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HISTORIA4: HISTORIA DE LOS CELTAS. En un sentido amplio, Celtas (latín, Celtae; griego, Κέλτoι), es el término utilizado por lingüistas e historiadores para describir al pueblo, o conjunto de pueblos de la Edad de Hierro que hablaban Lenguas celtas pertenecientes a una de las ramas de las lenguas indoeuropeas.[1] En este sentido, el término no es por lo tanto étnico ni arqueológico, pues muchos de los pueblos que hablaron lenguas célticas, caso de los Goidelos de Irlanda, nunca llegaron a participar de las corrientes culturales materiales de Hallstatt o La Tène[2]

Celta

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Distribución de los pueblos celtas:
     territorio central Hallstatt, en el siglo sexto a.C.      máxima expansión celta, en el siglo tercero a.C.      área Lusitana de Iberia, donde la presencia Celta es incierta      las seis "naciones celtas" que retuvieron las lenguas celtas en la edad moderna      áreas donde las lenguas celtas tienen presencia generalizada actualmente
Distribución de los pueblos prerromanos en la Península Ibérica en en torno al año 500 a.C. según Schulten.
Para el club de fútbol, véase Celta de Vigo.

Existe sin embargo un concepto más restringido del término, referido en este caso a los llamados celtas históricos, entendidos estos como el grupo de sociedades tribales de Europa, que compartieron una cultura material iniciada en la primera edad de hierro (1200 BC-400 AD) en torno a los Alpes (periodo Hallstatt) y más tarde en el hierro tardío (periodo La Tène), y que fueron así llamados por los geógrafos griegos y latinos. En este grupo se adscriben los celtas continentales de la Galia, norte de Italia, Alemania y Bohemia, los Celtíberos de Iberia, los Gálatas de Anatolia, y ya con mayores reticencias por los historiadores británicos e irlandeses los celtas insulares.

Contenido

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Origen de los celtas [editar]

La creación de un término ambiguo [editar]

El término celtas es un término usado en diferentes sentidos, por lo que su uso resulta multívoco y bastante ambiguo. No debería ser admitido para nada anterior al siglo V a. C., momento en que Heródoto se refiere explícitamente a ellos, antes de esa fecha es incierto hasta qué punto pudo existir una etnicidad celta identificable. Aunque claramente el proto-celta sería más antiguo que Herodoto, es complicado saber si los pueblos de I E. del Hierro (lo que podría asimilarse con Hallstatt D) hablaban o no lenguas celtas. Aunque existen argumentos para presuponer que en esa cultura se encontraría antecesores de los celtas, la identificación con pueblos propiamente celtas es muy insegura.

Actualmente celta es esencialmente un concepto lingüístico, pero su uso exige precaución. Ruiz Zapatero ha llamado la atención sobre el intento de la precisión del término que en realidad es algo más engañoso, complejo y amplio. Hubo muchos pueblos celtas diferentes, salvo por el parentesco filogenético de sus lenguas es dificil señalar con certeza factores comunes específicamente celtas. Aunque algunos autores hablan de los celtas como un pueblo homogéneo y bien definido la realidad material de los hablantes de lenguas descendientes del proto-celta muy probablemente era más compleja, no existiendo la homogeneidad que algunos autores les atribuyen.

Evolución del término celta [editar]

Este concepto se ha ido creando a lo largo del tiempo y con diferentes fines, por ello es tan multívoco. Este proceso tiene tres fases:

Precedentes [editar]

El historiador latino Avieno recoge en su Ora Marítima un texto en torno al 520 a. C., también hablan sobre ello Heródoto y Hecateo de Mileto por el 500 a. C. En torno a esa fecha se sitúa a la Céltica en la zona alpina y el norte. El término keltoi es un nombre que los griegos conocieron oralmente de los indígenas, una transcripción fonética. Este término junto a keltiké nos da una ambigua referencia geográfica. Hay que tomarlo simplemente como un nombre dado a los habitantes al norte de los Alpes. Vemos la información geográfica aportada por Heródoto aquí:

«Empieza el Iustro en la ciudad de Pireno desde los Celtas, los que están más allá de las columnas de Hércules, confinantes con los cinesios, último pueblo de la Europa, situado hacia el Ocaso, y después de atravesar toda aquella parte del mundo, desagua en el Ponto Euxino, junto a los istrienos, colonos de los milesios
Heródoto, Historia, II. XXXIII.

