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FILOSOFÍA3: EL MISTICISMO. La mística (del verbo griego myein, "encerrar", de donde mystikós, "cerrado, arcano o misterioso") designaría un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma humana a lo Sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (cristianismo, islamismo, judaísmo), así como en algunas politeístas (hinduismo); algo parecido también se muestra en religiones que más bien son filosofías, como el budismo, donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.

Misticismo

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El Juicio final según Miguel Ángel en la Capilla Sixtina del Vaticano.

La mística (del verbo griego myein, "encerrar", de donde mystikós, "cerrado, arcano o misterioso") designaría un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma humana a lo Sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (cristianismo, islamismo, judaísmo), así como en algunas politeístas (hinduismo); algo parecido también se muestra en religiones que más bien son filosofías, como el budismo, donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.

Según la teología, la mística se diferencia de la ascética en que ésta ejercita el espíritu humano para la perfección, a manera de una propedéutica para la mística, mediante dos vías o métodos, la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual sólo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que sólo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de un placer y conocimiento inefables e indescriptibles.

El misticismo está generalmente relacionado con la santidad, y en el caso del Cristianismo va acompañado de manifestaciones físicas sobrenaturales denominadas milagros, como por ejemplo los estigmas y los discutidos fenómenos parapsicológicos de bilocación y percepción extrasensorial, entre otros. Por extensión, mística designa además el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales, en cualquiera de las religiones que poseen escritura.

El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer en términos cristianos el Reino de los Cielos a la Tierra. Los mecanismos son variados: bien mediante una lucha meditativa y activa contra el Ego (Budismo) o nafs como en el caso del sufismo musulmán, bien mediante la oración y el ascetismo en el caso cristiano, o bien a través del uso de la Cábala en las corrientes más extendidas del judaísmo.

Contenido

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Mística pagana [editar]

Las religiones de origen europeo antiguo, llamadas despectivamente "paganas" o paganismo, son aquellas creencias y religiones anteriores o distintas al judaísmo, cristianismo e islamismo y a menudo caracterizadas por el animismo o el politeísmo. En el seno de estas religiones, los Misterios de Eleusis o eleusinos y el Neopitagorismo, todavía mal conocidos, llegaron a tener creyentes que se manifestaban de forma mística.

Las religiones celtas agrupan diversas creencias. Estas religiones mantenían un politeísmo conectado en gran medida con fuerzas de la naturaleza (animismo) que deificaban todo lo viviente o activo. A falta de extensas referencias escritas, por los hallazgos arqueológicos y funerarios se puede deducir que eran religiones muy marcadas por la magia y el ritual. Se han encontrado vasijas de procedencia celta con personajes en posturas yógicas que con toda probablidad representan a sacerdotes. Esto lleva a pensar en algún tipo de misticismo religioso emparentado con las creencias en dioses asociados a fuerzas naturales.[1]

Mística cristiana [editar]

Jardín con estatua representando a San Francisco de Asis rodeado de pájaros.

En el caso de la mística cristiana el acto místico de unión con Dios, conocido como éxtasis, no depende del individuo, sino solamente de Dios, que por motivos que sólo Él conoce otorga un breve tiempo de comunicación sensible ultraterrena a algunas almas a las que se acerca bien directamente o bien para su posterior transmisión a un grupo específico o al conjunto social. Puede ir acompañado de las manifestaciones llamadas estigmas o llagas: heridas que reproducen algunas de las heridas de Cristo en la cruz, así como de bilocación (suceso que consiste en que el santo o místico es visto en dos o más sitios al mismo tiempo) y manifestaciones proféticas. Se cree que el éxtasis es otorgado, en el caso del Catolicismo, pero esto no es necesario, a personas que han seguido una dura disciplina ascética de ayuno, soledad, oración, humildad, trabajo, penitencia, mortificación e introspección mediante el seguimiento de una regla de conducta monástica (clero regular masculino y femenino) para purificarse ante los ojos de Dios mediante los caminos o vías llamados vía purgativa y vía iluminativa. Los místicos carmelitanos hablan de noche oscura, así como de dar un ciego y oscuro salto de fe con la esperanza de que Dios se apiade y recoja el alma de sus siervos. Si Dios quiere, habrá una unión mística o éxtasis, experiencia más divina que humana que resulta de un placer inefable, esto es, intransmitible por entero, sino sólo en una parte muy pequeña, por medio de la palabra o cualquier otro medio de expresión. Así la describe por ejemplo Santa Teresa de Jesús:

Y es tanto lo que se emplea el alma en el gozo de lo que el Señor la representa, que parece que se olvida de animar el cuerpo. (...) No se pierde el uso de ningún sentido ni potencia, pero todo está entero para emplearse en Dios solo. De este recogimiento viene algunas veces una quietud y paz interior muy regalada, que está el alma que le parece que no le falta nada.

También, sin embargo, existe una mística protestante que representan, por ejemplo, escritores como Emanuel Swedenborg y sus Arcanos celestes o Joseph Smith, fundador de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días o Mormonismo, o incluso el poeta William Blake, así como una mística heterodoxa representada, en la forma más antigua, por los cristianos gnósticos y en la Edad Media y Renacimiento por los alumbrados, los dejados o por los seguidores del quietismo preconizado por Miguel de Molinos, una mística en ciertos sentidos muy cercana al Budismo.

La tradición mística cristiana arranca en realidad de Pablo de Tarso y del Evangelio según San Juan, así como de los posteriores Padres de la Iglesia, en particular los Padres del yermo o de la Tebaida. San Agustín de Hipona fue una figura muy influyente, así como Santo Tomás de Aquino. Carácter místico tienen algunas obras muy leídas del desconocido Pseudo Dionisio Areopagita, que algunos quieren indentificar erróneamente con el desconocido griego convertido por Pablo de Tarso en el Areópago de Atenas; su teología negativa fue un avance que se incorporó a la mística cristiana y se encuentra, por ejemplo, en San Juan de la Cruz. Siguen después las escuelas místicas de distintas órdenes monásticas, entre las cuales destacan las distintas ramas de la mística franciscana, la mística agustina, la mística carmelita y la mística trinitaria. Tuvo mucha importancia y fue no poco influyente la mística germánica, representada por Jan van Ruysbroeck, el maestro Eckart, Tomás de Kempis y, ya en el Barroco, por Angelus Silesius y su Peregrino querubínico.

Mística germánica [editar]

Cabe resaltar dentro de la Mística germánica una figura de gran importancia: la abadesa, líder monástica, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana Hildegard de Bingen; también en la Edad Media creó escuela el Meister Eckhart y sus discípulos Enrique Suso y Juan Taulero. Y, en el siglo XVII, Jakob Böhme y sobre todo Johann Scheffler, más conocido como Angelus Silesius, autor de los paradójicos epigramas religiosos contenidos en Peregrino querubínico.

Mística italiana [editar]

La mística italiana cuenta con las figuras del poverello San Francisco de Asís, autor del famosísimo Cántico, una de los primeros textos de la literatura italiana y sin duda alguna uno de los más hermosos.

Mística española [editar]

Vidriera del Convento de Santa Teresa.

La mística española se desarrolló principalmente en Castilla, Andalucía y Cataluña. Brota fuertemente en el siglo XVI a causa de la tensión existente con el Protestantismo. Existen los precedentes medievales de Raimundo Lulio, que marca fuertemente la tradición española con el contacto de la cultura árabe y la mística sufí, y con la tradición semítica de la Cábala (en España se compiló su libro más importante, el Zohar. Se trata, además, cronológicamente, de una de las últimas místicas aparecidas y en cierto modo representa la culminación de la tradición mística cristiana.

La característica más acusada de la mística española es su carácter ecléctico, armonizador entre tendencias extremas; un ejemplo, podemos encontrar en San Juan de la Cruz al demonio nombrado en árabe Aminadab o un mismo verso repetido al estilo de la poesía árabe. Un segundo rasgo es que en la literatura religiosa hispana predomina lo ascético sobre lo místico. El tercero sería su gran elaboración formal: presenta un excelente estilo literario, de forma que muchas de sus obras se cuentan como obras maestras de la literatura en lengua española.

Pedro Sainz Rodríquez señala cuatro periodos en la historia de la mística española en su Introducción a la historia de la literatura mística en España (Madrid, 1927):

  • Período de importación e iniciación, que comprende desde los orígenes medievales hasta 1500, durante el cual se traducen y difunden las obras de la mística extranjera.

Marcelino Menéndez Pelayo, en su ensayo sobre «La poesía mística en España», hizo una clasificación por escuelas según las órdenes religiosas de los místicos:

Esta clasificación tiene su sentido, ya que cada orden religiosa posee su propia tradición teológica y doctrinal, pero se puede simplificar aun más en tres corrientes:

  • Afectiva (predomina lo sentimental sobre lo intelectual), que tiene siempre presente el Cristocentrismo o la imitación de Cristo hombre como vía por donde el cristiano puede llegar a la divinidad (franciscanos y agustinos).
  • Intelectualista o escolástica, que busca el conocimiento de Dios mismo por la elaboración de una doctrina metafísica (dominicos y jesuitas).
  • Ecléctica o genuinamente española, representada por la mística carmelita.

Helmut Hatzfeld, en sus Estudios literarios sobre mística española (Madrid, 1955) ha elaborado una clasificación de las teorías de interpretación de la mística española muy influyente; son cinco las escuelas principales:

  • Escuela Ahistórica, propuesta por Jean Baruzzi, en un estudio francés sobre San Juan de la Cruz: sostiene la originalidad de los místicos españoles que descubren sus símbolos decisivos independientemente de las condiciones históricas.
  • Escuela Sintética, cuyo teorizador principal es Gaston Etchegoyen a través de un estudio francés sobre Santa Teresa; supone que la mística española puede explicarse y entenderse como una fusión sintética de diferentes formas más antiguas, todas exclusivamente occidentales.
  • Escuela Secular, obra de Dámaso Alonso; según ella numerosos elementos simbólicoso de los místicos españoles derivan de la poesía profana, popular o culta, sobre todo de la poesía de Garcilaso (a través de las versiones a lo divino de sus poemas que hizo Sebastián de Córdoba), el Romancero, la lírica popular y la lírica cancioneril.
  • Escuela Arabista, integrada por Julián Ribera y sobre todo por Miguel Asín Palacios, que contempla afinidades entre los escritos de San Juan de la Cruz y los del místico mahometano Abenarabí, de la primera mitad del siglo XIII; por otra parte, nadie ha podido negar la influencia del misticismo musulmán en el catalán Raimundo Lulio.
  • La Escuela Germánica, que alega que el influjo mayor recibido por los místicos españoles proviene de los místicos flamencos y alemanes como Meister Eckart, o el flamenco Jan van Ruysbroeck, o Thomas de Kempis.

Hatzfeld se inclina por considerar que tanto Oriente como Occidente han contribuido a la formación del lenguaje de los míticos españoles.

La mística española cuenta con figuras señeras en el Siglo de Oro y sobre todo en Castilla, como Bernardino de Laredo, Francisco de Osuna; Santa Teresa de Jesús compuso importantes obras místicas en prosa, como Las moradas y Camino de perfección; a San Juan de Ávila se le debe tal vez el famoso soneto místico "No me mueve mi Dios para quererte", y San Juan de la Cruz compuso con sus experiencias místicas unos poemas que son quizá la cumbre de la lírica española de todos los tiempos, el Cántico espiritual y la Noche oscura del alma, comentados por él mismo en prosa, entre otros varios poemas no menos importantes. Destacan también otros místicos, como Santo Tomás de Villanueva, San Juan Bautista de la Concepción, Cristóbal de Fonseca, el beato Alonso de Orozco, fray Pedro Malón de Chaide, fray Luis de Granada o fray Juan de los Ángeles. En el País Vasco destaca la figura de San Ignacio de Loyola. En Cataluña fue importante en la Edad Media Ramón Llull, también conocido como Raimundo Lulio, cuyo Libro del amigo y el amado es el principal testimonio de la literatura mística en catalán. Tras el Siglo de Oro, la mística española entró en decadencia.

Mística islámica o sufismo [editar]

La voz sufí deriva de la raíz sûf, (lana), aludiendo al hábito con que vestían los sufíes como muestra de desapego del mundo. A los ascetas errantes árabes se los llamaba también faquires ("pobres", en árabe faqîr, pl. fuqarâ), y en persa derviches (darvîsh). Mirados con cierta precaución a veces por algunos sectores de la ortodoxia islámica, el respeto que demostró a sus enseñanzas Algazel, denominado por algunos orientalistas occidentales como "el San Agustín árabe", y más conocido entre los musulmanes como Hujjatul Islam o la Prueba del Islam, hizo que a partir de grupos sunnitas ubicados Iraq en el siglo VIII, y de Bagdad y El Cairo en el siglo IX, se extendiese la presencia del sufismo por todo el mundo islámico, desde Irán hasta India, y desde el Magreb hasta Anatolia y Al Ándalus.

La ascética y mística sufí o sufismo se explica a sí misma como una vía que parte esencialmente del ejemplo establecido por el Profeta del Islam, el Profeta Muhammad, y por gente de entre sus Compañeros dedicados intensamente a la oración y el desapego, conocidos algunos de ellos como Ahl as Suffa o la Gente del Banco.

La espiritualidad del sufismo hace énfasis a la vez en la acción, la contemplación y la oración, buscándose:

- un estado de acción de sinceridad perfecta, modelado sobre la base del Corán y el ejemplo del Profeta del Islam;

- un estado de contemplación por el cual no se vea en todo sino la huella de Dios o las luces reflejas de Dios;

- un estado de oración o más propiamente 'Recuerdo de Dios' (dhikr) perpetuo, sin cesar, que se explica que atraviesa grados, empezando por el dhikr de la lengua, para llegar al dhikr del corazón, seguido del dhikr del secreto, dhikr del secreto del secreto, y así hasta varios niveles cada vez más originarios del dhikr, hasta llegar al dhikr que al examinar los escritos de los sufíes puede denominarse de modo genérico como un dhikr que se afirma se encuentra más allá de toda categoría y de toda conceptualización, en lo que sería la zona más honda de la huella eterna del espíritu en estado de contemplación de Dios.

Los ejemplos de espiritualidad islámica fueron espaciéndose a lo largo del mundo musulmán y, con el correr del tiempo, frente a un universo de población musulmana con muy distinto grado de compromiso con la práctica de la religión, a este grupo de personas empezó a conocérsele como sufis. Una de sus grandes figuras iniciales sunnitas radicó en Basora (Hassan al-Basrî, muerto el 728), y otros vivieron en Medina y en la Meca, con un llamado que preconizaba el amor y la bondad de Dios (Al-láh) y el sometimiento completo (externo e interno) a la voluntad divina, lo que lleva, afirma la tradición sufi, en los casos de pureza modélica, a experimentar la cercanía 'más cercana que la vena yugular ' (según una frase Sagrado Corán) de la Presencia Infinita de Dios, frente a la cual el ser humano quedaría aniquilado como la nada frente al Uno.

La organización de los sufíes en cofradías o fraternidades (tariqas) de personas que frecuentaban las enseñanzas de un maestro sufi alcanzó un punto de desarrollo institucional notable en el siglo XII. El sufismo alcanzó su exposición doctrinal ortodoxa más lograda en la obra de Al-Ghazali (Algacel).

En la actualidad, las vías (tariqas) u 'órdenes' sufis más expandidas en todo el mundo son la qadiri y la naqshbandi, así como también la shadhilli y la chisti.

Es indispensable la guía de un maestro, o "director espiritual" (muršid), quien ya ha recorrido las estaciones espirituales y ha llegado a la realización espiritual, a fin de guiar al discípulo por el largo sendero de la lucha contra el ego (nafs).

Las experiencias de los grandes maestros sufíes han inspirado una buena parte de la lírica y la narrativa islámicas.

Dichos y hechos propios de los sufis [editar]

Los santos sufis narran haber recibido, por gracia de Dios, estaciones espirituales más allá de nuestra comprensión ordinaria de las cosas; y a la vez afirman que buscar las estaciones en sí mismo es alejarse de ellas, pues la única búsqueda debe ser la complacencia de Dios. Son conocidas en la literatura sufi las narraciones de milagros (karamat) que ocurrieron a mestros sufis, si bien la enseñanza sufi al respecto es que la búsqueda de milagros es un obstáculo en la vía, y si ellos ocurren debe ser únicamente sin intervención de una voluntad activa o de ostentación al respecto.

Los maestros sufis distinguen dos clases de conocimiento de la religión del Islam: el conocimiento erudito, de carácter mental-discursivo, sobre el Corán y la vida del Profeta del Islam, y el conocimiento 'del corazón' o de naturaleza gnóstico-espiritual, acerca de lo mismo, señalando que si bien ambos conocimientos son necesariamente complementarios, sólo el siervo puro puede acceder al conocimiento interno.

A su vez, si bien las cofradías sufis se han sumado a los demás musulmanes en el seguimiento del respeto a los gobernantes, son conocidos los casos en que un gobernante ha ejercido persecuciones sobre sufis (Mustafa Kemal Ataturk, en Turquía, o el régimen comunista en Rusia, por citar sólo dos casos)y el concepto del verdadero rango que tienen el santo y el rey frente a Dios por parte de los sufis.

Un ejemplo de esto último puede encontrarse en la siguiente anécdota de Shah Bahauddin Naqshband (1317-1388), según narración de otro maestro sufi, Sheij Fariuddin al-Attar:

"En una oportunidad el rey de Transoxiana, Sultan Abd Allah Kazgan, vino a Bukhara. Decidió ir de caza alrededor de Bukhara y mucha gente lo acompañó. Shah Bahauddin Naqshband estaba en una aldea cercana. Cuando la gente se fue de caza Shah Naqshband fue a la cuspide de una colina y permaneció allí sentado. Mientras estaba allí sentado entró a su corazón el pensamiento de que Dios había dado un gran honor a los santos. A causa de ese honor, todos los reyes de este mundo deberían inclinarse ante ellos. El pensamiento aún no se le había ido del corazón, cuando un caballero con una corona en la cabeza como la de un rey, se acercó a él y desmontó su caballo. Con gran humildad saludó a Shah Naqshband y permaneció en su presencia de la manera más amable. Se inclinó ante el shaykh pero el shaykh no lo miró. Lo mantuvo de pie durante una hora. Finalmente Shah Naqshband lo miró y le dijo: '¿Qué haces aquí?.' El dijo: 'Soy el rey Sultan Kazgan. Salí a cazar y olí un aroma hermoso, lo seguí hasta aquí y te encontré sentado en medio de una poderosa luz.' El hecho de haber pensado 'todos los reyes de este mundo deberían inclinarse ante los santos' se había vuelto realidad. Es así como Dios honra los pensamientos de Sus santos".

Siguiendo la "vía" (tarîqa) de un maestro (xeic, Shéij), el sufismo afirma que se puede llegar a una estación espiritual donde el 'ojo' contempla al Ser Supremo, frente al cual toda la Creación se convertiría en 'menos de una mota de polvo suspendida en la nada', lo que técnicamente se ha denominado en el lenguaje del sufismo como "el aniquilamiento de sí mismo en Dios" (fanâ).

Características del sufismo [editar]

Shaij Nazim al-Qubrusi, maestro de la orden naqshbandi, ha sido criticado fuertemente por el wahabismo en el Islam, y representa, como otros casos contemporáneos, el fenómeno actual de la pugna entre la comprensión sufi y la comprensión literalista o externalista del mismo.

Un elemento tipológico que diferencia al sufismo del 'misticismo' a secas es que el cultivo de la vía se considera y asume en el sufismo como una ciencia o 'ílm', la ciencia de las estaciones del corazón y de la lucha contra el nafs, cuyos maestros dominan con las correspondientes técnicas espirituales para permitir que el discípulo avance en el proceso.

Asimismo, otro elemento tipológico es que, a diferencia de los esfuerzos o ascesis individuales, quien tiene en definitiva 'la llave' del discípulo es el Maestro, el cual se considera en el sufismo que para ser verdaderamente tal debe mantener conexión espiritual viva e ininterrumpida con el Profeta Muhammad mismo, considerado así como la fuente primera y permanente del sufismo. A esta conexión de transmisión del conocimiento espiritual desde el Profeta mismo se la denomina 'silsila' o vía de transmisión.

En el sufismo se encuentran obras y visiones de naturaleza metafísica, elemento sapiencial o gnóstico (en sentido etimológico) del sufismo.

Afirman los maestros sufis tales como Ibn Arabi o Sheij Abdelqader al Jilani que la gnosis de Dios implica asimismo recibir un conocimiento de la religión de naturaleza privilegiada. De modo que los sheisj sufis, tal como eran considerados en el califato otomanao, pasan a representar la función de garantes de la ortodoxia a la vez que de conocedores del misterio.

Es frecuente encontrar en la literatura sufi afirmaciones de que el estado de pureza permite comprender más en el Corán que lo que los ojos o la mente común podrían hallar.

Grandshaykh Abdullah al-Faizi ad-Daghestani (1891-1973), maestro anterior de la tariqa naqshbandi, sucedido por Shaij Nazim al-Qubrusi, refirió por ejemplo lo siguiente:

"Ellos [los más grandes de entre los santos de Dios, nueve en particular en la historia del Islam] recitan el Corán no como lo hacemos nosotros que lo leemos de principio a fin sino que lo recitan con todos sus secretos y realidades internas. Porque Dios ha dicho: 'wa la ratbin wa la yabisin illa fa kitabin mubin [Sagrado Corán 6:59]'. 'No hay nada húmedo o seco que no esté inscrito en un libro claro'. No hay ninguna de las creaciones de Dios en todos los universos creados que no haya sido ya mencionado, con todos sus secretos, en un Libro Claro, el Corán ... Allah ha puesto en cada letra del Corán doce mil conocimientos distintos.

Hoy en día se percibe la existencia de una corriente en Occidente de 'sufismo sin Islam', auto-denominada a veces sufismo universal, de modo análogo a lo que sería el ejemplo de la difusión, en otro orden de ideas, del yoga sin hinduismo. Este fenómeno es considerado como un fenómeno de la nueva religiosidad en Occidente (lo que ha sido denominado por algunos como espiritualidad New Age). Sin embargo, los sheijs de las tariqas tradicionales rechazan esta aproximación.

Mística judaica, o Cábala [editar]

Portada de la primera edición del Zohar, Mantua, 1558 (Biblioteca del Congreso, Washington).

La principal corriente mística hebrea (que no debe confundirse con el judaísmo ortodoxo propiamente dicho) se denomina Cábala (también Qábbalah, del hebreo Kabbalah, «tradición») y se produjo y difundió fundamentalmente durante la Alta Edad Media hasta alcanzar su esplendor con la aparición del Zóhar en la península Ibérica en el siglo XIII y las posteriores interpretaciones jasídicas. En el siglo XVIII, después del colapso del movimiento sabático mesiánico, la Cábala fue relegada y considerada nociva para la comunidad. Desde entonces, los estudiosos judíos de Occidente han rehuido las discusiones teológicas que pudieran revivir el pensamiento místico. Así quedaron en el olvido valiosos manuscritos cabalísticos y las discusiones e interpretaciones que sobre ellos hacían los místicos judíos.

En la definición del historiador y teólogo judío Gershom Scholem (Grandes tendencias de la mística judía, Barcelona: Ediciones Siruela, 1996, editado originalmente en 1941), el misticismo es el estadio posterior a la religión. Al sentir el hombre post-primitivo una alienación respecto al mundo que habita, se desarrolla debido a este hueco un sentimiento religioso en el que Dios se percibe como algo alejado, al otro lado del abismo que separa lo divino de lo humano. Es ésta la definición que se plantea de religión, en que Dios es algo alejado de ser adorado u obedecido.

Según Scholem, el misticismo judío posee tres características fundamentales que le dan su particular personalidad:

  1. En primer lugar, reticencia hacia la confesión personal, por la reserva hacia todo lo relacionado con la experiencia mística y por la ausencia de elementos autobiográficos.
  2. En segundo lugar, el misticismo judío muestra una actitud metafísica positiva en relación al lenguaje, considerado instrumento propio de Dios, y como lenguaje creador, se refleja en el hablar común del hombre.
  3. En tercer lugar, la mística judía se caracteriza por una continuada deferencia hacia la tradición: así, cuanto más pura es la mística, más cerca está de la verdadera tradición entendida como «conocimiento original de la humanidad.
El Árbol de la vida.

