Blogia
petalofucsia

Política4

POLÍTICA4: PETRODÓLAR. Un petrodólar es un dólar estadounidense obtenido a través de la venta de petróleo, es decir, es una petrodivisa en dólares. El término fue acuñado por Ibrahim Oweiss, un profesor de economía de la universidad de Georgetown, en 1973. Oweiss pensó que era necesario tener una palabra para describir la situación que ocurría cuando los países de la OPEP, donde la venta de petróleo le permitía a esas naciones prosperar económicamente e invertir en las economías de otras naciones que compraban su petróleo.

Petrodólar

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Un petrodólar es un dólar estadounidense obtenido a través de la venta de petróleo, es decir, es una petrodivisa en dólares.

El término fue acuñado por Ibrahim Oweiss, un profesor de economía de la universidad de Georgetown, en 1973. Oweiss pensó que era necesario tener una palabra para describir la situación que ocurría cuando los países de la OPEP, donde la venta de petróleo le permitía a esas naciones prosperar económicamente e invertir en las economías de otras naciones que compraban su petróleo.

En general la palabra se ha usado para hacer referencia a la gran ventaja financiera que los países de la OPEP tenían hasta el final del siglo, y que ha sido vista por algunos políticos árabes como ofensiva debido a que estereotipaba a los productores de crudo como naciones nouveau-riche interesadas en comprar buena voluntad política.

Recientemente, ha surgido la especulación de que los países de la OPEP podrían cambiar el comercio en dólares por euros, estrenando el petroeuro. Hasta el momento, la OPEP ha resistido este cambio a pesar de la presión de algunos miembros (como Irán y Venezuela). Se especula que un alejamiento del dólar hacia el euro podría tener efectos desastrosos para la economía de los Estados Unidos debido al balance de comercio negativo se sostienen en el hecho de que el dólar es la divisa de reserva. Por otro lado, la demanda por el petrodólar es un factor significativo en el aumento del déficit de los EE.UU., y también aumenta la inflación. Dado que la tendencia general de los precios del petróleo es a aumentar y volverse cada vez más volátiles, se argumenta que el comercio del crudo es al largo término una carga significativa para la divisa en la cual se hace intercambio.

Véase también [editar]

POLÍTICA4: PETRODIVISA. Petrodivisa es el nombre dado a la moneda que se utiliza en las transacciones petroleras y para denominar el precio del petróleo. En general se llama petrodivisa al dinero guardado en dólares de un país que exporta altos volúmenes de petróleo. A medida que el precio del petróleo aumenta, el ingreso de estos países aumenta y se constituye en el elemento más importante de sus economías. El dólar estadounidense ha sido la única petrodivisa en el mercado a pesar de que Estados Unidos no exportan petróleo. Esto se debe principalmente a dos razones, primera la gigantesca producción industrial de los Estados Unidos es el principal soporte del dólar; segundo que los países productores del crudo lo tasan en dólares para comercializarlo en los mercados internacionales.

Petrodivisa

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Petrodivisa es el nombre dado a la moneda que se utiliza en las transacciones petroleras y para denominar el precio del petróleo.

En general se llama petrodivisa al dinero guardado en dólares de un país que exporta altos volúmenes de petróleo. A medida que el precio del petróleo aumenta, el ingreso de estos países aumenta y se constituye en el elemento más importante de sus economías. El dólar estadounidense ha sido la única petrodivisa en el mercado a pesar de que Estados Unidos no exportan petróleo. Esto se debe principalmente a dos razones, primera la gigantesca producción industrial de los Estados Unidos es el principal soporte del dólar; segundo que los países productores del crudo lo tasan en dólares para comercializarlo en los mercados internacionales.

Una condición para que una moneda pueda ser considerada como petrodivisa es la estabilidad a largo plazo. La estabilidad a largo plazo de una petrodivisa sólo puede ser garantizada por los volúmenes de reservas de petróleo del país que emite la divisa. Otra condición es que el precio del petróleo se mantenga alto. El descubrimiento o la aparición de una fuente de energía barata diferente al petróleo amenazaría la estabilidad de las petrodivisas.

Algunos países cuyas monedas podrían utilizarse como petrodivisas debido al volumen de sus reservas y de sus exportaciones de petróleo son:

Véase también [editar]

POLÍTICA4: MONEDA DE RESERVA. Una moneda de reserva es la que es utilizada en grandes cantidades por muchos gobiernos e instituciones como parte de sus reservas internacionales. Además también tiende a ser la moneda a través de la cual se establecen los precios de bienes comerciados en el mercado global tales como el petróleo, el oro, etcétera. Más recientemente algunos países, especialmente en Asia, han estado acumulando enormes reservas con el propósito de fortalecer la competitividad de sus exportadores al no permitir la apreciación de la moneda local. También lo hacen con el objetivo de contener grandes y rápidas entradas de capitales y para amortiguar grandes crisis financieras como la Crisis financiera Asiática. Esto permite al país emisor la compra de productos a unas tasas marginalmente más baratas que otras naciones, que tienen que cambiar sus monedas con cada compra, incurriendo en unos costes de transacción (para las monedas más importantes, este coste de transacción es inapreciable con respecto al precio del producto). También permite al gobierno la emisión de moneda para endeudarse a una mejor tasa, ya que siempre habrá un mercado mayor para esta moneda que para otras.

Moneda de reserva

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Una moneda de reserva es la que es utilizada en grandes cantidades por muchos gobiernos e instituciones como parte de sus reservas internacionales. Además también tiende a ser la moneda a través de la cual se establecen los precios de bienes comerciados en el mercado global tales como el petróleo, el oro, etcétera. Más recientemente algunos países, especialmente en Asia, han estado acumulando enormes reservas con el propósito de fortalecer la competitividad de sus exportadores al no permitir la apreciación de la moneda local. También lo hacen con el objetivo de contener grandes y rápidas entradas de capitales y para amortiguar grandes crisis financieras como la Crisis financiera Asiática.

Esto permite al país emisor la compra de productos a unas tasas marginalmente más baratas que otras naciones, que tienen que cambiar sus monedas con cada compra, incurriendo en unos costes de transacción (para las monedas más importantes, este coste de transacción es inapreciable con respecto al precio del producto). También permite al gobierno la emisión de moneda para endeudarse a una mejor tasa, ya que siempre habrá un mercado mayor para esta moneda que para otras.


