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HISTORIA6: LOS TOLTECAS. Con el nombre de tolteca se conoce a una cultura prehispánica cuyo centro ceremonial principal fue la ciudad de Tollan-Xicocotitlan, localizada en lo que actualmente se conoce como Tula de Allende, en el estado de Hidalgo en (México). El gentilicio deriva del náhuatl toltécatl, que originalmente designa a los nativos de los lugares llamados Tollan, pero que después, durante la época mexica, pasó a ser sinónimo de artesano o artista. Esto se debe, entre otras cosas, a la relación mitológica establecida entre Xicocotitlan y la mítica Tollan. Los toltecas fueron la etnia dominante de un estado cuya influencia se extendía hasta el actual estado de Zacatecas y al sureste en la península de Yucatán. La relación entre los toltecas y los mayas del período posclásico ha sido objeto de grandes controversias.

Los Toltecas

 

Huitzilopochtli era el dios de la guerra. Los conquistadores españoles lo llamaron Huichilobos.


COATLICUE
"LA DE LAS NAGUAS DE SERPIENTES"

DIOSA DE LA TIERRA Y MADRE DE HUITZILOPOCHTLI. EN LAS LEYENDAS MEXICAS, SE LE REPRESENTA COMO LA MADRE TIERRA QUE DA A LUZ A SU DIVINO HIJO SOLAR DESPUES DE UNA LARGA NOCHE, REPRESENTANDO ASI EL CICLO DIA-NOCHE.


HUITZILOPOCHTLI
"COLIBRI ZURDO"
DIOS DE LA GUERRA Y PATRONO DE LOS MEXICAS. TODAS LAS CONQUISTAS QUE ESTE PUEBLO GUERRERO HIZO, FUERON EN SU NOMBRE.SE LE REPRESENTABA CON UN YELMO DE COLIBRI EN LA CABEZA Y LA PIERNA IZQUIERDA CUBIERTA CON PLUMAS DE LA MISMA AVE. EN LOS MITOS MEXICAS SE LE CONSIDERA UNO DE LOS CUATRO DIOSES CREADORES, Y EL HUEY TEOCALLI ESTABA DEDICADO A EL Y A TLALOC.
DESTACA SU PAPEL DE GUIA DURANTE LA PEREGRINACION DE LOS MEXICAS.

TEZCATLIPOCA
"ESPEJO NEGRO QUE HUMEA"

DIOS QUE DABA Y QUITABA LA RIQUEZA; ERA, ADEMAS, EL PROTECTOR DE LOS ESCLAVOS. UNO DE LOS CUATRO DIOSES CREADORES DENTRO DE LA MITOLOGIA MEXICA. EL ESCLAVO QUE SE LE SACRIFICABA ERA VESTIDO A SU SEMEJANZA Y ERA TRATADO COMO SI FUERA EL MISMO POR UN AÑO. EL DIA 1 MIQUIZTLI EN EL TEMPLO LLAMADO TOLNAHUAC SE LE INMOLABAN VIDAS HUMANAS.

 QUETZALCOATL
"SERPIENTE DE PLUMAS PRECIOSAS"

DEIDAD MAS CONOCIDA POR TODA MESOAMERICA. UNO DE LOS CUATRO DIOSES CREADORES, A EL SE LE DEBE LA INVENCION DE LAS ARTES Y EL FLORECIMIENTO DE TOLLAN COMO CIUDAD. EN LOS MITOS SE LE MENCIONA COMO EL QUE OBTUVO EL MAIZ PARA LOS HOMBRES RECIEN FORMADOS

XIPE TOTEC
"NUESTRO SEÑOR DESOLLADO"

SE LE CONSIDERABA DIOS DE LA FERTILIDAD, DE LA PRIMAVERA Y DE LA RENOVACION DE LA FLORA. COMO UNO DE LOS DIOSES MAS ANTIGUOS Y RESPETADOS EN EL MEXICO ANTIGUO, SE LE INCORPORA EN LOS MITOS COMO UNO DE LOS CUATRO DIOSES CREADORES. EN EL PANTEON MEXICA SE LE REPRESENTABA VESTIDO CON LA PIEL DE UN HOMBRE RECIEN DESOLLADO. SE CREIA QUE PODIA CURAR ENFERMEDADES DE LOS OJOS.

XIUHTECUHTLI
"DIOS DEL FUEGO"
CREADO POR QUETZALCOATL Y TEZCATLIPOCA, EN LOS CODICES SE LE REPRESENTA CON LA CARA EMBADURNADA DE HULE Y RAYADA CON AMARILLO. A EL SE LE ATRIBUYE LA DESTRUCCION DEL TERCER SOL CON UNA LLUVIA DE FUEGO. ESTABA RELACIONADO CON EL AÑO, Y CADA 52 AÑOS ERA FESTEJADO EN UNA CEREMONIA QUE LLAMABAN TOXIUHMOLPILLI "ATADURA DE AÑOS". EN EL MES DE IZCALLI, SE LE SACRIFICABAN IMAGENES SUYAS DE COLOR VERDE, AMARILLO, BLANCO Y ROJO, ADEMAS DE LOS LLAMADOS ILHUIPANECA TEMILOCA, LAS MUJERES CIHUATONTLI Y NANCOTLACAUHQUI.
MIXCOATL
"SERPIENTE DE NUBES"
DIOS DE LA VIA LACTEA. ERA VENERADO POR LOS CAZADORES DE LAS LLANURAS NORDICAS, ESPECIALMENTE POR LOS CHICHIMECAS. ERA REPRESENTADO POR UN HOMBRE VESTIDO DE AMARILLO CON RAYAS ROJAS; EN UNA MANO LLEVABA UNA CESTA, ENTRE OTROS ELEMENTOS. EN LA FIESTA DE ESTE DIOS SE SACRIFICABA A UNA MUJER JUNTO CON SU IMAGEN. A MENUDO ERA IDENTIFICADO CON XIPE TOTEC, SOBRE TODO POR EL DESTINO DE LOS SACRIFICADOS EN LOS SACRIFICIOS GLADIATORIOS.
TONATIUH
"EL LUMINOSO"

DIOS DEL SOL. ERA LA MAXIMA FUENTE DE ENERGIA EN EL UNIVERSO. SE LE REPRESENTABA ANTROPOMORFICA Y SIMBOLICAMENTE. SE LE PINTABA CON UN PENACHO DE PLUMAS DE AGUILA QUE EN LA PARTE FRONTAL LLEVABA UNA CABECITA DE AGUILA Y PINTURA FACIAL ROJA. ERA MUY COMUN QUE SU CUERPO REPRESENTARA EL OLLIN, SIMBOLO DE ESTE SOL. ERA UN DIOS GUERRERO Y BASTANTE FIERO.
METZTLI
"LA DE LOS CASCABELES EN LA CARA"

