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Filosofía occidental y zen

FILOSOFÍA: SIETE SABIOS DE GRECIA. La denominación de Siete Sabios fue el título dado por la tradición griega a siete antiguos sabios griegos (alrededor del 620 — 550 a. C.), renombrados por su sabiduría práctica que consistía en una serie de aforismos y dictámentes memorables. Merecieron dicho nombre debido a que sus enseñanzas o frases son una guía de la vida de los hombres. Este conjunto incluye tanto a filósofos como a estadistas o legisladores.

Siete Sabios de Grecia

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La denominación de Siete Sabios fue el título dado por la tradición griega a siete antiguos sabios griegos (alrededor del 620550 a. C.), renombrados por su sabiduría práctica que consistía en una serie de aforismos y dictámentes memorables. Merecieron dicho nombre debido a que sus enseñanzas o frases son una guía de la vida de los hombres. Este conjunto incluye tanto a filósofos como a estadistas o legisladores.

La tradición de los Siete Sabios se mantuvo a lo largo de los siglos. Por ejemplo, Plutarco compondría un Ágape para siete sabios.

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[editar] Relación de sabios

Aunque la relación de sabios ha sufrido cambios, la más moderna incluye a los siguientes:

  • Cleóbulo de Lindos: se le atribuye la máxima La moderación es lo mejor. Gobernó como tirano de Lindos, en la isla griega de Rodas, c. 600 a. C. También se conoce su aforismo Aceptar la injusticia no es una virtud, sino todo lo contrario.
  • Solón de Atenas: acuñó la máxima Nada con exceso, todo con medida para guiar el comportamiento práctico de los hombres. Solón (640 a. C. - 559 a. C.) adquirió fama como legislador y reformador social en Atenas. Otro aforismo atribuido a él es No tengas prisa en buscar nuevos amigos, pero una vez encontrados no tengas prisa en deshacerte de ellos.
  • Quilón de Esparta: autor de la máxima No desees lo imposible. Político del s. VI a. C., intenta mejorar los sistemas para controlar mejor a los más altos funcionarios del estado. Asimismo, se le atribuye la militarización de la vida civil de Esparta y las primeras medidas para la educación castrense de la juventud.
  • Bías de Priene: La mayoría de los hombres son malos, indica la máxima atribuida a este político griego que alcanzó gran fama como legislador en el s. VI a. C.
  • Tales de Mileto: Filósofo y matemático, destacó gracias a su sabiduría práctica, a su notable capacidad política y a la gran cantidad de conocimientos que poseía. La máxima que se le atribuye, que figuraba en el frontón del templo de Apolo en Delfos, es Conócete a ti mismo.
  • Pítaco de Mitilene: fue un estadista griego (c. 650 a. C.) que gobernó en Mitilene (Lesbos), junto con el tirano Mirsilo. Pitaco intentó restringir el poder de la nobleza, y ejerció el poder apoyándose en las clases populares. El aforismo por el que se le conoce es Debes saber escoger la oportunidad.
  • Periandro de Corinto: como tirano de Corinto, intentó mantener la estabilidad política interna y propició la prosperidad del país durante el período entre los s. VII-VI a. C. Se ocupó de reglamentar y humanizar el trabajo de los esclavos, protegió a la clase social de los campesinos pobres y obligó a la nobleza a reducir la suntuosidad de sus gastos. También llevó a cabo una sistemática política colonial de conquistas. La larga estabilidad de que gozó Corinto bajo su mandato contribuyó a que fuera incluido en el grupo de los sabios de Grecia. Es autor de la máxima Sé previsor con todas las cosas.

[editar] El relato de los Siete Sabios

Sócrates se refiere indirectamente a un cuento de los Siete Sabios que apunta a que la humildad es la madre de la sabiduría:

Según relata Diógenes Laercio, unos pescadores de la isla de Cos encontraron entre sus redes el trípode de Helena de Troya, la cual lo echó al agua en su viaje de retorno desde Troya a Esparta. Los pescadores habían vendido por anticipado el contenido de sus redes a unos viajeros de Mileto, pero al encontrar el trípode se negaron a dárselo a los viajeros de Mileto. De esta forma, estalló una guerra entre Cos y Mileto. Viendo que la guerra no tenía fin, los combatientes acudieron al Oráculo de Delfos, para saber qué hacer con el trípode. El oráculo mandó que el trípode fuese entregado al hombre más sabio, así que aquel fue entregado a Tales de Mileto. Sin embargo, modestamente rechazó el título y mandó el trípode a Bías de Priene, el cual también rechazó el honor y se lo envió a otro miembro del grupo. Al final, el trípode fue dedicado a Apolo.

[editar] Véase también

[editar] Enlaces externos

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FILOSOFÍA: LA SABIDURÍA. DESAMBIGUACIÓN

Sabiduría

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La voz Sabiduría se puede referir a:

  • sabiduría: una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia
  • Sedes sapientiae: (Trono de la Sabiduría), un concepto del arte cristiano.
  • Libros sapienciales: Un grupo de libros bíblicos del Antiguo Testamento, atribuidos tradicionalmente a grandes autores de la historia literaria de Israel.
  • Libro de la Sabiduría: Uno de los Libros sapienciales, atribuido a Salomón.

 

FILOSOFÍA: LA SABIDURÍA. La sabiduría es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo. La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio. Algunas veces se toma el concepto de sabiduría como una forma especialmente bien desarrollada de sentido común.

Sabiduría (filosofía)

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Alegoría de la sabiduría en la biblioteca de Celso en Éfeso, Turquía. La inscripción en griego dice: "Sofia kelsou ". A falta de iotas suscritas, interpreto: "a la sabiduría de de Celso".

La sabiduría es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo. La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio. Algunas veces se toma el concepto de sabiduría como una forma especialmente bien desarrollada de sentido común.

En la Sabiduría se destaca el juicio sano basado en conocimiento y entendimiento; la aptitud de valerse del conocimiento con éxito, y el entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros, alcanzar ciertas metas, o aconsejar a otros. Es lo opuesto a la tontedad, la estupidez y la locura, y a menudo se contrasta con éstas.

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[editar] La sabiduría, arma de doble filo

La sabiduría toma sus referencias de lo que se denomina memoria a largo plazo. En otras palabras, lo vivido ha de haberse experimentado con suficiente frecuencia o intensidad como para que no se borre de nuestro recuerdo, se inserte en los esquemas de lo que consideramos bueno o malo y se tome en cuenta como parte de los procesos de supervivencia del individuo. El papel que juega este concepto en la selección natural es de vital importancia; aunque también impone una carga cuando el medio cambia y la memoria a largo plazo sólo rescata recuerdos que ya no son actuales, por lo que la edad, el envejecimiento y el desgaste neural suponen un handicap en la readaptación del individuo en cuestión, dificultando la inserción de los nuevos datos en dicha memoria, dilatando los tiempos de respuesta y poniendo en grave peligro la supervivencia del individuo en el medio cambiante como en la filosofia en los que se aplican los medios cuanticos.

[editar] En Psicología

La mayoría de los psicólogos consideran la sabiduría como distinta de las habilidades cognitivas medidas por los tests de inteligencia. La sabiduría es con frecuencia considerada como un rasgo que puede ser desarrollado por la experiencia, pero no enseñado. Cuando se aplica a asuntos prácticos, la palabra sabiduría es sinónimo de prudencia. Algunos consideran la sabiduría como una cualidad que incluso un niño, de otra forma inmaduro, puede poseer con independencia de la experiencia o el conocimiento completo.

[editar] En lo cultural

La cultura contemporánea limita la importancia de la sabiduría y de la intuición.

El nivel de la sabiduría o la prudencia como una virtud es reconocida en fuentes culturales, filosóficas y religiosas. Algunos definen la sabiduría en un sentido utilitario, como una forma de prever las consecuencias y actuar para maximizar el bien común a largo plazo.

[editar] Conocimiento y sabiduría

En un sentido, la sabiduría es el cúmulo de conocimiento que toda persona posee sobre los temas que domina. Sabiduría deriva de saborear. La palabra no estaba ligada en sus orígenes con la posesión de conocimientos, sino que significaba simplemente saborear, gustar y gozar de la verdad.

Para obtener la sabiduría es necesario desearla.

La sabiduría se puede adquirir por consejos o por el ejemplo de otros.

Por otro lado, la sabiduría se encuentra también en el comportamiento de los animales. Este fue uno de los descubrimientos del sabio Rey Agur, según relata el Antiguo Testamento:

Hay cuatro cosas en el mundo que a pesar de ser pequeñas son más sabias que los sabios: Las hormigas, insectos muy pequeños que guardan comida en el verano, para tener suficiente en el invierno; los tejones, animalitos que por ser indefensos hacen sus cuevas entre las rocas; los saltamontes, que aunque no tienen comandante son tan ordenados y disciplinados como un ejército, y las lagartijas, que son fáciles de atrapar pero viven libres en los palacios (Pr 30.24-28) [1]

La sabiduría es un atributo del ser humano, que le permite tomar decisiones justas y perfectamente equilibradas.

  • Otra opinión

La Sabiduría no debe compararse con el conocimiento, ya que el segundo es la 'sustancia' contenida en la primera, ahora bien, la sabiduría si puede compararse con la inteligencia puesto que ambas comparten esa misma sustancia: el conocimiento. Ambas, la Inteligencia y la Sabiduría se diferencian en la subjetividad del individuo:

La base de la sabiduría reside en la apreciación que el individuo tiene del mundo que le rodea. La sabiduría se experimenta cuando el conocimiento coincide armónicamente con las expectativas que para él el mundo "perfecto' ofrece, lo que conduce al sabio a ver incluso las adversidades como expresiones positivas de un mundo armónico.

La inteligencia, en cambio, es la utilización del conocimiento como instrumento para dominar y modelar un mundo que el individuo a priori considera imperfecto.

No es baladí el hecho de que la subjetividad del individuo, tanto sabio como inteligente, influyen en la forma en que la realidad misma fluye para ambos y su entorno.

La sabiduría es el estado que da la independencia y que une a la vez.

[editar] Comprensión y relación de la sabiduría con otros conceptos afines

La sabiduría implica amplitud de conocimiento y profundidad de entendimiento, que son los que aportan la sensatez y claridad de juicio que la caracterizan. El hombre sabio ‘atesora conocimiento’ y así tiene un fondo al que recurrir. (Pr 10:14.) Aunque la “sabiduría es la cosa principal”, el consejo es: “Con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento”. (Pr 4:5-7.) El entendimiento (término amplio que con frecuencia abarca el discernimiento) añade fuerza a la sabiduría, contribuyendo en gran manera a la discreción y la previsión, cualidades que también son características notables de la sabiduría. La discreción supone prudencia, y se puede expresar en forma de cautela, autodominio, moderación o comedimiento. El hombre “discreto [una forma de fró·ni·mos]” edifica su casa sobre la masa rocosa, previendo la posibilidad de una tormenta; el insensato la edifica sobre la arena y experimenta desastre. (Mt 7:24-27.)

El término hebreo jokj·máh (verbo, ja·kjám) y el griego so·fí·a, así como sus afines, son los vocablos básicos que comunican el concepto de “sabiduría”. También está la palabra hebrea tu·schi·yáh, que se puede traducir por “trabajo eficaz” o “sabiduría práctica”, y las palabras griegas fró·ni·mos y fró·nē·sis (de frēn, la “mente”), que se refieren a la “sensatez”, “discreción” o “sabiduría práctica”.

[editar] Citas sobre la sabiduría

  • -"El principio de la sabiduría es el temor a Dios." Salomón
  • -"Sólo sé que nada sé."Sócrates
  • -"La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo." Galileo Galilei
  • -"La ciencia es conocimiento organizado. La sabiduría es vida organizada." Immanuel Kant
  • -"La filosofía es un conocimiento armonizado haciendo una vida armonizada; es la autodisciplina la que nos eleva a la serenidad y la libertad. El conocimiento es poder, pero sólo la sabiduría es libertad." Will Durant
  • -"El hombre sabio no da las respuestas correctas, propone las preguntas adecuadas." Claude Lévi-Strauss
  • -"La sabiduría no es un producto de la educación sino de toda una vida por adquirirla." Albert Einstein
  • -"La sabiduría marca muchos límites, incluso al conocimiento." Friedrich Nietzsche
  • -"La sabiduría no esta en las palabras, sino en los hechos"

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[editar] Bibliografía

[editar] Enlaces externos

FILOSOFÍA: CONCEPTO DE UNIVERSAL (METAFÍSICA). Universo es el nombre del tema, del asunto para cuya investigación ha nacido la filosofía. Ahora bien, este objeto Universo es tan extraño, tan radicalmente distinto de todos los demás, que desde luego obliga al filósofo a situarse ante él en una actitud intelectual completamente diferente de la que las ciencias particulares adoptan ante los suyos. Entiendo por Universo formalmente, «todo cuanto hay». Es decir, que al filósofo no le interesa cada una de las cosas que hay por sí, en su existencia aparte y diríamos privada, sino que, por el contrario, le interesa la totalidad de cuanto hay y, consecuentemente, de cada cosa lo que ella es frente y junto a las demás, su puesto, papel y rango en el conjunto de todas las cosas –diríamos la vida pública de cada cosa, lo que representa y vale en la soberana publicidad de la existencia universal. Por cosas entenderemos no solo las reales físicas o anímicas, sino también las irreales, las ideales y fantásticas, las transreales, si es que las hay. Por eso elijo el verbo «haber»; ni siquiera digo «todo lo que existe», sino todo lo que «hay».

Universal (metafísica)

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Universal es la cualidad que hace referencia al Universo.

El Universo, y por tanto lo universal, se define respecto a diversos ámbitos.

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Universo y Ser [editar]

Con respecto al Ser, como señala Ortega, el Universo, la misma palabra lo dice, no puede ser más que uno. No puede ser de ninguna manera “Multiverso”.

Nadie como Ortega para definir este concepto del Universo, con mayúsculas, y su relación con la Filosofía.

Universo es el nombre del tema, del asunto para cuya investigación ha nacido la filosofía. Ahora bien, este objeto Universo es tan extraño, tan radicalmente distinto de todos los demás, que desde luego obliga al filósofo a situarse ante él en una actitud intelectual completamente diferente de la que las ciencias particulares adoptan ante los suyos. Entiendo por Universo formalmente, «todo cuanto hay». Es decir, que al filósofo no le interesa cada una de las cosas que hay por sí, en su existencia aparte y diríamos privada, sino que, por el contrario, le interesa la totalidad de cuanto hay y, consecuentemente, de cada cosa lo que ella es frente y junto a las demás, su puesto, papel y rango en el conjunto de todas las cosas –diríamos la vida pública de cada cosa, lo que representa y vale en la soberana publicidad de la existencia universal. Por cosas entenderemos no solo las reales físicas o anímicas, sino también las irreales, las ideales y fantásticas, las transreales, si es que las hay. Por eso elijo el verbo «haber»; ni siquiera digo «todo lo que existe», sino todo lo que «hay». Este «hay» que no es un grito de dolor, es el círculo más amplio de objetos que cabe trazar, hasta el punto que incluye cosas, es decir, que hay cosas de las cuales es forzoso decir que las hay, pero que no existen. Así, por ejemplo, el cuadrado redondo, el cuchillo sin hoja ni cacha o todos esos seres maravillosos de que nos habla el poeta Mallarmé –como la hora sublime que es, según él, «la hora ausente del cuadrante», o la mujer mejor, que es la «mujer ninguna». Del cuadrado redondo solo podemos decir que no existe, y no por casualidad, sino que su existencia es imposible; pero para poder dictar sobre el pobre cuadrado redondo tan cruel sentencia es evidente que tiene previamente que ser habido por nosotros, es menester que en algún sentido lo haya.
Ortega. ¿Qué es Filosofía?. Lección IV.

 

Que en este sentido no haya más que un solo universo ya lo estableció claramente Parménides en Grecia en el siglo V a. C.: «El Ser es y el no-ser no es».

El Universo, así entendido, se enfrenta con la Nada, teniendo en cuenta que la nada no solo no es, sino que no puede ser pensada. Ni siquiera un concepto, pues ya sería algo. Y si es algo estaría ya dentro del Ser, como el cuadrado redondo. La nada ni siquiera la podemos concebir en el pensamiento.[1]

Sin la idea del Ser no podemos siquiera pensar. Por eso Parménides, identifica el pensar con el ser.

Esta identificación del pensar con el ser produce extrañeza al pensamiento no crítico, pero ha sido una constante en la Historia del pensamiento.[2]

No basta, por tanto con decir que la Nada no existe. «No hay la Nada», habría que decir. Cosa bastante diferente a decir «no hay nada».[3]

Este es el modo de entender «todo lo que hay», porque lo que pensamos, por el mero hecho de ser pensado, ya es ser, un elemento más del universo, junto con todo lo que sea independiente de nuestro pensamiento, lo conozcamos o no.

Esta diferencia tiene gran importancia en Filosofía y en el uso del lenguaje. Todas nuestras referencias lingüísticas vienen condicionadas al verbo ser, incluso cuando no estamos tratando de existencias.

Pegaso, «es» un caballo con alas. Le damos existencia en nuestro pensamiento y lenguaje, puesto que lo pensamos y le ponemos un nombre. Pero no existe.

El Ser, entonces puede ser un pensamiento y una palabra. Lo que vendría a representar la paradoja de que el Ser como un Todo no «existe», sino que es una referencia conceptual,[4] una representación de nuestro modo de entender y expresar la realidad dependa o no de nuestro pensamiento.

Lo que plantea el problema de la analogía del Ser, tratado ya desde antiguo por la Filosofía, y el uso del lenguaje.

La filosofía actual no admite el argumento ontológico como prueba o demostración de la existencia del Ser en cuanto tal, ya se entienda éste como Dios o cualquier otra forma de concepción trascendente.[5] Lo que quiere decir que el Ser, como concepto y como expresión en el lenguaje tiene una existencia, pero no podemos afirmar su existencia independiente de nuestro pensamiento.

Existen las cosas. Pero el Ser es un vacío porque no es más que pensamiento.[6]

La pretensión de una Ciencia del «Ser en cuanto tal», la Metafísica, no es admitida como ciencia.

Ni la Ciencia ni la Filosofía en cuanto conocimiento pueden afirmar la existencia del Ser. Pero asumen que no corresponde a su ámbito de conocimiento su negación.

Por eso existen y seguirán existiendo las filosofías que pretenden ser trascendentes, lo mismo que las ideologías trascendentales y las religiones. La acción y la moral abren ámbitos y horizontes que no son dependientes del conocimiento científico, aunque sí entran dentro de la reflexión filosófica respecto al universo.

Si la física es todo lo que se puede medir, la Filosofía es todo lo que se puede decir del Universo
Ortega. ¿Qué es Filosofía? Lección IV

.

La reflexión crítica y el estudio del lenguaje, por su parte, nos revela que es el uso del lenguaje el que encierra en sí su propio significado y establece sus propias reglas en multitud de juegos de lenguaje.

Nuestro conocer la realidad no puede dejar de ser una interpretación del mundo expresada mediante el lenguaje.

La Filosofía pretende abarcar el Todo, pero no lo puede conocer tal cual «es». Pero el ser humano se abre, en la problemática de su existencia, a horizontes cada vez más amplios y complejos que constituyen el devenir de su existencia como Humanidad y le abre a lo trascendente, siempre abierto al misterioso más allá.

Universo y Mundo [editar]

En el ámbito del conocimiento, todo lo que podemos conocer constituye el Mundo.

Una distinción importante aunque que no pocas veces utilizamos estos términos como sinónimos y se confunden los conceptos.

Por Mundo, en sentido filosófico, hemos de entender el Universo en tanto en cuanto es conocido. El Universo es más amplio y contiene al mundo.

Hay un Universo, un Todo; pero hay y puede haber muchos mundos.

Desde los primeros tiempos el hombre diferencia varios mundos: el mundo de los seres vivos y de los seres que no tienen movimiento.

