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Pensamiento mágico3

PENSAMIENO MÁGICO3: EL PENSAMIENTO MÁGICO Y LA MÍSTICA. La mística (del verbo griego myein, "encerrar", de donde mystikós, "cerrado, arcano o misterioso") designaría un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma humana a lo Sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (cristianismo, islamismo, judaísmo), así como en algunas politeístas (hinduismo); algo parecido también se muestra en religiones que más bien son filosofías, como el budismo, donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.

Misticismo

De Wikipedia, la enciclopedia libre

El Juicio final según Miguel Ángel en la Capilla Sixtina del Vaticano.

La mística (del verbo griego myein, "encerrar", de donde mystikós, "cerrado, arcano o misterioso") designaría un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma humana a lo Sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (cristianismo, islamismo, judaísmo), así como en algunas politeístas (hinduismo); algo parecido también se muestra en religiones que más bien son filosofías, como el budismo, donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.

Según la teología, la mística se diferencia de la ascética en que ésta ejercita el espíritu humano para la perfección, a manera de una propedéutica para la mística, mediante dos vías o métodos, la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual sólo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que sólo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de un placer y conocimiento inefables e indescriptibles.

El misticismo está generalmente relacionado con la santidad, y en el caso del Cristianismo va acompañado de manifestaciones físicas sobrenaturales denominadas milagros, como por ejemplo los estigmas y los discutidos fenómenos parapsicológicos de bilocación y percepción extrasensorial, entre otros. Por extensión, mística designa además el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales, en cualquiera de las religiones que poseen escritura.

El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer en términos cristianos el Reino de los Cielos a la Tierra. Los mecanismos son variados: bien mediante una lucha meditativa y activa contra el Ego (Budismo) o nafs como en el caso del sufismo musulmán, bien mediante la oración y el ascetismo en el caso cristiano, o bien a través del uso de la Cábala en las corrientes más extendidas del judaísmo.

Contenido

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Mística pagana [editar]

Las religiones de origen europeo antiguo, llamadas despectivamente "paganas" o paganismo, son aquellas creencias y religiones anteriores o distintas al judaísmo, cristianismo e islamismo y a menudo caracterizadas por el animismo o el politeísmo. En el seno de estas religiones, los Misterios de Eleusis o eleusinos y el Neopitagorismo, todavía mal conocidos, llegaron a tener creyentes que se manifestaban de forma mística.

Las religiones celtas agrupan diversas creencias. Estas religiones mantenían un politeísmo conectado en gran medida con fuerzas de la naturaleza (animismo) que deificaban todo lo viviente o activo. A falta de extensas referencias escritas, por los hallazgos arqueológicos y funerarios se puede deducir que eran religiones muy marcadas por la magia y el ritual. Se han encontrado vasijas de procedencia celta con personajes en posturas yógicas que con toda probablidad representan a sacerdotes. Esto lleva a pensar en algún tipo de misticismo religioso emparentado con las creencias en dioses asociados a fuerzas naturales.[1]

Mística cristiana [editar]

Jardín con estatua representando a San Francisco de Asis rodeado de pájaros.

En el caso de la mística cristiana el acto místico de unión con Dios, conocido como éxtasis, no depende del individuo, sino solamente de Dios, que por motivos que sólo Él conoce otorga un breve tiempo de comunicación sensible ultraterrena a algunas almas a las que se acerca bien directamente o bien para su posterior transmisión a un grupo específico o al conjunto social. Puede ir acompañado de las manifestaciones llamadas estigmas o llagas: heridas que reproducen algunas de las heridas de Cristo en la cruz, así como de bilocación (suceso que consiste en que el santo o místico es visto en dos o más sitios al mismo tiempo) y manifestaciones proféticas. Se cree que el éxtasis es otorgado, en el caso del Catolicismo, pero esto no es necesario, a personas que han seguido una dura disciplina ascética de ayuno, soledad, oración, humildad, trabajo, penitencia, mortificación e introspección mediante el seguimiento de una regla de conducta monástica (clero regular masculino y femenino) para purificarse ante los ojos de Dios mediante los caminos o vías llamados vía purgativa y vía iluminativa. Los místicos carmelitanos hablan de noche oscura, así como de dar un ciego y oscuro salto de fe con la esperanza de que Dios se apiade y recoja el alma de sus siervos. Si Dios quiere, habrá una unión mística o éxtasis, experiencia más divina que humana que resulta de un placer inefable, esto es, intransmitible por entero, sino sólo en una parte muy pequeña, por medio de la palabra o cualquier otro medio de expresión. Así la describe por ejemplo Santa Teresa de Jesús:

Y es tanto lo que se emplea el alma en el gozo de lo que el Señor la representa, que parece que se olvida de animar el cuerpo. (...) No se pierde el uso de ningún sentido ni potencia, pero todo está entero para emplearse en Dios solo. De este recogimiento viene algunas veces una quietud y paz interior muy regalada, que está el alma que le parece que no le falta nada.

También, sin embargo, existe una mística protestante que representan, por ejemplo, escritores como Emanuel Swedenborg y sus Arcanos celestes o Joseph Smith, fundador de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días o Mormonismo, o incluso el poeta William Blake, así como una mística heterodoxa representada, en la forma más antigua, por los cristianos gnósticos y en la Edad Media y Renacimiento por los alumbrados, los dejados o por los seguidores del quietismo preconizado por Miguel de Molinos, una mística en ciertos sentidos muy cercana al Budismo.

La tradición mística cristiana arranca en realidad de Pablo de Tarso y del Evangelio según San Juan, así como de los posteriores Padres de la Iglesia, en particular los Padres del yermo o de la Tebaida. San Agustín de Hipona fue una figura muy influyente, así como Santo Tomás de Aquino. Carácter místico tienen algunas obras muy leídas del desconocido Pseudo Dionisio Areopagita, que algunos quieren indentificar erróneamente con el desconocido griego convertido por Pablo de Tarso en el Areópago de Atenas; su teología negativa fue un avance que se incorporó a la mística cristiana y se encuentra, por ejemplo, en San Juan de la Cruz. Siguen después las escuelas místicas de distintas órdenes monásticas, entre las cuales destacan las distintas ramas de la mística franciscana, la mística agustina, la mística carmelita y la mística trinitaria. Tuvo mucha importancia y fue no poco influyente la mística germánica, representada por Jan van Ruysbroeck, el maestro Eckart, Tomás de Kempis y, ya en el Barroco, por Angelus Silesius y su Peregrino querubínico.

Mística germánica [editar]

Cabe resaltar dentro de la Mística germánica una figura de gran importancia: la abadesa, líder monástica, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana Hildegard de Bingen; también en la Edad Media creó escuela el Meister Eckhart y sus discípulos Enrique Suso y Juan Taulero. Y, en el siglo XVII, Jakob Böhme y sobre todo Johann Scheffler, más conocido como Angelus Silesius, autor de los paradójicos epigramas religiosos contenidos en Peregrino querubínico.

Mística italiana [editar]

La mística italiana cuenta con las figuras del poverello San Francisco de Asís, autor del famosísimo Cántico, una de los primeros textos de la literatura italiana y sin duda alguna uno de los más hermosos.

Mística española [editar]

Vidriera del Convento de Santa Teresa.

La mística española se desarrolló principalmente en Castilla, Andalucía y Cataluña. Brota fuertemente en el siglo XVI a causa de la tensión existente con el Protestantismo. Existen los precedentes medievales de Raimundo Lulio, que marca fuertemente la tradición española con el contacto de la cultura árabe y la mística sufí, y con la tradición semítica de la Cábala (en España se compiló su libro más importante, el Zohar, y muchos escritores sefardíes emigrados ampliaron las enseñanzas cabalísticas, como por ejemplo Moisés Cordovero o Isaac Luria). Se trata, además, cronológicamente, de una de las últimas místicas aparecidas y en cierto modo representa la culminación de la tradición mística cristiana.

La característica más acusada de la mística española es su carácter ecléctico, armonizador entre tendencias extremas; un ejemplo, podemos encontrar en San Juan de la Cruz al demonio nombrado en árabe Aminadab o un mismo verso repetido al estilo de la poesía árabe. Un segundo rasgo es que en la literatura religiosa hispana predomina lo ascético sobre lo místico. El tercero sería su gran elaboración formal: presenta un excelente estilo literario, de forma que muchas de sus obras se cuentan como obras maestras de la literatura en lengua española.

Artículo principal: Escuela ascética española
Vivo sin vivir en mí

y tan alta vida espero

que muero porque no muero.

Tema de atribución discutida, usado por Santa Teresa de Jesús y con alguna variación (y de tal manera espero) por San Juan de la Cruz.[2]


Como corriente literaria, utiliza la creación de obras escritas como medio para expresar la religiosidad y lo que supone para sus autores la unión del alma con Dios, reservada a muy pocos elegidos.

Vías purgativa, iluminativa y unitiva [editar]

Para la unión del alma con Dios se establecía el seguimiento de tres vías, procedimientos, pasos o fases, según el Tratado espiritual de las tres vías, purgativa, iluminativa y unitiva de Bernardo Fontova (Valencia, 1390-1460), cartujo en Vall de Crist;[3] y que repetiría Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Puebla, en Varón de deseos en que se declaran las tres vías de la vida espiritual, purgativa, iluminativa y unitiva (1642):[4]

  • Vía purgativa: el alma se purifica de sus vicios y sus pecados mediante la penitencia y la oración. Las atracciones por sí mismas no tienen por qué ser malas pero sí lo es el apego o gusto que provocan en la memoria, porque la impide orientarse plenamente hacia Dios. La privación corporal y la oración son los principales medios purgativos.
  • Vía iluminativa: una vez purificada, el alma se ilumina al someterse total, única y completamente a la voluntad de Dios. El alma se halla ya limpia y en un desamparo y angustia interior inmensos, arrojada a lo que es por sí sola sin el contacto de Dios. El demonio tienta entonces y el alma debe soportar todo tipo de tentaciones y seguir la luz de la fe confiando en ella y sin engañarse mediante una continua introspección en busca de Dios. Pero ha de ser humilde, ya que si Dios no quiere, es imposible la unión mística, pues la decisión corresponde a Él.
  • Vía unitiva: el alma se une a Dios, produciéndose el éxtasis que anula los sentidos. A este punto sólo pueden llegar los elegidos y es muy difícil describirlo con palabras porque el pobre instrumento de la lengua humana, ni siquiera en forma poética, puede describir una experiencia tan intensa: se trata de una experiencia inefable. El hecho de haber alcanzado la vía unitiva puede manifestarse con los llamados estigmas o llagas sagradas (las heridas que sufrió Cristo en la cruz), con fenómenos de levitación del santo y con episodios de bilocación (es decir, encontrarse en varios lugares al mismo tiempo). El santo, porque ya lo es al sufrir este tipo de unión, no puede describir sino sólo aproximadamente lo que le ha pasado.

Periodos [editar]

Pedro Sainz Rodríquez señala cuatro periodos en la historia de la mística española:[5]

  • Período de importación e iniciación, que comprende desde los orígenes medievales hasta 1500, durante el cual se traducen y difunden las obras de la mística extranjera.

Escuelas [editar]

Marcelino Menéndez Pelayo hizo una clasificación por escuelas según las órdenes religiosas de los místicos:[6]

Esta clasificación, en la que cada orden religiosa posee su propia tradición teológica y doctrinal, se puede simplificar aun más en tres corrientes:

  • Afectiva (predomina lo sentimental sobre lo intelectual), que tiene siempre presente el Cristocentrismo o la imitación de Cristo hombre como vía por donde el cristiano puede llegar a la divinidad (franciscanos y agustinos).
  • Intelectualista o escolástica, que busca el conocimiento de Dios mismo por la elaboración de una doctrina metafísica (dominicos y jesuitas).
  • Ecléctica o genuinamente española, representada por la mística carmelita.

Helmut Hatzfeld[7] ha elaborado una clasificación de las teorías de interpretación de la mística española muy influyente; en la que son cinco las escuelas principales:

  • Escuela Ahistórica, propuesta por Jean Baruzzi, en un estudio francés sobre San Juan de la Cruz: sostiene la originalidad de los místicos españoles que descubren sus símbolos decisivos independientemente de las condiciones históricas.
  • Escuela Sintética, cuyo teorizador principal es Gaston Etchegoyen a través de un estudio francés sobre Santa Teresa; supone que la mística española puede explicarse y entenderse como una fusión sintética de diferentes formas más antiguas, todas exclusivamente occidentales.
  • Escuela Secular, obra de Dámaso Alonso; según ella numerosos elementos simbólicoso de los místicos españoles derivan de la poesía profana, popular o culta, sobre todo de la poesía de Garcilaso (a través de las versiones a lo divino de sus poemas que hizo Sebastián de Córdoba), el Romancero, la lírica popular y la lírica cancioneril.
  • Escuela Arabista, integrada por Julián Ribera y sobre todo por Miguel Asín Palacios, que contempla afinidades entre los escritos de San Juan de la Cruz y los del místico mahometano Abenarabí, de la primera mitad del siglo XIII; por otra parte, nadie ha podido negar la influencia del misticismo musulmán en el catalán Raimundo Lulio.
  • Escuela Germánica, que alega que el influjo mayor recibido por los místicos españoles proviene de los místicos flamencos y alemanes como Meister Eckart, o el flamenco Jan van Ruysbroeck, o Thomas de Kempis.

Hatzfeld se inclina por considerar que tanto Oriente como Occidente han contribuido a la formación del lenguaje de los místicos españoles.

