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MÉTODO CIENTÍFICO: EL CRITERIO DE DEMARCACIÓN. El problema de la demarcación se refiere, dentro de la filosofía de la ciencia, a la cuestión de definir los límites que deben configurar el concepto "ciencia". Las fronteras suelen establecerse entre lo que es conocimiento científico y no científico, entre ciencia y pseudociencia, y entre ciencia y religión. El planteamiento de este problema conocido como problema generalizado de la demarcación abarca estos tres casos. El problema generalizado, en último término, lo que intenta es encontrar criterios para poder decidir, entre dos teorías dadas, cuál de ellas es más "científica".

Criterio de demarcación

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Diagrama frenológico del siglo XIX. La frenología es una pseudociencia que en el pasado fue considerada una verdadera ciencia.

El problema de la demarcación se refiere, dentro de la filosofía de la ciencia, a la cuestión de definir los límites que deben configurar el concepto "ciencia". Las fronteras suelen establecerse entre lo que es conocimiento científico y no científico, entre ciencia y pseudociencia, y entre ciencia y religión. El planteamiento de este problema conocido como problema generalizado de la demarcación abarca estos tres casos. El problema generalizado, en último término, lo que intenta es encontrar criterios para poder decidir, entre dos teorías dadas, cuál de ellas es más "científica".

Tras más de un siglo de diálogo entre filósofos de la ciencia y científicos en diversos campos, y a pesar de un amplio consenso acerca de las bases generales del método científico,[1] los límites que demarcan lo que es ciencia, y lo que no lo es, continúan siendo debatidos.[2]

Contenido

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La importancia del problema [editar]

Disponer de una solución al problema del criterio de demarcación no sólo tiene importancia en el ámbito teórico, desde una dimensión estrictamente filosófica, sino que es importante en campos prácticos y cotidianos. Distinguir lo que es ciencia de lo que no, tiene relevancia desde el punto de vista económico (a la hora de financiar proyectos de investigación), jurídico y de policía científica (a la hora de evaluar pruebas), sanitario (a la hora de prescribir tratamientos médicos), y educativo (a la hora de establecer programas de estudio), entre otros.

La demarcación entre ciencia y pseudociencia tiene mucho que ver con la crítica, la censura y la intolerancia en la investigación científica. La teoría de Copérnico fue condenada al índice de ideas y obras prohibitivas por la Iglesia Católica que tenía el poder político y "científico" (1616). El Partido Comunista de la URSS declaró (1949) pseudocientífica a la genética mendeliana -por "burguesa y reaccionaria"- y mandó a sus defensores como Vavílov a morir en campos de concentración.

En palabras de Lakatos, el problema de la distinción entre lo científico y lo pseudocientífico "no es un pseudoproblema para filósofos de salón, sino que tiene serias implicaciones éticas y políticas".[3]

Historia [editar]

Antecedentes [editar]

El primer ejemplo en la historia acerca de la cuestión de la categorización y demarcación del conocimiento humano se encuentra en la Grecia antigua, donde se trata el problema de las diferencias entre el verdadero conocimiento (en griego ἐπιστήμη, episteme) y la opinión (δόξα, doxa). Para Platón, por ejemplo, la episteme sólo puede tener desarrollo en el mundo de las ideas (conocimiento intelectual puro) pero no el mundo sensible, que según él es engañoso (cfr. Alegoría de la caverna).

Más tarde, Kant trató de delimitar el campo de las ciencias naturales del metafísico, y con su trabajo sentó un precedente metodológico para establecer los criterios de demarcación de lo que es y no es ciencia natural.[4] (Cfr. Crítica de la razón pura y Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia).


David Hume (1711-1776), establece los principios teóricos anti-metafísicos que tendrían gran influencia en el positivismo lógico. Será en el Círculo de Viena con Rudolf Carnap (1891-1970), Alfred Jules Ayer (1910-1989), y Karl R. Popper (1902-1994), en donde se abordará el "Criterio de Demarcación" de la ciencia con respecto a la metafísica.

