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PSICOLOGÍA3: LA RELATIVIZACIÓN DE PROBLEMAS

La Inteligencia Emocional y la Resolución de Problemas

Los principios de la "Inteligencia Emocional" pueden sintetizarse en los siguientes cinco puntos, dados por los psicólogos estadounidenses Elias, Tobias y Friedlander:

  1. Sea consciente de sus propios sentimientos y de los sentimientos de los demás.
  2. Muestre empatía y comprenda los puntos de vista de los demás.
  3. Haga frente de forma positiva a los impulsos emocionales y de conducta y regúlelos.
  4. Plantéese objetivos positivos y trace planes para alcanzarlos.
  5. Utilice las dotes sociales positivas a la hora de relacionarse.

El primer punto es quizás el más importante. Se basa en ser consciente de lo que sentimos y de buscar el porqué de ese sentimiento. De hecho, como dicen esos autores, "muchos niños que tienen problemas de conducta también los tienen a la hora de calificar adecuadamente sus sentimientos: Confunden enfadado con furioso, irritado con triste, orgulloso con satisfecho, y muchos otros". Aunque su enfoque es la infancia, el mensaje se puede extrapolar a cualquier edad.

Estos autores proponen un método para la resolución de problemas basándose en la Inteligencia Emocional. Su método, lógicamente, no es infalible, pero ayuda a plantearnos el problema de forma consciente y seria y quizás lo más importante es que nos prepara para abordar su solución, evitando caer en la apatía de pensar que su solución es inabarcable.

Este método, llamado STOPP SPA por las siglas de los 8 pasos que lo componen, puede aplicarse a todos los problemas de la vida, sus contratiempos, nuestras inquietudes y nuestras preocupaciones. También puede verse como un método para la consecución de todo tipo de objetivos en la vida. A continuación exponemos los 8 pasos de STOPP SPA, junto con una serie de preguntas que ayudan a aplicarlos:

  1. Los Sentimientos me estimulan a actuar con la debida reflexión: Es importante conocer y pensar en nuestros sentimientos, para reconocer el problema realmente. Esos sentimientos no deben ser el final del proceso del problema, sino el principio para detectar la existencia del problema y empezar a pensar en su planteamiento para su resolución. Preguntas: ¿Cómo te sientes? ¿Qué sentimientos experimentas? ¿Cómo crees que se siente el otro o los otros afectados?
  2. Tengo un problema: Admitir que el problema existe, independientemente de quien sea el culpable. Si el problema existe, seguro que hay algo que puede hacerse para resolverlo o mitigar sus efectos negativos. No ayuda a su resolución ignorar el problema o centrarnos en los sentimientos negativos hacia el problema o hacia el culpable. Preguntas: ¿Qué pasó exactamente? ¿Qué pasó antes? ¿y después? ¿Qué hiciste? ¿Cuál es el origen del problema?
  3. Mis Objetivos me proporcionan una guía: Plantearse los objetivos es algo de vital importancia (insistiremos en esto más adelante). Consiste en conocer clara y explícitamente qué es lo que queremos. Los objetivos deben ser razonables y debemos tener paciencia para conseguirlos (recuerde lo de "diferir las gratificaciones"). No podrán conseguirse todos ellos rápidamente. En este punto, hacer una lista por escrito de nuestros objetivos resulta de gran ayuda. Preguntas: ¿Qué te habría gustado que sucediera? ¿Qué te gustaría que sucediera ahora? ¿Cuáles son tus objetivos?
  4. Pienso en qué cosas puedo hacer: Buscar todas las posibles acciones que puedan servir para conseguir los objetivos. Cuantas más soluciones potenciales se tengan, mejor, pues como dicen ellos mismos "la vida es compleja, y rara vez existe una respuesta clara y concisa a un problema determinado". Preguntas: ¿Qué has pensado que puedes hacer? ¿Puedes hacer más cosas?
  5. Preveo el resultado: Este punto puede hacerse a la vez que el anterior. Para cada acción debe pensarse también sus consecuencias, para así estar en mejor disposición de ejecutar el punto siguiente. Preguntas: ¿Intenta ver qué pasaría si haces lo que has pensado? ¿Qué podría pasar? ¿Qué podrían hacer los demás involucrados?
  6. Selecciono la mejor opción. Preguntas: De las acciones pensadas, ¿Cuál es la mejor para aplicarla primero? ¿Cuál crees que te llevará a conseguir el objetivo deseado?
  7. Planeo cómo proceder, me anticipo a los escollos, practico y persevero: Una vez determinadas las acciones a efectuar, conviene planificarlas, ensayarlas (si procede), pensar como solucionar posibles errores que puedan ocurrir y, ante todo no rendirse si las cosas no salen como nos gustaría. Preguntas: ¿Cómo vas a ejecutar la acción elegida? ¿Que harás si las cosas no salen como tú esperas? ¿Qué posibles inconvenientes o trabas puedes encontrar?
  8. Advierto qué ha sucedido, y ahora ¿qué?: Este último punto es el que evalúa los resultados de nuestro plan. Nada garantiza su éxito, pero del fracaso deben obtenerse conclusiones interesantes, para volver a empezar un nuevo STOPP SPA.

Otro aspecto a favor del plan STOPP SPA, es que nos obliga a detenernos a pensar un problema, evitando que nos dejemos llevar por la presión del momento (ira, incertidumbre, nerviosismo, frustración, miedo...).

 

Obtenido de http://www.lcc.uma.es/~ppgg/html/exito.html

 

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