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Cosmovisión

COSMOVISIÓN: Descifrando la cosmovisión Maya.

Sobre la Cosmovisión Maya en:

http://oncetv-ipn.net/sacbe/mundo/el_cosmos_maya/

COSMOVISIÓN: Cosmovision mapuche es Barómetro del territorio Lafkenche II

Cosmovisión, Mitología y Lengua Mapuche
O el camino para ser Kimche nge aymi (ser hombre sabio)


Por Jorge Vásquez Iturra
Director Nacional
Sección Arte y Cultura

 

 “...No es posible “aprender” mapudungun, sino se “aprehende” la cosmovisión del pueblo que lo generó”.

Bajo esta simple lógica pretendo daros a entender de manera muy humilde y pequeña la inmensidad de la cosmovisión del pueblo de Lautaro y Caupolicán, el indomable Arauco de Ercilla, los “hijos de la tierra”.

Si hay un palabra que hiere a los agentes globalizadores, es identidad. Y que mejor ejemplo de identidad de un pueblo que se creía brotado de las mismas entrañas de la Ñuke Mapu (Madre Tierra).

Así es: mapuche significa “hijo de la tierra”, y por mapuches eran tenidos todos aquellos nacidos en esta tierra de Chile, bajo el mismo Sol. Huincache era la gente venida desde afuera, del exterior y que no era nacida en esta bondadosa tierra. Pero mapuches también eran aquellos hijos de blancos, descendientes de conquistadores españoles nacidos dentro de la patria araucana.

Es cierto que tenemos sangre europea en nuestras venas, pero, identificarnos sólo con lo occidental no debe ser nuestro horizonte. Somos algo distinto, somos un pueblo nacido de dos grandes razas decía el Dr. Nicolás Palacios, las cuales confluyeron en una tierra hermosa y agraciada que produce los paisajes más hermosos, “...copia feliz del Edén” como dice nuestro himno patrio.

Desconocer nuestros orígenes, es desconocer lo que somos, lo que corre por nuestras venas, lo que sentimos al ver las montañas inmortales, lo que vivimos a diario, lo que dejamos en esta vida.

Y desconocer lo que somos, es desconocer también nuestro pasado y futuro. Para muestra de lo que somos, un botón:

·          Curicó: aguas turbias

·          Collipulli: tierra café

·          Manquehue: lugar de cóndores

·          Nahuelhuapi: isla de pumas

·          Quilicura: piedra inclinada

·          Apumanque: pareja de cóndores

·          Vitacura: Piedras grandes

·          Pichintún: poquito

·          Coyhaique: valle de coigües

·          Kuriche: gente negra

·          Cahuin: fiesta, alegría y alboroto

·          Pudahuel: lugar de brujos

·          Peñalolen: cerros hermanados o parecidos

·          Huelen: estar siempre nuevo, renovado, animoso

·          Mapocho: lugar de pantanos

·          Rangui: la mitad, en medio

·          Puyuhuapi: isla de los poyas

·          Pichiche: bebé, niño pequeño

·          Llalla: suegra

El saludo típico entre los hijos de esta tierra es:

  • - Mari mari peñi: hola hermano (solo entre hombres) y

  • - Mari mari laminen: hola hermano (a) (para saludarse exclusivamente entre mujeres y de hombre a mujer y viceversa)

Se saluda a toda la gente tratándolos como hermanos, ¿Por qué? Simple, porque todos somos hijos de una misma madre!

El mapudungun significa “el hablar de la Tierra” el lenguaje de la Ñuke Mapu, y el hablar de la tierra es claro y puro, no existen insolencias o garabatos, pues la tierra sabia y buena, no creó las malas palabras, ni los insultos para tratar mal a ninguna de sus hijos. El hablar de la tierra es hermoso y bello, y en lo posible debe ser cantado con las melodías más lindas creadas por sus hijos, inspiradas en las originales, como el trinar de las aves, el chocar de las olas, el salto de los ríos, el viento galopante en el aire.

Por eso es que el mapudungun no lleva acentos rígidos, cada hombre debe ponerle la entonación a lo que habla, pues es su sentimiento el que tratará de expresar. Determinados acentos en determinadas palabras pueden expresar tanto sentimiento de rabia, como de amor.

Cuando dos mapuches se encuentran existe toda una ceremonia, un protocolo que siguen naturalmente. Primero se le saluda (hola peñi o lamngen), segundo se le pregunta por su salud, porque como está su familia cercana, luego su familia lejana, después su gente, su comunidad  y hasta su estado de ánimo. Se trata de pasar la mayor cantidad de información, de manera tal de funcionar como una suerte de noticiario diario de las actividades y actualidad de cada comunidad y familia.

