[5] Un escolio atribuye a Estesícoro un comentario según el cual Afrodita había hecho infieles a Helena y a sus hermanas Clitemnestra y Timandra debido a que Tindáreo olvidó ofrecerle sacrificios.[6]

Otra tradición explicaba que Paris raptó a Helena y la llevó consigo por la fuerza.

Guerra de Troya [editar]

Artículo principal: Guerra de Troya

Los mitógrafos discrepaban acerca de cómo fueron recibidos Helena y Paris cuando llegaron a Troya. Algunos mencionaban que fueron mal recibidos por el pueblo, pero los hermanos de Paris y la reina Hécuba la recibieron favorablemente. Otros afirmaban que todos los troyanos se enamoraron de Helena e incluso el rey Príamo juró que nunca la dejaría marchar. Por su parte, la adivina Casandra vaticinó que Helena sería la ruina de la ciudad, pero no fue creída.[7]

Menelao, acompañado por una gran coalición de ejércitos comandados por los antiguos pretendientes de Helena y otros caudillos aqueos, zarpó hacia Troya en busca de su esposa.

Antes del inicio de la guerra, Menelao y Odiseo fueron como embajadores a Troya para reclamar a Helena y el tesoro que se había llevado con ella, pero los troyanos se negaron a devolverla y los hubieran matado a no ser por la intervención de Antenor, anciano consejero troyano, a su favor. Heródoto ofrecía una versión alternativa: los troyanos aseguraban que no tenían en su poder a Helena ni sus tesoros y que todo ello estaba en Egipto con su rey Proteo. Los griegos creyeron que los troyanos se burlaban de ellos, pero cuando conquistaron por fin Troya, Helena no apareció y entonces sí creyeron a los troyanos y Menelao fue enviado a Egipto en su busca. Heródoto se adhería personalmente a esta versión, argumentando que si Helena hubiera estado en Troya habría sido devuelta a los griegos porque ni Príamo ni el resto de troyanos habrían aceptado correr el riesgo de la guerra solo para complacer a Paris.[8]

Algunos autores relataban que, durante la guerra, Afrodita y Tetis concertaron un encuentro entre Helena y Aquiles.[9]

Helena en la Ilíada [editar]

Helena es un personaje importante de la Ilíada. Es estimada y respetada por el rey Príamo y por Héctor, mientras los habitantes de Troya reconocen su belleza divina pero le atribuyen la causa de los males que padece su ciudad.[10]

Presenta los principales caudillos aqueos desde la torre de la ciudad a su suegro, Príamo. Desde allí presencia el duelo singular entre su anterior esposo, Menelao, y el príncipe Paris.[11]

Discute con Afrodita cuando ésta la incita a que vaya junto a Paris una vez que ha concluido el duelo pero luego, por miedo a las amenazas de la diosa, cede.[12]

En la parte final de la Ilíada, Helena se lamenta por la muerte de su cuñado Héctor y señala que lleva ya veinte años en Troya.[13]

Helena en los hechos posteriores a los narrados en la Ilíada [editar]

Menelao está a punto de matar a Helena pero, admirado por su belleza, suelta su espada. Afrodita y Eros observan la escena. Crátera ática de figuras rojas. 450-440 a. C. Museo del Louvre, París.

Córito era un hijo que Paris había tenido con su anterior esposa, la ninfa Enone. Se enamoró de Helena y se decía que era un amor correspondido. Cuando Paris los descubrió, mató a Córito. Algunos mitógrafos, en cambio, señalaban que Córito era uno de los hijos de Helena y Paris.[14]

En el transcurso de la guerra, Paris murió y Helena fue obligada a contraer un nuevo matrimonio con Deífobo, otro de los hijos de Príamo. Por esta causa, Héleno, también hijo de Príamo, que estaba enamorado de Helena, abandonó Troya.[15]

Helena reconoció a Odiseo cuando éste penetró en Troya como espía disfrazado de mendigo, pero no lo denunció.

Los aqueos, para entrar en Troya, construyeron un caballo de madera y un puñado de guerreros destacados se escondieron en su interior. Los troyanos, ignorantes del contenido del caballo, lo introdujeron en su ciudad. Antes de que los guerreros salieran del caballo, la astuta Helena, conocedora del plan de los aqueos, dio varias vueltas a su alrededor acompañada de Deífobo, imitando las voces de las esposas de los guerreros griegos. Los aqueos estuvieron a punto de responder desde dentro del caballo y delatarse.[16]

En algunas versiones, Helena fue la que agitó una antorcha desde su habitación durante la noche, que era la señal esperada por los aqueos de que las puertas de Troya iban a ser abiertas por los hombres que habían salido del caballo.[17]

La guerra terminó con el triunfo de la coalición aquea. Menelao mató a Deífobo y a punto estuvo también de matar a Helena, pero quedó deslumbrado y enamorado de nuevo por su belleza y la perdonó. Algunos decían que fue la propia Helena la que mató a Deífobo y que Menelao perdonó a Helena cuando vio sus pechos desnudos.[18] Tras un viaje de retorno accidentado en el que tuvieron que pasar una larga temporada en Egipto, ambos regresaron a Esparta. En el Ática existe una isla que se la llamaba isla de Helena porque se creía que en ella desembarcó Helena en su retorno a la Hélade.[19] Tras este retorno, Helena y Menelao fueron padres de Nicóstrato, según algunos autores.

Helena en la Odisea [editar]

Helena aparece como personaje en la Odisea de Homero, principalmente en el canto IV. En el viaje realizado en busca de noticias de su padre Odiseo, Telémaco llega a Esparta, donde se entrevista con Menelao, que se encuentra acompañado de Helena, una vez que ambos han vuelto a reinar a Esparta. Alcandra, por su parte, ofreció a la bella Helena un huso de oro y un cestito de plata, con los bordes de oro.

Homero afirma categóricamente que Helena tuvo como única descendiente a su hija Hermíone.[20]

Helena ejerce de anfitriona junto con su esposo y recuerda algunos de los sucesos ocurridos en la guerra de Troya.

Muerte o divinización [editar]

Existen múltiples versiones acerca del destino final de Helena. En algunas de ellas, Helena fue divinizada y enviada a los Campos Elíseos o a la isla Leuce, en compañía de Menelao. Incluso se decía que estaba en la mencionada isla casada con Aquiles.[21] Se decía que Aquiles y Helena tuvieron allí un hijo que tenía alas, llamado Euforión.

La tragedia Orestes, obra de Eurípides, presentaba una variante de esta versión, en la que Orestes y su amigo Pílades habían decidido matar a Helena porque la consideraban causa del origen de sus males, ya que Orestes y su hermana Electra habían sido condenados a muerte por haber matado a su madre Clitemnestra. Pero no pudieron cumplir su propósito porque Helena fue salvada y divinizada por Apolo.

Sin embargo, otros insistían en que en el templo dedicado a Menelao que se hallaba en Terapne se encontraban las tumbas de Helena y de Menelao.

En una versión rodia, Pólixo, esposa de uno de los caudillos aqueos, Tlepólemo, habría simulado acogerla en Rodas después de que Helena había sido desterrada de Esparta por los hijos de Menelao, pero se habría vengado por la muerte de su esposo y, tras disfrazar a sus criadas como Erinias para atormentar a Helena, provocó que Helena acabase por ahorcarse. Por ello, los rodios tienen en su isla un santuario de Helena Dendrítide.[22]

Consortes y descendencia [editar]

Helena de Troya por Evelyn de Morgan.

Adaptaciones modernas [editar]

  • El personaje de Helena forma parte de la obra épica Fausto de Johann Wolfgang von Goethe, según la cual el Doctor Fausto se enamora perdidamente de la bella griega, hasta el punto de enfermar y estar a punto de morir. Para conquistarla, éste pide la asistencia de Mefistófelés. Una vez juntos, Fausto y Helena procrean a Euforión.
  • En el cine el personaje de Helena ha sido representado en numerosas películas. En 1956 se filmó la película Helena de Troya, dirigida por Robert Wise. El personaje de Helena fue interpretado por Rossana Podestá.

Referencias [editar]

  1. Apolodoro. Biblioteca mitológica iii,10,7.
  2. Apolodoro. Biblioteca mitológica iii,10,7; Epítome i,23; Higino. Fábulas 79.
  3. Pausanias. Descripción de Grecia ii,22,6.
  4. Homero. Ilíada iii,445; Apolodoro. Epítome 3,3.
  5. Eurípides. Helena; Pausanias. Descripción de Grecia iii,19,11; Platón. Fedro 44.
  6. Escolio a la tragedia Orestes 249.
  7. Escolio de Servio sobre la Eneida de Virgilio ii,33; Dictis Cretense. Diario de la guerra de Troya i,7; Dares Frigio. Historia de la destrucción de Troya 11.
  8. Apolodoro. Epítome 3,28; Heródoto. Historia ii,118. Según Partenio de Nicea, los encargados de reclamar a Helena fueron Diomedes y Acamante.
  9. Proclo. Crestomatía. Resumen de las ciprias.
  10. Homero. Ilíada iii,154.
  11. Homero. Ilíada iii,161.
  12. Homero. Ilíada iii,390.
  13. Homero. Ilíada xxiv,761.
  14. Partenio de Nicea. Sufrimientos de amor 34.
  15. Apolodoro. Epítome 5,9.
  16. Homero. Odisea iv,244.
  17. Trifiodoro. La toma de Ilíón 513.
  18. Quinto de Esmirna. Posthoméricas xiii,385. Higino. Fábulas 240. Aristófanes. Lisístrata 155 y escolio a este pasaje.
  19. Pausanias. Descripción de Grecia i,35,1.
  20. Homero. Odisea iv,12.
  21. Apolodoro. Epítome 6,29; Pausanias. Descripción de Grecia iii,19,13.
  22. Pausanias. Descripción de Grecia iii,19,9.

Bibliografía [editar]

  • Bernabé Pajares, Alberto (1979). Fragmentos de épica griega arcaica. Madrid: Gredos. ISBN 84-249-3524-1.
  • Grimal, Pierre (1981). Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona: Paidós. ISBN 84-7509-166-0.
  • Hard, Robin (2008). El gran libro de la mitología griega. Madrid: La espera de los libros. ISBN 978-84-9734-699-3.

Enlaces externos [editar]

HISTORIA4: ¿CUÁNTOS HABITANTES TENÍA TROYA?. ¿LE GUSTA HACER MEMORIA?. Troya es una ciudad tanto histórica como legendaria, donde se desarrolló la Guerra de Troya. La palabra Wilusa es de origen hitita y, según los estudios de Frank Starke[1] en 1997, de J. David Hawkins[2] en 1998 y de W. D. Niemeier[3] en 1999, indica la Troya homérica.

Troya

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Pix.gifSitio arqueológico de Troya1Flag of UNESCO.svg
Patrimonio de la HumanidadUnesco
Troy1.jpg
Los muros de la ciudad de Troya.
Coordenadas39°57′23.2″N 26°14′20.4″E / 39.956444, 26.239
PaísFlag of Turkey.svg Turquía
TipoCultural
Criteriosii, iii, vi
N.° identificación849
Región2Europa
Año de inscripción1998 (XXII sesión)
1Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad.
2Clasificación según Unesco

Troya es una ciudad tanto histórica como legendaria, donde se desarrolló la Guerra de Troya. La palabra Wilusa es de origen hitita y, según los estudios de Frank Starke[1] en 1997, de J. David Hawkins[2] en 1998 y de W. D. Niemeier[3] en 1999, indica la Troya homérica.

En griego se llamaba Τροία (Troia), Τροίας (Troias), también llamada Ίλιον (Ilión) o Ίλιος (Ilios), Wilusa (en hitita) y Truva (en turco).

Esta célebre guerra fue descrita, en parte, en la Ilíada, un poema épico de la Antigua Grecia. Este poema se atribuye a Homero, quien lo compondría, según la mayoría de la crítica, en el siglo VIII a. C. Homero también hace referencia a Troya en la Odisea. La leyenda fue completada por otros autores griegos y romanos, como Virgilio en la Eneida.

La Troya histórica estuvo habitada desde principios del III milenio a. C. Está situada en la actual provincia turca de Çanakkale, junto al estrecho de los Dardanelos (Helesponto), entre los ríos Escamandro (o Janto) y Simois y ocupa una posición estratégica en el acceso al Mar Negro (Ponto Euxino). En su entorno se encuentra la cordillera del Ida y frente a sus costas se divisa la cercana isla de Ténedos.