Acaso el mayor de los místicos judíos fuera el malagueño Shlomo ben Yehudah Ibn Gabirol, también conocido como Avicebrón (c. 1021-c. 1058), autor de una Fuente de la vida (Mekor Hayim) que fue conocida por los filósofos cristianos medievales a través de su traducción latina (Fons vitae); por otra parte, el gran erudito y teólogo Rambam, que conocemos habitualmente como Maimónides (1135-1204), aportó la idea de la ausencia de atributos en Dios, que pesó mucho en la configuración cabalística de Dios como En-Sof.

Una de las fuentes más importantes de la Cabalá es el Zóhar o Libro del Esplendor se trata de una compilación de diversos textos cuya elaboración se atribuye tradicionalmente a Moisés de León, judío español, (fallecido en 1305), aunque algunos de sus elementos parecen ser mucho más antiguos. Algunas de sus ideas parecen ser de los filósofos griegos, de los panteístas egipcios y de los gnósticos. La idea básica allí expuesta es que, del seno mismo de la Divinidad oculta o Infinito (el Ein-Soph), surgió un rayo de luz que dio origen a la Nada (Ain), identificada con una esfera (Sefirá) o región, que recibe el nombre de Kéter (Corona). A partir de esta corona suprema de Dios emanan otras nueve esferas (las sefiroth). Estas diez esferas constituyen los distintos aspectos de Dios mediante los cuales éste se automanifiesta.

Según la cábala el verdadero Mesías nacerá al fin del tiempo y entonces el mundo regresará a su fuente. Entonces se acabará el infierno y empezará un tiempo de gran felicidad. La redención humana se logra por la rígida observancia de la ley, y la salvación se alcanza a través de un conocimiento "esotérico" especial. Cada persona es agente de su propia salvación y a través de conocimientos secretos, puede alcanzar la divinidad.

Los cabalistas suelen interpretar las combinaciones de letras de palabras clave en los textos sagrados, así como su valor numérico, con un sentido trascendente.

Mística budista [editar]

Mandala del Buda Sakyamuni, pintura tibetana.

La mística budista consiste en alcanzar el estado de Buda o nirvana, llamado Samadhi en el yoga; en el budismo Zen se realiza mediante un súbito acto de conocimiento integral denominado satori. Hay varios métodos, incluyendo mantras (recitaciones) y una meditación sobre la realidad. Con frecuencia el monje budista zen recurre a algunos ejercicios denominados koans o problemas o cuestiones tan irresolubles cómo fáciles de resolver que sirven para desintegrar la apariencia lógica de la realidad.

Fenómenos místicos [editar]

Explicaciones científicas a los fenómenos místicos [editar]

En la filosofía de Cousin, el misticismo es uno de los cuatro grandes estadios filosóficos que periódicamente se suceden en el pensamiento humano y que sigue a épocas fuertemente racionalistas. Otros dicen que el misticismo podría ser sólo síntomas de defectos médicos de una persona. Por ejemplo, se dice que Santa Teresa de Jesús era muy enfermiza y que pudiera haber padecido de problemas psicológicos productos de la misma. También se ha usado como explicación científica por investigadores e historiadores del misticismo el que algunas visiones pudiesen haber sido provocadas por una intoxicación debida al hongo conocido como cornezuelo de centeno, potente psicotrópico.

En la cultura popular [editar]

En la música se puede encontrar una excelente adaptación de La Noche Oscura Del Alma de San Juan de la Cruz hecha por la cantante Loreena McKennit en su disco The Mask and Mirror.

También la cantante Madonna, en 1989, lanzó un disco titulado Like a Prayer, donde la letra de la canción que daba nombre al álbum estaba impregnada de misticismo del estilo de San Juan de la Cruz. En el video musical se pueden apreciar varios simbolismos que remiten a algunos de sus poemas como la Llama de Amor Viva. Por este video la Iglesia Católica declaró a Madonna blasfema. También en el video de su tema Bedtime Story (año 1994) se puede apreciar un ritual derviche y diferentes elementos de la mística sufí.

Véase también [editar]

Referencias [editar]

  1. Historia de las religiones en la Europa antigua. Madrid: Ed. Cátedra, 1994.

Bibliografía [editar]

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Enlaces externos [editar]

Mística católica [editar]

Mística islámica [editar]

Mística judía [editar]

FILOSOFÍA3: LA PSEUDOCIENCIA. Pseudociencia (neologismo formado a partir de la raíz griega pseudo-, y la palabra «ciencia»: ‘falsa ciencia’) es un término que da cuenta de un conjunto de supuestos conocimientos, metodologías, prácticas o creencias no científicas pero que reclaman dicho carácter. Este concepto es utilizado en los enfoques epistemológicos preocupados por el criterio de demarcación de la ciencia para diferenciarlas claramente de las ciencias exactas, las naturales y las sociales.

Pseudociencia

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Diagrama usado en la ciencia fallida de la frenología, estudio descartado a comienzos del siglo XX

Pseudociencia (neologismo formado a partir de la raíz griega pseudo-, y la palabra «ciencia»: ‘falsa ciencia’) es un término que da cuenta de un conjunto de supuestos conocimientos, metodologías, prácticas o creencias no científicas pero que reclaman dicho carácter. Este concepto es utilizado en los enfoques epistemológicos preocupados por el criterio de demarcación de la ciencia para diferenciarlas claramente de las ciencias exactas, las naturales y las sociales.

El término tiene connotaciones peyorativas, porque se usa para indicar que las materias así etiquetadas son errónea o engañosamente presentadas como científicas. Por este motivo, aquellos que cultivan determinada "pseudociencia", normalmente rechazan esta clasificación.

Filósofos de la ciencia que se han ocupado extensamente de esta cuestión, como Karl Popper, consideran que el carácter de pseudociencia depende menos del ámbito u objeto de estudio que de la actitud de sus seguidores hacia la crítica y, en general, hacia el método científico. Así, un físico o un biólogo podrían comportarse de un modo dogmático, mientras que un historiador o un sociólogo pueden presentar sus tesis de una manera que inviten a la refutación (o «falsación», en lenguaje popperiano). En general, y en la medida en que pueda resultar aplicable, la metodología científica exige que las teorías puedan someterse a pruebas empíricas rigurosas, mientras que a las pseudociencias, o bien no será posible aplicarles sistemas de refutación (por tratarse de formulaciones ambiguas), o bien sus partidarios protegerán la teoría (por ejemplo, con hipótesis auxiliares o ad hoc, formuladas a posteriori), en lugar de someterla a ensayos que puedan refutarla.

Contenido

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Características de las pseudociencias [editar]

Los autores que diferencian entre ciencias reales y pseudociencias señalan características cuya presencia simultánea, no necesariamente de todas a la vez (definición politética), ayuda a reconocer a las pseudociencias como tales:[1] [2] [3] [4] [5] A falta de un criterio delimitador objetivo y universal, la clasificación definitiva requiere de un argumento de autoridad.

  • No tienen consistencia interna y externa. Es decir, soportan contradicciones lógicas y no se integran con otras ciencias.
  • No aplican métodos como los característicos de las ciencias, aquellos cuya validez pueda aceptarse con independencia de las expectativas del observador. Pero, Norwood Russell Hanson en su libro Patterns of discovery de 1958 y apoyándose en la obra póstuma de Ludwig Wittgenstein, particularmente en sus Investigaciones filosóficas, señala como la observación de un hecho cualquiera, siempre está sujeta a las expectativas del observador.[6]
  • Son dogmáticas. Sus principios están planteados en términos tales que no admiten refutación, a diferencia de las ciencias, donde las condiciones de refutación de las hipótesis o teorías están determinadas o pueden determinarse con precisión. Aunque esto último no es de aplicación estricta a las ciencias sociales, que a menudo no producen (ni pretenden producir) resultados precisos, y parten de premisas que hay que interpretar con cierto grado de subjetividad. Por otro lado, en la ciencia, a veces ocurre que proposiciones formalmente falsables, son en la práctica (en el estado actual de la técnica), imposibles de falsar (por ejemplo: "El universo es finito").
  • Proclaman teorías para las que no aportan pruebas empíricas, que a menudo contradicen abiertamente las observaciones o resultados experimentales conocidos y aceptados. Aunque este tipo de problema también aparecen ocasionalmente en las ciencias (véase por ejemplo: Problema del horizonte)
  • Son incoherentes con el cuerpo teórico de disciplinas relacionadas, invalidando las explicaciones admitidas sin ofrecer alternativas mejores para la explicación de los mismos fenómenos ni reconocer la necesidad de hacerlo.
  • Son inmutables. Al no tener bases experimentales, no cambian incluso ante nuevos descubrimientos (como excepción especial están las matemáticas). La máxima autoridad teórica se le sigue atribuyendo al fundador o fundadores de la disciplina, y sus enseñanzas son tratadas como escrituras sagradas.
  • Utilizan ante el público un lenguaje oscuro, o emplean términos que tienen un significado preciso en ciencia con sentidos totalmente diferentes.
  • No cumplen la estrategia de la navaja de Occam (también conocido como principio de parsimonia), que es un método heurístico de búsqueda creativa de soluciones que propone que, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla es la que se debe considerar como la más probable. O cuando la cumplen es en base a utilizar "ganchos celestes" (por ejemplo el creacionismo lo explica todo en base a un solo ente: dios)
  • No buscan leyes generales.
  • Descalifican las críticas por parte de las ciencias, a menudo, utilizando falacias ad hominem, aduciendo conspiraciones o proclamándose objeto de persecución cuando sus planteamientos son rebatidos.
  • Invocan entes inmateriales o sobrenaturales, tales como fuerza vital, creación divina, inconsciente metafísico, quintaesencia, etc. de los que proclaman a la vez, contradictoriamente, que intervienen en fenómenos observables, pero que son inaccesibles a la investigación empírica. Aunque también en física se especula con entidades que, a día de hoy, son inaccesibles a la investigación empírica, pero que se supone que intervienen en fenómenos observables (véase por ejemplo: Bosón de Higgs), y en psicología se emplean entidades inmateriales tales como por ejemplo: "inteligencia".
  • Los promotores de la teoría hacen poco esfuerzo para desarrollar una teoría que supere los problemas a los que se enfrenta. Carecen de la vocación autocritica propia de los científicos verdaderos.
  • Proclaman y exigen que se reconozca su carácter científico, pero sólo ante el público general, renunciando o siendo muy reticientes a poner a prueba sus explicaciones ante la comunidad científica establecida. El hecho de reclamar estatus científico las diferencia de otros campos, como la religión o la metafísica.

Algunos autores afines al relativismo epistémico o al llamado «programa fuerte» (o «estándar») de la sociología de la ciencia (Barry Barnes, Steve Shapin y David Bloor), la Escuela de Paris, (Bruno Latour y Michael Callon), el grupo de Bath, (Harry Collins y Steven Yearley), el grupo de norteamericanos y su “Etnometodología”, (Harold Garfinkel y Michael Lynch), ponen en duda que sea posible diferenciar con rigor y objetividad el límite que demarca la "ciencia" de la "pseudociencia", respaldando en algunos casos posiciones abiertamente contrarias a determinadas concepciones de lo que es ciencia y criticando el método científico.[7] Estas posiciones relativistas fueron contestadas por los científicos Alan Sokal y Jean Bricmont en su libro Imposturas intelectuales,[8] el cual a su vez recibió contrarréplicas.

Algunos críticos de la pseudociencia consideran algunas o todas las formas de pseudociencia como pasatiempos inofensivos. Otros, como Richard Feynman,[9] Richard Dawkins,[10] Carl Sagan[11] y Mario Bunge,[12] consideran que todas las formas de pseudociencia son dañinas, causen o no daños inmediatos a sus seguidores. Estos críticos generalmente consideran que la defensa de la pseudociencia puede suceder por varias razones, que van desde la simple candidez sobre la naturaleza de la ciencia y el método científico, hasta un engaño deliberado por beneficios económicos o políticos. No es apropiado tratar de pseudociencia cualquier cuerpo sistemático de creencias sólo por no considerar veraces sus postulados, sino que sólo tiene sentido hacerlo cuando desde la disciplina en cuestión se proclama sin fundamento su carácter científico.

El problema de la demarcación de las ciencias [editar]

Artículo principal: Criterio de demarcación

Se han hecho varios intentos para aplicar rigor filosófico a la demarcación de la ciencia con resultados diversos. Estos incluyen el criterio de falsabilidad de Karl Popper y la aproximación histórica de Imre Lakatos, que lo critica en su Methodology of scientific research programmes (Metodología de los programas de investigación científica). Historiadores y filósofos de la ciencia, principalmente Thomas Kuhn y Paul Feyerabend, sostienen desde otras perspectivas epistemológicas del conocimiento, que incluye la dimensión social, que no siempre es posible una distinción nítida y objetiva entre ciencia y pseudociencia.

Mario Bunge, filósofo de la ciencia, es conocido por su posición de incluir al psicoanálisis entre las pseudociencias. Críticas hacia la inconsistencia entre teoría y experiencia, o hacia el carácter especulativo del discurso se dirigen también a veces desde las ciencias naturales hacia ciertas ciencias sociales, como la economía o la psicopedagogía. El escándalo Sokal, por el nombre del físico que lo puso en marcha, mostró que desde una cierta orientación de la Sociología de la Ciencia, una postmoderna y deconstruccionista, también se ha recurrido a veces a usar inconsistentemente el lenguaje de las llamadas ciencias duras, en lo que parece un intento irregular de legitimación científica, siendo esta una de las líneas de conducta frecuentemente reprochadas hacia las llamadas pseudociencias.

Para algunos sectores de la filosofía de la ciencia no existe un criterio de demarcación perfectamente delimitado, metodológico y objetivo para definir universalmente qué es ciencia y qué es pseudociencia,[13] [14] [15] [16] [17] [18] [19] [20] [21] [22] [23] [24] [25] [26] [27] [28] [29] [30] [31] [32] [33] [34] [35] todo intento de diferenciación es necesariamente aribitrario y subjetivo.

Pseudociencia, protociencia y ciencia [editar]

Véase también: Protociencia

La protociencia engloba áreas de conocimiento en proceso de consolidación. Por ejemplo la alquimia en el siglo XVII entraba dentro de esta categoría. Cuando se descubrió que los principios en la que se basaban (como la influencia de los planetas en los metales) no tenían respaldo experimental, pasó a ser una pseudociencia. Lo mismo puede decirse de la parapsicología en el siglo XIX y principios del XX. No todas las protociencias desembocan en pseudociencias. La alquimia dio origen a la química y la astrología a la astronomía.

No hay un acuerdo para la diferenciación entre protociencia, pseudociencia y ciencia. Hay ejemplos de teorías científicas vigentes a día de hoy que una vez fueron criticadas y etiquetadas como pseudocientíficas. La transición se caracteriza por una mayor investigación científica sobre el tema y el descubrimiento de más evidencias que sustenten la teoría. Así, la teoría de la deriva continental fue, en su momento, considerada pseudocientífica.[36]

Peligros de la medicina pseudocientífica para la salud [editar]

Un campo en el que se usa frecuentemente de alegaciones pseudocientíficas es el de la curación de enfermedades. Ocurre incluso dentro de la medicina convencional, por ejemplo cuando algunas compañías farmacéuticas promueven el uso de sus productos para fines distintos de los que justificaron su aprobación y sin ensayos clínicos suficientes o adecuados.

Existe además un importante mercado de métodos curativos y diagnósticos, que en muchos casos utilizan métodos mágicos tradicionales, como la imposición de manos o procedimientos sin fundamento, como la radiestesia o el empleo de pirámides. La mayoría de estos curanderismos, cuya extensión creciente debe mucho a internet, busca la credibilidad y el prestigio que tiene la ciencia, alegando desconocidas propiedades del agua,[37] la acción de fenómenos cuánticos o presuntas energías de naturaleza difusa.

El cartílago de tiburón se ha promocionado falsamente como cura para el cáncer en base una supuesta inexistencia de cánceres en tiburones. De acuerdo con Ostrander et al (2004), esta práctica ha llevado a una continua disminución de las poblaciones de tiburones[38] [39] y, lo que es más importante, esta práctica ha alejado a los pacientes de terapias contra el cáncer que sí son efectivas. Sugieren que "los mecanismos basados en la evidencia por la comunidad científica día a día deberían añadirse al aprendizaje de los profesionales de los medios de comunicación y gubernamentales".

Un caso especial, por su extensión, es el de la homeopatía, cuya incongruencia con el conocimiento científico fue mostrada ya en vida de su fundador, Samuel Hahnemann, y respecto a la que se han utilizado recientemente términos prestados de la mecánica cuántica (como entanglement) de manera admitidamente metafórica.

Algunos tratamientos alternativos de carácter pseudocientífico han producido accidentes graves, incluso muertes; pero se admite en general que el mayor peligro para la salud de los pacientes se realiza cuando, confiando en un método ineficaz, renuncian a medidas más efectivas, como hábitos más saludables o un tratamiendo médico de eficacia demostrada.[40] [cita requerida]

Explicaciones psicológicas [editar]

El pensamiento pseudocientífico se ha explicado en términos de psicología y psicología social. La tendencia humana a buscar confirmación en vez de refutación,[41] la de mantenerse aferrado en las creencias confortables, y la de sobregeneralizar han sido mencionadas como razones comunes para la adherencia al pensamiento pseudocientífico. De acuerdo con Beyerstein (1991) los humanos son propensos a realizar asociaciones en función de la apariencia, y a menudo cometen errores en el pensamiento sobre causa y efecto.[42]

La utilidad de las etiquetas [editar]

El filósofo de la ciencia Larry Laudan ha manifestado que el concepto pseudociencia no tiene significado científico y se usa básicamente para describir una apreciación subjetiva: "Si quisieramos permanecer firmes al lado de la razón, deberíamos desentendernos de términos como ‘pseudociencia’ y ‘acientífico’ de nuestro vocabulario; son sólo palabras huecas que sólo trabajan a nivel emotivo".[43]

Richard McNally, catedrático de Psicología de la universidad de Harvard, manifiesta: "El término 'pseudociencia' se ha convertido en poco más que una palabra de moda incendiaria para desacreditar rápidamente a un oponente a través de los medios de comunicación" y "Cuando los terapeutas manifiestan haber obtenido logros con sus prácticas, no deberíamos gastar nuestro tiempo en tratar de averiguar si sus prácticas se las pueden calificar de pseudocientíficas. En vez de eso, se le debería preguntar: ¿Cómo sabe usted que su práctica funciona? ¿Cuál es su evidencia?"[44]

Campos considerados como pseudociencias [editar]

Algunos autores que defienden la posibilidad de un criterio de demarcación estricto entre ciencia y pseudociencia como Mario Bunge,[45] Carl Sagan,[1] Robert L. Park,[2] [3] James Randi,[4] o Michael Shermer[5] consideran que en algunos de los campos siguientes una parte significativa de sus practicantes presentan su disciplina como más o menos equivalente a campos del conocimiento rigurosos, imitándolos a veces formalmente en el lenguaje o las formas de comunicación, y adoptando títulos científicamente prestigiosos ante el público como «doctor» o «profesor», legitimados o no académicamente. Tal como se deduce de la caracterización del concepto, los practicantes de estas actividades afirman su carácter científico.


Ejemplos de disciplinas consideradas pseudocientíficas por algunos autores
Alquimia[45]Fue una práctica que combinó elementos de lo que hoy son la química, la metalurgia, la física, astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte y se la considera precursora de la moderna química. Al contrario que la astrología, que sigue teniendo muchos seguidores en la actualidad, la práctica de la alquimia prácticamente desapareció durante el siglo XIX, quedando en la actualidad únicamente algunos seguidores,[46] aunque para la mayoría de ellos se haya convertido en una corriente filosófica que ya no sigue los mismos objetivos,[47] [48] por lo que realmente únicamente serían pseudocientíficas algunas corrientes actuales, a pesar de la definición de Bunge.
Astrología[49]Es la creencia en una relación causal entre la posición relativa de determinados planetas, satélites y estrellas y la personalidad y expectativas futuras de las personas.[50]

Aunque la astrología tiene una larga tradición como sistema de creencias desde la antigüedad, sus bases como ciencia están refutadas desde el Renacimiento,[51] a pesar de lo cual hoy en día existen intentos de reivindicar este papel.

Cerealogía[52]

También llamados pictogramas o crop circles (en inglés), son dibujos que aparecen en campos de cultivo (trigo, maíz, etc), supuestamente creados por extraterrestres, aunque sin evidencias empíricas.

Creacionismo y Diseño inteligente

Algunas interpretaciones literales del Génesis niegan la Teoría de la evolución y plantean hipótesis alternativas como si tuvieran la misma validez. La teoría de la evolución no es sólo una hipótesis sino la teoría más sustentada que actualmente existe sobre el origen de los seres vivientes y es el cuerpo teórico unificador de las ciencias biológicas. Por esto, la gran mayoría de los científicos e instituciones científicas rechazan las afirmaciones sobre creacionismo científico y diseño inteligente por su falta de base científica y lo clasifican como pseudociencia. La comunidad científica califica de infundadas las acusaciones de tautología hacia algunas hipótesis evolutivas, como la selección natural.

Criptozoología[53]

Es el estudio de animales mitológicos, no reconocidos como reales por la ciencia. No cumple con el método científico al no ocupar mediciones y observaciones directas para sacar sus conclusiones, sino que se basa en dichos de otras personas y tradiciones orales. Esto es como tomar por cierto que el suelo de piedra de una habitación está más frío que la alfombra que está sobre él, sólo porque alguien nos dijo "que lo sintió más frío". El método científico demanda hacer mediciones antes de sacar conclusiones, y fácilmente se puede comprobar con un termómetro que ambos llegan a un equilibrio térmico con el ambiente, y tienen la misma temperatura. Además sus predicciones, por su naturaleza, carecen completamente de falsabilidad, pues los animales mitológicos que estudian no dejan de serlo hasta que se comprueba su existencia real.

Dianética (la “ciencia” de la cienciología)[54]

La dianética es una parte de la cienciología, consistente en una especie de "psicología" basada en los principios de la cienciología.[55]

Hubbard insiste varias veces a lo largo de su libro en que la Dianética es una ciencia[56] y que su sistema, basado en la localización y eliminación de los engramas, permite la curación de toda clase de compulsiones, obsesiones, neurosis, y demás afecciones o enfermedades, incluyendo parálisis, cáncer y leucemia.[57] Sin embargo nunca ha habido ninguna demostración científica de tales afirmaciones.

Feng Shui

Es una forma de geomancia que supone la existencia de supuestas energías como el chi. Esta puesta en duda, ya que desde el punto de vista escéptico una energía propiamente dicha no puede ser positiva o negativa, no podría influir ni alterar el comportamiento humano y su relación con el medio[58] Por ello los escépticos sostienen que no tiene valor terapéutico.

Fisiognomía

En la Antigüedad la fisiognomía se desarrolló com un arte adivinatoria, que buscaba el destino en los rasgos de la cara, en parte por culpa de algunos párrafos de la Historia animalium de Aristóteles.[59] Lavater, a finales del XVIII llamó así a la ciencia («una ciencia con reglas fijas») que permitiría conocer el carácter de una persona por los rasgos de su cara y la forma de su frente. Un obituario tras su muerte, señalaba que tras Lavater un noble no escogería un criado sin antes comparar su rostro con las láminas del libro. Darwin cuenta que estuvo a punto de no ser elegido como naturalista del Beagle, porque Fitzroy no veía con buenos ojos la forma de su nariz.[60] La asignación de caracteres faciales y su asociación a rasgos de personalidad para los grupos humanos históricos, como los judíos o los eslavos, fue recuperada por el racismo pseudocientífico de la primera mitad del siglo XX, y una variante, la morfopsicología, inventada por un médico francés en 1937, todavía se emplea para selección de personal.

Flores de Bach (terapias florales)[61] [62]

Los ensayos no demuestran ningún valor terapéutico más allá del efecto placebo.[63] [64] La preparación de los remedios, dejando algunas flores en agua al sol y diluyendo el filtrado después, no es compatible con ningún mecanismo físico-químico específico. Los pronentes dicen que se basa en «vibraciones», sin que se justifique que son o como se pueden observar.

