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CULTURA9: REVISTAS DE HISTORIA. LAS REVISTAS DE HISTORIA SON, ANTE TODO, REVISTAS DE INVESTIGACIÓN, LITERARIA, ARTÍSTICA, DE CRÓNICAS, Y EN ALGUNAS DE ELLAS APARECE MITIFICADA ESA HISTORIA LO CUAL LAS CONVIERTE EN MÁS ATRACTIVAS, CON BASE LITERARIA... OTRAS OPTAN POR EL REALISMO A CIEGAS, Y LA PURA INVESTIGACIÓN, AUNQUE LA HISTORIA ESTÉ ENVUELTA EN LA LEYENDA. ¿CREE QUE ESTAS REVISTAS PODRÍAN AMPLIAR SUS ESTUDIOS USANDO MODERNAS HERRAMIENTAS EN INTERNET Y LLEGAR A TODO EL MUNDO? ¿QUÉ LE PARECE ESTA POSIBILIDAD? La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales.[1] Se denomina también historia al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.

Historia

De Wikipedia, la enciclopedia libre
La Verdad, el Tiempo y la Historia, de Francisco de Goya (hacia 1800). Alegoría de debatida interpretación, es también conocido con otros nombres. El alado y anciano tiempo traería de la mano a la verdad para que la historia la dejara registrada mediante la escritura.
En la mitología griega, Clío era la musa o diosa protectora de la Historia, además de la poesía épica. Aquí aparece observando antes de anotar en su libro, desde un carro alado cuya rueda es la esfera de un reloj.
Busto de Heródoto, el llamado Padre de la Historia.
Para otros usos de este término, véase Historia (desambiguación).

La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales.[1] Se denomina también historia al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.

Más allá de las acepciones propias de la ciencia histórica, historia en el lenguaje usual es la narración de cualquier suceso, incluso de sucesos imaginarios y de mentiras.[2] [3] En medicina se utiliza el concepto de historia clínica para el registro de datos sanitarios significativos de un paciente, que se remontan hasta su nacimiento o incluso a su herencia genética.

A su vez, llamamos historia al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de una historia natural en que la humanidad no estaba presente (término clásico ya en desuso, que se utilizaba para referirse no sólo a la geología y la paleontología sino también a muchas otras ciencias naturales; las fronteras entre el campo al que se refiere este término y el de la prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología).

Ese uso del término historia lo hace equivalente a cambio en el tiempo.[4] En ese sentido se contrapone al concepto de filosofía, equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar de una filosofía natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo en medios académicos anglosajones, como equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva histórica -el cambio- o bien filosófica -su esencia-. De hecho, puede hacerse eso para la historia misma (véase tiempo histórico) y para el tiempo mismo (véase Historia del Tiempo de Stephen Hawking, libro de divulgación sobre cosmología).

Contenido

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Historia como ciencia

Véanse también: Historiografía y Método histórico

Dentro de la popular división entre ciencias y letras o humanidades, se tiende a clasificar a la historia entre las disciplinas humanísticas junto con otras ciencias sociales (también denominadas ciencias humanas); o incluso se le llega a considerar como un puente entre ambos campos, al incorporar la metodología de éstas a aquéllas.[5] La ambigüedad de esa división del conocimiento humano, y el cuestionamiento de su conveniencia, ha llevado al llamado debate de las dos culturas.

No todos los historiadores aceptan la identificación de la historia con una ciencia social, al considerarla una reducción en sus métodos y objetivos, comparables con los del arte si se basan en la imaginación (postura adoptada en mayor o menor medida por Hugh Trevor-Roper, John Lukacs, Donald Creighton, Gertrude Himmelfarb o Gerhard Ritter). Los partidarios de su condición científica son la mayor parte de los historiadores de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI (incluyendo, de entre los muchos que han explicitado sus preocupaciones metodológicas, a Fernand Braudel, E. H. Carr, Fritz Fischer, Emmanuel Le Roy Ladurie, Hans-Ulrich Wehler, Bruce Trigger, Marc Bloch, Karl Dietrich Bracher, Peter Gay, Robert Fogel, Lucien Febvre, Lawrence Stone, E. P. Thompson, Eric Hobsbawm, Carlo Cipolla, Jaume Vicens Vives, Manuel Tuñón de Lara o Julio Caro Baroja). Buena parte de ellos, desde una perspectiva multidisciplinar (Braudel combinaba historia con geografía, Bracher con ciencia política, Fogel con economía, Gay con psicología, Trigger con arqueología), mientras los demás citados lo hacían a su vez con las anteriores y con otras, como la sociología y la antropología. Esto no quiere decir que entre ellos hayan alcanzado una posición común sobre las consecuencias metodológicas de la aspiración de la historia al rigor científico, ni mucho menos que propongan un determinismo que (al menos desde la revolución einsteniana de comienzos del siglo XX) no proponen ni las llamadas ciencias duras.[6] Por su parte, los historiadores menos proclives a considerar científica su actividad tampoco defienden un relativismo estricto que imposibilitaría de forma total el conocimiento de la historia y su transmisión; y de hecho de un modo general aceptan y se somenten a los mecanismos institucionales, académicos y de práctica científica existentes en historia y comparables a los de otras ciencias (ética de la investigación, publicación científica, revisión por pares, debate y consenso científico, etc.).

La utilización que hace la historia de otras disciplinas como instrumentos para obtener, procesar e interpretar datos del pasado permite hablar de ciencias auxiliares de la historia de metodología muy diferente, cuya subordinación o autonomía depende de los fines a los que estas mismas se apliquen.

Historia como disciplina académica

El registro de anales y crónicas fue en muchas civilizaciones un oficio ligado a un cargo institucional público, controlado por el estado. Sima Qian (denominado padre de la Historia en la cultura china) inauguró en esa civilización los registros históricos oficiales burocratizados (siglo II a. C.). La crítica del musulmán Ibn Jaldún (Muqaddima -Prolegómenos a la Historia Universal-, 1377) a la manera tradicional de hacer historia no tuvo consecuencias inmediatas, siendo considerado un precedente de la renovación de la metodología de la historia y de la filosofía de la historia que no se inició hasta el siglo XIX, fruto de la evolución de la historiografía en Europa Occidental. Entre tanto, los cronistas oficiales castellanos y de Indias dieron paso en la España ilustrada del siglo XVIII a la fundación de la Real Academia de la Historia; instituciones similares existen en otros países.[7]

La docencia de la historia en la enseñanza obligatoria fue una de las bases de la construcción nacional desde el siglo XIX,[8] proceso simultáneo a la proliferación de las cátedras de historia en las universidades (inicialmente en las facultades de letras o Filosofía y Letras, y con el tiempo, en facultades propias o de Geografía e Historia -disciplinas cuya proximidad científica y metodológica es una característica de la tradición académica francesa y española-)[9] y la creación de todo tipo de instituciones públicas[10] y privadas (clubes históricos o sociedades históricas, muy habitualmente medievalistas, respondiendo al historicismo propio del gusto romántico, empeñado en la búsqueda de elementos de identificación nacional); así como publicaciones dedicadas a la historia.

Artículo principal: Revista de historia

En la enseñanza media de la mayor parte de los países, los programas de historia se diseñaron como parte esencial del currículo. En especial la agregación de historia presente en los lycées franceses desde 1830 adquirió con el tiempo un prestigio social incomparable con los cargos similares en otros sistemas educativos y que caracterizó el elitismo de la escuela laica republicana hasta finales del siglo XX.

A ese proceso de institucionalización, siguió la especialización y subdivisión de la disciplina con diferentes sesgos temporales (de cuestionable aplicación fuera de la civilización occidental: historia antigua, medieval, moderna, contemporánea -estas dos últimas, habituales en la historiografía francesa o española, no suelen subdividirse en la historiografía anglosajona: en:modern era-), espaciales (historia nacional, regional, local, continental -de África, de Asia, de América, de Europa, de Oceanía-), temáticos (historia política, militar, de las instituciones, económica y social, de los movimientos sociales y de los movimientos políticos, de las civilizaciones, de las mujeres, de la vida cotidiana, de las mentalidades, de las ideas, cultural), historias sectoriales ligadas a otras disciplinas (historia del arte, de la música, de las religiones, del derecho, de la ciencia, de la medicina, de la economía, de la ciencia política, de las doctrinas políticas, de la tecnología), o centrada en cualquier tipo de cuestión particular (historia de la electricidad, de la democracia, de la Iglesia, de los sindicatos, de los sistemas operativos, de las formas -literarias de la Biblia-, etc). Ante la atomización del campo de estudio, también se han realizado distintas propuestas que consideran la necesidad de superar esas subdivisiones con la búsqueda de una perspectiva holística (historia de las civilizaciones e historia total) o su enfoque inverso (microhistoria).

El Premio Nacional de Historia (de Chile -bianual, a una personalidad- y de España -a una obra publicada cada año-) y el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (a una personalidad del ámbito de la historia, la geografía u otras ciencias sociales) son los más altos reconocimientos de la investigación histórica en el ámbito hispanohablante, mientras que en el ámbito anglosajón existe una de las versiones del Premio Pulitzer (en:Pulitzer Prize for History). El Premio Nobel de Literatura, que puede recaer en historiadores, sólo lo hizo en dos ocasiones (Theodor Mommsen, en 1902, y Winston Churchill, en 1953). Desde una perspectiva más propia de la consideración actual de la historia como una ciencia social, el Premio Nobel de economía fue concedido a Robert Fogel y Douglass North en 1993.

Historia como escritura

El escriba sentado (Saqqara III milenio a. C. -IV o V dinastía de Egipto-). Representa a un funcionario en actitud de comenzar a escribir, o sea, a registrar un hecho o una interpretación más o menos interesada de hechos seleccionados -económicos, militares, legislativos, religiosos-; una función de consencuencias trascendentales: sirve tanto para el ejercicio y la justificación del poder en su presente como para la preservación de la memoria histórica hacia la posteridad.

La identificación del concepto de historia con la narración escrita del pasado produce, por un lado, su confusión con el término historiografía (historia se llama a la vez al objeto estudiado, a la ciencia que lo estudia y al documento resultado de ese estudio); y por otro justifica el empleo del término prehistoria para el período anterior a la aparición de la escritura, reservándose el nombre historia para el periodo posterior.

Según ese uso restrictivo, la mayor parte de la humanidad queda fuera de la historia, no tanto porque no accede personalmente a la lectura y la escritura (el analfabetismo fue la condición común de la inmensa mayoría de la población, incluso para las clases dominantes, hasta la imprenta), sino porque los reflejados en el discurso histórico han sido siempre muy pocos, y grupos enteros quedan invisibilizados (las clases bajas, las mujeres, los discrepantes que no pueden acceder al registro escrito), con lo que ha sido objeto de preocupación de algunos historiadores la reconstrucción de la visión de los vencidos y la historia desde abajo.

Lo mismo ocurre con gran número de pueblos y culturas (las consideradas como culturas primitivas, en una terminología ya desfasada de la antropología clásica) que no tienen historia. El tópico los idealiza al considerar que son pueblos felices.[11] Entran en ella cuando se produce su contacto, habitualmente destructivo (aculturación), con civilizaciones (sociedades complejas, con escritura). Incluso en ese momento no son propiamente objeto de la historia sino de la protohistoria (historia realizada a partir de las fuentes escritas producidas por los que generalmente son sus pueblos colonizadores por oposición a los pueblos indígenas). No obstante, independientemente de que los historiadores y los antropólogos ideológicamente tengan una tendencia etnocentrista (eurocentrista, sinocentrista[12] o indigenista) o, de forma opuesta, multiculturalista o relativista cultural, existe la posibilidad de obtener o reconstruir un relato fiable de los acontecimientos que afectan a un grupo humano utilizando otras metodologías: fuentes arqueológicas (cultura material) o historia oral. En buena parte, esta diferencia es artificial, y no necesariamente novedosa: el mismo Heródoto no puede sino usar ese tipo de fuentes documentales cuando redacta la que se considera la primera Historia, o al menos acuña el término, en la Grecia del siglo V a. C. para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones de los hombres y que las grandes empresas acometidas, ya sea por los griegos, ya por los bárbaros, no caigan en olvido; da también razón del conflicto que puso a estos dos pueblos en la lid. Así comienza su obra titulada Ἱστορίαι (léase históriai, literalmente "investigaciones", "exploraciones", latinizado Historiae -"Historias", en plural-), seminal para la ciencia histórica, y que suele denominarse en castellano Los nueve libros de historia. La lid citada son las guerras médicas y los bárbaros, persas.[13]

Etimología

La palabra historia deriva del griego ἱστορία (léase historia, traducible por "investigación" o "información", conocimiento adquirido por investigación), del verbo ἱστορεῖν ("investigar"). De allí pasó al latín historia, que en castellano antiguo evolucionó a estoria (como atestigua el título de la Estoria de España de Alfonso X el Sabio, 1260-1284) y se reintrodujo posteriormente en el castellano como un cultismo en su forma latina original.

La etimología remota procede del protoindoeuropeo *wid-tor- (de la raíz *weid-, "saber, ver" -construcción hipotética-)[14] presente también en la palabras latinas idea o visión, en las germánicas wit, wise o wisdom, la sánscrita veda,[15] y las eslavas videti o vedati, y en otras lenguas de la familia indoeuropea.[16]

La palabra antigua griega ἱστορία fue usada por Aristóteles en su Περί Τά Ζωα Ιστορία (léase Peri Ta Zoa Istória, latinizado Historia Animalium, traducible por "Historia de los Animales").[17] El término se derivaba de ἵστωρ (léase hístōr, traducible por "hombre sabio", "testigo" o "juez"). Se pueden encontrar usos de ἵστωρ en los himnos homéricos, Heráclito, el juramento de los efebos atenienses y en las inscripciones beocias (en un sentido legal, con un significado similar a "juez" o "testigo"). El rasgo aspirado es problemático, y no se presenta en la palabra cognata griega eídomai ("aparecer"). La forma historeîn ("inquirir"), es una derivación jónica, que se expandió primero en la Grecia clásica y más tarde en la civilización helenística.

Historia, historiografía e historiología

La Historia de Italia de Francesco Guicciardini, 1561
Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, de Antonio de Herrera, edición de 1601.

En el estudio de la historia conviene diferenciar tres conceptos a veces usados laxamente y que pueden llegar a ser confundidos entre sí:

  • La historiografía es el conjunto de técnicas y métodos propuestos para describir los hechos históricos acontecidos y registrados. La correcta praxis de la historiografía requiere el empleo correcto del método histórico y el sometimiento a los requerimientos típicos del método científico. También se denomina historiografía a la producción literaria de los historiadores, y a las escuelas, agrupaciones o tendencias de los historiadores mismos.
Artículo principal: Historiografía
  • La historiología o «teoría de la historia» es el conjunto de explicaciones, métodos y teorías sobre cómo, por qué y en qué medida se dan cierto tipo de hechos históricos y tendencias sociopolíticas en determinados lugares y no en otros. El término fue introducido por José Ortega y Gasset[18] y el DRAE lo define como el estudio de la estructura, leyes y condiciones de la realidad histórica.[19]
Artículo principal: Historiología
  • La historia como conjunto de hechos realmente acontecidos en el pasado de la humanidad; aunque muy frecuentemente se entiendan restrictivamente como hechos históricos únicamente a los acontecimientos trascendentes, los que tienen un alcance lo suficientemente amplio como para ser útiles para la comprensión de hechos posteriores, o al menos los que son interpretados así desde la perspectiva del historiador que los destaca o considera dignos de recuerdo (memoria histórica). La selección de esos hechos es cuestión de debate, pues cada una de las interpretaciones de la historia pone el protagonismo de la historia (sujeto histórico) en uno u otro lugar, lo que determina qué datos considerar hechos relevantes. Los partidarios de una historia política, militar, cultural, o de las instituciones no coincidirán con los partidarios de una historia económica y social; oposición expresada en los términos marxistas de superestructura y estructura o el unamuniano de intrahistoria.

