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Agnosticismo

AGNOSTICISMO. EL DEÍSMO. El deísmo es una filosofia religiosa que deriva la existencia y la naturaleza de Dios, de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a través de los elementos comunes de las religiones teístas como la revelación directa, la fe o la tradición. La mención de Dios en este artículo se refiere más a un Creador u Organizador (demiurgo) que al Dios Abrahámico.

Deísmo

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El deísmo es una filosofia religiosa que deriva la existencia y la naturaleza de Dios, de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a través de los elementos comunes de las religiones teístas como la revelación directa, la fe o la tradición. La mención de Dios en este artículo se refiere más a un Creador u Organizador (demiurgo) que al Dios Abrahámico.

Así, uno de los principales postulados de esta filosofía religiosa, esta basada en la creencia de que Dios existe y creó el universo físico, pero no interfiere con él (postulado que incluye a la evolución teísta). Este postulado se relaciona y origina con una filosofía y movimiento religioso que deriva la existencia y naturaleza de Dios por la razón. Por ello no toma posición sobre lo que hace Dios fuera del universo, en contraste con el fideísmo que se encuentra en muchas enseñanzas del cristianismo,[1] islamismo y judaísmo, que sostiene que la religión depende tanto de la revelación de las sagradas escrituras o del testimonio de otra gente.

Los deístas típicamente también tienden a rechazar los eventos sobrenaturales (milagros, profecías, etc.) y a afirmar que Dios no interfiere en la vida de los humanos y las leyes del universo. Por ello, a menudo utilizan la analogía de Dios como un relojero. Lo que para las religiones organizadas son revelaciones divinas y libros sagrados, la mayoría de deístas entiende como interpretaciones inventadas por otros seres humanos, más que como fuentes autorizadas. Los deístas creen que el mayor don divino a la humanidad no es la religión, sino la habilidad de razonar.

El deísmo cobró notoriedad en los siglos XVII y XVIII durante la Ilustración, especialmente en el Reino Unido, Francia y los Estados Unidos, principalmente entre aquellas personas educadas como cristianas que vieron que no podían creer ni en la Trinidad divina, la divinidad de Jesús, los milagros ni en la infalibilidad de la Biblia; pero que sí creían en un solo dios. Inicialmente, no formaron ninguna congregación, pero con el tiempo el deísmo también ha llevado al desarrollo de otros grupos religiosos, tales como el Unitarismo que se convirtió más tarde en el Unitarismo universalista. Continúa hasta la actualidad en la forma de deísmo clásico y deísmo moderno.

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Descripción general [editar]

Los deístas, en general, rechazan la religión organizada y los dioses personales "revelados" argumentando que Dios es el creador del mundo, pero que no interviene de forma alguna en los quehaceres del mundo, aunque esta posición no es estrictamente parte de la filosofía deísta. Para ellos, Dios se revela a sí mismo indirectamente a través de las leyes de la naturaleza descritas por las ciencias naturales.

El deísta no necesariamente negará que alguien pueda recibir una revelación directa de Dios, pero esa revelación será válida sólo para esa persona. Si alguien asevera que Dios se le ha revelado, será una revelación de segunda mano y no habrá obligación de seguirle. Esto implica la posibilidad de que se esté "abierto" a las diferentes religiones como manifestaciones diversas de una misma realidad divina hacia la que tiende nuestra naturaleza biológica, aunque no crea en ninguna en concreto como "verdadera" o "totalmente verdadera".

Para afirmar el uso de la razón en la religión, el deísmo permite utilizar en mayor o menor medida el argumento cosmológico, el argumento teológico y otros aspectos de la llamada «religión natural». Sin embargo, igualmente no excluye que solo se pueda indicar que se cree en Dios, pero aceptando que no se puede probar su existencia, al considerar racionalmente que su creencia está basada solo en fe, y no en una verdad divina.

Las corrientes filosóficas deístas describen a un Dios ajeno a la creación directa de todos los aspectos del mundo, a diferencia de la imagen literal que presentan religiones como el islamismo, cristianismo o judaísmo. Sin embargo, la corriente filosófica deísta al promover el librepensamiento, no pretende establecer ningún precepto ni dogma a seguir. Por lo tanto, un deísta puede considerarse deísta cristiano, deísta judío, deísta musulmán, etc.

Así, El deísta cree en Dios, pero se encuentra fuertemente insatisfecho o no concuerda con todos los postulados de las religiones y se plantea constantemente sus principales afirmaciones. Por ello se considera que el Deísta:

  1. Cree en Dios, pero no acepta los credos de ninguna religión particular.
  2. Cree que la palabra de Dios es el Universo y la naturaleza, pero no cree que esté representada total o parcialmente en libros o escritos considerados sagrados.
  3. Usa la razón para reflexionar acerca de cómo puede ser Dios, en lugar de aceptar que le adoctrinen sobre Él.
  4. Prefiere guiar sus opciones éticas a través de su conciencia y reflexión racional, en lugar de adecuarlo a lo dictado de libros sagrados o autoridades religiosas.
  5. Disfruta de la libertad de buscar la espiritualidad por sí mismo, y sus creencias religiosas no se han formado por la tradición o la autoridad religiosa.
  6. Prefiere considerarse racional o espiritual antes que religioso.
  7. Cree que Dios puede sentirse y/o encontrarse con la misma facilidad fuera que dentro de un templo o construcción religiosa.
  8. Cree que hay creencias básicas religiosas que son muy racionales tras eliminar lo que pueda haber de superstición.
  9. Cree que las ideas religiosas deben reconciliarse y/o adaptarse, y no contradecir a la ciencia.
  10. Cree que la religión y el Estado deben estar separados.