En el mapudungun existen siete vocales, y según la teoría gramática, mientras mayor número de vocales, más palabras puede tener un pueblo, y más desarrollada es su lengua, y si hablamos de un pueblo que lleva casi 20.000 años comprobado científicamente en Chile, no es menor.

Pero ¿Qué pensaban los mapuches respecto a su entorno?

Ellos creían que el mundo era como una naranja, de la cual solo la mitad lo podían apreciar quienes vivían en este mundo. Y cuando le enseñaban esto a los niños, lo hacían con el kultrún.

Ellos creían en el kultrún como un regalo de los dioses, en el cual se expresaba una representación material de la tierra. Tenía una parte visible y otra invisible, por eso la forma de media naranja del instrumento mágico-ceremonial.

Durante las noches, el Ngenpin (el dueño de las palabras) era el encargado de la oratoria, y de contar en canciones las historias antiguas. Eran verdaderos libros andantes, y contaban a los niños las historias de cuando los dioses crearon la tierra, y le dieron esta forma.

En la parte no visible del mundo, la Wenumapu, habitan la familia Wenu, los dioses, ellos son: Wenu Fücha (el anciano), Wenu Kushe (la anciana), Wenu Weche (el joven) y Wenu Ülcha (la jovencita). Aquí, en este mundo al igual que en el visible, existe dualidad, no hay Fücha sin Kushe, ni hombre sin mujer. Los ancianos son los encargados de entregar la sabiduría a los jóvenes, y los jóvenes de inyectar vitalidad a los ancianos.

Actúan como un todo único e indisoluble. Tal vez por eso el éxito de Chaw Ngüneche (Dios Padre) después de la incursión católica en nuestras tierras.

Pero entre los dos mundos, el de Nagmapu habitado por hombres y la Wenumapu, residencia de los dioses, estaba la Rangiñmapu, la tierra de los espíritus, que es una zona intermedia entre ambos. Aquí viven todos los muertos, en espera por el término de su aprendizaje.

Los símbolos que aparecen en el Kultrún significan la vida (las cruces girando o esvásticas) y se encuentran también representados el Sol y la Luna. Las Y ejemplifican la “pisada del pollo”, cada pisada es un día y el año se divide entre los cuatro grandes días o pisadas del pollo (Solsticio de Invierno, Equinoccio de Primavera, Solsticio de Verano y Equinoccio de Otoño).

La educación mapuche estaba orientada hacia la inmortalidad. El principal objetivo no era ser el más popular, ser el más rico, tener más mujeres, o incluso ser lonko, eso no era lo esencial en la vida. Lo más importante era ser kimche (hombre sabio), y esto, la sabiduría, solo se alcanzaba aprendiendo todos los conocimientos de la tierra, es decir, conociendo las leyes naturales que dominan y dirigen la vida.

Si un ser nge (ser humano) cometía algún error por desconocer las leyes naturales, producía un desequilibrio en la naturaleza, por lo tanto había que aprender a comportarse frente al medio, a ser respetuoso por los demás seres vivientes, también hijos de la Tierra, y de los dioses, y no por ser más pequeños, menos importantes. Kimche nge aymi (ser persona sabia) era el horizonte más preciado para esta raza.

Los hombres que dejaban el mundo visible, y habían alcanzando gran sabiduría, vivían en lugares más cercanos a la Wenumapu, y tras pasar cierto tiempo, y alcanzar la sabiduría total, se unían con los dioses grandes y pasaban a formar parte de ellos.

Cuando alguien dejaba este mundo, no es que muriese y desapareciese para siempre, no. Solamente se iba a dormir, para despertar después de un largo viaje en el mundo de los espíritus, donde habitan todos nuestros antepasados. Los que han sido destacados en la comunidad, por su accionar, tienen privilegios en este mundo.

Por eso es que era habitual que los espíritus de los difuntos nos vinieran a visitar, y que conversaran con nosotros aconsejándonos incluso en nuestros sueños. Y esto porque la sabiduría alcanzada por ellos, podía ayudarnos en nuestras vidas, ya regidas por las leyes naturales, emanadas de la creación de los pu ngüchem (dioses).

Aunque también era habitual la visita de los Pillan, aquellos espíritus más revoltosos, que no habían aprendido a ser tan sabios, y estaban más cerca de nuestro mundo, nos visitaban a menudo.

Los dioses dirigían nuestro destino, y nosotros para llevar una mejor vida, debemos de aprender cuáles son las leyes naturales que rigen el mundo, no las creadas por los insensatos hombres, que de ser sabios, ya no estarían aquí.

Estas historias, y muchas otras las contaba también el werken, el mensajero de los pueblos, que junto al ngenpin, eran los más cultos de todos los hombres.