La mística española cuenta con figuras señeras en el Siglo de Oro y sobre todo en Castilla, como Bernardino de Laredo, Francisco de Osuna; Santa Teresa de Jesús compuso importantes obras místicas en prosa, como Las moradas y Camino de perfección; a San Juan de Ávila se le debe tal vez el famoso soneto místico "No me mueve mi Dios para quererte", y San Juan de la Cruz compuso con sus experiencias místicas unos poemas que son quizá la cumbre de la lírica española de todos los tiempos, el Cántico espiritual y la Noche oscura del alma, comentados por él mismo en prosa, entre otros varios poemas no menos importantes. Destacan también otros místicos, como Santo Tomás de Villanueva, San Juan Bautista de la Concepción, Cristóbal de Fonseca, el beato Alonso de Orozco, fray Pedro Malón de Chaide, fray Luis de Granada o fray Juan de los Ángeles. En el País Vasco destaca la figura de San Ignacio de Loyola. En Cataluña fue importante en la Edad Media Ramón Llull, también conocido como Raimundo Lulio, cuyo Libro del amigo y el amado es el principal testimonio de la literatura mística en catalán. Tras el Siglo de Oro, la mística española entró en decadencia.

Mística islámica o sufismo [editar]

La voz sufí deriva de la raíz sûf, (lana), aludiendo al hábito con que vestían los sufíes como muestra de desapego del mundo. A los ascetas errantes árabes se los llamaba también faquires ("pobres", en árabe faqîr, pl. fuqarâ), y en persa derviches (darvîsh). Mirados con cierta precaución a veces por algunos sectores de la ortodoxia islámica, el respeto que demostró a sus enseñanzas Algazel, denominado por algunos orientalistas occidentales como "el San Agustín árabe", y más conocido entre los musulmanes como Hujjatul Islam o la Prueba del Islam, hizo que a partir de grupos sunnitas ubicados Iraq en el siglo VIII, y de Bagdad y El Cairo en el siglo IX, se extendiese la presencia del sufismo por todo el mundo islámico, desde Irán hasta India, y desde el Magreb hasta Anatolia y Al Ándalus.

La ascética y mística sufí o sufismo se explica a sí misma como una vía que parte esencialmente del ejemplo establecido por el Profeta del Islam, el Profeta Muhammad, y por gente de entre sus Compañeros dedicados intensamente a la oración y el desapego, conocidos algunos de ellos como Ahl as Suffa o la Gente del Banco.

La espiritualidad del sufismo hace énfasis a la vez en la acción, la contemplación y la oración, buscándose:

- un estado de acción de sinceridad perfecta, modelado sobre la base del Corán y el ejemplo del Profeta del Islam;

- un estado de contemplación por el cual no se vea en todo sino la huella de Dios o las luces reflejas de Dios;

- un estado de oración o más propiamente 'Recuerdo de Dios' (dhikr) perpetuo, sin cesar, que se explica que atraviesa grados, empezando por el dhikr de la lengua, para llegar al dhikr del corazón, seguido del dhikr del secreto, dhikr del secreto del secreto, y así hasta varios niveles cada vez más originarios del dhikr, hasta llegar al dhikr que al examinar los escritos de los sufíes puede denominarse de modo genérico como un dhikr que se afirma se encuentra más allá de toda categoría y de toda conceptualización, en lo que sería la zona más honda de la huella eterna del espíritu en estado de contemplación de Dios.

Los ejemplos de espiritualidad islámica fueron espaciéndose a lo largo del mundo musulmán y, con el correr del tiempo, frente a un universo de población musulmana con muy distinto grado de compromiso con la práctica de la religión, a este grupo de personas empezó a conocérsele como sufis. Una de sus grandes figuras iniciales sunnitas radicó en Basora (Hassan al-Basrî, muerto el 728), y otros vivieron en Medina y en la Meca, con un llamado que preconizaba el amor y la bondad de Dios (Al-láh) y el sometimiento completo (externo e interno) a la voluntad divina, lo que lleva, afirma la tradición sufi, en los casos de pureza modélica, a experimentar la cercanía 'más cercana que la vena yugular ' (según una frase Sagrado Corán) de la Presencia Infinita de Dios, frente a la cual el ser humano quedaría aniquilado como la nada frente al Uno.

La organización de los sufíes en cofradías o fraternidades (tariqas) de personas que frecuentaban las enseñanzas de un maestro sufi alcanzó un punto de desarrollo institucional notable en el siglo XII. El sufismo alcanzó su exposición doctrinal ortodoxa más lograda en la obra de Al-Ghazali (Algacel).

En la actualidad, las vías (tariqas) u 'órdenes' sufis más expandidas en todo el mundo son la qadiri y la naqshbandi, así como también la shadhilli y la chisti.

Es indispensable la guía de un maestro, o "director espiritual" (muršid), quien ya ha recorrido las estaciones espirituales y ha llegado a la realización espiritual, a fin de guiar al discípulo por el largo sendero de la lucha contra el ego (nafs).

Las experiencias de los grandes maestros sufíes han inspirado una buena parte de la lírica y la narrativa islámicas.

Dichos y hechos propios de los sufis [editar]

Los santos sufis narran haber recibido, por gracia de Dios, estaciones espirituales más allá de nuestra comprensión ordinaria de las cosas; y a la vez afirman que buscar las estaciones en sí mismo es alejarse de ellas, pues la única búsqueda debe ser la complacencia de Dios. Son conocidas en la literatura sufi las narraciones de milagros (karamat) que ocurrieron a mestros sufis, si bien la enseñanza sufi al respecto es que la búsqueda de milagros es un obstáculo en la vía, y si ellos ocurren debe ser únicamente sin intervención de una voluntad activa o de ostentación al respecto.

Los maestros sufis distinguen dos clases de conocimiento de la religión del Islam: el conocimiento erudito, de carácter mental-discursivo, sobre el Corán y la vida del Profeta del Islam, y el conocimiento 'del corazón' o de naturaleza gnóstico-espiritual, acerca de lo mismo, señalando que si bien ambos conocimientos son necesariamente complementarios, sólo el siervo puro puede acceder al conocimiento interno.

A su vez, si bien las cofradías sufis se han sumado a los demás musulmanes en el seguimiento del respeto a los gobernantes, son conocidos los casos en que un gobernante ha ejercido persecuciones sobre sufis (Mustafa Kemal Ataturk, en Turquía, o el régimen comunista en Rusia, por citar sólo dos casos)y el concepto del verdadero rango que tienen el santo y el rey frente a Dios por parte de los sufis.

Un ejemplo de esto último puede encontrarse en la siguiente anécdota de Shah Bahauddin Naqshband (1317-1388), según narración de otro maestro sufi, Sheij Fariuddin al-Attar:

"En una oportunidad el rey de Transoxiana, Sultan Abd Allah Kazgan, vino a Bukhara. Decidió ir de caza alrededor de Bukhara y mucha gente lo acompañó. Shah Bahauddin Naqshband estaba en una aldea cercana. Cuando la gente se fue de caza Shah Naqshband fue a la cuspide de una colina y permaneció allí sentado. Mientras estaba allí sentado entró a su corazón el pensamiento de que Dios había dado un gran honor a los santos. A causa de ese honor, todos los reyes de este mundo deberían inclinarse ante ellos. El pensamiento aún no se le había ido del corazón, cuando un caballero con una corona en la cabeza como la de un rey, se acercó a él y desmontó su caballo. Con gran humildad saludó a Shah Naqshband y permaneció en su presencia de la manera más amable. Se inclinó ante el shaykh pero el shaykh no lo miró. Lo mantuvo de pie durante una hora. Finalmente Shah Naqshband lo miró y le dijo: '¿Qué haces aquí?.' El dijo: 'Soy el rey Sultan Kazgan. Salí a cazar y olí un aroma hermoso, lo seguí hasta aquí y te encontré sentado en medio de una poderosa luz.' El hecho de haber pensado 'todos los reyes de este mundo deberían inclinarse ante los santos' se había vuelto realidad. Es así como Dios honra los pensamientos de Sus santos".

Siguiendo la "vía" (tarîqa) de un maestro (xeic, Shéij), el sufismo afirma que se puede llegar a una estación espiritual donde el 'ojo' contempla al Ser Supremo, frente al cual toda la Creación se convertiría en 'menos de una mota de polvo suspendida en la nada', lo que técnicamente se ha denominado en el lenguaje del sufismo como "el aniquilamiento de sí mismo en Dios" (fanâ).

Características del sufismo [editar]

Shaij Nazim al-Qubrusi, maestro de la orden naqshbandi, ha sido criticado fuertemente por el wahabismo en el Islam, y representa, como otros casos contemporáneos, el fenómeno actual de la pugna entre la comprensión sufi y la comprensión literalista o externalista del mismo.

Un elemento tipológico que diferencia al sufismo del 'misticismo' a secas es que el cultivo de la vía se considera y asume en el sufismo como una ciencia o 'ílm', la ciencia de las estaciones del corazón y de la lucha contra el nafs, cuyos maestros dominan con las correspondientes técnicas espirituales para permitir que el discípulo avance en el proceso.

Asimismo, otro elemento tipológico es que, a diferencia de los esfuerzos o ascesis individuales, quien tiene en definitiva 'la llave' del discípulo es el Maestro, el cual se considera en el sufismo que para ser verdaderamente tal debe mantener conexión espiritual viva e ininterrumpida con el Profeta Muhammad mismo, considerado así como la fuente primera y permanente del sufismo. A esta conexión de transmisión del conocimiento espiritual desde el Profeta mismo se la denomina 'silsila' o vía de transmisión.

En el sufismo se encuentran obras y visiones de naturaleza metafísica, elemento sapiencial o gnóstico (en sentido etimológico) del sufismo.

Afirman los maestros sufis tales como Ibn Arabi o Sheij Abdelqader al Jilani que la gnosis de Dios implica asimismo recibir un conocimiento de la religión de naturaleza privilegiada. De modo que los sheisj sufis, tal como eran considerados en el califato otomanao, pasan a representar la función de garantes de la ortodoxia a la vez que de conocedores del misterio.

Es frecuente encontrar en la literatura sufi afirmaciones de que el estado de pureza permite comprender más en el Corán que lo que los ojos o la mente común podrían hallar.

Grandshaykh Abdullah al-Faizi ad-Daghestani (1891-1973), maestro anterior de la tariqa naqshbandi, sucedido por Shaij Nazim al-Qubrusi, refirió por ejemplo lo siguiente:

"Ellos [los más grandes de entre los santos de Dios, nueve en particular en la historia del Islam] recitan el Corán no como lo hacemos nosotros que lo leemos de principio a fin sino que lo recitan con todos sus secretos y realidades internas. Porque Dios ha dicho: 'wa la ratbin wa la yabisin illa fa kitabin mubin [Sagrado Corán 6:59]'. 'No hay nada húmedo o seco que no esté inscrito en un libro claro'. No hay ninguna de las creaciones de Dios en todos los universos creados que no haya sido ya mencionado, con todos sus secretos, en un Libro Claro, el Corán ... Allah ha puesto en cada letra del Corán doce mil conocimientos distintos.

Hoy en día se percibe la existencia de una corriente en Occidente de 'sufismo sin Islam', auto-denominada a veces sufismo universal, de modo análogo a lo que sería el ejemplo de la difusión, en otro orden de ideas, del yoga sin hinduismo. Este fenómeno es considerado como un fenómeno de la nueva religiosidad en Occidente (lo que ha sido denominado por algunos como espiritualidad New Age). Sin embargo, los sheijs de las tariqas tradicionales rechazan esta aproximación.

Mística judaica, o Cábala [editar]

Portada de la primera edición del Zohar, Mantua, 1558 (Biblioteca del Congreso, Washington).

La principal corriente mística hebrea (que no debe confundirse con el judaísmo ortodoxo propiamente dicho) se denomina Cábala (también Qábbalah, del hebreo Kabbalah, «tradición») y se produjo y difundió fundamentalmente durante la Alta Edad Media hasta alcanzar su esplendor con la aparición del Zóhar en la península Ibérica en el siglo XIII y las posteriores interpretaciones jasídicas. En el siglo XVIII, después del colapso del movimiento sabático mesiánico, la Cábala fue relegada y considerada nociva para la comunidad. Desde entonces, los estudiosos judíos de Occidente han rehuido las discusiones teológicas que pudieran revivir el pensamiento místico. Así quedaron en el olvido valiosos manuscritos cabalísticos y las discusiones e interpretaciones que sobre ellos hacían los místicos judíos.

En la definición del historiador y teólogo judío Gershom Scholem (Grandes tendencias de la mística judía, Barcelona: Ediciones Siruela, 1996, editado originalmente en 1941), el misticismo es el estadio posterior a la religión. Al sentir el hombre post-primitivo una alienación respecto al mundo que habita, se desarrolla debido a este hueco un sentimiento religioso en el que Dios se percibe como algo alejado, al otro lado del abismo que separa lo divino de lo humano. Es ésta la definición que se plantea de religión, en que Dios es algo alejado de ser adorado u obedecido.

Según Scholem, el misticismo judío posee tres características fundamentales que le dan su particular personalidad:

  1. En primer lugar, reticencia hacia la confesión personal, por la reserva hacia todo lo relacionado con la experiencia mística y por la ausencia de elementos autobiográficos.
  2. En segundo lugar, el misticismo judío muestra una actitud metafísica positiva en relación al lenguaje, considerado instrumento propio de Dios, y como lenguaje creador, se refleja en el hablar común del hombre.
  3. En tercer lugar, la mística judía se caracteriza por una continuada deferencia hacia la tradición: así, cuanto más pura es la mística, más cerca está de la verdadera tradición entendida como «conocimiento original de la humanidad.
El Árbol de la vida.