La selección de los remedios se basa en criterios ajenos a la experiencia, como la teoría de las signaturas,[65] una doctrina precientífica propia de la medicina medieval, según la cual la virtud curativa ha sido marcada sobre las cosas o sobre sus nombres. Por ejemplo, la planta que Lineo llamó Impatiens porque dispara sus semillas, es propuesta para curar la impaciencia.

Frenología[66] [67]

Era una teoría que afirmaba ser capaz de determinar el carácter y los rasgos de personalidad basándose en la forma del cráneo. Se basaba en la creencia de que diversos comportamientos están controlados por sitios distintos del cerebro, y que el mayor desarrollo de esas secciones supone un mayor tamaño, que se ve reflejado en la forma del cráneo. No se debe confundir con la craniometría o la fisonomía, que estudian los huesos del cráneo o los rasgos faciales sin intentar extraer información sobre la personalidad.

Fusión fría

Hoy en día se siguen realizando esfuerzos en la búsqueda de reacciones nucleares del tipo de la fusión fría, a pesar de que el engaño de los años 80 quedó marcado en la comunidad científica. Los descubridores de esta supuesta fusión fría, ahora en la industria privada, siguen anunciando periódicamente que en menos de un año sacarán al mercado un modelo viable.[68] El fenómeno ha sido intensamente estudiado por la comunidad y siguen encontrándose publicaciones al respecto, sin resultados positivos.

Grafología[69] [70]

Se trata de la supuesta relación entre la escritura y la personalidad del individuo, pretendiendo inferir incluso el estado fisiológico y las aptitudes laborales del autor de la escritura. No debe confundirse con la grafología o caligrafía forense, que es usada en la justicia como técnica auxiliar para determinar si un escrito pertenece a una persona en particular. Aunque los análisis grafológicos de personalidad no son aceptados en las cortes, sí son empleados con frecuencia y sin fundamento en la selección de personal.

Homeopatía

Muchos consideran la homeopatía como un residuo pseudocientífico de la época de la alquimia. Los resultados atribuidos a la homeopatía se pueden explicar por el efecto placebo.[71]

Otra crítica a la homeopatía es su falta de consistencia externa. Esta teoría asume que el agua de algún modo "recuerda" las propiedades químicas de las moléculas que alguna vez estuvieron en contacto con ella, pese a que la investigación empírica no confirma la hipótesis de la llamada memoria del agua.

Microeconomía neoclásica

El epistemólogo Mario Bunge considera que "afirma falsedades" y "también estafa a sus consumidores".[72]

Negacionismo del Holocausto[73]

El negacionismo del Holocausto está considerado una pseudociencia (en la disciplina de la historia) no porque sea revisionista (el revisionismo es una actividad legítima del historiador, por ejemplo, a la luz de nuevas evidencias), sino porque para lograr su objetivo de negar el Holocausto necesitan negar todos y cada uno de los principios del método científico: deciden primero cómo quieren que sean los "hechos", en lugar de recurrir a testigos oculares y a pruebas físicas y documentales. Elaboran teorías para "probar" que los hechos "auténticos" son como ellos quieren que sean. Reescriben la historia para dar apoyo a una agenda, a menudo política, usando un sinnúmero de falacias lógicas que corroboren sus tesis. Nunca someten sus trabajos a la revisión por pares. A causa de todo ello, la comunidad de historiadores consideran a estos escritos como defectuosos y no fiables desde el punto de vista científico.

Numerología[74] [75]

La numerología actual se basa en los principios esbozados por Pitágoras. Consideraba que el universo es una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Los pitagóricos postulaban que la Tierra, el Sol y el resto de los planetas conocidos, giraban en torno a una fuerza simbolizada por el número uno.[76]

Parapsicología[77]

Esta doctrina sostiene la existencia de fenómenos como la telepatía, la videncia a distancia y del futuro, y la telequinesis, entre otros. La parapsicología atribuye esos supuestos hechos a la percepción extrasensorial y a otras capacidades supra-normales que no pretende explicar. Es bastante ambigua no sólo porque trata de entidades no físicas como los fantasmas y acontecimientos no físicos como la telepatía, sino también porque no ofrece afirmaciones detalladas acerca de sus mecanismos de acción o regularidades.

Piramidología[69]

La piramidología es una creencia que afirma que los objetos en forma de pirámide con base cuadrada, simplemente por su forma, pueden provocar fenómenos tales como mantener los alimentos frescos durante mucho más tiempo de lo normal. Se cree que el origen de esta creencia fue el descubrimiento en las pirámides de la Meseta de Giza de momias y otros objetos orgánicos en relativamente buen estado a pesar de su edad.[78] Sin embargo, los experimentos realizados no han mostrado ningún efecto.[79]

Psicoanálisis

En su modelo de demarcación de la ciencia, Karl Popper tomó al psicoanálisis como ejemplo de pseudociencia, en contraste con la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Popper observó que mientras las condiciones de refutación de las hipótesis de Einstein estaban determinadas con precisión y Einstein estaba dispuesto a empezar de nuevo si la evidencia no las sustentaba, las teorías de Sigmund Freud eran infalsables y le permitían reinterpretar la evidencia para mantener las hipótesis.

Aunque Popper calificaba al psicoanálisis como pseudociencia. No sugiere que no sea racional o que no sea valioso. Popper mismo declara que el psicoanálisis: "Constituye una interesante metafísica psicológica (y no cabe duda de que hay alguna verdad en él, como sucede tan a menudo en las ideas metafísicas)".[80]

Adolf Grünbaum considerado el heredero de Karl Popper en la crítica epistemológica al psicoanálisis, considera por otro lado que el psicoanálisis sí es falsable, pero con el resultado de ser una teoría falsa.

Alan Sokal y Jean Bricmont explican en su controvertido libro Imposturas Intelectuales cómo Jacques Lacan usa el lenguaje matemático en su teoría del psicoanálisis de forma incorrecta y totalmente fuera de contexto para aparentar carácter científico.[81] Otros autores, sin embargo, explican que el uso por parte de Jacques Lacan de un lenguaje matemático significó no el intento de demostrar matemáticamente las afirmaciones del psicoanálisis, sino una representación explícitamente metafórica de algunas de tales afirmaciones. La respuesta de Sokal es que tal uso simbólico de conceptos matemáticos, muy probablemente desconocidos por la gran mayoría de los lectores de Lacan, es de dudosa utilidad. Arkady Plotnitsky (matemático y profesor de la Universidad de Purdue de teoría literaria) resalta en particular que en el libro de Sokal y Bricmont «algunas de sus aseveraciones concernientes a objetos matemáticos y especialmente sobre los números complejos son incorrectas» lo cual hace que su ataque a Lacan (por errores similares) se convierta en patético.[82]

El epistemólogo Mario Bunge también usa al psicoanálisis como ejemplo en su modelo de demarcación de la ciencia. Sostiene que el psicoanálisis es una forma de pseudociencia porque carece de consistencia externa: las diferentes disciplinas científicas interactúan apoyándose las unas a las otras tanto en sus aspectos teóricos como empíricos. El grave problema del psicoanálisis, sostiene Bunge, es que se trata de una disciplina aislada del resto del conocimiento (no interactúa con disciplinas obviamente pertinentes, tales como la psicología experimental, la neurociencia cognitiva y las ciencias biológicas). Más aún, el psicoanálisis es incongruente con los descubrimientos de estas disciplinas.[83] [84] [85]

Por otra parte algunos filósofos de la ciencia[86] e investigadores[87] sostienen que el psicoanálisis sí puede investigarse científicamente. Aunque otros filósofos[88] y psicoanalistas[89] sostienen que el psicoanálisis no puede investigarse científicamente. En todo caso hay gran variedad de corrientes psicoanalíticas y sólo cabría plantear la posibilidad de acusar de pseudocientíficas a aquellas que se consideran a sí mismas científicas.

Autores como Van Rillaer recopilaron ejemplos sobre la forma en que Freud y otros psicoanalistas descalifican a sus críticos empleando argumentos de autoridad y falacias ad hominem.[90] [91]

Pese a lo anterior, el psicoanálisis sigue siendo materia de estudio en diversas universidades.

Psicología transpersonal[92]

Se trata de corrientes de pensamiento psicológico fundamentadas en creencias religiosas, ocultistas o filosóficas, muy a menudo cercanas a movimientos como el New Age. Sus prácticas y creencias no poseen, en la mayor parte de los casos, fundamentos empíricos testables necesarios para toda ciencia. Arranca del pensamiento de autores post-freudianos como Carl Jung. Al igual que con el psicoanálisis freudiano, aunque no todas sus afirmaciones pudieran carecer de fundamento real, no existe en sus prácticas y tradiciones de generación de conocimiento un modo de distinguir entre lo válido y lo erróneo. Estas corrientes de pensamiento también se han asociado en ocasiones a la parapsicología. Muy pocos psicológos realizan en realidad investigación científica seria sobre estos temas.

Radiestesia[93]

La dependencia de los fenómenos en que se basa la radiestesia respecto al efecto ideomotor y las expectativas del sujeto, está demostrada desde el siglo XIX.[94]

Teoría de cuerdas.[95]

Algunos autores, entre ellos Mario Bunge, han declarado su preocupación de que la Teoría de cuerdas no sea falsable y como tal, siguiendo las tesis del filósofo de la ciencia Karl Popper, la Teoría de cuerdas sería equivalente a una pseudociencia.[96] [97] [98] [99] [100] [101]


El filósofo de la ciencia Mario Bunge ha manifestado recientemente:

  • La consistencia, la sofisticación y la belleza nunca son suficientes en la investigación científica.
  • La Teoría de cuerdas es sospechosa (de pseudociencia). Parece científica porque aborda un problema abierto que es a la vez importante y difícil, el de construir una teoría cuántica de la gravitación. Pero la teoría postula que el espacio físico tiene seis o siete dimensiones, en lugar de tres, simplemente para asegurarse consistencia matemática. Puesto que estas dimensiones extra son inobservables, y puesto que la teoría se ha resistido a la confirmación experimental durante más de tres décadas, parece ciencia ficción, o al menos, ciencia fallida.
  • La física de partículas está inflada con sofisticadas teorías matemáticas que postulan la existencia de entidades extrañas que no interactúan de forma apreciable, o para nada en absoluto, con la materia ordinaria, y como consecuencia, quedan a salvo al ser indetectables. Puesto que estas teorías se encuentran en discrepancia con el conjunto de la Física, y violan el requerimiento de falsacionismo, pueden calificarse de pseudocientíficas, incluso aunque lleven pululando un cuarto de siglo y se sigan publicando en las revistas científicas más prestigiosas.
Ufología[102] [103] [104]

La Ufología es el estudio de los objetos voladores no identificados (OVNIs) y frecuentemente incluye la creencia de que los OVNIs son la evidencia de visitantes extraterrestres.[105] No debe confundirse con la búsqueda de inteligencia extraterrestre de proyectos científicos como el SETI.

Telepatía[106]

Es un término que se refiere a la capacidad mental de los humanos y otras criaturas de comunicar información de una mente a otra, sin el uso de herramientas adicionales como el habla o el lenguaje corporal. Aunque se han llevado a cabo muchos experimentos científicos sobre la telepatía, incluyendo varios recientes por parte de reputadas universidades, la existencia de la telepatía no es aceptada por la comunidad científica. [107]

Sintergética

La teoría sinergética fue establecida por el matemático y físico Hermann Haken. La teoría sinergética, según sus representantes, es una curación biónica y no un tratamiento médico. Así evitan disputas con la medicina occidental.[108]

Como ilustra el listado anterior, algunas pseudociencias son a veces desarrolladas por científicos o investigadas o estudiadas en universidades como si de ciencias reales se tratase.[109]

Véase también [editar]

Referencias [editar]

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  2. a b Park, Robert L. (2003). Ciencia o vudú. Barcelona: Debolsillo.
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  4. a b Randi, James (1988). Flim-Flam!. Prometheus.
  5. a b Shermer, Michael, 2001. "How to draw boundaries between science and pseudoscience."
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  7. El filósofo de la ciencia Paul Feyerabend se asocia particularmente con la idea de que intentar distinguir entre ciencia y pseudociencia es algo que no se sostiene cuando es tratado con rigor epistemológico, y además es pernicioso. "La idea de que la ciencia puede, y debería, desarrollarse de acuerdo a reglas fijas y universales, es no realista y es pernicioso....la idea va en detrimento de la ciencia, debido a la negligencia de omitir las condiciones físicas e históricas que influyen en el cambio científico. Hace a la ciencia menos adaptable y más dogmática."[1]
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  11. Carl Sagan, 1987. "La carga del escepticismo."
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Bibliografía en español [editar]

Enlaces externos [editar]

FILOSOFÍA3: EL ESOTERISMO. Esoterismo (del griego έσώτερος [API /e'so:teros/]: «dentro, desde dentro, interior, íntimo»; unido al sufijo «–ismo») es un término genérico usado para referirse al conjunto de conocimientos, enseñanzas, tradiciones, doctrinas, técnicas, prácticas o ritos de una corriente religiosa o filosófica, que son secretos, incomprensibles o de difícil acceso y que se transmiten únicamente a una minoría selecta denominada iniciados, por lo que no son conocidos por los profanos.

Esoterismo

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Esoterismo (del griego έσώτερος [API /e'so:teros/]: «dentro, desde dentro, interior, íntimo»; unido al sufijo «–ismo») es un término genérico usado para referirse al conjunto de conocimientos, enseñanzas, tradiciones, doctrinas, técnicas, prácticas o ritos de una corriente religiosa o filosófica, que son secretos, incomprensibles o de difícil acceso y que se transmiten únicamente a una minoría selecta denominada iniciados, por lo que no son conocidos por los profanos.

Por extensión, el esoterismo se refiere a toda doctrina que requiere un cierto grado de iniciación para estudiarla en su total profundidad. En contraste, el conocimiento exotérico es fácilmente accesible para el público común y es transmitido libremente.

Contenido

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[editar] Terminología

Antoine Faivre, en su estudio sobre el esoterismo, Espiritualidad de los movimientos esotéricos modernos, señala que antes del siglo XIX no existía un término que pudiese clasificar y reunir en una sola palabra a las diversas corrientes y prácticas esotéricas. La expresión existía sólo como adjetivo: esotérico (έσωτερικóς), «de dentro, interno» y posteriormente se acuñó el vocablo esoterismo para denotar la cualidad de esotérico.[1]

[editar] Historia

En la antigüedad, algunas escuelas cultivaban, junto a una doctrina accesible a todos, otras doctrinas ocultas, reservadas a los iniciados. En algunas culturas el saber era custodiado celosamente por castas sacerdotales y algunos conocimientos fueron solamente patrimonio de círculos restringidos. El problema de su transmisión a través de la historia ha dado lugar a tradiciones parciales o fundadas en otros contextos desligados de sus fines primordiales.

La esotérica era una de las formas en que en la Grecia antigua se administraba la enseñanza, que sólo podía ser recibida en el interior de las escuelas, y que se oponía a la que se destinaba al público y era impartida al aire libre.

Los discípulos de Pitágoras se habrían dividido en exotéricos y esotéricos: los primeros eran simples aspirantes sin investiduras, los segundos estaban completamente iniciados en la doctrina real del maestro.

Para Platón y Aristóteles, los caracteres exotéricos o esotéricos se aplican sólo a las doctrinas. Habría existido en Platón una doble filosofía: una accesible a todos, expuesta en sus diálogos, y otra más técnica, reservada sólo a los iniciados. Aristóteles divide sus obras en esotéricas o acroamáticas, y exotéricas. Los comentadores admiten que esta distinción no se basa en las cuestiones ni en sus soluciones, sino en la forma y los procedimientos de exposición. En las obras exotéricas sólo se dan los argumentos más claros y para las esotéricas se reservan los más oscuros y decisivos.

Sería semejante, pues, a los actuales y metódicos estudios científicos de las academias con relación a las divulgaciones que de tales disciplinas pueden hacerse. La idea de una doctrina misteriosa reservada a los iniciados se observa en numerosas sociedades tales como el movimiento Rosacruz o la Francmasonería.

Según René Guénon, todas las religiones poseen un núcleo esotérico, que por su complejidad simbólica, permanece oculto para la mayoría de los creyentes, y el significado real de los rituales religiosos sería sólo comprendido por los iniciados.

El deseo de una síntesis de todos los saberes de la humanidad, ha impulsado a algunas doctrinas sincréticas, como la sinarquía de Saint-Yves d'Alveydre y la teosofía de Helena P. Blavatsky, a recuperar y unificar las tradiciones de todas las culturas y de todos los tiempos.

[editar] Características del esoterismo

  • Disciplina del arcano o secreto. Conocimiento restringido a ciertos grupos o sociedades, y el juramento a no divulgarlo. según Rene Guenon, esto es por la imposibilidad misma de transmitir este "secreto" al encontrarse mas allá del lenguaje humano.
  • Transmisión. La forma más general de transmisión del conocimiento secreto es de maestro a discípulo por tradición oral. Implica validez, legitimidad del conocimiento y que la transmisión sea por una cadena conocida hasta un personaje histórico reconocido.
  • Correspondencia. Todos los elementos del Universo están relacionados entre sí por vínculos reales o simbólicos que reciben el nombre de correspondencias, y que al no ser evidentes, requieren ser descifradas. El axioma hermético de la correspondencia: "lo que está arriba es como lo que está abajo; lo que está abajo es como lo que está arriba" evoca este principio. El Microcosmos guarda relación con el Macrocosmos. La naturaleza visible se relaciona con la invisible.
  • Naturaleza. La Naturaleza ocupa un lugar esencial y sagrado en el Cosmos. Vive en todas sus partes y en esta vida se funda la Magia.[2]

[editar] Naturaleza del esoterismo

La diferencia entre lo exotérico y lo esotérico radica en el objeto de estudio. El conocimiento exotérico se ocupa del aspecto objetivo de la vida, de la materia, el conocimiento esotérico del aspecto subjetivo, de lo que concierne a la energía y a la fuerza. Todo lo que puede adquirirse por el instinto, por el empleo de la mente concreta actuando por medio del cerebro físico y a través de la experimentación es considerado exotérico. Aquel conocimiento que es resultado de la intuición, de la mente trascendental, es considerado esotérico. Para el Maestro tibetano Djwhal Khul el esoterismo es el entrenamiento para obtener la capacidad de actuar libremente en el mundo de significados, implica comprender la relación que existe entre fuerzas y energías. Fundamenta todo el saber esotérico en los rayos cósmicos descubiertos por Millikan. Plantea que en nuestro sistema solar sólo uno de estos grandes rayos está en actividad.[3]

Ouspensky hacia 1911 clasificó las manifestaciones supernormales en magia y misticismo, la primera la relacionó con la acción y la segunda con el sentimiento. Comparaba el método psicológico con el método esotérico en la adquisición de conocimiento, consideraba que la mente sicológica puede ver las limitaciones de la mente lógica al poder distinguir entre diferentes niveles de pensamiento y comprender el hecho de que las percepciones cambian según las facultades y propiedades del aparato perceptor; el método esotérico además siempre conecta las partes con el todo.[4]

[editar] Corrientes esotéricas

Existen numerosas expresiones espirituales que pueden ser clasificadas dentro del esoterismo debido a sus características. Eduardo Schure, en su obra Los grandes iniciados, identifica dos grandes corrientes o raíces culturales de las que derivarían todas las mitologías y religiones, artes, ciencias y filosofías de la historia: las corrientes semítica y aria. La primera sería originada con Moisés en Egipto, y la segunda, con Rāma en India.

[editar] Corrientes esotéricas orientales

[editar] Corrientes esotéricas occidentales

Véase también: Cultos mistéricos

Yendo hacia occidente, hacia Grecia, encontramos el sistema órfico. La escuela de Pitágoras y la de los neoplatónicos perpetuaron la tradición en Grecia. Sabemos que Pitágoras adquirió parte de su saber en la India, así como Platón estudió y fue iniciado en las escuelas de Egipto. En tiempos más recientes vemos que algunas ideas notoriamente sankhyas y budistas juegan un papel preponderante en el pensamiento gnóstico.

[editar] El esoterismo en la cultura popular

Véase también: Nueva era

El interés despertado por las sociedades secretas y las tradiciones esotéricas desde finales del siglo XIX ha convertido al esoterismo, al menos en un nivel superficial, en un elemento característico de la cultura de masas [cita requerida].

El tarot, la magia, la geomancia o la astrología son ejemplos de elementos originalmente esotéricos que se han comercializado y se han incorporado a la vida cotidiana occidental. Con el calificativo de "supermercado de la nueva era" se han referido a ella ciertos núcleos sociales, como la Iglesia y la comunidad científica, que se han opuesto formalmente a todo lo relacionado con el esoterismo popular, ya que se ha convertido en una moda con los métodos propios de venta de una mercancía.

Se encuentra de todo: I Ching, velas, perfumes, inciensos e imágenes del Buda o de Cristo, libros de oraciones, mantrams, decretos, mandalas, todo tipo de recetas vegetarianas y naturistas, pulseras, productos audiovisuales con mensajes y clases de sanación y liberación, libros, hipnosis, sicoterapias de todo tipo, ejercicios para conocer el karma y las vidas pasadas, contactos con los ángeles, sus órdenes y mensajes, todo tipo de objetos atractivamente decorativos y llamativos, entre otros artículos de consumo.

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. Faivre, Antoine y Needleman, Jacob; comps. (ed. 2000): Espiritualidad de los Movimientos Esotéricos Modernos. Paidós Orientalia Nº 70. Barcelona. ISBN 84-493-0900-X
  2. Urania, Scenia & Instituto Transdisciplinario Intercultural de Pensamiento Científico-Noésico, Aplicación y Promoción de la Ciencia (ITIPCAP): Ciencia y Esoterismo/Ocultismo; Aproximaciones al concepto y al estudio del esoterismo Orientado sobre Antoine Faivre: Espiritualidad de los Movimientos Esotéricos Modernos, Introducción I.
  3. Alice Bailey. Tratado sobre los siete rayos. Tomo I. Psicología esotérica. Buenos Aires: Fundación lucis. 1999
  4. P. D. Ouspensky. Un nuevo modelo del universo. Buenos Aires: Editorial Kier. 1996

[editar] Enlaces externos

Commons

Wikcionario

FILOSOFÍA: LA ASTROLOGÍA. La astrología es un conjunto de creencias que pretende conocer y predecir el destino de las personas, y con ese conocimiento pronosticar los sucesos futuros. Supone el llegar a ese conocimiento mediante la observación de la posición y el movimiento de los astros. Las personas que practican la astrología sostienen que las posiciones de estos ejercen influencia o tienen correlación con los rasgos de la personalidad de la gente, los sucesos importantes de sus vidas, e incluso sus características físicas.

Astrología

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La astrología es un conjunto de creencias que pretende conocer y predecir el destino de las personas, y con ese conocimiento pronosticar los sucesos futuros. Supone el llegar a ese conocimiento mediante la observación de la posición y el movimiento de los astros. Las personas que practican la astrología sostienen que las posiciones de estos ejercen influencia o tienen correlación con los rasgos de la personalidad de la gente, los sucesos importantes de sus vidas, e incluso sus características físicas.

En la antigüedad, la astrología concurría con la astronomía (estudio científico de los cielos), pero ambas se fueron separando después del Renacimiento a raíz del racionalismo (al igual que la alquimia de la química). En la actualidad, la comunidad cientifica le considera una pseudociencia o superstición. [1] [2] [3] [4] [5] [6]

Se pueden formular un buen número de críticas válidas de la astrología: por ejemplo, su aceptación de la precesión de los equinoccios al anunciar una «era de Acuario» y su rechazo de la precesión de los equinoccios al hacer horóscopos; su ignorancia de la refracción atmosférica; su lista de objetos supuestamente celestiales que se limita principalmente a objetos conocidos por Tolomeo en el siglo II e ignora una enorme variedad de nuevos objetos astronómicos descubiertos desde entonces; [...] la imposibilidad de la astrología de pasar el test de los gemelos idénticos, las importantes diferencias en horóscopos hechos a partir de la misma información de nacimiento por diferentes astrólogos, etc.

Contenido

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[editar] Etimología

La palabra «astrología» significa ‘estudio de los astros’. Proviene del griego: αστρολογία (astrología), de άστρον (ástron): ‘estrella’ y λόγος (logos): ‘palabra, estudio’.