Acumulación internacional de monedas de reserva[1] [2]

Moneda19951996199719981999200020012002200320042005200620072008
Dólar estadounidense59.0%62.1%65.2%69.3%70.9%70.5%70.7%66.5%65.8%65.9%66.4%64.7%64.1%64.0%
Euro----17.9%18.8%19.8%24.2%25.3%24.9%24.3%25.8%26.3%26.5%
Marco Alemán15.8%14.7%14.5%13.8%----------
Libra Esterlina2.1%2.7%2.6%2.7%2.9%2.8%2.7%2.9%2.6%3.3%3.6%4.4%4.7%4.1%
Yen6.8%6.7%5.8%6.2%6.4%6.3%5.2%4.5%4.1%3.9%3.7%3.2%2.9%3.3%
Franco Francés2.4%1.8%1.4%1.6%----------
Franco Suizo0.3%0.2%0.4%0.3%0.2%0.3%0.3%0.4%0.2%0.2%0.1%0.2%0.2%0.1%
Otras13.6%11.7%10.2%6.1%1.6%1.4%1.2%1.4%1.9%1.8%1.9%1.7%1.8%2.0%
Dólares estadounidenses

El dólar estadounidense es la moneda de reserva más importante hoy en día debido principalmente al legado del sistema de Bretton Woods. A lo largo de la última década[cita requerida], más del 50% de la suma total de reservas internacionales han sido en dólares. Por esta razón, se considera que el Dólar estadounidense tiene el estatus de moneda de reserva, permitiendo a los Estados Unidos tener mayores déficits comerciales (financiados por el Señoraje) con un impacto económico limitado siempre que los mayores poseedores extranjeros de dólares continúen acumulándolos.

El euro es actualmente la segunda moneda más comúnmente utilizada en las reservas internacionales, con una cuota aproximada de un 27%, en parte gracias a una de sus predecesoras, el Marco Alemán. Después de la Segunda Guerra Mundial y la reconstrucción de la economía alemana, el Deutsche Mark se ganó el estatus de segunda moneda de reserva más importante tras el Dólar estadounidense debido a la gran credibilidad que ganó el Bundesbank gracias a su garantizada independencia del gobierno (de hecho, el BCE está directamente basado en el modelo del Bundesbank). Cuando el Euro se introdujo en 1999, reemplazando al Marco y a otras monedas Europeas, heredó el estatus de gran moneda de reserva del Marco. Desde entonces su contribución a las reservas oficiales se ha incrementado continuamente dado que los bancos (China, Rusia) quieren diversificar sus reservas y debido a que el comercio en la eurozona continúa expandiéndose.[3] [4]

La libra esterlina fue la principal moneda de reserva durante la mayor parte del siglo XIX y parte del XX (Aunque durante este período el principal bien utilizado como reserva no eran monedas extranjeras sino el oro). Pero un continuo déficit tanto en la balanza por cuenta corriente como en la balanza fiscal del gobierno, financiados por crédito barato, unas políticas monetarias y fiscales insostenibles y una decadencia relativa de Inglaterra como potencia militar y económica, acabó implicando que la Libra perdiera su estatus. A mediados del 2006 era la tercera moneda más usada como reserva, habiéndose observado un resurgimiento en su popularidad en años recientes.[5]

El yen japonés fue considerado como la tercera moneda de reserva más importante durante algunas décadas entre mediados y finales del siglo XIX, pero recientemente ha entrado en decadencia debido a unas tasas de interés que se han mantenido en cero durante años debido al peligro de la deflación en Japón y a la crisis económica sufrida por el país, por lo que ha sido sobrepasado por la Libra Esterlina.

El franco suizo siempre es mencionado como otra moneda de reserva, debido a su estabilidad histórica (especialmente importante después de la implantación del sistema de Bretton Woods), aunque la porción de reservas mantenidas en franco suizos se mantiene típicamente alrededor o incluso por debajo del 0.3%.

Otras naciones y grupos de naciones han expresado sus deseos de que sus monedas (o futuras monedas) sean utilizadas como monedas de reserva, como en el caso de Rusia, y el Consejo de Cooperación de los países Árabes del Golfo.

El G8 se expresa públicamente sobre los tipos de cambio, aunque con la excepción de Japón, los estados miembros son incapaces de afectar directamente a los tipos. Aunque en el pasado las organizaciones predecesores pudieron directamente manipular los tipos de cambio para aliviar grandes deficits comerciales (ver el Acuerdo de Plaza).

La moneda de reserva más importante es generalmente seleccionada por la comunidad bancaria por la profundidad, fuerza y estabilidad de la economía en la que se usa. Por tanto, cuando una moneda reduce su estabilidad, o se reduce la importancia relativa de su economía, los banqueros pueden con el tiempo abandonar la moneda por otra más estable o con una mayor economía. Este proceso puede llevar mucho tiempo, pues el reconocimiento es importante cuando se determina qué moneda es o no es moneda de reserva. Por ejemplo, llevó casi 30 años después de que los Estados Unidos sobrepasaran al Imperio Británico como el centro financiero del mundo (1918) antes de que el dólar se convirtiera en la moneda de reserva global dominante (1945).

Véase también [editar]

Referencias [editar]

POLÍTICA4: EL PATRÓN ORO. El patrón oro era el respaldo de los billetes en determinada cantidad de oro. En muchos países hubo bimetalismo, es decir, los billetes (moneda fiduciaria) estaban respaldados por una parte de oro y otra de plata. Su abandono comenzó durante la primera guerra mundial, puesto que los gobiernos beligerantes necesitaban imprimir moneda sin tener la capacidad de redimirla en metal. Después de la segunda guerra mundial, fue sustituido por el patrón cambio oro. El patrón cambio oro es un sistema monetario por el cual se fija el valor de una divisa en términos de una determinada cantidad de oro. El emisor de la divisa garantiza poder devolver al poseedor de sus billetes la cantidad de oro en ellos representada. Este sistema se reimplantó en Bretton Woods, cuando surgió el Fondo Monetario Internacional (FMI). Las divisas que garantizaban el cambio al oro fueron el dólar y la libra esterlina. Este sistema dio lugar a una estabilidad relativa y duradera, de 1944 a 1971. La mayoría de las economías del mundo se desarrollaron, por lo que esa etapa se conoce en la historia como la "Edad de oro".

Patrón oro

De Wikipedia, la enciclopedia libre

El patrón oro era el respaldo de los billetes en determinada cantidad de oro. En muchos países hubo bimetalismo, es decir, los billetes (moneda fiduciaria) estaban respaldados por una parte de oro y otra de plata. Su abandono comenzó durante la primera guerra mundial, puesto que los gobiernos beligerantes necesitaban imprimir moneda sin tener la capacidad de redimirla en metal. Después de la segunda guerra mundial, fue sustituido por el patrón cambio oro.