Historia del deísmo [editar]

Las raíces del deísmo están ligadas a los antiguos filósofos griegos y, en especial, a la filosofía aristotélica de la primera causa. Posteriormente este movimiento florece durante el Renacimiento con el soporte de científicos ingleses e italianos, como Galileo y Newton; pero no es hasta la época de la Ilustración, a fines del siglo XVII, que el movimiento deísta llega a su apogeo a partir de los escritos de autores ingleses y franceses, como Thomas Hobbes, John Locke, Jean Jacques Rousseau y Voltaire. Al mismo tiempo con los escritos de los padres fundadores norteamericanos, como John Quincy Adams, Ethan Allen, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, James Madison, George Washington y, sobre todo, Thomas Paine. Concretamente los principios deístas tuvieron un efecto en las estructuras políticas y religiosas de EE.UU., como son la separación de la Iglesia y el Estado, y la libertad religiosa.

Deístas famosos [editar]

Referencias [editar]

Véase también [editar]

AGNOSTICISMO: EL ATEÍSMO. Ateísmo es la doctrina o posición propia del ateo, quien, según el DRAE, niega la existencia de Dios.[1] El Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora comienza su entrada sobre Ateísmo del siguiente modo: Ser ateo, o abrazar el ateísmo, es negar que haya Dios, o negar que haya dioses, o negar que haya alguna realidad que pueda llamarse divina, o todas estas cosas a un tiempo.

Ateísmo

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«Atea» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Atea (desambiguación).

Ateísmo es la doctrina o posición propia del ateo, quien, según el DRAE, niega la existencia de Dios.[1] El Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora comienza su entrada sobre Ateísmo del siguiente modo: Ser ateo, o abrazar el ateísmo, es negar que haya Dios, o negar que haya dioses, o negar que haya alguna realidad que pueda llamarse divina, o todas estas cosas a un tiempo.[2]

En un sentido amplio podría incluirse dentro de la definición de ateísmo, tanto las personas ateas o ateístas, quienes explicitan la no existencia de dioses, como aquellas que, sin creer en su existencia, no tienen evidencia ni convicción para su refutación. En un sentido estricto se excluyen a estos últimos, denominados agnósticos, de la definición de ateos. Los agnósticos rechazan reconocerse como ateos o ateístas ya que consideran inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia.[3]

El término ateísmo incluye a aquellas personas que declaran no creer en ningún dios determinado (ya sea Brahmā, Alá o cualquier otro). Ser ateo o negar la existencia de un Dios o dioses no implica necesariamente no pertenecer a ninguna religión; existen religiones, como el budismo que niegan la existencia de Dios[4] o no mencionan la existencia de dios alguno y que, por consiguiente, son ateas o más correctamente no teístas y que en algunas de sus doctrinas pueden considerarse panteístas.

Los postulados del ateísmo son contrarios a los que sostienen las creencias religiosas e implican una crítica a la religión que se hace recíproca.

La palabra "ateo" a veces es percibida como peyorativa, y hay personas que prefieren el uso de la palabra "ateísta" o "no-teísta".

A pesar de la existencia de elementos religiosos en la conducta de los ateístas, -creen que no existe ningún dios-[cita requerida] y de las comunidades que pueden considerarse ateístas, es importante resaltar que el ateísmo no es una religión por sí mismo, sino una postura filosófica respecto a la existencia de uno o más dioses.[5]

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Etimología (origen de la palabra)

Etimológicamente el término proviene del adjetivo griego αθεος (atheós) , que significa ‘sin dios’ (en cualquiera de los dos sentidos, de no creer en uno o más dioses o de no venerarlos); siendo a la partícula negativa ‘no’ o ‘sin’; y theós: ‘dios’ (literalmente Zeus). Esta letra theta (θ Θ) griega se pronunciaba como la zeta de los españoles; justamente, en el alfabeto fonético la zeta española se representa con esa letra θ. En cambio, la dseda griega (ζ Ζ) se pronuncia como una mezcla de D con Z.

En el idioma inglés, el término atheism fue el resultado de la adopción del francés athéisme en 1587 aproximadamente, el cual a su vez proviene de athée. Posteriormente a la palabra ateísmo se crearon las palabras deísta (1621, en inglés) y teísta (1662, en inglés).

Uso histórico del término

El término ateo tuvo su primer uso en la Roma antigua, para designar a todo aquel que no creyera en los dioses del panteón romano, en particular, y curiosamente a los cristianos.

A raíz de la confluencia de las religiones en el mundo, el sentido etimológico de la palabra tomó todo su significado para aplicarse a todos los dioses, ya que parecía injusto designar ateístas a quienes creían en cierto dios, razón por la cual el término se limitó a las personas que no creyesen en ningún dios. Actualmente ya no se usa el adjetivo ateo para designar a los que no creen en unos dioses aunque crean en otros.

Tipos de ateísmo

El ateísmo se distingue claramente del teísmo por la no creencia en la existencia de dioses. Sin embargo, la variedad y la mezcla de corrientes filosóficas ateístas hace difícil una categorización efectiva. A continuación se expone una categorización según criterios mutuamente excluyentes. A menudo los adjetivos que se adjuntan a la palabra ateísmo tienen una connotación filosófica que convalida o perjudica la validez de la postura en cuestión, y distintos adjetivos son usados a menudo por distintas personas para dar una ventaja teórica a su propia postura. Aquí se mencionan todos los nombres que se dan a las distintas posturas.

Ateísmo fuerte o positivo

Artículo principal: Ateísmo fuerte

Este ateísmo se caracteriza por la negación categórica de la existencia de dioses. Muchas veces argumenta en contra de la existencia de dioses, encontrando explicaciones sociológicas, psicológicas o históricas para el teísmo, distintas de la existencia de dioses. Este es el caso de muchos autores del marxismo y de autores como Ludwig Feuerbach. A menudo también parte del supuesto de que no se debe conceder visos de posibilidad a una proposición arbitraria como la existencia de un dios.