DIOSA DE LA LUNA, ADVOCACION DE COYOLXAUHQUI, QUIEN ERA HERMANA MAYOR DE HUITZILOPOCHTLI Y, POR ELLO, UNA DE LOS DIOSAS MAS IMPORTANTES DE LA MITOLOGIA MEXICA. SEGUN LA LEYENDA, ELLA TRATO DE MATAR A SU MADRE COATLICUE Y A SU HERMANO RECIEN NACIDO. PERO ESTE, LES DIO MUERTE A ELLA Y A SUS CUATROCIENTOS HERMANOS AL PIE DEL CERRO DE LA ESTRELLA.
TLALOC
"DIOS DE LA LLUVIA"
ERA PATRONO DE LOS CAMPESINOS. UNO DE LOS DIOSES MAS ANTIGUOS DE TODA MESOAMERICA. ERA REPRESENTADO CON UNA ESPECIE DE ANTEOJOS CIRCULARES FORMADOS POR DOS SERPIENTES ENTRELAZADAS, CUYOS COLMILLOS SE CONVERTIAN EN LAS FAUCES DEL DIOS. SU CARA LA PINTABA DE NEGRO Y AZUL Y A VECES DE AMARILLO SUCIO. SUS ROPAJES ESTABAN MANCHADOS DE GOTAS DE HULA QUE REPRESENTABAN LAS GOTAS DE LLUVIA. EN EL MES DE ATEMOZTLI SE LE OFRECIA UN SACRIFICIO DE NIÑOS, HOMBRES Y PERROS.
EHECATL
"DIOS DEL VIENTO"

ESTA ERA LA REPRESENTACION DE QUETZALCOATL EN SU ADVOCACION DE DIOS DEL VIENTO; TAMBIEN ERA QUIEN ANUNCIABA LAS LLUVIAS;
LA CARA DEL DIOS IBA CUBIERTA CON UNA GRAN MASCARA DE PICO DE AVE, CON LA CUAL SOPLABA EL VIENTO QUE LIMPIABA EL CAMINO PARA LOS TLALOQUE, DIOSES MENORES DE LA LLUVIA.

CINTEOTL
"DIOSA DEL MAIZ TIERNO"

ESTA DEIDAD PODIA ASUMIR SEXO MASCULINO O FEMENINO. DE ACUERDO A LA COSMOGONIA NAHUATL, NACIO DE LA UNION DE XOCHIQUETZAL Y PILTZINTECUHTLI. SE LE CELEBRABA JUNTO CON LA DIOSA CHICOMECOATL, EN LOS MESES DE HUEY TOZOZTLI Y HUEY TECUILHUITL; UNA CAUTIVA ERA SACRIFICADA EN SU HONOR.

TLAHUIZCALPANTECUHTLI
"SEÑOR DE LA AURORA"

ADVOCACION DE QUETZALCOATL, ESTE DIOS ERA IDENTIFICADO CON EL PLANETA VENUS. SE LE REPRESENTABA CON EL PELO ROJO Y UN ANTIFAZ CON CIRCULOS DEL MISMO COLOR, LLEVANDO UNA MASCARA DE CALAVERA Y EN POSICION DE COMBATE. EN UNA DE SUS MANOS SUJETA UN LANZADARDOS, CON EL QUE AFECTA LOS DESTINOS DE LAS PERSONAS.

MICTLANTECUHTLI
"SEÑOR DEL LUGAR DE LOS MUERTOS"

DIOS DEL INFRAMUNDO, JUNTO CON SU MUJER MICTECACIHUATL. SE LE REPRESENTABA COMO UN ESQUELETO CON MANCHAS AMARILLAS, SIMBOLO DE LA DESCOMPOSICION; EN EL MES DE TITITL SE LE SACRIFICABA UN CAUTIVO EN SU TEMPLO TLAXICO, SITUADO EN EL CENTRO CEREMONIAL DE TENOCHTITLAN.

XOCHIPILLI
"PRINCIPE FLOR"

ERA EL DIOS DEL JUEGO, LA DANZA Y EL AMOR. ESTABA RELACIONADO CON EL SOL. TAMBIEN ERA CONOCIDO COMO MACUILXOCHITL "CINCO FLOR", CASTIGABA CON ENFERMEDADES SECRETAS A QUIENES NO LE GUARDABAN AYUNO. EN LOS DIAS DE SU FIESTA, TRAIAN CAUTIVOS PARA LOS PROXIMOS SACRIFICIOS Y SE LE HACIAN OFRENDAS DE COMIDA

 

YACATECUHTLI
"SEÑOR GUIA"

DIOS DE LOS POCHTECAS. ESTOS LE OFRECIAN UN SACRIFICIO MASIVO DE ESCLAVOS EN EL MES DE PANQUETZALIZTLI, EN EL TEMPLO DE HUITZILOPOCHTLI. ERA CONSIDERADO, JUNTO CON XIUHTECUHTLI COMO UNO DE LOS DIOSES ANCIANOS Y POR ELLO ERA REPRESENTADO COMO TAL; EN UNA DE SUS MANOS SIEMPRE LLEVA UN CAYADO DE CAMINANTE.

 

Introducción

 

 

 En el siglo IX la desaparición de los grandes centros del periodo Clásico provocó movimientos migratorios, no sólo de grupos mesoamericanos sino también de algunos provenientes de Aridoamérica. Los grupos chichimecas, con una cultura diferente de la mesoamericana, penetraron en este territorio y originaron un intercambio cultural del que surgieron nuevas instituciones y rasgos que caracterizaron al Posclásico.

 Los pueblos poderosos del periodo Posclásico, justificaron su posición hegemónica al ostentarse como herederos del orden político instaurado por los toltecas, lo que dificulta precisar sus orígenes, así como la ubicación de Tula —como la Tollan legendaria— y la historia del gobernante Quetzalcóatl.

Por la forma en que los supuestos herederos hablaban de la Tollan —una Tula maravillosa— en donde las mazorcas de maíz y las calabazas eran tan grandes que cada una tenía que ser cargada por un hombre; el tamaño de las matas de huauhtli era tan grande que parecían árboles; el algodón de todos colores brotaba de la planta y cruzaban su cielo aves tropicales. Los toltecas eran imaginados como los artistas del pasado, y Quetzalcóatl como el sabio, el descubridor de los grandes secretos del mundo, que vivía en aposentos preciosos decorados con oro, plata, piedras preciosas, conchas marinas y plumas finas.

 
Estos relatos crearon dudas acerca de la identificación de la Tula histórica y la Tula arqueológica, que se solucionaron cuando algunos accidentes geográficos mencionados en los testimonios históricos fueron identificados en la geografía de la Tula Xicocotitlan, en el estado de Hidalgo. La historia de Tula se cargó de exageraciones y la leyenda de su grandeza se convirtió en el soporte político de los jefes dominantes de épocas posteriores, que decían descender de aquellos viejos toltecas con el linaje noble fundado por Quetzalcóatl, para acceder al poder. En realidad no existió una sola Tula, sino varias, conformadas como centros de poder que en sus momentos de gloria legitimaron a los gobernantes de los pueblos dependientes.