El patrón cambio oro es un sistema monetario por el cual se fija el valor de una divisa en términos de una determinada cantidad de oro. El emisor de la divisa garantiza poder devolver al poseedor de sus billetes la cantidad de oro en ellos representada. Este sistema se reimplantó en Bretton Woods, cuando surgió el Fondo Monetario Internacional (FMI). Las divisas que garantizaban el cambio al oro fueron el dólar y la libra esterlina. Este sistema dio lugar a una estabilidad relativa y duradera, de 1944 a 1971. La mayoría de las economías del mundo se desarrollaron, por lo que esa etapa se conoce en la historia como la "Edad de oro".

La vigencia del patrón oro, que imperó durante el siglo XIX como base del sistema financiero internacional, terminó a raíz de la Primera Guerra Mundial, de forma que ya no se utiliza en ningún lugar del mundo. Suiza fue el último país en abandonarlo en 1998.

Contenido

[ocultar]

Funcionamiento teórico del modelo [editar]

El patron oro es un sistema monetario bajo el cual el valor de la moneda de un país es legalmente definido como una cantidad fija de oro. La moneda en circulación está constituida por piezas de oro, o por billetes de banco (papel moneda) que las autoridades monetarias están obligadas a convertir, si así se las demanda, por una cantidad determinada de oro. Además, los individuos tienen la posibilidad de exportar e importar oro libremente. El patrón oro estuvo en vigencia, con diversas variaciones, hasta bien entrado el siglo pasado: Inglaterra lo abolió, por ejemplo, en 1931.

Cuando se usa el patrón oro se estabilizan, dentro de una estrecha franja, los valores de las diferentes monedas que aceptan el mismo. Un déficit en la balanza de pagos produce un flujo de salida de oro el cual, si no se toman medidas compensatorias por parte del banco central del país, causa una contracción en la oferta monetaria; esto, a su vez, lleva a la disminución de los precios interiores con respecto a los de otros países, lo cual alienta las exportaciones y reduce las importaciones, posibilitando así un flujo de oro en sentido inverso (entrante al país). Se genera de este modo, mediante el patrón oro, una compensación automática que lleva al equilibrio, al cual ayudan además los flujos de capital que actúan, en definitiva, del mismo modo.

A pesar de las ventajas del sistema, éste fue abandonado durante los primeros años de la crisis de la década de los treinta para evitar que precios y salarios descendieran en respuesta a una bajada de la demanda global, de modo que los ajustes recayeron sobre la cantidad de empleo total; en estas condiciones se consideró "menos doloroso", en lo inmediato, la depreciación del tipo de cambio (es decir el abandono del patrón oro puro) para abaratar las exportaciones, que la reducción de los salarios, especialmente porque la presión de los sindicatos impuso, en buena medida, este tipo de política. Y todo ello además sin tener en cuenta que todos los paises, tarde o temprano, adoptarían la misma política: la devaluación; con lo que la destrucción de empleo durante años, fué inevitable.

El patrón oro era un sistema monetario internacional que no podía funcionar sin la cooperación de los países que lo adoptaban. Mientras funcionó impidió que las naciones llevasen a cabo las políticas aislacionistas que disminuyen el comercio mundial y tienden a producir un estancamiento riguroso. Después de su colapso surgieron rápidamente políticas nacionalistas discriminatorias, en particular devaluaciones recurrentes, que restringieron el comercio multilateral y ahondaron la crisis de los años treinta. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se ha intentado restaurar la coordinación entre las políticas monetarias de los diversos países y la libertad de comercio internacional, mediante la creación de organismos como el FMI y el GATT.

Origen del dinero [editar]

Desde las sociedades más primitivas, el hombre ha necesitado intercambiar los bienes obtenidos como fruto de su esfuerzo por otros. De ese modo, el que había recolectado manzanas podía desear cambiar parte de ellas por pieles en un momento dado. Así surgió el trueque. El problema es que, en ese momento, es posible que el cazador que tenía las pieles no desease manzanas sino puntas de flecha. La tarea podía resultar ardua, ya que requeriría encontrar a alguien dispuesto a cambiar las frutas por flechas, para ir posteriormente a cambiar estas por las pieles. Lo que ocurrió fue que el recolector de manzanas, le dejo las manzanas al que poseía las puntas de flechas y le pidió una nota [dinero] equivalente al valor de las manzanas, luego se fue con esta nota y le dijo al dueño de las pieles que si le cambiaba esa nota (la cual tenia un valor en flechas) por pieles, luego podría reclamarla por flechas donde el emisor de la nota(el fabricante de flechas). Probablemente el poseedor de las pieles recibió la nota y no fue a comprar flechas sino que se la dio a otra persona en cambio por alguno otro bien o servicio, dando origen al papel moneda.[Es probable que la nota nunca haya regresado al fabricante de flechas, sino que fue intercambiada muchas veces hasta su destrucción].

Al final, acaban apareciendo ciertos bienes que son más fácilmente intercambiables que otros, de forma que los individuos los demandan, no por su utilidad en si, sino por su especial capacidad para circular por el mercado, para servir de moneda de cambio. En definitiva, por su liquidez. Un claro ejemplo serían los cigarrillos en el ambiente carcelario, que serían utilizados incluso por los no fumadores para cambiar por otros bienes.

Ventajas del oro [editar]

A lo largo de la geografía y de la historia se han usado muchos bienes como dinero; conchas, vacas, sal, cigarrillos, etc. pero el que acabó triunfando fue el oro. Sus características como bien duradero, divisible, homogéneo y difícil de falsificar lo convirtieron en el bien líquido por excelencia, por lo que fue bendecido por el mercado para servir de moneda de cambio.

De todas formas, en la práctica, la moneda fraccionaria más utilizada a lo largo de la historia ha sido la plata, aunque el verdadero valor residiera en el oro. Por eso, cuando se habla de patrón oro no quiere decir que se esté hablando necesariamente de monedas circulantes de oro físico o de pagarés respaldados contra reservas de oro disponibles en el acto; sino de un sístema monetario respaldado por un bien tangible con valor en sí mismo.

Uno de los problemas que se le puede poner a los metales como moneda es su peso, por lo que pronto se hicieron comunes los billetes, que no son otra cosa que promesas firmadas de entregar a su portador la cantidad en oro que en ellos se representa. Los bancos emitían estos billetes cuidándose de mantener una relación sensata entre el dinero que habían emitido y las reservas de oro que custodiaban en sus cajas fuertes, dado que, en caso contrario, perderían la confianza de sus clientes.

