HISTORIA5: ¿PROGRESO O CLASICISMO? El progreso es un concepto que indica la existencia de un sentido de mejora en la condición humana. El clasicismo es una corriente estética e intelectual que tuvo su apogeo en los siglos XVIII y XIX, abarcando desde 1730 a 1820, aproximadamente, inspirado en los patrones estéticos y filosóficos de la Grecia clásica. Se expresó en todos los dominios del arte, desde la arquitectura y la música hasta la pintura y la literatura. Suplantó progresivamente al Barroco; siendo renovado a través del Neoclasicismo y atacado por el Romanticismo .
Progreso
De Wikipedia, la enciclopedia libre
La actual bandera de los Estados Unidos (conocida también como The Star-Spangled Banner, en honor al himno nacional) fue creada conforme su actual configuración, el 4 de julio de 1960, cuando las islas Hawái se incorporaron a los EE. UU.
La primera bandera de los Estados Unidos fue izada por primera vez en el Fuerte Stanwix, sitio de la actual ciudad de Rome, estado de Nueva York, el 3 de agosto de 1777. Tres días después, hizo su primera aparición en la batalla de Oriskany, Nueva York, donde los colonos obligaron a los ingleses a retirarse. Khemill Concepción Arbaje
Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual de este artículo o sección. En la página de discusión puedes consultar el debate al respecto. |
El progreso es un concepto que indica la existencia de un sentido de mejora en la condición humana.
La mera consideración de tal posibilidad fue fundamental para la superación de la ideología feudal medieval, basada en el teocentrismo cristiano (o musulmán) y expresada en la escolástica. Desde ese punto de vista (que no es el único posible en teología) el progreso no tiene sentido cuando la historia humana proviene de la caída del hombre (el pecado original) y el futuro tiende a Cristo. La historia misma, interpretada de forma providencialista, es un paréntesis en la eternidad, y el hombre no puede aspirar más que a participar de lo que la divinidad le concede mediante la Revelación. La crisis bajomedieval y el Renacimiento, con el antropocentrismo, resuelven el debate de los antiguos y los modernos, superando el argumento de autoridad y Revelación como fuente principal de conocimiento. Desde la crisis de la conciencia europea de finales del siglo XVII y la Ilustración[1] del XVIII pasa a ser un lugar común que expresa la ideología dominante del capitalismo y la ciencia moderna. La segunda mitad del siglo XIX es el momento optimista de su triunfo, con los avances técnicos de la Revolución industrial, el imperialismo europeo extendiendo su idea de civilización a todos los rincones del mundo. Su expresión más clara es el positivismo de Auguste Comte. Aunque pueden hallarse precursores, hasta después de la Primera Guerra Mundial no empezará el verdadero cuestionamiento de la idea de progreso, incluyendo el cambio de paradigma científico, las vanguardias en el arte, y el replanteamiento total del orden económico social y político que suponen la Revolución Soviética, la Crisis de 1929 y el Fascismo.
Contenido[ocultar] |
Progreso desde el aspecto filosófico y sociológico [editar]
En filosofía y sociología, los conceptos de progreso y su contrario, regresión, están sujetos a diferentes interpretaciones. Los científicos del período en que el capitalismo se desarrollaba progresivamente (Vico, Turgot, D'Alembert, Herder, Hegel y otros) reconocían el progreso y trataban de darle una interpretación racional. Los científicos del período de crisis del capitalismo, o circunscriben el concepto de progreso a los limites de culturas y civilizaciones aisladas (Oswald Spengler, Arnold J. Toynbee) o no admiten la posibilidad misma de estudiar el progreso de la historia. Intentan explicar la regresión por la acción de factores puramente subjetivos: explican, por ejemplo, la regresión de la Alemania nazi por las características de la personalidad de Hitler y por la actividad del Partido Nacional Socialista. El materialismo dialéctico marxista intenta la elucidación científica del progreso, según el cual el progreso como desarrollo ascendente, sin recidivas, sólo será posible en una futura sociedad comunista.
Progreso desde el aspecto político [editar]
En política, la idea de progreso se identifica desde la Revolución francesa con la izquierda y la transformación, siendo los defensores del Antiguo Régimen (?) la derecha y la reacción (ver reaccionario). Los términos progresista y progresismo también se oponen a conservador y conservadurismo. El surgimiento del movimiento obrero organizado desde mediados del siglo XIX produce un cambio en la ubicación política que convierte a las izquierdas en derechas y a los revolucionarios (la burguesía ahora en el poder social y político) en conservadores. El lema que figura en la bandera de Brasil Ordem e Progresso, que en toda América Latina se aplicó a las llamadas dictaduras de orden y progreso, simboliza perfectamente el vaciamiento semántico del concepto.
Referencias [editar]
- ↑ A-R-J. Turgot. Discursos sobre el progreso humano, edición, estudio preliminar, traducción y notas de G. Mayos, Tecnos, 1991.
Véase también [editar]
Enlaces externos [editar]
José María Laso Prieto, curso de la Universidad de Oviedo: [1]
Bibliografía [editar]
- B. Delgauff, “La historia como progreso”. Buenos Aires, 1968.