Si tomáramos cualquier volumen de teología o metafísica escolástica, por ejemplo, y nos preguntáramos ¿contiene algún raciocinio abstracto acerca del número o la cantidad? No. ¿Contiene algún razonamiento experiencial acerca de cuestiones de hecho y de existencia?. No. Entonces, arrojémoslo a las llamas, sólo puede contener sofismas e ilusión”.
Hume. Investigación sobre el entendimiento humano. Sección XII, 132, página 211.

Charles Sanders Peirce (1839 - 1914) aborda los problemas modernos de la ciencia, la verdad y el conocimiento y es con él que se fragua el concepto de falibilismo, que será un precursor de la idea de falsabilidad.

Separación entre ciencia y religión [editar]

El problema de la demarcación es una cuestión relativamente reciente. El problema data más o menos del momento en el cual la ciencia y la religión alcanzaron una independencia sustancial una de la otra. En 1874, el influyente historiador de la ciencia John William Draper publicó su Historia del conflicto entre religión y ciencia. En él retrata al completo la historia del desarrollo científico como una guerra contra la religión. Esta visión la fomentaron seguidores tan prestigiosos como Andrew Dickson White en su ensayo Una historia de las guerras entre la Ciencia con la Teología en la cristiandad (online).

Ciertos hechos legendarios en la Historia de la ciencia deben su popularidad a Draper y White. Entre estos hechos se cuentan, por ejemplo, el de que Copérnico hubo de retractarse de publicar su De Revolutionibus Orbium Celestium por miedo a la persecución por la Iglesia, y el hecho de que los cristianos del medievo creían que el sol se movía en torno a la tierra (geocentrismo).

En términos históricos, la relación entre ciencia y religión ha sido muy complicada. Muchos científicos fueron, desde luego, muy religiosos, y la religión fue a menudo promotor y motivador de investigaciones científicas. Sin embargo, como se observa con Draper y White, hacia el final del siglo XIX, la ciencia y la religión comenzaron a ser vistas por el público como posiciones enfrentadas, fenómeno gradual que alcanzó su clímax en torno a los debates acerca de la teoría de la evolución de Charles Darwin.

Ya antes de la publicación de Darwin de El origen de las especies hubo precursores y precondicionantes, pero fue a raíz de este trabajo cuando el debate se hizo popular gracias a su difusión en la prensa británica, convirtiéndose en el mascarón de proa de las tensiones entre ciencia y religión. Hay que agregar que este conflicto se mantiene, en lo esencial, en nuestros días.

El trabajo de Draper y White debe ser visto como proveniente directamente de este clima social, y su modelo de ciencia y religión como eternos opuestos, si bien no era históricamente exacto, se convirtió socialmente en uno de los debates dominantes. Los sociólogos de la ciencia han estudiado los intentos de erigir fuertes distinciones entre ciencia y no ciencia como una forma de trabajo periférico, enfatizando el alto riesgo que supone tal empresa para todos aquellos involucrados en ella.

Positivismo lógico [editar]

Artículo principal: Positivismo lógico

Esta nueva concepción de la ciencia como algo que no solamente es independiente de la religión, sino que en realidad se opone a ella, provocó la inevitable pregunta de qué es lo que separa a las dos. Entre los primeros en desarrollar una respuesta se encontraban los miembros del Círculo de Viena (Moritz Schlick, Rudolf Carnap, Kurt Gödel y otros). Su postura filosófica, conocida como positivismo lógico, sostenía una teoría de significado que mantuviera que sólo los enunciados acerca de observaciones empíricas eran significativos, afirmando a la vez que los enunciados que no se derivan de esta manera (incluyendo enunciados religiosos y metafísicos) carecen por naturaleza de auténtico significado (ver Verificacionismo).