Más tarde, con César, Posidonio y demás, se convierte esta información geográfica en una de ámbito etnográfico. Sin embargo es una información limitada que no se puede extender ni geográficamente ni cronológicamente. Una de las fuentes historiográficas puede ser la lingüística, por la cual se ha averiguado que las lenguas célticas pertenecen al indoeuropeo. Gracias a este concepto lingüístico podemos trazar ciertos límites.

En cuanto a la celtomanía, los druidas siempre fueron un tema de interés y fascinación pero de los druidas históricos apenas se conoce nada. Muchos monumentos megalíticos de la prehistoria se han intentado relacionar con estos personajes y los celtas, de forma errónea pues son bastante anteriores. No obstante, con todo esto se difundieron ideas de que estos vestigios megalíticos pertenecían a la cultura celta. Un punto importante, y de cambio, supondrá el hallazgo de La Tène. La cultura celta irá unida a una cultura material específica de este yacimiento.

Consolidación de la identidad celtas. Cultura de La Tène [editar]

En esta etapa el término se configura y va consolidándose poco a poco. Los autores van aceptando las periodizaciones de La Tène en sus territorios de estudio. El camino para consolidarlo es el filológico. En última instancia nos ha conseguido delimitar un territorio. En cuanto a la península, los primeros intentos de identificación celta corrieron a cargo de Rubio de la Serna. En zonas peninsulares, como la gallega, se han intentado identificar con lo celta, para reforzar su identidad nacional. Hay que esperar a Almagro Basch y Bosch Gimpera para que lo celta se asiente en nuestro país.

De entender que hay algo celta en territorios peninsulares tendría que ver con la II E. del Hierro y con no pocas reservas. Se ha terminado por valorar correctamente La Tène. Colin Renfrew, en Arqueología y Lenguaje, ha resumido 8 puntos que podrían configurar lo céltico. Estos puntos han dado paso a un nuevo momento sobre la concepción de lo celta.

Crítica del concepto celta [editar]

Crítica del concepto a partir de 1980. Se rompe el consenso y aparecen las críticas. Sigue habiendo una tradición continuista que piensa en una sociedad celta, arte celta y espíritu celta. Otro grupo, es el de rechazo, abanderado por prehistoriadores británicos niegan los celtas y el prototipo creado en torno a ellos. Renfrew y Zapatero piensan que algunos planteamientos tradicionales nos permiten llevar a cabo una posición conciliadora e intermedia. Hay que acercarse a un concepto plural.

Hoy en día ninguna de las tres posiciones está por encima de la otra. Ninguna está en poder de la verdad absoluta sino que los prehistoriadores y arqueólogos se dedican a aumentar nuestro conocimiento sobre lo posible celta.

Los ocho puntos de Renfrew [editar]

Como se ha mencionado anteriormente, Renfrew elabora una lista que podría configurar el concepto de celta. Estos ocho puntos son formulados en el libro Arqueología y Lenguaje de Renfrew y han tenido mucha influencia en el mundo académico.

I. Pueblos denominados así por foráneos [editar]

Hecateo de Mileto los sitúa cerca de Massalia, Heródoto desde el nacimiento del Rin hasta las Columnas de Hércules y Rufo Festo Avieno en la fachada atlántica. De ello sacamos que la keltiké estaría al norte de Alpes y al Occidente del continente y que keltoi es un nombre que reciben los griegos de forma oral.

II. Pueblos autodenominados así [editar]

Hay que entender primero que es un ethnos, una autoconciencia de lo que es un grupo y que se da un nombre (etnónimo). Según César, se emplea galli y keltoi indistintamente en la Galia y sólo celtae es registrado en la tercera parte de Francia. Sugiere que no hay una sola etnicidad. Estrabón nos habla de la falta de evidencias de que se llamen en Gran Bretaña e Irlanda celtas o galos a sí mismos. También habla de los keltiberi en la Península Ibérica. En consecuencia, el término tiene un carácter más restrictivo que en textos anteriores, en relación al avance del conocimiento.