 

La vida del santo gobernante también se derrumbó cuando se le privó de su aura mágica. Todos aquellos gobernantes penitentes que creían ser depositarios del fuego divino del dios Quetzalcóatl, hombres cuyas vidas y características tenían que ajustarse a los atributos y al mito divinos. Estos gobernantes ritualizados, incluyendo su gran pecado, eran tenidos más como centros de atracción de las fuerzas divinas que como seres humanos. Tula o las Tulas delegaban el poder, los gobernantes que recibían el título de Quetzalcóatl actuaban en nombre de este dios sobre la tierra e instalaban ritualmente a quienes dirigían los pueblos subordinados a su esfera de influencia religiosa.

 Tula es, entre las ciudades de Mesoamérica, el primer pueblo prehispánico del cual se tienen datos coherentes de su historia y cultura: listas dinásticas, nombres de reyes y gobernantes, relatos de migraciones, la fundación de la ciudad, su desarrollo, sus conquistas y su decadencia.

Localización geográfica

 La ciudad arqueológica de Tula se encuentra en el sur del estado de Hidalgo, 60 kilómetros al norte de la cuenca de México y del noreste de la ciudad de Teotihuacan, cerca de la frontera ambiental del norte de Mesoamérica.

 Fue edificada en un fértil valle regado por un río y protegida por una serie de colinas y cerros, como el Nonoalcatépec, actualmente llamado La Malinche, El Cielito y Xicococ, hoy Jicuco, por lo que a la ciudad se le conoce también con el nombre de Tula-Xicocotitlan. Más al norte se extienden las llanuras desérticas de Teotlalpan.

 Orígenes

 Tula Xicocotitlan estuvo habitada en un principio por los pueblos provenientes del norte de Teotihuacan. Más tarde, durante el siglo IX de nuestra era, con la incesante movilidad social y la contracción de las fronteras mesoamericanas, aparecieron en el actual estado de Hidalgo los tolteca - chichimecas. A Tula llegaron los nonoalcas probablemente de Tabasco, pueblo de habla náhuatl que rendía culto a Quetzalcóatl en su advocación de Tlahuizcalpantecuhtli o "Señor de la casa de la aurora". El registro arqueológico muestra que Tula era una pequeña aldea pluriétnica, y no fue hasta el siglo X que Tula Xicocotitlan alcanzó su verdadero apogeo como el centro urbano de mayor importancia del Altiplano Central. Su ubicación facilitó la rápida expansión de las fronteras, nunca antes vista, y la sedentarización de muchos de los grupos que poblaban la Gran Chichimeca.

 Tula y los toltecas se transformaron en símbolos de un pasado idealizado en el que se confundían la historia y el mito. En algunas crónicas se entremezclan eventos y sucesos históricos de la Tollan real con relatos sobre una Tollan mítica habitada por seres excepcionales, a quienes se atribuía la invención de la escritura, la metalurgia y otras artes y ciencias.

 Durante el dominio de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, rey - sacerdote y personaje legendario fundador de Tula, un periodo de gran prosperidad y florecimiento se interrumpió debido a la rivalidad entre los seguidores de Quetzalcóatl y los partidarios de Tezcatlipoca, dios de la guerra y del sacrificio humano. Después del triunfo de Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y su gente fueron expulsados y obligados a emigrar al oriente, hacia el Golfo y después a Yucatán.

 Gracias a los relatos de los viejos cronistas se elaboró una legendaria historia tolteca con la dinastía de los reyes, entre los que mencionan a Chalchiutlanetzin, lztlicuecháhuac, Huetzin, Totepeuh, Nacáxoc, Mitl, Tecpancaltzin, Mixcóatl y Topiltzin. Esta dinastía representa los primeros grupos nahuas, que entraron en relación con los teotihuacanos del último periodo.

Toltecas: mitos y leyendas

 Los ltecas fueron un grupo nahua que, según sus leyendas, procedía de un lugar mítico llamado Huehuetlapalan, situado probablemente entre los ríos Gila y Colorado. La ruta de los emigrantes recorría los estados de Sonora, Sinaloa, Nayarit, Zacatecas, Jalisco, el norte de Michoacán y el sur de México hasta llegar al estado de Hidalgo, de donde fueron arrojados por los huastecos para después establecerse en la cuenca de México.

Quetzalcóatl, dios creador

 "Nuestros padres y abuelos nos dicen que él nos ha creado y formó, él cuyas criaturas somos: nuestro príncipe Quetzalcóatl. También ha creado el cielo, el sol y la deidad de la tierra."

 El dios Quetzalcóatl es uno de los cuatro hijos de la pareja suprema: Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl, "el señor y la señora de nuestra carne o de nuestro sustento".

 Dos de estos dioses, hijos de la pareja suprema, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, forman la tierra y el cielo, cada uno a base de una mitad de la diosa de la tierra. Para consolarla por lo sufrido, los demás dioses, enojados por el proceder de Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, crearon de las diversas partes de su cuerpo toda la naturaleza: montañas, valles, ríos, árboles, etcétera.

Quetzalcóatl raptó del cielo a la diosa Mayahuel (encarnación de dicha planta) e hizo nacer de sus huesos los primeros magueyes después que la diosa había sido muerta y destrozada por las deidades de la oscuridad.

 Quetzalcóatl y Tezcatlipoca estuvieron en pugna constante, y de tales luchas resultaban victorias o derrotas que fueron creando y destruyendo los mundos-soles, los cuatro espacios-tiempos consecutivos. Quetzalcóatl, quien intervenía en la construcción o destrucción de cada uno de ellos, se transformaba él mismo en uno de los soles.

 El cielo se cayó sobre la tierra en el cuarto sol; y fueron otra vez Quetzalcóatl y Tezcatlipoca quienes lo levantaron con la ayuda de cuatro hombres creados por ellos. Quetonacatecuhtli los compensó haciéndolos señores del cielo y por esto se ven representados en él. Entonces, Quetzalcóatl creó a los hombres. Bajó al inframundo para conseguir de Mictlantecuhtli el hueso precioso de generaciones anteriores. Luego de pasar por una serie de pruebas lo consiguió, pero el hueso se rompió en fragmentos que llevaron al Tamoanchan, de los cuales se formaron los hombres después de que todos los dioses, siguiendo el ejemplo de Quetzalcóatl, los rociaron con su sangre en una acción de autosacrificio. Entonces, para alimentar a los hombres, Quetzalcóatl se convirtió en hormiga y consiguió el maíz que estos animales guardan en el interior del cerro de las subsistencias.

Historia

 Las ruinas, monumentos, tradiciones orales y escritas, formaban parte de una sociedad viva y compleja, de una ciudad de miles de personas, que a través de sus restos materiales nos cuenta su historia.

