HIMNO GALLEGO
1. El Himno gallego y el sistema cultural de Galicia. El Himno es el símbolo acústico más solemne y transcendental de Galicia como comunidad política. Como un producto de la cultura gallega, refleja el ambiente social y cultural de Galicia, como uno de sus más importantes testimonios. Es un Himno que, desde su estreno en 1907, ha pasado por muchas vicisitudes, desde la prohibición absoluta, en tiempos de restricción espiritual y expresiva, hasta la permisividad total, sin obstáculos ni censura, pasando por situaciones intermedias, muchas veces ambiguas, en las que se ha tolerado su práctica, pero interpretado como una canción más dentro del rico folklore gallego. Surge en La Habana, fruto del espíritu organizador de un linotipista emigrante, por lo que, al igual que la Bandeira* y el Escudo*, está vinculado al espíritu creador de la Galicia emigrante. Es el único símbolo gallego que no ha sido contestado o criticado, por lo que despierta la adhesión de todos los medios nacionalistas y regionalistas y de personas que no se distingan por un excesivo celo centralista. Galicia es rica en símbolos acústicos o sonoros de tipo ideológico y político. Los berros o gritos son muchos y se utilizan con frecuencia, tanto en fiestas típicas, como en actos patrióticos. Algunos de estos berros tienen efecto rubricante, para rubricar la culminación de un acto político, como «¡Terra a Nosa!» o el de «¡Galicia ceibe!». Más que gritos o berros de identificación y de adhesión y proselitismo son instrumentos de afirmación y de profundización en el espíritu comunitario que se vive en ese momento en el banquete en el acto político o cultural. Puede ser utilizado como medio de contestación, cuando se encuentran elementos de dos fuerzas totalmente diferentes, en la que una se distingue por su acusado centralismo y no acepta los símbolos de Galicia. Pueden ser utilizados, también, como divisas especiales, para distinguir la emoción que despierta cualquier aspecto cultural de Galicia. Algunos berros, gritos o divisas son anteriores a la elaboración y estreno del Himno. En el s. XIX se utilizaron algunos muy específicos, sobre todo por Alfredo Brañas, interesado en la creación de una simbólica política para el regionalismo gallego. ¡Surge et ambula!, lo explica en su discurso de los Juegos Florales de Tui, porque esas palabras dos Evanxeus serán o lema das nosas libertades: Pro libertate patria es otro grito o lema, que, en su obra El Regionalismo dice que «se dieron la mano las provincias y los pueblos gallegos antes aislados». El más utilizado, sin embargo, es el de «Deus Fratresque Galleciae», no siempre escrito de la misma manera, pero dicho en muchos discursos, como el del banquete del 7 de mayo de 1893 en Barcelona, en el que dijo que: «bien quisiera que al lema que hemos adoptado de Deus fratresque gallaici se le añadiesen algunas palabras más y resonase en los valles y montañas de la nativa tierra este grito de guerra regionalistas: "Dios, los hermanos gallegos y sus aliados los catalanes"». En El Regionalismo dice del lema o grito que es «el santo lema de Deus fratresque Galaicae, lacónico pero sublime resumen de nuestro credo regionalista». Este lema o grito aparece en varias ocasiones, posteriormente, figurando, por ejemplo, en Antífona da cantiga de Ramón Cabanillas, publicada el año 1951, en Vigo, para terminar su prólogo, diciendo que: «Falo c-os que profesan con fe invencibre na groria e santidade da nosa anterga divisa: Deus Fratresque Galleciae». El destino del berro o grito es extinguirse en el momento del acto patriótico, cultural o recreativo, cumpliendo su función integradora, rubricante o exaltadora en el acto mismo. Pero, muchas de estas exclamaciones se han convertido en divisas escritas y han sido, incluso, base para títulos de libros y revistas. Aun cuando su destino primario es el acto de su pronunciación luego se utilizan en escritos de diverso tipo, como libros, revistas, adhesivos y otros medios en los que predomina la escritura. Con