III. Grupo lingüístico [editar]

Gentes que hablan lengua celta y por ello han quedado fijados como grupo lingüístico por investigadores modernos. En un principio, en el siglo XVII, se estudia la variabilidad de lenguas mundiales y al siglo siguiente se ve la relación de la lengua celta y gala en la época clásica. Más tarde se establece su dependencia con el indoeuropeo. Se puede clasificar como dos tipos de lengua, la celta Q y la P, en función del tratamiento de las "labiovervales oclusivas". También se distinguirán por su situación, continentales (Europa continental en la antigüedad) e insulares (Islas Británicas en la Edad Media).

IV. Complejo arqueológico de la II E. Hierro: Cultura de La Tène [editar]

Franks en 1863 acuña el término late celtic, atribuyendo el material del hierro tardío a celtas históricos, esbozando el contenido étnico de La Tène. En 1872 Hildebrand subdivide la Edad del Hierro en Hallstatt y La Tène, estableciendo celtas=cultura de La Tène. En 1885 Tischler subdivide Hallstatt en 2 y La Téne en 3. Reinecke añade una fase inicial a La Téne. En 1913 Dechelette define el concepto laténico superponiendo conceptos cronológicos, tipológicos y culturales.

Poco a poco se va a reconocer una cuna céltica en Centroeuropa. Se crean dos tradiciones, la francesa o tradicional que se refiere a celtas centroeuropeos y la anglosajona que engloba a los insulares.

V. Estilo artístico de la II Edad del Hierro [editar]

El arte laténico se identifica con el céltico por la fórmula celtas=La Téne. Destacan los torques y los cascos. Queda reflejado ese estilo también en las monedas. Controvertido es el caso del caldero de Gundestrup, parecido al arte celta pero que parece pertenecer a tracios o dacios. Tampoco todas las regiones de habla celta coinciden su arte con el laténico.

VI. El espíritu celta [editar]

Atribución de ciertas virtudes y características a los celtas como es la independencia, el heroísmo, la arrogancia… Los clásicos les darán estas virtudes características a través de sus textos. Estrabón y Diodoro Sículo remarcan este espíritu, resaltando sus particularidades. Otro texto de Flavio Arriano sobre una reunión entre Alejandro Magno y galos también lo pone de relieve, así como Polibio en la batalla de Telamón. Aquí nos sirve el fragmento de Polibio sobre dicha batalla para poner de relieve ese espíritu:

«Infundía también terror la vista y movimiento de los que se hallaban desnudos en la vanguardia, ya que sobresalían en robustez y bella disposición. Todos los que ocupaban las primeras cohortes estaban adornados de collares de oro y manillas; a cuya vista los romanos, ya se sobrecogían, ya estimulados con la esperanza de rico botín, concebían doblado espíritu para el combate. Después que los flecheros romanos avanzaron al frente, según costumbre, para disparar espesas y bien dirigidas saetas, a los galos de la segunda línea les sirvieron de mucho alivio sus sayos y calzones; pero a los desnudos de la vanguardia, como sucedía el lance al revés de lo que esperaban, este hecho los colocó en grande aprieto y quebranto. Porque como el escudo galo no puede cubrir a un hombre, cuanto mayores eran los cuerpos, y éstos desnudos, tanto más se aprovechaban los tiros. Finalmente, imposibilitados de vengarse contra los que disparaban, por la distancia y número de flechas que sobre ellos caía, postrados y deshechos con el contratiempo, unos furiosos y desesperados se arrojaron temerariamente al enemigo y buscaron la muerte por su mano, otros se refugiaron a los suyos, hicieron público su temor y desordenaron a los que estaban a la espalda. De esta forma fue derrotada la altivez de los "Gesatos" por los flecheros romanos. Lo mismo fue retirarse los flecheros y salir al frente las cohortes, que venir a las manos los insubrios, boios y tauriscos, y hacer una vigorosa resistencia. Cubiertos como estaban de heridas, mantenía a cada uno el espíritu en su puesto. Sólo había la diferencia que eran inferiores, tanto en general como en particular, en la estructura de las armas.»
Polibio, Historias, I, II, VIII

VII. Arte irlandés del I Milenio d. C [editar]

Se llama celta a este arte como también se habla de la Iglesia celta. Los modelos estéticos celtas perviven. El cristianismo llega en el siglo V con Patricio. Gracias al latín se aprende la cultura antigua. En las recopilaciones de textos se aprecia el arte celta en sus miniaturas, como en los libros de Durrow y de Kells. Hoy en día esta cultura pervive. En cuanto a la literatura, se conservarán algunos ciclos como el de Ulster y el de Finn.