 La historia tolteca comenzó cuando llegaron, a la Cuenca de México, procedentes del norte de Jalisco y sur de Zacatecas, las hordas chichimecas del caudillo Mixcóatl, quien luchó y dominó a los otomíes que ocupaban el Valle de México para establecer su capital en Culhuacan, junto al Cerro de la Estrella (hoy lxtapalapa, D. F.) conquistando desde allí el Valle de Toluca, hasta llegar al Valle del Mezquital. Lo anterior significa que el imperio tolteca era originalmente nahua-otomí y abarcaba los valles de México, Toluca y el Mezquital.

Mixcóatl conquistó el sur llegando hasta Huatulco (Oaxaca); invadió el estado de Morelos venciendo a los huitznahuacanos, quienes probablemente pertenecían a una vieja familia nahua (tlahuicas). En aquel lugar tomó por esposa a una mujer del sur, llamada Chilmalma, con quien Mixcóatl tuvo un hijo, que llegó a convertirse en el héroe de mayor fama en el ndo precolombino: Quetzalcóatl.

 Quetzalcóatl nació después de que su padre fuera asesinado por un jefe chichimeca llamado lhuitímal; al nacer murió su madre, por lo que fue recogido y educado por sus abuelos maternos. Vivió su infancia en Tepoztlán, Morelos en donde las leyendas lo identifican como el héroe legendario Tepoztécatl, que acaudilló a la tribu de su madre contra los habitantes de Xochicalco y los venció. Sin embargo, al vencerlos también asimiló su civilización y adoptó el culto a Quetzalcóatl, dios tutelar de aquella metrópoli sagrada. Su nombre completo era Ce-Ácatl Topiltzin

Quetzalcóatl.

 Un grupo de fieles partidarios de su padre llamó a Topiltzin para que ocupara el trono de Culhuacan, y al aceptarlo combatió y venció al usurpador Ihuitímal. Consagrado rey de los toltecas adoptó el título de Quetzalcóatl, rey-sacerdote a la usanza de las teocracias de Teotihuacan y de otros pueblos del horizonte Clásico.

 Topiltzin trasladó la capital de su reino a Tulancingo, Hidalgo, donde permaneció algunos años y edificó sobre los antiguos restos teotihuacanos. Después instaló la capital en la ciudad de Tula, Hidalgo, como una medida estratégica para contener las invasiones de los teochichimecas que habitaban en la región esteparia (llamada Teotlalpan), y para contar con la alianza de los otomíes y de los matlatzincas.

Después de la fundación de Tula, los toltecas se mezclaron con los otomíes y atrajeron a los nonoalcas y a los amantecas, depositarios de la "cultura clásica", cuyos adelantos asimilaron rápidamente. El Imperio tolteca creció y entró en relación con las más altas culturas de Mesoamérica, de las cuales recibió importantes elementos con los que llegó a formar una cultura nueva que se extendería a lo largo de la Costa de l Golfo hasta Yucatán, y por el sur hasta Oaxaca, Chiapas y Centroamérica.

 Topiltzin luchó por implantar nuevas formas de cultura que lo convirtieron en el símbolo de la lucha de la civilización contra la barbarie, y gracias a la paz y prosperidad de que gozó, su reinado es considerado como la "Edad de Oro" de Tula. Durante esta época se reformó el calendario, se introdujo la metalurgia, la ciudad se llenó de templos y palacios, y todas las artes recibieron un nuevo impulso que mejoró las costumbres.

Topiltzin inició una reforma religiosa de régimen teocrático, en la que asumía todos los poderes y relegaba a segundo término a los antiguos jefes de las tribus tolteca-chichimecas, de tradición militarista y cuya deidad representativa era Tezcatlipoca. Durante algunos años Topiltzin logró dominar a sus rivales, pero finalmente los grupos militares rechazaron la opresión político-religiosa de éste y lo obligaron a abandonar Tula Xicocotitlan (Tula Chico). Relatos legendarios agregan que su derrota fue precedida por una serie de catástrofes (sequías, epidemias, incendios de bosques), posibles advertencias de sus enemigos para obligarlo a renunciar, por lo que decidió marcharse después de incendiar sus palacios y ocultar sus tesoros.

 Quetzalcóatl se marchó hacia Cholula acompañado de los nonoalcas, donde permaneció algunos años. Continúo su éxodo hacia la Costa del Golfo (Coatzacoalcos), perseguido por sus adversarios. Al llegar a la costa sur de Veracruz (la zona de los Tuxtlas) se embarcó en una balsa de juncos entrelazados y navegó hacia Tlapallan donde, según la leyenda, fue quemado en una pira conforme se acostumbraba hacer con los soberanos muertos.

 Una nueva dinastía de reyes comenzaba; su fundador, impuesto por los partidarios de Tezcatlipoca, se llamó Matlacxóchitl. Después de él siguieron otros gobernantes como Matlacóatl, Tlilcóatl, Nauyotl y el famoso Huémac. Durante el reinado de este último ocurrió la destrucción de Tula. Las luchas internas y la llegada de nuevos grupos de chichimecas bárbaros (teochichimecas) destruyeron la ciudad y obligaron a Huémac a refugiarse en Chapultepec (hacia 1168), donde murió seis años después.

A la salida de Huémac permaneció en Tula el último rey: Nauyotl, a quien las nuevas hordas de chichimecas obligarían emigrar hacia el sur al frente de los grupos colhuas, los que a vez desplazarían en Cholula a los olmecas históricos.

 Al desintegrarse el imperio tolteca comenzó la emigración de sus antiguos habitantes, y los grupos nahua-otomianos que formaban parte de él se dispersaron en diversas direcciones. Dichos grupos, conocidos desde entonces con el nombre de tribus nahuatlacas, se unieron a las hordas de Xólotl para venir a ocupar el Valle de México hacia 1224.

Cronología

 El área donde surgiría la ciudad de Tula estuvo habitada por pueblos sedentarios casi dos milenios antes del apogeo de los toltecas. Poco se conoce sobre este periodo, pero los datos que hay indican la existencia de pequeñas y dispersas aldeas de agricultores. La población total de la región era poco numerosa durante este periodo, denominado Preclásico medio, ubicado entre los años 800 y 600 a. C.

 Entre 400 y 200 a. C. (periodo Preclásico tardío) existió, en el extremo sur del área, un asentamiento que ocupaba la cima de una loma 20 kilómetros al sur de Tula, cuya población era varias veces mayor que la de las aldeas precedentes. Se trata del sitio de mayor importancia para su época en el centro de México y cuyas características sugieren la existencia de cierto grado de estratificación y complejidad social que no había en las aldeas antes. Contaba, dentro de una superficie cercana a las 20 hectáreas, con una zona de habitación y cultivo muy extensa que al centro tenía una plaza de estructura piramidal y otros edificios de carácter administrativo y religioso.