Acaso el mayor de los místicos judíos fuera el malagueño Shlomo ben Yehudah Ibn Gabirol, también conocido como Avicebrón (c. 1021-c. 1058), autor de una Fuente de la vida (Mekor Hayim) que fue conocida por los filósofos cristianos medievales a través de su traducción latina (Fons vitae); por otra parte, el gran erudito y teólogo Rambam, que conocemos habitualmente como Maimónides (1135-1204), aportó la idea de la ausencia de atributos en Dios, que pesó mucho en la configuración cabalística de Dios como En-Sof.

Una de las fuentes más importantes de la Cabalá es el Zóhar o Libro del Esplendor se trata de una compilación de diversos textos cuya elaboración se atribuye tradicionalmente a Moisés de León, judío español, (fallecido en 1305), aunque algunos de sus elementos parecen ser mucho más antiguos. Algunas de sus ideas parecen ser de los filósofos griegos, de los panteístas egipcios y de los gnósticos. La idea básica allí expuesta es que, del seno mismo de la Divinidad oculta o Infinito (el Ein-Soph), surgió un rayo de luz que dio origen a la Nada (Ain), identificada con una esfera (Sefirá) o región, que recibe el nombre de Kéter (Corona). A partir de esta corona suprema de Dios emanan otras nueve esferas (las sefiroth). Estas diez esferas constituyen los distintos aspectos de Dios mediante los cuales éste se automanifiesta.

Según la cábala el verdadero Mesías nacerá al fin del tiempo y entonces el mundo regresará a su fuente. Entonces se acabará el infierno y empezará un tiempo de gran felicidad. La redención humana se logra por la rígida observancia de la ley, y la salvación se alcanza a través de un conocimiento "esotérico" especial. Cada persona es agente de su propia salvación y a través de conocimientos secretos, puede alcanzar la divinidad.

Los cabalistas suelen interpretar las combinaciones de letras de palabras clave en los textos sagrados, así como su valor numérico, con un sentido trascendente. Dos son principalmente los métodos utilizados para unificar las doctrinas cabalísticas: el de Moisés Cordovero y el de su discípulo Isaac Luria.

Mística budista [editar]

Mandala del Buda Sakyamuni, pintura tibetana.

La mística budista consiste en alcanzar el estado de Buda o nirvana, llamado Samādhi en el yoga; en el budismo Zen se realiza mediante un súbito acto de conocimiento integral denominado satori. Hay varios métodos, incluyendo mantras (recitaciones) y una meditación sobre la realidad. Con frecuencia el monje budista zen recurre a algunos ejercicios denominados kōans o problemas o cuestiones tan irresolubles cómo fáciles de resolver que sirven para desintegrar la apariencia lógica de la realidad.

Fenómenos místicos [editar]

Explicaciones científicas a los fenómenos místicos [editar]

En la filosofía de Victor Cousin, el misticismo es uno de los cuatro grandes estadios filosóficos que periódicamente se suceden en el pensamiento humano y que sigue a épocas fuertemente racionalistas. Otros dicen que el misticismo podría ser sólo síntomas de defectos médicos de una persona. Por ejemplo, se dice que Santa Teresa de Jesús era muy enfermiza y que pudiera haber padecido de problemas psicológicos productos de la misma. También se ha usado como explicación científica por investigadores e historiadores del misticismo el que algunas visiones pudiesen haber sido provocadas por una intoxicación debida al hongo conocido como cornezuelo de centeno, potente psicotrópico.

En la cultura popular [editar]

En la música se puede encontrar una excelente adaptación de Noche oscura del alma de San Juan de la Cruz hecha por la cantante Loreena McKennit en su disco The mask and mirror.

También la cantante Madonna, en 1989, lanzó un disco titulado Like a prayer, donde la letra de la canción que daba nombre al álbum estaba impregnada de misticismo del estilo de San Juan de la Cruz. En el video musical se pueden apreciar varios simbolos que remiten a algunos de sus poemas, por ejemplo Llama de amor viva. Por este video la Iglesia Católica declaró a Madonna blasfema. También en el video de su tema Bedtime story (año 1994) se puede apreciar un ritual derviche y diferentes elementos de la mística sufí, aunque ella profesa la Cábala judía.

Véase también [editar]

Referencias [editar]

  1. Historia de las religiones en la Europa antigua. Madrid: Ed. Cátedra, 1994.
  2. Coplas del alma que pena por ver a Dios, en cvc. Sáenz, Hilario, «Notas a la glosa Vivo sin vivir en mí de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz», en Modern Language Quaterly, 13 (1952). Usado como bibliografía en cvc.
  3. Ildefonso M. Gómez, Escritores cartujanos españoles, pg. 64.
  4. Edición de 1786 accesible en Google books.
  5. Introducción a la historia de la literatura mística en España (Madrid, 1927)
  6. La poesía mística en España
  7. Estudios literarios sobre mística española (Madrid, 1955)

Bibliografía [editar]

  • Abumalham, Montserrat (coordinadora) (2005). Textos fundamentales de la tradición religiosa musulmana. Colaboradores: Juan Pedro Monferrer, Cristina de la Puente, Fernando Rodríguez Mediano, Delfina Serrano, Amalia Zomeño, Mercedes García-Arenal, Maribel Fierro, Emilio González Ferrín. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-749-5.
  • Beneito, Pablo (ed.) (2001). Mujeres de luz. La mística femenina, lo femenino en la mística. Coordinadores: Lorenzo Piera y Juan José Barcenilla. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-488-3.
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Enlaces externos [editar]

Mística católica [editar]

Mística islámica [editar]

Mística judía [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO3: ILUSIONARSE Y EL PENSAMIENTO MÁGICO. El término ilusión se refiere a cualquier distorsión de una percepción sensorial. Cada uno de los sentidos del cuerpo humano puede ser afectado por ilusiones. En psicología, se usa el término ilusión para referirse a una esperanza infundada. Metafóricamente, se utiliza también a veces el término espejismo.

ILUSIÓN ÓPTICA

Ilusión

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Ilusión del pato-conejo.

El término ilusión se refiere a cualquier distorsión de una percepción sensorial. Cada uno de los sentidos del cuerpo humano puede ser afectado por ilusiones.

Distinguimos, por lo tanto, las siguientes Ilusiones:

Arte y técnica de producir efectos ilusorios y aparentemente mágicos (Ilusionismo).

En psicología, se usa el término ilusión para referirse a una esperanza infundada. Metafóricamente, se utiliza también a veces el término espejismo.

En otro ámbito, la ilusión puede ser la esperanza o anhelo por algo en concreto. Por ejemplo la ilusión de los niños por el Día de Reyes. Esta acepción positiva del término se da exclusivamente en castellano y tiene su origen en la época romántica.

PENSAMIENTO MÁGICO3: VITALIDAD Y EL PENSAMIENTO MÁGICO

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

vitalidad

  1. f. Actividad o eficacia de las funciones vitales, energía, vigor:
    la vitalidad de este muchacho es síntoma de salud.


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Ningún título tiene la(s) palabra(s) 'vitalidad'.


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PENSAMIENTO MÁGICO3: CONVENCER, LA FILOSOFÍA, LA REALIDAD Y EL PENSAMIENTO MÁGICO (CONVENCER). EL CONVENCIMIENTO. La filosofía (del latín philosophĭa, y éste del griego antiguo φιλοσοφία, "amor por la sabiduría")[1] es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.[2] [3] La filosofía se distingue de otras maneras de abordar estos problemas (como el misticismo y la mitología) por su método crítico y generalmente sistemático, así como por su énfasis en los argumentos racionales.[4]

Filosofía

De Wikipedia, la enciclopedia libre

El pensador, de Auguste Rodin, representación clásica de un hombre inmerso en sus pensamientos.
Este artículo trata sobre la tradición filosófica occidental. Para la tradición filosófica oriental, véase Filosofía oriental.

La filosofía (del latín philosophĭa, y éste del griego antiguo φιλοσοφία, "amor por la sabiduría")[1] es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.[2] [3] La filosofía se distingue de otras maneras de abordar estos problemas (como el misticismo y la mitología) por su método crítico y generalmente sistemático, así como por su énfasis en los argumentos racionales.[4]

La tradición filosófica occidental comenzó en la Antigua Grecia y se desarrolló principalmente en Occidente. El término "filosofía" es originario de Occidente, y su creación ha sido atribuida al pensador griego Pitágoras.[5] Su popularización se debe en gran parte a los trabajos de Aristóteles y Platón, que han recibido atención constante hasta nuestros días. El término "filósofo" sustituyó al término "sofista" para designar a quienes buscaban la verdad. Algunos de los sofistas más famosos eran lo que ahora llamamos filósofos, pero fue Platón quien utilizó en sus diálogos los dos términos para poner en contraste a quienes se dedicaban a buscar la verdad, los filósofos, con quienes arrogantemente afirmaban poseerla, los sofistas, ocultando su ignorancia detrás juegos retóricos o adulación, convenciendo a otros de algo infundado o falso, y cobrando además por enseñar a hacer lo mismo.

La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida por la ciencia, la religión y la política occidentales. Algunos conceptos fundamentales de estas disciplinas todavía se pueden pensar como conceptos filosóficos. En épocas anteriores, estas disciplinas eran consideradas parte de la filosofía. Así, en Occidente, la filosofía era un concepto extenso y ambiguo. Hoy, sin embargo, su alcance es más restringido y se caracteriza por ser una disciplina más fundamental y general que cualquier otra.

Contenido

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Ramas de la filosofía [editar]

Las ramas y los problemas que componen la filosofía han variado mucho a través de los siglos.[6] Por ejemplo, en sus orígenes, la filosofía abarcaba el estudio de los cielos que hoy llamamos astronomía, así como los problemas que ahora pertenecen a la física.[6] Teniendo esto en cuenta, a continuación se presentan algunas de las ramas centrales de la filosofía en el presente.

Metafísica [editar]

Artículo principal: Metafísica

La metafísica se ocupa de investigar la naturaleza, estructura y principios fundamentales de la realidad en general.[7] [8] Esto incluye la clarificación e investigación de algunas de las nociones fundamentales con las que entendemos el mundo, incluyendo: ser, entidad, existencia, objeto, propiedad, relación, causalidad, tiempo y espacio.

Antes del advenimiento de la ciencia moderna, muchos de los problemas que hoy pertenecen a las ciencias naturales eran estudiados por la metafísica bajo el título de filosofía natural.[9] [10]

La ontología es la parte de la metafísica que se ocupa de investigar qué entidades existen y cuáles no, más allá de las apariencias.[11] [12]

Aristóteles designó la metafísica como "primera filosofía".[13] En la física se asume la existencia de la materia y en la biología la existencia de la materia orgánica pero ninguna de las dos ciencias define la materia o la vida; sólo la metafísica suministra estas definiciones básicas. En el libro quinto de la Metafísica, Aristóteles presenta varias definiciones de términos filosóficos.[14]

A lo largo de los siglos, muchos filósofos han sostenido que de alguna manera u otra, la metafísica es imposible.[15] Esta tesis tiene una versión fuerte y una versión débil.[15] La versión fuerte es que todas las afirmaciones metafísicas carecen de sentido.[15] Esto depende por supuesto de una teoría del significado.[15] Ludwig Wittgenstein y los positivistas lógicos fueron defensores explícitos de esta posición. La versión débil, por otra parte, es que si bien las afirmaciones metafísicas poseen significado, es imposible saber cuáles son verdaderas y cuáles falsas, pues esto va más allá de las capacidades cognitivas del hombre.[15] Esta posición es la que sostuvieron, por ejemplo, David Hume e Immanuel Kant.

Gnoseología [editar]

Artículo principal: Gnoseología

La gnoseología es el estudio del origen, la naturaleza y los límites del conocimiento humano.[16] En inglés se utiliza la palabra epistemology, que no hay que confundir con la palabra española epistemología que designa específicamente el estudio del conocimiento científico, también denominado filosofía de la ciencia.[17] Muchas ciencias particulares tienen además su propia filosofía, como por ejemplo, la filosofía de la historia, la filosofía de la matemática, la filosofía de la física, etcétera.

El experimento mental del cerebro en una cubeta puede poner a prueba distintas teorías acerca del conocimiento.

Dentro de la gnoseología, una parte importante, que algunos consideran incluso una rama independiente de la filosofía,[18] es la fenomenología. La fenomenología es el estudio de los fenómenos, es decir de la experiencia, de aquello que se nos aparece en la experiencia.[18] Más precisamente, la fenomenología estudia la estructura de los distintos tipos de experiencia, tales como la percepción, el pensamiento, el recuerdo, la imaginación, el deseo, etc.[18] Algunos de los conceptos centrales de esta disciplina son la intencionalidad, la conciencia y los qualia, conceptos que también son estudiados por la filosofía de la mente.[18]

En la gnoseología se suele distinguir entre tres tipos de conocimiento: el conocimiento proposicional, el conocimiento práctico o performativo, y el conocimiento por familiaridad (acquaintance).[19] El primero se asocia a la expresión «saber que», el segundo a la expresión «saber cómo», y el tercero, en el español, se asocia a la expresión «conocer» (en vez de «saber»). Así decimos, por ejemplo, que en la biología se sabe que los perros son mamíferos. Éste es un conocimiento proposicional. Luego existe un saber cómo entrenar un perro, el cual es un conocimiento práctico o performativo. Y por último, el conocimiento por familiaridad es aquel que posee quien dice, por ejemplo, "yo conozco a su perro".[19] La mayoría del trabajo en gnoseología se centra en el primer tipo de conocimiento, aunque ha habido esfuerzos por cambiar esto.[20]

Un debate importante y recurrente en la gnoseología es aquel entre el racionalismo y el empirismo.[21] El racionalismo es la doctrina que sostiene que parte de nuestro conocimiento proviene de una "intuición racional" de algún tipo, o de deducciones a partir de estas intuiciones.[21] El empirismo defiende, en cambio, que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial.[21] Este contraste está asociado a la distinción entre conocimiento a priori y conocimiento a posteriori,[22] cuya exposición más famosa se encuentra en la introducción a la Crítica de la razón pura, de Immanuel Kant.