Es imposible ignorar la polisemia y la superposición de estos tres términos, pero simplificando al máximo: la historia son los hechos del pasado; la historiografía es la ciencia de la historia; y la historiología es la epistemología o teoría de la historia.

Filosofía de la historia

Artículo principal: Filosofía de la historia

La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que concierne al significado de la historia humana, si es que lo tiene. Especula un posible fin teleológico de su desarrollo, o sea, se pregunta si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de la historia humana. No debe confundirse con los tres conceptos anteriores, de los que se separa claramente. Si su objeto es la verdad o el deber ser, si la historia es cíclica o lineal, o existe la idea de progreso en ella, son materias que debate la filosofía de la historia.

Fines y justificación de la historia

Tampoco deben confundirse los supuestos fines teleológicos del hombre en la historia con los fines de la historia es decir, la justificación de la propia historia como memoria de la humanidad. Si la historia es una ciencia social y humana, no puede abstraerse del porqué se encarga de estudiar los procesos sociales: explicar los hechos y eventos del pasado, sea por el conocimiento mismo, sea por que nos ayudan a comprender el presente: Cicerón bautizó a la historia como maestra de la vida,[20] y como él Cervantes, que también la llamó madre de la verdad.[21] Benedetto Croce remarcó la fuerte implicación del pasado en el presente con su toda historia es historia contemporáea. La historia, al estudiar los hechos y procesos del pasado humano, es un útil para la comprensión del presente y plantear posibilidades para el futuro.[22] Salustio llegó a decir que entre las distintas ocupaciones que se ejercitan con el ingenio, el recuerdo de los hechos del pasado ocupa un lugar destacado por su gran utilidad.[23] Un tópico muy difundido (atribuido a Jorge Santayana) advierte que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla,[24] aunque otro tópico (atribuido a Carlos Marx) indique a su vez que cuando se repite lo hace una vez como tragedia y la segunda como farsa.[25]

La radical importancia de ello se basa en que la historia, como la medicina, es una de las ciencias en que el sujeto investigador coincide con el objeto a estudiar. De ahí la gran responsabilidad del historiador: la historia tiene una proyección al futuro por su potencia transformadora como herramienta de cambio social; y a los profesionales que la manejan, los historiadores, les es aplicable lo que Marx dijo de los filósofos (hasta ahora se han encargado de interpretar el mundo y de lo que se trata es de transformarlo).[26] No obstante, desde otra perspectiva se pretende una investigación desinteresada para la objetividad en la ciencia histórica.[27]

Véase también La objetividad en historiografía

División del tiempo histórico

Artículo principal: Periodización

No hay un acuerdo universal sobre la periodización de la historia, aunque sí un consenso académico sobre los periodos de la historia de la civilización occidental, basado en los términos acuñados inicialmente por Cristóbal Celarius (Edades Antigua, Media y Moderna), que ponía al mundo clásico grecorromano y su Renacimiento como los hechos determinantes para la división; y que actualmente es de aplicación general.[28] La acusación de eurocentrismo que se hace a tal periodización no impide que sea la más utilizada, por ser la que responde precisamente al desarrollo de los procesos históricos que produjeron el mundo contemporáneo.

En cuanto a la división del tiempo prehistórico en Edad de la Piedra y Edad de los Metales, fue propuesta en 1836 por el arqueólogo danés Christian Jürgensen Thomsen.[29]

El problema de cualquier periodización es hacerla coherente en términos sincrónicos y diacrónicos, es decir: que sea válida tanto para el transcurso del tiempo en un único lugar, como para lo que ocurre al mismo tiempo en distintos ámbitos espaciales. Cumplir ambos requisitos resulta difícil cuando los fenómenos que originan el comienzo de un periodo en un lugar (especialmente el Próximo Oriente, Asia central o China) tardan en difundirse o surgir endógenamente en otros lugares, que a su vez pueden estar más o menos próximos y conectados (como Europa Occidental o el África subsahariana), o más o menos lejanos y desconectados (como América u Oceanía). Para responder a todo ello, los modelos de periodización incluyen términos intermedios y periodos de solapamiento (yuxtaposición de características distintas) o transición (aparición paulatina de las novedades o características mixtas entre el periodo que empieza y el que termina). La didáctica de la historia se ayuda frecuentemente de diferentes tipos de representación gráfica de la sucesión de hechos y procesos en el tiempo y en el espacio.[30]

Véanse también: Tiempo histórico y Mapa histórico
Prehistoria
Edad de PiedraEdad de los Metales
P a l e o l í t i c oMesolíticoN e o l í t i c oEdad
del
Cobre
Edad
del
Bronce
Edad
del
Hierro
P  a  l  e  o  l  í  t  i  c  o     I  n  f  e  r  i  o  rP a l e o l í t i c o    M e d i oPaleolítico SuperiorEpi-
paleolítico
Proto-
neolítico
Historia (Occidente)
ProtohistoriaEdad AntiguaEdad Mediasiglo
XV
Edad Modernasiglo
XVIII
Edad
Contemporánea
Antigüedad clásicaAntigüedad tardíaAlta Edad MediaBaja Edad Media
Plena Edad MediaCrisissiglo
XVI
siglo
XVII
siglo
XIX
siglo
XX
siglo
XXI

Prehistoria

Pinturas rupestres de Cueva de las Manos (Río Pinturas, Argentina, cerca de 9000 años de antigüedad). Representan esquemáticamente a un hombre y a grupos de animales; también se observan otros símbolos, destacadamente las manos que dan el nombre al lugar. Esta forma de arte prehistórico, aunque es un testimonio valiosísimo para la reconstrucción del pasado, no es una fuente histórica, sino arqueológica.
Stonehenge, un monumento megalítico tipo crómlech construido en Gran Bretaña en el III milenio a. C. por un pueblo en transición del neolítico a la edad de los metales, contemporáneo de las Pirámides de Egipto. Su olvidada función religiosa y astronómica es objeto en la actualidad de revivals espiritualistas.
Espada de bronce (Saint-Germain-en-Laye, Francia, hacia 800 a. C., periodo protohistórico en el que los héroes griegos, que usarían armas semejantes, ya son cantados por Homero).

Historia

Arquero asirio a caballo. Representa una cacería real como la de la famosa leona herida. La íntima relación de determinados pueblos con el caballo caracterizó la dinámica milenaria entre pueblos nómadas-ganaderos y sedentarios-agricultores (que mucho más tarde describiría el historiador árabe Ibn Jaldún).
Los miles de guerreros del ejército de terracota (Xian, siglo III a. C.) servían para garantizar el eterno mandato de Qin Shi Huang, autoproclamado primer emperador de China, temeroso de los innumerables enemigos cuya venganza esperaba en la vida después de la muerte. Las civilizaciones extremo-orientales se caracterizaron por su continuidad, que no se vio interrumpida por la discontinuidad entre Edad Antigua y Edad Media propia de la civilización occidental. Especialmente la civilización china, el ejemplo más estable de imperio hidráulico, vio la repetición aparentemente perpetua de ciclos dinásticos de auge (interpretado tradicionalmente como premio por respetar el equilibrio del mandato del cielo), descomposición interna (interpretada como consecuencia del desequilibrio al no respetarlo) e invasiones exteriores (interpretadas como castigo y oportunidad de reiniciar el ciclo), que continuó hasta el siglo XX.
El acueducto de Segovia, una construcción utilitaria romana de finales del siglo I, sigue determinando la personalidad de una ciudad contemporánea, junto con otros hitos de su historia como las murallas o la catedral. Otras muestras de la pervivencia de la romanización en la actualidad son la lengua, el derecho, la religión, etc.
Un caballero, un clérigo y un campesino (los tres órdenes feudales) ilustran la miniatura de una letra capitular en un manuscrito medieval.
  • Edad Media: De validez restringida a Occidente, desde la caída del Imperio romano de Occidente (siglo V) hasta la caída del Imperio romano de Oriente (siglo XV). En un periodo tan prolongado se produjeron dinámicas muy complejas, que poco tienen que ver con los tópicos de aislamiento, inmovilismo y oscurantismo con que se la definía desde la perspectiva de la modernidad, que la infravaloraba como un paréntesis de atraso y discontinuidad entre una mitificada edad antigua y su renacimiento en la moderna.
  • Alta Edad Media: siglo V al siglo X. Una época oscura por la escasez de fuentes escritas, debida al retroceso de la vida urbana y de la descomposición del poder político que caracterizan al feudalismo. La Iglesia, sobre todo a través del monacato, se convierte en la única continuidad de la tradición intelectual. La nobleza y el clero, vinculados familiarmente, son los señores que ejercen el poder político, social y económico sobre los campesinos sometidos a servidumbre. Castillos y monasterios se imponen en un paisaje de bosques, baldíos y pequeñas aldeas casi incomunicadas.[37]
El David de Miguel Ángel (1504), obra cumbre del Renacimiento italiano, y ejemplo de la confianza en el ser humano propia del antropocentrismo humanista.
Prueba nuclear en el atolón de Bikini, 26 de marzo de 1954, en plena Guerra fría. La era nuclear se inauguró en 1945, cuando los Estados Unidos lanzaron en Hiroshima y Nagasaki las primeras bombas atómicas. La Unión Soviética la siguió en lo que se denominó carrera nuclear o carrera de armamentos (simultánea a la carrera espacial), así como las otras tres potencias con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas: Reino Unido, Francia y China. Otros países no firmantes del tratado de no proliferación nuclear han desarrollado este armamento: abiertamente India y Pakistán; sin reconocerlo Israel, Sudáfrica -lo desmanteló al caer el régimen de apartheid- y quizá otros.

En las artes

La recreación de sucesos históricos ha sido un tema recurrente en todas las artes, desde la pintura a la novela pasando por el cine o el cómic, aunque no siempre con un rigor científico. Se llega a afirmar incluso que "la historia es un tema tan prolijo que sólo la puede abarcar con garantías un medio con la densidad de la literatura.".[41]

A finales de los años 70, se empezaría a manifestar un "súbito interés por el pasado" en ciertas artes: En literatura, Robert Graves, Marguerite Yourcenar, Gore Vidal; en historieta, François Bourgeon o Patrick Cothias, etc.[42]