Las especiales condiciones del estrecho de los Dardanelos, en el que hay una corriente constante desde el Mar de Mármara hacia el Mar Egeo y donde suele soplar un viento del nordeste durante la estación de mayo a octubre, hace suponer que los barcos que en la antigüedad pretendían atravesar el estrecho debían esperar a menudo condiciones más favorables durante largas temporadas en el puerto de Troya.[4]

Tras siglos de olvido, las ruinas de Troya fueron descubiertas en las excavaciones realizadas en 1871 por Heinrich Schliemann. En 1998, el sitio arqueológico de Troya fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco,[5] afirmando que:

Tiene una inmensa significancia para el entendimiento de la evolución de la civilización europea en un estado básico de sus primeras etapas. Es, además, de una excepcional importancia cultural por la profunda influencia de la Ilíada de Homero en las artes creativas durante más de dos milenios.
Mapa de Tróade en la época de Homero.

Contenido

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Troya legendaria [editar]

Fundación mítica [editar]

Según la mitología griega, la familia real troyana fue iniciada por la pléyade Electra y Zeus, padres de Dárdano. Éste cruzó hasta Asia Menor desde la isla de Samotracia, donde conoció a Teucro, que lo trató con respeto. Dárdano se casó con Batiea, hija de Teucro y fundó Dardania (posteriormente gobernada por Eneas). Tras la muerte de Dárdano, el reino pasó a su nieto Tros. Zeus raptó a uno de sus hijos, llamado Ganimedes, a causa de su gran belleza, para convertirlo en copero de los dioses.

Ilo, otro hijo de Tros, fundó la ciudad de Ilión y pidió a Zeus una señal. Casualmente encontró una estatua conocida como Paladio, que había caído del cielo. Un oráculo decía que mientras el Paladio permaneciera en la ciudad, ésta sería inexpugnable. Luego Ilo construyó el templo de Atenea en su ciudad, en el mismo lugar donde había caído.[6]

Los habitantes de Troya son denominados teucros, mientras Troya e Ilión son los dos nombres por los que se conocía la ciudad; por tanto Teucro, Tros e Ilo eran considerados sus fundadores epónimos.

Los romanos relacionaron el nombre de Ilión con el de Iulo (en latín Iulus), hijo de Eneas y antepasado mítico de la gens Iulia o Iulii, a la que pertenecía Julio César.

Véase también: Anexo:Estirpe de Troya

Expedición de Heracles contra Troya [editar]

Los dioses Poseidón y Apolo construyeron los muros y fortificaciones alrededor de Troya para Laomedonte, hijo de Ilo.[7] Cuando Laomedonte se negó a pagarles el salario convenido, Poseidón inundó la tierra y envió un monstruo marino que provocó estragos en la zona. Como condición para que cesaran los males sobre la ciudad, un oráculo demandó el sacrificio de Hesíone, hija del rey, para ser devorada por el monstruo, así que fue encadenada a una roca del litoral.[8]

Heracles a punto de matar a Laomedonte, frasco de terra sigillata de la Galia, final del siglo I – principio del siglo II.

Heracles, que había llegado a Troya, rompió las cadenas de Hesíone e hizo un pacto con Laomedonte: a cambio de las yeguas divinas que Zeus había entregado a Tros, abuelo de Laomedonte, en compensación por el rapto de Ganimedes, Heracles liberaría la ciudad del monstruo.[9]

Los troyanos y Atenea construyeron un muro que debía servir como refugio a Heracles.[10] Cuando el monstruo alcanzó la obra defensiva, abrió sus enormes mandíbulas, y Heracles se arrojó armado en las fauces del monstruo. Después de tres días en su vientre causando destrozos, salió victorioso y completamente calvo.[11]

En otras versiones, el enfrentamiento con el monstruo se situaba dentro del camino de ida de la expedición de los argonautas, y el modo en que Heracles mataba al monstruo era arrojándole una roca en el cuello.[12]

Pero Laomedonte no cumplió su parte del pacto, sustituyendo dos de las yeguas inmortales por dos yeguas ordinarias y como represalia Heracles, encolerizado, le amenazó con atacar Troya y embarcó de vuelta a Grecia.[13]

Pasados unos años, encabezó una expedición de castigo de dieciocho naves, después de reclutar en Tirinto un ejército de voluntarios entre los que se encontraban Yolao, Telamón, Peleo, el argivo Ecles hijo de Antífates, y Deímaco el beocio. Telamón tuvo una actuación destacada en el asedio de la ciudad al abrir brecha en las murallas de Troya y entrar el primero. Capturada Troya, Heracles mató a Laomedonte y a sus hijos, excepto al joven Podarces.[14]

Hesíone fue entregada a Telamón como recompensa y se le permitió llevarse a uno cualquiera de los prisioneros. Ella eligió a su hermano Podarces y Heracles dispuso que antes debía hacerse esclavo y luego ser rescatado por ella. Hesíone se quitó el velo de oro de la cabeza y lo dio como rescate. Esto le valió a Podarces el nombre de Príamo que significa «rescatado».[15]

Después de haber quemado la ciudad y devastado los alrededores, Heracles se alejó de la Tróade con Glaucia, hija del dios-río Escamandro, y dejó a Príamo como rey de Troya, en virtud de su sentido de la justicia, pues fue el único de los hijos de Laomedonte que se opuso a su padre y le aconsejó que entregara las yeguas a Heracles.[16]

Guerra de Troya [editar]

Mapa con la procedencia de los contingentes que, según la mitología griega, intervinieron en la guerra de Troya. Los caudillos aqueos están señalados en verde y los troyanos y sus aliados, en amarillo.
Artículo principal: Guerra de Troya
Artículo principal: Caballo de Troya

Durante el reinado de Príamo, y a causa del rapto de Helena de Esparta por el príncipe troyano Paris, los griegos micénicos, comandados por Agamenón, tomaron Troya tras haber puesto sitio a la ciudad durante diez años.

Eratóstenes fechó la Guerra de Troya entre el 1194 y el 1184 a. C., la Marmor Parium entre el 1219 y el 1209 a. C., y Heródoto en el 1250 a. C.

La mayoría de los héroes de Troya y de sus aliados murieron en la guerra, pero unos pocos, liderados por Eneas, lograron sobrevivir y navegaron hasta llegar primero a Cartago y luego a la Península Itálica, donde llegaron a ser los ascendientes de los fundadores de Roma. A los primeros asentamientos de estos supervivientes en Sicilia y en Italia se les dio igualmente el nombre de Troya.[17] Los barcos troyanos en los que viajaron fueron transformados por Cibeles en náyades, cuando iban a ser quemados por Turno, el rival de Eneas en Italia.[18]

Según narran Tucídides y Helánico de Lesbos, otros troyanos supervivientes se establecieron en Sicilia, en las ciudades de Erice y Egesta, recibiendo el nombre de élimos.[19] Además, Heródoto comenta que los maxies eran una tribu del oeste de Libia cuyos miembros afirmaban ser descendientes de los hombres llegados desde Troya.[20] [21]

Algunos de estos relatos míticos, a veces con contradicciones entre sí, aparecen en la Ilíada y la Odisea, los célebres poemas homéricos, y en otras obras y fragmentos posteriores.

Historicidad de la guerra de Troya [editar]

El problema de la autenticidad histórica de la guerra de Troya ha suscitado conjeturas de todo tipo.

El arqueólogo Schliemann admitía que Homero fue un poeta épico y no un historiador, y que pudo exagerar el conflicto en aras de la libertad poética, pero no que lo inventara. Poco después, el también arqueólogo Dörpfeld defendió que Troya VI fue víctima del expansionismo micénico. A esta idea se ha sumado recientemente Sperling, en 1991.

Los estudios de Blegen y su equipo admitieron que una expedición aquea debió haber sido la causa de la destrucción de Troya VII-A hacia el 1250 a. C. (actualmente se suele fijar el fin de esta ciudad más cerca de 1200 a. C.), sin embargo hasta ahora no se ha podido demostrar quiénes fueron los atacantes de Troya VII-A.

Hiller, en cambio, también en 1991, señaló que debió haber dos guerras en Troya que marcaron el fin de Troya VI y Troya VII-A. Mientras, Demetriou, en 1996, insistió en la fecha de 1250 a. C. para una histórica guerra de Troya, en un estudio en el que se basó en yacimientos chipriotas.

Frente a ellos se halla una corriente de opinión escéptica encabezada por Moses Finley que niega la presencia de elementos micénicos en los poemas homéricos y señala la ausencia de pruebas arqueológicas acerca de la historicidad del mito.[22] Otros estudiosos destacados pertenecientes a esta corriente escéptica son el historiador Frank Kolb y el arqueólogo Dieter Hertel.

Joachim Latacz, en un riguroso estudio publicado en el que relaciona fuentes arqueológicas, fuentes históricas hititas y pasajes homéricos como el catálogo de naves del libro II de la Ilíada, ha probado el origen micénico de la leyenda pero, con respecto a la historicidad de la guerra, se ha mostrado cauto y sólo ha admitido que es probable la existencia de un sustrato histórico.[23]

También se ha tratado de fundamentar la historicidad de la leyenda con el estudio de textos históricos contemporáneos a la edad del Bronce tardío. Carlos Moreu ha interpretado una inscripción egipcia de Medinet Habu, en la que se narra el ataque sobre Egipto de los Pueblos del mar, de manera distinta a la interpretación tradicional. Según esta interpretación, los aqueos habrían atacado varias regiones de Anatolia entre las que se encontrarían Troya y Chipre, y los pueblos atacados habrían establecido un campamento en Amurru y posteriormente habrían formado la coalición que se enfrentó a Ramsés III en 1186 a. C.[24]

Troya histórica [editar]

Troya en las fuentes hititas [editar]

Artículo principal: Tratado Alaksandu
Artículo principal: Carta de Manapa-Tarhunta
Mapa con la situación de Wilusa, al noroeste del imperio hitita (siglo XIV a. C.).

La ciudad de Troya estuvo habitada desde la primera mitad del III milenio a. C., pero su momento de mayor esplendor coincidió con el auge del imperio hitita.

En 1924, poco después del desciframiento de la escritura hitita, Paul Kretschmer había comparado un topónimo que aparece en fuentes hititas, Wilusa, con el topónimo griego Ilios, usado como nombre de Troya. Los eruditos, basándose en pruebas lingüísticas, establecieron que el nombre Ilios había perdido una digamma inicial y anteriormente había sido Wilios.

A esto se unía otra comparación entre un rey de Troya que aparece escrito en documentos hititas, denominado Alaksandu, y Alejandro, usado en la Ilíada como nombre alternativo de Paris, príncipe troyano.

Estas propuestas de identificación de Wilusa con Wilios y de Alaksandu con Alejandro en principio fueron motivo de controversia: era dudosa la situación geográfica de Wilusa y en fuentes hititas aparece también el nombre de Kukunni como rey de Wilusa y padre de Alaksandu, sin aparente relación con la leyenda de Alejandro, aunque algunos han señalado que este nombre podría tener su equivalente en griego en el nombre Κύκνος (Cicno), otro personaje del ciclo troyano.

Sin embargo, en 1996, Frank Starke probó que, efectivamente, la localización de Wilusa debe situarse en el mismo lugar donde está la región de la Tróade.

No obstante, algunos arqueólogos como Dieter Hertel todavía se niegan a aceptar esta identificación entre Wilusa e Ilios.

Los principales documentos hititas que mencionan a Wilusa son:

  • El llamado Tratado Alaksandu, que fue un pacto entre el rey hitita Muwatallis II y Alaksandu, rey de Wilusa, datado a principios del siglo XIII a. C. Del texto de este tratado se ha deducido que Wilusa tenía una relación de subordinación respecto del Imperio Hitita.

Entre los dioses que son nombrados en el tratado como testigos del pacto figuran Apaliunas, que algunos investigadores han identificado con Apolo, y Kaskalkur, cuyo significado es camino al inframundo. Sobre Kaskalkur, el arqueólogo Korfmann indica que:

De este modo se designaban los cursos de agua que desaparecían en el suelo de las regiones cársticas y volvían a surgir al exterior, pero los hititas también usaban este concepto para las galerías de agua instaladas artificialmente.

Esta divinidad ha sido por ello asociada al descubrimiento de una cueva con un manantial a 200 metros al sur del muro de la acrópolis que, tras analizar la piedra caliza de las paredes, se ha determinado que ya existía a principios del tercer milenio a. C. y en torno a la cual podrían haber surgido mitos.

También se ha señalado la coincidencia que supone la alusión del autor Esteban de Bizancio a que un tal Motylos, que podría ser una helenización del nombre de Muwatalli, prestó hospitalidad a Alejandro y Helena.

  • Una carta escrita por el rey de Seha (estado vasallo hitita) Manapa-Tarhunta al rey Muwatallis II, y por tanto datada también alrededor de 1295 a. C., donde se da información de un tal Piyamaradu que había encabezado una expedición militar contra Wilusa y contra la isla Lazba, identificada por los investigadores con Lesbos.
  • En la Carta de Tawagalawa (h. 1250 a. C.), generalmente atribuida a Hattusil III,[25] el rey hitita hace referencia a antiguas hostilidades entre los hititas y los ahhiyawa posiblemente sobre Wilusa, resueltas de manera amistosa en esta carta:[26] «Ahora es cuando hemos llegado a un acuerdo en el asunto de Wilusa respecto al cual estuvimos enemistados».