 Durante los primeros siglos de la era cristiana la región de Tula, al igual que otras zonas del Altiplano Central, formaba parte del área controlada por la ciudad de Teotihuacan bajo su periodo de máxima expansión y desarrollo, conocido como época Clásica. La urbe teotihuacana contaba con sitios que funcionaban como centros de control político y administrativo de la comarca. Estos centros estaban ubicados en zonas cercanas al área donde más tarde surgiría la ciudad de Tula. El más importante, con una extensión de 2.5 kilómetros cuadrados, se encuentra 10 kilómetros al este de Tula, otro de menor tamaño, se localiza al norte. Ambos asentamientos tenían una urbanización semejante a la de Teotihuacan. La ocupación de estos sitios y de otros más pequeños se llevó a cabo entre 300 y 600 d. C. Con la caída de Teotihuacan como centro de poder político y económico, la mayor parte de los sitios teotihuacanos en ésta área fueron abandonados a finales el siglo VII de nuestra era.

 La primera etapa en el desarrollo urbano de Tula se inicia en el siglo VIII d. C. La ciudad nació como una síntesis cultural y étnica que integró tanto elementos de la cultura teotihuacana como de la tradición "norteña", representada por los grupos relacionados con el Bajío y el norte de México, que constituyeron un factor importante en el proceso de formación de Tula.

 En el año 1000 d. C., la ciudad sufrió profundos cambios que la transformaron de manera radical. La plaza principal de Tula Chico y sus edificios más importantes fueron abandonados definitivamente; en otro lugar, y sobre un amplio y complejo sistema de terrazas, se erigió un nuevo recinto cívico-religioso que llegó a convertirse en una verdadera acrópolis. Un siglo después se realizó otra transformación importante en el plano de Tula, al cambiar nuevamente la orientación de la traza de la ciudad.

 La ciudad tuvo una larga vida de más de cuatro siglos, durante los cuales sufrió múltiples transformaciones que la convirtieron de un pequeño centro urbano en una ciudad de gran extensión y complejidad, cuyo apogeo se ubica entre los años 1000 y 1100 de nuestra era.

 En el siglo XIV, la región de Tula, sujeta a los tepanecas de Azcapotzalco, quedó incluida en las provincias de Jilotepec, Atotonilco y Ajacuba; a la caída de Azcapotzalco, pasó al dominio de los mexicas. La conquista española transformó profundamente la estructura política y el orden económico y social de los territorios dominados. De esta manera, la región de Tula fue integrada al nuevo sistema poco tiempo después de la caída de Tenochtitlan.

 Influencia tolteca en el mundo mesoamericano

 La influencia cultural de Tula se extendió en un área que sobrepasaba las fronteras de su imperio. Muchos aspectos de la civilización nahua, que alcanzaron su máxima expresión con el imperio mexica, nacieron en el mundo tolteca. Éste fue el primer pueblo, posterior a la decadencia de Teotihuacan, que unificó extensas áreas de Mesoamérica en un gran sistema cultural. A partir de estos cambios se pueden agrupar tres grandes procesos interrelacionados:

 1. La propagación de poblaciones toltecas de habla nahua (y a veces de habla otomí) hacia regiones fuera del centro de México, y la fundación, en las distintas zonas, de dinastías reales que proclamaban su origen tolteca.

La influencia de Tula abarcaba centenares de kilómetros, pues controlaba gran parte del centro de México, importantes zonas del Bajío, la Costa del Golfo, Yucatán y posiblemente el área del Soconusco, las vertientes del Pacífico de Oaxaca, Chiapas y Centroamérica.

Durante la conquista de provincias, surgían importantes movimientos en los pueblos de habla nahua (alianzas y matrimonios con las familias reales de otros Estados) que eran dirigidos por el Estado tolteca; de esta manera los reyes de Tula reforzaban su poder político.

Esta tradición permaneció fuertemente arraigada, pues cinco siglos después, las dinastías reales de muchos pueblos mesoamericanos reclamaron el derecho de descendencia directa de los reyes de Tula, enorgulleciéndose de sus antepasados. Los reyes toltecas ejercían funciones de árbitros de poder entre los pueblos de Mesoamérica.

2. La consolidación de una red comercial desde Costa Rica hasta los actuales estados de Nuevo México y Arizona, en EUA.

La variedad del mundo tolteca se refleja en los productos foráneos que llegaron a Tula desde lugares muy alejados del Altiplano Central. Durante la exploración de los recintos de Tula, se encontraron vasijas de cerámica nicoya de Costa Rica y Nicaragua, fragmentos de vasos policromados mayas de Campeche, vasijas y fragmentos de otros vasos de loza plumbate del Soconusco, junto con cantidades importantes de cerámica procedente de la Huasteca, el centro de Veracruz y el norte de Mesoamérica (probablemente Zacatecas y Jalisco), así como fragmentos de serpentina y jade de Guerrero (y tal vez de Guatemala), tecali (ónix), procedente quizá de Puebla, pequeños fragmentos de turquesa de Nuevo México o Arizona; conchas marinas de posible procedencia de las costas del Pacífico o del Golfo y miles de fragmentos e instrumentos de obsidiana. El hecho de que casas habitadas por gente común de la ciudad contuvieran materiales exóticos procedentes de tantos lugares distintos, resalta la extensión y la fuerza de la red de comercio y tributo del imperio tolteca.

Algunos de los productos foráneos llegaban a Tula seguramente como tributo de las provincias dependientes del imperio, y muchos otros fueron llevados de zonas muy distantes por comerciantes profesionales equivalentes a los pochteca mexicas. Durante los siglos X y XI d. C., muchos sitios en la región maya y Centroamérica que comerciaban con los toltecas obtuvieron herramientas de obsidiana verde a cambio de productos tropicales.

 3. Importantes cambios en la religión y la ideología de los pueblos mesoamericanos: introducción de algunos dioses nahuas, y un énfasis en el complejo épico del hombre-dios Quetzalcóatl.

La expansión de la cultura tolteca entre los siglos IX y XI d. C. cambió el pensamiento y la religión de muchos pueblos mesoamericanos. Los toltecas introdujeron algunos dioses nahuas a grupos mayas y otros pueblos centroamericanos, el más importante fue Quetzalcóatl. También aparecieron imágenes de Xipe Tótec, Mictlantecuhtli (el dios de la muerte) y otras deidades.

Quetzalcóatl y Tezcatlipoca (como Huitzilopochtli) simbolizan la transformación de los pueblos mesoamericanos, inspirada por los toltecas. La victoria de los seguidores de Tezcatlipoca en Tula aumentó la atención en la guerra y el sacrificio humano en muchas culturas que tenían contacto con los toltecas; sin embargo, la herencia de Quetzalcóatl era aún más grande que los bélicos cultos a Tezcatlipoca. El ciclo épico de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl llegó a ser la leyenda central de la civilización mesoamericana y siglos después de la época tolteca los antiguos mesoamericanos todavía esperaron el regreso de Quetzalcóatl, hasta que la conquista española destruyó su mundo.