El positivismo del Circulo de Viena considera que un enunciado es científico cuando puede deducirse de otros que han sido objeto de comprobación. Entre sus principios básicos destaca la verificabilidad como criterio de demarcación entre ciencia y no ciencia.[5]

Falsacionismo [editar]

Artículo principal: Falsacionismo

El filósofo Karl Popper se dio cuenta de que los filósofos del Círculo de Viena (al cual él mismo estuvo muy vinculado, pero no como miembro) habían mezclado dos problemas diferentes para los que habían resuelto dar una única solución: el verificacionismo. En contraposición a este punto de vista, Popper remarcó que una teoría podría perfectamente tener significado sin ser científica, y que, como tal, un 'criterio de significación' podría no necesariamente coincidir con un 'criterio de demarcación'. Así pues, ideó su propio sistema, al que se denomina falsacionismo (cabe señalar que Popper no llama a su metodología falsacionismo, sino racionalismo crítico). Éste no sólo es interpretable como una alternativa al verificacionismo; supone también un acuerdo acerca de la distinción conceptual que habían ignorado las teorías previas.

Popper vio la demarcación como un problema central en la filosofía de la ciencia. Propuso el falsacionismo como una forma de determinar si una teoría es científica o no. Simplificando, se prodría decir que si una teoría es falsable, entonces es científica; si no es falsable, entonces no es ciencia.[6] Algunos [cita requerida]han llevado este principio hasta el extremo de dudar de la validez científica de muchas disciplinas (tales como la Macroevolución y la Cosmología Física). La falsabilidad fue uno de los criterios utilizados por el Juez William Overton para determinar que el creacionismo no era científico y que no debería enseñarse en los colegios de Arkansas.

La falsabilidad es una propiedad de los enunciados y de las teorías, y, en sí misma, es neutral. Como criterio de demarcación, Popper busca tomar esta propiedad y tomarla como base para afirmar la superioridad de teorías falsables sobre las no falsables, como parte de la ciencia, estableciendo así una posición que podría ser llamada falsacionismo con implicaciones políticas.[cita requerida] Sin embargo, muchas cosas de las que pueden ser consideradas como dotadas de significado y utilidad no son falsables. Con toda certeza, los enunciados no falsables desempeñan una función en las propias teorías científicas. Lo que el criterio Popperiano permite ser llamado científico está abierto a interpretación. Una interpretación estricta concedería muy poco, puesto que no existen teorías científicas de interés que se encuentren completamente libres de anomalías. Del mismo modo, si sólo consideramos la falsabilidad de una teoría y no la voluntad de un individuo o de un grupo para obtener o aceptar instancias falsables, entonces permitiríamos casi cualquier teoría.

En cualquier caso, es muy útil conocer si un enunciado de una teoría es falsable, aunque sólo sea por el hecho de que nos proporciona un conocimiento acerca de las formas con las que alguien podría evaluar una teoría. La tesis de Quine-Duhem argumenta que no es posible probar que un enunciado ha sido falsado; en su lugar, la falsación ocurre cuando la comunidad científica se pone de acuerdo en que ha sido falsado (véase consenso científico). Esta es una crítica importante al falsacionismo, pues cualquier enunciado observacional, por inocente que parezca, presupone ciertas concepciones acerca del mundo, y resulta imposible preguntarse si esas concepciones son científicas o no. El filósofo de la ciencia William Herbert Newton-Smith, expresa así su crítica:[7]

...para Popper, al aceptar el más modesto de los enunciados de observación estamos implícitamente aceptando alguna teoría, y no podemos sentirnos más justificados al creer en un enunciado observacional que en los enunciados teóricos pertinentes
Newton-Smith. "La racionalidad de la ciencia"

Kuhn y los cambios de paradigma [editar]

Thomas Kuhn, un historiador de la ciencia, ha demostrado ser muy influyente[8] en la Filosofía de la ciencia, y a menudo se encuentra conectado con lo que se ha dado en llamar postpositivismo o postempirismo. En su libro de 1962, La estructura de las revoluciones científicas, Kuhn dividía el proceso de hacer ciencia en dos empresas diferentes, a las que llamó ciencia normal y ciencia extraordinaria (a la que también en ocasiones llamaba ciencia revolucionaria). El proceso de la ciencia "normal" es el que la mayoría de los científicos siguen mientras trabajan con lo que él llama el paradigma aceptado en la actualidad por la comunidad científica, y que en este contexto de las ideas de Karl Popper sobre el falsacionismo, así como la idea de un método científico, están vigentes hoy día.