Dos mundos radicalmente separados:

  • El mundo material, tradicionalmente considerado como inerte y pasivo.
  • Un mundo no-material activo, dotado de automovimiento, vida, que se identifica con la idea de alma, principio de vida y movimiento
  • En culturas evolucionadas, el alma se une con la idea de espíritu, lo que conlleva la aparición de un mundo espiritual y libre.

A partir de la Edad Moderna[7] La filosofía crítica toma conciencia de que el conocimiento humano conoce el mundo, y no directamente la realidad. Tan real es en la conciencia el mundo imaginario como el mundo material que percibimos directamente por los sentidos, salvo un proceso de crítica del conocimiento.[8]

Sobre este punto los racionalistas reconstruyen a partir de las ideas innatas la Metafísica trascendente, mientras los empiristas niegan la posibilidad de un conocimiento fuera del mundo.

Kant, con su Idealismo trascendental considera que el mundo, como naturaleza y campo de la experiencia posible se constituye como el objeto global, el universo del conocimiento científico, la ciencia; la Metafísica queda excluida del ámbito del conocimiento científico; queda recluida al ámbito humano de la moral y el arte. Lo que de alguna forma conlleva, y para muchos es así, que «cada uno tiene y vive en su mundo».

No obstante Hegel, con su Idealismo Objetivo restaura la filosofía trascendente mediante la consideración de lo Universal abstracto y su oposición al Universal concreto. Tema que merece una consideración en un apartado diferente.

La filosofía contemporánea se asienta fundamentalmente en un realismo mundano:

La reducción o conversión del mundo a horizonte no resta lo más mínimo de realidad a áquel; simplemente lo refiere al sujeto viviente, cuyo mundo es, lo dota de una dimensión vital, lo localiza en la corriente de la vida, que va de pueblo en pueblo , de generación en generación, de individuo en individuo, apoderándose de la realidad universal.
Ortega. La doctrina del punto de vista.

El conocimiento es una interpretación de lo real, como mundo, pero queda abierta la puerta hacia una reflexión de lo trascendente y, en tanto que teoría, filosófica.[9]

Universo como Mundo: el Cosmos [editar]

Artículo principal: Cosmos
Artículo principal: Universo
Artículo principal: Cosmología

Es el ámbito del Universo referido al Mundo como conjunto material. Suele referirse con mayor frecuencia al origen del mundo, Cosmología, así como a la consideración del Universo, entendido como el conjunto de astros que también recibe el nombre de Cosmos.

Cuando este universo se identifica con la Naturaleza incluyendo al hombre, y la cultura etc. entonces llega a tener un significado total, que si se toma como Incondicionado o Absoluto, vendría a coincidir con el Universo entendido Metafísicamente como «Todo lo que hay», y así lo entienden algunos[10]

Lo universal: lo general versus lo particular [editar]

Así lo entendió Aristóteles (το καθολον), lo referente a todos, frente a lo individual (το εκαστον).

Artículo principal: Aristóteles

Al rechazar la teoría de las ideas de su maestro Platón, Aristóteles consideró que el mundo está formado por un gran número de sustancias unas eternas,[11] mundo supralunar, y otras que se van sucediendo en el tiempo, mundo sublunar.[12]

Las realidades sustanciales,[13] están constituidas por una materia prima indiferenciada y una forma sustancial, o esencia, que es común con otras sustancias[14] y unas formas accidentales que van cambiando a lo largo del tiempo[15] por la acción sucesiva de las causas mientras permanecen unidas a la materia de la forma sustancial que permanece inmutable. La forma sustancial se une a la materia por medio de la generación, y desaparece por la corrupción, al separarse de ella; la materia es común a todas las cosas y pura potencialidad de ser sin ser ella nada.

La materia no tiene existencia sin la forma. Tal es la teoría hilemórfica.

Por ello lo universal, como forma y esencia, puede referirse a una totalidad plural de objetos semejantes aunque diferentes en su individualidad concreta material y su situación en el mundo. Cada género, cada especie, cada propiedad, cada forma, sustancial o accidental define un conjunto de individuos o de propiedades y cualidades que poseen ciertos individuos.

Las formas son comprendidas mediante conceptos universales que representan una esencia o un accidente, y se predican de los individuos, como sujetos según unas categorías. La verdad del conocimiento se manifiesta en los juicios.

El conocimiento consiste en conocer las formas en cuanto universales, y poder establecer juicios (hoy hablaríamos de proposiciones) necesarios y universales por estar basados en lo que las cosas son como objeto, frente a los juicios de la experiencia, que siempre serán juicios particulares y subjetivos, ligados a la situación de la percepción sensible y cambiante del sujeto.[16]

De esta forma lo que se predica de todos, por llevar en sí la misma forma, se predica de cada uno de los seres que pertenecen al mismo género y especie o tienen la misma forma accidental. El juicio aristotélico, y la filosofía tradicional así lo entiendía, es verdadero porque manifiesta lo que «es» en su verdadera realidad. Por eso es un juicio categórico, y sus razonamientos, el silogismo, es un razonamiento categórico.

Puesto que Aristóteles rechaza la inmortalidad del alma, lo mismo que la existencia de un mundo de las ideas subsistente,[17] se hace necesario explicar cómo es posible el conocimiento de las formas. Aristóteles considera que el entendimiento agente por medio de un proceso de abstracción, es capaz de separar los rasgos particulares de los generales, separa lo individual de lo general, elaborando de este modo una adecuada comprensión de lo individual en lo general, como conocimiento mediante los conceptos; a su vez el concepto universal explica lo que es la realidad de una cosa.[18]

Pero en la Edad Media, Universidad de París, se hará problema de conceder a los conceptos un grado de realidad. Los realistas (los platónicos como realismo exagerado, o los realistas moderados)[19] frente a los nominalistas que considerarán que los conceptos no son más que nombres que designan las cosas.[20]

Este es el problema de la oposición: Lo universal (concepto) frente a lo particular (individuo).[21]

La filosofía actual, en general, no acepta la existencia trascendente ni de los conceptos ni del Ser; considera esta oposición desde otro punto de vista, el lógico-lingüístico.

Artículo principal: Silogismo

Problemática de la lógica aristotélica

Los conceptos se consideran un producto del modo de percibir e interpretar semióticamente la realidad,[22] que se comunican mediante el lenguaje.

Bajo el punto de vista lógico el juicio aristotélico de la filosofía tradicional se interpreta ahora en la lógica-matemática no como una atribución de un predicado a un sujeto sino como una relación de clases,[23] siendo la clase el universo abstracto, como concepto general[24] y los concretos son los individuos reales, existentes, o elementos que pertenecen a dicha clase.

De esta forma el concepto deja de constituirse como una realidad[25] y viene a ser un constructo[26] definido por una propiedad semiótica interpretada por la mente y manifestada culturalmente por el lenguaje.[27]

La clase tiene un contenido general, como concepto, pues existe la clase vacía, definida por una propiedad aunque no tenga ningún individuo que pertenezca a ella, como el conjunto vacío de las matemáticas, o «el círculo cuadrado». La existencia se realiza en los elementos concretos, si es que existen. Así podemos crear el concepto de «caballo con alas», al que le damos un nombre «Pegaso», pero sabemos que la clase así definida no tiene ningún elemento que pertenezca a ella, al menos en la existencia del mundo que conocemos en la experiencia. Esto explica como en algunas ocasiones la ciencia encuentra antes el concepto que el individuo existente.[28]

Lógicamente la mera significación sin aplicación a un ente concreto (sin afirmación existencial), representa una clase vacía mediante la cual se define un Universo, como Clase Universal donde los individuos todos del Universo existentes pertenecen a la Clase o no pertenecen a ella, Clase complementaria.

Concepto de clase.jpg

De esta forma, como lógica de clases, la lógica aristotélica ha sido interpretada actualmente manifestando su consistencia lógica.[29]

Artículo principal: Silogismo
Artículo principal: Cálculo lógico

Lo Universal: Lo abstracto versus lo concreto [editar]

Esta problemática hay que contemplarla desde la perspectiva de la filosofía de Hegel y la filosofía más actual.

Artículo principal: Hegel

La oposición abstracto-concreto es una consecuencia de lo tratado en los apartados anteriores.

Para Hegel la Filosofía es un pensar Absoluto porque en ella se manifiesta la Totalidad, lo Uno como sistema; donde el «universal abstracto», vacío de contenido, es el pensamiento; el «universal concreto» es el resultado del proceso dialéctico del pensamiento hacia la realidad múltiple de su contenido, su realización. Por ello el universal concreto es el universal verdadero, la verdad de la razón, y no del mero entendimiento.

Mediante el Devenir dialéctico la Idea abstracta, vacía de contenido, pura formalidad, el Ser como Sujeto, se llena de contenido en la medida en que se hace real:

Finalmente se refleja todo en la unidad de «pensamiento-realidad» que se muestra en la

  • Filosofía, entendida ésta como Sistema, donde el Universal-abstracto, el Ser, se ha hecho Universal-concreto, porque manifiesta la plenitud de su contenido como Realidad, es decir como Resultado de todo el Devenir dialéctico.

El Ser, la Totalidad, el Universo, hay que concebirlo no como forma abstracta, sino como Resultado.[30]

La Humanidad como formalidad es un vacío; mera idea; su sentido y realidad se produce en cuanto que existen los hombres que, en su multiplicidad concreta, llenan de contenido lo que es la Humanidad real.

De la misma forma el Ser como Universal abstracto carece de contenido y no es nada. Sólo en el devenir dialéctico adquirirá los diversos contenidos de su hacerse realidad plena a través de la multiplicidad como Universal concreto.

Para Hegel el Proceso de lo real, o devenir dialéctico es un proceso en tres momentos.[31] Un primer momento de afirmación que lleva en su seno su contradicción, como segundo momento abstracto un concepto cuya tensión en el devenir suscita un tercer momento en el que el concepto abstracto se llena de contenido concreto y por tanto real, diferenciado nuevamente como un primer momento enfrentado a su contradicción, promoviendo un proceso de diversificación y unificación al realizarse el Ser como contenido real, Sujeto a la vez que Resultado.

Puesto que el sujeto es el Todo y el momento inicial es el Ser, vacío de contenido, su realización en el Espíritu Objetivo y Absoluto se manifiesta en la Filosofía como Sistema.

La filosofía actual [editar]

La filosofía actual no considera el conocimiento como dimensión trascendente, y la oposición Unvierso-mundo-realidad se resuelve bajo el punto de vista lógico-lingüístico.

Los conceptos se consideran un producto del modo de percibir e interpretar semióticamente la realidad.

La Gramática generativa de Chomsky, plantea un universalismo lingüístico, si bien formal y transformacional, que integra la diversidad y multiplicidad de lo concreto en lo formal abstracto.

Umberto Eco (1973) considera que aunque a primera vista el lenguaje aparece como una dimensión comunicativa (el lloro del recién nacido como llamada a la madre), sin embargo por debajo se encuentra un sistema de significación. Entiende por esto que el proceso semiótico tiene una doble perspectiva como proceso a quo y como proceso ad quem.[32]

Como proceso a quo es la previa realidad del ser[33] la que impone condiciones previas de significación, pues como dice Eco, «el ser no está de vacaciones»; mientras que el proceso ad quem se dirige hacia lo concreto y múltiple de lo significado a través de la experiencia y la cultura.[34]

Bajo el punto de vista formal y lógico, la mera significación, sin aplicación a un ente concreto (sin afirmación existencial), representa una clase vacía mediante la cual se define un Universo, como Clase Universal, donde los individuos todos del Universo existentes pertenecen a la Clase o no pertenecen a ella, Clase complementaria. El Universo es un Todo, como el fondo en el que se destacan las percepciones, las cosas.

Lo que en lógica se expresa de la siguiente forma:

A = bigwedge x (x in A)

overline A = bigwedge x (x notin A)

U = A cup overline A

Siendo A la clase definida por una propiedad y los x su contenido como individuos concretos.

Siendo overline A la clase complementaria de A, cuyo contenido son los elementos x que no pertenecen a A.

Siendo U la Clase Universal, el universo que comprende tanto a los elementos de A como a los de su clase complementaria.

El concepto por tanto es un constructo de la mente expresada mediante un lenguaje. En sí mismo es un abstracto. La Humanidad, la Belleza, la salud, el color, etc. no son nada más que una configuración de un «algo posible dentro de un Todo», un universo que define a los posibles individuos concretos que pertenecen o no pertenecen a dicho todo o clase.

Lo que viene a ser la forma básica de configurar el mundo percibido clasificándolo y formalizándolo como conjunto de objetos y sus relaciones.

Notas [editar]

  1. Mentalmente, sin embargo solemos figurarla como «lo que está fuera del ser». Pero observemos que al decir “está fuera” lo afirmamos como “ser”. O si definimos: "La Nada “es” lo que no es; como si el no-ser fuera algo
  2. Aristóteles define el Primer Motor como “Pensamiento que se piensa a Sí mismo” y pone en movimiento las formas eternas como causa final; los cristianos entienden a Dios como una Trinidad en la que el Padre piensa y su pensamiento es el Hijo y el Amor entre el Hijo y el Padre es el Espíritu Santo. La Creación es producto del pensamiento divino su Divina Providencia. Spinoza en la Edad Moderna, sive Deus sive Natura, como ùnica sustancia, y el idealismo, sobre todo Hegel vuelven a retomar esta idea. El panteísmo, en general, es una consecuencia directa de esta concepción del Ser como Universo o del Universo como Ser
  3. Esta expresión particular del español, por la doble negación, se refiere a alguna cosa o cosas en su existencia y en su aparecer momentáneo; lo que no tiene nada que ver con lo que estamos tratando
  4. Un constructo como gusta decir a Mario Bunge
  5. Ser Trascendente se entiende aquí como algo que existe (es) fuera del mundo y de la posibilidad del conocimiento humano. Fuera del espacio-tiempo. Incondicionado, porque estaría en la esencia del ser de todas las cosas pero su existencia no dependería de ninguna
  6. Hegel comienza su Lógica como movimiento dialéctico de la Idea diciendo que «el Ser es la Nada», que sólo «será algo» mediante su desarrollo, al contraponerse con su negación, Ser-Nada, que produce el devenir dialéctico. Pues el Todo no hay que concebirlo como Sustancia sino como sujeto de un proceso de cambio y movimiento, donde la verdad se realiza en el Resultado
  7. Descartes inaugura un nuevo punto de partida para la Filosofía: la conciencia. «Pienso, luego existo» como punto de partida del filosofar y conocer la realidad
  8. Descartes llega a plantear en su duda metódica la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño
  9. Si física es todo lo que se puede medir, filosofía es el conjunto de lo que se puede decir sobre el universo
    Ortega. ¿Qué es filosofía? Lección V
  10. ’’Cosmos es todo lo que es, lo que ha sido o lo que será’’.
    Carl Sagan.
  11. No sometidas a la generación ni a la corrupción, con movimientos circulares y perfectos propiedades de su misma esencia
  12. Sustancias sometidas a la acción de los movimientos irregulares e imperfectos, a la acción y pasión de las causas externas
  13. Excepto el Primer Motor que es sólo forma, Acto puro sin materia; no es creador ni causa eficiente de un mundo eterno; mueve a las formas por la vía de la finalidad de las mismas, por ello mueve sin ser movido
  14. Según el orden de participación en los géneros y el grado de perfección de la forma, siguiendo fielmente en esto la teoría de su maestro Platón
  15. Que según Aristóteles es la medida del movimiento, entendido como cambio referido a las sustancias, según un orden de lo anterior y lo posterior, pues el mundo es eterno
  16. Es la diferencia tradicionalmente considerada entre un conocimiento sensible de los fenómenos y un conocimiento intelectual o de razón, basado en el ser verdadero, la esencia de las cosas, utilizado en la filosofía tradicional como prueba o demostración de la existencia del alma espiritual e inmortal
  17. Platón consideraba que el alma recordaba las ideas contempladas en la otra vida, pues el alma pertenece al mundo de las ideas
  18. ¿Qué es esto?: Un caballo. En principio es nada más que una palabra, un nombre, que designa la realidad percibida de muchas cosas semejantes. Es lo que aprendemos al hablar, nombres, nos referimos a "nombres comunes". Pero al mismo tiempo esa palabra me permite explicar qué y cómo son estas cosas semejantes, cuando a través de sucesivas preguntas o experiencias se llena de contenido el concepto de caballo mediante otros conceptos universales relacionados con él, con la realidad existente de los caballos; de modo que la palabra caballo deja de ser un "nombre" para convertise en un concepto universal: "Un caballo es un mamífero, cuadrúpedo, ungulado, hervbíboro que, domesticado sirve al hombre para.....", lo que me permite no solo designar sino explicar la realidad de esas cosas que llamamos caballos, con la utilización de una palabra. Lo que implica que el entendimiento agente, en cuanto tal, ha de ser común a la especie humana, pues de otra forma no podría haber un camino común desde la experiencia individual al concepto común para todos los hombres, y el conocimiento objetivo sería imposible. Los hombres expresan los mismos conceptos aunque sea en lenguaje diferente porque tienen un entendimiento común al elaborar los conceptos. Problema que Aristóteles oscuramente plantea pero no llega a despejar y que tendrá importancia en la Edad Media con el llamado problema de los universales. El cristianismo, que asume este modo de comprensión del conocimiento por conceptos, resuelve el tema mediante la creación del mundo según las ideas de Dios y el alma racional humana
  19. Entes de razón con fundamento in re, dirán los escolásticos
  20. "Flatus vocis" soplo de voz decían los nominalistas
  21. Los escolásticos tendrán diversas formas de explicar la individuación diferenciándose la escuela dominicana (Tomismo) y la franciscana (Escotismo)
  22. Umberto Eco (1976), “A primera vista, la descripción de un campo semiótico podría parecer una lista de comportamientos comunicativos. (...) sin embargo los PROCESOS DE COMUNICACIÓN parecen subsistir sólo porque debajo de ellos se encuentra un SISTEMA DE SIGNIFICACIÓN”. (Mayúsculas en el original)
  23. Conjunto de individuos que tienen una propiedad común. La clase se define por la propiedad. Los individuos pertenecen o no pertenecen a la clase
  24. En matemáticas se denomina conjunto
  25. Bien sea entendida como realidad subsistente, (Platonismo, realismo exagerado) o bien sea un «ente de razón con fundamento in re» (realismo moderado), pero en ambos casos constituyentes de lo real con independencia del conocimiento
  26. Bunge, M. Teoría y Realidad
  27. Así construimos los abstractos: Belleza, Humanidad, Bondad, etc. La abstracción suele interpretarse en español mediante la terminación en idad
  28. Así ha ocurrido con algunos elementos atómicos y algunos astros, y es lo que hace posible la invención de palabras nuevas imaginativas como en el arte
  29. Luckasiewikz mostró la consistencia lógico-matemática de la lógica tradicional aristotélica del silogismo, entendida como lógica de clases
  30. Magnçifica exposición sintética del sentido de la filosofía de Hegel en Zubiri, X. (1963), Naturaleza, Historia, Dios
  31. vulgarmente conocidos como tesis, antítesis y síntesis
  32. El conocimiento como intencionalidad, Zubiri lo presenta también en una doble dirección, como "yendo hacia" y como "partiendo de" y lo interpreta como "intención expectante" tanto como "expectación intencional". Zubiri. Inteligencia y Logos
  33. Objeto dinámico que considera Peirce
    ...el Objeto Dinámico es lo que nos empuja a producir semiosis. Producimos signos porque hay algo que exige ser dicho,. Con expresión poco filosófica pero eficaz, el Objeto Dinámico es Algo-que-nos-da-patadas y nos dice «¡habla!» o «¡habla de mí!» o aun más «¡tómame en consideración!».
    Eco. Kant y el ornitorrinco. pág 22
  34. Tenemos indicatividad primaria cuando, en la materia espesa de las sensaciones que nos bombardean, de golpe seleccionoamos algo que recortamos de ese fondo general, decidiendo que queremos hablar de ello..... ;tenemos indicatividad primaria cuando atraemos la atención de alguien, no necesariamente para hablarle sino sólo para mostrarle algo que deberá convertirse en signo, ejemplo, y le tiramos de la chaqueta, le volvemos-la-cabeza-hacia.
    Eco. Kant y el ornitorrinco
    . Como el niño que señala con el dedo lo que quiere pero no tiene palabras para expresar lo que quiere

Bibliografía [editar]

  • Ortega, J. (1966). ¿Qué es filosofía?. Medrid. Revista de Occidente..
  • Ortega, J. (1966). El Tema de nuestro tiempo. Cap. X: La doctrina del punto de vista. O.C. Vol. III. Madrid. Revista de Occidente..
  • Hirschberger, J. (1968). Historia de la Filosofía. Barcelona. Herder.
  • Ferrater Mora, J. (1979). Diccionario de Filosofía. Madrid, Alianza Editorial.
  • Honderich, T. (Editor) (1995). Enciclopedia Oxford de Filosofía. Madrid. Ed. Techos. Anaya.
  • Zubiri, X. (1963). Naturaleza, Historia, Dios. Madrid. Editora Nacional.
  • Zubiri, X. (1982). Inteligencia y logos. Madrid. Alianza Editorial.
  • BUNGE, M. (1972). Teoría y realidad. Barcelona. Ariel.
  • Bermudo, J.M. et al. (1983). Los filósofos y sus filosofías. Barcelona. Vicens Vives.
  • ECO.U. (1999). Kant y el ornitorrinco. Barcelona. Editorial Lumen. 84-264-1265-3.