Durante el Nguillatún, que se celebra para cada año nuevo, el Ngenpin hace un canto introduciendo toda la mitología la mapuche, pueden ser horas de hermosos cantos y relatos, a la luz de la fogata, esperando la llegada de Gñelfe (la estrella de la mañana) señalando el año nuevo, el día más corto del año, el día en el que padre Sol comienza a acercarse nuevamente a estas tierras, ese día es durante el Solsticio de Invierno.

Para año nuevo, las machis hacían ceremonias donde “curaban” a las personas enfermas. Y colocamos curaban entre paréntesis, porque ellas no sanaban, sino que quitaban las energías negativas de los demás, cargándoselas ellas. Gracias a su rito de Kefafan (concentración) hacían oraciones para concentrarse, y convencerse absolutamente de lo que iban a hacer, para que ningún espíritu se interpusiese entre ella y su objetivo, por muy poderoso que fuese. Por eso es que se desgastaban mucho y solo podían repetir esto para el próximo solsticio.

Estamos en Wetripantu, año nuevo, y además de contar historias antiguas, leyendas, mitos y creencias; curar, quitar las enfermedades y celebrar el año que se va, también se transmiten los conocimientos ancestrales de generación en generación.

Estos conocimientos no son producto de la “iluminación” sino que del propio aprendizaje de los pueblo, mediante la observación de la naturaleza, algo muy similar a lo que plantea Carlos Keller Rueff como el óptimo dentro de las ciencias sociales en sus Tomos de Sociología “...para alcanzar la verdad de la realidad social, es preciso dedicarse primero a observarla y luego a sacar hipótesis, conclusiones y finalmente leyes...”.

Los conocimientos antiguos enseñan que al acercarse el Sol, se recibe más calor, hay que abrigarse menos. El Sol da vida a la tierra, da más brotes de plantas, durante este tiempo cantan los pájaros trinos maravillosos.

Se deja lo viejo atrás y comienza lo nuevo. A media noche toda la familia va a bañarse a las vertientes, para botar lo viejo que se lleva en el cuerpo, y recibir el año nuevo purificados por el agua de la tierra. Previamente hacen una oración de agradecimiento por lo que dejan atrás, y se enfrentan limpiamente para un año nuevo.

Se dan las gracias por las cosas que pasaron, buenas o malas, ya que unas se disfrutan, y de las otras se aprende. Se hacen además las pases, para renovarse y empezar todo de nuevo.

A los niños se los engaña diciéndoles que ese día el agua está más calentita que cualquier otro día. E inmediatamente después, se celebra todo la noche y el otro día completo.

Ese día además, ocurre una actividad muy importante, se entregan oficialmente las funciones a la comunidad por los lonkos a los nuevos integrantes de la vida burocrática, los jóvenes que ya están en edad de adquirir responsabilidades. Junto con el Wetripantu (año nuevo), nacen también los personajes nuevos para la comunidad.

Ese día además, ocurre un acto muy simbólico dentro de las familias. Ese día el abuelo, sella el pacto de linaje familiar, entregándole su nombre a su nieto en edad previa a la adultez. Esta ceremonia se llama (lakutun) y es muy importante porque no solo se continúa el linaje sino que además, se preservan las tradiciones y riquezas propias de cada familia.

También se hacen solamente durante esta noche, los katawün, u orificios en la oreja para colocarse aros. Extraña costumbre adoptaba apenas un siglo antes de la llegada  de los españoles, influenciados quizás por los Inkas, o por pueblos más lejanos como los Rapa Nui, eso a ciencia cierta aún no lo sabemos.

El Wetripantu siempre se recibe con mucha alegría. A partir de ahora las flores brotan, los ríos corren vigorosos, los animales comienzan a aparearse y generar más vida, y los hombres comienzan a amarse nuevamente.

Para comprender este pensamiento tal vez deberíamos fijarnos más en nuestro medio, en lo que nos rodea, en nuestros bosques y montañas, ríos y lagunas, valles y desiertos, en nuestra tierra.

Somos herederos del valiente Valdivia y de sus heroicos acompañantes, que cabalgaron durante meses, con medio centenar de kilos de armaduras en busca de una tierra en paz, para trabajar la tierra y criar familia.

Pero también somos herederos de esto otro, de los Wetripantu, de las machis, de Peñalolén, de los Pillán, y de la Ñuke Mapu. Más aún, con una tierra tan linda, llena de todo, llenada por todos los paisajes y climas del mundo, es en verdad una Madre Tierra, una Patria llena de magia y vida que nos invita a conocerla un poco más, respetarla y quererla, quizás incluso hasta algún día a ser pu kimche (hombres sabios), y comprender un pichintún las leyes que rigen nuestro destino, regalándole de esta manera un mejor mundo a nuestros pichiches, a los que vendrán.