un variante, el grito de «¡Terra a nosa» se escribe en una hoja suelta de 30 de mayo de 1921, firmada nor Xavier Soto y ManoelAntonio, en la que en su encabezamiento se escribe «¡Terra ceibe!» y termina con la rúbrica citada de «¡Terra a nosa!». Esta hoja es importante para establecer una relación entre el Himno y la Bandera, porque se dirige «Ós bos galelos» para explicar come la «Mocedade galeguista de Vigo» había pedido al Ayuntamiento de esta ciudad que en los actor oficiales al lado de la Bandera española figurase la gallega, y come la petición fue unánimemente votada en contra. Otros símbolos acústicos o sonoros pueden sustituir, en algunas ocasiones, al Himno gallego. El aspecto conjuntivo del Himno, antes de su creación en 1907, se lograba por medio de algunas famosas canciones gallegas, sobre todo con «Negra sombra», música de Juan Montes y letra de Rosalía de Castro, hecho que se documenta perfectamente en el «Manifesto para la Solidaridad gallega», firmado en La Coruña el 14 de septiembre de 1907, y en cuyas últimas palabras se dice lo siguiente: «Decid, pues: si ahora no es la hora de reflexionar hondo y revolverse firme para salir de casa y hacer la unión gallega, la de todos los gallegos que sienten un nudo en la garganta al escuchar Negra sombra y energía en su alma al oir un viva a Galicia. decid. ¿cuándo será?». Los coros y orfeones tenían que utilizar estas canciones gallegas, sobre todo la mencionada por su sentimiento y capacidad conjuntiva, en sustitución del Himno, pero luego quedaron en su debido lugar, come excelentes obras de la música gallega. para interpretar dentro de su auténtica finalidad artística y cultural. Desde al año 1968 la canción folk, titulada «Venceremos», utilizada según la versión de Joan Baez, ocupó en muchos casos el lugar del Himno gallego, en circunstancias especiales, sobre todo en momentos en los que predominaba el ambiente propicio de protesta. Lo han cantado especialmente públicos juveniles casi siempre como un modo de protesta, de afirmación y de reivindicación frente al centralismo, a la injusticia y la dominación de Galicia. Muchos símbolos acústicos, como los berros las canciones en general de alusión política, los slogans. divisas y lemas, en algunos movimientos de masas, de tipo político, o en actividades como las del Día de Galicia, o de la Patria Galega, se unen y forman una totalidad acústica de tipo simbólico que culmina generalmente con el Himno gallego. El Himno gallego, pues, forma parte de un complejo simbólico, como un subsistema del sistema político gallego, pero no limitado a la expresión oral o acústica. Con motivo de la promulgación del Estatuto de Galicia, aprobado el 21 de diciciembre de 1980, la Federación de Sociedades Filatélicas de Galicia, consiguió la emisión de un sello del Estado, en el que el lema fue el Himno gallego. El boceto fue realizado por José Guitián Seijo y, como sucede en estos casos en Galicia, cuando se inauguran placas, etc., no estuvo exento de polémica. Fue una importante contribución a la difusión del Himno gallego, reproduciendo la partitura del mismo en el mapa de Galicia, con el Escudo al lado, con el fondo azul en el mar y el blanco en el suelo gallego. Se editó un sobre especial, con el Himno ocupando su tercera parte; se logró un matasellos especial también, con los retratos de Pondal y Veiga, con motivo del 17 de mayo de 1981 y la revista de la federación dedicó especial atención al tema del Himno. 