FILOSOFÍA: LA METAFÍSICA. La metafísica (del latín metaphysica, proveniente del griego metá que significa “tras, más allá”, y phýsis que significa “naturaleza”, es decir, “lo que viene después de la naturaleza”,

Metafísica

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La metafísica (del latín metaphysica, proveniente del griego metá que significa “tras, más allá”, y phýsis que significa “naturaleza”, es decir, “lo que viene después de la naturaleza”,"más allá de lo físico") es una parte fundamental de la filosofía, que trata el estudio del Ser en cuanto tal y de sus propiedades, principios, causas y fundamentos primeros de existencia. Experimenta una fuerte relación con la teología y frecuentemente tratan los mismos temas. El término, «metafísica», se originó como título de uno de los tratados de Aristóteles, y algunos piensan que se deba quizá a que este volumen fue escrito después de su obra Física. Sin embargo, la metafísica, como su nombre indica, se define como ciencia que estudia algo que está más allá de lo físico, dedicando su estudio a lo abstracto del Ser y de Dios.

La metafísica aborda los problemas centrales y más profundos de la filosofía, tales como los fundamentos (presupuestos, causas y “primeros principios”), las estructuras más generales (leyes y principios), el sentido y la finalidad de la realidad toda y de todo ser. El principio básico de la metafísica se sustenta en la no-contradicción, razonamiento que establece la imposibilidad de que algo sea y no sea, simultáneamente.

A su vez, la metafísica comprende dos grandes ramas, la 1ª es la Ontología, que es el estudio del Ser y su esencia, y la 2ª es la Teología, que es el estudio de Dios y su esencia. Por tanto la metafísica es el estudio científico que trata lo relativo al Ser y Dios en su forma concreta (en la ciencia lo abstracto es lo intangible, como el pensamiento, y lo concreto es lo físico, como por ejemplo, un árbol). Desde el punto de vista cartesiano y experimental, no sería una ciencia específicamente demostrativa.

Platón y Aristóteles, de Rafael (Stanza della Segnatura, Museos del Vaticano Roma). Aristóteles es considerado como el padre de la Metafísica.

Aunque cabe alguna discusión al respecto, es un tópico que la palabra "metafísica" fue empleada por primera vez por Andrónico de Rodas (siglo I adC). En sus primeras utilizaciones, "metafísica" era el nombre de los libros de Aristóteles colocados después de los de física. Esto es, dado que en la antigüedad los tratados se conservaban en legajos cilíndricos, ocurrió que Aristóteles había titulado todos excepto aquél que trataba de los asuntos del alma y la personalidad. Cuando acudían sus discípulos a la biblioteca para consultarlo, dado que no podían pedirlo por su título, decían "el que está al lado de Física" (meta-physica), puesto que en su colocación en la estantería el legajo se hallaba junto al otro tratado aristotélico, el de Física.

No obstante, es muy posible que Andrónico utilizara esta palabra sobre la base de una idea del sentido y contenidos de la obra aristotélica. El Estagirita (como se conoce a Aristóteles por su origen) sólo empleó las expresiones "filosofía primera" y "teología" para designar el saber de que se ocupan esos catorce libros titulados "Metafísica" por Andrónico.

Metafísica es, desde entonces, el nombre del saber más elevado que cabe intentar alcanzar. La cuestión esencial consiguiente es: ¿y dónde se encuentra ese saber?, es decir, ¿sobre qué debe versar y cómo se puede alcanzar? Es aquí donde, como es comprensible, comienzan las interminables discusiones entre los metafísicos. Platón, antes que Aristóteles, es el precursor de la metafísica como tal y la expresa con su idea del mundo inteligible.

La Metafísica trata las "cuestiones últimas"; pero, ¿cuáles son esas cuestiones? Hay muchos modos de presentarlas, y no todos estos enfoques son compatibles entre sí: ¿Por qué existen las cosas? ¿Por qué es el ser y no más bien la nada? ¿Existe un Dios? ¿Qué características poseería en caso de existir? ¿Cuál es la diferencia entre materia y espíritu? ¿La voluntad del hombre es libre? ¿Todo está en permanente cambio o existen cosas o relaciones que permanecen invariables a pesar del cambio?, etc.

El campo de trabajo de la metafísica comprende los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”), que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado (por los sentidos) por el ser humano (cfr. trascendencia). Simultáneamente surge la pregunta: ¿cómo el ser humano, a pesar de sus limitadas capacidades mentales, podría participar o alcanzar las verdades metafísicas que pretende fundamentar con la ayuda de la filosofía?

En los tratados metafísicos tempranos se consideraba que el núcleo de todas las disciplinas filosóficas debía estar en la formulación de fundamentos últimos válidos universalmente.

Se dice que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”, Schopenhauer incluso llegó a definir al ser humano como a un “animal metafísico”, Martin Heidegger ha replanteado todos los asuntos metafísicos introduciendo en ellos una transformación radical que necesariamente tiene que tomarse en cuenta.

Contenido

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Historia del concepto [editar]

El término metafísica proviene de una obra de Aristóteles compuesta por catorce libros (rollos de papiro), independientes entre sí, que se ocupan de diversos temas generales de la filosofía. Estos libros son de carácter esotérico, es decir, Aristóteles nunca los concibió para la publicación. Por el contrario, son un conjunto de apuntes o notas personales sobre temas que pudo haber tratado en clases o en otros libros sistemáticos.

El peripatético Andrónico de Rodas (siglo I a. C.) al sacar la primera edición de las obras de Aristóteles ordenó estos libros detrás de los ocho libros sobre “Física” (tà metà tà physiká). De allí surgió el concepto de “metafísica”, que en realidad significa: aquello que en el estante está después de la física, pero que también de manera didáctica significa: aquello que sigue a las explicaciones sobre la naturaleza o lo que viene después de la física, entendiendo física en su acepción antigua que se refería al estudio de la physis, es decir, de la naturaleza y sus fenómenos, no limitados al plano material necesariamente.

En la Antigüedad la palabra metafísica no denotaba una disciplina particular concerniente al interior de la filosofía, sino el compendio de rollos de Aristóteles ya mencionado. Sólo es a partir del siglo XIII que la metafísica pasa a ser una disciplina filosófica especial que tiene como objeto el ente en cuanto ente. Es hacia ese siglo cuando el conocimiento de las teorías aristotélicas se comienza a conocer en el Occidente latino gracias al influjo de pensadores árabes como Avicena y Averroes.

A partir de entonces la metafísica pasa a ser la más alta disciplina filosófica, y así hasta la Edad Moderna. Con el tiempo la palabra ’metafísica’ adquirió el significado de ’difícil’ o ’sutil’ y en algunas circunstancias se utiliza con un carácter peyorativo, pasando a significar especulativo, dudoso o no científico. En este sentido, también la metafísica es considerada como un modo de reflexionar con demasiada sutileza en cualquier materia que discurriese entre lo oscuro y difícil de comprender.

Objetivo de la Metafisica [editar]

La metafísica pregunta por los fundamentos últimos del ser y de lo existente, en tanto que es. Su objetivo es lograr una comprensión teórica de la esencia y de los principios últimos generales más elementales del ser. Lo que en este caso significa “ser” se entiende de diferentes maneras, por lo que el ámbito de estudio es amplísimo. Las dos preguntas fundamentales de la metafísica son:

1. ¿Por qué existe algo, y no más bien nada? (Heidegger)

2. ¿En qué consiste la realidad de lo real – qué es el "Ser" considerado en sí mismo?

No sólo se pregunta entonces por el origen, sino también por la constitución y la interrelación de todo lo que "es", es decir, de la realidad en su totalidad. Además aspira a encontrar las características más elementales de todo lo que es: la cuestión planteada es, si hay características tales, que se le puedan atribuir a todo lo que es y si con ello pueden establecerse ciertas propiedades del ser.

Los objetos de investigación de la metafísica serian sobre todo los siguientes:

  • la determinación de la relación entre realidad, en tanto tal, y la realidad tal como se le presenta al hombre a través de su capacidad para acceder al conocimiento

La metafísica desarrolla las categorías centrales de la filosofía: materia y forma, acto y potencia, esencia, ser, sustancia, accidente, fin (siendo este muy importante pues reúne a los demás conceptos como dice Santo Tomás: el fin es aquello por lo cual algo es), etc. Para algunos su bagaje conceptual es la base de todas las demás disciplinas filosóficas e incluso, de manera indirecta, de casi todas las ciencias particulares en general.

El concepto de ser [editar]

Lo que es decisivo para distinguir los diferentes tipos de metafísica es el concepto de ser. La tradición distingue dos tipos de enfoques esencialmente diferentes:

Concepto unívoco de ser

Según este enfoque, “ser” viene a ser la característica más general de diferentes cosas (llamadas entes o entidades). Es aquello que sigue siendo igual a todos los entes, después de que se han eliminado todas las características individuales a los entes particulares, esto es: el hecho de que sean, es decir, el hecho de que a todas ellas les corresponda ser (cfr. diferencia ontológica)

Este concepto de ser es la base de la “metafísica de las esencias”. Lo opuesto al "ser" viene a ser en este caso la esencia, a la cual simplemente se le agrega la existencia. En cierto sentido no se diferencia ya mucho del concepto de la nada. Un ejemplo de ello lo dan ciertos textos de la filosofía temprana de Tomás de Aquino (De ente et essentia).

Concepto analógico del ser

Según este enfoque, el “ser” viene a ser aquello que se le puede atribuir a todo, aunque de distintas maneras (Analogía entis). El ser es aquello, en lo que los diferentes objetos coinciden y en lo que, a su vez, se distinguen.

Este enfoque del ser es la base de una metafísica (dialéctica) del ser. El concepto opuesto a ser, es aquí la nada, ya que nada puede estar fuera del ser. Se entiende aquí a ser como espacio lleno. La filosofía tardía de Tomás de Aquino nos brinda un ejemplo de esta comprensión de ser (Summa theologica)

Sistematización y Método [editar]

Tradicionalmente la metafísica se divide en una rama general (metaphysica generalis) y en una rama particular (metaphysica specialis). La primera la conforma la Ontología, la segunda la Teología natural, la Psicología filosófica y la Cosmología filosófica:

  • La metafísica general, es la que tiene el mayor grado de abstracción entre las ciencias; pregunta por las categorías más generales del ser y por eso también es llamada filosofía fundamental. Se ocupa de qué son las cosas, las propiedades y los procesos, según su esencia y en qué relación están entre sí. En tanto se ocupa de lo-que-es, en tanto que-es, se habla de Ontología o Ciencia del Ser.
  • La cosmología racional o Filosofía de la Naturaleza investiga el carácter del universo, es decir la relación de todo lo-que-es dentro de la totalidad. En tanto disciplina de la estructuración del mundo material como un sistema natural de sustancias físicas, ya desde la antigüedad se solía cruzar con la filosofía natural.

La metafísica puede proceder de distintas maneras:

  1. Es especulativa, cuando parte de un principio supremo, a partir del cual va interpretando la totalidad de la realidad. Un principio de este tipo podría ser la idea, Dios, el ser, la mónada, el espíritu universal, o la voluntad.
  2. Es inductiva, en su intento de ver de manera unificada los resultados de todas las ciencias particulares, configura una imagen metafísica del mundo.
  3. Es considerada reduccionista (ni empírico-inductiva, ni especulativa-deductiva), cuando se la entiende como un mero constructo especulativo a base de presupuestos de los cuales los seres humanos siempre han tenido que partir para poder llegar a conocer y actuar.

Metafísica en la Antigüedad [editar]

En los Presocráticos [editar]

Ya desde los presocráticos parecido todo; es decir, que ya desde los inicios de la filosofía se ven los intentos de entender el universo todo a partir de un principio (originario) único y universal, αρχη (arjé).

Parménides de Elea (siglo VI-V a. C.) es considerado el fundador de la Ontología. Es él quien utiliza por primera vez el concepto de ser/ente en forma abstracta. Este saber, metafísico, comenzó cuando el espíritu humano se hizo consciente de que lo real sin más no es lo que nos ofrecen los sentidos, sino lo que se aferra con el pensamiento. ("Lo mismo es pensar y ser") Es lo que él llama "ente", y que caracteriza a través de una serie de deducciones conceptuales que están al margen de los datos de los sentidos, como ingénito, incorruptible, inmutable, indivisible, uno, homogéneo, etc.

Parménides expone su teoría con tres conceptos: "El ser es y el no-ser no es", "nada puede pasar del ser al no-ser y viceversa" "pues lo mismo es el pensar que el ser" (este último se refiere a que lo que no puede ser pensado no puede existir).

A partir de su afirmación básica ("El ser es, el no-ser no es") Parménides deduce que el ser es ilimitado, ya que lo único que podria limitarlo es el no-ser, pero como el no-ser no es, no puede establecer limitación alguna

Por lo tanto el ser es infinito (ilimitado en el espacio) y eterno (ilimitado en el tiempo) De aquí deduce, por evidente, que la nada no existe

La influencia de Parménides es decisiva en la historia de la Filosofia y del Pensamiento mismo. Hasta Parménides, la pregunta fundamental de la Filosofia era: ¿De que esta hecho el mundo? (unos filósofos decian que el elemento fundamental era el aire, otros el agua, otros un misterioso elemento llamado "apheirón", etc.) Parménides puso, por primera vez y para los siguientes 25 siglos el "ser" (esser) en la escena, como objeto principal del discurrir filosófico. El próximo paso decisivo, lo dará su discípulo, Sócrates.

Sócrates [editar]

La filosofía de Sócrates (470/469-399 a.c.) se centra en la moral. Su pregunta fundamental es: ¿Qué es el bien?. Sócrates creía que si se lograba extraer el concepto del bien se podía enseñar a la gente a ser buena (como se enseña la matemáticas,por ejemplo) y se acabaría así con el mal. Estaba convencido de que la maldad es una forma de ignorancia. Desarrolló la primera técnica filosófica que se conoce: la mayeútica. Consistía en preguntar y volver a preguntar sobre las respuestas obtenidas una y otra vez, profundizando cada vez mas. Con ello pretendía llegar al "Logos" o la razón final que hacía que una cosa fuera esa cosa y no otra. Este "logos" es el embrión de la "idea" de Platón, su discípulo.

Platón [editar]

El punto central de la filosofía de Platón (427-347 a.C.), lo constituye la idea. Platón observó que el "Logos " de Sócrates era una serie de características que percibimos en los objetos (físicos o no) y están asociadas a él. Si a ese "logos" lo separamos del objeto físico y le damos existencia formal, entonces se llama "idea" (la palabra "idea" la inventó Platón). En los diálogos platónicos aparece Sócrates preguntando por lo que es justo, valeroso, bueno, etc. La respuesta a estas preguntas presupone la existencia de ideas universales cognoscibles por todos los seres humanos que se expresan en estos conceptos. Es a través de ellas que podemos captar el mundo en constante transformación.

Las ideas son el paradigma (paradeigma) de las cosas. Su lugar está entre el ser y el no-ser. Son anteriores a las cosas, que participan (methexis) de ellas. En sentido estricto sólo ellas son. Las cosas particulares que vemos sólo representan copias más o menos exactas de las ideas. La determinación o definición de las ideas se obtiene a través del ejercicio dialógico riguroso, enmarcado en determinado contexto histórico y coyuntural, delimitando aquello en lo que se ha centrado la investigación (la idea).

Con la teoría de las ideas Platón pretende probar la posibilidad del conocimiento científico y del juicio imparcial. El hecho de que todos los seres humanos tengan la posibilidad de acceder a un mismo conocimiento, tanto en el campo de las matemáticas, como en el de la ética, lo explica a través de la teoría del “recuerdo” (anámnesis), según la cual recordamos las ideas eternas que conocimos antes de nuestro nacimiento. Con ello Platón explica la universalidad de la capacidad racional de todos los seres humanos, enfrentándose a algunos de sus contemporáneos que sostenían la incapacidad de acceder al conocimiento por parte de esclavos o pueblos no-helénicos, entre otros.

La tradición postplatónica muchas veces entendió la teoría de las ideas de Platón, en el sentido de que habría supuesto una existencia de las ideas separada de la existencia de las cosas. Esta teoría de la duplicación de los mundos, en la Edad Media condujo a la polémica sobre los universales.

Aristóteles [editar]

Aristóteles (384-322 a.C.) nunca usó la palabra "metafísica" en su obra conocida como Metafísica. Dicho título se atribuye a el primer editor sistemático de la obra del estagirita, Andrónico de Rodas, que supuso que, por su contenido, los trece libros que agrupó debian ubicarse después de la "Física" y por esa razón usó el prefijo "meta" (mas allá de...o que sucede a...). En su análisis del ente, Aristóteles va más allá de la materia, al estudiar las cualidades y potencialidades de lo existente para acabar hablando del Ser primero, el motor inmóvil y generador no movido de todo movimiento, que más tarde sería identificado con Dios.

Para Aristóteles la metafísica es la ciencia de la esencia de los entes y de los primeros principios del ser. El ser se dice de muchas maneras y éstas reflejan la esencia del ser. En ese sentido elabora ser, independientemente de las características momentáneas, futuras y casuales. La ousía (generalmente traducido como sustancia) es aquello que es independiente de las características (accidentes), mientras que las características son dependientes de la ousía. La ousía es lo que existe en sí, en contraposición al accidente, que existe en otro. Gramaticalmente o categorialmente, se dice que la sustancia es aquello a lo que se adscribe características, es decir, es aquello sobre lo cuál se puede afirmar (predicar) algo. Aquello que se afirma sobre las sustancias son los predicados.

A la pregunta de qué sería finalmente la esencia que permanece inmutable, la respuesta de Aristóteles viene a ser que la ousía es una forma determinante – el eidos- es el origen de todo ser, es decir, que por ejemplo en el eidos de Sócrates, lo que en su forma humana, determina su humanidad. Y también la que determina que siendo el hombre por naturaleza libre y no siendo el esclavo libre, determina que el esclavo sea parte constitutiva de su amo, es decir, que no sea sólo esclavo de su amo en determinada coyuntura y desde determinada perspectiva, sino que sea esclavo por naturaleza.

Metafísica en la Edad Media [editar]

En el Islam [editar]

Detalle del fresco de Andrea Bonaiuto El Triunfo de Santo Tomás, con la imagen sentada en reposo y pensativa de Averroes, apoyado posiblemente en algún libro de Aristóteles

La llegada de la filosofía griega al campo de influencia del Islam no fue directa, sino que tiene que ver con los cenobios cristianos en la península arábiga y los pertenecientes a ideologías consideradas heréticas y que utilizaban la filosofía griega no como un fin, sino como un instrumento que les servía para sus especulaciones teológicas (como los monofisistas o los nestorianos), pero es por el interés utilitarista en la medicina griega cuando empiezan a hacerse traducciones al Persa que después pasarían tardíamente al Árabe.

