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PENSAMIENTO MÁGICO2: MIRAR Y OJEAR Y PENSAMIENTO MÁGICO. TIPOS DE MIRADAS...

Hay infinitos tipos de miradas,aqui nombrare las mas recurrentes y comunes,pero no dudo q se qda un amplio abanico de miradas fuera de mi alcance.

Miradas amistosas:se dan entre personas q congenian o entre personas q se acaban de conocer,son de tipo amistoso en plan"hola,qtal?".



-Miradas q no miran:son aquellas a las q diriges a una persona q ves pero no miras,o era al reves?es decir la has visto pero no prestas en ella la mas minima atencion,pasa del todo desapercibida.



-Miradas complices:estas son de las mejores.Sobran las palabras,con una simple mirada lo has dicho todo.Una mirada q conecta dos pensamientos al unisono.Se da entre personas bastante unidas,ya sea a nivel de amistad,hermanados,o en pareja.Me gusta pq es un tipo de mirada con conexion!




-Miradas de desprecio:miras y odia.Miras y desprecias,con una mirada te colocas por encima de la persona a la q miras.Son las tipicas "miradas q matan"demasiado habituales en esta sociedad,si lo admito,tb utilizo este tipo XD





-Miradas "tu y yo"no sabia como llamar a este tipo)son miradas q se dan entre personas q no se conocen,como cuando vas en el metro,paseando por la calle,miras y tu mirada se cruza con la de el/ella y ZAS!,surge algo,se conectan,surge la atraccion de la mirada intensa,es solo una fraccion de segundo,pero vale la pena.Son miradas cortas q no sulen dar lugar a nada,pq te vas en la siguiente parada,pq subes la calle y el/ella la baja.Y mas con este acelarado ritmo de vida q no da tiempo ni a tomarse un cafe.Bonitas miradas estas tb!





-Miradas de amor:simples,miradas entre parejas.Se desprende empalagosamiento de la retina,y la cuenca orbital se torna en color azucar





-Miradas inocentes:aquellas q solo las pueden desprender un niño o un animal.No poseen maldad,ni dobles intenciones.Solo es la mirada.Sin esquinas





-Miradas lascivas:obviamente las lanzadas cuando no se quiere qdar uno en la simple mirada,pueden surgir en cualquier lado,pero mas comunmente en zonas de fiesta.Mirada q dice"tu y yo aqui y ahora"





-Miradas de perdon:si,la cagaste,y miras a la otra persona mientras te disculpas,se nota la tristeza y la rectificacion.






-Miradas ironicas:muy buenas estas,miras incredula mientras se hace un comentario o ves algo q no te acaaba de convencer.Son miradas divertidas.





La mayoria de las miradas se pueden complementar con otro tipo,como la de amor con la lasciva.La amistosa con la complice

Obtenido de http://www.taringa.net/posts/info/2478237/Tipos-de-Miradas.html

PENSAMIENTO MÁGICO2: AMAR Y EL PENSAMIENTO MÁGICO. El amor (del latín, amor, -ōris) es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (científico, filosófico, religioso, artístico). Habitualmente se interpreta como un sentimiento, relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de emociones, experiencias y actitudes. Con frecuencia el término se asocia con el amor romántico. Su diversidad de usos y significados, combinada con la complejidad del sentimiento implicado en cada caso, hace que el amor sea especialmente difícil de definir de un modo consistente. Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente poderosas, llegando con frecuencia a ser irresistibles. Con todo, el amor interpersonal se considera sano o «verdadero» cuando es constructivo para la personalidad, para lo cual es indispensable tener una buena autoestima.

Amor

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Le printemps («La primavera», 1873), pintura de Pierre Auguste Cot.

El amor (del latín, amor, -ōris) es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (científico, filosófico, religioso, artístico). Habitualmente se interpreta como un sentimiento, relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de emociones, experiencias y actitudes. Con frecuencia el término se asocia con el amor romántico. Su diversidad de usos y significados, combinada con la complejidad del sentimiento implicado en cada caso, hace que el amor sea especialmente difícil de definir de un modo consistente. Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente poderosas, llegando con frecuencia a ser irresistibles. Con todo, el amor interpersonal se considera sano o «verdadero» cuando es constructivo para la personalidad, para lo cual es indispensable tener una buena autoestima.

«Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad».[1]

Como concepto abstracto, el amor se considera normalmente un sentimiento profundo e inefable de preocupación cariñosa por otra persona, animal o cosa. Incluso esta limitada concepción del amor, no obstante, abarca una gran cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad emocional asexual del amor familiar y el amor platónico,[2] y hasta la profunda unidad de la devoción del amor religioso.[3] En este último terreno, trasciende el sentimiento y pasa a ser la manifestación de un estado del alma o de la conciencia identificada en algunas religiones con Dios mismo. El amor en sus diversas formas actúa como importante facilitador de las relaciones interpersonales y, debido a su importancia psicológica central, es uno de los temas más frecuentes en las artes creativas (música, cine, literatura). Desde el punto de vista de la Biología, parece estar relacionado con la supervivencia del individuo y de la especie; según algunos, no es privativo de la especie humana, y también pueden presentarlo otros animales capaces de establecer nexos emocionales.

Contenido

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Manifestaciones del amor

Admiration maternelle («Admiración maternal», 1869). Óleo de William-Adolphe Bouguereau.

En las relaciones de la persona con su medio, el amor puede presentar una o más de una de las manifestaciones siguientes:

  • Amor autopersonal: La autoestima o amor propio es el amor hacia uno mismo. Es algo positivo para el desarrollo personal e indispensable para las buenas relaciones interpersonales. Se basa en la aceptación de las virtudes y defectos propios y la percepción de éstos en su justa medida. No debe confundirse con el narcisismo, que conlleva egocentrismo y que suele existir como consecuencia de una autoestima baja.[4] Vulgarmente y con frecuencia se malinterpreta el concepto de autoestima al referirse al narcisismo patológico como «autoestima demasiado alta» o «demasiado amor propio». La autoestima es el requisito necesario para que exista amor real en cualquiera de sus manifestaciones.[4]
  • Amor incondicional: Es el que se profesa sin esperar nada a cambio. El amor espiritual, predicado por las diferentes religiones, es el amor incondicional por antonomasia. El amor maternal, o amor de madre a hijo, se reconoce también como amor de este tipo; este último, por tradición, se considera motivado por un fuerte instinto que lo hace especialmente intenso; no obstante, hay también quien cuestiona la existencia de dicho instinto.[5]
  • Amor filial: Entre hijos y padres (y, por extensión, entre descendientes y ancestros).
  • Amor fraternal: En su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Nace de un sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la familia, y se manifiesta por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y la identificación de cada sujeto dentro de una estructura de parentesco. Lo mismo que el amor filial, y desde el punto de vista del psicoanálisis, el fraternal es sublimado, ya que está fundado en la interdicción del incesto.
  • Amistad: Cercano al amor fraternal, es un sentimiento que nace de la necesidad de los seres humanos de socializar. El amor al prójimo nace a su vez del uso de la facultad de la mente de empatizar y tolerar, y constituye la abstracción de la amistad. Para Erich Fromm, dicho amor al prójimo equivale al amor fraternal y al amor predicado en la Biblia mediante la frase «amarás al prójimo como a ti mismo».[6]
Amor fraterno (figurillas prehispánicas de barro, 250-900 d. C.). Pueblos indígenas del Centro de Veracruz. Museo de Antropología de Xalapa, México).
  • Amor romántico: Nace en la expectativa de que un ser humano cercano colme a uno de satisfacción y felicidad existencial. Este sentimiento idealiza en cierto grado a la persona objeto de dicha expectativa, definida en la psiquis.
  • Amor confluente: Amor entre personas capaz de establecer relaciones de pareja definido a mediados del siglo XX. Aparece por oposición al amor romántico: no tiene que ser único, no tiene que ser para siempre, no supone una entrega incondicional etc.[7]
  • Amor sexual: Incluye el amor romántico y el amor confluente. El deseo sexual se considera una manifestación del amor únicamente si nace de la autoestima.
Representación del amor(erastés y erómeno, Siglo V a. C.).
  • Amor platónico: Con propiedad, es un concepto filosófico que consiste en la elevación de la manifestación de una idea hasta su contemplación, que varía desde la apariencia de la belleza hasta el conocimiento puro y desinteresado de su esencia. Para Platón, el verdadero amor es el que nace de la sabiduría, es decir, del conocimiento.[8] Vulgarmente, se conoce como una forma de amor en que no hay un elemento sexual o éste se da de forma mental, imaginativa o idealística y no de forma física.
  • Amor a los animales y a las plantas: Nace de un sentimiento protector.
  • Amor hacia algo abstracto o inanimado: A un objeto físico, una idea, una meta, a la patria (patriotismo), al lugar de nacimiento, al honor, a la independencia (integridad). Puede considerarse amor platónico en su sentido filosófico.
  • Amor hacia un dios o una deidad (devoción): Suele nacer de la educación recibida desde la infancia. Considera a Dios como la fuente de todo amor y se basa en la fe. En la mayoría de los casos, se considera que tras la muerte Dios premiará de alguna forma a las personas que la correspondiente religión considere virtuosas.
  • Amor universal: Amor espiritual que, según diferentes religiones, todas las personas pueden llegar a sentir por el medio natural y que los grandes místicos experimentan como nirvana, éxtasis o iluminación, manifestación sublime en la que se eclipsan o confluyen el resto de las manifestaciones. Eckhart Tolle sostiene que el amor, como estado continuo, aún es muy raro y escaso, tan escaso como un ser humano consciente.[9]

Perspectivas sobre el amor

Perspectiva popular

El amor suele representarse frecuentemente con un conocido y peculiar corazón rojo.

Habitualmente se asocia el término con el amor romántico, una relación pasional entre dos personas con una influencia muy importante en sus relaciones interpersonales y sexuales mutuas. Sin embargo, se aplica también a otras relaciones diferentes, tales como el amor platónico o el amor familiar, y, en un sentido más amplio, se habla de amor hacia Dios, la humanidad, la naturaleza, el arte o la belleza, lo que suele asociarse con la empatía y otras capacidades. En la mayoría de los casos significa un gran afecto por algo que ocasiona felicidad o placer al que ama. Sobre todo en el mundo occidental, suele ser contrastado, evitado o contrarrestado por el odio, desprecio o egoísmo.

Popularmente, el amor se considera un sentimiento real. En los casos más comunes es el origen de una emoción basada en la atracción y la admiración de un sujeto hacia otro, que puede ser o no ser correspondido. Ello intensifica las relaciones interpersonales entre ambos sujetos que, partiendo de su propia insuficiencia, desean el encuentro y unión con aquél que han juzgado ser su complemento para su existencia.

Las personas aplican el concepto del amor de un modo intuitivo desde y hacia otros animales superiores y hacia otros seres vivos como las plantas.

Perspectiva artística

Perspectiva espiritual

En la cultura religiosa monoteísta, el amor suele mencionarse y ser apoyado por Dios, como es el caso del Islam, el judaísmo y el cristianismo. Aquellas personas cuyo amor está o se supone que está cercano al Amor Universal, o a Dios, reciben el nombre de santos. Tanto en el budismo como en el cristianismo, el Islam, el hinduismo o el judaísmo suelen representarse con una aureola alrededor de su cabeza. Los budas presentan aureolas adicionales alrededor de todo su cuerpo.

Judaísmo

Escultura análoga a la escultura de arte pop LOVE de Robert Indiana (1977) que sustituye la palabra «love» por ahava, en el Museo de Israel.

En hebreo, ahava es el término más comúnmente usado tanto para el amor interpersonal como para el amor de Dios.

El judaísmo emplea una definición amplia del amor, tanto entre personas como entre los seres humanos y la deidad. Respecto al primer caso, en la Torah se afirma: «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico 19:18). Respecto al segundo, a los seres humanos se les manda amar a Dios «con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas» (Deuteronomio 6:5), tomado de la Mishná (un texto central de la tradición oral judía) para referirse a los buenos actos, la buena voluntad para sacrificar la vida en lugar de cometer ciertas transgresiones graves, la buena voluntad para sacrificar todas las posesiones, y el agradecimiento al Señor a pesar de la adversidad (tratado de bərākhāh 9:5). La literatura rabínica se diferencia de lo anterior en cómo este amor puede desarrollarse: por ejemplo, mediante la contemplación de los bienes divinos o la observación de las maravillas de la naturaleza.

En lo concerniente al amor entre compañeros de matrimonio, éste está considerado un ingrediente esencial de la vida: «Observa la vida con la esposa que amas» (Eclesiastés 9:9). El libro bíblico Cantar de los Cantares se considera una metáfora romántica del amor entre Dios y su pueblo, pero, en su lectura literal, aparece como una canción de amor.

El rabino del siglo XX Eliyahu Eliezer Dessler es citado frecuentemente como definidor del amor desde el punto de vista judaico, de «dar sin esperar nada a cambio» (Michtav me-Eliyahu, Vol. 1).

Cristianismo

La Virgen y su hijo, de Isaac Oliver (f. 1617). Aparecen la Virgen y su hijo representados con rasgos europeos y con la aureola de santos.

En el cristianismo se entiende que el amor proviene de Dios. El amor de hombre y mujer —eros en griego— y el amor desinteresado por los demás (agape) se contrastan a menudo como amor «ascendente» y «descendente», respectivamente, aunque en última instancia son una misma cosa.[10]

Existen varias palabras griegas para el "amor" que se utilizan con frecuencia en ámbitos cristianos.

