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Amerindio es una palabra que se deriva del término «indio americano», cuyo uso y alcance semántico difiere ligeramente de unos autores a otros.
Para algunos autores los amerindios incluirían tanto a los indígenas del continente americano antes del inicio del proceso de mestizaje con poblaciones europeas y africanas, como a sus descendientes modernos.
Para otros autores el término amerindio designa a todos los pueblos originarios de América y a sus descendientes modernos no mestizados.
Algunos autores excluyen de entre los amerindios a los esquimales y a veces también a los pueblos atapascanos (ya que de acuerdo con la hipótesis amerindia su origen etnolingüístico y llegada a América fue posterior).
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Si bien todos los países de América continental tienen poblaciones indígenas, únicamente son mayoría en Guatemala, Perú y Bolivia. En Estados Unidos las reservas indígenas tienen estatus de "soberanas" estando sus leyes y gobiernos tribales por encima de las normativas municipales y leyes estatales y solo por debajo de las leyes federales y la Constitución estableciendo una relación de "gobierno a gobierno".[1]
Los viajes de Cristóbal Colón en 1492 buscaban alcanzar una ruta hacia el Asia que permitiese evitar el paso por el Mediterráneo Oriental, bloqueado entonces por los turcos. Los cálculos de Colón, en exceso optimistas, le llevaron a pensar que la ruta occidental era más corta de lo que es en realidad. Al llegar a América aproximadamente en el plazo que sus cálculos indicaban que llegaría a las costas de Cipango (el actual Japón), no reconoció el territorio como lo que era, y creyó por el contrario haber llegado a «las Indias», el nombre genérico para el extremo Oriente asiático
El «descubrimiento de América» no se reconoció como tal en un primer momento, y no sería hasta años más tarde cuando Américo Vespucio descubriría el error. A los nativos de las tierras descubiertas se les llamó, en virtud de la confusión, «indios».
Aunque el descubrimiento de Vespucio permitió corregir la cartografía, en el uso lingüístico la confusión se perpetuó en el nombre dado a los nativos. En la mayoría de las lenguas europeas, la palabra indio es la misma para los nativos de la India y para los pueblos autóctonos americanos. En algunas, no obstante, existen dos palabras diferentes; por ejemplo, los nativos de la India en alemán se denominan Inder, en polaco Hindus y los pueblos americanos respectivamente Indianer e Indianin.
En el siglo XX, el error de llamar a los nativos originales del "Nuevo Mundo" indios, o su equivalente en inglés, indian, se volvió políticamente incorrecto y surgieron una serie de nombres alternos aceptados tanto en castellano como en inglés. Indoamericano, indígena, indígena americano, amerindio y originario han tenido vigencia en idioma español y American Indian, Native American y First Nations fueron algunos de los nuevos apelativos utilizados en inglés.
Según la teoría más conocida y aceptada sobre la llegada del hombre a América, los indígenas americanos descienden de grupos de cazadores recolectores de origen siberiano que migraron a América por el Estrecho de Bering durante la última glaciación Würm. Pero ciertos descubrimientos controvertidos recientes, como Pedra Furada (en Brasil) y Monte Verde (en Chile) parecen contradecir esta teoría, indicando una posible colonización anterior a la siberiana. Como en el resto del mundo (excepto África), la colonización humana de estas tierras vino acompañada de la práctica extinción de toda la megafauna local, exceptuando algunos bóvidos, como el bisonte.
Hacia el 2500 a. C. había ya importantes comunidades agrícolas, aunque la civilización más antigua fue la de Caral, en el Perú, cuyos indicios más antiguos se remontan al 3000 a. C.
Las altas culturas precolombinas surgieron en Mesoamérica y Sudamérica. De norte a sur podemos nombrar a los mexicas, mixtecas, toltecas, mayas, chibchas e incas. En cambio, en Norteamérica los asentamientos humanos no alcanzaron un nivel cultural tan complejos como en las civilizaciones antes señaladas, en parte por su menor densidad de población y, sobre todo, por sus actividades seminómadas.
Se cree que, en el siglo XI de nuestra era, vikingos de origen noruego establecieron las primeras colonias europeas en América, concretamente en lo que hoy se llama Nueva Escocia, aunque su estancia debió de ser muy breve y su repercusión sobre los indígenas americanos no muy importante.
A partir de 1492, se inicia la colonización europea de América. El Imperio español se expandió en los territorios de América bajo la bandera de la evangelización. La invasión española trajo la eliminación de los sistemas locales de gobierno y la imposición de administraciones sujetas a la corona de España. Junto con las acciones militares, la sujeción de los nativos a sistemas de trabajo forzado —mitas, encomiendas y otros regímenes— y la introducción de enfermedades para las cuales carecían de anticuerpos ocasionan una abrupta reducción en la población indígena americana. En las regiones de colonización portuguesa, inglesa y francesa, la continuidad cultural indígena americana ha sido menor, como se acaba de señalar.
Tres de las lenguas indígenas americanas; quechua, aymara (ambos en Bolivia, Ecuador y Perú) y guaraní (en Paraguay, y desde el 2004 en la provincia de Corrientes, Argentina) han alcanzado rango de cooficialidad. Además tanto en México[2] como en Venezuela[3] las lenguas indígenas han alcanzado el reconocimiento de lenguas nacionales.
La cultura de los indígenas de América varía enormemente. La lengua, la vestimenta y las costumbres varían bastante de una cultura a otra. Esto se debe a la extensa distribución de los americanos y a las adaptaciones a las diferentes regiones de América. Por ejemplo, debido a la región semi-desértica, los chichimecas de Aridoamérica nunca llegaron a formar una civilización como las de Mesoamérica, sus vecinos al sur. Como consecuencia de esto, los chichimecas formaron una cultura basada en la práctica de nomadismo. Aunque los aztecas e incas formaron civilizaciones extensas y ricas, la vestidura de ambos dependía mucho del clima de sus tierras. En Mesoamérica, donde el clima es más caliente, solían usar menos vestimenta que los habitantes de los Andes. Aún así, hay algunas características culturales que la mayoría de los indígenas americanos practicaban.
Los alientos y las percusiones fueron los instrumentos mayormente usados por las culturas indígenas de América. En casi todo Estados Unidos y Canadá, la música fue acompañada de percusiones monofónicas. Se cree que en el centro de México y Centroamérica la música fue hecha a partir de escalas pentafónicas. Se suele considerar que antes de la llegada de los españoles, la música era inseparable de las festividades religiosas, festividades que incluían una gran variedad de instrumentos de viento y percusión como tambores, flautas, conchas de caracol (usados como trompeta) y tubos de lluvia. En cuanto a los instrumentos cordados, algunos grupos llegaron a emplearlos utilizando elementos naturales (frutos y troncos ahuecados) e incluso la cavidad bucal como caja de resonancia; usualmente no se emplearon sino dos o tres cuerdas tensadas sobre algún arco, mismas que eran punteadas, con o sin plectro, sin formar lo que en Occidente se conoce como armonía. En general se puede decir que no se tiene una idea precisa de cómo pudo haber sido aquella música, puesto que no se preservan documentos con notación musical; sin embargo algunos cronistas españoles, los misioneros, señalan que las percusiones servían como medios de comunicación y narran que fue tal su sonoridad al llegar que los espantaba.
Después de la entrada de los españoles, el proceso de conquista espiritual se vio favorecido, entre otras cosas, por el servicio musical litúrgico al que se integró a los indígenas cuyas dotes musicales llegaron a sorprender a los misioneros. Fueron de tal magnitud las dotes musicales de los indígenas que pronto aprendieron las reglas del contrapunto y la polifonía e incluso el manejo virtuoso de los instrumentos, ello ayudó a que no fuesen solicitados más músicos traídos de España, lo cual molestaba significativamente al clero. La solución que se planteó fue no emplear sino a cierto número de indios en el servicio musical, no enseñarles contrapunto, no permitirles tocar ciertos instrumentos (alientos metales, por ejemplo, en Oaxaca, México) y, por último, no importar más instrumentos para que los indios no tuviesen acceso a ellos. Esto último no fue óbice para el goce musical de los indígenas, quienes experimentaron la construcción de instrumentos, particularmente de cuerdas frotadas (violines y contrabajos) o punteadas (tercerolas), es allí donde podemos encontrar el origen de la ahora llamada música tradicional cuyos instrumentos poseen una afinación propia y una estructura típicamente occidental.
En cuanto a la fusión de tradiciones musicales, en México se preservan dos pequeñas obras sacras de don Hernando Franco Dios itla tonantzin e In ilhuicac, que combinan el método contrapuntístico occidental, con la lengua náhuatl y una rítmica no muy común que introduce lo que parecieran algunos errores contrapuntísicos que más que accidentes son provocados.
En el curso de mil años, una gran cantidad de especies de plantas fueron domesticadas, creadas y cultivadas en el continente americano. Se calcula que más de la mitad de las cosechas cultivadas en el mundo fueron inicialmente desarrolladas por los indígenas de América. En muchos casos, la gente indígena creó especies totalmente nuevas de algunas salvajes que ya existían, como es el caso del maize creado del zacate salvaje teosinte de los valles del sur de México. Un gran número de estos productos agrícolas aún mantienen sus nombres náhuatl en los nombres lexiconos de inglés y español. Una lista parcial de los cultivos de origen americano incluyen:
Principales cultivos en Norteamérica (también conocidos como «las cuatro hermanas»):
Otros cultivos conocidos mundialmente:
Aun cultivados regionalmente:
Fuentes proteínicas amerindias:
Usos ceremoniales:
Otros cultivos:
La limitada distribución de animales de carga disponibles para la domesticación sin duda es uno de los factores que dificultó el transporte en la América prehispánica. Además la configuración del continente orientado según el eje norte-sur dificultaba la difusión de ciertos cultivos al variar el clima mucho con la latitud. Nótese que Eurasia tiene una orientación predominante este-oeste lo que permitió la difusión de ciertas tecnologías y cultivos a lo largo de franjas en que la latitud variaba poco.[cita requerida]
A la llegada de los europeos a América la metalurgia era de uso limitado y contaba con poca difusión. Prácticamente todas las sociedades americanas de la época precolombina se valían de herramientas de piedra.
En algunos aspectos particulares las civilizaciones americanas lograron importantes éxitos. En Mesoamérica el conocimiento del calendario y la astronomía había alcanzado niveles de desarrollo notables. En cuanto a la agricultura los aztecas usaron sistemas de agricultura intensiva basados en chinampas con producciones totales de alimento por hectárea probablemente muy superiores a la de otros lugares del planeta. Incluso algunos de los cultivos americanos eran especialmente productivos, el maíz cuando fue llevado a China por ejemplo resolvió en gran parte problemas de hambre y fue un cofactor responsable de la explosión demográfica de esa área geográfica hacia el siglo XVIII.[4]
El continente americano es una de las zonas más diversas desde un punto del origen etnolingüístico de sus poblaciones. La clasificación de filogenética de las lenguas indígenas de América las agrupa en unas 80 unidades filogenéticas bien asentadas, además de más de un centenar de lenguas no-clasificadas más. Las comparaciones de más largo alcance que pretenden probar el parentesco ancestral entre estas familias lingüísticas, es controvertido ya que frecuentemente recurre a técnicas no tan exigentes como el método comparativo estricto.
Entre las clasificaciones de largo alcance, probablemente la más polémica y también, una de las más influyentes es la hipótesis amerindia debida a Joseph Greenberg (1987) que sugiere que en última instancia las lenguas indígenas americanas se pueden agrupar en tres unidades filogenéticas:[5]
Greenberg además propone una división en grupos de las lenguas amerindias sobre una evidencia lingüística. Sin embargo, la mayoría de americanistas consideran insuficiente la evidencia en la que se basa Greenberg como para que su resultado sea fiable y de hecho, otros especialistas como Campbell consideran que la propuesta de Greenberg no sólo es inconcluyente, sino además altamente especulativa.[6]
Los amerindios en conjunto representan una de las poblaciones humanas donde más frecuente es el grupo sanguíneo O dentro del sistema ABO. En ningún otro continente la población indígena tiene un porcentaje tan alto de ese grupo sanguíneo, excepto entre los nicobareses que presentan porcentajes similares.[7]
El subgrupo B2 del haplogrupo B, junto con los haplogrupos A, C, D y X son los haplogrupos encontrados en los grupos indígenas de América. Este hecho sustenta la teoría del origen de estos grupos desde Siberia.
La tabla siguiente presenta un cálculo sobre la población amerindia en los países de América. Aparte se incluye el cálculo de la población mestiza con alguna ascendencia indígena y la suma de éstos con los amerindios propiamente dichos. Se debe tener en cuenta que estas categorías se definen muy vagamente y se miden de maneras diferentes en cada país. De hecho en la mayoría de los países americanos no existen datos confiables acerca de la pertenencia étnica de sus habitantes. Con frecuencia se equipara el número de hablantes de lenguas nativas de América con el número de indígenas, sin embargo este dato excluye a la población étnica de cada comunidad lingüística que ha abandonado el uso de su lengua nativa pero sigue siendo indígena por cultura o porque asume esa identidad. Por otra parte otro desafío estadístico consiste en determinar qué parte de la población de un país podría considerarse indígena por cuestión de su herencia genética. Los datos presentados en la tabla de abajo provienen de The World Factbook,[8] una fuente externa a los países latinoamericanos que realiza un cálculo de los componentes étnicos de la población de cada nación.
Poblaciones indígenas de América Calculada como porcentaje de la población total de cada país | ||||
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País | Indígenas | Mestizos[9] | Total combinado | |
Antillas Neerlandesas | ND | ND[10] | ND | |
Argentina | ND | ND | ND | |
Belice | 10,6 | 54,8[11] | 65,4 | |
Bolivia | 55 | 30 | 85 | |
Brasil | ND | ND | ND | |
Canadá | 2 | ND[12] | ND | |
Chile | 4,6 | ND[13] | ND | |
Colombia | 1 | 61[14] | 62 | |
Costa Rica | 1% | ND | ND | |
Cuba | ND | ND | ND | |
Guatemala | 40,5 | ND[15] | ND | |
Ecuador | 25 | 65 | 90 | |
El Salvador | 1[16] | 90 | 91 | |
Estados Unidos | 0,97 | ND | ND | |
Guyana | 9,1 | ND[17] | ND | |
Honduras | 7 | 90 | 97 | |
México | 30[18] | 60 | 90 | |
Nicaragua | 5 | 69 | 74 | |
Panamá | 6 | 84 | 90 | |
Paraguay | ND | ND | 95 | |
Perú | 45 | 37 | 82 | |
Puerto Rico | 0,2 | 4,4 | 4,6 | |
República Dominicana | ND | 73 | ND | |
Surinam | 2 | ND | ND | |
Uruguay | 0 | 8 | 8 | |
Venezuela | ND | ND | ND |
La población amerindia actual en cifras concretas se estima entre 50 y 60 millones de personas en todo el continente (hay 30 millones de negros y 150 millones de criollos blancos, el resto de los latinos es mestizo, mulato o zambo), la gran mayoría viviendo en la pobreza. Los blancos representan el 30% de los latinoaméricanos y los afrodescendientes el 25%.[19]
La principal diferencia de cálculo entre las cifras de los estados y de organizaciones indígenas es que los gobiernos no incluyen en sus cifras a indígenas que hayan migrado a las ciudades en busca de mejores oportunidades, los censos oficiales de muchos países tienden a reducir el tamaño de sus poblaciones indígenas apoyando la tesís de "ladinización" de la población indígena, reduciendola cada vez más.[20] [21] Una vez en la ciudad el indígena sufre un proceso de negación de su cultura ante la discriminación que sufre llegando incluso a cambiar sus nombres y apellidos, tras esto el anterior indígena se convierte en un mestizo para un censo oficial.[22] En los países con mayor población urbana esto es muy común, sobre todo en barrios marginales.