Ateísmo débil o escéptico

Artículo principal: Ateísmo débil

Es la forma más común del ateísmo. No es una creencia en la inexistencia de deidades u otros seres sobrenaturales, sino la ausencia de creencia en los mismos. El marxismo -siguiendo a Kant en su Crítica de la Razón Pura- niega que la categoría de existencia se pueda aplicar a seres o entes ajenos a la experiencia.

Ateísmo agnóstico

Artículo principal: Agnosticismo

Este ateísmo no niega explícitamente la existencia de los dioses, sino que niega únicamente el conocimiento de su existencia, y por esta razón, muchos ateístas no lo clasifican como ateo. Los ateístas agnósticos a menudo argumentan que la carga de la prueba recae sobre quien afirma algo, y no sobre quien deja de creerlo. Por consiguiente, la negación de la existencia de dioses no requiere de una prueba tanto como lo requiere la afirmación de su existencia.

Ateísmo agnóstico fuerte Esta forma de ateísmo agnóstico afirma que no solo es desconocida la existencia de dioses, sino que es imposible de conocer, debido a lo sobrenatural e inalcanzable de la idea de éstos. Ateísmo agnóstico débil Estas personas afirman que a pesar de la falta de conocimiento sobre la existencia de dioses, no hay razón para pensar que este conocimiento sea inalcanzable. Este tipo de ateísmo se divide a su vez según se considere que el conocimiento sobre la existencia de dioses sea interesante. Ateísmo agnóstico débil interesado Es aquél que considera que el conocimiento sobre la existencia de dios es interesante y relevante. Ateísmo agnóstico débil apático Que considera que el conocimiento de la existencia de seres sobrenaturales no es interesante ni relevante. Esta forma de agnosticismo puede derivarse de razones filosóficas o de la mera indiferencia del individuo por lo sobrenatural. Agnosticismo práctico Es el más extendido de todos los formatos de ateísmo y se caracteriza por un consenso implícito de inconveniencia o tabú para la cuestión la existencia de cualquier deidad o sus derivaciones. Su forma habitual es el confinamiento de esa cuestión al ámbito interior de la intimidad personal y la exclusión tácita de toda manifestación exterior, no sólo en las conductas, sino también en el mismo lenguaje, en el habla social.

Aunque formalmente, pueda distinguirse entre agnosticismo y ateísmo, el primero equivale al segundo en la práctica, ya que constituye una negación por exclusión y tabú implícito. La práctica social en muchos países avanzados es de orden agnóstico, por confinamiento del teísmo en las conciencias y exclusión en la exterioridad, proclamando la cuestión religiosa como algo privado de cada ciudadano y no algo público.

Discusión teística

La discusión en torno a la existencia de deidades, ha sido siempre en torno de argumentos a favor o en contra de las mismas. En el contexto contemporáneo, y en Occidente, esta discusión suele centrarse en torno del Dios judeo-cristiano, sobre quien tratan la mayoría de las argumentaciones en el contexto antes mencionado:

Argumento del desacuerdo interreligioso Éste es un argumento usado en las discusiones acerca de la existencia de Dios por parte de los defensores del ateísmo. Consiste en señalar las diferencias y las contradicciones entre las religiones, y consecuentemente señalar que no pueden ser todas ciertas. Una variante de este argumento concluye la falsedad de todas ellas, mientras que otra se limita a negar el sincretismo, con los argumentos ya expuestos. Argumento por la existencia del mal Se conoce con este nombre al argumento con el que se pretende demostrar la inexistencia de Dios entendido en su forma judeo cristiana, al observar una contradicción entre dos de los elementos que se le atribuyen: la bondad, y la omnipotencia. Esto se hace señalando la existencia del mal en el mundo, y señalando que este mal es contrario a la voluntad de Dios y que si Dios fuera omnipotente acabaría con el mal y éste no existiría. Al no ser así, no puede haber una deidad con estas características atribuidas. La respuesta teista a este argumento es que el mal es el resultado de la libertad humana, que debe ser respetada por una autoexigencia del mismo Dios. Argumento por pedido de demostración Es un argumento usado para negar la existencia de Dios por parte de los defensores del ateísmo. Pretende desmentir la base epistemológica de la fe, argumentando que la carga de la prueba recae sobre quienes defienden cierta postura, en particular la existencia de deidades; y que en caso contrario, serían creíbles todas las cosas imaginables. La respuesta teista es la de que el marco demostrativo exigido desde posiciones de ateísmo, no se corresponde con su objeto, que no tiene sentido aplicar métodos de experimentación finitos para nociones infinitas, y si matemáticamente es posible la demostración de infinitud queda abierta la cuestión del infinito; la declaración de inexistencia demostrativa por tanto sería más bien el fruto de una subjetividad de perspectiva de la cognición humana.

Historia del ateísmo

Artículo principal: Historia del ateísmo

Probablemente el ateísmo haya existido desde el origen de las creencias teístas, ya que es difícil que la totalidad de los miembros de una sociedad compartan su pensamiento religioso. A lo largo de la historia, las opiniones teístas ligadas a la religión han tenido generalmente una posición predominante en las sociedades. Los oponentes de estas posturas no han tenido siempre la oportunidad de expresar sus puntos de vista en público. Por eso en distintos momentos históricos, es raro encontrar puntos de vista ateístas en manuscritos u otros referentes históricos.

Antigüedad

Tiene relevancia la escuela Chárvaka, por el nombre de su fundador, una escuela surgida en la India en torno al siglo VI a. e. c., que defendía una interpretación filosóficamente ateísta y materialista del mundo, y cuya interpretación del origen de la religión y del papel del clero se parece a la del ateísmo occidental moderno. Enfrentada con posturas religiosas fuertemente organizadas, sus escritos fueron destruidos de manera sistemática y solo han sobrevivido fragmentos enmarcados en textos hostiles.