Posteriormente, los gobiernos han ido descubriendo problemas debidos al uso de un patrón oro para poder controlar la oferta monetaria. Así sus contrarios aducen que su suministro (relacionado con la actividad minera) es insuficiente al no estar relacionado con el suministro global de bienes (relacionado con la actividad económica en general y no sólo con la minería), que las reservas de oro están mal repartidas en proporción al peso real de la actividad económica de cada país en el mundo (el ejemplo más extremo es el de la segunda economía del mundo, la japonesa, con unos recursos auríferos escasos), que el uso del patrón oro es inestable frente a cualquier decisión gubernamental que en un momento dado decida suspenderlo (como hicieron las naciones beligerantes durante la Primera Guerra Mundial) y que, como resultado de todo ello, es un sistema monetario ineficaz. Lo cierto es que el argumento de que las reservas auriferas en el mundo son desiguales no es sostenible, ya que en el caso de Japón, la entrada de oro sería extraordinaria debido al volumen de sus exportaciónes, todo ello sin necesidad de tener una sola mina de oro en su territorio. Las críticas más fuertes contra el patrón oro proceden del keynesianismo ya que lo acusan de haber sido el principal responsable de la gran depresión económica que siguió al crack de 1929. Aunque modernamente este punto de vista se ha desmentido y, de acuerdo a la teoría macroeconómica moderna, la verdadera responsabilidad hay que buscarla más bien en los repetidos fracasos para poder restaurar un patrón oro tan estable como el que existía antes de la Primera Guerra Mundial, así como en los problemas estructurales del sistema bancario y en la política monetaria seguida por los bancos centrales. En la visión general de los economistas (bien cierto, que no todos), la objeción más fuerte contra el patrón oro se deriva de las consideraciones previamente citadas en torno a su ineficacia y a razones de índole social más que puramente económicas. Consideran tales economistas que el uso de un patrón oro da lugar a etapas largas de fuerte crecimiento económico separadas por depresiones severas e intensas que dan lugar a miseria y empobrecimiento generalizados durante periodos cortos de tiempo, ciclos que ocurrieron repetidas veces a lo largo del siglo XX. Por tanto, un modelo de crecimiento económico similar sería socialmente inaceptable en la actualidad.

Pero un hecho cierto es que el abandono total del patrón oro ha supuesto un crecimiento enormemente disparatado de la oferta monetaria mundial, muy superior al crecimiento total de los bienes y servicios que la sociedad es capaz de producir (causa de la inflación permanente en la que vivimos las sociedades occidentales); y que las depresiones causantes de paro y pobreza sobrevinieron despues de largos periodos de envilecimiento, por parte de los gobiernos, de las divisas sometidas a un patrón oro no estricto (contrariamente a como sucedió en la segunda mitad del siglo XIX); hasta que por fín, la convertibilidad en oro es abandonada por esos mismos gobiernos y bancos centrales, aduciendo, falta de flexibilidad en la política monetaria.

Por tal razón, sigue teniendo sus defensores, principalmente en el campo de la Escuela Austríaca de economía que abogan por la supresión de los bancos centrales y del monopolio de los gobiernos como organismos encargados de acuñar la moneda de curso legal y completamente ajena al patrón oro. Lógicamente, la interpretación de las razones de la gran depresión por parte de esta escuela es radicalmente distinta y aducen que fueron, en realidad, los causantes, el alejamiento de la reserva federal con respecto a un patrón oro estricto y el hecho de que el sistema bancario mantuvo (y mantiene en la actualidad) un coeficiente de caja fraccionario para depósitos a la vista que produce grandes expansiones y contracciones de la masa monetaria. Según esta escuela de pensamiento, cualquier puesta en circulación de nuevos medios fiduciarios- inflación - y la manipulación de los tipos de interés, por parte de gobiernos y bancos centrales, producen periodos de auge en la actividad económica, que acaban conduciendo a una asignación errónea de los recursos y una vez cesa la emisión del nuevo dinero con la subida de los tipos de interés, se produce inevitablemente el estallido económico, la explosión de las burbujas creadas artificialmente con dinero que no procede del ahorro real. Tales inversiones erroneas no tendrán salida y se tendrá que producir forzosamente una nueva reasignación de recursos que se adapte a las necesidades mas urgentes de los consumidores. Las nuevas inyecciónes de liquidez (con dinero nuevo, creado de la nada, que nadie ha ahorrado) para solucionar las quiebras de las empresas, y la falta de recursos de las administraciones públicas, no consiguen, en el mejor de los casos, mas que alargar el periodo de depresión y en el peor, colapsar el sistema monetario.

El patrón oro según la historiografía económica [editar]

Aunque existieron muchas ocasiones a lo largo de la historia en que el oro fue dinero, cuando hablamos del patrón oro nos estamos refiriendo al imperio de este sistema que tuvo lugar en occidente durante el siglo XIX.

Algunos historiadores fijan la aparición del patrón oro en Inglaterra, cuando Sir Isaac Newton en 1717 incluyó, en un ensayo sobre el sistema monetario, una ratio de oro a plata que definía una relación entre las monedas de oro y el penique de plata que iba a ser la unidad de cuenta estándar en la Ley de la reina Ana de Gran Bretaña. De todas formas, es más comúnmente aceptado que un verdadero patrón oro requiere que haya una fuente de billetes y moneda de curso legal, y que esa fuente esté respaldada por la convertibilidad al oro. Dado que ese no era el caso durante el siglo XVIII, el punto de vista generalmente aceptado es que Inglaterra no estaba bajo el patrón oro en ese momento.

La adopción internacional del sistema fue gradual, y aportó una gran estabilidad a la situación financiera mundial debido a que proporcionaba una inflación insignificante y un tipo de cambio estable que era una bendición para el comercio internacional. En ese clima de tranquilidad, la prosperidad generalizada es casi inevitable, y así se mantuvo durante el siglo XIX, desde las Guerras Napoleónicas hasta la Primera Guerra Mundial.

Implantación internacional [editar]

Certificado estadounidense en oro

En el siglo XIX, muchos países tenían un patrón bimetálico. Gran Bretaña tenía un patrón desde principios de siglo mientras que el Imperio Austrohúngaro, el Imperio Ruso, Escandinavia y el Lejano Oriente tenían patrón plata.

Durante el tercer cuarto del siglo XIX, el sistema bimetálico se vio sometido a crecientes presiones. Portugal que tenía fuertes relaciones comerciales con Gran Bretañas adoptó el patrón oro en 1854. Además, el continente europeo tenía problemas para gestionar el patrón bimetálico. El crecimiento de las transacciones internacionales y la reducción de los costes de transporte provocaron el aumento de la circulación de monedas extranjeras en muchos países. La mayoría de ellas ya eran monedas financieras.

