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CULTURA8: EL CRUCIFIJO. JUICIOS DE VALOR. Un crucifijo (latín: crucifixus, 'crucificado' )? es una efigie o imagen tridimensional de Jesucristo crucificado.

Crucifijo

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Descripción del crucifijo de San Damián

El crucifijo que habló a Francisco es hoy uno de los más conocidos y reproducidos del mundo. Se trata de un icono románico-bizantino del s. XII, de autor umbro desconocido y clara influencia sirio-oriental. Es de madera de nogal recubierta con una basta tela, sobre la que pintaron con colores vivos las figuras de Cristo y otros personajes de la Pasión. Sin el pedestal, mide 2’10 metros de alto por 1’30 de ancho.

En 1257, cuando las clarisas abandonaron San Damián, se lo llevaron consigo al nuevo monasterio de Santa Clara construido para ellas en Asís , donde lo conservaron durante siglos en la sacristía. En 1958, 20 años después de ser restaurado por Rosario Aliano, fue expuesto al público en la capilla de San Jorge. Después del terremoto de septiembre de 1997 el icono ha sido sometido a una nueva restauración, y allí sigue expuesto a la devoción de todos, libre ya del vidrio y del marco que antes lo contenía.

He aquí algunas claves para comprender el significado de este icono bizantino del siglo XII:

El Cristo de San Damián está vivo y sin corona de espinas, pues es el Cristo resucitado y glorioso que ha vencido a la muerte.

El paño de lino orlado de oro recuerda las vestiduras de los sacerdotes del Antiguo Testamento (Ex 28, 42).

Su postura expresa un gesto de acogida y parece abrazar a todo el universo.

Sus ojos no miran al espectador, sino que se dirigen al Padre, invitándonos también a nosotros a hacer lo mismo mediante la conversión.

Los 33 personajes que lo rodean representan la comunión de los santos de todos los tiempos.

Jesús, con los pies sobre fondo negro, parece que asciende del abismo.

La sangre de Cristo chorrea sobre los personajes que lo rodean, para indicar que han sido lavados y salvados por su Pasión.

La sangre de los pies cae sobre seis personajes apenas reconocibles, que podrían ser: San Juan Bautista, San Miguel, San Pablo y San Pedro, San Damián y San Rufino, patrón de Asís.

En cada extremo de los brazos transversales de la cruz hay tres ángeles que muestran a Cristo: son los mensajeros de la Buena Noticia.

Los personajes bajo los brazos de Jesús están todos en la luz, son hijos de la luz.

Tienen todos la misma estatura, pues son "hombres perfectos", que han alcanzado "plenamente la talla de Cristo" (Ef 4, 13).

Si se mira bien, sus rostros son como el de Cristo, pues en ellos ha sido restaurada la "imagen y semejanza de Dios" original.

Juan y María están en el puesto de honor, a la derecha de Cristo. El discípulo muestra y recoge la sangre del costado de Cristo. María manifesta dolor, pero también serenidad y admiración por la resurrección y por el nuevo hijo que su Hijo le acaba de encomendar.

El manto blanco de la Virgen simboliza pureza, y las piedras preciosas que lo adornan son los dones del Espíritu Santo. El vestido rojo oscuro representa el amor. La túnica morada bajo el vestido recuerda que María es la nueva Arca de la Alianza (la del Antiguo Testamento estaba cubierta con un paño de ese color).

A la izquierda de Jesús están Maria Madgalena y María de Santiago, que parecen preguntarse: ¿Quién nos abrirá el sepulcro?. Junto a ellas, el Centurión confiesa la humanidad y divinidad de Cristo: "Verdaderamente, este hombre era el Hijo de Dios".

Detrás del Centurión asoma el rostro de quien encargó el crucifijo y otras tres personas que evocan al Pueblo de Dios.

Bajo los personajes mayores, hay dos pequeños, uno a cada lado, que representan a los romanos y judíos que crucificaron a Jesús: el romano es un soldado con la lanza y la esponja.

A la izquierda de las piernas de Cristo se ve el gallo de Pedro, que recuerda nuestra debilidad e invita a la vigilancia. Pero también simboliza al sol naciente, Cristo, cuya luz se difunde por toda la tierra.

Sobre la tablilla con la inscripción "Rex iudeorum", en un círculo rojo, vemos a Cristo que sube al cielo, vestido de blanco, con estola dorada y una cruz luminosa en la mano, señal de victoria. El círculo expresa perfección y representa la plenitud de la gloria, donde lo reciben diez ángeles festivos.