Véase también

Referencias

  1. CARR, Edward H. (1961). ¿Qué es la Historia?. Barcelona : Ariel. ISBN 84-344-1001-X. ; TUÑÓN DE LARA, Manuel (1985). Por qué la Historia. Barcelona : Aula Abierta Salvat. ISBN 84-345-7814-X. 
  2. «historia», Diccionario de la lengua española (vigésima segunda edición), Real Academia Española, 2001, http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=historia 
  3. Con respecto a la forma de escribir la palabra, con mayúscula o minúscula, suele hacerse la distinción de Historia e historia, pero no es estricta, indicando la mayúscula más bien la intención del redactor de dotar a la palabra de un rasgo mayestático, que un hablante podría remarcar incluso con un gesto ampuloso o un tono engolado, que si se exagera puede denotar incluso parodia o ridículo. Distinguiendo ese uso mayestático, en muchas ocasiones se diferencian usos de historia con minúscula (la historia como narración) de otros que se marcan con la mayúscula (la Historia como ciencia o asignatura). La palabra Historia con el significado de pasado se suele escribir con mayúscula especialmente con la intención de denotar un pasado glorioso o memorable o la proyección de un hecho hacia el futuro (como en el tópico pasar a la Historia, es decir, convertirse en histórico por ser trascendente); mientras que se suele escribir en minúscula cuando se trata de la historia particular de una persona, de su biografía. También existe una diferencia de uso entre historia en singular e historias en plural, pudiendo tener esta última una connotación negativa (cuando se usa de forma equivalente a cuentos o patrañas). Todos estos matices son muy inasibles, y sólo apreciables a través del contexto del mensaje oral o escrito. No obstante, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) recomienda la mayúscula únicamente cuando forma parte de un nombre propio (como Real Academia de la Historia, Facultad de Historia, la asignatura de Historia), y utilizar la minúscula en el resto de los casos, tanto si son usos científicos como si no («contó una larga historia», «pasó a la historia», «la historia de Roma»...). [1]
  4. El historiador francés Marc Bloch, la ha definido como la "ciencia de los hombres a través del tiempo". Bloch, M. Introducción a la historia. México: Fondo de Cultura Económica.
  5. Scott Gordon and James Gordon Irving, The History and Philosophy of Social Science. Routledge 1991, pg. 1. ISBN 0-415-05682-9. Ritter, H. (1986). Dictionary of concepts in history. Reference sources for the social sciences and humanities, no. 3. Westport, Conn: Greenwood Press, pg. 416.
  6. De hecho son habituales las polémicas entre los propios historiadores sobre este punto, siendo muy llamativo el reproche que Cipolla (en su ensayo paródico El papel de las especias... -1973- y Las leyes fundamentales de la estupidez humana -1976-, recogidos en Allegro ma non tropo Barcelona: Crítica-Drakontos, 1991 ISBN 84-7423-509-X) realizaba a los métodos cliométricos de Fogel y Stanley Engerman, o los debates de las distintas tendencias dentro de los historiadores marxistas británicos. Véase el artículo de Javier Ortiz Cassiani Historia y modas intelectuales Historia Crítica nº 28, 2004.
  7. Academia Nacional de la Historia de la República Argentina; Real Academia de la Historia; Academia Nacional de La Historia - Venezuela.
  8. Benedict Anderson Comunidades imaginadas. Para el caso español véase Nacionalismo español#La construcción de la historia nacional.
  9. Véase también Historia de la geografía. Facultades de Historia o de Geografía e Historia: Universitat de Barcelona, Universidad de Sevilla, UNED, Universidad de Salamanca, Universidad Complutense de Madrid. Facultades de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad de Buenos Aires, Universidad Autónoma de Madrid
  10. Sociedad Chilena de Historia y Geografía (1839); Instituto Panamericano de Geografía e Historia (1928); Instituto de Historia del CSIC (España).
  11. Una de las expresiones más contundentes es el famoso diálogo de El tercer hombre en que se comparan irónicamente los impresionantes logros culturales de los pueblos violentos con los de los secularmente pacíficos: Suiza y el reloj "cu-cú".
  12. Manel Ollé Rodríguez Etnocentrismos en contacto: perfiles ideológicos de las interacciones sino-ibéricas durante la segunda mitad del siglo XVI Orientats, 2006 ISSN 1696-4403
  13. Los Nueve Libros de la Historia de Heródoto. Libro 1 1ª parte
  14. Joseph, Brian (Ed.); Janda, Richard (Ed.) (2008), The Handbook of Historical Linguistics, Blackwell Publishing (publicado el 30 December 2004), p. 163, ISBN 978-1405127479 
  15. Mahony, William K. (28 Feb 1998), The Artful Universe: An Introduction to the Vedic Religious Imagination, Albany, New York: State University of New York Press, p. 235, ISBN 0791435806 
  16. Online Etymology Dictionary, http://www.etymonline.com/index.php?search=history&searchmode=none
  17. Ferrater-Mora, José. Diccionario de Filosofia. Barcelona: Editorial Ariel, 1994.
  18. Ortega y Gasset, J. (1928). La "Filosofía de la historia" de Hegel y la historiología. En Obras completas, vol. IV. Madrid: Taurus, 2005. ISBN 84-306-0592-4.
  19. Real Academia Española. Diccionario Usual
  20. Marco Tulio Cicerón, en De Oratote: Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vital, nuntia vetustatis. Traducible por genuina testigo del tiempo, luz de la verdad, memoria de la vida, maestra de la vida y mensajera de la antigüedad (Alvaro Alba Olvidar la historia es un castigo.
  21. Si a esta [historia] se le puede poner alguna objeción cerca de su verdad, no podrá ser otra sino haber sido su autor arábigo, siendo muy propio de los de aquella nación ser mentirosos; aunque, por ser tan nuestros enemigos, antes se puede entender haber quedado falto en ella que demasiado. Y ansí me parece a mí, pues cuando pudiera y debiera estender la pluma en las alabanzas de tan buen caballero, parece que de industria las pasa en silencio: cosa mal hecha y peor pensada, habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y nonada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rancor ni la afición, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.
    El Quijote, Primera parte, capítulo IX.
  22. Ciencias sociales. Historia 7, de Marcelo Muisa y colaboradores. Ed. Santillana.
  23. Salustio, Guerra de Yugurta, IV, 1.
  24. George Santayana, The Life of Reason, Volumen primero, p. 82, BiblioLife, ISBN 978-0-559-47806-2
  25. Carlos Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte.
  26. Carlos Marx, Tesis sobre Feuerbach, tesis IX. Citado y comentado por José Pablo Feinmann "Filosofía aquí y ahora" (trascripción del programa de televisión).
  27. Seixas, Peter (2000). "Schweigen! die Kinder!". in Peter N. Stearns, Peters Seixas, Sam Wineburg (eds.). Knowing Teaching and Learning History, National and International Perspectives. New York & London: New York University Press. p. 24. ISBN 0-8147-8141-1. Lowenthal, David (2000). "Dilemmas and Delights of Learning History". in Peter N. Stearns, Peters Seixas, Sam Wineburg (eds.). Knowing Teaching and Learning History, National and International Perspectives. New York & London: New York University Press. p. 63. ISBN 0-8147-8141-1.
  28. En el siglo XVI los historiadores de la literatura y los filólogos, estudiando el latín señalaron tres fases en su gradual evolución: la "alta edad" o "superior" que llegaba hasta Constantino, etapa del latín clásico; la "edad media" de la lengua, que alcanzaba desde Constantino a Carlomagno (siglos IV al IX), y la "edad ínfima" iniciada en el 842 con el primer texto en romance, Los Juramentos de Estrasburgo. Por eso precisamente Ch. D. Du Cange tituló su famoso diccionario Glossarium ad scriptores mediae et infimae latinitatis (Paris, 1678). La primera ocasión en que se designa el término Edad Media con sentido histórico parece haber sido en 1639, por el liejense Rasuin en su Laodium. La expresión pasaría desde ese mismo siglo XVII a designar el período de transición entre la antigüedad clásica y el renacer de su cultura experimentada en la Edad Nueva que habita tomado cuerpo a lo largo del siglo XV. Y, en consecuencia, su uso tendía a menospreciar los valores de dicha edad intermedia como un puente o una noche de “mil años”. Los pedagogos fueron los responsables de que este nuevo concepto de la Edad Media adquiriera carta de naturaleza en los manuales o síntesis de historia. Un profesor de fines del siglo XVII, Cristóbal Séller (1634-1707) o Celarius –como gustaba llamarse latinizando su nombre a la manera humanista- introdujo la modalidad en uno de los manuales escolares de Historia Antigua editado en 1685, y la claridad que implicaba para la explicación histórica le indujo a repetirla en otro, titulado Historia Medii Aevi a temporibus Constanini Magni ad Constaninopolim a Turcis captam deducta (Jena, 1688). Otro profesor, Loescher, la repitió en un manual alemán: Geschicchte der Mittleren Zeiten (1725), y no tardó en generalizarse el nuevo concepto, porque resultaba cómoda esa división de la historia.
    Riu, M. (1978) Prólogo a la edición española, en La historia del mundo en la Edad Media (The Shorter Cambridge Medieval History, The Later Roman Empire To The Twelfth Century): tomo I, pg. XXIV. Madrid: Sopena.
  29. Ledetraad til Nordisk Oldkyndighed (Guía de la Antigüedad Escandinava)
  30. En las tablas que desarrollan la periodización habitual para Prehistoria e Historia, se ha pretendido que la extensión de los periodos, aun no siendo proporcional estrictamente al paso del tiempo, sí sugieran esa extensión de forma sólo indicativa. Los colores se han utilizado de modo analógico: gris los periodos de transición, marrón los de crisis, verde los de comienzo, mientras que los rosados y anaranjados se disponen simplemente por necesidades visuales (contrastar con los periodos adyacentes). Excepcionalmente, en la edad de los metales tienen una analogía con los propios metales: cobre=rojizo, bronce=verde, hierro=negro. Para mapas históricos véaseCommons:Category:Maps showing history.
  31. Juan Luis Arsuaga (1999) El collar del neardental Barcelona: Plaza y Janés ISBN 84-8450-327-5 y (2002) El enigma de la esfinge Barcelona: Plaza y Janés ISBN 84-9759-157-7. Arsuaga e Ignacio Martínez (1998) La especie elegida Madrid: Temas de Hoy.
  32. Uno de los principales autores que buscan la integración metodológica de lingüística, genética, demografía y arqueología es Luigi Luca Cavalli-Sforza. Es necesario señalar que este tipo de investigaciones, y sobre todo su divulgación mediática, eventualmente son interpretadas como confirmación de teorías etnográficas e historiográficas ya obsoletas (identificación de lo indoeuropeo, lo celta o lo ibero con razas en vez de con culturas como se hace desde la arqueología moderna) o de identificaciones nacionales anacrónicas:
    Investigadores estadounidenses y suizos han hallado que el mapa genético y el mapa geográfico de Europa coinciden de una forma asombrosa, y en el primero es posible distinguir claramente lugares como la península Ibérica, la bota italiana o incluso las diferencias lingüísticas de distintas regiones en un país como Suiza... Los datos sugieren que el genoma de los europeos, a pesar de los siglos de migraciones y conquistas, es enormemente uniforme y que el viejo continente ha sido más conservador de lo esperado a la hora de relacionarse y buscar pareja. "La diferenciación en el genoma europeo es muy pequeña, aunque las poblaciones son muy distintas entre sí"

    La patria se lleva en los genes. Un grupo de investigadores descubre la asombrosa coincidencia del mapa de mutaciones y el geográfico de Europa, El País, 26/11/2008 (el artículo viene ilustrado con un espectacular mapa a color en que la península ibérica aparece visiblemente diferenciada). Tales extremos, mal interpretados, pueden llevar a abusos contra los que suelen advertir los propios genetistas:

    No hay razas. Desde el punto de vista de la genética, sólo vemos gradientes geográficos.

    Lluis Quintana-Murci, del Instituto Pasteur de París, citado por Gary Stix Huellas de un pasado lejano, en Investigación y Ciencia, septiembre 2008, ISSN 0210136X pg. 19.

  33. Petr Beckmann Historia de (pi), Libraria, 2006, ISBN 970-35-0495-7. pg. 24. Diakonov, I. M, y Yácobson, V. A., Nomos, Reinos territoriales e Imperios. Problemas de Tipología, Vestnik Drevnei Historii (Boletín de Historia Antigua), núm. 2, Moscú, 1982, pp. 3-10 (en ruso), citado por Valen I. Guliaev Tipología y estructura de los estados antiguos de Mesoamérica, pg. 35.
  34. Vere Gordon Childe (1936) Los orígenes de la civilización; Henri Frankfort y otros (1946) El pensamiento prefilosófico; C. W. Ceram (1949) Dioses, tumbas y sabios; Samuel Noah Kramer (1965) La historia empieza en Sumer; Chester Starr (1965) Historia del Mundo Antiguo. Edición española de 1974, Madrid: Akal ISBN 84-7333-032-6
  35. Perry Anderson (1979), Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo, Madrid: Siglo XXI. ISBN 84-323-0355-0.
  36. Marvin Harris Nuestra especie
  37. Georges Duby Guerreros y campesinos
  38. Rodney Hilton La transición del feudalismo al capitalismo.
  39. Perry Anderson El Estado Absoluto; Romano y Tenenti Los fundamentos del mundo moderno; Immanuel Wallerstein El moderno sistema mundial.
  40. Eric Hobsbawm Las revoluciones burguesas, La era del capitalismo, La era del Imperio, Historia del siglo XX.
  41. Aguilera, Ricardo y Díaz, Lorenzo en la sección "Perfiles del pasado" de "El cómic histórico: De El Príncipe Valiente a Lope de Aguirre", fascículo nº 7 de Gente de cómic: De Flash Gordon a Torpedo, publicado en "Gente" del Diario 16, 1989, p. 98.
  42. Aguilera, Ricardo y Lorenzo Díaz en la sección "Historias del ayer" de "El cómic histórico: De El Príncipe Valiente a Lope de Aguirre", fascículo nº 7 de Gente de cómic: De Flash Gordon a Torpedo, ya citado más arriba, p. 101.

Enlaces externos

 

CULTURA9: GRANDES CIVILIZACIONES. Civilización, utilizando el término en un sentido restringido, es una sociedad compleja.[1] Las civilizaciones se diferencian de las sociedades tribales basadas en el parentesco por el predominio del modo de vida urbano (la ciudad, que impone relaciones sociales más abiertas) y el sedentarismo (que implica el desarrollo del patriarcado[2] , la agricultura y a partir de ella el desarrollo económico con la división del trabajo, la comercialización de excedentes y, más tarde, la industrialización y la terciarización). Con pocas excepciones, las civilizaciones son históricas, es decir, utilizan la escritura para el registro de su legislación y su religión (aparecidas con el poder político -reyes, estados- y religioso -templos, clero-) y para la perpetuación de la memoria de su pasado (incluyendo la aparición de los conceptos de tiempo histórico y calendario).

Civilización

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Para otros usos de este término, véase Civilización (desambiguación).
Vista sobre la ciudad de Nueva York. La ciudad (civitas) es el origen del concepto de ciudadano y con él de civilización.

Civilización, utilizando el término en un sentido restringido, es una sociedad compleja.[1] Las civilizaciones se diferencian de las sociedades tribales basadas en el parentesco por el predominio del modo de vida urbano (la ciudad, que impone relaciones sociales más abiertas) y el sedentarismo (que implica el desarrollo del patriarcado[2] , la agricultura y a partir de ella el desarrollo económico con la división del trabajo, la comercialización de excedentes y, más tarde, la industrialización y la terciarización). Con pocas excepciones, las civilizaciones son históricas, es decir, utilizan la escritura para el registro de su legislación y su religión (aparecidas con el poder político -reyes, estados- y religioso -templos, clero-) y para la perpetuación de la memoria de su pasado (incluyendo la aparición de los conceptos de tiempo histórico y calendario).

Si se utiliza en un sentido amplio, civilización pasa a ser sinónimo de Cultura (englobando las visiones del mundo o ideologías, las creencias, los valores, las costumbres, las leyes e instituciones); que se suele aplicar con carácter más general.

Deriva indirectamente del latín civis (ciudadano) a través de civil y civilizar

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[editar] Civilización en singular o civilizaciones en plural

Civilización, un concepto fundacional de las ciencias sociales, es entendido: bien en singular, como grado superior de desarrollo de la sociedad humana; o bien en plural, como equivalente a cada una de las civilizaciones, entendidas geográfica, temporal, religiosa o culturalmente (civilización micénica, civilización peruana, civilización grecorromana, civilización china, civilización islámica etc.). Esta diferenciación en su uso puede hacerse intencionalmente, implicando una concepción opuesta del término.[3]

[editar] Civilización como estadio de la evolución cultural

La descripción tradicional de la evolución cultural de la humanidad incluía su paso por tres estadios: salvajismo, barbarie y civilización. El predominio europeo desde la era de los descubrimientos (siglo XV); pero sobre todo desde la Revolución industrial (siglo XVIII) y el reparto colonial de África (siglo XIX), parecía hacer evidente para los contemporáneos la supremacía de todas sus particulares formas de organización: fueran económicas, sociales, políticas, incluso sus creencias y su raza (misionerismo y racismo). Desde ese punto de vista, el concepto ilustrado de civilización universal pasa a imponerse como un esquema particular al que todas las partes del mundo deben amoldarse por su propio bien, bajo la protección de lo que se bautiza como Civilización Occidental, en la fase del capitalismo que se conoce como Imperialismo (definición de Lenin).

[editar] Relativismo cultural

El surgimiento de dudas en este esquema es paralelo a su propia formulación, y pueden rastrearse desde la Junta de Burgos y la Junta de Valladolid, en que se realizó el debate de los justos títulos en el que Bartolomé de las Casas tomó partido por los conquistados en vez de por sus compañeros de conquista (aunque desde luego pensaba en su religión como única verdadera). El relativismo cultural que se hace científico con la antropología moderna (Bronislaw Malinowski) va a ampliarse al concepto de civilización, que empieza a usarse en plural, y en pie de igualdad relativa, para definir a cada una de las organizaciones humanas, vinculadas a una forma de entender la vida, más allá incluso del concepto de Religión o de Cultura.

Tanto el Oxford Dictionary como el DRAE coinciden en que civilizar es sacar a algo o alguien de un estado bárbaro o salvaje, instruyéndole en las artes de la vida -añade el libro inglés- de modo que pueda progresar en la escala humana. O sea que, aunque una civilización sea el conjunto de creencias y valores que conforman una comunidad, a la civilización en sí podemos definirla como el progreso a secas. Las civilizaciones, en cambio, constituyen un concepto más ambiguo e impuro: hacen referencia no sólo a los valores culturales, éticos o de cualquier otro tipo que sustentan la sociedad, sino también a sistemas o mecanismos de organización de la misma. Tienen, por eso, que ver con la cultura y la educación, pero también, y en gran medida, con el poder. En la historia de las culturas desempeña, a no dudar, un papel relevante la de las religiones, y de ahí se deriva el frecuente abuso intelectual que tiende a confundir éstas con las civilizaciones propiamente dichas. Sería absurdo negar que la religión, y su práctica, han tenido enorme influencia en el devenir de los humanos.

Entendido de este modo, en plural, cada civilización es una entidad cultural que aglutina un sentido semiinconsciente de unidad, y que agrupa en su seno a varias naciones y pueblos distintos.

Determinadas sociedades, por sus especiales logros culturales y por la capacidad de éstos de imponerse como comunes a un espacio más o menos amplio, son consideradas por los historiadores como civilizaciones independientes. Un ejemplo claro lo daría la anfictionía que unificaba a todas las poleis griegas en torno a determinados lugares de culto (el oráculo de Delfos), festividades (las Olimpiadas) o textos (las obras de Homero) y que las oponía a lo que consideraban bárbaro (extranjero, que habla con sonidos ininteligibles: bar-bar) y no helénico, como los persas.

Evolución de las civilizaciones antiguas. Se aprecia que distintas civilizaciones históricas comparten el mismo grado de desarrollo político, social y cultural.

