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CULTURA8: GUERRAS Y JUICIOS DE VALOR. ¿CÓMO JUZGAR LAS GUERRAS?. La guerra es la forma de conflicto socio-político más grave entre dos o más grupos humanos. Es quizá la más vieja de las relaciones internacionales. Supone el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales o humanos, o el desarme, sometimiento y en su caso destrucción del enemigo, y se producen por múltiples causas, entre las que suelen estar el mantenimiento o el cambio de relaciones de poder, dirimir disputas económicas o territoriales. Según Sun Tzu "La guerra es el mayor conflicto de Estado, la base de la vida y la muerte, el Tao de la supervivencia y la extinción. Por lo tanto, es imperativo estudiarla profundamente".[1] Según Karl von Clausewitz es "la continuación de la política por otros medios".[2] En Ciencia Política y Relaciones Internacionales la guerra es un instrumento político, al servicio de un Estado u otra organización con fines políticos. Según Richard Holmes la guerra es una experiencia universal que comparten todos los países y todas las culturas.[3]

Guerra

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Guerras históricamente incorrectas


Jean Sevilla, redactor jefe adjunto de Figaro Magazine, dedica su obra Históricamente incorrecto a desmantelar las visiones preconcebidas que tenemos sobre ciertos episodios de la historia mediante una crítica a lo “históricamente correcto”. Es decir, el autor reprueba el hábito de muchos historiadores contemporáneos de analizar e interpretar el pasado con la mentalidad de hoy, cuando la única consecuencia que trae consigo este método es la imposibilidad de comprender verdaderamente la historia. Así, desde la mentalidad de lo política e históricamente correcto se denuncian el oscurantismo, el imperialismo, el colonialismo, o el racismo a lo largo de los siglos, sin preocuparse de si son inteligibles o no fuera de un contexto determinado.

En concreto, el quinto capítulo del libro versa sobre las guerras de Religión que tuvieron lugar durante los siglos XVI y XVII entre católicos y protestantes. En él, el autor intenta desmontar uno de los mitos más difundidos sobre el catolicismo: el hecho de que en las guerras de Religión fueron los católicos los que oprimieron y masacraron a los protestantes, mientras que éstos sólo demandaban la libertad de culto y la tolerancia.

Jean Sévillia toma como factor motivador del estudio de este período la celebración en Francia, en 1998, del cuarto centenario de la promulgación del edicto de Nantes, que fue el instrumento que concluyó el conflicto religioso que había causado ocho guerras en Francia. En cuanto al devenir de las guerras de Religión, podemos empezar diciendo que en la Edad Media había una división clara entre poder político y religioso, y que la inmensa mayoría de los hombres compartían un mismo ideal de vida, el de la santidad. Sin embargo, esta situación se desvirtuó a causa de algunos malos hábitos de la jerarquía eclesial, con lo que se hizo patente la necesidad de una reforma.

El 31 de octubre de 1517, Martín Lutero, aprovechando el factor del descrédito, hace públicas sus noventa y cinco tesis, en las que arremetía contra la autoridad de la Iglesia y del Papa. Su difusión por Europa fue rápida, sobretodo en Alemania, debido a la voluntad de algunos príncipes de separarse del Papado de Roma. Así, muchos ciudadanos se vieron obligados a adoptar el protestantismo o permanecer con las creencias católicas como consecuencia del principio Cujus regio, ejus religio (“Así es la religión del príncipe, así la del país”), que regía en Alemania.

Como consecuencia, Lutero fue excomulgado y desterrado del Imperio en 1521, ya que Carlos V, el emperador alemán, se mantuvo fiel a Roma. Sin embargo, tuvo que permitir el luteranismo allí donde ya se había establecido con el fin de mantener la unidad del Imperio, aunque sin admitir su expansión territorial. Ello provocó que cinco príncipes y catorce ciudades convertidas a las tesis del monje alemán elevaran una protesta al emperador, cosa que introdujo el término “protestante” en la historia. Y así, en 1555, pasa a reconocerse a cualquier príncipe la posibilidad de escoger libremente su religión.

Otra corriente reformista tuvo lugar en Francia. No surgió de la Reforma alemana, pero compartía con aquélla algunas teorías. Las ideas protestantes fueron expandidas en el país galo desde Ginebra, y más concretamente por Juan Calvino, un francés convertido a la Reforma que gobernaba en dicha ciudad. Su influencia abarcó principalmente el tercio suroeste del reino, y sus seguidores recibieron el nombre de “hugonotes”, alteración del germánico Eidgenossen (“asociados por juramento”).

