ARTE2. "LA PINTURA Y LOS TEMAS EN LA PINTURA"
Pintura
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En Bellas Artes, la pintura artística es el arte de la representación gráfica utilizando pigmentos mezclados con otras sustancias orgánicas o sintéticas. En este arte se emplean técnicas de pintura y conocimientos de teoría del color.
Más allá de toda especulación o tendencia en las artes visuales, la pintura artística, se diferencia de cualquier otro tipo de pintura, en que su práctica no corresponde necesariamente a una demanda, sino a la búsqueda personal de un mensaje visual, que trascienda al material usado en sí, emergiendo detrás de las formas y los colores y sus tonalidades, un contenido que invite al espectador a explorar un camino que se recorre a través de las manos del mismo pintor. Siempre basándose en las técnicas elementales de la pintura como lo es la composición, el equilibrio, ritmo, forma, color y valor.
La pintura es la expresión de ideas, pensamientos y sentimientos en el papel, madera, paredes etc. Para esto el pintor necesita una habilidad para pintar y además una situación en que se base, es decir, un conflicto, problema, o situación en la que este se encuentre.
Estas técnicas basadas en naturalezas matemáticas han sido perfeccionadas a lo largo de la historia por todas las grandes civilizaciones conocidas, y sus profundos conocimientos han sido siempre aplicados a consciencia por la mayoría de los grandes pintores que han trascendido en sus obras.
temas en la pintura
A través de la técnica y la composición el pintor expresa contenidos ideológicos ‑religiosos y civiles‑, culturales o meramente plásticos. Estos contenidos tienen su explicitación visual en los llamados temas, tratados por los artistas. Sin embargo, el término tema lleva implícito un carácter eminentemente figurativo, por lo que emplearemos la palabra tipología para designar los contenidos de las obras. (...)
La Historia del Arte se inicia con una tipología mágica, representada por las pinturas del mundo prehistórico. El artista ‑eminentemente cazador‑ fija las imágenes de las piezas que él pretende cobrar, de manera que su representación gráfica tiene un significado de posesión. Así, su sueño/deseo se convierte en realidad. (...)
El arte se convierte en ocasiones en objeto decorativo, y como tal tiene significado. Ya no se pretende la copia de la realidad, sino que los elementos tangibles se organizan en composiciones que no explican nada, sino que tan sólo sirven de ornamento. Cenefas, grutescos renacentistas, esgrafiados e incluso geometrismos árabes son elementos complementarios de una espacialidad arquitectónica. Podemos hablar así de arte aplicado, carente de significación propia.
… Es la mitología uno de los temas que a través de los tiempos ha tenido mayor incidencia plástica. Su sentido es doble: religioso y simbólico. En el mundo antiguo y en las culturas orientales, el dios mítico viene a representar lo que los personajes cristianos son para nosotros. Sin embargo, dentro de nuestra cultura occidental y cristiana el mito se convierte en modelo de virtudes y en ocasiones se sacraliza. Dioses y héroes pasan a representar vicios y virtudes en clara alusión a la moral. Así, no es de extrañar que Hércules sea la personificación del rey, que al igual que aquél prefiere los trabajos al ocio. Apolo simboliza la cultura, Venus, la belleza, Baco, el placer sensual, Marte, la guerra, Mercurio, el trabajo... Se utilizan los dioses dentro de un mensaje cristiano. Pero el uso de la mitología es vario. Así, los círculos culturales del Renacimiento y el Barroco los utilizan de manera dilettante y el Neoclasicismo de modelo plástico, al convenir la identidad mito‑clasicismo.
Sin embargo, la gran división tipológica, que incluye a otras muchas, se centra en lo religioso y lo civil.
La temática religiosa se remonta a culturas lejanas en el tiempo y evidentemente anteriores a la Era Cristiana. El antiguo Egipto con las representaciones de sus dioses, Mesopotamia, Asiria, Persia... son ejemplos representativos. (...)
La tipología religiosa tiene en el Antiguo y Nuevo Testamento dos de sus representaciones más divulgadas. (...) Pero no es igual la visión de una misma historia por parte de artistas de diferentes épocas, a lo que hay que añadir el momento que cada pintor elige de acuerdo con su concepción artística, y el tratamiento real, simbólico o alegórico que le quiere conferir. (...) Hemos de insistir … en la ideología de cada momento artístico. Así, el mundo medieval significa los personajes dándoles un carácter totémico y simbólico, que el Renacimiento humaniza y el Barroco sentimentaliza. El siglo XVII, época de crisis de valores religiosos, sensualiza esta temática, mientras desde el siglo XIX a nuestros días se convierte en algo amorío y sin fuerza expresiva. Los evangelios apócrifos tienen en el Medievo y el Renacimiento una gran utilización que el Barroco, derivado de la contrarreforma, sustituirá por la plasmación de Vidas de Santos, como personajes modélicos a seguir. Es el didactismo de la imagen que convierte a la pintura en el máximo emisor de una nueva ideología religiosa. Las apoteosis de los santos son la manera visual de explicar la unión de las almas escogidas con Dios: modelo a seguir y fin a conseguir.