En algunos textos astrológicos se registra una etimología errónea (más «esotérica»): astro ‘ser’, y logía: ‘lógica’.

[editar] Historia

[editar] En la antigüedad

Los orígenes de la astrología se mezclan con los de la astronomía, ya que prácticamente todas las civilizaciones han acudido a los astros tratando de averiguar el destino de los seres humanos.

La astrología, tal y como la conocemos, nació en Babilonia hace más de 5 milenios. Se trataba de una mezcla de religión, ciencia y creencias. La parte científica estudiaba la evolución de los astros a lo largo del tiempo, y detectaba y determinaba la concurrencia de ciertos eventos. La parte religiosa intentaba determinar relaciones entre los eventos cósmicos y los sucesos terrenales como la caída de reyes o resultados de batallas.

La observación del cielo proporcionó grandes instrumentos de cálculo y las bases de la astronomía y astrología actual, de las que destaca el actual horóscopo, por otra parte ya desfasado puesto que las estrellas sí se mueven, aunque despacio, a lo largo del tiempo. Otros pueblos desarrollaron su propia astrología, y aunque se combinaron durante toda la edad antigua conservaron sus diferencias. Los egipcios, por ejemplo, mejoraban la medición e incluían los ángulos relativos y no sólo las colisiones.

Después pasó a Grecia y Roma, con predominio del vocabulario claramente zoroástrico. En Grecia y Egipto empezó a nacer la astronomía como conocimiento puro separándose de las supersticiones. En Roma se empezó a denunciar tímidamente a la astrología como superchería.

Ptolomeo en su Almagesto recupera la división clásica zoroástrica dándole una precisión astronómica a la división del cielo en 12 sectores. En China, de manera independiente, se desarrolló también una astrología, similar en algunas cosas a la occidental y distinta en otras muchas.

[editar] Edad Media

Astrónomos estudiando un eclipse, pintura de 1571 de Antoine Caron.

En sus inicios, el cristianismo —sobre todo los Padres de la iglesia—, se dio cuenta de que la astrología contradecía la doctrina católica, pues de algún modo parecía contradecir el libre albedrío. La postura oficial de la Iglesia Católica fue la del rechazo y condenar a sus seguidores.

San Agustín condenó duramente la astrología, porque absolvía a los pecadores y le atribuía las culpas «al Creador y gobernante del cielo y las estrellas». Sin embargo, a pesar de las condenas oficiales, la astrología se conservó durante el oscurantismo de la Edad Media y con mejor suerte que el resto de tradiciones paganas, muchas de ellas realmente perseguidas bajo la acusación de brujería. Lo interesante es que muchos reyes católicos dentro de sus cortes, eran auxiliados por algún astrólogo, para la toma de decisiones.

[editar] Renacimiento

A partir del siglo XIV la astrología sufrió un duro revés. Nicolás Copérnico en su obra De revolutiónibus órbium coelestium, propuso que los planetas se mueven alrededor del Sol, y no en torno a la Tierra, como creían casi todos los antiguos, incluyendo los astrólogos. Esto invalidaba todas las predicciones clásicas de la astrología. Paradójicamente, su teoría contó con gran resistencia por parte de la Iglesia Católica porque contradecía a las escrituras.

En ese momento la astrología se separa de la astronomía y de la religión. Johannes Kepler manifestó en sus escritos que no creía en la astrología pero que era el medio habitual de ganarse la vida y conseguir dinero de reyes y nobles. En esos tiempos difíciles, los astrónomos necesitaban una excusa para su supervivencia, y lo usaban como una forma de arte, o una forma de videncia.[8] [9] .

[editar] Edad Moderna

La astrología sobrevivió al Renacimiento y a la eclosión de la ciencia adaptándose. Así, los astrólogos desecharon la teoría de los cuatro humores, aunque se mantuvieran algunos restos. A medida que se fueron descubriendo nuevos planetas en el Sistema Solar, a Escorpio, Acuario y Piscis, se les adjudico una nueva regencia. Por lo tanto estos planetas además de tener su regente actual, tienen como co-regentes a sus primeros planetas.Por ejemplo, el signo Piscis estaba regido por Júpiter hasta que en 1846 se descubrió Neptuno, que se transformó en el planeta de dicho signo. Actualmente Júpiter rige a Sagitario y es co-regente de Piscis y Neptuno, como regente del signo.

[editar] Astrología occidental

Según la astrología occidental, el destino de cada ser humano se vería afectado en gran medida por el influjo de la posición de los astros, en el momento y lugar de su nacimiento, a partir de los cuales se obtiene su carta astral. El movimiento de los astros marcaría la suerte de individuos, e incluso de grupos, países, negocios, etc.

[editar] Los signos del zodíaco

La posición relativa del Sol respecto de las constelaciones del zodíaco en el momento del nacimiento de una persona determina su signo astrológico. Los signos del zodiaco están determinados por su posición respecto de el Punto vernal (Punto Gamma, que es el grado 0 de Aries) o intersección del plano de la eclíptica con el plano del Ecuador Celeste, no por su posición con respecto a las constelaciones, como se suele aducir. Para leer sobre este tema, diríjase más abajo al apartado "Críticas a la astrología".

Las constelaciones son grupos de pocas estrellas que el hombre ha dado nombre y forma para poder ubicarse en el cielo y aparentan estar fijas en el cielo. La eclíptica, que es el plano por el que se traslada la Tierra respecto al Sol, es especialmente importante para la astrología. Allí están las doce constelaciones de las «estrellas fijas». En el sentido contrario a las agujas del reloj, son:

  1. Aries
  2. Tauro
  3. Géminis
  4. Cáncer
  5. Leo
  6. Virgo
  7. Libra
  8. Escorpio
  9. Sagitario
  10. Capricornio
  11. Acuario
  12. Piscis

Los tamaños y formas de las constelaciones han sido fijadas por convención, siendo de tamaños muy variados. Según esta convención se aceptan 88 constelaciones claramente delimitadas usando el sistema de coordenadas estelares.

[editar] El mapa astrológico

A diferencia de lo que se piensa habitualmente, la astrología no se reduce a la definición psicológica de los nativos de los signos zodiacales. Muestra por el contrario una compleja estructura de la que forman parte las posiciones de todos los planetas, junto con el Sol y la Luna, según la visión aparente que tenemos de ellos desde la Tierra. Desde aquí los vemos en línea con algún signo zodiacal, y el astrólogo entiende entonces por ejemplo que “la Luna está en Piscis”, o que “tu Mercurio está en Leo”... Cada uno de los planetas corresponde a un arquetipo que se relaciona con el signo en el que está emplazado, fusionándose las características de ambos[10] Los modernos astrólogos definen a la astrología como un lenguaje simbólico,[11] [12] [13] .

Lo mencionado se relaciona con lo que en astrología recibe el nombre de carta astral. Pero la formación de ésta tiene en cuenta por otra parte, los ángulos que forman los planetas con la Tierra en un momento dado, unos respecto de otros, y que reciben el nombre de «aspectos». Por último, la carta astral tiene su estructura en las casas, que corresponden a la división de la superficie de nuestro planeta en doce secciones, las doce casas. La marca astrológica que da paso en el gráfico astral a la primera casa, es bien conocida por su nombre, el «ascendente». Se trata del signo que asciende por el horizonte en la fecha y hora de nuestro nacimiento.

[editar] La eclíptica

La eclíptica es la banda circular que define el plano que contiene a la órbita que la Tierra recorre alrededor del Sol. Visto desde la Tierra, es la región del cielo que recorre el Sol al moverse por el cielo. Los astrónomos la utilizan como plano fundamental de uno de los sistemas de referencia para medir la posición relativa de los objetos astronómicos, ya que permanece muy estable sobre el fondo de las «estrellas fijas».

En este sistema de coordenadas, la posición de un planeta se calcula usando dos números, análogos a las coordenadas geográficas:

  • La latitud eclíptica mide la desviación del planeta del círculo en cuestión, y se mide en grados.
  • La longitud eclíptica se determina midiendo en el sentido contrario a las agujas del reloj, la dirección desde el punto cero en la eclíptica. Toma valores entre 0 y 360°.

El punto cero en la eclíptica se estableció usando el equinoccio vernal (que significa ‘de la primavera’) en el hemisferio norte —el 21 de marzo— la jornada durante la cual el día y noche tienen la misma duración en todo el planeta (la palabra «equinoccio» proviene del latín aequi noctium, que significa ‘igual noche’). Este punto se define matemáticamente usando el punto de intersección entre el ecuador y la eclíptica (el plano formado por la órbita de la Tierra). El ecuador celeste se determina por la posición del eje de la Tierra en el espacio. Si este eje permaneciera siempre estable, el equinoccio vernal del 21 de marzo sería un punto fijo en el espacio.

Al alcanzar la astronomía un alto desarrollo en la antigüedad durante la edad helenística entre el 200 a. C. y el 200 de nuestra era, el equinoccio vernal en el hemisferio norte se situó entre las fronteras de las constelaciones de las estrellas fijas de Aries y Piscis. Los astrólogos de la época dividieron el círculo de la eclíptica en doce segmentos iguales de 30° usando este punto cero como un marco de referencia. A estos segmentos se les dieron los mismos nombres de las constelaciones de estrellas fijas que quedaban más o menos encuadradas por estas zonas. Es importante distinguir estos segmentos de 30° de la eclíptica (o signos del zodíaco), de la constelación zodiacal de estrellas fijas de fondo de las que tomaron su nombre en el pasado, y que, a diferencia de los signos del zodiaco, no corresponden a parcelas de la esfera celeste iguales entre si.

[editar] La precesión de los equinoccios

Lo mismo que el de una peonza, el eje de la Tierra está sometido a un movimiento de precesión. Esto es consecuencia de que la Tierra no tiene una simetría esférica perfecta y de la atracción gravitatoria combinada de la Luna y el Sol, principalmente. Como resultado, el eje de la Tierra describe un movimiento cónico alrededor del polo casi-fijo de la eclíptica. Una rotación completa del eje de la Tierra alrededor del de la eclíptica siguiendo de este cono toma aproximadamente 26.000 años. Como resultado, el ecuador celeste también se desplaza, de modo que sus puntos de intersección con la eclíptica —los puntos equinocciales— se trasladan de este a oeste a lo largo del círculo de la eclíptica; es decir, en dirección opuesta al zodíaco normal.

El equinoccio vernal, que corresponde al inicio de la primavera en el hemisferio norte, tarda aproximadamente 26.000 años en hacer una revolución completa alrededor de la eclíptica; es decir, a través de las doce constelaciones del zodiaco. Tarda una doceava parte de este tiempo —aproximadamente 2160 años— para transitar cada signo zodiacal. En la antigüedad el equinoccio vernal se ubicó entre los signos de Piscis y Aries, y debido al movimiento de precesión, en la actualidad se ubica en la zona fronteriza entre las constelaciones de Acuario y Piscis, moviéndose lentamente hacia Acuario. Debido a que las constelaciones carecen de límites claros, es difícil definir exactamente cuándo el equinoccio vernal pasará de la constelación de Piscis a la de Acuario, es decir cuándo comenzará la llamada Era de Acuario. Dependiendo dónde se dibuje este límite, ocurrirá en algún momento entre 2100 y 2500 d. C.

La astrología occidental no usa el fondo de las estrellas fijas como referencia, sino que divide la eclíptica en doce segmentos iguales, de 30 grados cada uno, empezando por el equinoccio vernal y asignándoles los nombres de las antiguas constelaciones zodiacales, empezando por Aries. El equinoccio vernal es el punto de referencia a partir del cual se realizan medidas sobre la eclíptica y sobre el ecuador celeste. A causa de la precesión de los equinoccios, en la actualidad, el segmento del zodíaco conocido como Aries se sitúa, en realidad, sobre la constelación de Piscis.

Sólo en algunas áreas específicas de la astrología —como la astrología mundana que se ocupa de los grandes cambios de época— la relación entre estas constelaciones de estrellas fijas y la eclíptica se toma en consideración. De esta manera, se hace referencia a las grandes Eras (de Piscis, de Acuario, etc.).

[editar] Astrologías no occidentales

Otros sistemas no occidentales de astrología trabajan en alguna medida con técnicas alternativas al sistema coordinado equinoccial eclíptico usado por los astrólogos occidentales.

La astrología hindú (basada en el texto sánscrito Jyotir Veda) usa como referencia las estrellas fijas. Esto ha hecho que cada escuela astrológica de la India utilice un punto cero diferente. De todos modos, aunque no se sabe cuál es anterior, la astrología hindú es bastante parecida a la persa y por lo tanto a la occidental. Aunque según los hindúes, su astrología fue la primera del mundo[14] .

En la astrología china se le da mayor importancia al año de nacimiento, asignándosele a cada año un signo: dragón, perro, caballo, ratón, cerdo, mono, cabra, gallo, tigre, buey, serpiente y conejo.

[editar] Situación actual

La astrología no es una disciplina científica, ni hace uso del método científico. La crisis religiosa y la contraposición de algunas personas contra la ciencia durante los siglos XIX y XX han logrado mantener la cifra de adeptos en esta creencia, cuya historia se prolonga desde antiguo y aún permanece vigente. En este sentido, religiones como la católica son muy críticas con la astrología y condenan su práctica o incluso su creencia. Esto se debe a que existen muchas personas medianamente religiosas (a veces no muy practicantes), que suelen creer a la vez tanto en su religión como en la astrología.

El auge de movimientos como la teosofía o la New Age, vino a cubrir el hueco que dejaron los rosacruces y otros grupos de índole esotérica.

[editar] Creencia en la astrología (estadísticas actuales)

Aunque las pretensiones de los astrólogos puedan parecer inverosímiles a la mayoría de las personas, según el estudio Jóvenes Españoles 99 (realizado en 1999 en España por la Fundación Santa María bajo la dirección del sociólogo Javier Elzo):

  • el 41% de los jóvenes españoles creía en la astrología y el horóscopo,
  • el 33% confiaba en la posibilidad de predecir el futuro,
  • el 29% en los sanadores espirituales y
  • el 20% en que existen personas capaces de comunicarse con el más allá.

Cada día miles de personas de todo el mundo toman importantes decisiones médicas, profesionales o personales basándose en los consejos de astrólogos o de publicaciones astrológicas.

[editar] La astrología y la precesión de los equinoccios

Uno de los argumentos más comunes usados en contra de la astrología es que las afirmaciones de los astrólogos quedaron obsoletas hace mucho tiempo. De hecho la mayoría de los astrólogos hablan de 12 signos zodiacales, es decir las doce constelaciones, cuando realmente son 13 las constelaciones que recorre el Sol a su paso por la eclíptica (incluyendo Ofiuco). No está reconocida dentro del zodíaco debido a que, a pesar de que ya se conocía en la antigüedad cuando se formularon las reglas de la astrología, hace 3000 años estaba lejos de la eclíptica. Pero con la precesión de los equinoccios se ha ido introduciendo entre Sagitario y Escorpio, de manera que durante la primera quincena de diciembre el Sol transita por esa constelación.

No se ha demostrado que los astros tengan alguna influencia astrológica en las personas. La única influencia comprobada que algunos cuerpos ejercen en las personas, sobre todo los más cercanos, pueden ser físicos (atracción gravitatoria) o psíquicos (por creencias personales), sin posibilidad aparente de dirigir la vida de nadie. Sin embargo, la fuerza gravitatoria que ejerce sobre un recién nacido el médico que ayuda en el parto es unas seis veces superior a la del planeta Marte.[15]

Los signos del zodíaco son dibujos caprichosos que los seres humanos diseñaron en el cielo con fines orientativos, y varían dependiendo de cada cultura. Si bien es cierto que han concordado en darle formas y supuestos atributos a constelaciones y planetas, existen grandes contradicciones entre diversas culturas, como por ejemplo, que Venus sea considerado el planeta del Amor cuando para la cultura Maya representaba algo negativo. También se producen otros desajustes debido a la precisión de los equinoccios. Por ejemplo, la astrología afirma que alguien nacido el 30 de marzo tiene el Sol a 10° de Aries; mientras que en realidad el 30 de marzo, el Sol está claramente entre las estrellas fijas de la constelación de Piscis. La contradicción se debe a que se miden cosas distintas. En esta fecha el Sol está en el signo zodiacal de Aries y en las estrellas fijas de la constelación de Piscis.

Los críticos también señalan la excesiva vaguedad de las predicciones astrológicas, que permiten ajustarlas a casi cualquier evento futuro que ocurra, y la generalización que hace la astrología al encasillar a las personas en 12 signos. Argumentan, por ello, que decir que una persona nacida bajo el signo de Leo será poderosa y agresiva, es como decir que los nacidos en Acuario van a ser pescadores, marineros o submarinistas.

¡Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces ni ahora! Yo nací en una habitación cerrada, la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del partero era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el partero estaba mucho más cerca.

[editar] Los estudios de Michel Gauquelin

Michel Gauquelin fue un psicólogo francés que realizó un estudio estadístico entre el momento del nacimiento de un individuo y su posterior profesión. Descubrió cierta correlación entre la profesión de una persona y la fecha y hora de nacimiento.[16]

Aunque este estudio en un principio no pudo refutarse, pronto se empezaron a averiguar varias circunstancias que le restaban credibilidad.[17] [18] [19]

El caso más claro del estudio fueron los deportistas. Existía una correlación significativa en la posición de Marte en el momento del nacimiento con la calidad de los deportistas del estudio. A esta correlación se la llamó efecto Marte. Sin embargo, se descubrieron una serie de manipulaciones de los datos del estudio, que terminaron desmintiéndolo:

  • Algunos deportes entraban dentro de las estadísticas, mientras que otros (que no cuadraban la correlación, como el baloncesto) fueron descartados.
  • Los deportistas tenían que cumplir una serie de características: ser franceses, belgas u holandeses, haber nacido de forma natural (las cesáreas no contaban), etc. En realidad, Gauquelin utilizó estas restricciones para separar a los deportistas que no cumplían la correlación.
  • Se comprobó que en el caso de algunos deportistas con hermanos gemelos, éstos tenían una profesión totalmente distinta a la del deportista.
  • El sistema no era predictivo. Tomando cualquier otra persona con una fecha de nacimiento favorable, no existía prácticamente ninguna correlación entre su profesión y su nacimiento.

Además, aunque los astrólogos en un principio cogieron con gran entusiasmo estas ideas, en realidad Gauquelin rompía con todas las normas de la astrología, ya que el estudio no tuvo en cuenta ninguna.

En los enlaces externos se puede encontrar información acerca de los estudios de Gauquelin, en artículos en castellano.

[editar] Parejas y su signo zodiacal

Según un estudio de la Universidad de Manchester y en contra de una creencia habitual de la astrología, no existe una influencia del signo zodiacal en el matrimonio. Según este estudio no existen combinaciones de signos zodiacales entre los miembros de un matrimonio que sean más habituales que otras combinaciones. Esto estaría en contra de la creencia astrológica habitual de que para cada signo existen otros signos más compatibles que los otros. Para dicho trabajo se hizo un estudio estadístico sobre el censo británico de 2001, lo que supone una población de 10 millones de matrimonios.[20]

[editar] El experimento de los «gemelos temporales»

Más de 2000 bebés británicos nacidos a principios de marzo de 1958 en hospitales de Londres, muchos de ellos con diferencias de minutos tan sólo en sus edades, fueron seguidos por médicos durante años. El objetivo del seguimiento era comprobar de qué manera afectan a largo plazo a la salud cuestiones relacionadas con las costumbres, como la dieta, pero incidentalmente la inmensa masa de datos acumulada sobre este grupo a lo largo de los años se utilizó con el fin de demostrar si la astrología funciona o no.

Según el estudio, fue imposible encontrar ningún tipo de sesgo, preferencia o desvío en alguna dirección preferente entre los 2000 «gemelos del tiempo», como les denomina el artículo. Si la tesis central de la astrología fuese cierta la influencia de las esferas tendría que ser común a todos ellos, o muy similar, ya que nacieron casi a la vez y casi en el mismo lugar. Tendrían que tener alguna característica o querencia parecida. Pero las completas estadísticas sobre su estado de salud y psicológico que se han acumulado durante todos estos años no muestran ninguna; si hubiese alguna desviación estaría por debajo del umbral de detección estadística.[21]

[editar] El efecto Forer

Artículo principal: Efecto Forer

El experimento que Bertram Forer condujo en 1948, demostrando que los individuos darán aprobación de alta precisión a descripciones de su personalidad que supuestamente han sido realizadas específicamente para ellos, pero que en realidad son generales y suficientemente vagas como para ser aplicadas a un amplio espectro de gente, ha sido considerado como una explicación a la pervivencia de las creencias astrológicas.[22] [23]

[editar] Críticas

Artículo principal: Críticas a la astrología

La astrología es considerada como una pseudociencia por la comunidad científica al no cumplir con los requisitos básicos del método científico. Es decir, no ha superado las pruebas necesarias para ser considerada aceptable científicamente y no han sido encontradas evidencias concluyentes que soporten las teorías de los astrólogos. Por otra parte, el mago y escéptico James Randi ofrece un premio de un millón de dólares a cualquiera que logre demostrar fehacientemente la existencia de un fenómeno o poderes paranormales,[24] incluyendo el tipo de eventos como los que se ocupa la astrología, pero el premio está desierto desde que se ofreció.