Obtenido de http://www.accionchilena.cl/Pagina%20Central/cosmovision_mapuche.htm

COSMOVISIÓN: Bolivia, cosmovisión indígena y revolución (parte I) y (parteII)

La cosmovisión de los pueblos indígenas se basa en la relación armónica y holística en todos los elementos de la Madre Tierra al cual el ser humano pertenece pero no la domina. De esta forma el concepto de la acumulación es muchas veces ajeno a la cultura indígena, y de hecho la mayoría de los idiomas indígenas carecen de conceptos como ‘desarrollo’, ‘riqueza’ o ‘pobreza’.

Por ello, muchas veces en el diálogo entre indígenas y no indígenas, los indígenas cuestionan el uso del término “pobreza” como calificador de su situación frente a otros sectores de la sociedad. Más bien, suelen enfatizar la “riqueza” que constituyen sus territorios, recursos naturales y su patrimonio cultural.

Esto no significa que los pueblos indígenas no quisieran mejorar su condición socio-económica, al contrario demandan acceso a mejores servicios de educación y salud, a oportunidades para mejorar su producción e ingreso, a una participación equitativa en los procesos de definición de políticas y programas a nivel nacional.

En el pasado, los esfuerzos por mejorar la situación de los pueblos indígenas solían basarse en la idea de que, para beneficiarse con el desarrollo, dichos pueblos debían sacrificar su cultura e identidad y asimilarse o integrarse en la economía y la sociedad nacional. Además, el enfoque aplicado para lograr este objetivo solía ser paternalista y creaba dependencias de los gobiernos, las instituciones religiosas o las ONG.

Las barreras del idioma, el temor a los extranjeros, las normas culturales que pueden limitar la comunicación directa, o la existencia de subgrupos “invisibles” de la comunidad, como las mujeres o los jóvenes, son todos ellos factores que deben tenerse en cuenta en el diseño de las metodologías y procedimientos de participación de los grupos indígenas; donde esta palabra es precisamente el fundamento: PARTICIPACIÓN

 

Obtenido de http://reinventemos-desarrollo.blogspot.com/2007/04/cosmovisin-indgena-y-desarrollo.html

 

COSMOVISIÓN: Cosmovisión Griegos. La cosmovisión griega es la forma que tenía Homero sobre la relación entre cosmos, dioses y hombres.

 

Cosmovisión griega

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La cosmovisión griega es la forma que tenía Homero sobre la relación entre cosmos, dioses y hombres.

Religión y filosofía [editar]

Desde la antigüedad todas las culturas del mundo han tenido que asumir una concepción del mundo, donde se explican la existencia del mundo y de sí mismo.

Los Incas tenían una manera propia de ver al mundo, una forma propia de dar respuestas a las interrogantes que el hombre se plantea. Es evidente que la concepción de los Incas, fue producto de un largo proceso de evolución del pensamiento que el hombre andino realizó desde los comienzos mismos del período formativo. Fue una concepción propia y diferente a la de los europeos, con lo cual enfocó y entendió su mundo y marcó su proceder, su conducta e imprimió su sello en las relaciones sociales que establecieron los hombres andinos.

Gracias a los relatos de los mitos andinos que fueron incorporados a las crónicas ha sido posible obtener una imagen de la cosmovisión incaica. En ellas tanto al espacio como el tiempo eran sagrado y tenían indudablemente una explicación mítica y una representación ritual. En relación al espacio presentan una concepción dualista.

Dijimos que la concepción de los Incas, era producto y sintesis del largo desarrollo del pensamiento del hombre andino, por ejemplo ya en la época Wari-Tiahuanacu, el concepto dual ya estaba muy arraigado en estas culturas, que seguramentela tomaron de otras culturas antiguas y la generalizaron a lo largo del territorio que dominaron. Para el hombre andino (y para los Incas) el espacio horizontal también estaba dividido en dos partes. Una de ellas esta subdividida en otras dos, así, el mundo aparecía compuesto por tres planos:


-Hanan Pacha o el mundo de arriba (dioses como el sol, la luna, el rayo, las estrellas, el Arco Iris) -Kay Pacha o el mundo de aquí (hombres, animales y plantas) -Ucu Pacha o Urin Pacha o el mundo de abajo (muertos y espiritus, las enfermedades).


.La expresión “Pacha” es tierra, relacionado con el tiempo y el espacio, de ello surge la expresión Pachamama que es claramente conocida como la divinidad de la tierra, productora de alimentos. En el origen del hombre la concepción andina tiene una explicación muy peculiar. Se menciona que los hombres o grupos de Ayllus, siempre procedían del subsuelo que eran llamados Pacarinas. Creían también que cuando los hombres se mueren, se reunían con los dioses del más alla, que estaban en el cielo.