[editar] Civilizaciones en perspectiva histórica

La perspectiva histórica utilizada para clasificar a una civilización (más que a un país) como una unidad, es de origen relativamente reciente. A partir de la Edad Media, la mayor parte de los historiadores adoptaron un punto de vista religioso o nacional. El punto de vista religioso prevaleció hasta el siglo XVIII entre los historiadores europeos, que consideraban la revelación cristiana como el suceso histórico más importante, tomándolo como referencia para su clasificación. Los primeros historiadores europeos no estudiaron otras culturas más que como curiosidades o como áreas potenciales de actividad misionera.

El punto de vista nacional, a diferencia del religioso, se desarrolló a principios del siglo XVI a partir de la filosofía política del estadista e historiador italiano Nicolás Maquiavelo, quien sostenía que el objeto adecuado de estudio histórico era el Estado. El español Francisco de Vitoria, fundador del Derecho internacional, abordó el tema de los derechos de la Corona de España en la conquista de América. Sin embargo, los múltiples historiadores que más tarde realizaron la crónica de los estados nacionales de Europa y América sólo estudiaron las sociedades al margen de la cultura europea, para describir su sumisión a las potencias europeas, a su entender más progresistas. Caso aparte es el de los misioneros y teólogos españoles que profundizaron en el conocimiento y análisis de las civilizaciones recién descubiertas, a veces de difícil caracterización.

Civilizaciones históricas
CivilizaciónEstados
Sumeria-Caldea-SemitaSumeria, Babilonia, Asiria, Fenicia, Reino de Israel.
EgipciaAntiguo Egipto
Valle del IndoHarappa
Egea (Cicládica- Minoica- Micénica) y HelénicaThera, Creta; Micenas, Tirinto; poleis griegas, Imperio de Alejandro Magno y reinos helenísticos (Egipto ptolemaico, Pérgamo, Siria, Macedonia, etc.)
Carpato-danubianaDacia, Tracia
HititaHititas
ChinaImperio chino, sometido durante milenios a un repetido ciclo dinástico (que terminó con la Dinastía Ming y la Dinastía Qing), y desde el siglo XX, la República de China y la República Popular China
HindúImperio Maurya, Gupta
AustronesiaChampa
CeltaEuropa danubiana, méditerranea, Anatolia, islas británicas
PersaImperio persa
RomanaRoma Antigua, Imperio romano
CamboyanaImperio jemer
Arabe-islámicaIslam, Califato Omeya, Califato Abbasí, Al Andalus, Imperio otomano. En la actualidad Mundo árabe, Turquía, Irán, Pakistán, Indonesia, Asia Central...
MesoamericanaOlmeca, Tolteca, Azteca, Antiguos mayas
AndinaImperio inca, Nazca, Huari, Tiahuanaco, Aimara, Chimú, Chavín
JaponesaHistoria de Japón, Shogunato Tokugawa y Era Meiji (converge con la Occidental)
AfricanaImperio Kanem-Bornu, Benín, Ashanti, Zulú
MongolImperio mongol
Medieval (Edad Media), en formación desde la Antigüedad tardía por fusión de elementos greco-romanos, germánicos y judeo-cristianosImperio bizantino, pueblos germánicos, Imperio carolingio, Papado, monarquías feudales, monarquías autoritarias
Magiar (difícilmente separable de la medieval, con la que confluye)Magiares
Vikinga (difícilmente separable de la medieval, con la que confluye)Vikingo
Eslava (difícilmente separable de la medieval, con la que confluye)Pueblos eslavos, Imperio búlgaro, Reino de Polonia, República de las Dos Naciones, Historia de Serbia,

Historia de Rusia, Imperio ruso, URSS, Federación rusa

Occidental (Edad Moderna)Imperio portugués, Imperio español, Imperio francés, Imperio británico, monarquía absoluta
Occidental (Edad Contemporánea)Revolución francesa, Unificación alemana, Unificación italiana
Occidental (desde mediados del siglo XX)Estados Unidos, Unión Europea, Japón, bloque soviético, países emergentes, subdesarrollo, globalización

[editar] Véase también

[editar] Referencias

[editar] Enlaces externos

[editar] Notas

  1. Tainter en su estudio sobre el colapso de las sociedades complejas, define una civilización como el sistema cultural de una sociedad compleja, y por ello sostiene que la civilización emerge con la complejidad, existe por ella y desaparece cuando ésta se reduce Lo cual le lleva a decir que el estudio del incremento y de la pérdida de la complejidad de una sociedad sirve como monitorización del fenómeno denominado civilización.
    Citado por Josep Antequera El potencial de sostenibilidad de los asentamientos humanos, en eumed.net
  2. Fries, Lorena y Matus, Verónica: El derecho. Trama y conjura patrialcal Pág 20
  3. Savater, Álvarez Junco, Aznar, Rodríguez Zapatero op. cit.
  4. Juan Luis Cebrián, Barbarie, religión y progreso, El País, 17/09/2006
  5. Dos obras de gran impacto sobre el tema son las de Vere Gordon Childe (Los orígenes de la civilización) y Samuel Noah Kramer (La historia empieza en Sumer).

CULTURA9: ¿CREE EN LA JUSTICIA? JUICIOS DE VALOR ¿SON LOS ÁRABES EL PUEBLO ELEGIDO? ¿QUÉ OPINA? ¿DE DÓNDE PROVIENEN ESTAS CREENCIAS? ¿ESTA DE ACUERDO CON TODO LO QUE SE DICE EN LA MEQUITA? OPINIONES A FAVOR Y EN CONTRA. Una mezquita es un lugar de culto para los seguidores de la fe islámica. Los musulmanes generalmente se refieren a las mezquitas por su nombre arábigo, masŷid (árabe: مسجد — pronunciado: /ˈmas.ʤid/), en plural masāŷid (مساجد /maˈsa:.ʤid) . La palabra "mezquita" se usa en español para referirse a todo tipo de edificios dedicados al culto islámico, pero en árabe existe una diferencia entre las mezquitas privadas, más pequeñas, y las mayores, de uso colectivo (masŷid ŷāmiʿ; árabe: مسجد جامع ; mezquita aljama, en español), que albergan a una comunidad mayor y disponen de más servicios sociales. Estas construcciones tienen sus orígenes en la Península Arábiga, pero en la actualidad se pueden encontrar en los cinco continentes.

Mezquita

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LA MEZQUITA AZUL

La Badshahi Masjid en Lahore, Pakistán con un iwan en el centro, tres cúpulas y cinco minaretes visibles.

Una mezquita es un lugar de culto para los seguidores de la fe islámica. Los musulmanes generalmente se refieren a las mezquitas por su nombre arábigo, masŷid (árabe: مسجد — pronunciado: /ˈmas.ʤid/), en plural masāŷid (مساجد /maˈsa:.ʤid) . La palabra "mezquita" se usa en español para referirse a todo tipo de edificios dedicados al culto islámico, pero en árabe existe una diferencia entre las mezquitas privadas, más pequeñas, y las mayores, de uso colectivo (masŷid ŷāmiʿ; árabe: مسجد جامع ; mezquita aljama, en español), que albergan a una comunidad mayor y disponen de más servicios sociales. Estas construcciones tienen sus orígenes en la Península Arábiga, pero en la actualidad se pueden encontrar en los cinco continentes.

El propósito principal de la mezquita es servir de lugar donde los musulmanes puedan reunirse para rezar. Si bien hoy en día no son sólo conocidas en todo el mundo por su importancia general para la comunidad musulmana, sino también como muestras de la arquitectura islámica. Desde el punto de vista arquitectónico, las mezquitas han evolucionado significativamente desde los espacios al aire libre, como lo fueron en su momento las de Quba y Masŷid an-Nabawī en el siglo VII. Hoy en día la mayoría de las mezquitas tienen cúpulas elaboradas, minaretes y salas para orar. Culturalmente, las mezquitas no son solo lugares para adorar y orar, sino también lugares para aprender sobre el Islam y conocer a otros creyentes.

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[editar] Etimología

La palabra arábiga masŷid (mezquita) significa lugar de culto y es un sustantivo de lugar derivado del verbo saŷada (سجد ; raíz "s-ŷ-d", que significa "inclinarse" o "arrodillarse"), en referencia a las postraciones realizadas durante los rezos islámicos. Bien la palabra masŷid, en sí misma, o bien el verbo del cual ésta deriva, son un préstamo del arameo. En arameo hay registros de la raíz semítica "m-s-g-d" desde al menos el siglo V a. C., y se encuentra posteriormente en inscripciones nabateas, con el significado de "lugar de culto"; aparentemente, la palabra aramea significaba originalmente "pilar sagrado".[1]

[editar] Mezquita en los textos sagrados musulmanes

La palabra "masŷid" se encuentra en el Corán, frecuentemente en alusión al santuario pagano de la Kaaba, en la ciudad de La Meca. El Corán aplica el término "masŷid" a lugares de culto de diferentes religiones, incluyendo el judaísmo y el cristianismo. Con este mismo significado general de lugar de culto la palabra se emplea en los hadiz, colecciones de tradiciones musulmanas sobre los hechos y dichos de Mahoma y sus compañeros.[1]

[editar] Historia

Durante mucho tiempo, e incluso en la actualidad, se ha asociado a las mezquitas con grandes entradas y altas torres, o minaretes. Sin embargo, las tres primeras mezquitas fueron simplemente espacios abiertos en Arabia. Las mezquitas evolucionaron considerablemente en los siguientes mil años, en los que fueron adquiriendo sus rasgos distintivos y se adaptaron a diferentes entornos culturales de todo el mundo.

[editar] Las primeras mezquitas

De acuerdo con las creencias islámicas, la primera mezquita en el mundo fue la Kaaba, construida por Abraham siguiendo un mandato de Dios. La mezquita más antigua que se conoce es la de Quba, en Medina. Cuando Mahoma vivía en La Meca, consideraba la Kaaba su primera y principal mezquita y celebraba allí sus oraciones junto con sus seguidores. Incluso durante la época en que los árabes paganos realizaban sus rituales dentro de la Kaaba, Mahoma siempre la tuvo en muy alta estima. La tribu de Quraysh, de La Meca, responsable de proteger la Kaaba, intentó excluir a los seguidores de Mahoma del santuario, lo que se convirtió en motivo de queja por parte de los musulmanes, como se recoge en el Corán.[1] Cuando Mahoma conquistó La Meca en 630, convirtió la Kaaba en una mezquita, y desde entonces se la conoce como Masŷid al-Ḥaram, o "Mezquita Sagrada". La Masŷid al-Ḥaram fue ampliada y mejorada considerablemente en los primeros siglos del Islam para acoger al creciente número de musulmanes que vivían en la región o cumplían el haŷŷ, peregrinación anual a La Meca. Adquirió su forma actual en 1577, durante el reinado del sultán otomano Selim II.[2]

Lo primero que hizo Mahoma cuando llegó con sus seguidores a Medina (entonces llamada Yaṯrib), tras la Hégira, en el año 622, fue construir la mezquita de Quba en una aldea de las afueras de Medina.[3] Los musulmanes creen que permaneció en la mezquita de Quba durante tres días antes de trasladarse con el resto a Medina.[4]

Apenas algunos días después de comenzar a trabajar en la mezquita de Quba, Mahoma fundó una nueva mezquita en Medina, conocida hoy como la Masŷid an-Nabawī, o "Mezquita del Profeta". Se la llamó así por haber sido el lugar de la primera ŷumʿa (جمعة,"oración de los viernes") de Mahoma. Esta palabra comparte en árabe la raíz جمع (ŷ-m-ʿ), con مسجد جامع (masŷid ŷāmiʿ, las mezquitas mayores). En los años que siguieron a su fundación, la Masŷid an-Nabawī continuó introduciendo algunas de las prácticas que ahora son consideradas comunes en las mezquitas de hoy en día. Por ejemplo, la 'aḏān, o "llamada a la oración", se desarrolló en la forma que todavía se usa en las mezquitas actuales. La Masŷid an-Nabawī fue construida con un gran patio, un elemento común en las mezquitas posteriores. Mahoma habría predicado de pie en uno de los extremos de la arcada. Más tarde habría desarrollado un púlpito de tres escalones para usarlo como plataforma desde donde pronunciar sus sermones.[4] El púlpito, ahora conocido como minbar, sigue siendo un elemento muy común de las mezquitas.

Mahoma residía junto a la mezquita de Medina, que era al mismo tiempo el centro religioso y político de la primitiva comunidad musulmana. En la mezquita llevó a cabo negociaciones, planeó acciones militares, recluyó a prisioneros de guerra, apaciguó disputas, predicó y recibió ofrendas que posteriormente distribuyó entre sus compañeros. Sus seguidores trataban a los heridos allí, e incluso algunas personas vivían permanentemente en la mezquita en sus tiendas y chozas. Debido a que las distinciones entre religión y política están ausentes en el Islam, no resulta extraño que la primera mezquita fuese un centro político y religioso para las primeras comunidades musulmanas.[1]

Hoy en día, la Masŷid al-Ḥaram en La Meca, la Masŷid an-Nabawī en Medina y la Al-'Aqsà en Jerusalén son consideradas los tres lugares más sagrados del Islam.[5]

[editar] Difusión y evolución

A medida que los musulmanes fueron extendiéndose por otras partes del mundo se fueron construyendo mezquitas fuera de la Península Arábiga. Egipto fue ocupado por los árabes musulmanes en la temprana fecha de 640,[6] y desde entonces han aparecido tantas por todo el país que su capital, El Cairo, ha adquirido el sobrenombre de "la ciudad de los mil minaretes".[7] Las mezquitas egipcias varían en sus servicios: algunas tienen escuelas islámicas (madrazas), y otras, hospitales o tumbas.[8] Las mezquitas de África del Norte, como la Gran Mezquita de Kairuán, ilustran la relación simbiótica entre el local patrimonio arquitectónico de la época romana bizantina y las influencias de Oriente.

Las mezquitas de Sicilia y España no reflejan la arquitectura de sus predecesores visigodos, sino la introducida por los moros musulmanes.[9] Sin embargo, algunos elementos de la arquitectura visigótica, como el arco de herradura, originaron probablemente los arcos califales cordobeses y de otras mezquitas de Al-Ándalus.

La primera mezquita china se construyó en el siglo VIII en Xi'an. La Gran Mezquita de Xi'an, cuya edificación actual data del siglo XVIII, no hace uso de muchos de los elementos generalmente asociados con las mezquitas tradicionales. Al contrario, está construida de acuerdo con la arquitectura china tradicional. Las mezquitas del occidente de China incorporan más elementos característicos de las mezquitas de otras partes del mundo, como minaretes y cúpulas, mientras que las orientales adoptan el modelo de la pagoda.[10]

Las mezquitas se difundieron en la India durante el Imperio Mogol en los siglos XVI y XVII. Los mogoles trajeron consigo su propia forma de arquitectura, que incluía cúpulas puntiagudas y bulbosas, como se ve en la Jama Masjid, situada en Delhi.[11]

La Mezquita Azul en Estambul, Turquía con sus altos minaretes está considerada un ejemplo clásico de la arquitectura del Imperio otomano.

Las mezquitas aparecieron por primera vez en el Imperio otomano (que coincide parcialmente con la actual Turquía) durante el siglo XI, cuando muchos turcos en la región empezaron a convertirse al Islam. Muchas de las primeras, como Hagia Sophia en la actual ciudad de Estambul, habían sido originalmente iglesias o catedrales durante el Imperio bizantino. Los otomanos mantuvieron sus propios diseños de tradición arquitectónica romana para las mezquitas, caracterizados por enormes cúpulas centrales, alminares múltiples y fachadas abiertas. El estilo otomano de las mezquitas incluía generalmente elaboradas columnas, naves y altos techos en el interior, al tiempo que incorporaba elementos tradicionales, como el miḥrāb. Hoy en día, Turquía continúa acogiendo muchas mezquitas que muestran este peculiar estilo arquitectónico otomano.