Baste comentar que en Árabe no existe el verbo ser y más difícilmente una construcción como Ser, que es un verbo convertido en sustantivo. Es reseñable que la metafísica del mundo islámico quedó influenciada en gran medida por la "Metafísica" de Aristóteles.

A pesar de estas dificultades, Metafísica termina siendo la forma de denominar este campo y gracias al trabajo de comentario y reconstrucción de intelectuales dentro del Islam, (especialmente el de Averroes) pasó a la filosofía cristiana.

En el cristianismo [editar]

En la Edad Media la metafísica es considerada la “reina de las ciencias” (Tomás de Aquino). Se proponen la tarea de conciliar la tradición de la Filosofía Antigua con la doctrina religiosa (musulmana, cristiana o judía). En base al Neoplatonismo tardío la metafísica medieval se propone reconocer el “verdadero ser” y a Dios a partir de la razón pura.

Los temas centrales de la metafísica medieval son la diferencia entre el ser terrenal y el ser celestial (Analogía Entis), la doctrina de los trascendentales y las pruebas de la existencia de Dios. Dios es el fundamento absoluto del mundo, del cual no se puede dudar. Se discute si Dios ha creado el mundo de la nada (creación ex nihilo) y si es posible acceder a su conocimiento a través de la razón o sólo a través de la fe. Inspirados en la teoría de la duplicación de los mundos atribuida a Platón su Metafísica se manifiesta como una suerte de “dualismo” del “acá” y del “más allá”, de la “mera percepción sensible” y del “pensar puro como conocimiento racional”, de una “inmanencia” de la vida interior y una “trascendencia” del mundo exterior.

Metafísica en la modernidad [editar]

La crítica de Kant [editar]

La Filosofía Trascendental de Kant significó un “giro copernicano” para la metafísica. Su posición frente a la metafísica es paradigmática. La atribuye de ser un discurso de “palabras huecas” sin contenido real, la acusa de representar “las alucinaciones de un vidente”, pero por otra parte recoge de ella la exigencia de universalidad. Se propone fundamentar una metafísica “que pueda presentarse como ciencia”. Para ello tiene que examinar primero, si es que la metafísica siquiera es posible. Para Kant las cuestiones últimas y las estructuras generales de la realidad están ligadas a la pregunta por el sujeto. A partir de este presupuesto deduce que hay que estudiar y juzgar aquello que puede ser conocido por nosotros mediante nuestra facultad de conocimiento. A través de su “criticismo” se diferencia explícitamente de las posiciones filosóficas, que tienen como objeto, la pregunta sobre qué es el conocimiento. En especial deslinda así con las tendencias filosóficas imperantes, tales como el empirismo, el racionalismo y el escepticismo. También a través del criticismo marca distancia del dogmatismo, que habría surgido a partir de la metafísica, por haberse convertido en una serie de afirmaciones dogmáticas sobre temas que van más allá de la experiencia humana. Se trata entonces de llevar a cabo un análisis detallado de la facultad humana de conocer, es decir, de un examen crítico de la razón pura, esto es, de la razón desvinculada de lo sensible (Crítica de la razón pura, 1781-87). Para ello es decisivo el presupuesto epistemológico de Kant, de que al ser humano la realidad no se le presenta tal como es realmente (“en sí”), sino tal como se le aparece debido a la estructura específica de su facultad de conocimiento. Como el conocimiento científico también depende siempre de la experiencia, el hombre no puede emitir juicios sobre cosas que no están dadas por las sensaciones (tales como “Dios”, “alma”, “universo todo”, etc.) Por ello, deduce Kant, la metafísica tradicional no es posible, porque el ser humano no dispone de la facultad de formar un concepto en base a la experiencia sensible de lo espiritual, que es la única que permitiría la verificación de las hipótesis metafísicas. Como el pensar no dispone de ningún conocimiento de la realidad en este aspecto, estos asuntos siempre permanecerán en el ámbito de lo especulativo-constructivo. Entonces por principio no es posible, según Kant, decidir racionalmente sobre preguntas centrales tipo, si Dios existe, si la voluntad es libre o si el alma es inmortal. Hemos visto que las matemáticas y la física pueden formular juicios sintéticos a priori y, por ello, alcanzar un conocimiento universal y necesario, un conocimiento científico.

El idealismo alemán [editar]

Desde la crítica kantiana surge el idealismo alemán, considerado por muchos la cumbre del desarrollo de los sistemas metafísicos, en lo que respecta el pensar especulativo y sistemático. Esta corriente del pensamiento, representada sobre todo por Fichte, Schelling y Hegel, considera a la realidad como un acontecimiento espiritual en el que el ser real es superado, siendo integrado en el ser ideal. El idealismo alemán recoge el giro trascendental de Kant, es decir que, en vez de entender la metafísica como la búsqueda de la obtención del conocimiento objetivo, se ocupa de las condiciones subjetivas de posibilidad de este conocimiento, es decir, se plantea hasta qué punto el ser humano, con base a su constitución, puede siquiera llegar a reconocer estas evidencias. Sin embargo, rechaza que el conocimiento se limite a la experiencia posible y a los meros fenómenos, y propone una superación de esta posición, volviendo a plantear postulados metafísicos que puedan reclamar validez universal: “conocimiento absoluto” como se decía desde Fichte hasta Hegel. Si aceptamos, como suponía Kant, que los contenidos del conocimiento sólo valen en relación con el sujeto y consideramos por otra parte, que esta perspectiva es absoluta, es decir, es la perspectiva de un sujeto absoluto, entonces el conocimiento válido para este sujeto absoluto, también tiene validez absoluta. A partir de este planteamiento el idealismo alemán considera que puede superar la contradicción empírica entre sujeto y objeto, para poder captar lo absoluto.

Al respecto Hegel sostiene que de una identidad pura y absoluta no puede surgir o entenderse una diferencia (esa identidad sería como “la noche, en la que todas las vacas son negras”): no explicaría la realidad en toda su diversidad. Por eso “la identidad de lo absoluto” debe entenderse como que ésta desde su origen ya contiene en sí la posibilidad y la necesidad de una diferenciación. Esto quiere decir, que lo absoluto se realiza en su identidad por el plasmado y la superación de momentos no idénticos, esto es la identidad dialéctica: la “identidad de la identidad y la no-identidad”. A partir de este planteamiento Hegel desarrolla la “Ciencia de la Lógica” considerado, tal vez, como el último gran sistema de la metafísica occidental.

La metafísica en la actualidad [editar]

Como señala José Luis Pardo en su libro La Metafísica. Preguntas sin respuesta, problemas sin solución "(el criterio de Heidegger) nos mueve a determinar como metafísica muchas cosas que habitualmente no pasan por tal (entre otras, una buena parte de los discursos científicos y la práctica totalidad del "lenguaje ordinario")".

Por "metafísica" entendemos, por un lado una técnica filosófica, una disciplina, un conjunto de estudios con unos objetivos y uno o varios métodos, con una tradición, una historia. Por otro, es la forma de un pensamiento y por tanto de un lenguaje característico de la tradición occidental. Ahora bien, si es la forma, es entonces lo que constriñe o dirige ese pensamiento, lo que lo guía en una dirección precisa. Cuando Heidegger dice que la nuestra es la época del cumplimiento de la metafísica, se refiere a que la dirección tomada en los inicios del pensamiento occidental, ha conducido a un cierto lugar, ha producido unos determinados resultados, políticos, sociales, científicos, tecnológicos, que configuran un panorama del que el pensamiento metafísico no puede ya dar cuenta. El propio éxito de la metafísica ha conducido fuera de ella.

Ante esto ¿qué hace el pensamiento? pues la potencia del pensamiento consiste precisamente en conocer e intervenir sobre lo conocido. Pero el pensamiento metafísico carece ya de potencia ya que ha rendido sus últimos frutos.

Martin Heidegger afirma que la metafísica es "el pensamiento occidental en la totalidad de su esencia". La utilización del término esencia en esta definición, implica que la técnica para estudiar la metafísica como forma de pensamiento, es o debe ser la metafísica en el primer sentido antes indicado. Esto quiere decir que los críticos de la metafísica como esencia del pensamiento occidental, son conscientes de que no existe una "tierra de nadie" en que situarse, más allá de esa forma de pensamiento; sólo el estudio atento y la modificación consciente y rigurosa de las herramientas proporcionadas por la tradición filosófica, pueden ajustar la potencia del pensamiento a las transformaciones operadas en aquéllo que la metafísica estudiaba: el ser, el tiempo, el mundo, el hombre y su conocer. Pero esa modificación supone a su vez un salto que toda la tradición del pensamiento ha escenificado, ha fingido o soñado dar a lo largo de su desarrollo. El salto fuera de la metafísica y por tanto, quizá la revocación de sus consecuencias.

Como señala el profesor Pardo en el libro citado, los cuatro discursos críticos con la metafísica en la época de su realización, constituyen cuatro criterios para identificar o delimitar el lenguaje metafísico en su conjunto.

Fiedrich Nietzsche considera que Platón es el iniciador del pensamiento metafísico. Le hace responsable de la escisión en el ser que tendrá luego formas variadas pero constantes, a lo largo de la historia del pensamiento. La división entre mundo sensible y mundo inteligible, con su correlato cuerpo-alma, y la preeminencia del segundo asegurada por la teoría de las ideas, sitúa el mundo verdadero más allá de la experiencia de los sentidos y subordina ésta a sus modelos ideales. El gesto platónico sería divisor, jerarquizador y excluyente, pues sólo aquéllas copias que correspondan fielmente a su origen ideal pueden tener lugar en el ser. Nietzsche pone de manifiesto que la estrategia metafísica deja fuera del pensar el devenir, aquello no apresable en la división sensible-inteligible por su carácter informe, y que también dejan escapar las subsiguientes divisiones aristotélicas, como sustancia-accidente y potencia-acto.

Martin Heidegger caracteriza el discurso metafísico por su impotencia para pensar la diferencia óntico-ontológica, es decir, la diferencia entre los entes y el ser. La metafísica refiere al ser el modelo de los entes (las cosas), pero aquél sería irreductible a éstos: los entes son, pero el ser de los entes no puede caracterizarse simplemente como éstos. El ser es pensado como ente supremo, lo que le identifica con Dios; la pulsión ontoteológica es una constante en el pensamiento occidental.

Para Heidegger la metafísica es el olvido del ser, la conciencia de este olvido debe abrir una época nueva, enfrentada a la posibilidad de expresar lo dejado al margen del pensamiento.

La filosofía analítica también reduce la metafísica a una cuestión lingüística, pero en este caso le atribuye una total falta de sentido. La metafísica sería en todo caso un lenguaje expresivo, del tipo de la poesía, pero nunca referencial. Si hablamos del ser, no nos referimos a nada que tenga una existencia objetiva. Por tanto es un lenguaje que puebla el conocimiento de falsos problemas, o que suministra falsas soluciones. Por otro lado el lenguaje metafísico viola las convenciones del lenguaje ordinario y por tanto no puede proporcionar una guía para el mundo común o no especializado.

La filosofía post-estructuralista (Deleuze,Foucault,Derrida)retoma la crítica de Nietzsche,y argumenta que lo no pensable en la metafísica es precisamente la diferencia en tanto tal. La diferencia, en el pensar metafísico, queda subordinada a los entes, entre los que se da como una relación. La pretensión de "inscribir la diferencia en el concepto" transformando éste y violentando para ello los límites del pensamiento occidental aparece ya como una pretensión que lleva a la filosofía más allá de la metafísica.

El fin o el más allá de la metafísica (época post-metafísica) no supone el fin del pensamiento racional y por tanto no atenta contra la continuidad de la filosofía, sino que ésta renuncia a toda pretensión sistemática y se dispersa en una serie de estrategias encaminadas, no a reducir o suturar la escisión originaria del ser, sino a pensarla como lo único que propiamente es.

Bibliografía [editar]

Enlaces externos [editar]

FILOSOFÍA OCCIDENTAL. FILÓSOFOS: "SÓCRATES". Sócrates (en griego, Σωκράτης, Sōkrátēs) (470 a. C. - 399 a. C.) fue un filósofo griego considerado como uno de los más grandes tanto de la filosofía occidental como universal y como precursor de Platón y Aristóteles, siendo los tres representantes fundamentales de la filosofía griega.

Sócrates

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Sócrates (Σωκράτης)
Socrates Louvre.jpg
Sócrates
Filosofía occidental
Filosofía antigua
NacimientoAtenas, Grecia, c. 470 a. C.
FallecimientoAtenas, Grecia, 399 a. C. (71 años)
Escuela/TradiciónSocrático
Intereses principalesFilosofía, Filosofía práctica, Lógica, Física, Metafísica, Ética, Filosofía de la ciencia, Dialéctica, Retórica, Oratoria, Metáfora, Arte, Estética, Epistemología, Justicia, Virtud, Política, Educación, Familia
Ideas notablesGnóthi seautón, Problema socrático, Mayéutica, Dialéctica, Retórica, Ironía socrática, Lógica, precursor de los Silogismos
Influido porTales de Mileto, Pitágoras, Anaximandro, Anaxímenes, Jenófanes, Heráclito, Parménides, Zenón de Elea
Influyó aPlatón, Jenofonte, Antístenes, Alcibíades, Arístipo de Cirene, Euclides de Megara, Aristóteles, Diógenes de Sínope, Arístipo de Cirene, Epícuro, Zenón de Citio, Aristón de Quíos, Cleantes de Aso, Crisipo de Soli, Epicteto, Séneca el Viejo, Marco Aurelio, Academia, Platonismo, Neoplatonismo, Liceo, Aristotelismo, Escuela cínica, Escuela megarica, Escuela cirenaica, Epicureismo, Estoicismo, Periodo antropológico, Periodo Ontológico, Filosofía helenística, Filosofía occidental, Filosofía griega

Sócrates (en griego, Σωκράτης, Sōkrátēs) (470 a. C. - 399 a. C.) fue un filósofo griego considerado como uno de los más grandes tanto de la filosofía occidental como universal y como precursor de Platón y Aristóteles, siendo los tres representantes fundamentales de la filosofía griega.

Contenido

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Biografía

Nació en Atenas, donde vivió durante los dos últimos tercios del siglo V a.C, la época más espléndida en la historia de su ciudad natal, y de toda la antigua Grecia. Fue hijo de Sofronisco – motivo por el que en su juventud se le llamaba "Sōkrátis iōs Sofroniskos" (Sócrates hijo de Sofronisco) –, de profesión cantero, y de Fainarate, comadrona. Emparentados con Arístides el Justo.
Cuando Sócrates nació, su padre recibió del oráculo el consejo de dejar crecer a su hijo a su aire, sin reprimirle sus impulsos.[cita requerida]

Desde muy joven llamó la atención de los que lo rodeaban por la agudeza de sus razonamientos y su facilidad de palabra, además de la fina ironía con la que salpicaba sus tertulias con los ciudadanos jóvenes aristocráticos de Atenas, a quienes les preguntaba sobre su confianza en opiniones populares, aunque muy a menudo él no les ofrecía ninguna enseñanza.[cita requerida] Se casó con Xantipa (o Jantipa). Ella era de noble familia y trataba muy mal al filósofo, de ahí que los romanos apodaban a las mujeres de mal carácter como Xantipas. Su inconformismo lo impulsó a oponerse a la ignorancia popular y al conocimiento de los que se decían sabios. Él no se consideraba a sí mismo sabio, aun cuando uno de sus mejores amigos, Querefonte, le preguntó al oráculo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates, y la Pitonisa le contestó que no había ningún griego más sabio que él (Apología 21a). Comenzó así su búsqueda, preguntando y conversando con aquellas personas a quienes la gente consideraba sabias, pero se dio cuenta de que en realidad creían saber más de lo que realmente sabían. Filósofos, poetas y artistas, todos creían tener un gran conocimiento, pero en cambio Sócrates era consciente tanto de la ignorancia que le rodeaba como de su propia ignorancia, y este conocimiento lo llevó a tratar de hacer pensar a la gente y hacerles ver el conocimiento real que tenían sobre las cosas. Fingiendo saber menos, conversaba con la gente y luego les hacía notar sus errores; a esto se le denominó «ironía socrática», la cual queda expresada con su célebre frase «Sólo sé que no sé nada». Su más grande mérito fue crear la mayéutica, método inductivo que le permitía llevar a sus alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban, por medio de hábiles preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento. Según pensaba, el conocimiento y el autodominio habrían de permitir restaurar la relación entre el ser humano y la naturaleza.[cita requerida]

Murió a los 70 años de edad, en el año 399 a. C. aceptando serenamente una condena e ingiriendo cicuta, como método elegido de entre los que un tribunal, que le juzgó, le ofrecía para morir por no reconocer a los dioses atenienses y por, según ellos, corromper a la juventud. Según relata Platón en la apología que dejó de su maestro, éste pudo haber eludido la condena, gracias a los amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir. Realmente le juzgaron porque dos de sus discípulos fueron tiranos que atentaron contra Atenas. A su muerte surgen las escuelas socráticas, la Academia Platónica, las menores, dos de moral y dos de dialéctica, que tuvieron en común la búsqueda de la virtud a través del conocimiento de lo bueno.[cita requerida]

La sabiduría de Sócrates no consiste en la simple acumulación de conocimientos, sino en revisar los conocimientos que se tienen y a partir de allí construir conocimientos más sólidos.

Esto le convierte en una de las figuras más extraordinarias y decisivas de toda la historia; representa la reacción contra el relativismo y subjetivismo sofísticos, y es un singular ejemplo de unidad entre teoría y conducta, entre pensamiento y acción. A la vez, fue capaz de llevar tal unidad al plano del conocimiento, al sostener que la virtud es conocimiento y el vicio ignorancia.

El poder de su oratoria y la facultad de expresarse públicamente eran su fuerte para conseguir la atención de las personas.

Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas. Conocemos sus ideas porque Platón se basó en ellas para escribir sus diálogos.[cita requerida]

El problema de las fuentes

Además de las tres obras que se conservan nos podemos acercar a Sócrates por medio de cuatro fuentes:

  1. Los diálogos de Platón como material más importante.
  2. Los escritos de Jenofonte en los que habla de Sócrates, los cuales, no obstante, contienen errores históricos.
  3. La comedia de Aristófanes «Las nubes», que fue escrita cuando Sócrates tenía solamente 41 años, ridiculizándolo y colocándolo en el lugar de los sofistas.
  4. Y finalmente, las menciones de Aristóteles a lo largo de todas sus obras; no lo conoció directamente pero tradicionalmente se considera que su recuento es el más objetivo.[1]

Descripción

Sócrates nació en Atenas el año 470 a. C. y murió en el 399 a. C. Hijo de un escultor y una comadrona, recibió una educación tradicional: literatura, música y gimnasia. Más tarde se familiarizó con la dialéctica y la retórica de los sofistas. Al principio, Sócrates siguió el trabajo de su padre; realizó un conjunto de estatuas de las tres Gracias, que estuvieron en la entrada de la Acrópolis hasta el siglo II a. C. Durante la guerra del Peloponeso contra Esparta, sirvió como hoplita con gran valor en las batallas de Potidea en el 432-430 a. C., Delio en el 424 a. C., y Anfípolis en el 422 a. C.

Era de pequeña estatura, vientre prominente, ojos saltones y nariz exageradamente respingona. Su figura era motivo de chanza. Alcibíades lo comparó con los silenos, los seguidores ebrios y lascivos de Dioniso. Platón consideraba digno de ser rememorado el día que le lavó los pies y le puso sandalias (a Sócrates), y Antifón, el sofista, decía que ningún esclavo querría ser tratado como él se trataba a sí mismo. Llevaba siempre la misma capa, y era tremendamente austero en cuanto a comida y bebida.

Fue el verdadero iniciador de la filosofía en cuanto que le dio su objetivo primordial de ser la ciencia que busca en el interior del ser humano. El método de Sócrates era dialéctico: después de plantear una proposición analizaba las preguntas y respuestas suscitadas por la misma. Sócrates describió el alma como aquello en virtud de lo cual se nos califica de sabios o de locos, buenos o malos, una combinación de inteligencia y carácter.
Tuvo gran influencia en el pensamiento occidental, a través de la obra de su discípulo Platón.

Creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura y, por lo tanto, pasó la mayor parte de su vida de adulto en los mercados y plazas públicas de Atenas, iniciando diálogos y discusiones con todo aquel que quisiera escucharle, y a quienes solía responder mediante preguntas. Privilegió un método al cual denominó (probablemente evocando a su madre partera) mayéutica, es decir, lograr que el interlocutor descubra sus propias verdades.

Fue obediente con las leyes de Atenas, pero evitaba la política. Creía que podría servir mejor a su país dedicándose a la filosofía. No escribió ningún libro ni tampoco fundó una escuela regular de filosofía. Todo lo que se sabe con certeza sobre sus enseñanzas se extrae de la obra de Platón, que atribuyó sus propias ideas a su maestro. Platón describió a Sócrates escondiéndose detrás de una irónica profesión de ignorancia, conocida como ironía socrática, con gran ingenio y agudeza mental.

La base de sus enseñanzas y lo que inculcó, fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud y el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal; a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de manera justa. Su lógica hizo hincapié en la discusión racional y la búsqueda de definiciones generales. En este sentido influyó en sus discípulo Platón y, a través de él, en Aristóteles.

Otro pensador y amigo influenciado por Sócrates fue Antístenes, el fundador de la escuela cínica de filosofía. Sócrates también fue maestro de Arístipo, que fundó la filosofía cirenaica de la experiencia y el placer, de la que surgió la filosofía más elevada de Epicuro. Tanto para los estoicos como el filósofo griego Epicteto, para el filósofo romano Séneca el Viejo y para el emperador romano Marco Aurelio, Sócrates representó la personificación y la guía para alcanzar una vida superior.

El juicio

Artículo principal: Juicio de Sócrates

Aunque durante la primera parte de su vida fue un patriota y un hombre de profundas convicciones religiosas, Sócrates sufrió sin embargo la desconfianza de muchos de sus contemporáneos, a los que les disgustaba la nueva postura que tomó frente al Estado ateniense y la religión establecida, principalmente en contra de las creencias metafísicas de Sócrates, que planteaban una existencia etérea sin el consentimiento de ningún dios como figura explícita. Fue acusado en el 399 a. C. de despreciar a los dioses y corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia.

La Apología de Platón recoge lo esencial de la defensa de Sócrates en su propio juicio; una valiente reivindicación de toda su vida. Fue condenado a muerte, aunque la sentencia sólo logró una escasa mayoría. Cuando, de acuerdo con la práctica legal de Atenas, Sócrates hizo una réplica irónica a la sentencia de muerte del tribunal proponiendo pagar tan sólo una pequeña multa dado el escaso valor que tenía para el Estado un hombre dotado de una misión filosófica, enfadó tanto al jurado que éste volvió a votar a favor de la pena de muerte por una abultada mayoría. Los amigos de Sócrates planearon su huida de la prisión pero prefirió acatar la ley y murió por ello. Pasó sus últimos días con sus amigos y seguidores, como queda recogido en la obra Fedón de Platón, y durante la noche cumplió su sentencia bebiendo una copa de tósigo preparado con cicuta siguiendo el procedimiento habitual de ejecución "suicida". Según la tradición sus últimas palabras fueron irónicas o acaso más bien sarcásticas: «acuérdate de comprar un gallo para Asclepio».

Pensamiento

Sócrates no escribió nada y, a pesar de haber tenido numerosos seguidores, nunca creó una escuela filosófica. Las llamadas escuelas socráticas fueron iniciativa de sus seguidores. Acerca de su actividad filosófica nos han llegado diversos testimonios, contradictorios entre ellos, como los de Jenofonte, Aristófanes o Platón, que suscitan el llamado problema socrático, es decir la fijación de la auténtica personalidad de Sócrates y del contenido de sus enseñanzas. Si creemos a Jenofonte, a Sócrates le interesaba fundamentalmente la formación de hombres de bien, con lo que su actividad filosófica quedaría reducida a la de un moralista práctico: el interés por las cuestiones lógicas ó metafísicas sería algo completamente ajeno a Sócrates. Poco riguroso se considera el retrato que hace Aristófanes de Sócrates en "Las nubes", donde aparece como un sofista jocoso y burlesco, y que no merece mayor consideración.

El Sócrates platónico

Más problemas plantea la interpretación del Sócrates platónico: ¿Responden las teorías puestas en boca de Sócrates en los diálogos platónicos al personaje histórico, o al pensamiento de Platón? La posición tradicional es que Platón puso en boca de Sócrates sus propias teorías en buena parte de los diálogos llamados de transición y en los de madurez, aceptándose que los diálogos de juventud reproducen el pensamiento socrático. Esta posición se vería apoyada por los comentarios de Aristóteles sobre la relación entre Sócrates y Platón, quien afirma claramente que Sócrates no "separó" las Formas, lo que nos ofrece bastante credibilidad, dado que Aristóteles permaneció veinte años en la Academia.

Doctrina

El rechazo al relativismo de los sofistas llevó a Sócrates a la búsqueda de la definición universal por elaboración de conceptos, que pretendía alcanzar mediante el método inductivo. Probablemente la búsqueda de dicha definición universal por concepto no tenía una intención puramente teórica, sino más bien práctica.

Aristóteles señala claramente las dos grandes aportaciones de Sócrates:

Dos cosas hay que atribuir con justicia a Sócrates, por un lado los επακτικοι λογοι[2] y por otro el οριζεσθαι καθολον[3]
Metafísica M, 4; 1078b 27

Exponemos aquí los elementos fundamentales del pensamiento socrático.

Los sofistas habían afirmado el relativismo gnoseológico y moral. Sócrates criticará ese relativismo, convencido de que los ejemplos concretos encierran un elemento común respecto al cual esos ejemplos tienen un significado. Si decimos de un acto que es "bueno" será porque tenemos alguna noción de "lo que es" bueno; si no tuviéramos esa noción, ni siquiera podríamos decir que es bueno para nosotros pues, ¿cómo lo sabríamos? Lo mismo ocurre en el caso de la virtud, de la justicia o de cualquier otro concepto moral. Para el relativismo estos conceptos no son susceptibles de una definición universal: son el resultado de una convención, lo que hace que lo justo en una ciudad pueda no serlo en otra. Sócrates, por el contrario, está convencido de que lo justo ha de ser lo mismo en todas las ciudades, y que su definición ha de valer universalmente. La búsqueda de la definición universal según conceptos se presenta, pues, como la solución del problema moral y la superación del relativismo.

Estatuas de Sócrates y de Atenea en la Academia de Atenas.

¿Cómo proceder a esa búsqueda? Sócrates desarrolla un método práctico basado en el diálogo, en la conversación, la "dialéctica", en el que a través del razonamiento inductivo se podría esperar alcanzar la definición universal de los términos objeto de investigación. Dicho método constaba de dos fases: la ironía y la mayéutica. En la primera fase el objetivo fundamental es, a través del análisis práctico de definiciones concretas, reconocer nuestra ignorancia, nuestro desconocimiento de la definición que estamos buscando. Sólo reconocida nuestra ignorancia estamos en condiciones de buscar la verdad. La segunda fase consistiría propiamente en la búsqueda de esa verdad, de esa definición universal, ese modelo de referencia para todos nuestros juicios morales incluso a través de la aporía. La dialéctica socrática irá progresando desde definiciones más incompletas o menos adecuadas a definiciones más completas o más adecuadas, hasta alcanzar la definición universal como concepto. Lo cierto es que en los diálogos socráticos de Platón no se llega nunca a alcanzar esa definición universal, por lo que es posible que la dialéctica socrática hubiera podido ser vista por algunos como algo irritante, desconcertante o incluso humillante para aquellos cuya ignorancia quedaba de manifiesto, sin llegar realmente a alcanzar esa presunta definición universal que se buscaba.

Esa verdad que se buscaba ¿Era de carácter teórico, pura especulación o era de carácter práctico? Todo parece indicar que la intencionalidad de Sócrates era práctica: descubrir aquel conocimiento que sirviera para vivir, es decir, determinar los verdaderos valores a realizar. En este sentido es llamada la ética socrática "intelectualista": el conocimiento se busca estrictamente como un medio para la acción. De modo que si conociéramos lo "Bueno", no podríamos dejar de actuar conforme a él; la falta de virtud en nuestras acciones será identificada pues con la ignorancia, y la virtud con el saber.

La influencia de Sócrates

Sócrates ejercerá una influencia directa en el pensamiento de Platón, pero también en otros filósofos que, en mayor o menor medida, habían sido discípulos suyos, y que continuarán su pensamiento en direcciones distintas, y aún contrapuestas. Algunos de ellos fundaron escuelas filosóficas conocidas como las "escuelas socráticas menores", como Euclides de Megara (fundador de la Escuela de Megara), Fedón de Elis (Escuela de Elis), el ateniense Antístenes (Escuela cínica, a la que perteneció el conocido Diógenes de Sinope), Arístipo de Cirene (Escuela cirenaica) y Epícuro fundador del Jardín.

Bibliografía

Fuentes secundarias

  • Apuleyo, Lucio (1984). La metamorfosis o El asno de oro; Las floridas; El demonio de Sócrates. Barcelona: Ediciones Omega. ISBN 978-84-7082-261-2.
  • Aristófanes (2002). Las nubes. Madrid: Ediciones Clásicas. ISBN 978-84-7882-489-2.
  • Aristóteles (1988/2005). Obras Completas. Madrid: Editorial Gredos.
  • Jenofonte (1993). Recuerdos de Sócrates; Económico; Banquete; Apología de Sócrates. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1619-0.
  • Máximo de Tiro (2005). Disertaciones filosóficas. Volumen I. Disertaciones I-XVII: disertación III: Si Sócrates hizo bien en no defenderse, disertación VIII: Sobre el demon de Sócrates I, y disertación IX: Sobre el demon de Sócrates II. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2748-6.
  • – (2005). Disertaciones filosóficas. Volumen II. Disertaciones XVIII- XLI: disertación XVIII: Sobre el arte amatoria de Sócrates, disertación XIX: Sigue sobre el amor, II, disertación XX: Sigue sobre el arte amatoria de Sócrates, III, y disertación XXI: Sobre el amor, IV. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2750-9.
  • Platón (2003). Diálogos. Obra completa. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1487-5.
  • Plutarco (1996). Obras Morales y de Costumbres (Moralia). Volumen VIII: Sobre el amor a la riqueza; Sobre la falsa vergüenza; Sobre la envidia y el odio; De cómo alabarse sin despertar envidia; De la tardanza de la divinidad en castigar; Sobre el hado; Sobre el demon de Sócrates; Sobre el destierro; Escrito de consolación a su mujer. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1804-0.

Sobre Sócrates

  • Guthrie, William Keith Chambers (1994). Historia de la Filosofía Griega. Volumen III: Siglo V. Ilustración. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1268-0.
Notas
  1. "Del resto de la literatura socrática que se produjo en el período inmediatamente posterior a su muerte, no se ha conservado virtualmente nada, excepto unos pocos fragmentos de su seguidor Esquines, y las fuentes más tardías dicen poco que interese y que no esté tomado de Platón o de Aristóteles". Guthrie, W. K. C. (1988/2003). Historia de la filosofía griega. Volumen III. Siglo V. Ilustración. Parte Segunda: Sócrates. XII. El problema y las fuentes. 1. Generalidades. Madrid: Editorial Gredos, pp. 315. ISBN 978-84-249-1268-0.
  2. Que con algunas reservas puede interpretarse como proceso de inducción necesario que permite pasar de los casos particulares al concepto general. Puede considerarse así siempre y cuando no introduzcamos en el pensamiento de Sócrates los matices modernos que el problema de la inducción supone
  3. Que viene a querer significar tal como señala Aristóteles en Tópicos /A, 18, la idea de concepto universal aplicado a la definición

Véase también

Enlaces externos

Wikiquote




FILOSOFÍA ECONÓMICA: ADAM SMITH. Adam Smith (1723 – 17 de julio de 1790) fue un economista y filósofo escocés, uno de los máximos exponentes, si no el mayor, de la economía clásica. En 1776 publica: Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, en la que sostiene que la riqueza procede del trabajo. El libro fue esencialmente un estudio acerca del proceso de creación y acumulación de la riqueza, tema ya abordado por los mercantilistas y fisiócratas, pero sin el carácter científico de la obra de Smith. Este trabajo obtuvo para él el título de fundador de la economía porque fue el primer estudio completo y sistemático del tema.

Adam Smith

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Adam Smith
AdamSmith.jpg
Filosofía occidental
Filosofía del siglo XVIII
NacimientoKirkcaldyFife, Escocia, 5 de junio, 1723 (bautizo)
FallecimientoEdimburgo, 17 de julio, 1790 (enfermedad) (67 años)
Escuela/TradiciónEconomía clásica
Intereses principalesPolítica filosófica, ética, economía
Ideas notablesEconomía clásica, libre mercado, división del trabajo, Mano Invisible

Adam Smith (172317 de julio de 1790) fue un economista y filósofo escocés, uno de los máximos exponentes, si no el mayor, de la economía clásica. En 1776 publica: Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, en la que sostiene que la riqueza procede del trabajo. El libro fue esencialmente un estudio acerca del proceso de creación y acumulación de la riqueza, tema ya abordado por los mercantilistas y fisiócratas, pero sin el carácter científico de la obra de Smith. Este trabajo obtuvo para él el título de fundador de la economía porque fue el primer estudio completo y sistemático del tema.

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[editar] Biografía

Nació en Kirkcaldy (Escocia), durante el año 1723 (bautizado el día 5 de junio del mismo año); estudió en las universidades de Glasgow y Oxford. En 1737 ingresa en la Universidad de Glasgow. En ésta recibe clases de Filosofía Moral por parte de Francis Hutcheson, que a la postre le valdría ser influido por la escuela histórica escocesa. Es en esta asignatura, en la que se dedicaba una parte a la moral práctica, en la cual Smith basaría gran parte de La riqueza de las naciones.

En 1740 recibiría una beca para ir a estudiar al Balliol College de Oxford, una universidad en decadencia, como sostendría en la Riqueza de las Naciones. De 1748 a 1751 fue profesor ayudante de las cátedras retórica y literatura en Edimburgo. Durante este periodo estableció una estrecha amistad con el filósofo David Hume, amistad que influyó mucho sobre las teorías economistas y éticas de Smith.

En 1751 fue nombrado catedrático de lógica y en 1752 de filosofía moral en la universidad de Glasgow. En 1763 renunció a la universidad y se convirtió en el tutor del III Duque de Buccleuch, a quien acompañó a un viaje por Suiza y Francia. En este viaje conoció a los fisiócratas franceses, que defendían la economía y política basada en la primacía de la ley natural, la riqueza y el orden.

Smith se inspiró en esencia en las ideas de François Quesnay y Anne Robert Jacques Turgot para construir su propia teoría, que establecería diferencias respecto a la de estos autores. De 1766 a 1776 vivió en Kirkcaldy. Fue nombrado director de Aduana de Edimburgo en 1778, puesto que desempeñó hasta su muerte el 17 de julio de 1790 a causa de una enfermedad. En 1787 fue nombrado rector honorífico de la universidad de Glasgow.

[editar] Obra

[editar] Teoría de los sentimientos morales

La Teoría de los sentimientos morales de 1759 empieza por la exploración de todas las conductas humanas en las cuales el egoísmo no parece jugar un papel determinante, como aseguraba Hobbes. Lo que se expone entonces es el proceso de simpatía (o empatía), a través del cual un sujeto es capaz de ponerse en el lugar de otro, aún cuando no obtenga beneficio de ello. Con esto se busca criticar a la concepción utilitarista, como aparece en Hume. El desarrollo de la obra lleva al descubrimiento del espectador imparcial, la voz interior que dictaría la propiedad o impropiedad de las acciones. Este espectador imparcial puede asociarse al concepto de superyó, de Sigmund Freud.

A lo largo de la obra el autor explica el origen y funcionamiento de los sentimientos morales: el resentimiento, la venganza, la virtud, la admiración, la corrupción y la justicia. El resultado es una concepción dinámica e histórica de los sistemas morales, en oposición a visiones más estáticas como las determinadas por las religiones. En términos filosóficos, la naturaleza humana estaría diseñada para avanzar fines o causas finales que no necesariamente son conocidos por los sujetos, que se guían por las causas eficientes.

[editar] La riqueza de las naciones (The Wealth of Nations)

Artículo principal: La riqueza de las naciones

En 1776 A. Smith escribió su obra Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (o simplemente La riqueza de las naciones), por la cual es considerado por muchos especialistas el padre de la Economía Política. Esta obra representa el intento por diferenciar la economía política de la ciencia política, la ética y la jurisprudencia. Un elemento fundamental para esta diferenciación fue la crítica al mercantilismo, corriente heterogénea que venía desarrollando nociones económicas desde el siglo XV, más vinculada a los imperios coloniales que a la naciente revolución industrial.

Según la tesis central de La riqueza de las naciones, la clave del bienestar social está en el crecimiento económico, que se potencia a través de la división del trabajo. La división del trabajo, a su vez, se profundiza a medida que se amplía la extensión de los mercados y por ende la especialización.

Una particularidad de la obra es el planteamiento de que, gracias a la apelación al egoísmo de los particulares se logra el bienestar general. Esto es muchas veces interpretado de forma imprecisa como que simplemente el egoísmo lleva al bienestar general. Sin embargo, pasajes tanto de esta obra como de los sentimientos morales dejan en claro que la empatía con el egoísmo del otro (en donde acentúa la siguiente frase: «dame lo que necesito y tendrás lo que deseas») y el reconocimiento de sus necesidades es la mejor forma de satisfacer las necesidades propias.

La obra incluye una filosofía de la historia, donde la propensión a intercambiar exclusiva del hombre se convierte en el motor del desarrollo humano. Esta obra constituye también una guía para el diseño de la política económica de un gobierno. Los beneficios de la Mano Invisible del mercado solo se obtendrán en una sociedad bien gobernada.

Entre sus aportes más importantes se destacan:

  • La diferenciación clara entre valor de uso y valor de cambio.
  • El reconocimiento de la división del trabajo, entendida como especialización de tareas, para la reducción de costos de producción.
  • La predicción de posibles conflictos entre los dueños de las fábricas y los trabajadores mal asalariados.
  • La acumulación de capital como fuente para el desarrollo económico.
  • La defensa del mercado competitivo como el mecanismo más eficiente de asignación de recursos.

[editar] Influencia

La investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones ha estado sujeta a todo tipo de interpretaciones. Entre ellas las que más destacan son:

  • David Ricardo: realiza una crítica a la obra, desarrollando más la teoría del valor trabajo y conceptos tales como el capital y la reproducción.
  • Karl Marx: profundiza la línea de Ricardo, rescatando concepciones Smithianas.
  • Milton Friedman y Rose Friedman: se centra en temas como «La mano invisible» y el papel del Estado. Milton y Rose Friedman escriben La libertad de elegir basados en la doctrina smithiana del libre comercio.
  • Amartya Sen: lectura renovada de Smith que retoma la Teoría de los sentimientos morales, libro de gran importancia en el campo de la ética, la teología y la moral. Amartya Sen destaca la importancia del sentimiento de la simpatía en la obra de Smith y cuestiona la estrecha interpretación friedmaniana que atribuye al egoísmo la armonía del mundo.

[editar] Adam Smith y el comercio internacional

La teoría clásica del comercio internacional tiene sus raíces en la obra de Adam Smith que plantea la interacción entre comercio y crecimiento económico. Según los principios establecidos en sus obras, los distintos bienes deberán producirse en aquel país en que sea más bajo su costo de producción y desde allí, exportarse al resto de las naciones. Por tanto define la denominada «ventaja absoluta» como la que tiene aquel país que es capaz de producir un bien utilizando menos factores productivos que otros, es decir con un coste de producción menor. Defiende además el comercio internacional libre y sin trabas para alcanzar y dinamizar el proceso de crecimiento económico, y este comercio estaría basado en el principio de la ventaja absoluta y asimismo cree en la movilidad internacional de factores productivos.