Como resultado de las tensiones entre católicos y hugonotes, el inicio de una guerra civil era inevitable, pues las dos religiones querían ostentar el dominio del Estado. Así, el 1 de marzo de 1562, en Wassy, un incidente sangriento inicia todas las revueltas. A partir de ese momento, se van a dar en Francia ocho guerras de Religión, que, con pausas, van a durar treinta y siete años.

Para el pensamiento de los hombres del siglo XVI, la cohabitación de dos religiones en un mismo territorio era imposible, debido a que el relativismo no había empapado todavía la cultura, con lo que los correligionarios de cada una de las creencias veían la suya como la única verdadera y a la otra como algo que corrompía al hombre. De esta manera, no cabía hablar de tolerancia, cuestión a la que –contrariamente a lo que afirma la teoría del pasado único– no hace referencia el edicto de Nantes. Más aún, la tolerancia era entendida como algo malo porque significaba aceptar el pensamiento del otro como algo tan verdadero como nuestra propia opinión. Por tanto, no es hasta que avanzan los siglos y el voluntarismo y el individualismo adquieren importancia que se expande por la sociedad la idea de tolerancia.

Recuperando el mito que envuelve a las guerras de Religión, cabe desmentir la idea común de que los países protestantes eran focos de libertad y tolerancia en oposición a los territorios católicos, que ejercían la opresión. Así, en Francia los hugonotes se levantaban en armas y destruían símbolos católicos con el fin de conseguir el poder e imponer su religión; en Alemania los príncipes imponían su religión –ya fuera católica o protestante– a sus súbditos; y en otros países protestantes como Dinamarca, Suecia y Noruega se obligó a todos sus habitantes a convertirse al luteranismo. Igualmente, en Ginebra se impuso la pena de muerte a todos los herejes –tanto católicos como luteranos–, y en Inglaterra e Irlanda (bajo influencia británica) el anglicanismo se convirtió en religión de Estado y el poder persiguió y asesinó a miles de católicos. Por tanto, no podemos hablar de plena igualdad de derechos entre los practicantes de las diferentes religiones en los países europeos hasta finales del siglo XVIII.

DE: http://letrasdebatalla.uao.es/cream/?page=109

Para otros usos de este término, véase Guerra (desambiguación).
Los desastres de la guerra, n.º 33: «¿Qué hay que hacer más?». Francisco de Goya refleja en su obra gráfica la brutalidad y barbarie a que se llegó en la Guerra de la Independencia Española.

La guerra es la forma de conflicto socio-político más grave entre dos o más grupos humanos. Es quizá la más vieja de las relaciones internacionales. Supone el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales o humanos, o el desarme, sometimiento y en su caso destrucción del enemigo, y se producen por múltiples causas, entre las que suelen estar el mantenimiento o el cambio de relaciones de poder, dirimir disputas económicas o territoriales. Según Sun Tzu "La guerra es el mayor conflicto de Estado, la base de la vida y la muerte, el Tao de la supervivencia y la extinción. Por lo tanto, es imperativo estudiarla profundamente".[1] Según Karl von Clausewitz es "la continuación de la política por otros medios".[2] En Ciencia Política y Relaciones Internacionales la guerra es un instrumento político, al servicio de un Estado u otra organización con fines políticos. Según Richard Holmes la guerra es una experiencia universal que comparten todos los países y todas las culturas.[3]

Las reglas de la guerra (y la existencia misma de reglas) han variado mucho a lo largo de la historia. El concepto de quiénes son los combatientes también varía con el grado de organización de las sociedades enfrentadas. Las dos posibilidades más frecuentes son civiles sacados de la población general, generalmente varones jóvenes, en caso de conflicto, o soldados profesionales formando ejércitos permanentes. También puede haber voluntarios y mercenarios. Las combinaciones de varios o de todos estos tipos de militares son también frecuentes.

Las formas de hacer una guerra dependen de los propósitos de los combatientes. Por ejemplo, en las guerras romanas, cuyo objetivo era expandir el imperio, el objetivo militar principal eran los combatientes de la nación a conquistar, para incorporar el pueblo una vez conquistado al imperio.

En la actualidad, a veces se hace distinción entre conflictos armados y guerras. De acuerdo con este punto de vista, un conflicto sólo seria una guerra si los beligerantes han hecho una declaración formal de la misma. En una concepción de la doctrina militar de EE.UU. no se hace distinción alguna, refiriéndose a los conflictos armados como guerras de cuarta generación.