Aún otra distinción influyente fue la que promovió Bertrand Russell entre conocimiento por familiaridad, y conocimiento por descripción. El primer tipo de conocimiento es el conocimiento directo, como puede ser una percepción o un dolor. El segundo es en cambio el conocimiento indirecto, al que llegamos sólo mediante una descripción definida que refiere unívocamente al objeto siendo conocido.[23]

Algunos de los problemas centrales a la gnoseología son: el problema de Gettier, el trilema de Münchhausen y el problema de la inducción.

Lógica [editar]

Artículo principal: Lógica

La lógica es el estudio de los principios de la inferencia válida.[24] Una inferencia es un proceso o acto en el que a partir de la evidencia provista por un grupo de premisas, se afirma una conclusión.[25] Tradicionalmente se distinguen tres clases de inferencias: las deducciones, las inducciones y las abducciones, aunque a veces se cuenta a la abducción como un caso especial de inducción.[26] La validez o no de las inducciones es asunto de la lógica inductiva y del problema de la inducción. Las deducciones, en cambio, son estudiadas por la mayor parte de la lógica contemporánea. Cuando un argumento es deductivamente válido, se dice que la conclusión es una consecuencia lógica de las premisas.[27] El concepto de consecuencia lógica es, por lo tanto, un concepto central a la lógica.[27] Para estudiarlo, la lógica construye sistemas formales que capturan los factores relevantes de las deducciones como aparecen en el lenguaje natural.[28] Para entender esto, considérese la siguiente deducción:

  1. Está lloviendo y es de día.
  2. Por lo tanto, está lloviendo.

La obvia validez de este argumento no se debe al significado de las expresiones "está lloviendo" y "es de día", porque éstas podrían cambiarse por otras y el argumento permanecer válido. Por ejemplo:

  1. Está nevando y hace frío.
  2. Por lo tanto, esta nevando.

En cambio, la clave del argumento reside en la expresión "y". Si esta expresión se cambia por otra, entonces el argumento deja de ser tan obviamente válido:

  1. Ni está nevando ni hace frío.
  2. Por lo tanto, esta nevando.

Las expresiones de las que depende la validez de los argumentos se llaman constantes lógicas, y la lógica las estudia mediante sistemas formales.[29] Dentro de cada sistema formal, la relación de consecuencia lógica puede definirse de manera precisa, generalmente por medio de teoría de modelos o por medio de teoría de la demostración.

Otros temas que caen bajo el dominio de la lógica son las falacias y las paradojas.[30]

Ética [editar]

Artículo principal: Ética

La ética abarca el estudio de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir.[31] Dentro de la ética contemporánea se suelen distinguir tres áreas o niveles:[32]

La metaética estudia el origen y el significado de los conceptos éticos,[32] así como las cuestiones metafísicas acerca de la moralidad, en particular si los valores morales existen independientemente de los humanos, y si son relativos, convencionales o absolutos.[32] Algunos problemas de la metaética son el problema del ser y el deber ser, el problema de la suerte moral, y la cuestión acerca de la existencia o no del libre albedrío.

La ética normativa estudia los posibles criterios morales para determinar cuándo una acción es correcta y cuándo no.[32] Un ejemplo clásico de un criterio semejante es la regla de oro.[32] Dentro de la ética normativa, existen tres posturas principales:[32]

El dilema del tranvía es un experimento mental que sirve para ilustrar y poner a prueba distintas teorías éticas.
  • El consecuencialismo sostiene que el valor moral de una acción debe juzgarse sólo basándose en si sus consecuencias son favorables o desfavorables.[32] Distintas versiones del consecuencialismo difieren, sin embargo, acerca de cuáles consecuencias deben considerarse relevantes para determinar la moralidad o no de una acción.[32] Por ejemplo, el egoismo moral considera que una acción será moralmente correcta sólo cuando las consecuencias de la misma sean favorables para el que la realiza.[32] En cambio, el utilitarismo sostiene que una acción será moralmente correcta sólo cuando sus consecuencias sean favorables para una mayoría.[32] También existe debate sobre qué debe contarse como una consecuencia favorable.
  • La deontología, en cambio, sostiene que existen deberes que deben ser cumplidos, más allá de las consecuencias favorables o desfavorables que puedan traer, y que cumplir con esos deberes es actuar moralmente.[32] Por ejemplo, cuidar a nuestro hijos es un deber, y es moralmente incorrecto no hacerlo, aún cuando esto pueda resultar en grandes beneficios económicos. Distintas teorías deontológicas diferen en el método para determinar los deberes, y consecuentemente en la lista de deberes a cumplir.[32]
  • La ética de las virtudes, por otra parte, se enfoca menos en el aprendizaje de reglas para guiar la conducta, y más en la importancia de desarrollar buenos hábitos de conducta, o virtudes, y de evitar los malos hábitos, es decir los vicios.[32]

Finalmente, la ética aplicada estudia la aplicación de las teorías éticas a asuntos morales concretos y controversiales.[32] Algunas de estas cuestiones son estudiadas por subdisciplinas. Por ejemplo, la bioética se ocupa de las cuestiones relacionadas con el avance de la biología y la medicina, como el aborto inducido, la eutanasia y la donación de órganos.[32] La ética ambiental, por otra parte, estudia cuestiones como los derechos de los animales, la experimentación con animales y el control de la contaminación.[32] Otras cuestiones estudiadas por la ética aplicada son la pena de muerte, la guerra nuclear, la homosexualidad, el racismo y el uso recreativo de drogas.[32]

Estética [editar]

El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar David Friedrich, es una representación prototípica de lo sublime.
Artículo principal: Estética

La única definición que parece gozar de algún consenso entre los filósofos, es que la estética es el estudio de la belleza.[33] [34] Sin embargo, algunos autores también generalizan esta definición y afirman que la estética es el estudio de las experiencias estéticas y de los juicios estéticos.[35] Cuando juzgamos que algo es bello, feo, sublime o elegante (por dar algunos ejemplos), estamos haciendo juicios estéticos, que a su vez expresan experiencias estéticas.[35] La estética es el estudio de estas experiencias y de estos juicios, de su naturaleza y de los principios que tienen en común.

La estética es una disciplina más amplia que la filosofía del arte, en tanto que los juicios y las experiencias estéticas pueden encontrarse fácilmente por fuera del arte. Por ejemplo, cuando vemos pasar a un perro, podríamos juzgar que el perro es lindo, y realizar así un juicio estético sobre algo que nada tiene que ver con el arte.[36]

Filosofía política [editar]

Artículo principal: Filosofía política

La filosofía política es el estudio acerca de cómo debería ser la relación entre los individuos y la sociedad.[37] Esto incluye el estudio de los gobiernos, las leyes, los derechos, el poder y las demás instituciones y prácticas políticas. La filosofía política se diferencia de la ciencia política por su carácter generalmente normativo. Mientras la ciencia política dedica más trabajo a investigar cómo fueron, son y serán los fenómenos políticos, la filosofía política se encarga de teorizar sobre cómo deberían ser dichos fenómenos.[37] [38]

La filosofía política tiene un campo de estudio amplio y se conecta fácilmente con otras ramas y subdisciplinas de la filosofía, como la filosofía del derecho y la filosofía de la economía.[37] Se relaciona fuertemente con la ética en que las preguntas acerca de qué tipo de instituciones políticas son adecuadas para un grupo depende de qué forma de vida se considere adecuada para ese grupo o para los miembros de ese grupo.[37] Las mejores instituciones serán aquellas que promuevan esa forma de vida.[37]

En el plano metafísico, la principal controversia divisora de aguas es acerca de si la entidad fundamental sobre la cual deben recaer los derechos y las obligaciones es el individuo, o el grupo.[37] El individualismo considera que la entidad fundamental es el individuo, y por lo tanto promueven el individualismo metodológico.[37] El comunitarismo enfatiza que el individuo es parte de un grupo, y por lo tanto da prioridad al grupo como entidad fundamental y como unidad de análisis.[37]

Algunos de los temas centrales en la filosofía política son: la legitimidad de los gobiernos, la limitación de su poder, los fundamentos de la ley, y los derechos y deberes que corresponden a los individuos.[39] [40]

Filosofía del lenguaje [editar]

Artículo principal: Filosofía del lenguaje

La filosofía del lenguaje es el estudio del lenguaje en sus aspectos más generales y fundamentales, como la naturaleza del significado, de la referencia, y la relación entre el lenguaje, los usuarios del lenguaje y el mundo. A diferencia de la lingüística, la filosofía del lenguaje se sirve de métodos no-empíricos (como experimentos mentales) para llegar a sus conclusiones.[41] En general, en la filosofía del lenguaje no se hace diferencia entre el lenguaje hablado, el escrito o cualquiera otra de sus manifestaciones, sino que se estudia aquello que es común a todas ellas.

¿Cuál de estas figuras es kiki y cuál es bouba? El efecto bouba/kiki sugiere que la relación entre los sonidos y las cosas no siempre es completamente arbitraria.

La semántica es la parte de la filosofía del lenguaje (y de la lingüística) que se ocupa de la relación entre el lenguaje y el mundo.[42] Algunos problemas que caen bajo este campo son el problema de la referencia, la naturaleza de los predicados, de la representación y de la verdad.[42] En el Crátilo, Platón señaló que si la conexión entre las palabras y el mundo es arbitraria o convencional, entonces es difícil entender cómo el lenguaje puede permitir el conocimiento acerca del mundo.[42] Por ejemplo, es evidente que el nombre "Venus" pudo haber designado cualquier cosa, aparte del planeta Venus, y que el planeta Venus pudo haberse llamado de cualquier otra forma. Luego, cuando se dice que "Venus es más grande que Mercurio", la verdad de esta oración es convencional, porque depende de nuestras convenciones acerca de lo que significan "Venus", "Mercurio" y el resto de las palabras involucradas. En otro lenguaje, esas mismas palabras podrían, por alguna coincidencia, significar algo muy distinto y expresar algo falso. Sin embargo, aunque el significado de las palabras es convencional, una vez que se ha fijado su significado, parece que la verdad y la falsedad no dependen de convenciones, sino de cómo es el mundo. A este "fijar el significado" se lo suele llamar interpretación, y es uno de los temas centrales de la semántica.

Un problema ulterior en esta dirección es que si una interpretación se da en términos lingüísticos (por ejemplo: "Venus es el nombre del segundo planeta a partir del Sol"), entonces queda la duda de cómo deben interpretarse las palabras de la interpretación. Si se las interpreta por medio de nuevas palabras, entonces el problema resurge, y se hace visible una amenaza de regresión al infinito, de circularidad, o de corte arbitrario en el razonamiento (tal vez en palabras cuyo significado sea supuestamente autoevidente). Pero para algunos este problema invita a pensar en una forma de interpretación no lingüística, como por ejemplo el conductismo o la definición ostensiva.

La pragmática, por otra parte, es la parte de la filosofía del lenguaje que se ocupa de la relación entre los usuarios del lenguaje y el lenguaje.[42] Algunas de las cuestiones centrales de la pragmática son la elucidación del proceso de aprendizaje del lenguaje, de las reglas y convenciones que hacen posible la comunicación, y la descripción de los muchos y variados usos que se le da al lenguaje,[42] entre ellos: describir estados de cosas, preguntar, dar órdenes, contar chistes, traducir de un lenguaje a otro, suplicar, agradecer, maldecir, saludar, rezar, etc.[43]

Filosofía de la mente [editar]

Artículo principal: Filosofía de la mente

La filosofía de la mente es el estudio de la mente incluyendo las percepciones, sensaciones, emociones, fantasías, sueños, pensamientos y creencias.[44] Uno de los problemas centrales de la disciplina es determinar qué hace que todos los elementos de esta lista (y todos los que no están en ella) sean mentales.[45]

Tanto para la fenomenología como para la filosofía analítica, un candidato importante para ser una condición necesaria, aunque no suficiente, de todo fenómeno mental es la intencionalidad.[46] La intencionalidad es el poder de la mente de ser acerca de, de representar, o de ponerse en lugar de cosas, propiedades o estados de cosas.[46] Por ejemplo, uno no recuerda simplemente, sino que recuerda algo, y tampoco quiere en abstracto, sino que quiere algo determinado. La propuesta de algunos filósofos es que todo lo que sea mental está "dirigido" hacia algún objeto, en el sentido más general de objeto, y que por lo tanto la intencionalidad es una característica necesaria, aunque no suficiente, de lo mental.

El experimento mental del cuarto de Mary provee uno de los argumentos más famosos en favor de los qualia.

Otra característica importante y controversial de lo mental son los qualia, o propiedades subjetivas de la experiencia.[47] Cuando uno ve una nube, se pincha un dedo con un alfiler, o huele una rosa, experimenta algo que no se puede observar desde fuera, sino que es completamente subjetivo. A estas experiencias se las llama "qualia". Parte de la importancia de los qualia se debe a las dificultades que sucitan al fisicalismo para acomodarlos dentro de su concepción de lo mental.[47]

La filosofía de la mente se relaciona con la ciencia cognitiva de varias maneras.[48] Por un lado, las filosofías más naturalistas pueden considerarse como parte de las ciencias cognitivas.[48] En cambio, otras filosofías critican a la ciencia cognitiva por suponer que lo mental es representacional o computacional.[48] Por ejemplo, algunos críticos señalan que la ciencia cognitiva descuida muchos factores relevantes para el estudio de lo mental, entre ellos las emociones, la conciencia, el cuerpo y el entorno.[48]

Algunos problemas centrales en la filosofía de la mente son el problema de la relación entre la mente y el cuerpo, la identidad personal a través del tiempo, y el problema del conocimiento de otras mentes.[44]

Filosofía de la historia [editar]

Artículo principal: Filosofía de la historia

La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que estudia el desarrollo y las formas en las cuales los seres humanos crean la historia. Puede, en algunos casos, especular con la existencia de un fin u objetivo teleológico de la historia, o sea, preguntarse si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de creación de la historia.

