COSMOVISIÓN: COSMOVISION KALLAWAYA. La cultura Kallawaya (también Callahuaya y Kolyawaya) es una cultura aborigen originaria de las poblaciones de Curva, Chajaya, Khanlaya, Huata Huata, Inka y Chari, alrededores de Charazani, provincia de Bautista Saavedra, Departamento de La Paz, Bolivia.[1] Inmemorialmente la cultura kallawaya se ha centrado en el estudio y ejercicio de la medicina tradicional itinerante, y sus sanadores recorren los caminos del Inca en busca de plantas medicinales.[2] Se han dado diversas interpretaciones para el significado de su nombre que para algunos, a partir del idioma aymara, significa País de los Médicos (aymará: kallawaya, 'País de los Médicos' )?. Otros, desde el quechua interpretan como "llevar en la espalda plantas" o como una referencia a la planta medicinal polipodiácea kalawala (Polypodium pycnocarpum).
Generalidades de la cosmovisión kallawaya.
Para los kallawayas, comunidad indígena conocida por sus curanderos que habitan las montañas andinas de Bolivia y Perú, la salud (buena o mala) es un estado global que comprende el físico y la psicología del individuo y su relación con el entorno social y natural.
En su cosmovisión, la definición de salud proviene de una analogía entre el cuerpo humano y la tierra, los animales, las comunidades, la realización personal y el respeto de las costumbres. Una visión que toma auge en el mundo occidental. Para los kallawayas, las montañas, los lagos, la lluvia, el sol, las plantas y los animales son seres vivos, con familia, con casa, con nombres. "Para tener buena salud hay que darle de comer a la montaña", dice Hilarión, curandero kallawaya.
Los rituales son de gran importancia para las curaciones. Las ofrendas a Pachamama buscan restablecer el equilibrio vital del cual todos dependemos. En los rituales kallawayas están representados tres niveles ecológicos: fetos y grasa de llama para el altiplano, claveles para los valles altos, algodón y flores de coca para la región subtropical.
Cada nivel ecológico debe estar representado por un grupo de alimentos para que la montaña sea satisfecha y proporcione salud al hombre. Esta relación simbólica entre los hombres y los niveles ecológicos ofrece una alimentación relativamente completa y variada, factor universalmente reconocido para prevenir enfermedades.
Es en la prevención donde se sitúa toda la fuerza de la medicina kallawaya. El origen de la enfermedad no se busca únicamente en el organismo del paciente, sino también en el conjunto de sus relaciones con el trabajo, la familia y las actividades cotidianas.
Los kallawayas nos enseñan que la salud reside en el equilibrio entre el hombre y su entorno. Para los occidentales, este tema espinoso transgrede la lógica cultural, científica, política y económica. Sin embargo, cada día podemos constatar, con solo mirar a nuestro alrededor, que la promoción de productos biológicos, de medicinas suaves y de regímenes alimenticios sanos incentiva la apertura hacia la naturaleza en la vida diaria de los hombres del tercer milenio.
Algunos usos de plantas medicinales
La Coca (erythroxylon coca): La coca crece principalmente en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. En la cordillera de Los Andes es una planta sagrada desde tiempos remotos. Representa el primer nivel ecológico, el más bajo. La coca no es sinónimo de vicio para los aborígenes; al contrario, esta planta forma parte de su alimentación, de su medicina y de su religión, ocupando un lugar importante en los rituales.
Sus propiedades son múltiples: masticar hojas de coca calma el dolor de estómago, ayuda a resistir el hambre, la sed y la somnolencia. Una infusión de cinco hojas de coca elimina el "soroche" -o mal de altitud- y el dolor de cabeza. En compresas, alivia el dolor de muelas. Desde siempre la coca es la compañera de campesinos y mineros en sus trabajos difíciles, los cuales realizan la mayoría de las veces sin agua, sin comida y a elevadas alturas.
El clavel (Diantus caryphyllus): Planta muy apreciada en los andes. Flor sagrada, es utilizada muchas veces por los kallawayas en rituales y ceremonias religiosas. En infusión fría tonifica el sistema nervioso y sirve para lavar ojos irritados. Las hojas hervidas calman la tos, el enfriamiento y los cólicos.