VIII. Valores heredados de los celtas [editar]

En el siglo XVI algunos eruditos ingleses y franceses se vanagloriaban de descender de los celtas, en particular de los druidas. Se empiezan a atribuir los monumentos megalíticos al celtismo, iniciándose una celtomanía. Se va sobreponiendo una visión romántica a la que contribuye un texto de Plinio el Viejo sobre los druidas. Aquí está el texto que ha ido desdibujando la forma originaria de los druidas en una más romántica:

«Los druidas (porque así se llaman estos magos) no tienen nada más de sagrado que el muérdago y el árbol que lo soporta, siempre suponiendo que el árbol sea un roble(...) pero ellos sólo eligen arboledas compuestas de robles para buscar el árbol, y nunca realizan ninguno de sus ritos excepto en la presencia de una rama de él (...) De hecho creen que todo lo que crece sobre él ha sido enviado desde el cielo y es una prueba de que el árbol fue elegido por el dios mismo. Sin embargo, el muérdago se encuentra rara vez sobre el roble, y , cuando se encuentra, se recoge con la debida ceremonia religiosa, si es posible en el sexto día de la Luna (...) ellos llaman al muérdago por un nombre significativo, en su lengua, el que todo lo cura. Habiendo hecho los preparativos para el sacrificio y un banquete debajo de los árboles, ellos traen allí dos toros blancos, cuyos cuernos atan entonces por primera vez. Vestidos con ropas blancas, los sacerdotes ascienden al árbol y cortan el muérdago con una hoz de oro y lo reciben otros con una capa blanca. Luego matan a las víctimas, rogando a dios que otorgue este don propicio a aquellos a los que él ha admitido. Ellos creen que el muérdago, tomado como bebida, imparte fecundidad a los animales estériles y que es un antídoto para todos los venenos. Tales son los sentimientos religiosos que han mantenido muchas personas respecto a cosas sin importancia»
Plinio el Viejo, Historia Natural, XVI, 249

Hoy en día, esta retórica céltica, se utiliza con fines políticos para reforzar las identidades nacionales. Se ve con Boudica en Inglaterra, Vercingetórix en Francia, Viriato en Portugal, Breogán y Numancia en España.

Conclusión [editar]

En resumen, los arqueólogos han creado una historiografía celta y son responsables de los errores de aquella. Además están obligados a corregir las confusiones. Hay problemas en todas las concepciones, en mayor o menor medida, de lo celta. En especial invenciones posteriores como es el espíritu celta, la herencia celta y el arte irlandés. Por tanto, según Ruiz Zapatero lo celta es un celta inventado a partir de la información arqueológica y los datos de fuentes clásicas y medievales, sumando representaciones imaginarias.

Prehistoria e historia de los pueblos celtas [editar]

El término celta (keltoi) es de origen griego, quienes pudieron haberlo tomado prestado de iberos o ligures. Los celtas probablemente se llamaban a sí mismos *gal-,[cita requerida] o sea: galos (derivados: gálata).

No parece posible discernir etnias propiamente celtas entre los primeros grupos de indoeuropeos que penetraron en la Europa central. Sólo hasta el siglo V a. C. con el surgimiento de la cultura de La Tène es razonablemente seguro identificar a los portadores de esa cultura como hablantes de lenguas celtas. Los primeros pobladores indoeuropeos podrían haber sido los portadores de la Cultura de los campos de urnas del siglo XIII a. C. que se expandieron rápida y extensamente por Europa hacia el siglo XIII a. C.. Los portadores de esta cultura se expandieron descendiendo por la margen derecha del Ródano ocupando Languedoc, Cataluña y el bajo valle del Ebro. Otra línea de expansión les llevó a Bélgica y el sureste británico. A partir del siglo VIII a. C., otos pueblos presuntamente indoeuropeos (tal vez pre-celtas y pre-ilirios) fueron los portadores de la cultura de Hallstatt (Hierro-I), extendiéndose en esta fase por el interior de la Península Ibérica (siglo VII a. C.) En el siglo VI a. C. los pueblos presuntamente indeoueropeoos fueron desplazados del noreste ibérico a manos de los iberos, quedando así los celtas de Iberia aislados del resto de pueblos celtas continentales.