Esta especie de trabajo es lo que Kuhn llama "resolución de problemas": trabajar dentro de los límites de la teoría actual y sus implicaciones con respecto a qué tipo de experimentos deberían o no ser fructíferos. Sin embargo, durante el proceso de realizar ciencia "normal", Kuhn argumenta que se generan anomalías, algunas de las cuales conducen a una extensión del "paradigma" dominante con la intención de explicarlas, y otras para las que no se puede encontrar una explicación satisfactoria con el modelo actual. Cuando se han acumulado suficientes anomalías así, y los científicos pertenecientes a cada campo las encuentran significativas (lo cual a menudo es un juicio muy subjetivo), comienza un "período de crisis", y Kuhn sostiene que algunos científicos comienzan a participar en una actividad de ciencia "extraordinaria". Durante esta fase, se reconoce al modelo antiguo como fundamentalmente defectuoso y no se le puede adaptar para más uso, de forma que ideas totalmente nuevas (o a menudo ideas viejas y abandonadas) son nuevamente consideradas, la mayoría de las cuales fallarán. Pero, durante esta etapa, se crea un nuevo "paradigma" y después de un tiempo prolongado de "cambio de paradigma", se acepta el nuevo paradigma como norma por la comunidad científica y se integra en el trabajo previo, y el viejo paradigma se relega a los libros de historia. El clásico ejemplo de esto es el cambio de la física de Maxwell/Newton a la Mecánica Cuántica/Einsteniana de la física de principios del Siglo XX.

Si el descarte de las teorías científicas se basara únicamente en una simple falsación, de acuerdo con Kuhn, entonces ninguna teoría sobreviviría durante el tiempo suficiente como para ser fructífera,[9] puesto que todas las teorías contienen anomalías.[10] [11]

El proceso mediante el que Kuhn decía que se acepta un nuevo paradigma por la mayoría de la comunidad científica indicaría una posible demarcación entre ciencia y pseudociencia mientras que rechazaba por simple el falsacionismo de Popper. En su lugar, Kuhn argumenta que un nuevo paradigma se acepta principalmente porque tiene una capacidad superior para resolver problemas que surgen durante el proceso de realizar ciencia "normal". Es decir, el valor de un paradigma científico es su poder de predicción y su capacidad para sugerir soluciones a nuevos problemas mientras continúa satisfaciendo todos los problemas resueltos por el paradigma al que reemplaza.

La demarcación puede ser problemática en casos en los que las vías científicas estándar (experimentos, lógica, etc.) para evaluar una teoría o una hipótesis no se puedan aplicar por algún tipo de razón. Un ejemplo sería sobre diferenciar el estatus científico de la Meteorología o la Medicina por una parte y la Astrología por la otra; todos estos campos fallan repetidamente en predecir con exactitud aquello que dicen ser capaces de predecir, y todas son capaces de explicar los fallos regulares de sus predicciones.[12]

Imre Lakatos y su programa de investigación científica [editar]

Artículo principal: Falsacionismo sofisticado

Lakatos señala diversos problemas del falsacionismo de Popper en su libro La lógica de la investigación científica al que pasa a llamar falsacionismo ingenuo, apoyándose constantemente en casos de la historia de la ciencia. Critica también la idea de revolución científica de Kuhn, y la inconmensurabilidad entre paradigmas de Kuhn y Paul Feyerabend pues defiende que si bien los paradigmas no son comparables ni inconsistentes entre sí, con la ayuda de un diccionario se pueden hacer inconsistentes y comparables. (Véase también "Críticas a la inconmensurabilidad").

Lakatos, en su obra Pruebas y Refutaciones, considera que la teoría de Karl Popper es incorrecta, ya que toda teoría (como la de Newton, la cual estudió en profundidad), nace con un conjunto de "hechos" que la refutan en el mismo momento que es creada. La propuesta de Lakatos es un falsacionismo sofisticado que a su juicio subsana los problemas antes mencionados. Así, defiende que las teorías no deben observarse individualmente, sino en conjuntos de teorías relacionadas en serie de modificaciones que conforman lo que él denomina un "programa de investigación".