La mezquita central de Glasgow en Escocia.

Las mezquitas se fueron difundiendo gradualmente por diferentes partes de Europa, donde aumentaron especialmente durante el siglo XX, cuando numerosos musulmanes emigraron al continente. Las mayores ciudades europeas, como Roma, Londres, y Múnich, acogen mezquitas que muestran las tradicionales cúpulas y minaretes. Estas, al estar en centros urbanos, sirven de comunidad y centro social para el gran número de musulmanes que habita en la zona. Sin embargo, se pueden encontrar varias mezquitas pequeñas en muchas regiones rurales y suburbanas en todos los lugares de Europa en que hay población musulmana.[12] En América el fenómeno se dio a mayor escala en los Estados Unidos, donde comenzaron a aparecer a principios del siglo XX. Sin embargo, a medida que fue incrementándose la afluencia de inmigrantes, el número de mezquitas aumentó enormemente.

[editar] Transformación en lugares de culto

Hagia Sophia, iglesia ortodoxa convertida en mezquita tras la caída de Constantinopla.

En el siglo XIII, el cadí Abu Zakaria Mohiuddin Yahya ibn Sharaf An-Nawawi expresó que los no musulmanes no deberían continuar usando sus lugares de adoración para sus propósitos si eran conquistados por los musulmanes y no había un tratado de rendición que explícitamente mencionara los derechos de los no musulmanes a continuar usando dichos lugares.[13] De acuerdo con los primeros historiadores musulmanes, a las ciudades que se rendían sin resistencia y hacían tratados se las autorizaba a conservar sus iglesias o sinagogas, mientras que en las ciudades tomadas por conquista, los lugares de culto cristianos y judíos pasaban a ser utilizados por los musulmanes. Se atribuye al comandante árabe Amr ibn al-As haber realizado el ṣalāt en una iglesia. Zayd ibn Ali dijo, refiriéndose a las iglesias cristianas: "Realizad vuestro ṣalāt en ellas, no los lastimaremos", lo que significaba que las iglesias y sinagogas capturadas podían ser usadas como mezquitas con seguridad.[1]

La mezquita de Al-'Aqsà fue construida en la Explanada de las Mezquitas, el lugar más sagrado del judaísmo. Tercera mezquita más sagrada del Islam.

Según el Islam, la Kaaba de La Meca fue construida antes de la creación del hombre, pero fue convertida en santuario pagano por adoradores de ídolos, y terminó por convertirse en el centro de paganismo árabe. Luego, en el año 630, fue nuevamente convertida en mezquita por Mahoma tras la conquista de La Meca. Que la Kaaba haya sido alguna vez una mezquita antes de esta conquista no está verificado por historiadores, pero hay acuerdo en que anteriormente fue un santuario pagano. Uno de los primeros ejemplos de esta clase de transformaciones de lugares de culto tuvo lugar en Damasco, Siria, donde en 705, el califa omeya Abd al-Malik tomó la iglesia de San Juan Bautista y la hizo reconstruir a los cristianos como mezquita, originando la que actualmente es conocida como "Mezquita de los Omeyas"; en total, se dice que Abd al-Malik hizo que se reutilizaran como mezquitas diez iglesias en Damasco. Los turcos otomanos convirtieron en mezquitas casi todas las iglesias, monasterios y capillas de Constantinopla, incluyendo la famosa Hagia Sophia, inmediatamente después de capturar la ciudad en 1453. En algunos casos se fundaron mezquitas en lugares de santuarios cristianos o judíos asociados con personalidades bíblicas que eran también reconocidas por el Islam. Por ejemplo, la mezquita de Al-'Aqsà y la Cúpula de la Roca están construidas en la Explanada de las Mezquitas, el lugar más sagrado del judaísmo.[1] Los gobernantes musulmanes de la India destruyeron templos hindúes y los sustituyeron por mezquitas, considerando que con estas acciones cumplían su deber religioso[14] de afirmar la superioridad islámica.[15]

Por otro lado, las mezquitas han sido también transformadas a lo largo de la historia en lugares de culto para otras religiones, como ocurrió en la España andalusí a lo largo de toda la conquista cristiana. Así sucedió en la mezquita de Zaragoza a partir de 1119 o la mezquita de Córdoba, en cuya estructura se integró la catedral.[16] La Península Ibérica, las regiones del sudeste de Europa anteriormente gobernadas por el Imperio Otomano, y algunas zonas de la India son algunos de los pocos territorios del mundo en que se han producido estas transformaciones, por haber dejado de estar gobernados por musulmanes.

[editar] Funciones religiosas

[editar] Oraciones

Artículo principal: Salat
Musulmanes realizando el ṣalāt (oración)

Todos los musulmanes adultos tienen la obligación de celebrar oraciones, o ṣalāt, al menos cinco veces por día. Aunque en algunas mezquitas pequeñas que acogen a pequeñas congregaciones solo se llevan a cabo algunos de estos rezos, en la mayoría se realizan las cinco oraciones diarias preceptivas: antes del amanecer (faŷr), a mediodía (ẓuhr), por la tarde (ʿaṣr), tras la puesta de sol (magrib), y a la noche (ʿišā'). No es obligatorio para los musulmanes orar en el interior de una mezquita, pero en los hadiz se declara que la oración comunitaria en una mezquita es más virtuosa que la oración en privado.[17]

Además de las cinco oraciones diarias preceptivas, las mezquitas acogen los rezos ŷumʿa, u oración de los viernes, que en ese día de la semana reemplazan a la oración obligatoria del mediodía. Mientras que los rezos diarios comunes pueden hacerse en cualquier sitio, es preceptivo que todos los varones adultos asistan a las mezquitas para la oración de los viernes.[18]

En la mezquita tienen lugar también las oraciones funerarias por los musulmanes difuntos (ṣalātu l-ŷanāza), en los que participan todos los miembros de la congregación, incluido el imán. A diferencia de los rezos diarios, los funerarios normalmente se realizan al aire libre, en un patio o plaza cercanos a la mezquita.[19] Durante los eclipses solares, las mezquitas acogen otra oración especial, llamada ṣalātu l-kusūf.[20]

Hay dos grandes fiestas, o ʿīd, en el calendario musulmán: ʿīdu l-Fiṭr y |ʿīdu l-'aḍḥà. En ambas se realizan rezos especiales en las mezquitas por la mañana. Los rezos eid deben celebrarse en grandes grupos, por lo que las mezquitas de mayor tamaño no acogen en estas ocasiones solo a sus fieles, sino también a los de mezquitas más pequeñas. Algunas incluso llegan a alquilar centros de convenciones u otros grandes edificios para albergar a una mayor cantidad de fieles. En las mezquitas, especialmente en las situadas en países de mayoría musulmana, se llevan a cabo también rezos en el exterior, en grandes patios y plazas.[21]

[editar] Ritos del Ramadán

Artículo principal: Ramadán
Una mezquita en Afganistán

El mes más sagrado del Islam, el ramadán, prescribe el cumplimiento de diversos ritos. Como mientras dure el ramadán los musulmanes deben ayunar durante el día, al ponerse el sol, tras la cuarta oración del día (magrib), los fieles se reúnen en las mezquitas para las cenas comunitarias (ifṭār). La propia comunidad se encarga de proveer los alimentos necesarios, al menos en parte. Debido a que la celebración de las cenas ifṭār exige la contribución de los miembros de la comunidad, algunas mezquitas con un pequeño número de fieles no tienen la capacidad suficiente para organizarlas a diario. Algunas mezquitas celebran también las suḥūr antes del amanecer, para los congregantes que asisten a la primera oración del día, faŷr. Las mezquitas invitan con frecuencia a los miembros más pobres de sus comunidades a compartir los alimentos tanto al inicio como al final del ayuno, ya que practicar la caridad durante el ramadán es considerado especialmente honorable en el Islam.[22]

Tras la quinta y última de las oraciones diarias preceptivas, la ʿišā', se celebran oraciones tarāwīḥ voluntarias en las mezquitas sunitas más grandes. En las mezquitas chiitas, sin embargo, no se realizan estos rezos. Durante estas plegarias nocturnas, que pueden llegar a durar hasta dos horas, un miembro de la comunidad que conoce de memoria todo el Corán recita un fragmento del libro sagrado.[18] Durante los últimos diez días del Ramadán, las mezquitas más grandes organizan sesiones que duran toda la noche para conmemorar la Laylatu l-Qadr, la noche en que, según los musulmanes, Mahoma comenzó a recibir el Corán.[18]

Ferhad-Begova, una de las 186 mezquitas de Sarajevo.

Esa noche, entre el ocaso y el amanecer, varios predicadores instruyen en la fe islámica a los fieles que se encuentran presentes. Las mezquitas o la comunidad suelen proporcionar alimentos a lo largo de la noche.

Durante los últimos diez días del Ramadán, las mayores mezquitas de la comunidad musulmana celebran el iʿtikāf, un rito en el que debe participar al menos un varón musulmán de la comunidad. Se requiere que aquellos que realicen el iʿtikāf permanezcan en el interior de la mezquita durante diez días consecutivos, dedicados al culto o al estudio de la fe islámica. El resto de la comunidad es responsable de proveer a los participantes de comida, bebida y cualquier otra cosa que necesiten durante su estancia.[18]

[editar] Caridad

El tercero de los pilares del Islam declara que los musulmanes deben dar aproximadamente una cuadragésima parte (1/40) de sus bienes a la caridad como zakat. Ya que las mezquitas son el centro de las comunidades musulmanas, allí es donde fieles dan o, si lo necesitan, reciben el zakat. Antes de la fiesta que marca el final del Ramadán, el ʿīdu l-Fiṭr, las mezquitas colectan un zakat especial que sirve para ayudar a los musulmanes pobres a asistir a los rezos y celebraciones asociadas con la festividad.[23]

[editar] Funciones sociales

[editar] Centro de la comunidad musulmana

Muchos líderes musulmanes, tras la muerte del profeta Mahoma, emulándolo, establecieron sus dominios construyendo primero una mezquita. De la misma forma que La Meca y Medina fueron construidas alrededor de la Masŷid al-Ḥaram y la Masŷid an-Nabawī, Kerbala, en el actual Iraq, fue construida alrededor del sepulcro chiita del imán Husayn. Isfahán, en Irán, es especialmente notable por la presencia de mezquitas que forman el centro de la ciudad. En el siglo VIII se construyó una mezquita dentro de la ciudad, que tres siglos después fue descrita por el teólogo y filósofo Naser Khosrow como "una magnífica mezquita de viernes construida en el centro de la ciudad."[24] A comienzos del siglo XVII, Abás el Grande, de la dinastía Safávida llevó a cabo un esfuerzo para convertir Isfahan en una de las ciudades más grandes y hermosas del mundo. Como parte de este plan, ordenó la construcción de la mezquita Shah y de la mezquita Sheikh Lotf Allah, ambas en el perímetro de la plaza Naghsh-i Jahane, una de las plazas urbanas más grandes el mundo, que alberga eventos deportivos y comerciales.[25]

Las mezquitas construidas más recientemente, especialmente en los países donde los musulmanes no son mayoría, tienden a estar lejos del centro de las principales ciudades. No obstante, incluso una mezquita localizada en un área con baja densidad de población se convierte a menudo en foco de atracción para los musulmanes, que pueden llegar a cambiar sus lugares de residencia y de trabajo para estar cerca de la mezquita. Por ese motivo, las mezquitas son los principales centros de las comunidades musulmanas, aunque no estén situadas en el centro de las ciudades.

Véase también: Isfahan

[editar] Educación

La madraza Ulugh Beg, la cual incluye una mezquita, en Samarcanda, Uzbekistán.

Otra función primordial de las mezquitas es la de albergar instalaciones educativas. Algunas, especialmente las situadas en países en los que no existen escuelas islámicas estatales, tienen escuelas a tiempo completo, dedicadas a enseñar tanto la doctrina islámica como conocimientos generales. Estas mezquitas acogen generalmente a estudiantes de los niveles de educación primaria y secundaria; unas pocas ofrecen también enseñanzas de educación superior. La mayoría de las mezquitas disponen también de escuelas a tiempo parcial, en las que las clases se imparten los fines de semana o por las noches. Mientras que las escuelas a tiempo completo están dirigidas a niños que dependen de las mezquitas para recibir una educación islámica tanto como una general, las de fin de semana y nocturnas están pensadas para proporcionar solo educación islámica a personas de todas las edades. Las materias impartidas en las clases islámicas nocturnas o de fin de semana varían. La lectura del Corán y la enseñanza del idioma árabe son comunes en las mezquitas situadas en países donde el uso del árabe no está muy difundido. Las clases dirigidas a nuevos musulmanes acerca de los fundamentos de la fe islámica son también frecuentes, especialmente en Europa y en los Estados Unidos, donde el Islam es la religión de crecimiento más rápido.[26] Las mezquitas también profundizan más en el Islam dictando clases a los congregantes sobre la fiqh (jurisprudencia islámica). Las madrazas también están disponibles para que los musulmanes estudien para convertirse en eruditos (ulemas) o en imanes. Sin embargo, como su propósito primordial no es servir de lugar de culto o de centro de la comunidad, las madrazas están normalmente separadas de las mezquitas de vecindario.

[editar] Eventos y colectas

La Gran Mezquita de Djenné, donde se celebra un festival anual.

Las mezquitas organizan también eventos y cenas para conseguir el dinero necesario para sus actividades o, simplemente, para reunir a la comunidad. Los jóvenes se sienten atraídos generalmente por aquellas que tienen instalaciones deportivas tales como canchas de baloncesto o campos de fútbol o fútbol americano. Los patios de las mezquitas se emplean muchas veces para realizar reuniones sociales; los bazares donde los miembros de la comunidad pueden comprar mercadería islámica son comunes entre las mezquitas. Las mezquitas también celebran bodas, como cualquier otro lugar de culto.[18]

[editar] Roles políticos contemporáneos

Desde finales del siglo XX, ha aumentado el número de mezquitas usadas con fines políticos. Hoy en día, las mezquitas del mundo occidental promueven la participación cívica. Debido a su importancia en la comunidad, las mezquitas han sido campo para promover el activismo político, para resolver o promover conflictos y para enseñar las ideologías islámicas.

[editar] Apoyo

Mezquita de San Petersburgo, Rusia.

En los países donde los musulmanes abarcan solamente una minoría de la población es más probable que se utilicen mezquitas como manera de promover la participación cívica que en los países de mayoría musulmana del Gran Oriente Medio.[27] En las mezquitas estadounidenses se realiza la inscripción de los votantes, y se organizan campañas de participación ciudadana, promovidas por musulmanes implicados en el proceso político, a menudo inmigrantes de primera o segunda generación. Como resultado de estos esfuerzos, así como de las iniciativas de las mezquitas para mantener a los musulmanes informados sobre los asuntos a los que se enfrenta la comunidad musulmana, es más probable que los asistentes regulares participen en protestas, firmen peticiones, o estén implicados de cualquier otra manera en la política.[27]

La relación entre puntos de vista políticos y asistencia a las mezquita todavía existe también en otras partes del mundo. Luego de los bombardeos a la Mezquita Al-ʿaskarī en febrero de 2006, los imanes y otros líderes islámicos utilizaron las mezquitas y a las oraciones de los viernes como vehículo para llamar a la calma y la paz en el medio de la violencia generalizada.[28]

[editar] Conflictos sociales

Al ser consideradas importantes para la comunidad islámica, las mezquitas se encuentran frecuentemente en el corazón de los conflictos sociales.