La relación de las distintas temáticas religiosas se haría exhaustiva. A veces incluyen imágenes del Nuevo Testamento unidas a diversos santos. La Sacra Conversación, en la que la Virgen es flanqueada por santos, es un ejemplo común del Renacimiento, mientras que el Barroco introduce la Inmaculada Concepción, plasmación gráfica de una idea abstracta o pura. Otras veces lo religioso se une a la crónica de una realidad transmitida: milagros, apariciones, martirios de santos... También los misterios de la Iglesia son tratados: Santísima Trinidad, Resurrección, Eucaristía... En definitiva, las modalidades son múltiples y, a menudo, se interrelacionan en un mismo cuadro.
La compresión de una pintura religiosa no depende exclusivamente de su captación formal, sino que tiene en el reconocimiento del tema uno de los aspectos fundamentales. La iconografía religiosa cristiana es esencial para la visión completa de la obra. (...)
La tipología civil tiene múltiples formulaciones temáticas. Destacamos en primer lugar el retrato. El mundo romano introdujo esta temática en la pintura, y la potenció en la escultura. Tendremos que esperar hasta el mundo gótico, salvo raras excepciones anteriores, para volver a encontrar este tipo de temática. Podríamos hablar de retrato integrado ‑orantes del mundo gótico‑, autorretrato y retrato. El autorretrato tiene su razón de ser en la autoestima que desde el Renacimiento el artista tiene de sí mismo. Su finalidad es, esencialmente, potenciar el personaje y sus formulaciones diversas. Así, del retrato significante del siglo XV, llegaremos al retrato simbólico del mundo barroco, con múltiples variaciones como el retrato alegórico, el retrato psicológico y el retrato fotográfico. Esta individualización del personaje tiene, en el mundo burgués, una ampliación de carácter institucional: el retrato de grupo y el retrato familiar. El retrato a lo divino, en el que el personaje se representa con iconografías del santoral, es propio del mundo barroco.
La pintura de género ha sido explicada a partir de planteamientos burgueses. Es evidente que la sociedad del Seiscientos holandesa potenció sus propios temas, populares y urbanos; sin embargo, la aristocracia quiso también representarse en sus interiores; la finalidad fue la misma. Ambas instituciones. quisieron convertirse en tema del cuadro y, autoafirmándose, perpetuarse en la historia. El realismo del siglo XIX potenció la visión sociológica de la realidad, mientras el siglo XX volvió a conferir un carácter burgués a este tipo de representaciones.
El bodegón es otra de las temáticas, que junto, al florero surgen en la transición del siglo XVI al XVII. Su carácter es doble: plasmación de una sociedad y finalidad decorativa. Su carácter burgués es evidente, siendo una de las temáticas más cultivadas desde el siglo XIX. El Impresionismo fijó su carácter decorativo, siendo el Cubismo el que les confirió una dimensión puramente especulativa.
La temática del paisaje es evidentemente … una de las más cultivadas, incluso en la actualidad. El paisaje dependiente sirve de fondo a composiciones de otro tipo de temática. Así, el Renacimiento utiliza el paisaje como elemento complementarlo y/o perspectivo. Nos referimos al paisaje propiamente dicho, y al arquitectónico. El paisaje autónomo fue en Centroeuropa donde primero se planteó. Sus inicios los podemos situar en Patinir, aún no desligado de la temática religiosa, sin olvidar las magníficas acuarelas de Durero, mucho más acordes con la realidad. El siglo XVII hizo suyo este carácter individual del paisaje, formulándolo de maneras diversas. Así, los holandeses ‑Hobbema, Ruysdael, Vermeer... ‑ definen el paisaje de manera realista. Es la ya citada autocomplacencia por su mundo circundante. En Italia, Claude Lorrain se sirve del paisaje para intentar captar la atmósfera, aunque el tema secundario está aún presente. El XVIII inglés recoge la tradición neerlandesa y abrirá el camino al paisaje como tema, que tendrá en la escuela de Barbizon y en los impresionistas y fauvistas sus máximos valedores. El hiperrealismo, con su calidad fotográfica, es el último gran intento de captación de la esencia del paisaje. Variaciones del denominado paisaje son las marinas, los interiores, y las llamadas visiones arquitectónicas.