La última mención de Wilusa conservada en fuentes hititas aparece en un fragmento de la llamada carta de Millawanda, remitida por el rey Tudhalia IV (1240-1215 a. C.), a un destinatario desconocido. En ella, el rey de los hititas explica que va a usar todos los medios a su alcance para reponer en el trono de Wilusa a Walmu, un sucesor de Alaksandu que había sido destronado y exiliado. Sin embargo, T. R. Bryce, dice que este hecho es mencionado con anterioridad, consignándolo en su reinterpretación de la Carta de Tawagalawa.[27]

Además, en un informe del rey Tudhalia I (1420-1400 a. C.), éste declara que tras una expedición de conquista, una serie de países le declararon la guerra, en cuya lista se encuentran, seguidos: «...el país Wilusiya, el país Taruisa...».

Algunos investigadores, como Garstang y Gurney, han deducido que Taruisa podría identificarse con Troya; sin embargo, esta equivalencia no cuenta aún con el respaldo de la mayoría de los hititólogos.

Troya en las fuentes egipcias [editar]

Relieve de Medinet Habu que muestra a Ramsés III derrotando a los pueblos del mar.

No es segura la mención de Troya en las fuentes egipcias de la Edad del Bronce. Sin embargo, algunos eruditos han investigado la relación que podría tener con las inscripciones de Medinet Habu que cuentan la batalla de los egipcios de la época de Ramsés III contra los pueblos del mar, que intentaron una invasión de su territorio en 1186 a. C.[28]

Según las inscripciones, los egipcios derrotaron en una batalla terrestre y en otra marítima a una coalición de pueblos de identificación dudosa. Entre las denominaciones de los pueblos que componían la coalición figuran los weshesh (que podrían tener relación con Wilusa) y los tjeker (que se han puesto en relación con los teucros).

Troya en las fuentes históricas griegas [editar]

Los primeros colonos griegos que llegaron debieron ser emigrantes eolios. El origen del santuario de Atenea de la ciudad podría remontarse al año 900 a. C. Explica el arqueólogo Dieter Hertel que:

Como muy tarde desde 900 a. C. fue también venerada la diosa griega Atenea, como se deduce del grueso sedimento sobre el revestimiento del pozo del bastión nororiental, que estaba completamente lleno de residuos de ofrendas.

Otros autores, en cambio, sostienen que los griegos no llegaron a colonizar Troya hasta el año 700 a. C. En todo caso, hasta el siglo III a. C. debió ser una entidad pequeña de población, de menor nivel que otras colonias litorales próximas como Sigeo y Aquileo.[29]

Troya fue parte del reino de Lidia, teniendo como capital a la ciudad de Sardes probablemente desde la época de Aliates, uno de los reyes de la dinastía Mermnada, de principios del siglo VI a. C. El último rey de esta dinastía fue Creso, que llegó a reinar sobre casi todos los territorios al oeste del río Halys.

Los persas, bajo el mando de Ciro II el Grande, derrotaron a Creso en la Batalla del río Halys e invadieron su reino, incluida Troya, en 546 a. C. Entre 499 a. C. y 496 a. C., durante la revuelta jónica, los eolios apoyaron a los jonios contra los persas bajo el reinado de Darío I, pero la rebelión fue sofocada. Himeas fue el general persa que sometió a Ilión en esta revuelta.[30]

Posteriormente la visita de Jerjes I a Troya en 480 a. C. fue también relatada por Heródoto, que cuenta que sacrificó a Atenea mil bueyes y los magos ofrecieron libaciones a los héroes.[31]

Una de las consecuencias de la firma de la Paz de Calias entre persas y atenienses fue que Troya, junto a muchos territorios de Asia Menor, estuvo bajo la dirección de Atenas desde 449 a. C.; luego, a fines de ese mismo siglo pasó a pertenecer a un principado dárdano dependiente de Persia; pero poco después, desde 399 a. C., perteneció a Esparta y en el 387 a. C. volvió a pasar a control de Persia tras la firma de la Paz de Antálcidas con Esparta.

Alejandro Magno protegió especialmente la ciudad, a la que llegó en 334 a. C. Él mismo se consideraba como un nuevo Aquiles y guardaba como un tesoro un ejemplar de la Ilíada. La visita de Alejandro Magno a Troya es narrada por Plutarco y por Estrabón:

Subió a Ilión e hizo un sacrificio a Atenea, así como libaciones a los héroes. En la tumba de Aquiles, tras ungirse de aceite y correr desnudo junto con sus compañeros, como es su costumbre, depositó coronas, llamándolo bienaventurado, porque en vida tuvo un amigo leal y tras su muerte un gran heraldo de su gloria.[32]
Dicen que la ciudad de los actuales ilieos había sido durante un tiempo una aldea con un pequeño y humilde santuario de Atenea, pero que cuando Alejandro llegó allí después de la batalla del Gránico adornó el santuario con ofrendas, dio a la aldea el título de ciudad, ordenó a los encargados que la realzaran con edificios y le otorgó la libertad y exención de impuestos.[33]

Tras derrotar a los persas prometió hacer de Ilión una gran ciudad, aunque fue Lisímaco de Tracia, uno de sus generales, el artífice de la mayor parte de las reformas y ampliación de la ciudad.[34]

Entre los años 275 y 228 a. C., Troya perteneció al Imperio seléucida, que años atrás había sido fundado por Seleuco, otro de los sucesores de Alejandro. Del 228 a. C. al 197 a. C., la ciudad fue independiente, pero con vínculos con el Reino de Pérgamo. Volvió a pertenecer a los seléucidas entre 197 a. C. y 190 a. C.

Durante toda esta época siguió siendo importante el culto a Atenea. Un ritual que se celebraba en su honor era el sacrificio de bueyes, que se colgaban de un pilar o un árbol y allí se les abría la garganta.

Áyax el menor arrastra a Casandra, agarrada al Paladión. Copa ática de figuras rojas, 440-430 a. C.

También se celebraba una costumbre relacionada con el mito de la guerra de Troya: según la leyenda, Áyax Locrio había arrastrado durante el saqueo de Troya a la princesa Casandra mientras ella, para buscar la protección divina, se había agarrado a la estatua de Atenea. Por esta causa, los locrios habían sido obligados por el Oráculo de Delfos a enviar cada año durante un periodo de mil años a dos o más muchachas de origen noble a Troya. Las muchachas, una vez llegadas a la costa troyana, trataban de alcanzar el templo de Atenea; si lo conseguían, se convertían en sacerdotisas del templo, pero los habitantes de Troya trataban de matarlas en su trayecto. Si alguna moría, los locrios debían enviar otra en su lugar. La mayoría lograba su objetivo y alcanzaba el templo de Atenea. Hay controversia sobre cuándo dejó de practicarse esta costumbre. Algunos señalan que finalizó tras la guerra focidia, en 346 a. C.; otros creen que se practicó hasta el siglo I.[35]

Troya en las fuentes históricas romanas [editar]

El prestigio de Troya en la época romana fue acompañado de motivaciones ideológicas y políticas ligadas a las propias raíces de la fundación de Roma.

En 190 a. C., las tropas romanas llegaron a la ciudad y tras ofrecer sacrificios a Atenea pusieron a Ilión bajo su protección. Según Plinio el Viejo, Ilión era una aldea en la época de la Batalla de Magnesia (189 a. C.), [cita requerida] en la que Antíoco III Megas fue derrotado por los romanos.

Tras la Paz de Apamea, la ciudad fue parte de los dominios del Reino de Pérgamo entre 188 a. C. y 133 a. C., hasta que Pérgamo cayó bajo el poder de Roma y Troya pasó a formar parte de la provincia romana de Asia.

En el año 85 a. C., el general romano Fimbria destruyó y saqueó Troya durante la guerra contra Mitrídates, que había combatido la dominación romana en Oriente. Posteriormente el emperador Augusto reconstruyó el templo de Atenea.

Julio César, después de la Batalla de Farsalia, visitó, en el año 48 a. C., la ciudad de Ilium, que él consideraba patria de sus antepasados. Aumentó el territorio de la ciudad y la liberó de tributos. En esa misma época se acuñó por vez primera moneda con la imagen de Eneas huyendo de Troya con su padre Anquises en brazos y el mítico Paladio. Según cuenta Suetonio, Julio César meditaba trasladar su residencia a Ilium.

El emperador Caracalla llegó a Ilium en el año 214 y consagró allí a Aquiles una estatua y organizó desfiles militares en torno a la supuesta tumba del guerrero mítico. Para que estos actos se asemejaran más a los juegos en honor de Patroclo tras su muerte, narrados en la Ilíada, mató a su amigo Festo para que representara el papel de Patroclo.

El final de Troya [editar]

Después de que el emperador Constantino hubiera hecho oficial el cristianismo como religión del Imperio romano, el emperador Juliano el Apóstata, partidario de las antiguas creencias, visitó la ciudad en 354-355, pudiendo comprobar que la tumba de Aquiles seguía allí y que se seguían ofreciendo sacrificios a Atenea. Sin embargo, en 391 se prohibieron los ritos paganos.

Hacia el año 500 ocurrió un gran terremoto que provocó el definitivo derrumbe de los edificios más emblemáticos de Troya.

Parece ser que Troya siguió siendo un asentamiento poblado durante la época del Imperio bizantino, hasta el siglo XIII, pero apenas se tienen noticias de sucesos ocurridos en ella y poco después la misma existencia de la ciudad cayó en el olvido.

Tras la Caída de Constantinopla en 1453, la colina sobre la que se asentaba Troya fue llamada Hisarlik, cuyo significado en turco es ‘dotada de fortaleza’.

Excavaciones [editar]

Plano de los estratos de Troya, identificados en las excavaciones.

El dilema Hisarlik-Bunabarschi [editar]

Desde comienzos del siglo XIX el hallazgo de inscripciones había convencido a Edward Daniel Clarke y John Martin Cripps de que en la colina de Hisarlik, a unos 4,5 km de la entrada de los Dardanelos, en la provincia turca de Çanakkale, estuvo emplazada la ciudad de Troya.

En su Disertación sobre la topografía de la llanura de Troya, publicada en Edimburgo en 1822, el estudioso escocés Charles MacLaren había sostenido la hipótesis de que el emplazamiento de la Nueva Ilión grecorromana coincidía con el de la fortaleza cantada por Homero.
Pero no todos los investigadores se mostraban de acuerdo. En
1776, el francés Choisseul-Gouffier opinaba que la antigua Troya estaba ubicada en la colina de Bunarbaschi, a 13 kilómetros de los Dardanelos y esta hipótesis fue popularizada años después por Jean Baptiste Lechevalier.

En aquella época ambas posibilidades no eran seguidas demasiado en serio por la mayoría de los académicos.

Heinrich Schliemann [editar]

Tras una pequeña tentativa de excavación en el área realizada en 1863 por Frank Calvert, en la década de 1870 el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann excavó la colina de Hisarlik. La prosecución de los trabajos llevó a Schliemann a distinguir siete ciudades o estadios de ocupación del lugar, asignando la fase de Troya II a la Troya homérica. Entre sus más llamativos hallazgos figura el llamado Tesoro de Príamo. A partir de 1882 volvió a excavar en el lugar junto con Wilhelm Dörpfeld que había trabajado en las excavaciones alemanas en Olimpia. Schliemann se vio obligado a reconocer que el estrato de Troya II era mucho más antiguo y fue Troya VI la que pasó a ser considerada como la ciudad homérica. Tras la muerte de Schliemann, Dörpfeld volvió a excavar entre 1893 y 1894. El resultado de estas campañas fue el hallazgo de nueve ciudades construidas sucesivamente las unas sobre las otras.

Misiones arqueológicas posteriores [editar]

De 1932 a 1938, un equipo estadounidense volvió a excavar en el lugar, bajo la dirección de Carl William Blegen, que diferenció con mayor detalle cada una de las fases de construcción de las ciudades y propuso a Troya VII A como la ciudad destruida por los griegos micénicos. En 1988 se reanudaron las excavaciones, dirigidas por el alemán Manfred Korfmann, que logró importantes descubrimientos, como el hallazgo de un gran barrio bajo en Troya VI. Korfmann falleció en 2005. A partir de entonces dirige las excavaciones el austriaco Ernst Pernicka. En septiembre de 2009 han sido encontrados los restos de dos personas junto a otros restos de cerámica que por sus características podrían ser de en torno a 1200 a. C.[36] Los resultados de las excavaciones se estudian en la unidad de trabajo llamada Proyecto Troya, de la universidad de Tubinga y cada año se publica lo más importante en la revista Studia Troica.