  • Agape: En el Nuevo Testamento, agapē es caritativo, desinteresado, altruista e incondicional. Es el amor de los padres, visto como creador del bien en el mundo; es el modo en el que se ve a Dios amar a la humanidad, y es la clase de amor que los cristianos aspiran a tener por sus semejantes.
  • Phileo: También usado en el Nuevo Testamento, es una respuesta humana a algo que se ha encontrado muy agradable. También conocido como amor fraternal.
  • Las palabras eros (amor sexual) y storge (amor entre hijos y padres) nunca se usaron en el Nuevo Testamento.

Los cristianos creen que amar a Dios con todo el corazón, mente y fuerza (sobre todas las cosas) y amar al prójimo como a uno mismo son las dos cosas más importantes en la vida (el mayor mandamiento de la Torah de los judíos, según Jesús);[11] San Agustín resumió este pensamiento al escribir «ama a Dios, y haz lo que quieras».

El apóstol San Pablo glorificó el amor como la mayor de las virtudes. Describiéndolo en el famoso poema Primera epístola a los corintios, escribió:

«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta».
1 Corintios 13:4-7.

En la Primera epístola de Juan, capítulo 4, se dice:

«Amémonos los unos a los otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios; quien no ama no ha conocido a Dios».
1 Juan 4:7-8.[12]

El apóstol San Juan también escribió:

«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna».
Juan 3:16-18.

San Agustín dijo que uno debe ser capaz de descifrar la diferencia entre el amor y el deseo sexual. También dijo que el único que puede amar real y plenamente es Dios, porque el amor entre seres humanos permite la aparición de defectos como los celos, la desconfianza, el miedo, la ira y la disputa.

Benedicto XVI escribió su primera encíclica con el título «Dios es amor». En ella expresa que un ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, que es amor, es capaz de practicar el amor, de darse a Dios y a otros (agape) y de recibir y experimentar el amor de Dios en la contemplación (eros). Esta vida de amor, según el pontífice, es la vida de santos como la Madre Teresa de Calcuta y la Bienaventurada Virgen María y es la dirección que deben tomar los cristianos cuando creen que Dios les ama.[10]

La homosexualidad está completamente rechazada por la Iglesia católica actual. Según unas polémicas declaraciones pronunciadas en diciembre de 2008 por el papa Benedicto XVI, «constituye una grave amenaza para la humanidad la confusión de los sexos».[13]

El Islam y otras creencias árabes

En cierto sentido, el amor abarca la visión islámica de la vida como una hermandad universal que se aplica a todos los que mantienen la fe. No existen referencias directas que afirmen que Dios es amor, pero entre los 99 nombres de Dios (Allah), existe el nombre Al-Wadud, o «el Amante», que se encuentra en la Azora 11:90 y en la Azora 85:14. Se refiere a Dios como «pleno de amorosa amabilidad». Todos los que tengan fe tendrán el amor de Dios, aunque el grado de amor recibido y el esfuerzo puesto para conseguirlo depende del individuo en sí mismo.

Ishq, o el amor divino, es el tema principal del sufismo. Los sufís creen que el amor es una proyección de la esencia de Dios sobre el universo. Dios desea reconocer la belleza, de modo que, cuando, por ejemplo, alguien se mira en un espejo, es Dios quien se «mira» a sí mismo dentro de la dinámica de la naturaleza. Ya que todo es un reflejo de Dios, la escuela del sufismo practica ver la belleza dentro de la aparente fealdad. El sufismo se refiere a menudo a ello como la religión del amor. Dios aparece en tres términos principales, que son el Amante, el Amado y el Amor, pudiéndose encontrar el último de estos términos frecuentemente en la poesía sufí. Un punto de vista común es que, a través del amor, la humanidad puede volver a su pureza y gracia inherentes. Los santos sufistas son tristemente célebres por estar «borrachos» debido a su amor divino; por lo tanto, es constante la referencia al vino en la poesía y la música sufís.

La homosexualidad está castigada por la ley en los países islámicos, llegando en algunos a existir cadena perpetua e incluso pena de muerte para los homosexuales.

Budismo

Buda Gautama pintado sobre una roca en el Tíbet. Se aprecian las aureolas alrededor de su cabeza y de su cuerpo.

En el budismo, kāma es amor sensual, sexual. Es un obstáculo en el camino hacia la iluminación, ya que constituye egoísmo.

Karuṇā es compasión y misericordia, y reduce el sufrimiento de otros. Es complementario de la sabiduría y necesario para la iluminación.

Adveṣa y mettā son amor benevolente. Este amor es incondicional y requiere una autoaceptación considerable. Es bastante diferente del amor ordinario, que normalmente se basa en el apego y el sexo y que raramente ocurre sin interés propio. En su lugar, este amor se refiere al desprendimiento y la ausencia de intereses egoístas en beneficio de los demás.

Desde el punto de vista del budismo, el amor «puro» proviene de un estado de pureza espiritual al que los seres humanos pueden llegar mediante la liberación de las llamadas emociones perturbadoras (deseo y apego, odio e ira, ignorancia, orgullo, envidia), inherentes al mundo material o samsara. Mediante la compasión, el desapego del mundo material, y la meditación, puede aumentarse paulatinamente la capacidad de funcionamiento de todos los chakras, incluyendo el chakra del corazón, de tal modo que es posible amar conscientemente y eliminar el sufrimiento asociado al amor ordinario hasta alcanzar el llamado estado de iluminación, en el que existe un amor incondicional hacia todos los seres sintientes, equiparable al que, por ejemplo, puede sentir una madre por su hijo. Según esta corriente de pensamiento, el amor mantiene unidas todas las cosas, y nuestra conciencia crea el propio universo. Para el budismo, todas las religiones son válidas si se basan en el amor espiritual y la compasión.[14] [15] [16] [17]

El ideal de bodhisattva en el budismo Mahāyāna implica la completa renunciación a uno mismo con el objeto de soportar la carga de un mundo de sufrimiento. La mayor motivación que uno tiene para tomar el camino del bodhisattva es la idea de salvación que existe dentro del amor altruista y falto de egoísmo por todos los seres sintientes.

Los siete chakras. El cuarto, empezando por arriba, es el del corazón.

Hinduismo

En el hinduismo, kāma es el amor placentero, sexual, personificado por el dios Kāmadeva. Para muchas escuelas hinduistas, es el tercer final (artha) de la vida. Kāmadeva se representa a menudo sosteniendo un arco de caña de azúcar y una flecha de flores, y montado en ocasiones sobre un gran loro. Está normalmente acompañado por su consorte Rati y su compañero Vasanta, señor de la primavera. Pueden verse imágenes grabadas en piedra de Kaama y Rati en la puerta del templo de Chenna Keshava en Belur, en Karnataka, India. Maara es otro nombre para kāma.

En contraste con kāma, prema —o prem— se refiere al amor elevado. Karuna es la compasión y misericordia, que impulsa a uno a reducir el sufrimiento de otros. Bhakti es un término del sánscrito, que significa «devoción amorosa hacia el supremo Dios». Una persona que practica bhakti se conoce como bhakta. Escritores, teólogos y filósofos hindúes han diferenciado nueve formas de bhakti, que pueden encontrarse en el Bhagavatha-Purana y en las obras de Tulsidas. La obra filosófica Sutras de Narada Bhakti, de autor desconocido (presumiblemente Narada), distingue once formas de amor.

La filosofía oriental presenta una aproximación al amor espiritual diferente de la occidental: El sufrimiento en sí mismo no es lo que nos hace virtuosos, sino que es un medio para alcanzar la virtud, de tal modo que acercarse a la iluminación o el nirvana implica el cese paulatino del sufrimiento y el aumento del gozo. Al igual que en el cristianismo, el sufrimiento es un catártico (o vía de expiación) que nos conduce al estado iluminado (o a Dios en el cristianismo). Sin embargo, para la concepción oriental, preocuparse por conseguir un objetivo constituiría un modo de sufrimiento adicional (el apego y la ignorancia), de modo que deberíamos limitar nuestro sufrimiento no preocupándonos por el propio sufrimiento —incluyendo el deseo de conseguir metas—. En palabras de Osho:

El amor es algo fácil, el odio es algo fácil, pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a amar, no voy a odiar». Así todo se vuelve difícil. ¡Así ni siquiera puedes amar! Inspirar es fácil, espirar es fácil. Pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a inspirar, no voy a espirar». De esta forma todo se vuelve difícil. La mente puede decir: «¿Para qué espirar? La respiración es vida. Simple aritmética: inspira, no expulses el aire; estarás cada vez más vivo. Acumularás más vida. Tendrás grandes reservas de vida. Inspira solamente, no espires porque espirar es morir». [...] El amor es inspirar, el odio espirar. ¿Qué hacer entonces? La vida es fácil si no decides, porque entonces sabes que inspirar y espirar no son dos cosas opuestas; son dos partes de un mismo proceso. Y estas dos partes son orgánicas, no puedes dividirlas. ¿Y si no espiras...? La lógica se equivoca. No vivirás; sencillamente, te morirás inmediatamente.

Perspectiva psicológica

Noonday heat («Calor del mediodía», 1902). Pintura de Henry Scott Tuke.

El amor es un estado mental orgánico que crece o decrece dependiendo de cómo se retroalimente ese sentimiento en la relación de los que componen el núcleo amoroso. La retroalimentación depende de factores tales como el comportamiento de la persona amada, sus atributos involuntarios o las necesidades particulares de la persona que ama (deseo sexual, necesidad de compañía, voluntad inconsciente de ascensión social, aspiración constante de completitud, etc.)

Tras las investigaciones efectuadas acerca del amor, Robert J. Sternberg propuso la existencia de 3 componentes:

  1. La intimidad, entendida como aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo y la conexión.
  2. La pasión, como estado de intenso deseo de unión con el otro, como expresión de deseos y necesidades.
  3. La decisión o compromiso, la decisión de amar a otra persona y el compromiso por mantener ese amor.

Estos tres componentes pueden relacionarse entre sí formando diferentes formas de amor: intimidad y pasión, pasión y compromiso, intimidad y compromiso, etc.

Por su parte, analizando la preeminencia de una u otra de estas distintas prioridades que motivan los vínculos amorosos, algunos autores como John Lee proponen una serie de arquetipos amatorios: ludus, storge, eros, ágape, manía y pragma.

L'enlèvement de Psyché («El rapto de Psique», 1895), pintura de William-Adolphe Bouguereau en la que Psique aparece raptada por Cupido.

Para Erich Fromm el amor es un arte y, como tal, una acción voluntaria que se emprende y se aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo vive. El amor es, así, decisión, elección y actitud. Según Fromm, la mayoría de la gente identifica el amor con una sensación placiente. Él considera, en cambio, que es un arte, y que, en consecuencia, requiere esfuerzo y conocimiento. Desde su punto de vista, la mayoría de la gente cae en el error de que no hay nada que aprender sobre el amor, motivados, entre otras cosas, por considerar que el principal objetivo es ser amado y no amar, de modo que llegan a valorar aspectos superficiales como el éxito, el poder o el atractivo que causan confusión durante la etapa inicial del pretendido enamoramiento pero que dejan de ser influyentes cuando las personas dejan de ser desconocidas y se pierde la magia del misterio inicial.

Le sommeil («El sueño», 1866). Óleo sobre lienzo de Gustave Courbet.

Así pues, recomienda proceder ante el amor de la misma forma que lo haríamos para aprender cualquier otro arte, como la música, la pintura, la carpintería o la medicina. Y distingue, como en todo proceso de aprendizaje, dos partes, una teórica y otra práctica.[6]

Existen polarizaciones extremas de la mente manifestando un amor desmedido sin pensar en los límites de uno mismo, pudiendo incluso llegar a poner en peligro su propia existencia o incluso la de la otra persona por estar experimentando un estado polarizado de obsesión. En este caso, el que ama, desea y anhela el bien y la felicidad del ser amado, y lo hace por encima de todas las cosas. El dar sin recibir a cambio, el sacrificar y anteponer las necesidades del ser amado por encima de las de uno mismo, sin que uno lo considere como sacrificio sino como oportunidad para prodigar el sentimiento, suele considerarse una antesala al desequilibrio emocional, pues la persona objeto de nuestra obsesión no tiene por qué responder tal como lo habíamos premeditado; puede no agradecer nuestro esfuerzo y exigirnos aún más. No obstante, algunos confunden esa polarización extrema con amor «verdadero» o «sano», y exigen de la otra persona el mismo comportamiento, pudiendo manifestar frustración extrema y, como salida a dicha frustración, violencia. Por los resultados evidentes en las noticias diariamente, observamos una creciente tendencia a la violencia de género, en la que los psicólogos actuales apuntan a esta patología de obsesión polarizada como principal desencadenante de estos conflictos.

Perspectiva filosófica

Si la actitud del amor ha de formar parte, en algún momento, de las descripciones que siguen las tendencias de la ciencia experimental, deberá definirse de manera tal que pueda ser observada y cuantificada con cierta precisión. Baruch de Spinoza estableció una definición que puede cuadrar con los requerimientos de las ciencias humanas y sociales. Escribió al respecto: «El que imagina aquello que ama afectado de alegría o tristeza, también será afectado de alegría o tristeza; y uno y otro de estos afectos será mayor o menor en el amante, según uno y otro sea mayor o menor en la cosa amada».[19]

La definición de Spinoza, en la que la actitud del amor implica compartir alegrías y tristezas de otras personas, no difiere esencialmente de la definición bíblica del amor, ya que el mandamiento sugiere «compartir las alegrías y tristezas de los demás como si fuesen propias», tal el «amarás a tu prójimo como a ti mismo».

No sólo esta definición se refiere a aspectos observables y contrastables con la realidad, sino que también presenta aspectos cuantificables, ya que indica que en mayor o menor medida serán compartidos los afectos, mientras mayor o menor sean la alegría o la tristeza asociada a la persona amada.