En la antigua Grecia vivieron muchos filósofos ateos que no aprobaban la religión que dominaba su sociedad. La mayoría tenía una postura materialista, según la cual todas las cosas son esencialmente materiales; incluso los fenómenos «espirituales» tendrían una base material, por lo que no sería necesario ningún dios. En el siglo V a. e. c., el término «ateo» adquirió un significado adicional, expresando una falta total de relación con los dioses; esto es, ‘negador de los dioses, incrédulo, irreligioso, antirreligioso, sacrílego’, con una connotación más parecida a nuestro término actual ‘impío’. Un término menos peyorativo en esa época era asebēs.

Entre los primeros filósofos en negar la existencia de los dioses, fueron algunos sofistas griegos, siendo el primero Protágoras[6] (480-410 a. e. c.), quien fue exiliado de Atenas por ateísta; también Diágoras de Melos y Critias. Otros filósofos griegos tuvieron un enfoque más práctico del ateísmo. Demócrito (460-370 a. e. c.), que fue el primero en pensar que la realidad estaba compuesta por átomos y vacío, pensaba que la inexistencia de los dioses se seguía de la existencia de mejores explicaciones para el mundo real, postulando su visión de un universo compuesto por átomos. Hubo otros materialistas como Epicuro (341-270 a. e. c.) y su seguidor romano Lucrecio (98-55 a. e. c.), que aunque no negaban explícitamente la existencia de las divinidades, sostenían que no tendrían ninguna interacción con las actividades humanas.

Como sustantivo abstracto, existía también atheotēs (‘ateísmo’). El escritor y político romano Cicerón (106-43 a. e. c.) transcribió atheós al latín atheus. Ésta palabra tomó un significado ambivalente en el Imperio Romano, en las discusiones entre cristianos y «paganos» (desde el siglo II de nuestra era); cada grupo atribuía el término athéoi al otro.

Edad Media

Durante la Edad Media en Europa el ateísmo filosófico o teórico (otra cosa es el indiferentismo práctico) fue un fenómeno socialmente minoritario limitado a personas singulares o a algunos grupos filosóficos.[7]

Del Renacimiento al siglo XIX

El materialismo y la resistencia a la iglesia católica fue la marca del humanismo renacentista (1400-1500). La visión ateísta reaparece recién en algunos filósofos renacentistas, como Pietro Pomponazzi.

Las palabras ateo y ateísmo empezaron a emplearse en francés a partir del siglo XVI.

Durante la era de la Ilustración, el ateísmo tuvo una promoción importante (1688-1789), con el barón Paul d’Holbach y Julien Offray de La Mettrie. La situación empezó a liberalizarse hacia 1700. Entre otros, Denis Diderot afirmó que el mundo se podía explicar sin ninguna hipótesis divina. Los desarrollos de la física y la matemática condujeron también a abrir un debate acerca del determinismo, postura que en su momento fue considerada proateísta. (Laplace, 1749-1827).

El ateísmo aumentó sustancialmente en el siglo XIX, paralelamente al desarrollo de la ciencia natural y la filosofía positivista. En este sentido cobró importancia la teoría de la evolución por selección natural de Charles Darwin, quien era un agnóstico, en cuanto a que ofreció una explicación del orden en la Naturaleza basada en un mecanismo natural. En esta época se desarrollaron los regímenes liberales, surgidos de los ideales de la Revolución Francesa, que empezaron a garantizar la libertad de conciencia, dejando progresivamente de ser las posiciones ateístas, o simplemente heterodoxas, objeto de persecución.

El ateísmo fue desarrollado por filósofos de la izquierda hegeliana como Ludwig Feuerbach y se convirtió en un aspecto básico del materialismo dialéctico de los filósofos alemanes Karl Marx y Friedrich Engels (quienes fundaron su opinión materialista en las de Demócrito y Epicuro), así como en el positivismo de Auguste Comte y el materialismo científico-natural de Félix Le Dantec. La defensa más radical del ateísmo fue desarrollada por los fundadores del anarquismo, más en concreto por Mijaíl Bakunin, que llamaba a la "destrucción" de la idea de "dios" en su obra Dios y el Estado:

Amantes y envidiosos de la libertad humana, y considerándola como la condición absoluta de todo lo que adoramos y respetamos en la humanidad, doy vuelta la frase de Voltaire y digo: si dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer.

Max Stirner (seudónimo de Johann Kaspar Schmidt, contemporáneo de Marx) publica en 1844 El único y su propiedad, obra que será idolatrada y odiada, en la cual, con un ateísmo sin medias tintas critica a Feuerbach, Bauer y a los comunistas, hace tabla rasa de toda la filosofía precedente y de los fantasmas de la irracionalidad, propugnando un extremo individualismo y adoptando incluso el propio término egoísmo. Friedrich Nietzsche, importante filósofo nihilista, y gran crítico del cristianismo, estaba atraído a la obra de Stirner, tanto que temía ser acusado de plagio; en sus obras La gaya ciencia y Así habló Zaratustra hace explícita la frase 'Dios ha muerto'[8] y en la obra El Anticristo expone la perversión que ha sufrido el cristianismo. También fue notable el pensamiento de Arthur Schopenhauer (1788-1860), que algunos definen como «el ateísmo de la desesperación».

Debe señalarse la importancia que el libro El origen de las especies de Charles Darwin (1809-1882) y la aceptación generalizada de la teoría de la evolución van a suponer para el cuestionamiento de la creación divina del hombre y de las distintas especies animales, una de las razones que justificaba satisfactoriamente la existencia de Dios, y el consecuente reforzamiento de posiciones tanto ateas o ateístas como agnósticas.