Las diez ciudades [editar]

A raíz de las distintas excavaciones fue reconstruida la historia de Troya en sus diez fases de ocupación. Desde Troya I a Troya V se atestigua un largo periodo de continuidad cultural. Troya VI da fe de un segundo florecimiento de la ciudad.

Troya VII es la principal candidata para identificarse con la Troya homérica. Troya VIII y Troya IX cubren, respectivamente, la Grecia arcaica, la época clásica, el periodo helenístico y romano. Troya X es la perteneciente al periodo Bizantino.

Desde el primer asentamiento hasta Troya VII no existen restos de documentación escrita que ayuden a la valoración histórica y social del desarrollo de la ciudad.[37]

Troya I [editar]

Según Carl Blegen, Troya I existió por espacio de cinco siglos -la estratificación es de más de cuatro metros- y ocupaba sólo la mitad noroccidental de la colina.

La ciudadela de Troya I (2920-2450 a. C., aproximadamente), sacada a la luz por Schliemann, estaba constituida por un recinto de murallas fortificadas de piedra, de 2,50 m de grosor, probablemente con torres salientes; quedan huellas de la oriental, de una altura de 3,50 m y que controlaría la entrada. Estaba formada por piedras irregulares y se estrechaba por la parte alta.

Las viviendas asociadas con la muralla son del tipo de megaron,[38] que se convertiría en el estándar de la ciudad. Aparece, por primera vez, cerámica decorada con rostros humanos esquemáticos.

Alojó a una población cuya cultura, llamada de Kum Tepe, era neolítica, pero ya plenamente insertada en la Edad del Bronce Antiguo.

Fue destruida por un incendio, reedificada y dio así origen a Troya II.

Troya II [editar]

Fotografía del Tesoro de Príamo hallado en Troya II.

Troya II (2600 a. C.-2350 a. C.) siguió siendo una ciudad pequeña y fortificada,[39] de planta poligonal, con torres cuadradas en los ángulos y provista de un acceso principal que da al lado sur.

Esta fase de ocupación fue puesta al descubierto por Schliemann, y reexaminada por Dörpfeld.

Aunque conste que Troya I fue bruscamente destruida, no existe interrupción ni cronológica ni cultural entre ambas.

En esta fase se verifica un progreso, tanto en la topografía urbana como en la técnica arquitectónica. Los megarones y los propileos fueron desplazados hacia el corazón de la ciudad. El modelo de casa llamado megaron, que es una gran estancia rectangular, con el hogar doméstico, precedida de un vestíbulo abierto, fue un tipo de vivienda característico del Heládico de la Grecia continental.
El sistema de
propileos de dimensiones decrecientes, del exterior al interior del conjunto palatino, se encuentra también en Tirinto, mientras que una concepción planimétrica similar se repite en la Acrópolis de Atenas.

Las puertas más grandes están junto a la puerta suroeste, a través de una monumental rampa, y daban acceso al palacio real, a través de un pequeño propileo en el megaron.

El edificio más importante es un megaron, originalmente de 35-40 m, cuya mayor estancia tiene unos 20 x 10 m, donde Dörpfeld encontró los restos de una plataforma que tal vez albergara un hogar.
Los otros megara descubiertos por Dörpfeld debían ser las residencias privadas del rey y de su familia, y el almacén central para las reservas.

Fue con seguridad una ciudad muy próspera, como lo prueban los restos de un gran recinto amurallado, la llamada Casa del Rey y sus más de 600 pozos, según Dörpfeld, para almacenar provisiones y que en general contenían fragmentos de grandes jarras de conservación, probablemente cubiertas de ladrillos, que estaban diseminados por la ciudadela.

Rampa de entrada a Troya II.

La gran sencillez de los edificios del conjunto del palacio de Troya II se contrapone a la arquitectura oficial contemporánea de Mesopotamia bajo los reyes de Akkad (2300-2200 a. C.), de rico aparato escénico, como las residencias y los templos de los gobernadores de Lagash, y de la dinastía III de Ur, y a las construcciones monumentales del Egipto faraónico de la época del Imperio Antiguo (2950-2220 a. C.). Esta sencillez de los edificios de Troya sorprende al compararlos con la profusión y la riqueza de la joyería y orfebrería de la época, testimoniadas por los célebres tesoros que Schliemann atribuyó a Príamo y que Blegen asignó a la fase de Troya II.
Éste es el patrimonio artístico más ingente y significativo de la Troya del
tercer milenio a. C..

Los tesoros (datados en torno al 2600 a. C.) están compuestos de valiosos objetos de metales preciosos y piedras, que fueron donados por Schliemann a Alemania y tras el fin de la Segunda Guerra Mundial fueron a parar a Moscú, donde actualmente se encuentran, en el museo Pushkin.

De los nueve lotes, los más importantes comprenden colecciones de puñales, utensilios y ornamentos de las vestiduras y muchas vajillas de oro y plata.

Entre los objetos preciosos destaca un disco grande, provisto de un ónfalos (literalmente ‘ombligo’, una especie de abultamiento en el centro del objeto) y de un largo mango aplanado, que termina con una pequeña serie discos pequeños. Se usaba para tamizar el oro, y es parecido a utensilios hallados en Ur y en Babilonia, entre finales del tercer milenio y principios del segundo milenio a. C..

Entre las joyas hay dos diademas femeninas que adornaban la frente con una franja de menudas y tupidas cadenas de oro, terminando cada una de ellas con un colgante de láminas doradas en forma de flor o de hoja. Se encontraron junto con una serie de collares y pendientes, en una jarra grande de plata.

El incendio acaecido hacia el 2200 a. C. y la precipitada huida de los habitantes, que marcan el final de Troya II, no parecen haberse producido a consecuencia de una guerra perdida, sino más bien de una catástrofe natural.

Troya III-Troya IV-Troya V [editar]

Con el transcurso del tercer milenio a. C., una primera y masiva ola de invasiones de pueblos indoeuropeos marca en el área mediterránea sensibles cambios, registrados también en Troya en las fases III-V de la vida de la ciudad, cuya cultura no parece interrumpirse, pero sí reducirse drásticamente: faltan huellas seguras de murallas fortificadas hasta Troya V. Los restos de los edificios son exiguos y de calidad inferior a los de los precedentes y la imagen de conjunto del sitio responde más bien a la de un centro comercial que a la próspera ciudad del tercer milenio a. C..

Troya III [editar]

Sobre las ruinas de Troya II se alzó Troya III (2350 a. C.-2200 a. C.), construida casi completamente de piedra, a diferencia de las precedentes que lo fueron de adobe.

Son característicos de Troya III los vasos antropomórficos, como el hallado por Schliemann en 1872 y que según él representaba a Atenea Ilias.

Troya IV [editar]

Con una superficie de 17.000 m2, Troya IV (2200-1900 a. C.), muestra la misma técnica de amurallamiento que Troya II y Troya III. En cambio son nuevos los hornos en cúpula y un tipo de vivienda con cuatro habitaciones.

Troya V [editar]

Troya V (1900 a. C.-1700 a. C.) es una total reconstrucción de Troya IV, sobre la base de un plano urbanístico más regular y con casas espaciosas, pero sin una ruptura cultural con respecto a los asentamientos precedentes. Con ella, finaliza la fase premicénica de la historia de Troya.

Troya VI [editar]

Gráfico de las capas del yacimiento arqueológico.

Troya VI (1700-1300 a. C. o 1250 a. C.) corresponde al periodo crucial de la historia anatolia comprendida entre el fin de las colonias comerciales asirias de Kültepe-Kanish (hacia mediados del siglo XVIII a. C.) y la formación y la expansión del Imperio Hitita (hasta la primera mitad del siglo XIII a. C.), cuando probablemente un fuerte terremoto acabó con la ciudad, que había resurgido a una nueva vida, tras la larga fase precedente de «ciudad mercado».
Fue un lugar próspero, sede de un rey, príncipe o gobernador y centro administrativo que fue progresivamente ampliado hasta alcanzar en el
siglo XIV a. C. su forma definitiva.

Estuvo habitada por inmigrantes de origen indoeuropeo que se dedicaron a nuevas actividades como la cría y doma de caballos, imprimieron un gran desarrollo a la tecnología del bronce y practicaron el rito funerario de la incineración.

La mayoría de los fragmentos de cerámica son de la llamada «cerámica gris de Anatolia».[40] Las vasijas micénicas que también han sido halladas son una prueba de la existencia de relaciones comerciales entre Troya y la civilización micénica.

Entre las estructuras fundamentales de Troya VI destaca la fortaleza, con el monumental bastión de 9 m de altura y ángulos muy agudos, en posición análoga a la de Troya II, en el Bronce Antiguo (Troya I-II), dominando el curso del Escamandro.

En caso de asedio, disponía de una enorme cisterna de 8 m de profundidad en el interior del bastión central.

El trazado de las murallas con un diámetro de unos 200 m (el doble del recinto más antiguo), se desdoblan en un segundo cerco concéntrico al precedente con una altura media de 6 m y un grosor de 5 m. Se llegaba por una puerta principal, controlada por una torre fortificada y por otras tres secundarias, de las que partían en sentido radial amplias calles convergentes hacia el centro septentrional de la ciudad, hoy desaparecido.

Al atravesar las puertas se encontraban piedras rectangulares, en forma de pilar, encajadas cada una en otro bloque de piedra, del tamaño aproximado de una persona. Este tipo de elementos arquitectónico es bastante común en el ámbito hitita. El arqueólogo Peter Neve cree que podrían estar relacionados con el culto a divinidades protectoras de las puertas, mientras Manfred Korfmann sugiere que podrían estar relacionadas con el culto a Apolo.

La técnica de construcción resulta compleja, con la estructura de base de piedra y la superestructura de adobes en una altura de 4-5 m.

En el interior de las murallas aún hay pocas viviendas de planta rectangular y provistas de un pórtico, pero sólo se conserva la planta baja: entre las ruinas más imponentes de Troya VI hay que señalar la llamada "Casa de los Pilares", de forma trapezoidal, de 26 m de larga y 12 m de ancha. Está formada por un recibidor, al este, y una amplia sala central, que termina en tres pequeñas habitaciones posteriores. Se trataba de un edificio público para las ceremonias oficiales reales.

En Troya VI, la disposición de los edificios y de los ejes de circulación se adaptaba a la forma circular de las murallas, cuyo centro debían de constituirlo el palacio y su templo.

En otra colina llamada Yassitepe, más cerca del mar, se ha encontrado una necrópolis de la época de la Edad del Bronce con inhumaciones de hombres, mujeres y niños, así como ajuares funerarios formados por los mismos tipos de cerámica hallados en Troya VI. En este lugar se han encontrado también algunos restos de incineraciones.

El gran barrio bajo de la ciudad fue descubierto por Korfmann a partir de 1988, ayudado por una nueva técnica llamada prospección magnética. Tras este descubrimiento, se atribuye a la ciudad una superficie de 350 000 m², es decir, trece veces más grande que la acrópolis ya conocida. Con unas dimensiones también considerables, Troya sobrepasaba en superficie a otra gran ciudad de la época, Ugarit (200 000 m²), y es de hecho una de las ciudades más grandes de la Edad del Bronce. Su población oscilaría entre 5 000 y 10 000 habitantes. En caso de asedio se estima que podría albergar 50 000 habitantes de toda la región.

Ante él, fueron descubiertos, en 1993 y 1995, dos fosos paralelos de 1 a 2 metros de profundidad, que podrían haber servido de defensa contra un ataque perpetrado con carros de guerra. También fueron halladas, en 1995, una puerta de la fortificación del mencionado barrio, el arranque de la muralla del barrio bajo y una calzada empedrada que desde la llanura del río Escamandro se dirigía a la puerta occidental de la acrópolis.

Troya VII [editar]

Troya VII-A [editar]

Maqueta de Troya VII.

El complejo palaciego de Troya VI fue destruido probablemente por un violento terremoto hacia 1300 a. C., si bien algunos investigadores se inclinan por datar su final hacia 1250 a. C. Su inmediata reconstrucción en la sucesiva fase de Troya VII-A ha planteado el interrogante de cuál de las dos ciudades fue la Ilión homérica.[41]

Carl Blegen rechazó la tesis de Dörpfeld que apuntaba a la fortaleza micénica de Troya VI -probablemente destruida por un terremoto y no por un incendio- y se inclinó por el asentamiento de Troya VII A, donde existe un espeso estrato de cenizas y restos carbonizados que puede datarse hacia el 1200 a. C.

Entre los vestigios hallados en este estrato figuran restos de esqueletos, armas, depósitos de guijarros (que podrían tratarse de municiones para disparar con honda) e, interpretada por algunos como muy significativa, la tumba de una niña, cubierta con una serie de vasijas de provisiones, indicio de un enterramiento urgente a causa de un asedio.