Imre Lakatos propuso que la ciencia avanza mediante programas de investigación no por hipótesis aisladas de ensayos y errores, de conjeturas y refutaciones. Su núcleo es protegido de las refutaciones por un gran cinturón protector de hipótesis auxiliares, también por una heurística para la solución de problemas que, "con la ayuda de técnicas matemáticas sofisticadas, asimila las anomalías e incluso las convierte en evidencias positivas". La teoría de la gravitación de Newton, la teoría de la relatividad de Einstein, la mecánica cuántica, el marxismo, el freudismo son todos programas de investigación pero no todos son "igualmente buenos", es decir, existe tanto programas científicos o progresivos (la teoría lleva al descubrimiento de hechos nuevos) y pseudocientíficos o regresivos (las teorías son fabricadas sólo para acomodar los hechos ya conocidos).

Como criterio de demarcación entre ciencia y no-ciencia, establece que una teoría es científica si es progresiva empíricamente (lo cual implica ser progresiva teóricamente). Es decir, si predice hechos nuevos y explica parte de estos además de los ya conocidos. Un programa con estas características se dirá que es progresivo.

Feyerabend y el problema de la autonomía en la ciencia [editar]

Artículo principal: Anarquismo epistemológico

Después de Kuhn, ha existido una tendencia a atenuar la diferencia entre ciencia y no ciencia, ya que el trabajo de Kuhn llevó a cuestionar ampliamente el ideal popperiano de simple demarcación, y a enfatizar el carácter humano, la calidad de subjetividad de los cambios científicos. El filósofo de la ciencia Paul Feyerabend llevó estos argumentos a su límite, argumentando que la ciencia no ocupa un lugar especial en términos de su lógica o de su método, de forma que cualquier intento de revestirse de una autoridad especial por parte de los científicos no se sostiene. Esto condujo a un acercamiento particularmente democrático o anarquista a la formación de conocimiento. Argumentó que no se puede encontrar ningún método dentro de la historia de la práctica científica que no haya sido violado en algún momento del avance en el conocimiento científico.

Mi intención no es abolir las reglas ni demostrar que no tienen valor alguno. Mi intención es más bien ampliar el inventario de reglas y proponer un uso distinto de las mismas. Es este uso el que caracteriza mi posición y no cualquier contenido determinado de las reglas
Feyerabend, 1975

[13]

Tanto Lakatos como Feyerabend sugieren que la ciencia no es una forma autónoma de razonamiento, sino que es inseparable del más amplio corpus del pensamiento humano y de la búsqueda del conocimiento. Siendo así, las preguntas acerca de la verdad y la Falsedad, y el entendimiento correcto o incorrecto, no son únicamente empíricas. Muchas preguntas significativas no se pueden concluir empíricamente; no sólo en la práctica, sino por principio.

De acuerdo con esta forma de pensar, la dificultad que tienen los teóricos de cuerdas para aplicar ciencia experimental no cuestionaría su estatus como científicos. Igualmente, en su libro Adiós a la Razón, 1987, Cap. 3-7,[14] Feyerabend advierte de que tampoco se pueden despreciar como inútiles la astrología o la medicina alternativa, a los que atribuye un estatus científico.

Método Thagard [editar]

En los últimos años ha disminuido el interés en el problema de la demarcación. En parte debido a que existe la sospecha de que se trata de un problema inabordable, en tanto que muchos intentos de darle una respuesta definitiva no han llegado a término.

Por ejemplo, muchos ejemplos "obvios" de pseudociencia han mostrado ser falsables, o verificables, o revisables.[cita requerida] Por tanto muchos de los criterios propuestos para la demarcación no han resultado ser útiles.