También existe un gran rechazo o negación del ancestro indígena en los grupos mestizos, muchos de ellos clasificandose asi mismos como descendientes de europeos o blancos, promoviendo la inmigración europea.[23] [24] [25] [26] [27]
El porcentaje de la población indígena en Iberoamérica es de 10% en 1940, 9% en 1950,[28] 8% en 1962,[29] 7% en 1960, 8% en 1978[30] y 10% en 1990[31] siendo la permanencia actual el resultado de la mayor organización indígena, el fin de la inmigración masiva y las políticas menos agresivas contra minorías etnicas de parte de los estados.[32]
Según Rosenblat la población de indígenas y negros cayo entre 1850 y 1950 de manera porcentual a pesar de su aumento en cifras concretas, pasando de 8 a 14 millones y de 4 a 14 millones respectivamente, la población nativa cayó en México, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Chile, Brasil, Costa Rica, Paraguay, Argentina y Uruguay, cayendo la de negros en los últimos cuatro (desapareciendo o casi en El Salvador, Brasil y los últimos tres), de esta manera nacieron dos clases de países que antes no existían en el siglo XIX, paises criollos y paises mestizos.[33]
Statue of Liberty (Estatua de la Libertad)1 | |
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Patrimonio de la Humanidad — Unesco | |
Coordenadas | |
País | Estados Unidos |
Tipo | Cultural |
Criterios | i, vi |
N.° identificación | 307 |
Región2 | Europa y América del Norte |
Año de inscripción | 1984 (VIII sesión) |
1 Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad. 2 Clasificación según la Unesco. |
Monumento nacional Estatua de la Libertad (Statue of Liberty National Monument, Ellis Island and Liberty Island) | |
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Registro Nacional de Lugares Históricos (EE. UU.) | |
Monumento Nacional | |
Vista aérea de la Estatua y de la isla de la Libertad | |
Ubicación | Estados Unidos Nueva York Isla de la Libertad |
Ciudad más cercana | Nueva York |
Coordenadas | Coordenadas: |
Construido/Fundado | 28 de octubre de 1886 |
Arquitecto | Frédéric Auguste Bartholdi |
Nombrado | 15 de octubre de 1924 15 de octubre de 1965 (Isla Ellis) |
Agregado al NRHP | 15 de octubre de 1966 |
Visitas | 4.235.595 (incluye Isla Ellis) (en 2005) |
Referencia NRHP | 66000058[1] |
Administración | Servicio de Parques Nacionales |
«La libertad iluminando el mundo» (Liberty Enlightening the World), conocida como la Estatua de la Libertad (Statue of Liberty en inglés, Statue de la Liberté en francés), es uno de los monumentos más famosos de Nueva York, de los Estados Unidos y de todo el mundo. Se encuentra en la isla de la Libertad al sur de la isla de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis. La Estatua de la Libertad fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en 1886 para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y como un signo de amistad entre las dos naciones. Fue inaugurada el 28 de octubre de 1886 en presencia del presidente estadounidense de la época, Grover Cleveland. La estatua es obra del escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi y la estructura interna fue diseñada por el ingeniero Gustave Eiffel.[2] El arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc, estuvo encargado de la elección de los cobres utilizados para la construcción de la estatua. El 15 de octubre de 1924, la estatua fue declarada como monumento nacional de los Estados Unidos y el 15 de octubre de 1965 se añadió la isla Ellis. Desde 1984 está considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.[2]
La Estatua de la Libertad, además de ser un monumento importante en la ciudad de Nueva York, se convirtió en un símbolo en Estados Unidos y representa, en un plano más general, la libertad y emancipación con respecto a la opresión. Desde su inauguración en 1886, la estatua fue la primera visión que tenían los inmigrantes europeos al llegar a Estados Unidos tras su travesía por el océano Atlántico. En términos arquitectónicos, la estatua recuerda al famoso Coloso de Rodas, una de las «siete maravillas del mundo». Fue nominada para las «nuevas maravillas del mundo», donde resultó finalista. El nombre asignado por la Unesco es «Monumento Nacional Estatua de la Libertad». Desde el 10 de junio de 1933 se encarga de su administración el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos.
El jurista y político francés, autor de Paris en Amérique, Eduardo Laboulaye, tuvo la idea de que Francia ofreciera un regalo a Estados Unidos como un obsequio para la conmemoración del centenario de la independencia estadounidense, como recuerdo de la larga amistad entre ambos países y para garantizar la alianza franco-estadounidense. En una conversación con Laboulaye, su amigo el joven escultor alsaciano Frédéric Auguste Bartholdi le había dicho:
je lutterai pour la liberté, j'en appellerai aux peuples libres. Je tâcherai de glorifier la République là-bas, en attendant que je la retrouve un jour chez nous | lucharé por la libertad, lo pediré a los pueblos libres. Trataré de glorificar la República allí, hasta que la reencuentre un día entre nosotros |
En esa época, Estados Unidos acababa de salir de la guerra civil que duró de 1861 a 1865 y el país estaba en medio de la reconstrucción. Bartholdi fue contratado para diseñar una estatua, que debería acabarse en 1876, fecha del centenario de la independencia estadounidense. En 1870, Bartholdi talló el primer esbozo en terracota y un modelo que no sirvió,[4] que actualmente se encuentra en el Musée des Beaux-Arts de Lyon. Ese mismo año, Francia entró en guerra con Prusia y tuvo que parar el proyecto. El 10 de mayo de 1871, Francia tuvo que ceder el territorio de Alsacia-Lorena al Imperio Alemán. La opinión pública y el gobierno francés se sintieron decepcionados por la simpatía de los Estados Unidos hacia los alemanes, que contaban con un número importante de residentes en suelo estadounidense. El proyecto volvió a ser parcialmente paralizado a causa de los problemas políticos de la Tercera República, que todavía era considerada por muchos como un arreglo «temporal» y que tenían la esperanza de un retorno de la monarquía. La idea de ofrecer una representación de libertad en una república hermana para Francia, al otro lado del Atlántico, desempeñó un papel importante en la lucha por el mantenimiento de la república francesa.
En junio de 1871, Bartholdi viajó a Estados Unidos. Durante el viaje, escogió la isla de Bedloe, (llamada posteriormente la «isla de la Libertad») como ubicación de la estatua y también trató de conseguir seguidores al otro lado del Atlántico. El 18 de julio de 1871, se reunió con el presidente de aquel entonces Ulysses S. Grant, en Nueva York.[5]
Existen diversas hipótesis de los historiadores sobre el modelo que pudo haberse utilizado para determinar la cara de la estatua, aunque ninguna de ellas es realmente definitiva hasta el momento.[6] Entre las posibles inspiraciones para la cara de la estatua se encuentra Isabella Eugenie Boyer, viuda del inventor millonario Isaac Singer.[7]
Según otras fuentes, Bartholdi se habría inspirado en el rostro de su madre, Charlotte Bartholdi (1801-1891), y es la hipótesis más considerada hasta el presente.[8] La revista National Geographic apoyó esta posibilidad, indicando que el escultor nunca explicó ni desmintió esta semejanza con su madre.[9] Otras versiones sostienen que Bartholdi habría querido reproducir el rostro de una niña encaramada en una barricada sosteniendo una antorcha, al día siguiente del golpe de estado de Napoleón III.[10] Tal vez simplemente realizó una síntesis de varias caras femeninas, con el fin de dar una imagen neutra e impersonal de la Libertad.
Durante una visita a Egipto, Bartholdi tuvo que hacer un trabajo en el Canal de Suez. Este proyecto se inició bajo la dirección del empresario y diplomático francés Ferdinand de Lesseps, que posteriormente se convirtió en uno de sus mejores amigos. Bartholdi imaginó un gran faro, que se encontraría en la entrada del canal, el cual señalaría las rutas. El faro fue ideado como la imagen con apariencia clásica (estola, sandalias, expresión facial) de la diosa Libertas de la mitología romana, divinidad de la libertad. Se pretendía que la luz del faro brillara a través de una venda colocada alrededor de la parte superior del faro, y surgió la idea de una antorcha mantenida en el aire, hacia el cielo. Barthold presentó el proyecto al jedive Ismail Pasha en 1867 y nuevamente en 1869, pero el proyecto nunca fue aprobado.[11] Los dibujos del proyecto titulado «Egipto lleva la luz a Asia», se asemejan en gran medida a la Estatua de la Libertad, aunque Bartholdi aseguró que el monumento de Nueva York no era una reutilización, sino una obra original.[4]
Por mutuo acuerdo entre Francia y Estados Unidos, este último llevaría a cabo la construcción de la base del monumento, mientras que Francia se encargaría de la construcción de la estatua y de su posterior ensamblaje una vez que las piezas se transportaran a suelo estadounidense. Sin embargo, surgieron problemas financieros a ambos lados del Atlántico.[12]
En Francia, la campaña para la promoción de la estatua comenzó en otoño de 1875.[13] Fue la fundación en 1874 de la llamada Unión Franco-Estadounidense, la que se hizo cargo de organizar la recaudación de fondos para la construcción del monumento. Todos los medios de la época se utilizaron para ese propósito: artículos en la prensa, espectáculos, banquetes, impuestos, loterías, etc. Varias ciudades francesas,[14] el Consejo General, la cámara de comercio, el Gran Oriente de Francia y miles de particulares hicieron donaciones para la construcción de la estatua. Hubo un número total de 100.000 donadores.[15] Antes de que finalizara el año 1875, los fondos ascendían a un total de 400.000 francos, pero el presupuesto se incrementó posteriormente hasta 1.000.000 de francos de la época.[16] No fue hasta 1880 que se recogieron el total de los fondos en Francia. Mientras tanto, en Estados Unidos, se hicieron presentaciones teatrales, exposiciones de arte, subastas, así como combates de boxeo profesional para recaudar fondos para la construcción.
Mientras tanto, en Francia, Bartholdi buscó un ingeniero para que se encargara del diseño de la estructura interna de la estatua, en cobre. Gustave Eiffel fue contratado para llevar a cabo dicha labor, además de crear una torre interna que soportara la estatua y diseñar un esqueleto secundario interno que permitiera que la «piel» de cobre se mantuviera en posición vertical. Las piezas de cobre fueron construidas en los talleres de la empresa Gaget-Gauthier, en 1878. Las planchas de cobre fueron una donación de Pierre-Eugene Secrétan. Los trabajos de precisión se encargaron al ingeniero Maurice Koechlin, hombre de confianza de Eiffel, con el que también había trabajado en la construcción de la Torre Eiffel.[17]
Bartholdi tenía la esperanza de que la estatua estaría completada y montada para el 4 de julio de 1876, fecha del centenario de la independencia de Estados Unidos. Hubo una demora en el inicio de la construcción y, a continuación, algunos problemas durante el período de construcción retrasaron la obra: el yeso de la mano se rompió en marzo de 1876.[18] Esta última, con parte del brazo, se expuso en septiembre de 1876 en la Exposición del Centenario de Filadelfia.[19] Los visitantes pudieron subir una escalera que conducía al balcón situado en torno a la antorcha pagando sólo 50 centavos. Fotografías, carteles y modelos de la estatua fueron vendidos durante la exposición. El dinero recaudado se usó para completar los trabajos. Dos años más tarde, en junio de 1878, la cabeza de la estatua fue mostrada al público en los jardines del Campo de Marte con ocasión de la Exposición Universal de París,[20] donde los visitantes podían entrar en la cabeza y subir hasta la corona usando una escalera de 43 metros.[21]
El 18 de febrero de 1879, Bartholdi obtuvo en Estados Unidos la patente para el monumento, con el número D11.023.[22]
Esta patente la describía en los siguientes términos:
a statue representing Liberty enlightening the world, the same consisting, essentially, of the draped female figure, with one arm upraised, bearing a torch, and while the other holds an inscribed tablet, and having upon the head a diadem, … | una estatua que representa Libertad que ilumina el mundo, que consiste, esencialmente, en una figura femenina cubierta, con un brazo alzado, aguantando una antorcha, y mientras el otro sostiene una placa inscrita, y tiene sobre la cabeza una diadema, … |
La patente también especificaba que el rostro de la estatua tenía "rasgos clásicos, pero al mismo tiempo se encuentra seria y tranquila" …,[a] y ligeramente inclinada hacia la izquierda para descansar sobre la pierna izquierda, con toda la figura que permanece en equilibrio.[b]
La estatua se encuentra situada en la isla de la Libertad en el puerto de Nueva York. Originalmente a la isla se la conocía como isla de Bedloe, y sirvió como una base militar. En ella se alojó el fuerte Wood, un antiguo bastión de artillería construido en granito y cuyos cimientos en forma de estrella de once puntas, sirvieron de base para la construcción del zócalo de la estatua.[24] La elección del terreno y su obtención requirieron de varios pasos. En 1887, el Congreso de los Estados Unidos dio su aprobación para la construcción de la estatua y el general W. T. Sherman fue nombrado para designar el terreno donde se construiría el monumento. Éste escogió como emplazamiento la isla de Bedloe.[25] Quince años antes de la inauguración, Bartholdi ya había previsto la construcción del monumento en la isla de Bedloe, fascinado por la juventud y promesas de libertad de esa nación y la imaginó orientada hacia su continente de origen, la Europa que acogía e iba a continuar acogiendo a los inmigrantes.[26] No fue sino hasta 1956, que el Congreso de Estados Unidos decidió un cambio de nombre de la isla Bedloe por el de Liberty Island «isla de la libertad».[12]
El embajador de los Estados Unidos en Francia, Levi P. Morton, colocó el primer remache de la construcción de la estatua en París el 24 de octubre de 1881.[27]
La realización de la inmensa base de la estatua había sido confiada por Bartholdi a los estadounidenses, mientras que los franceses asumieron la construcción de la estatua y su correspondiente montaje.
La recaudación de fondos para llevar a cabo la construcción de la base en Estados Unidos, se encontraba bajo la responsabilidad del Fiscal General, William M. Evarts. Dado que la construcción avanzaba muy lentamente, Joseph Pulitzer (famoso por el premio que lleva su nombre) aceptó poner a disposición de los responsables de la construcción las primeras páginas del New York World, y llevó a cabo una gran campaña de publicidad para recaudar fondos. El diario también fue utilizado para criticar a las clases altas, mostrando su incapacidad para recaudar los fondos necesarios, así como las clases medias, que contaban con los más ricos para hacerlo.[28] Las duras críticas del periódico tuvieron un impacto positivo, fomentando a los donantes privados a incrementar sus aportaciones y proporcionando al mismo tiempo publicidad al periódico, ya que se registraron unos 50.000 nuevos abonados durante este período.
Los fondos necesarios para la construcción del sótano diseñado por el arquitecto estadounidense Richard Morris Hunt y realizado por el ingeniero Charles Pomeroy Stone, se reunieron en agosto de 1884. La primera piedra del pedestal fue colocada el 5 de agosto de 1884, mientras que la base, en su mayoría compuesta por piedra de Kersanton, fue construida entre el 9 de octubre de 1883 y el 22 de agosto de 1886.[29]
Cuando se colocó la última piedra del monumento, los albañiles cogieron varias monedas de sus bolsillos, y las echaron en el mortero. Los participantes en la ceremonia dejaron sus tarjetas de visita, medallas y periódicos en un pequeño cofre de bronce, y lo depositaron en el zócalo.[30]
En el corazón del bloque que compone la base, dos series de vigas la unen directamente con la estructura interna diseñada por Gustave Eiffel de manera que la estatua forme un todo con su pedestal. La piedra que compone la base de la Estatua de la Libertad proviene de las canteras de una aldea de Francia, Euville en el departamento de Mosa, famosa por la blancura de su piedra y por sus cualidades de resistencia a la erosión y al agua de mar.