Además, la fecha de su fin no se aleja mucho de las dataciones que, en base a la duración de las generaciones, fijaron los eruditos griegos Heródoto, Eratóstenes (fechas ya mencionada en la sección de Guerra de Troya), Duris de Samos y Timeo (estos dos últimos sugieren el 1334 a. C.).

Por todo ello, algunos eruditos señalan que la «ciudad de Príamo» se corresponde con Troya VII-A, a pesar de la indudable inferioridad artística y arquitectónica que la distingue de la precedente.

Troya VII-B-1 [editar]

En el sucesivo nivel de Troya VII-B-1 (1200 aprox.-1100 a. C.) se han encontrado restos de una cerámica bárbara que no se hacía con torno sino a mano y con una arcilla tosca. Por hallazgos similares que se han encontrado en otras zonas se ha supuesto que en esta época se asentó un pueblo extranjero procedente de los Balcanes.

Además, la urbe muestra una gran acumulación de terreno quemado, hasta 1 m, de grandes y repetidas perturbaciones, que no interrumpieron la continuidad de la vida en la ciudad, donde las murallas y viviendas fueron preservadas.

De ello se ha deducido que durante esta época se produjeron al menos dos incendios y uno de ellos produjo el final de esta ciudad.

Grecia y el Egeo hasta el final de la civilización micénica
TroyaCícladasCretaContinente griego
Bronce
antiguo
Troya I
2920-2450 a. C.

Troya II
2600-2350 a. C.

Troya III
2350-2200 a. C.

Grotta-Pilos
3200-2700 a. C.

Karos-Siros
2700-2200 a. C.

Filacopí I
2200-2000 a. C.

Minoico antiguo (Prepalacial)
2500-1850 a. C.
Heládico antiguo
2700-1850 a. C.
Bronce
medio
Troya IV
2200-1900 a. C.

Troya V
1900-1700 a. C.

Troya VI
1700-1300 a. C.

Filacopí II
2000-1800 a. C.

Minoico medio I-IIIA (Protopalacial)
1850-1550 a. C.

Heládico Medio
1850-1580 a. C.
Bronce
tardío
Troya VII-A
1300-1200 a. C.

Troya VII-B-1
1200-1100 a. C.

Minoico Medio IIIB-Minoico tardío II (Neopalacial)
1550-1400 a. C.

Minoico tardío III
1400-1100 a. C.

Micénico I
1580-1500 a. C.

Micénico II
1500-1425 a. C.

Micénico III
1425-1100 a. C.

Troya VII-B-2 [editar]

El signo más evidente de un componente nuevo en el orden social y cultural está representado en el nivel de Troya VII-B-2 (1100-1020 a. C.) por la cerámica llamada knobbed ware (aunque también han aparecido restos de cerámica similares a la de la etapa anterior e incluso unos pocos restos de cerámica micénica) con decorativas protuberancias en forma de cuernos, difundida ya en los Balcanes y probablemente herencia de gentes recién llegadas, infiltradas pacíficamente en la región o bien producto de intercambios culturales entre Troya y otras regiones extranjeras.

También la técnica de construcción varía sensiblemente con murallas reforzadas en las hiladas inferiores con monumentales ortostatos.

En 1995 fue hallado un documento escrito en este estrato consistente en un sello de bronce donde aparecen signos de un sistema de escritura del idioma luvita denominado luvioglífico. Fue descifrado en su sentido especial, encontrando que en una de sus caras contiene la palabra escriba, en el reverso la palabra mujer y, a ambos lados, el signo bueno. Por todo ello se ha supuesto que el dueño del sello debió ser un funcionario oficial.

Troya VII-B-2 cayó a causa de un incendio debido probablemente a causas naturales.

Troya VII-B-3 [editar]

La diferenciación de este estrato con el anterior se debe al arqueólogo Manfred Korfmann, que defiende que tras el fin de la anterior ciudad hubo a continuación otra colonia que debe distinguirse de la anterior, caracterizada por la utilización de cerámica protogeométrica y que desapareció en torno a 950 a. C., quedando a continuación el lugar casi deshabitado hasta el año 750 a. C. o 700 a. C.

Frente a ello, Dieter Hertel cree que ya los griegos se establecieron en Troya desde el fin de Troya VII-B-2.

Troya VIII [editar]

Tetradracma de plata de Troya del período helenístico, 188 a. C.160 a. C. Cabeza de Atenea con casco ático en el anverso. Figura femenina en el reverso y lechuza con la inscripción: ΑΘΗΝΑΣ ΙΛΙΑΔΟΣ, ΚΛΕΩΝΟΣ ΙΛΙΟΥ.

La historia de Troya en la época griega antigua, no se remonta mucho más allá del siglo VII a. C., igual que ocurre con los otros numerosos testimonios del área noroccidental del Asia Menor y de la propia Bizancio.

Durante unos 250 años, entre 950 a. C. y el 700 a. C., la colina de Hisarlik debió permanecer casi deshabitada, aunque algunos autores como el ya mencionado Dieter Hertel defienden lo contrario.

En Troya VIII aparece una floreciente actividad arquitectónica, sobre todo religiosa: el primer gran edificio de culto de la época descubierto, el llamado témenos (recinto) superior, conserva aún en el centro un solemne altar y otro, de la época de Augusto, en el lado occidental. Sigue el témenos (recinto) inferior, con dos altares, quizá para sacrificios a dos divinidades, ambas desconocidas.

El santuario de Atenea, cuyo origen podría remontarse al siglo IX a. C., fue convertido en un gran templo, de riguroso orden dórico, en el siglo III a. C. Para ello, y para la construcción de la stoa, se demolieron algunos edificios de la acrópolis de épocas anteriores.

Algunos arqueólogos sitúan en el siglo III a. C. el inicio de Troya IX, en discrepancia con la cronología propuesta por Manfred Korfmann.[42]

Troya IX [editar]

Troya IX (Ilium Novum, o Nueva Ilión) fue la ciudad romana surgida tras la destrucción de Troya VIII por parte de Fimbria, uno de los hombres de Cayo Mario (86 a. C.-85 a. C.. La gens Iulia, Julio César y, con mayor amplitud, Augusto, enriquecieron la ciudad de Troya con templos y palacios, y ampliaron el templo de Atenea, que fue rodeado de monumentales columnatas (de 80 m de lado), y provisto de un imponente propileo.

Este asentamiento romano se extiende en parte por la llanura que queda al pie de la colina, mientras que la acrópolis mantiene su carácter de lugar destinado al culto con el templo de Atenea. De esta fase se conservan algunos lienzos de muralla, las termas, el bouleterión, un teatro y algunas viviendas.

La imagen grandiosa y solemne de esta milenaria ciudad fue, pues, alimentada durante más de tres mil años por una fuerte continuidad de vida cultural y social.

Troya X [editar]

Korfmann denominó así al estrato de los escasos restos que pertenecen al periodo bizantino, entre los siglos XIII y XIV, en el que Troya fue una pequeña sede episcopal. Estos habían sido ya descubiertos por Schliemann y Dörpfeld.

Véase también [editar]

Referencias y notas [editar]

  1. "Troia im Kontext des historisch-politischen und sprachlichen Umfeldes Kleinasiens im 2. Jahrtausend" en la revista Studia Troica,7, 1997, págs. 447-87.
  2. Pág. 23, fig. 11 de "Tarkasnawa King of Mira: 'Tarkondemos', Bogazköy Sealings and Karabel." Revista AS -Anatolian Studies- Número 48, págs.1-31.
  3. pág. 143 de "Mycenaeans and Hittites in War in Western Asia Minor." En Polemos: Le contexte guerrier en Égée à l’Âge du Bronze, editado por R. Laffineur, 141-155. Aegaeum 19. Lieja y Austin1999.
  4. Joaquim Latacz. Troya y Homero, página 71.
  5. http://whc.unesco.org/archive/repcom98.htm#849 (en Inglés) Acta oficial de inscripción del sitio arqueológico de Troya como patrimonio de la Humanidad.
  6. Apolodoro. Biblioteca mitológica iii.12.1-4. Sin embargo hay otras versiones acerca del origen de esta estatua sagrada en Troya, en Arqueología romana i.68.2, de Dionisio de Halicarnaso.
  7. Píndaro, en Olímpicas viii.30-47, incluye al mortal Éaco también como participante en la construcción de las murallas.
  8. Ovidio, Las metamorfosis xi.205; Higino, Fábulas, 89; Diodoro Sículo, Biblioteca histórica iv.42.1-6.
  9. Himno homérico a Afrodita v.210-212; Homero, en la Ilíada v.265-267 dice que las yeguas fueron entregadas a Laomedonte
  10. Homero. Ilíada xx.146.
  11. Escolio de Tzetzes a Licofrón 34; Escolio de la Ilíada xx.146 basado en Helánico de Lesbos.
  12. Valerio Flaco. Las argonáuticas ii.451-578.
  13. Apolodoro. Biblioteca mitológica ii.5,9.
  14. Apolodoro. Biblioteca mitológica ii.6,4.
  15. Ovidio. Las metamorfosis xi.215-217; Eurípides. Andrómaca 796 ss; Sófocles. Áyax 1299-1303. Apolodoro deriva el nombre de Príamo de priamai, «comprar».
  16. Diodoro Sículo. Biblioteca histórica iv.32,5.
  17. Tito Livio. Historia de Roma desde su fundación i.1.
  18. Virgilio. La Eneida ix; Ovidio. Las Metamorfosis xiv.
  19. Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso vi.2
  20. Heródoto iv.191
  21. Según Carlos Schrader, catedrático de Filología Griega de la Universidad de Zaragoza, esta presunta descendencia se deba quizás a una interpretatio graeca de tradiciones locales libias.
  22. Su libro El mundo de Odiseo concluye con la sentencia: «La homérica guerra de Troya, diremos, debe ser eliminada de la historia de la edad de Bronce griega».
  23. En un artículo publicado en 1997, matizado luego en su libro Troya y Homero señala que «la existencia de un sustrato histórico en la Ilíada es más probable que improbable».
  24. Artículo de Carlos Moreu en la web del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.
  25. Oliver Gurney, en "The authorship of the Tawagalawas Letter" (Silva Anatolica, 2002, p. 133-141), afirma que el autor fue Muwatallis II (hermano mayor de Hattusil III), y algunos otros hititólogos consideran esta carta obra de Mursil II y de finales del 1300 a. C.
  26. La palabra Wilusa no está aquí asegurada, puesto que, por desperfectos en la tablilla, sólo es legible parcialmente
  27. T. R. Bryce, A reinterpretation of the Tawagalawa Letter in the light of the new join piece, en Anatolian Studies, Vol. 35 (1985), p. 13-23 JSTOR.
  28. Los mashauash (también llamados ma, mashawash, mesheuesh, o maxies, eran los miembros de una tribu bereber de la antigua Libia. Cf. Josep PADRÓ, 1999, Historia del Egipto faraónico, p. 271, Alianza Editorial, ISBN 84-206-8190-3
  29. Son las actuales Yenişehir y Kumkale, respectivamente.
  30. Heródoto, en Historia v,122 añade que los gergitas eran lo que restaba de los antiguos teucros.
  31. Heródoto. Historia vii,43.
  32. Plutarco, Vidas Paralelas, Alejandro 15.
  33. Estrabón. Geografía xii.1.26.
  34. Sin embargo, hay algunos estudiosos que dudan de que Estrabón se refiera en el final del pasaje a Ilión, y opinan que Lisímaco emprendió las reformas citadas en la ciudad de Alejandría de Tróade.
  35. Apolodoro. Epítome vi.20; Escolio de Tzetzes sobre Licofrón, 1141; Eneas el Táctico. Poliorcética xxxi.24.
  36. «Arqueólogos encuentran supuesta pareja troyana de época bélica».
  37. Para la cronología de las capas se han utilizado los datos ofrecidos por el arqueólogo Manfred Korfmann hasta la campaña del año 2000, recogidos por Michael Siebler.
  38. Estructura rectangular, con los dos lados largos prolongados en uno de los extremos para formar un pórtico
  39. El máximo diámetro alcanzado en la expansión de la ciudad fue de apenas 110 m
  40. Antes llamada cerámica gris minia.
  41. Cuestión planteada, entre otros, por Kurt Bittel y Ekrem Akurgal.
  42. Entre ellos, Dieter Hertel señala que la destrucción de la ciudad del año 85 a. C. por Fimbria fue menor de lo que se ha supuesto y el cambio suscitado en la ciudad tras la visita de Alejandro Magno fue mucho más significativo.

Bibliografía [editar]

Enlaces externos [editar]

los héroes troyanos son:

Agamenón: "señor de anchos dominios". Es, junto con Aquiles, el héroe más importante. Rey de Argos y jefe de los aqueos que luchan contra los troyanos. Ha heredado el cetro que forjó el dios Hefesto, símbolo de su poder. Lo protegen Hera y Atenea.