Las críticas que se realizan a la astrología se pueden resumir en los siguientes puntos:

  • Crítica sobre el número de constelaciones: la eclíptica atraviesa más constelaciones que las doce que constituyen el zodiaco. En efecto, la eclíptica atraviesa las constelaciones de Aries, Tauro, Geminis, Cancer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Ofiuco (La Serpiente), Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Pero la función de las constelaciones no es determinante. Los signos del zodiaco tomaron el nombre de las constelaciones sobre las que se hallaban en la época babilónica, pero no deben confundirse con estas, porque estos últimos son unicamente la representación de 1/12 de la eclíptica[25] . La función y significado de cada signo depende, no de la constelación a la que representa, sino de su posición dentro del círculo de la eclíptica. El año astronómico comienza con la entrada del Sol en Aries, al comienzo de la primavera. Así, los tres primeros signos contienen la esencia del re-nacimiento de toda la naturaleza (las plantas brotan, las semillas germinan, los animales se reproducen, se acaba el invierno y los dias son más largos, la vida se extiende por todas partes) cada uno en su fase particular: Aries (fuego) el inicio, la energía, Tauro (tierra), la maduración, el crecimiento, Géminis (aire) la extensión, la diversificación, la distribución. Con el resto de los signos ocurre algo similar, dependiendo de su posición el ciclo de la eclíptica[26] . Así pues, independientemente de donde se encuentre el Punto vernal, el inicio del ciclo (momento en el que el Sol pasa del hemisferio Sur al hemisferio Norte celeste, declinación 0º) es el comienzo del zodiaco o 0º de Aries (Equinoccio de primavera) . Momentos importantes de este ciclo serán: la oposición (0º de Libra, Equinoccio de otoño) y las dos cuadraturas (0º de Cáncer, Solsticio de verano y 0º de Capricornio, Solsticio de invierno).
  • Crítica sobre el traslado del Punto Vernal hacia Piscis: este punto se ha tratado ya en este artículo. Como resultado de la Precesión de los equinoccios, el Punto vernal (0º de Aries) efectua un lento desplazamiento anual de 50,2 seg. de grado[27] en sentido retrógrado (hacia Piscis) y por lo tanto se traslada a una velocidad de aproximadamente una vuelta completa cada 26.000 años. Los críticos a la astrología insisten en que los signos del zodiaco ya no están sobre las constelaciones originales y eso demuestra que la astrología está basada en un hecho incierto, lo que la invalidaría. Aquí se usa el mismo contra-argumento que en la crítica anterior: el concepto de ciclo y el simbolismo de cada signo según el lugar que ocupa en él.
  • Crítica sobre la extensión irregular de las constelaciones y los 30º de cada signo sobre la eclíptica: aquí la crítica se basa en que hay constelaciones que son más "extensas" en el cielo que otras. El argumento se rebate de varias formas. Para empezar, los límites de las constelaciones se establecieron por la IAU en época muy reciente (1928)[28] . Para continuar, los astrólogos insisten en el concepto de ciclo y el simbolismo del lugar que ocupa cada signo.
  • Crítica sobre el punto de vista geocéntrico: se critica aquí que los astrólogos usen "aún" el punto de vista geocéntrico, cuando hace muchos siglos que se demostró que ese paradigma era falso[29] . Pero es que la astrología se basa en el sujeto nacido y en lo que hay en ese momento a su alrededor y el sujeto nace en la Tierra y no en el Sol, así que debe ser geocéntrica. Realmente la astrología es "topocéntrica", ni siquiera geocéntrica, pues la instantánea ha de sacarse desde el lugar de nacimiento, exactamente.
  • Crítica sobre el nulo o mínimo efecto de la gravedad de los planetas alejados, sobre el sujeto nacido: La fuerza de gravedad del médico o la matrona sobre el nacido es mayor que la ejercida por los planetas o las estrellas[30] . El problema estriba aquí en que no se sabe qué fuerza es la que afecta, pero los astrólogos no se limitan a hablar de la gravedad (que afecta a los cuerpos con masa, es decir físicos). Una de las lineas de contra-réplica de los astrólogos consiste en referirse a los cuerpos sutiles o aura (término procedente de las filosofías orientales, hinduismo y budismo, pero que no se ha demostrado cientificamente que existan) como los afectados por los planetas, y no por efecto de la gravedad sino por otras fuerzas desconocidas y no detectables ni medibles por medios técnicos[31] . Esta postura se fué imponiendo en el entorno astrológico desde finales del siglo XIX a causa, principalmente, del influjo que ejerció la Sociedad Teosófica, fundada en 1875 en Nueva York por Madame Blavatsky y a la que perteneció Alan Leo, uno de los más importantes astrólogos del siglo XX, debido a que sus publicaciones y trabajos revitalizaron y dieron un gran impulso a la astrología, con la ayuda de esta Sociedad. Estudió astrología india y desarrolló el punto de vista kármico y religioso en la astrología occidental[32] .
  • Crítica sobre lo poco concretas que son sus predicciones: Muchas de las críticas que se hacen a la astrología se basan en que las interpretaciones basadas en la interpretación de cartas astrales, normalmente relacionadas con el caracter o perfil psicológico del sujeto al que se le "construye" o "levanta" la carta natal, son tan vagas, genéricas o inconcretas, que pueden ser aplicadas a cualquiera que lea el informe, con más o menos acierto. Pruebas de este tipo se han realizado a menudo[33] con resultados bastante espectaculares. Esto se puede deber a innumerables causas:
    • En primer lugar, la astrología no es una ciencia y no se le puede aplicar el método científico. Aquí es conveniente traer a colación la afirmación que se hace en ciertos entornos académicos de que "hay ciencias duras y ciencias blandas"[34] . Algunos autores no dudan en calificar de ciencias blandas a la zoología, la botánica y la sociología[35] y, por supuesto, a la psicología[36] , que inició el siglo XX con el complejo de serlo[37] . Esta disciplina ha hecho un gran esfuerzo por convertir sus análisis a resultados numéricos o escalas (MMPI y 16-PF por ejemplo) y usar la estadística, para ganarse el respeto de la comunidad científica "dura"[38] . Hoy por hoy, la astrología no ha hecho eso y, si se ha hecho, ha sido con el objetivo de demostrar que es fraudulenta o falsa.
    • En segundo lugar, el objeto de la astrología, que es la psicología humana, el destino vital, la trascendencia o como queramos llamarlo, es en esencia inaprensible, inmensurable en muchísimos de sus aspectos, tal y como podría serlo el mismo psicoanálisis, área de la psicología sometida actualmente a numerosas críticas del mismo estilo[39] .
    • Por otro lado, al ser la astrología fácil vehículo de expresión de multitud de sinvergüenzas carentes de ética y sin escrúpulos para timar a quien es presa fácil, esta mala fama se extiende incluso a los astrólogos serios, que probablemente sean los que menos publicidad se dan. Los horóscopos de los periódicos, aplicables a 1/12 de la población, no son astrología y, sin embargo, es lo que se está vendiendo como tal[40] .

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. «Activities With Astrology». Astronomical society of the Pacific.
  2. «Objections to Astrology and the Strange Case of Astrology».
  3. Robert Hand. «The History of Astrology — Another View». Consultado el 19 de junio 2007.
  4. Eysenck, H.J., Nias, D.K.B., Astrology: Science or Superstition? (Penguin Books, 1982)
  5. "The case for and against astrology: end of a shouting match." visto 12 de septiembre de 2009.
  6. Jennifer Viegas. "Scientists dump cold water on astrology." visto 12 de septiembre de 2009.
  7. Carl Sagan, "El mundo y sus demonios" (pág. 330). Barcelona: Planeta, 2000.
  8. «Merriam-Webster Online Dictionary». Meriam-Webster. Consultado el 19 de julio 2006.
  9. «"astrology" Encyclopædia Britannica. 2006». Britannica Concise Encyclopedia. Consultado el 17 de julio 2006.
  10. David Pingree. «The Dictionary of the History of Ideas, Astrology». Consultado el 18 de diciembre 2007.
  11. Reinhold Ebertin (1994). Combination of Stellar Influences. Tempe, Ariz.: American Federation of Astrologers. ISBN 978-0866900874.
  12. Michael Star. «Astrology FAQ, Basics for Beginners and Students of Astrology». Consultado el 17 de julio 2006.
  13. Alan Oken. Alan Oken’s As Above So Below. ISBN 978-0553027761.
  14. David Frawley. «The Vedic Literature of Ancient India and Its Many Secrets». Consultado el 13 de abril 2009.
  15. ARP-SAPC.org («kit de defensa antiastrológica»]
  16. Gauquelin M., Cosmic Influences on Human Behavior, Aurora Press, Santa Fe NM (1994)
  17. Benski, C. et al. 1996. The "Mars Effect": A French Test of Over 1000 Sports Champions.
  18. Zelen, M., P. Kurtz, and G. Abell. 1977. Is there a Mars effect? The Humanist 37 (6): 36-39.
  19. Herbert Neisler in Skeptical — a Handbook of Pseudoscience and the Paranormal, ed Donald Laycock, David Vernon, Colin Groves, Simon Brown, Imagecraft, Canberra, 1989, ISBN 0-7316-5794-2, p3
  20. Manchester.ac.uk («Love not in the stars», el amor no está en las estrellas)
  21. Blogs.20Minutos.es («La prueba de la astrología» por Pepe Cervera).
  22. Forer, B. R. (1949). The fallacy of personal validation: A classroom demonstration of gullibility. Journal of Abnormal and Social Psychology, 44, 118-123.
  23. Dickson, D. H. and Kelly, I. W. (1985). The 'Barnum Effect' in Personality Assessment: A Review of the Literature. Psychological Reports, 57, 367-382.
  24. James Randi Foundation. «About the foundation» (en inglés). Consultado el 9 de mayo de 2009. «the Foundation offers a $1,000,000 prize to any person or persons who can demonstrate any psychic, supernatural or paranormal ability of any kind under mutually agreed upon scientific conditions
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[editar] Bibliografía

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FILOSOFÍA3: LA ALQUIMIA. LA COMBINACIÓN DE SUSTANCIAS...En la historia de la ciencia, la alquimia (del árabe الخيمياء al-khimia) es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio Romano, en el Imperio Islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2500 años.

Alquimia

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En la historia de la ciencia, la alquimia (del árabe الخيمياء al-khimia) es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio Romano, en el Imperio Islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2500 años.

La alquimia occidental ha estado siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, un sistema filosófico y espiritual que tiene sus raíces en Hermes Trimegisto, una deidad sincrética grecoegipcia y legendario alquimista. Estas dos disciplinas influyeron en el nacimiento del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII. En el transcurso de los comienzos de la época moderna, la alquimia dominante evolucionó en la actual química.

Actualmente es de interés para los historiadores de la ciencia y la filosofía, así como por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos. La alquimia fue una de las principales precursoras de las ciencias modernas, y muchas de las sustancias, herramientas y procesos de la antigua alquimia han servido como pilares fundamentales de las modernas industrias química y metalúrgica.

Aunque la alquimia adopta muchas formas, en la cultura popular es citada con mayor frecuencia en historias, películas, espectáculos y juegos como el proceso usado para transformar plomo (u otros elementos) en oro. Otra forma que adopta la alquimia es la de la búsqueda de la piedra filosofal, con la que lograr la habilidad para transmutar oro o la vida eterna.

En el plano espiritual de la alquimia, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales. Esto quiere decir que debían purificarse, prepararse mediante la oración y el ayuno.

El alquimista de Pietro Longhi.

Contenido

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[editar] Visión general

[editar] La alquimia como investigación de la naturaleza

La percepción popular y de los últimos siglos sobre los alquimistas, es que eran charlatanes que intentaban convertir plomo en oro, y que empleaban la mayor parte de su tiempo elaborando remedios milagrosos, venenos y pociones mágicas.

Fundaban su ciencia en que el universo estaba compuesto de cuatro elementos clásicos a los que llamaban por el nombre vulgar de las sustancias que los representan, a saber: tierra, aire, fuego y agua, y con ellos preparaban un quinto elemento que contenía la potencia de los cuatro en su máxima exaltación y equilibrio.

La mayoría eran investigadores cultos, inteligentes y bien intencionados, e incluso distinguidos científicos, como Isaac Newton y Robert Boyle. Estos innovadores intentaron explorar e investigar la naturaleza misma. La base es un conocimiento del régimen del fuego y de las sustancias elementales del que tras profundos meditaciones se pasa a la práctica, comenzando por construir un horno alquímico a menudo las carencias debían suplirse con la experimentación, las tradiciones y muchas especulaciones para profundizar en su arte.

Para los alquimistas toda sustancia se componía de tres partes mercurio, azufre y sal siendo estos los nombres vulgares que comúnmente se usaban para designar al espíritu, alma y cuerpo, estas tres partes eran llamadas principios. Por manipulación de las sustancias y a través de diferentes operaciones, separaban cada una de las tres partes que luego debían ser purificadas individualmente, cada una de acuerdo al régimen de fuego que le es propicia, la sal con fuego de fusión y el mercurio y el azufre con destilaciones recurrentes y suaves. Tras ser purificadas las tres partes en una labor que solía conllevar mucho tiempo y que debían vigilarse los aspectos planetarios las tres partes debían unirse para formar otra vez la substancia inicial. Una vez hecho todo esto la substancia adquiría ciertos poderes.

Los aprendices de alquimistas, a lo largo de la historia de la disciplina, se esforzaron en entender la naturaleza de estos principios y encontraron algún orden y sentido en los resultados de sus experimentos alquímicos, que a menudo eran socavados por reactivos impuros o mal caracterizados, falta de medidas cuantitativas y nomenclatura hermética. Esto motivaba que muchos después de años de intensos esfuerzos acabaran arruinados y maldiciendo la alquimia. Los aprendices por lo general debían empezar por trabajar en el reino vegetal hasta dominar el régimen del fuego, las diversas operaciones y el régimen del tiempo.

Los alquimistas para diferenciar las sustancias vulgares de aquellas fabricadas por el arte alquímico, que siendo designadas por el mismo nombre de acuerdo a alguna de sus propiedades, procedían a usar el apelativo de «filosófico» o «nuestro». Así, se hablaba de «nuestra agua» para diferenciarla del agua corriente, pero a lo largo de los textos alquímicos se asume que el aprendiz ya sabe diferenciar una de otra y, en ocasiones, explícitamente no se usa, ya que de acuerdo al arte hermético «no se debe dar perlas a los cerdos», razón por la que muchos fracasaban al seguir al pie de la letra las diferentes recetas. La «iluminación» sólo se alcanzaba tras arduos años de riguroso estudio y experimentación. Una vez que el aprendiz lograba controlar el fuego, el tiempo de los procesos y los procesos mismos en el reino vegetal, estaba listo para acceder a los arcanos mayores, esto es, los mismos trabajos en el reino animal y mineral. Sostenían que la potencia de los remedios era proporcional a cada naturaleza.

Las trabajos de los alquimistas se basaban en las naturalezas, a cada reino le correspondía una meta: al reino mineral la transmutación de metales vulgares en oro o plata, al reino animal la creación de una «panacea», un remedio que supuestamente curaría todas las enfermedades y prolongaría la vida indefinidamente. Todas ellas eran el resultado de las mismas operaciones donde lo que cambiaba eran la materia prima, la duración de los procesos y la vigilancia y fuerza del fuego. Una meta intermedia era crear lo que se conocía como menstruo y que lo que ofrecía era multiplicación de sí mismo por inmersión de otras substancias semejantes en fusión/disolución (según su naturaleza) con estas. De modo que se conseguía tanto la generación como la regeneración de las substancias elementales. Estos no son los únicos usos de esta ciencia, aunque sí son los más conocidos y mejor documentados. Desde la Edad Media, los alquimistas europeos invirtieron mucho esfuerzo y dinero en la búsqueda de la piedra filosofal.

[editar] La alquimia como disciplina espiritual y filosófica

Los alquimistas sostenían que la piedra filosofal amplificaba místicamente el conocimiento de alquimia de quien la usaba tanto como fuera posible. Muchos aprendices y falsos alquimistas, tenidos por auténticos alquimistas, gozaron de prestigio y apoyo durante siglos, aunque no por su búsqueda de estas metas ni por la especulación mística y filosófica que se desprendía de su literatura, sino por sus contribuciones mundanas a las industrias artesanales de la época: la obtención de pólvora, el análisis y refinamiento de minerales, la metalurgia, la producción de tinta, tintes, pinturas y cosméticos, el curtido del cuero, la fabricación de cerámica y cristal, la preparación de extractos y licores, etcétera. La preparación del aqua vitae, el «agua de vida», era un experimento bastante popular entre los alquimistas europeos.

Los alquimistas nunca tuvieron voluntad para separar los aspectos físicos de las interpretaciones metafísicas de su arte. La falta de vocabulario común para procesos y conceptos químicos, así como también la necesidad de secretismo, llevaba a los alquimistas a tomar prestados términos y símbolos de la mitología bíblica y pagana, la astrología, la cábala y otros campos místicos y esotéricos, de forma que incluso la receta química más simple terminaba pareciendo un obtuso conjuro mágico. Más aún, los alquimistas buscaron en esos campos los marcos de referencia teóricos en los que poder encajar su creciente colección de hechos experimentales inconexos.

A partir de la Edad Media, algunos alquimistas empezaron a ver cada vez más estos aspectos metafísicos como los auténticos cimientos de la alquimia y a las sustancias químicas, estados físicos y procesos materiales como meras metáforas de entidades, estados y transformaciones espirituales. De esta forma, tanto la transmutación de metales corrientes en oro como la panacea universal simbolizaban la evolución desde un estado imperfecto, enfermo, corruptible y efímero hacia un estado perfecto, sano, incorruptible y eterno; y la piedra filosofal representaba entonces alguna clave mística que haría esta evolución posible. Aplicadas al propio alquimista, esta meta gemela simbolizaba su evolución desde la ignorancia hasta la iluminación y la piedra representaba alguna verdad o poder espiritual oculto que llevaría hasta esa meta. En los textos escritos según este punto de vista, los crípticos símbolos alquímicos, diagramas e imaginería textual de las obras alquímicas tardías contienen típicamente múltiples capas de significados, alegorías y referencias a otras obras igualmente crípticas; y deben ser laboriosamente «descodificadas» para poder descubrir su auténtico significado.

[editar] Alquimia y astrología

Artículo principal: Astrología y alquimia

La alquimia en Occidente y otros lugares donde fue ampliamente practicada estaba (y en muchos casos aún está) íntimamente relacionada y entrelazada con la astrología tradicional al estilo griego-babilónico. En muchos sentidos fueron desarrolladas para complementarse una a la otra en la búsqueda del conocimiento oculto. Tradicionalmente, cada uno de los siete cuerpos celestes del sistema solar que conocían los antiguos estaba asociado, ejercía el dominio sobre, y gobernaba un determinado metal. En el hermetismo está relacionada tanto con la astrología como con la teúrgia.

[editar] La alquimia en la época científica

De la alquimia occidental surge la ciencia moderna. Los alquimistas utilizaron muchas de las herramientas que se usan hoy. Estas herramientas eran a menudo fabricadas por ellos mismos y podían estar en buen estado, especialmente durante la Alta Edad Media. Muchos intentos de transmutación fallaban cuando los aprendices de alquimia elaboraban sin conocer compuestos inestables, lo que se veía empeorado por las precarias condiciones de seguridad.

Hasta el siglo XVII, la alquimia fue en realidad considerada una ciencia seria en Europa: por ejemplo, Isaac Newton dedicó mucho más tiempo y escritos al estudio de la alquimia que a la óptica o la física, por lo que es célebre. Otros eminentes alquimistas del mundo occidental son Roger Bacon, Santo Tomás de Aquino, Tycho Brahe, Thomas Browne, Ramon Llull y Parmigianino. El nacimiento de la química moderna surgió con los aprendices de alquimia desencantados de su nulo progreso alquímico y con los críticos resentidos de la alquimia; tanto unos como otros lograron progresos en varios campos de la naturaleza en el siglo XVIII, con el que proporcionaron un marco más preciso y fiable para las elaboraciones industriales y la medicina, libres del hermetismo propio de la alquimia (pues la alquimia nunca se prodigó como ciencia de multitudes), y entrando en un nuevo diseño general de conocimiento basado en el racionalismo. A partir de entonces, todo personaje que entroncaba con la alquimia o que «oscurecía» sus textos fue despreciado por la naciente corriente científica moderna.

Tal es el caso, por ejemplo, del barón Carl Reichenbach, un conocido químico de la primera mitad del siglo XIX, que trabajó sobre conceptos parecidos a la antigua alquimia, tales como la fuerza ódica, pero su trabajo no entró en la corriente dominante de la discusión científica.

La transmutación de la materia, disfrutó de un momento dulce en el siglo XX, cuando los físicos lograron transformar átomos de plomo en átomos de oro mediante reacciones nucleares. Sin embargo, los nuevos átomos de oro, al ser isótopos muy inestables, resistían menos de cinco segundos antes de desintegrarse. Más recientemente, informes de transmutación de elementos pesados —mediante electrólisis o cavitación sónica— fueron el origen de la controversia sobre fusión fría en 1989. Ninguno de estos hallazgos ha podido ser aún reproducido con fiabilidad.

El simbolismo alquímico ha sido usado ocasionalmente en el siglo XX por psicólogos y filósofos. Carl Jung revisó el simbolismo y teoría alquímicos y empezó a concebir el significado profundo del trabajo alquimista como una senda espiritual. La filosofía, los símbolos y los métodos alquímicos han gozado de un cierto renacimiento en contextos postmodernos tales como el movimiento Nueva Era.

[editar] La alquimia como objeto de investigación histórica

La historia de la alquimia se ha convertido en un vigoroso campo académico. A medida que el oscuro lenguaje hermético de los alquimistas va siendo gradualmente «descifrado», los historiadores van haciéndose más conscientes de las conexiones intelectuales entre esa disciplina y otras facetas de la historia cultural occidental, tales como la sociología y la psicología de comunidades intelectuales, el cabalismo, el espiritualismo, el rosacrucismo y otros movimientos místicos, la criptografía, la brujería, y la evolución de la ciencia y la filosofía.

[editar] Etimología

La palabra alquimia procede del árabe al-kīmiyaˀ (الكيمياء) o al-khīmiyaˀ (الخيمياء), que podría estar formada por el artículo al- y la palabra griega khumeia (χυμεία), que significa ‘echar juntos’, ‘verter juntos’, ‘soldar’, ‘alear’, etcétera (de khumatos, ‘lo que se vierte’, ‘lingote’, o del persa kimia, ‘oro’). Un decreto de Diocleciano, escrito en griego sobre el año 300, ordenaba quemar «los antiguos escritos de los egipcios, que trataban sobre el arte de fabricar oro y plata»[1] la khēmia transmutación. La palabra árabe kīmiyaˀ, sin el artículo, ha dado lugar a ‘química’ en castellano y otras lenguas, y al-kīmiyaˀ significa, en árabe moderno, ‘la química’.

Se ha sugerido que la palabra árabe al-kīmiyaˀ significaba en realidad, originariamente, ‘la ciencia egipcia’, tomando prestada del copto la palabra kēme, ‘Egipto’, así alquimia era el 'arte de Keme' (o su equivalente en el dialecto medieval bohaírico del copto, khēme). La palabra copta deriva del demótico kmỉ, y éste a su vez del egipcio antiguo kmt. Esta última palabra designaba tanto al país como al color ‘negro’ (Egipto era la ‘tierra negra’, en contraste con la ‘tierra roja’, el desierto circundante), por lo que esta etimología podría también explicar el apodo de ‘magia negra egipcia’. Sin embargo, esta teoría puede ser sólo un ejemplo de etimología popular.

En la Edad Media se solía usar la expresión ars chimica para aludir a la alquimia.

A veces, se considera a la palabra crisopeya sinónimo de alquimia, pero ésta es mucho más que la mera búsqueda del método para fabricar oro. La palabra crisopeya viene del griego χρυσoσ, ‘oro’, y πoιεω, ‘hacer’. El prefijo criso entra en la formación de palabras en que interviene el oro, como crisoterapia (tratamiento de ciertas enfermedades por medio de sales de oro).

[editar] La alquimia en la historia

Extracto y clave de símbolos de un libro sobre alquimia del siglo XVII. Los símbolos usados tienen una correspondencia unívoca con los usados en la astrología de la época.

La alquimia comprende varias tradiciones filosóficas abarcando cerca de cuatro milenios y tres continentes. La general predilección de estas tradiciones por el lenguaje críptico y simbólico hace que resulte difícil trazar sus mutuas influencias y relaciones «genéticas».

Pueden distinguirse al menos dos tendencias principales, que parecen ser ampliamente independientes, al menos en sus primeras etapas: la alquimia china, centrada en China y su zona de influencia cultural, y la alquimia occidental, cuyo centro se desplazó a lo largo del tiempo entre Egipto, Grecia y Roma, el mundo islámico, y finalmente de nuevo Europa. La alquimia china estaba íntimamente relacionada con el taoísmo, mientras que la alquimia occidental desarrolló su propio sistema filosófico, con relaciones sólo superficiales con las principales religiones occidentales. Aún está abierta la cuestión de si estas dos ramas comparten un origen común o hasta qué extremo se influyeron una a la otra.

[editar] La alquimia en el Antiguo Egipto

El origen de la alquimia occidental puede situarse en el Antiguo Egipto. La metalurgia y el misticismo estaban inexorablemente unidas en el mundo antiguo. La alquimia, la medicina e incluso la magia eran aspectos de la religión en el Antiguo Egipto y, por tanto, del dominio de la clase sacerdotal. Según la tradición egipcia, el faraón Keops fue el más antiguo alquimista y el autor del primer tratado de alquimia.[2]

La alquimia egipcia es conocida principalmente a través de los escritos de antiguos filósofos griegos (helénicos), que a su vez han perdurado a menudo sólo en traducciones islámicas. Prácticamente no se ha conservado ningún documento egipcio original sobre la alquimia. Estos escritos, si existieron, probablemente se perdieron cuando el emperador Diocleciano ordenó la quema de libros alquímicos tras sofocar una revuelta en Alejandría (292), que había sido un centro de alquimia egipcia.

No obstante, recientes expediciones arqueológicas han desenterrado evidencias de análisis químico durante los periodos Naqada. Por ejemplo, una herramienta de cobre fechada en esta época tiene rastros de haber sido usada de esta forma.[3] Además, el proceso de curtir pieles animales ya se conocía en el Egipto predinástico en tiempos tan antiguos como el VI milenio a. C.

Otras evidencias indican claramente que los primitivos alquimistas del Antiguo Egipto habían ideado pastas de yeso ya en el 4000 a. C., morteros cimentantes hacia el 2500 a. C. y el vidrio (fayenza) en el 1500 a. C. La reacción química implicada en la producción del óxido de calcio es una de la más antiguas conocidas: CaCO3 + calor ⇒ CaO + CO2 En el Antiguo Egipto se produjeron cosméticos, fayenza y también pez para la construcción naval. El papiro también había sido inventado hacia el 3000 a. C.