Las distintas partes de la estatua fueron terminadas en Francia en julio de 1884. La estatua recibió hasta entonces múltiples visitas, como la del presidente de la república francesa Jules Grévy y el escritor Victor Hugo.[31] El desmontaje comenzó en enero de 1885.
La estatua fue enviada a Ruán en tren, luego bajó el Sena en barco, antes de llegar al puerto de El Havre. El monumento llegó a Nueva York el 17 de junio de 1886, a bordo de la fragata francesa Isère, y recibió una acogida triunfal por parte de los neoyorquinos.[32] Para hacer posible la travesía por el Atlántico, la estatua fue desmantelada en 350 piezas, divididas en 214 cajas, teniendo en cuenta que el brazo derecho y su llama estaban ya presentes en suelo estadounidense, donde habían sido expuestos en la Exposición del Centenario de Filadelfia y luego en Nueva York. 36 cajas fueron reservadas para las tuercas, los remaches y los pernos necesarios para la ensambladura.[33] Una vez llegada a su destino, la estatua fue ensamblada en cuatro meses, sobre su nuevo pedestal. Las diferentes piezas fueron unidas por remaches de cobre y el vestido permitió resolver los problemas de dilatación.[34]
El 28 de octubre de 1886, la Estatua de la Libertad fue inaugurada en presencia del presidente estadounidense de la época, Grover Cleveland, antiguo gobernador del estado de Nueva York, delante de 600 invitados y millares de espectadores.[35] Frédéric Desmons, por entonces vicepresidente del Senado, representó a Francia durante la inauguración.[36] Ferdinand de Lesseps y numerosos francmasones estaban también presentes. El monumento representaba así un regalo que celebraba el centenario de la independencia estadounidense, aunque entregado con diez años de retraso. El éxito del monumento creció rápidamente: en las dos semanas que siguieron a la inauguración, cerca de 20.000 personas se habían presentado para admirarlo.[37] La frecuentación del sitio pasó de 88.000 visitantes al año, a un millón en 1964 y a tres millones en 1987.[38] Actualmente recibe en torno a 3,2 millones de personas al año.[39]
La estatua funcionó como faro entre la fecha de su montaje y 1902.[40] En aquella época, la «U.S. Lighthouse board» estaba encargada de asegurar su funcionamiento. Se había asignado un guardián del faro a la estatua y el poder de su haz luminoso era tal, que era visible a una distancia de 39 kilómetros.[40] Se instaló un generador eléctrico en la isla con el fin de suministrar potencia a la estructura.
Desde su inauguración en 1886, el monumento ha experimentado múltiples renovaciones y reformas:[41]
Sistema de iluminaciónEl sistema de iluminación original ha sido sustituido varias veces por un equipamiento más moderno. En 1916 el presidente Woodrow Wilson inauguró el primer sistema que cumplía con las expectativas iniciales de iluminación de la estatua, consistente en doscientos cuarenta y seis proyectores, utilizando lámparas incandescentes de 250 W, situados en las puntas de la estrella de la base del monumento y otros puntos de la isla, y quince de 500 W en la antorcha. Posteriormente, en 1931 y 1945 se intensificó la iluminación anterior, se añadieron efectos más vistosos y se eliminaron sombras.
Rediseño de la antorchaJunto con el proyecto de mejora de la iluminación de 1916, la antorcha, que era inicialmente de cobre, fue reformada utilizando un total de 600 piezas individuales de vitral de color amarillo para realzar y embellecer los efectos luminosos al encenderse. Este trabajo fue ejecutado por Gutzon Borglum, conocido por sus colosales esculturas de Monte Rushmore. También se aumentó la potencia luminosa de la antorcha. El 30 de julio de ese mismo año, debido a un acto de sabotaje conocido como Explosión Black Tom, el acceso a la antorcha fue oficialmente clausurado.[28] [42]
Ascensor y calefacciónAunque cuando se inició la construcción de la base ya se había previsto la instalación de un ascensor en su interior, el primero no fue instalado hasta 1908-9. Con posterioridad se sustituyó por uno más moderno en 1931.
En 1949 se instaló un sistema de calefacción en la base de la estatua. Antes de esta mejora, durante los meses de invierno, la enorme masa de la base (unas 48.000 toneladas) se hizo cada vez más fría, y cuando en marzo el aire exterior se hacía más caliente se producía una condensación que impregnaba las paredes y que perjudicaba la estructura y sus instalaciones. Por otra parte, la calefacción, además de solucionar los problemas de enfriamiento y condensación en la base, añadía un mayor confort a los empleados y visitantes.
Mejoras estructuralesEn 1937 se sustituyeron varias plataformas y escaleras en el pedestal de la estatua. Se procedió a una inspección de la estructura y las planchas de cobre de la estatua, desde la antorcha hasta las vigas sobre las que se apoya la estructura. El soporte de hierro fue sustituido en las secciones donde se había oxidado, y los remaches que se habían soltado se cambiaron por unos nuevos y los marcos de la corona de la cabeza fueron reconstruidos con unos nuevos de hierro. No se efectuaron reformas en la escalera en espiral del interior de la estatua.
La Estatua de la Libertad fue uno de los primeros monumentos que se beneficiaron de lo que en Estados Unidos se conoce como una campaña de cause marketing.[c] En efecto, en 1983, el monumento fue el centro de una operación de promoción llevada a cabo por American Express, que pretendía recaudar fondos para mantener y renovar el edificio. Se acordó que cada compra realizada con una tarjeta American Express conllevaría una donación de un centavo de dólar por parte de la empresa bancaria. La campaña permitió así reunir 1,7 millones de dólares. En 1984, la estatua fue cerrada con el fin de que unos trabajos, por un importe total de 62 millones de dólares, pudieran ser llevados a cabo con ocasión de su centenario. El presidente de Chrysler, Lee Iacocca, fue nombrado por el presidente Ronald Reagan para encabezar la comisión encargada de la supervisión de las obras (aunque fue destituido posteriormente para «evitar cualquier duda sobre un posible conflicto de intereses»).[43]
Los obreros encargados de los trabajos levantaron un andamiaje alrededor del edificio, ocultando a la vista el monumento hasta la ceremonia del centenario, el 4 de julio de 1986. Los trabajos en el interior de la estructura comenzaron con el empleo de nitrógeno líquido con el fin de quitar las diferentes capas de pintura aplicadas al armazón de cobre durante varias décadas.[44] Una vez eliminadas estas capas de pintura, no quedó más que la base original de alquitrán que servía para tapar agujeros y evitar la corrosión. El alquitrán fue a su vez eliminado utilizando bicarbonato sódico, sin que la estructura de cobre sufriera ningún daño. Los agujeros más grandes en el cobre fueron pulidos, antes de ser recubiertos por nuevas plaquetas.
Cada una de las 1.350 costillas de hierro que sostenían la «piel» debió ser retirada y luego reemplazada. El hierro había sufrido una fuerte corrosión galvánica en todas las partes donde estaba en contacto con la piel de cobre, perdiendo hasta la mitad de su grosor. Bartholdi había anticipado este fenómeno y previsto una combinación de amianto/brea para separar ambos metales, pero el aislamiento se había deteriorado décadas antes. Nuevas barras de acero inoxidable modeladas reemplazaron las barras de hierro, con una película de teflón separándolas del cobre para un mejor aislamiento y una reducción de la fricción.[45]
La estructura interna del brazo derecho (el que mantiene erguido sosteniendo la antorcha) fue reconstruida. En el momento de la construcción de la estatua, el brazo había sido desplazado 46 centímetros a la derecha y hacia adelante con relación a la estructura central de Eiffel, mientras que la cabeza había sido desplazada 0,61 cm a la izquierda, lo que había estado poniendo en peligro el armazón. Se cree que Bartholdi habría tomado esta decisión sin consentimiento de Eiffel después de ver que el brazo y la cara estaban demasiado próximos. Los ingenieros consideraron los trabajos de refuerzo de 1937 como insuficientes, y añadieron una sujeción diagonal en 1984 y 1986 para hacer el brazo estructuralmente más sólido.
La antorcha que sostiene en su mano la estatua no es la que enarbolaba en el momento de su inauguración en 1886. Durante estas obras de restauración fue reemplazada por una nueva antorcha recubierta con láminas de oro, que es iluminada por lámparas colocadas sobre el balcón que la rodea. En 1985, para renovar la antorcha de la estatua, los Estados Unidos acudieron a una empresa de Bezannes, cerca de Reims, donde trabajan artesanos expertos en artesanía del hierro de obras de arte. Un equipo de Reims reemplazó la vieja antorcha, corroída por el óxido, por una nueva. La antigua antorcha se expone actualmente en el museo situado en el vestíbulo del monumento.
Además de la sustitución de la mayor parte del hierro del armazón interno con acero inoxidable y el refuerzo estructural de la propia estatua, la restauración de mediados de los años 1980 también incluyó la renovación de la escalera de hierro interna, la sustitución del ascensor situado en el interior de la base por uno más moderno y la mejora de los sistemas de control de clima.
La Estatua de Libertad se reabrió al público el 5 de julio de 1986, durante la celebración del Liberty Weekend.
La Estatua de la Libertad fue inaugurada el 28 de octubre de 1886, declarada Monumento Nacional estadounidense el 15 de octubre de 1924,[d] y confiada su administración al Servicio de Parques Nacionales el 10 de junio de 1933. En 1986, la celebración del centenario de la Estatua de la Libertad consistió en cuatro días de festividades que se denominaron «Liberty Weekend».[46] Las celebraciones comenzaron el 3 de julio con una ceremonia de apertura en Governors Island y finalizaron el 6 de julio en el Giants Stadium de Nueva York. Estos cuatro días de fiestas marcaron el fin de las obras de restauración del monumento llevadas a cabo desde principios de los años 1980, bajo la tutela de la fundación Statue of Liberty-Ellis Island. Estas obras, en las cuales las aportaciones de la empresa Chrysler tuvieron un papel predominante, terminaron justo a tiempo para la ceremonia del centenario del monumento, donde se rindió homenaje a la estatua a lo largo del Liberty Weekend.
La ceremonia inaugural, celebrada el jueves 3 de julio, tuvo como invitado de honor al por entonces presidente de la república francesa François Mitterrand y atrajo a numerosos personajes del espectáculo, como Gregory Peck o Elizabeth Taylor. El presidente estadounidense Ronald Reagan pronunció un discurso donde destacó la amistad entre Francia y los Estados Unidos e hizo una mención hacia los trabajadores que llevaron a cabo los trabajos de restauración. A continuación descubrió de nuevo la estatua (tapada desde el inicio de las obras), y pronunció un segundo discurso en el momento de encender la antorcha de la estatua, tras el despliegue de unos fuegos artificiales. Después se llevaron a cabo varias actuaciones a cargo de Neil Diamond, Frank Sinatra o Mikhail Baryshnikov, entre otros. Por último se entregó la «Medalla de la Libertad» a destacadas personalidades que, aunque no nacieron en el país, adquirieron la ciudadanía estadounidense: Henry Kissinger, Ieoh Ming Pei, Irving Berlin, Hanna Holborn Gray, Kenneth Clark, Elie Wiesel, Albert Sabin, James Reston, An Wang, Itzhak Perlman, Franklin Chang-Díaz y Bob Hope.[46]
El 4 de julio, día de la fiesta nacional estadounidense, durante la mañana se celebró, con el presidente Reagan en la cubierta del acorazado USS Iowa, una revista naval de barcos de guerra y grandes veleros en el río Hudson, compuesta por 33 buques de 14 naciones. Por la noche se celebró un concierto con la participación del compositor John WIlliams. A la mañana siguiente, la esposa del presidente, Nancy Reagan pronunció un discurso que marcaba la reapertura oficial de la estatua al público, y por la tarde, se celebró una ópera en Central Park. El 6 de julio, la ceremonia de clausura se celebró en el Giants Stadium situado en Nueva Jersey (que, geográficamente, se encuentra más próximo a la estatua).[46]
Inicialmente era posible visitar el interior de la estatua. Los visitantes llegaban por transbordador a la isla de la Libertad, generalmente desde Battery Park, y tenían la oportunidad de ascender a través de la única escalera de caracol en el interior de la estructura metálica. Cuando la estatua estaba expuesta al sol, era frecuente que la temperatura dentro del monumento fuera muy elevada. Unas treinta personas podían ascender los 354 escalones que conducen a la cabeza de la estatua y a su corona. Desde allí era posible apreciar unas vistas del puerto de Nueva York, aunque no el skyline de Manhattan,[e] contrariamente a la creencia popular. Esto se explica por el hecho de que la cara de la estatua está orientada hacia el océano Atlántico y Europa, no hacia el Este. Además, la vista fue restringida parcialmente dado que las 25 ventanas de la corona son más bien pequeñas y la mayor de ellas sólo tiene 46 centímetros de altura. No obstante, esto no desanimaba a los turistas, que debían esperar tres horas por término medio para acceder al recinto de la estatua, sin contar la espera en el transbordador y la ventanilla de venta de billetes.
Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, se prohibió el acceso a la isla de la Libertad hasta diciembre del mismo año y el acceso del público al monumento no se permitió hasta el 3 de agosto de 2004.[47] El acceso a la corona estuvo cerrado hasta 2009. Durante ocho años, sólo la base de la estatua y los 10 primeros pisos estaban accesibles para los visitantes, a condición de que éstos estén en posesión del Monument Access Pass (pase de acceso al monumento). Generalmente es posible obtenerlo tras una reserva con, al menos, dos días de antelación antes de la visita, y mostrarlo antes de acceder al transbordador. Sin embargo, aunque el interior de la estatua sea inaccesible, una nueva plataforma con techo de vidrio permite ver, alzando la vista, la estructura interna realizada por Gustave Eiffel. Todos los visitantes que deseen acceder a la isla de la Libertad son controlados antes de subir al transbordador y nuevamente al acceder a la base del monumento, de forma similar que en los aeropuertos.[47]
El 4 de agosto de 2006, Fran P. Mainella, directora del Servicio de Parques Nacionales, en una carta al congresista por Nueva York Anthony D. Weiner, declaró que la corona y el interior de la estatua permanecerían cerrados indefinidamente. La carta indicaba que «la actual reglamentación de los accesos refleja una estrategia de dirección responsable con los mejores intereses de todos nuestros visitantes».[48] Sin embargo, en los últimos años se están produciendo múltiples iniciativas para reabrir la estatua al público y permitir el acceso a la corona. Así, en el mismo año 2006, un proyecto de ley (S. 3597) se tramitó en el Senado proponiendo su acceso al público,[49] en julio de 2007 se propuso una medida similar en la Cámara de Representantes,[50] y en julio de 2008 surgieron noticias sobre estudios del Servicio Nacional de Parques para reformar los accesos a la estatua que permitan la entrada al público.[51] El 23 de enero de 2009, Ken Salazar, Secretario del Interior bajo la presidencia de Barack Obama, declaró que estaba considerando la reapertura del acceso a la corona de la Estatua a los turistas,[52] y el 8 de mayo Salazar anunció en una entrevista en un programa televisivo que la corona se volvería a abrir al público el 4 de julio de 2009.[53] Finalmente el interior de la estatua y el acceso a la corona se reabrieron al público el día anunciado, aunque por motivos de seguridad el acceso quedó restringido a un máximo de 240 turistas al día en grupos de un máximo de 10 personas de cada vez.[54]
El acceso al público volvió a cerrarse por completo el 9 de agosto de 2010 para acometer unas obras de instalación de nuevas escaleras a prueba de incendios, ascensores y salidas de emergencia, con un presupuesto de 26 millones de dólares. Esta intervención, que ya estaba planificada, se aceleró tras una falsa alarma de incendio en julio, que puso de manifiesto la insuficiencia de la escalera de caracol como única salida de emergencia existente. Está previsto que la Estatua vuelva a abrirse el 12 de octubre de 2011, pocos días antes del 125.º aniversario de su inauguración.[55]
La estatua representa a una mujer en posición vertical, vestida con una especie de estola amplia y en su cabeza tiene una corona con siete picos, que simbolizan los siete continentes y los siete mares.[56] Hay 25 ventanas en la corona que representan gemas encontradas sobre la tierra y los rayos del cielo que brillan sobre el mundo.[56] La diadema recuerda a la que portaba Helios, personificación del Sol en la mitología griega. Bartholdi optó por la corona, y no se decidió por el gorro frigio, símbolo de libertad desde la Antigüedad. La estatua blande en su mano derecha una antorcha encendida, mantenida en alto. La antorcha nos remite al siglo de las luces, aunque algunos lo consideran un símbolo francmasón.[57] En su mano izquierda sostiene una tablilla, que sujeta cerca de su cuerpo. La tablilla evoca la ley o el derecho, y tiene grabada la fecha de la firma de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, escrita en números romanos: JULY IV MDCCLXXVI.
