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CINE5: CINE CRISTIANO. El Cristianismo (del griego Χριστός, Christós, «Cristo», literalmente «Ungido») es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento.

 

 

HISTORIA24: EL APOCALIPSIS. El libro del Apocalipsis o Apocalipsis de Juan (griego: Ἀποκάλυψις Ἰωάννου [Apokálypsis Ioánnou], «Revelación de Juan»)? es el último libro del Nuevo Testamento. También es conocido como Apocalipsis de Jesucristo por el título que al principio se da a este libro (Ἀποκάλυψις Ἰησοῦ Χριστοῦ [...]),[1] y en algunos círculos protestantes simplemente como Revelación o Libro de las revelaciones. Por su género literario, es considerado por la mayoría de los eruditos el único libro del Nuevo Testamento de carácter exclusivamente profético.

Apocalipsis

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Icono del siglo XVI con imágenes del Apocalipsis.

El libro del Apocalipsis o Apocalipsis de Juan (griego: Ἀποκάλυψις Ἰωάννου [Apokálypsis Ioánnou], «Revelación de Juan»)? es el último libro del Nuevo Testamento. También es conocido como Apocalipsis de Jesucristo por el título que al principio se da a este libro (Ἀποκάλυψις Ἰησοῦ Χριστοῦ [...]),[1] y en algunos círculos protestantes simplemente como Revelación o Libro de las revelaciones. Por su género literario, es considerado por la mayoría de los eruditos el único libro del Nuevo Testamento de carácter exclusivamente profético.[2]

El Apocalipsis quizás sea el escrito más rico en símbolos de toda la Biblia. La cantidad de símbolos, eventos y procesos complica la tarea de interpretar la totalidad de la revelación y como tal, ha sido objeto de numerosas investigaciones, interpretaciones y debate a lo largo de la historia.

Contenido

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[editar] Historia del libro

[editar] Autoría

El autor se identifica a sí mismo dentro del libro como Juan, y en condición de desterrado en la isla de Patmos (en el mar Egeo) por dar testimonio de Jesús (Apo 1:9).

San Miguel combatiendo al Dragón, de Jean Fouquet

La coincidencia de este nombre con el de Juan el Evangelista y el autor de otros escritos del Nuevo Testamento es en gran parte la razón por la cual se atribuye el libro de manera tradicional al apóstol San Juan (a quien se le atribuyen también el cuarto Evangelio y tres cartas: 1 Juan, 2 Juan y 3 Juan).

Sin embargo en el Apocalipsis, el autor sólo menciona su nombre, sin identificarse nunca con el mismo apóstol Juan de los Evangelios, o que se trate siquiera del mismo autor de los otros escritos atribuidos al apóstol.


De cualquier manera, las investigaciones modernas suelen agrupar los escritos atribuidos a Juan y algunas llegan a afirmar que pertenecen a una comunidad denominada "juanina". Esta postura no indicaría necesariamente la autoría directa del apóstol Juan, pero sí que una comunidad ya sea fundada por él, o fuertemente influenciada por él, sería la que generaría estos documentos (Hahn, 2001). Así, aunque Juan no hubiera escrito de puño y letra el Apocalipsis, sería como si lo hubiera hecho a través de esta comunidad.

Además, asignar como autor de las obras a un personaje de renombre es común en la tradición de la literatura apocalíptica, no para darle un crédito extra pero falso a la obra, sino porque de hecho el autor verdadero se identifica plenamente con el personaje que se marca como autor de la obra (Vanni, 1982: 18-19).

[editar] Contexto histórico de su escritura

Históricamente, se sabe que el Apocalipsis fue escrito a finales del siglo I o principios del siglo II (aunque otros historiadores lo ubican en distintas fechas de toda la segunda mitad del siglo I [1], [2]), cuando las persecuciones romanas contra los cristianos se hicieron más cruentas, en tiempos del emperador Domiciano (que fue César del imperio romano a fines del siglo I). Este, como algunos otros emperadores, exigían (ya sea por simple vanidad o como estrategia de coerción a sus súbditos) que sus estatuas fueran adoradas a lo largo de todo el imperio, cosa que los cristianos se negaban a hacer por motivos religiosos: los Césares se autoproclamaban 'Señor de Señores', además de 'hijos de Dios', títulos que los cristianos reservan exclusivamente para Jesucristo.[3]

Por ello, el Apocalipsis conllevaría también un trasfondo histórico que haría referencias múltiples a estas persecuciones y a los consejos que el autor daría a sus lectores, cristianos, de mantenerse en la fe para soportar las angustias, poniendo la esperanza final de la nueva Jerusalén como premio seguro para los que fueran firmes (Prévost, 2001: 27-32).

La siguiente es una lista (incompleta) de algunas fechas importantes a tener en cuenta en el contexto histórico de la escritura del Apocalipsis (Prévost, 2001: 27):

  • Década de los años 30: muerte (y resurrección para los cristianos) de Jesús.
  • Años 60: probables fechas de las muertes de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso. Persecución de los cristianos bajo el emperador Nerón.
  • 7073: destrucción por parte de los romanos del templo de Jerusalén, expulsión de los judíos de Jerusalén.
  • Luego del año 73: los conflictos crecen entre cristianos y judíos. Para los años 90, en que probablemente fue escrito el Apocalipsis, la separación es casi completa.
  • 8196: Domiciano es emperador de Roma. Impone con fuerza el culto divinizante al emperador. Las persecuciones de cristianos se acrecientan.

[editar] Canonicidad

El Apocalipsis es considerado uno de los libros más controvertidos y difíciles de la Biblia, por la multiplicidad de posibles interpretaciones en los significados de nombres, eventos y símbolos que se narran. La admisión de este texto en el canon bíblico del Nuevo Testamento no fue nada fácil, la polémica entre los Padres de la Iglesia respecto a la canonicidad del Apocalipsis duró varios siglos.

[editar] Partidarios de la canonicidad del Apocalipsis

Al final del siglo II el Apocalipsis fue reconocido por los representantes de las iglesias principales como una obra genuina del apóstol Juan. En Asia, Melitón, obispo de Sardes, reconoció el Apocalipsis de Juan y escribió un comentario sobre él (Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, IV, 26). En la Galia, Ireneo de Lyon creía firmemente en su autoridad divina y apostólica (Adversus Haer.,[3] V, 30). En África, Tertuliano citó frecuentemente el Apocalipsis sin dudas aparentes sobre su autenticidad (Contra Marción, III, 14, 25). En Roma, el obispo Hipólito asignó su autoría al apóstol Juan, y el Fragmento Muratoriano lo enumera junto con las otras escrituras canónicas. La Vetus Latina contenía el Apocalipsis. En Alejandría, Clemente y Orígenes creían sin vacilación en su autoría joánica. Orígenes aceptaba el Apocalipsis como inspirado, y lo catalogaba como parte del Homologoumena. Atanasio, obispo de Alejandría, lo reconoció plenamente en su carta pascual 39 en el año 367.

En occidente, el libro fue definitivamente aceptado por el decreto del papa Dámaso I, en el año 382, confirmado luego en los concilios de Hipona (en el 393) y de Cartago (en el 397), junto con todos los demás escritos del Nuevo Testamento. En oriente, fue incluido en el canon después de mucha polémica (que se prolongó hasta el siglo IX) aunque es el único libro del Nuevo Testamento que no es leído como parte de la liturgia en la Iglesia Ortodoxa.

[editar] Adversarios de la canonicidad del Apocalipsis

Algunos, como el romano Cayo, a principios del siglo III rechazaron el Apocalipsis por fomentar el milenarismo. El antagonista más importante de la autoridad del Apocalipsis fue Dionisio, obispo de Alejandría, discípulo de Orígenes. Él no se oponía a la idea de que Cerinto fuese el autor del Apocalipsis como se puede leer en su obra Sobre las promesas:

"Esta es la doctrina que enseñaba Cerinto: el reino de Cristo será terrenal. Y como amaba el cuerpo y era del todo carnal, imaginaba que iba a encontrar aquellas satisfacciones a las que anhelaba, las del vientre y del bajo vientre, es decir del comer, del beber, del matrimonio: en medio de fiestas, sacrificios e inmolaciones de víctimas sagradas, mediante lo cual intentó hacer más aceptables tales tesis".

Otro discípulo de Orígenes, Eusebio de Cesarea discrepaba de su maestro alejandrino al rechazar el Apocalipsis como escrito bíblico, aunque se vio obligado a reconocer su casi universal aceptación. Afirmó lo siguiente:

"El Apocalipsis es aceptado por algunos entre los libros canónicos, pero otros lo rechazan." (Historia Eclesiástica, III, 25).

Cirilo de Jerusalén no lo nombró entre los libros canónicos; tampoco aparece en la lista del Sínodo de Laodicea, o en la de Gregorio de Nacianzo. Otro argumento en contra de la paternidad apostólica del libro es su omisión de la versión Peshita, la Vulgata siria en arameo.

En el siglo IV, san Juan Crisóstomo y otros obispos argumentaban contra la inclusión de este libro en el canon del Nuevo Testamento, sobre todo debido a las dificultades que planteaba su interpretación y el peligro latente que podía entrañar. Los cristianos de Siria también lo rechazaron debido a que los montanistas se apoyaban mucho en él.

En el siglo IX, fue incluido junto con el Apocalipsis de Pedro entre los libros "discutidos" de la Stichometría de san Nicéforo, patriarca de Constantinopla.

Martín Lutero consideraba que el Apocalipsis "no es ni apostólico ni profético", y decía que "Cristo no se enseña ni se sabe de él aquí". (Tratado de Lutero de libros discutidos del Nuevo Testamento (en inglés))

[editar] Análisis del libro

La lectura del libro del Apocalipsis se puede hacer en varios planos (literal, simbólico, por su género literario, con el contexto histórico en que fue escrito, por el mensaje de fondo del que habla, etc.) Según Prévost (2001: 5-9) es necesario comprender todos estos niveles para entender el libro del Apocalipsis y para evitar interpretarlo solamente desde la perspectiva de actitudes de los movimientos apocalípticos que se centran únicamente en el terror que causaría un supuesto fin del mundo:[4]

  • Una lectura literal del libro puede dejar distintas impresiones en el lector, pero es importante no quedarse solamente en este nivel, sino profundizar más para una mejor comprensión. Actualmente hay un enfoque hacia la interpretación de un tema y la metodología que hizo posible dicho texto interpretativo, dicho enfoque implica que cuando un comentarista expone sobre la revelación de Juan, tiene que exponer el criterio y la metodología usada.
  • El nivel de género literario es muy importante, pues permite ubicar al Apocalipsis dentro del contexto de otros libros (bíblicos y no bíblicos) que con una estructura o simbología similar puedan dar luz para entender lo que el autor del libro en realidad haya querido decir al escribirlo. El Apocalipsis de Juan pertenece de hecho al género Apocalíptico, aunque presenta algunas características que lo diferencian del resto de la literatura apocalíptica.[5]
  • El nivel histórico permite también ubicar la época del autor, junto con las crisis y sucesos que podrían haber influido en la escritura tanto del libro en general, como de ciertos pasajes particulares [4].
  • A nivel simbólico es posible entender también lo que para el autor representarían los numerosos símbolos que aparecen en el libro.
  • Es importante no olvidar que, en último término, el libro es un escrito cristiano, y que como tal, lleva implícito el mensaje que se encuentra en los Evangelios, centrado en la figura de Jesucristo.[6]

Igualmente, se pueden incluir análisis que contemplen la estructura desde el punto de vista del idioma en que fue escrito el libro (griego). (Vanni, 1971: 236-247; Vanni, 1982: 12)

[editar] Escuelas de interpretación

Según Hahn (2001), básicamente existen cuatro escuelas interpretativas del contenido del Apocalipsis, a saber:

  • Preterista. Subraya el cumplimiento de las profecías del Apocalipsis durante el siglo I.[7] Tiende a identificar a los personajes del libro con personajes históricos de la época del siglo I.
  • Idealista. Ve al Apocalipsis como una alegoría del combate espiritual entre el bien y el mal que debe tener todo fiel.
  • Futurista. Conlleva la identificación de los personajes del Apocalipsis con distintos personajes que han surgido a lo largo de la historia humana, como la identificación de las Bestias del Apocalipsis con Napoleón Bonaparte, Hitler o Stalin, etc.
  • Historicista. Sostiene que el Apocalipsis expone el plan maestro de Dios para la historia, de principio a fin, incluyendo la historia particular de la Iglesia.[8]

Para Hahn, todas estas escuelas tienen su razón de ser y su parte de veracidad, y aunque dicho autor favorece ante todo la visión preterista, no rechaza del todo ninguna de las otras escuelas.

Según Vanni (1982), desde esta misma perspectiva el mensaje de todo el libro del Apocalipsis puede actualizarse a la época de cualquier creyente cristiano, o más bien de cualquier comunidad de creyentes cristianos (pues todas las citas del libro están siempre dirigidas a un grupo de gente, no a alguien aislado). Y así desde la perspectiva preterista, la Babilonia que podría haber representado para el autor la Roma perdida, una ciudad dominadora, consumista, pagana, podría representar hoy en día un sin número de situaciones particulares similares, pero teniendo cuidado de discernir adecuadamente cuáles son esas situaciones y de no llevar la interpretación al extremo de la identificación (es decir, en una especie de perspectiva futurista pero sin rayar en la identificación, evitando pensar que el Apocalipsis hubiera sido escrito explícitamente para "predecir" los hechos de alguna época y nada más). Por eso dentro del Apocalipsis el libro de los siete sellos no lo interpreta, ni lo puede interpretar o siquiera abrir, cualquiera, sólo el Cordero (Ap 5:1-8), como diciéndole a la comunidad, que siempre el Cordero debe ser su criterio de discernimiento. (Vanni, 1982: 137-139)

Además, se pueden reconocer muchas otras escuelas de interpretación del Apocalipsis, como la visión esotérica y la propia de Iglesias como la Católica, la Ortodoxa oriental, la Anglicana o la Mormona, algunas de las cuales incluyen elementos de las otras escuelas (de las anteriormente citadas y las de otras Iglesias), pero se encuentran bien definidas en sus doctrinas y por eso se diferencian.

[editar] Estructura

En primer lugar, se puede ver al Apocalipsis como compuesto por cuatro partes:

  1. Introducción y Cartas a las Iglesias (Ap 1-3). El contenido de la salutación está dirigido a una jurisdicción eclesiástica y representa una comunicación oficial de un dirigente a su cargo. Siguiendo el ejemplo de otros libros de la época, su distribución es local y luego de su inclusión en el canon, es distribuido a toda la Iglesia. Como si fuera una epístola (pero sin serlo), se podría reconocer aquí a los destinatarios del libro.
  2. El Cordero, los Siete Sellos y Trompetas (Ap 4-11). Se ven aquí muchos símbolos que hacen alusión a la liturgia cristiana primitiva, y para Prévost (Prévost, 2001: 28) es también una forma de definirse frente al judaísmo.
  3. El Dragón y el combate (Ap 12-20). La historia se vuelca ahora a un combate cósmico para explicar el sentido de la historia, y a la vez también simboliza -según Prévost (Prévost, 2001: 28)- el enfrentamiento de los primeros cristianos con el imperio romano.
  4. La Nueva Jerusalén (Ap 21-22). De forma conclusiva, como una despedida al final del libro, se menciona la esperanza que guía a todo el libro.

