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RELIGIÓN Y RELIGIONES3: ESTADO DE ÁNIMO Y RELIGIÓN Y CULTURA YA QUE LA RELIGIÓN ES UNA CULTURA (CONJUNTO DE CONOCIMIENTOS ADQUIRIDOS). El estado de ánimo es un estado emocional que permanece durante un período relativamente largo. Se diferencian de las emociones en que son menos específicos, menos intensos, más duraderos y menos dados a ser activados por un determinado estímulo o evento.[1]

Cómo Cambiar el Estado de Ánimo

Es un poder tiránico el estado de ánimo

 

 

Algunos días la gente se levanta de la cama con “la depre”; ese lamentable estado de ánimo que todos llegamos alguna vez a experimentar que hace que todo el día nos vaya mal.

El estado de ánimo depende de la mente, es decir lo que piensa y siente una persona y su funcionamiento físico.

La conexión mente cuerpo permite que los pensamientos y emociones se expresen con el cuerpo.

La mente tiene la capacidad de cambiar de un estado a otro en forma inmediata y cuando eso sucede, todo alrededor también cambia.

La mente guía al cuerpo y éste la acompaña y las emociones de preocupación, miedo, dolor, desesperanza, odio, resentimiento, etc. se reflejan en el rostro.

Si nos levantamos con el pie izquierdo, las experiencias placenteras del pasado nos pueden ayudar en el presente a recuperar el estado de ánimo normal porque representan un recurso para levantar el ánimo.

Ponerse en un estado de más recursos es una forma de salir de estados emocionales negativos y recobrar un estado normal.

El método de Programación Neurolingüística llama libertad emocional a la posibilidad de cambiar de estado de ánimo voluntariamente; y las personas que lo logran pueden experimentar los vaivenes de su existencia pero sin quedarse fijados al sufrimiento.

No sólo podemos reaccionar frente a lo que nos pasa sino que además podemos influir en nuestros estados de ánimo y cambiarlos, porque todo depende de nuestra interioridad.

Las emociones se pueden inducir haciendo que una persona las recuerde.

Por ejemplo, se puede volver a sentir miedo recordando una situación de peligro, odio evocando a alguien que nos ha dañado y alegría recordando un momento feliz.

Todos podemos evaluar cómo está el otro con sólo mirarlo detenidamente y conversar algunas palabras con él, porque la mala onda se puede extender hasta el interlocutor y hasta contagiarlo.

Una persona expresa con todo el cuerpo cuando está enojada, deprimida o alegre y hasta cuando está mintiendo. No se necesita ser psicólogo para darse cuenta, si se presta algo de atención a las señales que emite el cuerpo.

En las relaciones interpersonales, saber interpretar estas señales, puede mejorar notablemente los vínculos.

Los estados emocionales influyen en el comportamiento y controlar esos estados es la clave.

Tenemos que aprender a desconectarnos de estados de ánimos negativos que nos provocan ciertas actividades, que nos condicionan y nos perturban todas las áreas de la existencia.

Por ejemplo, si se desea no contaminar la vida familiar con problemas del trabajo.

La Programación Neurolingüística nos dice que para controlar los estados de ánimo hay que tener equilibrio y cordura.

Si asociamos un estímulo a un estado psicológico deseado, ese estímulo solo, es el “ancla” que traerá consigo el recuerdo de ese estado.

Esto sucede continuamente, cuando suena el despertador hay que levantarse, cuando un olor particular remite a una experiencia de la infancia, o cuando una melodía recuerda un romance.

Un ancla es cualquier cosa que atrae consigo un estado emocional en forma espontánea.

Pero podemos crear anclas voluntariamente repitiendo la asociación del ancla con el estado emocional deseado; o sin necesidad de repetirla, de una sola vez si la emoción es lo suficientemente fuerte y se enlaza al ancla en el momento adecuado.

Las palabras pueden utilizarse como anclas pero también algunos sitios, como por ejemplo los lugares cerrados que suelen convertirse en anclas para las personas que sufren claustrofobia, porque evocan la emoción de pánico

Revertir esa asociación puede controlar el efecto de los lugares displacenteros para los fóbicos, por ejemplo, evocando recuerdos de emociones intensas de libertad al aire libre cuando están en un ascensor.

Se pueden elegir las asociaciones que se deseen para enfrentar cualquier situación de la vida que resulte rechazante, eligiendo el estado emocional deseado y luego asociándolo con un ancla para poder traerlo a la mente cuando se desee.

El ancla puede ser cualquier cosa, el chasquido de los dedos, una palabra, un amuleto, una oración, etc.

Cuando se logra cambiar de forma de actuar, los demás alrededor también cambiarán y toda la situación será diferente.

 

Obtenido de http://psicologia.laguia2000.com/psicologia-cognitiva/como-cambiar-el-estado-de-animo

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