Alejandro (o Paris): "el deiforme". Es hijo de Príamo. La diosa Afrodita, su protectora, le dotó de una excepcional belleza. Es un excelente arquero que cuenta con los favores de Apolo. Por él Helena huye a Troya y se desencadena la guerra.

Aquiles: "el de los pies ligeros". Es, sin duda, el héroe principal de la Ilíada, que empieza con estos versos: "La cólera canta, oh diosa, del Pelida Aquiles...". Es hijo de Tetis y de Peleo, y lo educó el centauro Quirón. En la batalla, es el guerrero más temido. Héroe favorito de Hera y Atenea. Le protege su madre Tetis.

Ayante Telamoni: es, entre los héroes griegos -exceptuando a Aquiles-, el mejor de los guerreros. Lo protegen Hera y Atenea.

Diómenes el Tidida: "domador de caballos". Es un héroe protegido por Palas Atenea, quien le da fuerza en el combate. Es el único mortal que se atreve a atacar a los dioses en batalla. Se enfrenta a Apolo y a Ares, y hiere a Afrodita.

Eneas: "de pies veloces". Es el jefe de los dárdanos, hijo de Afrodita y un mortal llamado Anquises. Lo protegen en la batalla Apolo, Poseidón, Ares y Afrodita.

Héctor: "de tremolante penacho". Es hijo del rey Príamo y el guerrero que lidera las huestes troyanas. Muere a manos de Aquiles. Su protector es Apolo.

Menelao: "valeroso en el grito de la guerra". Es el hermano de Agamenón y ex marido de Helena, por quien se entabla la batalla de Troya. Le protege la diosa Atenea.

Néstor: "anciano conductor de carros". Es el guerrero de más edad de los aqueos y el consejero más honrado. En la Odisea es uno de los pocos supervivientes que consiguen volver a su casa, a Pilos.

Patroclo: "conductor de carros del linaje de Zeus". Es amigo de Aquiles y muere en batalla. Es descendiente de Zeus.

Príamo: "el deiforme". Es el rey de los troyanos y padre de muchos guerreros, entre ellos Héctor y Paris. Pierde el favor de Zeus.

Ulises: "fecundo en ardides". Es rey de Ítaca y, además, el héroe protagonista de la Odisea, que relata su retorno a su patria después de la guerra de Troya. Su gran potectora es la diosa Atenea.

HISTORIA4: LOS ESPARTANOS. Esparta (Dórico Σπάρτα; Ático Σπάρτη Spártē), o Lacedemonia (en griego Λακεδαιμων) era una polis (ciudad estado) de la antigua Grecia situada en la península del Peloponeso a orillas del río Eurotas. Fue la capital de Laconia y una de las polis griegas más importantes junto con Atenas y Tebas.

Esparta

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Territorio de Esparta.
Ruinas de Esparta.

Esparta (Dórico Σπάρτα; Ático Σπάρτη Spártē), o Lacedemonia (en griego Λακεδαιμων) era una polis (ciudad estado) de la antigua Grecia situada en la península del Peloponeso a orillas del río Eurotas. Fue la capital de Laconia y una de las polis griegas más importantes junto con Atenas y Tebas.

Contenido

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Historia [editar]

Artículo principal: Historia de Esparta

Origen [editar]

La ciudad estado fue fundada tras la conquista de Laconia por los dorios. Esparta se convirtió en una ciudad doria.

Al principio estuvo minada por disensiones internas. Las reformas en el siglo VII a. C. fueron un verdadero punto de inflexión en la historia de la ciudad: a partir de entonces todo se encaminaría a reforzar su poderío militar y Esparta se convertiría en la ciudad hoplita por excelencia.

Esparta sometió a la totalidad de Laconia: comenzó por conquistar toda la vega del Eurotas para rechazar a los de Argos y asegurarse la hegemonía de toda la región. La segunda etapa consistió en la anexión de Mesenia. Esparta era ya la ciudad más poderosa del área, con Arcadia y Argos como únicos rivales. A mediados del siglo VI a. C. Esparta sometió también las ciudades de Arcadia y derrotó a Argos dejándola totalmente debilitada. Todas ellas se verían forzadas a firmar pactos por los que reconocían la hegemonía de Esparta. Fue en el marco de estas luchas con los argivos que Esparta adoptó el estilo hoplita de combate, aproximadamente entre los años 680 y 660 a. C.[1]

Durante el Siglo VI a. C. los espartanos mantuvieron una activa política exterior que incluía la alianza con Creso de Lidia frente a la amenaza persa.

También combatieron los tiranos de Grecia y depusieron a muchos de ellos fracasando frente a otros (Polícrates de Samos resistió a la invasión espartana).

Sin embargo también apoyaron a tiranos que les pudieran ser favorables y en Atenas intentaron restaurar a los pisistrátidas pero la oposición de la influyente Corinto lo impidió.

Guerras Médicas [editar]

En el siglo VI a. C., Esparta se había interesado por el Asia Menor, entre otras cosas suscribiendo una alianza con Creso, rey de Lidia. Al comienzo del reinado de Cleómenes I, sin embargo, se mostraría más aislacionista, rechazando apoyar, en el 499 a. C., la revuelta de las ciudades de Jonia contra los medos (persas), para centrarse en consolidar su propio imperio del Peloponeso. En 491 a. C., cuando Cleómenes logró desembarazarse de Demarato, las cosas cambiarían. Los espartanos arrojaron a un pozo a los emisarios de Darío I, llegados para reclamar la tierra y el agua, acto simbólico de aceptación de la hegemonía universal de los aqueménidas, y despacharon refuerzos a los atenienses (refuerzos que llegaron a Maratón demasiado tarde para participar en la gran victoria griega).

Léonidas aux Thermopyles, Jacques-Louis David, 1814, Museo del Louvre.

En el año 481 a. C., cuando Jerjes reclamó de nuevo la tierra y el agua a todas las ciudades griegas, exceptuando a Atenas y Esparta, fue naturalmente a ésta última a la que se le confió encabezar la Liga Panhelénica, incluyendo la flota, pese a la superioridad marítima de Atenas. Tras haber renunciado a defender Tesalia, los espartanos, mandados por su rey Leónidas, defendieron valerosamente el desfiladero de las Termópilas, retrasando en forma notable el avance de los persas, y permitiendo a la flota replegarse hacia Salamina. En contrapartida, la total victoria de Salamina fue obra de los atenienses, quienes tuvieron que recurrir al chantaje para forzar la batalla en el estrecho, siendo así que el navarca –almirante- espartano de la flota, Kriatos, deseaba replegarse al istmo de Corinto.

En el 479 a. C., la victoria de Platea se logró bajo el mando del general Pausanias. Éste fue regente debido a la minoría de edad de su primo el rey Plistarco hijo de Leónidas I.

En el 479 a. C., la victoria de Mícala se logró bajo el mando del rey Leotíquidas II.

El general Pausanias recibió la misión de destruir el puente de barcas construido por los persas sobre el Bósforo, con el fin de dificultar su retirada, pero una tempestad se encargó por él del trabajo. Con el restablecimiento de la paz, Esparta propuso abandonar a su suerte las ciudades jonias, demasiado lejanas, pero tropezó con la oposición de Atenas, lo mismo que en su sugerencia de expulsar de la anfictionía de Delfos a las ciudades culpables de medismo o alianza con los persas: es decir, las de Tesalia.

Guerra del Peloponeso [editar]

Apenas terminadas las guerras médicas, Esparta se inquietó por el creciente poderío de Atenas, enardecida ésta por sus victorias contra los persas. Presionada por Egina y Corinto, Esparta prohibió a Atenas reconstruir sus murallas, destruidas por los persas. Esto no impidió que Atenas abandonara la Liga Panhelénica para fundar la Liga de Delos. Esparta no llegó a desencadenar una guerra y las relaciones se mantuvieron estables hasta el 462 a. C., año en el que desdeñó y envió de vuelta un contingente ateniense dirigido por Cimón, que había acudido a socorrerla en plena revuelta de los ilotas. Esto supuso la ruptura, sellada con la condena al ostracismo del espartófilo Cimón por sus compatriotas de Atenas.

Las hostilidades propiamente dichas comenzaron en el 457 a. C., a requerimientos de Corinto. Tras una serie de victorias y derrotas para ambos bandos, se alcanzó una paz inestable que duraría cinco años. En el 446 a. C., las revueltas de Megara y Eubea reavivaron el conflicto. Esparta, a la cabeza de las ciudades coaligadas, arrasó el Ática. El propio rey espartano Plistoanacte fue acusado de corrupción, por no haber proseguido la ofensiva, y condenado al exilio. En el 433 a. C., por último, el asunto de Corcira dio lugar al inicio de la Guerra del Peloponeso.

Hoplita.

La guerra se prolongaba demasiado. Pericles decidió abandonar el Ática al pillaje sistemático de los espartanos, acogiendo a la población dentro de los Muros Largos, que unían Atenas con su puerto, El Pireo. En el 425 a. C. se produjo la humillante derrota de Esfacteria, donde 120 Iguales (ver más abajo), pertenecientes en su mayor parte a las grandes familias de Esparta, fueron capturados en un islote. La ciudad tendría que rendir la flota para recuperar a sus hoplitas. El golpe fue traumático: era la primera vez que se veía a los Iguales rendirse en vez de combatir hasta la muerte. En el 421 se firmó con el estratego ateniense Nicias una paz largo tiempo anhelada.

Pese a todo, las tensiones permanecieron. Esparta y Atenas chocaron nuevamente en el 418 a. C. por una disputa territorial en Mantinea. Atenas decidió que Esparta había roto los tratados, y la guerra recomenzó en el 415 a. C. Los atenienses organizaron una expedición contra Sicilia que terminó en desastre. La revuelta de las ciudades jonias de la Liga de Delos permitió a Esparta imponerse en el campo de batalla. En el 404 a. C., una Atenas sitiada terminó por capitular.

Esparta obligó a Atenas a acortar los Largos Muros en diez estadios (algo menos de dos kilómetros) por cada extremo, y a unirse a la Liga del Peloponeso. Los espartanos, sin embargo, titubeaban respecto al sistema de gobierno que impondrían a la ciudad. Todo el mundo estaba de acuerdo en la necesidad de poner fin a la democracia, pero se dudaba entre una oligarquía radical bajo tutela espartana y otra más moderada, sin guarnición espartana para sostenerla. El general Lisandro, gran artífice de la victoria sobre Atenas, impuso el gobierno de los Treinta Tiranos, pero el otro rey, Pausanias, permitió enseguida el derrocamiento y huida de los Treinta y de sus partidarios, y apoyó en cambio a los oligarcas moderados que se habían quedado en Atenas. Con todo, a su regreso a Esparta Pausanias sería juzgado, y ocho años después de su absolución, se vería condenado cuando Atenas volviera a tomar las armas contra Esparta.

El imperialismo espartano del siglo IV a. C. [editar]

Esparta se había lanzado a la Guerra del Peloponeso bajo la bandera de la libertad y de la autonomía de las ciudades, amenazadas por el imperialismo ateniense. Pero, tras haber vencido, haría otro tanto: impuso tributos, gobernantes títeres e incluso guarniciones. A partir del 413 a. C., Tucídides la describía como la potencia que “ejerce sola desde ahora la hegemonía sobre toda Grecia” (VIII, 2, 4).

Esparta cambió en consecuencia de política ante Persia, haciéndose la portavoz del panhelenismo. En primer lugar, se produjo la expedición de los Diez Mil narrada por Jenofonte en la Anábasis, derrotada en el 401 a. C. En el 396 a. C., el rey Agesilao II fue enviado a derrocar a Tisafernes, sátrapa de Caria, y proteger a las ciudades griegas. Los sueños imperiales de Agesilao terminaron rápidamente, porque se le convocó de vuelta a causa de los acontecimientos en Grecia: Atenas, Tebas, Argos y otras ciudades se habían rebelado contra Esparta. Era el inicio de la Guerra de Corinto. La coalición fue derrotada en Coronea y Nemea (394 a. C.), pero Esparta perdió la hegemonía marítima que tenía por entonces. Entre tanto, los persas se lanzaron a una contraofensiva, y Atenas reconstruyó sus Largos Muros. Bajo la amenaza, Esparta terminó por firmar la paz de Antálcidas, tanto con los griegos como con los persas (386 a. C.).

Esta paz, protegida por el Gran Rey persa, permitía en realidad a Esparta continuar su política imperialista con la excusa de proteger la autonomía de las ciudades más pequeñas. Esparta obligó a Argos a conceder a Corinto su independencia, e incluso a Olinto a respetar la autonomía de sus ciudades de la Calcídica.