El libro del Apocalipsis presenta también secciones bien diferenciadas, en las que los símbolos cambian entre una y otra, aunque conservando un mensaje principal idéntico de esperanza:

  • Introducción y Presentación (Ap 1). Presenta la visión de todo el libro e introduce la siguiente sección (el mensaje a las Iglesias) como venido de parte de un ...hombre de larga túnica, cuyos cabellos eran blancos. En su mano tenía siete estrellas y de su boca salía una espada de doble filo..., en referencia a Cristo resucitado.
  • El mensaje a las Iglesias (Ap 2-3). Es una serie de evaluaciones, buenas y malas, a siete comunidades, que terminan con un reto y la inspiración para vencer. Las comunidades tienen una relación específica en la época del autor.[9]
  • Las Teofanías de Dios (Ap 4). Se presenta un conjunto de símbolos que representan la majestad de Dios, haciendo alusión a las teofanías más importantes del Antiguo Testamento: la zarza ardiente, el monte Sinaí, la vocación de Isaías y la visión de Ezequiel en el río Quebar.
  • El Cordero (Ap 5). Se presenta, en contraste pero en unidad con la sección anterior, la humildad y poder del Cordero (Cristo), como el único que es capaz de entender al principio el designio de Dios y por lo tanto de abrir el libro de los siete sellos (sección siguiente).
  • Los Siete Sellos (Ap 6-8). En esta sección abundan los símbolos numéricos y cromáticos. La sección comienza con la famosa descripción de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, que llevan numerosas plagas a la humanidad. Durante la apertura de cada sello, se desarrollan también las visiones de cataclismos naturales, que concluyen con el Juicio Final.
  • Las Siete Trompetas (Ap 8-11). Con la apertura del séptimo sello, comienza el desarrollo de un nuevo simbolismo numérico de catástrofes anunciadas por 7 trompetas, y el surgimiento de una primera Bestia que guerrea con dos Testigos.
  • El Dragón y las Bestias (Ap 12-13). Después, en un cambio en el hilo de la historia, se narra el surgimiento del Dragón que combate con una Mujer que da a luz a un Niño. Después, el Dragón convoca a dos Bestias que lo sirven.
  • Los Vencedores (Ap 14-15). Entran en escena los que serán vencedores del Dragón y las Bestias. Aunque en esta parte no se indica aún que los venzan, sí se indica que están de parte del Cordero, y que de hecho éste los dirige, dispuestos a vencer.
  • Las Siete Copas (Ap 16). De nuevo en un simbolismo numérico, se habla de catástrofes, y de la batalla final que comienza con la reunión de los ejércitos en un lugar llamado Armagedón.
  • La Prostituta y la caída de Babilonia (Ap 17-19). Entra en escena la Prostituta (denominada Gran Babilonia), que está sostenida por las Bestias y del Dragón. Entra entonces en escena Cristo montado en un caballo blanco, la Gran prostituta es vencida y las Bestias son capturadas y echadas al lago de fuego.
  • La Derrota (Ap 20). Se menciona que el Dragón queda encerrado por mil años luego de la victoria de la sección anterior y que al final volverá a salir reuniendo a todas las naciones representadas por Gog y Magog para ser vencido de nuevo, esta vez de manera definitiva.[10]
  • La nueva Jerusalén (Ap 21-22). La visión concluye con esperanza: la tierra y el cielo son hechos de nuevo, Jerusalén, como símbolo de la ciudad de Dios, es toda la Tierra donde ahora Dios habita directamente en medio de todos los hombres. El libro, y por lo tanto la Biblia cristiana concluyen con una bendición y una petición que apremian a Jesús a volver pronto.

[editar] Estructura septenaria del Apocalipsis

La estructura del Apocalipsis se puede ver también de acuerdo a septenarios: dividido en 7 grupos, cada grupo a su vez puede subdividirse en subgrupos de 7 junto con preludios, interludios y otros excursos (Läpple, 1970):

1. Las siete cartas a las Iglesias (Ap 1:4-3:22)

  1. Carta a la Iglesia de Éfeso (Ap 2:1-7)
  2. Carta a la Iglesia de Esmirna (Ap 2:8-11)
  3. Carta a la Iglesia de Pérgamo (Ap 2:12-17)
  4. Carta a la Iglesia de Tiatira (Ap 2:18-29)
  5. Carta a la Iglesia de Sardis (Ap 3:1-6)
  6. Carta a la Iglesia de Filadelfia (Ap 3:7-13)
  7. Carta a la Iglesia de Laodicea (Ap 3:14-22)

2. Los siete sellos (Ap 4:1-8:1)

  • Visión preliminar (el trono de Dios, su corte, el Cordero, las oraciones de los santos, y el libro de los siete sellos) (Ap 4:1-5:14)
  1. El primer sello (el jinete del caballo blanco) (Ap 6:1-2)
  2. El segundo sello (el jinete del caballo rojo) (Ap 6:3-4)
  3. El tercer sello (el jinete del caballo negro) (Ap 6:5-6)
  4. El cuarto sello (el jinete del caballo verde o amarillo) (Ap 6:7-8)
  5. El quinto sello (los mártires) (Ap 6:9-11)
  6. El sexto sello (los desastres naturales) (Ap 6:12-17)
  • Visión intermedia (los 144.000 y los que se salvarán) (Ap 7:1-17)
7. El séptimo sello (un silencio y el comienzo de las trompetas) (Ap 8:1)

3. Las siete trompetas (Ap 8:2-11:19)

  • Visión preliminar (las trompetas y la purificación de las oraciones de los santos) (Ap 8:2-5)
  1. La primera trompeta (desastres sobre la tierra) (Ap 8:6-7)
  2. La segunda trompeta (desastres sobre el mar) (Ap 8:8-9)
  3. La tercera trompeta (desastres sobre las aguas) (Ap 8:10-11)
  4. La cuarta trompeta (desastres sobre el cielo) (Ap 8:12-13)
  5. La quinta trompeta (el primer ¡Ay!) (Ap 9:1-12)
  6. La sexta trompeta (el segundo ¡Ay!, que se prolonga durante los 3 excursos siguientes) (Ap 9:13-21)
7. La séptima trompeta (el tercer ¡Ay!, aclamación celestial, el Arca de la Alianza vuelve a verse (Ap 11:15-19)

4. Las siete visiones de la Mujer y el combate con el Dragón (Ap 12:1-14:20)

  1. Visión de la Mujer (Ap 12:1-2)
  2. Visión del Dragón (Ap 12:3-17)
  3. Visión de la Bestia (Ap 12:18-13:10)
  4. Visión de la Segunda Bestia (Ap 13:11-18)
  5. Visión del Cordero y los 144.000 (Ap 14:1-5)
  6. Visión de los Tres Ángeles (Ap 14:6-13)
  7. Visión del Hijo del Hombre y la Siega por parte de Tres Ángeles (Ap 14:14-20)

5. Las siete copas (Ap 15:1-16:21)

  • Visión preliminar (las copas de la ira de Dios) (Ap 15:1-8)
  1. La primera copa (primera plaga) (Ap 16:1-2)
  2. La segunda copa (segunda plaga) (Ap 16:3)
  3. La tercera copa (tercera plaga) (Ap 16:4-7)
  4. La cuarta copa (cuarta plaga) (Ap 16:8-9)
  5. La quinta copa (quinta plaga) (Ap 16:10-11)
  6. La sexta copa (sexta plaga, promesa de esperanza y Armagedón) (Ap 16:12-16)
  7. La séptima copa (séptima plaga) (Ap 16:17-21)

6. Los siete cuadros sobre la caída de Babilonia (Ap 17:1-19:10)

  1. Visión de Babilonia (Ap 17:1-18)
  2. Visión del Ángel anunciando la caída de Babilonia (Ap 18:1-3)
  3. Recomendaciones al pueblo de Dios en Babilonia (Ap 18:4-8)
  4. Lamentaciones sobre Babilonia (Ap 18:9-19)
  5. La alegría en el Cielo (Ap 18:20)
  6. La caída de Babilonia (Ap 18:21-24)
  7. El triunfo en el Cielo (Ap 19:1-10)

7. Las siete visiones del fin (Ap 19:11-22:5)

  1. Visión del Cielo abierto y del Verbo de Dios (sobre un caballo blanco) (Ap 19:11-16)
  2. Visión del Ángel Exterminador (Ap 19:17-18)
  3. Visión de la Bestia y de su Derrota (Ap 19:19-21)
  4. Visión del Reinado de Mil Años y juicio a Gog y Magog (Ap 20:1-8)
  5. Visión de la Primera Resurrección, el Segundo y Último Combate Escatológico (Ap 20:4-10)
  6. Visión del Juicio de las Naciones (Ap 20:11-15)
  7. Visión de la Jerusalén Celestial (Ap 21:1-22:5)

[editar] Simbología del Apocalipsis

El Apocalipsis cita o parafrasea frecuentemente al Antiguo Testamento, por lo que muchos de los símbolos presentes en este libro son sacados de una lectura cristiana del Antiguo Testamento(Vanni, 1982: 33).

[editar] La liturgia

Vanni (1982: 88) apunta que en el trasfondo del texto subyace el ritmo propio de la liturgia de los primeros siglos del cristianismo, liturgia que hoy sigue vigente aunque con numerosos cambios (Hahn, 2001).

En algunos puntos, pareciera como si la intención del autor fuera que se leyera el libro en comunidad, con un lector que haga las veces de Cristo, otros haciendo las veces de otros personajes, y el resto de la comunidad respondiendo en las partes que les correspondan (alabanzas, doxologías, oraciones, peticiones, etc.) Véase por ejemplo Ap 1:1-8; Ap 4-5; Ap 11:15-19; Ap 22:14-21, etc.

De hecho, tomando como contexto el "día del Señor", en que el autor dice haber recibido la visión (Ap 1:9-10), puede verse una imagen de una liturgia cristiana primitiva en todo el libro. La parte penitencial (la que pide y mueve a conversión) serían las cartas a las Iglesias (Ap 2-3), mientras que el resto del libro hablaría a la comunidad sobre la necesidad de hacerse actora en la historia, llena, sí, de malos momentos, pero siempre acompañada del Cordero (Vanni, 1982: 127). Para (Hahn, 2001) prácticamente todos los elementos de la celebración del sacramento de la Eucaristía en la Iglesia Católica son tomados de una u otra forma de figuras del Apocalipsis, convirtiendo así al libro en una especie de guía figurada de la liturgia cristiana primitiva.

Por último, la liturgia se ve reflejada en muchos símbolos a lo largo de los pasajes del libro. Por ejemplo, las oraciones. Al inicio éstas se presentan ante el trono de Dios en copas (Ap 5:7-8), tal vez inmerecidas, pero purificándolas un ángel con incienso, adquieren su valor y su fuerza verdaderos (Ap 8:3-5). Y precisamente estas mismas copas son las que posteriormente llevan ahora la furia de Dios (ver el septenario de las copas), una respuesta a las oraciones de los cristianos (los consagrados y los santos que elevaron en un principio sus oraciones). (Vanni, 1982: 143-148)

(Hahn, 2001) muestra la siguiente tabla, en la que el autor empareja varios pasajes del Apocalipsis con partes definidas de la Eucaristía:

Culto dominical Ap 1:10
Sumo Sacerdote Ap 1:13
Altar Ap 8:3-4,11:1,14:18
Sacerdotes (presbyteroi o ancianos) Ap 4:4,11:16,14:3,19:4
Ornamentos Ap 1:13,4:4,6:11,7:9,15:6,19:13-14
Célibes consagrados Ap 14:4
Candeleros, o menoráh Ap 1:12,2:5
Penitencia Ap 2,3
Incienso Ap 5:8,8:3-5
Libro o rollo Ap 5:1
Hostia eucarística Ap 2:17
Cálices Ap 16,15:7,21:9
La señal de la cruz (la tau) Ap 7:3,14:1,22:4
El Gloria Ap 15:3-4
El Aleluya Ap 19:1;3;4;6
Levantemos el corazón Ap 11:12
«Santo, santo, santo» Ap 4:8
El Amén Ap 19:4,22:21
El «Cordero de Dios» Ap 5:6 y a lo largo de todo el libro
La Virgen María Ap 12:1-6;13-17
Intercesión de ángeles y santos Ap 5:8,6:9-10,8:3-4
El arcángel Miguel Ap 12:7
Canto de antífonas Ap 4:8-11,5:9-14,7:10-12,18:1-8
Lecturas de la Sagrada Escritura Ap 2,3,5,8:2-11
Sacerdocio de los fieles Ap 1:6,20:6
Catolicidad o universalidad Ap 7:9
Silencio meditativo Ap 8:1
La cena nupcial del Cordero Ap 19:9,17

[editar] Números y Colores

Entre los numerosos símbolos presentes en todo el libro, dos características destacan: los "números" y los "colores". Muchos de los significados de estos símbolos son, de hecho, propios de la literatura apocalíptica, no solamente de este libro (Prévost, 2001: 53,60).

[editar] Números

Prévost (2001: 39-43) menciona que los distintos números mencionados en el Apocalipsis tienen siempre un carácter simbólico. El significado de los números se daría en función del sentido que los cristianos de la época del siglo I les darían, y que estarían directamente influenciados por los significados que los judíos le darían a muchos de esos números:

  • Uno. Normalmente se usa para referirse a Dios. (p.ej. Ap 4:2)
  • Un medio, tres y medio. Parece ser que estos números están directamente heredados del libro de Daniel; representan un tiempo limitado y restringido, que no llegaría a ser uno (que significa la plenitud de Dios) o cuatro (que significa lo terrenal o universal), incluso por ser la mitad de siete (la perfección). El tres y medio se ve reflejado también en la frase un tiempo, tiempos y medio tiempo. Esta división en tres partes también se podría basar en una interpretación de la profecía de las setenta semanas de Daniel, con una división semejante en tres partes: 49 años + 434 años + 7 años, a partir de uno de los decretos dados por los reyes persas para que los judíos salieran de la cautividad babilónica, de los cuales los más famosos fueron el de Ciro el Grande en el 538 a. C. y el de Artajerjes I Longímano en el 457 a. C., (2Cr 36:22-23), (Esdras 7:7), (Dn 9:24-27). Así mismo, los mil doscientos sesenta días mencionados en el libro, así como los cuarenta y dos meses, son equivalentes a tres años y medio. (p.ej. Ap 8:1;11:2-3,9,11;12:6,14)
  • Cuatro. Se puede referir a lo terrenal o Universal, o Creación (por los cuatro puntos cardinales), e igualmente se aplica a los cuatro Vivientes que se encuentran con Dios al inicio de la visión, y que algunos identifican con los cuatro evangelistas (aunque esto último tiene escasa justificación[11] ). Sin embargo, con base en el simbolismo de toda la Creación, los cuatro vivientes que están con Dios podrían representar más bien el dominio que tiene Dios sobre toda la Creación y la relación que ésta tiene con su Creador. (Vanni 1982: 50-51) (p.ej. Ap 4:6-8;7:1;20:8)
  • Seis. En algunos contextos denota imperfección, pues le falta uno para llegar a la cifra perfecta (ver símbolo siguiente) (p.ej. Ap 13:18). Por otro lado también, cada uno de los cuatro Vivientes que están junto al trono de Dios tienen seis alas (Ap 4:8).
  • Siete. Para los judíos, el número siete (en hebreo, sheba) denota la perfección.[12] Este número está presente en muchos libros del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, siempre con el mismo significado.[13] (p.ej. Ap 1:4,12,16;4:5 y los septenarios)
  • Doce. Representa en primer lugar a las doce tribus de Israel, y por extensión al pueblo de Dios. De forma cristiana entonces, este número representa a los cristianos (que según su interpretación son el nuevo pueblo de Dios), en particular representados por el número de los apóstoles (p.ej. Ap 12:1;21:12,14,20,21). Otros números directamente influenciados por el doce son el veinticuatro (24 = 12 x 2), el cuarenta y ocho (48 = 12 x 4) y el ciento cuarenta y cuatro (144 = 12 x 12). (p.ej. Ap 4:4,10;5:8;7:4-8;11:16;19:4)
  • Mil. Este número no representaría la cantidad exacta de 1000, sino la idea general de un gran número (por ejemplo, los mil años de encierro del Dragón antes de que se vuelva a levantar y sea vencido para siempre (Ap 20), no representarían un período de exactamente mil años sino solamente la idea general de mucho tiempo). (p.ej. Ap 5:11;7:4-8;20:2-7)

Igualmente, muchos otros números aparecen en el libro, que siguiendo la interpretación de la literatura apocalíptica, tienen también un significado simbólico. El tres por ejemplo puede representar a Dios, y aunque para los judíos de por sí el número tres ya es representativo de la divinidad, desde el punto de vista cristiano también lo hace tomando en cuenta la Trinidad Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por otro lado en el Apocalipsis, el tres aparece como una fracción, en vez de como el número entero (una tercera parte, un tercio, indicando también que ni es el Uno pleno de Dios, ni el Cuatro pleno de la Creación, y que dos tercios no se ven afectados por lo que la tercera parte sí lo es). Aparecen también otros números como el dos, el diez, entre otros.