De acuerdo a la concepción dual del hombre andino, frente a la Pachamama, diosa del mundo de abajo o Urin Pacha había una divinidad equivalente en el mundo de arriba o Hanan Pacha, que vendría a ser Huiracocha o Wiraqocha. Este dios habría tenido gran influencia en el área sur del Perú, entre el Cuzco y el Lago Titicaca, donde es presentado como la divinidad más importante.

Según los mitos cuzqueños Huiracocha, luego de haber realizado una primera ordenación del mundo, mandando al cielo, al sol y a la luna, procedió a dividir el mundo en cuatro partes: Chinchaysuyo (al oeste), Collasuyo (al este), Antisuyo (al norte) y Contisuyo (al sur); posteriormente ordenó salir a los hombres de las cuevas, de las fuentes, de los precipicios, es decir del subsuelo en las regiones de Chinchaysuyo y Collasuyo, mientras sus ayudantes hacían lo propio en Antisuyo y Contisuyo.

Aquí vemos como se realiza la interacción entre Huiracocha y Pachamama, entre el cielo-tierra, el Kay Pacha sería la resultante de esta vinculación. Debe indicarse también que el sol aparece como pareja de Pachamama en otros mitos conocidos, lo que significa que en la concepción de los Incas, estos reemplazaron a Huiracocha por el Sol, cumpliendo este el mismo papel que le cupo al anterior y, a la vez, manteniendo el equilibrio de la concepción andina.


El Inca era un punto de comunicación entre los planos del mundo, pues era hijo del sol y salió de la tierra.

COSMOVISIÓN: La cosmovisión andina de los kallawayas. La cultura Kallawaya (también Callahuaya y Kolyawaya) es una cultura aborigen originaria de las poblaciones de Curva, Chajaya, Khanlaya, Huata Huata, Inka y Chari, alrededores de Charazani, provincia de Bautista Saavedra, Departamento de La Paz, Bolivia.[1] Inmemorialmente la cultura kallawaya se ha centrado en el estudio y ejercicio de la medicina tradicional itinerante, y sus sanadores recorren los caminos del Inca en busca de plantas medicinales.[2] Se han dado diversas interpretaciones para el significado de su nombre que para algunos, a partir del idioma aymara, significa País de los Médicos (aymará: kallawaya, 'País de los Médicos' )?. Otros, desde el quechua interpretan como "llevar en la espalda plantas" o como una referencia a la planta medicinal polipodiácea kalawala (Polypodium pycnocarpum).

 

COSMOVISIÓN: COSMOVISION KALLAWAYA. La cultura Kallawaya (también Callahuaya y Kolyawaya) es una cultura aborigen originaria de las poblaciones de Curva, Chajaya, Khanlaya, Huata Huata, Inka y Chari, alrededores de Charazani, provincia de Bautista Saavedra, Departamento de La Paz, Bolivia.[1] Inmemorialmente la cultura kallawaya se ha centrado en el estudio y ejercicio de la medicina tradicional itinerante, y sus sanadores recorren los caminos del Inca en busca de plantas medicinales.[2] Se han dado diversas interpretaciones para el significado de su nombre que para algunos, a partir del idioma aymara, significa País de los Médicos (aymará: kallawaya, 'País de los Médicos' )?. Otros, desde el quechua interpretan como "llevar en la espalda plantas" o como una referencia a la planta medicinal polipodiácea kalawala (Polypodium pycnocarpum).

Generalidades de la cosmovisión kallawaya.

Para los kallawayas, comunidad indígena conocida por sus curanderos que habitan las montañas andinas de Bolivia y Perú, la salud (buena o mala) es un estado global que comprende el físico y la psicología del individuo y su relación con el entorno social y natural.

En su cosmovisión, la definición de salud proviene de una analogía entre el cuerpo humano y la tierra, los animales, las comunidades, la realización personal y el respeto de las costumbres. Una visión que toma auge en el mundo occidental. Para los kallawayas, las montañas, los lagos, la lluvia, el sol, las plantas y los animales son seres vivos, con familia, con casa, con nombres. "Para tener buena salud hay que darle de comer a la montaña", dice Hilarión, curandero kallawaya.

Los rituales son de gran importancia para las curaciones. Las ofrendas a Pachamama buscan restablecer el equilibrio vital del cual todos dependemos. En los rituales kallawayas están representados tres niveles ecológicos: fetos y grasa de llama para el altiplano, claveles para los valles altos, algodón y flores de coca para la región subtropical.