Paul R. Thagard ha propuesto otro conjunto de principios para intentar superar esas dificultades. Según el método de Thagard, una teoría no sería científica si:

  1. Ha evolucionado menos que otras teorías alternativas durante un periodo amplio de tiempo, y se enfrenta a muchos problemas no solucionados; y
  2. los promotores de la teoría hacen poco esfuerzo para desarrollar una teoría que supere los problemas a los que se enfrenta, no muestran preocupación para evaluar su teoría enfrentándola a otras alternativas, y son selectivos a la hora de considerar las confirmaciones y la refutaciones.[15] [16]

El problema de la demarcación en la actualidad [editar]

El criterio [editar]

Actualmente el criterio de demarcación entre ciencia y no-ciencia varia según el ámbito epistemológico que se considere para el análisis (ciencias naturales, ciencias sociales, matemáticas o lógica).

La demarcación en el método científico contemporáneo [editar]

Los criterios para que un sistema de premisas, métodos y teorías se puedan calificar como ciencia hoy en día varían en sus detalles de aplicación a aplicación y varían significativamente entre las Ciencias Naturales, Ciencias Sociales y las Ciencias formales. Los criterios incluyen típicamente (1) la formulación de hipótesis que cumplan el criterio lógico de contingencia, derogación o el falsacionismo y los criterios íntimamente relacionados de practicidad y empirismo; (2) unos fundamentos basados en evidencias empíricas; y (3) el uso del método científico. Los procedimientos de la ciencia habitualmente incluyen un número de directrices heurísticas, tales como principios de economía conceptual o parsimonia bajo la firma de la Navaja de Occam. Un sistema conceptual que fracase en reunir un número significativo de estos criterios es probable que sea considerado como no científico.

La siguiente es una lista de características adicionales que son altamente deseables en una teoría científica.

  • Consistente. No genera contradicciones lógicas obvias y cumple el Formalismo Científico, siendo consistente con las observaciones.
  • Parsimoniosa. Económica en el número de presuposiciones y de entidades hipotéticas.
  • Pertinente. Describe y explica fenómenos observados.
  • Falsable y testeable. Ver Falsacionismo y Probacionismo.
  • Reproducible. Hace predicciones que pueden ser comprobadas por cualquier observador, con intentos que se pueden extender indefinidamente en el futuro.
  • Corregible y dinámica. Sujeta a modificación a medida que se realizan nuevas observaciones.
  • Integradora, robusta, y corregible. Considera las teorías previas como aproximaciones y permite que futuras teorías la integren. ("Robusta", aquí, se refiere a la estabilidad en sentido estadístico, es decir, no muy sensible a ocasionales puntos de datos lejanos.) Ver Principio de correspondencia.
  • Provisional o tentativa. No asevera la absoluta certeza de la teoría.

La actual situación de crisis y sus consecuencias [editar]

Como se puede notar de la historia del problema de la demarcación, varios filósofos han intentado resolver el problema, llegando a conclusiones extremadamente discordantes. La gran dificultad de encontrar un criterio absolutamente inequívoco y aceptado ha abierto la sospecha de que lo que es ciencia asume un valor de contingencia derivado de su dependencia a un determinado marco sociocultural, y de asunciones metafísicas.

Análisis particulares [editar]

El psicoanálisis [editar]

El teórico del criterio de demarcación, Karl Popper, consideró que sistemas tan conocidos y universalmente aplicados como el psicoanálisis, de Sigmund Freud, y el materialismo dialéctico de Karl Marx, incurrían en errores de concepto y método que autorizaban a incluirlos, según sus tesis, dentro de la categoría de pseudociencia.[17] [18] [19] [20] Posteriormente, Paul Karl Feyerabend sostuvo, con Imre Lakatos (ambos discípulos de Popper), que el problema de demarcación de distinguir por razones objetivas la ciencia de la pseudociencia es irresoluble y, por lo tanto fatal para la idea de la ciencia de acuerdo a un correr fijo y universal de normas.