[editar] Colores

Los colores también juegan un papel importante y tendrían un significado propio (Prévost, 2001: 37-38).

[editar] Los septenarios

El Cordero con el libro de los siete sellos, folio 13v del Apocalipsis Bamberg.

El libro del Apocalipsis contiene series del número 7 a lo largo de todo su corpus. Las más notorias se encuentran por la relación que guardan entre sí los tres septenarios de sellos, trompetas y copas.

El septenario de los sellos (Ap 4-8:2) se da conforme el Cordero va abriendo uno a uno los sellos de un libro que nadie podía abrir excepto él.[14] Antes de romper los sellos la visión se encuentra en el cielo, con las teofanías de Dios y el Cordero y la alegría que causa que éste sea capaz de abrir el libro. Los primeros cuatro sellos originan a los jinetes del Apocalipsis. Los sellos 5 y 6 originan cataclismos. Después del sexto sello se da una visión de esperanza (los 144.000) y con el séptimo sello comienza el siguiente septenario: las trompetas, y con ellas en realidad todo el resto del libro que concluye con la visión final de la Nueva Jerusalén.

El septenario de las trompetas (Ap 8-11) comienza con una visión celeste de esperanza (básicamente los mismos 144.000 que vienen antes del séptimo sello que coincide con la primera trompeta), después se tocan las trompetas, acompañadas de cataclismos. Luego de la sexta trompeta, viene una visión de esperanza (el ángel y el librito, los dos testigos). Al tocarse la séptima trompeta, hay un cántico de victoria.

El septenario de las copas (Ap 15-22) aparece un poco después. De nuevo, comienza con una visión celeste de esperanza (los Vencedores). Después las copas se derraman, acompañadas de cataclismos. Luego de la sexta copa, aunque sumergido en un ambiente de derrota, viene una promesa de esperanza. La conclusión de este septenario, luego de derramar la séptima copa comienza con la presentación de la Prostituta de Babilonia, pero nótese que inmediatamente comienza su declive, e in crescendo desemboca hasta la visión gloriosa del final del libro.

Así pues, los tres septenarios más importantes del Apocalipsis tienen aproximadamente la misma estructura: una visión celeste que es preludio de la esperanza, una serie de cataclismos terrestres, luego del sexto símbolo hay un interludio de esperanza y al finalizar el séptimo símbolo hay un triunfo total de salvación. (Prévost 2001: 102)

Otros septenarios del libro, algunos un tanto velados, se encuentran en las iglesias a las que se dirige el autor (7, Ap 1:4), que son las mismas a las que se dirigen las cartas a las Iglesias de los capítulos 2 y 3; en las bienaventuranzas mencionadas (7, Ap 1:3;14:13;16:15;19:9;20:6;22:7;22:14); en las aclamaciones litúrgicas a Cristo (7, Ap 1:4-7;5:9-10;5:12;5:13;7:10;11:15;19:6-7); en los espíritus que están ante el trono de Jesucristo (7, Ap 1:4), etc.

En este contexto, también se puede analizar la estructura del Apocalipsis de acuerdo a septenarios.

[editar] Personajes y figuras en la simbología del Apocalipsis

Conjuntando el significado de la diversa simbología del Apocalipsis, se pueden encontrar dentro del mismo una variedad de personajes y figuras frecuentemente analizadas y estudiadas. Además del libro,[15] del Arca de la Alianza[16] y de los componentes de los septenarios (los 7 sellos, las 7 trompetas y las 7 copas), en orden de aparición algunas de las figuras del Apocalipsis son:

[editar] Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis

(Ap 6:1-8) La imagen de caballos viene desde el libro de Zacarias, en donde se establece que son enviados por Dios. Montando cada uno un caballo con un color característico, estos jinetes llevan plagas a toda la humanidad (recordando que el número 4 representa a toda la Creación, por lo que las plagas se extenderían entonces por toda la Tierra). Recordando el significado de los colores, la interpretación más común de lo que cada jinete representa sería la siguiente (Prévost 2001: 38; Vanni, 1982: 53-54):

  • Caballo rojo, representa la guerra.
  • Caballo negro, representa la hambruna, la pobreza.
  • Caballo verde o amarillo, representa la muerte o la enfermedad.
  • Caballo blanco, representa para algunos la muerte, por el hecho de que vence siempre, pero para otros, por el color, por el hecho de que porta una corona[17] y por el hecho de que los cristianos no creen que la muerte sea invencible, representaría más bien a Cristo (o a un jinete en su representación), haciendo referencia también a Ap 19:11-21, donde vuelve a aparecer el caballo blanco, con Cristo montándolo.
[editar] Los 144.000

(Ap 7:4-8) Hay que notar primero que 144.000 = 12 x 12 x 1000, es decir, recordando el significado de los números, una gran cantidad (1000), multiplicada por la totalidad (al cuadrado, es decir, todavía más grande) del pueblo de Dios.

Esta cifra puede interpretarse literalmente a partir del libro del Apocalipsis como el número de las personas que quedarían salvadas al final, pero leyendo más adelante, se puede leer lo siguiente: ...vi luego también una multitud que nadie podía contar, de toda nación, raza y lengua... (Ap 7:9-17), lo que se puede interpretar también como el hecho de que el número 144.000 no sería exacto ni literal, sino solamente representativo.

El total de 144.000 se da por la suma de doce mil miembros de cada tribu del pueblo de Israel. Según Prévost (2001: 105-106) existe una curiosidad en este listado de las tribus, que no aparece en cualquier otro listado de las tribus de Israel en toda la Biblia. En primer lugar aparece la tribu de Judá, como sería lógico para quien tiene claro de donde viene el Mesías según las profecías del Antiguo Testamento. Después viene la tribu de Rubén, que siendo hermano mayor de Judá no prevaleció. Por otra parte no aparece la tribu de Dan[18] que en otros listados sí aparece, y sí aparece la de Manasés, que en otros listados no aparece. Y después, la parte más extraña, si se recuerda que las tribus de Israel están asociadas a los 12 hijos de Jacob, y que este tuvo sus doce hijos a partir de varias esposas: dos esclavas y dos no esclavas. Por lo general, uno esperaría, como de hecho sucede en los otros listados, que primero se enlisten los hijos de las esposas no esclavas, y por último los de las esclavas. En el listado del Apocalipsis, después de mencionar a Judá y Rubén, se enlistan primero las tribus de los hijos de las esclavas y al último el resto.[19]

[editar] La Bestia y su número
Predicación del Anticristo por Luca Signorelli en la capilla de San Bricio en la Catedral de Orvieto

(Ap 13) Este es uno de los símbolos más famosos heredados del libro del Apocalipsis. El número seiscientos sesenta y seis se suele identificar con el Diablo (aunque aquí el Dragón del Apocalipsis es representativo del mismo -Ap 12:9-) o con el Anticristo.

En el Apocalipsis sin embargo, únicamente se menciona esta cifra una vez (Ap 13:18), para decir que es el número de la Bestia que sirve al Dragón (y después se le asocia con la marca de la Bestia que llevarían todos aquellos que concuerden con el Dragón y la Bestia). Hay que recordar primero que el significado del número 6 es de imperfección (por faltarle una unidad para la perfección del número 7), y el número 666 representaría entonces una imperfección llevada hasta el extremo.

Hay autores que, buscando identificar el número 666 con un personaje histórico de la época en que fue escrito el libro, intentan encontrar un juego numérico (conocido como gematría) con las letras del alfabeto griego (idioma en que fue escrito el libro) que pudiera dar la equivalencia para reconocer con este número a la principal Bestia del Apocalipsis. Estos juegos eran comunes a la época de la escritura del Apocalipsis, y se han encontrado vestigios de ellos también en otros escritos. Se asigna a cada letra (alfa, beta, gamma,..., psi, omega) un número: las primeras del 1 al 10 (excepto el 6), luego de diez en diez hasta el 80, luego el 100 y de cien en cien hasta el 800. Una palabra o frase conocida tenía entonces un número asociado al sumar las cifras equivalentes a cada letra; el inverso de este juego consiste en dar un número (como es el caso del 666 del Apocalipsis) y tratar de identificar qué palabra o frase cumple también con estas características. Siguiendo este juego numérico, se puede llegar a concluir que el número representaría a Domiciano, que persiguió a los cristianos en la época de la escritura del Apocalipsis, o en general a los Césares romanos que se autoproclamaban dioses y que exigían a sus súbditos que así fueran adoradas sus estatuas. (Prévost 2001: 45-49)

Algunas investigaciones también concluyen que el número 666 dado en este pasaje del Apocalipsis es erróneo, ya que existen algunas versiones del libro que datan del siglo II o III y que tienen como número de la Bestia al seiscientos dieciséis (y con el cual a través de los mismos juegos numéricos se podría relacionar a varios Césares romanos, por ejemplo Calígula, emperador romano caracterizado por su crueldad). (Prévost, 2001: 46,48) [5]

Igualmente que con otros símbolos del Apocalipsis, hay muchas otras interpretaciones que identifican a la Bestia con personajes de distinta índole a lo largo de la historia (y que a través de otros juegos ingeniosos reconocen al 666 apocalíptico con ellos). Hay incluso interpretaciones que identifican al 666 con fechas.

La primera Bestia y los Dos Testigos

Otros manejan la posibilidad de identificar a la Bestia a la que históricamente se referiría el autor del Apocalipsis, con el emperador Nerón, que para la época de la redacción del libro, aún dejaría un recuerdo de las torturas y persecuciones de su época. Tomando la frase 'Nerón César', en hebreo o en griego, considerando únicamente las consonantes y tomando números de acuerdo a una numeración del alfabeto hebreo, similar a la anterior, la suma daría de nuevo el famoso número 666. [6] Es más, si se toma la frase 'Nerón César', pero no en griego sino en latín, el número resultante es el 616. [7]

Dentro del libro del Apocalipsis se menciona que una primera Bestia mata a dos Testigos de Dios en una ciudad (los cuales, por cierto, luego de muertos de todas maneras siguen hablando) (Ap 11). La descripción de dos testigos va de acuerdo con la ley judía que establece que sólo se acepta el testimonio de dos testigos. Algunos han querido reconocer en estos dos Testigos a los apóstoles Pedro y Pablo, muertos durante la época de Nerón. Sin embargo, en el Apocalipsis no se reconoce que esta primera Bestia sea la misma que la del número 666.

Para (Hahn, 2001), los dos testigos representan al profeta Elías y a Moisés, personajes en quienes a su vez se personificaría toda la Ley y los Profetas del Antiguo Testamento.

Otra interpretación que se da a los dos Testigos es que corresponden a Elías y a Enoc, debido a que en toda la historia que relata la Biblia estos dos personajes no han muerto: Elías fue llevado en un carro de fuego, y Enoc: Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. (Gn 5:24). Debido a que todo hombre debe morir, y estos dos personajes no han muerto, se presume que el evento relatado en el Apocalipsis sería el tiempo de la muerte de ellos.

Juan recibe el Apocalipsis de Hans Memling.
[editar] Babilonia y la prostituta
La ramera de Babilonia sobre la bestia de siete cabezas, de una pintura rusa del siglo XIX.

(Ap 17) Para Prévost (2001: 32,124), en este símbolo podría verse la alusión política que en la época de la escritura del libro, el autor haría de sus enemigos:

Antes de nada, debe recordarse que para los judíos la ciudad de Babilonia representa el exilio, luego de que los babilonios exiliaron a la élite de la sociedad judía de Jerusalén en el año 587 a. C. Igualmente, significa para ellos la perversión de las costumbres judías, que se fueron mezclando con elementos de idolatría en esa ciudad, pecado fuertemente condenado por ellos. Así pues, Babilonia representa tanto el poder dominador extranjero, como la idolatría.

Por eso en el Apocalipsis (igual que en otros libros del Nuevo Testamento), Babilonia se suele identificar (siguiendo la línea de estas mismas investigaciones) con la Roma imperial que perseguía a los cristianos y que les exigía idolatrar al César como un dios. De hecho en el Apocalipsis, en la descripción de Babilonia con sus siete montes, podría reconocerse a la ciudad de Roma. La prostituta del Apocalipsis tendría entonces el mismo significado de perversión, idolatría y desenfreno característicos de la alta sociedad romana de ese entonces.

Por otra parte, otros identifican a Babilonia con la Jerusalén de los judíos (que igualmente tiene siete montes), y que contrasta fuertemente con la Nueva Jerusalén del final del libro. (Por ejemplo (Hahn, 2001), que centra gran parte de su interpretación de las catástrofes del Apocalipsis en una analogía con la caída de Jerusalén en el año 70, y también [8])


Existen muchas otras interpretaciones sobre la identidad de esta ciudad calificada de perversa, desde el papado católico, hasta una pléyade de ciudades y personalidades según se han presentado a lo largo de la historia.

[editar] La Mujer vestida de sol y el Niño
La Virgen de Guadalupe, se asemeja a la mujer de Ap 12,1 en sus características.

(Ap 12) La ... mujer revestida del sol, la luna bajos sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas aparece en el Apocalipsis como la que engendra al Niño que el Dragón quiere combatir. Este niño es 'raptado' al cielo para después reinar, así que el Dragón se vuelca a combatir contra la Mujer y luego contra el resto de su descendencia.

Para Prévost (2001: 108), la clave para reconocer a la Mujer se encuentra primero en reconocer al Niño. Desde una perspectiva que considera al Apocalipsis como completamente cristocéntrico, se puede interpretar entonces que el Niño representaría efectivamente a Cristo.[20]

Desde una perspectiva de la mariología, se vería en esta Mujer un símbolo de la Virgen María. Sin embargo, son muchos los grupos cristianos (de diversas Iglesias, incluidos algunos católicos), que interpretan en este símbolo al pueblo de Dios, que antes del nacimiento de Jesús representaría al Israel fiel,[21] y después a los cristianos. Incluso la postura mariana, no dejando atrás el hecho de que la Mujer sería efectivamente María, lo hace siempre desde la perspectiva eclesiológica, de comunidad. (Prévost 2001: 107-108)

La descripción de la Mujer en Ap 12:1 es muy parecida a la imagen de la Virgen de Guadalupe, quien está tapando el sol (pues se ven los rayos amarillos desde atrás) y está encima de la luna, y en su cabeza hay un manto con varias estrellas (que no son exactamente 12); esta imagen también es muy parecida a lo descrito en Ap 12:14, "Pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para que volara al desierto, a su lugar; allí será mantenida lejos del dragón por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo.": en la imagen hay un ángel cargando la luna, además de que la persona a la que se le apareció la Virgen de Guadalupe se llamaba Juan Diego Cuauhtlatoatzin, nombre que significa "águila que habla", y el viaje al desierto se podría entonces referir al proceso de reevangelización desde América a España. Pueden existir más semejanzas con respecto a la Virgen de Guadalupe, sin embargo esto no significa que la mujer de Ap 12:1 sea ella. [cita requerida]

Para algunas corrientes protestantes el niño representaría a una sección minoritaria de la Iglesia que sería arrebatada al cielo antes de que comiencen los juicios del Apocalipsis (Ap 12:5), mientras que la gran mayoría de la cristiandad se quedaría en la tierra a sufrir la persecución, y ellos serían el resto de sus hijos (Ap 12:17).

[editar] La Nueva Jerusalén

(Ap 21-22) Este símbolo, presente en los últimos dos capítulos del Apocalipsis, se encuentra para muchos dentro de los mejores descritos, detallados y bellos del Nuevo Testamento. Con una triple recurrencia, el autor habla de la salvación de Dios al final de los tiempos.

