ARTE: CUATRO EMPERADORES ROMANOS: SEPTIMIO SEVERO, VALERIANO, CONSTANTINO II Y ROMULO AUGUSTO
Septimio Severo,[1] también conocido como Severo I (11 de abril de 146 – 4 de febrero de 211), fue emperador del Imperio Romano de 193 a 211. Fundó la Dinastía de los Severos y fue el primer ciudadano de provincias sin ascendientes romanos en alcanzar el trono. Falleció el 4 de febrero de 211 en York y a su muerte fue proclamado Divus por el Senado.
De ascendencia púnica y bereber, Severo logró hacerse sitio en la sociedad romana e incluso tener una próspera carrera política en la que llegó a ser gobernador de Panonia. Tras la muerte del emperador Pertinax, los pretorianos vendieron el trono del Imperio a Didio Juliano, un rico e influyente senador. Sin embargo, desde el inicio de su reinado Juliano tuvo que enfrentarse a una férrea oposición procedente del pueblo y el ejército.
Aprovechando la debilidad del nuevo emperador, una serie de gobernadores de provincia entre los que se encontraba el propio Severo, se rebelaron contra el orden establecido. Con el fin de adelantarse a sus rivales en la sucesión, el ex gobernador de Panonia marchó contra Roma y depuso a Juliano, quien murió ejecutado por órdenes del Senado.
Tras unos años de guerras civiles en los que tuvo que enfrentarse a Pescenio Níger en Siria y a Clodio Albino en Galia, Severo logró consolidar su poder y fundar una dinastía que perpetuarían sus hijos, Geta y Caracalla; a pesar de que el primero fue asesinado poco después de la muerte de su padre por su hermano mayor.
Militarmente su reinado se caracterizó por la exitosa guerra que llevó a cabo contra el Imperio Parto, consecuencia de la cual Mesopotamia volvió a caer bajo control romano. En esta campaña sus soldados saquearon la ciudad de Ctesifonte y vendieron a los supervivientes como esclavos. A su regreso a Roma, se erigió un Arco del Triunfo a fin de conmemorar esta victoria. En sus últimos años tuvo que defender las fronteras de los ataques de los bárbaros, que ponían en peligro la integridad territorial del Imperio. Especialmente duros fueron los levantamientos que tuvieron lugar en Britania, por lo que Severo mandó reforzar el Muro de Adriano.
Sus relaciones con el Senado nunca fueron buenas, pues se había hecho especialmente impopular entre los senadores al acotar su poder con apoyo del ejército. Ordenó ejecutar a docenas de senadores bajo acusaciones de corrupción y conspiración, y los reemplazó por hombres fieles a su causa. Disolvió las cohortes praetoriae y las sustituyó por su propia guardia personal a fin de asegurarse un total control político y su propia seguridad. Durante su reinado acamparon en las inmediaciones de la capital imperial unos 50.000 soldados. Aunque sus ansias de poder convirtieron a Roma en una dictadura militar, Septimio Severo fue muy popular entre la población debido a que restableció la moral tras los años decadentes del gobierno de Cómodo y consiguió contener la corrupción que se había instalado en todos los órdenes.
Publio Licinio Valeriano (Publius Licinius Valerianus) (200-260) fue emperador romano desde 253 hasta 260.
Al contrario de la mayoría de los usurpadores de la crisis del siglo III, Valeriano descendía de una familia noble y senatorial. De sus primeros años de vida poco se sabe, salvo que casó dos veces, la segunda con Egnatia Mariniana, de la que tuvo dos hijos varones: Galieno y Valeriano el Menor.
En 238 ya era princeps senatus, y Gordiano I negoció con él su reconocimiento como emperador por parte del Senado. En 251, cuando Trajano Decio otorgó a los censores poderes legislativos y ejecutivos tan amplios que reemplazaban prácticamente la autoridad civil del emperador, Valeriano fue elegido censor por el Senado. Decio le nombró gobernador de las provincias renanas de Nórico y Recia, conservando la lealtad del siguiente emperador, Treboniano Galo, que le pidió refuerzos para sofocar la rebelión de Emiliano en 253. Valeriano se dirigió al sur, pero llegó demasiado tarde: las mismas tropas de Galo le habían dado muerte y se habían unido a las de Emiliano antes de que Valeriano llegara. El Senado proclamó emperador a Emiliano, pero Valeriano no aceptó esta designación y marchó en su contra. Cuando ambas tropas se encontraron cerca de Spoleto, y viendo la superioridad de las de Valeriano, las legiones de Emiliano le dieron muerte, uniéndose al ejército de Valeriano para salvar su vida y proclamándole emperador. El Senado reconoció este nombramiento rápidamente, no sólo por miedo a las represalias, sino sobre todo, por considerarle uno de los suyos.