Cada nivel ecológico debe estar representado por un grupo de alimentos para que la montaña sea satisfecha y proporcione salud al hombre. Esta relación simbólica entre los hombres y los niveles ecológicos ofrece una alimentación relativamente completa y variada, factor universalmente reconocido para prevenir enfermedades.

Es en la prevención donde se sitúa toda la fuerza de la medicina kallawaya. El origen de la enfermedad no se busca únicamente en el organismo del paciente, sino también en el conjunto de sus relaciones con el trabajo, la familia y las actividades cotidianas.

Los kallawayas nos enseñan que la salud reside en el equilibrio entre el hombre y su entorno. Para los occidentales, este tema espinoso transgrede la lógica cultural, científica, política y económica. Sin embargo, cada día podemos constatar, con solo mirar a nuestro alrededor, que la promoción de productos biológicos, de medicinas suaves y de regímenes alimenticios sanos incentiva la apertura hacia la naturaleza en la vida diaria de los hombres del tercer milenio.

Algunos usos de plantas medicinales

La Coca (erythroxylon coca): La coca crece principalmente en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. En la cordillera de Los Andes es una planta sagrada desde tiempos remotos. Representa el primer nivel ecológico, el más bajo. La coca no es sinónimo de vicio para los aborígenes; al contrario, esta planta forma parte de su alimentación, de su medicina y de su religión, ocupando un lugar importante en los rituales.

Sus propiedades son múltiples: masticar hojas de coca calma el dolor de estómago, ayuda a resistir el hambre, la sed y la somnolencia. Una infusión de cinco hojas de coca elimina el "soroche" -o mal de altitud- y el dolor de cabeza. En compresas, alivia el dolor de muelas. Desde siempre la coca es la compañera de campesinos y mineros en sus trabajos difíciles, los cuales realizan la mayoría de las veces sin agua, sin comida y a elevadas alturas.

El clavel (Diantus caryphyllus): Planta muy apreciada en los andes. Flor sagrada, es utilizada muchas veces por los kallawayas en rituales y ceremonias religiosas. En infusión fría tonifica el sistema nervioso y sirve para lavar ojos irritados. Las hojas hervidas calman la tos, el enfriamiento y los cólicos.

Algodón salvaje (gossypium raimondi ulr.sp), Qhiya (en aymará): La "lana" del algodón se utiliza en rituales y representa el primer nivel ecológico. Las semillas asadas y reducidas a polvo sirven para preparar una pomada contra los golpes y los moretones.

Sus fibras secas, cicatrizan las heridas. Las hojas de la planta, asadas durante largo tiempo y luego preparadas en infusión, se aplican como cataplasmas para los dolores musculares. El humo de la planta quemada debe ser respirado por los enfermos a causa de la altura.

Los viajes del aprendizaje

Hilarión Suxo nació en 1937 en la comunidad de Pampa Blanca, provincia Bautista Saavedra, área cultural kallawaya, Bolivia. Comenzó el aprendizaje de las plantas medicinales cuando tenía 14 años, con su padre y tres curanderos establecidos en la comunidad.

La transmisión de los conocimientos empíricos de los kallawayas se hace durante los tradicionales viajes al Perú, Chile, Argentina, Ecuador o Brasil. Es precisamente lo que hizo Hilarión de 1951 a 1961, viajando a pie y durante varios meses. En aquellos viajes, Hilarión aprendió a reconocer las plantas que encontraba, a utilizarlas y, sobre todo, a relacionarse con los pacientes según la experiencia de los ancianos.

Gracias a sus viajes, Hilarión Suxo cruzó los caminos de otros curanderos y médicos alópatas. En los años 80, Hilarión Suxo encontró a un médico famoso en La Paz con el que se capacitó durante dos años en una medicina que él llama "moderna".

En ese momento, abrió el campo de sus conocimientos y reflexionó sobre la introducción de la medicina kallawaya en la medicina alópata. En 1991, en el pueblo de Amarete, participa en  la creación del primer hospital en el cual trabajó como profesor kallawaya con médicos alópatas.

Desde toda la vida, Hilarión Suxo se dedicó a las plantas medicinales y a transmitir sus conocimientos en las comunidades. Los modelos sociales de la comunidad kallawaya se transformaron, entre otras cosas, por el éxodo rural.

En dos generaciones, el frágil vehículo de la transmisión oral se debilitó entre los "viejos que saben" y los jóvenes que viajan a La Paz para vender su fuerza de trabajo y soñar con la sociedad de consumo. Es precisamente lo que pasó con los dos hijos de Hilarión, aunque lograron seguir estudios y trabajar en oficios que les gustan. Uno es costurero y el otro estudia informática en La Paz.

Quedan pocos curanderos trabajando por la conservación de los conocimientos de la medicina kallawaya. Hilarión Suxo dicta talleres en las comunidades para grupos de mujeres o jóvenes que quieren capacitarse y procurar ganarse la vida fabricando pomadas, tinturas o parches.