Desde el siglo IV a. C., los celtas continentales inauguran la cultura de La Tène, específicamente celta (Hierro II). En esta fase, los celtas acabaron de ocupar el norte y centro de Francia (la Galia), el norte de Italia, así como la mayor parte de las islas británicas. También se extendieron por los Balcanes, alcanzando incluso una comarca de Asia Menor, que será conocida como Galatia. En esta época se construyen importantes villas fortificadas (lat. oppida), que sirven de centros comerciales y políticos. Es también en este período cuando el druidismo se extiende entre los celtas. Contrariamente a lo que se cree, los druidas no tenían templos de piedra ni arqueológicamente se ha podido enlazar el druidismo celta con Stonehenge, siendo la cultura megalítica anterior en varios milenios a la cultura celta y al fenómero del druidismo. Este error de asociar la cultura megalítica atlántica (presente en las islas británicas, Francia y España) con Stonehenge está muy extendido entre la gente por ser un invento del romanticismo del siglo XVIII. Como ejemplo: los celtas ibéricos no conocieron el fenómeno druídico, pero en España hay muchos restos megalíticos.

Una de las primeras menciones de los celtas, es la de los galos senones cisalpinos liderados por su rey Breno, que llegaron a invadir Roma en el 390 a. C.. Posteriormente la república romana primero y el imperio romano después combatirían exitosamente a los galos cisalpinos y transalpinos. Julio César ya había luchado contra ellos durante su conquista de la Galia y, con el tiempo, los romanos les arrebataron también sus dominios británicos e ibéricos. A finales del Imperio romano (476 d. C), los celtas tan sólo ocupaban partes del noroeste de Francia, Irlanda, Gales y algunas zonas de Escocia. Durante el transcurso de la Edad Media, reforzaron su control de Escocia e hicieron varios intentos de ampliar su territorio en Inglaterra. A partir del siglo II a. C., los celtas acusan la creciente presión militar de los germanos por el norte y, algo después, la de los romanos por el sur. En pocas décadas toda la Galia está ocupada por los romanos. La presencia romana en Gran Bretaña fue de escasa duración, lo que permitió a las lenguas celtas de esta isla (galés) sobrevivir y, más tarde, regresar al continente (Bretaña francesa).

Todavía en el siglo VII d. C. los celtas llevaron a cabo su quizá última expansión: los escotos irlandeses invadieron Caledonia, región que pasó a ser llamada Escocia.

Entre los restos arqueológicos celtas destacan los castros y los petroglifos (nota: muchos petroglifos son mil años anteriores a la cultura celta, aunque se seguirán haciendo durante el periodo celta), que se encuentran con frecuencia en el noroeste de la Península Ibérica.

Los pueblos y cultura célticas tuvieron una fuerte presencia en el sudoeste de la península, documentada por Plinio y otras fuentes. Según historiadores como Schulten el norte de la Península estaba habitado no por pueblos celtas sino por ligures.

Religión [editar]

La religión de los antiguos celtas, particularmente la de los galos antes de la conquista romana, no es bien conocida, y los datos de que se disponen para reconstruirla son escasos y no muy precisos.

El culto estaba a cargo de los "druidas", sacerdotes que a la vez eran los educadores de la juventud. Los monumentos llamados "Piedras Druídicas", anteriores a la llegada de los celtas al oeste de Europa, parecen no haber representado ningún papel en la religión de los antiguos galos.

Durante mucho tiempo sólo existieron cultos locales especialmente relacionados con las montañas, los bosques y las aguas, a quienes se invocaba bajo diferentes nombres. Hallamos el dios Vosgos, la diosa Ardenas, el dios Dumias; las divinidades de las fuentes o de los ríos: Sequana (la fuente del Sena), Nemausis (la fuente de Nimes).

Más tarde se estableció el culto de las grandes divinidades, más o menos común a toda la Galia, y que en la época galorromana se fueron identificando con las divinidades de Roma: Teutates, especie de Mercurio con algo de Júpiter y de Marte; Taranis, relacionado con el rayo, pero carente del poder supremo de Júpiter; Esus, dios de la guerra y del ganado, asimilado de Marte o de Silvano; Belenus, dios de las artes, relacionado con el sol y comparado con Apolo; Cernumnos, dios del sueño y de la muerte, como Plutón.