  • Primero con la nueva Jerusalén propiamente dicha, que desciende del cielo a la Tierra. (Ap 21:1-8)
  • Después con las bodas del Cordero y su Esposa (la Iglesia). (Ap 21:9-27)
  • Por último con una visión que recuerda a los primeros capítulos del Génesis (el primer libro en la Biblia), hablando de ríos y árboles que dan fruto eterno.[22] (Ap 22:1-5)

Para Prévost (Prévost, 2001: 116), esta parte (junto con el capítulo 20) es la única que en realidad tendría características escatológicas, mientras que el resto sería sólo un reflejo de los conflictos que la comunidad cristiana del autor estarían viviendo en su época y de la esperanza puesta en Dios a través de Cristo muerto y resucitado en que esos conflictos no prevalecerían y también serían vencidos tarde o temprano.[23]

Hay otra curiosidad relativa tanto a la nueva Jerusalén (que simboliza a la ciudad santa) y a Babilonia (que simboliza a la ciudad perversa): en Ap 18 aparece un lamento por la Babilonia destruida; en Ap 21 aparece la descripción de la nueva Jerusalén. Se puede notar que ambos pasajes son paralelos e inversos, es decir, que las descripciones de lamentación y de sentido negativo dadas a Babilonia, aparecen revertidas, en sentido de gozo y alegría para Jerusalén. (Prévost 2001: 117-119)

[editar] Notas

  1. Ἀποκάλυψις Ἰωάννου 1:1 (en griego koiné)
  2. Aunque diversos pasajes de otros libros del Nuevo Testamentotambién pueden pertenecer a este género, sólo el Apocalipsis en su totalidad se considera en esta clasificación.
  3. Varios historiadores piensan que precisamente esto causó gran parte de las persecuciones, pues en el fondo, para los romanos, en ese gesto podría verse una actitud de rebeldía política contra Roma.
  4. Prévost (2001), además de presentar el análisis de ciertos pasajes particulares del Apocalipsis, se dedica sobre todo a plantear el análisis global del libro con base en cinco claves de lectura que tienen su símil con los puntos anteriormente expuestos: una clave cristológica (que se relaciona con centrar la lectura del libro en Cristo como personaje protagonista del mismo), una profética (que se relaciona con el contexto histórico del libro), una simbólica (sobre la interpretación de los numerosos símbolos que aparecen en el libro), una apocalíptica (que se relaciona con el género literario) y una evangélica (o del mensaje central del libro).
  5. El autor escribe el Apocalipsis como una interpretación de la historia a la luz de un acontecimiento concreto ya sucedido: la muerte y resurrección de Jesucristo, a diferencia del resto de la literatura apocalíptica, que suele interpretar la historia a la luz de una intervención divina por venir, no de una ya sucedida, es decir, mientras que para la literatura apocalíptica la batalla entre los eones viejo y nuevo está por venir, producto de una intervención divina, en el Apocalipsis la batalla ya se dio (y de hecho el eón nuevo ya comenzó) con la intervención de Dios al resucitar a Jesús.
  6. De quien se dice ya en el primer versículo del libro: "Revelación de Jesucristo", frase que semánticamente puede tener cualquiera de dos significados (o incluso ambos): que es una revelación proveniente de Jesucristo, y que el autor identificado como Juan solamente transcribió, o que es una revelación cuyo tema principal es Jesucristo (Prévost, 2001:14).
  7. Ya sea como si el autor hubiera escrito el libro y sus profecías se hubieran cumplido casi de inmediato (a manera de predicciones), o como si el autor hubiera escrito el libro basándose en eventos que ya habían ocurrido y que estaban ocurriendo al momento de escribirlo (a manera de una escritura en "código" de los hechos actuales para el autor, muy probablemente para dar un mensaje más allá del predictivo a sus lectores).
  8. Algunas variantes de esta escuela la mezclan con la futurista, viendo la historia de la Iglesia como un cumplimiento de profecías "predictivas" que estarían escritas dentro del libro.
  9. Probablemente localizadas en Asia Menor en la actual Turquía, donde el problema causado por la divinización al César fue crítico para los cristianos. Es probable que los problemas que se mencionan en esta sección hayan sucedido en realidad, sin embargo la misma estructura de la sección también puede interpretarse como un artificio in crescendo de las exhortaciones y amonestaciones (Prévost 2001: 84). Si se toma en cuenta el simbolismo del número 7, esta sección se puede interpretar como un mensaje para la Iglesia entera, y no sólo para comunidades específicas.
  10. Nótese como el orden de aparición de los enemigos (Dragón, Bestias, Prostituta) es el mismo pero inverso al orden en que son vencidos (Prostituta, Bestias, Dragón). (Prévost, 2001: 112; Vanni, 1982: 71)
  11. Aún hay dudas sobre la época en que fue escrito el evangelio de Juan, que podría incluso ser posterior al Apocalipsis, por lo que los cuatro Vivientes no podrían ser los evangelistas.
  12. Cabe destacar que la raíz etimológica del verbo jurar (nisba, literalmente es sietearse) en el idioma hebreo es el número siete (hebreo Shb)
  13. Se puede notar que 3 (número de Dios) + 4 (número de la Creación) = 7.
  14. Prévost (Prévost, 2001: 95-96) identifica este libro con los escritos del Antiguo Testamento, de acuerdo a la interpretación cristiana de que es Jesús el que le da sentido y plenitud a las promesas veterotestamentarias. Otros simplemente interpretan este libro con el papel de Dios en la historia, ya que desde la visión cristiana (y judía también) Dios es el autor y director de la historia humana, y el Mesías viene a darle plenitud y sentido.
  15. (Ap 10:8-11) Puede tratarse del Evangelio. Según Vanni (Vanni, 1982:61) se trata simplemente de la Palabra de Dios. Según Läpple (Läpple, 1970) se trata de una anticipación del evangelio de San Juan.
  16. (Ap 11:15-19) El Arca de la Alianza se había perdido desde la conquista de Jerusalén por los babilonios. Una leyenda decía que el profeta Jeremías la escondió en una cueva del monte Sinaí y que volvería a ser vista cuando Dios interviniera de manera definitiva en favor de su pueblo (II Mac 2,4-8). Según Vanni (1982:63-64) este pasaje del Apocalipsis hace alusión precisamente a esta leyenda.
  17. Las coronas en el Apocalipsis sólo se les dan a los fieles al Cordero.
  18. Probablemente debido a la mala fama que la región de Dan tenía de darse a la idolatría.
  19. Tal vez dando a entender que incluso al antiguo Israel le toca también participar del orden nuevo del mundo que en la visión cristiana Jesús viene a instaurar con el Reino de Dios que anuncia e instaura.
  20. Para Prévost (2001: 110) el nacimiento del niño no representaría necesariamente el comienzo de la vida terrenal de Jesús, sino tal vez su muerte en la cruz (aludiendo al título dado a Cristo de primogénito de entre los muertos de Ap 1:5), y su rapto sería su resurrección.
  21. El llamado pequeño resto que mencionan varios profetas del Antiguo Testamento (Is 4:2-6;10:20-22;11:10-16;28:5-6;46:3; Jr 6:9;31:7;50:4-6;51:19; Ez 6:8; Am 3:12;5:15; Sof 3:9-13; Mi 2:12;4:6-7;5:2-7;7:18; Zac 14:2).
  22. Sólo que esta vez ningún árbol está prohibido a nadie, al contrario de algunos árboles descritos en el Génesis (los árboles del conocimiento del bien y el mal y el de la vida eterna).
  23. Aún así, en su totalidad, el libro es considerado profético en el sentido amplio del término, por incluir también una interpretación desde Dios de las realidades que el autor habría vivido en su época y que bien interpretadas pueden seguir dando un mensaje actual a los lectores de cualquier época.

[editar] Véase también

Relacionados directamenteArtePintura Cine Literatura Música Arquitectura Otros

[editar] Bibliografía

  • Castellani, Leonardo (2005). El Apokalipsis de San Juan. Buenos Aires: Ed. Vórtice. ISBN 987-9222-22-9. 
  • Hahn, Scott (2001). La cena del Cordero: La Misa, el cielo en la tierra. Madrid, España: Ediciones Rialp. ISBN 978-84-321-3379-4. 
  • Läpple, Alfred (1970). L'Apocalypse de Jean: livre de vie pour le chretiens. Francia: Éditions du Cerf. 
  • Prévost, Jean-Pierre (2001). Para leer el Apocalipsis. España: Verbo Divino. ISBN 84-7151-918-6. 
  • Vanni, Ugo (1971). La struttura letteraria dell'Apocalisse. Roma, Italia: Herder. 
  • Vanni, Ugo (1982). Apocalipsis: una asamblea litúrgica interpreta la historia. España: Verbo Divino. ISBN 84-7151-312-9. 

[editar] Enlaces externos

HISTORIA24: GÉNESIS. Génesis (del griego Γένεσις, "nacimiento, creación, origen", en Génesis 2:4, en hebreo תּוֹלֵדוֹת, "generación", que prefiere como título בְּרֵאשִׁית, Bereshit, "en el principio", siguiendo Génesis 1:1) es el primer libro de la Torá ("La Ley" o Pentateuco) y también el primer libro del Tanaj, la biblia hebrea (conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento).

Génesis

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Génesis
Adam-und-Eva-1513.jpg
Adán y Eva, de Lucas Cranach el Viejo
AutorDesconocido
Título originalΓένεσις (griego)
בְּרֵאשִׁית (hebreo)
Pentateuco
NingunoGénesisÉxodo

Génesis (del griego Γένεσις, "nacimiento, creación, origen", en Génesis 2:4, en hebreo תּוֹלֵדוֹת, "generación", que prefiere como título בְּרֵאשִׁית, Bereshit, "en el principio", siguiendo Génesis 1:1) es el primer libro de la Torá ("La Ley" o Pentateuco) y también el primer libro del Tanaj, la biblia hebrea (conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento).

Contenido

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[editar] Autor y fecha de composición

El libro del Génesis no menciona a ningún autor. La mayoría de estudios académicos están de acuerdo en que tiene varias fuentes, redactadas por varios religiosos, por ejemplo en la época del cautiverio en Babilonia, y que tiene muchos autores (hipótesis documentaria o hipótesis JEDSR).

Durante la mayor parte del siglo XX, los estudios académicos sobre los orígenes del génesis estuvieron dominados por la hipótesis documentaria formulada por Julius Wellhausen a finales del siglo XIX. Esta hipótesis ve el Génesis como una compilación de fuentes inicialmente independientes: el texto J, llamado así por su uso del término YHWH (JHWH en alemán) como el nombre de Dios; el texto E, llamado así porque usa Elohim como el nombre de Dios; y el texto P, o fuente sacerdotal, debido a su preocupación por el sacerdocio de Aarón y los levitas. Estos textos fueron compuestos de forma independiente entre 950 aC y 500 aC y sufrieron numerosos procesos de redacción, culminando en su forma actual alrededor de 450 aC. Se han identificado varias fuentes adicionales que no se pueden atribuir a ninguno de los tres documentos originales, especialmente Génesis 14 (la batalla de Abraham y los "Reyes de Oriente"), y la "Bendición de Jacob".

La tradición de la autoría de Moisés del Pentateuco. entre los estudiosos medievales se mantuvo incuestionada hasta la hipótesis de Wellhausen.

En la primera mitad del siglo XX, la ciencia de la arqueología bíblica, desarrollada por William F. Albright y sus seguidores, combinada con la aplicación de nuevos métodos de estudio como la crítica de fuentes y la historia de la tradición, desarrollada por Hermann Gunkel, Robert Alter y Martin Noth, parecen demostrar que las historias del Génesis están basadas en tradiciones orales del II milenio aC. Así, a mediados del siglo XX parecía que la arqueología y el mundo académico habían reconciliado la hipótesis de Wellhausen con una versión modificada de la autoría de Moisés.

Este consenso fue roto en los años 70 con la publicación de dos libros: "La historicidad de las narraciones patriarcales" (1974) de Thomas L. Thompson y "Abraham en la historia y la tradición" (1975) de John Van Seter. En ellos se señalaba que la evidencia arqueológica que conectaba al autor del Génesis al II milenio aC, podría apuntar igualmente al I milenio y que las tradiciones orales no eran tan fácilmente recuperables como Gunkel y otros habían afirmado. Un tercer trabajo, "La fabricación del Pentateuco" (1987) de R.N. Whybray analizaba las asunciones que subyacían en el trabajo de Wellhausen y las consideró ilógicas y poco convincentes, mientras que William G. Dever atacó las bases filosóficas de la arqueología bíblica de Albrightean, argumentando que no era ni deseable ni posible usar la Biblia para interpretar los registros arqueológicos.

Actualmente las teorías mayoritarias se pueden dividir en tres grupos:

  1. Revisiones del modelo documental de Wellhausen, de los que el modelo de Friedman es uno de los más conocidos.[1]
  2. Modelos fragmentarios, como el de R.N. Whybray, que ven la Torah como el producto de un único autor trabajando a partir de una multitud de pequeños fragmentos más que de extensas fuentes coherentes.[2]
  3. Modelos suplementarios como el de John Van Seter, que ve en el Génesis la adición gradual de material a lo largo de muchos siglos por muchos autores.[3]

[editar] Origen del nombre Génesis

El nombre griego proviene del contenido del libro: el origen del mundo, el género humano y el pueblo judío, la genealogía de toda la humanidad desde el comienzo de los tiempos. También "génesis" tiene el sentido de "prólogo", ya que la historia judía comienza propiamente con el Éxodo, del cual el Génesis es simplemente un prolegómeno. Este título aparece en la Versión de los Setenta o Septuaginta Griega. En hebreo, el libro se llama «Bere'schíth»: "En el Principio", que se toma de la primera palabra de la frase de apertura.

Según el Génesis, el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Varios de los personajes de este libro son relevantes para el pueblo judío: Noé, Abraham, Isaac, Jacob y José, por ejemplo.

[editar] División tradicional

Es costumbre de los judíos dividir el libro —al igual que el resto de los libros del Pentateuco— en doce parashiot o lecturas semanales, cada una de las cuales es leída cada semana en el ciclo anual de lecturas de la Torá.

[editar] Temas principales

Los temas básicos de los que se ocupa este libro son tres: la Promesa, la Elección y la Alianza. En esto no es original, ya que los tres se repiten a lo largo de toda la Torá, pero cada uno de ellos es dominante en distintas partes del Génesis.

En la historia primitiva las intenciones de Yahweh (Dios) se ven obstaculizadas por la infidelidad del Hombre. En la historia de Abraham la fe es abandonada, puesta a prueba y resulta victoriosa al final para ser restaurada completamente; quienes no la han perdido nunca se ven recompensados. En tiempos de Jacob se explica que la elección de Dios por el pueblo judío no persigue ningún fin espurio, sino que es generosa y desinteresada. Con José, por fin, la Providencia frustra los malos impulsos humanos y los dirige pacientemente para hacerlos cumplir, en última instancia, con los planes y objetivos del diseño divino.

[editar] Géneros literarios

El Génesis encaja exactamente en la definición de libro histórico bíblico, recordando siempre que el término "histórico" no debe entenderse en el sentido que se otorga a la historiografía moderna. Esto es especialmente cierto para los capítulos sobre los orígenes y para la historia de los patriarcas.

Pero el Génesis es también:

  • Historia de familia: una larga serie de biografías, cronologías y genealogías de antepasados que se centran en los acontecimientos familiares despreciando los hechos políticos o religiosos. No sigue la sucesión de gobiernos sino la de los parientes.
  • Historia popular: Suele detenerse en minucias argumentales que pueden interesar al pueblo llano y frecuentemente omite hechos que parecen esenciales a los historiadores modernos.
  • Historia religiosa: Todo lo narrado es visto bajo el criterio de que es consecuencia de la acción directa de Yahweh, el Dios único, que interviene incuestionablemente en todos y cada uno de los momentos decisivos. Además, todos los hechos se agrupan y se explican en función de postulados teológicos destinados a probar una u otra tesis religiosas.

A pesar de estas precisiones, el Génesis da toda la impresión de narrar -en la historia de los patriarcas- hechos que fueron o semejan ser reales, dando unas muy vívidas imágenes del origen y migraciones del pueblo hebreo, de sus raíces étnicas y lingüísticas y de sus estructuras morales, sociales y culturales.