Pedro y Alejandro son aprendices de la curación con plantas. Pero como Hilarión dice, éste es solamente un aspecto de la medicina kallawaya. El curandero no utiliza sólo las plantas sino los rituales para la Pachamama –o Madre Tierra–, el equilibrio de la alimentación, ...la música.

Para Hilarión, la salud se encuentra en la totalidad del ser humano, en donde se mezcla lo que entendemos como la psicología, el estado físico del individuo y su relación con su entorno social y ambiental. La salud es un estado completo desde el cual la persona puede relacionarse en armonía con los demás.

Testimonios de curanderos kallawayas:

La pérdida de la tradición oral lleva a la progresiva desaparición de un gran número de prácticas culturales en las comunidades indígenas latinoamericanas. Los siguientes son testimonios obtenidos por la organización ECLat que ilustran el caso de la medicina ancestral y del conocimiento de las plantas medicinales kallawaya.

"Sobre los viajes tradicionales de los curanderos kallawayas" (Hilarión Suxo, septiembre de 1998)

Primero, íbamos al cerro para un ritual. Salíamos después no más. Los viajes de los kallawayas duran varios meses, tres o cuatro.

Los que se iban para el canal de Panamá, en el año 1900, duraban cuatro meses, pero ya se murieron todos. Los kallawayas de hoy salen por poco tiempo. Hay quienes viven acá pero que no son nativos de la zona. Ellos llegaron hace poco, se casaron, aprendieron las plantas... pero no es igual.

Los kallawayas tienen otro idioma. No es el quechua o el aymará o el español... Nosotros lo sabíamos, pero lo estamos olvidando. Es un idioma para hablar entre nosotros los curanderos. Es una lengua secreta... especial.

Salí de viaje por primera vez cuando tenía 14 años, con otros kallawayas mayores. Así, aprendí a curar y vender mis jarabes, parches, pomadas... Viajábamos a pie. El primer viaje fue hasta el Perú. Íbamos de casa en casa. A veces, nos quedábamos dos o tres días en lugares donde no había ninguna casa.

Dormíamos en grutas.. ¡Eso es la vida del nómada! A veces sin comida. Llevábamos pan, pita molida (cereal) y azúcar. Tomábamos eso con agua fría no más. Para llegar a Cuzco y regresar nos demorábamos 45 días.

"Sobre los rituales y lugares sagrados kallawayas" (Hilarión Suxo y Pedro Huaqui, octubre de 1998):

Hilarión: Como decía mi abuelo: cada uno de nosotros nace con sus achachillas (cerro sagrado). Este achachilla (cerro Larwachijuani, comunidad de Pampa Blanca) hace parte de mis achachillas. Mucha gente ya no hace rituales en los cerros, para los achachillas, porque muchos de ellos no saben que son lugares sagrados.

Pedro: Sí. Es un poco triste porque la gente casi no sale a los cerros. Este achachilla está abandonado. Podríamos pasar un ritual aquí para nuestros viajes y la salud... Podríamos hacerlo. La gente ya no sube porque es un poco de sacrificio, un poco pesado subir... pero siempre es mejor hacerlo. Yo siempre paso rituales para mi salud y la cosecha.

Hilarión: Antes, había una casita donde se guardaba todo el material para los rituales platos, velas, conchas Ya no queda nada, todo se cayó. El día que hagamos rituales otra vez podríamos arreglarlo todo ¡Pero no así no más! Hay que pedirle permiso al espíritu de la montaña. Si no, él nos podría castigar o hacernos enfermar

Es que tiene su poder. Tendríamos que darle una comida o prepararle un ritual para pedirle el permiso para reconstruir la casa Es igual que nosotros: no te puedo quitar los zapatos sin preguntarte antes, o el gorro Si te lo quito así no más, te puedes enfadar. Pues, es igual para el achachilla

Es como un hombre, una persona tiene un nombre, una casa, su fuerza. Con un ritual, es como si le damos de comer. Si le preparamos una buena comida, se quedará tranquilo y podremos arreglar el lugar.

"Sobre el origen de la coca" (Hilarión Suxo, noviembre de 1998)

Vivía una mujer extraordinaria en una región de los Andes. Su belleza era magnífica. Tenía mucho encanto y era muy presumida. Era una diosa. Cuando tomaba un aspecto humano compartía con los hombres su encanto con caricias hechizantes.

Pero la conducta de esta mujer despertó los celos de las esposas y las protestas morales de los ancianos que la persiguieron Y la mataron. La enterraron en una tierra fecunda, en un lugar donde llovía mucho.