De la definición mencionada Spinoza extrae algunas conclusiones inmediatas, tales como los sentimientos que surgen hacia un tercero. Según sus propias palabras: «Si imaginamos que alguien afecta de alegría a la cosa que amamos, seremos afectados de amor hacia él. Si imaginamos, por el contrario, que la afecta de tristeza, seremos, por el contrario, afectados también de odio contra él».[20]

Observamos, en esta expresión, que el odio aparece como una actitud opuesta al amor, como una tendencia a intercambiar (respecto del tercero mencionado) los papeles de tristeza y alegría como afectos compartidos.

Para Leibniz, la felicidad es al hombre lo que la perfección es a los entes, y esa felicidad radica fundamentalmente en el amor. El amor a Dios, según el filósofo, debe ser con ternura, y debe tener el ardor combinado con la luz. Así pues, la perfección humana consiste en amor luminoso, un amor en el que se combina la ternura con la razón.[21]

Perspectiva biológica

Cachorros de perro en «actitud amorosa».

El concepto de amor no es una noción técnica en biología sino un concepto del lenguaje ordinario que es polisémico (tiene muchos significados), por lo cual resulta difícil explicarlo en términos biológicos. Sin embargo, desde el punto de vista de la biología, lo que a veces se llama amor parece ser un medio para la supervivencia de los individuos y de la especie. Si la supervivencia es el fin biológico más importante, es lógico que la especie humana le confiera al amor un sentido muy elevado y trascendente (lo cual contribuye a la supervivencia).

Sin embargo, en la mayoría de las especies animales parecen existir expresiones de lo que se llama «amor» que no están directamente relacionadas con la supervivencia. Las relaciones físicas con individuos del mismo sexo (equivalentes a la homosexualidad en el ser humano) y las relaciones sexuales por placer, por ejemplo, no son exclusivas de la especie humana, y también se observan comportamientos altruistas por parte de individuos de una especie hacia los de otras especies (las relaciones milenarias entre el ser humano y el perro son un ejemplo). Algunos biólogos tratan de explicar dichos comportamientos en términos de cooperación para la supervivencia o de conductas excepcionales poco significativas. A partir de los años 1990 psiquiatras, antropólogos y biólogos (como Donatella Marazziti o Helen Fisher) han encontrado correlaciones importantes entre los niveles de hormonas como la serotonina, la dopamina y la oxitocina y los estados amorosos (atracción sexual, enamoramiento y amor estable).

Visión general simplista de la base química del amor.

La neurobiología está avanzando una definición tripartita del amor, en que se diferenciarían tres procesos cerebrales distintos, pero interconectados, y cada uno de ellos regulado hormonalmente:

Aparte de la serotonina y la oxitocina, el cerebro libera otra sustancia en estado de enamoramiento, la feniletilamina que actúa sobre el sistema límbico y provoca las sensaciones y sentimientos comunes en el enamoramiento, además de que es un precursor de la dopamina, de ahí que también se encuentre en grandes cantidades. Se puede encontrar en alimentos como el chocolate y quesos fermentados. Una pequeña modificación química puede hacer que se transforme en un estimulante (anfetamina y metilfenidato) o un antidepresivo (bupropión y la venlafaxina).

El equilibrio de los tres procesos controla la biología reproductiva de muchas otras especies, por lo que se cree que su origen evolutivo es común. La etología interpreta que el amor humano evolucionó a partir del ritual de apareamiento, o cortejo de los mamíferos (despliegue de energía, persecución obsesiva y protección posesiva de la pareja y agresividad hacia los potenciales rivales).[22]

Los modelos biológicos del sexo tienden a ver el amor como un impulso de los mamíferos, tal como el hambre o la sed.[23] Helen Fisher, una experta mundial en este tema, divide la experiencia del amor en tres etapas parcialmente superpuestas: lujuria, atracción, y apego. La lujuria expone a las personas hacia el resto; la atracción romántica anima a las personas a enfocar su energía en el apareamiento; y el apego implica la tolerancia de la pareja (o de los hijos) durante un tiempo suficiente como para criar a la prole hasta que ésta pueda valerse por sí misma.

La lujuria es el deseo sexual pasional inicial que promueve el apareamiento, e implica un aumento en la liberación de sustancias químicas tales como la testosterona y el estrógeno. Estos efectos raramente duran más de unas pocas semanas o meses. La atracción interpersonal es un deseo más individualizado y romántico por un candidato específico para el apareamiento, que se desarrolla de forma independiente a la lujuria como un sentimiento de responsabilidad hacia la pareja. Recientes estudios en neurociencia han indicado que, a medida que las personas se enamoran, el cerebro secreta en crecientes cantidades una serie de sustancias químicas, incluyendo feromonas, dopamina, norepinefrina y serotonina, que actúan de forma similar a las anfetaminas, estimulando el centro del placer del cerebro y llevando a efectos colaterales tales como aumento del ritmo cardíaco, pérdida de apetito y sueño, y una intensa sensación de excitación. Las investigaciones han indicado que esta etapa generalmente termina al cabo de un año y medio a tres años.[24]

Ya que las etapas de lujuria y atracción se consideran ambas temporales, es necesaria una tercera etapa para establecer relaciones a largo plazo. El apego es el vínculo que promueve relaciones que duran muchos años o incluso décadas. Se basa generalmente en responsabilidades tales como el matrimonio y los hijos, o en amistad mutua basada en aspectos como los intereses compartidos. Se ha relacionado con niveles de las sustancias químicas oxitocina y vasopresina a un nivel mayor del que se presenta en relaciones a corto plazo.[24]

La molécula proteínica conocida como factor de crecimiento nervioso (NGF) presenta niveles elevados cuando las personas se enamoran por primera vez, aunque ésta vuelve a sus niveles previos al cabo de un año.[25]

Perspectiva materialista

Bajo un punto de vista meramente materialista, el amor es considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes involuntarios[cita requerida] y desinteresados que se manifiestan en seres capaces de desarrollar inteligencia emocional o emocionalidad. Cabe resaltar el uso actual de la palabra amor para designar tanto el amor espiritual como el propio acto sexual —mediante la expresión «hacer el amor». Hasta mediados del siglo XX, esa expresión estaba reservada para el galanteo.

Diferentes visiones histórico-culturales

Si bien el amor está fundado en capacidades y necesidades biológicas así como el placer sexual y el instinto de reproducción, tiene también una historia cultural. A veces se atribuye su invención a alguna tradición particular (a los sufis, a los trovadores,[26] al cristianismo, al movimiento romántico, etcétera), pero los vestigios arqueológicos de todas las civilizaciones confirman la existencia de afecto hacia los familiares, la pareja, los niños, los coterráneos, entre otros, por lo cual las interpretaciones que postulan que el amor en general es una construcción cultural específica no parecen fundadas.

Desde el punto de vista cultural, el amor sexual se ha manifestado históricamente hacia las personas del sexo opuesto como hacia aquellas del mismo sexo. Para los griegos y durante el Renacimiento, los ideales de belleza eran encarnados en particular por la mujer y por los adolescentes de sexo masculino.

La palabra española «amor» puede tener múltiples significados, aunque relacionados, distintos entre sí dependiendo del contexto. A menudo, otros idiomas usan diferentes palabras para expresar algunos de los variados conceptos. Las diferencias culturales al conceptualizar el amor hacen aún más difícil establecer una definición universal.[27] En la cultura maya no existía la palabra amor para con los hijos. En piamontés no existe la palabra amor.[28]

Cultura persa

Incluso tras todo este tiempo
El Sol nunca dice a la Tierra «estás en deuda conmigo».
¡Observa lo que ocurre con un Amor como ese!
Ilumina todo el Cielo.
Hafiz

Rumi, Hafiz y Sa'di son iconos de la pasión y el amor en la cultura y el lenguaje persas. La palabra persa para el amor es eshgh, que deriva de la árabe ishq. En la cultura persa, todo es abarcado por el amor y todo es por amor, empezando por el amor a los amigos y a la familia, a los maridos y esposas, y llegando eventualmente al amor divino, que constituye la meta última de la vida. Hace alrededor de siete siglos, Sa'di escribió:

Los hijos de Adán son miembros de un cuerpo
Habiendo sido creados de una sola esencia.
Cuando la calamidad del tiempo aflige a un miembro
Los otros miembros no pueden continuar su descanso.
Si no tienes compasión por los problemas de otros
No mereces ser llamado por el nombre de «hombre».
Sa'di

Cultura china y otras culturas sínicas

El carácter chino para el amor (愛) consiste en un corazón (en medio) dentro de «aceptar», «sentir» o «percibir» que muestra una emoción llena de gracia.

En el idioma chino y la cultura china contemporáneos, se usan varios términos o palabras raíz para el concepto de amor:

  • Ai (愛) se usa como verbo (p. ej., wo ai ni, «te amo») o como nombre, especialmente en aiqing (愛情), «amor» o «romance». En la China continental, y desde 1949, airen (愛人, originalmente «amante», o, más literalmente, «persona de amor») es la palabra dominante para «esposo» (habiendo sido desenfatizados originalmente los términos separados para «esposa» y «marido»); la palabra tuvo una vez una connotación negativa, que permanece, entre otros lugares, en Taiwán.
  • Lian (戀) generalmente no se usa de forma aislada, sino como parte de términos tales como «estar enamorado» (談戀愛, tan lian'ai —que también contiene ai), «amante» (戀人, lianren) u «homosexualidad» (同性戀, tongxinglian). En el confucianismo, lian es un amor benevolente y virtuoso que deberían buscar todos los seres humanos, y refleja una vida moral. El filósofo chino Mozi desarrolló el concepto de ai (愛) como reacción al lian confucianista. Ai, en el mohismo, es un amor universal hacia todos los seres, no sólo hacia los amigos o familia, sin consideración de la reciprocidad. La extravagancia y la guerra ofensiva son hostiles hacia ai. Aunque el pensamiento de Mozi tuvo influencia, el término confucianista lian es el que la mayoría de los chinos usan para el amor.
  • Qing (情), que comúnmente significa «sentimiento» o «emoción», generalmente indica «amor» en varios términos. Está contenido en la palabra aiqing (愛情). Qingren (情人) es un término usado con el significado de «amante».
  • Gănqíng (感情) es el «sentimiento» de relación, vagamente similar a la empatía. Una persona expresará amor construyendo buen gănqíng, conseguido por medio de ayuda o trabajo prestados a otras personas y apego emocional hacia otra persona o hacia cualquier otra cosa.
  • Yuanfen (緣份) es la conexión de destinos vinculados. Una relación significativa es generalmente concebida como dependiente de un fuerte yuanfen. Consiste en buena suerte a la hora de hacer un descubrimiento afortunado e inesperado. Conceptos similares en español son: «Estaban hechos el uno para el otro», o el «destino».
  • Zaolian (simplificado: 早恋, tradicional: 早戀, pinyin: zǎoliàn), literalmente, «amor temprano», es un término contemporáneo usado frecuentemente para los sentimientos románticos o el apego entre niños o adolescentes. Describe tanto la relación entre novio y novia adolescentes como el enamoramiento de la adolescencia temprana o la niñez. El concepto indica en esencia la creencia prevalente en la cultura china contemporánea consistente en que, debido a la demanda de los estudios (derivada sobre todo del sistema educativo altamente competitivo de China), los jóvenes no crean apego romántico y por lo tanto ponen en peligro sus oportunidades de éxito futuro. Han aparecido informes en periódicos y otros medios chinos que detallan la prevalencia del fenómeno, los peligros observados en los estudiantes y los temores de sus padres.

Cultura japonesa

En el budismo japonés, ai (愛) es un amor de cariño pasional, y un deseo fundamental. Puede desarrollarse hacia el egoísmo o el altruismo y hacia la iluminación.

Amae (甘え), una palabra japonesa que significa «dependencia indulgente», es parte de la cultura de la educación de los hijos en Japón. Se espera de las madres japonesas que abracen y mimen a sus hijos, y se espera de los hijos que recompensen a sus madres aferrándose a ellas y sirviéndolas. Algunos sociólogos han sugerido que las interacciones sociales de los japoneses en la vida de adultos se modelan en el amae entre madre e hijo.

Cultura griega

El idioma griego distingue varios sentidos diferentes en los que se usa la palabra «amor». Por ejemplo, el griego antiguo presenta las palabras philia, eros, storge y xenia. Sin embargo, con el griego (al igual que con muchos otros idiomas) ha sido históricamente difícil separar totalmente los significados de estas palabras. Al mismo tiempo, el texto en griego antiguo de la Biblia contiene ejemplos del verbo agapo con el mismo significado que phileo.

  • Agape (ἀγάπη agápē) significa amor en griego actual. El término s'agapo significa «te amo» en griego. La palabra agapo es el verbo «amo». Generalmente se refiere a un tipo ideal de amor «puro», más que a la atracción física sugerida por eros. No obstante, hay algunos ejemplos de agape usados con el significado de eros. También se ha traducido como «amor del alma».
  • Eros (ἔρως érōs) es un amor pasional, con deseo sensual y duradero. La palabra griega erota significa enamorado. Platón creó su propia definición. Aunque eros se siente inicialmente por una persona, con la contemplación se convierte en una apreciación de la belleza que existe dentro de esa persona, o incluso llega a ser la apreciación de la belleza en sí misma. Eros ayuda al alma a recordar el conocimiento de la belleza y contribuye a la comprensión de la verdad espiritual. Los amantes y los filósofos están todos inspirados para la búsqueda de la verdad por medio de eros. Algunas traducciones lo muestran como "amor del cuerpo".
  • Philia (φιλία philía), un amor virtuoso desapasionado, fue un concepto desarrollado por Aristóteles. Incluye la lealtad a los amigos, la familia y la comunidad, y requiere virtud, igualdad, y familiaridad. Philia está motivado por razones prácticas; una o ambas partes se benefician de la relación. También puede significar «amor de la mente».
  • Storge (στοργή storgē) es un afecto natural, como aquel que sienten los padres por sus hijos.
  • Xenia (ξενία xenía), hospitalidad, era una práctica extremadamente importante en la Antigua Grecia. Era una amistad casi ritualizada formada entre un anfitrión y su huésped, quienes podían haber sido previamente desconocidos. El anfitrión alimentaba y proporcionaba alojamiento al huésped, de quien se esperaba recompensa únicamente con gratitud. La importancia de este amor puede verse a través de toda la mitología griega, en particular, en la Ilíada y la Odisea de Homero.