[editar] Interpretaciones de la Creación del Mundo y el relato del Edén

Abraham presenta a Isaac en sacrificio.

Para muchos, los once primeros capítulos del Génesis merecen ser considerados aparte del resto, pues describen en una forma popular el origen y creación del mundo, el hombre y la vida en general. La gran mayoría de los cristianos consideran los primeros capítulos del Génesis como escritos simbólicos, que no deben ser entendidos literalmente. Mientras que sólo unos pocos creen que sean históricamente correctos.

Se han intentado hacer innumerables lecturas de los capítulos del Génesis. Entre ellas está la Kabbalah hebrea, la interpretación histórica, la alegórica, incluyendo una alegoría a la evolución del Universo (teoría del Big Bang) y la teoría de Darwin (teoría de la Evolución), interpretaciones sacerdotales y místicas, y así la lista se extiende indefinidamente.

Muchos gustan resaltar una aparente contradicción entre la historia de la creación del mundo (primer capítulo del Génesis) y la historia de la creación del hombre en el Huerto del Edén (segundo capítulo del Génesis), la cual dio origen a la leyenda de Lilith (véase Leyendas del cristianismo). En el primer capítulo Dios crea primero a los animales, y entonces crea al hombre y a la mujer a su imagen, sin establecer ninguna prioridad entre ellos; pero en el segundo capítulo, en la creación del Huerto del Edén, muchos ven que Yahweh Elohim crea a Adán primero, luego a los animales y finalmente crea a Eva de una costilla de Adán, o de su costado según la traducción.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Gn.1.27)

Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trájo al hombre. (Gn.2.22)

La Biblia, (Antigua Versión Reyna-Valera 1909)

Para los creacionistas, el capítulo uno del Génesis presenta la semana de la creación, que culmina con la institución del día de reposo. Esa es la idea central de ese capítulo. Mientras que la idea principal del capítulo segundo es la institución del matrimonio, y se mencionan detalles concernientes a dicha institución. Todo el asunto de la aparente contradicción estriba en que en la Antigua Reina Valera, en el verso 19 del capítulo 2, se usa el pasado perfecto '"formó"' en vez del pasado pluscuamperfecto '"había formado"', dando al pasaje un sentido ambiguo.

Formó, pues, Dios de la tierra, toda bestia del campo y toda ave de los cielos y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. (Gn.2.19)

En cuanto a la creación de Adán y Eva, el pasaje de Génesis 1: 27, no dice que fueron creados simultáneamente, sino que fueron creados en el mismo día. Por lo cual los creacionistas sostienen que el capítulo dos no contradice al primero, sino que sólo añade detalles no mencionados en el capítulo uno. Como por ejemplo; que antes de crear a la mujer, Dios trajo todas las criaturas ante Adán para que les pusiera nombre. Todo esto con un propósito mayor que la mera taxonomía de la fauna.

Y dijo Dios: No es bueno que el hombre esté solo, haréle ayuda idónea para él. (Gn.2.18)

Según esta interpretación, Dios creó una mujer y se la dio a Adán. Él quiso que el hombre reconociera primero que algo le faltaba, y por eso le trajo todos los animales.

Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo animal del campo: mas para Adam no se halló ayuda idónea para él. (Gn.2.20)

Adán vio que había león y leona, carnero y oveja. Pero para el varón ('ish') no había una varona o hembra ('ìsha').[4]

Y Dios hizo caer sueño sobre Adan, y se quedó dormido: entonces tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar; Y de la costilla Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y trájola al hombre. Y dijo Adan: Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Esta será llamada Varona ('Isha'), porque del varón fue tomada. (Gn.2.21-23)

Esta aparente contradicción entre los capítulos uno y dos del Génesis han sido excusados con la llamada hipótesis documentaria, la cual sostiene que ambos capítulos del Génesis provienen de dos fuentes distintas. El capítulo 1 sería de origen sacerdotal, mientras que el capítulo 2 sería de origen yavista; y que ambos versiones fueron unidos después y añadidas al Génesis. Ambas tradiciones, la sacerdotal y la yavista, son posteriores a Moisés, lo que pondría el producto final en una fecha muy posterior, en el llamado Periodo intertestamentario.

Algunos exégetas proponen que el primer capítulo del Génesis sea estudiado, desde el punto de vista de la tradición sacerdotal, como un escrito surgido después de la deportación a Babilonia, cuando el judaísmo se cimentaba más como una religión que como una nación en particular, y cuyo propósito sería también reforzar la idea del sábado como día sagrado de descanso, además por supuesto de dejar claro que toda la creación, incluido el hombre, son obra de Elohim.

Por otra parte, estos mismos investigadores proponen al segundo capítulo del Génesis como un escrito mucho más antiguo, de la época de los reyes en Israel, el cual vendría a ser un lamento en el que la situación sedentaria y civilizada centrada en ciudades del reino conllevaba también injusticias, pobreza y marginación, pues para ellos el relato del segundo capítulo del Génesis parecería ensalzar los valores del nomadismo y de la cercanía con Yahweh provenientes de la vida en el desierto.

Mientras que para los creacionistas, como ya mencionamos, tal contradicción no existe, debido a que en el capítulo uno del libro se expone un resumen global de la creación, mientras que en el segundo, se detalla el primero: Mientras que el primero se anuncia que Dios creó al hombre y a la mujer, en el segundo se detalla como se realizó.

[editar] Relación entre el génesis Bíblico y el génesis Sumerio

Al analizar la Mitología sumeria y relacionadas (sumerios acadios y babilonios, así como los asirios), en tablillas con historias de origen sumerio como el Enuma Elish, se pueden encontrar puntos u origen en común, o influencia con la historia bíblica del Génesis.

  • Según la mitología Sumeria, la diosa Ki creó con la costilla de Enki una diosa llamada Nin-ti ("mujer de la costilla"). (Paralelismos con la historia de Eva).[5]
  • Enki creó a los seres humanos y un lugar donde el hombre podía vivir sin miedo a los animales, un lugar sin terror; pero posteriormente Enki descubrió que los humanos tenían un comportamiento inadecuado, y por ello los expulsó de este paraíso.(Paralelismos con la historia del Jardín del Edén).
  • También se menciona las disputas de dos dioses, la diosa del grano llamada Ashnan y la diosa del ganado llamada Lahar. Un problema similar se menciona entre Emesh y Enten que estaban encargados de la vegetación, bosques y campos, y el otro de las cosechas y la agricultura y de los animales y el ganado, los cuales tuvieron una gran disputa (Paralelismos con la historia de Abel y Caín).

[editar] Bosquejo del Génesis

Estructura:

  • La creación 1:1 – 2:3
  • Relato de los cielos y la tierra… 2-4-4; 26
  • Libro de generaciones de Adán… 5:1 -6:8
  • Registro de las generaciones de Noé… 6:9 – 9:29
  • Registro de las generaciones de Sem, Cam y Jafet… 10:1 – 11:9
  • Registro de las generaciones de Sem… 11:10- 26

I.-La historia primitiva: TEMA: cuatro acontecimientos principales:

Estructura:

  • Registro de las generaciones Taré………………... 11:27; 25:11
  • Registro de las generaciones de Ismael…………... 25:12-18
  • Registro de las generaciones de Isaac……………. 25:19; 35:29
  • Registro de las generaciones de Esaú…………….. 36:1; 37:1
  • Registro de las generaciones de Jacob……………. 37:2; 50:26

II.-La historia Patriarcal: TEMA: cuatro personajes sobresalientes: a) Abraham, b) Isaac, c) Jacob, d) José

[editar] Bibliografía, referencias y notas al pie

  1. Richard Elliot Friedman, "The Bible with Sources Revealed", 2003.
  2. R. N. Whybray, The Making of the Pentateuch: A Methodological Study, JSOT Press, Sheffield, 1987.
  3. John Van Seters, Abraham in History and Tradition, Yale University Press, ISBN, 1975.
  4. El término 'ìsha' significa literalmente "hombre femenino" o "varona", como figura en alguna traducción española.
  5. Es notable que la última costilla es el hueso del cuerpo humano que se regenera completamente con mayor facilidad si se tiene la precaución de dejar un resto de periostio. El periostio contiene osteoblastos y esta técnica es utilizada ampliamente en cirugía restauradora, sacando fragmentos de la costilla para hacer injertos.

[editar] Véase también

 

Génesis
(Pentateuco)
Libro siguiente:
Éxodo

 

[editar] Enlaces externos

HISTORIA24: LOS SIETE DÍAS DE LA CREACIÓN. Génesis (del griego Γένεσις, "nacimiento, creación, origen", en Génesis 2:4, en hebreo תּוֹלֵדוֹת, "generación", que prefiere como título בְּרֵאשִׁית, Bereshit, "en el principio", siguiendo Génesis 1:1) es el primer libro de la Torá ("La Ley" o Pentateuco) y también el primer libro del Tanaj, la biblia hebrea (conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento).

Siete Días De La Creación

El Libro de Génesis que es el primer libro de la Biblia comienza con la Creación del mundo.

Dios es el creador de nuestro mundo.

Llaman también a Génesis el libro del principios que es su sentido hebreo

Génesis es el primer libro de la Ley o Torah que consiste en el primero cinco libros de la Biblia.

GÉNESIS 1:1-2:4 - PASADO SIN FECHA

 

Día Un - Noche y Día
Día Dos - Cielo y Mar
Día Tres - Árboles
Día Cuatro - Sol y Día de la Luna
Día Cinco - Pescado y Aves
Día Seis - Hombre y animales
Día Siete - Descanso

 



Lectura de la Biblia:

El Principio - Pasado Sin Fecha

1En el principio Creó Dios los cielos y la tierra.2Y la tierra estaba sin orden y Vacía. Había tinieblas sobre la faz del océano, y el Espíritu de Dios se Movía sobre la faz de las aguas.3Entonces dijo Dios: "Sea la luz", y fue la luz.4Dios vio que la luz era buena, y Separó Dios la luz de las tinieblas.5Dios Llamó a la luz Día, y a las tinieblas Llamó Noche. Y fue la tarde y fue la mañana del primer Día.6Entonces dijo Dios: "Haya una Bóveda en medio de las aguas, para que separe las aguas de las aguas."7E hizo Dios la Bóveda, y Separó las aguas que Están debajo de la Bóveda, de las aguas que Están sobre la Bóveda. Y fue Así.8Dios Llamó a la Bóveda Cielos. Y fue la tarde y fue la mañana del segundo Día.9Entonces dijo Dios: "Reúnanse las aguas que Están debajo del cielo en un solo lugar, de modo que aparezca la parte seca." Y fue Así.10Llamó Dios a la parte seca Tierra, y a la Reunión de las aguas Llamó Mares; y vio Dios que esto era bueno.11Después dijo Dios: "Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla y árboles frutales que den fruto, Según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra." Y fue Así.12La tierra produjo hierba, plantas que dan semilla Según su especie, árboles frutales cuya semilla Está en su fruto, Según su especie. Y vio Dios que esto era bueno.13Y fue la tarde y fue la mañana del tercer Día.14Entonces dijo Dios: "Haya lumbreras en la Bóveda del cielo para distinguir el Día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los Días y los años.15Así sirvan de lumbreras para que alumbren la tierra desde la Bóveda del cielo." Y fue Así.16E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para dominar en el Día, y la lumbrera menor para dominar en la noche. Hizo también las estrellas.17Dios las puso en la Bóveda del cielo para alumbrar sobre la tierra,18para dominar en el Día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno.19Y fue la tarde y fue la mañana del cuarto Día.20Entonces dijo Dios: "Produzcan las aguas innumerables seres vivientes, y haya aves que vuelen sobre la tierra, en la Bóveda del cielo."21Y Creó Dios los grandes animales Acuáticos, todos los seres vivientes que se desplazan y que las aguas produjeron, Según su especie, y toda ave alada Según su especie. Vio Dios que esto era bueno,22y los bendijo Dios diciendo: "Sed fecundos y multiplicaos. Llenad las aguas de los mares; y Multiplíquense las aves en la tierra."23Y fue la tarde y fue la mañana del quinto Día.24Entonces dijo Dios: "Produzca la tierra seres vivientes Según su especie: ganado, reptiles y animales de la tierra, Según su especie." Y fue Así.25Hizo Dios los animales de la tierra Según su especie, el ganado Según su especie y los reptiles de la tierra Según su especie. Y vio Dios que esto era bueno.26Entonces dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo, el ganado, y en toda la tierra, y sobre todo animal que se desplaza sobre la tierra."27Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo Creó; hombre y mujer los Creó.28Dios los bendijo y les dijo: "Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra."29Dios dijo Además: "He Aquí que os he dado toda planta que da semilla que Está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol cuyo fruto lleva semilla; ellos os Servirán de alimento.30Y a todo animal de la tierra, a toda ave del cielo, y a todo animal que se desplaza sobre la tierra, en que hay vida, toda planta les Servirá de alimento." Y fue Así.31Dios vio todo lo que Había hecho, y he Aquí que era muy bueno. Y fue la tarde y fue la mañana del sexto Día.

Génesis 2

1Así fueron terminados los cielos y la tierra y todos sus ocupantes.2El séptimo Día Dios Había terminado la obra que hizo, y Reposó en el séptimo Día de toda la obra que Había hecho.3Por eso Dios bendijo y Santificó el séptimo Día, porque en él Reposó de toda su obra de Creación que Dios Había hecho.Génesis 1:1-2:3
Continuacion Génesis 2:4-3:24

HISTORIA24: LA CREACIÓN. La creación de Adán es un fresco en el techo de la Capilla Sixtina, pintado por Miguel Ángel alrededor del año 1511. Ilustra el episodio bíblico del Génesis en el cual Dios le da vida a Adán, el primer hombre (según la tradición bíblica). Cronológicamente es el cuarto de los paneles que representan episodios del Génesis en el techo de la capilla, fue de los últimos en ser completados y es una de las obras de arte más apreciadas y reconocidas en el mundo.

La Creación de Adán (Capilla Sixtina)

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Creación de Adán.jpg
La Creación de Adán
(Creazione di Adamo)
Miguel Ángel, 1510
Fresco • Renacimiento
280 cm × 570 cm
Capilla Sixtina
La Creación de Adán antes de la restauración de la Capilla Sixtina de 1980

La creación de Adán es un fresco en el techo de la Capilla Sixtina, pintado por Miguel Ángel alrededor del año 1511. Ilustra el episodio bíblico del Génesis en el cual Dios le da vida a Adán, el primer hombre (según la tradición bíblica). Cronológicamente es el cuarto de los paneles que representan episodios del Génesis en el techo de la capilla, fue de los últimos en ser completados y es una de las obras de arte más apreciadas y reconocidas en el mundo.

[editar] Composición

Dios es representado como un hombre anciano y con barba envuelto en una alborotada túnica color púrpura, la cual comparte con unos querubines. Su brazo izquierdo está alrededor de una figura femenina, normalmente interpretada como Eva, quien no ha sido creada aún y, en sentido figurado, espera en los cielos a que le sea dado un lugar en la Tierra. El brazo derecho de Dios se encuentra estirado, para impartir la chispa de vida de su propio dedo al de Adán, cuyo brazo izquierdo se encuentra en idéntica posición al de Dios. Es famoso el hecho de que ambos dedos están separados por una mínima distancia. La pintura tomó de tres a cuatro años en ser completada.

Las posiciones idénticas de Dios y Adán se basan en el Génesis 1:27, que dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Al mismo tiempo Dios, que aparece flotando en el aire contrasta con la imagen terrenal de Adán, quien se encuentra acostado en una estable triángulo de tierra. El nombre de Adán viene del hebreo y significa hombre y la forma femenina. La inspiración de Ángel pudo haber venido del himno medieval Veni Creator Spiritus, en el que se pide que el dedo de la mano paterna derecha (digitus paternae dexterae) de a los fieles amor y corazón.