El primer acto de Valeriano como emperador fue nombrar a su hijo Galieno colega. Al principio de su reinado las cosas en Europa iban de mal en peor, y todo el Occidente entró en un auténtico caos. En Oriente, Antioquía cayó en manos de los persas y Armenia fue ocupada por Sapor I. Valeriano y Galieno encararon los problemas del imperio entre los dos, ocupándose el hijo de Occidente y dirigiéndose el padre a Oriente para solucionar el conflicto con los persas.
Alrededor de 257 Valeriano recuperó Antioquía y la provincia de Siria, pero al año siguiente los godos saquearon Asia Menor. Al final de 259 se trasladó a Edesa, pero una epidemia diezmó sus tropas, debilitando las posiciones romanas. Por circunstancias que se ignoran (posiblemente fue traicionado por su prefecto pretoriano Macrino) fue hecho prisionero por los persas, sin que llegase a firmar la paz con Sapor I. Se cree que fue cruelmente ultrajado (obligado a tragar oro fundido) y posteriormente ejecutado. Fue el primer emperador que cayó prisionero del enemigo. Con su piel los persas hicieron un trofeo que mostraban en su templo principal. A pesar de varios intentos de usurpación y con gran astucia, Galieno se aseguró el trono hasta su asesinato en 268.
Tras la muerte de Valeriano Siria, Cilicia y Capadocia fueron ocupadas y devastadas por los persas. La más completa anarquía se apoderó del Imperio, hubo ataques en las fronteras y en las costas por los piratas, terremotos y pestes que diezmaron la población, aprovechando el Senado estas circunstancias para fortalecer su poder.
Según la leyenda, el emperador romano, Valeriano murió a manos del rey persa Sapor I, quién le obligó a tragar oro fundido. Debido a lo incompleto y contradictorio de las fuentes, la cronología y los detalles del reinado de Valeriano son bastantes inciertos.
CONSTANTINO II
Flavio Claudio Constantino, Emperador de los romanos desde el 9 de septiembre de 337 hasta su muerte.
Hijo segundo de Constantino el Grande y primero de su matrimonio con Fausta, nació en Arlés, y fue educado en el cristianismo.
El 1 de marzo de 317 fue nombrado César, y a la edad de siete años, en 323, participó en la campaña de su padre contra los sármatas. Con diez años se le entregó el gobierno de la Galia, después de la muerte de su hemanastro Crispo. Una inscripción fechada en 330 le adjudica el título de Alamannicus, así que es probable que sus generales obtuvieran una victoria sobre los alamanes. Su carrera militar continuó cuando Constantino lo eligió su comandante del campo durante la campaña de 332 contra los godos.
Después de la muerte de su padre en 337, Constantino II se convirtió en emperador junto con sus hermanos Constancio II y Constante. La división del imperio, hecha por los tres hermanos en septiembre del mismo año en Panonia, le adjudicó el gobierno de la Galia, Britania e Hispania.
Estuvo implicado en la lucha entre las diversas corrientes cristianas. Con la pars occidentalis del imperio inclinada hacia la ortodoxia nicena y en contra del arrianismo, Constantino II liberó a obispo Atanasio de Alejandría, ardiente defensor de la ortodoxia, permitiendo que volviera a su sede. Esta acción también pretendió poner en apuros a su hermano Constancio II, gobernador del Imperio Oriental y partidario del arrianismo.
Al principio, estuvo al cuidado de su hermano más joven Constante, gobernante en Italia, África e Iliria. Cuando Constante alcanzó la mayoría de edad en 340, invadió Italia para destronarlo, pero fue derrotado y muerto en Aquilea. Constante se hizo entonces con el control de sus estados, y se hizo condena oficial de su recuerdo.
Flavio Rómulo Augusto, nacido en el año 461/463 en Rávena, fue el último Emperador Romano de Occidente (475–476). Curiosamente, este último emperador llevaba el nombre del fundador y primer rey de Roma, Rómulo, y del primer emperador, Augusto.
Era hijo del general de Atila Flavio Orestes, y fue ascendido a emperador por su padre, con el nombre de Rómulo Augusto, pero debido a su corta edad fue llamado Augústulo. Sin embargo, el emperador de Oriente Zenón no lo reconoció como tal. La presión de los hérulos reclamando las tierras en el centro de la península Itálica provocó la caída de Rómulo cuando contaba con tan sólo 15 años de edad. En su lugar, el general de los hérulos, Odoacro, reclamó el trono de Italia (476), confinando a Rómulo en Lucullanum, el Castel dell'Ovo, en la bahía de Nápoles. Su fecha de muerte es un verdadero misterio, ya que mientras se pierde todo rastro de él hacia el año 476, existen indicios y teorías que consideran su supervivencia hasta el año 511.
Su deposición generalmente se le considera como el fin del Imperio Romano, aunque la parte oriental del Imperio sobreviviera hasta 1453. Si bien Odoacro reclamó el trono de Italia, no estaba reclamando la toga púrpura ni la dignidad imperial, ya que envió las insignias imperiales a Constantinopla. Aquello fue la justificación legítima que tuvieron los emperadores de Bizancio para la reconquista del Imperio de Occidente.
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