Reseña mitológica sobre el amor: el mito del andrógino

En la mitología griega, eran tres los sexos: lo masculino era en un principio descendiente del sol; lo femenino, de la tierra, y lo que participaba de ambos, de la luna. Estos tres sexos, y su manera de avanzar, eran, precisamente como la luna, circulares. Así pues, eran terribles por su fuerza y su vigor y tenían gran arrogancia, hasta el punto de que atentaron contra los dioses. Ante esta situación, Zeus y los demás dioses deliberaron, y se encontraron ante un dilema, ya que no podían matarlos o hacer desaparecer su raza fulminándolos con el rayo como a los gigantes —porque entonces desaparecerían los honores y sacrificios que los hombres les tributaban—, ni permitir que siguieran siendo altaneros.

Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: «Me parece que tengo una estratagema para que continúen existiendo estos seres y al mismo tiempo dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo —continuó— voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número». Así pues, Zeus llevó a cabo su plan, y una vez que la naturaleza de estos seres quedó cortada en dos, cada parte empezó a echar de menos a su mitad, a reunirse con ella y rodearla con sus brazos, a abrazarse la una con la otra anhelando ser una sola por naturaleza. Desde entonces, el amor de unos a otros es innato en los hombres y mujeres y aglutinador de la antigua naturaleza, y trata de hacer un solo individuo de dos. Por eso, cuando se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, sienten un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no están dispuestos a separarse.

De El Banquete de Platón.

Cultura turca (chamánica e islámica)

En turco, la palabra «amor» aparece con varios significados. Una persona puede amar a un dios, a una persona, a sus padres, o a la familia. Pero esa persona sólo puede «amar» (aşk) a una persona del sexo opuesto. Los turcos usaban esta palabra solamente para sus amores en un sentido romántico o sexual, que indicasen un enorme encaprichamiento. Esta palabra también es común para las lenguas turcas, tales como el azerbaiyano (eşq) y el kazajo (ғашық).

Antigua Roma (latín)

Agnolo Bronzino, Alegoría del triunfo de Venus, hacia 1540-1545. Londres, The National Gallery. El amor representado por los dos dioses acompañados por los «celos» (centro-izquierda), el «engaño» (centro-derecha), la «necedad» (arriba a la izquierda) y el «tiempo» (arriba a la derecha).

El idioma latín tiene varios verbos diferentes que se corresponden con la palabra española «amor».

  • Amāre es la palabra básica para «amar», y aún lo es en el italiano actual. Los romanos la usaban tanto en un sentido afectivo como en un sentido romántico o sexual. De este verbo deriva amans —un amante, amador, «amante profesional», generalmente con la noción accesoria de lujuria— y amica, «novia», palabra generalmente usada de forma eufemística para una prostituta. El nombre correspondiente es amor, que también se usaba en la forma plural para indicar enredos amorosos o aventuras sexuales. La misma raíz produce además amicus —«amigo»— y amicitia, «amistad» (por lo general basados en el provecho mutuo, y correspondientes a veces más exactamente a «deuda» o «influencia»). Cicerón escribió un tratado llamado Sobre la amistad (De amicitia), que discute la noción hasta cierta profundidad. Ovidio escribió una guía para las relaciones amorosas llamada Ars Amatoria que trata en profundidad el amor desde las relaciones extramaritales hasta los padres sobreprotectores.
En latín a veces se usaba amāre con el sentido que damos en español a «gustar». Esta noción, no obstante, se expresa de forma mucho más generalizada con placere o delectāre, que son de uso más coloquial, siendo el último usado frecuentemente en la poesía amorosa de Catulo.
  • Diligere a menudo presenta la noción de «tener afecto por», «estimar», y raramente si no nunca se usaba para el amor romántico. Esta palabra sería apropiada para describir la amistad de dos hombres. El nombre correspondiente, diligentia, sin embargo, tiene el significado de «diligencia» o «dedicación», y tiene cierta superposición semántica con el verbo.
  • Observare es un sinónimo de diligere; este verbo y su correspondiente nombre, observantia, denotan a menudo «estima» o «afecto».
  • Caritas se corresponde con el griego agape (empatía, altruismo), y se usó en traducciones de la Biblia cristiana al latín con el significado de «amor caritativo»; este significado, no obstante, no se ha hallado en la literatura clásica romana pagana. Como resultado de la combinación con una palabra griega, no existe el verbo correspondiente.
  • Cupiditas se corresponde con el término griego eros (deseo sexual).
  • Algunas terminologías vulgares en español, como por ejemplo filito, originado de filia, generan jerarquías de seriedad o duración de la pareja.

Cultura anglosajona

En la cultura anglosajona la palabra «amor» (love) presenta, al igual que en español, múltiples significados. Pero, a todos aquellos que existen en el mundo hispanohablante, los angloparlantes añaden un significado adicional, más relacionado con el simple gusto por una persona, animal o cosa: I love dancing (literalmente, «amo el baile») corresponde en español a «me encanta bailar» o «me gusta mucho bailar»; he's a great actor, I love him (literalmente, «es un gran actor, le amo») corresponde a «es un gran actor, me encanta», o «es un gran actor, me gusta mucho».[29]

Véase también

Notas y referencias

  1. Leibniz, Gottfried. «Confessio philosophi». Wikisource edition.
  2. Kristeller, Paul Oskar (1980). Renaissance Thought and the Arts: Collected Essays. Princeton University. ISBN 0-691-02010-8.
  3. Mascaró, Juan (2003). The Bhagavad Gita. Penguin Classics. ISBN 0-140-44918-3. (J. Mascaró, translator)
  4. a b Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima. José-Vicente Bonet. 1997. Editorial Sal Terrae. ISBN 978-84-293-1133-4.
  5. Elisabeth Badinter. ¿Existe el instinto maternal? 1981. Editorial Paidós. ISBN 978-84-7509-287-4.
  6. a b Erich Fromm. El arte de amar. Editorial Paidós. 2002. ISBN 978-84-493-0852-9.
  7. Aurora Leal García. «Nuevos tiempos, viejas preguntas sobre el amor. Un estudio con adolescentes» págs. Pág. 57. Universitat Autònoma de Barcelona.
  8. El Banquete, Traducción y notas de Patricio de Azcárate (1872).
  9. Eckhart Tolle. El poder del ahora, p. 152. Ediciones Gaia. 1997. ISBN 84-8445-034-1.
  10. a b Pope Benedict XVI. «papal encyclical, Deus Caritas Est.».
  11. Evangelio de Marcos capítulo 12, versos 28–34).
  12. Nuevo Testamento. Epístolas - Primera epístola de San Juan: Dios es amor (4:7 - 4:21)
  13. Periódico digital El Nuevo Diario.
  14. Lama Tsongkapa. El Gran Tratado de los Estadios en el Camino a la Iluminación (Vol. 2). 2007. 270 pp. Librería Bohindra. CIF: 50.042.974-K.
  15. XVI Dalai Lama. Introducción al budismo tibetano. Editorial Paidós. España. 2004. ISBN 978-84-493-1554-1.
  16. Lama Ole Nydahl. Las cosas como son (Wie die Dinge Sind). 2005. pp. 56-72. ISBN 970-94105-6-3.
  17. Pema Cödrön. La sabiduría de la no-evasión. La senda del amor compasivo que lleva a la liberación. Ediciones Oniro. ISBN 84-89920-31-1. ISBN 978-84-89920-31-6.
  18. Osho. El libro de la Nada (Hsin Hsin Ming). 2004. Ediciones Gaia. ISBN 84-8445-096-1.
  19. «Ética demostrada según el orden geométrico» (pág.120) de Baruch de Spinoza – Fondo de Cultura Económica – ISBN 968-16-0497-0
  20. «Ética demostrada según el orden geométrico» (pág. 121) de Baruch de Spinoza – Fondo de Cultura Económica – ISBN 968-16-0497-0
  21. Julián Marías. Conferencia del curso «Los estilos de la Filosofía», Madrid, 1999/2000 (transcripción). Edición de Jean Lauand.
  22. Experimentos de imagen cerebral (por resonancia magnética funcional) de Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, citada por Javier Sampedro El amor es química... y algo de amistad. Las hormonas definen el calendario amatorio: la testosterona dispara el deseo y la oxitoscina mantiene la fidelidad, El País 18/01/2009.
  23. Lewis, Thomas; Amini, F., & Lannon, R. (2000). A General Theory of Love. Random House. ISBN 0-375-70922-3.
  24. a b Winston, Robert (2004). Human. Smithsonian Institution.
  25. Emanuele, E. (2005) «Raised plasma nerve growth factor levels associated with early-stage romantic love» Psychoneuroendocrinology. Vol. Sept. 05.
  26. En su caso, se trata de un tipo particular de amor: el «amor imposible» encarnado por una mujer lejana o un caballero que ha partido a las cruzadas.
  27. Kay, Paul (March de 1984) «What is the Sapir-Whorf Hypothesis?» American Anthropologist. Vol. 86. n.º 1. pp. pp. 65–79. DOI 10.1525/aa.1984.86.1.02a00050.
  28. Artículo en Página|12.
  29. Entrada love en Word Reference.

Bibliografía relacionada

  • Agustín García Calvo (1984), El amor y los 2 sexos. Del tiempo de amor y olvido. Editorial Lucina, Zamora. (2.ª ed. 1991).
  • José Pedro Manglano Castellary (2007). El amor y otras idioteces. Editorial Planeta. ISBN 978-84-08-07567-7.
  • Conchita Ramón Delgado. Diccionario del amor. 1936. Gráficas "RECORT", Barcelona.

Enlaces externos

Wikcionario

PENSAMIENTO MÁGICO2: DISFRUTAR Y EL PENSAMIENO MÁGICO

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

disfrutar

  1. intr. Deleitarse, gozar, sentir satisfacción:
    disfruto mucho en tu compañía. También tr.
  2. intr. Poseer algo bueno o agradable.
    ♦ Se construye con la prep. de: disfruta de elevados ingresos.
  3. tr. Aprovechar:
    disfrutar unas vacaciones.


Preguntas en los foros con la(s) palabra(s) 'disfrutar' en el título:


'disfrutar' también aparece en estas entradas

acaparar - agua - allá - bono - callejear - carencia - enamorar - enfiteusis - gloria - goce - gozar - incapacidad - librar - masoquismo - miseria - paladear - perder - pez - plan - racionalismo - retiro - tener - usufructo - vegetar - vivir

PENSAMIENO MÁGICO2: SOÑAR Y EL PENSAMIENO MÁGICO. El vocablo sueño (del latín somnus, raíz original que se conserva en los cultismos somnífero, somnoliento y sonámbulo) designa tanto el acto de dormir como el deseo de hacerlo (tener sueño). Para el acto de soñar existe la palabra específica ensueño, aunque suele utilizarse también la genérica (tener un sueño = soñar). El adjetivo correspondiente a ensueño-sueño es onírico (del griego ónar, "ensueño"). Por analogía con el ensueño -que cumple a menudo fantasías del durmiente- se llama también sueño a cualquier anhelo o ilusión que moviliza a una persona. Metafóricamente, se afirma que una parte del cuerpo se le ha dormido a uno, cuando se pierde o reduce pasajeramente la sensibilidad en la misma (parestesia). El sueño, en cuanto acto de dormir, es un estado de reposo uniforme de un organismo. En contraposición con el estado de vigilia -cuando el ser está despierto-, el sueño se caracteriza por los bajos niveles de actividad fisiológica (presión sanguínea, respiración, latidos del corazón) y por una respuesta menor ante estímulos externos.

Sueño

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Mujer durmiendo (Gustave Courbet).

El vocablo sueño (del latín somnus, raíz original que se conserva en los cultismos somnífero, somnoliento y sonámbulo) designa tanto el acto de dormir como el deseo de hacerlo (tener sueño). Para el acto de soñar existe la palabra específica ensueño, aunque suele utilizarse también la genérica (tener un sueño = soñar). El adjetivo correspondiente a ensueño-sueño es onírico (del griego ónar, "ensueño"). Por analogía con el ensueño -que cumple a menudo fantasías del durmiente- se llama también sueño a cualquier anhelo o ilusión que moviliza a una persona. Metafóricamente, se afirma que una parte del cuerpo se le ha dormido a uno, cuando se pierde o reduce pasajeramente la sensibilidad en la misma (parestesia).

El sueño, en cuanto acto de dormir, es un estado de reposo uniforme de un organismo. En contraposición con el estado de vigilia -cuando el ser está despierto-, el sueño se caracteriza por los bajos niveles de actividad fisiológica (presión sanguínea, respiración, latidos del corazón) y por una respuesta menor ante estímulos externos.

Contenido

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Generalidades [editar]

Un niño dormido.

Soñar es un proceso mental involuntario en el que se produce una reelaboración de informaciones almacenadas en la memoria, generalmente relacionadas con experiencias vividas por el soñante los días o meses anteriores . El soñar nos sumerge en una realidad virtual formada por imágenes, sonidos, pensamientos y/o sensaciones. Los recuerdos que se mantienen al despertar pueden ser simples (una imagen, un sonido, una idea, etc.) o muy elaborados. Los sueños más elaborados contienen escenas, personajes, escenarios y objetos. Se ha comprobado que puede haber sueños en cualquiera de las fases del dormir humano. Sin embargo, se recuerdan mejor los sueños y estos son más elaborados en la llamada fase MOR (Movimiento ocular rápido; en inglés, REM: Rapid Eye Movement), que tiene lugar en el último tramo del ciclo del sueño.