La mezquita de Babri, India, prácticamente sin usar, antes de ser destruida por alborotadores en diciembre de 1992.

La Babri Masjid (Mezquita de Babri) en Ayodhya, India, fue causa de un conflicto de este tipo que se prolongó hasta principios de la década de 1990, cuando fue demolida. Supuestamente, había sido construida en el siglo XVI sobre un templo sagrado hindú que conmemoraba el lugar de nacimiento de Rāma, una encarnación del dios hindú Vishnú. Incluso después de su transformación en mezquita, los hindúes continuaron celebrando sus cultos en el lugar en que se alzaba el antiguo templo. Poco después de que la mezquita cesara de realizar las oraciones diarias, en algún momento entre 1936 y 1949, la comunidad local y el Gobierno propusieron devolver el terreno a los hindúes, quienes reemplazarían la mezquita por un templo. Sin embargo, antes de que se llegara a un acuerdo entre ambas partes, la mezquita fue destruida por aproximadamente 75.000 hindúes el 6 de diciembre de 1992.[29] La controversia que rodeaba a la mezquita estuvo directamente relacionada con las revueltas de Bombay (hoy en día Bombay) así como con los atentados de 1993 que mataron a 257 personas.[30]

En la actualidad, los conflictos sociales relacionados con las mezquitas tienen lugar sobre todo en Iraq, cuya población se reparte entre sunitas y chiitas.[31] La violencia entre las dos ramas del Islam ha llevado a numerosos atentados contra mezquitas. Un atentado en febrero de 2006 que dañó severamente la mezquita Al-ʿaskarī, mezquita sagrada chiita en Iraq, exacerbó las tensiones que ya existían entre ambas comunidades.[32] Otros atentados en Iraq, antes y después de los de febrero de 2006, han formado parte de los conflictos entre los grupos de musulmanes dentro del país. Sin embargo, los atentados contra mezquitas no han sido exclusivos de Iraq; en junio de 2005, un atentado suicida mató a al menos a 19 personas en una mezquita afgana.[33] A pesar de esto, la clara división entre los musulmanes sunitas y chiitas, así también como la invasión de Iraq de 2003, han hecho que los atentados en dicho país sean más visibles.

La proliferación de mezquitas también ha causado preocupación entre los residentes europeos que se sienten intimidados por la presencia de musulmanes en vecindarios de mayoría europea y cristiana.[34] [35]

[editar] Influencia saudí

La mezquita Faisal en Islamabad, Pakistán, por el arquitecto turco Vedat Dalokay, fue financiada en 1976 con 130 millonesSAR (2006 120 millonesUS$)[36] por el Reino de Arabia Saudita.

A pesar de que la implicación de Arabia Saudita en mezquitas de todo el mundo se remonta a la década de 1960, no fue hasta más avanzado el siglo XX cuando el gobierno de este país comenzó a tener una gran influencia en las mezquitas extranjeras.[37] Desde comienzos de la década de 1980, el gobierno saudí comenzó a financiar la construcción de mezquitas en países de todo el mundo. Se calcula que este gobierno ha gastado una cifra aproximada de 45 mil millones de dólares en la financiación de mezquitas y escuelas islámicas en países extranjeros. ʿīnu l-Yaqīn, un diario saudí, informaba en 2002 que dichos fondos pudieron haber contribuido a la construcción de 1.500 mezquitas y 2.000 centros islámicos de otro tipo, sobre todo en países en que los musulmanes son una minoría.[38] Los ciudadanos saudíes también han hecho importantes contribuciones a las mezquitas de países islámicos, especialmente en países donde ven a los musulmanes como pobres y oprimidos. Tras la caída de la Unión Soviética, en 1992, las mezquitas del empobrecido Afganistán recibieron sustanciales aportaciones de ciudadanos saudíes.[37] La mezquita del Rey Fahd, en Culver City, California y el Centro Cultural Islámico de Italia, en Roma, representan dos de las mayores inversiones de Arabia Saudita en mezquitas de países extranjeros, ya que el anterior rey saudí Fahd bin Abdul Aziz al-Saud aportó a dichas mezquitas 8[37] y 50 millones de dólares,[39] respectivamente.

Véase también: Wahhabismo

[editar] Arquitectura

[editar] Estilos

En las diversas regiones del mundo musulmán se han desarrollado numerosos tipos de mezquitas. Entre los más notables se cuentan las primitivas mezquitas abasíes, las mezquitas en forma de T, y las mezquitas de cúpula central de Anatolia. Durante el siglo XX, gracias a la riqueza aportada por el petróleo, se llevó a cabo la construcción de muchas mezquitas usando diseños de importantes arquitectos modernos no-musulmanes y promoviendo las carreras de destacados arquitectos musulmanes contemporáneos.

El interior de la mezquita de Córdoba, una mezquita de estilo arábigo con un diseño de columnas en red, en Córdoba, España.

Las mezquitas de estilo arábigo o mezquitas hipóstilas constituyen el modelo más antiguo de mezquita, iniciado bajo la dinastía de los Omeyas. Estas mezquitas son de planta cuadrada o rectangular, con un patio cerrado y una sala de oraciones cubierta. Históricamente, en las zonas de clima cálido del Mediterráneo y Oriente Medio, el patio cumplía la función de acomodar a la gran cantidad de fieles que se congregaban durante las ŷumʿa. La mayoría de las primeras mezquitas arábigas tienen azoteas planas encima de las salas de oración, que dieron lugar a la necesidad de utilizar numerosas columnas y soportes.[1] Una de las mezquitas más notables de este estilo es la de Córdoba, en España, en la que la estructura se apoya sobre cerca de 850 columnas.[40] Con frecuencia, las mezquitas arábigas tienen arcadas exteriores, de modo que los visitantes puedan gozar de zonas de sombra.

En el siglo XV, los otomanos introdujeron las mezquitas de cúpula central, que tienen una gran cúpula centrada sobre la sala de oración. Además de esta gran cúpula central, a menudo hay cúpulas más pequeñas dispuestas sobre la sala de oración o sobre otros lugares de la mezquita, donde no se realiza ningún rezo.[41] Este estilo fue fuertemente influido por la arquitectura religiosa bizantina con su uso de grandes cúpulas centrales.[1]

Las mezquitas con iwan son notables por sus espacios cubiertos por bóvedas y por los iwanes, espacios abovedados que se abren hacia fuera en uno de sus extremos. En dichas mezquitas uno o más iwanes miran hacia el patio central que se usa como sala de oración. El estilo representa un préstamo de la arquitectura iraní pre-islámica y se ha utilizado casi exclusivamente para las mezquitas iraníes. Muchas de las mezquitas con iwan son templos del fuego zoroastristas, en las que el patio era utilizado para guardar el fuego sagrado.[1] Hoy en día, ya no se construyen mezquitas con iwan.[41] La mezquita Shah en Isfahán, Irán es un clásico ejemplo de mezquita con iwan.

El minarete de la mezquita Reyhane en Mardin, Turquía.

[editar] Minaretes

Artículo principal: Minarete

Un elemento común de las mezquitas es el minarete o alminar, la alta y esbelta torre que generalmente está situada en una de las esquinas de la estructura. La punta del minarete es siempre el punto más alto de las mezquitas que tienen uno, y a menudo el punto más alto del área circundante. El minarete más alto del mundo está situado en la Mezquita Hassan II en Casablanca, Marruecos.[42]

Las primeras mezquitas carecían de minaretes, e incluso hoy en día los movimientos islámicos más conservadores, como el wahhabismo, evitan construirlos, ya que los consideran ostentosos e innecesarios. El primer minarete fue construido en 665 en Basora durante el reinado del califa omeya Muʿāwiyya I. Muʿāwiyya impulsó la construcción de minaretes, pues se suponía que igualarían a las mezquitas con los campanarios de las iglesias cristianas. Consecuentemente, los arquitectos de las mezquitas tomaron prestada la forma de los campanarios para sus minaretes, que se utilizaban esencialmente para el mismo propósito — llamar a los fieles a la oración.[43]

Antes de las cinco oraciones diarias obligatorias, un almuédano llama a los adoradores a orar desde el minarete. En muchos países donde los musulmanes no son mayoría, se prohíbe que las mezquitas hagan el llamado ('aḏān) demasiado sonoramente, a pesar de que se debería hacer así para avisar a la comunidad circundante. No es obligatorio el 'aḏān antes de cada oración. Sin embargo, casi todas las mezquitas asignan un almuédano para cada una de las cinco oraciones, pues es una de las prácticas recomendadas o sunna del profeta Mahoma. En las mezquitas que no tienen minaretes, el aḏān se realiza desde el interior de la mezquita o en alguna otra parte en el suelo.[18] La &#39iqāma, que es similar al aḏān y se lleva a cabo inmediatamente antes del comienzo del rezo, no se anuncia desde el minarete incluso cuando se dispone de uno.

Las cúpulas de la mezquita Khatem Al Anbiyaa en Beirut, Líbano.

[editar] Cúpulas

Las cúpulas han sido un sello característico de las mezquitas de la arquitectura islámica en general desde el siglo VII. A menudo ubicadas directamente sobre la sala de oración principal, pueden representar las bóvedas del ŷanna (paraíso) y el cielo.[44] Con el paso del tiempo, el tamaño de las cúpulas creció, y de ocupar solo una pequeña parte del techo cerca del miḥrāb pasaron a cubrir por completo la sala de oración. Aunque las cúpulas normalmente tomaban la forma de una semiesfera, los mogoles de la India popularizaron un estilo de cúpula bulbosa que se asemeja a la forma de una cebolla en el Subcontinente Indio y en Persia.[45] Algunas mezquitas tienen múltiples cúpulas, a menudo más pequeñas, además de la principal y mayor, situada en el centro.

La sala de oración, o ḥaram, en una mezquita turca, con un minbar.

[editar] Sala de oración

La sala de oración, también conocida como ḥaram, carece de mobiliario; las sillas y los bancos se encuentran ausentes para que quepan la mayor cantidad de fieles.[46] A diferencia de la mayor parte de los otros lugares de culto, no se permiten las imágenes de personas, animales ni figuras espirituales, ya que se supone que todos los asistentes deben centrar su atención en Alá. En cambio, las mezquitas tienen versos del Corán en caligrafía árabe sobre los muros para ayudar a los que rezan a centrarse en la belleza del Islam y su libro sagrado, así como en la decoración.[18]

Generalmente enfrente de la entrada está el muro de la qibla, en el lugar más visible de la sala de oración. En una mezquita correctamente orientada, la quibla debería estar dispuesta perpendicularmente a la línea que conduce a La Meca, sede de la Kaaba.[47] Los congregantes realizan sus plegarias en filas paralelas a la qibla y se sitúan de modo que sus cabezas queden orientadas hacia La Meca. En la qibla (generalmente en su centro), se encuentra el miḥrāb, una hornacina en el muro. Generalmente, tampoco el miḥrāb está ocupado por muebles. A veces, especialmente durante el ŷumʿa, un minbar o púlpito sobreelevado se sitúa al lado del miḥrāb para que el jaṭīb u otro orador pronuncie un sermón (jutba). El miḥrāb es generalmente el lugar desde el que el imán dirige las cinco oraciones diarias.[48]

 

Personas lavándose antes de la oración en la mezquita Badshahi en Lahore, Pakistán.

[editar] Instalaciones de ablución

Ya que la purificación ritual precede todos los rezos, las mezquitas tienen a menudo fuentes de ablución o instalaciones semejantes en sus puertas de acceso o en sus patios. Sin embargo, los fieles que asisten a mezquitas de menor tamaño deben utilizar a menudo los sanitarios para realizar sus abluciones. En las mezquitas tradicionales, esta función a menudo tiene lugar en un edificio aislado en el centro de un patio.[49] El deseo de limpieza se extiende a los salones de oración, donde no se permite usar zapatos. Por eso, los recibidores con estantes para dejar los zapatos y los percheros para colgar los abrigos son frecuentes en las mezquitas.[46]

[editar] Servicios contemporáneos

Las mezquitas modernas tiene una gran variedad de servicios a disposición de sus fieles. Como se supone que las mezquitas deben atraer a la comunidad, pueden ofrecer también instalaciones adicionales, que van desde clínicas a bibliotecas y gimnasios.

[editar] Reglas y etiqueta

La mezquita Kul Sharif en Kazán es la mezquita más grande de Europa.

Las mezquitas, de acuerdo a las prácticas islámicas, establecen un número de reglas cuya finalidad es centrar la atención de los musulmanes en la adoración de Alá. Algunas reglas, como la prohibición de utilizar zapatos en las salas de oración, son universales, pero hay muchas otras que varían dependiendo de la mezquita.

[editar] Líder del rezo

Artículo principal: Imán

El nombramiento de un líder de rezo se considera conveniente, aunque no siempre es obligatorio.[50] El líder permanente del rezo (imán) debe ser un hombre honesto y libre, que ha aprendido el Corán de memoria y es una autoridad en materia religiosa.[50] En las mezquitas construidas y mantenidas por el gobierno, el gobernante designa al líder del rezo;[50] en las privadas, sin embargo, se elige mediante una votación entre los miembros de la congregación. Según la escuela islámica ḥanafī, el hombre que construyó la mezquita tiene mayores derechos al título del imán, pero esta visión no es compartida por las otras escuelas.[50]

La dirección en el rezo cae en tres categorías, dependiendo del tipo: las cinco oraciones diarias, el rezo del viernes, o los opcionales.[50] Según las escuelas de la jurisprudencia islámica ḥanafī y malikī, el nombramiento de un líder para los servicios de los viernes es obligatorio porque, de lo contrario, la oración no tendría validez. Las escuelas šāfiʿī y ḥanbalī, sin embargo, consideran que no es necesario este nombramiento y que las oraciones son válidas simplemente por el hecho de ser realizadas por una congregación. Un esclavo puede conducir el ŷumʿa, pero las autoridades musulmanas discrepan sobre si un menor de edad puede desempeñar este cometido.[50] Un imán nombrado para presidir los rezos de viernes puede también conducir las cinco oraciones diarias; sin embargo, los eruditos musulmanes discrepan sobre si el líder designado para el ṣalāt puede dirigir también el ŷumʿa.[50]

Todas las autoridades musulmanas están de acuerdo en cuanto a que la función de líder del rezo no puede ser desempeñada por una mujer.[50] Recientemente, esta norma se aplica con menos rigor en algunos lugares, donde se permite a las mujeres dirigir las oraciones de congregaciones exclusivamente femeninas.[51] Ha habido algunas mujeres, entre ellas Amina Wadud, que desafiaron la regla y optaron por conducir rezos y oraciones de viernes en congregaciones mixtas.[52]

[editar] Limpieza

Las personas deben quitarse sus zapatos cuando entran a un salón de oración.
Artículo principal: wudu

Todas las mezquitas tienen reglas con respecto a limpieza, pues es una parte esencial de la experiencia de los fieles. Se requiere que antes de la oración los musulmanes se purifiquen, siguiendo un proceso de ablución conocido como wuḍū'. Además, existen ciertas reglas que se aplican incluso a aquellos que entran en las salas de oración sin intención de participar en el culto. Está prohibido llevar zapatos dentro de la sala de oración, que está cubierta con una alfombra. Algunas mezquitas extienden esta prohibición a otras partes del recinto, aunque no estén dedicadas al rezo. Se exige tanto a los fieles como a los visitantes que se preocupen por su limpieza. Igualmente, está mal visto entrar en la mezquita después de haber comido algo oloroso.[53]

[editar] Vestimenta

El Islam exige a sus seguidores que se vistan con ropa que demuestre modestia. Por ese motivo, tanto los hombres como las mujeres deben seguir ciertas directrices. Los hombres deben llevar ropas holgadas y limpias que no revelen la forma del cuerpo. Asimismo, es recomendable que las mujeres musulmanas vistan trajes holgados, camisas y pantalones que cubran hasta las muñecas y los tobillos. Varias mezquitas requieren que las visitantes no musulmanas usen una bufanda para cubrirse la cabeza al estilo de la hiyab islámica. Las vestiduras del Medio Oriente generalmente asociadas con el Islam árabe no son necesarias, aunque varios musulmanes, independientemente de sus raíces étnicas, las usan en ocasiones especiales y para rezar en las mezquitas.[18]

[editar] Concentración

Puesto que las mezquitas son lugares de culto, se exige a los visitantes que sean respetuosos con los fieles que participan en la oración. En las áreas en que rezan los fieles está prohibido hablar en voz alta y discutir sobre asuntos considerados irrespetuosos. También se considera irrespetuoso pasar por delante de ellos o molestarles de cualquier otra forma.[54] Los muros interiores de la mezquita apenas tienen ornamentos (a excepción, en algunos casos, inscripciones en caligrafía árabe) para no distraer a los que están realizando los rezos. También se considera poco apropiado que los fieles vistan ropa con imágenes o símbolos que puedan distraer la atención de quienes se encuentran detrás de ellos mientras se desarrolla la oración.