Las preguntas sobre las cuales trabaja la filosofía de la historia son muchas, ya que se trata de una materia compleja. Algunas de estas preguntas son, por ejemplo, ¿Cuál es el sujeto propio del estudio del pasado humano? ¿Es el individuo? ¿Son las organizaciones sociales, la cultura, o acaso la especie humana por entero? Yendo aún más allá de estas preguntas clásicas, algunos filósofos modernos han introducido un nuevo concepto, sosteniendo que la historia ha dejado de ser el estudio de unidades, de hechos, pasando a ser el estudio de una compleja totalidad, que comprende no sólo las acciones humanas pasadas y sus consecuencias visibles, sino que incluye un sinnúmero de factores en su contexto, como las relaciones humanas, las corrientes de pensamiento, las motivaciones particulares, y, tal vez el factor más recientemente incorporado y que más ha revolucionado este campo de la filosofía, es el de los pensamientos, acciones, relaciones y motivaciones de aquel individuo que escribe la historia, esto es, del historiador.

Historia de la filosofía occidental [editar]

La tradición filosófica occidental tiene una historia de más de 2500 años, desde la antigua Grecia hasta nuestros días. A lo largo de ese tiempo, hubo una enorme cantidad de filósofos y movimientos filosóficos, demasiado numerosos para ser mencionados aquí. Lo que sigue es una mera caracterización de los distintos períodos de la historia de la filosofía occidental, incluyendo una mención a las principales figuras y corrientes de cada época.

Filosofía antigua [editar]

La filosofía antigua se inició en la Antigua Grecia hacia finales del siglo VI a. C. y se prolongó hasta la decadencia del Imperio Romano en el siglo V d. C. Se la puede dividir en cuatro períodos: el de la filosofía presocrática, que va de Tales hasta Sócrates, el de Platón, el de Aristóteles, y el período post-aristotélico o helenístico. A veces se distingue un quinto período que comprende a los filósofos cristianos y neoplatonistas.[49] Los dos autores más importantes de la filosofía antigua, en términos de su influencia posterior, fueron Platón y Aristóteles.[49]

El período de filosofía presocrática se caracterizó por una variedad de propuestas distintas sobre cómo entender el mundo y el lugar del hombre en él.[50] A causa de los avances culturales y el intenso contacto con las culturas vecinas, las ciudades del mundo griego comenzaron a criticar a la tradicional concepción mitológica del mundo, y buscaron una concepción alternativa, natural y unificada. El pensamiento de estos primeros filósofos y científicos sólo nos llega a través de escritos fragmentarios y reportes de otros pensadores posteriores.[50] Algunas de las personalidades más importantes fueron:

  • Los pensadores milesios, que intentaron explicar la naturaleza reduciéndola a un único principio originario y una materia primordial.[51] Tales propuso que la materia fundamental de la cual todo se origina y todo está compuesto es el agua; Anaximandro asignó ese rol a una sustancia indefinible, lo ápeiron, y Anaxímenes al aire.
  • Pitágoras y la escuela pitagórica, para quienes los números eran el principio determinante de toda la realidad, adelantándose de esta manera a un importante principio de la ciencia moderna de la naturaleza.[50]
  • Heráclito, quien resaltó el devenir y el cambio en el universo que señalan nuestros sentidos. Postuló como base de la realidad la razón (el logos), un principio unificador de los opuestos.[51]
  • Parménides, quien postuló una ontología de la permanencia y no del cambio. Parménides señaló la unidad y la inmutabilidad del ser, dado que el cambio resulta imposible si no existe el no-ser (cuya imposibilidad es lógica).[50] [51]
  • Los filósofos pluralistas, para quienes no había una única materia primordial, sino varias.[51] Empédocles fundó la doctrina de los cuatro elementos —el agua, el fuego, la tierra y el aire— que perdurará en la filosofía de la naturaleza hasta el siglo XVIII. Los atomistas, por otra parte, fueron los primeros en afirmar que el mundo está compuesto por átomos, y que todo lo que no son átomos es vacío. Las figuras más importantes de esta escuela fueron Leucipo y Demócrito.[51]

Con la aparición de los sofistas a mitad del siglo V a. C., se puso al hombre en el centro de las reflexiones filosóficas. O como dijo Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”.[52] Los sofistas se ocuparon en particular de los problemas éticos y políticos, como la cuestión de si las normas y los valores son dados naturalmente o son establecidos por los hombres.

El ateniense Sócrates se convertiría en el modelo de la filosofía europea. Sócrates conversaba con otras personas y los llevaba por medio de una serie de preguntas a revelar las contradicciones inherentes a sus posturas (método mayéutico). Sus manifestaciones de independencia intelectual y su conducta no acomodada a las circunstancias, le valieron una sentencia de muerte por impiedad a los dioses y corrupción de la juventud (véase la Apología de Sócrates).

Debido a que Sócrates no dejó nada por escrito, su imagen fue determinada por su discípulo Platón. Sus obras en forma de diálogos constituyeron un punto central de la filosofía occidental. A partir de la pregunta socrática de la forma "¿Qué es X?" (¿Qué es la virtud? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es el bien?), Platón creó los rudimentos de una doctrina de la definición. También fue autor de la teoría de las Ideas, que sirvió de base a la representación de una realidad con dos partes: el plano de los objetos perceptibles con nuestros sentidos frente al plano de las Ideas sólo accesibles al intelecto mediante abstracción. Sólo el conocimiento de estas Ideas nos brinda una comprensión más profunda de la totalidad de la realidad.

Aristóteles, discípulo de Platón, rechazó la teoría de las Ideas como una innecesaria “duplicación del mundo”. La distinción entre forma y materia es uno de los rasgos principales de la metafísica de Aristóteles.[53] Su escuela comenzó a clasificar toda la realidad —tanto la naturaleza como la sociedad— en los diversos campos del conocimiento, a analizarlos y ordenarlos científicamente. Además, Aristóteles creó la lógica clásica del silogismo y la filosofía de la ciencia. Con esto, estableció algunos de los supuestos filosóficos fundamentales que fueron decisivos hasta la modernidad.

En la transición del siglo IV al III a. C., tras la muerte de Aristóteles y la decadencia de las ciudades estado griegas, las guerras entre los reyes helénicos por suceder a Alejandro Magno volvieron la vida problemática e insegura.[51] Surgieron entonces en Atenas dos escuelas filosóficas que, en una clara oposición a la Academia platónica y al Liceo aristotélico, pusieron la salvación individual en el centro de sus preocupaciones: para Epicuro y sus seguidores, por un lado, así como para los estoicos alrededor de Zenón de Citio, por otro lado, la filosofía servía principalmente para alcanzar con medios éticos el bienestar psicológico o la paz.

Mientras que los seguidores del escepticismo pirrónico, en principio, negaron la posibilidad de juicios seguros y de conocimientos indudables, Plotino, en el siglo III d. C., transformó la teoría de las Ideas de Platón para dar lugar a un neoplatonismo. Su concepción de la gradación del Ser (del “Uno” a la materia) ofreció al cristianismo una variedad de enlaces y fue la filosofía dominante de finales de la Antigüedad.

La escuela de Atenas, de Rafael, representa a los filósofos, matemáticos y científicos más importantes de la antigüedad.

Filosofía medieval [editar]

Artículo principal: Filosofía medieval
Las siete artes liberales, según una ilustración del siglo XII.

La filosofía medieval es la filosofía de Europa y Oriente Medio durante lo que hoy se llama el Medioevo o la Edad Media, que se extiende aproximadamente desde la caida del Imperio Romano hasta el Renacimiento.[51] La filosofía medieval se caracteriza principalmente por intentar conciliar las doctrinas cristianas (pero también judías e islámicas) con la filosofía heredada de la antiguedad clásica.[54] Algunas de estas doctrinas fueron especialmente difíciles (como la encarnación y la trinidad), pero el esfuerzo por resolverlas fue el motor de gran parte de la filosofía medieval, y llevó a desarrollar conceptos, teorías y distinciones que heredaría toda la filosofía posterior.[54]

Aunque la influencia de la filosofía pagana fue crucial para la filosofía medieval, la gran mayoría de los textos de autores clave como Platón, Aristóteles y Plotino fueron inaccesibles a los estudiosos medievales.[54] Los medievales tuvieron acceso al pensamiento de estos y otros autores principalmente a través del trabajo de autores patricios como Tertuliano, Ambrosio y Boecio, y de autores paganos como Cicerón y Séneca.[54] En los siglos XII y XIII, sin embargo, una gran cantidad de trabajos de Aristóteles reingresaron a Europa desde el mundo islámico, influenciando enormemente a la filosofía.[54] Este importante hecho permite dividir a la filosofía medieval en dos períodos: el período antes de el reingreso de Aristóteles, y el período durante y despúes de su reingreso.[54]

El primer período fue marcadamente platónico, con un estilo generalmente ameno y asistemático, y sin una distinción clara entre teología y filosofía.[54] Algunos de los autores más importantes fueron Agustín de Hipona, Boecio, Juan Escoto Erígena, Anselmo de Canterbury y Pedro Abelardo.[54]

El segundo período fue más aristotélico.[54] Asistió a la creación de las universidades, a una mayor profesionalización y sistematización de la filosofía, a nuevas traducciones y a nuevas formas de enseñanza.[54] La escolástica fue el movimiento teológico y filosófico dominante, y entre los autores clave estuvieron Ramon Llull, Tomás de Aquino, Juan Duns Scoto, Guillermo de Ockham y Buenaventura de Fidanza.

Algunos de los temas centrales a lo largo de la filosofía medieval fueron: la relación entre la fe y la razón, la existencia y unidad de Dios, la cuestión de la compatibilidad entre atributos divinos; el problema del mal; el problema de la compatibilidad de la omnisciencia divina con el libre albedrío; el problema de los universales y la causalidad.[54]

Filosofía renacentista [editar]

Artículo principal: Filosofía renacentista
El Hombre de Vitruvio, de Leonardo Da Vinci, resume varios de los ideales del pensamiento renacentista.

La filosofía renacentista, o filosofía del Renacimiento, se desarrolló principalmente entre los siglos XV y XVI, comenzando en Italia y avanzando hacia el resto de Europa. En el Renacimiento, la filosofía todavía era un campo muy amplio que abarcaba los estudios que hoy se asignan a varias ciencias distintas[51] , así como a la teología. Teniendo eso en cuenta, los tres campos de la filosofía que más atención y desarrollo recibieron fueron la filosofía política, el humanismo y la filosofía natural.[51]

En la filosofía política, las rivalidades entre los estados nacionales, sus crisis internas y el comienzo de la colonización de América renovaron el interés por problemas acerca de la naturaleza y moralidad del poder político, la unidad nacional, la seguridad interna, el poder del Estado y la justicia internacional.[51] En este campo destacaron los trabajos de Nicolás Maquiavelo y Jean Bodin.[51]

El humanismo enfatizó la centralidad de los seres humanos en el universo, su enorme valor e importancia.[51] Este movimiento fue antes que nada un movimiento moral y literario, y fue protagonizado por figuras como Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro y Michel de Montaigne.[51] Hubo además un retorno parcial a la autoridad de Platón por sobre Aristóteles, tanto en su filosofía moral, en su estilo literario como en la relevancia dada a la matemática para el estudio de la naturaleza.[51]

La filosofía de la naturaleza del Renacimiento quebró con la concepción medieval de la naturaleza en términos de fines y ordenamiento divino, y comenzó a pensar en términos de fuerzas, causas físicas y mecanismos.[51] Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Johannes Kepler, Leonardo da Vinci y Galileo Galilei fueron precursores y protagonistas en esta revolución científica, y Francis Bacon proveyó un fundamento teórico para justificar el método empírico que habría de caracterizar a la revolución. Por otra parte, en la medicina, el trabajo de Andreas Vesalius en anatomía humana revitalizó la disciplina y brindó más apoyo al método empírico.[51]

Filosofía moderna (siglos XVII y XVIII) [editar]

Artículos principales: Filosofía del siglo XVII e Ilustración
René Descartes rompió con la tradición escolástica, dando inicio a la filosofía moderna en general y al racionalismo en particular.

La filosofía moderna se caracterizó por reconocer plenamente la preeminencia de la gnoseología por sobre la metafísica,[55] argumentando que antes de intentar conocer lo que hay, es prudente conocer lo que se puede conocer.[56]

Los principales debates de esta época fueron, por lo tanto, debates gnoseológicos. El racionalismo, la escuela que enfatiza el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, tuvo sus principales proponentes en René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz.[57] Por el otro lado, la escuela empirista, que sostiene que la única fuente del conocimiento es la experiencia,[58] encontró defensores en Francis Bacon, John Locke, David Hume y George Berkeley.[59]

En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, donde rechaza ambas posturas y propone una alternativa. Según Kant, si bien todo nuestro conocimiento empieza con la experiencia, no todo se origina de ella,[60] pues existen ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las condiciones que la hacen posible. Esta postura inspiró lo que luego se llamó el idealismo alemán.