Siglo XX y XXI

'A' escarlata, símbolo del movimiento ateo OUT Campaign de Richard Dawkins

Con el surgimiento de los estados socialistas, nacidos de la Revolución de Octubre, el ateísmo pasó de ser una postura minoritaria a ser una política de Estado. Principalmente en la Unión Soviética, y en los países firmantes del Pacto de Varsovia, el afán del estado por imponer el ateísmo materialista derivado del marxismo fue causa de persecución para las diversas religiones practicadas en esos países.

Contrapuestos a estos estados, la mayoría del resto de los países del mundo institucionalizaron la separación de la Iglesia y el Estado, declarando el estado laico, siendo los países árabes la principal excepción. A lo largo del siglo XX ciertos países del bloque socialista adoptaron la laicidad en favor del ateísmo de estado.

El siglo XX también vio enormes avances en la ciencia, y el ateísmo o el escepticismo se convirtieron en las posiciones más comunes entre los científicos.

Notables pensadores ateístas del siglo XX son el novelista Albert Camus, la filósofa y novelista Ayn Rand, el filósofo Jean-Paul Sartre y el matemático y filósofo Bertrand Russell.

Con la caída del bloque socialista en los años 90 del siglo XX, las religiones en los antiguos países socialistas retomaron parte de su antigua importancia, si bien el ateísmo continúa siendo muy común en estos países.

A caballo entre los siglos XX y XXI personajes como Richard Dawkins (etólogo), Peter Atkins (químico), Sam Harris (escritor), Christopher Hitchens (escritor), Piergiorgio Odifreddi (matemático), Michel Onfray (filósofo), Gustavo Bueno (filósofo) y Fernando Savater (filósofo)[9] entre muchos otros, mantienen posiciones más o menos activas que pueden considerarse ateas, en defensa de la ciencia y el humanismo vitalista, frente a la intervención e influencia de las distintas iglesias y en defensa de los derechos de los ateos que consideran menoscabados.

Moralidad y filosofía

El teísmo condena por lo general al ateísmo como inmoral, por no aceptar el fundamento de la moral teísta: los mandatos morales de la divinidad. La diferencia fundamental entre la moralidad teísta y la ateísta, es que la primera emana de la autoridad divina, mientras que la segunda es el producto de reflexiones personales o de la simple obediencia de las normas sociales.

Algunos teístas consideran al ateísta incapaz de integrarse correctamente a la sociedad, por no someterse a los mismos principios morales que comparte la mayoría teísta, o incluso por el hecho de no creer; y en algunos casos, los ateístas afirman que la moralidad teísta no fue correctamente razonada. La mayoría de los ateístas rechaza acusaciones teístas, y consideran su propia moralidad, de carácter generalmente racional, como más válida que la moralidad teísta.

Estadísticas

Porcentaje por países de ciudadanos de la Unión Europea que marcaron en 2005 la casilla «creo que existe un Dios».

En 1914, James H. Leuba publicó que el 58% de 1.000 científicos estadounidenses expresaron «escepticismo o duda en la existencia del dios judeo-cristiano». El estudio se repitió en 1996, y produjo un porcentaje similar de 61 %. En cambio entre los científicos de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos ese número es de 93 % (según la revista Nature, n.º 386, pág. 435-436).

Según el Britannica Book of Year, en 1994 en el mundo había 1.154 millones de ateístas y agnósticos. La World Christian Encyclopedia anunció que en el año 2000 había 262 millones de ateístas y 1.071 millones de agnósticos.

Según la obra de J. Baubérot (dir.) Religion et laïcité dans l'Europe (‘religión y laicismo en Europa’) un cuarto de la población europea sería «no religiosa». El 5% de los europeos serían ateístas convencidos.

La edición del Eurobarómetro de febrero de 2005 revela que para el conjunto de la Unión Europea (incluidos países en trámite de incorporación) es un 18% el que elige la opción «no creo que exista ningún espíritu, Dios o fuerza vital», frente al 52% que cree que existe un Dios (ver mapa). La mayoría de los restantes creen que existe «alguna clase de espíritu o fuerza vital». En un extremo se sitúan los franceses, con un 33% de ateístas, los checos, con un 30% o belgas y holandeses con un 27%. En el opuesto están Polonia, Irlanda o Rumania.

Se muestran además diferencias por sexos, clases de edad, orientación política y nivel cultural, siendo las mujeres, los mayores, los que se consideran de derechas y los formalmente menos instruidos los que en mayor porcentaje declaran creer en Dios. Por otra parte, los resultados de una encuesta de la Fundación Santa María, vinculada a una orden católica, indican que un 28% de los jóvenes españoles niegan la existencia de Dios.

Véase también

Referencias

  1. Definición de 'Ateo' de la RAE
  2. Diccionario de Filosofía (Vol A-D) p.259, José Ferrater Mora. Ariel Referencia, Barcelona, 1994, ISBN 84-344-0500-8 (oc)
  3. RAE, Agnosticismo
  4. Díez de Velasco, Francisco. Introducción a la Historia de las Religiones, Trotta, 1998, ISBN 84-8164-232-0, pág. 374
  5. Dios no existe: la argumentación filosófica a favor del ateísmo, Michael Neumann, SP, 25/09/2009
  6. De los dioses no sabre decir si los hay o no los hay, pues son muchas las cosas que prohíben el saberlo, ya la oscuridad del asunto, ya la brevedad de la vida humana, en la obra 'Acerca de los dioses', transcrita por Diógenes Laercio. entrada 'Protágoras de Abdera' , Diccionario de José Ferrater Mora, p.2937, Ariel, Barcelona, 1994, ISBN 84-344-0500-8(oc)
  7. Ateísmo. Estudio filosófico, en Enciclopedia GER
  8. Nietzsche, Friedrich, La gaya ciencia, sección 125
  9. Quede claro que, si finalmente hay que elegir campo, estoy de su lado y no del de quienes están en posesión de la autoridad divina, en Savater, Fernando, La vida eterna, Ariel, 2007, ISBN 978-84-344-5309-8, p. 195