Durante el siglo XX se avanzó muchísimo en el estudio científico de los sueños, ya que la tecnología facilitó en gran medida el acercamiento a lo que podría denominarse "energía del sueño". Sistemas avanzados de escáner han detectado que en numerosas ocasiones los sueños son bucles de actividad cerebral que se repiten noche tras noche. Se sabe que cada sujeto tiene una forma única e irrepetible de soñar, pues la actividad cerebral representada por ondas electromagnéticas en las pantallas de esos escaners presenta gráficas muy similares en cada paciente, y distintas entre dos de ellos.

Descubrimiento fundamental sobre el sueño [editar]

El psicólogo norteamericano William Charles Dement, nacido en 1928, estudiando a ciertos durmientes, reparó en que durante una etapa de su sueño tenían lugar movimientos oculares rápidos (MOR; en inglés, REM, rapid eye movement), acompañados por un aumento de la respiración, la pulsación y la presión sanguínea, que alcanzaban los niveles propios de la vigilia. Este fenómeno ocupa una cuarta parte del tiempo que una persona pasa dormida.

El descubrimiento de Dement reveló que aquellas personas a las que se despertaba durante el sueño MOR manifestaban claros indicios de trastorno psíquico y recordaban haber soñado. En función de estos hechos, comenzaron a surgir teorías que suponen el inicio de un estudio científico de los sueños y su función biológica y psicológica.

Etapas del sueño [editar]

Los estados y las fases del sueño humano se definen según los patrones característicos que se observan mediante el electroencefalograma (EEG), el electrooculograma (EOG, una medición de los movimientos oculares) y el electromiograma de superficie (EMG). El registro de estos parámetros electrofisiológicos para definir los estados de sueño y de vigilia se denomina polisomnografía. Estos perfiles entregan dos estados del sueño:

  • Sueño sin movimientos oculares rápidos (NMOR). Se divide en 4 estados:
    • La fase 1 del NMOR (fase del sueño ligero) es la transición desde la vigilia al sueño; se la reconoce por la aparición del patrón regular α (alfa de amplitud de onda alta y regular) e instauración de un patrón de amplitud baja y de frecuencia mixta, predominantemente en el intervalo theta (2 a 7 Hz), con movimientos oculares lentos "en balancín".
    • La fase 2 del NMOR se define por la aparición de complejos K y de husos de sueño superpuestos a una actividad de base similar a la del estado 1. Los complejos K son descargas lentas, negativas (hacia arriba) y de amplitud elevada que se continúan inmediatamente después por una deflexión positiva (hacia abajo). Los husos de sueño son descargas de alta frecuencia de corta duración que presentan una amplitud característica con subidas y bajadas. No hay actividad ocular y el EMG da un resultado similar al estado 1.
    • La fase 3 del NMOR se caracteriza por ser un sueño con más del 20% (pero menos del 50%) de actividad delta de amplitud elevada (> 75 microV)(0,5 a 2 Hz). Los husos del sueño pueden persistir, sigue sin haber actividad ocular, y la actividad del EMG permanece en un nivel reducido.
    • En la fase 4 del NMOR (la fase de mayor profundidad en el sueño), el patrón electroencefalográfico lento y de alto voltaje de la fase 3 comprende al menos el 50% del registro.

El conjunto formado por las fases 3 y 4 del NMOR se denomina sueño de ondas lentas (SOL), delta o profundo.

  • Sueño de movimientos oculares rápidos (MOR), conocido también como "sueño paradójico", desincronizado o D. El sueño MOR se caracteriza por un EEG de baja amplitud y de frecuencia mixta similar al de la fase 1 del NMOR. En este contexto, se producen brotes de actividad más lenta (3 a 5 Hz) con deflexiones negativas superficiales ("ondas en diente de sierra") que se superponen con frecuencia a este patrón. El EOG da muestras de MOR similares a las que se observan cuando la persona en cuestión permanece despierta y con los ojos abiertos. La actividad del EMG permanece ausente reflejando la atonía muscular completa de la parálisis motora descendente característica de este estado.

Interpretación de los sueños [editar]

En muchas culturas se atribuye un valor profético al sueño, concebido como un mensaje cifrado de origen divino que es necesario desentrañar. Esta creencia se encuentra, por ejemplo, en la Biblia (donde José interpreta los sueños del Faraón: Génesis 41:1-36). En Grecia la oniromancia fue una actividad habitual: aún hoy se conserva un manual de interpretación de sueños, el de Artemidoro, del siglo II d. C. Sin embargo, uno de los filósofos de la Grecia antigua, Heráclito (h.540-h. 480 a.C), sostuvo hacia el 480 a. C. que los sueños no tienen significado alguno fuera de los pensamientos de la persona que los evoca.[1] En este sentido, Heráclito se anticipó por muchos años al pensamiento científico que intenta explicar en qué consiste el proceso del sueño en los organismos humanos y animales.

A principios del siglo XX, Sigmund Freud retoma la cuestión desde una perspectiva racionalista con su Interpretación de los sueños (1900). Esta obra se convirtió en uno de los libros más influyentes del siglo XX. Al principio tropezó con una enconada resistencia, pues el psicoanálisis representaba un enorme reto para la tradición occidental. Los trabajos de Freud llamaban la atención sobre las zonas marginales del ser humano: la irracionalidad y el sexo. Freud muestra que el inconsciente (y no la conciencia) es la parte de nuestra psique que ordena todo nuestro pensar y sentir. Según sus palabras: "El yo no es el señor de su propia casa". El análisis de los sueños es para él la via regia de acceso al inconsciente. Los psicoanalistas posteriores, ortodoxos o no, persisten en este posicionamiento.

Para el psicoanálisis es importante distinguir en los sueños el contenido manifiesto y el contenido latente.

  • El contenido manifiesto de los sueños es la historia o sucesos tal como el soñante los vive, es un material elaborado a partir de las experiencias cotidianas y los deseos reprimidos mediante los distintos procesos de elaboración onírica. El contenido manifiesto no se encuentra en el nivel del significado, sino del símbolo.
  • El contenido latente es el significado verdadero del sueño, el psicoanalista se esfuerza por interpretar el contenido manifiesto del sueño que el paciente le relata, para revelar el contenido latente, su significado.

Carl Gustav Jung, discípulo heterodoxo de Freud, sostenía que los sueños eran un órgano de información y de control.[2] Los símbolos oníricos son, según este autor, transmisores de mensajes instintivos a las partes racionales de la mente del ser humano, y resulta necesario interpretarlos para comprender el lenguaje de los instintos.[3] Jung no creía, como sí lo hacía Freud, que los sueños fueran un ropaje que oculta otra cosa. Los sueños eran para Jung información y comunicación de ideas expresadas dentro de los límites de un medio. Tras estudiar unos ochenta mil sueños, llegó a la conclusión de que éstos son relativos a la vida del observador. Este organiza sus imágenes oníricas en un centro llamado sí mismo, el cual tiene la función de ordenar y legislar toda la vida psíquica, ora consciente ora inconsciente, a través de numerosos sueños que tienen lugar en la vida de la persona. Jung interpretaba, pues, el sueño como único y relativo al soñador. Para comprenderlo, debía examinarse el cuadro onírico como meollo del estudio y el análisis[cita requerida].

Desde una perspectiva distinta a la terapeútica, el surrealismo preconiza también la observación de los sueños. Las revistas del movimiento ponen de moda la anotación de las fantasías nocturnas. En su obra Los vasos comunicantes (1932), André Breton expone su visión del fenómeno y, al mismo tiempo que reconoce la aportación de Freud, polemiza con él por encontrarla insuficiente.

Función psicológica y biológica de los sueños [editar]

El modelo de sistema nervioso que formuló Sigmund Freud está plasmado en su artículo «Proyecto para una psicología científica», de 1895, aunque publicado en 1954. Es un aspecto relevante que un artículo tan importante para una teoría sobre el entendimiento humano no haya sido publicado en los albores mismos de las hipótesis freudianas.

Freud suscribía la creencia de que el cerebro puede explicarse a partir, pero no sólo a partir de su estructura física, por lo que manifestaba, contrariamente a como suele creerse, una postura propensa al fisicalismo. Característicamente, las hipótesis de Freud tras la interpretación de los sueños se infieren de estos supuestos. Consideraba a las neuronas unidades diferenciadas que, cuales recipientes de descarga de energía provenientes del sistema nervioso, propiciaban los impulsos y deseos descargados mediante una realización consciente. Conjeturó, entonces, que aquellos impulsos no descargados adecuadamente, eran sobrellevados inconscientemente en los sueños.

Las ciencias cognitivas y la moderna neurociencia niegan que este modelo tenga validez empírica. En particular, los psiquiatras Allan Hobson y Robert Mc Carley, a partir de las evidencias fisiológicas a disposición de la investigación, propusieron una teoría racionalmente plausible. El cerebro, sostienen ambos científicos, es un generador de estados oníricos. Cuando se activan regiones implicadas en los sueños, se desencadena información que el cerebro trata de ordenar a través de un proceso fisiológico. La región implicada es el pontino. Cuando una persona sueña, células nerviosas del bulbo raquídeo llamadas pons son cuarenta veces más activas. Se propone que son las responsables de iniciar el conocido MOR (Movimiento Ocular Rápido) o REM (en inglés) y las imágenes oníricas (a través de la activación de los centros visuales del cerebro).

Al estar despierta una persona, los movimientos que efectúan los ojos están a merced de centros más evolucionados que los pons. Cuando se realiza un movimiento con el ojo, el cerebro es receptor de mensajes que tienen la función de controlar la percepción. Bajo el sueño, las células nerviosas del pontino transmiten información sobre los movimientos oculares hasta los centros principales del cerebro. Ahora bien, dicha información consistiría, en ocasiones, en una llana incoherencia para el sistema cerebral que, en una persona despierta, comienza el movimiento de los ojos. Consiguientemente, se concibe al sueño como una forma de ordenar información, como una función biológica que intenta otorgar sentido a esa fuente de información incoherente. El absurdo de los sueños, teorizan ambos psiquiatras, es la falla del cerebro por integrar adecuadamente su propia información. El cerebro, tras recibir la información proveniente de los ojos en el MOR, intenta compararla con la fuente de datos disponibles en la memoria a corto plazo.

Rey Rojo roncando, por John Tenniel

La hipótesis de que el sueño participa en la consolidación de la memoria reciente ha sido investigada mediante cuatro paradigmas:

  1. Efectos de la privación del sueño sobre la consolidación de recuerdos;
  2. Efectos del aprendizaje sobre el sueño post-entrenamiento;
  3. Efectos de la estimulación durante el sueño sobre los patrones de sueño y sobre la memoria, y
  4. Re-expresión de los patrones de comportamiento específico neuronal durante el sueño post-entrenamiento.

Algunos de estos estudios confirman la idea de que el sueño está profundamente implicado en las funciones de la memoria en humanos y animales. Sin embargo, los datos disponibles aún son demasiado escasos y en ocasiones contradictorios para confirmar o rechazar inequívocamente la hipótesis de que la consolidación de memorias no-declarativa y declarativa respectivamente dependan de los procesos de sueño MOR y NMOR. Por otra parte, no se ha encontrado ninguna correlación entre la cantidad de sueño que se registra en una especie y su capacidad intelectual; si el sueño sirviera para consolidar la memoria, un gato que duerme 16 horas diarias debería tener una memoria prodigiosa, superior a la de un ser humano que sólo duerme ocho horas. También, personas que no presentan sueño MOR, por ejemplo por lesiones traumáticas en el rombencéfalo o debido al consumo de fármacos, no tienen ningún problema en consolidar sus aprendizajes.[cita requerida]

Otros estudios más recientes comparan el proceso de ordenamiento de la memoria durante el sueño con el proceso de desfragmentación de la memoria de las computadoras, ambos persiguiendo un mismo objetivo de mantenimiento y economía de recursos, preparándonos para una mejor disponibilidad operativa de la memoria durante los momentos de mayor utilidad, como el estar despierto o en actividad.[cita requerida]

La privación del sueño aumenta la eficiencia del sueño [editar]

Por eficiencia del sueño se entiende el tiempo que un sujeto pasa en sueño verdadero durante el tiempo que se dedica a dormir.

Uno de los descubrimientos más importantes de la investigación sobre la privación de sueño es que las personas que están privadas de sueño se convierten en durmientes con un sueño más eficiente. Concretamente, en su sueño hay una proporción más alta de ondas lentas (fases 3 y 4), lo que parece servir a la principal función de recuperación.

Áreas del encéfalo implicadas en el sueño [editar]

  • Región posterior del hipotálamo, área del mesencéfalo (vigilia).

Estas dos áreas del encéfalo qué están involucradas en la regulación del sueño fueron descubiertas a principios del siglo XX, antes de que surgiera la neurociencia comportamental moderna, por el neurólogo vienés Barón Constantin Von Economo. Posteriormente la implicación de estas dos áreas se confirmará mediante estudios de lesión en animales experimentales (Véase Saper, Chou y Scammell, 2001)..

Fármacos que afectan al sueño [editar]

La mayoría de los fármacos que influyen en el sueño pueden clasificarse en una de dos categorías diferentes:

Hay una tercera categoría que cabría introducir, la de los fármacos que influyen sobre la ritmicidad circardiana, siendo el principal fármaco la melatonina.

Los sueños en la mitología y el arte [editar]

Árbol genealógico de Morfeo.