Italia empezó a emitir monedas de pequeña denominación de 0,835 de ley. Como las monedas francesas eran más valiosas —0,9 de ley—, los individuos intercambiaban monedas italianas y guardaban las francesas. Francia redujo la ley de sus monedas a 0,835. Entonces Suiza redujo la ley de sus monedas a 0,8.

Conscientes de su interdependencia se reunieron estos países y Bélgica en 1865, acordando acuñar monedas de 0,835 de ley. El estallido de la guerra franco-prusiana obligó a Francia, Rusia, Italia y al Imperio Austrohúngaro a suspender la convertibilidad.

Al acabar la guerra franco-prusiana, Alemania se pasó al patrón oro, al abolir la acuñación ilimitada de plata. Con la indemnización de 5000 millones de francos que Francia debía pagar, Alemania acuñó monedas de oro y vendió plata a cambio de oro en los mercados mundiales. La liquidación de plata por parte de Alemania, unida al descubrimiento de nuevas minas de plata en Nevada y otros lugares durante la década de 1850, provocaron la reducción de su precio obligando a otros países a admitir las importaciones inflacionarias de plata o a abandonar el bimetalismo a favor del patrón oro.

Al adoptar Gran Bretaña y Alemania el patrón oro, las externalidades de red llevaron a los otros países a seguir su camino. Dinamarca, Holanda, Noruega, Suecia y los países de la Unión Monetaria Latina se sumaron al patrón oro. A finales del siglo XIX España era el único país europeo que seguía teniendo papel inconvertible.

La existencia del patrón oro puro no provoca inflación, solo la relajación en su convertibilidad y la permisividad de que los bancos operen con reserva de caja fraccionaria, la produce, al aumentar la masa monetaria en relación con los bienes disponibles —teoría cuantitativa del dinero—. En EE.UU., donde la agricultura y los dueños de minas de plata presionaban, se celebró una conferencia en 1878 para volver al bimetalismo. Dada la oposición de Gran Bretaña y Alemania que no asistió, este intento no tuvo éxito.

A comienzos del siglo XX, todo el sistema internacional se basaba en el oro. Sin embargo, sólo Inglaterra, Alemania, Francia y EE. UU. mantenían un patrón oro puro. Circulaban monedas de oro papel — billetes y monedas fraccionarias que podían cambiarse por el oro que poseían los Bancos Centrales en sus cajas fuertes o en sus tesoros nacionales. Aún así, en Francia había un patrón oro «renqueante», ya que aunque no se acuñaba plata libremente, ésta seguía siendo de curso legal. Además, los residentes y los extranjeros podían convertir los billetes del Banco de Francia en monedas de oro o de plata a criterio de las autoridades. En Holanda, Bélgica y Suiza la convertibilidad era decidida por las autoridades.

Además, existían otros mecanismos para fomentar la entrada de oro y dificultar su salida. Los Bancos Centrales concedían créditos libres de intereses a los importadores de oro. Podían reducir los incentivos para comprar oro cambiando billetes sólo en la oficina central. Podían elevar el precio de compraventa de barras de oro o cambiar billetes sólo por monedas de oro desgastadas. En EE.UU., el patrón estuvo limitado hasta 1900, porque las leyes obligaban al Banco central a comprar plata. A partir de 1900 se aprobó la Ley de patrón oro, que establecía que el dólar contenía 25,8 granos de oro y 0,9 de ley y no se preveía la acuñación o compra de plata.

En otros países, el dinero consistía en plata, papel oro y monedas fiduciarias pero el Banco Central se comprometía a convertir su dinero en oro a un precio a la vista. Los Bancos centrales a excepción del Riksbank sueco, el Banco de Finlandia y el Banco Estatal ruso eran por entonces entidades privadas, que a cambio del derecho a emitir billetes, prestaban servicios al gobierno. La Bank Charter Act inglesa, por la que se guiaron la mayoría de las legislaciones, establecía la coexistencia de dos departamentos independientes de emisión y banca.

La composición de las reservas internacionales variaba de un país a otro. La libra esterlina era la principal moneda de divisas y al final el período representaba el 40% de las reservas totales de divisas. La cantidad de reservas que debía tener un Banco central variaba de un país a otro. En los países que tenían sistemas fiduciarios, el banco estaba autorizado a emitir una cantidad de monedas no respaldadas por oro.

Los países con sistemas proporcionales no podrían tener unas reservas inferiores a una determinada proporción de dinero en circulación. Además, había países con sistemas híbridos. Aún así, en todos sistemas bajo ciertos supuestos estas normas podían incumplirse.

La formalización del mecanismo del patrón oro es el modelo de los flujos de oro y los precios de David Hume. A partir de un mundo donde sólo circulaban monedas de oro y donde el papel de los Bancos centrales era insignificante. Cada vez que exportaba oro, el exportador recibía oro, que llevaba a la casa de la moneda para que lo acuñase. En los países con déficit comercial, si bajaba la cantidad de dinero en circulación, sus precios bajaban. Lo contrario sucedía en el país con superávit. Por lo tanto, el flujo de oro alteraba los precios relativos.

Posteriormente, en los modelos se incluirían los Bancos centrales. Estos usaban los tipos de descuento para variar la oferta monetaria. Sin embargo, cuando se hicieron estudios empíricos se descubrió que esto no ocurría. Uno de los motivos era que si el tipo de descuento era superior al de interés, podía quedarse sin actividad.

Además, la subida de tipo de interés para frenar las salidas de oro podía deprimir la economía. Por último, la subida de los tipos de interés incrementaba el coste de pagar la deuda para el estado. Sin embargo, el equilibrio se mantenía. Ello se debía a que no había ninguna duda de que los países intentarían mantener la vinculación de su moneda al patrón. Los otros objetivos estaban subordinados a éste.

Cuando las monedas fluctuaban, los inversores reaccionaban de manera estabilizadora. Si el tipo de cambio bajaba acercándose al punto de exportación de oro, el Banco central perdía divisas. Entonces entraban los inversores previendo el beneficio que tendrían al intentar el Banco Central fortalecer el tipo de cambio. Como el capital entraba en grandes cantidades, el tipo de cambio subía solo, haciendo innecesaria la intervención del Banco central.