Contenido

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[editar] Definiciones y Conceptos

La ciudad de Wesel en la cuenca del Ruhr, destruida por los bombarderos aliados.

La guerra dice el Marqués de Olivart, es el litigio entre las naciones que defienden sus derechos, en el cual es el juez la fuerza y sirve de sentencia la victoria. Hugo Grocio la definio como status per vincertatium qua tales sunt. Por su parte, Alberico Gentilis afirmo que Bellum est armorum publicorum ensta contentio.[4] Funk - Bretano y Alberto Sorel escribieron: "La guerra es un acto político por el cual varios Estados, no pudiendo conciliar lo que creen son sus deberes, sus derechos o sus intereses, recurren a la fuerza armada para que esta decida cuál de entre ellos, siendo más fuerte, podra en razón de la fuerza, imponer su voluntad a los demás.[5] ".

Joseph de Maistre (1821) dijo, en sus Soirees de Saint Petesburg: "La guerra es divina en la gloria misteriosa que le rodea y en el atractivo no menos explicable que nos lleva hacia ella. La guerra es divina por la manera como se produce independientemente de la voluntad de los que luchan. La guerra es divina en sus resultados que escapan absolutamente a la razón.[6] "

G.W.F Hegel, escribió: "la guerra es bella, buena, santa y fecunda; crea la moralidad de los pueblos y es indispensable para el mantenimiento de su salud moral. Es en la guerra donde el Estado se acerca más a su ideal porque es entonces cuando la vida y los bienes de los ciudadanos están más estrechamente subordinados a la conservación de la entidad común[7] ".

El instituto de investigación de la paz internacional de Suecia , define la guerra como todo aquel conflicto armado que cumple dos requisitos:[8] enfrentar al menos una fuerza militar, ya sea contra otro u otros ejércitos o contra una fuerza insurgente y haber muerto mil o más personas.

[editar] Concepto filosófico

Se puede hablar de una guerra lícita desde un punto de vista moral. En este caso hay que distinguir:

  • Si la guerra en general puede ser lícita.
  • Si se garantizan las condiciones requeridas.

Desde un punto de vista filosófico se entiende que la guerra no es necesariamente ilícita. Existe el derecho de autodefensa o de legítima defensa contra el enemigo exterior cuando ataca injustamente a un pueblo. Si se niega este derecho de legítima defensa se robustece al agresor y se pone en peligro la paz de los pueblos. Sin embargo para que una guerra pueda tener una licitud ética, existen una serie de condicionantes:

  • Que haya una injusticia real, verdadera y de gravedad.
  • Inviabilidad de defenderse por vía pacífica.
  • Perspectiva y esperanza de éxito final.
  • Que se pueda evitar un perjuicio a terceros inocentes.

La defensa del bien público prevalece sobre cualquier derecho del agresor e incluso sobre los riesgos que puedan tener los propios súbditos agredidos. Pero se considera ilícita la matanza injusta.

Desde ese mismo punto de vista filosófico se considera que el movimiento a favor de la paz se hace acreedor del más alto reconocimiento. Dicho movimiento es difusor de un espíritu pacifista, de un entendimiento y comprensión entre los pueblos. Su fin ético y moral es conseguir la paz y los acuerdos sin derramamiento de sangre.

[editar] Tratadistas

El general chino Sun Tzu en su célebre obra El arte de la guerra, afirmó que la guerra había que ganarla antes de declararla o de que existiera en sí misma. En este aspecto, el célebre general expondría en una sucinta frase su concepción sobre el carácter de la guerra: "La guerra, es el Tao del engaño"; así, pretendería establecer que el estratega virtuoso debía basar todas sus decisiones militares, buscando primeramente distraer la atención del enemigo en los elementos más sobresalientes de su posición, y de no tenerlos, inventarlos.

El pensamiento de Sun Tzu, dejaría una profunda impronta en el pensamiento militar moderno, no sólo en reconocidos pensadores, sino también en eximios estrategas como Napoleón Bonaparte, quien en su renombrada victoria en la Batalla de Austerlitz, aplicara aquellos preceptos del engaño.

El concepto de "guerra justa" fue presentado sistemáticamente por Tomás de Aquino en Summa Theologiae.

Erasmo de Rotterdam, el reconocido humanista renacentista, calificaba a la guerra con la frase "Dulce bellum inexpertis est", cuya traducción al castellano es "La guerra es dulce para los inexpertos".