Los sueños suponen para el ser humano un pasaje a mundos no relacionados directamente con la realidad. El primer indicio de la curiosidad humana por el sueño se remonta a la Grecia clásica, en cuya mitología aparece Hipnos como dios del sueño, hermano gemelo de la muerte no violenta (Tánatos) y hermano de las muertes violentas (Keres) y las diosas del destino (Moiras), entre otros. Se le consideraba hijo de la noche (Nyx), nacida a su vez del Caos. El sueño aparece, pues, vinculado a la muerte y la noche.

Más adelante, en diferentes escritos sobre la mitología griega, aparecen los hijos de Hipnos con una de las Nereidas, (Pasítea), llamados los oniros. Éstos encarnaban cada uno de los posibles sueños, siendo liderados por Morfeo, Fobetor y Fantaso. Morfeo se aparecía solo en sueños de personalidades con forma humana, a diferencia de sus hermanos, que representaban animales, plantas o seres inanimados.

Más tarde Morfeo ha pasado a sustituir a su padre, aunque según algunos autores murió asesinado por Zeus. Morfeo presenta una temática muy atractiva para el arte: ha sido esculpido por Jean-Antoine Houdon y pintado por John William Waterhouse y Nicolas Poussin. Además, es protagonista de canciones populares, como Mister Sandman de las Chordettes, basada en su leyenda, u obras escritas como las novelas y cómics creadas por el escritor Neil Gaiman de las cuales destaca The Sandman.

El sueño en los animales [editar]

Cantidad en horas que duermen diferentes mamíferos por día

El acto de soñar ha sido sólo confirmado en el Homo sapiens. Algunos animales también pasan por la fase MOR del sueño, pero su experiencia subjetiva es difícil de determinar. Parece que los mamíferos son los animales con mayor probabilidad de soñar debido a su ciclo del sueño similar al humano. Quien se lleva las estadísticas en términos de sueño es el gato, quien pasa un 70% de su vida durmiendo y a medida que envejece, su etapa de vigilia disminuye ostensiblemente.

Los caballos, los patos y las ovejas pueden dormir de pie o echados. Sin embargo, no pueden experimentar Sueño MOR mientras están de la primera forma. El animal que más tiempo pasa en fase MOR durante el sueño es el armadillo. Las ballenas y delfines son diferentes a los humanos: siempre tienen que estar conscientes, ya que necesitan salir a la superficie a respirar, solo una parte de su cerebro duerme cada vez.[4]

Un macaco japonés durmiendo
Un dragón de Komodo durmiendo
Los gatos son animales propensos a dormir durante el día.

Bibliografía [editar]

Notas [editar]

  1. Así interpreta Isaac Asimov (Historia de la Ciencia y los Descubrimientos, Ariel, pág. 49) el fr. 89 D-K: «que para los que están despiertos hay un mundo u ordenación único y común o público, mientras que de los que están durmiendo cada uno se desvía a uno privado y propio suyo» (tr. de A. García Calvo).
  2. «Cada sueño es un órgano de información y control» (C. G. Jung, Die Praktische Verwendbarkeit der Traumanalyse, 1934, tr. en The Practice of Psychotherapy, 1954. Nueva York, Pantheon Books, pág. 153).
  3. «[Los sueños] son los esenciales transmisores de mensajes de lo instintivo a las partes racionales de la mente humana, y su interpretación enriquece la pobreza de la conciencia, de modo que aprende a comprender de nuevo el olvidado lenguaje de los instintos» (C. G. Jung, «Approaching the Unconscious», en Carl G. Jung, M.-L. von Franz, Joseph L. Henderson, Jolande Jacobi y Abiela Jaffé, Man and His Symbols, Nueva York, Dell, pág. 37).
  4. Mukhametova LM; Supina AY, Polyakovaa IG (1977-10-14) «Interhemispheric asymmetry of the electroencephalographic sleep patterns in dolphins» Brain Research. Vol. 134. n.º 3. pp. pp. 581-584. DOI 10.1016/0006-8993(77)90835-6PMID 902119.

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO2: FANTASÍA Y PENSAMIENTO MÁGICO. El género fantástico, comúnmente llamado fantasía, es un género artístico de ficción en el cual los elementos principales del argumento son imaginarios, irreales y sobrenaturales.

Género fantástico

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Los elementos del género fantástico atraviesan obras muy diversas como el Decamerón de Boccaccio, donde se hace refrerencia a un supuesto jardín encantado.

El género fantástico, comúnmente llamado fantasía, es un género artístico de ficción en el cual los elementos principales del argumento son imaginarios, irreales y sobrenaturales.

En su sentido más amplio, el género fantástico se halla presente en la literatura, cinematografía, historieta, videojuegos, juegos de rol, pintura, escultura, drama y, sobre todo, en la mitología y relatos antiguos, donde tuvo su origen. Se caracteriza por no dar prioridad a una representación realista que respete las leyes de funcionamiento del mundo real. En ese sentido se suele decir que el género fantástico es subversivo, pues viola las normas de la realidad.

Generalmente se lo distingue de otras formas artísticas como la ciencia ficción –en la que también se subvierten los mecanismos de funcionamiento de la realidad conocida– aduciendo que la causa de los fenómenos observados en obras de corte fantástico siempre tienen que ver con fuerzas sobrenaturales mientras que en la ciencia ficción hay causas “cientifizadas”, con explicaciones que buscan la racionalidad dentro de su ruptura con el orden conocido.

Contenido

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Definición [editar]

Son muchas las definiciones que se han hecho en torno al fantástico en general y a la literatura fantástica en particular. En el primer caso suele reconocerse a todas aquellas obras en las que irrumpe lo inesperado, lo sobrenatural, aquello que resulta contradictorio para con la realidad del receptor y que es resultado de un pensamiento que trasciende las normas de dicho orden. Esta definición tan amplia es la que suelen ofrecer los diccionarios como el de la Real Academia Española: «Ficción, cuento, novela o pensamiento elevado e ingenioso».[1]

Vladimir Soloviov.

Las definiciones en sentido estricto –aquellas que se aplican al estudio de relatos de corte fantástico– son muchas y por lo general encontradas entre sí. Por lo general la teoría literaria tiende a dividir aquello que las definiciones en sentido amplio diluyen. Así, a través de las diferentes teorizaciones suele encontrarse como elemento común la separación del fantástico de acuerdo a propiedades como el valor del incidente sobrenatural, su causa, y la reacción despertada en el lector.

Tanto Marcel Schneider como Eric S. Rabkin clasificaron en sus respectivos estudios como relato fantástico a todo tipo de ficción no-realista. Rabkin incluso ha ido más allá englobando el relato policial y la ciencia ficción dentro del mismo grupo.[2]

Según Vladímir Soloviov «En lo fantástico verdadero, siempre existe la posibilidad exterior y formal de una explicación simple de los fenómenos, pero al mismo tiempo esa explicación está privada por completo de probabilidad interna».[3] Para Louis Vax el relato fantástico presenta hombres comunes del mundo real ubicados repentinamente ante un fenómeno inexplicable.[4] Para Dostoievski , el verdadero exponente del género no debe romper nunca el enigma que mantiene al lector dudando de los orígenes e la ruptura con la legalidad. «Lo fantástico debe estar tan cerca de lo real que uno casi tiene que creerlo».[5]

Definición de Maupassant [editar]

Guy de Maupassant.

Guy de Maupassant realizó una suerte de esbozo de lo que luego sería la definición de Todorov. Mauppasant distinguió lo fantástico de otras dos formas parecidas que son lo maravilloso y lo insólito, definiendo más bien las propiedades del primero por oposición al fantástico que las del segundo. La diferencia radicaría en que el cuento de hadas (prototipo de lo maravilloso para el escritor) permite racionalizar los elementos sobrenaturales mientras que el verdadero fantástico permanece en una zona de ambivalencia entre respuestas netamente racionales y respuestas sobrenaturales explicadas al lector.

Maupassant también insistió en la importancia del temor en la identificación del relato fantástico, miedo que deviene de la inseguridad a la que el arrastrado el lector. Todorov, por el contrario considera que «El temor se relaciona a menudo con lo fantástico, pero no es una condición necesaria de su existencia».[6]

Definición de Todorov [editar]

Una de las posiciones más difundidas es la del crítico estructuralista Tzvetan Todorov y su ensayo Introducción a la literatura fantástica. Siguiendo algunas de las características de la definición de Guy de Maupassant, Todorov profundizó la definición y nombró las dos características que identifican al género fantástico: la vacilación del lector en torno a los fenómenos narrados y,[nota 1] [nota 2] por otro lado, una forma de leer dichos fenómenos que no sea alegórica ni poética.[nota 3] [7]

Con estas condiciones en mente, Todorov opone lo que él llama fantástico puro a otros dos conceptos lindantes:

Lo fantástico ocupa el tiempo de esta incertidumbre; en cuanto se elige una respuesta u otra, se abandona lo fantástico para entrar en un género vecino: lo extraño o lo maravilloso. Lo fantástico es la vacilación que experimenta un ser que sólo conoce las leyes naturales, ante un acontecimiento al parecer sobrenatural.[8]
Henry James, autor de Otra vuelta de tuerca.

Lo extraño o insólito es una categoría que agrupa a aquellos relatos en los cuales las causas, aparentemente sobrenaturales e inexplicables por vías racionales terminan por tener una explicación que concuerda con las leyes del mundo cognoscible,[9] como ocurre en el cuento “Los crímenes de la Rue Morgue” de Edgar Allan Poe o en las ficciones góticas de Clara Reeve o Ann Radcliffe.[10] Lo maravilloso sería aquello que se ubica en el lado opuesto a lo insólito, siendo aquel conjunto de obras en que la incertidumbre es despejada pero su explicación remite a nuevas leyes que no van de acuerdo a la realidad conocida, lo que ocurre en las obras de Walpole.[9] Así, el estudioso señala que el fantástico propiamente dicho es escaso y abarcaría ejemplos como Otra vuelta de tuerca de Henry James,[10] donde la intriga no es resuelta o Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki.

Todorov amplió su clasificación diciendo que lo maravilloso corresponde a lo desconocido, lo que está por venir –por lo tanto corresponde al tiempo futuro– y lo extraño a una experiencia previa en la cual se produce la irrupción de lo anormal –por lo tanto corresponde al pasado–.[11] Además, estas dos formas que se hallan a ambos lados del fantástico tienen subdivisiones: la zona de lo insólito que linda con lo fantástico se llama fantástico-insólito.[12] Allí hay explicaciones racionales a las dudas despertadas por el texto, pero abundan las coincidencias sospechosas; "La caída de la casa Usher" es el ejemplo que Todorov esgrimió para ilustrar este punto. El extremo de esta forma está en lo extraño-puro, donde las explicaciones racionales son perfectamente plausibles como exégesis de incidentes en apariencia sobrenaturales -como ocurre en muchas novelas policiales que coquetean con la idea de un crimen cometido por fuerzas sobrehumanas-. Lo fantástico maravilloso, por otro lado, es lo más cercano al fantástico puro,[13] pero en él se acepta la exégesis irracional tras la duda inicial. En lo maravilloso puro –cuyos límites no están muy bien definidos según el estudioso– los eventos anormales son comunes y no reciben reacción particular por parte de lo personajes o el lector.[14]

Las propuestas de Todorov, no obstante, han recibido algunas críticas y objeciones por su enfoque cerrado. En su prólogo a la Introducción a la literatura fantástica, Elvio Gandolfo escribió acerca de las conclusiones del estudio que

Según una e ellas, lo fantástico propiamente dicho habría durado apenas unas décadas del siglo XIX […] Aplicada al extremo, la definición deja un porcentaje más alto de relatos fuera que los que abarca, y limita demasiado su alcance en el tiempo. Por otra parte la definición de ese tono como “género” le hace tratar sin demasiada definición a géneros indiscutibles como el policial y, sobre todo, la ciencia-ficción, erróneamente considerada casi como una sucursal de lo fantástico.[15]

La crítica de Gandolfo apunta a que Todorov consideró que la irrupción del psicoanálisis liquidó el componente irracional produciendo la muerte del género.[2] Rosemary Jackson también habla de las limitaciones del estudio de su colega pero adujo que Todorov no tuvo en consideración las ventajas del enfoque psicoanalítico para abordar los relatos fantásticos.

Definición de Rosemary Jackson [editar]

Rosemary Jackson planteó modificaciones a ciertas fallas del modelo propuesto por Todorov. Para la investigadora, el principal defecto de esa teoría residía en la mezcla de categorías literarias y no literarias ya que, mientras que lo maravilloso y lo fantástico pertenecen a las primeras, lo extraño o insólito no.[5]

En Fanstasy: Literatura y subversión ella propone estudiar el fantasy –término específico que utiliza– no como un género, tal y como lo hizo Todorov, sino como un modo literario. Esta perspectiva permitiría entender cómo el fantasy adopta diferentes “disfraces” en relatos de cortes tan disímiles.

Otras definiciones [editar]

La filóloga argentina Ana María Barrenechea cuestionó las limitaciones de la teoría expuesta en la Introducción a la literatura fantástica. Define la literatura fantástica de la siguiente forma: «la que presenta en forma de problemas hechos a-normales, a-naturales o irreales en contraste con hechos reales, normales o naturales».[16] El conflicto que se genera cuando los eventos anormales colisionana contra el orden de la realidad es donde la investigadora pone el acento, sosteniendo que se da una intersección de órdenes (el racional y el irracional). También discutió con Todorov en torno al sentido alegórico, ya que sostuvo el poder de la alegoría para reforzar la el entido del fantástico, sobre todo en la literatura contemporánea.[17]

La italiana Rosalba Campra define al género en torno a los silencios, comparando en algún punto la relación texto lector con un modelo de comunicación. En un relato, el silencio (término empleado para designar lo que permanece oculto) puede encontrar una resolución o no. Aquellos que permanecen en el territorio de lo enigmático corresponden al fantástico, «un silencio cuya naturaleza y función consisten precisamente en no poder ser llenado».[2]

Historia [editar]

Antescedentes [editar]

Antiguedad [editar]

Tablilla cuneiforme del Poema de Gilgamesh.