5. El Himno gallego y sus mensajes: mesianismo popular y redención gallega. El mensaje mensaje manifiesto del Himno surge en el quinto verso de la segunda estrofa, cuando se le pide a Galicia que no olvide las injurias históricas y que despierte de su sueño. En la tercera estrofa se establece una distinción: Bós e xenerosos/iñorante, féridos duros, imbéceles e escuros, aunque sin excesivo maniqueismo ideológico, para destacar como los primeros entienden el mensaje y los segundos se oponen a su entendimiento. La cuarta estrofa es un canto a la esperanza, donde se establece otro campo asociativo: esclavitud presente/redención. Los ingredientes son, pues, muy aptos para un buen Himno, porque el mensaje explícito o manifiesto está claro, es sencillo y puede ser inteligible por el pueblo común sin demasiado esfuerzo. El mensaje implícito, naturalmente, surge de la propia obra del poeta Pondal, en ese momento el cantor del pasado gallego, el recuerdo y el trato de amor del paisaje quizás la forma cotidiana del uso de interrogatorio y de la prosopopeya y el, a veces, lenguaje conflictivo al contraponer dos formas de vida, dos maneras de entender a Galicia y dos mundos ideológicos diferentes. El nombre de Galicia no aparece nunca en el poema, como es normal en toda la obra de Pondal. En el Himno se le llama Fogar de Breogán, en la segunda estrofa, y Nazón de Breogán en la cuarta estrofa. En las restantes estrofas se le alude en Rexión de Breogán, Grei de Breogán Fillas de Breogán, Arpas de Breogán, Arpmas de Breogán y Eidos de Breogán, que son los versos con que terminan cada una de las estrofas del poema. En otros poemas, Pondal utiliza Ilustre, Gente, Fala, Fillos, Forte, Roza, Eidos, de Breogán, según los casos y de acuerdo con el contenido del verso. El recurso a un lenguaje tropológico de esta naturaleza, en la que se mezclan sinécdoques y metonimias, según las circunstancias, se debe a una necesidad ideológica de ilustrar el futuro por medio del pasado y de comparar la disfunción del presente como el pasado dorado de tipo céltico. Las relaciones de los elementos a que alude al hablar de Breogán explican el deseo de ofrecer una explicación total de Galicia. Cada uno de los elementos tiene implicaciones sobre aspectos de la realidad social. Fogar/Patria, Nazón/Estructura sociopolítica, Rexión/Ámbito, Arpas/Cultura, Fillas/Sexo, Grei/Población, Armas/Defensa y Eidos/Territorio, pueden deducirse fácilmente de la totalidad de los versos finales, por lo que el poema completo supone una descripción esquemática y emocional de Galicia en el orden territorial, demográfico cultural y social. Se pueden completar con otras referencias de la obra del poeta, pero solamente con las recogidas en Os Pinos se puede captar la intención profunda del bardo de Ponteceso. En el poema, los dos más totalizadores, como el sentimental de Fogar y el político de Nazón resumen todos los demás, por lo que el Himno puede ser interpretado también dentro de su propio cerco intencional. Dos frases del poema Os Pinos, cantadas cuando se canta el Himno largo, han tenido especial pregnancia en la cultura gallega, desvinculadas del Himno mismo, aunque no de su campo semántico e ideológico, Os bós e xenerosos, del primer verso de la tercera estrofa, y Os tempos son chegados, primer verso de la cuarta estrofa se han utilizado y utilizan en muchas ocasiones, sin aludir siquiera a su procedencia como tópicos, clichés o estereotipos ideológicos y políticos, en unos casos aplicados con justicia y en otros casos, dado el ambience emocional en que suelen pronunciarse o escribirse, con demasiada prodigalidad. Os bós a xenerosos se opone a los iñorantes, féridos, duros embéciles e escuros, por lo que existe cierto maniqueísmo, aunque no se precisa explícitamente quienes son, ni se repite luego en todo el poema, porque tiene más sentido positivo que negativo, tiene más de mesiánico que de maniqueo. Os tempos son chegados implica una visión del desarrollo histórico, que no ha sido captada claramente en la obra de Pondal, limitados, generalmente, a explicar su helenismo, su celtismo, su berberismo y otros aspectos externos, cuando, en realidad, lo importante es el sentido dinámico del tiempo histórico subyacente, perfectamente captable en el poema y, quizas, en el Himno, sin necesidad de acudir a la totalidad de su obra, entendiendo el Himno como un microsistema total de la ideología pondaliana y de quienes la compartían y la comparten, esbozada sintéticamente. Frente al presente oprobioso, oclocrático de decadencia, se impone la redención futura, mesiánica, partiendo del pasado glorioso, comparable a una edad dorada. Sin alcarzar un sentido dialéctico claro, al menos, este sentido del tiempo tiene un matiz evolutivo de indudable dinamismo. Por mencionar la presencia de estereotipos pregnantes en la cultura gallega, bastarán dos ejemplos solamente. Ramón CabaniIlas, en ¿De que morte morreu nosa prenda?, al referirse a Castelao, termina el poema exclamando: «¡Morreu do mal dos bós e xenerosos!