La mano del Padre, en lo más alto del crucifijo, se encuentra en un semicírculo. La otra mitad no se puede ver, pues Dios Padre no tiene rostro, es un misterio.

DE: http://www.es.catholic.net/temacontrovertido/609/1211/articulo.php?id=13625

 

Crucifijo de alrededor del 1220. Imagen de Cristo crucificado.

Un crucifijo (latín: crucifixus, 'crucificado' )? es una efigie o imagen tridimensional de Jesucristo crucificado.

El crucifijo no aparece de modo inequívoco en los monumentos de carácter público hasta el siglo V y, aún entonces, con escasa frecuencia. Se conocen dos de dicho siglo:

  1. el relieve de la puerta de Santa Sabina en Roma en que se halla Cristo clavado solo por las manos entre los ladrones. Sin embargo, la cruz no está sino indicada o simbolizada.
  2. un marfil en el que aparece Jesús clavado por las manos y no por los pies en una cruz commisa con su rótulo superior REX JVD, teniendo a un lado a la Virgen y a San Juan.

Del siglo VI, se conoce una miniatura que ostensiblemente representa la crucifixión con varios detalles de la misma. Se encuentra en el códice siriaco de la Biblia, escrito en el año 586 por el monje Rábula. Del mismo siglo son las célebres fiolas o botellitas con reliquias que figuran en el Tesoro de la Catedral de Monza y que fueron regaladas por San Gregorio Magno a Teodelina, reina de los longobardos. En cuatro de ellas, está pintada la Crucifixión en forma simbólica a saber una con la imagen de Cristo en actitud de orante, tres con el busto del mismo colocado por encima de una cruz y entre los dos ladrones crucificados. La única figura de la Crucifixión hallada en las catacumbas romanas está en la de San Valentín pintada en el muro y data del siglo VII.

Pero más antigua que todas las mencionadas es una representación pagana en esgrafiado que se trazó en el revoque de una pared del antiguo Palacio de los Césares en el Palatino de Roma y se descubrió en sus ruinas. Se reconoce en él a un hombre con cabeza de asno y sujeto a una cruz, ante el cual hay otro en pie adorándole.

Como objeto manual equivalente a un crucifijo existe la Cruz Vaticana del siglo VI que se tiene por la más antigua. En su centro se ostenta la figura de Cristo con nimbo llevando una crucecita sobre sus espaldas y encima y debajo de la cruz se destacan sendos medallones con el busto de Jesús, también nimbado.

En las figuras de la crucifixión que desde el siglo VI van repitiéndose hasta el X o el XI, se representa comúnmente a Jesús vestido con túnica y sin mangas. Pero desde este último siglo se va generalizando la simple vestidura del perizonium o faja (ya iniciada en el siglo IX) la cual se hace más corta desde el siglo XIV y más aún en el Renacimiento. Existe no obstante un tipo de crucifijos llamados de majestad de modo bizantino muy en uso en diferentes regiones hasta el siglo XIV. En ellos, la imagen se representa vistiendo túnica ceñida y con mangas.

En cualquier forma en que esté el crucifijo, se representa a Cristo vivo, majestuoso y triunfante, con los brazos horizontales, sin corona de espinas pero con nimbo y corona real y con los dos pies separados hasta llegar al siglo XIII. Desde mediados de éste, los crucifijos que no sean de majestad expresan más bien la idea de Jesús paciente y se generaliza el uso de sólo tres clavos y la corona de espinas. Desde el siglo XVI se busca en estas obras artísticas la belleza y la perfección anatómica más que la idea religiosa aunque no se olvidan los buenos artistas de dar al rostro de Jesús expresión de profundo dolor.

El título de la cruz con las iniciales I.N.R.I. data del siglo XIII antes del cual no es constante la forma ni aun el uso del título. De ordinario, se escribían en una cartela o cinta las iniciales de Jesus-Christus en griego o en latín o todo el nombre o el título Jesus Nazarenus Rex Judaeorum por entero.

En España, son rarísimos los crucifijos del siglo X aun en pintura y se consideran apócrifos o muy dudosos los que se pretenden anteriores. Sin embargo, son muy numerosos en una u otra forma los del siglo XI en adelante. En Cataluña, se hallan frecuentemente los de majestad durante los siglos XI al XIII inclusive y muy raros en los siglos posteriores. También son comunes en Francia, procedentes de los talleres de Limoges y se diferencian de los de Cataluña en que los franceses llevan corona.

Se destaca también el arte barroco hispanoamericano que le imprimió al clásico crucifjo europeo el sello de artesanos indígenas y criollos.

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