La estructura está recubierta con una fina capa de cobre, que reposa sobre un gran armazón de acero inoxidable (que inicialmente era de hierro), a excepción de la llama que está recubierta con láminas de oro. La estructura reposa sobre una base de forma cuadrada, que a su vez se apoya sobre un primer zócalo en forma de estrella irregular de once puntas. La altura de la Estatua de la Libertad es de 46 metros, y alcanza los 93 metros desde el suelo hasta la antorcha.[58] Al pie de la estructura se encuentran cadenas rotas que simbolizan la libertad. La estatua está orientada hacia el Este, es decir hacia Europa, con la que los Estados Unidos comparten pasado y valores.
La coloración verde de la estatua es a causa de reacciones químicas, que produjeron sales de cobre y le dieron su actual color. La mayor parte de las estatuas de cobre situadas en exteriores, salvo que se tomen medidas adicionales, acaban adquiriendo finalmente este tono tras un proceso llamado patinación.[59]
En la base del monumento, una placa de bronce lleva grabada una parte (el final) del soneto de la poetisa estadounidense Emma Lazarus titulado «The New Colossus» (El nuevo coloso). La placa de bronce no estaba cuando se inauguró, sino que se añadió en 1903.[60] A continuación se muestra la parte del poema que está inscrito en la placa, y su traducción al español:
THE NEW COLOSSUS | EL NUEVO COLOSO No como el mítico gigante griego de bronce, |
Debido a la situación de la isla de la Libertad en la porción correspondiente a Nueva Jersey del río Hudson, la titularidad de la estatua no ha estado exenta de controversia.
En 1987 el representante demócrata por Nueva Jersey, Frank J. Guarini, y Gerald McCann, que fuera alcalde de Jersey City, interpusieron una demanda contra la ciudad de Nueva York, afirmando que Nueva Jersey debería ejercer dominio sobre la isla de Libertad dada su situación en la parte de Nueva Jersey del río de Hudson. La isla, bajo jurisdicción federal, se encuentra aproximadamente a 600 metros de distancia de la ciudad de Jersey y más de tres kilómetros de la ciudad de Nueva York.[61] La Corte Suprema decidió no oír el caso, por lo que el estatus legal existente de las partes de la isla que están sobre el agua no se alteró. Sin embargo, los derechos ribereños sobre toda la tierra sumergida que rodea la estatua pertenecen a Nueva Jersey. Las islas del puerto de Nueva York han sido parte de la ciudad de Nueva York desde la emisión en 1664 de los atípicos estatutos coloniales que crearon Nueva Jersey,[62] que no fijaron, como es habitual, un límite en medio del río Hudson —aunque la frontera para los derechos acuáticos fue fijada más tarde al medio del canal—.
El servicio federal de parques establece que la Estatua de Libertad está en la Isla de Libertad, que es una propiedad federal administrada por el Servicio de Parques Nacionales y que, oficialmente, la isla está localizada dentro de la jurisdicción territorial del estado de Nueva York debido a un pacto entre los gobiernos estatales de Nueva York y Nueva Jersey que emitió una resolución sobre esta cuestión y que fue ratificada por el Congreso en 1834.[63]
Debido a su consideración de monumento universal, la Estatua de la Libertad ha sido copiada y reproducida a diferentes escalas y en diversos lugares a lo largo de todo el mundo.[64] Estas copias van desde las simples miniaturas vendidas como suvenir en la tienda del museo situado en la base de la estatua, a las reproducciones a gran escala situadas en ciertas ciudades, bien porque forman parte de la historia del monumento o de alguno de sus creadores, o bien porque el original constituye un importante símbolo de la Libertad a través del mundo.[64]
Las primeras miniaturas de la estatua, realizadas por la empresa Gaget, Gauthier & Cie (hecho popularmente asociado al nacimiento de la palabra «gadget»)[65] fueron comercializadas y distribuidas entre las numerosas personalidades presentes durante la ceremonia de inauguración del 28 de octubre de 1886. Estas primeras reproducciones sirvieron como modelo para diversas réplicas construidas posteriormente. La mayoría de ellas se encuentran hoy en Francia o en los Estados Unidos,[66] sin embargo también las podemos ver en numerosos países, como Argentina, Austria, Alemania, Italia, Japón, China, o incluso Vietnam, antigua colonia francesa.
Entre las principales réplicas francesas del monumento, encontramos la de la Île aux Cygnes (isla de los Cisnes) en París, con una altura de 11,50 m, que se erige en el extremo situado río abajo de la isla (situada en el Sena), a la altura del pont de Grenelle, cerca del antiguo taller de Frédéric Auguste Bartholdi. Hay también una réplica en Colmar,[67] inaugurada en 2004 en la entrada norte de la ciudad, conmemorativa del centenario de la muerte de Bartholdi. Con sus tres toneladas de peso y doce metros de altura, la Miss Liberty de Colmar sobrepasa en cincuenta centímetros a su hermana mayor parisina de la île aux Cygnes, hasta entonces la más grande de Francia, lo que la convierte también en la réplica auténtica más grande del mundo de la Estatua de la Libertad. Existe también en Barentin, en el Sena Marítimo, una copia en poliéster de 13,5 m y 3,5 t de peso, utilizada en la película de 1965 Le Cerveau (El Cerebro), de Gérard Oury.
En otras partes del mundo, las réplicas más famosas de Lady Liberty son las del New York-New York Hotel & Casino en Las Vegas y la de la isla artificial de Odaiba en la bahía de Tokio. También, durante los incidentes de Tian'anmen en 1989 en China, los manifestantes exhibieron una estatua bautizada como «Estatua de la Democracia»,[68] que se inspiraba en gran medida en la Estatua de la Libertad; su escultor, Tsao Tsing-Yuan, declaró haber cambiado voluntariamente su apariencia para no parecer demasiado proestadounidense.[69] Una réplica de la antorcha de la estatua, la Flamme de la Liberté, regalada por los Estados Unidos a París, está instalado en la place de l'Alma parisina. En Argentina, se encuentran al menos dos réplicas: una en la plaza Barrancas de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires, realizada por Bartholdi en hierro rojo y adquirida por encargo de la Municipalidad de Buenos Aires a Francia,[70] la segunda, realizada posteriormente a la muerte del autor, se halla en la la ciudad de Pocito.[71]
La Estatua de la Libertad se convirtió muy pronto en un icono popular, apareciendo en numerosos anuncios e imágenes y en películas y libros. En 1911, el escritor estadounidense O. Henry hacía dialogar a Miss Liberty con otra estatua.[72] En 1918, el monumento figuraba sobre el anuncio de Victory Loan (préstamo de la victoria) concedido por los Estados Unidos a Europa. En los años 1940 y 1950, numerosas revistas pulp de ciencia-ficción mostraban a la estatua rodeada de ruinas y restos de otras épocas. Durante la Guerra Fría, la estatua aparecía a menudo en los carteles de propaganda como símbolo de la libertad o de los Estados Unidos (lógicamente en un sentido u otro, dependiendo del bando en cuestión). Los dibujantes estadounidense la mostraron como la representación de Nueva York tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. La publicidad también la utilizó para dar a conocer productos tales como la Coca-Cola o el chicle.[38] La estatua también inspiró a pintores del siglo XX, como a Andy Warhol.[38]
En el cine, la estatua aparece en un gran número de películas, en algunas de ellas con un gran protagonismo. Ya en 1917, en The Immigrant, Charlie Chaplin admira la estatua mientras su barco llega al puerto de Nueva York. En 1942 aparece en la película de Alfred Hitchcock Sabotaje durante el desenlace final.[73] Al final de la primera versión de la película El planeta de los simios, la muestra en un sorprendente final sepultada en parte bajo la arena de una playa. En la película Cazafantasmas 2 logran que la Estatua de la Libertad «cobre vida», recorriendo las calles de Nueva York. En la filmografía más reciente también hace su aparición en películas como X-Men en la que la batalla final se desarrolla en la estatua, en Titanic en donde aparece en una de las escenas finales de la película cuando el Carpathia, el barco con los supervivientes del hundimiento, los lleva a Nueva York, en Inteligencia Artificial donde aparece sumergida, en Hombres de negro II donde el agente K «neuraliza» a todo Nueva York con su antorcha, en The Day After Tomorrow en la que aparece en varias escenas o en National Treasure donde la estatua hermana situada en París proporciona al cazador de tesoros Ben Gates (Nicholas Cage) una pista para descubrir el tesoro secreto. En la pequeña pantalla también aparece con regularidad, como en la serie de televisión Fringe, donde la estatua es la sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos en un universo paralelo.
En 1979, la estatua formó parte de una novatada imaginada en la Universidad de Wisconsin-Madison. Varios estudiantes reprodujeron la parte superior de la estatua y las colocaron en un lago helado de la región, lo que daba la impresión de estar sumergida.[74] El monumento figura en las placas de matrícula del estado de Nueva York y en las de Nueva Jersey.
En el mundo del deporte, Lady Liberty sirve de logotipo para el equipo de la NHL de los New York Rangers y para el equipo de baloncesto femenino de New York Liberty, que compite en la WNBA. Para celebrar el centenario del monumento, el servicio postal francés creó en 1986 un sello que representa la cara de la estatua titulado «Libertad». En el año 2000, el monumento formó parte de las propuestas para designar las «nuevas maravillas del mundo» (New7Wonders), donde resultó finalista. El logotipo de la Universidad de Nueva York recupera la antorcha de la Estatua de la Libertad para mostrar que está al servicio de la ciudad de Nueva York. La antorcha aparece a la vez sobre el sello y sobre el logotipo de la universidad, diseñado por Ivan Chermayeff en 1965. El famoso ilusionista David Copperfield hizo «desaparecer» el monumento en un programa en directo en la televisión en 1983, en uno de sus trucos más memorables.[75]
La imagen de la estatua también ha sido trasladada al mundo de los videojuegos. El lanzamiento del polémico título de Rockstar Games GTA IV en 2008 incluía una fiel representación de Nueva York (Liberty City en la historia del juego) y de la Estatua de la Libertad, parodiada como «Estatua de la Felicidad».[76] [77]
Altura de la estatua, desde la antorcha hasta la base | 46,05 m |
Altura total del monumento, desde el suelo hasta la antorcha | 92,99 m |
Altura desde los pies de la estatua a la corona | 33,86 m |
Altura de la base, desde el suelo hasta la estatua | 46,94 m |
Longitud de la mano | 5,00 m |
Dedo índice | 2,44 m |
Cabeza, desde el mentón al cráneo | 5,26 m |
Ancho de la cabeza | 3,05 m |
Ancho del ojo | 0,76 m |
Longitud de la nariz | 1,37 m |
Longitud del brazo derecho | 12,80 m |
Ancho del brazo derecho | 3,66 m |
Ancho de la boca | 0,91 m |
Altura de la tablilla | 7,19 m |
Ancho de la tablilla | 4,14 m |
Grosor de la tablilla | 0,61 m |
Peso del cobre | 31 t |
Peso del acero | 125 t |
Peso de los cimientos de hormigón | 25.500 t |
Grosor de las planchas de cobre | 2,38 mm |
Fuente: Statue Statistics, National Park Service (16/8/2006). Consultado el 18 de agosto de 2008.
: Utilizada para la redacción del artículo.
La Biblioteca Real de Alejandría o Antigua Biblioteca de Alejandría, fue en su época la más grande del mundo. Situada en la ciudad egipcia de Alejandría, se estima que fue fundada a comienzos del siglo III a. C. por Ptolomeo I Sóter, y ampliada por su hijo Ptolomeo II Filadelfo, llegando a albergar hasta 900.000 manuscritos. Una nueva Biblioteca Alejandrina, rememorando la original y promovida por la Unesco, fue inaugurada el 16 de octubre de 2002[1] en la misma ciudad.
La destrucción de la Biblioteca de Alejandría es uno de los temas polémicos de la civilización occidental, asignándose a romanos, egipcios cristianos o musulmanes, dependiendo de la fuente consultada. Se carece de testimonios precisos sobre sus aspectos más esenciales, y no se han encontrado las ruinas del Museo, siendo las del Serapeo muy escasas. Para algunos escritores latinos, la Gran Biblioteca fundada por los Ptolomeos apenas resultó afectada en el incendio provocado por las tropas de Julio César en 48 a. C. Probablemente, ya había desaparecido en el momento de la dominación árabe, aunque algunos escritores comentan que el califa Umar ibn al-Jattab ordenó la destrucción de millares de manuscritos. Independientemente de las culpas de cristianos y musulmanes, el fin de la biblioteca debe situarse en un momento indeterminado del siglo III o del IV, quizá en 273, cuando el emperador Aureliano tomó y saqueó la ciudad, o cuando Diocleciano hizo lo propio en 297. La biblioteca-hija del Serapeo, sucesora de la Gran Biblioteca, fue expoliada, o al menos vaciada, en 391, cuando el emperador Teodosio el Grande ordenó la destrucción de los templos paganos de la ciudad de los Ptolomeos.
Desde el siglo XIX, los eruditos han intentado comprender la organización y estructura de la biblioteca, y se ha debatido largo y tendido sobre su final. Los conocimientos sobre la Biblioteca, cómo fue, cómo trabajaron sus sabios, el número exacto de volúmenes e incluso su misma situación, son todos muy escasos, ya que muy pocos testimonios tratan sobre tan gran institución, y aún éstos son esporádicos y desperdigados. Los investigadores y los historiadores de los siglos XX y XXI han insistido en que se ha formado una utopía retrospectiva en torno a la Biblioteca de Alejandría. No hay duda de que la biblioteca existió, pero apenas hay certezas en lo escrito sobre ella. Se han hecho centenares de afirmaciones contradictorias, dudosas o simplemente falsas, realizando suposiciones a partir de muy pocos datos que, la mayoría de las veces, son sólo aproximaciones.
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La Gran Biblioteca de Alejandría, llamada así para distinguirla de la pequeña o hermana biblioteca en el Serapeo, fue fundada por los primeros Ptolomeos con el propósito de ayudar al mantenimiento de la civilización griega en el seno de la muy conservadora civilización egipcia que rodeaba a la ciudad alejandrina. Si bien es cierto que el traslado de Demetrio de Falero a Alejandría (en el año 296-295 a. C.) está relacionado con la organización de la biblioteca, también es seguro que al menos el plan de esta institución fue elaborado bajo Ptolomeo Sóter (muerto alrededor de 284 a. C.), y que la finalización de la obra y su conexión con el Museo fue la obra máxima de su sucesor, Ptolomeo II Filadelfo. Como Estrabón no hace mención de la biblioteca en su descripción de los edificios del puerto, parece evidente que no estaba en esta parte de la ciudad; además, su conexión con el Museo permitiría ubicarla en el Brucheion, el distrito real situado en el noreste de la ciudad.