Aunque Popper calificaba al psicoanálisis como pseudociencia. No sugiere que no sea racional, o que no sea valioso. Popper mismo declara que el psicoanálisis: "Constituye una interesante metafísica psicológica (y no cabe duda de que hay alguna verdad en él, como sucede tan a menudo en las ideas metafísicas)".[21]

La teoría de la evolución [editar]

En algunas ocasiones se ha supuesto que una crítica importante a la Teoría de Evolución biológica podría basarse en el análisis epistemológico de Karl Popper: puesto que esta teoría no parecería excluir de su poder explicativo ningún caso posible, es aparentemente irrefutable y no debería ser considerada científica.[22] En este caso, el teórico del criterio de demarcación Imre Lakatos tomó como criterio de demarcación la posibilidad de predecir hechos nuevos (léase predecir la evolución de las especies), por lo que la teoría de la evolución, aplicando sus tesis, no estaría dentro de la frontera científica. Aunque el reparo a este criterio es que la teoría no predice la evolución de las especies, sino que la demuestra en especies presentes y pasadas.

Así, este aparente problema de la demarcación en esta teoría sería realmente solo una equivocación o mala interpretación[cita requerida], ya que la teoría se basa en investigaciones realizadas por el método científico, y es por ello por lo que el consenso científico es aceptarla y señalar que la teoría misma no ha sido rebatida en el campo de la biología; y comúnmente se la describe como la "piedra angular de la biología moderna".[23] [24]

La Teoría de cuerdas [editar]

La Teoría de cuerdas o la Teoría M podrían no ser falsables, según sus críticos.[25] [26] [27] [28] [29] Diversos autores han declarado su preocupación de que la Teoría de cuerdas no sea falsable y como tal, siguiendo las tesis del filósofo de la ciencia Karl Popper, la Teoría de cuerdas sería equivalente a una pseudociencia.[30] [31] [32] [33] [34] [35]

Sin embargo, este caso también podría ser un error de interpretación, ya que la teoría de cuerdas ha servido para comprender la entropía de los agujeros negros, o para modelar el plasma quark-gluon, observado en el Laboratorio Nacional Brookhaven. Asimismo, esta teoría podría ser falsable una vez se ponga en funcionamiento el LHC.[36]

Temas vinculados [editar]

En todo estudio y discusión sobre los límites entre el conocimiento científico y no científico, entre ciencia y pseudociencia, y entre ciencia y religión, no pueden pasarse por alto, aparte del debate siempre subyacente (acerca de la pseudociencia), teorías tan novedosas y sugerentes como el holismo, el reduccionismo y el emergentismo (este último, por ejemplo, estudia la relación entre la perspectiva fenomenológica —subjetiva— y la fenoménica —objetiva— de la realidad), e incluso las más exóticas del viaje a través del tiempo y la retrocausalidad (la posibilidad de acceder al pasado, modificándolo).

Tampoco debe olvidarse a los muchos filósofos, divulgadores y científicos de renombre que han abordado, desde distintas perspectivas —algunas de éstas, al decir de muchos, rayanas en la pseudociencia y la superstición— las grandes cuestiones ontológicas y epistemológicas en debate: Carl Gustav Jung y Wolfgang Ernst Pauli (concepto de la sincronicidad), Hugh Everett (el multiverso), Frank J. Tipler (la idea de un Dios "informático" contenida en su teoría del Punto Omega; la máquina del tiempo), Carl Sagan (búsqueda de vida extraterrestre), Paul Davies (astrobiología, máquina del tiempo), John Cramer (retrocausalidad), Kurt Gödel (teoremas de la incompletitud, sobre los límites del conocimiento científico; viaje en el tiempo; demostración lógica de la existencia de Dios), Ludwig Wittgenstein (filosofía del lenguaje, límites del conocimiento)... Este último, modelo e inspiración de positivistas en su tiempo, remató su obra capital, Tractatus logico-philosophicus, con la siguiente frase lapidaria, una y mil veces citada: De lo que no puede hablarse, mejor es callarse.[37]

Véase también [editar]

Bibliografía [editar]

Enlaces externos [editar]

Referencias [editar]