Junto a ellos figuraban diosas, como: Rosmerla, asociada a Teutates; Belisma, diosa de las artes del fuego, asimilada de Minerva; Epona, diosa de la abundancia agrícola, asimilada a Ceres.

Los galos tuvieron también divinidades abstractas o genios de las ciudades.

Entre las prácticas de la superstición popular es famosa la recolección, de acuerdo con prescripciones fijas, del muérdago, al que se consideraba dotado de virtudes extraordinarias.

Celtíberos [editar]

El territorio peninsular sobre el que se asientan los recién llegados (preceltas) estaba habitado por pueblos preíberos (aparte de geográfico, íbero es un término cultural). Se discute mucho si se produjo un desplazamiento, una conquista, una alianza, asimilación, pacto o fusión entre celtas e íberos (de buen grado o como siervos). Los datos disponibles son contradictorios y las teorías de los autores difieren sobre el tema. Incluso podría darse una mezcla de todas las opciones posibles ya que las densidades de población y los recursos disponibles son muy especulativas. Las relaciones e influencias mutuas cambiaron con el paso del tiempo. Se atestigua una gran presencia precelta en zonas la Bética (actual Huelva, Sevilla) que se intentan explicar mediante la presencia de siervos, mercenarios o bolsas aisladas de colonos. Lo evidente es que en la península Ibérica falta realizar una campaña arqueológica seria que pueda dar datos fiables que permitan reconstruir el pasado.

Las primeras referencias escritas sobre los celtíberos se deben a geógrafos e historiadores greco-latinos (Estrabón, Tito Livio, Plinio y otros), aunque su estudio, que arranca del siglo XV, no adquiere rango científico hasta los inicios del siglo XX (marqués de Cerralbo, Schulten, Taracena, Caro Baroja, etc.), cobrando renovado impulso en los últimos años. Pese a este excepcional acervo literario, aún hoy se discuten aspectos claves para su definición: los confines de su solar, su verdadera personalidad o su propia genealogía.

Las fuentes clásicas son muy imprecisas respecto a su territorio, aunque podemos considerar que los celtíberos históricos se extendieron con seguridad por las provincias de Soria y Guadalajara, buena parte de La Rioja, este de Burgos, oeste de Zaragoza y Teruel, quizás norte de Cuenca y Asturias; diferentes interpretaciones amplían este marco hacia oriente y occidente. En Asturias podemos encontrar ejemplos de Taranis en la toponimia, como Taranes(Ponga), Toraño (Margolles), Tárano (Cangas de Onís) y Tarna. Pueden ser considerados como un grupo étnico, ya que incorporan entidades menores (arévacos, tittos, bellos y lusones, resultando polémica la inclusión de vacceos, pelendones y berones), sin que ello signifique la existencia de un poder centralizado y ni siquiera de una unidad política, salvo quizás, y de forma coyuntural, con ocasión de los acontecimientos militares del siglo II a. C.

Dado lo heterogéneo de la información literaria y de las evidencias arqueológicas de la cultura celtibérica, resulta difícil definirlos a partir de un único rasgo; no obstante, nos consta que hablaban una misma lengua, el celtibérico, cuyos testimonios escritos (utilizando el alfabeto ibérico), aunque tardíos, se extienden por un territorio que viene a coincidir básicamente con el descrito.

Según la visión tradicional, se explicaba su origen como resultado de la fusión entre celtas e iberos. En la actualidad, a partir de recientes estudios genéticos, se entienden como fruto de la evolución experimentada por algunos pueblos célticos peninsulares de la primera Edad del Hierro, sobre los que posteriormente ejerció una marcada influencia la cultura ibera.

La cultura de los celtíberos hizo suya la herencia de los iberos, de quienes adoptaron el sistema de escritura. Tras la caída de Numancia en el 133 a. C., su territorio pasó a formar parte de la provincia romana Hispania Citerior.

Los primeros textos celtíberos pueden fecharse aproximadamente entre principios del siglo II a. C. y el I d. C. El alfabeto utilizado en los textos más tempranos es el ibérico, que no resulta del todo adecuado para representar los distintos sonidos de la lengua celtibérica. El alfabeto latino ya está presente en algunos de los textos más tardíos. Muchas de las inscripciones contienen una fórmula onomástica estereotipada, como la que puede encontrarse en una lápida localizada en Ibiza: "Tirtanos de la familia de Abolus, hijo de Letondu, de Kontrebia Belaiska".