[editar] Separación por sexos

La sharia, o ley islámica, exige que hombres y mujeres permanezcan separados en la sala de oraciones; en teoría, las mujeres deben ocupar las filas detrás de los hombres. Mahoma prefería que las mujeres oraran en sus hogares en lugar de en las mezquitas: según el hadiz dijo: "Las mejores mezquitas para las mujeres son las habitaciones interiores de sus casas." El segundo califa, Umar, llegó a prohibir la asistencia de mujeres a las mezquitas y les exigió que rezaran en sus casas.[55] A veces, se reservaba a las mujeres un lugar determinado de la mezquita; por ejemplo, el gobernador de La Meca en 870 aisló mediante cuerdas atadas entre las columnas un lugar separado para las mujeres.[1] Muchas mezquitas actuales ubican a las mujeres detrás de un tabique o en una sección separada del resto de la sala de oración. Las mezquitas del sur y sureste asiático sitúan a hombres y a mujeres en habitaciones separadas, puesto que estos espacios separados fueron construidos hace siglos. En casi dos tercios de las mezquitas de los Estados Unidos, las mujeres oran detrás de tabiques o en áreas separadas, no en la sala de oración principal; algunas mezquitas directamente no admiten mujeres. Casi un cuarto de las mezquitas no ofrece programas para mujeres, y un tercio no las admite en las juntas directivas. Las grandes muchedumbres que se reúnen en la Masŷid al-Ḥaram en La Meca, especialmente durante el peregrinaje anual, a menudo tienen como consecuencia una mezcla involuntaria entre ambos sexos.[56] Algunos juristas islámicos prefieren excluir por completo a las mujeres de las salas de oración.[1]

Las mujeres están sujetas a otras restricciones en las mezquitas. De acuerdo a algunos hadiz, no deben estar perfumadas; según otros, deben salir de la mezquita antes que los hombres.[1]

[editar] Los no musulmanes en las mezquitas

La mezquita Hassan II en Casablanca es una de las dos mezquitas en Marruecos abiertas a los no musulmanes.

Según la mayoría de las interpretaciones de la ley islámica, está permitido que los no musulmanes entren en las mezquitas, siempre que no duerman ni coman allí; discrepan de este punto de vista los seguidores de la escuela malikī, quienes afirman que no debe permitírseles entrar bajo ninguna circunstancia.[57]

El Corán trata este tema, y particularmente el de los politeístas, en dos versículos de su capítulo noveno, la sura At-Tawba. El decimoséptimo versículo del noveno capítulo prohíbe a aquellos que asocian dioses con Alá (politeístas) entrar en las mezquitas:

Los asociadores no deben cuidar del mantenimiento de las mezquitas de Alá, siendo testigos contra sí mismos de su incredulidad. Ésos, ¡qué vanas son sus obras! ¡Estarán en el Fuego eternamente! (Asociación Estudiantil Musulmana de la Oregon State University (Cap. 9 ver. 17)

El vigésimo octavo versículo del mismo capítulo es más específico, y solo menciona a los politeístas en relación con la mezquita sagrada, la Masŷid al-Ḥaram en La Meca:

¡Creyentes! Los asociadores son mera impureza. ¡Que no se acerquen, pues, a la Mezquita Sagrada después de este su año! Si teméis escasez, Alá os enriquecerá por favor Suyo, si quiere. Alá es omnisciente, sabio. (Asociación Estudiantil Musulmana de la Oregon State University Cap. 9 ver. 28
La mezquita de Gdańsk.

Según Ahmad ibn Hanbal, estos versículos fueron seguidos al pie de la letra en tiempos de Mahoma, cuando todavía se autorizaba la presencia de judíos y cristianos, considerados monoteístas, en la Masŷid al-Ḥaram. Sin embargo, posteriormente, el califa omeya Umar ibn Abd al-Aziz prohibió a todos los no musulmanes entrar en las mezquitas, y su mandato permaneció en vigor en Arabia Saudita.[1] Hoy en día, esta cuestión varía dependiendo del lugar. Con pocas excepciones, las mezquitas de la Península Arábiga, al igual que las de Marruecos, no permiten la entrada a los no creyentes. Por ejemplo, la Mezquita Hassan II, en Casablanca y la mezquita Moulay Ismael, en Mequínez, son las dos únicas en Marruecos abiertas al público en general.[58] Sin embargo, hay también muchos otros lugares en Occidente, así como en el mundo islámico, donde se permite a los no musulmanes entrar a las mezquitas.

Hoy en día, la Masŷid al-Ḥaram y todas las mezquitas de La Meca están reservadas solamente a los musulmanes. Asimismo, la Masŷid an-Nabawī, la ciudad de Medina, en Arabia Saudita y las tierras que la rodean son de acceso no permitido para los no practicantes.[59] Para las mezquitas en otras áreas, se ha tomado como regla más común que los no musulmanes puedan entrar solamente si les ha concedido permiso un musulmán o si tienen una razón legítima. Se espera que todos los visitantes, sin importar su afiliación religiosa, respeten las reglas y el decoro de las mezquitas.[18]

En diferentes períodos y lugares, los no musulmanes que vivían bajo gobierno musulmán debieron demostrar deferencia hacia las mezquitas.[60] En la mayoría de las ciudades de Marruecos, se exigía a los judíos que se quitaran sus zapatos al pasar frente a una mezquita. El viajero alemán Carsten Niebuhr escribió que en el Egipto del siglo XVIII judíos y cristianos debían desmontar ante varias mezquitas para demostrar reverencia a su santidad.[61] También ha habido varios relatos del siglo XIX de judíos perseguidos o asesinados por entrar en mezquitas.[62]

[editar] Véase también

Wikcionario

[editar] Mezquitas notables

[editar] Notas y referencias

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[editar] Enlaces externos

CULTURA9: ¿QUÉ OPINA DEL SIGLO XX?, SIGLO DE ESTUDIOS Y CARRERAS, DE INNOVACIÓN TECONOLÓGICA Y DE MODERNIDAD? DE PREPARACIÓN AL PROGRESO. TAMBIÉN DE STRESS Y PRISAS Y MUCHO TRABAJO. EL COMERCIO GANA TERRENO Y SE LUCHA CONTRA LA POBREZA. HAY AVANCES EN TECNOLOGÍA, MEDICINA Y CIENCIA... JUICIOS DE VALOR. El siglo XX se inició en el año 1901 y terminó en el año 2000. Se caracterizó por los avances de la tecnología; medicina y ciencia en general; fin de la esclavitud en los llamados países desarrollados; liberación de la mujer en la mayor parte de los países; pero también por crisis y despotismos humanos, que causaron efectos tales como las Guerras Mundiales; el genocidio y el etnocidio, las políticas de exclusión social y la generalización del desempleo y de la pobreza. Como consecuencia, se profundizaron las desigualdades en cuanto al desarrollo social, económico y tecnológico y en cuanto a la distribución de la riqueza entre los países, y las grandes diferencias en la calidad de vida de los habitantes de las distintas regiones del mundo. En los últimos años del siglo, especialmente a partir de 1989-1991 con el derrumbe de los regímenes colectivistas de Europa, comenzó el fenómeno llamado globalización o mundialización.

Siglo XX

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Siglos:Siglo XIX Siglo XX Siglo XXI
Décadas:Años 1900 Años 1910 Años 1920 Años 1930 Años 1940
Años 1950 Años 1960 Años 1970 Años 1980 Años 1990
Tabla anual del siglo XX
Desembarco en la playa Omaha en la mañana del 6 de junio de 1944. La Segunda Guerra Mundial fue el mayor conflicto bélico de la historia de la humanidad.
Huella del astronauta Buzz Aldrin en la Luna. Durante el siglo XX dio comienzo la exploración espacial. En 1969 un ser humano pisó el primer cuerpo celeste a parte de la Tierra, la Luna.

El siglo XX se inició en el año 1901 y terminó en el año 2000. Se caracterizó por los avances de la tecnología; medicina y ciencia en general; fin de la esclavitud en los llamados países desarrollados; liberación de la mujer en la mayor parte de los países; pero también por crisis y despotismos humanos, que causaron efectos tales como las Guerras Mundiales; el genocidio y el etnocidio, las políticas de exclusión social y la generalización del desempleo y de la pobreza. Como consecuencia, se profundizaron las desigualdades en cuanto al desarrollo social, económico y tecnológico y en cuanto a la distribución de la riqueza entre los países, y las grandes diferencias en la calidad de vida de los habitantes de las distintas regiones del mundo. En los últimos años del siglo, especialmente a partir de 1989-1991 con el derrumbe de los regímenes colectivistas de Europa, comenzó el fenómeno llamado globalización o mundialización.

Al hacer balance de esta centuria, Walter Isaacson, director gerente de la revista Time declaró: “Ha sido uno de los siglos más sorprendentes: inspirador, espantoso a veces, fascinante siempre”. Según Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra de Noruega, también ha recibido la denominación de “siglo de los extremismos, [...] en el que los vicios humanos han alcanzado niveles abismales”. En su opinión, se trata de “un siglo de grandes progresos [y, en algunos lugares,] crecimiento económico sin precedentes”, si bien las zonas urbanas míseras afrontaron un lúgubre panorama de “hacinamiento y enfermedades generalizadas vinculadas a la pobreza y al ambiente insalubre”.

En los albores del siglo XX, la dinastía manchú de China, el Imperio otomano y varios imperios europeos controlaban gran parte del mundo. Tan solo el Imperio británico dominaba una cuarta parte del planeta y de sus habitantes. Mucho antes de finalizar el siglo, tales imperios habían quedado relegados a los libros de historia. “Para 1945 —indica The Times Atlas of the 20th Century— había terminado la era del imperialismo.”

 

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[editar] Referencias

[editar] Enlaces externos

CULTURA9: ¿QUÉ OPINA DEL SIGLO XIX? ¿CUANDO EMPEZAMOS A TRABAJAR Y NOS TRASLADAMOS A LAS CIUDADES? EL COMERCIO, LA VIDA URBANA. JUICIOS DE VALOR. LA MÁQUINA DE VAPOR, LA POLÍTICA, EL OBRERO Y EL ASALARIADO, LA URBE. LO COSMOPOLITA, LAS GRANDES CAPITALES, EL MOVIMIENTO DE DINERO, LA NUEVA SITUACIÓN DE LA MUJER. LOS PRIMEROS PERIÓDICOS. LA VIDA SOCIAL. EL CAMPO FRENTE A LA CIUDAD. ¿LE GUSTARÍA REPETIR? ¿CÓMO SE VIVÍA MEJOR, ANTES O DESPUÉS DEL SIGLO XIX?. Según el vigente calendario gregoriano el siglo XIX comprende los años situados entre 1801 y 1900. No obstante, es frecuente la concepción de que el siglo XIX comenzó en 1800 y finalizó en el año 1899. De la trilogía de ensayos históricos de Eric Hobsbawm (citados en la bibliografía) se desprende una definición más, de carácter histórico, en la que enmarca al período entre 1789, año de la revolución francesa, y 1914, año de la primera guerra mundial, como el «siglo XIX largo». La historiografía considera al siglo como el comienzo definitivo de la Edad Contemporánea. El adjetivo para referirse a las cosas de este siglo o relacionadas con él es decimonónico pero su uso es, habitualmente, en forma despectiva para referirse a lo caduco. La característica fundamental son sus fuertes cambios. Cambios anunciados y gestados en el pasado pero que se efectuarían, de hecho, en el siglo. Cambios en todos los ámbitos de la vida y el conocimiento. Revoluciones de todas las índoles tendrían su lugar. La ciencia y la economía se retroalimentarían, el término "científico", acuñado en 1833 por William Whewell,[1] [2] sería parte fundamental del lenguaje de la época; la economía sufriría dos fuertes revoluciones industriales, la primera acaecida entre 1750 y 1840, y la segunda entre 1880 y 1914. En política, las nuevas ideas del anterior siglo sentarían las bases para las revoluciones burguesas, revoluciones que se explayarían por el mundo mediante el imperialismo y buscaría alianza con el movimiento obrero al que, para evitar su triunfo, le cederían el sufragio universal; en filosofía, surgirían los principios de la mayor parte de las corrientes de pensamiento contemporáneas, corrientes como el idealismo absoluto, el materialismo dialéctico, el nihilismo y el nacionalismo; el arte demoraría en iniciar el proceso de vanguardización pero quedaría cimentado en movimientos como el impresionismo.

Siglo XIX

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LA CASA DEL CORDÓN DE BURGOS (CASTILLA/ESPAÑA)

EL FERROCARRIL

Máquina de tejer de Atkinson (siglo XIX)

 

Siglos:Siglo XVIII Siglo XIX Siglo XX
Décadas:Años 1800 Años 1810 Años 1820 Años 1830 Años 1840
Años 1850 Años 1860 Años 1870 Años 1880 Años 1890
Tabla anual del siglo XIX

Según el vigente calendario gregoriano el siglo XIX comprende los años situados entre 1801 y 1900. No obstante, es frecuente la concepción de que el siglo XIX comenzó en 1800 y finalizó en el año 1899. De la trilogía de ensayos históricos de Eric Hobsbawm (citados en la bibliografía) se desprende una definición más, de carácter histórico, en la que enmarca al período entre 1789, año de la revolución francesa, y 1914, año de la primera guerra mundial, como el «siglo XIX largo». La historiografía considera al siglo como el comienzo definitivo de la Edad Contemporánea. El adjetivo para referirse a las cosas de este siglo o relacionadas con él es decimonónico pero su uso es, habitualmente, en forma despectiva para referirse a lo caduco.