Los Bancos Centrales del mundo seguían al Banco de Inglaterra. Los bancos centrales coordinaban los ajustes de las condiciones crediticias mundiales. Esto podía ser complicado en épocas de recesión siendo a veces necesario que los bancos centrales extranjeros tomaran medidas para ayudar al que se encontraba en dificultades. Incluso podía recurrir a las reservas de otros países que tuvieran patrón oro.

Sin embargo, en la periferia, donde no se amenazaba la estabilidad del sistema, los Bancos centrales europeos eran los menos proclives a ayudar. De hecho, algunos países incluso carecían de Banco central. En EE.UU., la Reserva Federal se creó en 1913. Muchos países de Latinoamérica no lo harían hasta el decenio de 1920.

Había otros factores, como la inestabilidad de los países productores de materias primas. Al estar especializados en un reducido número de bienes, su relación real de intercambio podía sufrir grandes oscilaciones. A esto se le unía que las perturbaciones de cuenta corriente y capital se producían al unísono.

Finalmente, hay que tener en cuenta las presiones ejercidas por la población, sobre todo en EE.UU. El sufragio universal masculino aumentó la influencia del pequeño campesino, crítico con la inflación. Con el apoyo de la minería de plata lograron durante un breve período que se pudieran emitir monedas de plata —Sherman Silver Purchase Act—. No obstante, la huida de capitales provocó que se derogara esa ley el 1 de noviembre de 1893. Finalmente, los descubrimientos de oro en Australia, Suráfica y Alaska provocaron la subida de los precios.

El patrón oro fue el mecanismo por el que se reguló el sistema monetario internacional entre 1870 y 1913. Hay razones para pensar que este equilibrio no se hubiera mantenido durante mucho más tiempo. El declive relativo de Gran Bretaña, al ser sustituido por EE. UU. como primera economía del mundo, unido a la extensión del sufragio universal, hacía complicado seguir con el sistema vigente hasta entonces, y la rázón principal es que el patrón oro era un corsé muy estrecho para ejercitar el control que todo gobierno impone sobre su moneda.

El patrón cambios oro [editar]

Durante la guerra, los estados beligerantes mantuvieron la fachada del patrón oro, pero el edificio monetario se desplomo. En Gran Bretaña, eje del sistema y potencia hegemónica de la época, la visualización de la preocupación por el futuro fue rápida. En enero de 1918 se creó un comité específico con el objetivo de proponer políticas apropiadas para la transición de la posguerra. Éste ha sido conocido como la Comisión Cunliffe. Su informe recomendaba a Inglaterra la restauración del Patrón Oro y describía su funcionamiento en términos del mecanismo de precios y flujos de dinero.[1] Además, incorporaba el rol de las tasas de interés y los movimientos de capital. Uno de los pocos críticos manifiestos con esta resolución fue el prestigioso economista inglés John Maynard Keynes.

En Europa hubo voces que se plantearon el rediseño del sistema monetario. Ello era debido a los considerables problemas que implicaba esa reimplantación. En la base de los mismos se encontraba en hecho que la inflación bélica hubiera provocado una disminución de la capacidad de compra de las monedas (lo que implicaría una devaluación); y además, que ésta hubiera sido distinta entre los países, por lo que sus tipos de cambio deberían modificarse. Esas dificultades son las que permiten que, por primera vez, se celebren reuniones internacionales en aras a la coordinación de las actuaciones nacionales, siendo las conferencias de Bruselas en 1920 y de Génova en 1922, una muestra de ello.

En la conferencia de Génova, se consagró un sistema diferente: el Patrón Cambios Oro ('Gold Exchange Standard'), que se había comenzado a utilizar a partir de 1918. Así, la moneda de cada país ya no estaba vinculada directamente al oro, sino a una moneda central definida y convertible en dicho metal. A partir de entonces, hubo dos monedas convertibles en oro, la libra esterlina y el dólar, que fueron las que posibilitaron y ampliaron la base de los intercambios internacionales. En consecuencia, ante ciertas dificultades las organizaciones habían decidido crear unas nuevas instituciones que les permitieran un mejor funcionamiento. La nueva institución era que las reservas de los países miembros no tuvieran que ser en metálico (que escaseaba) sino en una combinación de las dos monedas que sí estarían respaldadas por el oro: la libra y el dólar. Sin embargo, la resolución de un problema conducía a otro; el peligro del Patrón de Cambios Oro radicaba en que la transmisión internacional de una crisis podría hacerse de manera más rápida, fulminante y peligrosa que con el Patrón Oro puro, debido como se ha analizado anteriormente, al rol multiplicador de la proporcionalidad.

Hay varias explicaciones por la voluntad de los gobiernos de la época para volver al patrón oro. En primer lugar, se podrían elaborar argumentos objetivos. Éstos se centrarían en elementos que habrían permitido el gran crecimiento durante la belle époque. Serían aspectos relacionados con la estabilidad del sistema. Por esta razón, la adopción de paridades distintas de las de preguerra implicaba una devaluación, y también significaba reconocer la no flexibilidad de precios y salarios a la baja. Además, la peligrosidad de la devaluación estribaba en aspectos relacionados con la moralidad y el crédito. El primero relacionado con la competencia desleal, el segundo con la carga de los intereses.

En abril de 1925, Churchill fue en primero en decidir de fijar la paridad de la moneda (3 libras y los 17 chelines la onza de oro). La decisión fue tomada el 20 de marzo y anunciada al Parlamento en 25 de abril. El 14 de mayo adquirió carácter oficial con la firma del rey. La Ley del Patrón Oro de 1925 no restauró por completo todas las viejas instituciones. Por ejemplo, los billetes siguieron siendo de curso legal, pero ya no eran convertibles en monedas de oro en el Banco.

Eso a pesar que Keynes había señalado pocos meses antes que un retorno al oro representaría una medida peligrosa porque colocaría a la Gran Bretaña de la posguerra a merced de las autoridades de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Este argumento no constituía un problema a corto plazo, porque tanto las condiciones económicas como la política norteamericana iban a la par. Sin embargo, a principios de 1928, las organizaciones internas estaban adquiriendo ya prioridad sobre las internacionales, puesto que las autoridades observaban, con creciente preocupación, el empuje arrollador de un mercado de Wall Street en alza.

En este contexto, la preocupación creciente de las economías por sus problemas internos hace que intenten evitar los problemas derivados de los equilibrios externos cerrando sus economías al exterior. Especialmente problemático fue el abandono del patrón oro por parte de Inglaterra en 1931, puesto que el sistema entero sufre la crisis, cuando el gobierno de Inglaterra, el país central, abdico de sus obligaciones como detentador de la moneda ancla para resolver problemas o conflictos internos. Es decir, las instituciones se quedaban sin alguien capaz de imponer su cumplimiento. Todo eso desemboco en la crisis de los años treinta: contracción económica, pesimismo generalizado, estancamiento industrial y agrario, desempleo masivo, catástrofes políticas y el inicio de la II Guerra Mundial.