Según Jackson, los orígenes del género podrían remontarse a los mitos clásicos, las leyendas y al arte carnavalesco.[18] Su estudio también ubica la forma moderna del fantasy en la literatura gótica.[19]

Teseo asesinando al minotauro.

Las primeras muestras de elementos fantásticos pueden encontrarse, en efecto, en antiguas narraciones con fuerte presencia de elementos folklóricos, arraigadas en el imaginario colectivo. El Poema de Gilgamesh, composición sumeria del 2000 a. C., sería uno de los primeros textos que incorporaron elementos como gigantes, dioses e intervenciones sobrenaturales. [20] La influencia de este poema épico puede verse en Homero, particularmente en la construcción de Aquiles y Patroclo en La Ilíada.[21] [22] La Odisea, otro poema homérico, incluyó numerosos episodios en los cuales intervenían los dioses olímpicos con sus prodigiosos poderos así como criaturas de asombrosas habilidades.Otras obras de autores como Apuleyo (El asno de oro) o el fabulista griego Esopo también se constituyen como prototipos de ficciones correspondientes al género de lo maravilloso por el tipo de elementos que se halan en su centro.

Además de las grandes composiciones poéticas, la gran cantidad de mitos y leyendas circulantes en las culturas mesopotámica, griega y romana también presentaba constantes elementos metafísicos. Así, la canción de la diosa sumeria Inanna,[23] [nota 4] las criaturas a las que se enfrentaron los héroes Jasón y Teseo o las metamorfosis que luego describió Ovidio en su obra constituyen el muestrario de intrusiones de la magia y lo sobrenatural en lo relatos de difusión oral.

Edad media [editar]

El hipogrifo de Orlando furioso, una de las criaturas cradas ad hoc en las novelas de caballerías que no tuvieron existencia en el folklore.

Durante el medioevo prosiguió la difusión del elemento maravilloso a través de la épica y del conjunto de relatos contados por el pueblo; ambos tuvieron como denominador común a la mitología como eje de irrupción de lo sobrenatural. Diferentes ciclos mitológicos como el céltico o el escandinavo tuvieron su auge durante este período gracias a los constantes movimientos demográficos.[24] [25] La mitología céltica tuvo importante impacto en el ciclo de leyendas artúrico, que a su vez resultó una vital influencia para una de las corriente literarias que incorporó por primera vez elementos maravillosos bajo la firma de un autor: la novela de caballerías. Este género –conocido en inglés como romance–[nota 5] no sólo recuperó mitos y leyendas sino que también creó sus propios espacios y leyes de funcionamiento.[26]

Algunos de los grandes poemas del período –los sajones Beowulf y el Cantar de los Nibelungos, el Fornaldarsaga islándico, el Mahábharata indio– narraban grandes sucesos con posibles raíces históricas pero distorsionados por la intervención de lo mitológico. Otras composiciones como el Poema del Mío Cid optaron por un enfoque más realista, con alguna utilización de episodios milagrosos pero no la participación de los monstruos o criaturas prodigiosas.

En sus orígenes, el carnaval era una festividad en donde se rompían las normas de comportamiento.

A partir de algunos de estos poemas se formaron romances fragmentarios que narraban episodios de lo que alguna vez fueron esos largos poemas. Estas composiciones sufrieron las distorsiones propias de la transmisión oral y experimentaron la incursión de elementos que no se encontraban anteriormente. Según algunos estudios, muchos de estos poemas provenían en realidad de diferentes leyendas que fueron unificadas por los diversos poetas, por lo cual esta fragmentación sería una vuelta a los orígenes de los mismos.

El mito clásico pervivió gracias al impacto que la Eneida de Virgilio tuvo en la Edad Media, llegando hasta obras como la Divina Comedia. De otras procedencias son Las mil y una noches –cuyo impacto cultural se sintió más bien en el siglo XVIII gracias a su traducción–,[27] [28] que introdujo el género märchen, y el poema épico de Irán, el Shahnameh.

El carnaval, una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma, era el momento en que las rígidas normas de vida eran trastocadas momentáneamente. Jackson señaló la posible génesis del fantático moderno en esta festividad de origen medieval, ya que el fantástico es una expresión que, al igual que esas festividades, subvierte las normas que rigen el funcionamiento del mundo.[18]

Modernidad [editar]

Aparición sobrenatural en Hamlet.

La explosión de la novela de caballerías en el Renacimiento permitió el afianzamiento de lo maravilloso en la literatura. Estas novelas, a diferencia de la poesía épica medieval o las narraciones populares tenía un autor definido que podía controlar y subsumir los diferentes elementos que componían la cosmovisión del universo ficticio. Influenciada por la novela La muerte de Arturo (1485) de Sir Thomas Malory, esta corriente vio facilitada su desarrollo y difusión gracias a la invención de la imprenta que tuvo lugar en el siglo XV. Autores como Garci Rodríguez de Montalvo, Torquato Tasso, Feliciano Silva o Ludovico Ariosto cultivaron el género que llegó a su agotamiento tras la publicación de centenares de ejemplares, continuaciones infinitas y críticas por su estilo.[29]

Cenicienta, un popular cuento de Perault.

Las apariciones sobrenaturales también invadieron el teatro de William Shakespeare, como ocurrió en Hamlet, donde aparece la sombra del padre del protagonista para reclamar venganza.[30] En la obra hay un famoso pasaje en que Hamlet se cuestionaba si dicha aparición es en verdad su padre o un engaño del demonio, introduciendo, al menos en forma parcial, la incertidumbre que definiría al género fantástico tal y como se lo conoce actualmente. En Macbeth,Sueño de una noche de verano y La tempestad también se dan cita la magia y criaturas como los faunos. En The Faerie Queene, Edmund Spencer utilizó elementos similares en esta suerte de historia alegórica de caballeros, elfos demás criaturas.

En Francia, la presencia de lo maravilloso –o Merveilleux como se lo denominó– durante el reinado de Francisco I y sus sucesores produjo el asentamiento de los cuentos de hadas. El italiano Giambattista Basile fue uno de los primeros en recopilar y refundir cuentos populares, como ocurrió en el famoso libro Lo cunto de li cunti overo lo trattenemiento de peccerille (1634) que fue decisivo para definir el género. Su influencia se hizo sentir sobre Charles Perrault, cuyos cuentos con moralejas expresadas en versos finales neutralizarían el elemento maravilloso a favor de la alegoría, según Todorov. Madame d'Aulnoy, con sus contes de fées, fue otra autora popular cuya influencia en el uso de elementos folklóricos llegó hasta el romanticismo.[31] [32]

El encadenamiento de Prometeo en una pintura manierista.

Sin embargo, durante el Renacimiento y el período barroco -especialmente con el racionalismo impuesto por los iluministas-, la fantasía atravesó un tiempo de profundo descreimiento y vacío. Desde el renacimiento, la mitología fue reutilizada en forma decorativa y, en el mejor de los casos, alegórica., para diferenciarse de la concepción medieval del mundo.[33] [nota 6] El arte barroco, como apuntó Carlos García Gual, hizo un uso meramente estético de la mitología clásica.[34] Incluso, esta recuperación nostálgica -y algo irónica- produjo una mezcla de motivos helénicos con mitos de otras culturas.[35] Francia fue uno de los pocos países donde el iluminismo y lo fantástico no tuvieron enfrentamientos tan fuertes, desarrollándose toda una tradición de relatos hacia fines del siglo XVII. Además, el fuerte impacto que tuvieron posteriormente autores realistas como Daniel Dafoe, Henry Fielding o Samuel Richardson condenaron a la fantasía a los márgenes de la producción literaria.[36] La publicación del Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas) y el movimiento inquisitorial habían contribuido al desprestigio de lo sobrenatural, a no ser que cumpliese con funciones alegóricas o pedagógicas como ocurría con los cuentos de hadas.

Durante el siglo XVIII, otras disciplinas artísticas como la ópera incorporaron cada vez más elementos fantásticos como ocurrió con La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart. La opera, como lo hizo desde su nacimeinto, reutilizó la mitología pero gracias a Mozart acentuó una tendencia que conviertió esta utilización en algo más serio que en la opera buffa italiana.

Edad contemporánea: los orígenes del fantástico epropiamente dicho [editar]

Romanticismo y gótico [editar]

Los relatos góticos de autores como Horace Walpole (El castillo de Otranto) o Matthew Gregory Lewis (El monje) estarían entre los primeros autores modernos de ficciones fantásticas junto al alemán E. T. A. Hoffmann. No obstante, las diversas teorías genéticas apuntan no a los orígenes modernos sino a la época de la cultura oral, al folklore y la difusión de relatos boca a boca como verdadera fuente del género.[37]

La transformación del fantástico moderno fue analizada por Maupassant, quien sostuvo que los cambios en diferentes aspectos de la vida (educación, economía, jurisprudencia, religión) produjeron que el sujeto moderno abandonara las supersticiones o que al menos no fuese tan crédulo como antes.[10] Por ese motivo, sumado a la existencia de un autor tangible –de lo cual carecía el relato folklórico–, los escritores debieron ingeniárselas para producir los efectos propios del género sirviéndose de nuevos medios.

Características [editar]

Los rasgos del género fantástico se basan en la inclusión de elementos fantásticos en la coherencia interna. Dentro de esa estructura, cualquier tipo de elemento fantástico es posible: puede tratarse de fenómenos ocultos en un mundo aparente real, puede trasladar a los personajes de un mundo con tales elementos, o puede que el argumento se produzca totalmente en un mundo fantástico, donde estos elementos son parte del mismo.

Aunque los elementos irreales e imaginarios sean la base de la trama, esta debe tener su propia coherencia, ya que si no pertenecerá al género surrealista y no al fantástico.

Medios [editar]

Los gnomos, al igual que otras criaturas, pueblan obras fantásticas, generalmente de corte maravilloso.

El fantástico es un género popular, después de haber encontrado un lugar para sí mismo en casi todas los medios. Si bien la arte fantástico y recientemente las películas fantásticas han sido cada vez más populares, es la literatura fantástica quien ha sido siempre el medio primordial del género. Asimismo, los juegos y videojuegos de rol fantástico han sido las bases del género RPG.

Subgéneros [editar]

La evoluciones del género fantástico moderno han generado muchos nuevos subgéneros sin una clara contrapartida en la mitología o el folclore, aunque la inspiración en estos sigue siendo el tema más recurrente. Los subgéneros fantásticos son numerosos y muy diversos, y con frecuencia se superponen con otras formas de ficción en casi todos los medios en los que se producen. Cabe hacer especial mención en los subgéneros de ciencia ficción y terror.

Notas [editar]

  1. «Lo fantástico implica entonces una integración del lector al mundo de los personajes; se define por la percepción ambigua que tiene el propio lector de los acontecimientos relatados» (pág 30).
  2. Todorov aclara que la vacilación debe estar en el lector, y no necesariamente representada dentro de la obra. Puede darse el caso de que en una obra de ficción ninguno de los personajes admita la posible interpretación sobrenatural, como es el caso de Vera de Villiers de l'Isle-Adam, pero por lo general la vacilación se da en ambas partes (pág. 31).
  3. Si los fenómenos son interpretados en un sentido poético la vacilación quedará anulada ya que la poesía no busca una construcción coherente de imágenes como sí lo hace el relato fantástico. Si se realiza una lectura alegórica se suprime la incertidumbre ya que en la alegoría el sentido literal es desechado para captar el subtexto –generalmente de corte moral– que yace bajo la superficie textual, como suele ocurrir en los cuentos de hadas de Perrault (pág. 32).
  4. En su ensayo El héroe de las mil caras, Joseph Campbell analiza una narración en verso sobre la diosa sumeria centrándose en las diversas pruebas que el personaje soporta. Campbell analizó mitos y ficciones populares desde la perspectiva del psicoanálisis y la antropología estableciendo que las diferentes etapas que comparten todos los relatos analizados y las intervenciones de lo no humano tienen sus raíces en cuestiones psicológicas analizadas anteriormente por C. G. Jung.
  5. Hay que distinguir lo que en castellano se conoce como romance (aquellas composiciones narrativa en verso que derivan de la épica franco-castellana y que forman el romancero) y el romance, composiciones narrativas en verso o en prosa que cuentan las hazañas de héroes como Arturo o sus seguidores (Sir Gawain y el Caballero Verde) o el Amadís de Gaula en la obra de Garci Rodríguez de Montalvo. El término anglosajón romance designaría lo que en español se denomina novela de caballerías
  6. «Hay una enorme riqueza figurativa, como si la mitología fuera un libro de imágenes vistosas y lúdicas, y, en contraste, una gran pobreza hermenéutica» (pág. 212).

Referencias [editar]

  1. Real Academia Española. «Fantasía». Diccionario de la lengua española. Consultado el 14 de febrero de 2009.
  2. a b c Bocanegra, Vanesa. «Teorías sobre el género fantástico». Alonsoquijano.org. Consultado el 14 de febrero de 2009.
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  6. Todorov.Op. cit. supra, pp.35.
  7. Todorov.Op. cit. supra, pp.31-32.
  8. Todorov.Op. cit. supra, pp.24.
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  10. a b c Escudé González, Joan. «Teoría de la literatura fantástica». Ciudad Seva. Consultado el 14 de febrero de 2009.
  11. Todorov.Op. cit. supra, pp.42.
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Bibliografía [editar]

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Véase también [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO2: LA ALEGRÍA Y EL PENSAMIENTO MÁGICO. La alegría es una de las emociones básicas del ser humano, junto con el miedo, la ira, el asco, la tristeza y la sorpresa. Según Renny, Escritor y Orientador de la Conducta, es un estado interior fresco y luminoso, generador de bienestar general, altos niveles de energía y una poderosa disposición a la acción constructiva, que puede ser percibida en toda persona, siendo así que quien la experimenta, la revela en su apariencia, lenguaje, decisiones y actos.