La leyenda cuenta que el fundador de la alquimia egipcia fue el dios Tot, llamado Hermes-Tot o Hermes Trimegisto (‘Tres veces grande’) por los griegos. Según la leyenda, escribió los llamados cuarenta y dos Libros del Saber, abarcando todos los campos del conocimiento, alquimia incluida. El símbolo de Hermes era el caduceo o vara con serpientes, que llegó a ser uno de los muchos símbolos principales de la alquimia. La Tabla de Esmeralda o Hermética de Hermes Trimegisto, conocida sólo por traducciones griegas y árabes, es normalmente considerada[cita requerida] la base de la filosofía y práctica alquímicas occidentales, llamada filosofía hermética por sus primeros seguidores.

El primer punto de la Tabla de Esmeralda cuenta el propósito de la ciencia hermética: «en verdad ciertamente y sin duda, todo lo que está abajo es como lo que está arriba, y todo lo que está arriba es como lo que está abajo, para realizar los milagros de una cosa» (Burckhardt, p. 196-7). Ésta es la creencia macrocosmos-microcosmos principal para la filosofía hermética. En otras palabras, el cuerpo humano (el microcosmos) se ve afectado por el mundo exterior (el macrocosmos), que incluye los cielos a través de la astrología y la tierra a través de los elementos, aunque cuando uno logra el dominio sobre el mundo interior, comienza a ser capaz de controlar el mundo exterior de formas poco convencionales (Burckhardt, p. 34-42).

Se ha especulado[cita requerida] con que un acertijo de la Tabla de Esmeralda («fue llevado en el vientre por el viento») alude a la destilación de oxígeno a partir de salitre, un proceso que era desconocido en Europa hasta su (re) descubrimiento por Sendivogius en el siglo XVII.

En el siglo IV a. C., los macedonios grecoparlantes conquistaron Egipto y fundaron la ciudad de Alejandría en 332. Esto los puso en contacto con las ideas egipcias (véase «La alquimia en el mundo griego» más adelante).

[editar] La alquimia china

La Alquimia China está relacionada con el taoísmo, consecuentemente, sus praticantes utilizan conceptos tales como: los Cinco Elementos; el Tao, la relación entre el Yin y el Yang; el Qi; el I Ching; la astrologia china; los princípios del Feng Shui, la Medicina Tradicional China etc. Mientras la alquimia occidental terminó centrándose en la transmutación de metales corrientes en otros nobles, la alquimia china tuvo una conexión más obvia con la medicina. La piedra filosofal de los alquimistas europeos puede ser comparada con el gran elixir de la inmortalidad perseguido por los alquimistas chinos. Sin embargo, en la visión hermética, estas dos metas no estaban desconectadas y la piedra filosofal era con frecuencia equiparada a la panacea universal. Por tanto, las dos tradiciones pueden haber tenido más en común de lo que inicialmente parece.

La pólvora puede haber sido una importante invención de los alquimistas chinos. Descrita en textos del siglo IX y usada en fuegos artificiales en el siglo X, fue empleada en cañones sobre 1290. Desde China, el uso de la pólvora se extendió a Japón, los mongoles, el mundo árabe y Europa. La pólvora fue usada por los mongoles contra los húngaros en 1241 y en Europa a partir del siglo XIV.

La alquimia china estaba estrechamente relacionada con las formas taoístas de la medicina tradicional china, tales como la acupuntura y la moxibustión, y con artes marciales como el Tai Chi Chuan y el Kung Fu (aunque algunas escuelas de Tai Chi creen que su arte deriva de las ramas filosófica o higiénica del taoísmo, no de la alquímica). De hecho, al principio de la dinastía Song, los seguidores de esta idea taoísta (principalmente la elite y la clase alta) ingerían cinabrio, que, aunque tolerable en bajas dosis, llevó a muchos a la muerte. Creyendo que estas muertes llevaría a la libertad y el acceso a los cielos taoístas, las consiguientes muertes animaron a la gente a evitar esta forma de alquimia en favor de fuentes externas (el antes mencionado Tai Chi Chuan, el dominio del Qi, etcétera).

[editar] La alquimia india

Poco se conoce en Occidente sobre el carácter y la historia de la alquimia india. Un alquimista persa del siglo XI llamado al-Biruni informó que «tienen una ciencia parecida a la alquimia que es bastante característica de ellos, a la que llaman Rasayāna, en persa Rasavātam. Significa el arte de obtener y manipular Rasa, néctar, mercurio, zumo. Este arte está restringido a ciertas operaciones, metales, drogas, compuestos y medicinas, la mayoría de los cuales tienen mercurio como ingrediente principal. Sus principios devuelven la salud a aquellos enfermos que estaban desahuciados y la juventud a los marchitos ancianos.» Sin embargo, sí es seguro que la alquimia india, como toda su ciencia, se centra en lograr el mokṣa: la perfección, la inmortalidad, la liberación. Así, concentra sus esfuerzos en hacer inmortal el cuerpo humano. Son muchas las historias tradicionales de alquimistas aún vivos desde tiempo inmemorial gracias a los efectos de sus experimentos.

Los textos de medicina y ciencia ayurvédica tienen aspectos relacionados con la alquimia, como tener curas para todas las enfermedades conocidas y métodos para tratar a los enfermos mediante la unción de aceites. El mejor ejemplo de texto basado en esta ciencia es el Vaishashik Darshana de Kanada (sobre 600 a. C.), quien describía una teoría atómica cerca de un siglo antes que Demócrito.

Dado que la alquimia terminaría integrada en el vasto campo de la erudición india, las influencias de otras doctrinas metafísicas y filosóficas como el Samkhya, el Yoga, el Vaisheshika y el Ayurveda fueron inevitables. Sin embargo, la mayoría de los textos Rasayāna tienen sus raíces en las escuelas tántricas Kaula relacionadas con las enseñanzas de la personalidad de Matsyendranath.

El Rasayāna era entendido por muy poca gente en aquella época. Dos famosos ejemplos eran Nagarjunacharya y Nityanadhiya. El primero era un monje budista que, en tiempos antiguos, dirigía la gran universidad de Nagarjuna Sagar. Su conocido libro, Rasaratanakaram, es un famoso ejemplo de la antigua medicina india.

En la terminología médica tradicional india rasa se traduce como ‘mercurio’, y se decía que Nagarjunacharya había desarrollado un método para convertirlo en oro. La mayoría de sus obras originales se han perdido, pero sus enseñanzas tienen aún una fuerte influencia en la medicina tradicional india (Āyur Veda).

[editar] La alquimia en el mundo griego

La ciudad griega de Alejandría en Egipto era un centro de saber alquímico que retuvo su preeminencia durante la mayor parte de las eras griega y romana. Los griegos se apropiaron de las creencias herméticas egipcias y las unieron con las filosofías pitagórica, jonista y gnóstica. La filosofía pitagórica es, esencialmente, la creencia en que los números gobiernan el universo, surgida de las observaciones del sonido, las estrellas y formas geométricas como los triángulos o cualquiera de la que pueda derivarse una razón. El pensamiento jonista se basaba en la creencia en que el universo podía ser explicado mediante la concentración en los fenómenos naturales; se cree que esta filosofía fue iniciada por Tales y su pupilo Anaximandro y posteriormente desarrollada por Platón y Aristóteles, cuyas obras llegaron a ser una parte integral de la alquimia. Según esta creencia, el universo puede ser descrito por unas pocas leyes unificadas que pueden determinarse sólo mediante cuidadosas, minuciosas y arduas exploraciones filosóficas. El tercer componente introducido a la filosofía hermética por los griegos fue el gnosticismo, una creencia, extendida en el Imperio Romano cristiano, en que el mundo es imperfecto porque fue creado de manera imperfecta y que el aprendizaje sobre la naturaleza de la sustancia espiritual llevaría a la salvación. Incluso creían que Dios no «creó» el universo en el sentido clásico, sino que el universo fue creado «de» él pero se corrompió en el proceso (en lugar de corromperse por las transgresiones de Adán y Eva, es decir, por el pecado original). Según las creencias gnósticas, al adorar el cosmos, la naturaleza o las criaturas del mundo, uno adora al Dios Verdadero. Muchas sectas gnósticas sostenían incluso que la deidad bíblica sería mala y debía ser vista como una emanación caída del Elevado Dios a quien buscaban adorar y unirse. Sin embargo, el aspecto del dios abrahámico como ser malvado no jugó en realidad papel alguno en la alquimia, pero el aspecto del ascenso al Elevado Dios probablemente tuvo mucha influencia. Las teorías platónicas y neoplatónicas sobre los universales y la omnipotencia de Dios también fueron absorbidas (sus principales creencias ven el aspecto físico del mundo como imperfecto y creen en Dios como una mente cósmica trascendente).

Un concepto muy importante introducido en esta época, concebido por Empédocles y desarrollado por Aristóteles, fue que todas las cosas del universo estaban formadas por sólo cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Según Aristóteles, cada elemento tenía una esfera a la que pertenecía y a la que regresaría si se le dejaba intacto (Lindsay, p. 16).

Los cuatro elementos de los griegos eran aspectos mayoritariamente cualitativos de la materia y no cuantitativos como lo son nuestros elementos modernos. «... La auténtica alquimia nunca trató la tierra, el aire, el agua y el fuego como sustancias corpóreas o químicas en el sentido actual de la palabra. Los cuatro elementos era simplemente las cualidades primarias y más generales por medio de las cuales la sustancia amorfa y puramente cuantitativa de todos los cuerpos se presentaba primero en una forma diferenciada.» (Hitchcock, p. 66) Alquimistas posteriores desarrollaron extensivamente los aspectos místicos de este concepto.

[editar] La alquimia en el Imperio Romano

Los romanos adoptaron la alquimia y la metafísica griegas, al igual que adoptaron gran parte de su conocimiento y filosofía. Al final del Imperio Romano la filosofía alquímica se había unido a las filosofías de los egipcios creando el culto del hermetismo (Lindsay).

Sin embargo, del desarrollo del cristianismo en el Imperio trajo una línea opuesta de pensamiento, proveniente de Agustín de Hipona (354-430), un filósofo cristiano temprano que escribió sobre sus creencias poco antes de la caída del Imperio Romano. En esencia, Agustín sentía que la razón y la fe podían ser usadas para entender a Dios, pero que la filosofía experimental era nociva: «Hay también presente en el alma, por los medios de estos mismos sentidos corporales, una especie de vacío anhelo y curiosidad que pretende no conseguir el placer de la carne sino adquirir experiencia a través de ésta, y esta vacía curiosidad se dignifica con los nombres de conocimiento y ciencia.» (Agustín, p. 245)

Las ideas agustinianas eran decididamente antiexperimentales, si bien las técnicas experimentales aristotélicas no fueron rechazadas cuando estuvieron disponibles en Occidente. Aun así, el pensamiento agustiniano tuvo fuerte arraigo en la sociedad medieval y se usó para mostrar la alquimia como contraria a Dios.

Buena parte del saber alquímico romano, como el de los griegos y los egipcios, se ha perdido. En Alejandría, el centro de los estudios alquímicos en el Imperio Romano, el arte era principalmente oral y en interés del secreto poco se confiaba al papel. (De ahí el uso de «hermético» para indicar ‘reservado’.) (Lindsay, p. 155) Es posible que alguna obra fuese escrita en Alejandría y que subsecuentemente se perdiese o quemase en los turbulentos periodos siguientes.

[editar] La alquimia en el mundo islámico

Artículo principal: Alquimia islámica

Tras la caída del Imperio Romano, el foco de desarrollo alquímico se trasladó al mundo islámico. Se sabe mucho más sobre la alquimia islámica porque fue documentada mejor: de hecho, la mayoría de los primeros escritos que han sobrevivido el paso de los años lo han hecho como traducciones islámicas (Burckhardt p. 46).

El mundo islámico fue un crisol para la alquimia. El pensamiento platónico y aristotélico, que ya había sido en cierta medida incluido en la ciencia hermética, continuó siendo asimilado. Alquimistas islámicos como al-Razi (en latín Rasis) y Jabir ibn Hayyan (en latín Geber) aportaron descubrimientos químicos clave propios, tales como la técnica de la destilación (las palabras alambique y alcohol son de origen árabe), los ácidos muriático (clorhídrico), sulfúrico y nítrico, la sosa, la potasa y más. (De los nombres árabes para estas dos últimas sustancias, al-natrun y al-qalīy, latinizados como Natrium y Kalium, proceden los símbolos modernos del sodio y el potasio.) El descubrimiento de que el agua regia, una mezcla de ácido nítrico y clorhídrico, podía disolver el metal más noble —el oro— habría de avivar la imaginación de alquimistas durante el siguiente milenio.

Los filósofos islámicos también hicieron grandes contribuciones al hermetismo alquímico. El autor más influyente en este aspecto posiblemente fuera Jabir Ibn Hayyan (en árabe جابر إبن حيان, en latín Geberus, normalmente escrito en castellano como Geber). El objetivo primordial de Jabir era la takwin, la creación artificial de vida en el laboratorio alquímico, hasta e incluyendo la vida humana. Jabir analizó cada elemento aristotélico en términos de las cuatro cualidades básicas de calor, frío, sequedad y humedad (Burkhardt, p. 29). De acuerdo con él, en cada metal dos de estas cualidades eran interiores y dos exteriores. Por ejemplo, el plomo era externamente frío y seco, mientras que el oro era caliente y húmedo. De esta forma, teorizaba Jabir, reordenando las cualidades de un metal, podía obtenerse uno diferente (Burckhardt, p. 29). Con este razonamiento, la búsqueda de la piedra filosofal fue introducida en la alquimia occidental. Jabir desarrolló una elaborada numerología mediante la que las iniciales del nombre de una sustancia en árabe, cuando se les aplicaban varias transformaciones, mantenían correspondencias con las propiedades físicas del elemento.

[editar] La alquimia en la Europa medieval

El alquimista de William Fettes Douglas.

Debido a sus fuertes conexiones con las culturas griega y romana, la alquimia fue bastante fácilmente aceptada por la filosofía cristiana y los alquimistas medievales europeos absorbieron extensivamente el conocimiento alquímico islámico. Gerberto de Aurillac (fallecido en 1003), quien más tarde se convertiría en el Papa Silvestre II, fue uno de los primeros en llevar la ciencia islámica a Europa desde España. Más tarde, hombres como Abelardo de Bath, quien vivió en el siglo XII, trajeron enseñanzas adicionales. Pero hasta el siglo XIII los movimientos fueron principalmente asimilativos (Hollister p. 124, 294).

En este periodo aparecieron algunas desviaciones de los principios agustinianos de los primeros pensadores cristianos. San Anselmo (1033–1109) fue un benedictino que creía que la fe debe preceder a la razón, como Agustín y la mayoría de los teólogos anteriores a él había creído, aunque él añadió la opinión de que la fe y la razón eran compatibles y fomentó este último en un contexto cristiano. Sus puntos de vista sentaron las bases para la explosión filosófica que habría de ocurrir. Pedro Abelardo continuó el trabajo de Anselmo, preparando los cimientos para la aceptación del pensamiento aristotélico antes de que las primeras obras de Aristóteles alcanzasen Occidente. Su principal influencia en la alquimia fue su creencia en que los universales platónicos no tenían una existencia separada fuera de la consciencia del hombre. Abelardo también sistematizó el análisis de las contradicciones filosóficas (Hollister, p. 287-8).

Robert Grosseteste (1170–1253) fue un pionero de la teoría científica que posteriormente sería usada y refinada por los alquimistas. Grosseteste tomó los métodos de análisis de Abelardo y añadió el uso de observaciones, experimentación y conclusiones al realizar evaluaciones científicas. También trabajó mucho para tender en puente entre el pensamiento platónico y el aristotélico (Hollister, p. 294-5).

Alberto Magno (1193–1280) y Tomás de Aquino (1225–1274) fueron dos dominicos que estudiaron a Aristóteles y trabajaron en la reconciliación de las diferencias entre la filosofía y el cristianismo. Tomás de Aquino también trabajó intensamente en desarrollar el método científico. Incluso fue tan lejos como para afirmar que los universales podrían ser descubiertos sólo mediante el razonamiento lógico y, como la razón no puede oponerse a Dios, debe por tanto ser compatible con la teología (Hollister p. 290-4, 255). Esto contradecía la comúnmente aceptada creencia platónica en que los universales se encontraban sólo mediante iluminación divina. Ambos estuvieron entre los primeros en emprender el examen de la teoría alquímica y ellos mismos podrían ser considerados alquimistas, excepto por el hecho de que hicieron poco en cuanto a la experimentación.

El primer alquimista auténtico en la Europa medieval fue Roger Bacon. Su obra supuso tanto para la alquimia como la de Robert Boyle para la química y la de Galileo Galilei para la astronomía y la física. Bacon (1214–1294) era un franciscano de Oxford que estudió la óptica y los lenguajes además de la alquimia. Los ideales franciscanos de conquistar el mundo en lugar de rechazarlo le llevaron a su convicción de que la experimentación era más importante que el razonamiento: «De las tres formas en las que los hombres piensan que adquieren conocimiento de las cosas: autoridad, razonamiento y experiencia, sólo la última es efectiva y capaz de llevar de paz al intelecto.» (Bacon p. 367) «La ciencia experimental controla las conclusiones de todas las otras ciencias. Revela verdades que el razonamiento de los principios generales nunca habrían descubierto.» (Hollister p. 294-5) A Roger Bacon también se le ha atribuido el inicio de la búsqueda de la piedra filosofal y del elixir de la vida: «Esa medicina que eliminará todas las impurezas y corrupciones de los metales menores también, en opinión de los sabios, quitará tanto de la corruptibilidad del cuerpo que la vida humana podrá ser prolongada durante muchos siglos.» La idea de la inmortalidad fue reemplazada por la noción de la longevidad: después de todo, el tiempo que el hombre pasa en la Tierra era simplemente para esperar y prepararse para la inmortalidad en el mundo de Dios. La inmortalidad en la Tierra no encajaba con la teología cristiana (Edwards p. 37-8).

Bacon no fue el único alquimista de esta época pero sí el más importante. Sus obras fueron usadas por incontables alquimistas entre los siglos XV y XIX. Otros alquimistas de su misma época compartieron diversos rasgos. Primero, y más obviamente, casi todos fueron miembros del clero. Esto se debía simplemente a que poca gente fuera de las escuelas parroquiales tenía la educación necesaria para examinar las obras derivadas del árabe. Además, la alquimia en esta época era autorizada por la iglesia como un buen método de explorar y desarrollar la teología. La alquimia era interesante para la amplia variedad de clérigos porque ofrecía una visión racionalista del universo donde los hombres apenas estaban empezando a aprender sobre el racionalismo (Edwards p. 24-7).

Así que hacia finales del siglo XIII, la alquimia se había desarrollado hasta un sistema de creencias bastante estructurado. Los adeptos creían en la teorías de Hermes sobre el macrocosmos-microcosmos, es decir, creían que los procesos que afectan a los minerales y otras sustancias podían tener un efecto en el cuerpo humano (por ejemplo, si uno aprendiese el secreto de purificar oro, podría usar la misma técnica para purificar el alma humana). Creían en los cuatro elementos y las cuatro cualidades anteriormente descritas y tenían una fuerte tradición de esconder sus ideas escritas en un laberinto de jerga codificada lleno de trampas para despistar a los no iniciados. Por último, los alquimistas practicaban su arte: experimentaban activamente con sustancias químicas y hacían observaciones y teorías sobre cómo funcionaba el universo. Toda su filosofía giraba en torno a su creencia en que el alma del hombre estaba dividida dentro de él tras la caída de Adán. Purificando las dos parte del alma del hombre, éste podría reunirse con Dios (Burckhardt p. 149).

En el siglo XIV, estos puntos de vista sufrieron un cambio importante. Guillermo de Ockham, un franciscano de Oxford que murió en 1349, atacó la visión tomista de la compatibilidad entre la fe y la razón. Su opinión, hoy ampliamente aceptada, era que Dios debe ser aceptado sólo con la fe, pues Él no podía ser limitado por la razón humana. Por supuesto este punto de vista no era incorrecto si uno aceptaba el postulado de un Dios ilimitado frente a la limitada capacidad humana para razonar, pero eliminó virtualmente a la alquimia como práctica aceptada en los siglos XIV y XV (Hollister p. 335). El papa Juan XXII publicó en el año 1317 un edicto contra la alquimia (Spondet quas non exhibent), que efectivamente retiró a todos los miembros de la iglesia de la práctica del arte (Edwards, p.49). No obstante, se cree que este mismo papa estuvo interesado en el estudio alquímico y que también escribió un tratado titulado Ars transmutatoria[4] en el que narraba cómo fabricó 200 barras de oro de un quintal. Los cambios climáticos, la peste negra y el incremento de guerras y hambrunas que caracterizaron a este siglo sirvieron también sin duda de obstáculo al ejercicio filosófico en general.

Nicolas Flamel tenía estos misteriosos símbolos alquímicos grabados en su tumba en la iglesia de los Santos Inocentes de París.

La alquimia se mantuvo viva gracias a hombres como Nicolas Flamel, digno de mención sólo porque fue uno de los pocos alquimistas que escribieron en estos tiempos difíciles. Flamel vivió entre 1330 y 1417 y serviría como arquetipo a la siguiente fase de la alquimia. No fue un investigador religioso como muchos de sus predecesores y todo su interés por el arte giraba en torno a la búsqueda de la piedra filosofal, que se dice que halló. Sus obras dedican gran cantidad de espacio a describir procesos y reacciones, pero nunca llegan realmente a dar la fórmula para conseguir las transmutaciones. La mayoría de su obra estaba dedicada a recoger el saber alquímico anterior a él, especialmente en lo relacionado a la piedra filosofal (Burckhardt p. 170-181).

Durante la baja Edad Media (1300–1500) los alquimistas fueron muy parecidos a Flamel: se concentraron en la búsqueda de la piedra filosofal y el elixir de la juventud, que ahora se creía que eran cosas separadas. Sus alusiones crípticas y su simbolismo llevaron a grandes variaciones en la interpretación del arte. Por ejemplo, muchos alquimistas durante este periodo interpretaban que la purificación del alma significaba la transmutación del plomo en oro (en la que creían que el mercurio desempeñaba un papel crucial). Estos hombres eran considerados magos y hechiceros por muchos y fueron con frecuencia perseguidos por sus prácticas (Edwards p. 50-75; Norton p. lxiii-lxvii).

Uno de estos hombres que surgió a principios del siglo XVI se llamaba Heinrich Cornelius Agrippa. Este alquimista creía ser un mago y poder invocar espíritus. Su influencia fue insignificante pero, como Flamel, elaboró escritos a los que se refirieron alquimistas de años posteriores. De nuevo como Flamel, hizo bastante por cambiar la alquimia de una filosofía mística a una magia ocultista. Mantuvo vivas las filosofías de alquimistas anteriores, incluyendo la ciencia experimental, la numerología, etcétera, pero añadió la teoría mágica, lo que reforzó la idea de la alquimia como creencia ocultista. A pesar de todo esto, Agrippa se consideraba a sí mismo cristiano, si bien sus opiniones entraron con frecuencia en conflicto con la Iglesia (Edwards p. 56-9; Wilson p. 23-9).

[editar] La alquimia en la era moderna y el Renacimiento

La alquimia europea continuó por esta misma senda hasta los albores del Renacimiento. Esta época vio también un florecimiento de los estafadores que usaban trucos químicos y juegos de manos para «demostrar» la transmutación de metales comunes en oro o que afirmaban poseer el conocimiento del secreto que (con una «pequeña» inversión inicial) llevaría con toda seguridad a ello.

El nombre más importante de este periodo es Paracelso (1493–1541), quien dio a la alquimia una nueva forma, rechazando parte del ocultismo que había acumulado a lo largo de los años y promoviendo el uso de observaciones y experimentos para aprender sobre el cuerpo humano. Paracelso rechazó las tradiciones gnósticas pero mantuvo mucho de las filosofías hermética, neoplatónica y pitagórica; sin embargo, la ciencia hermética tenía tanta teoría aristotélica que su rechazo del gnosticismo era prácticamente insignificante. En particular, rechazó las teorías mágicas de Flamel y Agrippa. Paracelso no se veía a sí mismo como un mago y desdeñaba a quienes lo hacían (Williams p.239-45).