Este santuario acogía un pequeño zoológico, jardines, una gran sala para reuniones e incluso un laboratorio. Las salas que se dedicaron a la biblioteca acabaron siendo las más importantes de toda la institución, que fue conocida en el mundo intelectual de la antigüedad al ser única. Durante siglos, los Ptolomeos apoyaron y conservaron la biblioteca que, desde sus comienzos, mantuvo un ambiente de estudio y de trabajo. Dedicaron grandes sumas a la adquisición de libros, con obras de Grecia, Persia, India, Palestina, África y otras culturas, aunque predominaba la literatura griega.
La biblioteca del Museo constaba de diez estancias dedicadas a la investigación, cada una de ellas dedicada a una disciplina diferente. Un gran número de poetas y filósofos, que llegaron a ser más de cien en sus mejores años, se ocupaban de su mantenimiento, con una dedicación total. En realidad se consideraba el edificio del Museo como un verdadero templo dedicado al saber.
Se sabe que desde el principio la biblioteca fue un apartado al servicio del Museo. Pero más tarde, cuando esta entidad adquirió gran importancia y volumen, hubo necesidad de crear un anexo cercano. Se cree que esta segunda biblioteca (la biblioteca hija) fue creada por Ptolomeo III Evergetes (246-221 a. C.), y se estableció en la colina del barrio de Racotis (hoy llamada Karmuz), en un lugar de Alejandría más alejado del mar; concretamente, en el antiguo templo erigido por los primeros Ptolomeos al dios Serapis, llamado el Serapeo, considerado como uno de los edificios más bellos de la Antigüedad. En la época del Imperio romano, los emperadores la protegieron y modernizaron en gran medida, incorporando incluso calefacción central mediante tuberías con el fin de mantener los libros bien secos en los depósitos subterráneos.
Los redactores de la biblioteca de Alejandría eran especialmente conocidos en Grecia por su trabajo sobre los textos homéricos. Los redactores más famosos generalmente llevaron el título de bibliotecario principal.
La diversidad geográfica de los eruditos muestra que la biblioteca era de hecho un gran centro de investigación y aprendizaje. En 2004, un equipo egipcio encontró lo que parece ser una parte de la biblioteca mientras excavaba en el Brucheion. Los arqueólogos descubrieron trece salas de conferencias, cada una con un podium central. Zahi Hawass, el presidente del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, calcula que en las salas excavadas hasta ahora se habría podido acoger a unos 5.000 estudiantes,[2] lo que indica que era una institución muy grande para su época. En el siglo II a. C., Eumenes II fundó un centro a imitación de la biblioteca en Pérgamo.[3]
Ptolomeo II encargó a Zenódoto de Éfeso, ayudado por el poeta Calímaco, la tarea de catalogación de todos los volúmenes y libros. Zenódoto fue el primer bibliotecario de Alejandría, y en estos años las obras catalogadas llegaron al medio millón.[4] El resultado de su labor fue el Pinakes, primer catálogo temático de la historia. Unas se presentaban en rollos de papiro o pergamino, que es lo que se llamaba «volúmenes», y otras en hojas cortadas, que formaban lo que se denominaba «tomos». Cada una de estas obras podía dividirse en «partes» o «libros». Se hacían copias a mano de las obras originales, es decir «ediciones», que eran muy estimadas (incluso más que las originales) por las correcciones llevadas a cabo. Las personas encargadas de la organización de la biblioteca y que ayudaban a Calímaco rebuscaban por todas las culturas y en todas las lenguas conocidas del mundo antiguo y enviaban negociadores que pudieran hacerse con bibliotecas enteras, unas veces para comprarlas tal cual, otras como préstamo para hacer copias.[5]
Los grandes buques que llegaban al famoso puerto de Alejandría cargados de mercancías diversas eran inspeccionados por la guardia, tanto en busca de contrabando como de textos. Cuando encontraban algún rollo, lo confiscaban y lo llevaban en depósito a la biblioteca, donde los amanuenses se encargaban de copiarlo. Una vez hecha esa labor, el rollo era generalmente devuelto a sus dueños. El valor de estas copias era altísimo y muy estimado. La biblioteca de Alejandría llegó a ser la depositaria de las copias de todos los libros del mundo antiguo. Allí fue donde realmente se llevó a cabo por primera vez el arte de la edición crítica.
Se sabe que en la biblioteca se llegaron a depositar el siguiente número de libros:
Cada uno de estos volúmenes era un manuscrito que podía versar sobre temas diferentes. Se cree que allí estaban depositados tres volúmenes con el título de Historia del mundo, cuyo autor era un sacerdote babilónico llamado Beroso, y que el primer volumen narraba desde la creación hasta el diluvio, periodo que según él había durado 432.000 años, es decir, cien veces más que en la cronología que se cita en el Antiguo Testamento. Ese número permitió identificar el origen del saber de Beroso: la India (ver iuga). También se sabe que allí estaban depositadas más de cien obras del dramaturgo griego Sófocles, de las que sólo han perdurado siete.[6]
A finales del siglo XIX se encontraron en el yacimiento de Oxirrinco, en el pueblo de El-Bahnasa (pequeño pueblo a 190 km al sur de El Cairo, en Egipto) miles de papiros que fueron estudiados a fondo por los eruditos. En algunos de ellos se hablaba de la famosa Biblioteca y se daba una lista de nombres de varios directores o bibliotecarios a partir del año de su fundación:[7]
Los nombres griegos de los directores de la biblioteca fueron variando con la época: primero fueron llamados próstates, luego se los denominó bibliofýlax, epistátes, y, por último, tetagménos.
Bibliotecario | desde | hasta | Principales aportes |
---|---|---|---|
Zenódoto de Éfeso | 282 a. C. | 260 a. C. (?) | Estableció el sistema utilizado para guardar las existencias de la biblioteca. Presumiblemente armó un sistema de categorías temáticas, luego asignó a los libros de cada categoría una habitación o parte de una habitación para colocar los rollos en una estantería por autor según orden alfabético. |
Calímaco de Cirene (?) | 260 a. C. (?) | 240 a. C. (?) | Creó las tablas Pinakes, cuyo título completo fue las "Tablas de Personas Eminentes en cada una de las ramas del aprendizaje, junto con una Lista de sus escritos".[8] |
Apolonio de Rodas (?) | 240 a. C. (?) | 230 a. C. (?) | |
Eratóstenes de Cirene | 230 a. C. (?) | 195 a. C. | |
Aristófanes de Bizancio | 195 a. C. | 180 a. C. | |
Apolonio Eidógrafo (?) | 180 a. C. | 160 a. C. (?) | |
Aristarco de Samotracia | 160 a. C. (?) | 131 a. C. |
No se puede hablar propiamente de Demetrio de Falero como bibliotecario, ya que la biblioteca como tal fue fundada tras su muerte. La inclusión como bibliotecarios de Calímaco de Cirene y Apolonio de Rodas tiene poca autoridad y parece cronológicamente imposible.[cita requerida] Más allá del año 131 a. C., las fechas se tornan bastante inciertas.
Los sabios que estudiaban, criticaban y corregían obras se clasificaron a sí mismos en dos grupos: filólogos y filósofos.
Entre ellos se encontraban personajes tan conocidos como Arquímedes, el más notable científico y matemático de la antigüedad; Euclides que desarrolló allí su Geometría; Hiparco de Nicea, que explicó a todos la Trigonometría, y defendió la visión geocéntrica del Universo; Aristarco, que defendió todo lo contrario, es decir, el sistema heliocéntrico siglos antes de Copérnico; Eratóstenes, que escribió una Geografía y compuso un mapa bastante exacto del mundo conocido; Herófilo de Calcedonia, un fisiólogo que llegó a la conclusión de que la inteligencia no está en el corazón sino en el cerebro; los astrónomos Timócaris y Aristilo; Apolonio de Pérgamo, gran matemático, que escribió en Alejandría Sobre las secciones cónicas; Apolonio de Rodas, autor de El viaje de los argonautas; Herón de Alejandría, un inventor de cajas de engranajes y también de unos aparatos movidos por vapor: es el autor de la obra Autómata, la primera obra conocida sobre robots; el astrónomo y geógrafo Claudio Ptolomeo; Galeno, quien escribió bastantes obras sobre el arte de la curación y sobre anatomía.
Todo lo que se sabe en la actualidad sobre la historia de la antigua biblioteca se debe a algunas referencias de posteriores escritores, a veces de gente que incluso la llegó a conocer, pero son alusiones de pasada, no hay nada dedicado en exclusiva a comentar o describir el edificio o la vida que en ella se desarrollaba.
La enciclopedia bizantina denominada Suda[10] recopila un conjunto de informaciones procedentes de toda la Antigüedad grecolatina.
Suele afirmarse que la primera gran destrucción que sufrió la Biblioteca de Alejandría fue la perpetrada por los romanos: Julio César, en persecución de Pompeyo, derrotado en Farsalia, arribó a Egipto para encontrarse con que su antiguo compañero y yerno había sido asesinado por orden de Potino, el visir del rey Ptolomeo XIII Filópator, para congraciarse con su persona. Egipto padecía una guerra civil por la sucesión del trono, y pronto César se inclinó a favor de la hermana del rey, Cleopatra VII. Consciente de que no podría derrotar a Roma, pero sí a César, y ganarse la gratitud de sus rivales en el Senado, Potino le declaró la guerra. El 9 de noviembre del 48 a. C., las tropas egipcias, comandadas por un general mercenario llamado Aquilas (antiguo centurión), asediaron a César en el palacio real de la ciudad e intentaron capturar las naves romanas en el puerto. En medio de los combates, teas incendiarias fueron lanzadas por orden de César contra la flota egipcia, reduciéndola a las llamas en pocas horas. Aunque según la versión del propio Julio César en su Bellum Alexandrinum la ciudad apenas si se vio afectada, "por estar construidos los edificios sin maderas en que pudiera cebarse el fuego".
No obstante, según otras fuentes clásicas este incendio se habría extendido hasta los depósitos de libros de la Gran Biblioteca, que se encontraba en el barrio de Bruquión, cercano al puerto. Séneca confirma en su De tranquilitate animi la pérdida de 40.000 rollos en este desafortunado incidente («quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt»), citando su fuente, el perdido libro CXII de Tito Livio, quien fue contemporáneo del desastre. Paulo Orosio reitera en pleno siglo V esta cifra en su Historiarum adversum paganos: «...al invadir las llamas parte de la ciudad consumieron cuarenta mil libros depositados por casualidad en los edificios... »[11] Dión Casio[12] alude a la destrucción de los almacenes (apothekai) del puerto, algunos de los cuales contenían rollos. Por su parte, Plutarco de Queronea[13] es el primero en mencionar de modo explícito la extensión del fuego a la gran Biblioteca de Alejandría como si hubiera quedado reducida a cenizas para siempre, y no sólo una destrucción parcial. Sin embargo, tan tajante afirmación de Plutarco acerca del incendio de la Biblioteca parece tener origen en un error filológico, provocado por el cambio de significado de término griego bibliotheke a finales del siglo I y principios del II. La palabra perdió su connotación de «biblioteca» para significar «colección de libros» (como la Biblioteca histórica de Diodoro Sículo). Entretanto, «biblioteca» se designaría como apothekai tôn bibliôn (literalmente: ‘almacén de libros’), y el diferente significado atribuido a estos términos habría dado lugar a la confusión. Aulo Gelio,[14] y el muy posterior Amiano Marcelino[15] aportaron una información similar a la anterior, siendo víctimas del mismo error de significado, probablemente repetido por la ignorancia o la credulidad de sus contemporáneos.
Hay pocas dudas de que la Gran Biblioteca alejandrina y sus tesoros no resultaron destruidos en el incendio del año 48 a. C., como llegaron a afirmar algunos historiadores clásicos. Los famosos 400.000 tomos que habrían ardido podrían ser en realidad unos 40.000, depositados en almacenes del puerto, probablemente en espera de ser catalogados para la Biblioteca, o para su exportación a Roma, tal como indican el Bellum Alexadrinum, Séneca y Dión Casio.
Después del desastroso incendio, la muerte de César y del ascenso de Augusto, Cleopatra VII se refugió en la ciudad de Tarso (en la actual Turquía) junto con Marco Antonio. Fue entonces cuando el triunviro le ofreció los 200.000 manuscritos traídos desde la biblioteca de Pérgamo (en Asia Menor), que Cleopatra depositó en la biblioteca como compensación por cualquier posible pérdida.
La existencia de la Biblioteca tras su supuesta destrucción queda confirmada por una inscripción hallada a principios del siglo XX, dedicada a Tiberio Claudio Balbilo (56). Balbilo desempeñaba un cargo «supra Museum et ab Alexandrina bibliotheca» combinando la dirección del Museo y la Biblioteca como si se tratara de una academia.[16]
Cayo Suetonio Tranquilo tampoco dice nada de la destrucción de la Gran Biblioteca. Es más, en la biografía de Claudio refiere que el Emperador, tras escribir en griego una historia de los etruscos y otra sobre los cartagineses (hoy perdidas), quiso celebrar la escritura de estos libros y creó un anexo del Museo:
Ello da a entender de manera más que manifiesta que el viejo Museo seguía existiendo y en pleno funcionamiento. El mismo Suetonio, al narrar la vida de Domiciano, indica que mandó restaurar con grandes gastos bibliotecas incendiadas a lo largo y ancho del Imperio, haciendo buscar por todas partes nuevos ejemplares de las obras perdidas, y «envió a Alejandría una misión para sacar esmeradas copias o corregir los textos».[18]
Un tercer testimonio es el de Ateneo de Naúcratis (c. 200) que escribió detalladamente en su Deipnosophistae sobre la riqueza de Ptolomeo II, y el número y poderío de sus flotas. Pero al llegar al Museo y a la Gran Biblioteca, dice:
Sin embargo, durante el siglo II y a lo largo del III, una serie de desastres se abatieron sobre la antigua capital de los Ptolomeos: en primer lugar, la Guerra de Kitos (115-7), en que los rebeldes judíos destrozaron buena parte de la urbe egipcia. Posteriormente, la llamada Guerra Bucólica (172-5) también se extendió hasta Alejandría. A ésta siguieron la rebelión de los usurpadores Avidio Casio (175) y Pescenio Níger (193-4); el brutal saqueo de Alejandría por capricho de Caracalla (215); la pléyade de tumultos y revueltas civiles y militares que hubo durante la Anarquía Militar a raíz de la crisis económica y la aplastante presión fiscal; los ataques de los blemmíes… La ciudad fue destrozada por Valeriano (253); de nuevo en 269, cuando se dio la desastrosa conquista de la ciudad por Zenobia, reina de Palmira; y en el 273, cuando Aureliano, al reconquistarla para los romanos, saqueó y destruyó completamente el Bruchión, desastre que necesariamente hubo de afectar al Museo y la Biblioteca, y que probablemente fuera la causa de su destrucción. Se dice que en aquella ocasión los sabios griegos se refugiaron en el Serapeo, que nunca sufrió con tales desastres, y otros emigraron a Bizancio. Finalmente, en 297 la revuelta del usurpador Lucio Domicio Domiciano acabó con Alejandría tomada y saqueada por las tropas de Diocleciano, tras un asedio de ocho meses (victoria conmemorada por el llamado «Pilar de Pompeyo»). Se dice que tras la capitulación de la ciudad, Diocleciano ordenó que la carnicería continuara hasta que la sangre llegara a las rodillas de su caballo. La accidental caída de éste libró a los alejandrinos de la muerte, y para conmemorar el hecho erigieron una estatua al caballo. Se sabe asmismo que Diocleciano ordenó quemar millares de libros relacionados con la alquimia y las ciencias herméticas, para evitar que alguien pusiera en peligro la estabilidad monetaria que a duras penas se había conseguido restaurar.