Opuesto a la visión de la realidad existe el llamado paisaje de creación, que tiene en el primer Renacimiento y en el Romanticismo sus momentos más definidores, a los que hemos de añadir el paisaje surreal y metafísico.
No queremos, y menos en esta tipología, dejar de insistir en que la transcripción plástica de la realidad, no la podemos confundir con la copia exacta de esta realidad. Una cosa es la naturaleza y otra su plasmación sobre el cuadro, aunque la intención del pintor, como hemos dicho, sea el buscar el máximo de identificación o el inspirarse en ella para componer un mundo romántico, surreal o metafísico.
La tipología histórica es junto a la mitológica la que utiliza de manera más clara la alegoría y en ocasiones el símbolo. La representación conmemorativa de los hechos bélicos o históricos se relaciona claramente con un deseo de autoafirmación. Así el rey, el príncipe e incluso el burgués, quieren perpetuar aquellos hechos en los cuales han salido victoriosos. En ocasiones esta autocomplacencia personal los hace protagonistas de esta clase de temas. … Es desde el Renacimiento desde donde este sentido conmemorativo se potencia. El personaje principal queda enfatizado en la composición, tanto formalmente ‑horizonte bajo‑ como a través de atributos y símbolos. Históricamente es el siglo XIX el que utiliza en mayor grado esta temática, que en la actualidad ha sido sustituida por la instantaneidad de la fotografía, aunque la pintura realista ‑realismo socialista‑ ha insistido en ella cambiando los términos: el héroe ya no es el poder establecido y autoritario, sino el pueblo, poder comunitario de la nueva sociedad.
La historia y la mitología presuponen a menudo la existencia de programa iconográficos de lectura, a veces compleja. … En ocasiones la pintura puede adquirir una nueva dimensión cuando se la relaciona con otras composiciones ya de antemano preestablecidas. Son los denominados ciclos pictóricos que a menudo explican una historia o un proceso artístico, que sólo tienen sentido en su complementariedad.
La alegoría cierra el capítulo de las tipologías figurativas. En la plástica artística esta representación de ideas abstractas –Inmaculada, virtud, vicio, fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza, valor, cobardía, …- es constante a lo largo de todos los tiempos. Se asocia a la pintura religiosa pero, sobre todo, a personajes históricos a los que se quiere ensalzar. El Renacimiento y el Barroco fomentaron la alegoría como algo consustancial a su ideología. las virtudes del héroe cristiano tuvieron en las formas alegóricas su mejor plasmación.
No querríamos acabar esta llamada aproximación tipológica sin hablar de las formulaciones modernas o de otras culturas. La pintura sígnica tiene en el mundo oriental ‑la caligrafía‑ y en el occidental ‑Miró, Tobey...‑ ejemplos de una gran fuerza plástica. La llamada especulación formal cierra esta breve relación. La pintura actual ha especulado con las formas ofreciéndonos soluciones no figurativas y nos ha ofrecido la pureza del arte: formas válidas por sí mismas; formas significantes y significadas; en definitiva, nos ha formulado el arte en su estado puro, permitiéndonos su comprensión, no en base a identificaciones, sino por sí mismo. (...)
Obtenido de http://www.iesalmenara.org/dpto/historia/23%20%20PINT.%20LOS%20TEMAS.doc
3 comentarios
petalofucsia -
También con qué relaciono los temas de la pintura indica el tipo de abstracción que hago.
Se observan asociaciones conceptuales entre objetos, propias de mi pensamiento, de donde estoy viviendo...
A veces las relaciones conceptuales se hacen imposibles y la obra parece un frenesí o un delirio...
Pero sobretodo, muchas veces aparecen una serie de "ideas fijas" en el pintor.
petalofucsia -
Supongo que como nosotros tienen un tema que se repite, una "idea fija" que se repite, supongo que giran en torno a un tema principal, pero la verdad, desconozco por completo su pintura y su arte.
petalofucsia -
Básicamente en arte tratamos unos temas principalmente. En arte Occidental, se ve mucho la "forma" y la "mujer".
Tratamos estos temas porque son "ideas fijas" que tenemos. De hecho la palabra "tema" significa "idea fija".
Tal vez sea algo relacionado con la religión.
¿Por qué tenemos estas "ideas fijas"? ¿Cuerpo, forma y mujer?
¿Estará tal vez relacionado con el cuerpo de Jesús y con la Virgen María?
Estos temas se repiten y se repiten en nuestras expresiones artísticas, e incluso en el día a día, en la "moda" en las revistas que nos compramos, en los sloganes publicitarios...
En nuestro pensamiento está muy presente el cuerpo, a veces más que el rostro...
Intentaré poner más ejemplos.