El fin de las instituciones [editar]

Existen muchas teorías sobre la desaparición del Patrón de Cambios Oro y, en definitiva, del Patrón Oro. La extinción del sistema se explica por la conjugación de varias. Une explicación consiste en afirmar que el derrumbe de las instituciones implicaron el fin del sistema.[2] Las especiales instituciones de la época provocaron no sólo que el sistema se viniera abajo, sino que se transmitiera la deflación y la depresión a todo el mundo. El final del sistema del Patrón Oro se debió, en parte, al abandono de las instituciones y a la falta de organizaciones capaces de imponer su cumplimiento y de realizar el ajuste que la economía mundial necesitaba.

Los países en la periferia estaban obligados a operar con las reglas del Patrón Oro, pero sin cooperación de los Bancos Centrales del centro. Este hecho implicaba que los costes de funcionamiento para dichos países fueran mucho mayores. Por esa razón, iniciaron el uso de las monedas reserva. Pero ello provocaba que si en los momentos de crisis los países del centro no apoyaban a los periféricos, estos no tenían más opción que sufrir las consecuencias o salirse del sistema. Ésta es la disyuntiva a la que se enfrentaron los países a partir de 1929. Esa utilización de las monedas reservas les da credibilidad y confianza. Ésta ultima era insuficiente, como fue el caso para el dolar en los años 1960. A diferencia de la credibilidad, la confianza es algo más objetivo, en el sentido de que se pueden medir las reservas de los bancos centrales y conocer el grado de cobertura; mientras que la credibilidad es algo más abstracto, más en el terreno de la fe; y por tanto de las instituciones. Los países de moneda clave se vieron obligados a adoptar medidas deflacionistas como consecuencia de esas retiradas durante la crisis de los años treinta.

Otra de las modificaciones fue la ausencia de un liderazgo hegemónico. Esto no significa que no existiera ningún país con suficiente poder económico en el mundo. Al contrario, seguramente el problema es que había, como mínimo, dos: Gran Bretaña y Estados Unidos. No obstante, ninguno de los dos se encontraba en su momento más álgido. Gran Bretaña iniciaba su decadencia mientras Estados Unidos empezaba su ascensión. Este hecho, junto a la especial configuración de la estructura económica de principios del siglo XX, implicaba que no había director de orquesta del sistema internacional.

Bibliografía y fuentes [editar]

  • Eichengreen, B. La globalización del capital. Historia del sistema monetario internacional. Ed. Antonio Bosch, Barcelona, 2000. ISBN 84-85855-95-7

Véase también [editar]

Referencias [editar]

  1. "Es imperativo que (después de la guerra) las condiciones necesarias para un mantenimiento efectivo del Patrón Oro deberían restaurarse sin delación alguna", Comisión Cunliffe
  2. ¿El retorno al patrón-oro en los años 20 fracasó debido a las paridades escogidas o a la naturaleza del propio sistema?

Enlaces externos [editar]

Estudios en PDF

POLÍTICA4: TEORÍA AUSTRÍACA DEL CICLO ECONÓMICO. La teoría austríaca del ciclo económico (TACE) fue desarrollada por economistas de la escuela de Viena, incluidos F.A. Hayek y L.V. Mises. Explica la relación entre el crédito bancario, el crecimiento económico y los errores de inversión masivos que se acumulan en la fase alcista del ciclo, explotando con la burbuja y destruyendo valor.

Teoría austríaca del ciclo económico

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La teoría austríaca del ciclo económico (TACE) fue desarrollada por economistas de la escuela de Viena, incluidos F.A. Hayek y L.V. Mises. Explica la relación entre el crédito bancario, el crecimiento económico y los errores de inversión masivos que se acumulan en la fase alcista del ciclo, explotando con la burbuja y destruyendo valor.

Sostiene que una expansión “artificial” del crédito, es decir, no respaldada por ahorro voluntario previo y mediante la manipulación a la baja del tipo de interés, tiende a aumentar la inversión y a crear un falso auge económico, dado que los precios relativos han sido distorsionados por la mayor masa de dinero circulante en la economía. Estas inversiones, que no hubieran sido emprendidas de no ser por la mencionada distorsión, sobreutilizan los bienes de capital acumulados, desviandolos a proyectos no rentables -si hubiera imperado el tipo de interés de mercado- y tarde o temprano produciran sobrevaloraciones en algún o algunos activos. Tales burbujas invetablemente acaban estallando. Cuando la emision de nuevos medios fiduciarios cesa, las tasas de interés artificialmente bajas se acomodan en su verdadero nivel de mercado, generalmente muy superior al establecido por los bancos centrales dada la escasez de bienes de capital. Esto corta abruptamente el flujo de crédito barato, y las inversiones que parecían rentables con precios inflados ahora dejan de serlo: la crisis estalla y se efectúa la natural liquidación de las inversiones erróneas.

Contenido

[ocultar]

Influencia [editar]

A pesar de que no pretende ser una teoría predictiva, sino explicativa, algunos economistas de la escuela austríaca ganaron renombre gracias a sus acertadas predicciones de las crisis de 1929 (Mises[1] ), 1987 (Hayek), 2001 (Huerta de Soto[2] ) y 2008 (Moreno de la Cova, Schiff[3] ) entre otras.

Entre sus principales teóricos se encuentran Carl Menger, Eugen von Böhm-Bawerk, Friedrich von Wieser, Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek, Murray Rothbard, Israel Kirzner, Hans Hermann Hoppe y Jesús Huerta de Soto. La Escuela Austríaca, algo alejada de la corriente principal de la teoría neoclásica, ha sido muy influyente por su critica a la escuela de Chicago (Friedman) y la metodología Keynesiana dominante.

Explicación [editar]

Precios [editar]

El fundamento de la teoría austriaca es que el capital, el dinero y las monedas están sujetas a las leyes de la oferta y la demanda como cualquier otro bien. Por lo tanto su precio refleja una realidad de mercado y transmite información (véase: cálculo económico). El precio del dinero concretamente transmite las preferencias temporales de los ahorradores, la oferta de capital disponible y la urgencia de los inversores por disponer de él.