[editar] Véase también

[editar] Bibliografía

  • Smith, Adam. Teoría de los sentimientos morales. 1759.
  • Smith, Adam. Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones («La riqueza de las naciones»). 1776.

[editar] Bibliografía relacionada

  • Saltini Antonio, Storia delle scienze agrarie, vol. II, I secoli della rivoluzione agraria, Bologna 1987, pp. 251–284

[editar] Enlaces externos

Wikiquote

FILOSOFÍA ECONÓMICA: EL MERCANTILISMO. Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de políticas o ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en Europa. Se caracterizó por una fuerte injerencia del Estado en la economía. Consistió en una serie de medidas tendientes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la formación de Estados-nación lo más fuertes posibles.

Mercantilismo

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Cuadro de Le Lorrain que representa un puerto de mar francés de 1638, en el momento cumbre del mercantilismo.

Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de políticas o ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en Europa. Se caracterizó por una fuerte injerencia del Estado en la economía. Consistió en una serie de medidas tendientes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la formación de Estados-nación lo más fuertes posibles.

Contenido

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Introducción [editar]

El mercantilismo es un conjunto de ideas económicas que considera que la prosperidad de una nación o estado depende del capital que pueda tener, y que el volumen global de comercio mundial es inalterable. El capital, que está representado por los metales preciosos que el estado tiene en su poder, se incrementa sobre todo mediante una balanza comercial positiva con otras naciones (o, lo que es lo mismo, que las exportaciones sean superiores a las importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de aranceles. La política económica basada en estas ideas a veces recibe el nombre de sistema mercantilista.

Los pensadores mercantilistas preconizan el desarrollo económico por medio del enriquecimiento de las naciones gracias al comercio exterior, lo que permite encontrar salida a los excedentes de la producción. El Estado adquiere un papel primordial en el desarrollo de la riqueza nacional, al adoptar políticas proteccionistas, y en particular estableciendo barreras arancelarias y medidas de apoyo a la exportación.

Jakob Fugger "el rico", pintado por Alberto Durero (1519), justo cuando estaba realizando el "negocio del siglo": el préstamo a Carlos I de España que le permitió convertirse en Carlos V de Alemania, al financiar los cuantiosos sobornos de su elección imperial. Los impuestos con los que se pensaba devolver el crédito provocaron la Guerra de las Comunidades en Castilla. Poco antes, las maniobras teológico-financieras del papado provocaron, también en Alemania, la Reforma luterana. Resulta comprensible que en la época se entendiese a la economía como algo explicable desde un punto de vista secular, no únicamente religioso, un juego de suma cero, en que sólo se gana lo que otro pierde, y estrechamente vinculado al poder político.

El mercantilismo como tal no es una corriente de pensamiento. Marca el final de la preeminencia de la ideología económica del cristianismo (la crematística), inspirada en Aristóteles y Platón, que rechazaba la acumulación de riquezas y los préstamos con interés (vinculados al pecado de usura). Esta nueva corriente económica surge en una época en la que los reyes desean poseer el máximo de oro posible. Las teorías mercantilistas buscan ese objetivo y desarrollan una problemática basada en el enriquecimiento. Esta corriente se basa en un sistema de análisis de los flujos económicos muy simplificado en el que, por ejemplo, no se tiene en cuenta el papel que desempeña el sistema social.

Fue la teoría predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo XVI hasta el XVIII), época que aproximadamente indica el surgimiento de la idea del Estado Nación y la formación económico social conocida como Antiguo Régimen en Europa Occidental. En el ámbito nacional, el mercantilismo llevó a los primeros casos de intervención y significativo control gubernativo sobre la economía, y fue en este periodo en el que se fue estableciendo gran parte del sistema capitalista moderno. Internacionalmente, el mercantilismo sirvió indirectamente para impulsar muchas de las guerras europeas del periodo, y sirvió como causa y fundamento del imperialismo europeo, dado que las grandes potencias de Europa luchaban por el control de los mercados disponibles en el mundo.

Como agente unificador tendente a la creación de un estado nacional soberano, el mercantilismo se tuvo en contra dos fuerzas: Una, más espiritual-jurídica que política-económica, fueron los poderes universales: la Iglesia y el Imperio, la otra, de carácter predominantemente económico fue el particularismo local, con la dificultad que produce a las comunicaciones y la pervivencia de la economía natural (en determinadas zonas los ingresos del estado eran en especie y no en dinero); mientras que la pretensión mercantilista es que el mercado cerrado sea sustituido por el mercado nacional y las mercancías como medida de valor y medio de cambio sean remplazadas por el oro. El mercantilismo ve la intervención del estado como el medio más eficaz para el desarrollo económico.

Otra tendencia del mercantilismo era robustecer hacia el exterior el poder del Estado, subordinando la actividad económica hacia ese objetivo, e interesándose por la riqueza en cuanto sirva de base para ella. El liberalismo considerará a la riqueza como preciosa para el individuo, y por ende, digna de ser alcanzada como fin en si misma: si el particular no debe pensar más que enriquecerse, es un hecho puramente natural e involuntario que la riqueza de los ciudadanos contribuya a aumentar la riqueza del estado. En cambio, para los mercantilistas, la riqueza privada es simplemente un medio, y como tal se subordina al estado y a sus fines de dominio.

A lo largo de este periodo durante el cual las hipótesis evolucionaron, aparece una literatura compleja, que da idea de que existe una corriente vagamente unificada. En el Siglo XIX, se extenderá por la mayoría de las naciones europeas, adaptándose a las características nacionales. Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o "mercantilismo español") que propugna la acumulación de metales preciosos; el colbertismo (o "mercantilismo francés") que por su parte se inclina hacia la industrialización; y el comercialismo (o "mercantilismo británico") que ve en el comercio exterior la fuente de la riqueza de un país.

A partir de esa época, las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los teólogos. La Edad Moderna marca un giro con la progresiva autonomía de la economía frente a la moral y la religión así como frente a la política. Esta enorme ruptura se realizará por medio de consejeros de los gobernantes y por los comerciantes.[1] Esta nueva disciplina llegará a ser una verdadera ciencia económica con la fisiocracia. Entre los muchos autores mercantilistas, hay que destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575), Jean Bodin (15301596), Antoine de Montchrétien (15761621), o William Petty (16231687).

La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII, momento en el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos fueron ganando favor en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de Europa (con la excepción de Alemania, en donde la Escuela Histórica de Economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX). Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra titulada Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (conocida comúnmente como La riqueza de las naciones), califica el mercantilismo como una "economía al servicio del Príncipe".

Curiosamente, y si bien había sido una antigua colonia británica, los Estados Unidos de América no se adhirieron a la economía clásica, sino al régimen económico que fue llamado "sistema americano" (una forma de neo-mercantilismo) a través de las políticas de Alexander Hamilton, Henry Clay, Abraham Lincoln y por lo que más tarde serían las prácticas económicas del Partido Republicano, que a su vez se reflejaron en las políticas de los historicistas alemanes y economistas como Friedrich List. Esto duró hasta el surgimiento del New Deal tras la crisis de 1929.

Hoy en día la teoría del mercantilismo es rechazada por la mayoría de los economistas, si bien algunos de sus elementos en ocasiones son vistos de forma positiva por algunos, entre los cuales cabe citar a Ravi Batra, Pat Choate, Eammon Fingleton, o Michael Lind.[2]

Doctrina económica mercantilista [editar]

El mercantilismo como conjunto de ideas económicas [editar]

Casi todos los economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy en día como mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí mismos como partícipes de una sola ideología económica, sino que el término fue acuñado por Victor Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y fue popularizado por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los mercantilistas en su libro La Riqueza de las Naciones.[3] La palabra procede de la palabra latina mercari, que tiene el sentido igual al castellano mercantil, en el sentido de llevar a cabo un negocio, y que procede de la raíz merx que significa mercancía. Fue utilizada inicialmente sólo por los críticos a esta teoría, tales como Mirabeau y Smith, pero pronto fue adoptada por los historiadores.

El mercantilismo en sí no puede ser considerado como una teoría unificada de economía. En realidad no hubo escritores mercantilistas que presentasen un esquema general de lo que sería una economía ideal, tal y como Adam Smith haría más adelante para la economía clásica. En su lugar, el escritor mercantilista tendía a enfocar su atención en un área específica de la economía.[4] Sería después del periodo mercantilista cuando los estudiosos que vinieron posteriormente integrasen las diversas ideas en lo que llamarían mercantilismo, como por ejemplo Eli F. Heckscher[5] que ve en los escritos de la época a la vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la actividad económica, un sistema proteccionista y también un sistema monetario con la teoría de la balanza comercial. Sin embargo, algunos teóricos rechazan completamente la idea misma de una teoría mercantilista, argumentando que da "una falsa unidad a hechos dispares".[6] El historiador del pensamiento económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue calificado con el paso del tiempo como "molesto equipaje", "diversión de historiografía", y de "gigantesco globo teórico".[7]

Hasta cierto punto, la doctrina mercantilista en sí misma hacía imposible que existiese una teoría general económica. Los mercantilistas veían el sistema económico como un juego de suma cero, en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de otra, o siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin "no hay nada que alguien gane que otro no pierda" (Los Seis libros de la República). Por tanto, cualquier sistema de políticas que beneficiasen a un grupo por definición también harían daño a otro u otros, y no existía la posibilidad de que la economía fuese empleada para maximizar la riqueza común, o el bien común.[8] Parece que los escritos de los mercantilistas se hubieran hecho para justificar a posteriori una serie de prácticas, más que para evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a término.[9]

El mercantilismo es, por tanto, una doctrina o política económica que aparece en un periodo intervencionista y describe un credo económico que prevaleció en la época de nacimiento del capitalismo, antes de la Revolución Industrial.[10]

Las primeras teorías mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A ese respecto, Adam Smith escribía:

La doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida de los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de que el Dinero hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata […]. Se razona de la misma manera con respecto a un país. Un país rico es aquél en el que abunda el dinero, y el medio más sencillo de enriquecer el suyo, es amasar el oro y la plata […]. Debido al creciente éxito de estas ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque sin demasiado éxito, a buscar y acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España y Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la han sometido a enormes tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la política de la mayoría de las naciones de Europa. Uno la encuentra incluso donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas del parlamento de Escocia, que prohíben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera del reino. La misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra[11]
Thomas Gresham, comerciante y financiero inglés

Durante ese periodo, importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias españolas del Nuevo Mundo hacia Europa. Para los escritores bullionistas, como Jean Bodin o Thomas Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad de oro que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a expensas de las demás naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un Estado se mide, según los bullionistas, por la riqueza acumulada por el gobierno, sin mencionar la Renta Nacional. Este interés hacia las reservas de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas materias primas en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos mercenarios, eran pagados con oro y quitando a los pocos países europeos que controlaban las minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era el comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su "balanza del comercio" (lo que corresponde en nuestros días a la balanza comercial) era excedentaria, lo que se traducía en una entrada neta de dinero.

Esto llevó a los mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener un excedente comercial. Se prohibía estrictamente la exportación de oro. Los bullionistas también eran partidarios de poner en marcha altas tasas de interés para animar a los inversores a invertir su dinero en el país.

En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más elaborada de las ideas mercantilistas, y que rechazaba la visión simplista del bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun, situaban como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de riqueza, como las mercancías.

"(...) no es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de un Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia de oro y plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices […]. La verdadera riqueza de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo uso es tan necesario para el sostenimiento de la vida de los hombres, que no pueden pasarse de ellas"[12]

El objetivo de una balanza comercial excedentaria seguía persiguiéndose pero desde ese momento se veía interesante importar mercancías de Asia por medio de oro para revender luego esos bienes en el mercado europeo con importantes beneficios.

"Y para dejar la cosa aún más clara, cuando decimos […] que 100.000 libras exportadas en efectivo pueden servir para importar el equivalente aproximado de 500.000 libras esterlinas en mercancías de las Indias Orientales, hay que entender que la parte de esa suma que puede llamarse con propiedad nuestra importación, al ser consumida en el reino, tiene un valor de unas 120.000 libras esterlinas anuales. De manera que el resto, es decir 380.000 libras, es mercancía exportada al extranjero bajo la forma de nuestros tejidos, nuestro plomo, nuestro estaño, o de cualquier otro producto de nuestro país, con gran aumento del patrimonio del reino y eso en el tesoro, por lo que podemos concluir que el comercio de las Indias Orientales provee a ese fin."[13]

Esta nueva visión rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias primas, que una vez transformadas en bienes finales constituían una importante fuente de riqueza. Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en masa de lana de Gran Bretaña, la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar materias primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al necesitar las industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las limitaciones contra la usura. Como muy bien demostró William Petty, la tasa de interés se ve como una compensación por las molestias ocasionadas al prestador al quedar sin liquidez. Un resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651, que dieron a los barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para restringir la expansión de los Países Bajos.

Las consecuencias en materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban mucho más fragmentadas que sus aspectos de política comercial. Mientras Adam Smith decía que el mercantilismo apelaba a controles muy estrictos de la economía, los mercantilistas no estaban de acuerdo entre sí. Algunos propugnaban la creación de monopolios y otras cartas patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la instauración de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro.

En cambio, la mayor parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión económica de los trabajadores y agricultores que debían vivir con unos ingresos cercanos al nivel de supervivencia, para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a favorecer la holgazanería y perjudicarían la economía.[14] Esos pensadores veían una doble ventaja en el hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que se desarrollaban en esa época precisaban de mucha mano de obra y además eso reforzaba el potencial militar del país. Los salarios se mantienen pues a un bajo nivel para incitar a trabajar. Las leyes de pobres (Poor Laws) en Inglaterra persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo. El ministro Colbert hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado.

La reflexión sobre la pobreza y su papel social en la Edad Moderna cobró importancia sobre todo tras la Reforma Protestante y los diferentes papeles que a la predestinación y el triunfo personal daban la teología de Lutero, Calvino o la Contrarreforma. La opinión católica tradicional se asociaba al mantenimiento del Antiguo Régimen, sancionando el ocio de los privilegiados y considerando la condena del trabajo como un castigo divino, mientras que las sociedades donde triunfó el protestantismo parecían adecuarse más a los nuevos valores burgueses.[15] La valoración tradicional de los pobres los veía como más cercanos a Dios, y las instituciones de caridad no se veían como medios de erradicar la pobreza, sino de paliar sus efectos. No obstante, entre los católicos también se incluye la obra de Juan Luis Vives De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Los dos libros de la subvención a los pobres o de la necesidad humana. Brujas, 1525), que trata el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que sólo son vagos; para ello consideraba preciso una organización de la beneficencia y una reforma del sistema sanitario, de asilo. Siguiendo sus ideas se organizó la actuación contra la pobreza en la ciudad de Brujas.

Interpretación histórica del mercantilismo [editar]

En efecto, no se puede hablar de una escuela mercantilista, pues, para poder hablar de una escuela deben existir una serie de características que englobe este termino. Una de ellas es la presencia de un maestro que cree un pensamiento el cual sea seguido por los miembros de la escuela, además de homogeneidad en el pensamiento. Así, por ejemplo, podemos hablar de la Escuela Clásica con Adam Smith como epicentro del pensamiento, es decir , como maestro, y la afinidad entre los distintos autores de la misma. Sin embargo, en lo que se refiere al pensamiento llamado mercantilista no encontramos ninguno de los atributos necesarios para identificarlo con una escuela de pensamiento.

El mercantilismo ha tenido diversas interpretaciones a lo largo del tiempo. Desde Adam Smith hasta la actualidad se suceden explicaciones de lo que han sido y han significado todos estos autores llamados mercantilistas. John Maynard Keynes, Gustav Schmoller, William Cunningham y el ya mencionado Adam Smith, entre muchos otros, han aportado su perspectiva del mercantilismo. Señalaremos particularmente a Eli Heckscher que, influido por los tres últimos autores mencionados, aúna las interpretaciones de éstos para luego añadir la suya. Habla del mercantilismo desde el punto de vista de su política proteccionista y sus actitudes monetarias (como ya refiere Smith), como una doctrina en la construcción del estado (recogido de Schmoller), como un sistema de poder (propugnado por Cunningham) y añade su tesis a estas cuatro: describe el mercantilismo como una concepción social que rompió con los moldes tanto morales como religiosos que determinaban el comportamiento de los agentes económicos.

A partir de los años cuarenta se disgrega las interpretaciones, desde una perspectiva general, en cuatro direcciones diferentes. Por una parte, historiadores que hablan de un período preanalítico del pensamiento económico.Por otra parte, los que argumentan la anticipación de la doctrina clásica en muchos aspectos( mecanismos de los precios, etc.) Un tercer grupo de historiadores hacen hincapié en la política, ya no exterior y proteccionista, sino en la local y nacional. Por último, y como aportación argumentativa a la afirmación de la inexistencia de una escuela mercantilista, un cuarto grupo de historiadores aboga que el mercantilismo es una invención de los investigadores, pues, no hay homogeneidad ni coherencia en su doctrina sino disparidad en los asuntos tratados según que países, y que, por tanto, el debate que gradualmente se centra en una visión homogénea es erróneo.

Haciendo referencia aquellos autores que creen que el mercantilismo es la anticipación a la doctrina clásica, podemos destacar a Cántinllon. Este autor, que se percibe entre el pensamiento mercantilista y clásico, perfecciona el concepto de balanza de comercio en términos de trabajo. Desde esta óptica se tiene en cuenta el aumento del empleo como término positivo en las ganancias de la balanza comercial. Así, pues, Cántinllon, aboga por medidas para la estabilidad de los precios e impedir su subida( por la acumulación del dinero)y en consecuencia la pervivencia de un nivel alto de empleo

La época mercantilista [editar]

El concepto de mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos, consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los portugueses entre el siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de Brasil) y la consolidada corriente inagotable del metal precioso (oro y plata principalmente) llevado desde los territorios nuevos a Europa, en particular después del establecimiento de los virreinatos de Nueva España y de Perú, por los castellanos.

Los españoles del siglo XVII, llegaron a considerar al mercantilismo como el sentido mismo de la riqueza mediante la teoría del enriquecimiento de las naciones a través de la acumulación de metal precioso. El oro y la plata constituyen el objetivo del comerciante y por lo tanto se pueden considerar como el impulso al intercambio de mercancías. El oro y la plata por sí mismos no generaron los acontecimientos económicos de la época, sino que conjuntamente con otras causas fueron moldeando la economía europea de esos tiempos. Algunas de estas causas fueron: los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento, la Reforma religiosa, la aparición del estado moderno y el régimen colonial, o sea la primera globalización o el "primer sistema-mundo", según la expresión de Fernand Braudel.

Íntimamente conectado a la emergencia del Estado-nación moderno y basado en la existencia del binomio "metrópoli – colonias", el mercantilismo asumió formas nacionales, de las cuales pueden citarse, en orden cronológico: Portugal, España, Inglaterra, Holanda, Francia, Dinamarca y Suecia durante los siglos XVI, XVII y XVIII. En esta época, el mercantilismo evoluciona de tal manera que genera un estudio apropiado y se traduce como una actividad económica, a tal grado que se habla de políticas económicas y normas económicas. Al mercantilismo se le empieza a conocer con otras denominaciones, las mismas que dan sentido a su concepto, estas son: sistema mercantil, sistema restrictivo, sistema comercial, Colbertismo en Francia y Cameralismo en Alemania.

Derivado de la expansión militar europea y del incipiente desarrollo manufacturero, como complemento de la producción clásica de la agricultura, el mercantilismo incrementó notablemente el comercio internacional. Los mercantilistas fueron los primeros en identificar la importancia monetaria y política de éste.

El mercantilismo se desarrolló en una época en la que la economía europea estaba en transición del feudalismo al capitalismo. Las monarquías feudales medievales estaban siendo reemplazados por las nuevas naciones estado centralizadas, en forma de monarquías absolutas o (en Inglaterra y Holanda) parlamentarias. Los cambios tecnológicos en la navegación y el crecimiento de los núcleos urbanos también contribuyeron decisivamente al rápido incremento del comercio internacional.[16] El mercantilismo se enfocaba en cómo este comercio podía ayudar mejor a los estados.