[editar] Teorías anatómicas

Varias hipótesis han surgido en torno al significado de la composición original de La Creación de Adán. Muchas de éstas toman la bien documentada experiencia de Miguel Ángel en la anatomía humana como punto de partida. En 1990, un doctor llamado Frank Lynn Meshberger publicó en Diario de la Asociación Médica Norteamericana que las figuras y sombras representadas tras la figura de Dios aparecían como una acertada representación del cerebro humano incluyendo el lóbulo frontal, el quiasma óptico,el tronco del encéfalo la hipófisis (o glándula pituitaria) y el cerebelo. Alternativamente, ha sido observado que el manto rojo alrededor de Dios tiene la forma del útero humano y que la bufanda verde que cuelga de él, podría ser un cordón umbilical recién cortado.

Otras personas también creen que la imagen de Eva puede ser vista como parte de Adán, pues su pierna izquierda puede representar el torso y la parte superior de su rodilla el pecho.[cita requerida]

Las manos de Adán y de Dios

[editar] Enlaces externos

HISTORIA24: LA BIBLIA. La Biblia (del griego τα βιβλία, ta biblía, ‘los libros’) es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo. La canonicidad de cada libro varía dependiendo de la tradición adoptada. Según las religiones judía y cristiana, «transmite la palabra de Dios». La Biblia, o al menos parte de ella, se encuentra traducida a 2303 idiomas.

Biblia

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La Biblia (del griego τα βιβλία, ta biblía, ‘los libros’) es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo. La canonicidad de cada libro varía dependiendo de la tradición adoptada. Según las religiones judía y cristiana, «transmite la palabra de Dios». La Biblia, o al menos parte de ella, se encuentra traducida a 2303 idiomas.[1]

Contenido

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[editar] Etimología

La palabra Biblia se origina, a través del latín, en la expresión griega τὰ βιβλία τὰ ἅγια (ta biblía ta hágia; ‘los libros sagrados’), acuñada por vez primera en el Primer libro de los macabeos 12:9, siendo βιβλία plural de βιβλίον (biblíon, ‘papiro’ o ‘rollo’ y, por extensión, ‘libro’).[2] Se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos (Βύβλος, Byblos), importante mercado de papiros de la antigüedad.[3] No obstante, dado que «Biblos» solo con dificultad podría ser un préstamo del nombre original de dicha ciudad en fenicio, «Gubla», existe la posibilidad de que fuera la ciudad la que recibiera su nombre griego a partir del término que designaba a la planta de papiro, y no al revés.[4]

Dicha expresión fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que habitaban en ciudades de habla griega) mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús de Nazaret para referirse al Tanaj o Antiguo Testamento. Muchos años después empezó a ser utilizada por los cristianos para referirse al conjunto de libros que forman el Antiguo Testamento así como los Evangelios y las cartas apostólicas, es decir, el Nuevo Testamento. Para ese entonces ya era común utilizar únicamente el primer sintagma, τὰ βιβλία, a manera de título.

Ya como un título, se empezó a utilizar en latín biblia sacra (‘los libros sagrados’), sin artículo dado que éste no existía en latín. Sin embargo, al ser Biblia un cultismo en latín, acabó pasando de considerarse un neutro plural a un femenino singular («la sagrada Biblia»), entendiendo ya Biblia como el nombre propio de todo el conjunto. A través del latín se derivó a la gran mayoría de las lenguas modernas.

[editar] Historia

La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un periodo muy dilatado y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (entre el 900 a. C. y el 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces («Canto de Débora») y en las denominadas fuentes "E" (tradición elohísta) y "J" (tradición yahvista) de la Torá (llamada Pentateuco por los cristianos), que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época. El pueblo judío identifica a la Biblia con el Tanaj, no consintiendo bajo ningún concepto el término Antiguo Testamento y no acepta la validez del llamado Nuevo Testamento, reconociéndose como texto sagrado únicamente al Tanaj.

El canon de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado por la Iglesia católica, bajo el pontificado de san Dámaso I, en el Sínodo de Roma del año 382, y esta versión es la que Jerónimo de Estridón tradujo al latín. Dicho canon consta de 73 libros: 46 constitutivos del llamado Antiguo Testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos (Tobit, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc) ―que han sido impugnados por judíos y protestantes― y 27 del Nuevo Testamento. Fue confirmado en el Concilio de Hipona en el año 393, y ratificado en los Concilios III de Cartago, en el año 397, y IV de Cartago, en el año 419.

Cuando reformadores protestantes lo impugnaron, el canon católico fue nuevamente confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio de Trento del 8 de abril de 1546. Ninguna de estas decisiones fue reconocida ni asumida por muchos protestantes, surgidos a partir del siglo XVI, ni por distintas denominaciones paraprotestantes, surgidas a partir del siglo XIX. El canon de las Biblias cristianas ortodoxas es aún más amplio que el canon de las Biblias católicas romanas, e incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los Macabeos. En adición a estos, el Libro IV de Esdras y el Libro IV de los Macabeos figuran, así mismo, como apéndices, en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia.

El Antiguo Testamento narra principalmente la historia de los hebreos y el Nuevo Testamento la vida, muerte y resurrección de Jesús, su mensaje y la historia de los primeros cristianos. El Nuevo Testamento fue escrito en lengua griega koiné. En él se cita con frecuencia al Antiguo Testamento de la versión de los Setenta, traducción al griego del Antiguo Testamento realizada en Alejandría (Egipto) en el siglo III a. C.

La Biblia es para los creyentes la palabra de Dios por ser indudable para estos su inspiración divina. Es un libro eminentemente espiritual y habla sobre la historia de la humanidad, su creación, su caída en el pecado y su salvación, que expone cómo el Dios creador se ha relacionado, se relaciona y se relacionará con el ser humano. De igual forma, la Biblia expone los atributos y el carácter de Dios.

Para los creyentes, la Biblia es la principal fuente de fe y doctrina en Cristo. En el siglo XVI los diferentes movimientos de la Reforma Protestante comenzaron a experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos de otros; para menguar este problema se definió el principio llamado "sola escritura", que significa que solamente la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana. Para la Iglesia Católica Romana, además de la Biblia, también son fuente doctrinal la tradición, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia (discípulos de los apóstoles), y decisiones emanadas de concilios. Esta divergencia entre cristianos se intensificó después de 1870, cuando el papa Pío IX declaró que ―como único «sucesor de Pedro», y, consecuentemente, «custodio y depositario de las llaves del Reino de los Cielos»― era infalible en asuntos de fe, moral y doctrina cristiana (dogma de la infalibilidad papal). Mientras que los cristianos protestantes rechazan esta aseveración y consideran como cabeza única de la iglesia a Jesucristo. Para ambas partes esta gran diferencia ya no es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma.

Para los judíos ortodoxos, por supuesto, el Nuevo Testamento no tiene validez. El rabínico considera como fuente de doctrina el Talmud, mientras los caraítas defienden desde el siglo VIII el Tanaj como única fuente de fe.

[editar] Antiguo Testamento y Nuevo Testamento

El canon del Antiguo Testamento cristiano entró en uso en la Septuaginta griega, traducciones y libros originales, y sus diferentes listas de los textos. Además de la Septuaginta, el cristianismo posteriormente añadió diversos escritos que se convertirían en el Nuevo Testamento. Poco diferentes listas de las obras aceptadas siguió desarrollando en la antigüedad. En el siglo IV, varios sínodos fueron elaborando listas de escritos sagrados que fijaban un canon del Antiguo Testamento de entre 46 y 54 distintos documentos y un canon del Nuevo Testamento de 20 a 27, siendo este último el utilizado hasta el día de hoy; el cual fue definido finalmente en el Concilio de Hipona en el año 393. Hacia el año 400, Jerónimo había escrito una edición definitiva de la Biblia en latín (véase la Vulgata), el Canon de la cual, debido en parte a la insistencia del Papa Dámaso, fue hecho coincidir con decisiones de varios de los Sínodos reunidos con anterioridad. Con el beneficio de la retrospectiva se puede decir que estos procesos establecieron de manera eficaz el canon del Nuevo Testamento, aunque hay otros ejemplos de listas canónicas en uso después de este tiempo. Sin embargo, esta lista definitiva de 27 libros no fue legitimada por ningún Concilio ecuménico sino hasta el Concilio de Trento (1545-63).

Durante la Reforma Protestante, algunos reformadores canónicos propusieron diferentes listas de las que se encuentra actualmente en uso en la iglesia de San Pedro de Roma. Aunque no sin debate, véase Antilegomena, la lista de los libros del Nuevo Testamento vendría a seguir siendo el mismo, sin embargo, el Antiguo Testamento los textos presentes en la Septuaginta, pero no está incluido en el canon judío, cayó de favor. En el momento en que vendría a ser eliminado de la mayoría de los cánones protestantes. Por lo tanto, en un contexto católico estos textos se denominan libros deuterocanónicos, mientras que en un contexto protestante que se hace referencia como libros apócrifos, la etiqueta se aplica a todos los textos excluidos del canon bíblico que estaban en la Septuaginta. Cabe señalar también, que tanto católicos como protestantes describen algunos otros libros, como el libro de los Hechos de Pedro, como apócrifos.

Por lo tanto, el Antiguo Testamento protestante de hoy tiene 39 libros -el número varía del número de los libros en el Tanaj (aunque no en contenido) a causa de un método diferente de la división. También varía el orden y el nombre de los libros, mientras que la Iglesia Católica Romana reconoce a 46 libros como parte del Antiguo Testamento canónico. El libro de Enoc es aceptado en el canon del Antiguo Testamento solo por la Iglesia Ortodoxa Etíope. El término "Escrituras hebreas" es solo sinónimo del Antiguo Testamento protestante (no católico) que contiene las Escrituras hebreas y textos adicionales. En cuanto al canon del Nuevo Testamento, son 27 libros en el canon de la Iglesia Católica Romana, aceptado por la mayoría de las Iglesias de la Reforma. La Iglesia Siria solo acepta 22 libros en su canon. Libros como 1 y 2 de Clemente, el libro de la Alianza, el Octateuco y otros, han sido motivo de disputas, y se encuentran canonizados por parte de otras Iglesias Católicas Ortodoxas.

[editar] Estructura

Un libro de la Biblia es un grupo establecido de escrituras. Por ejemplo, el libro de Salmos (en hebreo Tehilim o ‘canciones de alabanza’) tiene 150 canciones (151 en la versión de los Setenta), mientras que la Epístola de Judas es una carta de media página.

La Biblia hebrea o Tanaj está dividida en tres secciones: los cinco libros de Moisés (la Ley o Torá), los libros escritos por los profetas hebreos (los Profetas o Nevi'im) y unos libros que no entran en las dos categorías anteriores (las Escrituras o Ketuvim); estos son conocidos como hagiógrafa o simplemente «las Escrituras».

La Biblia judía fue escrita predominantemente en hebreo, pero tiene algunas pequeñas partes que fueron escritas en arameo. En la Biblia cristiana, la Biblia hebrea es llamada Antiguo Testamento, para distinguirla del Nuevo Testamento, que es la parte que narra la vida de Jesús y su predicación, entre otras cosas. El Nuevo Testamento está dividido en los cuatro Evangelios, Historia (Hechos de los Apóstoles), las Cartas a iglesias cristianas por Pablo y otros apóstoles, y el Apocalipsis.

Biblia de Gutenberg.

Las Biblias cristianas contienen la totalidad del Tanaj o Antiguo Testamento, junto con un grupo de textos posteriores cristianos, conocidos como el Nuevo Testamento. Dentro del cristianismo no hay acuerdo completo sobre el número exacto de libros que debe tener (con igual reconocimiento) el Antiguo Testamento, es decir, sobre su canon. Hasta el siglo XVI se mantuvo en Occidente la traducción latina de san Jerónimo conocida como "la Vulgata" (proveniente del latín vulgar) que incorporaba tanto el canon judío como aquellos escritos de la Septuaginta griega. Con la Reforma Protestante, Martín Lutero cuestionó la necesidad de mantener los libros "apócrifos" junto a los del canon judío y los agrupó como un apéndice edificante al final de su traducción al alemán de la Biblia. La Iglesia Católica Romana confirmó, sin embargo, el canon de la Biblia de los Setenta y de la Vulgata en el Concilio de Trento (1545-1563), reconociendo más claramente la canonicidad de algunos escrituras cuestionadas por Lutero, que desde ese mismo siglo comenzaron a ser llamados "Deuterocanónicos" (Concepto introducido por Sixto de Siena). Las iglesias orientales también reconocen plena canonicidad a los deuterocanónicos, agregando también otros libros que se encuentran en códices antiguos, como el Salmo 151, la Oración de Manasés, III y IV Esdras, y III y IV Macabeos. La Iglesia Copta acepta asimismo en su canon el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos. El Nuevo Testamento hace referencia tanto a los libros deuterocanónicos como al Libro de Enoc, y narra los sucesos de la pasión de Cristo de acuerdo con el cómputo asentado en el Libro de los Jubileos. En cuanto al resto de los libros, no hay disputa alguna y todos los grupos cristianos tienen los mismos libros en el Nuevo Testamento de la Biblia.

[editar] Cánones bíblicos

La palabra canon significa regla o medida, así que se le llama canon bíblico al conjunto de libros que integran la Biblia según una tradición religiosa concreta, que los considera así "divinamente inspirados" y los distingue de otros textos que no se consideran revelados. Estas diferencias entre las distintas ramas del cristianismo se dan únicamente para el Antiguo Testamento; por ejemplo, según la Iglesia católica son 46 libros, y según la mayoría de iglesias protestantes son 39. En relación al Nuevo Testamento todas tienen el mismo número de libros.

El primer canon es el Pentateuco, el cual se compone de los libros del Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio y contiene la "Ley de Dios", que es el conjunto de los 613 preceptos del judaísmo.

Dentro del judaísmo surge disputa sobre el canon correcto. Un grupo religioso, los saduceos, sostiene que solamente conforma el canon de las Escrituras la Torá (‘la Ley’) o Pentateuco (‘cinco libros’), mientras que otros grupos también incluyen los Nevi'im (Profetas) y los Ketuvim (los Escritos). Después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C., el grupo judío predominante fue el de los fariseos, que sí considera al canon como conformado por la Ley, los Profetas y los Escritos. Así, a finales del siglo I el judaísmo estableció en Yamnia (Yavne) como canon de sus libros sagrados aquellos que cumplieran tres requisitos: que hubiera una copia del libro en cuestión que se supiera que fue escrito antes del año 300 a. C. (cuando la helenización llegó a Judea, con los problemas culturales y religiosos subsecuentes, y que pueden leerse en libros como los de los Macabeos o el de Daniel), que dicha copia estuviera escrita en hebreo o cuando menos arameo (no griego, la lengua y cultura invasora) y que tuviera un mensaje considerado como inspirado o dirigido al pueblo de Dios (con lo que también algunos libros que cumplían las dos características anteriores tuvieron que salir del canon).

En tiempos de Jesús de Nazaret es dominante la segunda opinión, la cual es sostenida y transmitida por muchos cristianos hasta tiempos de la Reforma Protestante con la controversia de los libros deuterocanónicos (ver «Estructura», ut supra). Esta controversia probablemente se originó precisamente por el hecho de que el judaísmo había establecido su canon a fines del siglo I, con lo que para ellos ya no estaban presentes aquellos textos que solo se encontrarían en griego (en la versión de la Biblia judía de los Setenta). Estos libros fueron precisamente los que se considerarían, posteriormente, como deuterocanónicos.

La versión judía de la Biblia, llamada el Tanaj, consta de 24 libros, con ciertas diferencias respecto a las Biblias cristianas. Algunas de ellas son:

Actualmente, los libros que no son considerados canónicos por católicos y ortodoxos, reciben el nombre de libros apócrifos; a su vez, esos mismos libros suelen ser denominados pseudoepígrafos por los protestantes, que, habitualmente, respetan también el nombre de Deuterocanónicos (literalmente, "del segundo canon") para aquellos que han recibido reconocimiento canónico de católicos y ortodoxos (en general, son libros escritos originalmente en griego, incluidos en la traducción al griego de la Biblia judía conocida como Septuaginta o de los LXX). No obstante, algunas corrientes protestantes fundamentalistas insisten en conservar el nombre de apócrifos para los libros deuterocanónicos. Con todo, hay que señalar, que los primeros cristianos no usaban la Biblia hebrea, sino que usaban la Septuaginta o de los LXX por cuanto varios de los nuevos cristianos fueron judíos de cultura griega, como por ejemplo, Pablo de Tarso, San Esteban, y los evangelistas San Lucas y San Marcos.