Bibliografía

Enlaces externos

Commons

Wikcionario

Wikiquote

AGNOSTICISMO. El agnosticismo (del griego α- a-, sin + γνώσις gnōsis, conocimiento) es aquella postura filosófica o personal que, a grandes rasgos, considera inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende o va más allá de lo experimentado o experimentable. El agnosticismo es una doctrina basada en observaciones y experiencias, y por lo tanto declara como inaccesible todo fenómeno que escape de la experimentación o reproducibilidad. En otras palabras, para un agnóstico, el valor de verdad de ciertas afirmaciones (particularmente las metafísicas respecto a la teología, el más allá, la existencia de Dios, dioses, deidades, o una realidad última) es incognoscible o, dependiendo de la variante de agnosticismo, imposible de adquirir su conocimiento debido a la naturaleza subjetiva de la experiencia.

Agnosticismo

De Wikipedia, la enciclopedia libre

No confundir con gnosticismo.
Mapa porcentual de ateos y agnósticos a nivel mundial, Actualización del Mapa de Zuckerman 2006.

El agnosticismo (del griego α- a-, sin + γνώσις gnōsis, conocimiento) es aquella postura filosófica o personal que, a grandes rasgos, considera inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende o va más allá de lo experimentado o experimentable. El agnosticismo es una doctrina basada en observaciones y experiencias, y por lo tanto declara como inaccesible todo fenómeno que escape de la experimentación o reproducibilidad. En otras palabras, para un agnóstico, el valor de verdad de ciertas afirmaciones (particularmente las metafísicas respecto a la teología, el más allá, la existencia de Dios, dioses, deidades, o una realidad última) es incognoscible o, dependiendo de la variante de agnosticismo, imposible de adquirir su conocimiento debido a la naturaleza subjetiva de la experiencia.

En algunas versiones (como el agnosticismo débil) esta falta de certeza o conocimientos es una postura personal relacionada con el escepticismo. En otras versiones (como el agnosticismo fuerte) se afirma que el conocimiento sobre la existencia o no de seres superiores no sólo no ha sido alcanzado sino que es inalcanzable. Finalmente hay versiones (apateísmo) en las cuales se afirma que la existencia o no de seres superiores, no sólo no es conocida sino que es irrelevante. En general, los agnósticos consideran que las religiones no son una parte esencial de la condición humana, pero sí de la cultura y de la historia humana.

Icono popular del Agnosticismo.

Quienes profesan el agnosticismo no son necesariamente antirreligiosos, siendo el tipo ideal de agnóstico respetuoso con todas las creencias que proceden de una reflexión individual y honesta. El agnóstico entiende las creencias sobrenaturalistas sólo como una opción personal de cada individuo, que él no comparte.

Los servicios de investigación demográfica normalmente incluyen a los agnósticos en la misma categoría que los ateos y personas no religiosas, aunque esto puede ser engañoso dependiendo del número de agnósticos teístas que se identifican primero como agnósticos y en segundo lugar como seguidores de una religión particular.

En pocas palabras, el agnóstico no niega la existencia de un dios, sólo dice que ésta no es demostrable.

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Etimología [editar]

El término Agnóstico fue introducido por Thomas Henry Huxley en 1871 para describir su filosofía que rechaza el gnosticismo, por el cual no rechazaba sólo a ese grupo religioso del primer milenio, sino a todos los grupos que afirmaban tener un conocimiento oculto o místico.

Los primeros líderes de la iglesia cristiana utilizaron la palabra griega "gnosis" (conocimiento) para describir el “conocimiento espiritual.” El agnosticismo no debe ser confundido con las visiones religiosas que se oponen a la doctrina del gnosticismo - éstos son conceptos religiosos que no se relacionan generalmente con el agnosticismo. Huxley utilizó el término en un sentido amplio. No debe confundirse con Nosticismo.-

Definición según Thomas Henry Huxley [editar]

En el libro "Aphorisms and Reflections" escrito por Henrietta A. Huxley, esposa de Thomas Henry Huxley, ella recoge múltiples volumenes de notas y ensayos del señor Huxley ,[1] quien acuñó el término "Agnosticismo". En dichas notas se encuentra un parrafo donde Thomas Henry Huxley define con claridad lo que significaba el término para él:

Agnosticismo, de hecho, no es un credo, sino un método, la escencia en la que se sustenta la aplicación rigurosa de un solo principio. [2]

Y más adelante en el mísmo párrafo:

El principio puede ser expresado positivamente: En asuntos intelectuales, sigue tu razón tan lejos como te lleve sin importar ninguna otra consideración. Y negativamente: En asuntos intelectuales, no pretendas que son ciertas las conclusiones que, o no son demostrables, o no han sido demostradas. Esto entiendo como signíficado de la fé Agnóstica, que si un hombre mantiene completa e incorrupta, no deberá sentir verguenza de mirar al universo a la cara, cualquiera que sea el futuro deparado para él. [3]

Variaciones y tipos de agnosticismo [editar]

El agnóstico suele separar las posturas religiosas entre "conocer" y "creer". Para él, una persona religiosa se distingue de una atea por el hecho de que el religioso "cree" y el ateo "cree que no". Así, el agnóstico se aparta de estas posturas indicando que unos y otros (religiosos y ateos) afirman un nivel de conocimiento sobre la realidad superior que él no comparte. En cambio, para el religioso no se puede hacer esta separación: la afirmación "creo en Dios" implica "conozco que Dios existe".