Del polvo de su cuerpo nació un arbusto chiquitito, cuyas hojas tenían propiedades maravillosas. Esas hojas tenían la fuerza de aliviar los dolores y el optimismo de la vida. La diosa se vengó de las esposas haciendo que sus maridos sufran de la permanente tentación de masticar aquellas hojas maravillosas.

Pampa Blanca: un asentamiento kallawaya

Pampa Blanca es uno de los principales asentamientos de indígenas kallawayas. Se ubica en la sección municipal de Charazani, provincia Bautista Saavedra, departamento de La Paz, Bolivia, Suramérica. La región es famosa por los curanderos kallawayas, médicos del cuerpo y del alma, conocidos desde el tiempo incaico.

El área cultural kallawaya comprende tres ecosistemas claramente definidos: Altiplano Opuna a partir de 4.000 m de altura, caracterizado por la existencia de pastos y arbustos adaptados al clima. Más abajo están los Valles Altos, con una altura de 2.800 a 3.800 m donde crece una variedad importante de gramíneas, arbustos y plantas.

Por último, se distingue la zona de Pre-yunga, de 1.200 a 2.800 m de altura, con vegetación abundante de plantas, arbustos frutales y cultivos de importancia económica. La temperatura anual promedio alcanza lo 12°C y la precipitación anual promedio es de 559 mm.

La región Bautista Saavedra cuenta con una población total de 8.406 habitantes. Su población económicamente activa alcanza los 4.531 habitantes, de los cuales 2.074 son mujeres y 2.457 son hombres. El índice de pobreza alcanza el 96,28% y la comunidad kallawaya representa unos 2.000 habitantes, o sea, un cuarto de la población global.

Apoyo a la comunidad kallawaya

Una iniciativa de ECLat La asociación ECLat -por su sigla en francés: Intercambios Culturales Latinoamericanos- trabaja desde hace más de cuatro años en estrecha colaboración con siete médicos, curanderos y yerbateros representantes del comité Salud Natural con Kallawayas -SNK-.

Este comité independiente es un actor de la vida social y cultural de la zona de los indígenas kallawayas en Bolivia. ECLat ha contado con el apoyo de científicos bolivianos de La Universidad de La Paz (botánicos, sociólogos y antropólogos), para la realización de una colección de 24 tableros que explican la práctica de la medicina kallawaya.

Este material es un soporte pedagógico que permite al comité SNK realizar talleres y conferencias sobre sus actividades médicas. Esta colaboración impulsada por uno de los miembros de ECLat y un maestro curandero kallawaya responde a la necesidad urgente de dar la palabra a los pueblos indígenas y de contribuir al mantenimiento y a la difusión de su sabiduría y de las prácticas tradicionales propias de su cultura.

Con ocasión del encuentro cultural kallawaya a realizarse en La Paz, Bolivia, a partir del 10 de julio de 2002, ECLat se ha propuesto poner en marcha un proyecto de apoyo a la comunidad kallawaya de Pampa Blanca, consistente en la construcción de una cooperativa indígena kallawaya y el acompañamiento de su funcionamiento durante un año. La cooperativa se proyecta como una casa de 70 m2 construida según las costumbres kallawayas.

Será centro de capacitación sobre el manejo y conocimientos tradicionales de la medicina ancestral kallawaya, la producción y la venta de productos hechos a base de plantas (jarabes, pomadas, parches, infusionesŠ) y el cultivo de plantas medicinales (huerta). También será un centro de atención para enfermos. La cooperativa kallawaya será manejada por tres kallawayas capacitados para autoadministrar el proyecto de manera autónoma en un plazo de un año.

El proyecto de cooperativa kallawaya es un medio para ayudar a rescatar los conocimientos ancestrales de la medicina tradicional y sus prácticas culturales. También se trata de ayudar a la comunidad, mediante tres curanderos kallawayas implicados en el proyecto, a su desarrollo económico gracias a las producciones y a las actividades generadas por la cooperativa, y el desarrollo de los tratamientos y prevención de la salud de los habitantes más pobres.

La cooperativa kallawaya tendrá como actividades principales la capacitación de jóvenes y adultos en la medicina tradicional kallawaya. Esta actividad se puede hacer en las escuelas mismas con material pedagógico existente o en la sala de capacitación de la cooperativa.

Los principales promotores de aquellas actividades son Hilarión Suxo –64 años, curandero kallawaya–, Walter Alvarez Quispe –58 años, curandero kallawaya–, Alejandro Suxo Pati –34 años, aprendiz curandero– y Pedro Huaqui, 40 años, ritualista kallawaya.

Obtenido de http://www.indigenas.bioetica.org/base2-1.htm

Sobre la cultura Kallawaya en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Cultura_kallawaya