Organización social y económica

 La cultura tolteca es el producto de la asimilación de las culturas clásicas del centro de México por un grupo nahua, que al mismo tiempo introdujo varias innovaciones derivadas de otras tradiciones culturales, como la zapoteca, la mixteco-cholulteca y la maya. Una vez fusionada, aun cuando era una entidad muy compleja y heterogénea, conservó sus propios rasgos. Se trata de una sociedad teocrática, dividida en ases sociales: gobernantes - sacerdotes, administradores, guerreros, comerciantes, artesanos y agricultores, todos con distintos rangos y funciones.

 La clase gobernante estaba especializada en la dirección y organización de la sociedad, en el control de la producción, la distribución y el consumo; en la planeación de las ciudades y sus obras públicas; era poseedora del poder y del conocimiento científico y religioso. Esta clase también era experta en el arte de la escritura, la arquitectura, la astronomía y las matemáticas; en el calendario y los sistemas de medición del tiempo e interpretación de los días propicios o nefastos— y en todo el complejo ritual de las ceremonias públicas y privadas que regulaban la vida de la sociedad. Junto a esta élite dirigente, existía completamente separado de la producción agrícola y artesanal un aparato administrativo y burocrático que abarcaba distintos niveles y actividades.

 La base del sistema estaba constituida por la mayoría de la población, quien tenía a su cargo la realización de todos los procesos y actividades productivas que permitían el sostenimiento y reproducción de la sociedad. Productora de alimentos, de bienes de consumo y objetos suntuarios, esta clase también constituía la fuerza de trabajo que edificaba y mantenía las innumerables obras públicas, algunas de ellas de gran magnitud: plazas, pirámides, palacios, vastos conjuntos de terrazas artificiales, sistemas de canales, calles, calzadas y drenajes.

 En los barrios habitados por la mayor parte de la población, los numerosos edificios piramidales distribuidos aquí y allá constituían los templos de barrio para el culto y las ceremonias religiosas en que participaban los habitantes de cada una de estas zonas. Gran parte de estos barrios se definieron con base en el trabajo especializado que realizaban sus habitantes.

 Algunas actividades especializadas practicadas por extranjeros, como sucedía en Tenochtitlan y en otros centros urbanos de Mesoamérica, formaron barrios de grupos; hay indicios de la existencia de pequeñas colonias de mayas, huastecos, mixtecos y de grupos del centro de Veracruz y de la costa del Pacifico de Chiapas y Guatemala.

 Cada cinco días se instalaba el mercado principal de la ciudad en algunas de las plazas o espacios abiertos cercanos al recinto monumental, mientras que algunos grandes conjuntos albergaban las escuelas para jóvenes nobles, semejantes al calmécac de los mexicas.

Religión

 Los toltecas eran politeístas pero reconocían sobre todos sus dioses a un ser divino superior llamado Tloque Nahuaque, a quien adoraban ofreciéndole flores y resinas aromáticas.

 Creían en una divinidad creadora doble: Ometecuhtli y Omecíhuatl (también Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl, "el señor y la señora de nuestra carne o de nuestro sustento"), fuerza inicial y ordenadora de todas las obras de la naturaleza. Ometecuhtli creó 13 cielos en donde moraban él y los demás dioses.

 La deidad de los tolteca-chichimecas era Tezcatlipoca, protector de los cazadores y de los hechiceros, relacionado con el cielo nocturno. Quetzalcóatl era una deidad extraña para los toltecas y aunque su rito era muy antiguo en las culturas clásicas, era considerado como el dios del agua que fecunda la tierra. Para los toltecas era el dios del bien y de la civilización, relacionado específicamente con Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, quien lo impuso durante su reinado.

 También adoptaron dioses de otras culturas, como Tlahuizcalpantecuhtli (el lucero del alba y una de las advocaciones de Quetzalcóalt), ltzpapálotl (el dios mariposa), Cintéotl (la diosa del maíz) y Tláloc (dios de la lluvia).

Vestido y adorno

 En las esculturas toltecas se aprecia la indumentaria que los hombres usaban: un braguero (máxtlatl), y en algunos casos llevaban una especie de "delantal" sujeto por un cinturón.

 Entre los tocados que portaban los toltecas había una especie de diademas de piel adornadas con piedras preciosas, que usaban los caciques y la gente principal; había también yelmos o cascos adornados con cabezas de animales o con plumas, y vendas frontales que servían para sujetar los tocados.

 Los guerreros llevaban cinturones, sandalias, escudos circulares adornados con plumas, y cascos; algunos señores usaban bastones adornados con plumas, y los comerciantes portaban cayados y abanicos.


sacado del internet:
http://mx.geocities.com/nahuiehekatl/toltecas.htm

DE: http://www.ux1.eiu.edu/~cfcca/LosToltecas3.html

 

LEYENDA DE LOS VOLCANES

Dentro de nuestras raices antiguas propias de los mexicanos, tenemos nuestras historias, nuestros cuentos, nuestras leyendas, y entre todas esas hay algunas de amor y valentía. Una de las historia de amor más hermosa de nuestros antepasados es la de "La Leyenda de los Volcanes". Nuestro Iztaccíhuatl y nuestro Popocatépetl juntos por toda la eternidad. Y quién mejor para compartir esta historia con nosotros que mi amiga Hypatia, a quien agradezco el que nos apoye con material de esta ídole para conocer mas sobre nuestra formación como pueblo mexicano, sobre nuestras raices. espero que les guste.


Las huestes del Imperio Azteca regresaban de la guerra, pero no sonaban ni los teponaxtles ni las caracolas, ni el huéhuetl hacía rebotar sus percusiones en las calles y en los templos: Tampoco las chirimías esparcían su aflautado tono en el vasto Valle del Anáhuac, y sobre el verdiazul espejante de los cinco lagos (Chalco, Xochimilco, Texcoco, Ecatepec y Tzompanco) se reflejaba un menguado ejército en derrotaHacia largo tiempo que un grande y bien armado contingente de guerreros aztecas había salido en son de conquista hacia las tierras del sur, allá en donde moraban los olmecas, los xilacanca, los zapotecas y los vixtotis, a quienes era preciso ungir al ya enorme señorío de Anáhuac.


Dos ciclos lunares habían transcurrido y se pensaba ya en un asentamiento de conquista. Sin embargo, regresaban los guerreros abatidos y llenos de vergüenza.


Durante dos lunas habían luchado. A pesar de su valiente lucha y sus conocimientos de guerra aprendidos en Calmecac – que era así llamado -, mazas rotas, las macanas desdentadas, maltrechos los escudos aunque ensangrentados con la sangre de sus enemigos.


Venía al frente de esta hueste, triste y desencantado, un guerrero azteca que, a pesar de sus desgarradas ropas y del revuelto penacho multicolores conservaba su gallardía, su altivez y el orgullo de su estirpe.


Ocultaban los hombres sus rostros y las mujeres lloraban y corrían a esconder a sus hijos para que no fueran testigos de aquel retorno deshonroso.


Solo una mujer no lloraba. Atónita miraba con asombro al bizarro guerrero Azteca que con su talante altivo y ojos serenos quería demostrar que había luchado y perdido en buena lid contra un abrumador número de hombres de las razas del sur. La mujer palideció y su rostro se tornó blanco como el lirio de los lagos al sentir la mirada del guerrero azteca que clavó en ella sus ojos vivaces, oscuros.