En 330, con la fundación de la nueva capital imperial, Constantinopla, es probable que lo que restara de su contenido fuera incautado por las autoridades imperiales y trasladado a la Nueva Roma. Para colmo, entre 320 y 1303 hubo 23 terremotos en Alejandría. El del 21 de julio de 365 fue particularmente devastador. Según las fuentes, hubo 50.000 muertos en Alejandría, y el equipo de Franck Goddio del Institut Européen d´Archéologie Sous-Marine, ha encontrado en el fondo de las aguas del puerto cientos de objetos y pedazos de columnas que demuestran que al menos el veinte por ciento de la ciudad de los ptolomeos se hundió en las aguas, incluyendo el Bruchión, supuesto enclave de la Biblioteca.
Es probable que la Biblioteca original de los Tolomeos fuera destruida en alguno de estos desastres, restando tan sólo parte de su contenido -unos 40.000 rollos- custodiados en una biblioteca secundaria ubicada en el complejo del Serapeum, templo dedicado al dios Serapis, patrón de la ciudad.
Por lo que se refiere a esta segunda Biblioteca, también conocida como Biblioteca-hija o Biblioteca del Serapeo, a finales del siglo IV, el emperador Teodosio el Grande, en respuesta a una petición del patriarca de Alejandría, envió un decreto de prohibición contra el paganismo en Egipto: en el año 391, el patriarca Teófilo de Alejandría promovió una revuelta durante la cual el templo de Serapis resultó asaltado pues en él Diocleciano, tras el saqueo de la ciudad, había mandado erigir en su honor una columna conmemorativa en su calidad de dios viviente, y este emperador resultaba la personificación de las persecuciones contra los cristianos, por lo que en el lugar se consagró como iglesia dedicada a San Juan Bautista la cual subsistió hasta la conquista árabe.[19]
Algunos historiadores afirman que la Biblioteca del Serapeo fue saqueada y desperdigada o destruida; otros lo ponen en duda toda vez que no nos han llegado fuentes directas de que ello sucediera y en las referencias de la revuelta se recogen múltiples detalles pero ninguna alusión se hace a la Biblioteca. Así unas décadas después el historiador romano Sócrates de Constantinopla proporciona el relato de la revuelta en el libro V de su Historia ecclesiastica, escrita alrededor del año 440:
Para algunos comentaristas es lógico pensar que si se hubiese producido la destrucción de los libros por órdenes de Teófilo el relato habría recogido alguna referencia, por ello no hay acuerdo entre los historiadores en torno a la suerte que corrió la Biblioteca del Serapeo. Algunos creen que seguramente se salvaron buena parte de los fondos de la Biblioteca, toda vez que habrían sido trasladados con anterioridad, otros que ya para aquel tiempo no existía la Biblioteca como tal.
También se ha llegado a asociar la destrucción de la Biblioteca con la muerte de Hipatia de Alejandría, si bien no hay ninguna referencia literaria que vincule ambos sucesos. Su asesinato tuvo lugar en el año 416, la Gran Biblioteca no sobrevivió más allá del siglo III, o quizá del IV, y su sucesora, la Biblioteca-hija del Serapeo en todo caso de haber desaparecido en este periodo lo habría hecho con mayor probabilidad en el año 391. Por otra parte según las fuentes, Hipatia enseñaba a sus discípulos en su propia casa, no constando que tuviera un vínculo directo con la institución, y fue asaltada en la calle y llevada al Cesáreo, donde fue asesinada, no al Serapeo.
En cualquier caso, no sería extraño que el contenido de la Biblioteca del Serapeo fuera dañado por las sucesivas algaradas que sufrió la ciudad en esta época, la cual era famosa en la antigüedad por la naturaleza levantisca y pendenciera de sus habitantes. A lo largo de los siglos IV y V fueron frecuentes los motines populares, que provocaron la muerte a dos obispos cristianos, Jorge y Proterio, en el 361 y 457 respectivamente, la de la filósofa Hipatia (415 ó 16) o la del Prefecto imperial Calisto en 422.
Sea como fuere, la cuestión dista mucho de estar clara, puesto que, si bien es cierto que en 416, el teólogo e historiador hispanorromano Paulo Orosio vio con mucha tristeza los restos de la biblioteca del Serapeo, confirmando que «sus armarios vacíos... fueron saqueados por hombres de nuestro tiempo».;;[21] no lo es menos que en pleno siglo VI, el filósofo alejandrino Ammonio de Hermia (c.440-c.520) llega a describir la Biblioteca y los libros que contenía, recogiendo, por ejemplo, que custodiaba dos copias de Las Categorías de Aristóteles, como si aún existiera por entonces, lo que arroja serias dudas sobre su destrucción o pervivencia.
En el siglo VI hubo en Alejandría luchas violentas entre monofisitas y melquitas y más tarde aún, en el 616 los persas de Cosroes II tomaron la ciudad. Alejandría seguía siendo, no obstante, una de las mayores metrópolis mediterráneas en el momento de la conquista musulmana, en 642, tras 14 meses de asedio. El historiador Eutiquio cita una carta escrita el viernes de la luna nueva de Moharram del año vigésimo de la Hégira[22] donde el comandante musulmán Amr ibn al-As, al entrar en la ciudad, se dirigió al segundo sucesor de Mahoma, el califa Umar ibn al-Jattab e hizo un inventario de lo encontrado en la ciudad de Alejandría: «4.000 palacios, 4.000 baños, 12.000 mercaderes de aceite, 12.000 jardineros, 40.000 judíos y 400 teatros y lugares de esparcimiento».
El cronista y pensador Ibn al-Qifti, afirmó en la Crónica de los sabios que Amr se entrevistó con el comentarista Juan Filópono, quien le pidió tomar una decisión sobre el futuro de los libros de la Biblioteca debido a que las actividades de este lugar estaban momentáneamente suspendidas. Amr no se atrevió a responder, y prefirió enviar otra misiva al califa, pidiendo instrucciones. La epístola tardó más de treinta días en llegar a las manos del polémico Omar, quien estaba ocupado para ese entonces en sus conquistas y en la redacción escrita del Corán. Pasados treinta días más, Amr recibió la respuesta través de un mensajero y leyó a Filópono la decisión de Omar:
Amr lamentó este criterio, pero fue obediente, según el historiador Abd al-Latif, y no vaciló en cumplir la orden recibida, con lo que la biblioteca de Alejandría fue incendiada y totalmente destruida. Añade Ibn al-Qifti que los papiros sirvieron como combustible para los baños públicos por espacio de seis meses.[25] [26]
La historia de la quema de la biblioteca del Serapeum a manos de los árabes está recogida en los escritos de bastantes autores árabes antiguos como Ibn Al-Nadim (c. 950-995) o el padre de los historiadores egipcios Al Makrizi (1364–1442); igualmente en su libro Prolegómenos, el historiador andalusí Ibn Jaldún (1332-1406) apoya esta versión. Aunque para otros historiadores más modernos este episodio no constituye más que una leyenda.
La primera noticia que llegó a Occidente sobre el supuesto acontecimiento figura en la traducción que Edward Pococke hizo en 1663 de Specimen historiæ arabum de Bar Hebraeus, que en 1713 fue considerada una falsedad por Eusèbe Renaudot. Posteriormente muchos eruditos han coincidido con la opinión de Renaudot, como Alfred J. Butler, Victor Chauvin, Paul Casanova y Eugenio Griffini.[26] En apoyo de esta opinión hay varios datos:
En 1990 Bernard Lewis argumentó que la historia era falsa, justificando que sobreviviera porque era un mito útil para el caudillo del siglo XII Saladino, que lo encontró necesario para eliminar los textos ismailistas de la colección fatimita de El Cairo, en su lucha por la restauración del sunismo en Egipto. Lewis sugiere que las historias sobre la destrucción de la biblioteca por el califa Umar ibn al-Jattab hacían más aceptables las acciones de Saladino ante su pueblo.[27]
Pese a la abierta controversia al respecto, en todo caso es probable que los musulmanes destruyeran gran número de libros, fueran de la Gran Biblioteca o no, al igual que hicieron en otras ciudades de Oriente Próximo, como Cesarea de Palestina, cuya biblioteca contenía la mayor colección de textos cristianos, o en Gaza, sede de una importante universidad en época tardoimperial. Alejandría mantuvo su importancia cultural en los siglos V y VI, y sin duda mantuvo una floreciente producción literaria.
En todo caso la ciudad egipcia abrió sus puertas a una expedición romana de auxilio en 645, pero al año siguiente cayó nuevamente en manos musulmanas. A partir de entonces la importancia y población de la ciudad cayeron en picado, en beneficio de la nueva capital de los conquistadores, Fustat (El Cairo), perdiéndose todo rastro de la Biblioteca.
En el año 1987 salió a la luz un ambicioso proyecto cultural: construir una nueva biblioteca —la Bibliotheca Alexandrina— en la ciudad de Alejandría para recuperar así un enclave mítico de la Antigüedad, patrimonio de la Humanidad. Esto ocurría 1.600 años después de la desaparición definitiva de aquellas grandes colecciones del saber. Para llevar a cabo semejante proyecto se unieron los esfuerzos económicos de diversos países europeos, americanos y árabes, más el gobierno de Egipto y la Unesco.[28]
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La pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte o asesinar a un condenado por parte del Estado, como castigo por un delito establecido en la legislación; los delitos por los cuales se aplica esta sanción suelen denominarse «delitos capitales».
La muerte de criminales y disidentes políticos ha sido empleada por algunas sociedades en un momento de su historia, tanto para castigar el crimen como para suprimir la disensión política. Actualmente la pena de muerte ha sido abolida y penalizada en casi todos los países europeos (excepto Bielorrusia), y la mayoría de los correspondientes a Oceanía (como Australia, Nueva Zelanda y Timor Oriental). La mayoría de países latinoamericanos han abolido la pena de muerte, mientras que los Estados Unidos de América, Guatemala y la mayoría de los estados del Caribe la usan, y en Chile, Brasil la usan como castigo en situaciones excepcionales, como por ejemplo para castigar la traición cometida en tiempo de guerra. En Asia la pena de muerte está permitida en democracias como Japón e India. En África, aún se usa en Botsuana y Zambia.
En muchos países donde aún se aplica la pena de muerte, se usa como un castigo para crímenes de asesinato, espionaje, traición, o como parte del Derecho militar. En algunos países se aplica también para castigar delitos sexuales, siendo considerados como tales el adulterio o la sodomía. También se castiga con pena de muerte en otros países la apostasía, la renuncia formal a la propia religión. En China, el tráfico de personas y los casos graves de corrupción política son castigados con la pena de muerte. En algunos países la pena de muerte se utiliza por motivos políticos, con la máxima difusión posible, como «escarmiento» de masas: en 2007 en Corea del Norte el director de una empresa fue ejecutado públicamente en un estadio deportivo, ante 150.000 personas[1] como castigo por haber realizado llamadas telefónicas al extranjero.[2]
El tema de la pena de muerte es muy controvertido. Los simpatizantes de la misma opinan que su realización reduce el delito, previene su repetición y es una forma de castigo para el asesinato. Los detractores argumentan que no reduce el crimen en mayor medida que la cadena perpetua; son peores que el delito, son holocausticas y es una discriminación de hecho contra las minorías y los pobres que puedan no tener recursos suficientes en el sistema legal.
Según el informe anual de ejecuciones judiciales de Amnistía Internacional, en el año 2003 fueron ejecutadas al menos 1.146 personas en 28 países. El 84% de las muertes documentadas ocurrieron en cuatro países: la República Popular China llevó a cabo 726 ejecuciones, Irán mató a 108 personas, Estados Unidos a 65 y Vietnam a 64. La última nación en abolir la pena de muerte para todos los crímenes fue Uzbekistán, a principios del 2008.[3]
El Día mundial y europeo contra la Pena de muerte se celebra el 10 de octubre.
El uso de la ejecución formal como castigo se remonta prácticamente a los principios mismos de la historia escrita. Muchos registros históricos, así como prácticas tribales primitivas, indican que la pena de muerte ha sido parte de los sistemas judiciales desde el principio de la existencia de los mismos; los castigos comunitarios incluían generalmente compensación por parte del infractor, castigo corporal, repudio, exilio y ejecución. Sin embargo, en comunidades pequeñas, los crímenes suelen ser raros, y el asesinato resulta ser casi siempre un crimen pasional. Por esa razón las ejecuciones y el exilio solían ser castigos muy infrecuentes. Usualmente se solía emplear la compensación o el repudio.
Sin embargo, estas no son respuestas eficaces cuando el crimen es cometido por individuos ajenos a la comunidad. En consecuencia, todo crimen, por pequeño que fuera, tendía a ser considerado como un ataque a toda la comunidad si era cometido por un extranjero, y era castigado con severidad. Los variaban, desde golpizas hasta esclavitud u homicidio. Sin embargo, la respuesta a crímenes cometidos por tribus o comunidades vecinas incluían disculpas formales, compensaciones o incluso venganzas.
Cuando no existe un sistema de arbitraje entre familias o tribus, o, existiendo, dicho sistema falla, se producen disputas familiares o «vendettas». Esa forma primitiva de justicia era común antes de la aparición de los sistemas de arbitraje basados en Estados o en la religión organizada. Podía desembocarse en su uso por crímenes, disputas de tierra o la aplicación de códigos de honor: «Los actos de venganza resaltan la habilidad del colectivo social de defenderse a sí mismo, y demuestran a sus enemigos (así como a los aliados potenciales) que los daños a las propiedades, derechos o personas miembros de dicho colectivo no quedarán impunes».[4] Sin embargo, en la práctica suele ser difícil distinguir entre una guerra de venganza, pensada como castigo por una ofensa, y una de conquista.
Las formas más elaboradas de arbitraje de discusiones incluían condiciones y tratados de paz hechos con frecuencia dentro de un contexto religioso, con un mecanismo de compensación también de base religiosa. Se basaba la compensación en el principio de «sustitución», que podía incluir compensaciones materiales en ganado o esclavos, intercambio de novias o novios, o pago de la deuda de sangre. Las normas de cada tribu o sociedad podían permitir que se pagara la sangre humana derramada con sangre animal, que se compensara con dinero de sangre, o en algunos casos, exigir el pago mediante el ofrecimiento de un ser humano para su ejecución. La persona ofrecida no tenía porqué ser el perpetrador original del crimen, ya que el sistema se basaba en las tribus, no en los individuos. Las disputas de sangre podían ser resueltas durante reuniones periódicas, como el holmgang en los Things vikingos. A pesar de su origen primitivo, los sistemas basados en disputas de sangre pueden sobrevivir de forma paralela a otros sistemas legales más modernos, o ser incluso aceptados en juicios —por ejemplo el caso de los juicios por combate—. Una de las formas modernas más refinadas de la disputa de sangre es el duelo.
En ciertas partes del mundo emergieron naciones con la forma de repúblicas, monarquías u oligarquías tribales. Estas naciones solían unirse mediante lazos comunes lingüísticos, religiosos o familiares. La expansión de este tipo de naciones solía darse por conquista de tribus o naciones vecinas. En consecuencia, emergieron varias clases de realeza, nobleza, ciudadanía y esclavitud, por lo que los sistemas de arbitraje tribal tuvieron que modernizarse para formar un sistema de justicia que formalizara la relación entre las distintas «clases» dentro de la misma sociedad, en lugar de entre distintas «tribus» relativamente independientes. El primer y más famoso sistema de justicia conocido para este nuevo tipo de justicia es el Código de Hammurabi, que establecía penas y compensaciones de acuerdo con las distintas clases o grupos sociales de las víctimas y los infractores.