- Cirilo Florez Miguel, “Dialéctica, historia y progreso”. Salamanca, 1968
- Vidal Peña, ”Algunas preguntas sobre la idea de progreso. Revista El Basilisco, Nº 15 de la segunda época. Oviedo. Invierno de 1993
- John Bury, La idea de progreso, Madrid, Alianza, 1971.
Clasicismo
De Wikipedia, la enciclopedia libre
EL PARTENON DE ATENAS.
El Partenón (del griego Παρθενών, que procede a su vez de la palabra griega Παρθενος Parthenos –Virgen–; uno de los adjetivos que servían de epíteto para Atenea) es el templo griego situado en la Acrópolis de Atenas dedicado a Atenea, diosa protectora –y epónima– de la ciudad de Atenas. Es el monumento más importante de la civilización griega antigua y se le considera como una de las más bellas obras arquitectónicas de la humanidad.
El Partenón es uno de los principales templos dóricos que se conservan, construido entre los años 447 y 432 a. C., sus dimensiones aproximadas son: 69,5 metros de largo, por 30,9 de ancho; las columnas tienen 10,4 metros de altura.
El clasicismo es una corriente estética e intelectual que tuvo su apogeo en los siglos XVIII y XIX, abarcando desde 1730 a 1820, aproximadamente, inspirado en los patrones estéticos y filosóficos de la Grecia clásica.
Se expresó en todos los dominios del arte, desde la arquitectura y la música hasta la pintura y la literatura. Suplantó progresivamente al Barroco; siendo renovado a través del Neoclasicismo y atacado por el Romanticismo .
Contenido[ocultar] |
El clasicismo en pintura [editar]
En la pintura, y lo mismo que el caravagismo, el Clasicismo es una reacción al manierismo que tiene su origen en Italia, donde surge el Clasicismo romano-boloñés.
Tiene su origen en Bolonia, ciudad intelectual y universitaria que reacciona frente a las formas caprichosas del manierismo optando por una pintura más realista pero buscando la belleza ideal y la expresión de los caracteres y estados de ánimo como hicieron en el arte de la antigua Grecia o en el Renacimiento. En este punto se aleja del naturalismo caravagista.
Se difundió entre los eclesiásticos, pues se apartaba de la vulgaridad caravagista, y también en los medios cultos que veían la posibilidad de narrar historias mitológicas y alegorías.
Cultivó un tipo de paisaje sereno y equilibrado, en el que a menudo aparecen ruinas clásicas. Este paisaje «clasicista» o «heroico» se difundió especialmente en Francia.
Los boloñeses hermanos Annibale (†1609) y Agostino Carracci (†1602), así como su primo Ludovico Carracci (†1619) fueron los primeros cultivadores de esta corriente. Crearon la «Academia de los Deseosos» (después, «de los Encaminados») con la finalidad de enseñar a los pintores tanto las técnicas artísticas como una formación humanista. La obra maestra de Annibale Carracci, ejecutada con la ayuda de colaboradores, es la bóveda de la gran galería del palacio Farnesio, en Roma, inspirada por la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Entre los principales seguidores de Carracci están Domenichino (†1641), Guido Reni (†1642) y Albani. Influidos por la pintura barroca están Giovanni Lanfranco (†1647) y la obra de comienzos de Guercino (†1666), quien posteriormente se convierte en un severo clasicista siguiendo el modelo de Reni.
Carlo Maratta (1625-1713) es el pintor que, a finales de siglo, sirve de enlace entre este Clasicismo del Barroco con el Neoclasicismo del siglo XVIII.
El Clasicismo romano-boloñés se extendió a otros países, como Francia. El Clasicismo francés se divulgó especialmente durante el reinado de Luis XIV, siendo el estilo favorito de la corte parisina, mientras que entre la burguesía y la Iglesia de provincias arraiga el caravagismo. Se da en el último tercio del siglo XVII. Se considera que el fundador fue Nicolas Poussin (1594-1665), que vivió en Roma y gustó del estilo de los clasicistas romanos, especialmente de Domenichino. La pretensión fundamental es la de imitar los modelos de la Antigüedad pero unido a una tendencia barroca.
El otro gran maestro del Clasicismo francés fue Claudio Lorena (1600-1682), que cultivó especialmente el paisaje. Influyó en corrientes pictóricas muy posteriores, como el Romanticismo y en el impresionismo.
Este movimiento se prolonga en el Academicismo a lo largo del siglo XVIII paralelamente al Rococó. Resurgirá en el estilo neoclásico.
El Clasicismo en música [editar]
En música, es considerado el estilo caracterizado por la evolución hacia una música equilibrada entre estructura y melodía. Su diferencia con la música barroca es que ya no son las mismas figuras musicales, todas rápidas. Ocupa la segunda mitad del siglo XVIII y las tres primeras décadas del siglo XIX. Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven son sus representantes más destacados. Los compositores de esta época buscaron un arte equilibrado y dominado por la lógica. Su música se caracteriza por la elegancia, la naturalidad y una estudiada sencillez. También se caracteriza por el orden y la claridad de las ideas, que genera una simplificación general de estructuras y técnicas.
Véase también [editar]
Referencias [editar]
- Pérez Sánchez, A.E., «La pintura barroca en Italia y Francia», en Historia del arte, Anaya, Madrid, 1986. ISBN 84-207-1408-9
0 comentarios