 

 Cree que existe al menos un diosCree que los dioses no existenNo tiene opinión alguna sobre la existencia de los diosesCree que los dioses son irrelevantes
Cree que se puede probar su (no) existencia, y se conoce alguna pruebaDeísmoAteísmo fuerteAteísmo débilApateísmo
Cree que se puede probar su (no) existencia, pero actualmente no se conoce ninguna pruebaDeísmo // Agnosticismo débilAteísmo fuerte // Agnosticismo débilAteísmo débil // Agnosticismo débilApateísmo // Agnosticismo débil
Cree que no se puede probar su (no) existenciaDeísmo // Agnosticismo fuerteAteísmo fuerte // Agnosticismo fuerteAteísmo débil // Agnosticismo fuerteApateísmo // Agnosticismo fuerte
Cree que las pruebas de (no) existencia son irrelevantesApateísmo // TeismoApateísmo // Ateísmo fuerteApateísmo // Ateísmo débilApateísmo // Posiblemente Ateísmo débil


Algunas variantes del agnosticismo incluyen:

  • Agnosticismo fuerte: es una afirmación categórica sobre el conocimiento de realidades superiores indicando que estas no son cognoscibles, y que los seres humanos no están equipados para descubrir la existencia de tales realidades o para probar su inexistencia.
  • Agnosticismo débil: se considera una opción personal. Es la persona que afirma que no tiene conocimiento o certeza sobre la realidad superior.
  • Agnosticismo apático: conocido también como apateísmo es la visión de que las realidades superiores, aún de existir, no cambian en nada a la condición humana y por lo tanto las religiones son irrelevantes o accesorias.
  • Agnosticismo interesado: aquel que considera que el conocimiento de la existencia de deidades es relevante para el ser humano, en oposición al Agnosticismo apático, que considera lo contrario. Por lo general este interés se justifica argumentando la gran relevancia que tendría tanto la existencia de deidades, como su inexistencia para el papel que desempeña el hombre en el mundo.
  • Agnosticismo modelo: apunta a que las preguntas filosóficas y metafísicas no son verificables fehacientemente sino un modelo maleable de pensamiento que debe basarse sobre la racionalidad. Esta rama del agnosticismo no se enfoca en la existencia de deidades.
  • Ignosticismo: Algunos filósofos han visto el ignosticismo como una variación de ateísmo o agnosticismo, mientras que otros han considerado que es distinto. Según las definiciones de Theodore Drange los ignósticos no son ni ateos ni agnósticos. Una simplificación máxima en la materia establece que un ateo diría, "No creo que Dios exista", un agnóstico diría, "No sé si Dios exista o no", y un ignóstico diría que, "No sé qué se quiere decir cuando se dice Dios existe".

Algunas opiniones filosóficas [editar]

Entre los más famosos agnósticos (en el sentido original) se encuentran Thomas Henry Huxley, Thomas Alva Edison, Charles Darwin, Marie Curie y Bertrand Russell. A partir de los trabajos de David Hume, especialmente Dialogues Concerning Natural Religion (Diálogos con respecto a la religión natural), se piensa que él era agnóstico, aunque es un tema que sigue en debate.

La posición agnóstica es visible en varios filósofos post-kantianos, que mantienen que la razón que pretende hablar de lo incondicionado cae en contradicción, tanto para demostrar la existencia de Dios como para negarla.

Thomas Henry Huxley [editar]

Thomas Henry Huxley.

Las posturas agnósticas son tan antiguas como el escepticismo filosófico, pero el término «agnosticismo» fue acuñado por el biólogo Thomas Henry Huxley (abuelo del conocido novelista inglés Aldous Huxley) en una reunión de la Sociedad Metafísica en 1869. En ella definió a los agnósticos como a las personas que niegan tanto el ateísmo como el teísmo y que aseguran que no es posible hallar respuesta a la duda metafísica de la existencia de un poder superior o Dios. En una carta a un amigo escribe:

Yo no afirmo ni niego la inmortalidad del hombre. No veo razón para creer en ella pero tampoco tengo ningún medio para desaprobarla. No tengo objeciones a priori a esa doctrina. Nadie que tenga que lidiar día a día con la naturaleza puede meterse en el brete de las dificultades a priori. Dame alguna evidencia que justifique mi creencia en cualquier cosa y yo creeré. ¿Y cómo no habría de creer? No sería más maravilloso que la conservación de la energía o la indestructibilidad de la materia. [...] No tiene sentido que me hables de analogías y probabilidades. Yo sé a qué me refiero cuando digo que creo en la ley de los cuadrados inversos, y no basaré mi vida y mis esperanzas en alguna convicción más débil.
Huxley, en carta a Charles Kingsley del 23 de septiembre de 1860

Desde entonces el término 'agnóstico' también ha sido usado para designar aquella persona que, aunque no considera que sea incognoscible la existencia de Dios, cree que las evidencias a favor y en contra de la existencia de una deidad no resultan concluyentes, por lo que se muestra indecisa sobre el tema.