Otro cambio importante fue la introducción de la contabilidad moderna y las técnicas de doble entrada. La nueva contabilidad permitía llevar un claro seguimiento del comercio, contribuyendo a la posibilidad de fiscalizar la balanza de comercio.[17] Y por supuesto, tampoco se puede ignorar el impacto que supuso el descubrimiento de América. Los nuevos mercados y minas descubiertas impulsaron el comercio exterior hasta cifras que hasta entonces no se podían ni concebir. Esto último llevo a un gran incremento de los precios y a un incremento en la propia actividad comercial.[18] Curiosamente, la relación entre la llegada de metales preciosos americanos y la inflación europea del siglo XVI (un fenómeno a una escala hasta entonces desconocida) no fue plenamente establecido hasta las investigaciones de Earl J. Hamilton en una fecha tan tardía como 1934 (El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650).

Antes del mercantilismo, los estudios económicos más importantes que se habían realizado en Europa fueron las teorías de la Escolástica medieval. El objetivo de estos pensadores era encontrar un sistema económico que fuese compatible con las doctrinas cristianas acerca de la piedad y la justicia. Se enfocaban principalmente en las cuestiones microeconómicas y a los intercambios locales entre individuos. El mercantilismo, por su parte, estaba alineado con las otras teorías e ideas que estaban reemplazando el punto de vista medieval.

En esta época se fueron adoptando también las teorías de la Realpolitik impulsadas por Nicolás Maquiavelo y la primacía del interés nacional en las relaciones internacionales. La idea mercantilista de que el comercio era una suma cero en las que las partes hacían lo posible para ganar al otro en una dura competencia, se integraba dentro de las teorías filosóficas de Thomas Hobbes. Los juegos de suma cero como el dilema del prisionero pueden ser consistentes con un punto de vista mercantilista. En el mencionado dilema los jugadores son premiados por traicionar a sus compañeros/oponentes, aunque todo el mundo estaría mejor si todos cooperasen.

Ese punto de vista pesimista sobre la naturaleza humana también encaja con la mentalidad del puritanismo en su concepción del mundo, que inspiró parte de la legislación mercantilista más dura, como las Actas de Navegación (Navigation Acts) introducidas por el gobierno de Oliver Cromwell.[19]

Las ideas mercantilistas [editar]

El pensamiento mercantilista se puede sintetizar a través de las nueve reglas de Von Hornick:[20]

  1. Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la minería o las manufacturas.
  2. Que todas las primeras materias que se encuentren en un país se utilicen en las manufacturas nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor mayor que las materias primas
  3. Que se fomente una población grande y trabajadora.
  4. Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero nacional se mantenga en circulación.
  5. Que se obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de bienes extranjeros
  6. Que donde sean indispensables determinadas importaciones deban obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no de oro y plata.
  7. Que en la medida que sea posible las importaciones se limiten a las primeras materias que puedan acabarse en el país.
  8. Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida necesaria, a cambio de oro y plata.
  9. Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y adecuado en el país.

Sin embargo, la política económica interna que defiende el mercantilismo estaba todavía más fragmentada que la internacional. Mientras que Adam Smith presentaba un mercantilismo que apoyaba el control estricto de la economía, muchos mercantilistas no se identificaban con tales ideas. Durante los comienzos de la era moderna estaba a la orden del día el uso de las patentes reales y la imposición gubernamental de monopolios. Algunos mercantilistas los apoyaban, pero otros veían la corrupción e ineficiencia de esos sistemas.

Uno de los elementos en los que los mercantilistas estaban de acuerdo era la opresión económica de los trabajadores. Los asalariados y los granjeros debían vivir en los "márgenes de subsistencia". El objetivo era maximizar la producción, sin ningún tipo de atención sobre el consumo. El hecho de que las clases más bajas tuvieran más dinero, tiempo libre, o educación se veía como un problema que degeneraría en pocas ganas de trabajar, dañando la economía del país.[21]

Por otra parte, los estudiosos no se ponen de acuerdo en el motivo por el cual el mercantilismo fue la ideología o teoría económica dominante durante dos siglos y medio.[22] Un grupo, representado por Jacob Viner, argumenta que el mercantilismo fue simplemente un sistema muy directo y que contaba con bastante sentido común. Sin embargo, se sustentaba sobre una serie de falacias lógicas que no podían ser descubiertas por la gente de la época, dado que no tenían las herramientas analíticas necesarias. Otra escuela, apoyada por economistas como Robert B. Ekelund, entiende que el mercantilismo no era un error, sino el mejor sistema posible para aquellos que lo desarrollaron. Esta escuela argumenta que las políticas mercantilistas fueron desarrolladas y puestas en práctica por comerciantes y gobiernos, cuyo objetivo era incrementar al máximo los beneficios empresariales. Los empresarios se beneficiaban enormemente, y sin que ello les supusiera un esfuerzo, por la imposición de monopolios, las prohibiciones a las importaciones y la pobreza de los trabajadores. Los gobiernos, por su parte, se beneficiaban del cobro de los aranceles y los pagos de los mercaderes. Si bien las ideas económicas más tardías fueron desarrolladas a menudo por académicos y filósofos, casi todos los escritores mercantilistas eran comerciantes o personas con cargos en el gobierno.[23]

El mercantilismo como proceso económico [editar]

Dentro de la doctrina económica mercantilista emergieron, de manera natural, tres cuestiones fundamentales que generaba esta lucrativa actividad comercial:

En la obra The Circle of Commerce (El círculo del comercio, 1623), Edward Misselden desarrolló un concepto de balanza comercial expresado en términos de débitos y créditos, presentando el cálculo de la balanza comercial para Inglaterra desde el día de navidad del año 1621 hasta la de 1622.

La idea mercantilista de "balanza de comercio multilateral" corresponde a la actual noción de "balanza de pagos" y se compone de cinco cuentas:

Balanza de comercio multilateral
  1. Cuenta corriente (=balanza comercial)
    1. Mercancías (A)
    2. Invisibles (fletes, seguros, etc.) (A)
  2. Cuentas de capital
    1. A corto Plazo (C)
    2. A largo plazo (A)
  3. Transferencias unilaterales (donaciones, ayuda militar, etc.) (A)
  4. Oro (C)
  5. Errores y Omisiones

Políticas mercantilistas [editar]

Las ideas mercantilistas fueron la ideología económica dominante en toda Europa al principio de la Edad Moderna. Sin embargo, como conjunto de ideas no sistematizadas, su aplicación concreta difirió en la práctica de cada país.

En Francia [editar]

Ministro francés de finanzas y mercantilista, Jean-Baptiste Colbert

En Francia, el mercantilismo nace a principios del Siglo XVI, poco tiempo después del reforzamiento de la monarquía. En 1539, un real decreto prohíbe la importación de mercancías textiles de lana provenientes de España y de una parte de Flandes. El año siguiente se imponen restricciones a la exportación de oro.[24] Se multiplican las medidas proteccionistas a lo largo del siglo. Jean-Baptiste Colbert, ministro de finanzas durante 22 años, fue el principal impulsor de las ideas mercantilistas en Francia, lo que hizo que algunos hablaran de colbertismo para designar el mercantilismo francés. Con Colbert, el gobierno francés se implicó mucho en la economía para acrecentar las exportaciones. Colbert eliminó los obstáculos al comercio al reducir las tasas aduaneras interiores y al construir una importante red de carreteras y canales. Las políticas desarrolladas por Colbert en conjunto resultaron eficaces, y permitieron que la industria y la economía francesas crecieran considerablemente durante ese periodo, convirtiendo a Francia en una de las mayores potencias europeas. No tuvo tanto éxito a la hora de convertir Francia en una gran potencia comercial equiparable a Inglaterra y a Holanda.[25]

También es característico del colbertismo emprender una decidida política de creación de Manufacturas Reales que fabricaban productos estratégicos o de lujo (los Gobelinos, para tapices y cristales), en ambos casos consumibles en primer lugar por la demanda de la propia monarquía, al tiempo que producían la emulación de su consumo tanto dentro como fuera del reino. Dicha emulación también se vio en la creación de manufacturas similares en otros países europeos, entre los que destacaron las Reales Fábricas españolas de productos de lujo (Porcelana del Buen Retiro, Cristal de la Granja, Real Fábrica de Tapices), de armas (Real Fábrica de Artillería de La Cavada), y de artículos de gran consumo que se monopolizaban por el estado como regalías: tabaco (la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla y la de Madrid), aguardiente, naipes.

Véase también: Manufacturas Reales

En Inglaterra [editar]

En Inglaterra, el mercantilismo alcanza su apogeo durante el periodo llamado del Long Parliament (16401660). Las políticas mercantilistas también se aplicaron durante los periodos Tudor y Estuardo, especialmente con Robert Walpole como principal partidario. El control del gobierno sobre la economía doméstica era menor que en el resto de Europa, debido a la tradición de la Common law y el progresivo poder del parlamento.[26]

Los monopolios controlados por el estado se habían extendido, especialmente antes de la primera revolución inglesa, a pesar de que a menudo eran cuestionados. Los autores mercantilistas ingleses estaban divididos acerca de la necesidad de control de la economía interior. El mercantilismo inglés adoptó sobre todo forma de control del comercio internacional. Se puso en marcha un amplio abanico de medidas destinadas a favorecer la exportación y penalizar la importación. Se instauraron tasas aduaneras sobre las importaciones y subvenciones a la exportación. Se prohibió la exportación de algunas materias primas. Las Navigation Acts (Actas de Navegación) prohibían a los comerciantes extranjeros hacer comercio interior en Inglaterra. Inglaterra aumentó el número de colonias y, una vez estaban bajo control, se instauraban reglas para autorizar a producir sólo materias primas y a comerciar únicamente con Inglaterra. Esto condujo a progresivas tensiones con los habitantes de esas colonias y fue una de las principales causas de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.

Estas políticas contribuyeron en gran medida a que Inglaterra se convirtiera en la mayor potencia comercial del mundo, y una potencia económica internacional. En el interior, la transformación de tierras no cultivadas en terreno agrícola tuvo un efecto duradero. Los mercantilistas pensaban que para hacer crecer el poderío de una nación, todas las tierras y recursos debían utilizarse al máximo, lo que les llevó a embarcarse en grandes proyectos como el drenaje de la región de los fens ("pantanos" de la llanura de Bedford).[27]

En España [editar]

Artículo principal: Arbitrismo
Casa de Contratación, que actualmente cumple la función de Archivo de Indias, junto a la Catedral de Sevilla. Centro económico del mundo en el siglo XVI, Sevilla se hundió en una profunda crisis en el siguiente, mientras que Londres y Ámsterdam entraban en su apogeo.

La revolución de los precios que afectó a toda Europa desde el siglo XVI, tuvo su origen en la llegada a España de las remesas anuales de metales preciosos que traía la flota de Indias, con lo que la reflexión sobre sus causas y posibles soluciones produjo el primer pensamiento económico digno de tal nombre. A ello se sumaba la tradición de peticiones de orden económico en las Cortes, tanto las castellanas como las de los reinos de la Corona de Aragón. Castilla, desde la Baja Edad Media había presenciado un enfrentamiento entre los intereses vinculados a la exportación de la lana (la aristocrática Mesta, y la alta burguesía de mercaderes de Burgos, las ferias y puertos conectados con Flandes) y los vinculados a la producción interna de paños (la baja burguesía y el patriciado urbano de las ciudades centrales, como Segovia y Toledo), que se expresaron en las guerras civiles de los Trastamara e incluso la de las Comunidades. Ese modelo simplificado no oculta la confluencia de multitud de otros intereses, tanto personales como dinásticos, institucionales y estamentales, como los de las distintas partes del clero, e incluso la presencia de minorías como judíos y conversos y la gran mayoría social que es el campesinado.[28] La misma construcción de la monarquía autoritaria tiene mucho que ver con su habilidad para arbitrar estos conflictos socioeconómicos y su dimensión política.[29] La misma organización del monopolio del comercio americano, a través de la Casa de Contratación de Sevilla, conjugado con los préstamos adelantados por banqueros alemanes (familia Fugger) o genoveses, y los mecanismos de la deuda pública (juros) dan una muestra de lo necesario y a la vez complicado que era entender los fenómenos económicos y actuar políticamente sobre ellos. Era vital para el funcionamiento del complejo aparato militar, burocrático y hacendístico de la Monarquía Hispánica (véase Instituciones españolas del Antiguo Régimen), en el que los impuestos (unos del rey, otros del reino, otros de los municipios), las múltiples exenciones, y los derechos y regalías del monarca formaban un entramado caótico.

A los economistas españoles, de abundante nómina en los siglos XVI y XVII (Tomás de Mercado, Sancho de Moncada y Martín de Azpilicueta, teólogos vinculados a la Escuela de Salamanca; Luis Ortiz, contador de hacienda, Martín González de Cellorigo, abogado en la Chancillería de Valladolid, Pedro Fernández de Navarrete, militar y gobernador de Guipúzcoa, Luis Valle de la Cerda, que propone en 1600 la creación de los Montes de Piedad con el apoyo de las Cortes...), se les daba el nombre de arbitristas, por ser arbitrio el nombre que solía darse a la medida que, por su mera voluntad, podía el rey tomar en beneficio del reino, y que esos autores solicitaban. Su papel fue subvalorado por la misma historiografía económica española en sus primeros estudiosos, como es el caso de Manuel Colmeiro.[30] Ya en su propia época eran ridiculizados por proponer medidas extravagantes, como lo hizo Quevedo, que en varias ocasiones describe a bienintencionados arbitristas ("arcigogolantes") causando toda clase de catástrofes; uno de ellos está tan enfrascado en escribir sus teorías que no se da cuenta de que se ha sacado a sí mismo un ojo con la pluma.[31]

El mismo Quevedo reflejó magistralmente la percepción de fracaso económico, como parte de la más general decadencia española en su célebre poema:

Nace en las Indias honrado,

donde el mundo le acompaña.

Viene a morir en España

y es en Génova enterrado...

¡Poderoso caballero es Don Dinero!

Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada.

Durante la crisis económica que afectó a España durante el Siglo XVII (de hecho fue la principal afectada por la general crisis del siglo XVII) se pusieron en marcha muchas políticas económicas sin demasiada coherencia, incluyendo alteraciones monetarias y fiscales que más que remediar, contribuyeron a su profundización. El estado ruinoso de finales de ese siglo, durante el reinado de Carlos II, no obstante presenció una reactivación de la economía en las zonas periféricas (a excepción de Andalucía). Tras la Guerra de Sucesión Española (1700-1714), supuso un indudable éxito económico la adopción, por los gobiernos de Felipe V, de una serie de medidas mercantilistas de inspiración colbertista importadas de Francia (ministros Jean Orry y Michael-Jean Amelot).

En el siglo XVIII, la herencia del arbitrismo se trasladó al llamado proyectismo ilustrado con mayor elevación intelectual. En el reinado de Fernando VI las medidas asociadas al Catastro de Ensenada, muy ambiciosas, no fueron aplicadas con decisión. Lo mismo ocurrió con las del Marqués de Esquilache con Carlos III (decreto de abolición de la tasa del trigo y libre comercio de granos, 1765), que fue apartado tras el motín que lleva su nombre (1766). El final del siglo XVIII es el del ascenso de políticos con ideas económicas más cercanas a la fisiocracia y el liberalismo económico (Campomanes y Jovellanos), destacando el proyecto de ley agraria y la liberalización del comercio americano; que tampoco consiguieron un desarrollo eficaz, ya en la crisis del Antiguo Régimen.

En otros países [editar]

Las demás naciones también adoptaron las tesis mercantilistas en distinto grado. Los Países Bajos, que se habían convertido en el centro financiero de Europa gracias a su muy desarrollada actividad comercial, estaban poco interesados en restringir el comercio y sólo a última hora adoptaron algunas políticas mercantilistas.

El mercantilismo se desarrolló en Europa Central y en Escandinavia tras la Guerra de los Treinta Años (16181648), cuando Cristina de Suecia y Cristián IV de Dinamarca pasaron a preconizarlo. Los emperadores Habsburgo se interesaron bastante por las ideas mercantilistas, pero la extensión y la relativa descentralización de este Imperio hacía difícil la adopción de tales medidas. Algunos estados del Imperio adoptaron las tesis mercantilistas, especialmente Prusia, que tuvo bajo el mandato de Federico el Grande la economía más rígida de Europa. Con esta base doctrinal Alemania iba a gestar una escuela llamada de los "cameralistas" que tendría influencia hasta el Siglo XIX.

Rusia bajo Pedro el Grande trató de poner en marcha el mercantilismo sin demasiado éxito debido a la ausencia una clase significativa de comerciantes o de una base industrial.

La batalla de Scheveningen, 10 de agosto de 1653 por Jan Abrahamsz Beerstraaten, hacia 1654, representa la batalla final de la Primera Guerra Anglo-Holandesa

Las ideas mercantilistas también alimentaron los periodos de conflicto armado en los siglos XVII y XVIII. Al ser la idea dominante que el stock de riqueza es algo fijo, el único modo de aumentar la riqueza de un país debía hacerse en detrimento de otro. Muchas guerras, entre las que hay que contar las guerras anglo-holandesas, franco-holandesa, y franco-inglesa fueron ocasionadas por las doctrinas que preconizaban el nacionalismo económico. El mercantilismo contribuyó también al desarrollo del imperialismo, ya que todas las naciones que podían hacerlo trataban de apoderarse de territorios para hacerse con materias primas. A lo largo de este periodo, el poder de las naciones europeas se extendió por todo el planeta. A expensas de la economía interior, esta expansión creó monopolios, como las británicas Compañía de las Indias o la Compañía de la Bahía de Hudson; o la francesa Compañía de las Indias Orientales.

Artículo principal: Compañía privilegiada

Estas compañías privilegiadas tenían precedentes desde el siglo XIV en las ciudades italianas de Pisa, Génova, Florencia y Venecia; por no hablar de la Hansa, que responde a otra categoría funcional. En Inglaterra surgirán algunas a partir de guildas medievales preexistentes, como las distintas Company of Merchant Adventurers (siglos XV y XVI). Fue en la Holanda independizada de la Monarquía Católica donde aparecieron las primeras dignas del nombre de compañías privilegiadas: la VOC (1602) y la WIC (1621). Otras naciones tuvieron compañías privilegiadas, notablemente las nórdicas (Dinamarca, Suecia...). En España (a pesar de contar con precedentes medievales, como los Consulados del Mar aragoneses o las instituciones similares castellanas) la figura es de incorporación más tardía: en el siglo XVIII el monopolio del puerto de Cádiz (sucesor del de Sevilla), ya muy castigado por las consecuencias comerciales del Tratado de Utrecht, fue admitiendo la presencia de alguna compañía similar, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728).

Críticas [editar]

Un buen número de estudiosos habían señalado ya algunos errores importantes en las teorías mercantilistas bastante antes de que Adam Smith desarrollase una ideología que pudiera sustituirlo completamente. Hubo críticos como Dudley North, John Locke o David Hume que atacaron los fundamentos del mercantilismo, y a lo largo del siglo XVIII fue perdiendo el favor que había tenido. Los mercantilistas eran incapaces de entender nociones como la de la ventaja competitiva (aunque esta idea sólo llego a ser entendida con David Ricardo en 1817) y los beneficios del comercio. Por ejemplo, Portugal era un productor mucho más eficiente de vino que Inglaterra, mientras que en Inglaterra era relativamente más barata la producción textil. Por lo tanto, si Portugal se especializaba en vino e Inglaterra en textiles, ambos estados saldrían beneficiados si comerciaban. En las teorías económicas modernas, el comercio no se entiende como una suma cero entre competidores, puesto que ambas partes pueden verse beneficiadas, por lo que se trata más de un juego de suma positiva. Mediante la imposición de las restricciones a la importación, ambas naciones terminan siendo más pobres que si no existiesen trabas al comercio.