Algodón salvaje (gossypium raimondi ulr.sp), Qhiya (en aymará): La "lana" del algodón se utiliza en rituales y representa el primer nivel ecológico. Las semillas asadas y reducidas a polvo sirven para preparar una pomada contra los golpes y los moretones.
Sus fibras secas, cicatrizan las heridas. Las hojas de la planta, asadas durante largo tiempo y luego preparadas en infusión, se aplican como cataplasmas para los dolores musculares. El humo de la planta quemada debe ser respirado por los enfermos a causa de la altura.
Los viajes del aprendizaje
Hilarión Suxo nació en 1937 en la comunidad de Pampa Blanca, provincia Bautista Saavedra, área cultural kallawaya, Bolivia. Comenzó el aprendizaje de las plantas medicinales cuando tenía 14 años, con su padre y tres curanderos establecidos en la comunidad.
La transmisión de los conocimientos empíricos de los kallawayas se hace durante los tradicionales viajes al Perú, Chile, Argentina, Ecuador o Brasil. Es precisamente lo que hizo Hilarión de 1951 a 1961, viajando a pie y durante varios meses. En aquellos viajes, Hilarión aprendió a reconocer las plantas que encontraba, a utilizarlas y, sobre todo, a relacionarse con los pacientes según la experiencia de los ancianos.
Gracias a sus viajes, Hilarión Suxo cruzó los caminos de otros curanderos y médicos alópatas. En los años 80, Hilarión Suxo encontró a un médico famoso en La Paz con el que se capacitó durante dos años en una medicina que él llama "moderna".
En ese momento, abrió el campo de sus conocimientos y reflexionó sobre la introducción de la medicina kallawaya en la medicina alópata. En 1991, en el pueblo de Amarete, participa en la creación del primer hospital en el cual trabajó como profesor kallawaya con médicos alópatas.
Desde toda la vida, Hilarión Suxo se dedicó a las plantas medicinales y a transmitir sus conocimientos en las comunidades. Los modelos sociales de la comunidad kallawaya se transformaron, entre otras cosas, por el éxodo rural.
En dos generaciones, el frágil vehículo de la transmisión oral se debilitó entre los "viejos que saben" y los jóvenes que viajan a La Paz para vender su fuerza de trabajo y soñar con la sociedad de consumo. Es precisamente lo que pasó con los dos hijos de Hilarión, aunque lograron seguir estudios y trabajar en oficios que les gustan. Uno es costurero y el otro estudia informática en La Paz.
Quedan pocos curanderos trabajando por la conservación de los conocimientos de la medicina kallawaya. Hilarión Suxo dicta talleres en las comunidades para grupos de mujeres o jóvenes que quieren capacitarse y procurar ganarse la vida fabricando pomadas, tinturas o parches.
Pedro y Alejandro son aprendices de la curación con plantas. Pero como Hilarión dice, éste es solamente un aspecto de la medicina kallawaya. El curandero no utiliza sólo las plantas sino los rituales para la Pachamama –o Madre Tierra–, el equilibrio de la alimentación, ...la música.
Para Hilarión, la salud se encuentra en la totalidad del ser humano, en donde se mezcla lo que entendemos como la psicología, el estado físico del individuo y su relación con su entorno social y ambiental. La salud es un estado completo desde el cual la persona puede relacionarse en armonía con los demás.
Testimonios de curanderos kallawayas:
La pérdida de la tradición oral lleva a la progresiva desaparición de un gran número de prácticas culturales en las comunidades indígenas latinoamericanas. Los siguientes son testimonios obtenidos por la organización ECLat que ilustran el caso de la medicina ancestral y del conocimiento de las plantas medicinales kallawaya.
"Sobre los viajes tradicionales de los curanderos kallawayas" (Hilarión Suxo, septiembre de 1998)
Primero, íbamos al cerro para un ritual. Salíamos después no más. Los viajes de los kallawayas duran varios meses, tres o cuatro.