La Torá (ley judía), también conocida como el Pentateuco (el conjunto de los cinco primeros libros del Antiguo Testamento cristiano), establece la pena de muerte para el homicidio, el secuestro, la magia, la violación del shabat, la blasfemia y una amplia gama de crímenes sexuales, aunque la evidencia sugiere que las ejecuciones en realidad eran raras.[5] Tenemos otro ejemplo en la Antigua Grecia, en la que el sistema legal ateniense fue escrito por primera vez por Dracón hacia el 621 a. C.; en él, se aplicaba la pena de muerte como castigo por una lista bastante extensa de delitos (de ahí el uso moderno de «draconiano» para referirse a un conjunto de medidas especialmente duro). De manera similar, en la Europa medieval, antes del desarrollo de los modernos sistemas de prisiones, la pena de muerte se empleaba de manera generalizada. Por ejemplo, en los años 1700 en el Reino Unido había 222 crímenes castigados con la pena capital, incluyendo algunos como cortar un árbol o robar un animal. Sin embargo, casi invariablemente las sentencias de muerte por crímenes contra la propiedad eran conmutadas a penas de traslado a una colonia penal, o algún otro lugar donde el recluso debía trabajar en condiciones muy cercanas a la esclavitud[6]
A pesar de lo extendido de su uso, no eran extrañas las proclamas a favor de su reforma. En el siglo XII, el académico sefardí Maimonides escribió: «Es mejor y más satisfactorio liberar a un millar de culpables que sentenciar a muerte a un solo inocente».
Maimónides argumentaba que ejecutar a un criminal basándose en cualquier cosa menos firme que una certeza absoluta llevaba a una pendiente resbaladiza de onus probandi decreciente, hasta que al final se estaría condenando a muerte «de acuerdo con el capricho del juez». Su preocupación era el mantenimiento del respeto popular por la ley, y bajo ese punto de vista, creía que eran mucho más dañinos los errores por comisión que los errores por omisión.
Los últimos siglos han sido testigos de la aparición de las modernas naciones-estado, que traen consigo el concepto fundamental e ineludible de «ciudadano». Eso ha provocado que la justicia se asocie cada vez más con la igualdad y la universalidad (la justicia se aplica a todos por igual), lo que en Europa supuso la emergencia del concepto de derecho natural. Otro aspecto importante es la emergencia de las fuerzas de policía e instituciones penitenciarias permanentes. En este contexto, la pena de muerte se ha ido convirtiendo en un factor disuasorio cada vez menos necesario para la prevención de delitos menores como el robo.
El siglo XX ha sido uno de los más sangrientos de la historia de la humanidad. Las guerras entre naciones-estado han supuesto la muerte de millones de personas, una gran parte de las cuales fallecieron a consecuencia de ejecuciones masivas, tanto de combatientes enemigos prisioneros como de civiles. Además, las organizaciones militares modernas han empleado la pena capital como médio para mantener la disciplina militar. En el pasado, la cobardía, la ausencia sin permiso, la deserción, la insubordinación y el pillaje eran crímenes que en tiempo de guerra solían castigarse con la muerte. El fusilamiento se convirtió en el principal método de ejecución en el ámbito militar desde la aparición de las armas de fuego. Así mismo, varios estados autoritarios: por ejemplo, varios con regímenes fascistas o comunistas: han usado la pena de muerte como un potente método de opresión política. En parte como reacción a este tipo de castigo excesivo, las organizaciones civiles han empezado durante este siglo a poner un énfasis creciente en el concepto de los derechos humanos y la abolición de la pena de muerte.
Desde finales del siglo XVIII existe en todo el mundo una tendencia a emplear formas de ejecución menos dolorosas, o más «humanitarias». En esas fechas, por ejemplo, en Francia apareció la Guillotina, mientras que el Reino Unido prohibió la pena de ahorcamiento con descuartizamiento a principios del siglo XIX. Tradicionalmente se practicaba el ahorcamiento dejando caer a la víctima desde una escalera, o subiéndola a algún tipo de plataforma, como un taburete, una silla o la parte trasera de un carro, que luego era retirada, lo cual provocaba una muerte lenta por asfixia; estos métodos fueron sustituidos por el actual, en el que la víctima cae una distancia mínima de un metro, lo que disloca el cuello, seccionando la médula espinal y causando la muerte casi en el acto.
En los Estados Unidos se introdujeron la silla eléctrica y la cámara de gas como métodos de ejecución más humanitarios que la horca, pero han sido casi totalmente desplazados en favor de la inyección letal, que a su vez ha sido criticada como demasiado dolorosa. A pesar de todo, algunos países aún emplean métodos de ahorcamiento «lento», decapitación por espada e incluso lapidación.
A partir de 1995 se empezó a sugerir en distintos medios el uso de la asfixia por nitrógeno como método de ejecución, pero al día de hoy no se emplea en ningún país.
Por lo menos desde la Segunda Guerra Mundial existe una tendencia clara a nivel mundial hacia la abolición de la pena de muerte. En 1977, 16 países eran abolicionistas de facto, cantidad que asciende en el 2007 a 128: 89 países han abolido la pena capital para todos los crímenes, 10 para todos excepto bajo circunstancias especiales (generalmente en estado de guerra), y otros 29 hace más de 10 años que no la aplican. 69 países aún contemplan la pena de muerte dentro de su legislación; varios de ellos permiten su aplicación a menores de 18 años (en el 2006 Irán ejecutó a 4 menores, y Pakistán a uno).
La República Popular China realizó más de 3.400 ejecuciones en el 2004, más del 90% del total mundial. Aunque en algunos casos se emplea un pelotón de ejecución, China ha decidido recientemente que todas las ejecuciones se realicen mediante inyección letal, generalmente efectuadas empleando furgonetas de ejecución de la marca Iveco.[7] Irán realizó 159 ejecuciones en el 2004.[8] En los Estados Unidos de América, Texas es el estado que más ejecuciones realiza, con 370 entre 1976 y 2006. Singapur es el país con más ejecuciones per cápita del mundo, con 70 ahorcamientos para una población de cerca de 4 millones, y tiene, junto con Japón, la menor tasa de asesinatos.[9]
En el año 2006, se hicieron en 25 países:
En ese mismo año, el 91% de las ejecuciones tuvieron lugar en tan solo seis países, listados de mayor a menor cantidad[10] :
Cantidad de muertos en el 2006
El uso de la pena de muerte está cada vez más restringido en los países retencionistas. Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Estados Unidos son las únicas naciones consideradas primermundistas que mantienen la pena de muerte. Durante los años 1980, la democratización de América Latina supuso un gran incremento en la cantidad de países abolicionistas. Tanto la Unión Europea como el Consejo de Europa exigen de manera estricta a los estados miembros que prohíban expresamente la pena de muerte, con excepción del Protocolo 6 de la Convención para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, que aún autoriza el uso de la pena capital dentro de la Unión para crímenes ocurridos en tiempos de guerra.[11] Hay que notar que el único miembro que aún se acoge a esa excepción es Bielorrusia: esa es la razón de que dicho país esté aún excluido del Consejo de Europa. Por otro lado, la rápida industrialización en Asia ha incrementado la cantidad de estados desarrollados retencionistas. En dichos países, la pena de muerte cuenta con un amplio apoyo popular, y recibe poca o ninguna atención por parte del gobierno y los medios. Curiosamente, algunos países africanos y de Oriente Medio en los que el apoyo a la pena de muerte es bajo han seguido la misma tendencia de ignorar el tema.
Algunos países han reanudado la práctica de la pena capital tras haber suspendido las ejecuciones durante largos periodos. Los casos más notables son los de Estados Unidos, que suspendió las ejecuciones en 1973 pero volvió a iniciarlas en 1977; la India, donde no hubo ninguna ejecución entre 1995 y 2004; y Sri Lanka, que recientemente ha declarado el fin de su moratoria sobre la pena de muerte, pero que aún no ha realizado ninguna ejecución. En las Filipinas se reintrodujo la pena capital en 1993 tras su abolición en 1987, pero volvió a ser abolida en 2006.
El nivel de apoyo a la pena de muerte varia mucho en cada país. En las democracias tanto abolicionistas como retencionistas, el punto de vista del gobierno suele tener un amplio apoyo popular y recibe poca atención de la clase política o los medios de comunicación. En algunos países abolicionistas, la mayoría de la población apoya o ha apoyado la pena de muerte, y la abolición fue adoptada a consecuencia de cambios políticos, como el paso de un régimen autoritario a otro democrático. También influyó en los países del este de Europa el hecho de que la abolición se convirtiera en condición necesaria para poder integrarse en la Comunidad Europea. Estados Unidos es una notable excepción: algunos estados han prohibido la pena de muerte desde hace décadas (el primero en abolirla fue Míchigan en 1846), mientras otros aún la practican; la pena capital es hoy día un tema polémico de discusión en todo el país. Sin embargo, en otros países es raro que se prohíba la aplicación de la pena de muerte a consecuencia de una discusión pública activa de sus méritos y consecuencias.
En los países abolicionistas a veces se reactiva el debate sobre la pena de muerte como reacción por algún asesinato especialmente brutal, aunque pocos países la han readmitido después de abolirla. Sin embargo, incrementos súbitos en la cantidad de crímenes violentos, como asesinatos o ataques terroristas, ha empujado a algunos países, como Sri Lanka o Jamaica, a poner fin a sus moratorias sobre la pena capital. En los países retencionistas, el debate sobre la conveniencia de la pena de muerte suele ser reactivado cada vez que sale a la luz un caso de error en su aplicación, aunque este tipo de hechos suelen promover modificaciones en el sistema legal para mejorar su aplicación, más que movimientos hacia la prohibición de su uso.
Una encuesta internacional del Grupo Gallup del año 2000 aseguraba que «El apoyo a la pena de muerte a nivel mundial se encuentra en un 52%». El desglose del porcentaje de apoyo y repudio a la pena de muerte por continentes es: a nivel mundial, 52%/39%, América del Norte 66%/27%,[12] Asia 63%/21%, Europa Central y del Este 60%/29%, África 54%/43%, América Latina 37%/55%, Europa Occidental 34%/60%.
En Estados Unidos, las encuestas suelen mostrar un apoyo mayoritario a la pena capital. Una encuesta hecha por ABC News en julio del 2006 mostraba un apoyo de un 65% a favor de la pena de muerte, de manera coherente con otros resultados del año 2000.[13] De acuerdo con otra encuesta del Grupo Gallup de mayo del 2006, la mitad del público norteamericano opina que la pena de muerte no se aplica con suficiente frecuencia, y el 60% considera que se aplica de manera justa.[14] Sin embargo, las encuestas muestran también que el público está más dividido cuando se le pide elegir entre la pena capital y la cadena perpetua, o cuando deben opinar sobre delincuentes juveniles.[15] [16] Aproximadamente 6 de cada 10 norteamericanos opinan que la pena de muerte no tiene un efecto disuasorio en los casos de asesinato, y la mayoría opina que por lo menos un inocente ha sido ejecutado en los últimos cinco años[17] [18]
Una encuesta reciente en la web de Al-Yazira concluye que el 52, 7% de los encuestados estaba a favor de la prohibición de la pena de muerte, un 39, 3% en contra de su prohibición, y un 8% se mostraba indeciso
Algunas convenciones regionales prohíben el uso de la pena de muerte, siendo la más notable la Convención Europea de Derechos Humanos en sus protocolos sexto (abolición en tiempo de paz) y decimotercero (abolición en todas las circunstancias). Sin embargo, la mayoría de tratados internacionales deniegan categóricamente la prohibición de la pena capital en caso de crimen grave, como por ejemplo en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, aunque incluye protocolos opcionales que permiten su abolición.
Varias organizaciones internacionales han convertido la abolición de la pena de muerte en uno de sus requisitos de entrada, como por ejemplo la Unión Europea y el Consejo de Europa. Ambas organizaciones están dispuestas a aceptar una moratoria como medida provisional. De esta manera Rusia, que permite la pena de muerte según su legislación, no ha hecho uso de la pena capital desde que entró a formar parte del Consejo. Otros estados, que han prohibido de iure la pena de muerte en tiempos de paz y de facto en toda circunstancia, aún no han ratificado el Protocolo nº 13, por lo que no tienen obligación internacional de evitar el uso de la pena de muerte en tiempo de guerra o en peligro de guerra inminente. Concretamente, Armenia, Francia, Italia, Letonia, Polonia y España,[19] aunque tanto Italia como España sí han firmado el Segundo Protocolo Opcional del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos en ese sentido, y España, aunque la contempla en su Constitución, prohibió expresamente el 2006 el uso de la pena capital en tiempo de guerra. Albania es de momento el último país en ratificar el Protocolo nº 13, con fecha efectiva de 1 de junio de 2007.[20]
Turquía, que en los últimos años está realizando gestiones para poder ingresar en la Unión Europea, ha llevado a cabo una reforma de su sistema legal. La última ejecución en Turquía tuvo lugar en 1984, momento a partir del cual existió una moratoria de facto sobre su aplicación. En agosto de 2002 se eliminó de la legislación turca la posibilidad de aplicar la pena de muerte en tiempo de paz, y en mayo de 2004 se modificó la constitución para eliminar la pena capital en toda circunstancia. Turquía ratificó el Protocolo nº 13 de la Convención Europea de Derechos Humanos en febrero de 2006. Como resultado, en Europa no se aplica ni puede aplicarse en la práctica la pena de muerte: todos los estados excepto Rusia, que ha iniciado una moratoria al respecto, han ratificado el Sexto Protocolo de la Convención Europea de Derechos Humanos. La única excepción es Bielorrusia, que no es miembro del Consejo de Europa. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ha estado presionando a los estados observadores del Consejo de Europa que aún aplican la pena capital (Estados Unidos y Japón) para que prohíban su aplicación, o pierdan su situación de estado observador. Además de promover la abolición de la pena de muerte en sus estados miembros, la Unión Europea ha prohibido la extradición de criminales en casos en los que el país reclamante podía intentar aplicar la pena capital.
Entre las organizaciones no gubernamentales, Amnistía Internacional y Human Rights Watch se han posicionado explícitamente en la lucha contra la pena de muerte como objetivo fundacional básico.
Cada vez se aplica menos la pena de muerte a criminales adolescentes (es decir, que tenían menos de 18 años en el momento de cometer el crimen). Los únicos países que todavía permiten oficialmente esta práctica son Bangladesh, Irán, Irak, Nigeria y Arabia Saudí. Nueve países han ejecutado a menores de edad desde 1990: China, República Democrática del Congo, Irán, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudita, Sudán, Estados Unidos y Yemen. China, Pakistán, Estados Unidos y Yemen han incrementado la edad mínima para poder ser ejecutado por ley hasta los 18 años.[21] Amnistía Internacional ha verificado 47 ejecuciones en diversos países de menores y adultos que fueron condenados por crímenes cometidos siendo menores de edad.[22] China no permite la ejecución de menores de edad; sin embargo, según Amnistía Internacional, dichas ejecuciones han tenido lugar.[23] La Corte Suprema de los Estados Unidos abolió el uso de la pena capital para criminales menores de 16 años en el caso Thompson v. Oklahoma (1988), y para todos los menores de edad en Roper v. Simmons (2005). Desde 1642, 364 menores de edad han sido ejecutados en el territorio correspondiente a los EEUU.[24] De manera parecida, en el año 2002 la Corte Suprema de los EEUU declaró inconstitucional la ejecución de individuos con retraso mental[25]
La Convención sobre los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas dispone que «No se impondrá la pena capital ni la de prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de 18 años de edad». Esta convención ha sido firmada y ratificada por todos los países del mundo excepto Estados Unidos de América y Somalia. «En la actualidad, Somalia no puede avanzar hacia la ratificación debido a que carece de un gobierno reconocido. Al firmar la Convención, los Estados Unidos han indicado su intención de ratificarla, pero todavía no lo han hecho».[26]
El subcomité de las Naciones Unidas para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos sostiene que la pena de muerte aplicada a menores de edad es contraria al Derecho internacional consuetudinario.