La característica fundamental son sus fuertes cambios. Cambios anunciados y gestados en el pasado pero que se efectuarían, de hecho, en el siglo. Cambios en todos los ámbitos de la vida y el conocimiento. Revoluciones de todas las índoles tendrían su lugar. La ciencia y la economía se retroalimentarían, el término "científico", acuñado en 1833 por William Whewell,[1] [2] sería parte fundamental del lenguaje de la época; la economía sufriría dos fuertes revoluciones industriales, la primera acaecida entre 1750 y 1840, y la segunda entre 1880 y 1914. En política, las nuevas ideas del anterior siglo sentarían las bases para las revoluciones burguesas, revoluciones que se explayarían por el mundo mediante el imperialismo y buscaría alianza con el movimiento obrero al que, para evitar su triunfo, le cederían el sufragio universal; en filosofía, surgirían los principios de la mayor parte de las corrientes de pensamiento contemporáneas, corrientes como el idealismo absoluto, el materialismo dialéctico, el nihilismo y el nacionalismo; el arte demoraría en iniciar el proceso de vanguardización pero quedaría cimentado en movimientos como el impresionismo.

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[editar] Historia

[editar] Las ciencias

El desarrollo de la medicina se relaciona directamente con los fenómenos migratorios, los hacinamientos en las ciudades y las precarias condiciones de vida de la clase trabajadora propios de la Revolución industrial. Su consecuencia fue la proliferación de enfermedades infecciosas (sífilis, tuberculosis) o relacionadas con la mala alimentación (pelagra, raquitismo, escorbuto). Dichas problemáticas son cruciales para entender el origen de la medicina social de Rudolf Virchow y el sistema de salud pública de Edwin Chadwick que darían lugar a la actual medicina preventiva. La misma Revolución industrial, con el agregado de las numerosas guerras y revoluciones, generarían un desarrollo científico generalizado que contribuiría en la instauración de condiciones técnicas para el triunfo de la asepsia, de la anestesia y la cirugía.

Las Revoluciones Burguesas, promotoras de ciudadanos librepensadores, construyen una nueva medicina científica y empírica, desligada de lo místico y artesanal. Se culmina con la opresión de los viejos cánones éticos del absolutismo y el catolicismo instaurando nuevos cánones, nuevos calendarios. El siglo XIX verá nacer la medicina experimental de Claude Bernard, la teoría de "Omnia cellula a cellula" de Rudolf Virchow, la teoría microbiana, la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin, y la genética de Gregor Mendel.

El siglo se caracteriza por romper definitivamente con la fusión que la Historia había tenido con la literatura. Leopold von Ranke se compromete con una historia crítica y escéptica. Se deja influir por las corrientes filosóficas predominantes del momento, tales como el liberalismo y el nacionalismo llegando a caer incluso en el etnocentrismo, racismo y particularmente en el eurocentrismo. Las reflexiones sobre la sociedad de Saint-Simonianas producen dos tendencias que modificarían las tendencias historiográficas: El Positivismo y el Materialismo histórico, también influido por la dialéctica hegeliana. Ambas entienden que el comportamiento de la historia se encuentra sometido a leyes. La primera concibe el desarrollo de la historia como procesos ordenados, la segunda lo concibe como resultado de los conflictos entre los estratos sociales.

[editar] Entre revolución e imperialismo: Política

En Europa el siglo XIX se caracterizó por el nacimiento de las democracias censitarias y el ocaso de las monarquías absolutas. La revolución Francesa y la posterior era napoleónica ayudarían a expandir las ideas republicanas y liberales. Los monarcas, en el caso de sobrevivir, se convertirían en déspotas ilustrados que actuaban permisivamente con la clase dominante. Surgiría la idea de izquierda y derecha a partir de la revolución francesa. Los políticos se identificarían en Jean Paul Marat y Maximilien Robespierre, o en el Conde de Mirabeau y el Marqués de La Fayette. El transitorio ocaso de las revoluciones en pro de la restauración de las monarquías solo provocaría potenciarlas en oleadas revolucionarias más radicales como la de 1848, hasta el desarrollo de las ideologías sociales y el movimiento obrero, que culminaría en el triunfo de la revolución rusa en el posterior siglo.

La Emancipación de América Latina dio comienzo en este siglo. Los levantamientos indígenas en nombre de Túpac Amaru y de los comuneros de asunción serían antecedentes de una identidad naciente. Identidad que nacería y sería defendida por los grandes próceres latinoamericanos, promotores de la idea de una nación latinoamericana: Francisco de Miranda,José Miguel Carrera, Bernardo O’Higgins, Antonio José de Sucre, Simón Bolívar, José de San Martín, Mariano Moreno, Manuel Belgrano, José Artigas y Juan Pablo Duarte en la República Dominicana. Su revolución, constituida en el marco de las revoluciones burguesas, sería estrictamente latinoamericana. Sus revoluciones fracasarían en buena medida a causa de caudillismos, intereses de las burguesías locales y coimas de las potencias europeas, pero cada uno de ellos sería convertido, a menudo por quienes los traicionaron, en una leyenda. Las fronteras americanas variaron notablemente en todo el siglo y los gobiernos tomarían una estructura bipartidista en donde pululaban los golpes de estado y los fraudes electorales.

África sería objeto de abierto uso y abuso por parte de los imperios Europeos. Cecil Rhodes sería una figura fundamental en el desarrollo del imperialismo británico. También surgiría lentamente el Imperialismo Norteamericano a partir de una aparente inocente doctrina Monroe. Dicho siglo anunciaría la decadencia Imperio otomano que acaecería con la primera guerra mundial. La guerra del Opio humillaría al histórico Imperio chino en sus tratados desiguales y culminaría con la caída de la Dinastía Qing en 1911.

[editar] Hacia la vanguardia: el arte

Artículo principal: Historia del Arte del siglo XIX

El historicismo marca a la nueva arquitectura, que se deja influir por la añoranza al pasado, que encuentra su originalidad en el estudio del pasado origen. Concentraba todos sus esfuerzos en recuperar la arquitectura de tiempos pasados. Al neoclasicismo del pasado siglo le continuó el neogótico, asociada a los ideales románticos nacionalistas. La arquitectura ecléctica, en hace evolucionar a la historicista, combinando variedad de estilos arquitectónicos en una nueva estructura.

El movimiento Arts & Crafts contempló la idea de aprovechar el desarrollo industrial y tecnológico, viendo en el artesano una figura destacable. Con la disolución de sus ideales y la dispersión de sus defensores, las ideas del movimiento evolucionaron, en el contexto francés, hacia la estética del Art nouveau, considerado el último estilo del siglo XIX y el primero del siglo XX.

El romanticismo del siglo XIX fue la antítesis del neoclasicismo. La moderación, el racionalismo, la pública inmoralidad serán tajantemente reemplazados por el exceso, el sentimentalismo, la búsqueda de crear una moralidad cada vez más inalcanzable. Los ideales cimentados por Rousseau, el precursor ideológico del romanticismo, culminarán en la Revolución francesa, que sería el punto de partida para la creación de una nueva época. La revolución será constantemente evocada a lo largo del siglo, junto con ideales como la libertad, la independencia y el nacionalismo, en ese entonces perteneciente a la izquierda política. Los pilares son el individualismo burgués, que quedaría plasmado en el subjetivismo literario; la evasión de la realidad, en pro de la creación de una nueva sociedad mejorada; la exaltación de la naturaleza, en la cual suponían que el Hombre estuvo exento de dramas y dificultades.

Hacia el postromanticismo se gestaría la idea de que la belleza del arte se encuentra en el arte mismo: El arte por el arte. Varias corrientes se consideran postrománticas: El parnasianismo, se caracterizaría por su ruptura con el subjetivismo y con el exceso de sentimentalismo; el simbolismo según definió el propio Jean Moréas es "Enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la descripción objetiva", se encuentra impregnada de intenciones metafísicas, misterio y misticismo; el decadentismo surge por el acto de potenciar a Baudelaire, que buscaba la belleza en lo repugnante, busca revelarse contra la falsa moralidad burguesa.

Otra alternativa al romanticismo fue el realismo, inspirado en los efectos sociales del nuevo capitalismo. Es habitual el uso de la sátira, la denuncia, las temáticas de enfermedad, suciedad, locura, pobreza, vicios y prostitución. El realismo se potenciaría en el naturalismo, más influenciado por el materialismo, el positivismo o el determinismo.

La Pintura del Siglo XIX no estuvo exonerada del quiebre histórico con su historia. Tampoco lo estuvo de la multitud de corrientes de filosofía del arte. También se dejó influenciar por el fenómeno político francés, la ruptura con el tradicional artista que muestra lo que la monarquía y su aristocracia pretende. El mundo no está en orden, y eso pretende mostrar el nuevo arte, al mismo tiempo que propone un nuevo orden: El Romanticismo. Allí donde el neoclasicismo propone una belleza ideal, el racionalismo, la virtud, la línea, el culto a la Antigüedad clásica y al Mediterráneo, el romanticismo se opone y promueve el corazón, la pasión, lo irracional, lo imaginario, el desorden, la exaltación, el color, la pincelada y el culto a la Edad Media y a las mitologías de Europa del norte.

Hacia mediados de siglo hay una vuelta, en cierta forma, al racionalismo como fuente de inspiración. El notorio desarrollo industrial provocado por la Revolución industrial, sus "efectos secundarios" y la frustración con los estímulos revolucionarios de 1848 llevan al artista a olvidarse del tema político y a centrarse en el tema social. El manifiesto realista comprende que la única fuente de inspiración en el arte es la realidad, no existe ningún tipo de belleza preconcebida más allá de la que suministra la realidad, y el artista lo que debe hacer es reproducir esta realidad sin embellecerla.

Los pintores paisajistas ingleses del romanticismo afianzarían las bases sobre las que más adelante trabajarían los impresionistas. De Turner los impresionistas tomarían su gusto por la fugacidad, sus superficies borrosas y vaporosas, el difuminado y la mezcla de colores intensos; pero desecharían el componente sublime, propio de la pintura romántica.

Hacia finales de siglo y comienzo del siglo XX se podía ver una gran variedad de vanguardias. El punto máximo del individualismo implicaba que cada artista debía promover su propia vanguardia, que afirmaba, de carácter universal y verdadero. El postimpresionismo, el puntillismo, el simbolismo pictórico, el expresionismo, el cubismo, el fauvismo, el surrealismo, el futurismo darían cuenta de una sociedad que vive en la revolución por la revolución, la vanguardia por la vanguardia, la universalidad por la universalidad. Una sociedad donde los plazos son cada vez más pequeños, el ritmo cada vez más rápido.

Aunque rompió con la moderación armónica, el Romanticismo no necesariamente funcionó como antítesis del clasicismo. Beethoven (1770-1827), que significó un nexo entre ambos estilos, desarrolló principios heredados de Haydn en término de contraste, al mismo tiempo que extendió temporalmente la forma sonata. Se retomó la tonalidad cromática ampliándola y llegando al extremo, en el Postromanticismo, de suspenderla o creando tonalidad errante generalizada. También fue ampliado el tamaño de la orquesta llegando a extremos utópicos como el de Berlioz. En este siglo se gestaría el culto al pasado, particularmente a Bach y el barroco, por lo que se daría inicio a la interpretación como nueva rama. Hacia mediados de siglo también sería importante el papel del nacionalismo como búsqueda estética.

Hacia fin de siglo se gestaría el Impresionismo, que buscaría su expresión en la ruptura con la tonalidad, buscando en la modalidad como forma búsqueda arcaizante. También se inspiraría en músicas "exóticas", particularmente en la música de gamelán. Rompería con el contraste en favor de la homogeneidad incluso hasta llegar al concepto de música funcional, como es el caso de la pieza experimental de Erik Satie "Musique d'ameublement".

Mientras que el modalismo y escalismo del Impresionismo influenciarían más tarde a los compositores modernistas, el interés por la música con mínimos contrastes influenciaría al Minimalismo. El cromatismo postromántico, por el contrario, ejercería más influencia en el Expresionismo, que desarrollaría el atonalismo Libre y posteriormente el Dodecafonismo.

[editar] Acontecimientos

Manchester, Inglaterra ("Cottonopolis"), 1840, mostrando las chimeneas de las fábricas.

[editar] Ciencia y Tecnología

[editar] Avances en Medicina

[editar] Inventos

[editar] Teorías

[editar] Descubrimientos

[editar] Guerras y revoluciones

El dos de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío.
Categoría principal: Conflictos bélicos del siglo XIX

[editar] Política

La libertad Guiando al pueblo, Eugène Delacroix, 1830

[editar] Desastres

[editar] Cultura

[editar] Economía

[editar] Demografía y estadísticas

[editar] Urbanización en la Europa del siglo XIX

[3]Número de ciudadesPoblación urbana total
 (100 habitantes y más)
(porcentaje)
 
180018501890
180018501890
Europa
Septentrional y occidental
Central
Mediterránea
Oriental
Inglaterra/Gales
Bélgica
Francia
Alemania
Austria/Bohemia
Italia
Polonia
3648781709
105246543
135306629
113292404
1134113
44148356
202661
78165232
53133382
817101
74183215
31732
1016,729
14,926,143,4
7,112,526,8
12,918,622,2
4,27,518
20,340,861,9
18,920,534,5
8,814,525,9
5,510,828,2
5,26,718,1
14,620,321,2
2,49,314,6

[editar] Personas relevantes

[editar] Científicos y humanistas del siglo XIX

MatemáticasHistoriaFilosofía
Artículo principal: Anexo:Filósofos del siglo XIX
Categoría principal: Matemáticos del siglo XIX
Categoría principal: Historiadores del siglo XIX
Categoría principal: Filósofos del siglo XIX
FísicaQuímicaMédicina
Artículo principal: Anexo:Físicos del siglo XIX
Artículo principal: Anexo:Químicos del siglo XIX
Artículo principal: Anexo:Médicos del siglo XIX
Categoría principal: Físicos del siglo XIX
Categoría principal: Químicos del siglo XIX
Categoría principal: Médicos del siglo XIX

[editar] Artistas del siglo XIX

LiteraturaMúsicaPintura
Artículo principal: Anexo:Escritores del siglo XIX
Artículo principal: Anexo:Músicos del siglo XIX
Artículo principal: Anexo:Pintores del siglo XIX
Categoría principal: Escritores del siglo XIX
Categoría principal: Compositores del siglo XIX
Categoría principal: Pintores del siglo XIX
ArquitecturaEscultura
Artículo principal: Anexo:Arquitectos del siglo XIX
Artículo principal: Anexo:Escultores del siglo XIX
Categoría principal: Arquitectos del siglo XIX)
Categoría principal: Escultores del siglo XIX

[editar] Otras personalidades del siglo XIX

ReligiososPolíticosEmpresarios
Artículo principal: Anexo:Políticos del siglo XIX
Artículo principal: Anexo:Empresarios del siglo XIX
Categoría principal: Políticos del siglo XIX
Categoría principal: Empresarios del siglo XIX

[editar] Referencias

  1. William Whewell, Stanford Encyclopedia of Philosophy.
  2. William Whewell La ciencia para todos, Biblioteca Digital
  3. Eric Hobsbawm, "La Era del imperio, 1875-1914", Buenos Aires, 2001, Editorial Planeta, Cuadro 2, pag. 353; a su vez, Jan de Vries, "European Urbanisation 1500-1800", Londres, 1984, cuadro 3.8

[editar] Bibliografía

[editar] Historia Socioeconómica

  • Eric Hobsbawm, "La era de la revolución, 1789-1848"
  • Eric Hobsbawm, "La era del capital, 1848-1875"
  • Eric Hobsbawm, "La era del imperio, 1875-1914"

[editar] Historia Sociocultural

[editar] Enlaces externos