Existe también un buen número de monedas grabadas con el nombre celtíbero de la ciudad o de los habitantes de la ciudad en donde aquéllas fueron acuñadas. Además, se han encontrado 20 tesserae hospitales grabadas, pequeñas placas de bronce utilizadas como símbolo de pacto entre dos partes, generalmente entre un individuo y una comunidad, con las que el portador podía solicitar hospitalidad a lo largo de sus viajes. La mayoría de estas inscripciones son muy breves, con la excepción de la tessera de Luzaga (24 palabras).

Idioma celtíbero [editar]

Véase también: Lenguas celtas

El idioma de los celtíberos existe hoy sólo en inscripciones antiguas. El idioma fue llevado a la Península por inmigrantes celtas de Galia y se habló en la partes centrales y norteñas. Es posible que el celtibérico no fuera el único idioma celta de Iberia, pues existen evidencias de nombres de lugares en el norte de Cataluña de que se hablaba galo allí. Por eso, y por el hecho de que quizá se hayan hablado otros idiomas indoeuropeos antiguos en Iberia, es difícil delimitar con exactitud la zona celtíbera.

Al oeste de la zona del celtibérico, el lusitanio se hablaba en lo que ahora es Portugal. Es posible que el lusitanio fuera un dialecto de celtibérico, o una lengua celta distinta. Otros creen que los pocos restos del idioma sugieren que el lusitanio era un idioma indoeuropeo distinto.

El celtíbero se hablaba a partir del 400 a. C. cuando Heródoto mencionó que los Keltoi vivían en el otro lado de las Columnas de Hércules, y los celtíberos se mencionaban en documentos romanos y griegos a partir del siglo III a. C. Los celtíberos por fin fueron dominados por los romanos después de 49 a. C., y desde luego su idioma cedió rápidamente al latín. Sin embargo, sobreviviría hasta los comienzos de la era cristiana.

El euskera es el único idioma prerromano de Iberia que ha sobrevivido. Como curiosidad, la actual Comunidad Autónoma Vasca, arqueológicamente, era una zona celtíbera, mientras que Navarra sería la zona euskérica. Hay unas palabras celtas en el vasco, prestadas del celtibérico. Algunas palabras celtíberas también fueron tomadas prestadas por el latín, y todavía sobreviven en el español moderno, por ejemplo, la celtíbera camanom pasó (irlandés céimm, galés cam; "paso"), prestada como camminum, dando "camino", en español y "chemin" en francés.

El celtíbero perteneció a una rama paralela de la familia celta. Muestra rasgos muy antiguos, y como el goidélico, había preservado la "kw" original. Esto, junto con las leyendas celtas que nos hablan de contactos antiguos entre Irlanda y los celtíberos, han llevado a sostener que el goidélico se llevó a Irlanda desde Iberia. Por cierto, había contactos entre los celtas de Iberia y los de Irlanda, pero la evidencia existente soporta mejor la interpretación de que el celtibérico y el goidélico son dos ramas semejantes pero distintas del celta, que se habían separado ambos muy temprano como dos idiomas celtas y no tuvieron una relación muy estrecha entre sí. El celtibérico no tuvo algunos rasgos muy distintivos del goidélico, por ejemplo, la posición inicial del verbo ni las preposiciones conjugadas. Los lingüistas consideran que dos idiomas tienen una afinidad estrecha si muestran innovaciones comunes. Esto exactamente no fue el caso del celtibérico y goidélico.

El celtibérico se escribió en un alfabeto que también se usó para escribir los otros idiomas prerromanos de la península. (ver Ogam) El alfabeto se utilizaba en primer lugar para escribir el idioma de los iberos, que no lo conocemos bien. El alfabeto no combina bien con la fonología de un idioma indoeuropeo, y esto hace aún más difícil la interpretación de las inscripciones celtíberas. Existe un gran número de inscripciones celtíberas, la mayoría de ellas palabras o nombres simples escritos en cerámica. También hay dos cortas inscripciones, más probablemente dedicaciones, de Peñalba de Villastar y de Luzaga. La inscripción más importante, sin duda, es la inscripción larga de Botorrita, cerca de Zaragoza.