Por naturaleza tengo la antipatía más grande posible contra el ateísmo. Y sin embargo sé que yo —a pesar de mí mismo— soy exactamente lo que un cristiano llamaría un ateo. No puedo ver ni una sombra de evidencia acerca de que lo desconocido que se esconde tras los fenómenos del universo tenga algo que ver con nuestra relación con un Padre que nos ama y nos cuida, como dicen los cristianos. Así que con respecto a los demás dogmas cristianos —como la inmortalidad del alma y el castigo y recompensa futuros— ¿qué voy a objetar yo —que me siento compelido a creer en la inmortalidad de lo que llamamos materia y energía y a creer en un inconfundible estado actual de castigos y recompensas por nuestras acciones— qué voy a objetar contra esas doctrinas? Dame una pizca de evidencia y estoy listo para saltar a tu lado.
Huxley, en carta a Charles Kingsley del 6 de mayo de 1863

Con respecto al origen del término «agnóstico» para describir su actitud, Huxley da la siguiente explicación:

Por eso inventé el título que me pareció más apropiado: «agnosticismo». Me vino a la cabeza como la antítesis del gnosticismo que apareció al principio de la historia de la iglesia. Los gnósticos pretendían saber tanto justamente acerca de las cosas que yo más ignoro. Para mi gran satisfacción el término tuvo éxito.
Huxley, Ensayos escogidos, pág. 237-239.

Se considera que el agnosticismo de Huxley es una consecuencia natural de las condiciones intelectuales y filosóficas de 1860, en que la intolerancia religiosa estaba tratando de impedir los descubrimientos científicos que parecían chocar contra una lectura literal de la Biblia (en especial del libro del Génesis) y otras doctrinas cristianas establecidas. Sin embargo el agnosticismo no se debe confundir con el deísmo, el panteísmo u otras formas científicas positivistas de teísmo.

En temas intelectuales, sigue tu razón tanto como puedas, sin tener ningún otro tipo de consideración. Y negativamente: en temas intelectuales, no finjas que es cierta ninguna conclusión que no haya sido demostrada o sea demostrable.
Huxley, Agnosticismo, 1889

Charles Darwin [editar]

Retrato de Charles Darwin por Julia Margaret Cameron

En 1879, cuando Darwin estaba escribiendo su autobiografía, le llegó una carta preguntándole si él creía en el Dios Yahvé, y si el teísmo y la evolución eran compatibles. Él replicó que «un hombre puede ser un ardiente teísta y un evolucionista», citando como ejemplos a Charles Kingsley y Asa Gray; con respecto a él, dijo que «nunca había sido ateo en el sentido de negar la existencia de un Dios». Agregó: «Creo que en general (y más cuanto más viejo me hago) aunque no siempre, creo que "agnóstico" sería una descripción correcta de mi pensamiento».

El jueves 28 de septiembre de 1881 Darwin recibió la visita de dos conocidos ateos: Ludwig Büchner y Edward Aveling. Estaba presente Brodie Innes, un religioso amigo de la familia.

Darwin explicó sagazmente que «el reverendo y yo hemos sido medio amigos por treinta años. Nunca hemos estado de acuerdo en ningún tema: más bien nos miramos y cada uno piensa que el otro debe estar muy enfermo». En la charla después de la cena, Darwin les preguntó a sus invitados: «¿Por qué se hacen llamar ateos?», explicando que él prefería la palabra agnóstico. Aveling replicó que «un agnóstico no era sino un ateo elástico, y un ateo no era sino un agnóstico agresivo». Darwin respondió: «¿Y por qué tienen que ser tan agresivos?», preguntándose qué iban a ganar imponiendo esas nuevas ideas en la gente, cuando la libertad de pensamiento estaba «más que bien» para las personas educadas, pero si la gente ordinaria «estaría madura para ello».

Aveling respondió que si «las revolucionarias verdades de la selección natural y sexual hubieran sido confinadas sólo para las pocas personas sensatas» y él «habría demorado la publicación del Origen de las especies, ¿dónde estaría el mundo en este momento?». Seguramente su propio ilustrativo ejemplo había alentado a los librepensadores a «proclamar la verdad desde los techos de las casas». Darwin en ese momento aceptó que «el cristianismo no está apoyado en evidencias», pero que él no estaba dispuesto a forzar esa idea en nadie, ya que de hecho «yo no abandoné el cristianismo hasta que tuve cuarenta años de edad».

Bertrand Russell [editar]

El panfleto de Bertrand Russell Por qué no soy cristiano, basado en una conferencia que dio en 1927, se considera un manifiesto clásico de la creencia agnóstica. El ensayo presenta brevemente las objeciones de Russell a algunos de los argumentos sobre la existencia de Dios y del átomo, como herencia extraterrestre y luego presenta una discusión acerca de sus objeciones morales a las enseñanzas cristianas. Luego le pide a sus lectores que se paren «sobre sus dos pies y dirijan una mirada cruda y directa al mundo [...] con una actitud sin miedo y una inteligencia libre».

En el otro panfleto posterior de Russell ¿Soy ateo o agnóstico? (subtitulado «Un ruego de tolerancia ante los nuevos dogmas»), él confirma que es un agnóstico en el sentido filosófico de que no puede creer la verdad de la existencia o no existencia de Dios. Sin embargo en el mismo ensayo admite que la manera más clara de presentarse ante una audiencia no filosófica sería como ateo.

Agnósticos Famosos [editar]

Entre algunos agnósticos famosos encontramos a: David Hume, Warren Buffett, Protágoras, Carl Sagan, Karl Popper (filósofo), naturalistas como David Attenborough, Premio Nobel como Milton Friedman (economía) y Francis Crick (medicina), y creadores como Matt Groening (Los Simpson), Bob Reynols, Ozzy Osbourne, la actual Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, King Diamond Mercyful Fate.

Véase también [editar]

Notas [editar]

  1. Huxley, Henrietta A.. «Prefasio», Aphorisms and Reflections, Parrafo 3, p. 12. ISBN 1419107305.
  2. Huxley, Henrietta A.. «Prefasio», Aphorisms and Reflections, CXLII [C.E.v 245], Al final de la página, p. 41. ISBN 1419107305.
  3. Huxley, Henrietta A.. «Prefasio», Aphorisms and Reflections, CXLII [C.E.v 245], Al inicio de la página, p. 42. ISBN 1419107305.