  1. Gauch, Hugh G., Jr., Scientific Method in Practice (2003) 3-7.
  2. Cover, J.A., Curd, Martin (Eds, 1998) Philosophy of Science: The Central Issues, 1-82.
  3. Lakatos. "La metodología de los programas de investigación científica"; Alianza, Madrid, 1989.
  4. La lógica de la lógica de la ciencia. Revista colombiana de filosofía de la ciencia. Vol.1.Nos. 2 y 3. 2000. págs. 67-73
  5. «la filosofia de la ciencia principales concepciones».
  6. "El criterio del estatuto científico de una teoría es su falsabilidad, refutabilidad o contrastabilidad". K. Popper, "Conjectures and Refutations: The Growth of Scientific Knowledge", 37 (5th ed. 1989)
  7. Newton-Smith, W.H., La racionalidad de la ciencia, Barcelona, Paidós, 1981.
  8. «Thomas Samuel Kuhn (1922-1996) became one of the most influential philosophers of science of the twentieth century, perhaps the most influential...»; cf. A. Bird, «Thomas Kuhn» (2004), en el sitio web Stanford Encyclopedia of Philosophy] (enlace consultado el 6 de abril de 2009).
  9. "Si todos y cada uno de los fracasos en el ajuste sirvieran de base para rechazar las teorías, todas las teorías deberían ser rechazadas en todo momento." T.S.Kuhn, "La Estructura de las Revoluciones Científicas, México, FCE, 1971 (8ª reimp. 2004), pág.228.
  10. Kuhn reconoce que todos los paradigmas contienen algunas anomalías
  11. Para Kuhn todos los paradigmas tienen anomalías
  12. Thomas Kuhn in Grim, op. cit., pp. 126-7
  13. «el anarquismo metodologico de Feyerabend».
  14. * Feyerabend, Paul (1987). Adiós a la Razón. Madrid: Tecnos. ISBN 978-84-309-1071-7..
  15. Why Astrology Is A Pseudoscience, Paul R. Thagard, In Philosophy of Science Association 1978 Volume 1, edited by P.D. Asquith and I. Hacking (East Lansing: Philosophy of Science Association, 1978).
  16. Demarcation: Is there a Sharp Line Between Science and Pseudoscience? An Exploration of Sir Karl Popper's Conception of Falsification, Ray Hall, web version of slides, The Amaz!ng Meeting II, Las Vegas, January 17, 2004.
  17. Psicología y el problema de la demarcación
  18. Sir Karl Popper: Psicoanálisis, ciencia y pseudociencia
  19. Sobre la incompatibilidad indeterminismo-libertad en racionalismo crítico de Karl Popper
  20. Marx, de la mitología al paradigma científico - Polémica con Karl Popper
  21. "Las criticas de Karl Popper al psicoanálisis". Fernanda Clavel De Druyff
  22. MARONE, Luis, MILESI, Fernando, GONZALEZ DEL SOLAR, Rafael et al. La teoría de evolución por selección natural como premisa de la investigación ecológica. INCI. (online). mar. 2002, vol.27, no.3 [citado 21 Marzo 2009, p.137-142.]
  23. Overton, William (1982). «McLean v. Arkansas Board of Education». The TalkOrigins Archive.
  24. Colby, C (1996). «Introduction to Evolutionary Biology». The TalkOrigins Archive.
  25. Smolin, Lee. Mariner Books, 2007. The trouble with Physics. ISBN 0-618-91868-X
  26. Woit, Peter. Basic Books, 2007. Not even wrong. ISBN 0-465-09276-4
  27. Sheldon Glashow & Paul Ginsparg, "Desperately Seeking Superstrings", Physics Today, Mayo, 1986, p.7.
  28. Howard Georgi, en The New Physics,ed. Paul Davies, Cambridge University Press, Cambridge, 1989, p. 446
  29. Mario Bunge. Skeptical Inquirer, July/Aug, 2006.
  30. Peter Woit's Not Even Wrong weblog
  31. P. Woit (Columbia University) String theory: An Evaluation,Feb 2001, e-Print: physics/0102051
  32. P. Woit, Is String Theory Testable? INFN Rome March 2007
  33. Lee Smolin's The Trouble With Physics webpage
  34. The Trouble With String Theory.
  35. The Great String debate. Wisecracks fly when Brian Greene and Lawrence Krauss tangle over string theory.
  36. La teoría de cuerdas y el LHC
  37. Wittgenstein, L. Tractatus Logico-Philosophicus Alianza Editorial - Madrid, 1973 ISBN 84-206-2050-5 p. 203

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