Filosofía del siglo XIX [editar]

Artículo principal: Filosofía del siglo XIX

Generalmente se considera que después de la filosofía de Immanuel Kant, se inició otra etapa en la filosofía,[61] en gran parte definida por ser una reacción a Kant. Este período empezó con el desarrollo del idealismo alemán (principalmente Fichte, Schelling y Hegel), pero siguió con una cantidad de otros movimientos,[62] la mayoría de los cuales fueron creados por filósofos trabajando desde fuera del mundo académico:[51]

  • En Alemania, los excesos metafísicos del idealismo dieron lugar a un movimiento neokantista.

Filosofía del siglo XX [editar]

En el siglo XX, la mayoría de los filósofos más importantes trabajaron desde dentro de las universidades, especialmente en la segunda mitad del siglo.[51] Algunos de los temas más discutidos fueron la relación entre el lenguaje y la filosofía (este hecho a veces es llamado "el giro lingüístico") y las implicaciones filosóficas de los enormes desarrollos en lógica a lo largo de todo el siglo.[68]

Las tradiciones filosóficas más significativas y abarcadoras del siglo XX fueron dos:[51]

La filosofía analítica se desarrolló principalmente en el mundo anglosajón, y debe su nombre al énfasis que al principio puso en el análisis del lenguaje por medio de la lógica formal.[69] En la segunda mitad del siglo, sin embargo, la filosofía analítica dejó de centrarse sólo en el lenguaje, y la unidad de la tradición recayó en la exigencia de claridad y rigor en la argumentación, en la atención a los detalles y en la desconfianza hacia los grandes sistemas filosóficos.[69] Algunos pensadores tempranos que se asocian a la tradición analítica son Gottlob Frege, G. E. Moore, Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein y los integrantes del Círculo de Viena, y más adelante Willard van Orman Quine, Saul Kripke, John Searle y Donald Davidson, entre otros.

En su obra Principia Mathematica de 1910-1913, Russell y Whitehead intentaron establecer una báse lógica de la aritmética pero su intento se vió anulado en 1931 por el descubrimiento de Gödel : Sobre proposiciones formalmente indecidibles de Principia Mathematica y sistemas relacionados.[70]

La segunda tradición principal del siglo XX resulta aún más difícil de caracterizar que la filosofía analítica. La filosofía continental se desarrolló principalmente en la Europa Continental (de ahí su nombre), y se caracterizó por ser más especulativa y por dar más importancia a la historia que la filosofía analítica.[51] La fenomenología, el existencialismo, el estructuralismo, el postestructuralismo y la postmodernidad son algunas escuelas que caen dentro de esta tradición.[51] . Algunos de sus autores más influyentes fueron Edmund Husserl, Martin Heidegger, Jean Paul Sartre y José Ortega y Gasset en la primera mitad del siglo, seguidos por Michel Foucault, Jacques Derrida, Hannah Arendt y Gilles Deleuze en la segunda.

Véase también [editar]

Notas y referencias [editar]

  1. «filosofía», Diccionario de la Real Academia Española (22ª edición) 
  2. Teichmann, Jenny; Evans, Katherine C. (1999). Philosophy: A Beginner's Guide (en inglés). Blackwell Publishing, p. 1. «La filosofía es un estudio de problemas que son últimos, abstractos y muy generales. Estos problemas son acerca de la naturaleza de la existencia, el conocimiento, la moralidad, la razón y el propósito humano.»
  3. Grayling, A.C. (1998). Philosophy 1: A Guide trough the Subject (en inglés). Oxford University Press, p. 1. «El objetivo de la indagación filosófica es ganar claridad sobre preguntas acerca del conocimiento, la verdad, la razón, la realidad, el significado, la mente y los valores.»
  4. Quinton, «philosophy» (en inglés), The Oxford Companion to Philosophy 
  5. Véase Diógenes Laercio. «Capítulo I», De vita et moribus philosophorum. y Cicerón. «Capítulo V», Tusculanae disputationes. La ascripción se basa en el trabajo perdido de Herakleides Pontikos, discípulo de Aristóteles. Éste se considera parte de las extensas leyendas de Pitágoras acerca de este tiempo.
  6. a b Russell, Bertrand (1912). «XV: El valor de la filosofía», Los problemas de la filosofía.
  7. Walsh, William Henry; Grayling, A.C., «Metaphysics» (en inglés), Encyclopædia Britannica Online, p. 1, http://search.eb.com/eb/article-9108718, consultado el 15 de junio de 2009 
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  9. Barona Vilar, Barona Vilar (1993). Sobre medicina y filosofía natural en el Renacimiento. Universidad de Valencia, pp. 86-87. ISBN 9788460087083.
  10. Dear, Peter (2007). La revolución de las ciencias. Marcial Pons Historia, pp. 109-111. ISBN 9788496467538.
  11. John Bowker, ed., «Ontology» (en inglés), The Concise Oxford Dictionary of World Religions, http://www.oxfordreference.com/views/ENTRY.html?subview=Main&entry=t101.e5361, consultado el 1 de agosto de 2009 
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  13. Cesare Cantú (1858). Historia universal (vol. 9), p. 6. Consultado el 18-8-2009. «Aristóteles...En el primer lugar puso la metafísica o primera filosofía;»
  14. Jaime Balmes (1864). Curso de filosofía elemental, p. 525. Consultado el 19-8-2009. «La materia no es segun Aristóteles un conjunto de átomos...»
  15. a b c d e Véase la última sección en van Inwagen, Peter, «Metaphysics», en Edward N. Zalta (en inglés), Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2008 Edition), http://plato.stanford.edu/archives/fall2008/entries/metaphysics/ 
  16. Diccionario de la Real Academia Española, 22ª edición. «gnoseología: Teoría del conocimiento.»
  17. Diccionario de la Real Academia Española, 22ª edición. «epistemología: Doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico.»
  18. a b c d Smith, David Woodruff, «Phenomenology», en Edward N. Zalta (en inglés), Stanford Encyclopedia of Philosophy (Summer 2009 Edition), http://plato.stanford.edu/archives/sum2009/entries/phenomenology/ 
  19. a b Véase la primera sección de Truncellito, David A., «Epistemology» (en inglés), Internet Encyclopedia of Philosophy, http://www.iep.utm.edu/e/epistemo.htm, consultado el 23 de junio de 2009 
  20. Velarde Lombraña, Julián (1991). Gnoseología de los sistemas difusos. Universidad de Oviedo, pp. 39-40. ISBN 9788474685084.
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  53. Varona, Enrique José (1893). Revista cubana: periódico mensual de ciencias, filosofía, literatura y bellas artes (vol. 17), p. 235. «Esta distinción de la forma y la materia es uno de los rasgos principales de la metafísica de Aristóteles»
  54. a b c d e f g h i j k Spade, Paul Vincent, «Medieval Philosophy», en Edward N. Zalta (en inglés), Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2008 Edition), http://plato.stanford.edu/archives/fall2008/entries/medieval-philosophy/ 
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  56. Véase el cuarto parágrafo de la introducción al Ensayo sobre el entendimiento humano, de John Locke; la introducción al Tratado sobre la naturaleza humana, de David Hume; y el prefacio a la primera edición de la Crítica de la razón pura, de Kant.
  57. Simon Blackburn, ed., «rationalism» (en inglés), The Oxford Dictionary of Philosophy (2008 Edition), Oxford University Press 
  58. Simon Blackburn, ed., «empiricism» (en inglés), The Oxford Dictionary of Philosophy (2008 Edition), Oxford University Press 
  59. Quinton, Anthony M.; Baron Quinton, «Empiricism» (en inglés), Encyclopædia Britannica Online, p. 8, http://search.eb.com/eb/article-68489, consultado el 18 de julio de 2009 
  60. Primer parágrafo de la introducción a la Crítica de la razón pura.
  61. Shand, John (2005). Trabajos centrales de la filosofía (volumen 3): El siglo XIX. McGill-Queen's University Press.
  62. Fazio, Mariano; Fernández Labastida, Francisco (2005). «Introducción», Historia de la filosofía IV. Filosofía contemporánea. «[...] el esquema relativamente simple de la historia filosófica entre los siglos XV y XVIII —fundamentalmente, Renacimiento, racionalismo, empirismo, Ilustración y sistema trascendental kantiano— se complica en los siglos XIX y XX: surge una mayor diversidad de escuelas y corrientes, de modo que la exposición del panorama filosófico contemporáneo no podrá ser tan lineal y esquemática como la del período precedente.»
  63. Crowell, Steven, «Existentialism» (en inglés), Stanford Encyclopedia of Philosophy (Summer 2009 Edition), http://plato.stanford.edu/archives/sum2009/entries/existentialism/ 
  64. Bourdeau, Michel, «Auguste Comte» (en inglés), Stanford Encyclopedia of Philosophy (Summer 2009 Edition), http://plato.stanford.edu/archives/sum2009/entries/comte/ 
  65. Feigl, Herbert, «Positivism» (en inglés), Encyclopædia Britannica Online, p. 1, http://search.eb.com/eb/article-68579, consultado el 24 de junio de 2009 
  66. Driver, Julia, «The History of Utilitarianism» (en inglés), Stanford Encyclopedia of Philosophy (Summer 2009 Edition), http://plato.stanford.edu/archives/sum2009/entries/utilitarianism-history/ 
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  68. Iñiguez, Lupicinio (2006). Análisis del discurso: Manual para las ciencias sociales. UOC, pp. 28-29. ISBN 9788497885539.
  69. a b Véase la introducción a Preston, Aaron, «Analytic Philosophy» (en inglés), Internet Encyclopedia of Philosophy, http://www.iep.utm.edu/a/analytic.htm, consultado el 17 de junio de 2009 
  70. Kurt Gödel On formally undecidable propositions of Principia Mathematica and related systems, Dover Publications Inc., 1992 ISBN 978-0-486-66980-9

Enlaces externos [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO3: LA ARMONÍA, LA BELLEZA, LA MODA, EL EQUILIBRIO, LA MÚSICA Y EL PENSAMIENTO MÁGICO. El término armonía tiene muchos significados, musicales y extramusicales, relacionados de alguna manera entre sí. En general, "armonía" significa equilibrio en las proporciones entre las distintas partes de un todo, y en general, connota belleza. En música, la armonía es la disciplina que estudia la percepción del sonido en forma "vertical" o "simultánea" en forma de acordes y la relación que se establece con los de su entorno próximo. En la jerga del tango se llama "armonía" a la contramelodía ejecutada en el violín o las cuerdas de una orquesta. Como otras disciplinas humanas, el estudio de la armonía presenta dos versiones: el estudio descriptivo (es decir: la observación de la práctica musical) y el estudio prescritivo (es decir: la transformación de esta práctica musical en un conjunto de normas de supuesta validez universal).

EL YOGA Y LA ARMONÍA

LAS PIRÁMIDES Y LA ARMONÍA Y EL EQUILIBRIO DE FORMAS

EL BUDISMO Y LA ARMONÍA (EQUILIBRIO ENTRE CONCEPTOS)

EL HINDUÍSMO Y LA ARMONÍA (EQUILIBRIO DE LAS PARTES CON EL TODO)

LA ARMONÍA ENTRE LAS PARTES Y EL TODO (MÚSICA/CRISTIANISMO)

 

Armonía

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Para otros usos del término, vea Armonía (desambiguación).
La "consonante" tríada mayor está compuesta de tres tonos, en una relación de números enteros: 6 a 5 a 4.
Traité de l’harmonie (Tratado de la armonía), de Jean-Philippe Rameau.

El término armonía tiene muchos significados, musicales y extramusicales, relacionados de alguna manera entre sí. En general, "armonía" significa equilibrio en las proporciones entre las distintas partes de un todo, y en general, connota belleza. En música, la armonía es la disciplina que estudia la percepción del sonido en forma "vertical" o "simultánea" en forma de acordes y la relación que se establece con los de su entorno próximo. En la jerga del tango se llama "armonía" a la contramelodía ejecutada en el violín o las cuerdas de una orquesta.

Como otras disciplinas humanas, el estudio de la armonía presenta dos versiones: el estudio descriptivo (es decir: la observación de la práctica musical) y el estudio prescritivo (es decir: la transformación de esta práctica musical en un conjunto de normas de supuesta validez universal).

El estudio de la armonía sólo se justifica en relación a la música occidental, ya que la Occidental es la única cultura que posee una música "polifónica", es decir, una música en la que se usa ejecutar distintas notas musicales en forma simultánea y coordinada. De modo que, a pesar de que el estudio de la armonía pueda tener alguna base científica, las normas o las descripciones de la armonía tienen un alcance relativo, condicionado culturalmente.

En la música occidental, la armonía es la subdisciplina que estudia el encadenamiento de diversas notas superpuestas; es decir: la organización de los acordes. Se llama "acorde" a la combinación de tres o más notas diferentes que suenan simultáneamente (o que son percibidas como simultáneas, aunque sean sucesivas, como en un arpegio). Cuando la combinación es solo de dos notas, se llama "bicordio". Esto también puede ser considerado un acorde.

El estudio de la armonía se refiere generalmente al estudio de las progresiones armónicas y de los principios estructurales que las gobiernan.[1]

La armonía se refiere al aspecto «vertical» (simultáneo en el tiempo) de la música, que se distingue del aspecto horizontal (la melodía, que es la sucesión de notas en el tiempo).[2] La idea de vertical y horizontal es una metáfora explicativa, relacionada a la disposición de las notas musicales en una partitura: verticalmente se escriben las notas que se interpretan a la vez, y horizontalmente las que se interpretan en forma sucesiva.

En la escolástica musical, el contrapunto es una disciplina complementaria a la armonía (y que se confunde con ella), pero que se centra más en la elaboración de melodías que sean combinables simultáneamente que en los acordes resultantes de tal combinación. Es decir: se centra más en la percepción de las partes que en la del todo. Como disciplina creativa (y no como disciplina académica), el contrapunto tuvo su auge durante el Barroco, particularmente con la figura de Johann Sebastian Bach.