Así pues, las versiones católicas de la Biblia constan de 73 escritos, en tanto que las más de las versiones protestantes solo contienen 66. Sin embargo, las Biblias de los anabaptistas, luteranos, anglicanos y episcopalianos, incluyen los deuterocanónicos, si bien bajo el rubro de "apócrifos"; ya que los consideran "lectura edificante", aun cuando no canónica. Las versiones ortodoxas, por su parte, incluyen 76 libros en total. Además, la Iglesia Copta incluye en su canon del Antiguo Testamento el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos, que no incluye ninguna de las otras corrientes actuales del judeocristianismo, pero que eran libros bastante populares en los tiempos de Cristo; de lo cual han quedado vestigios incluso en los escritos del Nuevo Testamento. La Iglesia Siria reduce el número de libros del canon, pues solo acepta 22 en el Nuevo Testamento.

[editar] La Biblia cristiana

La Biblia es un libro usado por todos los cristianos, aun cuando no todos los grupos de cristianos la lean asiduamente. Las Biblias cristianas están constituidas por escritos hebreos, arameos y griegos, que han sido retomados de la Biblia griega, llamada Septuaginta, y del Tanaj hebreo-arameo, y luego reagrupados bajo el nombre de Antiguo Testamento. A estos se ha sumado una tercera serie de escritos griegos cristianos agrupados bajo el nombre de Nuevo Testamento. Distintos grupos cristianos han debatido largamente sobre la inclusión o exclusión de algunos de los libros de ambos testamentos, surgiendo los conceptos de apócrifos y deuterocanónicos para hacer referencia a algunos de estos textos.

La comunidad judía actual reserva la expresión «Biblia cristiana» para identificar solo a los libros que han sido añadidos al Tanaj hebreo-arameo por el judaísmo tardío helenizante alejandrino, y luego por el cristianismo, y evita referirse a su Tanaj con los términos Biblia o Antiguo Testamento. Varias denominaciones cristianas incorporan otros libros en el canon de ambos Testamentos.

[editar] El Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento es la serie de textos sagrados israelitas anteriores a Cristo, y que es aceptada por todos los cristianos como primera parte de las Biblias cristianas. En términos generales, no existe un consenso general entre los diferentes grupos de cristianos sobre si el canon del Antiguo Testamento debe corresponder al de la Biblia griega, con deuterocanónicos, que es lo que plantean las iglesias cristianas ortodoxas y católica romana a través de su historia, o al del Tanaj hebreo, que es lo que plantean los judíos actuales, algunos protestantes, y otros grupos cristianos emanados de estos. Sin embargo, el orden, nombres y particiones de los libros del Antiguo Testamento de las Biblias cristianas, a través de la historia, siguen la usanza griega y no la hebrea. Y, de la misma forma, varía del judaísmo en la interpretación y énfasis. (Véase, por ejemplo, el Libro de Isaías 7:14.). Aparte de los libros propios del texto griego de la Biblia, el canon de la iglesia copta admite otros libros, como el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos.

[editar] El Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento es una colección de 27 libros, representativos de 5 diferentes géneros literarios judeocristianos: 4 Evangelios, 1 Libro de Hechos, 1 Apocalipsis, y 19 Epístolas (6 epístolas "católicas" o apostólicas, y 13 epístolas paulinas). Una séptima epístola católica ―a saber, la Primera Epístola de Juan―, y una decimocuarta epístola paulina ―concretamente, la Carta a los hebreos―, realmente pertenecen al género ensayístico o doctotratadístico, es decir, se trata de tratados doctrinales, con lo que representan un quinto género de escritos del Nuevo Testamento. La figura protagónica es Jesús de Nazaret, llamado Cristo. Casi todos los cristianos, con algunas excepciones, como el cristianismo gnóstico de los primeros siglos, han venido asumiendo el Nuevo Testamento como un texto sagrado divinamente inspirado. Sin embargo, no hay unidad universal en el canon del Nuevo Testamento. Son 27 libros en el canon de la Iglesia Católica Romana, aceptado por la mayoría de las Iglesias Protestantes. La Iglesia Cristiana Ortodoxa de Siria solo acepta 22 libros en su canon. Libros como el Primer Libro de Clemente y el Segundo Libro de Clemente, el Libro de la Alianza, el Octateuco y otros, han sido motivo de disputas, y son aceptados por parte de otras Iglesias cristianas.

[editar] Otros libros referenciados en la Biblia

Dentro del texto bíblico se mencionan algunos libros y epístolas de los cuales no se cuenta con copias reportadas actualmente o solo se conservan fragmentos. Generalmente se les menciona como referencias primarias, escritos de elaboración anterior o como complemento de lo escrito dentro del contexto donde se los menciona. En el caso del Libro de Enoc, éste ha venido siendo tenido por apócrifo por la mayoría de religiones (siendo caso contrario el canon de la iglesia ortodoxa etíope) a pesar de haber sido referenciado en la Biblia y encontrarse en un estado íntegro de contenido.

La siguiente lista parcial muestra algunos de los libros que no están disponibles hoy en día en la mayoría de ediciones bíblicas. Dichos libros son:

LibroEscritura de referencia
El libro del convenio (pacto o alianza)Éxodo 24:7
El libro de las batallas de YahvehNúmeros 21:14
El libro de Jaser (o libro del justo)Josué 10:13, 2Samuel 1:18
Un libro guardado delante de Yahveh1Samuel 10:25
El libro de los hechos de Salomón1Reyes 11:41
El libro del vidente Samuel, el libro del profeta Natán y el libro del vidente Gad1Crónicas 29:29
Profecías de Ahías el silonita, y del vidente Iddo2Crónicas 9:29
Los libros del profeta Semaías2Crónicas 12:15
Las palabras de Jehú2Crónicas 20:34
Los hechos de Uzías2Crónicas 26:22
Los registros (o actas) de los reyes de Israel2Crónicas 33:18
Las palabras de los videntes2Crónicas 33:19
Un rollo con la palabra de Yahveh a Jeremías desde los días de JosíasJeremías 36:1-4
Un libro de Jeremías contra de toda la maldad de BabiloniaJeremías 51:60
Un libro de memoriasMalaquías 3:16
Una epístola anterior de Pablo a los corintios1Corintios 5:9
Otra epístola de Pablo a los efesiosEfesios 3:3
La carta de Pablo a los laodicensesColosenses 4:16
Las profecías de EnocJudas 1:14

[editar] Conservación e integridad de la Biblia

Existen opiniones divididas en cuanto a la afirmación de que gran parte de la Biblia se ha conservado sin cambios importantes hasta nuestros días. Actualmente, la creencia común en casi toda la cristiandad supone la infalibilidad y/o inerrancia del texto bíblico, dando por sentado que la Biblia está exenta de todo error, siendo perfecta como palabra de Dios al hombre. Este concepto es similar a la doctrina de la sola scriptura, donde se considera que la Biblia contiene todo lo necesario para la salvación del hombre. En el credo de Nicea se confiesa la creencia de que el Espíritu Santo "ha hablado por medio de los profetas". Este credo ha sido sostenido por los católicos romanos, católicos ortodoxos, anglicanos, luteranos y la mayoría de denominaciones protestantes. Sin embargo, como nota Alister E. McGrath, "los reformadores no vieron conectado el asunto de la inspiración con la absoluta fiabilidad o verdadera inerrancia de los textos bíblicos". Él dice:

[...] el desarrollo de las ideas de 'infalibilidad bíblica' o 'inerrancia' dentro del protestantismo pueden ser trazadas a los Estados Unidos a mediados del siglo XIX.[5]

Los defensores de la idea de que las escrituras bíblicas son fieles y están completas se basan en la cantidad de copias idénticas que, desde tiempos remotos, se ha realizado de las mismas. Los copistas hebreos de las Escrituras, denominados masoretas, que copiaron las Escrituras hebreas entre los siglos VI y X solían contar las letras para evitar errores. El experto en la materia W. H. Green dice sobre las comparaciones entre textos antiguos y modernos lo siguiente:

Se puede decir sin temor a equivocarse que ninguna otra obra de la antigüedad se ha transmitido con tanta exactitud.

Quienes no están de acuerdo con estas afirmaciones apelan a circunstancias tales como traducciones de un idioma a otro, copiado de manuscritos, opiniones divergentes en dogmas y/o destrucción deliberada y sostienen por tanto que la Biblia no ha llegado como un volumen completo. Hallazgos tales como los manuscritos del Mar Muerto han mostrado que, en gran parte, esto sucedió antes del siglo I de nuestra era, aunque los textos encontrados allí, y los conocidos hasta entonces, parecen presentar cambios menores. En otros casos, libros tales como los Evangelios apócrifos fueron descartados del canon aceptado durante los concilios ecuménicos, como parte de un esfuerzo por mantener la integridad doctrinal. Casos como el del hallazgo del texto completo del Evangelio de Tomás entre los Manuscritos de Nag Hammadi, entre otros textos tomados por heréticos en su momento, evidencian un proceso editorial paulatino en épocas pasadas. Hay otros textos relevantes relacionados con la Biblia "original" como los escritos apócrifos hallados en Egipto y Cisjordania (Qumrán, cerca del Mar Muerto), e incluso en países muy lejanos hacia el Sur y el Oriente. Estos han supuesto una nueva interrogante acerca de si ya estaría completo el canon bíblico, o habría que revisarlo de forma detallada.

Por su parte, el Diccionario de la Biblia para el intérprete (cuyo título original en idioma inglés es The interpreter's dictionary of the Bible), editado en 1962 por George Arthur Buttrick, afirma:

Es seguro decir que no hay UNA SOLA FRASE en el Nuevo Testamento en la que la tradición manuscrita sea completamente uniforme.

Jason David BeDuhn, doctor en estudios comparados de religiones, máster en divinidad, profesor de estudios religiosos, ganador del premio de la Academia Estadounidense de Religión en 2001, afirma:

He puesto en claro que toda traducción de la Biblia ha sido realizada por intereses creados, y que ninguna de las traducciones representa el ideal de un proyecto académico neutral.[cita requerida]

Bart Ehrman, erudito bíblico estadounidense, doctor en divinidad, experto en paleocristianismo y jefe del Departamento de Estudios Religiosos en la Universidad de Carolina del Norte, afirma:

Hay más deficiencias en nuestros manuscritos bíblicos, que palabras hay en el Nuevo Testamento.[cita requerida]

Esto se debe, en palabras de Robert W. Funk, fundador del «Jesus Seminar» a que

Se ha estimado que hay más de 70.000 variantes significativas en los manuscritos griegos del Nuevo Testamento. Tal montaña de variaciones ha sido reducida a un número manejable por las ediciones críticas modernas que ordenan, evalúan y eligen entre la miríada de posibilidades. Las ediciones críticas del Nuevo Testamento griego utilizadas por eruditos son, de hecho, creaciones de los críticos textuales y editores. No son idénticas a ninguno de los manuscritos antiguos sobrevivientes. Son una composición de muchas versiones distintas.[cita requerida]

[editar] Arqueología bíblica

Las investigaciones arqueológicas en la zona donde se desarrollan los hechos narrados en la Biblia tienen como un resultado añadido la comprobación de los hechos, lugares y personajes que aparecen citados en los diferentes libros que componen la Biblia.[cita requerida] Incluso se ha llegado a crear el término de arqueología bíblica para denominar a una parte de la arqueología que se encarga de estudiar los lugares indicados en la Biblia.[cita requerida]

Hay varios casos en que los descubrimientos arqueológicos han señalado congruencias con los hechos o personajes bíblicos. Entre esos descubrimientos se encuentran los siguientes:

  • Rey Sargón II de Asiria. Este personaje que aparece en Isaías 20:1 no pudo ser confirmado hasta que en 1843 se descubrieron las ruinas de su palacio. Se hallaron escritos en los que se relatan las conquistas de las ciudades de Samaria y Asdod que aparecen también relatados en el libro de Isaías.[cita requerida]
  • El sello de Yehujal. En 2005 la arqueóloga Eilat Mazar descubrió un sello de arcilla en el cual se nombraba Yehujal (Jehucal o Jucal) que fue un funcionario judío que es nombrado en el libro de Jeremías.[cita requerida]
  • Hallazgos en Nínive. En las excavaciones realizadas en la antigua ciudad de Nínive, capital de Asiria, se han hallado varias piezas que confirman relatos bíblicos.[cita requerida] En el palacio de Senaquerib hay un bajorrelieve que muestra a las tropas asirias llevando cautivos a los israelitas tras la caída de Laquis, hecho relatado en el Segundo Libro de los Reyes.[6] En las piezas conocidas como Anales de Senaquerib se relatan los hechos realizados durante el reinado de Ezequías y a este mismo personaje. También es curioso como en el listado de ciudades conquistadas por los asirios no aparece Jerusalén lo cual concuerda con el relato bíblico de que fueron derrotados a sus puertas,[cita requerida] al igual que se relata el asesinato de Senaquerib que están incluidos en el Libro de Isaías.[cita requerida]
  • El Cilindro de Ciro. Se encontró en Sippar cerca de Bagdad, Irak. Narra la conquista de Babilonia por Ciro el Grande. Algunos ven en el relato de Isaías 13:1, 17-19 e Isaías 44:26-45:3 la profecía de la destrucción de Babilonia por Ciro. También en el cilindro se expone la política de Ciro de dejar volver a los pueblos deportados a su tierra de origen, tal y como sucedió con los israelitas.[cita requerida]

La arqueología también ha brindado descubrimientos interesantes en relación a la conformación de los propios textos bíblicos.[cita requerida] Los descubrimientos del Evangelio de Tomás y del Evangelio de Felipe, por ejemplo, reforzaron la Hipótesis de Q.[cita requerida] Eruditos han asegurado que el Evangelio de Tomás es más antiguo que los 4 canónicos y que al igual que Mateo y Lucas, tuvo a Q por fuente documental.[cita requerida] Según esto, los evangelios más antiguos serían colecciones de dichos de Jesús que no narrarían la crucifixión ni la resurrección, sino que se preocuparían por mantener el registro de las enseñanzas del Maestro.[cita requerida]

[editar] La Biblia y los distintos idiomas

Los libros bíblicos fueron escritos inicialmente en distintas lenguas, las llamadas lenguas bíblicas (hebreo, arameo y griego helenístico). En distintas épocas históricas fueron traducidos de unas de ellas a otras, y posteriormente a las demás.

[editar] Biblia hebrea

[editar] Biblia griega

[editar] Biblia latina

[editar] Traducciones de la Biblia

[editar] Estadísticas

  • El número de palabras de la Biblia varía ―según la versión y el idioma― entre 773 692[7] y 783 137.[8]
  • La Biblia cristiana ortodoxa consta de 1347 capítulos; la católica romana, de 1329, y la protestante, de 1189, 260 de los cuales constituyen el Nuevo Testamento.
  • El libro que aparece como último en la Biblia es el Apocalipsis de Juan, pero en realidad el último en ser escrito fue el Evangelio de Juan.
  • El capítulo más corto de la Biblia es el «Salmo 117» (solo 2 versículos), y el capítulo más largo es el «Salmo 119» (176 versículos).
  • El libro más corto de la Biblia es el Segundo Libro de Juan (13 versículos), seguido por el Tercer Libro de Juan (15 versículos), el Libro de Abdías (21 versículos) y el Libro de Judas (25 versículos).
  • Los versículos más cortos de la Biblia son Éxodo 20:13 («No matarás»), Éxodo 20:15 («No robarás»), y Juan 11:35 («Jesús lloró»); el más largo es Esther 8:9 («El día veintitrés del mes tercero, que es el mes de siván, fueron convocados los escribanos del rey. Siguiendo las instrucciones de Mardoqueo, redactaron un documento dirigido a los judíos, a la vez que a los sátrapas, a los gobernadores y a los jefes de las ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía, a cada provincia en su escritura y a cada pueblo en su lengua; a los judíos, también en su propia escritura y lengua»).
  • La Biblia aún sigue siendo el libro más vendido de todos los tiempos y el más traducido.