La banca de reserva fraccionaria en sus inicios, y más recientemente los bancos centrales y su monopolio de creación monetaria (básicamente en un esquema de economía de planificación centralizada) manipulan el precio del dinero-los tipos de interés, transmitiendo información falsa[4] a los inversores. Generalmente los tipos de interés demasiados bajos estimulan la inversión por encima de lo justificado por el capital disponible. A medida que los inversores y las empresas, cargados de liquidez, pujan al alza los recursos productivos disponibles en la economía, suben los precios nominales hasta igualar la cantidad de dinero. Así mismo, los prestamistas exigen un price premium, por la disminución en poder adquisitivo del dinero prestado, pujando las tasas de interes al alza. Estas subidas descubren la mentira, revelan la ilusión monetaria y demuestran que dichas inversiones no eran rentables. En este momento sólo una nueva inyección monetaria puede evitar que explote la burbuja, prolongando la especulación y empeorando la mala asignación de los recursos, agravando las consecuencias de la inevitable crisis.

Crisis [editar]

Para la teoría austriaca la crisis es un periodo de liquidación de inversiones improductivas, deuda impagable y reasignación de los recursos hacía usos más racionales, es decir más adecuados a las verdaderas preferencias del mercado. Es un periodo traumático, ya que en la liquidación inevitablemente se pierde valor, pero necesario. El ajuste sienta las bases de un nuevo crecimiento más sostenible y productivo, basado en el ahorro y la acumulación de capital.

Una nueva inyección de liquidez, sin embargo, puede rescatar temporalmente a los inversores marginales, postergando la corrección y empeorando los desequilibrios de la estructura de capital, impidiendo además la liquidación de la deuda y el desapalancamiento.

Sistema bancario [editar]

David Ricardo y otros economistas clásicos de la escuela monetaria fueron los primeros en intentar explicar un fenómeno relativamente nuevo en las últimas etapas de la industrialización inglesa: los ciclos caracterizados por periodos alcistas y crisis periódicas. Hasta entonces los únicos ciclos de escala nacional habían sido los causados por guerras y cosechas. Entre sus observaciones estaba el importante papel que de los efectos monetarios sobre la economía, especialmente desde la centralización por el Bank of London de la emisión de papel moneda tras el "Bank Charter act" de 1844.

Los economistas austriacos recogen estas lecciones, junto con antecedentes entre los escolásticos españoles y construyen sobre la base clásica su teoría del crédito que es la base de la teoría austriaca del ciclo económico.

La invención de la banca de reserva fraccional (originalmente una estafa, ya que el contrato de depósito irregular impone obligaciones de custodia) permitió a bancos privados prestar el dinero de sus depositarios a la vez que les garantizaba su disponibilidad, confiando en que sólo una fracción de estos exigirían la devolución de la deuda. De esta forma se confundía el contrato de depósito con el de mutuo y se expande la base monetaria de forma piramidal.

El riesgo asumido por estos bancos a menudo llevaba a quiebras y pánicos bancarios, aunque bastante localizado y centrados en los bancos más especulativos, de hecho los bancos más conservadores normalmente aprovechaban los momentos de desconfianza para hacerse con los activos de bancos menos seguros. En USA durante la era de la Banca Libre (1837-1862) los llamados "Wildcat banks" (por sus remotas sedes) sufrían un tremendo descuento en el valor de su papel comercial fuera de su área directa de influencia, mientras el papel de bancos más conservadores se aceptaba de costa a costa con poco descuento. De esta forma la excesiva creación de liquidez (basada en deuda y sin respaldo real) conllevaba su propio castigo y no afectaba a toda la economía.

Mises enunció la "regla dorada" para la banca, proscribiendo la reserva fraccional en su libro "La Teoría del Dinero y el Crédito" (Mises, 1912). "La única forma de evitar con certeza el riesgo de insolvencia es sencilla: Las obligaciones de pago de los bancos no deben nunca vencer antes que sus derechos de cobro correspondientes."

Sin embargo, con la centralización y cartelización del sistema bancario mediante bancos centrales con el monopolio de emitir moneda de curso legal, las posibilidades de crear dinero basado en deuda (moneda fiduciaria o dinero fiat) se multiplicaron. A medida que los bancos centrales comenzaron a gestionar todas las reservas (principalmente oro) desapareció la disciplina de mercado que imponía la posibilidad de que los depositarios exigieran el reembolso de sus ahorros. Ante la ausencia de mercado libre en la emisión de dinero, el cálculo económico del precio real (en el mercado) del dinero es falseado con facilidad por las entidades públicas de planificación monetaria.[5]

Este proceso de centralización produce la aparición de ciclos económicos nacionales, que afectan a toda la economía, ya que el tipo de interés es el mismo para países enteros. Se agrava además la ilusión monetaria, ya que no se puede comparar la pérdida de valor de la moneda, salvo en el comercio internacional (dónde el patrón oro subsistió casi medio siglo más).

Patrón oro [editar]

Los austríacos ven en las monedas respaldadas por activos reales (tierras, metales preciosos, petróleo) la solución a la manipulación monetaria causante de los ciclos y ponen como ejemplo el éxito del patrón oro durante más de 200 años, así como de los bancos con coeficiente 100% de reservas como el Banco de Amsterdam o gran parte de la banca suiza. Algunos sugieren equivalentes modernos como monedas electrónicas respaldadas por activos reales (goldmoney e-gold, e-dinar, pecunix, etc). Acusan a los gobiernos de utilizar la creación de dinero fiat para expropiar o recaudar, ya que la ilusión monetaria permite a los primeros en utilizar el dinero recién creado hacerlo cuando este aún mantiene su valor, mientras que los últimos en recibirlo lo hacen ya devaluado por la inflación. Lamentan la operación de los bancos centrales como una forma de planificación central de la economía que consideran insostenible a largo plazo.[6] [7]

El ejemplo más utilizado es el de la Reserva Federal de los EEUU, cuyos objetivos fundacionales son dos: mantener el valor del dólar y evitar las crisis económicas. Los austriacos (especialmente Rothbard) apuntan que desde su creación en 1913 la Fed no sólo contribuyó a crear una crisis de escala hasta entonces inusitada, La Gran Depresión,[8] sino que destruyó un 96%[9] del valor del dólar medido en bienes reales.

Pueden darse burbujas especulativas incluso con patrón oro y banca de reserva 100%, por ejemplo la muy citada tulipomanía[10] en Holanda, pero el alcance siempre es regional o sectorial, ya que los fondos han de salir del resto de la economía. La estabilidad de la base monetaria imposibilita burbujas globales, el aumento de precios en un sector se compensa con la caída en otros.

Referencias [editar]

Las crisis económicas y el desempleo, por Juan Morillo

Bibliografía [editar]

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]