Paracelso fue pionero en el uso de compuestos químicos y minerales en medicina. Escribió que «Muchos han dicho que la alquimia es para fabricar oro y plata. Para mí no es tal el propósito, sino considerar sólo la virtud y el poder que puede haber en las medicinas.» (Edwards, p.47) Sus puntos de vista herméticos eran que la enfermedad y la salud del cuerpo dependían de la armonía del hombre (el microcosmos) y la naturaleza (el macrocosmo). Paracelso dio un enfoque diferente al de sus predecesores, usando esta analogía no como referencia a la purificación del alma sino a que los humanos deben mantener ciertos equilibrios de minerales en sus cuerpos y que para ciertas enfermedades de éstos había remedios químicos que podían curarlas (Debus y Multhauf, p. 6-12). Mientras sus intentos de tratar enfermedades con remedios tales como el mercurio podrían parecer contraproducentes desde un punto de vista moderno, su idea básica de medicinas producidas químicamente ha permanecido vigente sorprendentemente bien.

Alchemik Michał Sędziwój, óleo sobre tabla de Jan Matejko, 73×130 cm, Museo de Artes de Łódź.

En Inglaterra la alquimia en esta época se asocia frecuentemente con John Dee (1527–1608), más conocido por sus facetas de astrólogo, criptógrafo y «consultor científico» general de la reina Isabel I. Dee era considerado una autoridad en la obra de Roger Bacon y estuvo lo suficientemente interesado en la alquimia como para escribir un libro sobre ella (Monas Hieroglyphica, 1564), influenciado por la cábala. El socio de Dee, Edward Kelley —quien afirmaba conversar con ángeles a través de una bola de cristal y poseer un polvo que transformaría el mercurio en oro—, puede haber sido la fuente de la imagen popular del alquimista-charlatán.

Un alquimista menos conocido de esta época es Miguel Sendivogius (1566–1636), filósofo, médico y pionero de la química polaco. Según algunas fuentes, destiló oxígeno en el laboratorio sobre 1600, 170 años antes que Scheele y Priestley, calentando salitre. Pensaba que el gas resultante era «el elixir de la vida». Poco después de descubrir este método, se cree que Sendivogius enseñó su técnica a Cornelius Drebbel, quien en 1621 le daría aplicación práctica en un submarino.

Tycho Brahe (1546–1601), más conocido por sus investigaciones astronómicas y astrológicas, era también un alquimista. Tuvo un laboratorio expresamente construido para este fin en Uraniborg, su observatorio e instituto de investigación.

[editar] El declive de la alquimia occidental

La desaparición de la alquimia occidental se debió al auge de la ciencia moderna con su énfasis en la rigurosa experimentación cuantitativa y su desdén hacia la «sabiduría antigua». Aunque las semillas de estos sucesos fueron plantadas ya en el siglo XVII, la alquimia aún prosperó durante unos doscientos años, y de hecho puede que alcanzase su apogeo en el siglo XVIII. Tan tarde como en 1781 James Price afirmó haber producido un polvo que podía transmutar el mercurio en plata u oro.

Robert Boyle (1627–1691), más conocido por sus estudios sobre los gases (véase la ley de Boyle), fue uno de los pioneros del método científico en las investigaciones químicas. Boyle no asumía nada en sus experimentos y recopilaba todos los datos relevantes: en un experimento típico anotaba el lugar en el que se efectuaba, las características del viento, las posiciones del sol y la luna y la lectura barométrica, por si luego resultasen ser relevantes (Pilkington p. 11). Este enfoque terminó llevando a la fundación de la química moderna en los siglos XVIII y XIX, basada en los revolucionarios descubrimientos de Lavoisier y John Dalton, que finalmente proporcionaron un marco de trabajo lógico, cuantitativo y fiable para entender las transmutaciones de la materia, revelando la futilidad de las tradicionales metas alquímicas tales como la piedra filosofal.

Mientras tanto, la alquimia paracélsica llevó al desarrollo de la medicina moderna. Los experimentalistas descubrieron gradualmente los mecanismos del cuerpo humano, tales como la circulación de la sangre (Harvey, 1616), y finalmente localizaron el origen de muchas enfermedades en las infecciones con gérmenes (Koch y Pasteur, siglo XIX) o la falta de nutrientes y vitaminas naturales (Lind, Eijkman, Funk et al.). Apoyada en el desarrollo paralelo de la química orgánica, la nueva ciencia desplazó fácilmente a la alquimia en sus aplicaciones médicas, interpretativas y prescriptivas, mientras apagaba sus esperanzas en elixires milagrosos y mostraba la inefectividad e incluso toxicidad de sus remedios.

De esta forma, a medida que la ciencia siguió descubriendo y racionalizando continuamente los mecanismos del universo, fundada en su propia metafísica materialista, la alquimia fue quedando despojada de sus conexiones química y médica, pero incurablemente sujeta a ellas. Reducida a un sistema filosófico arcano, pobremente relacionada con el mundo material, la alquimia sufrió el destino común a otras disciplinas esotéricas tales como la astrología y la cábala: excluida de los estudios universitarios, rechazada por sus antiguos mecenas, relegada al ostracismo por los científicos y considerada habitualmente como el epítome de la charlatanería y la superstición. Sin embargo, los rosacruces y francmasones siempre han estado interesados en la alquimia y su simbolismo. Una gran colección de libros sobre alquimia se guarda en la Bibliotheca Philosophica Hermetica de Ámsterdam.

Estos avances podrían ser interpretados como parte de una reacción más amplia del intelectualismo europeo contra el movimiento romántico del siglo anterior.

[editar] Alquimia moderna

En la época actual se han realizado progresos para alcanzar las metas de la alquimia usando métodos diferentes a los de la alquimia tradicional. Estos avances pueden en ocasiones ser llamados «alquimia» por razones retóricas.

En la actualidad la panacea universal sigue resultando esquiva, aunque futuristas tales como Ray Kurzweil creen que una nanotecnología lo suficientemente avanzada podría prolongar la vida indefinidamente. Algunos dicen que la tercera meta de la alquimia ha sido alcanzada con la fecundación in vitro y la clonación de embriones humanos, aunque estas tecnologías quedan muy lejos de crear una vida humana desde cero.

Podría decirse que el objetivo de la investigación en inteligencia artificial es precisamente crear una vida desde cero, y los filosóficamente opuestos a la posibilidad de la IA la han comparado con la alquimia, como Herbert y Stuart Dreyfus en su ensayo de 1960 Alquimia e IA (Alchemy and AI). Sin embargo, debido a que el objetivo específico de la alquimia es la transmutación humana más que la creación de vida desde cero, la investigación genética, especialmente el ayuste, estaría más cerca de la misma.

[editar] Transmutación nuclear

En 1919 Ernest Rutherford usó la desintegración artificial para convertir nitrógeno en oxígeno. Este proceso o transmutación ha sido posteriormente realizado a escala comercial mediante el bombardeo de núcleos atómicos con partículas de alta energía en aceleradores de partículas y reactores nucleares.

La idea de convertir plomo en oro no es del todo incorrecta ya que, teóricamentes, bastaría extraer 3 protones de un átomo de plomo (82 protones) para obtener otro pero de oro (79 protones).[5] De hecho, en 1980 Glenn T. Seaborg transmutó plomo en oro, solo que el oro resultante apenas dura unos segundos por su inestabilidad atómica y la cantidad obtenida es tan microscópica que hace impensable su rentabilidad.

[editar] Afirmaciones de transmutación no verificadas

En 1964 George Ohsawa y Michio Kushi, basándose en una de las primeras afirmaciones de Corentin Louis Kervran, informaron haber logrado transmutar sodio en potasio usando un arco eléctrico, y más tarde carbono y oxígeno en hierro[cita requerida]. En 1994, R. Sundaresan y J. Bockris informaron haber observado reacciones de fusión en descargas eléctricas entre barras de carbono sumergidas en agua. Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones ha sido reproducida por otros científicos y la idea está en la actualidad ampliamente desacreditada.

[editar] Psicología analítica

Carl Gustav Jung inició su contacto con la alquimia desde un claro desinterés: «La alquimia me parecía una cosa afectada y ridícula.» Su opinión cambiaría radicalmente en 1928 a raíz del comentario solicitado por parte de Richard Wilhelm sobre la traducción de las ocho primeras secciones de un tratado de alquimia fisiológica china del siglo XIII: El secreto de la Flor de Oro, libro budista con base taoísta. El inicio de su contacto con la alquimia se vio por lo tanto determinado al contemplar en la obra las bases del Proceso de individuación, así como un centro procesual al que denominó posteriormente sí-mismo. Necesitó diez años para elaborar un diccionario de referencias cruzadas con el fin de poder entender los significados incluidos en los textos alquímicos, así como quince años para disponer de una biblioteca semejante a las de sus sueños.[6]

Jung vio la alquimia como una proto-psicología occidental dedicada al logro de la individuación. En su interpretación, la alquimia era el recipiente en el que el gnosticismo sobrevivió sus diversas purgas en el Renacimiento. En este sentido, Jung veía la alquimia como comparable al yoga de Occidente. También interpretaba los textos alquímicos chinos en términos de su psicología analítica como medios para la individuación. Jung sostiene en su obra Psicología y Alquimia (1944) que los fenómenos observables de lo inconsciente, tales como los sueños, contienen elementos simbólicos que también se pueden hallar en la simbología alquímica. Además, dedica un análisis al paralelismo entre los conceptos de la llamada Piedra Filosofal, por un lado, y la figura de Cristo, por otro. Ilustró a través de las figuras del Rosarium philosophorum aquellos fenómenos transferenciales acaecidos en el Proceso de Individuación en su obra La psicología de la transferencia (1946). Finalmente, en su obra Mysterium Coniunctionis (1955-1956), configura la culminación de la confrontación entre la alquimia y la psicología analítica. Como tercera parte de dicha obra se incluirá editado y comentado por Marie-Louise von Franz el Aurora consurgens.

A todo ello no hay que olvidar la importancia que revistieron para el acceso de Jung a la esencia de la alquimia dos figuras históricas relevantes: Zósimo de Panópolis y Paracelso.

[editar] La alquimia en la cultura

[editar] Novelas y teatro

Un laboratorio alquímico, de La historia de la alquimia y los comienzos de la química

Muchos escritores satirizaron a los alquimistas y los usaron como blanco de ataques satíricos. Dos famosos ejemplos antiguos son:

En obras más recientes los alquimistas suelen ser presentados bajo una luz más romántica y mística y a menudo se hace poca distinción entre alquimia, magia y brujería:

[editar] Obras clásicas de alquimia

  • Albertus Magnus, Compositum de Compositis ('El compuesto de los compuestos').
  • “Altus”, Mutus Liber ('El Libro Mudo').
  • Arnau de Villanova, Semita Semitæ (‘El camino del camino’); Rosarium Philosophorum.
  • Basilius Valentinus, Carrus Triumphalis Antimonii ('El Carro Triunfal del Antimonio'); Duodecim Claves.
  • Bernardo de Treviso, El Sueño Verde.
  • Conversación del rey Calid y del filósofo Morien sobre el magisterio de Hermes.
  • Donum Dei.
  • Elias Ashmole, Theatrum Chemicum Brittanicum.
  • Eugenio Filaleteo, 'El Arte Hermético al Descubierto.
  • Fulcanelli, El Misterio de las Catedrales; Las Moradas Filosofales; Finis Gloriæ Mundi.
  • Georges Aurach, El Jardín de las Riquezas.
  • Hermes Trismegisto, Tabla de esmeralda.
  • Instrucción de un Padre a su Hijo acerca del Árbol Solar.
  • Jacques Le Tesson, La Obra del León Verde.
  • La Clavícula o La Clave Universal (atribuido a Raimundus Lullus).
  • La Turba de los Filósofos.
  • Le Crom, Tratado de la Sal de los Filósofos.
  • Michael Maier, Atalanta Fugiens; Scrutinium Chymicum; Septimana Philosophica; Arcana Arcanissima; Viatorum; Lusus Scrius; Symbola Aureæ; Themis Aurea o De Circulo Physico Cuadrato.
  • Michael Sendivogius, Carta Filosófica; Novum Lumen Chymicum; Dialogus Mercurii; Tractatus de Sulphure; Ænigma Philosphicum.
  • Nicholas Flamel, El Libro de las Figuras Jeroglíficas; El Deseo Deseado.
  • Roberto Valensis, La Gloria del Mundo o La Tabla del Paraíso.
  • Roger Bacon, Speculum Alchemiæ (‘El espejo de la alquimia’); Alchemia Major; De Ione Viridi; Breviaram de dono Dei; Secretm secretorum; Epístolæ de secretis operibus artis et naturæ ac mullitate magiæ .
  • Speculum veritatis.
  • Splendor Solis.
  • Stolcius von Stolcenberg, Vyridarium Chymicum.
  • Teofrasto Paracelso, Opera Omnia; De Natura Rerum Libri Novem; Thesaurus Thesaurorum Alchimistorum (‘El tesoro de los tesoros de los alquimistas’).
  • Theatrum chemicum («Teatro quimico»), recopilación de tratados alquimicos del Renacimiento.
  • Tomás de Aquino, Aurora Consurgens; Tratado de la Piedra Filosofal; Tratado sobre el Arte de la Alquimia.
  • Tratado del Secreto del Arte Filosófico: La Arqueta del Pequeño Campesino.
  • Valentín Andreae, Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz.

[editar] Véase también

[editar] Otros artículos relacionados con la alquimia

[editar] Filosofías relacionadas

[editar] Conexiones científicas

[editar] Sustancias de los alquimistas

[editar] Notas

  1. M. Berthelot (2001) Los orígenes de la alquimia. p. 38.
  2. Velasco Montes, José Ignacio: Magia, alquimia y medicina en el Antiguo Egipto, Instituto de estudios del antiguo Egipto.
  3. Museo Petrie: objeto 5437 [1]
  4. Ars Transmutatoria, documento de word (en francés)
  5. Álvaro Rincón Arce, ABC de Química, Primer Curso, Editorial Herrero, México, 1982, ISBN: 968-420-294-6
  6. C.G. Jung. O.C. I4. Mysterium Coniunctionis. Introducción a la edición española, Enrique Galán Santamaría. Páginas X-XXIII. Madrid: Editorial Trotta, 2002. ISBN 978-84-8164-513-2.

[editar] Bibliografía

  • Augustino (1963). Confesiones. Traducción al inglés de Rex Warner. Nueva York: Mentor Books.
  • Berthelot, Marcelin P. E. (2001) Los orígenes de la alquimia. Ed: mra. Traducción: José Valero Bernabéu. ISBN: 84-88865-68-6.
  • Burckhardt, Titus (1967). Alchemy: Science of the Cosmos, Science of the Soul. Traducción al inglés de William Stoddart. Baltimore: Penguin.
  • Cavendish, Richard. The Black Arts. Perigee Books.
  • Debus, Allen G. y Multhauf, Robert P. (1966). Alchemy and Chemistry in the Seventeenth Century. Los Ángeles: William Andrews Clark Memorial Library, Universidad de California.
  • Edwardes, Michael (1977). The Dark Side of History. Nueva York: Stein and Day.
  • Gettings, Fred (1986). Encyclopedia of the Occult. Londres: Rider.
  • Greenberg, Adele Droblas (2000). Chemical History Tour, Picturing Chemistry from Alchemy to Modern Molecular Science. Wiley-Interscience. ISBN 0-471-35408-2
  • Hitchcock, Ethan Allen (1857). Remarks Upon Alchemy and the Alchemists. Boston: Crosby, Nichols.
  • Hollister, C. Warren (1990). Medieval Europe: A Short History. 6ª ed. Blacklick, Ohio: McGraw-Hill College.
  • Lindsay, Jack (1970). The Origins of Alchemy in Graeco-Roman Egypt. Londres: Muller.
  • Marius (1976). On the Elements. Traducción al inglés de Richard Dales. Berkeley: University of California Press.
  • Norton, Thomas (edición de John Reidy) (1975). Ordinal of Alchemy. Londres: Early English Text Society.
  • Pilkington, Roger (1959). Robert Boyle: Father of Chemistry. Londres: John Murray.
  • Weaver, Jefferson Hane (1987). The World of Physics. Nueva York: Simon & Schuster.
  • Wilson, Colin (1971). The Occult: A History. Nueva York: Random House.
  • Zumdahl, Steven S. (1989). Chemistry. 2ª ed. Lexington, Maryland: D. C. Heath and Co.

[editar] Enlaces externos

Commons

Wikcionario

FILOSOFÍA3: Textos de HERMES TRIMEGISTO.

Hermes Trimegisto


  Traducción: J. Sanguinetti.
textos@servisur.com

 

1 Cierta vez que me había puesto a pensar en los seres, absorta la imaginación en las alturas del pensamiento, ausentes los sentidos como quien duerme profundamente después de una copiosa comida o de un agotador ejercicio corporal, me pareció que un ser inmenso aparecía, de talla incomparable, que me llamó por el nombre y me dijo:


- ¿Qué quieres oir y ver, qué quieres entender y conocer en tu mente?


2- ¿Y tú quién eres?, le dije.


- Yo soy Poimandres, respondió, la Mente del Poder Supremo: sé lo que buscas, y en todas partes estoy contigo.


3 Quiero aprender sobre los seres, le dije, y entender su naturaleza, y conocer al Dios. Oh! cuánto quisiera que alguien me enseñara sobre estos temas!


- Guarda en tu mente lo que quieres aprender que yo te enseñaré.


4 Y habiéndo dicho estas cosas, cambió de forma, y en un instante el espacio entero se abrió ante mí, y ví un panorama infinito, y todo se transformó en Luz, una Luz tan serena y alegre que al verla la adoré.


Al poco tiempo, fue bajando y mostrándose una Tiniebla espantosa y sombría, enroscada como espiral tortuosa, semejante a una serpiente. Después la Tiniebla se fue transformando en una cierta natura húmeda que se agitaba indescriptiblemente, que arrojaba humo como lo hace el fuego y emitía un clamor, un gemido inenarrable. De allí brotó un grito inarticulado de socorro que parecía lo voz de un ser humano.


5 Fue entonces cuando, saliendo de la Luz, un Nombre santo cayó sobre la cosa, y un fuego puro emergió de esa natura húmeda hacia los celestes espacios, un fuego ligero y sutil, y enérgico a la vez. El ágil aire se dejó arrastrar por el espíritu, y de la tierra y el agua se izó a sí mismo hasta alcanzar el fuego, de forma que parecía colgar de él.


Por su parte, la tierra y el agua quedaron entremezclados tan íntimamente que no era posible distinguir a uno del otro: el Nombre espiritual que se cernía sobre ellos los mantenía en movimiento, a lo que parecía oirse.


6 Entonces Poimandres me dijo:


- ¿Entiendes los que esta visión significa?


- Lo sabré, le contesté.


- Yo soy aquella Luz, me dijo, yo, la Mente, tu Dios, que preexisto a la naturaleza húmeda que surgió de la Tiniebla. En cambio el Nombre luminoso que procede de la Mente es hijo de dios.


- ¿Y entonces?, exclamé.


- Entiéndelo así: lo que en tí vé y oye es nombre del señor, tu mente en cambio es dios padre, ya que no están mútuamente separados, pues su unidad es la Vida.


Le agradecí y me dijo:


- Entiende la Luz y discierne estas cosas.


7 Habiendo dicho estas cosas, me clavó la mirada por tan largo tiempo que su aspecto me hacía temblar; cuando se irguió después, quedé en mi mente contemplando la Luz de poderes innumerables, transformada en un cosmos infinito que, con inmenso poder, rodeaba y abrazaba al fuego forzándolo a aquietarse.


Estas cosas comprendí por el Nombre de Poimandres.


8 Estaba yo todavía atónito, cuando me habló de nuevo y me dijo:


- Has visto mentalmente la forma arquetípica, el principio anterior al principio ilimitado, esto me dijo Poimandres y yo le pregunté:


- ¿De dónde salieron los elementos de la naturaleza?


Y él a su vez:


- De la Voluntad de dios que habiendo acogido al Nombre y contemplado el bello cosmos, lo imitó cosmocreando para sí a partir de sus propios elementos y de las almas hechas por ella.


9 La Mente el Dios, que es a la vez macho y hembra, y contiene en sí Luz y Vida, dió a luz por Nombre a una segunda Mente Creadora, la cual, siendo dios del fuego y del espíritu, creó a su vez siete gobernadores dueños contenedores del cosmos sensible, cuyo gobierno se llama Destino.


10 De inmediato, el Nombre del Dios, arrancándose de los elementos inferiores del Dios, se lanzó hacia la región pura de la naturaleza creada y se unió a la Mente creadora (puesto que son de igual naturaleza), dejando desamparados a los elementos inferiores de la naturaleza, los irracionales, que consisten de sólo materia.


11 Entonces la Mente Creadora junto con el Nombre envolvieron los círculos y los hicieron girar bramando, pusieron en movimiento circular a sus propias creaturas para que rodaran, a partir de un principio indefinido, hasta un término sin fín, que comienza donde acaba.


Esta circulación de todo, como lo quiso la Mente, produjo animales irracionales a partir de elementos inferiores (ya no estaba el Nombre con ellos), el aire produjo aves y el agua peces. La tierra y el agua, como lo quiso la Mente, fueron separadas una de otra, y la tierra hizo salir de sí a los animales que tenía adentro, cuadrúpedos y reptiles, fieras y animales domésticos.


12 La Mente, el Padre de todas las cosas, siendo Vida y Luz, parió un Hombre igual a ella, a quién amó como hijo propio: porque siendo imagen del Padre era hermosísimo; porque realmente tanto amó el Dios a su propia figura que le entregó la creación entera.


13 Y vió el Hombre la creación en el fuego del Creador, y quiso también crear, y con permiso del Padre entró en la esfera de la creación y, poseedor futuro de plenos poderes, tomó conocimiento de las obras de su hermano, las que lo amaron y le hicieron partícipe de su propia jerarquía.


Habiendo así explorado su constitución y participado de sus naturalezas, fué su voluntad desgarrar hacia arriba la periferia de los círculos y contemplar el poderío de aquel que reina sobre el fuego.


14 Entonces poseedor ya de plenos poderes sobre el cosmos de los seres mortales y de los animales irracionales, se inclinó sobre la estructura, y desgarrando el velo mostró a la naturaleza inferior la bella figura del Dios.


Y al ver la naturaleza que la figura del Dios poseía una belleza inagotable y las energías todas de los gobernadores, sonrió de amor, pues ya había visto la bellísima figura del Hombre reflejada en el agua, y su sombra sobre la tierra.


En cuanto a él, viendo su propia figura en la naturaleza reflejada en el agua la amó, y quiso habitar en ella. Y al punto que lo quiso se realizó, y vino a habitar la forma irracional. Y la naturaleza a su vez acogiendo a su amado se entrelazó entera con él y copularon juntos, porque eran amantes.


15 Por éso es que, a diferencia de todos los demás seres vivos de la tierra, sólo el Hombre es doble: mortal por el cuerpo, inmortal por el Hombre esencial. Por consiguiente, a pesar de ser inmortal y poseedor de plenos poderes sobre todas las cosas, está sujeto a la muerte y sometido al Destino. Siendo superior a la estructura se volvió esclavo dentro de la estructura. Siendo andrógino, de padre andrógino, y no sometido al sueño porque viene del que nunca duerme, sin embargo es vencido...


16 Entonces le interrumpí:


-¿Y ahora? oh Mente mía! porque yo también amo al Nombre!


Y continuó Poimandres:


- Este es el misterio que ha estado oculto hasta el día de hoy. Al copular la naturaleza con el Hombre provocó un prodigio prodigiosísimo: Como te había dicho, el Hombre tiene la naturaleza de la estructura de los siete, de fuego y espíritu, y la naturaleza, no sufriendo la espera, parió enseguida siete hombres en correspondencia a la naturaleza de los siete gobernadores, andróginos y erguidos hacia el cielo.


Exclamé entonces:


- Y ahora, oh Poimandres!, ardo en un deseo inmenso y me muero por seguir oyéndote! no te apartes del tema!


- Cállate, todavía no he terminado de desarrollar el primer asunto, me respondió Poimandres.


- Me quedaré callado, le contesté.