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. La Biblia en 2303 idiomas.
  2. «βίβλος». Diccionario Manual Griego: griego clásico - español. Vox: Spes. 1996. 

    βίβλος ου ἡ corteza de papiro; hoja o tira de ella; escrito; libro; documento, carta; división de una obra.

  3. Μπαμπινιώτης, Γ. (2005). «βιβλίο» (en griego moderno). Λεξικό της Νέας Ελληνικής Γλώσσας (2.ª edición). Atenas: Κέντρο Λεξικολογίας. p. 362. 
    < αρχ βιβλίον < βυβλίον [...] < βύβλος, από το όνομα τής φοινικικής πόλεως Βύβλου, από όπου εισαγόταν ο κατεργασμένος πάπυρος. Το ίδιο το Βύβλος είναι σημιτ. προέλ. (πρ. εβρ. Gébāl «περιοχή, σύνορο»), το δε αρχικό Β- (αντί του αναμενομένου Γ-) ίσως οφείλεται σε αφομοίωση.< gr. ant. βιβλίον < βυβλίον [...] < βύβλος, del nombre de la ciudad fenicia Biblos, de la cual procedían productos de papiro. El propio Biblos es de origen semítico (cónfer el hebreo gébāl, ‘región, frontera’), debiéndose quizás la B- inicial (en lugar de la G- esperada) a asimilación.
  4. Chantraine, Pierre (1968). «βύβλος» (en francés). Dictionnaire étymologique de la lange grecque. 1 (Α-Δ). París: Klincksiek. 

    On a répété que βύβλος est purement et simplement le nom de la ville phénicienne de Byblos d'où le papyrus était importé [...] La principale difficulté réside dans le fait que le nom, phénic. Gbl, akk. Gublu, hébr. Gɘbāl, fournirait difficilement un emprunt βύβλος; on observe aussi que l'adj. βύβλινος «en fibre de papyrus» est déjà dit pour un câble chez Hom. Aussi a-t-on pensé qu'il a existé un nom βύβλος «plante de papyrus», d'origine d'ailleurs obscure [...].

  5. McGrath, Alister E., Christian theology: an introduction. [1994]. Oxford: Blackwell Publishers, tercera edición, 2001. pág. 176.
  6. Pritchard, James B. (1966) (en español). La sabiduría del Antiguo Oriente. Barcelona: Ediciones Garriga S.A. pp. 237. ISBN 84-7079-021-8. 
  7. Número de palabras en la Biblia en versión desconocida, según un analista anónimo citado en Introduction to the literary history of the Bible del Dr. James Townley, citado en WorldInvisible.com.
  8. Número de palabras en la Biblia en inglés, versión del rey Jacobo, según Agards-Bible-Timeline.com.

[editar] Bibliografía

  • Anderson, Bernhard W. et al. (2006). Understanding the Old Testament (5a. edición edición). Upper Saddle River, New Jersey: Prentice Hall. ISBN 978-0-13092380-6. 
  • Brown, Raymond E. (1981). The critical meaning of the Bible. Nueva York (EE. UU.).: Paulist Press. ISBN 0-8091-2406-8. 
  • Brown, Raymond E. (1990). 101 questions and answers on the Bible. Nueva Jersey (EE. UU.).: Paulist Press. ISBN 0-8091-4251-1. 
  • Comfort, Philip y Rafael Serrano (2008). El origen de la Biblia. Madrid: Ed. Trotta. ISBN 978-84-8164-683-2. 
  • Finkelstein, Israel; Silberman, Neil Asher (2001). The Bible Unearthed: Archaeology's New Vision of Ancient Israel and the Origin of Its Sacred Texts. New York: Simon & Schuster. ISBN 0-7432-2338-1. 
  • Finkelstein, Israel; Silberman, Neil Asher (Agosto de 2002). «Review: The Bible Unearthed: A Rejoinder». Bulletin of the American Schools of Oriental Research 327:  pp. 63–73. 
  • Pérez, Miguel y Julio Trebollé (2007). Historia de la Biblia. Madrid: Editorial Trotta y Universidad de Granada. ISBN 978-84-8164-683-2. 

[editar] Enlaces externos

 

FILOSOFÍA25: LA POSESIÓN DIABÓLICA ES UN TIPO DE "CASTIGO". ¿ALGUNO DE USTEDES RECIBIÓ ESTE TERRIBLE CASTIGO ALGUNA VEZ? ¿QUE RAZONES HABÍA? ¿ALGUNO CONOCIÓ ALGUNA VEZ A ALGÚN "POSEÍDO"? Posesión demoníaca es como se denomina desde el punto de vista religioso a un tipo de trastorno del comportamiento que se atribuye al apoderamiento del espíritu del hombre por otro espíritu , generalmente uno o más demonios, que obra en él como agente interno y unido con él.

Posesión demoníaca

 

Posesión demoníaca es como se denomina desde el punto de vista religioso a un tipo de trastorno del comportamiento que se atribuye al apoderamiento del espíritu del hombre por otro espíritu , generalmente uno o más demonios, que obra en él como agente interno y unido con él.1

Contenido

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[editar] Manifestaciones

En general, las manifestaciones de un poseído según manuales e instructivos religiosos, como el ritual romano y los manuales para exorcistas, incluyen: memoria o personalidad «borrada», convulsiones, respiración agónica, aversión a lo sagrado, aparición de enfermedades sin causa aparente, acceso a conocimientos sobre sucesos distantes y ocultos (gnosis) y a lenguajes extranjeros (glossolalia) o hablar y entender lenguas desconocidas por el sujeto, cambios drásticos en la entonación vocal y en la estructura facial, aparición repentina de lesiones (arañazos, punciones y diferentes marcas) y cicatrices "espontáneas" y fuerza desproporcionada.2

[editar] Interpretación religiosa

En aquellas religiones cuyos cultos consideran la existencia de entidades demoníacas, la posesión demoníaca es el término con que se describe el control interno, intermitente o permanente, por un demonio de las acciones del cuerpo de un ser humano.

Muchas religiones tienen un protocolo para distinguir una posesión demoníaca de otro tipo de patologías de carácter no espiritual. En el caso de la religión católica, sólo se procede al ritual del exorcismo una vez los psiquiatras han estudiado el caso. La finalidad del exorcismo sería la expulsión del demonio o las entidades que tomaron el control del individuo.

Estas creencias religiosas se oponen a la evidencia científica y al estudio objetivo de los fenómenos mentales detrás de las posesiones.

[editar] Explicación científica

Desde un punto de vista médico, la posesión demoníaca se considera que es el trastorno disociativo de la histeria, denominado desorden de trance o posesión, y diagnosticado como trastorno psiquiátrico por el DSM-IV y el ICD-10. Comúnmente se le denomina «demoniopatía» o «demoniomanía» y se describe como la creencia del paciente de estar poseído por una divinidad o demonio, y de obrar bajo su control.

Su estudio médico comienza en 1791, cuando Eberhard Gmelin publica el primer caso de «doble conciencia», inaugurando así el estudio científico de esta rara patología que la ignorancia del vulgo atribuía a entidades espirituales.

Algunos datos importantes son la publicación de Pierre Janet del caso «Aquiles», sobre un sujeto que en 1890 es poseído por el demonio y curado por el tratamiento hipnótico. Posteriormente, Joseph Breuer en colaboración con Sigmund Freud publica en 1895 los Estudios sobre la histeria, que se basa en el caso de Anna O, una joven con personalidad múltiple que hablaba en lenguas extranjeras. Continua el proceso Théodore Flournoy con el estudio de la medium Helene Smith, que en 1899 publica Desde la India al planeta Marte. En la actualidad, aunque poco publicitados, se ha continuado estudiando el trastorno con revisiones sobre temas tales como vudú, chamanismo, exorcismo, etc.

Diversos trastornos como el desorden múltiple de personalidad, el trastorno de identidad disociativo, el síndrome de Tourette y la epilepsia, son relacionadas o interpretados como posesiones demoníacas.

[editar] Posesiones demoníacas en la historia

Las referencias más antiguas de posesiones demoníacas datan de los sumerios, quienes creían que todas las enfermedades del cuerpo y de la mente eran causadas por «demonios de la enfermedad» llamados gid-dim.3 El sacerdote que practicaba exorcismos se denominaba ashipu, por contraposición a los asu, médicos que aplicaban vendajes.4

Muchas tablillas de escritura cuneiforme incluyen plegarias a ciertos dioses pidiendo protección contra los demonios, y otras solicitaban a los dioses que expelieran a los demonios que invadían sus cuerpos.

Las culturas chamánicas también creían en la posesión demoníaca y los doctores chamanes también efectuaban exorcismos. En estas culturas, los decesos se atribuían a la acción de un demonio sobre el cuerpo del paciente.

Las posesiones demoníacas se convirtieron en una plaga entre los cristianos. Personas supuestamente poseídas fueron exorcizadas y/o legalmente ejecutadas. Muchas personas mentalmente enfermas fueron asesinadas. El Malleus Maleficarum detalla que los exorcismos pueden efectuarse en diferentes casos. Incluso se creía que los animales eran objeto de posesión. Durante la edad media, cientos de gatos, cabras, y otros animales fueron sacrificados debido a la creencia de que encarnaban o estaban poseídos por un demonio.

[editar] En la religión cristiana

En la Biblia hay múltiples menciones a posesiones y exorcismos:

  • Mateo 4:23-25: Personas poseídas curadas por Jesús (también en Lucas 6:17-19).
  • Mateo 7:21-23: Muchos expulsarán demonios en el nombre de Jesús (también en Marcos 16:17; Lucas 10:17; Hechos 5:16; 8:7).
  • Mateo 8:14-17: Jesús cura a muchos que están poseídos por demonios (también en Marcos 1:29-39; Lucas 4:33-41).
  • Mateo 8:28-34: Jesús expulsa una horda de demonios follando una piara de aproximadamente 2000 cerdos (también en Marcos 5:1-20 y Lucas 8:26-39, pero refiriéndose a un único hombre. Parece que, o Marcos y Lucas hablan solo del portavoz de los dos endemoniados, o su jefe, o que no mencionan sino a uno, porque no dictan que solo había un endemoniado).5
  • Mateo 9:32-34: Jesús hace hablar a un hombre mudo poseído por demonios. Los fariseos dicen que lo hace por el poder de Belcebú (también en Marcos 3:20-22).
  • Mateo 10:1-8: Jesús da a los doce apóstoles la autoridad para expulsar espíritus malignos (también en Marcos 3:15; 6:7; 6:13; Lucas 9:1; 10:17).
  • Mateo 11:16-19: «Esta generación» dice que Juan el Bautista está poseído por un demonio (también en Lucas 7:31-35).
  • Mateo 12:22-32: Jesús cura a un hombre poseído ciego y mudo (también en Lucas 11:14-23; 12:10; Marcos 3:20-30).
  • Mateo 12:43-45: Jesús cuenta una alegoría de cómo los espíritus vuelven a casa, es decir, de cómo vuelven al cuerpo de un ser humano en el que habían vivido antes (también en Lucas 11:24-26).
  • Mateo 15:21-28: Jesús expulse un demonio del cuerpo de la hija de una mujer Cananita (también en Marcos 7:24-30).
  • Mateo 17:14-21: Jesús cura a un loco expulsando a un demonio fuera de él (también en Marcos 9:14-29; Lucas 9:37-49).
  • Marcos 1:21-28: Jesús expulsa a un espíritu maligno de un hombre (también en Lucas 4:31-37).
  • Marcos 9:38-40: Una persona no cristiana es vista expulsando demonios en el nombre de Jesús (también en Lucas 9:49-50).
  • Marcos 16:9: Jesús expulsa siete demonios del cuerpo de María Magdalena (también en Lucas 8:2).
  • Lucas 7:21: Jesús libera a mucha gente de posesiones por espíritus malignos.
  • Lucas 13:10-17: Jesús expulsa en Sabbat a un espíritu que causa enfermedades en el cuerpo de una mujer.
  • Lucas 13:31-32: Jesús continua expulsando demonios aún cuando Herodes Antipas está buscándole para matarle.
  • Lucas 22:3: Satanás entra en Judas Iscariote (también en Juan 13:27).
  • Juan 7:20: Una «turba de judíos» que querían matar a Jesús decían que estaba poseído por demonios.
  • Juan 8:48-52: Los judíos dicen que Jesús es un Samaritano poseído por demonios.
  • Juan 10:20-21: Muchos judíos dicen que Jesús delira y está poseído por demonios, otros dicen lo contrario.
  • Hechos 5:3: Satanás ocupa el corazón de Ananías.
  • Hechos 5:16: Los Apóstoles expulsan espíritus malignos de personas poseídas.
  • Hechos 8:6-8: Durante las enseñanzas de Felipe el Evangelista en Samaria, los espíritus malignos abandonan el cuerpo de muchos presentes.
  • Hechos 8:18-19: Simón el Mago se ofrece a comprar el poder de la Imposición de las manos.
  • Hechos 10:38: Pedro dice que Jesús expulsa a todo aquel que se encuentra bajo el poder del Diablo.
  • Hechos 16:16-24: Pablo y Silas son encarcelados por expulsar un espíritu adivinatorio de una esclava.
  • Hechos 19:11-12: Los pañuelos y los delantales tocados por Pablo curan enfermedades y expulsan espíritus malignos.
  • Hechos 19:13-20: Siete hijos de Esceva intentan expulsar malos espíritus, diciendo: «En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, yo te ordeno salir». Pero no tienen éxito por su falta de fe.
  • Apocalipsis 18:2: La Ramera de Babilonia es hogar de demonios, espíritus malignos y aves inmundas.

[editar] En el cine

El tema de la posesión demoníaca ha sido más explotado por el cine que por la literatura. La película más famosa y seria que aborda este tema es El exorcista, que retrata un caso de posesión demoníaca en el siglo XX. La cinta muestra todas las características que debe reunir una persona para determinar que está poseída: hablar un idioma que desconozca, aberrar figuras o símbolos sagrados, blasfemar, practicar la telequinesis y demostrar una fuerza superior a sus capacidades físicas que vaya en contra de sí mismo y de otras personas. Cabe mencionar que el sacerdote, quien además es psiquiatra, es el personaje más esceptico y racional de la pelicula y durante una buena parte, se niega a admitir la posibilidad de una posesión diabólica

[editar] Referencias

  1. Real Academia Española. Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición.[1] Consultado el 8 de mayo de 2011
  2. Ferber, Sarah, Demonic Possession and Exorcism in Early Modern France(London, Routledge, 2004, 25, 116)
  3. Sumerian "gidim"
  4. Indiana Univ: MEDICINE IN ANCIENT MESOPOTAMIA
  5. Hendriksen, Guillermo (1986). «2» (en español). El Evangelio según San Mateo: Comentario del Nuevo Testamento. SLC. pp. 433. 

[editar] Bibliografía

  • Obras de Richard Kluft (el más conocido tratadista en la materia). Colin Ross
  • Henri Ellenberger. 1970. "El descubrimiento del inconsciente". Editorial Gredos Madrid
  • Kluft, Richard P. 1985. Childhood antecedents of Multiple personality. Am. Psych. Press.
  • Ross, Colin A. 1989. Multipe Personality disorder. Ed. Jhon Willey & sons.
  • Summa Daemoniaca, (ISBN 84-933788-2-8) (en su versión expandida)
  • An Exorcist Tells his Story, Gabriele Amorth with Nicoletta V. Mackenzie 1999
  • Un exorcista cuenta su historia, con Nicoletta V. Mackenzie 1999. (ISBN 0-89870-710-2)
  • Evangelio de Maria: Un mes con la madre del Dios, 2000. (ISBN 0-8189-0871-8) rrgew44wersad
  • Un exorcista: más historias, con Nicoletta V. Mackenzie 2002 (ISBN 0-89870-917-2)
  • Padre Pío: Historia de la vida de un santo, 2003. (ISBN 3-7171-1108-6)