En el 378 a. C., sin embargo, el conflicto volvió a aparecer tras una razia espartana contra El Pireo. Concluyó con la paz entre Atenas y Esparta (371 a. C.), preocupadas ambas por los avances de Tebas. Esparta lanzó de inmediato un ataque contra la ciudad beocia que terminó en el desastre de Leuctra. El general tebano Epaminondas destrozó el ejército espartano comandado por Kleómbrotos I y organizó una poderosa ofensiva contra Esparta. Ésta se vería obligada a reclutar a numerosos ilotas a fin de proteger la ciudad. Fue el final de la hegemonía espartana.

Declive del poder espartano [editar]

En el siglo V a. C., los espartanos propiamente dichos, los “Iguales”, representan una pequeña parte de la población global de la ciudad. En el 480 a. C., el rey Demarato estima el número de hoplitas movilizables en algo menos de 8.000 (Heródoto, VII, 234). Este número caerá a lo largo del siglo V a. C., principalmente a causa del terremoto del 464 a. C. que, según Plutarco (Cimón, 16, 4-5), destruyó el gimnasio, matando a toda la efebía de Esparta, así como a la revuelta de los ilotas, que supuso diez años de guerrilla. Así, cuando la batalla de Leuctra (371 a. C.), no había más que 1.200 hoplitas movilizables, de los cuales 400 murieron durante el combate.

El número de los periecos era superior al de los Iguales. Se puede estimar que había unas cien aglomeraciones de periecos, pues dice Estrabón que Esparta era conocida como “la ciudad de las cien villas”. Los ilotas (o siervos) pueden calcularse entre 150.000 y 200.000. De acuerdo con Tucídides, se trataba del grupo servil más numeroso de Grecia.

La hegemonía espartana fue clara entre el 403 a. C. y el 371 a. C. Tras la batalla de Leuctra no solamente perdió Esparta dicha hegemonía, sino también la mayor parte de Mesenia y la Liga del Peloponeso, que quedó disuelta. La irrupción de Macedonia en la arena política griega tampoco mejoraría las cosas. En el 330 a. C. el rey Agis III atacó a Antípatro, lugarteniente de Alejandro Magno, a la cabeza de una coalición peloponesa, pero fue vencido y muerto en la batalla de Megalópolis. Durante la Guerra Lamiaca (a la muerte de Alejandro, en el 323 a. C.), Esparta se hallaba demasiado débil para participar.

La debilidad de Esparta permitiría medrar a la Liga Aquea, mientras que las revoluciones de Agis IV y Cleómenes III minaban las instituciones de la ciudad. Este último se enfrentó con algún éxito a los aqueos, pero la intervención macedonia de Antígono III supondría la terrible derrota de Selasia, que condujo a la toma de Esparta. En el 207 a. C. llegó al trono Nabis, que poco después se convertiría en tirano de Esparta y reiniciaría la guerra contra los aqueos. En el 205 a. C. Esparta se alió con Roma, modificando de raíz el equilibrio de fuerzas en la región. Los aqueos se apresuraron a firmar también tratados con Roma, enemistada por entonces con Macedonia. En el 197 a. C. Roma, en alianza con las demás ciudades griegas, se volvió contra Esparta, que se vio obligada a firmar la paz en el 195 a. C. Perdió con ello una parte importante de su territorio, el derecho a reclutar periecos, su puerto (en Gitión) y casi toda su flota.

En el 192 a. C. la Liga Aquea obligó a Esparta a ingresar en sus filas. Los espartanos se vieron forzados a derruir sus muros (los primeros de su historia, que Nabis había mandado edificar), libertar a los ilotas, abolir la “agogé” o educación específicamente espartana, etc. Se creó una situación de gran inestabilidad social que no se calmaría hasta el 180 a. C., cuando quedaron sin efecto las prohibiciones y regresaron los exiliados.

Las tensiones con la Liga Aquea, sin embargo, no habían terminado. En el 148 a. C. los aqueos atacaron y derrotaron a Esparta. Roma intervino, exigiendo que Esparta y Corinto quedaran separadas de la Acaya. Los aqueos, furiosos, retomaron las armas, pero fueron aplastados por Roma en el 146 a. C. Esparta se hallaba en teoría en el bando vencedor, pero en la práctica perdió sus ciudades periecas, que formaron por su cuenta la koinonía (alianza) de los Lacedemonios. Esparta no era ya más que una ciudad de segundo orden, autónoma pero aislada, muy lejos de su esplendor de antaño.

La dominación romana [editar]

Durante la dominación romana, ya sin ambiciones militares ni políticas, Esparta se concentró en lo que tenía de más específico: la educación espartana. Ésta se endureció, atrayendo a los “turistas”, ávidos de ritos violentos y extraños. De este modo, los combates rituales que tradicionalmente se habían disputado en el santuario de Artemisa Ortia, bajo la dominación romana pasaron a convertirse en la “dimastígosis”: los niños eran flagelados, en ocasiones hasta la muerte. Cicerón lo relata en las Tusculanas (II, 34): la multitud que acude al espectáculo es tan numerosa que se hace necesario construir un anfiteatro delante del templo para acogerla. Este espectáculo atraerá turistas hasta el siglo IV de nuestra era, como lo testimonia Libanio (Discursos, I, 23).

Esparta fue saqueada por los hérulos en el 267, y definitivamente arrasada por Alarico I, rey de los visigodos, en el 395. Los bizantinos edificarían luego la ciudad de Mistra cerca de las ruinas de la antigua Esparta.

Sociedad espartana [editar]

Los ciudadanos [editar]

Busto de un hoplita, quizás Leónidas (Museo arqueológico de Esparta).

Los únicos que poseían derechos políticos eran los espartanos propiamente dichos, llamados “astoi” o “ciudadanos” (término más aristocrático que el de “polités”, habitual en otras ciudades griegas); también se les conocía como “Homoioi” (“Pares” o “Iguales”). Estos eran los guerreros conquistadores, descendientes de los dorios y nacidos en la misma Esparta. Conformaban una minoría privilegiada pues al momento de nacer recibían una parcela de tierra junto con unos hilotas, que conservaban toda su vida. Los historiadores también usan el término latino de “tresantes” (“los temblorosos”). Según Heródoto, Jenofonte, Plutarco y Tucídides, a los “tresantes” se les sometía a toda clase de desprecios y vejaciones: obligación de pagar el impuesto de soltería, expulsión de los equipos de pelota, de los coros, de las comidas en común, etc. Su estado de marginación era casi tan absoluto como el de los ilotas, con la excepción de que ellos sí podían acceder a los lugares públicos (siempre en los últimos puestos) y que les estaba permitido redimir su deshonra mediante actos de valor en la guerra.

Un auténtico espartano debía ser hijo de padres espartanos, haber recibido la educación espartana, hacer sus comidas junto a los demás ciudadanos en los comedores públicos y poseer una propiedad suficiente como para permitirle sufragar los gastos de su ciudadanía. Conformaban una minoría privilegiada que poseía las tierras, ocupaba los cargos públicos en forma exclusiva y concentraba el poder militar. Los trabajos manuales y de la tierra eran considerados tareas denigrantes para ellos.

El nombre de “Homoioi” (“Iguales”) es testimonio, según Tucídides, del hecho de que en Esparta “se ha instaurado la máxima igualdad entre el estilo de vida de los acomodados y el de la masa” (I, 6, 4): todos llevan una vida en común y austera.

Los no ciudadanos: Periecos e Ilotas [editar]

Los periecos (habitantes de la periferia), eran descendientes de los miembros de las comunidades campesinas sometidas sin utilizar la fuerza. Son mantenidos al margen del cuerpo cívico por la reforma de Licurgo, que les niega cualquier derecho político. Aunque libres, jamás participan en las decisiones. Poseen el monopolio del comercio y comparten el de la industria y la artesanía con los ILOTAS Entre los periecos hay también campesinos, reducidos a cultivar los terrenos menos productivos. Gozaban de ciertos derechos, como poseer bienes o casarse, pero no podían participar en el gobierno de la ciudad.

Los ilotas son los campesinos de Esparta. Eran descendientes de las comunidades campesinas sometidas a la fuerza por los dirigentes. Su estatus se crea con la reforma de Licurgo. No son estrictamente esclavos, sino siervos: pertenecen al Estado, están adscritos a la propiedad que cultivan, no se los podía comerciar, pueden casarse y tener hijos y se quedan con los frutos de su trabajo una vez deducida la renta que corresponde al titular de la hacienda.

De modo excepcional, los ilotas podían ser reclutados para el ejército y liberados luego. Mucho más numerosos que los ciudadanos, la reforma de Licurgo les dejó por completo al margen de la vida social. Los “Iguales”, que temían su rebelión, les declaraban solemnemente la guerra cada año, les humillaban y aterrorizaban (ver "Krypteia").

La educación espartana [editar]

Artículo principal: Educación espartana

La educación espartana, agogé, sistema educativo introducido a partir de Licurgo, se caracteriza por ser obligatoria, colectiva, pública y destinada en principio a los hijos de los ciudadanos, aunque parece que en ocasiones se debió admitir a ilotas o periecos, y los hijos de un ateniense como Jenofonte se educaron en Esparta. La educación espartana estaba enfocada principalmente a la guerra y el honor, hasta tal punto que las madres espartanas decían a sus hijos al partir hacia la guerra: "Vuelve con el escudo o encima de él", en referencia a que mantuviesen el honor y no se rindiesen nunca aunque con ello perdieran la vida.

Esparta practicaba una rígida eugenesia. Nada más al nacer, el niño espartano era examinado por una comisión de ancianos en el Pórtico, para determinar si era sano y bien formado. En caso contrario se le consideraba una boca inútil y una carga para la ciudad. En consecuencia, se le conducía al Apótetas, lugar de abandono, al pie del monte Taigeto, donde se le arrojaba a un barranco. De ser aprobado, le asignaban uno de los 9.000 lotes de tierra disponibles para los ciudadanos y lo confiaban a su familia para que lo criara, siempre con miras a endurecerlo y prepararlo para su futura vida de soldado. Así es que la educación tenía reglas rigurosas de disciplina, obediencia y sometimiento a la autoridad. Los padres no educaban a sus hijos ya que, a partir de los siete años, los niños pasaban a depender del Estado y recibían una instrucción muy severa. Los niños aprendían técnicas de caza y lucha y se les daba gran importancia a los ejercicios físicos. El objetivo de la educación era formar ciudadanos obedientes y valientes guerreros.

A los siete años o los cinco, según Plutarco, se arrancaba a los niños de su entorno familiar y pasaban a vivir en grupo, bajo el control de un magistrado especial, en condiciones paramilitares. A partir de entonces, y hasta los veinte años, la educación se caracterizaba por su extrema dureza, encaminada a crear soldados obedientes, eficaces y apegados al bien de la ciudad, más que a su propio bienestar o a su gloria personal. Los muchachos deben ir descalzos, sólo se les proporciona una túnica al año y ningún manto y, sometidos a una subalimentación crónica, se les fuerza a buscarse su propio sustento mediante el robo. Las disciplinas académicas se centran en los ejercicios físicos y el atletismo, la música, la danza y los rudimentos de la lectura y escritura.

Por lo que a la educación de las niñas se refiere, se encaminaba a crear madres fuertes y sanas, aptas para engendrar hijos vigorosos. Por ello, insistía igualmente en la educación física, así como en la represión sistemática de los sentimientos personales en aras del bien de la ciudad.

Frases célebres [editar]

  • «Vencer o morir».
  • «Mi escudo, mi espada y mi lanza, son mis únicos tesoros»
  • «Vuelve con el escudo o encima de él» (Ἢ τὰν ἢ ἐπὶ τᾶς Eetam eepitás; literalmente «con esto o sobre esto» dicho al presentar el escudo al guerrero)
  • «Los espartanos no preguntan cuántos son los enemigos, sino dónde están».[2]

Sistema político [editar]

El sistema político espartano, así como el educativo, se atribuyen al mítico Licurgo en el siglo VII a. C. (aunque Plutarco lo sitúa entre el IX y el VIII a. C.). Era éste tío y regente del rey Leonidas de Esparta. Habiendo consultado en Delfos a la Pitia, fue llamado por ésta "dios más que hombre" y recibió un oráculo aprobatorio para la futura constitución de la ciudad, la "Gran Retra", al parecer muy inspirada en la legislación cretense. La Gran Retra fue probablemente no escrita y debió elaborarse a lo largo de las guerras mesenias, que hicieron entrar en crisis a la aristocracia y a la ciudad entera. A fin de garantizar su subsistencia se instituyó la “eunomia” o igualdad de todos ante la ley, con el propósito de eliminar privilegios y descontentos. Pero, a diferencia de Atenas, la eunomia espartana era sinónimo de una enorme disciplina. Todos los miembros de la ciudad hubieron de hacer sacrificios: la corona, la aristocracia y el pueblo. El sistema de Licurgo busca una simbiosis en la que coexisten los diversos sistemas políticos conocidos en el ámbito griego: la monarquía (hay dos reyes), la oligarquía (se establece una “gerusía” o consejo de ancianos), la tiranía (con el consejo de gobierno de los “éforos”) y la democracia (hay una asamblea popular).