El historiador árabe Ibn Jaldún descubrió por primera vez las causas materiales de la guerra.

Carl von Clausewitz, en su clásica obra De la guerra, pensaba que la guerra moderna es "La continuación de la política por otros medios" y que el fin de la misma era "desarmar al enemigo", no exterminarlo; de aquí nació el concepto de desarme mutuo, que imposibilita toda guerra y da paso a la política. La guerra sería pues un "acto político", y esta manifestación ponía en juego lo que él consideraba el único elemento racional de la guerra.

[editar] Guerras Récord

Cementerio militar de la II Guerra Mundial cerca de Colleville-sur-mer en Normandía, Francia. La Segunda Guerra Mundial ha sido la más sangrienta de todas, hasta hoy día.

Según el Libro Guinness de los Récords los siguiente conflictos están cada uno en un extremo[9]

  • La guerra más breve que se conoce es la que se declaró entre Gran Bretaña y Zanzíbar (posteriormente se uniría con Tanganica para formar la actual Tanzania), el 27 de Agosto de 1896, según los registros, duró sólo 38 minutos.
  • La guerra más larga habría sido la Guerra de los Cien Años que duró más de un siglo, en concreto 115 años. No obstante, la llamada Guerra de Arauco, una serie interrumpida de batallas, duró unos 300 años, con largos periodos de tregua. Si se considera como una guerra continua, la guerra de la Reconquista en la península Ibérica es, con mucho, la más larga de la historia con casi 800 años, si no consideramos los frecuentes tratados de paz, alianzas y batallas esporádicas muy localizadas. Eran las típicas guerras de tipo feudal, que ocasionaron la proliferación de castillos defensivos, los cuales le dieron el nombre al reino de Castilla, aunque también proliferaron en el resto de la península.
  • La guerra más sangrienta por el número de muertos fue, con mucho, la Segunda Guerra Mundial con sus más de 60 millones de muertos por una u otra causa. Sin embargo, la Guerra de la Triple Alianza lo sería en relación a la aniquilación de una población nacional organizada (la población paraguaya), descendiendo los habitantes de Paraguay de 1.400.000 a 220.000; quedando sólo unos 30.000 varones en edad reproductiva.
  • Nuevamente la Segunda Guerra Mundial ostenta el récord de ser la más costosa económicamente.
  • La guerra civil más sangrienta, entendida como la que produjo mayor número de muertos, se produjo en la China de la dinastía Qing y es conocida como Rebelión Taiping (Gran Paz traducido del chino). Se libró entre la citada dinastía Qing y tropas del gobierno Manchú también chino desde 1851 a 1864 donde los cálculos más ajustados indican que las muertes pudieron oscilar entre los 20 y los 30 millones de personas, incluidos 100.000 asesinatos por las fuerzas gubernamentales en el saqueo de Nankín, entre el 19 y el 21 de julio de 1864.

[editar] Algunas formas de guerra

[editar] Véase también

[editar] En literatura

[editar] Referencias

  1. Atención: Las traducciones del Chino tradicional nunca son exactas y siempre son contextuales, debido al sistema ideográfico de la lengua china, por tanto la definición expuesta en el artículo es aproximativa, como la que está en EL ARTE DE GUERRA Por SUN TZUN Para más detalles ir a Pinyin e Idioma chino
  2. Frases de Karl von Clausewitz
  3. Holmes Richard, La experiencia de la guerra, capítulo 13 de Soldados, BBC, Londres, 1985
  4. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Espasa - Calpe. Madrid 1925. Tomo XXVII, página 38
  5. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Espasa - Calpe. Madrid 1925. Tomo XXVII, página 39
  6. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Espasa - Calpe. Madrid 1925. Tomo XXVII, página 38
  7. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Espasa - Calpe. Madrid 1925. Tomo XXVII, página 39
  8. Ayuso Javier, Las guerras del fin de siglo, El País Semanal, Grupo Prisa, Madrid, 10 de febrero de 1991
  9. Varios, Libro Guinness de los Récords, Ediciones MAEVA, Estella, 1987, ISBN 84-86478-04-9

[editar] Bibliografía

[editar] Enlaces externos

Wikcionario

1 comentario

Observador subjetivo -

Os invito a leer este post sobre la tolerancia que acabo de publicar en mi blog:

http://observadorsubjetivo.blogspot.com/2010/07/realmente-importa-donde-has-nacido.html