La extinción del celtibérico no puso fin a la historia de los idiomas celtas en la Península. En los siglos V y VI, después de la caída del Imperio romano, algunos hablantes del celta británico huyeron desde el sur de Gran Bretaña para escapar de los invasores anglosajones. La mayoría de estos se instaló en Armorica en Galia (Bretaña moderna), y puede que pocos otros llegaran a Galicia, donde su idioma sobrevivió y se transformó de diversas maneras durante varias generaciones.

Posible origen de los Celtas en España [editar]

Según un estudio realizado por el profesor de genética y medicina molecular de la Universidad de Oxford, Bryan Sykes, los celtas que habitaban el Reino Unido antes de la llegada de sajones, vikingos y normandos, descienden de poblaciones procedentes de la Península Ibérica que cruzaron el golfo de Vizcaya hace más de 4.000 años. Para llegar a esta conclusión, el equipo liderado por Sykes, tomó muestras de ADN a más de 10.000 personas en el Reino Unido e Irlanda, en aras de elaborar un completo mapa genético, dando como resultado que los pueblos tradicionalmente denominados "celtas"; escoceses, galeses e irlandeses, tendrían un parentesco cercano con las poblaciones norteñas de iberia, a partir curiosamente de un haplogrupo que tiene su foco de emisión en el golfo de Vizcaya. Los análisis en la composición del cromosoma 'Y' del ADN revelaron que las huellas dactilares de los celtas eran prácticamente idénticas a las de los habitantes del norte de España[3] .


Daniel G. Bradley, profesor de genética del Trinity College de Dublín, llegaba a las mismos resultados genéticos publicados por Sykes. Hay que matizar que cuando Bradley habla de la "fachada atlántica" no lo hace como es común en España, para referirse a Galicia y Portugal, sino que lo circunscribe al Atlántico pirenáico, al que nosotros denominamos Cantábrico: "La similitud entre las zonas costeras del Atlántico es más evidente y muestra que de hecho, el oeste de Irlanda y Gran Bretaña tienen una mayor afinidad con la región vasca"[4] . Así, las afinidades genéticas son máximas entre irlandeses y cántabro-pirenaicos, y descienden hacia las poblaciones occidentales del norte de España.[5]

Estas investigaciones contradicen las teorías tradicionales que apuntan a que los celtas británicos provienen del centro de Europa. No obstante, es muy probable que la herencia genética ibérica presente en las Islas Británicas esté relacionada con la expansión megalítica, anterior a la existencia de los celtas. Se tiene conocimiento de contactos comerciales y de una ruta de navegación antiquísima, prehistórica, que unía el golfo de Cádiz con lo que ahora son Irlanda y Gran Bretaña.[cita requerida] A esto habría que sumarle la evidencia de que en el 10.000 a.C Europa estaba sufriendo una mini glaciación y la península Ibérica era uno de los pocos lugares en Europa donde el hombre podía vivir. Gran parte del continente Europeo, incluidas las islas británicas, estaba helado cubierto por el hielo. Al retirarse los hielos, se produjo una migración hacia el norte. Todo esto ocurrió mucho antes del nacimiento de ninguna cultura celta.

Véase también [editar]

Referencia [editar]

Notas [editar]

  1. John Koch "Celtic culture: A historical encyclopedia. (pp 20) California. 2006. the validity of appliying the term "celtic" to any group of people of culture of any period has been questioned, especially in conection with the cultural history of ireland and Britain. Thus the defining criterion of "peoples and countries that do, or once did, use celtic languages
  2. Barra Ó’Donnabháin "The Celts and the archaeology of later prehistoric Ireland" New agendas in Irish prehistory. (pp 189–196) Bray. 2000.
  3. Brian Sykes. Saxons, Vikings, and Celts: The Genetic Roots of Britain and Ireland. 2008
  4. Daniel G. Bradley "Multiple genetic marker systems and celtic origins on the atlantic facade of Europe" American Society of Human genetics. 2004
  5. E. W. Hill. "Y-chromosome variation and Irish origins". Nature 404. 2000. (pp 351–352): Y-chromosome analysis has highlighted similarities between the Pyrenean populations of northern Spain and western population samples from the British Isles.

Bibliografía [editar]

Enlaces externos [editar]

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