Los que se iban para el canal de Panamá, en el año 1900, duraban cuatro meses, pero ya se murieron todos. Los kallawayas de hoy salen por poco tiempo. Hay quienes viven acá pero que no son nativos de la zona. Ellos llegaron hace poco, se casaron, aprendieron las plantas... pero no es igual.
Los kallawayas tienen otro idioma. No es el quechua o el aymará o el español... Nosotros lo sabíamos, pero lo estamos olvidando. Es un idioma para hablar entre nosotros los curanderos. Es una lengua secreta... especial.
Salí de viaje por primera vez cuando tenía 14 años, con otros kallawayas mayores. Así, aprendí a curar y vender mis jarabes, parches, pomadas... Viajábamos a pie. El primer viaje fue hasta el Perú. Íbamos de casa en casa. A veces, nos quedábamos dos o tres días en lugares donde no había ninguna casa.
Dormíamos en grutas.. ¡Eso es la vida del nómada! A veces sin comida. Llevábamos pan, pita molida (cereal) y azúcar. Tomábamos eso con agua fría no más. Para llegar a Cuzco y regresar nos demorábamos 45 días.
"Sobre los rituales y lugares sagrados kallawayas" (Hilarión Suxo y Pedro Huaqui, octubre de 1998):
Hilarión: Como decía mi abuelo: cada uno de nosotros nace con sus achachillas (cerro sagrado). Este achachilla (cerro Larwachijuani, comunidad de Pampa Blanca) hace parte de mis achachillas. Mucha gente ya no hace rituales en los cerros, para los achachillas, porque muchos de ellos no saben que son lugares sagrados.
Pedro: Sí. Es un poco triste porque la gente casi no sale a los cerros. Este achachilla está abandonado. Podríamos pasar un ritual aquí para nuestros viajes y la salud... Podríamos hacerlo. La gente ya no sube porque es un poco de sacrificio, un poco pesado subir... pero siempre es mejor hacerlo. Yo siempre paso rituales para mi salud y la cosecha.
Hilarión: Antes, había una casita donde se guardaba todo el material para los rituales platos, velas, conchas Ya no queda nada, todo se cayó. El día que hagamos rituales otra vez podríamos arreglarlo todo ¡Pero no así no más! Hay que pedirle permiso al espíritu de la montaña. Si no, él nos podría castigar o hacernos enfermar
Es que tiene su poder. Tendríamos que darle una comida o prepararle un ritual para pedirle el permiso para reconstruir la casa Es igual que nosotros: no te puedo quitar los zapatos sin preguntarte antes, o el gorro Si te lo quito así no más, te puedes enfadar. Pues, es igual para el achachilla
Es como un hombre, una persona tiene un nombre, una casa, su fuerza. Con un ritual, es como si le damos de comer. Si le preparamos una buena comida, se quedará tranquilo y podremos arreglar el lugar.
"Sobre el origen de la coca" (Hilarión Suxo, noviembre de 1998)
Vivía una mujer extraordinaria en una región de los Andes. Su belleza era magnífica. Tenía mucho encanto y era muy presumida. Era una diosa. Cuando tomaba un aspecto humano compartía con los hombres su encanto con caricias hechizantes.
Pero la conducta de esta mujer despertó los celos de las esposas y las protestas morales de los ancianos que la persiguieron Y la mataron. La enterraron en una tierra fecunda, en un lugar donde llovía mucho.
Del polvo de su cuerpo nació un arbusto chiquitito, cuyas hojas tenían propiedades maravillosas. Esas hojas tenían la fuerza de aliviar los dolores y el optimismo de la vida. La diosa se vengó de las esposas haciendo que sus maridos sufran de la permanente tentación de masticar aquellas hojas maravillosas.
Pampa Blanca: un asentamiento kallawaya
Pampa Blanca es uno de los principales asentamientos de indígenas kallawayas. Se ubica en la sección municipal de Charazani, provincia Bautista Saavedra, departamento de La Paz, Bolivia, Suramérica. La región es famosa por los curanderos kallawayas, médicos del cuerpo y del alma, conocidos desde el tiempo incaico.