La primera constancia histórica que se tiene de la abolición de la pena de muerte proviene de China, donde fue prohibida brevemente entre los años 747 y 759. En Inglaterra se incluyó una opinión contraria a la misma en Las doce conclusiones de los lolardos, texto escrito en el 1395. El actual movimiento abolicionista se considera que se inició a raíz de la publicación en Italia del libro de Cesare Beccaria, Dei Delitti e Delle Pene (Del delito y de la pena) en 1764. Mediante el mismo, Beccaria pretendía demostrar no solo la injusticia, sino la futilidad misma de la pena capital y la tortura desde el punto de vista de la política social. Influenciado por el libro, Leopoldo de Habsburgo, famoso monarca ilustrado y futuro Emperador de Austria, abolió la pena de muerte en el entonces independiente Gran Ducado de Toscana el 30 de noviembre de 1786, tras haber detenido de facto las ejecuciones (la última se realizó en 1769). Leopoldo promulgó en esa fecha la reforma del código penal que abolía la pena de muerte, y ordenó la destrucción de todos los instrumentos empleados en su aplicación, en lo que sería la primera prohibición formal de la época moderna. El año 2000, las autoridades regionales de Toscana establecieron el 30 de noviembre como festividad anual, con el fin de conmemorar el evento. Esa misma fecha se usa a nivel mundial en unas 300 ciudades con el mismo objetivo, formando un movimiento reivindicativo que recibe el nombre de Día de las Ciudades por la Vida.
En el resto del mundo la abolición de la pena de muerte siguió siendo escasa, y se percibía como algo innecesario. Sin embargo, la segunda República Romana se desmarcó completamente de la tendencia retencionista y el mismo año de su proclamación, en 1849, prohibió el uso de la pena capital, convirtiéndose en la primera república de la historia en tomar dicha medida. Venezuela siguió su ejemplo aboliendo la pena capital en 1863, y Portugal lo hizo a su vez en 1867 (la última ejecución había tenido lugar en 1846).
En Estados Unidos, Míchigan fue el primer estado en prohibir la pena de muerte el 1 de marzo de 1847. Actualmente doce estados y el Distrito de Columbia han abolido la pena de muerte.
Las enseñanzas religiosas oficiales del Judaísmo aprueban en principio la aplicación de la pena de muerte, pero el nivel de pruebas acusatorias que requiere para su aplicación es extremadamente exigente, y ha sido abolida por varias decisiones talmúdicas, convirtiendo las situaciones en las que podría ser empleada en algo hipotético e imposible en la práctica. «40 años antes de la destrucción del Templo de Jerusalén» (año 30), el Sanedrín prohibió en la práctica el uso de la pena capital, convirtiéndola en un límite superior hipotético a la severidad del castigo, lo que hacía su uso aceptable tan solo por parte de Dios, no de seres humanos falibles.[27]
Es también representativa del judaísmo la postura de Maimónides, ya mencionada al hablar de la historia de la pena capital. Israel ha aplicado una vez la pena capital, de manera extraordinaria, contra el criminal de guerra nazi Adolf Eichmann a quien se le imputaron 15 cargos, entre ellos crímenes contra la humanidad. El 1 de junio de 1962 fue ejecutado.
La Sharia o ley islámica no permite la pena de muerte, aunque presenta diferencias en cada país. Aunque el Corán prescribe la pena de muerte para varios delitos (o hadd), como el robo, el adulterio o la apostasía, el homicidio no se encuentra entre ellos. En lugar de eso, el homicidio es tratado como un delito civil, no religioso, y por tanto entra dentro de la ley de qisas (venganza): los académicos Islamistas defienden que la aplicación de la pena de muerte es aceptable, pero que la víctima, o sus parientes más próximos si ésta ha fallecido, tienen el derecho de perdonar al acusado o exigirle un pago en compensación.
La interpretación que se da de la Biblia (Juan, 8:7) condena la pena de muerte, aunque es cierto que las posiciones cristianas han ido variando a lo largo de la historia. La Iglesia contemporánea rechaza toda forma de ejecución y así lo ha expresado en relación a las últimas ejecuciones franquistas, los recientes intentos polacos de reinstaurar la pena de muerte, o las ejecuciones cometidas en países comunistas, como Corea del Norte, la antigua URSS o Cuba. Numerosos santos católicos han sufrido martirio al ser ejecutados tras recibir una pena de muerte por su fe.
La Iglesia Católica tradicionalmente ha aceptado la pena de muerte. El teólogo Tomás de Aquino, aceptaba la pena capital como método de prevención y disuasión necesario, pero no como forma de venganza. Sin embargo, bajo el pontificado de Juan Pablo II, su encíclica Evangelium Vitae denunció el aborto, la pena capital y la eutanasia como formas de homicidio y, por tanto, inaceptables para un católico. Desde entonces, la iglesia sostiene que la pena de muerte ya no es necesaria si puede ser sustituida por el encarcelamiento.[28] El Catecismo de la Iglesia Católica dice que «Si los medios no sangrientos son suficientes para defender las vidas humanas contra un agresor y para proteger el orden público y la seguridad de las personas, la autoridad pública debe limitarse a dichos medios, ya que corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común, y están más en conformidad con la dignidad del ser humano».
Así mismo, tampoco excluye la pena de muerte en casos de extrema gravedad:
Los esfuerzos recientes de la Iglesia para oponerse a la pena capital pueden tener un impacto político. Por ejemplo, la Iglesia de San Francisco de Asís en Raleigh, Carolina del Norte, ha llevado el tema de la pena de muerte al candelero de la vida política.[29]
La Conferencia de Lambeth de obispos anglicanos y episcopalianos condenó la aplicación de la pena capital en 1988.
La Iglesia Metodista Unida, junto con otras iglesias metodistas, también condena la pena capital, afirmando que no se puede aceptar la venganza personal o social como razón para tomar una vida humana.[30] La iglesia también sostiene que la pena de muerte se aplica en una proporción injusta y desigual a personas marginadas, incluyendo a pobres, personas con baja o nula formación académica, minorías religiosas y étnicas, y personas con enfermedades emocionales y mentales.[31] La Conferencia General de la Iglesia Metodista Unida pide a sus obispos que muestren oposición a la pena capital, y a los gobiernos que establezcan una moratoria inmediata en la aplicación de sentencias de pena capital.
La sharía o sharia o hispanizado charía o saría (en árabe, شَرِيعَة šarīʿa, "vía o senda"), llamada en ocasiones en los medios occidentales ley musulmana (y no ley islámica, ya que podría decirse en realidad que está inspirada en el Islam, pero no es irrefutable como el Corán), es el cuerpo de Derecho islámico. Constituye un código detallado de conducta, en el que se incluyen también las normas relativas a los modos del culto, los criterios de la moral y de la vida, las cosas permitidas o prohibidas, las reglas separadoras entre el bien y el mal.
Está adoptada por la mayoría de los musulmanes, en un mayor o menor grado, como una cuestión de conciencia personal. Asimismo puede ser formalmente instituida como ley por ciertos Estados y así también los tribunales pueden velar por su cumplimiento. Muchos países islámicos han adoptado elementos de la sharía en áreas como las herencias y los testamentos, la regulación de las actividades bancarias y de los contratos.
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La palabra "sharía" significa literalmente "el camino al manantial". Denota un modo islámico de vivir que es más que un sistema de justicia criminal. Sharía es un código religioso para vivir, pero más al estilo de un código de derecho, distinto a la Biblia, que ofrece un sistema moral para el cristiano, no codificando específicamente su conducta.
Las fuentes de la sharía son el Corán, el hadiz, el ÿma’ (consenso) y el Ijtihad (esfuerzo). Si el Corán es una revelación divina, el 'hadiz es una recopilación de hechos y dichos de Mahoma recogidos por algunos de sus compañeros y a los que se atribuye distinto grado de fiabilidad en función de su procedencia. Los textos recopilados por Malik, Bujarí, Muslim, Tirmidzi, Abú Daúd, Nasai e Ibn Majah son considerados como los más auténticos.
El Islam no establece una iglesia, y por lo tanto cada fiel debe ser capaz de interpretar la norma islámica, pero para ayudar en esto aparecieron diferentes escuelas de interpretación.
Dentro del Islam sunní existen cuatro escuelas de pensamiento jurídico[cita requerida], o fiqh, que son interpretaciones de la sharía llevadas a cabo por un faquí (del árabe faqih, "jurista"):
Todos ellos fueron elaborados, en su forma actual, durante los doscientos años siguientes a la muerte de Mahoma.
De otra parte, el tasawuf juzga las oraciones desde el punto de vista de la concentración, devoción, pureza de las almas y del efecto de las oraciones en la moral y los modales. Así, el tasaúf mide el espíritu de obediencia y sinceridad, mientras que el fiqh vigila las reglas que se deben seguir hasta en sus menores detalles.
Dentro de la sharía existe un tipo específico de ofensas conocidas como las ofensas hadd. Son crímenes castigados con penas severas, tales como la lapidación, los azotes y aun la amputación de una mano. Sin embargo, no todas estas penas se adoptan universalmente en los países islámicos.
Algunos países, como por ejemplo Arabia Saudí, afirman vivir bajo el imperio de la sharía en toda su pureza, y aplican las penas mencionadas ante las ofensas hadd. En otros, como por ejemplo Pakistán, no ocurre lo mismo. La mayoría de los países del Oriente Próximo, incluyendo a Jordania, Egipto, Líbano y Siria, no han adoptado las ofensas hadd como parte de sus legislaciones estatales.
Las ofensas hadd implican penas específicas. Las transgresiones incluyen relaciones sexuales fuera del matrimonio (adulterio), acusaciones falsas, beber alcohol, robo y asalto en rutas. Las ofensas sexuales conllevan una pena de lapidación o azotes, mientras que el robo está penado con la amputación de una mano.
Muchos países islámicos definen al adulterio y al consumo de alcohol como ofensas criminales, pero no como ofensas hadd, por cuanto que no conllevan penas tan terribles. Esos actos ilegales se castigan con penas de prisión.
La sharía, además, incluye como graves faltas el ser homosexual, la desobediencia de las mujeres hacia la autoridad del padre o el esposo, las relaciones con infieles pertenecientes al mundo no islámico y el no cumplimiento de las normas de vestimenta de las mujeres, a las que, en caso de incumplimiento, se considera inmorales y culpables en caso de violación.
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Actualización: 28 de septiembre.
Según las autoridades iraníes, Sakineh Ashtiani será ejecutada en la horca por el asesinato de su marido, Ebrahim Aqderzadeh. Ante este giro de la situación, Amnistía Internacional ha lanzado una nueva ciberacción en la que se pide que Sakineh no sea ejecutada por ninguno de los medios. ¡ACTUA!
Sakineh Mohammadi Ashtiani, madre de dos hijos, está presa desde 2005. En mayo de 2006 fue condenada a recibir 99 latigazos por mantener una "relación ilícita" con dos hombres. Con posterioridad, fue declarada culpable de tener una "relación extramatrimonial" y condenada a morirpor lapidación.
En el juicio, dos de los cinco jueces del tribunal la declararon inocente, señalando que ya había sufrido una condena de flagelación y que no había pruebas suficientes de adulterio contra ella. Sin embargo, los otros tres, incluido el presidente del tribunal, la declararon culpable basándose en el “conocimiento del juez”, un principio de la legislación iraní que permite a los jueces adoptar una decisión en relación con la culpabilidad del acusado, aun en ausencia de pruebas claras o concluyentes.
El Tribunal Supremo confirmó la condena a muerte por adulterio el 27 de mayo de 2007. El pasado 4 de agosto, el Tribunal Supremo comenzó una nueva revisión de esta condena a muerte, aunque tal medida parece tener únicamente por objeto reducir la presión internacional sobre las autoridades. La condena de lapidación sigue en vigor, por lo que Sakineh Mohammadi sigue estando expuesta a ser lapidada en cualquier momento
El 11 de agosto, la televisión pública de Irán emitió una “confesión” de Sakineh Mohammadi, en la que parecía implicarse en el asesinato de su marido. Las autoridades iraníes han utilizado reiteradamente “confesiones” televisadas como esta para inculpar a personas ya detenidas. Todo parece indicar que las autoridades iraníes han orquestado esta “confesión” y que están inventando nuevos cargos por el asesinato de su esposo. Según informes, Sakineh Mohammadi Ashtiani podría haber sido sometida recientemente a tortura u otros malos tratos.
Tras las salida de Irán del abogado de Sakineh Mohammadi Ashtiani, Mohammad Mostafaei, por el acoso al que estaba siendo sometido por parte de las autoridades iraníes y su huida a Noruega, la defensa de Sakineh Mohammadi Ashtiani ha quedado en manos de su otro abogado, Javid Houtan Kiyan. Éste solicitó el 4 de agosto al Tribunal Supremo una revisión judicial de su caso, y está previsto que la decisión al respecto se conozca el próximo 21 de agosto. Mientras no exista una declaración expresa de la Magistratura iraní anulando la sentencia de lapidación, Sakineh Mohammadi Ashtiani puede ser lapidada en cualquier momento.
Irán sigue teniendo uno de los índices de ejecución más altos del mundo. En 2009 fueron ejecutadas más de 388 personas, al menos 14 de ellas públicamente y al menos una mediante lapidación. Cinco de estas personas ejecutadas lo fueron por delitos cometidos cuando tenían menos de 18 años. Al menos 7 mujeres y 3 hombres siguen actualmente en riesgo de ser lapidadas en cualquier momento, y más de 135 jóvenes podrían ser ejecutados por delitos supuestamente cometidos siendo menores de edad. “Desde 2002, al menos 6 personas han muerto lapidadas en Irán bajo la acusación de haber cometido “adulterio estando casadas”.
La lapidación es un medio de ejecución muy antiguo, consiste en que los asistentes lancen piedras contra el reo hasta matarlo. Como una persona puede soportar golpes fuertes sin perder el conocimiento, la lapidación puede producir una muerte muy lenta. Esto provoca un mayor sufrimiento en el condenado, y por ese motivo es una forma de ejecución que se abandonó progresivamente —junto con medidas como la tortura— a medida que se iban reconociendo los derechos humanos.
Actualmente, este procedimiento está localizado principalmente en países de África, Asia u Oriente Medio donde se castiga a las personas que mantienen relaciones sexuales ilegales. La ejecución por lapidación suele llevarse a cabo estando el reo tapado por completo con una tela (para no ver los efectos), enterrado hasta el cuello o atado de algún modo mientras una multitud de personas le tira piedras. Está extendido especialmente en países musulmanes de corte social fanático-radical de aplicación de la sharia también denominado fundamentalismo islámico.
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Los escritores de la Biblia declararon que el profeta Moisés había dicho que el dios Yahvé recomendaba la lapidación como método de ejecución para castigar a los blasfemos (como san Esteban mártir) y a las mujeres que no llegaran vírgenes al matrimonio.
En el Evangelio según Juan se cuenta que Jesús estaba en contra de esta injusta ley.
Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.