Y Xochiquetzal –que así se llamaba la mujer que quiere decir hermosa flor--, sintió que se marchitaba de improviso, porque aquel guerrero azteca era su amado y le había jurado amor eterno. Se revolvió furiosa Xochiquetzal para ver con odio profundo al tlaxcalteca que la había hecho su esposa una semana antes, jurándole y llenándola de engaños, diciéndole que el guerrero azteca, su dulce amado, había caído muerto en la guerra contra los zapotecas.


- Me has mentido, hombre vil y mas ponzoñoso que el mismo Tzompetláctl – que quiere decir escorpión -. Me has engañado para poder casarte conmigo, pero yo no te amo porque siempre lo he amado a él y él ha regresado y seguiré amándolo para siempre.


Xochiquetzal lanzó mil denuestos contra el falaz tlaxcalteca y levantando la orla de su huipil, echó a correr por la llanura, gimiendo su intensa desventura de amor.


Su grácil figura se reflejaba sobre las irisadas superficies de las aguas del gran Lago de Texcoco, cuando el guerrero azteca se volvió para mirarla. Y vió correr seguida del marido y pudo comprobar que ella huía despavorida. Entonces, apretó con furia el puño de la macana y separándose de la fila de los guerreros humillados, se lanzó en seguimiento de los dos.


Pocos pasos separaban a la ya hermosa Xochiquetzal del marido despreciable, cuando les dio alcance el guerrero azteca. No hubo ningún intercambio de palabras, porque toda palabra y razón sobraban allí. El Tlaxcalteca extrajo el venablo que ocultaba bajo la tilma y el azteca esgrimo su macana dentada incrustada de dientes de jaguar o de coyamel que así se llamaba el jabalí.


Chocaron el amor y la mentira. El venablo con erizada punta de pedernal buscaba el pecho del guerrero y el azteca mandaba furiosos golpes de macana en dirección del cráneo del que había robado a su amada haciendo uso de arteras engañifas. Y así se fueron yendo, alejándose del valle, cruzando en la más ruda pelea entre lagunas donde saltaban los ajolotes y las xochocalt, que quiere decir “ranitas verdes” de las orillas limosas.


Mucho tiempo duró aquel duelo. El tlaxcalteca defendiendo a su mujer y su mentira. El azteca, el amor de la mujer a quien amaba y por quien tuvo arrestos para regresar vivo al Anáhuac. Al fin ya casi al atardecer, el azteca pudo herir de muerte al tlaxcalteca, quien huyó hacia su tierra, tal vez en busca de ayuda para vengarse del azteca.


El vencedor por el amor y la verdad, regresó buscando a su amada Xochiquetzal y la encontró tendida para siempre a la mitad del Valle, porque una mujer que amó como ella no podía soportar la pena y la vergüenza de haber sido de otro hombre cuando en realidad amaba al dueño de su ser y le había jurado fidelidad eterna.


El guerrero azteca se arrodilló a su lado y lloró con los hojos y con el alma. Cortó maravillas y flores de xoxocotzin con las cuales cubrió el cuerpo inanimado de la hermosa Xochiquetzal. Coronó sus sienes con las fragantes flores de Yolochochitl, que es la “Flor del Corazón” y trajo un incensario en donde quemó copal, luego zenzontle llamado zenzontletole, “porque imita las voces de otros pajarillos” y quiere decir cuatrocientos trinos, pues cuatrocientos tonos de cantos dulces lanza esta avecilla.


Por el cielo en nubarrones cruzó Tlahuelpoch, que es el mensajero de la muerte y cuenta la leyenda, que en un momento dado estremeció la tierra y el relámpago atronó el espacio y ocurrió un cataclismo del que no hablaban las tradiciones orales de los tlaquiches, que son los viejos sabios y adivinos, ni los tlacuitos habían inscrito en sus pasmosos códices. Todo tembló y se anubló la tierra y cayeron piedras de fuego sobre los cinco lagos, el cielo se hizo tenebroso y las gentes del Anáhuac se llenaron de pavor.


Al amanecer estaban allí, donde antes era el valle, dos montañas nevadas, una que tenía la forma inconfundible de una mujer recostada sobre un túmulo de flores blancas, y otra alta elevada adoptando la figura de un guerrero azteca, arrodillado junto a los pies nevados de una impresionante escultura de hielo.Las flores de las alturas que llamaban tepexóchitl por crecer en las montañas y entre los pinares junto con el aljófar mañanero cubrieron de blanco sudario las faldas de la muerta y pusieron alba blancura de nieve hermosa en sus senos y en sus muslos y la cubrieron toda de armiño.


Desde entonces, esos dos volcanes que hoy vigilan el hermoso valle de Anáhuac tuvieron por nombres Iztaccíhuatl, que quiere decir “mujer dormida” y Popocatépetl, que quiere decir “montaña que humea”, ya que a veces suele escapar el humo del inmenso pebetero.


En cuanto al cobarde engañador tlaxcalteca, según se dice también en esta leyenda, fue a dormir desorientado muy cerca de su tierra y también se hizó montaña y se cubrió de nieve y le pusieron por nombre Poyautecatl, que quiere decir “señor crepuscular”, y posteriormente Cicatépetl o Cerro de la Estrella. Se dice que desde allá lejos vigila el sueño de los dos amantes a quienes nunca podrá ya separar.


Eran los tiempos en los que se adoraba al dios coyote y al dios colibrí, y en el panteón Azteca, las montañas eran dioses y recibían tributos de flores y cantos porque de sus faldas escurre el agua que vivifica y fertiliza los campos. Durante muchos años y poco antes de la conquista las doncellas muertas en amores desdichadas o por mal de amor eran sepultadas en las faldas de Iztaccíhuatl, de Xochiquetzal, la mujer que murió de pena y de amor y que hoy yace convertida en nívea montaña de perenne armiño.
Créditos: Hypatia (muchas gracias amiga)
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LEYENDA DEL QUINTO SOL

El primer Sol, el Sol del Tigre, nació en 955 a.c. Pero al final de un largo período de 676 años, el Sol y los hombres fueron devorados por los tigres.
El segundo Sol era el del viento. Él fue llevado por el viento y todos los que vivían sobre la tierra, y quienes se colgaban de los árboles para resistir a la tempestad se transformaron en monos.
Vino a continuación el tercer Sol, el sol de la Lluvia. Una lluvia de fuego se abatió sobre la tierra, y los hombres se transformaron en pavos.
El cuarto Sol, el sol de Agua, fue destruido por las inundaciones. Todos los que vivían en esta época se transformaron en peces.
El agua recubrió todo durante 52 años.