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Definiciones [editar]

Las definiciones habituales de la armonía suelen describirla como la «ciencia que enseña a constituir los acordes y que sugiere la manera de combinarlos en la manera más equilibrada, consiguiendo así sensaciones de relajación, sosiego (armonía consonante), y de tensa e hiriente (armonía disonante)".

Esta definición se basa en la idea de que ciertas combinaciones de sonidos (intervalos o acordes) producen al oyente una sensación de tensión (combinaciones que se llaman "disonantes") y otras producen una sensación de reposo o calma (combinaciones "consonantes").

Esta diferencia entre sonidos "consonantes" y "disonantes" tiene una base acústica: cada sonido incluye dentro de sí a varios sonidos que suenan con menor volumen (llamados "armónicos"); cuando la combinación de sonidos ejecutados incluye a varias notas con sonidos "armónicos" en común, tales combinaciones serán percibidas como "consonantes".

Ahora bien, en la percepción humana no sólo intervienen factores físicos, sino también (y sobre todo) factores culturales. Lo que un hombre del siglo XV percibía como consonante, puede llamar la atención a uno del siglo XXI, y una combinación de sonidos que sugiere una sensación de "reposo" a un japonés puede no sugerírselo a un mexicano.

Si el estudio occidental de la armonía ha querido presentarla como una "ciencia", pues, es sólo un intento de legitimar como válida universalmente a una práctica musical concreta.

En la terminología musical, suele oponerse la melodía que la melodía es algo "lineal", a la armonía, que es el conjunto sonoro que forman las voces en un instante determinado.

Origen del término e historia del uso [editar]

El término «armonía» deriva del griego ἁρμονία (harmonía), que significa ‘acuerdo, concordancia’[3] y éste del verbo ἁρμόζω (harmozo): ‘ajustarse, conectarse’.[4]

Sin embargo, el término no se utilizaba en su acepción actual de armonía polifónica (es decir, de la relación ordenada entre varias melodías superpuestas, formando un todo que mantiene cierta autonomía respecto de cada una de las partes), ya que la ejecución simultánea de notas distintas (exceptuando las notas distantes entre sí en una o más octavas, que el oído humano percibe como idénticas) no formó parte de la práctica musical de Occidente hasta entrada la Edad Media.

En la música de la antigua Grecia, el término se usaba más bien como un sistema de clasificación de la relación entre un tono grave y otro agudo.[1] En la Edad Media, el término se usaba para describir dos tonos que sonaban en combinación, y en el Renacimiento el concepto se expandió para denotar tres tonos sonando juntos.[5]

El Traité de l’harmonie (1722), de Rameau, fue el primer texto acerca de la práctica musical que incluía el término «armonía» en el título. Sin embargo, no significa que esa fuera la primera discusión teórica acerca de este tema. Como todo texto teórico (particularmente de esta época), se basa en la observación de la práctica; Rameau observa la práctica musical de su época y elabora algunas reglas, otorgándole una supuesta validez universal. Especial importancia tiene en su desarrollo el fenómeno de la resonancia armónica para la justificación de los distintos elementos. Este y otros textos similares tienden a relevar y codificar las relaciones musicales que estaban íntimamente vinculadas con la evolución de la tonalidad desde el Renacimiento hasta fines del periodo románico.

El principio que subyace a estos textos es la noción de que la armonía sanciona la armoniosidad (los sonidos que complacen) si se adapta a ciertos principios compositivos preestablecidos.[6]

Desarrollo [editar]

Melodía, contrapunto y armonía están totalmente interrelacionadas. Tradicionalmente, la armonía funciona como acompañamiento, armazón y base de una o más melodías. La melodía (dimensión horizontal de la música) es una sucesión (en el tiempo) de sonidos pertenecientes a acordes, que son enriquecidos con otros sonidos que adornan y suavizan, y que producen efectos expresivos, complementando a los anteriores gracias a las sutiles relaciones que entablan con los acordes en que se basa esa melodía (integrándose perfectamente con la armonía).

Tensión y reposo [editar]

Desde hace varios siglos se descubrió que algunas combinaciones de acordes producen una sensación de tensión y tendencia al reposo. Algunos acordes, en un determinado contexto, tienen un sentido conclusivo y otros un sentido transitorio (aunque en realidad esto es relativo y depende de su relación con el conjunto de la composición. En la música académica europea, desde el final del siglo XVII hasta comienzos del siglo XX, hasta el oído menos cultivado puede distinguir cuándo está próximo o distante el final de una frase musical.

La armonía tradicional de parte del estilo prebarroco, barroco, clásico y romántico se conoce como armonía tonal, ya que está basada en el sistema tonal, teniendo una fuerte función estructural, siendo determinante en la forma musical de una determinada composición.

A partir del romanticismo musical (siglo XIX), empieza a utilizarse con más fuerza el valor colorista de la armonía, debilitando paulatinamente la función estructural de la armonía tonal e introduciendo cada vez más modalismos (proceso que culmina con la aparición de compositores impresionistas, nacionalistas y contemporáneos neoclásicos que utilizarán una armonía más libre y modal).

En la música popular [editar]

La música popular suele utilizar armonías modales y muy características (caso del flamenco), o armonías con un mayor componente tonal empleadas de manera sencilla (caso del tango), como así también armonías modales parecidas a las utilizadas por ciertos compositores de música culta a principios del siglo XX (caso de música pop/rock/música electrónica). Lo que sí es cierto es que entre la música culta y la popular ha habido una continua trasferencia de materiales musicales, entre ellos los armónicos, aunque es la culta la que ha llevado más al extremo su desarrollo.

Notas [editar]

  1. a b Carl Dahlhaus: «Harmony», en Grove Music Online, editado por L. Macy, GroveMusic.com (acceso por suscripción; consultado el 24 de febrero de 2007).
  2. Deborah Jamini: Harmony and Composition: Basics to Intermediate (pág. 147), 2005. ISBN 1-4120-3333-0.
  3. «Harmony», definición en The Concise Oxford Dictionary of English Etymology in English Language Reference, consultado en OxfordReference.com el 24 de febrero de 2007).
  4. Perseus.Tufts.edu («Harmonia», en A Greek-English Lexicon, de Henry George Liddell y Robert Scott).
  5. Según el Grove.
  6. Arnold Whittall, «Harmony», en is gayubview=Main&entry=t114.e3144 The Oxford Companion to Music, ed. [[Alison Latham: Oxford University Press, 2002; consultado el 16 de noviembre de 2007.

Enlaces externos [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO3: LA MÚSICA Y LA ARMONÍA ¿ES PENSAMIENTO MÁGICO?. La música (del griego: μουσική [τέχνη] - mousikē [téchnē], "el arte de las musas") es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como arte unitario. Desde hace varias décadas se ha vuelto más compleja la definición de qué es y qué no es la música, ya que destacados compositores, en el marco de diversas experiencias artísticas fronterizas, han realizado obras que, si bien podrían considerarse musicales, expanden los límites de la definición de este arte. La música, como toda manifestación artística, es un producto cultural. El fin de este arte es suscitar una experiencia estética en el oyente, y expresar sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. La música es un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo; así, el flujo sonoro puede cumplir con variadas funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, etc.).

Música

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La música (del griego: μουσική [τέχνη] - mousikē [téchnē], "el arte de las musas") es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como arte unitario. Desde hace varias décadas se ha vuelto más compleja la definición de qué es y qué no es la música, ya que destacados compositores, en el marco de diversas experiencias artísticas fronterizas, han realizado obras que, si bien podrían considerarse musicales, expanden los límites de la definición de este arte.

La música, como toda manifestación artística, es un producto cultural. El fin de este arte es suscitar una experiencia estética en el oyente, y expresar sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. La música es un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo; así, el flujo sonoro puede cumplir con variadas funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, etc.).

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Definición de la música

La música académica occidental ha desarrollado un método de escritura basado en dos ejes: el horizontal representa el transcurso del tiempo, y el vertical la altura del sonido; la duración de cada sonido está dada por la forma de las figuras musicales.

Las definiciones parten desde el seno de las culturas, y así, el sentido de las expresiones musicales se ve afectado por cuestiones psicológicas, sociales, culturales e históricas. De esta forma, surgen múltiples y diversas definiciones que pueden ser válidas en el momento de expresar qué se entiende por música. Ninguna, sin embargo, puede ser considerada como perfecta o absoluta.

Una definición bastante amplia determina que música es sonoridad organizada (según una formulación perceptible, coherente y significativa). Esta definición parte de que —en aquello a lo que consensualmente se puede denominar "música"— se pueden percibir ciertos patrones del "flujo sonoro" en función de cómo las propiedades del sonido son aprendidas y procesadas por los humanos (hay incluso quienes consideran que también por los animales).

Hoy en día es frecuente trabajar con un concepto de música basado en tres atributos esenciales: que utiliza sonidos, que es un producto humano (y en este sentido, artificial) y que predomina la función estética. Si tomáramos en cuenta solo los dos primeros elementos de la definición, nada diferenciaría a la música del lenguaje. En cuanto a la función "estética", se trata de un punto bastante discutible; así, por ejemplo, un "jingle" publicitario no deja de ser música por cumplir una función no estética (tratar de vender una mercancía). Por otra parte, hablar de una función "estética" presupone una idea de la música (y del arte en general) que funciona en forma autónoma, ajena al funcionamiento de la sociedad, tal como la vemos en la teoría del arte del filósofo Immanuel Kant.

Según el compositor Claude Debussy, la música es "un total de fuerzas dispersas expresadas en un proceso sonoro que incluye: el instrumento, el instrumentista, el creador y su obra, un medio propagador y un sistema receptor".

La definición más habitual en los manuales de música se parece bastante a esta: "la música es el arte del bien combinar los sonidos en el tiempo". Esta definición no se detiene a explicar lo que es el arte, y presupone que hay combinaciones "bien hechas" y otras que no lo son, lo que es por lo menos discutible.

Algunos eruditos han definido y estudiado a la música como un conjunto de tonos ordenados de manera horizontal (melodía) y vertical (armonía). Este orden o estructura que debe tener un grupo de sonidos para ser llamados música está, por ejemplo, presente en las aseveraciones del filósofo Alemán Goethe cuando la comparaba con la arquitectura, definiendo metafóricamente a la arquitectura como "música congelada". La mayoría de los estudiosos coincide en el aspecto de la estructura, es decir, en el hecho de que la música implica una organización; pero algunos teóricos modernos difieren en que el resultado deba ser placentero o agradable.

Parámetros del sonido

Distribución de las notas musicales en el teclado de un piano. Cada nota representa una frecuencia de sonido distinta.
Artículo principal: Solfeo

La música está compuesta por dos elementos básicos: los sonidos y los «silencios».

El sonido es la sensación percibida por el oído al recibir las variaciones de presión generadas por el movimiento vibratorio de los cuerpos sonoros. Se transmite por el medio que los envuelve, que generalmente es el aire de la atmósfera. La ausencia perceptible de sonido es el silencio, aunque es una sensación relativa, ya que el silencio absoluto no se da en la naturaleza.

El sonido tiene cuatro parámetros fundamentales:

  • La altura es el resultado de la frecuencia que produce un cuerpo sonoro; es decir, de la cantidad de ciclos de las vibraciones por segundo o de hercios (Hz) que se emiten. De acuerdo con esto se pueden definir los sonidos como "graves" y "agudos". Cuanto mayor sea la frecuencia, más agudo (o alto) será el sonido. La longitud de onda es la distancia medida en la dirección de propagación de la onda, entre dos puntos cuyo estado de movimiento es idéntico; es decir, que alcanzan sus máximos y mínimos en el mismo instante.
  • La duración corresponde al tiempo que duran las vibraciones que producen un sonido. La duración del sonido está relacionada con el ritmo. La duración viene representada en la onda por los segundos que ésta contenga.
  • La intensidad es la fuerza con la que se produce un sonido; depende de la energía. La intensidad viene representada en una onda por la amplitud.
  • El timbre es la cualidad que permite distinguir los diferentes instrumentos o voces a pesar de que estén produciendo sonidos con la misma altura, duración e intensidad. Los sonidos que escuchamos son complejos; es decir, son el resultado de un conjunto de sonidos simultáneos (tonos, sobretonos y armónicos), pero que nosotros percibimos como uno (sonido fundamental). El timbre depende de la cantidad de armónicos o la forma de la onda que tenga un sonido y de la intensidad de cada uno de ellos, a lo cual se lo denomina espectro. El timbre se representa en una onda por el dibujo. Un sonido puro, como la frecuencia fundamental o cada sobretono, se representa con una onda sinusoidal, mientras que un sonido complejo es la suma de ondas senoidales puras. El espectro es una sucesión de barras verticales repartidas a lo largo de un eje de frecuencia y que representan a cada una de las senoides correspondientes a cada sobretono, y su altura indica la cantidad que aporta cada una al sonido resultante.
Véase también: nota musical

Elementos de la música

La organización coherente de los sonidos y los silencios (según una forma de percepción) nos da los parámetros fundamentales de la música, que son la melodía, la armonía y el ritmo. La manera en la que se definen y aplican estos principios, varían de una cultura a otra (también hay variaciones temporales).