La economía [editar]

Resulta evidente que la crisis del siglo VII a. C. no podía ser resuelta más que mediante la creación de un ejército de hoplitas que sucediera a los guerreros a caballo o en carros. Y es la aparición de la clase de ciudadanos que lo forman, a través de la absorción de la aristocracia terrateniente por la masa popular, lo que da lugar a la “eunomia” (“buena ley”). Dicha absorción se llevará hasta el extremo, a fin de crear la igualdad total. Los aristócratas renuncian totalmente a sus privilegios: en el siglo VI a. C., la ciudadanía de Esparta cuenta con entre 7.000 y 8.000 Homoioi (“Iguales”). La aristocracia terrateniente renuncia a sus propiedades para ponerlas en común. Cada cual recibe un lote (“klerós”, “lote-heredad”) equivalente e inalienable: no se puede vender ni hipotecar. Su cultivo se encomienda a los siervos del Estado (los ilotas), que entregan las rentas en especie al propietario para que sostenga a su familia, pero sin que se pueda enriquecer. Los ciudadanos tienen prohibido el comercio; de este modo, todo el mundo está plenamente disponible para la guerra, única actividad verdaderamente cívica y en la que se centra el proceso educativo, igual para todos. La igualdad, por último, se extiende al ámbito político, puesto que todos participan en la asamblea.

La asamblea (Apella) [editar]

Es ésta la reunión de todos los iguales, convocados en fechas fijas. Corresponde a la apella (asamblea) aprobar o no las propuestas de los éforos (aunque sin debatirlas, pues parece que ningún ciudadano toma la palabra), ya sea por aclamación o, más raramente, por desplazamiento de los votantes. También la gerusía le somete sus proyectos, aunque el voto de la asamblea no es vinculante y los ancianos pueden considerar que el pueblo se ha equivocado. Por último, correspondía a la asamblea elegir a los éforos y a los gerontes por un sistema que Aristóteles consideraba pueril: unos cuantos magistrados, desde un lugar cerrado, medían la intensidad de las aclamaciones que recibía cada candidato.

En realidad, el funcionamiento de la asamblea en Esparta nos es poco conocido: se ignora, por ejemplo, si estaba permitido que cualquier ciudadano tomara la palabra para proponer una ley o enmienda, o si en definitiva la única misión de la asamblea era elegir a éforos y gerontes. En opinión de Aristóteles, la asamblea tenía un poder tan limitado que ni siquiera la menciona como elemento democrático dentro del régimen político espartano.

Los reyes [editar]

Al menos desde la reforma de Licurgo, en el siglo VIII a. C., Esparta cuenta con dos reyes, uno perteneciente a la dinastía de los Agíadas y el otro a la de los Euripóntidas, enraizadas ambas –según la leyenda- en dos gemelos descendientes de Heracles. Los miembros de ambas familias no podían contraer matrimonio entre sí y sus tumbas se hallaban en lugares distintos. Ambos reyes tenían igual rango.

El poder real se transmitía al “más próximo descendiente del más próximo ostentador del poder más cercano a la realeza” [Pierre Carlier, La royauté en Grèce avant Alexandre (La realeza en Grecia antes de Alejandro), AECR, 1984], es decir, que el hijo pasa por delante del hermano, y que aun existiendo el derecho de primogenitura, el hijo nacido cuando el padre es ya rey tiene prioridad sobre aquellos nacidos antes de su advenimiento al trono. En cualquier caso, parece que los espartanos interpretaban con flexibilidad estas normas sucesorias.

Los poderes de los reyes eran esencialmente militares y religiosos. Al principio, los monarcas podían hacer la guerra al país que desearan, siendo sus decisiones colegiadas. A partir del 506 a. C., fecha del famoso “divorcio de Eleusis”, los reyes harán sus campañas por separado. En el siglo V a. C. parece que es ya la asamblea la que vota la guerra y los éforos quienes deciden sobre la movilización. El rey, quienquiera que sea, es siempre el “hegemón” o comandante en jefe durante las campañas militares; tiene autoridad sobre los demás generales, puede acordar treguas y combate en primera línea en el ala derecha, protegido por su guardia de honor de cien hombres, los “Hippeis”.

La gerusía [editar]

La gerusía o consejo de ancianos estaba constituida por los dos reyes y por otros veintiocho hombres mayores de sesenta años, elegidos por aclamación de la asamblea tras presentar su candidatura. Elegidos por su sensatez y capacidad militar, la mayoría de los gerontes pertenecían a las grandes familias de Esparta, pese a que, en teoría, cualquier ciudadano, aun sin fortuna o rango elevado, podía presentarse al cargo.

El papel político de la gerusía era de gran importancia y no rendía cuentas a nadie. Parece que a ella le correspondía el monopolio de la propuesta y elaboración de nuevas leyes, estaba encargada de gestionar todos los asuntos de política interna y tenía competencia para juzgar a los reyes. También poseía, en la práctica, el derecho de veto sobre las decisiones de la asamblea, aunque hasta el siglo III a. C. no se conoce ningún caso en el que lo hiciera efectivo.

Los ancianos constituían también una especie de tribunal supremo que juzgaba los delitos y podía imponer la pena de muerte o la pérdida de los derechos cívicos.

Los éforos [editar]

Los éforos (“supervisores”), preexistentes a la reforma de Licurgo, formaban un colegio de cinco magistrados elegidos por la asamblea para un mandato anual. Su rango era similar al de los reyes, de los que constituían un auténtico contrapoder. No eran reelegibles y, al término de su mandato, debían someterse a una rendición de cuentas si así lo exigían sus sucesores. En este caso podían ser condenados incluso a la pena de muerte.

El colegio de los éforos fue lo más parecido a un poder ejecutivo moderno que llegó a conocer la antigua Grecia. Como su nombre indica, estaban encargados de supervisar a los reyes y al resto de los habitantes de la ciudad, llegando su autoridad al mismo aspecto físico de las personas. Ellos eran quienes vigilaban el respeto a las tradiciones, imponían sanciones y penas de prisión (incluso a los mismos reyes) y podían ordenar ejecuciones (a veces extrajudiciales, como las de los ilotas durante la krypteia). También se hacían cargo de los asuntos exteriores, ejecutando las decisiones de la asamblea (presidida por ellos), ordenando movilizaciones y tomando cualquier decisión urgente que fuera necesaria. Uno de los éforos era el “epónimo”, es decir, daba su nombre al año, aunque se desconoce la forma en que se le escogía. Los nombres de los otros aparecían detrás en los documentos oficiales, por orden alfabético.

El poder de los éforos fue tan amplio que Aristóteles lo equipara al de los tiranos. En realidad, su función teórica era la de representar al pueblo y, de hecho, Cicerón les compara en La República a los tribunos de la plebe. Todos los meses los reyes juraban respetar las leyes, mientras que los éforos juraban defender el poder real pero a su vez lideraban a las polis.

La religión en Esparta [editar]

La religión ocupa en Esparta un lugar más importante que en otros lugares de Grecia. Así lo atestigua el gran número de templos y santuarios: 43 templos de divinidades, 22 templos de héroes, no menos de quince estatuas de dioses y cuatro altares, a lo que hay que añadir numerosos monumentos funerarios urbanos.

Llama la atención la importancia que adquieren entre los espartanos las divinidades femeninas, particularmente Atenea bajo gran número de epíclesio o advocaciones. Entre los dioses masculinos son Ares y Apolo a los que se les rinde un culto particular y están presentes en todas las grandes fiestas y monumentos de la ciudad. Es notable también el culto tributado a los héroes de la Guerra de Troya Aquiles, por encima de todos, pero también Agamenón, Casandra (bajo el nombre de Alejandra), Clitemnestra, Menelao e incluso Helena. Los Dioscuros Cástor y Pólux, hijos gemelos de Zeus, de los que la tradición afirma que nacieron en Esparta, tienen también un vínculo particular con los reyes. Heracles, por su parte, es una especie de héroe nacional espartano, venerado de modo especial por los jóvenes.

Esparta moderna [editar]

En 1834, tras la Guerra de independencia de Grecia, el rey Otón I de Grecia decretó que una ciudad se erigiría en el antiguo lugar ocupado por la Esparta clásica. La ciudad fue diseñada a partir de tres ejes principales con bulevares y parques. Actualmente, Esparta es la capital administrativa de la prefectura griega de Laconia.

Esparta es el centro de una región agrícola enmarcada en el valle del Eurotas y que tiene como salida natural al mar el histórico puerto de Gitión, que constituye un importante centro turístico de la región. En esta zona radica la principal industria alimentaria, donde se producen cítricos y aceitunas. Su carácter agrario se halla favorecida por su cercanía al mar, beneficiada, en los calurosos meses de verano por las brisas que corren por los valles del Taigeto y del Parnonas.

Población de Esparta durante las últimas décadas [editar]

AñoPoblación comunal
196110.412
198112.975
199113.011
200119.567

Fuentes textuales [editar]

Bibliografía [editar]

  • Cartledge, Paul. Sparta and Lakonia. A Regional History 1300-362 B.C. Segunda ed. Londres/Nueva York: Routledge, 2002, ISBN 978-0-415-26276-7.
  • Early Sparta ca. 950-650 B.C.: "An Archaeological and Historical Study", Londres, 1975
  • Early Lakedaimon: "the Making of a Conquest-State", ΦΙΛΟΛΑΚΩΝ (1992), p. 49-55.
  • City and Chora in Sparta: archaic to hellenistic, in W.G. Cavanagh & S.E.C. Walker (eds), "Sparta in Laconia". Proceedings of the 19th British Museum Classical Colloquium. BSA Studies, 1998, p. 39-47.
  • Cartledge, Paul & Spawforth, A., Hellenistic and Roman Sparta. "A Tale of Two Cities", Londres, New York, 1992.
  • Casillas Borrallo, Juan Miguel. La Antigua Esparta. Madrid: Arco Libros, 1997. ISBN 84-7635-271-9.
  • Chrimes, K.T. Ancient Sparta. Mánchester, 1949.
  • Domínguez Monedero, Adolfo Jerónimo y Pascual González, José. Esparta y Atenas en el siglo V a. C. Madrid: Síntesis, 1999. ISBN 84-7738-672-2.
  • Fornis Vaquero, César. Esparta: historia, sociedad y cultura de un mito historiográfico. Barcelona: Crítica, 2003. ISBN 84-8432-413-3.
  • Janni, P. La cultura di Sparta arcaica. Ricerche, II, Roma, 1970.
  • Levi, Mario A. Quattro studi spartani e altri scritti... Milán, 1967.
  • Lévy, Edmond. Sparte : histoire politique et sociale jusqu’à la conquête romaine, Seuil, col. « Points Histoire ». París, 2003.
  • Massot, Vicente Gonzalo. Esparta. Un ensayo sobre el totalitarismo antiguo, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1990. ISBN 950-694-118-1
  • Michell, H. Sparta. Cambridge, 1964.
  • Pressfield, Steven. Puertas de fuego (novela)
  • Rawson, Elizabeth. The Spartan Tradition in European Thought. Oxford, 1969.
Para un repertorio bibliográfico más amplio puede consultarse esta Bibliografía general sobre Esparta en varios idiomas.

Notas [editar]

  1. Lane Fox, Robin (2005): El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma. – Crítica, Barcelona, 2007, p. 113. ISBN 978-84-8432-898-8
  2. Heródoto, Historia, VII,23; Plutarco, Licurgo 21,2

Enlaces externos [editar]

HISTORIA4: HISTORIA DEL PURÉ. El puré (del francés purée (pronunciación ▶?/i que significa purificado o refinado) es una técnica culinaria que consiste en machacar o triturar un alimento cocido, de tal forma que muestre una textura homogénea de pasta. Los alimentos elaborados en forma de puré suelen ser hortalizas o legumbres. Según su consistencia sea más o menos espesa, los purés se consumen como sopa o como guarnición de carnes o pescados.

Puré

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La tapenade es un puré de aceitunas.

El puré (del francés purée (pronunciación ▶/i que significa purificado o refinado) es una técnica culinaria que consiste en machacar o triturar un alimento cocido, de tal forma que muestre una textura homogénea de pasta. Los alimentos elaborados en forma de puré suelen ser hortalizas o legumbres. Según su consistencia sea más o menos espesa, los purés se consumen como sopa o como guarnición de carnes o pescados.

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Puré de fruta [editar]

También se hacen purés de fruta, aunque en este caso la materia prima a veces se usa cruda. Industrialmente son conocidos como cremogenados y son una de las materias primas más utilizadas para la elaboración de zumos 100%, néctares, smoothies, mermeladas, compotas, cremas de frutas, yogures con fruta, helados, etc.

Purés comunes [editar]

Los purés más comunes pueden ser:

Estas hortalizas se pueden servir también como purés:

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]