/¡Morreu do amor á Terra!». Nunca mejor aplicada la expresión tópica a Castelao, pero no siempre se utiliza con tanta precisión. En cuanto al tópico o cliché, Os tempos son chegados, y sea cual fuere el juicio que merezca el caso, se puede recordar la terminación del discurso de Antonio Rosón, como presidente de la Xunta de Galicia, en el acto de constitución oficial, celebrado el 18 de abril de 1978, en el Palacio de Xelmírez de Santiago de Compostela. Sería interminable la relación de actos y momentos en que han sido pronunciadas tales frases cliché pero aún cuando no llegaron los tiempos y los buenos y generosos no han proliferado, indican que el lenguaje del Himno ha tenido cierta eficacia cultural y ha cumplido una función divulgadora con bastante pregnancia comunicativa. El mesianismo del Himno gallego es un aspecto del mesianismo patrocinado por Eduardo Pondal en toda su obra. Se le pide a Galicia, al Fogar de Breogán, que despierte de su sueño, que no olvide las injurias y que escuche la voz de los rumorosos pinos; es decir, también la voz del pueblo gallego. El circuito ideológico del Himno está claro: frente al presente oprobioso, oclocrático, de decadencia absoluta, simbolizada por la inacción del sueño, el pueblo gallego, la grey de Breogán, la nación de Breogán, tiene que reaccionar y buscar su redención. No existe ninguna personalización en el poema. Es el pueblo sencillo y llano a quien se apela: es a la personalidad básica y elemental, a la que se hance el llamamiento porque en ella reside la condición de bueno y generoso, dos adjetivos que Pondal usa con alguna frecuencia en su obra poética. En la segunda estrofa solamente se insinúa esta relación entre la acción y la decadencia, al decir que Galicia es valerosa, valeroso chan, dice, que Galicia está dormida, que la injuria se ha impuesto y la ha maniatado, pero que tiene que despertar. La relación desperta/sono es muy estrecha y muy explicativa. En las estrofas tres y cinco la idea está ya muy clara y puede ser entendida con toda claridad. El Mesías esperado es el pueblo mismo, democráticamente sin líderes absolutos ni relativos, es el pueblo llano en busca de su propia libertad y de su identidad cultural. Sería demasiado exagerado ver en la obra de Pondal un sentido dialéctico de la historia, pero, al menos, puede encontrarse un sentido histórico subyacente muy profundo. El celtismo, el helenismo y otros revestimientos históricos son algo anecdótico y circunstancial, perfectamente transmutables unos por otros: lo importante es el sentido íntimo de la historia. De una historia que tiene un presente oclocrático o caótico y decadente, un futuro de redención cuando os tempos son chegados, y un pasado, Edad de Oro, a la que es preciso acudir, no como una tradición estereotipada, sino como el fundamento primario de la personalidad del pueblo. Todo el poema Os Pinos es una amplificación de esta idea que, sencillamente, se esboza ya en la segunda estrofa hasta donde, en los últimos años, han llegado los coros al cantar el Himno. Al pueblo le bastan con frecuencia las insinuaciones, cuando en ellas está implícito el sentido inmanente de la libertad de la convivencia profunda dentro de una cultura como la gallega. En parte, el éxito y la pregnancia del Himno hay que atribuirlos a esta capacidad para penetrar en los sentimientos y en las emociones de un pueblo, expresando sus ideales y sus aspiraciones fundamentales. SOBRE EL HIMNO GALLEGO EN: http://www.himnogallego.com/ |
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