  • La melodía es un conjunto de sonidos —concebidos dentro de un ámbito sonoro particular— que suenan sucesivamente uno después de otro (concepción horizontal), y que se percibe con identidad y sentido propio. También los silencios forman parte de la estructura de la melodía, poniendo pausas al "discurso melódico". El resultado es como una frase bien construida semántica y gramaticalmente. Es discutible —en este sentido— si una secuencia dodecafónica podría ser considerada una melodía o no. Cuando hay dos o más melodías simultáneas se denomina contrapunto.
  • La armonía, bajo una concepción vertical de la sonoridad, y cuya unidad básica es el acorde, regula la concordancia entre sonidos que suenan simultáneamente y su enlace con sonidos vecinos.
  • La métrica, se refiere a la pauta de repetición a intervalos regulares, y en ciertas ocasiones irregulares, de sonidos fuertes o débiles y silencios en una composición.
  • El ritmo, es el resultado final de los elementos anteriores, a veces con variaciones muy notorias, pero en una muy general apreciación se trata de la capacidad de generar contraste en la música, esto es provocado por las diferentes dinámicas, timbres, texturas y sonidos.

Otros parámetros de la música son: la forma musical, la textura musical y la instrumentación.

Cultura y música

Violinista en la catedral de Dublín.

Buena parte de las culturas humanas tienen manifestaciones musicales. Algunas especies animales también son capaces de producir sonidos en forma organizada; lo que define a la música de los hombres, pues, no es tanto el ser una combinación "correcta" (o "armoniosa" o "bella") de sonidos en el tiempo como el ser una práctica de los seres humanos dentro de un grupo social determinado.

Independientemente de lo que las diversas prácticas musicales de diversos pueblos y culturas tengan en común, es importante no perder de vista la diversidad en cuanto a los instrumentos utilizados para producir s, en cuanto a las formas de emitir la voz, en cuanto a las formas de tratar el ritmo y la melodía y -sobre todo- en cuanto a la función que desempeña la música en las diferentes sociedades: no es lo mismo la música que se escucha en una celebración religiosa que la música que se escucha en un anuncio publicitario, ni que la música que se baila en una discoteca. Tomando en consideración las funciones que una música determinada desempeña en un contexto social determinado podemos ser más precisos a la hora de definir las características comunes de la música, y más respetuosos a la hora de acercarnos a las músicas que no son las de nuestra sociedad.

La mayoría de las definiciones de música solo toman en cuenta algunas músicas producidas durante determinado lapso en Occidente, creyendo que sus características son "universales", es decir, comunes a todos los seres humanos de todas las culturas y de todos los tiempos. Muchos piensan que la música es un lenguaje "universal", puesto que varios de sus elementos, como la melodía, el ritmo, y especialmente la armonía (relación entre las frecuencias de las diversas notas de un acorde) son plausibles de explicaciones más o menos matemáticas, y que los humanos en mayor o menor medida, estamos naturalmente capacitados para percibir como bello. Quienes creen esto ignoran o soslayan la complejidad de los fenómenos culturales humanos. Así, por ejemplo, se ha creído que la armonía es un hecho musical universal cuando en realidad es exclusivo de la música de Occidente de los últimos siglos; o, peor aún, se ha creído que la armonía es privativa de la cultura occidental porque representa un estadio más "avanzado" o "superior" de la "evolución" de la música.

Otro de los fenómenos más singulares de las sociedades occidentales (u occidentalizadas) es la compleja división del trabajo de la que es objeto la práctica musical. Así, por ejemplo, muchas veces es uno quien compone la música, otro quien la ejecuta, y otro tercero quien cobra las regalías. La idea de que quien crea la música es otra persona distinta de quien la ejecuta, así como la idea de que quien escucha la música no está presente en el mismo espacio físico en donde se produce es solamente posible en la sociedad occidental de hace algunos siglos; lo más común (es decir, lo más "universal") es que creador e intérprete sean la misma persona.

La notación musical occidental

Desde el surgimiento del canto gregoriano se comienza a utilizar un sistema de notación musical que tiene por función perdurar en el papel aquello que está destinado a sonar. Este sistema fue evolucionando, y en el Renacimiento ya cristalizó con los rasgos más o menos definitivos con que lo conocemos hoy, aunque -como todo lenguaje- ha ido variando según las necesidades expresivas de los usuarios.

El sistema se basa en dos ejes: uno horizontal, que representa gráficamente el transcurrir del tiempo, y otro vertical que representa gráficamente la altura del sonido. Las alturas se leen en relación a un pentagrama (un renglón de cinco líneas) que al comienzo tiene una "clave" que representa una altura fija y convencional. En un pentagrama encabezado por la clave de Sol en segunda línea nosotros leeremos como sol el sonido que se escribe en la segunda línea (contando desde abajo), como la el sonido que se escribe en el espacio entre la segunda y la tercera líneas, como si el sonido en la tercera línea, etc. Para los sonidos que quedan fuera de la clave se escriben líneas adicionales. Las claves más usadas son las de Do en tercera línea (clave que toma como referencia al Do de 261,63 Hz, el Do central del piano), la de Sol en segunda (que se refiere al Sol que está una quinta por encima del Do central), y la de Fa en cuarta (referida al Fa que está una quinta por debajo del Do central).

El discurso musical está dividido en unidades iguales de tiempo llamadas compases: cada línea vertical que atraviesa el pentagrama marca el final de un compás y el comienzo del siguiente. Al comienzo del pentagrama habrá una fracción con dos números; el número de arriba indica la cantidad de tiempos que tiene cada compás; el número de abajo nos indica cuál será la unidad de tiempo.

Para escribir las duraciones se utiliza un sistema de figuras: la redonda (representada como un círculo blanco), la blanca (un círculo blanco con un palito vertical llamado plica), la negra (igual que la blanca pero con un círculo negro), la corchea (igual que la negra pero con un palito horizontal que comienza en la punta de la plica), la semicorchea (igual que la corchea pero con dos palitos horizontales), etc.. Cada una vale la mitad de su antecesora: la blanca vale la mitad que una redonda y el doble que una negra, etc..

Las figuras son duraciones relativas; para saber qué figura es la unidad de tiempo en determinada partitura, debemos fijarnos en el número inferior de la indicación del compás: si es 1, cada redonda corresponderá a un tiempo; si es 2, cada blanca corresponderá a un tiempo; si es 4, cada tiempo será representado por una negra, etc.. Así, una partitura encabezada por un 3/4 estará dividida en compases en los que entren tres negras (o seis corcheas, o una negra y cuatro corcheas, etc.); un compás de 4/8 tendrá cuatro tiempos, cada uno de ellos representados por una corchea, etc..

Para representar los silencios, el sistema posee otros signos que representan un silencio de redonda, de blanca, etc..

Como se ve, las duraciones están establecidas según una relación binaria (doble o mitad), lo que no prevé la subdivisión por tres, que será indicada con "tresillos". Cuando se desea que a una nota o silencio se le agregue la mitad de su duración, se le coloca un punto a la derecha (puntillo). Cuando se desea que la nota dure, además de su valor, otro determinado valor, se escriben dos notas y se las une por medio de una línea arqueada llamada ligadura de prolongación.

En general, las incapacidades del sistema son subsanadas apelando a palabras escritas más o menos convencionales, generalmente en italiano. Así, por ejemplo, las intensidades se indican mediante el uso de una f (forte, fuerte) o una p (piano, suave), o varias efes y pes juntas. La velocidad de los pulsos se indica con palabras al comienzo de la partitura que son, en orden de velocidad: largo, lento, adagio, moderato, andante, allegro, presto.

Musica y religión

Música Cristiana es la definición que recibe la música dedicada a Cristo. Es la música que se ha escrito durante los últimos dos mil años para expresar de manera, ya sea personal o comunitaria las creencias con respecto a la vida cristiana y la fe. Temas comunes de la música cristiana incluyen alabanza, adoración, penitencia y lamento, y sus formas varían ampliamente en todo el mundo.

Bajo el título de música cristiana se engloba la gran diversidad de movimientos musicales cuyo contenido o motivación es principalmente cristiana.

Al igual que otras formas de música su creación, funcionamiento, importancia, e incluso la definición de música cristiana varía en función de la cultura y el contexto social. La música cristiana está compuesta e interpretada para muchos fines, que van desde el placer estético, religioso o ceremonial, o como un producto para el mercado del entretenimiento.

Véase también

Referencias

Bibliografía

  • Eugenio Trías (2007). El canto de las sirenas: argumentos musicales. Galaxia Gutenberg. ISBN 978-84-8109-701-6.
  • Ulrich Michels (1985). Atlas de música. Alianza Editorial. ISBN 84-206-6999-7.
  • Peter Kivy (2001). Nuevos ensayos sobre la comprensión musical. Paidós. ISBN 978-84-493-1742-2.
  • Aaron Copland. Como escuchar música. Fondo de Cultura Económica. ISBN 13: 9789681641511.

Enlaces externos

Wikilibros

Wikcionario

PENSAMIENTO MÁGICO3: EL EGO, EL ALTER EGO Y EL PENSAMIENTO MÁGICO. En psicología, yo o ego (del latín), se define como la unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos. El yo es un término difícil de definir dadas sus diferentes acepciones. A lo largo de la historia su definición se ha relacionado con otros términos como psique, ser, alma o conciencia. Pero una aproximación académica exigiría hacer precisiones según la disciplina desde la que se enuncie. El estudio del yo puede decirse que abarca, disciplinas de orientación biológica, (psicobiología, neurobiología, Neuropsicología, etc) tanto como disciplinas de corte filosófico y humanista. El término yo desde una aproximación académica se relacionaría con términos como conciencia y cognición. La pregunta por el qué es, exactamente el yo, es quizá una de las preguntas fundamentales del hombre y no sólo ha sido enunciada en la ciencia sino en diversos sistemas religiosos y espirituales a lo largo de la historia. En psicología, el álter ego (del Latín otro yo), es una segunda personalidad de alguien. RELIGIÓN Y ALTER EGO.

Yo

De Wikipedia, la enciclopedia libre

En psicología, yo o ego (del latín), se define como la unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos.

El yo es un término difícil de definir dadas sus diferentes acepciones. A lo largo de la historia su definición se ha relacionado con otros términos como psique, ser, alma o conciencia. Pero una aproximación académica exigiría hacer precisiones según la disciplina desde la que se enuncie. El estudio del yo puede decirse que abarca, disciplinas de orientación biológica, (psicobiología, neurobiología, Neuropsicología, etc) tanto como disciplinas de corte filosófico y humanista. El término yo desde una aproximación académica se relacionaría con términos como conciencia y cognición.

La pregunta por el qué es, exactamente el yo, es quizá una de las preguntas fundamentales del hombre y no sólo ha sido enunciada en la ciencia sino en diversos sistemas religiosos y espirituales a lo largo de la historia.

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El Yo en la lingüística [editar]

Para el lingüista Émile Benveniste el yo puede ser entendido también a nivel del discurso. El yo es el pronombre básico que indica persona (yo/tú) y solo puede ser definido y existente en una instancia discursiva y en relación con un otro. Según Benveniste, "Yo puede identificarse solamente por el ejemplo de discurso que lo contiene" y, simétricamente se definiría Tú como "el individuo al que se habla en el ejemplo actual del discurso que contiene la mustra lingüística tu".

El Yo en la antropología [editar]

En antropología su uso designa el yo desde cuyo punto de vista se consideran las relaciones de parentesco o filiación.

El Yo según el Psicoanálisis [editar]

Según Sigmund Freud, desde el psicoanálisis el Yo es la instancia psíquica que une el Ello con el mundo exterior y hace de puente entre el Ello y el Superyo. Resulta de la diferenciación que el contacto con la realidad exterior impone al Ello (estructura psíquica primitiva). De hecho es un sistema de adaptación a la realidad.

El Yo según la Psicología analítica [editar]

Según Carl Gustav Jung, desde la Psicología analítica el Yo es el punto focal de la conciencia. Es el portador de nuestra conciencia consciente de existir, así como el sentimiento permanente de identidad personal. Es el organizador consciente de nuestros pensamientos e intuiciones, de nuestros sentimientos y sensaciones. Es el portador de la personalidad. El Yo surge del sí-mismo y desempeña papeles de crucial importancia. Percibe significados y evalúa valores, actividades que favorecen la supervivencia y hacen que la vida valga la pena vivirse y encontrarle sentido.

El Yo en la filosofías místicas orientales [editar]

En las filosofías místicas orientales, particularmente en el budismo se considera al yo como una ilusión. El yo se presenta como un velo de la mente que induce al sujeto a identificarse con su experiencia provocándole sufrimiento. El Budismo también contrasta fuertemente con otras religiones porque no afirma la existencia del alma, ni de un "sí mismo" o "yo" duradero en el ser.

Debates en torno a la idea del Yo [editar]

Dentro de la ciencia existen corrientes fundamentadas en posturas filosóficas como el materialismo eliminativo que no toman al yo como un objeto de estudio científico válido, por no contar con correlatos físicos o neurobiológicos exactos que sustenten la existencia de dicha instancia. Otras posturas como el emergentismo considera el yo como un objeto de estudio valido el cual es un producto emergente de las funciones del organismo biológico en interacción con su medio.

dicece tambien de lo unico grande que tiene Augenti!!!

Véase también [editar]

PENSAMIENTO MÁGICO3: LA ESTÉTICA. LA BELLEZA. "PRESUMIR" Y EL PENSAMIENTO MÁGICO. TENERSE POR GUAPO, GUAPA.

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

presumir

  1. tr. Sospechar,juzgar o conjeturar:
    presumo que llegará en el último vuelo.
  2. intr. Vanagloriarse,tenerse en alto concepto.
    ♦ Suele construirse con la prep. de: presume de ser inteligente.
    ♦ Tiene doble p. p.: uno reg.,presumido, y otro irreg.,presunto.


Preguntas en los foros con la(s) palabra(s) 'presumir' en el título:


'presumir' también aparece en estas entradas

aire - alardear - blasonar - chulear - dragonear - fachenda - fantasear - fardar - farolear - gala - imaginar - ínfula - lucir - macanear - pavonear - presunto - repelente - tirar - vanagloriarse