Pensativos, los dioses se reunieron en Teotihuacan:
- Quién se va a encargar ahora de traer la aurora sobre la tierra?
El Señor de los Caracoles, célebre por su fuerza y su belleza, hizo un paso adelante:
- Yo seré el sol, dijo él.
- Alguien más?
Silencio.
Todos miraron al Pequeño Dios Sifilítico, el más feo y desafortunado de los dioses, y decidieron:
- Tú.
El Señor de los Caracoles y el Pequeño Dios Sifilítico se retiraron a las montañas, que hoy son las pirámides del Sol y de la Luna. Allá, en ayunas, meditaron.
Luego los dioses formaron un inmensa hoguera, contemplaron el fuego y los llamaron.
El Pequeño Dios Sifilítico tomó impulso y se tiró a las llamas. Resurgió enseguida después y se elevó, incandescente, en el cielo.
El Señor de los Caracoles miró la hoguera ardiente, el seño fruncido. Avanzó, retrocedió, se detuvo, dio varias vueltas. Como no se decidía, exasperados, los dioses lo empujaron. Pero antes de que se elevara en el cielo, los dioses, furiosos, lo abofetearon y le pegaron en la cara con un conejo, tanto que le retiraron su resplandor.
Fue así que el arrogante Señor de los Caracoles se volvió la Luna. Las manchas de la Luna son las cicatrices de su castigo.

Pero el Sol resplandeciente no se movía.
El gavilán de obsidiana voló hacia el Pequeño Dios Sifilítico y le preguntó:
- Por qué no te mueves?
Y respondió, él, el menospreciado, el purulento, el jorobado, el cojo:
- Porque yo quiero la sangre y el reino.

Este quinto Sol, el Sol del Movimiento, iluminó a los toltecas e iluminó a los aztecas. Tenía garras y se alimentaba de corazones humanos.

 

 

LEYENDA DE LA FUNDACION DE MEXICO

Esta es la leyenda en que se inspiraron los antiguos aztecas para fundar la ciudad de México. El escudo de armas de la bandera nacional mexicana representa parte del mito en el centro de la misma.

Cuaucóhuatl y Axolohua fieron pasando y miraron mil maravillas allí entre las cañas y las juncias.
Ese había sido el mandato que les dio Huitzilopochtli a ellos que eran sus guardianes, eran sus padres los dichos.
Lo que les dijo fue así: - “En donde se tienda la tierra entre cañas y entre juncias, allí se pondrá en pie, y reinará Huitzilopochtli.”
Así por su propia boca les habló y esta orden les dio.
Y ellos al momento vieron: sauces blancos, allí enhiestos; cañas blancas, juncias blancas, y aun las ranas blancas, peces blancos, culebras blancas: es lo que anda por las aguas.
Y vieron después donde se parten las rocas sobrepuestas, una cueva: cuatro rocas la cerraban. Una al oriente se ve, nada de agua tiene, es sin agua que se agita.
La segunda roca de la cueva ve al norte: se ve que está sobrepuesta, y de ella sale el agua que se llama agua azul, agua verdosa.
Cuando esto vieron los viejos se pusieron a llorar.
Y decían: - ¿Con que aquí ha de ser?
Es que estaban viendo lo que les había dicho, lo que les había ordenado Huitzilopochtli.
Es que él les había dicho:
-“Habéis de ver maravillas muchas entre cañas y entre juncias.”
¡Ahora las estamos mirando – decían ellos –, y quedamos admirados!
¡Cuán verdadero fue el dicho, bien se realizó su orden!
Van a buscar a los mexicanos y les dicen:
- “Mexicanos, vamos, vamos a admirar lo que hemos contemplado. Digamos al
Sacerdote: él dirá qué debemos hacer.”
Fueron a Temazcatitlan y allí se detuvieron. Por la noche vinieron a ver, vieron a mostrarse unos a otros y era el sacerdote Cuauhtlaquezqui, que es el mismo Huitzilopochtli.
Dijo él: - Cuaucóhuatl, ¿habéis visto allí todo lo que hay entre cañas y juncias? ¡Aún resta ver otra cosa!
No la habeís visto todavía.
Id y ved un nopal salvaje: y allí tranquila veréis un águila que está enhiesta. Allí come, allí se peina las plumas, y con eso quedará contento vuestro corazón: ¡allí está el corazón de Copil que tú fuiste a arrojar allá donde el agua hace giros y más giros! Pero allí donde vino a caer, y habéis visto entre los peñascos, en aquella cueva entre cañas y juncias, ¡del corazón de Cópil ha brotado ese nopal salvaje! ¡Y allí estaremos y allí reinaremos: allí esperaremos y daremos encuentro a toda clase de gentes!
- Nuestro pechos, nuestra cabeza, nuestras flechas, nuestros escudos, allí les haremos ver: a todos los que nos rodean allí los conquistaremos! Aquí estará perdurable nuestra ciudad de Tenochtitlan! El sitio donde el águila grazna, en donde abre las alas; el sitio donde ella come y en donde vuelan los peces, donde las serpientes van haciendo ruedos y silban! ¡Ese será México Tenochtitlan, y muchas cosas han de suceder!”
- Dijo entonces Cuauhcóatl: - ¡Muy bien está mi señor sacerdote:
¡Lo concedió tu corazón: vamos a a hacer que lo oigan mis padres los ancianos todos juntos!
Y luego hizo reunir a los ancianos todos Cuauhcótal y les dio a conocer las palabras de Huitzilopochtli.
Las oyeron los mexicanos. Y de nuevo van allá entre cañas y entre juncias, a la orilla de la cueva.
Llegaron al sitio donde se levanta el nopal salvaje allí al borde de la cueva, y vieron tranquila parada el Águila en el nopal salvaje: allí come, allí devora y echa a la cueva los restos de lo que come.
Y cuando el Águila vio a los mexicanos, se inclinó profundamente.
Y el Águila veía desde lejos.
Su nido y su asiento era él de cuantas finas plumas hay: plumas de azulejos, plumas de aves rojas y plumas de quetzal.
Y vieron también allí cabezas de aves preciosas y patas de aves y huesos de aves finas tendidos en la tierra.
Les habló el dios y así les dijo:
- Ah, mexicanos: aquí sí será! ¡México es aquí! Y aunque no veían quién les hablaba, se pusieron a llorar y decían: - ¡Felices nosotros, dichosos al fin: hemos visto ya dónde ha de ser nuestra ciudad! ¡Vamos y vengamos a reposar aquí!

DE: http://www.google.es/imgres?imgurl=https://petalofucsia.blogia.com/upload/externo-3362178a767fc967bdceb88a6bbd46df.jpg&imgrefurl=http://elcuellar3000.spaces.live.com/blog/&usg=__LytwY4WzBJxq881BaygWhBuLseM=&h=569&w=621&sz=71&hl=es&start=76&um=1&itbs=1&tbnid=8N058vE62VbgQM:&tbnh=125&tbnw=136&prev=/images%3Fq%3DDIOSES%2BTOLTECAS%26start%3D60%26um%3D1%26hl%3Des%26sa%3DN%26ndsp%3D20%26tbs%3Disch:1

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