- Como te decía, la generación de estos siete ocurrió de la siguiente manera: la tierra fué la hembra y el agua el ardiente macho, del fuego la naturaleza recibió el madurar y del aire el espíritu, y produjo los cuerpos según la imagen del Hombre. Y así el Hombre, de vida y luz que era vino a ser con alma y mente, la Vida se hizo alma, y la Luz mente, y todas las cosas del cosmos sensible permanecieron así hasta el fin de un ciclo, hasta el comienzo de las especies.


18 Escucha lo que viene ahora y que ardes en deseos de oir. Cumplido el ciclo, por voluntad de dios se rompió el lazo que unía todas las cosas: en consecuencia todos los seres vivos que hasta entonces eran andróginos fueron separados al mismo tiempo que el Hombre, y fueron por un lado machos y por otro hembras. Y enseguida el Dios dijo una palabra santa: "Creced en crecimiento y multiplicaos en muchedumbres, vosotras las criaturas todas y las cosas que han sido hechas, y que el que tiene intelecto se reconozca inmortal y sepa que la causa de la muerte es el amor y que conozca todas las cosas."


19 Y habiendo hablado así el Dios, la providencia por medio del Destino y de la estructura produjo las uniones y estableció las generaciones, y todas las cosas se multiplicaron segun sus especies, y el que se reconoció a sí mismo llegó al bien superelegido, pero el que se aficionó al cuerpo producto de un extravío de amor quedó extraviado en la tiniebla padeciendo en los sentidos las cosas de la muerte.


20 - ¿Porqué cometen tan grande falta los ignorantes, le dije, de tal manera que vienen a ser despojados de la inmortalidad?


- Parece que no has reflexionado mucho en lo que oíste, y sin embargo te dije que estuvieras atento.


- Estoy atento y recordando, y también te doy gracias.


- Dime, pues, si atendiste, ¿porqué merecen la muerte los que están en la muerte?


- Porque la fuente original de nuestro cuerpo es la sombría tiniebla de donde procede la naturaleza húmeda, de la que se constituye en el cosmos sensible el cuerpo, del cual se abreva la muerte.


- Bien lo entendiste. Pero dime ahora ¿porqué "el que se entiende a sí mismo va hacia sí mismo" como dice la palabra de Dios?


- Porque el Padre de la totalidad, de quién nació el Hombre, consiste de Luz y Vida.


- Has hablado muy bien. Luz y Vida es el Dios y Padre, del que nació el Hombre. Por consiguiente, cuando entiendas que estás hecho de Vida y Luz y que procedes de ellas, volverás de nuevo a la Vida, así me habló Poimandres.


- Háblame aún, le dije, ¿cómo volveré yo a la Vida? ¡oh Mente mía! porque el Dios dice "El que tiene intelecto se reconoce a sí mismo". 22 ¿Es que no todos los hombres tienen intelecto?


- Cállate parlanchín. Yo mismo, la Mente, estoy al lado de los honestos y buenos, de los los puros y compasivos, junto a los piadosos: mi presencia los auxilia y pronto descubren todas las cosas y amorosamente apaciguan al Padre, y le dan gracias con alabanzas y tiernos himnos ceremoniales. Y, antes de entregar el cuerpo a la justa muerte, llegan a detestar los sentidos, pues ya saben cuales son sus obras.


Más aún, Yo, la Mente, no consentiré que triunfen las obras del cuerpo y su violencia: como guardián de las puertas impediré el ingreso de los actos malos y disolutos, cortaré las fantasías.


23 En cuanto a los insensatos, malos, perversos, envidiosos, arrogantes, asesinos e impíos, me quedaré lejos de ellos y daré paso al genio vengador, el que aplica al hombre la parte más viva del fuego y cae sobre él por los sentidos, y lo fortalece aún más para que realice obras impías, de forma que le quepa en suerte un castigo íntegro, pues no deja de apetecer sin fin y de guerrear insaciable, y lo tortura y le aumenta el fuego hasta la máxima plenitud.


24 - Qué bién mes has enseñado todas las cosas como yo quería, oh Mente! Pero dime ahora ¿cómo es el regreso hacia arriba?


- Primero, me dijo Poimandres, al descomponerse el cuerpo material lo entregas a la transformación, y tu figura humana deja de manifestarse.


Entregas al genio tu personalidad ya inactiva, y los sentidos corporales remontan a sus fuentes en cuyas partes se transforman y de nuevo vuelven a confundirse con las energías. La agresividad y el deseo van a la naturaleza irracional.


25 Y así, de ahora en más, el hombre comienza a subir por la estructura: en la primera esfera deja la energía de aumentar y decrecer; en la segunda la industriosidad para el mal, dolo ya inactivo; en la tercera, el deseo, fraude ya inactivo; en la cuarta la ostentación del mando, ya sin ambición; en la quinta la osadía profana y la presuntuosa temeridad; en la sexta las ansias perversas de la riqueza, ya sin actividad; y en la séptima esfera la tramposa mentira.


26 Entonces, desnudo de las obras de la estructura, entra en la naturaleza ogdoádica, dueño de su propia fuerza, y canta himnos con los seres al Padre. Entonces todos los que presencian su llegada se regocijan con él, y, ya igual a sus compañeros, alcanza a oir a las potencias superiores a la naturaleza ogdoádica que con voz dulce y peregrina cantan himnos al Dios. Entonces, en buen orden, suben hacia el Padre y, entregados a las potencias y ellos mismos hechos potencias, se transforman en dios. Porque tal es el buen fin de los que poseen el conocimiento: divinizarse.


- ¿Qué esperas pues? como heredero de todas estas cosas ¿no te harás conductor de los dignos de forma que por tí sean liberados por dios?


27 Habiendo dicho estas cosas, ante mis ojos, Poimandres se mezcló con las potencias. Y mientras yo daba gracias y dirigía mis alabanzas al Padre del Todo, me dejó Poimandres cargado de poder e instruído sobre la naturaleza y la visión divina del Todo. Y comencé a anunciar a los hombres la hermosura de la piedad y del conocimiento:


- ¡Oh pueblos! ¡Vosotros, hombres nacidos de la tierra, entregados a la embriaguez, al sueño y a la ignorancia del Dios: volved a la sobriedad, suspended la borrachera, pues estáis hechizados de un sueño irracional!.


28 Los que habiendome oído vinieron a mí, y les dije:


- ¿Qué pasa con vosotros, oh hombres nacidos de la tierra! ¡Os habéis entregado a la muerte cuando se os ha concedido el poder de la inmortalidad? ¡Reflexionad, vosotros, que hacéis camino con el error y habéis llegado a convivir con la ignoracia! ¡Alejaos de la luz tenebrosa, y abandonando la ruina, compartid la inmortalidad!


29 Entonces unos se marcharon, después de chancearse a mis costas, estando como estaban entregados al sendero de la muerte, pero otros me pedían que los instruyera arrojándose a mis piés: pero hice que se levantaran y, puesto en conductor de la raza, enseñaba la palabra, cómo y de qué manera serían liberados, y sembraba en ellos las palabras de la sabiduría, y los alimentaba con el agua de ambrosía.


Llegada la tarde, cuando la luz del sol comenzaba a desvanecerse por completo, los llamé a dar gracias al Dios, y cumplida la acción de gracias, cada uno se fué a dormir a su lecho.


30 Por mi parte, gravé en mi alma los beneficios que me hiciera Poimandres, y lleno de la plenitud que había deseado, me sentí colmado de alegría, porque el sueño del cuerpo se había transformado en vigilia del alma, la ceguera de la vista en visión auténtica, el silencio en preñéz del bien y la palabra en divulgación de bienes.


Cosas que realmente ocurrieron porque acepté recibir de mi Mente, es decir, de Poimandres, el Nombre del Poder Supremo . Llegué a ser soplo divino de la verdad. Por éso, con toda mi alma y con todas mis fuerzas ofrezco este elógio al Padre Dios:





31 Santo es el Dios y Padre de la totalidad.
Santo es el Dios cuya Voluntad se cumple en sus propias Potencias.
Santo es el Dios que quiso que lo conocieran y que es conocido por los suyos.
Eres santo, Tú, fundador de todas las creaturas por el Nombre.
Eres santo, Tú, cuya imagen la entera Naturaleza ofrece.
Eres santo, Tú, de quién la Naturaleza no pudo reproducir la forma.
Eres santo, poderosísimo más que todas las Potencias.
Eres santo, superior a cualquier superexcelencia.
Eres santo, mejor que todas las alabanzas.

Recibe las puras ofrendas racionales del alma y del corazón tendidos hacia Tí, inefable, impronunciable, Tú, que sólo puedes ser nombrado por el silencio.

32 Te suplico no decaiga el conocimiento que corresponde a nuestra naturaleza humana: acuérdame lo que pido y lléname de fortaleza, y con esta gracia iluminaré a los de mi raza que están en la ignorancia, a mis hermanos, tus hijos.

Sí, acepto y soy testigo: voy a Vida y Luz.

Bendito seas, padre.

Tu hombre quiere colaborar en tu obra santificadora, puesto que le concediste todos los poderes.


Obtenido de http://www.oshogulaab.com/MISCELANEA/HERMESTEXTOS1.htm

 

FILOSOFÍA3: HERMES TRIMEGISTO. Hermes Trismegisto es considerado como el padre de la alquimia que ha tomado de él el nombre de "arte hermético", su origen se remonta al Egipto pre-faraónico, según Salomón el nombre de Hermes Trismegisto procede del griego y significa literalmente “mercurio tres veces grande”, o sustancia regida por tres principios celestes y tres sublunares unidos.

Hermes Trismegisto

Hermes Trismegisto es considerado como el padre de la alquimia que ha tomado de él el nombre de "arte hermético", su origen se remonta al Egipto pre-faraónico, según Salomón el nombre de Hermes Trismegisto procede del griego y significa literalmente “mercurio tres veces grande”, o sustancia regida por tres principios celestes y tres sublunares unidos. Hermes es un nombre genérico de muchos antiguos sabios griegos que trataron de filosofía y de alquimia. Hermes trismegisto es el nombre de Hermes o Thoth en su aspecto humano, como Dios es el más misterioso de los Dioses, como serpiente Hermes Thoth es la  divina sabiduría creadora. Ya sea como Thoth egipcio o  Hermes griego era el Dios de la sabiduría entre los antiguos y según Platón, <descubrió los números, la geometría, la astronomía y las letras>

La Tabla de esmeralda, es un texto clásico atribuido a Hermes Trismegisto, filósofos, alquimistas  y aun astrólogos han basado sus conocimientos en este importante legado del viejo mundo. Clemente de Alejandría le atribuye 42 obras o tratados, desafortunadamente solo se conocen aparte de la Tabla esmeraldina, el Poemander o Pimandro y Asclepios o el Discurso de la Iniciación. Ambas obras tienen un alto valor iniciático En Pimandro Hermes recibe las enseñanzas de Pimandro, la conciencia superior o inteligencia soberana y divina.  “Lo primero que hay que hacer -dice Pimandro a su discípulo- es desgarrar  esas vestiduras que te cubren, esos ropajes de ignorancia, principio y fundamento de la perversidad, cadena de la corrupción, cubierta tenebrosa, muerte viviente, cadáver sensible, sepulcro que contigo llevas, ladrón doméstico, enemigo en el amor, celoso en el odio. Tal es la vestidura del adversario que llevas sobre ti. Y te atrae hacia abajo, temiendo que la percepción de la verdad y del bien, le haga odiar. La maldad de tu enemigo y descubrir los traidores lazos que te tiende, obscureciendo a tu vista lo que os resulta a los demás claro, ahogándote en la materia, haciendo que te embriagues con infames voluptuosidades, todo en suma, para que nunca oigas lo que a tus oídos les conviene oír, y para que jamás veas lo que a tus ojos les conviene ver”.

En este texto se especifican doce imperfecciones que el discípulo se ha de desintegrar en el trabajo de la Gran Obra y estas son, en orden sucesivo: la ignorancia, la tristeza, la intemperancia, la concupiscencia, la injusticia, la avaricia, el error, la envidia, los procederes capciosos, la cólera, la temeridad y la maldad. “Por la prisión de los sentidos, someten al hombre interior y le hacen esclavo de las pasiones. Poco a poco se alejan de quien Dios mira con ojos de piedad y he aquí en lo que consiste el modo y la razón de los renacimientos”.

La Visión de Hermes.

Un día Hermes se quedó dormido después de reflexionar sobre el origen de las cosas. Una pesada torpeza se apoderó de su cuerpo, pero a medida que su cuerpo se embotaba, sin forma determinada, le llamaba por su nombre -¿quien eres?- dijo Hermes asustado –Soy Osiris-  la inteligencia soberana y puedo revelarte todas las cosas. -¿Que deseas? – Deseo contemplar la fuente de los seres, ¡OH Divino Osiris! y conocer a Dios. -Quedarás satisfecho.- En ese momento Hermes se sintió inundado por una luz deliciosa, en sus ondas diáfanas pasaban las formas encantadoras de todos los seres. Pero de repente, espantosas tinieblas en forma sinuosa descendieron sobre él. Hermes quedó sumergido en un caos húmedo de humo y de un lúgubre zumbido. Entonces una voz se elevó del abismo. Era el grito de la luz, seguida de un fuego sutil salió de las húmedas profundidades y alcanzó las alturas etéreas. Hermes subió  y  volvió a ver en los espacios. El caos se dejaba en el abismo; coros de astros se esparcían sobre su cabeza y la voz de la luz llenaba el infinito.

-¿Has comprendido lo que has visto?- dijo Osiris a Hermes encadenado en su sueño y suspendido entre tierra y cielo  –No-_ dijo Hermes. -Bueno vas  a saberlo. Acabas de ver lo que es dado desde la eternidad. La luz que has visto al principio es la inteligencia divina que contiene todas las cosas en potencia y encierra los modelos de todos los seres. Las tinieblas en que has sido sumergido en seguida, son el mundo material en que viven los hombres de la tierra; el fuego que has visto brotar de las profundidades es el Verbo Divino. Dios es el Padre, el Verbo es el hijo, su unión es la vida....- -¿Que sentido maravilloso se ha abierto en mi? – Dijo Hermes- Ya no veo con los ojos del cuerpo, sino con los del espíritu. ¿Cómo ocurre eso? -Hijo de la tierra- respondió Osiris, es porque el Verbo está en ti, lo que en ti oye, ve y obra es el Verbo mismo, el fuego sagrado, la palabra creadora. Puesto que es así –dijo Hermes- hazme ver la vida de los mundos, el camino de las almas, de donde viene el hombre y adonde vuelve.

- Hágase todo según tu deseo-.

Hermes se volvió más pesado que una piedra y cayó a través de los espacios como un aerolito. Por fin se vio en la cumbre de una montaña, estaba oscuro; la tierra era sombría y desnuda, sus miembros parecían pesados como hierro - ¡Levanta los ojos y mira! -dijo Osiris-. Entonces Hermes vio un espectáculo maravilloso. El espacio infinito, el cielo estrellado lo envolvían en siete esferas luminosas. De una sola mirada, Hermes vio los siete cielos escalonados sobre su cabeza como siete globos transparentes y concéntricos, cuyo centro sideral él ocupaba. El último tenía como cintura la vía láctea. En cada esfera giraba un planeta acompañado de una forma, signo y luz diferentes. Mientras que Hermes deslumbrado contemplaba esta floración esparcida y sus movimientos majestuosos, la voz dijo: -Mira escucha y comprende. Tú ves las siete esferas de toda la vida. Al través de ellas tiene lugar la caída de las almas y su ascensión. Los siete planetas con sus Genios son los siete rayos del Verbo  Luz. Cada un  domina en una esfera del Espíritu en una fase de la vida de las almas. El más aproximado a ti es el genio de la luna, el de inquietante sonrisa y coronado por una hoz de plata. Este preside los nacimientos y a las muertes. El desgarra las almas de los cuerpos y las atrae en su rayo. Sobre él, el pálido Mercurio muestra el camino a las almas descendentes o ascendentes, con su caduceo que contiene la ciencia. Más arriba Venus sostiene el espejo del amor, donde las almas por  turno se olvidan y se reconocen. Sobre éste el Genio del Sol eleva la antorcha triunfal de la eterna belleza. Más arriba aún. Marte blande la espada de la justicia, reinando sobre la esfera azulada, Júpiter sostiene el cetro del poder supremo que es la inteligencia divina y en los límites del mundo bajo los signos del Zodiaco Saturno lleva el globo de la sabiduría universal.

-Veo- dijo Hermes- las siete regiones que comprenden el mundo visible e invisible; veo los siete rayos del Verbo Luz, del Dios único que los atraviesa y gobierna. Pero, ¡OH maestro mío! ¿En que forma tiene lugar el viaje de los hombres a través de todos esos mundos? -¿Ves? dijo Osiris- ¿una simiente luminosa caer de las regiones de la vía láctea en la séptima esfera? Son gérmenes de almas. Ellas viven como vapores ligeros en la región de Saturno, dichosas, sin preocupación, ignorantes de su felicidad. Pero al caer de esfera a esfera revisten envolturas cada vez más pesadas. En cada encarnación adquieren un nuevo sentido corporal, conforme al medio en que habitan. Su energía vital aumenta; pero a medida que entran en cuerpos más espesos, pierden el recuerdo de su origen celeste. Así tiene lugar la caída de las almas procedentes del divino Éter. Más y más prisioneras de la materia, más y más embriagadas por la vida, se precipitan como una lluvia de fuego, con estremecimientos de voluptuosidad, a través de las regiones del dolor, de amor y de la muerte, hasta su prisión terrestre, donde tu gimes retenido por el centro ígneo de la tierra y donde la vida divina parece un vano sueño. -¿Pueden morir las almas? – preguntó Hermes.

-Si- respondió la voz de Osiris- muchas perecen en el descenso fatal. El alma es hija del cielo y su viaje es una prueba. Si en su amor desenfrenado de la materia pierde el recuerdo de su origen, la brasa divina que en ella estaba y que hubiera podido llegar a ser más brillante que una estrella, vuela a la región etérea, átomo sin vida y el alma se desagrega en el torbellino de los elementos groseros. A esas palabras de Osiris, Hermes se estremeció porque una tempestad rugiente le envolvió en una  nube negra. Las siete esferas desaparecieron bajo espesos vapores. Vio allí espectros humanos lanzando extraños gritos, llevados y desgarrados por fantasmas de monstruos y de animales, en medio de gemidos y de blasfemias sin nombre.-Tal es- dijo Osiris – el destino de las almas irremediablemente bajas y malvadas. Su tortura solo termina con su destrucción, que es la pérdida de toda conciencia.

Pero mira: los vapores se disipan, las siete esferas reaparecen bajo el firmamento. Mira de este lado ¿Ves aquel enjambre de almas que trata de remontarse a la región lunar? las unas son rechazadas hacia la tierra, como torbellinos de pájaros bajo los golpes de la tempestad. Las otras alcanzan a grandes aletazos la esfera superior, que las arrastra en su rotación. Una vez llegadas allá, recobran la visión de las cosas divinas. Pero esta vez no se contentan con reflejarlas en el sueño de una felicidad impotente. Ellas se impregnan de aquellas cosas con la lucidez de la conciencia iluminada por el dolor, con la energía de la voluntad adquirida en la lucha. Ellas se vuelven luminosas, porque poseen lo divino en sí mismas y lo irradian en sus actos. Templa pues, tu alma ¡OH Hermes! y serena tu espíritu oscurecido, contemplando esos vuelos lejanos de almas que remontan las siete esferas y allí se esparcen como haces de chispas. Porque tú también puedes seguirlas: basta quererlo para elevarse. Mira cómo ellas se enjambran y describen coros divinos. Cada una se coloca bajo su genio preferido. Algunas se remontan hasta el Padre: entre las potencias, potencias ellas mismas, porque allí donde todo acaba, todo comienza eternamente y las siete esferas dicen juntas: “¡Sabiduría! ¡Amor! ¡Justicia! ¡Belleza! ¡Esplendor! ¡Ciencia! ¡Inmortalidad!”

A través del tiempo muchos de estos textos sagrados, que contienen grandes verdades cósmicas y del espíritu desafortunadamente se han perdido, han sido cambiados, rechazados o adulterados; sin embargo para bien del inquieto buscador de estas realidades, aun podemos escudriñar en la sagrada Gnosis los secretos del Universo.

Enviado por: Ma. Guadalupe Licea Rivera. San Luis Potosí, S.L.P.

 

Soy Toth, señor de los dos cuernos de la luna. Mi escritura es perfecta y mis manos son puras. Detesto el mal y aborrezco la iniquidad. Fijo con mis escritos la justicia divina. Soy el pincel que utiliza el Dios del universo. Soy el maestro del derecho y de la lealtad, el señor de la verdad y de la justicia, el que destruye la mentira y afirma la verdad ante los dioses… (Libro de los Muertos Egipcio. Himno CLXXXII)


Obtenido de http://www.samaelgnosis.net/revista/ser19/capitulo_02.htm

FILOSOFÍA3: EL OCULTISMO. El Ocultismo es el conjunto de conocimientos y prácticas con las que se pretende saber y dominar los secretos de la Naturaleza, como también desarrollar los poderes latentes del ser humano. En sentido más amplio, es la dedicación al estudio de las Ciencias ocultas.

Ocultismo

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El Ocultismo es el conjunto de conocimientos y prácticas con las que se pretende saber y dominar los secretos de la Naturaleza, como también desarrollar los poderes latentes del ser humano. En sentido más amplio, es la dedicación al estudio de las Ciencias ocultas.

Contenido

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Desarrollo histórico [editar]

Renacimiento [editar]

Cornelio Agrippa [editar]

En el Renacimiento, el filósofo, médico, astrónomo, abogado, teólogo y mago alemán Henricus Cornelius Agrippa von Nettesheim (1486 - 1535) realizó una importante obra ocultista y esotérica con influencias judeocristianas y cabalísticas. En su obra principal, De occulta philosophia libri tres, (1531), recogió todo el conocimiento medieval sobre magia, astrología, alquimia, medicina y filosofía natural y lo respaldó teóricamente. Erudito de fama y protegido por distintas casas reinantes o nobles, fue amigo de gran parte de los filósofos y grandes de su tiempo. Sus ideas y dedicación al estudio de las ciencias ocultas le obligó a vivir en un constante éxodo al ser perseguido

Siglo XIX [editar]

Eliphas Levi [editar]

A mediados del siglo XIX el ocultismo tuvo un período de gran apogeo en Francia, de la mano del cabalista Eliphas Lévi, quien produjo una decena de obras esotéricas de importancia, entre las que se destaca Dogma y Ritual de Alta Magia.

Sociedad Teosófica [editar]

Poco tiempo después, Helena Blavatsky y Henry Olcott fundan la Sociedad Teosófica en Nueva York (1875) para el estudio de los fenómenos inexplicados de la Naturaleza y de las religiones comparadas. Tras la publicación de Isis sin velo y La Doctrina Secreta, el ocultismo se difundió rápidamente por todo Occidente, reapareciendo escuelas de la Rosacruz, Herméticas y de Magia Ceremonial.

Siglo XX [editar]

Neo-teosofía y Antroposofía [editar]

Tras la muerte de Helena Blavatsky el movimiento teosófico se fractura y surgen varios grupos, de la mano de Annie Besant, William Judge y posteriormente Rudolf Steiner (fundador de la Antroposofía) y Alice Bailey.

La Escuela Arcana de Alice Bailey puede ser considerada el más inmediato antepasado del fenómeno de la Nueva Era y la supuesta canalización de entidades que enseñan las doctrinas del nuevo tiempo, como los Maestros Ascendidos, entre ellos Djwhal Khul. Del tronco teosófico también surgen otras escuelas como Nueva Acrópolis y la Asociación Hastinapura.

Rosacruz [editar]

Rosacruz de Max Heindel, la Fraternidad Rosacruz Antigua de Arnold Krumm-Heller y AMORC, sigla de la "Antigua y Mística Orden Rosae Crucis" de Harvey Spencer Lewis.

Magia Ritual [editar]

El movimiento de la magia ritual moderno se inspiró en las doctrinas del grupo hermético "Hermetic Order of the Golden Dawn", el cual fue fundado por Samuel Liddell MacGregor Mathers, continuando el legado de una antiquísima orden rosacruz alemana conocida como "Orden de la Rosa Oro Rubí y de la Cruz de Oro". Actualmente la magia ritual pone un particular énfasis en los continuadores del polémico Aleister Crowley.

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]