Alegría (emoción)

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Para otros usos de este término, véase Alegría.

La alegría es una de las emociones básicas del ser humano, junto con el miedo, la ira, el asco, la tristeza y la sorpresa. Según Renny, Escritor y Orientador de la Conducta, es un estado interior fresco y luminoso, generador de bienestar general, altos niveles de energía y una poderosa disposición a la acción constructiva, que puede ser percibida en toda persona, siendo así que quien la experimenta, la revela en su apariencia, lenguaje, decisiones y actos.








Enlaces externos [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO2: AGRESIVIDAD Y PENSAMIENTO MÁGICO. El término agresividad hace referencia a un conjunto de patrones de actividad que pueden manifestarse con intensidad variable, incluyendo desde la pelea física hasta los gestos o expansiones verbales que aparecen en el curso de cualquier negociación. La palabra agresividad procede del latín, en el cual es sinónimo de acometivididad. Implica provocación y ataque. Es un concepto originario de la biología, que ha dado relevancia a su vínculo con el instinto sexual y el sentido de territorialidad, que también es asumido por la psicología.

Agresividad

De Wikipedia, la enciclopedia libre

El término agresividad hace referencia a un conjunto de patrones de actividad que pueden manifestarse con intensidad variable, incluyendo desde la pelea física hasta los gestos o expansiones verbales que aparecen en el curso de cualquier negociación. La palabra agresividad procede del latín, en el cual es sinónimo de acometivididad. Implica provocación y ataque.

Es un concepto originario de la biología, que ha dado relevancia a su vínculo con el instinto sexual y el sentido de territorialidad, que también es asumido por la psicología.

Como adjetivo, y en sentido vulgar, hace referencia a quien es propenso a faltar al respeto, a ofender o a provocar a los demás. Se presenta como una mezcla secuenciada de movimientos con diferentes patrones, orientados a conseguir distintos propósitos. La conducta agresiva es una manifestación básica en la actividad de los seres vivos. Su presencia en la totalidad del reino animal y los resultados de las investigaciones sobre la misma le dan el carácter de fenómeno "multidimensional" (Huntington y Turner, 1987; Mos y Oliver, 1988).

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Consecuencias negativas de la agresividad [editar]

La agresividad tiene su origen en multitud de factores, tanto internos como externos, tanto individuales como familiares y sociales (económicos y políticos, en este último caso). La adicción a sustancias (las popularmente denominadas "drogas") y los cambios emocionales del individuo, tanto a un nivel considerado no patológico por los especialistas en salud mental como a un nivel considerado patológico (neurosis, depresión, trastorno maníaco-depresivo o trastorno bipolar) pueden generar también comportamientos agresivos y violentos. La agresividad puede presentarse en niveles tan graves que puede generar comportamientos delictivos, o por lo menos obligar a que se remita a quien padece este tipo de conductas a un centro psiquiatrico. La agresividad patológica puede ser autodestructiva, no resuelve problemas, no es realista y es consecuencia de problemas emocionales no resueltos y también de problemas sociales diversos. La agresividad es, como la ansiedad, un comportamiento o conducta que, a cierto nivel, se considera normal, funcional y necesaria para la supervivencia y la vida cotidiana pero que, a ciertos otros niveles, se considera anormal, disfuncional y generadora de muchos otros problemas de salud. La agresividad puede llegar a ser devastadora contra los que nos rodean o contra nosotros mismos. Cuando no somos capaces de resolver un problema, nos desesperamos y, para salir de la desesperación, generamos una rabia terrible, que, si no es canalizada, puede ser destructiva.

Aparte de causar daño físico a las víctimas, puede servir para coaccionar e influir en la conducta de otras personas, para demostrar el poder que se tiene entre los subordinados y para conseguir una reputación e imagen de líder. Una de las formas de manejar nuestra ansiedad es por medio del poder, y la agresividad genera miedo en los demás. Y el miedo genera una sensación de poder.

Las personas que suelen ser muy agresivas necesitan ayuda por parte de profesionales de la salud mental (psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, neurólogos, incluso etólogos). Entre otras muchas consideraciones, las frustraciones generan agresividad porque no es posible conseguir aquello que se desea. La agresividad se puede dirigir hacia lo que genera la frustración, ya sea mediante agresión física o verbal o indirecta, desplazando la agresión hacia una tercera persona o hacia un objeto.

Una persona agresiva impone su punto de vista, su definición del problema, sus derechos o la satisfacción de sus necesidades, empleando estrategias que generan miedo, culpa o vergüenza. Esto lo hace mediante violencia física o violencia verbal. Es una estrategia muy efectiva, pero si es demasiado explícita puede verse seriamente castigada por la sociedad.

Tipos de agresividad [editar]

  • Agresividad física (golpes, patadas, etc).
  • Agresividad verbal (insultos).
  • Agresividad facial (gestos).
  • Agresividad indirecta (hacia objetos de la persona afectada).

Manifestaciones de la agresividad [editar]

La agresividad puede manifestarse en cada uno de los niveles que integran al individuo: físico, emocional, cognitivo y social. Su carácter es polimorfo.

Se puede presentar en el nivel físico, como lucha con manifestaciones corporales explícitas. En el nivel emocional puede presentarse como rabia o cólera, manifestándose a través de la expresión facial y los gestos o a través del cambio del tono y volumen en el lenguaje, en la voz. Desde un nivel cognitivo puede estar presente como fantasías destructivas, elaboración de planes agresivos o ideas de persecución propia o ajena. El nivel social es el marco en el cual, de una manera o de otra, toma forma concreta la agresividad.

En el marco jurídico se puede entender como un “acto contrario al derecho de otro”. El término agresor se aplica a la “persona que da motivo a una querella o riña, injuriando, desafiando o provocando a otra de cualquier manera” (Diccionario de la lengua española).

Como conducta social puede implicar lucha, pugnacidad y formar parte de las relaciones de poder/sumisión, tanto en las situaciones diádicas (de dos personas) como en los grupos.

En su sentido más estricto, puede entenderse como "conducta dirigida a causar lesión física a otra persona". La intención de causar daño puede manifestarse de distintas maneras, unas más implícitas y ritualizadas (enseñar las uñas, gruñir,...), otras más explícitas (golpear, arañar,...).

La agresividad presenta elementos de ataque y retirada. Por ello, se implica con otras conductas de autoprotección. Amenaza, ataque, sumisión o huida se presentan muy asociadas en la naturaleza.

El término violencia se refiere a un tipo de agresividad que está fuera o más allá de "lo natural" en el sentido adaptativo, carácterizada por su ímpetu e intensidad.

Para Weisinger (1988), en la raíz de la conducta agresiva está la ira. La define como "una sensación de disgusto debida a un agravio, malos tratos u oposición. Y que normalmente se evidencia en un deseo de combatir la posible causa de ese sentimiento".

Considerando la existencia de cuatro emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y rabia, esta última sería la más próxima a la ira. Cuando se manifiestan en sentido pleno, la rabia es una emoción incompatible sincrónicamente con la tristeza, del mismo modo que lo son entre sí el miedo y la alegría. Tanto la rabia como la alegría tienen un carácter expansivo. Por su parte, la tristeza y el miedo se manifiestan corporal y cognitivamente con carácter retractivo.


Referencias [editar]

Véase también [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO2: IDEALIZACIÓN Y PENSAMIENTO MÁGICO. La Idealización es el proceso por el cual los modelos científicos asumen hechos sobre los fenómenos que se modelan que son ciertamente falsos. Frecuentemente, los principios asumidos se utilizan para hacer que estos modelos sean más sencillos de comprender o resolver. Muchas veces la idealización no perturba la exactitud predictiva del modelo por distintas razones. La mayor parte de los debates sobre la utilidad de un modelo en particular suelen ser sobre lo apropiado de sus idealizaciones.

Idealización

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La Idealización es el proceso por el cual los modelos científicos asumen hechos sobre los fenómenos que se modelan que son ciertamente falsos. Frecuentemente, los principios asumidos se utilizan para hacer que estos modelos sean más sencillos de comprender o resolver. Muchas veces la idealización no perturba la exactitud predictiva del modelo por distintas razones. La mayor parte de los debates sobre la utilidad de un modelo en particular suelen ser sobre lo apropiado de sus idealizaciones.

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Primeros usos [editar]

Galileo utilizó el concepto de idealización para formular las leyes de la caída libre. En su estudio de los cuerpos en movimiento, estableció experimentos que asumían superficies sin fricción y esferas perfectas[1] la crudeza de los objetos cotidianos tienen el potencial de oscurecer su esencia matemática, y la idealización se usa para combatir esta tendencia. El ejemplo mejor conocido de idealización en los experimentos de Galileo es su análisis de porqué existe el movimiento. En ellos predijo que si una bola de esfericidad perfecta rodara sobre un plano perfectamente horizontal, nada detendría a la bola. Esta hipótesis se acepta asumiendo que no existe resistencia del aire.

Otros ejemplos de idealización [editar]

otros ejemplos del uso de la idealización en física es la ley de Boyle sobre los gases perfectos:

Dados cualquier x e y, si todas las moléculas en X e Y son perfectamente elásticas y esféricas, poseen iguales masas y volúmenes, tienen un tamaño insignificante y no ejercen fuerzas entre si excepto durante las colisiones, entonces si X es un gas e Y es la masa dada de X que está contenido en un recipiente de tamaño variable y la temperatura de Y se mantiene constante, entonces cualquier descenso en el volumen de Y incrementa la presión de Y proporcionalmente y vice versa.

En físicase suelen resolver sistemasNewtonianos sin fricción. Aunque sabemos que la fricción está presente en los sistemas reales, resolviendo el modelo sin fricción hacemos aproximaciones al comportamiento de los sistemas reales en los cuales ésta es despreciable. Otra disciplina, la geometría surge gracias al proceso de idealización porque en su propio objeto estudia una idea universal de los entes, formas y figuras. Los Círculos, esferas , rectas y ángulos son elementos esenciales de esta disciplita, todos los cuales serían prácticamente imposibles sin idealizarlos.

Así como el método de la idealización fue utilizado en el estudio de la física y las matemáticas, Charles Darwin introdujo el método de la idealización en biología. Este principio asistió, en no poco, a la teoría de Darwin de la evolución para que adquiriese madurez científica. También se ha dicho que Karl Marx utilizó la idealización en las ciencias sociales (Id). De modo similiar, en los modelos económicos se asume que disponen de una racionalidad máxima y eligen de modo racional. Esta asunción, aunque se sabe que es conculcada por los seres humanos reales, nos pueden frecuentemente proporcionar aproximaciones útiles al comportamiento de las poblaciones humanas.

En psicología, la idealización se refiere a una persona que percibe que otra es mejor (o tiene atributos más deseables) de los realmente probados por la evidencia. Esto sucede a veces en los conflictos sobre la custodia de los hijos. Los hijos monoparentales frecuentemente pueden imaginar ("idealizar") que el progenitor (ideal)ausente tiene las características de un padre/madre perfecto. Pero para él, imaginar es preferible a la realidad. Al encontrarse con el verdadero progenitor, el hijo será feliz por un momento, pero se decepcionará más tarde cuando aprenda que no cuidó realmente de él como lo hizo el otro progenitor que actuó en su custodia.

A pesar del éxito conseguido por las anteriormente mencionadas disciplinas científicas, la introducción del método de idealización no nos proporciona una idea o indicador de si otra disciplina va a alcanzar de ese modo la madurez. Es más: no existe ningún algoritmo que nos pueda mostrar el efecto de la introducción de la idealización en una disciplina en la que previamente no se hubiera aplicado.

Límites de uso [editar]

Mientras que la idealización encaja muy bien en los análisis utilizados por ciertas disciplinas científicas, ha sido tradicionalmente rechazado por otras. Por ejemplo, la extensión de la idealización en el estudio de los fenómenos mentales ha sido firmemente rechazada. Husserl,que conocía y reconocía la importancia de la idealización, rechazó ampliar su uso en los estudios de la conciencia. Husserl se oponía a la aplicación de la idealización al estudio de los objetos que pertenecían al dominio de lo mental, puesto que pensaba que los fenómenos mentales no se prestan a la idealización, puesto que ésta no revela la esencia de los fenómenos mentales.

Aunque el método de idealización de Galileo se considera como uno de los elementos esenciales de la ciencia moderna, es a pesar de ello la fuente de una controversia contínua en la literatura de la filosofía de la ciencia.Nancy Cartwright sugirió que la idealización Galileana presupone tendencias o capacidades en la naturaleza y que esto permite su extrapolación más allá del caso ideal. Continúa afirmando que el método de idealización de galileo no se aplica a la descripción del comportamiento de los objetos individuales en el mundo real. las leyes creadas mediante el uso de la idealización -las leyes de los gases, las de Newton, etc. - describen solamente la conducta de de los cuerpos ideales. Su conducta solo se puede afirmar cuando se han eliminado o asumido un número considerable de factores.

Referencias [editar]

  • Mansoor Niaz, The Role of Idealization in Science and Its Implications for Science Education, Journal of Science Education and Technology, Vol. 8, No. 2, pg 146, 1999.
  • Andrzej Klawiter, Why Did Husserl Not Become the Galileo of the Science of Consciousness?, Posnari Studies in the Philosophy of the Sciences and the Humanities, Vol. 82, pg. 254, 2004.
  • William F, Barr, A Pragmatic Analysis of Idealization in Physics, Philosophy of Science, Vol. 41, No. 1, pg 48, Mar. 1974.