Gran parte de La Riqueza de las Naciones de Adam Smith es un ataque al mercantilismo.

David Hume, por su parte, apuntó la imposibilidad del gran objetivo mercantilista de lograr una balanza comercial positiva constante. A medida que los metales preciosos entraban en un país, la oferta se incrementaría y el valor de esos bienes en ese estado comenzaría a reducirse con respecto a otros bienes de consumo. Por el contrario, en el estado que exportase los metales preciosos, el valor comenzaría a crecer. Llegaría un momento en el que no compensase exportar bienes del país con altos precios al otro país, que ahora tendría niveles de precios menores, y la balanza comercial terminaría revirtiéndose por sí misma. Los mercantilistas no entendieron este problema, y argumentaron durante mucho tiempo que un incremento en la cantidad de dinero simplemente significaba que todo el mundo era más rico.[32]

Otro de los objetivos principales a la hora de criticar las teorías del mercantilismo fue la importancia que se le daba a los metales preciosos, incluso cuando algunos mercantilistas habían comenzado a desenfatizar la importancia del oro y la plata. Adam Smith apuntó que los metales preciosos eran exactamente igual que cualquier otro bien de consumo, y que no había ninguna razón para darle un tratamiento especial. El oro no era más que un metal de color amarillo que era valioso simplemente porque no es abundante.

La primera escuela que rechazó completamente el mercantilismo fue la de la Fisiocracia, en Francia. Sin embargo, sus teorías también presentaban una serie de importantes problemas, y la sustitución del mercantilismo no se produjo hasta que Adam Smith publicó su famosa obra Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones en 1776. Este libro muestra las bases de lo que hoy en día se conoce como la economía clásica. Smith dedica una parte considerable del libro a rebatir los argumentos de los mercantilistas, si bien estos son a menudo versiones simplistas o exageradas de sus pensamientos.[33]

Los académicos también están divididos a la hora de establecer una causa para el final del mercantilismo. Aquellos que creen que la teoría era simplemente un error deducen que su reemplazo era inevitable desde el momento en que las ideas, mucho más exactas, de Smith fueron expuestas al público. Aquellos que opinan que el mercantilismo era una búsqueda de formas de enriquecimiento para una parte de la sociedad entienden que sólo terminó cuando se produjeron importantes cambios en la sociedad, y principalmente en el sistema de poderes. En el Reino Unido el mercantilismo fue desapareciendo a partir de que el Parlamento acaparó el poder que el monarca tenía para establecer monopolios. Si bien los ricos capitalistas que controlaban la Casa de los Comunes se beneficiaban de esos monopolios, el Parlamento veía difícil llevarlos a cabo por causa del gran coste que suponía tomar esas decisiones de forma colectiva.[34]

Las regulaciones mercantilistas poco a poco fueron eliminándose a lo largo del siglo XVIII en el Reino Unido, y durante el siglo XIX el gobierno británico adoptó abiertamente el libre comercio y las teorías económicas de Smith del laissez faire. En el continente el proceso fue algo distinto. En Francia se mantuvieron las prerrogativas económicas de la monarquía absoluta hasta la Revolución Francesa, siendo entonces cuando terminó el mercantilismo. En Alemania el mercantilismo continuó siendo una importante ideología hasta comienzos del siglo XX.[35]

Legado [editar]

Ideas mercantilistas supervivientes [editar]

Alexander Hamilton preside los billetes de 10 dólares USA

En el mundo anglosajón se puede decir que las críticas de Adam Smith al mercantilismo fueron aceptadas en el Imperio Británico, pero fueron rechazadas en los Estados Unidos por figuras tan importantes como Alexander Hamilton, Friedrich List, Henry Clay, Henry Charles Carey y Abraham Lincoln. En el siglo XX, la mayoría de economistas de ambos lados del Atlántico han llegado a aceptar que en algunas áreas las teorías mercantilistas eran correctas. El más importante ha sido el economista John Maynard Keynes, que explícitamente apoyó algunas de sus teorías.

Adam Smith había rechazado el énfasis que hasta entonces los mercantilistas habían puesto en la cantidad de dinero argumentando que los bienes, la población y las instituciones eran las causas reales de prosperidad. Keynes argumentó que la cantidad de dinero en circulación, la balanza comercial y los tipos de interés tenían una gran importancia en la economía. Este punto de vista fue luego la base del monetarismo, cuyos defensores actualmente rechazan muchas de las teorías económicas keynesianas, pero que se ha desarrollado y es ahora una de las escuelas económicas modernas más importantes. Keynes también hizo notar que el enfoque en los metales preciosos también era razonable en la época en la que se dio (comienzos de la era moderna). En una época anterior al papel moneda, un incremento de los metales preciosos y de las reservas del estado era la única forma de incrementar la cantidad de dinero en circulación.

Adam Smith, por otra parte, también rechazó el énfasis del mercantilismo hacia la producción, argumentando que la única forma de hacer crecer a la economía era a través del consumo (que, a su vez, impulsaba la producción de bienes). Keynes, sin embargo, defendió que la producción era tan importante como el consumo.

Keynes y otros economistas del periodo también retomaron la importancia que tenía la balanza de pagos, y visto que desde la década de los años 30 todas las naciones han controlado las entradas y salidas de capital, la mayoría de los economistas están de acuerdo en que una balanza de pagos positiva es mejor que una negativa para la economía de un país. Keynes también retomó la idea de que el intervencionismo gubernamental es una necesidad económica.

Sin embargo, si bien las teorías económicas de Keynes han tenido un gran impacto, no han tenido tanto éxito sus esfuerzos de rehabilitar la palabra mercantilismo, que a día de hoy sigue teniendo connotaciones negativas y se usa para atacar una serie de políticas proteccionistas.[36] Por otra parte, las similitudes entre el keynesianismo y las ideas de sus sucesores con el mercantilismo a veces han hecho que sus detractores las categorizasen como neomercantilismo.

Por otro lado, algunos sistemas económicos modernos copian algunas de las políticas mercantilistas. Por ejemplo, el sistema de Japón en ocasiones también es calificado de neomercantilista.[37]

Un área en la que Smith fue rebatido antes incluso que Keynes fue en la del uso de la información. Los mercantilistas, que eran generalmente mercaderes o funcionarios del gobierno, tenían en sus manos una gran cantidad de datos de primera mano sobre el comercio, y los usaban de forma considerable en sus investigaciones y escritos. William Petty, un mercantilista importante, es a menudo considerado el primer economista en usar un análisis empírico para estudiar la economía. Smith rechazaba este sistema porque entendía que el razonamiento deductivo desde unos principios básicos era el método correcto para descubrir las verdades económicas. Hoy en día, sin embargo, la mayoría de las escuelas económicas aceptan que ambos métodos son importantes (si bien la escuela austriaca supone una notable excepción).

En instancias específicas, las políticas mercantilistas proteccionistas también han tenido un impacto positivo en el estado que las puso en marcha. El mismo Adam Smith (sin importarle la contradicción en que incurría al patrocinar el libre comercio para las demás y no para su propia nación) elogió las Actas de Navegación inglesas por haber servido para expandir enormemente la flota mercante británica, y por haber jugado un papel central en convertir al Reino Unido en la superpotencia naval y económica que fue desde entonces.[38] Algunos economistas argumentaron que el proteccionismo es bueno para industrias en desarrollo, y que si bien causa algunos daños a corto plazo, puede ser beneficioso a largo (teoría de las "industrias infantiles" del alemán Friedrich List).

En cualquier caso, La Riqueza de las Naciones tuvo un profundo impacto en el final del mercantilismo y la adopción posterior de la política de libre mercado. Para 1860 Inglaterra ya había eliminado los últimos vestigios del mercantilismo (por ejemplo, las proteccionistas leyes del grano o corn laws, en gran parte gracias a la Anti-Corn Law League). Las regulaciones industriales, los monopolios y los aranceles fueron retirados. Convertida en "el taller del mundo", con una industria y una flota mercante con la que nadie podía competir, Inglaterra se convirtió en la gran defensora y propagandista de la política de libre mercado, justo en el momento en que más la beneficiaba, y lo siguió siendo hasta la Primera Guerra Mundial, cuando la segunda revolución industrial le puso delante competidores serios.

Véase también: Dirigismo

Herencia política [editar]

La posteridad del mercantilismo ha sido sin duda mayor en la práctica política que en la teoría económica. Si el pensamiento económico del Siglo XIX está dominado por las escuelas clásica y neoclásica, más bien favorables al librecambismo, la práctica política estuvo influenciada durante mucho tiempo por ideas mercantilistas. Como hace ver el historiador Paul Bairoch, a pesar de que "los hombres dejaran de razonar en términos de nivel de desarrollo a conseguir en mayor o menor tiempo pasando a hacerlo en términos de apropiación de una parte mayor de riqueza", en 1815 y en 1913, el mundo occidental es "un océano de proteccionismo rodeando algunos islotes liberales".[39]

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se asiste a una liberalización continua del comercio mundial bajo el impulso de las grandes instituciones librecambistas como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo algunos economistas como Paul Krugman opinan que estas instituciones están guiadas por un "mercantilismo ilustrado", que no intenta favorecer los principios del librecambismo, sino favorecer las concesiones comerciales mutuamente ventajosas.[40] Otros economistas radicales y pensadores llegan a afirmar que esas organizaciones, con la excusa del librecambismo, imponen la forma de comercio internacional que desean las grandes potencias económicas que les controlan.[41]

Manifestación para el mantenimiento del proteccionismo a la agricultura en Japón. Las protestas antiglobalización incluyen habitualmente la defensa de posiciones similares al mercantilismo.

Según Daniel Cohen, los recientes fracasos de las negociaciones en el seno de la OMC resultan reveladores de ese "mercantilismo ilustrado". Si las negociaciones de las anteriores etapas habían llegado a tener éxito, fue gracias a compromisos, a concesiones recíprocas y equitativas. Los países ricos aceptaban por ejemplo liberalizar el sector textil a cambio de ventajas en materia de servicios financieros concedidos por los países en vías de desarrollo. En cambio, tras la cumbre de Cancún en 2003, las negociaciones entre países ricos y pobres cambian de naturaleza. Los debates se focalizan en el tema agrícola en el que las oportunidades de un intercambio mutuamente beneficioso aparecieron imposibles. Lejos de ser un "juego de suma positiva", el comercio internacional aparece como un "juego de suma cero", el reto de la cumbre pasó a ser: "nuestros agricultores o los vuestros", como si las ganancias de una nación significaran pérdidas para otra.[42]

El término neomercantilismo sirve para designar, casi siempre de modo peyorativo, las políticas contemporáneas que recuerdan las de los mercantilistas del Siglo XVIII. Consisten casi siempre en medidas proteccionistas o en políticas comerciales agresivas en las que el Estado se implica para fomentar la competitividad de las empresas nacionales.

En el contexto de la mundialización, el neomercantilismo se basa en el concepto de "competencia mundial", lo que viene a ser una "guerra económica" entre los países. Se dice que la protección a las empresas nacionales y el apoyo a su competitividad en los mercados mundiales es provechosa para la economía nacional. Así algunas grandes potencias son acusadas de neomercantilistas cuando apoyan a su industria nacional por medio de subvenciones o de encargos estatales, a la vez que imponen cupos, tasas o normas a la importación, para proteger su mercado interior. El conflicto Boeing-Airbus, unido a las subvenciones que se atribuyen a cada una de sus empresas por parte de los gobiernos estadounidense (en forma de encargos) y europeos, puede ser visto como ejemplo de neomercantilismo.

El concepto de "guerra comercial" alimenta las campañas políticas de las grandes potencias económicas: hay que "hacer Europa para llegar al peso" decía un cartel del Partido Socialista Francés que presentaba a Europa frente a un luchador de sumo japonés y un obeso estadounidense durante la campaña electoral para el referéndum sobre el Tratado de Maastricht en 1992. Según algunos, esas políticas sirven de contrapeso para los efectos presuntamente negativos de la globalización económica sobre la justicia social, mientras los economistas librecambistas opinan que favorecen intereses particulares de algunas industrias y perjudicando al interés general. Sin embargo, el concepto de preferencia comunitaria no es una realidad jurídica, ni siquiera económica. Si fue sancionado por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas el 13 de marzo de 1968 en materia de política agraria común (en función de un derecho de aduana sobre los productos procedentes de países terceros), pronto se topó con los objetivos del GATT. Hoy día sigue existiendo una tarifa exterior común que provoca a menudo duras discusiones entre los países miembros de la Unión Europea y la Organización Mundial de Comercio

Referencias [editar]

Notas [editar]

  1. Montchrestien es consejero del príncipe, Jean Bodin y Charles de Montesquieu son magistrados, Jean-Baptiste Colbert y Jacques Necker ministros de finanzas, Thomas Mun y Josiah Child dirigentes de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, William Petty un hombre de negocios, John Law y Richard Cantillon financieros. (Etner 2005, p.3012)
    • Lind, Michael: "Durante el siglo XIX la escuela predominante de economía política americana fue el sistema americano de desarrollo de nacionalismo económico(...) El santo patrón de la escuela era Alexander Majorie, cuyo Informe sobre Manufacturas (1791) había hecho un llamamiento al activismo del gobierno federal para esponsorizar un desarrollo de las infraestructuras y una industrialización protegida por aranceles que alejasen a los productos manufacturados británicos (...) La escuela americana, creada en el siglo XIX por economistas como Henry Carey (asesor del presidente Lincoln), inspiraban el "sistema amricano" de Henry Clay y las políticas proteccionistas de sustitución de importaciones hasta bien entrado el siglo XX."(de "Hamilton's Republic" Part III "The American School of National Economy" pg. 229-230 published 1997 by Free Press, Simon & Schuster division in the USA - ISBN 0-684-83160-0)
    • Richardson, Heather Cox: "Para 1865 los republicanos habían desarrollado una serie de altos aranceles que reflejaban las teorías económicas de Carey y Wayland y estaban diseñados para fortalecer y beneficiar todas las partes de la economía americana, incrementando el nivel de vida de todos. Como concluyó un republicano(...) El Congreso debe adaptar su legislación para ayudar todas las ramas de la industria, hacer que la gente prospere, y permitirles pagar los impuestos(...) para los gastos ordinarios de gobierno" (de "The Greatest Nation of the Earth" Capítulo 4 ¡: "Directing the Legislation of the Country to the Improvement of the Country: Tariff and Tax Legislation" pg. 136-137 published 1997 by the President and Fellows of Harvard College in the USA - ISBN 0-674-36213-6)
    • Boritt, Gabor S: "Lincoln, por tanto, tuvo el placer de convertir en ley gran parte del programa que había llevado a cabo durante la mejor parte de su vida política. Y esto, como el historiador Leornard P. Curry ha escrito, supuso una "huella para la América moderna" y "El hombre que Lincoln eligió para la posición de Secretario del Tesoro, Salmon P. Chase, fue un ex-demócrata, pero de la variedad moderada de economistas, uno a quien Joseph Dorfman pudo incluso describir como 'un buen Hamiltoniano, y un progresista occidental del sello de Lincoln en todo, desde un sello hasta el banco nacional.'" (de "Lincoln and the Economics of the American Dream" Capítulo 14: "The Whig in the White House" pages 196-197 published 1994 by Memphis State University Press in the USA - ISBN 0-87870-043-9; ISBN 0-252-06445-3)
  2. Jürg Niehans. A History of Economic Theory pg. 6
  3. Harry Landreth and David C. Colander History of Economic Thought. pg. 44
  4. Eli F. Heckscher, Mercantilism, trad. inglesa 1935, vol. I, p. 19
  5. Robert B. Ekelund and Robert D. Tollison. Mercantilism as a Rent-Seeking Society. pg. 9
  6. Mark Blaug, 4ª edición, p. 11.
  7. Landreth and Colander. pg. 48
  8. David S. Landes The Unbound Prometheus. pg. 31
  9. Ekelund y Hébert, Historia de la Teoría Económica y de su método, Pág 43, ed. MacGrawHill
  10. Riqueza de las Naciones, Libro IV, capítulo I
  11. Vauban, Proyecto de una dixma real, 1707, pp. 77-78
  12. Thomas Mun, A Discourse of Trade from England unto the East-Indies, 1621
  13. Robert B. Ekelund y Robert F. Hébert, A History of Economic Theory and Method p. 46.
  14. Es muy conocida la tesis de Max Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Alianza Editorial, Madrid, 2001.
  15. Landreth and Colander. pg. 43
  16. Charles Wilson. Mercantilism. pg. 10
  17. John Kenneth Galbraith. "A Critical History." pg. 33-34
  18. Landreth and Colander. pg. 53
  19. Ideas citadas por Ekelund y Hebert, op. Cit. Pág. 44
  20. Robert B. Ekelund and Robert F. Hébert. A History of Economic Theory and Method. pg. 46
  21. Ekelund and Hébert. pg. 61
  22. Niehans. pg. 19
  23. Hermann Kellenbenz, The Rise of the European Economy, p. 29
  24. E.N. Williams, The Ancien Regime in Europe, p. 177-83.
  25. E. Damsgaard Hansen. European Economic History. p. 65
  26. Wilson p. 15.
  27. Madrazo Madrazo, Santos (1969) Las dos Españas. Burguesía y nobleza, los orígenes del precapitalismo español Editorial ZYX.
  28. Anderson, Perry (1979) El estado absolutista, Madrid, Siglo XXI.
  29. Colmeiro, Manuel: (1883) Historia de la Economía Política en España; (1880) Biblioteca de los economistas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII.
  30. Llopis-Fuentes, Roger (1991) El personaje del arbitrista según Cervantes y Quevedo Cincinnati Romance Review 10, pgs. 111-122. Consultable en internet hay un estudio de Mercedes Blanco Del infierno al Parnaso. Escepticismo y sátira política en Quevedo y Trajano Boccalini [1]
  31. Ekelund and Hébert. pg. 43
  32. Niehans. pg. 19
  33. Ekelund and Tollison
  34. Wilson pg. 6
  35. Wilson pg. 3
  36. Robert S. Walters and David H. Blake. The Politics of Global Economic Relations.
  37. Hansen pg. 64
  38. Paul Bairoch, Mythes et paradoxes de l’histoire économique, La Découverte, 1994
  39. P. R. Krugman, "Does the New Trade Theory Require a New Trade Policy ?", The World Economy, vol 15, n° 4, julio 1992, pp. 423 – 441, pp. 429 – 431.
  40. Noam Chomsky habla sobre la OMC. Freedom, 1992.
  41. Daniel Cohen, « L'OMC est morte », Le Monde, 9 de octubre 2003

Bibliografía [editar]

Fuentes [editar]

  • Robert B. Ekelund y Robert D. Tollison. Mercantilism as a Rent-Seeking Society: Economic Regulation in Historical Perspective. College Station: Texas A&M University Press, 1981. (en inglés)
  • Robert B. Ekelund y Robert F. Hébert. A History of Economic Theory and Method. New York: McGraw-Hill, 1997. (en inglés) Existe traducción al español titulada Historia de la Teoría Económica y de su método.
  • François Etner, Mercantilisme, Encyclopédie thématique Universalis, 2005 (en francés)
  • Eli F. Heckscher Mercantilism. traducción de Mendel Shapiro. London: Allen & Unwin. 1935. (en inglés)
  • John Maynard Keynes. "Notes on Mercantilism, the Usury Laws, Stamped Money and the Theories of Under-Consumption." General Theory of Employment, Interest and Money. (en inglés)
  • Harry Landreth y David C. Colander. History of Economic Thought. Boston: Houghton Mifflin, 2002. (en inglés)
  • Niehans, Jürg. A History of Economic Theory: Classic Contributions, 1720-1980. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1990. (en inglés)
  • Jean-Pierre Potier, Histoire de la pensée économique [2] (en francés)
  • Gianni Vaggi y Peter Groenewegen. A Concise History of Economic Thought: From Mercantilism to Monetarism. New York: Palgrave Macmillan, 2003. (en inglés)
  • Charles Wilson. Mercantilism. London: Historical Association, 1966 (en inglés)

Otras lecturas [editar]

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]