El área cultural kallawaya comprende tres ecosistemas claramente definidos: Altiplano Opuna a partir de 4.000 m de altura, caracterizado por la existencia de pastos y arbustos adaptados al clima. Más abajo están los Valles Altos, con una altura de 2.800 a 3.800 m donde crece una variedad importante de gramíneas, arbustos y plantas.
Por último, se distingue la zona de Pre-yunga, de 1.200 a 2.800 m de altura, con vegetación abundante de plantas, arbustos frutales y cultivos de importancia económica. La temperatura anual promedio alcanza lo 12°C y la precipitación anual promedio es de 559 mm.
La región Bautista Saavedra cuenta con una población total de 8.406 habitantes. Su población económicamente activa alcanza los 4.531 habitantes, de los cuales 2.074 son mujeres y 2.457 son hombres. El índice de pobreza alcanza el 96,28% y la comunidad kallawaya representa unos 2.000 habitantes, o sea, un cuarto de la población global.
Apoyo a la comunidad kallawaya
Una iniciativa de ECLat La asociación ECLat -por su sigla en francés: Intercambios Culturales Latinoamericanos- trabaja desde hace más de cuatro años en estrecha colaboración con siete médicos, curanderos y yerbateros representantes del comité Salud Natural con Kallawayas -SNK-.
Este comité independiente es un actor de la vida social y cultural de la zona de los indígenas kallawayas en Bolivia. ECLat ha contado con el apoyo de científicos bolivianos de La Universidad de La Paz (botánicos, sociólogos y antropólogos), para la realización de una colección de 24 tableros que explican la práctica de la medicina kallawaya.
Este material es un soporte pedagógico que permite al comité SNK realizar talleres y conferencias sobre sus actividades médicas. Esta colaboración impulsada por uno de los miembros de ECLat y un maestro curandero kallawaya responde a la necesidad urgente de dar la palabra a los pueblos indígenas y de contribuir al mantenimiento y a la difusión de su sabiduría y de las prácticas tradicionales propias de su cultura.
Con ocasión del encuentro cultural kallawaya a realizarse en La Paz, Bolivia, a partir del 10 de julio de 2002, ECLat se ha propuesto poner en marcha un proyecto de apoyo a la comunidad kallawaya de Pampa Blanca, consistente en la construcción de una cooperativa indígena kallawaya y el acompañamiento de su funcionamiento durante un año. La cooperativa se proyecta como una casa de 70 m2 construida según las costumbres kallawayas.
Será centro de capacitación sobre el manejo y conocimientos tradicionales de la medicina ancestral kallawaya, la producción y la venta de productos hechos a base de plantas (jarabes, pomadas, parches, infusionesŠ) y el cultivo de plantas medicinales (huerta). También será un centro de atención para enfermos. La cooperativa kallawaya será manejada por tres kallawayas capacitados para autoadministrar el proyecto de manera autónoma en un plazo de un año.
El proyecto de cooperativa kallawaya es un medio para ayudar a rescatar los conocimientos ancestrales de la medicina tradicional y sus prácticas culturales. También se trata de ayudar a la comunidad, mediante tres curanderos kallawayas implicados en el proyecto, a su desarrollo económico gracias a las producciones y a las actividades generadas por la cooperativa, y el desarrollo de los tratamientos y prevención de la salud de los habitantes más pobres.
La cooperativa kallawaya tendrá como actividades principales la capacitación de jóvenes y adultos en la medicina tradicional kallawaya. Esta actividad se puede hacer en las escuelas mismas con material pedagógico existente o en la sala de capacitación de la cooperativa.
Los principales promotores de aquellas actividades son Hilarión Suxo –64 años, curandero kallawaya–, Walter Alvarez Quispe –58 años, curandero kallawaya–, Alejandro Suxo Pati –34 años, aprendiz curandero– y Pedro Huaqui, 40 años, ritualista kallawaya.
Obtenido de http://www.indigenas.bioetica.org/base2-1.htm
Sobre la cultura Kallawaya en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Cultura_kallawaya
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